Guillén de Lámport y su Regio Salterio. Manuscrito latino inédito de 1655

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Guillén de Lámport y su Regio Salterio Manuscrito latino inédito de 1655 Estudio, selección, versión castellana y notas del Dr. Gabriel Méndez Plancarte México 1948 Bajo el signo de “Ábside” Reedición, 2014 Edición: Gonzalo Lizardo

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Libro de Gabriel Méndez Plancarte sobre la obra poética latina de Guillén de Lámport, rebelde irlandés y novohispano.

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Guillén de Lámport y su

Regio Salterio Manuscrito latino inédito de 1655

Estudio, selección, versión castellana y notas del

Dr. Gabriel Méndez Plancarte

México 1948

Bajo el signo de

“Ábside”

Reedición, 2014

Edición: Gonzalo Lizardo

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I

UN GRAN POETA DESCONOCIDO

ON LUIS GONZÁLEZ OBREGÓN, en su obra sobre el genial aventurero irlandés Don Guillén de Lampart, la Inquisición, la Independencia en el siglo

XVII,1 da breve noticia de un libro escrito en latín por Don Guillén durante su segunda prisión, en estos términos:

Careciendo de papel hacia 1654, se le ocurrió escribir en los lienzos de

sus sábanas, y así compuso un libro en verso y en latín, que consta de

918 salmos, el cual (…) forma un volumen de 117 fojas, o sean 234

páginas en folio, que corre agregado al tomo segundo de la Causa.

Traducido el título al castellano, dice así: Libro primero del Regio Salterio de

Guillermo Lombardo, o Lampart, Rey de la América Citerior y Emperador de los

Mexicanos (…) Bien merecía esta obra, escrita en los calabozos de la

Inquisición de México por un hombre tan instruido como extravagante y

tan inteligente como desgraciado, que fuese traducida y publicada, a fin

de estudiar mejor su carácter y lo que pensaba y creía en los últimos

años de su prolongada prisión.2

1 Luis González Obregón, Don Guillén de Lampart, la Inquisición, la Independencia en el siglo XVII,

Vda. de Bouret, Paris-México 1908.

2 Ibid., p. 187.

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Engolosinado por esa curiosa noticia y viendo que ninguno de nuestros historiadores literarios se había ocupado en ese libro —quizá por estar escrito en latín—, me dirigí al Archivo General de la Nación y localicé fácilmente los tomos 21 y 22 de la Colección Riva Palacio (1496 y 1497 del Ramo de Inquisición), que son los que contienen la Causa de Don Guillén Lombardo. Allí, en el segundo tomo —el 22—, como ya lo anotaba González Obregón, es donde se encuentra la riquísima mina poética que nadie ha explorado hasta ahora y que bien merece ser conocida y estudiada.

La portada del volumen, agregado al tomo segundo de la Causa, dice así:

Año de 1655.

Quaderno separado de los escritos

en lienço que se le hallaron a

Don Guillén Lombardo,

alias Guillermo Lamparte o Lampart

y se copiaron en papel en virtud de

Auto del Tribunal.

Viene en seguida otra portada:

Traslado

de los escritos que se hallaron

en la Cárcel

Secreta de

la Inquisición de México, cuyo o-

riginal está escrito en lienzo blan-

co, y se mandaron copiar por auto

del Tribunal, y Señores

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de él:

Pronunciado en 25

de septiembre

de

este presente Año de

MDCLV.

Finalmente, en el folio 1, aparece propiamente el título de la obra, que es el siguiente:

LIBER PRIMUS

REGII PSALTERII

Guillielmi (sic) Lombardi sive Lampordi Wexfor-

diensis Hyberni citrae (sic) Americae Regis et Mexica-

norum Imperatoris constituti.

Ab Altissimo Deo Israel visibilium et invisibilium Factore, Verbo Incarnato

Domino nostro Jesu Chisto, coeli coelorum et Orbis Terrarum Domino et

sempiterno Mundi Redemptore (…)

Título que, traducido al castellano, significa:

LIBRO PRIMERO DEL

REGIO SALTERIO

de Guillermo Lombardo o Lámport, Irlandés, de Wexford, Rey de la

América Citerior y Emperador de los Mexicanos, constituido por el

Altísimo Dios de Israel Hacedor de las cosas visibles e invisibles, el

Verbo Encarnado Nuestro Señor Jesucristo, Señor del cielo de los cielos y

del Orbe de la Tierra y Sempiterno Redentor del Mundo (…)

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El Regio Salterio de Don Guillén lleva como epígrafe este versículo de David: “in conspectu Angelorum psallam Tibi: Adorabo ad templum sanctum tuum, et confitebor nomini tuo”: “en presencia de los Ángeles cantaré a Ti: Adoraré en Tu templo santo, y confesaré Tu nombre”;3 versículo que indica la orientación general de su obra poética religiosa inspirada libremente en los salmos bíblicos.

En la mayor parte de sus 918 Salmos, Don Guillén imita la forma paralelística de los salmos hebreos, sin número fijo de sílabas y sin rima; pero hay también algunos (por ejemplo, del Salmo 53 al 64) en que emplea versificación latina medioeval, aconsonantando como pareados los dos esticos del versículo. Y además, entre el Salmo 1784 y el 1795 se encuentran diecisiete Himnos en diversos metros —clásicos y medioevales—, sin numeración, que son una buena prueba de que Don Guillén conocía también los secretos prosódicos de la versificación clásica. De toda esta vastísima obra inédita, que ha dormido casi tres siglos en el Archivo de la Inquisición, quiero dar a conocer algunas muestras, vertidas al castellano. He aquí, para empezar, el Salmo 1.

SALMO 1

Pequé, Señor, pequé, y te confesaré de

todo mi corazón, ✻ porque delinquí

contra ti, sumergido con todas mis

fuerzas en mi iniquidad.

PSALMUS 1

Peccavi Domine, peccavi, confitebor tibi

ex toto corde meo: ✻ quoniam deliqui

tibi, ex totis viribus meis in nequitia mea

submersus.

3 Salmo 137, v. 2.

4 F. 21r, col. 2.

5 F. 24r, col. 1.

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Pero ahora espero tus misericordias

inmensas, ✻ y mi enfermedad mortífera

pide la salud de tu piedad.

Ulcerado con mis heridas hasta el peligro

de muerte, a ti, Señor, clamo:

✻ sáname, Dios mío, porque sin ti he

perecido.

Desde lo más profundo de mi iniquidad,

a ti, Señor, he levantado mi espíritu;

✻ lancé mi voz y dije: ¡pequé torpemente,

apiádate de mí, Señor!

Oh, Padre piadoso, perdona al hijo

pródigo los bienes inicuamente disipados;

✻ no quieras, oh Dios, investigar como

justo juez mis deudas y mis maldades.

Pues aquí que en mi amargura conozco

mis iniquidades, ✻ y en mi calamidad

confieso las vanidades de mi juventud.

Oh, Rey que reclamas las riquezas que tú

diste: consumí los talentos que me

entregaste; ✻ mas la falta de esos

talentos, oh Señor, no traerá ninguna

Misericordias verumtamen modo tuas

expecto immensas: ✻ et mortifera

aegritudo mea salutem pietatis tuae

modo postulat.

Ulceratus vulneribus usque ad mortis

discrimina meis, ad Te, Domine, clamo:

✻ sana me, Deus meus, quoniam sine te

perivi sine salute.

Ab infimo iniquitatis meae profundo, ad

te, Domine, levavi spiritum meum:

✻ emissi vocem meam tibi et dixi:

Peccavi turpiter miserere mei Domine.

Dispersa iniquiter bona, Pater o pie,

dimitte prodigo filio: ✻ noli investigare,

Deus, seria ut Judex ratione, debita prava

mea.

Ecce enim in amaritudine mea, cognosco

iniquitates meas: ✻ et in calamitatibus

meis vanitates iuventutis meae fateor.

Rex capiens divitiarum, talenta quae mihi

tradidisti consumpsi: ✻ nil tamen

egestatis, copiis inexhaustis tuis Domine

apponunt.

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merma a tus inexhaustos tesoros.

Vanamente dilapidé en mis juegos y

burlas las riquezas de mi herencia,

✻ por eso, oh Padre y Dios mío, no dejes

perecer de hambre a este mendigo.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu

Santo, ✻ así como era en un principio,

ahora y siempre, y por los siglos de los

siglos. Amén.

Dispersi inaniter in ludibriis meis

facultates haereditatis meae:

✻ ideo fame Pater et Deus meus, perire

ne sinas me mendicantem.

Gloria Patri…6

A mediados del siglo XVII —doscientos cincuenta años antes que Paul Claudel—, Don Guillén de Lámport o Lampart tuvo la intuición estética del gran valor poético y religioso de los salmos hebreos, y en ellos vació toda su ardiente inspiración de “iluminado”, en un latín no muy clásico pero sí de extraordinaria fuerza y energía.

6 RS, f. 373f, col. 1. Estas citas se refieren siempre a la copia manuscrita del Regio Salterio que se

encuentra, con foliación propia, empastada en el T. 22 de la Colección Riva Palacio (T. 1497 del

Ramo Inquisición) en el Archivo General de la Nación (AGN), de la Ciudad de México. (Para

simplificar, después de las iniciales RS citaremos el folio del expediente actualizado, numerado

del 371f al 489v. Nota del editor.)

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II

SALMOS PENITENCIALES

ON ACENTOS ACERADOS y conmovedores —como ya oíamos en el Salmo 1— Don Guillén de Lámport, prisionero en la Inquisición de la

Nueva España, se humilla ante la majestad de Dios y pide perdón de sus pecados juveniles, pero ni por un momento reconoce justa la inacabable prisión de que es víctima. (Cuando escribía su Regio Salterio, por los años de 1652 a 1654 llevaba ya nada menos que diez o doce años, y su encarcelamiento se prolongaría aún por otros cinco, hasta su muerte, en 1659.) En muchos otros de sus Salmos vibra esta cuerda, dolorosa y confiada, de la penitencia y de la filial entrega en las manos amorosas y omnipotentes del Padre. Veamos a manera de ejemplo, el Salmo 2, en que el poeta se aplica a sí mismo la evangélica parábola del Hijo Pródigo: SALMO 2

La magnificencia de tus manos y la

riqueza de tu casa se extiende aun a los

perros; ✻ que la abundancia de tu

generosidad no se aparte, pues, del hijo

necesitado.

Sálvame, oh Padre misericordioso, de mis

hambres, a mí que me apaciento con las

PSALMUS 2

Magnificentia manuum tuarum, et copia

domus tuae canibus extenditur:

✻ ergo ubertas largitatis tuae a filio

indigenti ne avertatur.

Eripe me, Pater misericors ab inediis

meis cum belluis pascentem: ✻ quia licet

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bestias; ✻ porque, aunque caí sin ti, sin ti

no puedo nuevamente levantarme de mi

estado.

Recíbeme a tus plantas, y conviérteme

con una sola señal tuya al goce de tus

riquezas, ✻ y viste mi desnudez con la

estola resplandeciente de tu paterno

fulgor.

No me mires con torvo semblante,

cubierto de pudor en tu presencia,

✻ ni airado me eches en cara mis oscuras

desvergüenzas.

Arroja al olvido, desde luego, mis necias

rebeliones, ✻ y recíbeme, oh Dios

magnánimo, en tus brazos paternos.

Acuérdate, Señor, de mí que clamo en el

abismo de mi iniquidad, ✻ y lánzame un

cabello de tu divina piedad, y seré salvo.

Mándalo tú, dilo solamente y se

desatarán los lazos de mis crímenes;

✻ aun de los infiernos puede rellamarme

sine te cecidi, sine te surgere a statu meo

iterum non valeo.

Recipe me ad plantas tuas, et ubertates,

tuo nutu vertentem: ✻ et stola Paterni

fulgoris nuditatem meam indue micanti.

Torvo ne prospitias me vultu coram te

abiectum pudore: ✻ neque oculis meis

iratus tetras obiicias imprudentias meas.

Oblivioni proiice statim insulsas

hucusque rebeliones meas: ✻ et Paternis

me accipe in ulnis tuis, Magnanime

Deus.

Memento mei Domine in abysso

iniquitatis meae clamantis: ✻ et capillum

pietatis tuae divinae extende mihi et

salvus ero.

Impera dic tantum, et scelera mea

lavabuntur ligantia:

✻ ab inferis potentia tua revocare me

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tu potencia, si quiere.

¿Qué te quitó mi crimen, oh Señor, o qué

te añadió? ✻ ¿Acaso dio algo de más o de

menos a tu Majestad?

Gloria al Padre…

potest, si velit.

Quid abstulit a te Domine scelus meum,

aut quid apposuit tibi:

✻ numquid magis aut minus maiestati

tuae adstipulatur?

Gloria Patri…7

Otras veces, como en el Salmo 4, medita Don Guillén en la insondable miseria y caducidad humana, y con voces que evocan los rugidos de Job, escribe: SALMO 4 De la Nada, sin materia alguna previa,

me creaste, Dios mío; ✻ antes de que

fuese, era actualmente nada, y después

que soy, existo como si no existiese.

Me creaste maravillosamente del lodo;

he ahí la obra de tus manos; ✻ y puesto

que de la Nada fui hecho, pídote que a

la Nada atribuyas todas mis maldades.

PSALMUS 4 Ex nihilo sine materia praevia creata

fecisti me Deus meus: ✻ antequam

essem, eram actu nihil, postquam sum

sisto quasi non essem.

Creasti me mirabiliter de luto, ecce opus

manuum tuarum: ✻ et sicut de nihilo

sum factus, omnia mea prava nihilo

tribuas.

7 RS, f. 373f, cols. 1-2.

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Como el alfarero del húmedo polvo, me

plasmaste, oh Señor, quebradizo como

vidrio; ✻ caí y rompíme; tú, como

artífice, créame nuevamente.

Soy formado de la tierra fétida y

conculcada, morada de gusanos,

✻ y mi final trocárame de nuevo en

escuálida ceniza.

Engendrado en corrupción de

podredumbre, como de un esputo

espeso, ✻ y envuelto por mí mismo en

otro esputo, horrible como el menstruo.

Fui concebido enemigo tuyo, manchado

por el augurio del pecado, ✻ y siendo

muerte que habita con la vida, nací con

vida en la muerte.

Si desnudo y en delito me parió mi

madre, ✻ ¿cómo, si tú no me limpiares,

no acabará mi iniquidad conmigo

desnudo en el pecado?

¿Qué soy en la entrada del mundo, y en

mi salida del mundo, sino crimen?

✻ Apiádate pues de mí, y duélete desde

Ut figulus ex pulvere madido plasmasti

me Domine vitreum: ✻ cecidi, et

frangor, ut artifex me iterum crea.

De terra foetida vermium habitaculo et

conculcata ordior: ✻ et incinerem

squallidum succidet me iterum finis

meus.

Tamquam ex sputu crasso in putredine

corrupta genitus, ✻ et involutus; a

memetipso sputo quasi in menstruo

horrido.

Conceptus sum, tibi obversus in augurio

peccati polluto: ✻ et mors cum vita

habitants, in morte cum vita sum natus.

Si nudum in delicto ennixa fuit me

parens mea, ✻ si non mundaveris me,

quomodo nudum in pecato non finiet

me iniquitas mea?

Quid sum in mundi ingressu, et egressu

meo de mundo, ni scelus?

✻ Miserere ergo mei, et doleas superne,

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lo alto; perdóname y viviré.

Gloria al Padre…

ignosce mihi et vivam.

Gloria Patri…8

O bien describe con maestría teológica los tremendos efectos del Pecado Original en el entendimiento y en la voluntad, sin exagerarlos como lo hacía el luteranismo que sostenía la corrupción intrínseca y esencial de la naturaleza humana, pero sí insistiendo —con San Agustín y los Padres antipelagianos— en la pavorosa catástrofe que el Pecado introdujo en el hombre:

SALMO 5

Desde mi origen contaminóme

inmediatamente el delito contraído,

✻ y además, contaminándome yo mismo,

cada día soy la misma peste.

Tú, Señor, me diste la vida que yo

combatí con la muerte, ✻ y en ese duelo

me subyugué a mí mismo con mis armas

mortales.

Vencíome el albedrío, lánguido por su

vieja dolencia, ✻ e inclinado siempre a lo

PSALMUS 5

Contaminavit me statim in origine

delictum meum contractum:

✻ et ego insuper contaminando me,

quottidie sum ipsa tabes.

Tribuisti mihi Domine vitam, quam ego

sum agresus norte: ✻ et in duellio

subiugavi me mihi armis meis

mortalibus.

Languidum aegritudine vetusta me

depressit arbitrium: ✻ et ad vetita semper

8 RS, ff. 373f/v, cols. 2-1.

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prohibido, perdí la salud y medicina.

Prendido en el anzuelo del pecado, mi

entendimiento se hunde en espesas

tinieblas, ✻ y la ciega potencia de mi

voluntad lanzábame por sí sola en la fosa.

Continua era la lucha entre ambas

potencias, incansable la pugna entre

ambas, ✻ y por fin, mi luz es arrastrada

por las tinieblas al mal, bajo apariencia de

bien.

Mi alma, ay de mí, lucha encendida en

fiebres ardientes, ✻ y extinguida la llama

de fuego, de la más pequeña chispita que

haya quedado resurge el incendio.

El disperso ardor de mi pecado reina en

mi corazón; ✻ en mi ánimo, conturba mi

alma enferma el horror de la muerte.

Gloria al Padre…

pronum, salutem amisi9 et medelam.

Intellectus meus hamo captus peccati

spissas committitur tenebras: ✻ et caeca

volendi potentia me in foveam sponte

trudebat.

Continua utriusque potentiae lis,

indefessa utriusque et pugna:

✻ et tandem a tenebris lux mea rapitur ad

malum sub specie boni.

Ardentibus heu mihi, luctat anima mea

febribus accensa: ✻ et extincta ignis

flamma ex relicta scintillula flagrat

incensum.

Calor peccati mei praesidet in corde meo

dispersus: ✻ in animo, mentem meam

aegrotam ad deliquium excitat mortis

excessus.

Gloria Patri…10

9 En el manuscrito se lee “amici”; creo que se trata de una simple falta de ortografía, en lugar de

“amisi”.

10 RS, f. 373v, col. 1.

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“Mi generación se desvanece como un eco”—clama el poeta en el Salmo 6—: “Quebradiza como vidrio es mi vida, unida a un débil compañero: ✻ y cuando mas resplandece, herida por la hoz de la muerte, rómpese repentinamente”. Y traza, en seguida, una de esas pinturas atrozmente realistas de la inmundicia del cuerpo humano que solían gustar a los antiguos ascetas y que, por su maloliente crudeza, no me atrevo a transcribir aquí.11

Poco más adelante, en el Salmo 11, Don Guillén, hablando siempre con Dios, nos traza un cuadro pavoroso y vívido de su infeliz estado en la prisión:

SALMO 11 Herido estoy, oh excelso Dios mío, por el

rayo letal de mis heridas; ✻ mi alma

lucha con la enfermedad postrera y con

los amenazantes desmayos.

Me amenaza el peligro de una muerte

tristísima, y mi lengua titubea; ✻ la

saliva, comprimida, pégase a mi garganta

y a mis fauces.

Tú miras a los leones rugientes, que

abren anchamente sus fauces para

devorar mi alma ✻ y aterrorizan mi

espíritu con sus uñas y zarpazos.

PSALMUS 11

Laethali vulnerum meorum excelse Deus

meus saucior fulmine: ✻ extremo morbo,

et comminantibus languoribus anima

mea luctat.

Maestissimae imminet periculum mortis,

et titubat lingua: ✻ saliva gutturi,

faucibus quoque, haeret compressa.

Rugientes inspicio leones, animam meam

devorantes hiatu: ✻ unguibus et rixis

spiritum meum terrore paratum.

11 RS, f. 373v, cols. 1-2.

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Pintaré mi muerte y mi fin; cubre mis

ojos espesa neblina, ✻ y mi fúlgida luz

ciégase finalmente en la postrera agonía.

Apriétanse mis nervios con las arterias,

suéltanse las fibras de mis ligamentos;

✻ hínchase mi pecho con las ansias de la

terrible lucha con la muerte.

Y calla, enronquecida, la vital expresión

de mi abierta boca; ✻ mis labios

producen sólo un estridor y trémulos se

juntan a los dientes.

La sangre, fluyendo, penetra hasta

apretar el corazón; ✻ la palidez truécase

en negrura, y surge ante mí la imagen del

cadáver.

La horrible peste que sale de mis

entrañas, aleja de mí a los amigos más

íntimos; ✻ todos los avaros luchan sólo

por las riquezas malditas.

Gloria al Padre…

Necem et finem meum pingam; oculi

spissa captantur caligine: ✻ et lumen

meum ultimo obcaecatur agone

fulgidum.

Nervi mei cum arteriis stringuntur,

ligamenta laxantur ut fibras:

✻ pectus tumescit strenua mortis pugna

anxiatum.

Atque rauca silet vitalis prolatio, oris

aperti: ✻ labia stridentes sociantur

trementia dentibus.

Sanguis scaturiens permeat ad cordis

strictionem: ✻ pallidum nigredo, et

convexa occupat cadaver imago.

Ferra lues praecordiis exiens, Amicos

plus intimos pellit: ✻ pro copiis infestis

bellant tantum omnes avari.

Gloria Patri…12

12 RS, f. 374f, cols. 1-2.

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Trágico cuadro que el poeta completa mas tarde con esta descripción del Salmo 182: SALMO 182

Ningún viviente del mundo asiste

conmigo fuera de los ratones; ✻ tienen su

lecho en mi lecho, y su mesa en mi mesa,

y nada fuera de los gusanos y de los

alacranes venenosos que se arrastran,

✻ y una vez picóme uno de ellos con

mortal aguijón.

Pero nunca me hallaba menos solo que

cuando estaba lejos del mundo;

✻ entonces el Señor Dios me daba más

compañeros.

Amados del Señor, sabed que la oración

mental del corazón busca el vacío,

✻ y el que ora busca la soledad.

En la caverna lúgubre vi un poderoso

túmulo: ✻ me vi sepultado en vida, y

vime viviendo en la muerte.

No vive quien primero no muere,

PSALMUS 182

Nil mundi viventium praeter mures

mecum assistit: ✻ lectum in lecto meo, et

mensam in mensa habent.

Et praeter vermes nihil, alacranae

veneficae serpunt ✻ et semel mortali me

pupugit aculeo una.

Numquam tamen minus solus eram

quam cum solus a mundo:

✻ tunc magis a Domino socios habebam

Deo.

Dilecti scitote Domini quod cordis oratio

mentalis locum quaerit vacuum,

✻ et orans solitudinem quaerit.

Lugubri in caverna, tumulum conspexi

potentem: ✻ me vidi sepultum in vita, et

viventem me vidi in morte.

Non vivit qui prius non moritur a

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apartado del mundo; ✻ feliz el que vive

como muerto, infeliz el que muere

viviendo el siglo.

Todos los que viven en el Señor, observan

y aman sus senderos; ✻ su día postrero y

su final serán para siempre

bienaventurados.

Gloria al Padre…

mundo seiunctus ✻ beatus qui vivit ut

mortuus, infelix qui moritur saeculo

vivens.

Omnes qui in Domino vivunt vias eius

observant et diligunt: ✻ extremus eorum

dies, et finis eorum erit sine fine beatus.

Gloria Patri…13

Mas tampoco se piense que en todos los Salmos de Don Guillén domina este ambiente pavoroso y lúgubre de dolor y penitencia. No. Hay también numerosos poemas en que el “Emperador de los Mexicanos” ensalza al Dios Niño y a su Madre Inmaculada, rememora la Pasión de Cristo, canta con voces jubilosas los misterios del Amor y de la Hermosura de Dios, expone sus ideas astrológicas, da consejos sabios a Reyes y Príncipes, defiende la abolición de la esclavitud, y aun llega a trazar una soberbia descripción de la hermosura y riqueza de este “Imperio Mexicano” que él soñaba con libertar.

13 RS, f. 396f, col. 2.

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III

DON GUILLÉN ANTE EL DIOS NIÑO

NO DE LOS MAS BELLOS Salmos de Don Guillén de Lámport es, sin duda, el 112, en que así canta al Nacimiento de Jesús:

SALMO 112

Salve, oh Dios Niño, que hoy te alegras

de tu nueva vestidura; ✻ juegas en el

seno virginal y reposas en sus brazos

sagrados.

En el pesebre balas como cordero

destinado al sacrificio; ✻ he aquí que ya

se afila el cuchillo, y tu níveo vellón

teñirase de rojo esplendor.

Eres circuncidado para que nosotros

seamos circuncidados de los vicios;

✻ en el umbral de la vida te rocía con tu

sangre, anegada en luto, la sacerdotisa.14

PSALMUS 112

Salve Puelle Deus novo gaudens amictu:

✻ virgineo ludens in sinu, et habitants

ulnis in sacris.

In praesepio balas ad victimam Agnus

ecce cultellus paratur acutus: ✻ et niveum

roseo pingetur vellus decore.

Circumcideris ut circumcidamur a noxiis:

✻ in limine vitae aspergit te sanguine tuo

et immesa luctu sacerdos.

14 Creo que alude a la profetisa Ana, cfr. Lucas, 2, 36.

U

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Ante tus rayos se rejuvenece la misma

senectud; ✻ Simeón, lleno del Paráclito,

te abraza como al Cristo del Señor, y

como el cisne, exhala cantando su vida

fatigada.

Los Ángeles te cantan solemnes coros en

la tierra, ✻ y los vigilantes Pastores te

saludan, verdadero Pastor en los valles

de las ovejas.

A ti, verdadera luz, búscante con su luz

los reyes, y como a Rey te adoran con sus

dones, ✻ y no temen al cruel tirano que

contra ti se estremece de rabia.

Gloria al Padre…

Radiis tuis ipsa iuevenescit senectus:

✻ Simeon Paraclyti plenus te Christum

Domini amplectit, et lassam ut cygnus

vitam modulamine exhalat.

Tibi solemnia Angeli pangunt in terra:

✻ Pastores vigiles te verum colunt

Pastorem in vallibus ovium.

Te Lumen requirunt lumine, et Regem

adorant munere Reges: ✻ nec trucem

formidant Regni tyrannum frementem.

Gloria Patri…15

En el postrer versículo (Te Lumen requirunt lumine, et Regem adorant munere Reges…) es clara, a mi parecer, la alusión al bellísimo himno de Prudencio, el gran poeta hispanolatino de principios del siglo V, que todavía cantamos en las vísperas de la Epifanía, que podíamos así traducir: Iban los Magos, siguiendo

la estrella que visto habían;

Ibant Magi, quam viderant,

Stellam sequentes praeviam:

15 RS, ff. 386v-387f, cols. 2-1.

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a la luz con su luz buscan,

y a Dios con dones confiesan.

Lumen requirunt lumine,

Deum fatentur munere.

A Prudencio, igualmente, alude nuestro poeta —y a veces casi lo calca— en su “Himno a los Santos Inocentes”, que es uno de los escritos por Don Guillén, no en forma de salmos, sino en versificación latina medioeval (en dímetros yámbicos meramente rítmicos), del cual citaré la primera estrofa en latín para que pueda apreciarse su ritmo:

Gregem Innocens tenerum

Innocentium congregando,

se praedicat immolari

pro grege Pastor oblatus.

La versión castellana de este Himno, que he procurado hacer en igual ritmo —correspondiente, casi siempre, a nuestro octosílabo—, es como sigue. (Solo me he permitido, para mayor musicalidad, añadirle asonancias de romance.)

EN LA FIESTA DE LOS

INOCENTES (Himno)

El inocente congrega

la tierna grey de inocentes

y anuncia que va a inmolarse

por su grey, Pastor clemente.

Flores en la aurora, a Cristo

IN FESTO INNOCENTIUM

(Hymnus)

Gregem Innocens tenerum

innocentium congregando,

se praedicat immolari

pro grege Pastor oblatus.

Martyres fatentur nece

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confiesan ya con su muerte;

siguen al Cordero, hablando

no con sonoras palabras,

sino con sangre elocuente.

Felices, los que ya al cielo

en marcha triunfal ascienden,

antes de ver los engaños

del mundo y sus rudas hieles.

Rosas que en su propia sangre

bañaron turbiones crueles;

viviréis siempre fragantes

en los jardines celestes.

Eterna gloria a Dios Padre

y a su Hijo Omnipotente,

con el Paráclito Espíritu

que con ellos vive siempre.

Amen.

flores Christum in limine,

Agnum sequuntur loquendo

non linguis, verum cruore.

Beati vos in saecula,

qui caelum claris trophaeis

scandistis antequam mundi

vidistis fraudes iniquas.

Proprio sanguine rosae

sparsae turbine crudeli,

in paradiso caelesti

fragantes semper vivetis.

Laus aeterna Deo Patri,

eiusque Nato Divino,

cum Spiritu Paraclyto

per aeva vivens aeterna.

Amen.16

Indudablemente bello, este Himno tiene, sin embargo, poco de original, pues sin dificultad reconocemos en él varias de las mas felices expresiones de Prudencio: “la tierna grey de los inmolados”, las “rosas nacientes” que el turbión arrancó, el “umbral de la luz” —la aurora de la vida— que Prudencio,

16 RS, f. 394v, col. 1.

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a su vez, tomó de Virgilio;17 y encontramos también, en la segunda estrofa, la enégica antítesis de la oración litúrgica a los Santos Inocentes, que confesaron a Cristo “non loquendo, sed moriendo”, no con palabras, sino con su muerte.

Mas bello, quizá, y sobre todo mas original es otro de los Himnos consagrados por nuestro poeta a Jesús Niño, aquel que, en vibrantes y sonoras estrofas sáfico-adónicas, canta.

AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS (Himno)

Hoy de Jesús el sacrosanto Nombre

con suave canto celebrar pretendo,

y sus torrentes de dulzor divino

canta mi musa.

Ángeles todos, serafines puros

y potestades del radiante Olimpo,

digan, doblando la rodilla sacra,

este su Nombre.

Y la diadema de soberbios reyes

su majestad ante este Nombre humille;

y ante este Nombre de Jesús, el mundo

postre sus dones.

IN FESTO SANCTISSIMI

NOMINUS IESU (Hymnus)

Nunc Iesu carmine dulce nomen

ut queo presso celebrare tendo

dicta suavi flumina more musa

celsa canendo.

Angeli cuncti, seraphimque puri

et potestates proferant Olympi

hoc sacro nomen genus ut Deorum

poplite prono.

Et superborum diadema Regum

Principum mundi placido decore

nomini tanto truculens maiestas

munera postret.

17 Virgilio, Eneida, VI, 426.

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Que del infierno la feroz potencia

—rabia espumante— se prosterne y gima,

trémula y rota ante el estruendo de este

Nombre sagrado.

Y que las cosas que creadas fueron

por el Señor, su Majestad saluden;

el Nombre augusto que los fieles todos

hoy adoramos.

Al Padre sea sempiterna gloria

y al Hijo junto con el Santo Fuego;

al Trino y Uno que las cosas todas

solo gobierna.

Amen.

Tartari saevo nigri dolore

vis ferox spumans genuflectat hostis,

et iacens fractus tremulet boatu

nominis huius.

Tota naturae viribus creatae

hoc pium nomen Domini salutent

quodque sinceri colimus fideles

Pectore vero.

Sit Patris summum Decus atque nato

summa virtus Spirituique Sancto

cuncta qui solus merito gubernat

Trinus et Unus.

Amen.18

El texto latino de este Himno es uno de los que comprueban la no vulgar maestría con que nuestro poeta manejaba tan bien la versificación métrica latina; aunque debo decir, por amor a la objetividad, que su versificación no carece de ciertos defectillos técnicos, cuya explicación no es de este lugar. Como quiera que sea, creo que el autor de estos Himnos y Salmos que venimos traduciendo y dando a conocer por vez primera, no merece ciertamente “la atroz inmensidad del olvido” en que hasta ahora yació sepultado en los viejos papeles de la Inquisición.

18 RS, f. 395f, col. 1.

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IV

DON GUILLÉN Y LA ESCLAVITUD

NO DE LOS PUNTOS fundamentales del programa de gobierno que esbozaba Don Guillén de Lámport en la proclama que tenía preparada

para servir de bandera a su movimiento insurgente, era la abolición de la esclavitud de los negros en la América hispana; con lo que se anticipaba siglo y medio al iniciador Don Miguel Hidalgo, y mas de dos siglos a Lincoln. Esta proclama de Don Guillén, al ser este aprehendido, el 26 de octubre de 1642, cayó en manos de la Inquisición, y actualmente se encuentra entre un copioso legajo de papeles referentes al mismo, que posee el erudito bibliófilo inglés Mr. G. R. G. Conway, a quien me complazco en dar las gracias públicamente porque —sabiendo que yo estudiaba el asunto en nuestro Archivo General de la Nación— tuvo la gentileza, por mediación de mi ilustre amigo Don Manuel Romero de Terreros, de facilitármelos y de permitirme aprovecharlos. Dejando para otra ocasión el análisis detenido de dicha proclama, quiero hoy exponer solo los párrafos que se refieren a la esclavitud de los negros, como el mejor comentario a los Salmos en que nuestro poeta condena aquel infame comercio. Dice Don Guillén en su proclama:

La misma aflicción y pena [que la mala situación de los indios, de la que

antes habló] causa la tirana esclavitud de tanto número de Negros,

Mulatos, Berberiscos y otros infinitos ramos que penden destos troncos,

cuyo derecho de naturaleza está usurpado, con poco temor de Dios, por

los Españoles, pues de libres que los creó Dios, les reducen a la mísera

U

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esclavitud y servidumbre, pena la más fatal, pues antepónese la libertad,

mas dulce y amable de la misma vida, igualándolos con los brutos

animales en el aprecio y maltrato, siendo como son criados y redimidos

—y capaces de la misma gloria como nosotros—; y siendo así mismo

cristianos y miembros católicos de la Iglesia, están privados de lo que es

mas estimable que el vivir: es la libertad, y esto bien forzosamente

aclama y conmueve la Piedad Divina a que alguna vez se apiade de su

aflicción severa y esclavitud tan dilatada, condoliéndose de tantos afanes

y sirviéndose de mitigar tantas y tan colmadas penas, libertando estos

Reynos y Vasallos, destas y otras infinitas tiranías como agora se

pretende y se ejecuta.19

Palabras, estas, en que nos parece reencontrar un eco vigoroso de todas aquellas voces genuinamente cristianas que, a lo largo de los siglos, reprobaron la esclavitud y defendieron —contra la envejecida costumbre aceptada ya casi por todos— los imprescriptibles derechos de la dignidad y de la esencial igualdad humana. Y no queriendo que su reprobación quede solo en vagas reclamaciones, Don Guillén concreta su eficaz propósito en el punto cuarto de su plan libertador:

Lo cuarto: sean luego al punto libres cuantos esclavos hubieren en estos

Reynos que se levanten para su defensa y libertad, los cuales, sin eximir

a nadie de ninguna condición ni calidad dellos, agora sea bozal, agora

ladino, en adelante, conforme [a] sus servicios y hazañas, será tan capaz

de premios, títulos, encomiendas, hábitos, Señoríos y Oficios así de mar

19 BCITESM, Colección Conway, Papeles de Don Guillén, f. 42r-v. (A partir de aquí, utilizaremos

las iniciales PG para referirnos a estos Papeles. N. del E.)

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como de tierra, así de la República como del Gobierno, como los mismos

españoles y conforme al ingenio y la aplicación de los demás que se

aplicaren a cultivar la tierra y ser labradores, se les dará lo necesario

haciéndoles Señores, libres dello.20

No es, pues, de extrañar que en sus Salmos, escritos durante su larga prisión, reaparezca este tema con el anhelo de Don Guillén por realizar la liberación de los esclavos. En efecto, los Salmos 632 y 633 se refieren a este asunto entonces candente: en el primero, nuestro poeta, sintiéndose ya “Emperador de los Mexicanos”, se dirige a sus “fieles Americanos” con esta enérgica y persuasiva exhortación: SALMO 632

Decidme, mis americanos fieles, que

decís ser del Señor, ✻ ¿por qué compráis

y vendéis a los hombres como bestias?

¿Por qué matáis en la esclavitud a

aquellos que confiesan el nombre de

Cristo? ✻ ¿Por qué, contra la ley de Dios,

compráis etíopes y no queréis ser

comprado por ellos?

¿Qué potestad tenéis sobre la libertad del

prójimo, [libertad] que no se vende por

PSALMUS 632

Dicite mihi Americani mei fideles, qui

dicitis estis Domini: ✻ Quare emitis et

venditis homines sicut iumenta?

Quaere occiditis in captivitate eos, qui

fatentur nomini Christi: ✻ Cur contra

legem Dei emitis Aethiopes, et non vultis

emi ab illis?

Quam potestatem habetis super

libertatem proximi? quae nullo venditur

20 PG, f. 46r.

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oro alguno? ✻ No os es lícito retener los

bienes mal comprados y adquiridos.

Ellos nacieron libres como vosotros,

✻ y así como a ellos no les es lícito

hacernos cautivos, así tampoco a

nosotros nos es lícito reducirlos a cruel

servidumbre.

Injustamente son vendidos a vosotros, e

injustamente los compráis; ✻ un gran

crimen cometéis ante Dios, y a los libres

debéis restituir libremente.

Porque su sangre y su esclavitud claman

contra vosotros a Dios; ✻ de otra manera,

sobre vosotros y sobre vuestros hijos

bajará el azote del cielo.

Gloria al Padre…

auro: ✻ Non licet vobis male emita et

parta bona tenere.

Liberi sunt nati sicut nos; et ut ipsis non

licet nos captivare: ✻ ita nec nobis licet

ipsos reducere ad servitutem crudelem.

Iniuste venduntur vobis, et iniuste emitis

eos: ✻ saevum committitis scelus coram

Domino, liberosque restituite libere.

Quoniam sanguis, et captivitas eorum

clamat contra vos ad Deum: ✻ alias super

vos, et super filios vestros descendet

flagellum caeli.

Gloria Patri…21

Notemos, de paso, que el versículo tercero contiene una clara reminiscencia de aquel famoso hexámetro de las Fábulas Esópicas: “non bene pro toto libertas venditur auro”.

En el segundo de los Salmos citados, el 633, Don Guillén, llevado por su poderosa —y quizá un tanto extraviada— fantasía, adelántase al día de su

21 RS, f. 447v.

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triunfo y escribe un vigoroso Salmo para invitar a los esclavos a cantar su acción de gracias a Dios por su liberación:

SALMO 633

Cantad, oh esclavos, al Señor, tras la

conversión de vuestra esclavitud;

✻ vosotros y vuestros hijos, servid al

Señor Dios vuestro y gloriaos en Él.

Recordad hasta la consumación del siglo

las misericordias del Señor, ✻ porque en

su brazo robusto Él os sacó del yugo y de

la casa de servidumbre.

Estad agradecidos al Altísimo, porque

visteis sus grandes obras; ✻ Él desató

vuestra cautividad, tal como antaño

desataba a Israel.

Después de vuestra liberación, no

queráis adorar [falsos dioses] como

adoraron en el desierto; ✻ adorad con fe

verdadera al Señor Dios de Israel por

nosotros crucificado.

En todas las generaciones celebrad este

día solemne y memorable; ✻ bendecid al

PSALMUS 633

Cantate captivi Domino post

conversionem captivitatis vestrae:

✻ servite vos et filii vestri Domino Deo

vestro, et gloriamini in eo.

Reminiscamini usque ad

consummationem saeculi misericordias

Domini: ✻ quoniam in brachio robusto

eripuit vos a iugo et domo servitutis.

Estote grati Altissimo, quoniam vidistis

opera eius magna: ✻ Ipse solvit vos hodie

captivos, sicut olim solvebat Israel.

Nolite post libertatem adorare sicut

adoraverunt in deserto: ✻ adorate

Dominum Deum Israel in vera fide pro

nobis crucifixum.

Solemnem et memorabilem celebrate

diem in generationibus: ✻ benedicte

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Señor, que mostró por nosotros su

potencia.

Apiadóse de nosotros el Dios nuestro, y

apartó de nosotros nuestra esclavidud;

✻ a la faz de los gentiles libertónos de

nuestros enemigos el Omnipotente.

Gloria al Padre…

Domino, qui ostendit pro nobis

potentiam suam.

Misertus est nostri Deus noster, et avertit

captivitatem nostram a nobis: ✻ coram

gentibus eripuit nos ab inimicis nostris

Omnipotens.

Gloria Patri…22

Por este aspecto —como por su defensa de los indios, y por otros varios—, Don Guillén de Lámport continúa la nobilísima tradición del humanismo mexicano, que ya desde el siglo XVI tuvo en el Doctor Bartolomé Frías de Albornoz, primer catedrático de “Instituta” en nuestra Universidad, “uno de los mas antiguos impugnadores de la trata de negros”;23 y parece anunciar a Sor Juana Inés de la Cruz que, no muchos años mas tarde, hará resonar —entre bromas y veras— en sus Villancicos a San Pedro Nolasco, la defensa juguetona pero vengadora de los miserables “neglos” esclavizados en “el Obraje”; y a los Padres Francisco Xavier Alegre y José Julián Parreño, jesuitas del gran grupo de nuestros humanistas del XVIII, que —de manera mucho mas explícita y categórica— reprobarán la monstruosa injusticia de la compraventa de esclavos negros y lucharán por su abolición.

22 RS, ff. 447v-448f.

23 Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de la Poesía Hispano-Americana, Madrid 1911, pp. 1-22.

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V

LOS TROFEOS DE CRISTO

OS “ETERNOS TROFEOS” de Cristo —su purpúrea Pasión y su Muerte salvífica— son otros de los temas frecuentemente cantados en sus

Salmos por Don Guillén de Lámport. He aquí el Salmo 117, que con unas cuantas pinceladas concisas y enérgicas nos traza la pavorosa escena del Huerto, de la prisión en casa de los Sumos Sacerdotes y de la fulminante y misericordiosa conversión de Pedro:

SALMO 117

Tiembla el Cordero, el cielo se baja hasta

el suelo y su rostro se tiñe de purpóreo

sudor, ✻ y sus brazos penetrantes piden

—y alcanzan— el consuelo celeste.

Suscita y persuade a la lucha a los

soldados inertes por la tristeza, ✻ y ya

resuenan los roncos tímpanos de las

tinieblas y las silenciosas trompetas.

El que guía a las cohortes es el traidor;

en la tiniebla de la noche ruge el león,

PSALMUS 117

Tremulat Agnus, solo coniungitur

caelum, coccineo tingitur vultus sudore:

✻ Arma penetralia caelis solatium

postulat, obtinent.

Milites maestitia sopitos ad pugnat

suscitat, suadet: ✻ rauca tenebrarum

tympana, et silentes buccinae adsunt.

Cohortium antesignanus est proditor,

rugit noctis per caliginem leo:

L

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✻ y el cándido cordero, balando, es

cogido por el beso del lobo y por el

zarpazo del dragón.

He aquí que la potencia de los impíos

dilacera y mata a los humildes, débiles y

justos; ✻ ata al Cordero con cuerdas, y las

ovejas —una vez herido el Pastor— por

el terror se dispersan.

El rostro divino es velado y burlado con

bofetadas, y al encontrarse anegado en

dolor, ✻ más que de sí mismo, cuida de

los suyos, y con su majestuosa mirada

convierte a los negadores.

Oh invicto púgil de los cielos, la máquina

del universo se empavorece con tu

batalla; ✻ díctame tu palabra, concédeme

tu espíritu ardiente, y cantaré los eternos

trofeos de tu clemencia.

Gloria al Padre…

✻ et balans sincerrimus Agnus osculo

captatur lupi, Draconis et ungue.

Ecce potentia impiorum humiles, debiles

et iustos occidit, dilacerat: ✻ Agnum et

funibus ligat, terrore sparguntur oves

percusso Pastore.

Velatur Vultus Divinus, illuditur ictibus,

✻ et in dolore versatus, plus curat de suis

quam de se, aspectu convertit sacro

negantes.

O pugil invicte caelorum, expavescit

machina de praelio tuo, ✻ dicta mihi

verbum, spiritum concede ardentem, et

aeterna clementiae tuae cantabo

trophaea.

Gloria Patri…24

Y no menos hermoso el Salmo 121, en que nuestro poeta nos describe “el día de tan trágica muerte” y los “funerales de Dios”:

24 RS, f. 387f/v, cols. 2-1.

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SALMO 121

Clamando nuevamente con una gran

voz, tú mueres, vencedor eterno,

✻ e inclinando tu cabeza al mundo,

muestras tu suprema clemencia.

Del abismo brotan cinco ríos y un piélago

rojo que establece una división;

✻ viviente capitán, tú abres a tu pueblo

fiel un seguro camino.

En las ondas compactas se sumerge el

contumaz Faraón con el ejército de las

tinieblas, ✻ y el agua que fluye de tu

costado abierto nos dice que tu ira se ha

melificado.

¡Oh, feliz para los mortales el día de tan

trágica muerte! ✻ ¡Oh guerra combatida

por tantos hados y terminada por el

sumo Señor con tantos divinos laureles!

He aquí que las antorchas de los cielos

esconden sus rayos, la tierra envuelta en

sombras se estremece de pavor, ✻ ¡y el

templo se hiende al disolverse el templo!

PSALMUS 121

Denuo voce magna clamans victor

occumbis aeternus: ✻ et caput mundo

inclinans, clementiam ostendis

supremam.

Quinque ex Abysso flumina ruunt, et

pelagus dividens rubrum:

✻ vivus Dux populo iter tutum credulo

pandis.

In undis unitis contumax cum exercitu

tenebrarum submergitur Pharao: ✻ et

aqua e latere fluens, mellificatam esse

indicat iram.

O felix mortalibus tam tragice necis Dies:

✻ O bellum tot fatis iactatum, tot laureis

exhaustum divinis a Summo.

Ecce caeli faces radios in luctu premunt,

terra caligine obruta pavet, ✻ et templum

soluto scinditur templo.

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Se desgajan las rocas con estrépito y las

bocas blasfemas se quedan rígidas de

estupor; ✻ ululan los monumentos

sepulcrales, resucitan los muertos

y todas las cosas lloran a su Autor.

La naturaleza toda celebra con llanto los

funerales de Dios; ✻ sólo a los

sangrientos sacerdotes ningunos

milagros los movieron a la Fe.

Al Dios muerto confiesan los verdugos y

golpean sus pechos de bronce; ✻ sin

embargo, de Él huyen, y ciegos son

conducidos por otros ciegos a su

perdición.

Oh vosotros, corazones fieles, expresad

vuestro tierno luto; ✻ llorad del excelso

Dios los trabajos por vosotros padecidos

y cantad en pregones las misericordias

del Señor.

Gloria al padre…

Stridentia teruntur scopula, ora rixancia

stupent; ✻ monumenta ululant, mortui

resurgunt, et cuncta plorant Auctorem.

Omnia naturae sacras exequias Domini

celebrant planctu: ✻ nulla sacerdotes

moverunt signa cruentos ad fidem.

Deum fatentur occisum carnificies,

pectora percuntiunt aenea: ✻ nihilominus

fiunt, et caeci ducuntur a caecis ad

exitium.

O corda fidelia teneros dispendite luctus,

✻ fleti Dei celsi labores passos pro nobis,

et misericordias Domini cantate

praeconiis.

Gloria Patri…25

25 RS, f. 387v-388f, cols. 2-1.

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Quien tan hondamente sabía meditar en la Pasión de Cristo y revivir sus inefables dolores, tenía también que cantar triunfalmente a la Cruz, trofeo de nuestra victoria. Y a la Cruz, en efecto, es a la que canta Don Guillén en aquel nobilísimo Himno, escrito en estrofas asclepiadeo-glicónicas, que he traducido en el mismo metro:

EN LA FIESTA DE

LA SANTA CRUZ (Himno)

Salve, Cruz fúlgida de ínclitos méritos,

árbol que el dulce peso llevaste

de Jesús, tálamo del rey amable,

dulce sello de Cristo.

Hoy enriquécete la noble púrpura

y el fruto muestras; rosadas gotas

que del santísimo pecho derramas,

y de laurel corónaste.

En ti recuéstase del Rey la gloria;

paciente sufre torturas máximas;

borra la sombra de nuestros crímenes

y vence al negro Tártaro.

Tú de los cielos abres las lúcidas

cumbres, y tiñes de luz al bélico

abanderado, que sigue rútilo

al Cordero sin mácula.

IN FESTO SANCTAE

CRUCIS (Hymnus)

Ave Crux meritis inclyta fulgidis

arbor quae celebris dulcia pondera

gestasti: thalamus Regis amabilis,

et Christi bona thessara.

Te ditat penitus purpura nobilis

et fructum roseis roribus extrahis

effundis timido robora pectori

et gestis sacra laurea.

In te Rex recubans caelica munera

ostendit patiens maxima quae tulit

pro nobis miseris scelera discutens

et vincens nigra Tartara.

Caelorum reseras lucida culmina

et tinctus rutilat bellicus armiger

te portans sequitur quem decet exulem

Agnum tam sine crimine.

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Tú a los humanos, en vida y obras

divinamente truecas en ángeles,

y al Dios Eterno despojos místicos

como botín presentas.

Dénse alabanzas, honor y goria

al Hijo excelso que en ti pendiera;

al Padre gloria y al Santo Espíritu,

¡oh!, luz y paz sin límites. Amén.

Tu vita similes atque laboribus

reddis nunc homines certiter Angelis

aeterno Domino mystica spolia

adquiris memorabilis.

Sit laus atque decus, sit quoque gloria

nato qui retinens vere pependerat

in te, sitque Patri, et Spiritui Sacro

lux, et pax sine finibus. Amen.26

Y no solo la Cruz, “tésera” de Cristo; los instrumentos todos de la Pasión son “las armas del Amor”, con las que Don Guillén quiere ser armado “caballero dorado” del Rey:

SALMO 178

La meta de mis cánticos, Señor, exige de

tu amor las armas, ✻ para que, mientras

milito en este mundo, venza del mundo

los fraudes.

Ármame en la tierra ”caballero dorado”

del cielo, ✻ para que, protegido con tus

armas poderosas, oh Cristo Rey, sea tu

soldado apto a los premios del reino.

PSALMUS 178

Canticorum meta meorum, Domine,

Amoris tui arma requirit:

✻ ut dum milito in mundo, mundi

fraudulenta debellem.

Equitem me caeli auratum crea in terra;

✻ ut armis, Rex Christe, tuis munitus

strenuis sim miles ad praemia Regni

aptus.

26 RS, f. 395v, col. 1.

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Casco séame tu virtud, tu paciencia

escudo, yelmo tus espinas; ✻ séame

bebida tu hiel, alimento la hostia

quebrantadora del Tártaro;

séame vaso tu esponja, vestidura tu

sangre, manto tu agonía; ✻

séame espada tu caña, proyectiles los

esputos y bombarda las injurias;

séame honda tu flagelo, lecho tu cruz,

honor tu deshonor; ✻ séanme tus heridas

salud, tus bofetadas gloria, ornato tu

desnudez, fama tu manto purpúreo.

Que tu entrega [por Judas] sea para mí,

beso de paz, y libertad para mí, tu

aprehensión, y riqueza para mí, las

cuerdas que ataron tus manos; ✻

séanme rosas tus clavos y campo de

batalla el Gólgota.

Séame herida tu lanzada en el costado,

séame tu muerte vida amada, ✻ para que,

ceñido con tus armas, ¡oh excelso Rey!,

siguiéndote en el dolor, merezca gozarte

en la gloria. Amén.

Cassis sit mihi virtus, sit tua patientia

clypeus, galea sint spinae; ✻ sit potus fel,

sit cibus hostia perquam sunt Tatara

fracta.

Spongia sit scyphus, sit vestes cruor,

coccina sit agonía: ✻ sit ensis arundo,

sputa sint globuli, et contumeliae

bombardum.

Sit funda flagellum, sit lectum Crux, sit

dedecus honor: ✻ vulnera sint salus,

alapae decus, nuditas ornatus, et

purpura fama.

Sint oscula pacis, proditio libertas, sit

aprehensio, sint gazae in manibus funes:

✻ sint rosae clavi, et praedium sit

Golgotha belli.

Sit lancea in latere vulnus, et mors sit

vita dilecta: ✻ ut armis Rex celse tuis

accintus te sequens in poena te merear

gaudere in gloria. Amen.

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Gloria al Padre… Gloria Patri…27

Y no quiero terminar sin llamar la atención del lector sobre una curiosa particularidad de Don Guillén de Lámport, que aparece en el versículo 2 de este Salmo y que después hallaremos nuevamente en otros de sus poemas: la invocación de “Cristo Rey”, que florece bajo su pluma ya desde entonces, en una época en que no era frecuente. (He sabido que la solmene festividad de “Cristo Rey” es muy reciente, pues no fue establecida sino en el año de 1925, por Su Santidad Pío XI.) ¿Por qué misteriosa predestinación parece haber sido escogida nuestra patria para que en ella, desde mediados del siglo XVII, flameara la roja bandera de “Cristo Rey”?

27 RS, ff. 393f/v, col. 2-1.

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VI

SALMOS DE CRISTO REY

EÍAMOS, ANTERIORMENTE, cómo en el Salmo 178 de Don Guillén de Lámport flamea ya la invocación a “Cristo Rey”. Y que tal invocación a

la divina realeza de Cristo no fuese meramente ocasional o esporádica para Don Guillén, sin una práctica frecuente y nacida de un concepto firme y arraigado en su alma, nos lo demuestra el hecho de que reaparece en varios otros de sus poemas, como por ejemplo, en los Salmos 389, 401 y 671.

En el Salmo 389, nuestro “Rey primero de los Mexicanos” reconoce que todo lo debe a su “Rey y Dios Jesucristo” que lo levantó “de las tinieblas, la muerte y el estiércol”, y así canta sus glorias:

SALMO 389

Cantaré audazmente, confiando en mi

Dios omnipotente, ✻ y predicaré la gloria

de su potencia aun entre la miseria del

mundo.

Usaré el nombre de Rey; escuchad, oh

pueblos, las misericordias del Altísimo;

✻ el Señor creó un Rey de un miserable

y de un extranjero hizo un príncipe.

PSALMUS 389

Audacter in Deo Omnipotenti meo

confisus cantabo ✻ et gloriam potentiae

eius in ipsa mundi miseria praedicabo.

Utar nomine Regis, audite gentes,

miserationes altissimi ✻ creavit de misero

Regem, de advena Principem Dominus.

V

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De las tinieblas, la muerte y el estiércol

levantó Dios al humilde, ✻ y quebrantó

la potencia del Demonio y las insidias del

mundo.

Habitando todavía en el sepulcro de

muerte entoné estos Salmos, ✻

y hago presentes al mundo las futuras

clemencias del Dios del cielo.

El rey primero de los mexicanos, hecho

por el Eterno excelso, ✻ agradecido canta

sus alabanzas a su Rey y Dios Jesucristo.

Oh Rey único y Dios por mí crucificado,

redentor mío, ✻ en tu cruz me glorío y

desprecio del mundo las coronas

caducas.

Te sigo en tu reino, juzgando vanas las

cosas mortales; ✻ a ti solo quiero, eterno

tesoro de vida, en el reino de tu gloria.

Gloria al Padre…

At tenebris, morte et stercore erexit

humilem Deus ✻ et potentiam Daemonis

et mundi insidias confregit.

Aduc in sepulchro mortis degens hos

cecini Psalmos ✻ et futuras Dei caeli

clementias notas ago mundo praesentes.

Rex primus Mexicanorum ab excelso

factus aeterno, ✻ Regi suo et Deo Iesu

Christo cantat praeconia gratus.

Rex solus et Deus pro me crucifixus

Redemptor meus, ✻ in cruce tua glorior,

et mundi contemno coronas caducas.

Te sequor in regno, deputans mortalia

rite soluta ✻ te volo aeternum vitae

thesaurum in gloriae Regno tuae.

Gloria Patri…28

28 RS, f. 416v, cols. 1-2.

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El Salmo 401 es una ferviente invitación a las “Hijas Mexicanas” para que, imitando las antiguas Hijas de Israel, celebren a su verdadero Rey, Cristo, en su entrada triunfal a la ciudad de México, cuya resonancia jubilosa se extenderá al orbe entero:

SALMO 401

Oh hijas de México, imitad a las antiguas

hijas de Israel; ✻ alabad al Señor Dios de

Israel, Rey y redentor vuestro.

Cantad ante Él en la santidad de vuestro

corazón, y en Él gloriaos; ✻ cantad al

Señor en las liras y danzad en grande

alegría.

Ceñid las plazas de corolas y sembrad

de flores las calles; ✻ ornad vuestras

casas de lino finísimo y revestidlas de

áureos tapices.

Ofreced al Señor en el camino nardos

fragantes, exultad poderosamente y

vociferad: ✻ “¡Viva el Rey del cielo,

Cristo redentor!”

Él entrará en el arca, testamento triunfal

PSALMUS 401

Filiae Mexicanae, filias antiquas

aemulamini Israel ✻ laudantes Dominum

Deum Israel Regem et Redemptorem

vestrum.

Psallite coram ipso in sanctitate cordis, et

gloriamini in ipso ✻ cantate in lyris

Domino, et saltate in laetitia magna.

Redimite plateas corollis, et vias sternite

floribus ✻ aedes ornate bysso, tapetibus

et pendite aureis.

Odoros offerte in via Domino nardos,

exultate potenter, vociferate ✻ vivat Rex

caeli, Christus Redepmtor!

Ipse introibit in Arca testamentum

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sacramentado; ✻ Él es vuestro Rey, no

rey mortal y gusano.

Preparad gozosos al Señor inmenso

vuestros votos festivos; ✻ se difundirá

por el orbe la entrada a la ciudad del Rey

de la gloria.

Vuestras expresiones de alegría celebren

y glorifiquen al Rey divino, ✻ porque Él

os libertará del inicuo yugo de la

esclavitud.

Y las gentes dirán: excelsas y magníficas

cosas hizo el gran Dios con vosotros;

✻ no con toda nación hizo Él tales

prodigios, ¡cantad!

Gloria al Padre…

triumphale sacramentatum, ✻ ipse est

Rex vester, non Rex mortalis et vermis.

Domino immenso praeparate vota festiva

gaudentes ✻ exiet per orbem Regis

gloriae introitus in urbem.

Tot signa laetitiae celebrent magnanima

Regem divinum ✻ quia ipse liberabit vos

a iugo servitutis iniquo.

Celsa magnifice dicent gentes, fecit Deus

magnus vobiscum ✻ omni non talia fecit

ipse nationi prodigia cantate.

Gloria Patri…29

En el postrer versículo de este Salmo —como habrá notado el lector—, se da la curiosa coincidencia de que Don Guillén, ya desde entonces —aunque sin referirse a la Virgen de Guadalupe, de quien no he encontrado mención ninguna en sus obras—, aplica a México las magníficas palabras del Salmo bíblico: non fecit taliter omni Nationi.30

29 RS, ff. 416v-417f, cols. 2-1.

30 Salmo 147, v. 9.

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Para Don Guillén, los mexicanos somos, de manera especial, “hijos de Cristo Rey”, “sellados con Su Sangre y Su Fe” (in Sanguine et Fide Eius conscripti); de donde nace nuestra especial obligación de obedecer fielmente a Sus mandatos. Así nos dice el Salmo 671:

SALMO 671

Mexicanos, hijos de Cristo Rey, sellados

con su sangre y en su Fe, ✻ no queráis ya

amar la vanidad ni los engaños del

mundo.

Recordad que el Señor Dios del cielo hizo

para vosotros cosas grandes;

✻ abrazad a su Verbo y sus virtudes,

gloriándoos en Él.

Sepan todos que vosotros, convertidos

del pecado, le sois gratos, ✻ y que disteis

un claro ejemplo de piedad a todo el

mundo.

Que la luz de Cristo brote de vuestros

corazones, guardando su ley; ✻ Él os

mostró sus misericordias en el cielo y en

la tierra.

Su virtud creó para vosotros la luz

PSALMUS 671

Mexicani Regis Christi filii insanguine,

et fide eius conscripti; ✻ nolite amplius

diligere vanitatem, nec mundi ludibria.

Mementote quod magna fecit vobis

Dominus Deus caeli. ✻ Verbum et

virtutes eius amplectite gloriantes in illo.

Noverint universi quod estis grati a

peccato conversi; ✻ et clarum pietatis

exemplum mundo praestatis ver toto.

Lux Christi in cordibus emicet vestris,

eius Legem servantes. ✻ Misericordias

suas ostendis vobis in caelo et in terra.

Creavit pro vobis virtus eius lumen in

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admirable en el firmamento,

✻ anunciando por todo el orbe su

benignidad para vosotros.

Obedeced a sus mandados, porque hay

que cumplir lo que Él manda;

✻ es preciso levantar a los miserables y

virtuosamente seguir su virtud.

Gloria al Padre…

firmemento mirabile;

✻ per omnem praedicans orbem

benignitatem suam in vobis.

Iussis eius obtemperate, quoniam sunt

exequenda, quae iubet;

✻ miseri sunt relevandi, et virtus eius

virtute sequenda.

Gloria Patri…31

Estos Salmos —como los que antes hemos visto y los que todavía veremos— plantean ante nosotros un arduo —y quizás insoluble— problema: ¿quién era, en realidad, Don Guillén de Lámport? ¿Un simple aventurero vulgar y mentiroso —como se ha dicho—, que pretendía dar un golpe de estado y apoderarse del gobierno de la Nueva España; o un genial “iluminado” que sinceramente sentíase llamado por Dios para una gran misión libertadora, no meramente temporal, sino también espiritual? Y, ¿hasta qué punto estaba Don Guillén en el pleno uso de sus facultades mentales cuando, después de doce años de prisión estrechísima, escribía estos Salmos relampagueantes y en cierto modo proféticos, y aquellos Himnos en estrofas sáfico-adónicas y asclepiadeo-glicónicas que manifiestan un dominio casi perfecto de la complicada métrica grecolatina y un conocimiento nada vulgar de los clásicos?

Problemas son estos que quizás nunca podrán aclararse con plena seguridad. Pienso que ni el mas competente psiquiatra podría desenredar cabalmente la madeja de este laberinto psicológico. Pero lo que para mí es

31 RS, f. 453v.

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indudable es que Don Guillén de Lámport —cuerdo o loco, farsante o “iluminado”, megalómano paranoico… o como quiera que se le clasifique—, estaba muy lejos de ser un adocenado ambicioso; y —si bien extranjero por su nacimiento— bien merece, por su vastísima producción en México, y en parte sobre temas mexicanos, ocupar un lugar, no de los ínfimos, en la historia de la Poesía Latino-Mexicana.

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VII

SALMOS A MARÍA

RLANDÉS DE NACIMIENTO y educado, en gran parte, en España —y nada menos que en el Colegio de Niños Nobles del Hábito de Cristo en Santiago

de Galicia y en el de San Lorenzo el Real de El Escorial—, Don Guillén de Lámport participa de la ardiente devoción mariana, característica de sus dos patrias, y nutre un filial amor a la Virgen María. Así lo vemos, por ejemplo, en los Salmos 367 y 368 de su Regio Salterio: en el primero, háblanos de una misteriosa aparición de María que él dice haber tenido en su prisión, y en el segundo canta a la Inmaculada, “Autora de su Autor”. He aquí el Salmo 367, vertido al castellano:

SALMO 367

Cantaré al Rey mi Señor nuevos cánticos

en mi corazón; ✻ exultante cantaré en mi

cítara tus eternos pregones.

He aquí tu primer favor: que no

permanezca oculto el don que me

concediste a mí, indigno, ✻ la visión de la

Madre del Verbo divino.

PSALMUS 367

Cantabo Regi meo Domino nova mea

cantica corde ✻ in cythara exultans

psallam praeconia aeterna tua.

Primus erat favor, si non lateat munus

concessum indigno mihi; ✻ visio

genitricis verbi divini.

I

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La Madre virginal, serena e intacta

majestad ceñida de cándida veste,

✻ manifiéstase purísima ante mis ojos.

Ciñe su clámide sombría con un cinturón

de alegre ornato, ✻ y la Virgen de rostro

magnífico me tocó con su veste.

Y yo, cayendo en tierra, reguéla con mis

lágrimas, ✻ y adoré a la excelsa Reina

llena de potencia y de gracia.

Oh, Madre de clemencia, feliz Madre de

Dios, Virgen Santa, ✻ acuérdate de mí,

pecador, y ruega por mí a Dios.

Gloria al Padre…

Virginea parens, serena et intacta

maiestas candidea veste ornata,

✻ purissima patet incessu.

Lividam subnectit clamidem quoque

nexus ornatu hilari ✻ magnifica vultu me

tetigit Virgo veste.

Procidens et ego super terram lacrimis

rigans, ✻ celsam adoravi Reginam

potentia et gratia plenam.

Mater clementiae, felix Dei genitrix,

Virgo Beata ✻ memento mei

delinquentis, precare pro me ad Deum.

Gloria Patri…32

“Purissima patet incessu”, dice Don Guillén en el versículo 3 de este Salmo, recordando sin duda el majestuoso andar con que se manifestó a Eneas la divinidad de su madre —˝Incessu patuit dea”— en el verso virgiliano.33 Pero mas que en Virgilio, Don Guillén se inspira, para cantar a María en los enamorados himnos medioevales de San Bernardo, “El Doctor Melifluo”, y en los tercetos igniscentes de Dante Alighieri, de los que parécenos percibir un eco en este Salmo:

32 RS, f. 414v, col. 2.

33 Virgilio, Eneida, I, 405.

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SALMO 368

Bendecid al Señor en su omnipotencia

incomprehensible; ✻ alabad a aquél

que creó para sí a la Virgen María

Inmaculada.

Sobre todas las puras creaturas

constituyóla purísima; ✻ eligióla con

especial predilección desde toda la

eternidad, en la plenitud de la gracia.

El sol, los cielos y las estrellas se

corromperán, pero María permanecerá

eternamente íntegra; ✻ ni los Ángeles son

capaces de soportar el fulgor de la Virgen

Augusta.

El Artífice creó en gracia su casa de

placer, ✻ y nadie es elevado a tanta

gracia, ni puede ya la Virgen ascender

más arriba.

En Ella mostró el gran Dios la potencia

de su brazo; ✻ más que la Madre de Dios

no puede existir creatura alguna.

Toda la naturaleza se admira al ver a su

PSALMUS 368

Benedicite Domino in omnipotentia eius

incomprehensibili ✻ laudate eum qui

creavit sibi Virginem Mariam illibatam.

Super omnes creaturas puras constituit

eam purissimam; ✻ elegit et praeelegit

eam ab aeterno in plenitudine gratiae.

Sol, caeli, et stellae corrumpentur Maria

vero integra in aeternum: ✻ Angeli nec

sustinent lumen Virginis Almae.

Artifex in gratia voluptatis suae Domum

creavit ✻ et nullus ad tantam evehitur

gratiam, nec amplius ascendere Virgo

potest.

In ipsa ostendit brachii Deus magnus

potentiam ✻ plus quam Dei Genitrix non

potest esse nemo creatus.

Omnis natura miratur aeternum naturae

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eterno autor engendrado por una madre

a quien Él mismo hizo, ✻ y que es como

autora de su autor.

Gloria al Padre…

Auctorem genitum a Matre per Ipsum

facta ✻ ut Auctora (sic) Auctoris.

Gloria Patri…34

¿Cómo no recordar aquí, a propósito del último versículo, el comienzo del magnífico himno con que Dante saluda a María por boca de San Bernardo, en el canto postrero del “Paradiso”?

Vergine Madre, Figlia del tuo Figlio,

Umile ed alta più che creatura,

Termine fisso d’eterno consiglio:

Tu se´colei che l’umana natura

Nobilitasti sì, che il suo Fattore

Non disdegnò di farsi sua fattura.35

Ya antes oímos a Don Guillén llamar a María “Inmaculada” y “Purísima”; pero todavía con mayor claridad proclama su Concepción Inmaculada —aún no definida entonces como dogma de fe— en otro de sus Salmos, el 139, que es una jubilosa letanía en loor de Jesús:

34 RS, f. 414v, col. 2.

35 Dante Alighieri, Divina Commedia, “Paradiso”, XXXIII, vv. 1-6.

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SALMO 139

Salve, oh Jesús, Hijo del Padre eterno, de

su estirpe divina engendrado antes de los

siglos ✻ en la misma plenitud de gloria y

unidad de esencia.

Salve, oh Jesús, eterna sapiencia del

Altísimo y Verbo suyo divino, ✻ que

descendiste de los cielos tomando la

humana naturaleza.

Salve, oh Jesús, Hijo de la siempre Virgen

María concebida sin la mácula original,

✻ de la cual naciste en el tiempo, hecho

hombre.

Salve, oh Jesús del amor hermoso;

salve, oh Jesús, esperanza de la

verdadera felicidad; ✻ salve, oh Jesús,

fruto del árbol de la vida; salve, oh Jesús,

pan de la nave.

Salve, oh Jesús, sabiduría de la casa;

salve, oh Jesús, huésped de la torre

davídica; ✻ salve, oh Jesús, agua viva de

PSALMUS 139

Ave Jesu fili Patris aeterni, de stirpe

eius divina ante saecula genitus ✻ in

eadem plenitudine gloriae, et unitate

essentiae.

Ave Jesu sapientia Altissimi aeterna

et verbum eius divinum: ✻ qui

descendisti de caelis humanam assumens

naturam.

Ave Jesu fili Mariae semper virginis

sine originali macula conceptae: ✻ de qua

natus es in tempore factus homo.

Ave Jesu pulchrae dilectionis; Ave Jesu

spes verae voluptatis: ✻ Ave Jesu fructus

ligni vitae; Ave Jesu panis navis.

Ave Jesu sapientia Domus; Ave Jesu

Turris Davidicae hospes: ✻ [Ave] Jesu

fontis signati Aqua viva; Ave Jesu Lux

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la fuente sellada; salve, oh Jesús, luz de la

aurora.

Salve, oh Jesús, rosa de la rosa mística;

salve, oh Jesús, llama de la zarza

incombusta; ✻ salve, oh Jesús, rocío del

cielo y de la zalea de Gedeón.

Gloria al Padre…

Aurorae.36

Ave Jesu Rosae mysticae Rosa; Ave Jesu

flamma Rubi incombusti: ✻ Ave Jesu ros

caeli, et velleris Gedeonis.37

Gloria Patri…38

Citaré, finalmente —nueva muestra de su ardiente devoción a María—, el Himno “In festo circumcisionis”, cuyo original latino está escrito en graciosas sextinas medioevales (aconsonantadas y de pie quebrado), muy semejantes a las inmortales Coplas de Jorge Manrique y a estas en que yo he procurado trasladarlo —un poco parafrásticamente— a nuestra lengua:

EN LA FIESTA DE LA CIRCUNCISIÓN (Himno)

Ya se adelanta la Aurora,

venciendo a la misma Flora

rutilante;

IN FESTO CIRCUMCISIONIS (Hymnus)

Iam progreditur Aurora

calcata gressibus Flora

et ab Ea

36 Falta en el manuscrito el “Ave” que está entre corchetes, pero creo que debe suplirse por

simetría con las invocaciones anteriores y posteriores.

37 Alude al libro de los Jueces, 4, 40.

38 RS, f. 389f, col. 2.

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Y el sol —lámpara febea—

en su regazo flamea,

palpitante.

Como diosa bendecida,

del fulgor del sol vestida,

va llevando

Al que limpia los delitos

y sus dones infinitos

va regando.

Físico sabio y experto,

son para Él un libro abierto

nuestras penas;

Él las conoce y las cura

con la roja sangre pura

de sus venas.

Él limpia todas las pestes

con vivas ondas celestes,

y su herida

in ulnis lampas Phoebea

gestatur velut a Dea

Benedicta.

Fulgore Solis amicta,

portans Qui purgat delicta

est offertus39

medendo Physicus certus

morbos nostros ut expertus

pulso macro.

Expellit tabes lavacro

et vulnus vulnere sacro

est remissio.

Humorum quoque demissio

fixa sanguinis emissio

unde vidit.

Medellam nobis allidit

qui se hodie circumcidit

sit nitenti.

39 En el manuscrito, en vez de “est”, se lee “es”. No es menester advertir que “offertus”, en lugar

de “oblatus”, es un evidente barbarismo, y que hay en este poema otros pasajes en que la

sintaxis latina, y el sentido mismo, resultan bastante mal parados o, cuando menos, dudosos.

En mi traducción, quizá demasiado perifrástica, procuré subsanar estos defectos.

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es para nosotros fuente

de donde mana clemente

nueva vida.

¡Al Padre resplandeciente

gloria eterna, y al potente

de Él nacido!;

¡Gloria al Espíritu Santo,

que inspira mi dulce canto

florecido!

Patri natoque Potenti

laus aeterna, et procedenti.

Amen.40

40 RS, f. 394f, cols. 1-2.

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VIII

SALMOS A LA TRINIDAD

ON PERFECTA ORTODOXIA y con hondo y veraz sentimiento poético y religioso, hemos oído a Don Guillén de Lámport cantar a Cristo Rey y

a la Virgen Inmaculada. Veamos ahora cómo en el tema —sin duda más arduo y sublime— de la Trinidad Augusta, tema en el que es tan fácil resbalar y caer en expresiones teológicamente inexactas, nuestro poeta sabe expresarse, casi siempre, con exquisita propiedad al cantar ese inefable y altísimo Misterio.

Varios son los poemas consagrados por Don Guillén a la Santísima Trinidad, en particular los Salmos 81, 269, 270, 271, 634, 790 y el primero de los Himnos en verso, que se titula “In festo Santisimae Trinitatis”. Algunos de esos Salmos, como el 269, el 270 y el 271, contienen una exposición exacta, pero demasiado escueta, de la doctrina cristiana acerca de la Trinidad; mas que poemas, son una mera profesión de fe, fielmente apegada a los primitivos concilios y al llamado “Símbolo Atanasiano”; pero me parecen de suma importancia para demostrar la fundamental ortodoxia cristiana de su autor y para interpretar benignamente, de conformidad con ellos, algunas expresiones equívocas o poco exactas que los implacables censores de la Inquisición encontraron en los Salmos 634 y 790, de los que hablaremos después. Por ahora prefiero traducir el Salmo 81, que a la clara exactitud de la doctrina sabe unir una sobria belleza de forma:

C

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SALMO 81

Cantemos nuestros cármenes al Señor;

✻ alabemos al Señor y Dios nuestro,

trino y uno, inmenso y altísimo.

Veneremos del Padre la fecundidad

interna y eterna; ✻ glorifiquemos al Hijo

engendrado desde la eternidad por el

Padre.

Adoremos al Paráclito que procede de

ambos; ✻ confesemos al único y

verdadero Dios en la unidad de esencia

y en la Trinidad de personas.

Alabad al Padre, espejo que desde la

eternidad se mira a sí mismo; ✻ y desde

la eternidad engendra dentro de sí su

imagen divina.

Alabad al Padre, que desde la eternidad

esplende, ✻ y produce desde la etenidad,

dentro de sí, su esplendor.

Alabad al Padre, que entiende desde el

PSALMUS 81

Cantemus carmina Domino: ✻ laudemus

Dominum Deum nostrum Trinum et

Unum immensum et altisimum.

Patris foecunditatem ad intra aeternam

veneremur, ✻ filium a Patre genitum ab

aeterno glorificemus.

Paraclitum ab Utroque procedentem

adoremus: ✻ in unitate essentiae, et

Trinitate personae (sic), unum et verum

Deum confiteamur.41

Laudate speculum Patrem sese ab aevo

videntem: ✻ et sibi intrase similem ab

aevo generantem Divinum.

Laudate Patrem ab aeterno splendentem:

✻ et splendorem suum ab aeterno intra se

producentem.

Laudate Patrem ab initio intelligentem:

41 Manuscrito: “confitemur”.

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principio, ✻ y a su sabiduría, desde el

principio, consubstancial.

Alabad al Padre, que habla dentro de

sí desde el principio, ✻ y que profiere

desde el principio, dentro de sí, su

palabra.

Alabad al verbo del Padre, su esplendor,

su sabiduría, su imagen; ✻ Él, que es

llamado su Hijo unigénito, a Él

verdaderamente consubstancial.

Alabad al Padre, que ama a su verbo,

llamado su Hijo, y al verbo Hijo, que ama

a su Padre, ✻ y al amor procedente de

ambos, que se llama el Espíritu Santo

Paráclito.

Sea pues alabado el Padre, el Hijo y el

Espíritu Santo; esto es, Dios, el verbo de

Dios y el amor de Dios, único y solo

altísimo; ✻ y sea conglorificado por los

siglos de los siglos. Amén.

Gloria al Padre…

✻ et sapientam suam intrase ab initio

consubstantialem.

Laudate Patrem a principio intrase

loquentem: ✻ et verbum suum a

principio intrase proferentem.

Laudate Verbum Patris splendorem,

sapientiam, similitudinem: ✻ Filium eius

unigenitum dictum ipsi vere

consubstantialem.

Laudate Patrem amantem verbum suum

vocatum filium: et verbum filium

amantem Patrem ✻ et ab Utroque

procedentem Amorem, qui Spiritus

Sanctus Paraclytus vocatur.

Laudetur ergo Pater, Filius et Spiritus

Sanctus, id est, Deus, verbum, et amor

Dei, unus et solus altissimus: ✻ et

conglorificetur in saeculorum saecula.

Amen.

Gloria Patri…42

42 RS, f. 383v, cols. 1-2.

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Fuera del verbo “produce” (en el versículo 5), acerca del cual se podría en rigor escrupulizar, nada hay en este Salmo que no esté dicho conforme a la mas pura y exigente teología del Dogma Trinitario y con un lenguaje metafórico del mas claro cuño bíblico y paulino. Mas admirable aún, si cabe, por su preñada concisión técnica y un poco escueta —que lo asemeja lejanamente a algunos de los himnos eucarísticos de Santo Tomás de Aquino, desnudos de galas imaginativas pero henchidos de nervio y de luz intelectual—, es el ya mencionado Himno “En la fiesta de la Santísima Trinidad”, escrito en ritmo semejante al de los dímetros yámbicos latinos, pero sin observar las leyes de la prosodia clásica. En la versión de este Himno, como anteriormente en la del “Himno a los Santos Inocentes”, me ha permitido introducir asonancias que le den, para nuestro oído “bárbaro”, un poco de mayor musicalidad:

EN LA FIESTA DE LA

SANTÍSIMA TRINIDAD

(Himno)

Estos tres son un Señor,

el Padre, el Hijo, el Paráclito;

Dios uno y omnipotente,

que es Eterno e Increado.

En tres sagradas Personas

hay una común esencia;

las Personas son distintas,

la esencia es una y eterna.

IN FESTO SANTISIMAE.

TRINITATIS

(Hymnus)

Hi Tres sunt Unus Dominus,

Pater, Filius, Paraclytus:

Unus Deus Omnipotens,

Aeternus, et Increatus.

In tribus sacris Personis

distinctis atque Divinis

Una communis essentia

Existis semper aeterna.

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Pero ingénito es el Padre,

y sólo el Hijo, engendrado;

el Paráclito procede

—amor divino— de ambos.

Tú, pues, bendecido seas,

oh eterno Dios sin principio,

que por tu infinita esencia

reinaste siempre unitrino.

En ti gozabas del ser

por ti mismo subsistiendo,

y sin creado lugar

eras acto puro, eterno.

A ti, Padre engendrador,

a ti, el engendrado único,

y al procedente Paráclito;

a ti adoro, trino y uno.

Amén.

Sed Pater est Ingenitus

genitus solus filius

Paraclytus est Procedens,

Divus amor ab Utroque.

Sis solus tu benedictus

Deus sine principio,

infinita perfectione

Regnasti Trinus et Unus.

In te, per te consistebas

existens in te metipso

et sine loco creato

Actus purus ab aeterno.

O te, Patrem genitorem

te quoque natum genitum

et Procedentem Spiritum,

te colo Trinum et Unum.

Amen.43

No creo exagerar al decir que muy pocas veces ha sido expresado el inefable Misterio Trinitario, en una composición poética, con tan desnuda energía y tan diamantina nitidez, con tan absoluta fidelidad a las fórmulas elaboradas y consagradas por la Iglesia, bajo la luz del Espíritu Santo, para expresar —con

43 RS, f. 393v, col. 1.

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nuestro balbuciente lenguaje humano— el tesoro contenido en la Divina Revelación.

Es, pues, de elemental justicia interpretar benévolamente y en sentido ortodoxo, ciertas expresiones un tanto anfibológicas que se encuentran en los otros dos Salmos consagrados por nuestro poeta a la Trinidad, los ya mencionados 634 y 790. Sin entrar en menudas disquisiciones teológicas y gramaticales, que no son de este lugar, he aquí mi versión:

SALMO 634

¡Jerusalén, Jerusalén, edificada como

ciudad que participa [de los dones de

Dios]! Así clama el Señor: ✻ ¡Yo soy el

mismo que fui, y te mandé mi verbo!

Salió de mí, el que fue a ti, te enseñó y

nuevamente retornó a mí; ✻ Yo me envié

a vosotros en el verbo que salió de mi

boca.

Yo lo engendré en mí mismo; y Yo

ingénito no me engendré; ✻ en Él, que es

otro Yo, me complací, y Él dio testimonio

de mí mismo.

PSALMUS 634

Hierusalem! Hierusalem, aedificata ut

civitas participata: Clamat Dominus:

✻ Ego sum qui fui, et misi Verbum meum

ad te.

Exivit a me, qui ivit ad te, instituit te, et

iterum venit ad me: ✻ misi me ad vos in

Verbo quod prodivit ab ore meo.

In me genui eum me,44 et Ego ingenitus

non genui me: ✻ In ipso me complacui

mihi, et perhibuit de ipso me

testimonium.

44 Esta es la frase, ciertamente incorrecta teológica y aun gramaticalmente, que uno de los

censores inquisitoriales, sin querer atender a lo que inmediatamente agrega el autor, calificaba

de “herejía”.

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Reedificad los muros de mi ciudad,

desolados por vuestras iniquidades;

✻ sed hijos de vuestros padres, los que

habitáis en mi viña.

¿Por qué os vestís las plumas de mis

aves, y sois cachorros del dragón?

✻ Convertíos a mí, y restaurad las ruinas

de mi santa casa.

¿Acaso, como aquel pueblo testarudo, ni

mi voz queréis oír? ✻ ¿Y con duro

corazón, bajo mis ojos, os apartaréis para

siempre de mis caminos?

Gloria al Padre…

Aedificate muros civitatis meae ab

iniquitatibus vestris desolatos:

✻ Filii estote Patrum vestrorum, qui

habitatis in vinea mea.

Quare plumas volucrum fertis mearum,

et estis pulli Draconis: ✻ Convertimini ad

me, et implete domus meae sanctae

ruinas.

Nec vocem meam, sicut populus ille

exacerbatus, vultis audire? ✻ Duro corde

a viis meis sub specie mea recedetis a me

semper.

Gloria Patri…45

Un poeta, un alto poeta religioso se nos ha descubierto hasta aquí en Don Guillén de Lámport. Mas todavía saborearemos otros poemas suyos, encendidos en la “llama del Amor viva” del Cántico por excelencia y de San Juan de la Cruz, que nos muestran al poeta no muy lejano, quizás, de la “noche oscura” y centellante, de las cimas —y las simas— de la auténtica poesía mística.

45 RS, f. 448f.

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IX

SALMOS DE LOS CANTARES

UANDO LO RELIGIOSO no es solo un dogma y un culto, sino una Vida; cuando Dios, sin dejar de ser el Señor absoluto de lo creado, se

convierte en el Amado de un Alma, que lo busca y lo desea con anhelo ardentísimo y doloroso; cuando ese divino Amor llega a ocupar totalmente el ámbito de la conciencia y, penetrando por los oscuros meandros de la subconciencia, pervade y empapa todo el ser humano —cuerpo y alma, intelgencia y sensibilidad, voluntad e instinto—; entonces, esa alma —si además y por encima de todo, es poeta y tiene el don misterioso de la expresión artística—, producirá poesía no meramente “religiosa”, sino “mística”. Poesía mística —ya lo he dicho con ocasión de los poemas de Concha Urquiza—, no en el sentido “técnico” y riguroso de la teología católica, que reserva el calificativo de místicos para ciertos fenómenos sobrenaturales y extraordinarios con que Dios se complace a veces —cuando Él quiere y como Él quiere— en visitar a ciertas almas de elección y en derramar sobre ellas, gratuitamente, sus dones; sino en un sentido mas lato y menos preciso, que no exige ni supone necesariamente el carácter sobrenatural, extraordinario y gratuito de las experiencias e iluminaciones religiosas que aquella poesía expresa.

Imposible de discernir con criterios puramente estéticos, el carácter “místico”, en sentido estricto, de una poesía o de un escrito cualquiera, no cae bajo la competencia y jurisdicción del crítico literario sino de la Autoridad religiosa debidamente calificada. Al crítico literario, en cambio —crítico que

C

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deberá ser, al mismo tiempo, historiador, esteta y psicólogo—, toca discernir entre la poesía meramente “religiosa” por su tema y su sentimiento general, y aquella otra a la que llamamos “mística”, en la que el sentimiento de lo Divino alcanza su mas alta “temperatura”, su mas honda y patética vibración, su mas “tremenda” y devoradora llamarada. Insisto en esa distinción entre la “mística” en sentido estricto y teológico, y la “mística” en sentido lato y mas bien literario y psicológico, para que nadie se asombre ni se escandalice de que yo califique de místicos algunos Salmos de Don Guillén de Lámport, condenado como hereje por la Inquisición Novohispana y muerto en la hoguera —como es sabido—, sin señales de retractación, ni de arrepentimiento, pero sin reconocer jamás que, en materias de Fe, se hubiera apartado de la Iglesia Católica. Prescindiendo, pues, por ahora, de la ortodoxia o heterodoxia de su autor —de la que después diré una palabra—, paréceme que hay no pocos, entre los Salmos latinos de Don Guillén, que superan en mucho la mera poesía “religiosa” y que bien merecen —por su temperatura de fragua y su ímpetu incoercible hacia la unión amorosa con Dios— el calificativo de “místicos”, en el sentido ya expuesto. Poderosamente llaman la atención, desde luego, los Salmos en que nuestro autor se inspira, mas o menos claramente pero sin mengua de su espontánea originalidad, en aquel modelo inmortal de todos los poetas místicos cristianos que es el cántico por antonomasia, el bíblico y salomónico Cantar de los Cantares. A este grupo pertenecen, entre otros, los siguientes Salmos de Don Guillén: el 127, el 135, el 136, el 166, el 167 y el 171. En la imposibilidad de transcribirlos aquí íntegros, me limitaré a citar algunos de ellos y a insertar siquiera algún fragmento de los demás. Particularmente significativo paréceme el Salmo 127, que desde sus primeras palabras (“Capillo, Deus, mentes captivas”) contiene una clara alusión

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al Cantar… (“Vulnerasti cor meum […] in uno crine colli tui”,46 en la versión Vulgata, pues según el texto hebreo debería traducirse: “Me robaste el corazón […] con uno de los collares de tu cuello”):47

SALMO 127

Con un cabello, oh Dios, nuestras mentes

cautivas, en áureas ondas juegan tus

guedejas, ✻ y con su viva hermosura se

apoderan de los corazones de quienes las

miran.

Tu cuello níveo es acariciado por tu rubia

melena, ✻ y el vello juvenil sombrea

hermosamente tu rostro radiante.

Ciñes una diadema de gloria, una corona

más luciente que el sol, ✻ y tus lumbres

resplandecen en el cielo, esmaltadas con

las más ricas gemas.

Te asientas en el divino solio de la luz,

✻ y relampagueas —luz eterna— en

trono estrellado.

PSALMUS 127

Capillo Deus mentes captuvas, crines tui

aureis ludunt in undis: ✻ spectantium

corda vivo decore captantes.

Niveum rubicundis collum lustratur

comis: ✻ et fulgidum radiis pingunt

speciosi vultum et vellus.

Gloriae diadema geris, lucentior sole

coronam: ✻ gemmis et depicta lucent

ditioribus caelo lumina.

In luminis solio sedes divino:

✻ et stellato corruscas lumen aeternum

in trono.

46 Cantar de los cantares, 4, 9.

47 Cfr. La Sainte Bible (Texte latin et traduction française), IV, Letouzey et Ané, Éditeurs, París

1894, pp. 611-612.

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Tu majestad sagrada mézclase y

suavízase con la amada caridad, ✻ y

llena de estupor a tus felices amantes.

Imprimes en los corazones fuerza, luz,

fuego, amor, ✻ y en un amoroso

desmayo, son arrebatados hacia ti,

cantando en un estupor eterno.

Gloria al Padre…

Maiestas sacra tua dilecta charitate

commixta: ✻ beatos obtupefacit amantes.

Imprimis in cordibus vim, lumen, ignem,

Amorem: ✻ et aeterno in te languidi

rapiuntur stupore canentes.

Gloria Patri…48

“Fuerza, luz, fuego, amor…; amoroso desmayo y languidez —´languidi´, dice el texto latino—, eterno estupor” que sobrecoge e invade al “amante feliz”: he ahí las eternas metáforas, nunca agotadas, con que el Amor ha luchado siempre, vanamente, por expresar su gozoso —y doloroso— misterio. Y como natural consecuencia del amor, surge, deliciosamente torturante, la sed de posesión, el anhelo de encontrar al Amado invisible y oculto: “¿Acaso visteis a Aquel a quien ama mi alma?”;49 “Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si encontrareis a mi Amado, ¡anunciadle que languidezco de amor!”.50 Tal es el sentimiento inspirador y dominante en el Salmo 135 de nuestro autor. Y notemos que aquí ya no habla el poeta en plural, como en el Salmo 127, sino que habla en singular, de sí mismo y de “su” Amado, al dirigirse a todas las hermosuras del mundo preguntándoles por Él:

48 RS, f. 388f, col. 2.

49 Cantar de los cantares, 3, 3.

50 Cantar de los cantares, 5, 8.

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SALMO 135

Montes ciprinos de Sión, doradas colinas

de Arabia, ✻ erguidos cedros del Líbano,

floridos valles del Elíseo y amenos

huertos de Chipre.

Aires, fuego y agua, y tú, mole inmensa

de la tierra; ✻ peces escamados, saltantes

rebaños de los campos y aves de los

cielos, revestidas de plumas.

Anfiteatros del cielo y espléndida

máquina de zafiro, ✻ astros rutilantes que

con pavor reconocéis a vuestro autor.

Os conjuro para que me respondáis, y os

pregunto: ✻ ¿dónde buscaré al que amo?,

¿dónde lo encontraré? Otorgad la vida a

un amante.

Decidme, os ruego: ¿dónde lo encontraré

fugitivo, ✻ para que, consumido en esa

hoguera gigante, encuentre en la llama

misma eterna templanza?

[Decídmelo], ¡oh rosas rojeantes de

Jericó, oh palmas de Cades que semejáis

PSALMUS 135

Montes Cyprini Sion aurati colles

Arabiae: ✻ erecti Libani cedri, speciosi

valles Elyssii et hortuli Cypri amoeni.

Aera, ignis et aqua, terrae quoque inviae

moles ✻ squammati pisces petulantia

pecora campi et volucres caeli pennatae.

Amphitheatra caeli et splendida zaphyri

machina: ✻ sidera rutilantia pavore

Auctorem quae noscitis vestrum.

Adiuro dicatis et quaeso ubi quem diligo

quaeram? ✻ Ubi quem amo inveniam?

Concedite vitam amanti.

Dicite mihi rogo, ubi fugitivum eum

adquiram? ✻ Ut tanto rogo perustus

omnia in ipsa flamma temperiem

inveniet aeternam.

Rubicundae Ierici rosae laureantes

Cadesinae palmae: ✻ flumina Babylonis

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laureles triunfales, ✻ oh ríos precipitados

de Babilonia y selvas siempre

florecientes!

Gloria al Padre…

ruentia et silvae semper florentes.

Gloria Patri…51

En seguida (Salmo 136), el Amor se le aparece al poeta como un “Rey, poderoso en armas, pero de pecho clemente” (versículo 2), que “no desdeña amar aun a los indignos”, “Gran Rey que exalta a los humildes” (versículo 3), en quienes graba a fuego su regia imagen (versículo 4). Y aquí el poeta prorrumpe en aquellas divinas paradojas de todos los enamorados: “¡Oh llama cruelmente piadosa, acerbamente, graciosamente ardiente! ¡Aquello que tú abrasas, solo contigo misma se cura!” (versículo 5), que nos hacen recordar los sobrehumanos versos de San Juan de la Cruz:

Oh llama de amor viva,

que tiernamente hieres (…)

¡Oh cauterio suave!

¡Oh regalada llaga!

¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,

que a vida eterna sabe,

y toda deuda paga!

¡Matando, muerte en vida la has trocado!

51 RS, f. 389f, col. 1.

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SALMO 136

Séale permitido al pobre hablarte, oh

Dios, y revelarte lo que tú ya conoces:

los arcanos de su corazón, ✻ y tú

recompensarás al miserable con un

socorro de tus tesoros.

He aquí que el amor es regio, y como

poderoso en armas, es de pecho clemente;

✻ por eso puede amar aun a la ceniza,

porque el amor se gloría en ser amado.

El amor no desprecia a los indignos, sino

que los dignifica; ✻ el gran Rey ensalza a

los humildes, y el amor derrama sobre

los miserables grandes dones.

Imprime en mi mente tu retrato, ✻ para

que, mientras soy atormentado por la

espalda, en mí viva siempre tu imagen.

¡Oh llama cruelmente piadosa,

acerbamente suave y graciosamente

ardiente! ✻ Aquello que Tú abrazas, sólo

contigo misma se cura.

Viéndote a ti, crezca mi incendio,

PSALMUS 136

Pauperi tibi liceat loqui Deus, et scita

cordis revelare arcana: ✻ ex gazis redde

miserrimo tuis subsidio fautor (sic).

En Regius est amor, et ut armis potens,

est pectore clemens: ✻ cinerem te liceat

amare, nam amor se iactat amari.

Indignos non despicit amor sed dignat:

✻ humiles Rex magnus extollit, naturae

effundit miseris magna amor.

Effigiem in mente imprime tuam mea:

✻ ut rigido dum crucior tergo, mihi in me

vivat imago.

O flamma crudeliter pia! Acerbiter

suavis, et lepider ardens! ✻ Tu semper

quae carpis te ipsa tantum medemur.

Te visa crescat incendium dum te

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mientras deseándote se consume mi

pecho; ✻ que mi alma alcance la vida,

para que se alegre en la vida eterna.

Gloria al Padre…

cupiens uritur pectus: ✻ obtineat anima

vitam, ut in vita laetetur aeterna.

Gloria Patri…52

52 RS, f. 389f, col. 1.

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X

SALMOS DEL AMOR

NCENDIDO EN LA “LLAMA cruelmente piadosa” del Amor divino, Don Guillén de Lámport interroga a su Dios con un exquisito pudor de

enamorado que no quisiera revelar su secreto para no exponerlo a las burlas y negaciones de los extraños: SALMO 166

¿Por ventura diré abiertamente al

mundo, Dios mío, que te amo con toda

mi alma? ✻ ¿O sacaré a la pública luz las

amorosas señales de mi corazón?

¿En quién me gloriaré sino en mi Dios?

✻ He aquí que por todos los días del año

me bañé en mis lágrimas delante de ti,

padeciendo por ti y gimiendo.

Mi pan mezclaba a veces con lágrimas, y

hería mis mejillas; ✻ rugía en mi llanto

como león, ululaba como cocodrilo.

PSALMUS 166

Num dicam palam mundo quod diligo

te, Deus meus ex tota anima mea? ✻ An

proferam palam signa cordis amoris?

In quo gloriabor nisi in Deo meo?

✻ Ecce per singulos anni dies, me

lacrimis meis coram te rigavi, in gemitu

meo pro te laborans.

Panem cum fletibus aliquando

miscebam, et maxillas caedebam: ✻

Rugiebam in planctu ut leo, ululabam ut

crocodilus.

E

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En tinieblas lloraba por ti, mi luz, y me

lamentaba en un oscuro lecho; ✻ cantaba

y, espontáneamente, brotaban mis

lágrimas hasta formar ríos.

Llorando mis delitos, llevábate a ti,

vida, en mi espíritu: ✻ en tus brazos me

inundo de llanto,y mi pecho llamea

como un Etna, y como una caverna

lanza gemidos.

Sediento de ti, bebía mis lágrimas, y

hambriento de ti, no quería alimentos;

✻ buscándote a ti, me angustiaba la

muerte, y mi corazón palpitaba trémulo

por el desmayo de la muerte.

Gloria al Padre…

In tenebris pro te luce flebam, in lecto

plangebam obscuro: ✻ cantabam et

sponte Rivos veniebant ad aptos

lacrimae.

Commissa lugens te in spiritu vitam

gerebam, in ulnis tecum inundor planctu:

✻ et pectus ut Aethna flammat, ut

antrum gemitus iactat.

Te sitiens potabam fletus, te esuriens

cibos nolebam: ✻ te quaerens morte

angor et timens cor palpitabat deliquio

necis.

Gloria Patri…53

A despecho de todo, por sobre el terror de la muerte que se avecina, el amante no puede esconder mas su secreto y prorrumpe en esta confesión de amor, letanía incansable de enamorados requiebros:

SALMO 167

Logre, oh Señor, lo que te pido, y

PSALMUS 167

Obtineam Domine quae peto, et quae

53 RS, f. 20r, col. 1.

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concédeme lo que te suplico: ✻ si tú estás

conmigo, ruégote que nunca te apartes, y

que no te alejes mucho, si llegas a

apartarte.

Tú, tesoro de mi corazón, en ti arráiguese

por el amor; ✻ tú, luz de mis ojos, que

estos te vean siempre resplandeciente,

que mediten en ti, que te encuentren.

Tú, panal divino de mi boca, que mis

labios te gusten y melificados te alaben;

✻ tú, alimento, que mi paladar te coma,

hambriento de ambrosía.

Tú, espíritu de mi esencia, que en ti

encuentre vida y movimiento; ✻

tú, camino excelso de mi alma, que en ti

dirija sus pasos y camine contigo.

Tú, placer y amor de mi voluntad, que en

ti se gloríe; ✻ que en ti unida descanse,

que en ti se extasíe y se consuma.

Tú, sabiduría de mi entendimiento, que

en ti se nutra mi prudencia; ✻ tú, virtud y

fuerza de mi memoria, que siempre

pensando en ti, te retenga.

requiro concedas: ✻ si mecum assistis, a

me, quaeso numquam recedas nec longe

distes, si distas.

Tu cordis mei thesaurus in te radicetur

amore: ✻ tu lumen oculorum meorum Te

semper micantem inspiciant meditentur,

invenient.

Tu oris mei favum divinum, te gustent

mea labia et mellificata laudent:

✻ Tu cibus palatus te comedat esuriens

ambrosiam.

Tu spiritus essentiae meae, te vitam

inveniat et motum: ✻ tu via excelsa

animae meae, in te quoque dirigat

gressus et tecum incedat.

Tu voluptas et voluntatis meae es Amor,

in Te glorietur: ✻ in te unita quiescat, in

te rapiatur, in te exsistat adusta.

Tu intellectus mei sapientia, in te

nutriatur prudentia: ✻ tu tota virtus

memoriae meae, te cogitando retineat.

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Tú, gloria de mi mente, que en ti absorta

se alegre, ✻ y cante tus grandezas con

eternos pregones. Amén.

Gloria al Padre…

Tu mentis meae denique gloria, in te

absorta laetetur: ✻ et tua praeconiis

concinat magnalia aeternis. Amen.

Gloria Patri…54

“Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo porque el amor es fuerte como la Muerte y el celo del Amor es inflexible como el Scheol; sus lámparas son lámparas de fuego y de llama”.55 Así clamaba, ebria de amor la Esposa del cántico. Y esas palabras son, sin duda, las que inspiran a nuestro poeta en su Salmo 171, que es todo un espléndido tapiz de reminiscencias bíblicas:

SALMO 171

Ebria, oh Señor, háblete mi alma; yo te

diré lo que deseo, pues poseo las prendas

de amor; ✻ tú, oh Dios a quien amo, tú

que lo puedes, cumple mis palabras.

Siento lo que decir no puedo, ardo pero

no veo la llama; ✻ veo los efectos,

conozco que tú eres su causa, y aunque

nada merezco, tu clemencia me da

grandes dones.

PSALMUS 171

Ebria loquatur tibi Domine anima mea;

dicam quae cupio; possideo pignora

amoris: ✻ tu Deus quem cupio, imple

mea dicta Qui potes.

Sentio quod dicere nequeo, uror sed

flammam non video: ✻ effectus cerno te

causam esse cognosco, et quamvis nil

mereor, tu multa reddis clementer.

54 RS, f. 392f, cols. 1-2.

55 Cantar de los cantares, 4, 6.

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Por eso diré —no hablo yo, sino que

habla en mí tu virtud y tu amor—:

✻ tú, vida mía, me conservas viviente,

pues vives en la mitad de mi pecho.

Llévote como un sello sobre los arcanos

de mi corazón; ✻ te siento escrutar con

fuego mis entrañas y mis médulas, y

herir continuamente mis entrañas con tu

hoguera suave.

O me engaña mi propia idea, y la

imaginación me hace tropezar; ✻ o tú

sabes que lo que experimento es verdad

y verdad también lo que te pido, pues mi

herida no calla su sentir.

Por mi lengua escribes con un cálamo de

escriba, en mi mente te leo como un libro,

✻ y lo que digo bien, tú lo dictas, y a Ti

sea honor, eterna alabanza y majestad.

Gloria al Padre…

Hinc dicam: non loquor ego, sed loquitur

in me tua virtus et amor: ✻ tu vita me

servas viventem, in medio quoque

pectoris vivis.

Signaculum super cordis mei arcana te

gero, renes te sentio scrutantem: et igne

medullas; ✻ ilia sic iugiter carpentem

suaviter rogo.

Aut propria me fallit idea, aut casum

facit imago; ✻ aut scis quod vera experio:

et vera flagito veris, nam sensum non

reticet vulnus.

In lingua ut calamus scribis, in mente te

perlego librum: ✻ et quae bene dico

dictas, et tibi sit honor, aeterna sit laus et

maiestas.

Gloria Patri…56

Quien tan bellos Salmos místicos escribía, ¿sería protestante, o —como se ha dicho— “sospechoso de protestantismo”? ¿Sería Don Guillén de Lámport —

56 RS, f. 392v, col. 1.

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como se lee en la sentencia de la Inquisición Novohispana— “sectario de las sectas y herejías de los malditos herejes Calvino (…) y Lutero”? Con todo el respeto debido al Santo Oficio —tribunal eclesiástico y respetable en sí mismo, mas no infalible ni impecable en sus actuaciones concretas—, debo decir que tal acusación de protestantismo en contra de Don Guillén, paréceme absolutamente infundada.

Nada hay de protestante, desde luego, en los numerosos Salmos e Himnos de Don Guillén que hemos visto hasta ahora. Y puedo asegurar —después de leer atentamente los más de novecientos Salmos que forman su Regio Salterio y sus Himnos métricos intercalados en él— que en toda esa caudalosa producción poética no hay ni sombra de las doctrinas características del luteranismo ni del calvinismo de aquellos tiempos.

Y, en efecto: ¿cómo había de ser protestante el que, después de años de encarcelamiento por la Inquisición, proclama espontánea y paladinamente que “Pedro es la piedra de la Iglesia de Dios, y la Santa Iglesia Romana es Pedro y piedra; y sin esta verdadera fe nadie puede salvarse eternamente” (Salmo 626)?57 ¿Luterano, el que explícitamente escribía: “ Benditos los que firmemente se adhieren a la Santa, Apostólica Iglesia Romana, porque fuera de su seno no hay salvación”; y profesara de manera inequívoca la doctrina católica mas claramente antiluterana sobre la necesidad de las buenas obras sobrenaturales: “Creed, oh benditos, que obráis el bien y amáis la justicia: porque la fe solo es viva con obras”?58

57 “Petrus est Petra Ecclesiae Dei, et Ecclesia Sancta Romana est Petrus; et Petra: ✻ sine hac vera fide

nullus salvari potest in aeternum”. Psalmus 626, RS, f. 447f, v. 5.

58 “Benedicti qui Sanctae Apostolicae Ecclesiae Romanae firmiter adhaerent; ✻ quoniam extra gremium

eius nulla est salus. / Credite, benedicti operantes bonum et diligentes iustitiam: ✻ quoniam fides

tantum operibus viva est et fides”. Psalmus 272, RS, f. 496f, col. 1, vv. 2-3.

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Ni podía ser calvinista o luterano quien explícitamente afirmaba el libre albedrío de la humana voluntad, como lo veremos al tratar de sus teorías astrológicas. Ni protestante, en general, quien fervorosamente pedía a Dios: “Extirpa de los confines del mundo al monstruo deforme de la Herejía; oh Dios, vuelve tus ojos a la mísera Inglaterra, a Escocia, a Dinamarca, a Holanda, ✻ Y a todos los inficionados con la peste luterana congrégalos [vuelve a unirlos] a tu Iglesia Santa”.59 ¿Podría ser protestante el que categóricamente admite el dogma católico y típicamente antiprotestante de la existencia del purgatorio, como lo admite Don Guillén en su Salmo 758?60 ¿Podría ser protestante quien cantaba a la Virgen María con tan filial ternura en sus Salmos 367 y 368, y expresamente proclamaba la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios en su Salmo 139, como lo vimos anteriormente en el capítulo “Salmos a María”, y explícitamente aprobaba el tradicional nombre de “Theotocos” —“Madre de Dios”— dado a María por el Concilio de Éfeso y por toda la Iglesia Católica?61

No, no podía, en manera alguna, ser acusado de protestantismo el que se gloriaba de que su padre, una vez viudo, había sido “sublimado por Dios a las cumbres del sacerdocio”, donde “diariamente comía el Pan de vida y bebía el Cáliz de los Ángeles”;62 el que llamaba a Dios, “Dios del Pueblo Católico”;63 el

59 “Monstrum deforme haeresis exstirpa de finibus mundi / Miseram, Deus, respice Angliam, Scotiam,

Dinamarcam, Hollandiam, ✻ et omnes Lutherana infectos peste congrega Ecclesiae tuae sanctae”.

Psalmus 753, RS, f. 465f, vv. 4b-5.

60 RS, f. 465v.

61 “Deus tempore factus est homo in Maria Virgine illibata: ✻ unde Theotocos, Dei Mater, alma Virgo

praedicatur”. Psalmus 271, RS, f. 405v, col. 2, v. 4.

62 “Panem vitae manducabat, et calicem Angelorum bibebat quotidie (…) Ad culmina sacerdotii tui

Domine, non mundi, sublimasti eum: ✻ et intimore tuo, in iustitia et semitis tuis fecisti eum ambulare.”

Psalmus 309, RS, f. 409v, col. 2, vv. 2-3.

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que, desde su prisión inquisitorial de la Nueva España, se dirigía a sus “Hyberni catholici mei” (o Irlandeses míos católicos), exhortándolos a permanecer fieles a la Iglesia Católica Romana;64 el que cordial y nominalmente abominaba de los herejes “Lutero, Sergio y Villalpando”, y elogiaba a sus compatriotas Irlandeses por ser “constantísimos luchadores de la Iglesia Romana”.65

No podía, finalmente, ser protestante, ni sospechoso de protestantismo, quien consagraba todo un Salmo a exhortar a los ingleses con estas palabras: Oh, nobles ingleses […], para quienes

cultivo un gran afecto íntimo: ✻ sed

ahora nobles en la Fe, como antaño,

porque no existe otra verdadera nobleza.

Arrojad ya, por fin, la maldad de la

serpiente de Lutero y recibid la Fe:

✻ ¡retornad a la Madre sagrada, abrazad

la Iglesia Romana!

Oh, nobiles Angli in mundo, quibus

intimum exaggero affectum: ✻ nobiles ut

olim estote modo in fide, quoniam non

est nobilitas alia.

Pellite iam tandem serpentis Lutheri

nequitiam, accipite fidem:

✻ ad Matrem reddite Sacram, Romanam

amplectite Ecclesiam.66

63 “Benedictus Dominus Deus Israel, Deus populi Catholici”. Psalmus 88, RS, f. 384f, col. 2, v. 1.

64 “Hyberni catholici mei”. Psalmus 678, f. 454v, v. 1.

65 “Lutherus, Sergius, Villalpandus, mundum infescerunt”. Psalmus 199, RS, f. 398f, col. 1, v. 6. “Ipsi

constantissimi Ecclesiae Romanae Pugiles”. Psalmus 200, RS, f. 398f, col. 2, v. 5.

66 Psalmus 656, RS, f. 451f, vv. 5-6.

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Es, pues, evidente, a mi juicio, que la acusación de protestantismo hecha por los inquisidores contra Don Guillén de Lámport, es una torpísima calumnia, destituida de todo fundamento. Y aquí permítaseme hacer mías las palabras lapidarias con que, en una ocasión semejante, concluye el Maestro Menéndez Pelayo: “Duras son, y repugnantes de decir, estas cosas; pero la historia es historia”.67

67 Marcelino Menéndez y Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, IV, Madrid 1947, p. 238.

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XI

ORTODOXIA DE DON GUILLÉN

L JUEVES 6 DE NOVIEMBRE de 1659, después de diecisiete años de cárcel y proceso (Don Guillén había sido aprehendido el 26 de octubre de

1642), la Inquisición de la Nueva España sentenció a “Don Guillén Lombardo de Guzmán”, propiamente “Guillermo Lamport”, a ser relajado al brazo secular por “haber sido y ser hereje, apóstata, sectario de las sectas y herejías de los malditos herejes Calvino, Pelagio, Juan Hus, Viclefo (Wicleff) y Lutero, y de los alumbrados y otros heresiarcas; dogmatista inventor de otras nuevas herejías, fautor y defensor de herejes, protervo y pertinaz, y por ello haber caído e incurrido en sentencia de excomunión mayor y estar de ella ligado, y en confiscación y perdimiento de todos sus bienes que en cualquier manera le puedan pertenecer, los cuales mandamos aplicar y aplicamos a la Cámara y Fisco Real de esta Inquisición.”68 Leída esta sentencia en el solemne “Auto General de la Fe” que se verificó el 19 del mismo mes y año en la Plaza Mayor de la ciudad de México, fue entregado Don Guillén —junto con otros cinco reos condenados a la “relajación”— al Señor Don Juan Altamirano, Conde de Santiago, Corregidor de la ciudad de México, el cual procedió inmediatamente con el Asesor a dictar la sentencia de muerte (consecuencia ya prevista e inevitable de la susodicha “relajación”): Don Guillén debería ser quemado “en vivas llamas

68 Luis González Obregón, op. cit., p. 201.

E

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de fuego, hasta que se convierta en cenizas y dél no quede memoria”.69 Era la sentencia habitual en estos casos: los reos “relajados al brazo secular” deberían ser “quemados vivos si no se reducían”. ¿Y si se “reducían”, es decir, si a última hora aceptaban retractarse y confesarse —preguntará quizás alguien—, cuál sería la sentencia? También serían quemados, pero no vivos, sino después de haber sido muertos en el garrote o la horca… “Por las calles de Plateros y San Francisco” fueron conducidos los reos, “montados en bestias de albarda”, hasta la Alameda, “donde hacia la parte occidental, y frente a la Plaza del Convento de los frailes Dieguinos“—dice González Obregón—, en la llamada Plaza de San Hipólito, se encontraba “el brasero” para semejantes casos, el llamado “Quemadero”. Colocaron a Don Guillén “sentado para el suplicio, y afijándole la garganta con una argolla”; prendiéronle fuego a la leña, “y en breve se convirtió en cenizas”. Para colmo y remate edificante, el cronista del Auto70 se permite agregar (lo cual no consta en el acta original de la ejecución que se halla en el Proceso) que Don Guillén, al serle puesta la argolla en la garganta, “viendo que sus esperanzas le habían salido vanas, y engañado del Demonio, él mesmo se ahogó dexándose desesperado caer de golpe”, con lo que se añadía a su muerte infamante un nuevo borrón: el de suicida. “Acabose esta ejecución de suplicio —concluye plácidamente el cronista— a las ocho de la noche”. “Después, las cenizas de Don Guillén y de sus compañeros de suplicio —dice González Obregón—, confundidas unas con otras, se arrojaron a paletadas en

69 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, al final del tomo, s/f.

70 Dr. D. Rodrigo Ruiz de Cepeda Martínez, Auto general de la Fee…, Imprenta del Santo Oficio,

México 1659, s/n.

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las aguas cenagosas de la zanja que limitaba los salitrosos muros del Convento de San Diego”.71 ¿Qué decir de la sentencia de la Inquisición, y en particular acerca de la ortodoxia o heterodoxia de Don Guillén? Desde luego, paréceme cuando menos extraño que Don Guillén hubiera sido o pudiera ser, simultánea o aun sucesivamente, “sectario” de doctrinas tan palmariamente opuestas e incompatibles entre sí como son las del Calvino y las de Pelagio, las de Calvino y las de Lutero y que todavía además profesase las herejías de Huss y de Wicleff; y que, no satisfecho con esa suculenta “olla podrida” de herejías, fuese todavía “dogmatista e inventor de otras nuevas herejías”. (¿Cuáles?, ocúrresenos preguntar.) En cuanto a la ortodoxia, en general, de Don Guillén —sin que yo pretenda reabrir y prolongar el inacabable proceso que durante diecisiete años siguiole la Inquisición— debo repetir, por amor a la objetividad histórica, lo que ya dije a propósito de su “protestantismo”: yo no encuentro, en los Salmos e Himnos de Don Guillén nada que sea claramente heterodoxo (ni calvinista, ni pelagiano, ni luterano, ni hussita, ni wicleffita), y sí encuentro, por el contrario, muchísimas cosas no solo perfectamente ortodoxas, sino que revelan en él un no vulgar conocimiento de la teología católica y un profundo sentimiento religioso y católico. Recuérdense los poemas que hemos citado, acerca de Jesús Niño y de los Santos Inocentes, acerca de la Pasión y Muerte del Redentor, acerca de “Cristo Rey” y la Virgen Inmaculada; recuérdense sus Himnos métricos del Santísimo Nombre de Jesús y de la Cruz, “tésera” o sello de Cristo, y sus Salmos a la Trinidad, y sus ardientes Salmos místicos de los Cantares, y sus Salmos al Amor… Y dígaseme lealmente si esos poemas no bastarían para honrar a

71 Luis González Obregón, op. cit., p. 231.

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cualquier poeta cristiano y católico, y para poner fuera de toda duda su ortodoxia, a no ser que por otras fuentes se demostrara evidentemente lo contrario. No voy aquí a discutir una por una —porque sería cuestión de nunca acabar— las “herejías” de que lo acusaban los censores de la Inquisición. Pero, de un modo general, diré que tales acusaciones no me parecen justificadas, porque creo que, con el método de interpretación que ellos solían emplear —a lo menos en este Proceso, que he estudiado a conciencia—, no sería difícil encontrar herejías a granel en los escritores mas ortodoxos, en los propios Santos Padres y aun en la mismísima Sagrada Escritura. Por ejemplo, toda expresión de Don Guillén en contra de la Inquisición o de los Señores Inquisidores en lo personal, es invariablemente calificada por los censores como “suspecta de haeresi” (“sospechosa de herejía”) o “sapiens haeresim” (“con sabor a herejía”), o “contra Ecclesiam er contra fidem, reductive” (“contra la Iglesia y contra la fe, reductivamente”), o se dice que en ella se manifiesta “un ánimo de espíritu heretical”.72 De manera semejante, todos los pasajes en que Don Guillén dice que Dios lo ha constituido “Rey” o “Emperador de los Mexicanos” y que le ha inspirado su Regio Salterio, son censurados como “heréticos”, porque —según los calificadores— en tales pasajes Don Guillén es formalmente un pseudo profeta semejante a Mahoma o a otros fundadores de falsas religiones. Y todos los Salmos en que Don Guillén habla de pretendidos “favores” sobrenaturales recibidos del cielo —apariciones o milagros hechos en su favor—, son juzgados también como horribles y sacrílegas blasfemias…

72 Cfr. la “Qualificación del P. Mtro. Mathías de Bocanegra”, de la Compañía de Jesús, fechada

en 22 de febrero de 1656. AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 220f-229v.

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Algunas expresiones teológicamente inexactas, pero que por el contexto se aclaran muy suficientemente, son tildadas de “herejías formales”. Un solo ejemplo: en el Salmo 63473, Don Guillén tiene una frase infeliz, en que parece decir que el Padre Eterno, al engendrar desde la eternidad al Hijo, se engendra a Sí mismo: “in Me —dice el Padre— genui Eum Me”(versículo 3), pero inmediatamente, en el mismo versículo agrega: “et Ego Ingenitus non genui me” (“y Yo, Ingénito NO me engendré”). Es claro que la primera expresión es equívoca y teológicamente inexacta, pues en sentido propio no puede decirse que el Padre, al engendrar al Hijo, se haya engendrado a Sí mismo. Pero, vista en el contexto de lo que inmediatamente después dice el autor (que el Padre es absolutamente Ingénito, NO engendrado) y teniendo en cuenta los otros varios Salmos y el Himno a la Santísima Trinidad, ya antes citados, en que tan claramente expone la doctrina ortodoxa, es evidente que esa expresión incorrecta no es mas que una excesiva hipérbole para decir y ponderar cómo, a pesar de la real distinción de las Personas Divinas, el Padre y el Hijo (lo mismo que el Espíritu Santo) se identifican absolutamente en la unidad y unicidad de la Divina Esencia. Y, sin embargo, uno de los Calificadores toma ocasión de ese pasaje incorrecto, interpretándolo ad pedem litterae, para ensañarse contra Don Guillén y acusarlo de que niega el dogma de la Trinidad.74 Por lo que toca, finalmente, a la Astrología —que es otra de las principales acusaciones de los Inquisidores—, ya veremos en qué sentido ortodoxo la defendía Don Guillén.

73 Cfr. RS, f. 76r.

74 Véase la “Censura del P. Marcos de Irala S. J.” AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 247f.

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XII

DON GUILLÉN, ASTRÓLOGO

NA DE LAS PRINCIPALES acusaciones que se hicieron contra Don Guillén de Lámport en la Inquisición novohispana fue la de “astrólogo

judiciario”,75 o sea, de que profesaba y practicaba la falsa doctrina de los que pretendían anunciar con certeza el futuro de los hombres mediante el estudio de la situación de los astros en el día y hora exacta del nacimiento de los mismo. Veamos qué había de verdad en esta acusación. Es verdad —y el mismo Don Guillén lo confiesa— que había estudiado la Astrología, considerada entonces por muchos como una verdadera ciencia y no bien separada aún de su hija la Astronomía. Es también verdadero que Don Guillén tomaba muy en serio aquella pretendida ciencia —como muchos de sus contemporáneos—, y que había llegado, en algunas ocasiones, a consultar astrólogos y aún a “levantar figuras”, es decir, a trazar los misteriosos dibujos con que los astrólogos fijaban, o pretendían fijar la exacta posición relativa de los astros en el momento del nacimiento de una persona —su “horóscopo”—, para de allí sacar y predecir sus inclinaciones y su futuro. Entre los Papeles de Don Guillén que posee el Señor Conway— y que este tuvo la gentiliza de facilitarme, como ya anteriormente dije—, se encuentra uno de esos horóscopos: el que Don Guillén trazó para Don Sebastián Alfonso Carrillo, que

75 Véase la “Acusación del Fiscal”. AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 119f-133f. Y la sentencia

final, AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, al final del tomo, s/f.

U

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había sido su discípulo de latín y en cuya casa vivía cuando fue aprehendido por la Inquisición. Todo esto podrá ser falsa ciencia o mera superchería para explotar incautos, pero no es —siempre y necesariamente— contrario a la Fe cristiana. Contraria a la Fe propiamente solo comienza a ser la Astrología cuando se pretende atribuir a tales predicciones acerca de actos libres futuros verdadera certeza, porque tal cosa supone —explícita o implícitamente— la falsa tesis de que las posibles influencias de los astros sobre la humana voluntad son de tal manera determinantes, que anulan el libre albedrío y, por consiguiente, la responsabilidad humana. Mientras a eso no se llegue; mientras se respete la existencia del libre albedrío de la voluntad humana y su capacidad para resistir a las “influencias” de los astros, no hay realmente error contra la Fe, ni mucho menos “herejía”, en afirmar cierta influencia —no determinante— de los astros sobre la conducta humana, y en pretender que, mediante el estudio de tales influencias, se puedan prever, con alguna probabilidad y de una manera falible, algunos sucesos y actos futuros del hombre.

Esa doctrina, cabalmente, es la que sostenía Don Guillén de Lámport: exageraba, ciertamente, al decir “que era herejía en negar la influencia dellos (de los astros) para inclinar el hombre al bien y mal”, pero invariablemente sostenía que tal influencia se verificaba “sin violencia del albedrío”.76 Y en su Salmo 91 expresamente enseñaba que las predicciones de los astrólogos sólo pueden ser “probables, no infalibles”, puesto que “el Altísimo… nos hizo libres” y “nos dejó dueños (´dominantes´) de los astros”:

76 “Manifiesto de D. Guillén”, AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, encuadernado entre ff. 5-6.

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SALMO 91

Bendecid el nombre de nuestro Dios y

Dios de Jacob; ✻ alabad al Dios vivo y

verdadero, que mostró la potencia de su

brazo en el cielo y en la tierra.

Erigió el cielo y las estrellas, creó el sol

tras las tinieblas, ✻ estableció moradas

para los signos [del Zodiaco] y lugares

para las estrellas fijas y para las errantes.

Al sol concedió facultad de engendrar

creaturas imperfectas, como los gusanos,

✻ y a los cuerpos celestes concedió

influjos sobre los sublunares.

Los astros mueven a los hombres,

moviendo los humores mixtos de los

elementos ✻ con los que las fuerzas

superiores empapan a la naturaleza. (?)

El Altísimo, que hizo los astros, a los

astros mueve dulcísimamente,

✻ y quien nos hizo libres, dejónos

dueños de los astros.

PSALMUS 91

Benedicite nomini Dei nostri, et Dei

Jacob: ✻ laudate Deum vivum et verum:

qui ostendit brachii sui potentiam in

caelo et in terra.

Erexit caelum, et stellas, creavit solem

post tenebras: ✻ aedes signis, fixis atque

erraticis statuis luminibus loca.

Facultatem generandi creaturas

imperfectas, ut vermes, soli concessit:

✻ et caelestibus super sublunaria

influxus.

Sidera movent homines, moventes

humores mixtos ex elementis:

✻ in quibus natura[m] permeant superni

virores.77

Altissimus qui astra fecit, astra

dulcissime movet: ✻ et qui fecit nos

liberos, Astrorum Dominantes reliquit.

77 Lectura dudosa.

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Probables, no infalibles, juzguen los

astrólogos los sucesos, ✻ porque de los

futuros contingentes nada puede por

nosotros ser asegurado con certeza.

Con imaginarios círculos dividió Dios el

cielo, ✻ y a los emporios del año,

llevados hasta el ápice de su división,

les dio términos.

Manifestó las maravillas de la naturaleza

en los cometas y en las constelaciones

celestes, ✻ y también en los egregios

movimientos de la desigualdad. (?)

El celeste firmamento y la razón señalan

con el dedo a los paganos el nombre del

Omnipotente, ✻ y por eso son

confundidos los malignos con sus

simulacros [o ídolos].

Adorad a Dios, todos los ángeles;

adoremos a nuestro Dios, ✻ y en sus

maravillas alabemos a aquel que vive y

Probabiles non infallibiles, iudicent

Astrologi casus: ✻ quoniam de futuris

contingentibus nil certe affigitur a nobis.

Imaginariis divisit Deus circulis caelum:

✻ et emporibus partis anni ad apicem

diremptionis terminos dedit.78

Miracula naturae in cometis,

constellationibus et caelestibus:

✻ in egregiis itidem inaequalitatis

motibus ostendit.79

Caeli firmamentum et ratio ethnicis

indigitat omnipotentis nomen:

✻ et idio confunduntur cum simulacris

suis maligni.

Adorate Dominum omnes Angeli,

adoremus Deum nostrum ✻ et in

mirabilibus eius iubilemus ei qui vivit et

78 Lectura dudosa.

79 Lectura dudosa.

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reina por los siglos de los siglos.

Gloria al Padre…

regnat in saecula saeculorum.

Gloria Patri…80

En un tono todavía mas exaltado, elogia Don Guillén la que él llama “Astrología católica”, en su Salmo 675, llegando a llamar “estúpidos” y “herejes” a quienes “niegan los influjos de los astros”:

SALMO 675

Dios, Dios mío, admirable eres tú y

bendito en tus obra;: ✻ estos enemigos

estúpidos y enemigos de tu nombre,

condenan tus astros.

Contra la fe y observancia de la Iglesia

niegan los influjos de las estrellas,

✻ y los herejes rechazan la astrología

católica considerada probable.

Yo los condené en tu nombre, y rechacé a

esos ineptos con tus palabras y tus

signos; ✻ reprueban tu sabiduría los

estultos, que ignoran hasta los

rudimentos de la gramática.

PSALMUS 675

Deus Deus meus mirabilis es tu, et

benedictus in operibus tuis: ✻ hostes isti

stupidi, et nominis tui inimici, damnant

sydera tua.

Contra fidem et observantiam Ecclesiae

negant influxus stellarum.

✻ Astrologiam catholicam probabiliter

iudicatam rejiciunt haeretici.

Damnavi eos in nomine tuo, per verba et

signa tua reieci ineptos: ✻ reprobant

sapientiam tuam stulti, qui rudimenta

grammaticae ignorant.

80 RS, f. 384v, col. 2.

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Gran astrólogo me hiciste hoy, Señor,

por tu gracia infusa, ✻ porque por medio

de tus cielos veo que se cumplirán todas

aquellas cosas que tú me dictaste.

Las palabras proféticas que en mí

hablaste por todo este Salterio, ✻

veo que a despecho de las tinieblas serán

cumplidas por ti, oh Señor, hasta el

último ápice.

Hice ahora un juicio preclaro, iluminado

por tu nueva luz y en verdad consonante

a tus palabras. ✻ ¡Sea gloria a ti, Señor, y

a tu n, porque tu Verdad es eterna!

Gloria al Padre…81

Magnum hodie me fecisti Astrologum

Domine per gratiam infusam tuam:

✻ quoniam per coelos tuos video, quae

mihi dictasti complenda fore.

Propheticos sermones, quos in me

loquutus es in hoc psalterio per totum,

✻ cerno ad crinem invitis tenebris esse

omnes a te Domine implendos.

Iudicium a novo lumine tuo feci modo

praeclarum, et vere consonans dictis: ✻

Gloria sit tibi Domine et nomini tuo,

quare veritas tua viget aeterna.

Gloria Patri…

Sin la poética exaltación de este Salmo, pero con mayor lucidez y precisión, exponía Don Guillén su doctrina sobre la Astrología en su respuesta a la acusación del Fiscal: “Digo que es verdad que yo he hecho varios nacimientos (sic), tomando el día y hora de los natos (sic por “nacidos”), según y como manda, permite y enseña la cathólica Astrología, y lo que añade el Señor Fiscal, de caracteres y cifras prohibidas, ni imaginadas, no los hay; y pido, si hay testigo que lo deponga, que los muestre…” No acepta que “el cathólico

81 RS, f. 454f.

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astrólogo pretende con soberbia ni vanidad alcanzar los futuros contingentes con certeza o infalibilidad”; afirma “la potencia del libre albedrío” para “vencer la inclinación mas vehemente” de los astros; niega “que las estrellas fuerzan la voluntad”, ya “que siempre el hombre queda libre, como enseña la fe por el Sagrado Concilio Tridentino…”; y proclama con absoluta claridad: “El Derecho Civil y Canónico condenan la Astrología… que quita la libertad, y lo mismo yo y cuantos fieles hay…; mas inclinar al hombre e influir en sus humores que corresponden a los elementos, nunca hubo quién lo negara, como afirma Santo Thomás,82 que dice que lo que el astrólogo pronostica del hombre las mas veces y comúnmente siempre sale verdadero, porque pocos son lo que vencen sus pasiones y avasallan el apetito y “(sic) inclinaciones a la razón prudente”.83 Con gran curiosidad he ido a comprobar la cita y he encontrado que Don Guillén sabía lo que traía entre manos: en efecto, Santo Tomás de Aquino en el lugar citado de su Summa Theologica, se pone la objeción de que “los astrólogos frecuentemente anuncian cosas verdaderas acerca de los acontecimientos de guerras y de otros actos humanos cuyos principios son el entendimiento y la voluntad”, y a esta objeción responde: (Ad Tertium…) “A lo tercero, hay que decir que muchos de los hombres siguen las pasiones, que son movimientos del apetito sensitivo y a las cuales pueden cooperar los cuerpos celestes; ya que son pocos los sabios, que resistan estas pasiones. Y por eso los astrólogos las mas veces pueden predecir cosas verdaderas, y principalmente en lo común, aunque no en lo especial, porque nada prohíbe que algún hombre resista a las pasiones por el libre albedrío. Por lo que los mismos astrólogos dicen que el hombre sabio domina a los astros, esto es, en

82 Tomás de Aquino, Summa Theologica, Ia. P., qu. 115, art. 4.

83 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 232v.

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cuanto domina sus pasiones“.84 Y casi en los mismos términos, pero todavía con mas amplitud y claridad, expone Santo Tomás su doctrina en la misma Summa Theologica, donde claramente admite que, aunque los astros “no pueden ser de por sí causa de las superaciones del libre albedrío”, “pueden inclinarlo dispositivamente” en cuanto influyen en las fuerzas y potencias sensitivas; de donde él mismo deduce que la Astrología solo será “adivinación supersticiosa e ilícita” cuando “se usa de la consideración de los astros para conocer anticipadamente los futuros casuales o acontecimientos fortuitos, o también para conocer CON CERTEZA (per certitudinem) las obras futuras de los hombres.” (Ibid., in corp. Y véase la resp. Ad 2um.)85

84 “3.— PRAETEREA: Astrologi frequenter vera annuntiant de eventibus bellorum et aliis humanis

actibus, quorum principia sunt intellectus, et voluntas…”

“AD TERTIUM: Dicendum, quod plures hominum sequuntur passiones, quae sunt motus

sensitivi appetitus, ad quas cooperari possunt corpora coelestia: pauci autem sunt sapientes qui

hujusmodi passionibus resistant. Et ideo astrologi ut in pluribus vera possunt praedicere, et maxime in

communi, non autem in speciali; quia nihil prohibet, aliquem hominem per liberum arbitrium

passionibus resistere. Unde et ipsi astrologi dicunt, quod sapiens homo dominatur astros inquantum

scilicet dominatur suis passionibus”. Tomás de Aquino, Summa Theologica, I, q. 115 a. 4.

85 “…corpora coelestia non possunt ese per se causa operationum liberi arbitrii. Possunt tamen ad hoc

dispositive inclinare, inquantum imprimunt in corpus humanun, et per consequens in vires

sensitivas, quae sunt actus corporalium oranorum…” “si quis ergo consideratione astrorum utatur ad

praecognoscendos futuros casuales, vel fortuitos eventos, aut etiam ad cognoscendum per

certitudinem futura opera hominum, procedit hoc ex falsa, et vana opinione…; unde erit divinatio

superstitiosa, et illicita…” Tomás de Aquino, Summa Theologica, IIa. IIae., q. 95, a. 5, in corp.

Cfr. Etiam resp. Ad 2um.

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No había, pues, en cuanto a la doctrina, error ni herejía en Don Guillén de Lámport, que en este punto podía invocar en su defensa nada menos que a Santo Tomás de Aquino.

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XIII

LA SOMBRA DE PICO DE LA MIRANDOLA

ESDE EL MOMENTO que sostenía firmemente la libertad de la voluntad humana, aun bajo las influencias de los astros, y que no atribuía a las

predicciones astrológicas sino un valor probable y falible, Don Guillén de Lámport —concluimos en el anterior artículo— manteníase dentro de los límites de la ortodoxia doctrinal. Hemos de reconocer, sin embargo, que su conducta moral no estaba igualmente exenta, en este punto, de toda censura. Porque, al consultar astrólogos y al hacer él mismo “nacimientos” astrológicos, Don Guillén violaba las graves prohibiciones que las autoridades eclesiásticas habían juzgado conveniente establecer con el objeto de evitar las supersticiones y peligros de las prácticas astrológicas. La Iglesia —sin negar, como ya lo veíamos en Santo Tomás de Aquino, los posibles influjo de los astros sobre las pasiones sensitivas e, indirectamente, sobre la misma voluntad libre del hombre—, ha procurado siempre, como madre solícita, apartar a sus hijos de esa morbosa curiosidad que los lleva a explorar temerariamente el misterio del futuro y que los pone en peligro de entrar en relaciones con los ángeles caídos y rebeldes, con el Demonio que —como nos advierte San Pedro— es “como un león rugiente que anda en derredor nuestro, buscando a quién devorar”.86 Por otra parte, nadie negará que las prácticas astrológicas, tal como entonces se ejercían con frecuencia —y tal como ahora todavía se ejercen entre no pocas personas—, se

86 1ª Pedro, 5, 8-9.

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encontraban de hecho mezcladas, casi siempre, con numerosas y absurdas supersticiones, y no eran, en general, mas que una fraudulenta explotación de la ignorante credulidad de las gentes. Por todo ello, la Iglesia había prohibido estrictamente tales prácticas astrológicas cuando tuvieran por objeto predecir, no los simples fenómenos naturales —lluvias o sequías, calores, tempestades, eclipses, etcétera—, sino los actos libres futuros de los hombres. Lo primero, que se llamaba “astrología natural”, estaba permitido; pero la segunda, llamada “astrología judiciaria”, hallábase prohibida, entre otros documentos eclesiásticos, por la Constitución “Moderator coeli” (del año 1586) del Papa Sixto V y por otra Constitución posterior de Urbano VIII. Y estas constituciones o decretos —para cerrar el paso a la fácil escapatoria a que solían acudir los astrólogos—, no admitían como excusa el que se dijera que solo “coniecturaliter” (conjeturalmente) se hacían y publicaban tales “juicios” astrológicos. (Véase el parecer del P. Balthasar López, S. J.87; véase también, el Opus theologicum Morale de Ballerini-Palmieri,88 de donde se cita a sí mismo la Constitución Moderator coeli y se dice que condena la astrología judiciaria, “aunque [el astrólogo] no se atreva a afirmar como cierto” lo que anuncia.)

Tenía, pues, razón la Inquisición novohispana en reprobar las prácticas astrológicas de Don Guillén, que constituían una grave desobediencia a estos decretos pontificios; pero de ahí no se seguía, en manera alguna, ni que Don Guillén tuviera “pacto implícito” con el Demonio, ni mucho menos que fuera hereje formal. He querido explicar esto minuciosamente para que no se piense que yo, entusiasmado con los Salmos e Himnos de Don Guillén, lo quiero defender a toda costa en contra de la

87 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 248v.

88 Ballerini-Palmieri, Opus theologicum morale, II, Impr. Prati, 1899, p. 252.

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Inquisición. No; reconozco —como el propio Don Guillén humildemente lo reconocía— que nuestro poeta había cometido varias culpas y gravísimas imprudencias, y que, al pretender hacer de México un reino independiente y sustraerlo del dominio del Rey de España, había incurrido —según el criterio de entonces— en el crimen “de lesa Majestad”. Pero este último delito no le tocaba juzgarlo a la Inquisición (y en efecto, en su sentencia contra Don Guillén, ni siquiera lo menciona); y en cuanto a los otros, paréceme que, por graves que se les considere, no ameritaban la “relajación al brazo secular”, que equivalía —como ya sabemos— a la pena de muerte en la hoguera, y que solo se aplicaba, por lo general, a los herejes en sentido propio, formales y pertinaces negadores de los dogmas revelados por Dios y definidos como tales por la Iglesia.

Como Don Guillén presumía también de astrónomo, ocurrióseme la hipótesis —simple hipótesis— de que quizá hubiera sido partidario del sistema heliocéntrico de Copérnico y de Galileo, y que eso hubiera sido otra causa de su condenación inquisitorial. Pero, examinando los pasajes de sus escritos en que habla de sus ideas cosmográficas, encuentro que tampoco en eso se apartaba Don Guillén de lo que era entonces la doctrina común y “tradicional”, o sea, del sistema ptolemaico o geocéntrico. Tiene Don Guillén un Salmo —el 62—, en que expresamente, al cantar a Dios “Creador del cielo y Hacedor del eje sideral”, nos expone su concepto cosmográfico del mundo. Pues bien, no hay allí —como pudiera sospecharse— ninguna novedad: todavía en ese tiempo (al derredor de 1654), nuestro poeta astrónomo no manifiesta ninguna tendencia ni aproximación al sistema heliocéntrico o copernicano, sino que sigue afirmando expresamente la teoría ptolemaica o geocéntrica: “formaste la Tierra sostenida en su peso; y la colocaste sin movimiento en el centro”, y en cambio, “a los cielos… les mandaste dar vueltas llevados de su propia levedad” (versículos 10, 11 y 12). Y habla

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todavía de las “esferas incorruptas” de los cielos, conforme a la vieja teoría aristotélica y medioeval (versículo 15).

He aquí, íntegro, ese significativo Salmo 62, que en su texto latino está escrito en pareados endecasílabos aconsonantados y que yo he traducido en la forma habitual de los salmos:

SALMO 62

Oh, Creador del cielo y Hacedor del eje

sideral, ✻ tú que modulas la voz en

nuestras gargantas fatigadas;

oh Guardián de tu amado pueblo

redimido, ✻ renueva tú los cánticos de

nuestra voz extinguida,

y mi lengua, enseñada por tu lira,

✻ resonará tus admirables alabanzas.

Tú esplendes en el cielo con áureo fulgor,

✻ tú empurpuras la aurora con rosado

rubor,

y con la lámpara de Febo disipas las

húmedas sombras ✻ de la Virgen astrea

—la justicia— que nace.

PSALMUS 62

Creator caeli conditor et axis:

✻ qui fibri vocem modularis laxis.

Dilectae plebis custos o redemptae:

✻ reforma vocis cantica peremptae,

et lingua mea, tua et obta lyra:89

✻ in comia tua resonabit mira.

Caelo splendescis aureo decore:

✻ Auroram roseo purpuras rubore,

et lampade dimoveras phoebea:

✻ humentes umbras ab incepta astraea.

89 Méndez Plancarte transcribe: “tua edocta lyra”.

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Con tu solo aspecto vivificas todo lo que

germina, ✻ y con tu luz alegras a todos

los vivientes.

Diste al sol y a las estrellas un

movimiento voluble, ✻ y fijaste también

el centro del polo.

A los días y a las noches señalaste su

meta, ✻ determinaste los meses y los

años.

Y por la noche los astros decoran el cielo;

✻ los astros, que imploran sus lumbres

de la rueda del sol.

Como peces nadadores, cruzan el cielo,

✻ y a los cielos, que circulan sin impulso,

les mandaste dar vueltas,

llevados de su propia levedad, ✻ sin

alcanzar jamás su meta.

Así como formaste la tierra sostenida en

su peso, ✻ y la colocaste sin movimiento

en el centro;

así como el grave sin impulso descansa,

Vivificans aspectu germinantia,

✻ et omnia luce laetans animantia.

Volubilem dedisti motum soli et stellis:

✻ fixans quoque centrum poli.

Diebus atque noctibus signasti

✻ metam; annos [et] menses terminasti.

[Et] caelum noctu sidera decorant,

✻ quae a solis rota lumina deplorant.

Ut pisces caelum cursitans natantes:

✻ et caeli sine impulsu circulantes,

quos propia levitate et inquieta

✻ revolvere iussisti sine meta.

Ut terram suo pondere formasti,

✻ in centro sine motu quam locasti.

Ut grave sine impulsu conquiescit:

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✻ así el leve sin impulso se eleva.

Y adaptas a los cielos movimientos

contrarios, ✻ para que tú solo seas

conocido en tu potencia.

Y así, separándolas de las aguas que

creaste, ✻ hiciste las esferas

incorruptibles.

Seas bendito, oh Dios, eternamente.

✻ ¡Oh vida, decoro y Creador mío!

Gloria al Padre…

✻ sic leve sine impulsu contumescit.

Contrarios atque caelis aptas motus:

✻ ut solus in potentia esses notus.

Ex aquis quas creasti sic abruptas

✻ fecisti sphaeras illas incorruptas.

Sis benedictus in aeternum Deus:

✻ O vita, decus et Creator meus.

Gloria Patri…90

Algo, sin duda, de aquel inquieto ardor y de aquella fervorosa osadía con que el Conde Pico de la Mirándola y otros humanistas del Quattrocento habían pretendido abarcar todas las ciencias y todos los conocimientos humanos; algo de su insaciable avidez de saber y de su espíritu errabundo, enciclopédico y aventurero, había ciertamente en Don Guillén de Lámport. Su alma tenía algo de esa universalidad, de esa “movilidad”, de esa “ubicuidad” de los humanistas del primer Renacimiento: lo mismo componía Salmos al estilo hebreo, que poemas latinos medioevales con rima, o Himnos latinos con métrica clásica; lo mismo disertaba sobre Astrología y cantaba la hermosura de los astros con una especie de “embriaguez naturalista”, que redactaba sus

90 RS, f. 380v, cols. 1-2.

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defensas jurídicas erizadas de citas exactas de la Biblia, de los Santos Padres, de jurisconsultos antiguos y modernos, y de poetas clásicos, mostrando en ello una vastísima erudición y una memoria portentosa;91 lo mismo escribía sobre el arte militar y la “formación de escuadrones” guerreros,92 que se arrojaba a dar consejos al Rey Felipe IV y al Conde Duque de Olivares sobre los oscuros laberintos de la política y “la razón de Estado”.93 Sobre su trágico destino flotaba la sombra de Pico de la Mirándola…

91 Así lo reconocía uno de los mismos censores de la Inquisición, admirando la exactitud de casi

todas las citas, hechas de memoria por Don Guillén. Cfr. AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 250

y ss.

92 En los Papeles de Don Guillén, hay un curioso cuadernillo escrito por nuestro autor y titulado

“Para formar escuadrones sin dilación”, PG, ff. 173-204.

93 En sus declaraciones ante la Inquisición, varias veces presume Don Guillén de que la

deposición del Virrey Marqués de Villena puede haberse debido a los informes secretos que él

mandó al Rey y al Conde Duque de Olivares. Cfr., por ejemplo, “Primera audiencia con Don

Guillén”, 30 de octubre 1642, AGN, Ramo Inquisición t. 1496, ff. 109v-110f.

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XIV

ENIGMAS DE DON GUILLEN

I. ¿LAMPART O LÁMPORT?

ON GUILLÉN O GUILLERMO “Lombardo de Guzmán” era el nombre españolizado del caballero irlandés Don Guillén de “Lampart” o

“Lámport”. De ambos modos —y también “Lamparte” y “Lampartte”—, se haya escrito su apellido paterno en el proceso de la Inquisición94. ¿Cuál era, en realidad, su primer apellido auténtico?

En el uso común ha prevalecido la forma “Lampart”, porque tanto Riva Palacio como González Obregón así lo usaron en sus respectivas obras; pero, en realidad, creo que su verdadero apellido, era, y debe ser “Lamport”, y conviene acentuarlo en la “a” para que, según las actuales reglas de la ortografía castellana, se pronuncie —como debe ser— “Lámport” y no “Lampórt”.

Las razones y hechos en que fundo mi opinión son, principalmente, las siguientes:

1ª: Fray Juan Lombardo, hermano carnal de Don Guillén y “fraile francisco de la Provincia de Zacatecas“, fue llamado por la Inquisición a declarar en el proceso y en 12 de junio de 1651 declaró con respecto a su apellido, “que en su lengua nativa irlandesa es LAMPORT, y, por ser latino el

94 AGN, Ramo Inquisición, tt. 1496-1497.

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Lombardo y mas claro, le ha usado y usa.95 Y cuantas veces repite el apellido, al hablar de sus antepasados y parientes, siempre dice claramente ”Lamport”.96

2ª: En el título o encabezado del Regio Salterio latino de Don Guillén, se lee con toda claridad: Liber Primus Regii Psalterii Guillielmi (sic) LOMBARDI sive LAMPORDI, Wesfordiensis Hyberni…97 “LAMPORDI” es el genitivo de la forma latinizada “LAMPORDUS”, en que la “t” del apellido “LAMPORT” aparece suavizada en “d”, y añadida la terminación latina en “us”, pero fielmente conservada la “o” de “LAMPORT”.

3ª: Don Guillén, en una de sus declaraciones, expresamente rechaza la forma “LAMPART”, diciendo que “jamás se oyó ni se oierá (sic) que yo, ni mis padres, ni los de mi apellido fuesen escritos Lampart…”98

4ª: De las numerosas firmas autógrafas de Don Guillén, que se conservan en el proceso, poco puede sacarse en limpio: casi siempre, firma con su nombre españolizado, ya sea en la forma completa de “Don Guillén Lombardo de Guzmán”,99 o bien en las formas abreviadas de “Don Guillén Ldo. de Guzmán”,100 o simplemente “Don Guillén Lombardo”.101 Otras veces, pocas, firma en latín “Guilielmus” (sic, en vez de “Gullielmus”) a secas, 102 o

95 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 179f.

96 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 180f, 184f.

97 RS, f. 373f, col. 1.

98 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 230f.

99 Por ejemplo: AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 74f, 75f, 90f, 115 bis v, 118f, 204f.

100 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 216f, 220v.

101 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 256f/v, 259v, 270f, 285f.

102 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 345v.

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“Guilielmus LAMPORDUS”.103 Una sola vez, finalmente, escribe en inglés su firma original “WILLIAM LAMPORD”.104

Me inclino a creer, pues, que el nombre primitivo era “Lámport” —como aseguró claramente su hermano Fray Juan Lombardo—, aunque Don Guillén parece que escribía “Lampord”, quizás por efecto de la forma latinizada “Lampordus”.

5ª: En las solemne sentencia final de la Inquisición (que es de suponerse haya sido redactada y transcrita con mayor atención y acuciosidad), se dice que “Don Guillén Lombardo de Guzmán” se llamaba “propiamente Guillermo LAMPORT”, y en esta forma se repite varias veces su apellido.105

6ª: Finalmente, respondiendo a una consulta que Mr. Conway hizo a una casa especializada en investigaciones heráldicas y genealógicas de Inglaterra, el Director del “Culleton’s Heraldic Office, Ltd.”, 2 King Street, St. James’s, S. W. 1, con fecha del 27 de abril de 1925, le comunicó el dato siguiente: “Respecto al nombre de Lamport, o Lampart, hubo una antigua familia del nombre de LAMPORTE, los Lamportes de Ballyhire…”; y agrega que “la familia de LAMBERT, de Carnagh, cerca de Wexford […] se supone ser descendiente de los Lamportes. Ahora bien: todos los testigos y el propio Don Guillén convienen en afirmar que su familia era oriunda de “Wexfordia” (o “Güesfordia”) en Irlanda; y por otra parte, Don Guillén declara que él es, “como hijo menor de mi casa, Señor de Balyhire (sic)”.106 Paréceme, pues, que no cabe duda posible, y que debemos identificar la familia de Don Guillén con esa “antigua familia […] de los Lamportes de Ballyhire”. Según eso, el

103 Como en el mismo AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 346v.

104 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 346v.

105 Ver AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, folios finales, s/n.

106 “Información de méritos de Don Guillén”, PG, f. 211.

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apellido auténtico debería escribirse “Lamporte”; pero como la “e” final es muda, creo preferible escribirlo como se pronuncia, esto es, “Lámport”.

En cuando al segundo apellido español que usaba Don Guillén, “Guzmán”, aunque alguien ha opinado que podría ser la españolización correcta del inglés “Goodman”, creo que no hay para qué meternos en tales suposiciones, puesto que Don Guillén paladinamente confiesa ante la Inquisición “que el GUZMÁN le tomó por los favores que le hacía el Conde Duque” de Olivares;107 esto es, que adoptó ese apellido por gratitud para con el poderoso Valido de Felipe IV, y quizás —agregamos nosotros— queriendo hacerse pasar como emparentado con él. Pero su verdadero apellido materno era, muy probablemente, “Sutton” pues todos los testigos (Fray Juan Lombardo, el propio Don Guillén, y otros) están concordes en afirmar que su madre fue Doña Alonsa o Aldonza Sotom o Soton (de ambos modos se halla escrito en el Proceso, y no Sotem, como leyó González Obregón).108

II. ¿HIJO DE FELIPE III?

Pero, si no cabe duda alguna acerca de la madre de Don Guillén, sí ofrece ciertos aspectos enigmáticos, a primera vista, la determinación de quién fue su verdadero padre. Don Guillén, en efecto, en ciertas ocasiones solemnes —como en su “Carta al Rey de Portugal” y en su “Carta al Papa” (cuyos borradores autógrafos se encuentran entre los papeles de Don Guillén)—109 se firmaba “Don Guillén de Austria”; y en la especie de proclama (sin título) que

107 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 133f.

108 Luis González Obregón, op. cit., pp. 98-99.

109 PG, ff. 56f–63v, y ff. 49f/v, respectivamente.

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tenía preparada para su movimiento de Independencia,110 explícitamente afirmaba ser hijo nada menos que del Rey Felipe III y medio hermano, por consiguiente, de Felipe IV. He aquí como explicaba Don Guillén el escabroso asunto:

soy hijo verdadero del Serenísimo Príncipe y Señor Don Felipe Tercero,

que Dios haya, y de la Ilustre Señora Condesa de Ross, que pasó con el

Barón su marido a la Corte el año de mil seiscientos y trece, que condujo

a su costa mil infantes irlandeses a España, y pasó con ellos a Flandes,

[de] donde volviendo a Madrid con su esposa, fue Dios servido llevarle

para Sí en el camino, habiendo sido casado antes con la Señora Condesa

de Media [Doña Aldonza de Sutton], dejando a mi Madre de pocos años

y de peregrina beldad: llegó a la Corte viuda, y pidiendo licencia de

volver a su Patria, Su Majestad el Rey mi Señor se enamoró de su

hermosura, con tan honesto recato que nunca fue sabido sino con gran

secreto, como al fin amor de semejantes Príncipes; de cuyo vínculo

estrecho nací yo, año y medio después de muerto el Barón tenido por mi

Padre; que, por el honor que se encubriese, salió [mi madre] de España y

parió en Irlanda, recibiendo cartas amorosas cada dos meses de Su

Majestad, recomendando mucho la persona de su hijo que deseaba ver

tiernamente.111

¿Qué pensar acerca de esto? ¿Sería, realmente, Don Guillén, un hijo natural de Felipe III y medio hermano secreto de Felipe IV? Todo ello parece no ser mas que una novela forjada por la calenturienta fantasía de aquel joven

110 PG, ff. 40r–47v.

111 PG, ff. 42v, 43r.

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poeta de veintisiete años que era Don Guillén cuando tales cosas escribía, en 1642, antes de ser aprehendido. Ya ante la Inquisición, y desde su primera audiencia (30 de octubre, 1642),112 Don Guillén no se atreve a sostener todo aquello, sino que confiesa ser hijo legítimo de Don Ricardo Lombardo, Barón de “Güesfordia” en Irlanda y de su legítima mujer Doña Aldonza de “Sótom”, y afirma que su madre murió antes que su padre, quien le sobrevivió varios años, y ya viudo, se ordenó sacerdote. Igual cosa atestigua su hermano Fray Juan Lombardo.113 Mas todavía: en el Salmo 309, ya citado, Don Guillén se gloria de que su padre había sido “sublimado por Dios a las cumbres del sacerdocio”, donde “diariamente comía el Pan de vida y bebía el Cáliz de los Ángeles”.114 Este testimonio, escrito sin ánimo de publicidad, en la oscura y dolorosa soledad de su cárcel, me parece mucho mas digno de fe que las ardientes cartas y proclamas juveniles en que Don Guillén trataba, evidentemente, de enaltecer su persona, haciéndose pasar como hermano del Rey Felipe IV.

112 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 103f-115 bis v.

113 Loc. cit.

114 Salmo 309, RS, f. 409v, col. 2, vv. 2-3.

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XV

POEMAS CASTELLANOS DE DON GUILLÉN

UCHO MENOS IMPORTANTES y valiosos que los Salmos e Himnos latinos que hasta ahora hemos visto, parécenme los poquísimos

poemas que escribió en castellano Don Guillén de Lámport durante su estancia en México, y de los cuales solo he encontrado seis: uno, en el segundo tomo de su proceso;115 y los otros cinco, entre sus Papeles anteriores a su prisión, que hoy se encuentran en poder de Mr. Conway. Estudiemos, hoy, brevemente, dichos poemas.

El primero —que es, cronológicamente, posterior a los demás—, dedicado “al Ilustrísimo Señor Inquisidor General, y Consejo Supremo de la Santa y General Inquisición de España”, se encuentra en el ya citado Tomo 22, a dos columnas.116 Es un poema de épica entonación, escrito en veintidós retumbantes octavas reales, en que nuestro poeta, queriendo ganarse la benevolencia de la Inquisición Española, canta una especie de “palinodia” elogiando al Santo Oficio y luciendo toda su abigarrada y barroca erudición mitológica.

Alcides magno, y del Olimpo puro

Atlante fijo, que en tus hombros tienes

115 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497.

116 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 281f/v.

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del globo eterno aquel feliz Coluro,

y desde el Polo permanente vienes

apuntalando al despeñado Arcturo,

y del Orión la cólera previenes,

¡escucha breve, en atención, mi canto,

mi prosa suelta y mi prorrupto llanto!117

Bástenos esa octava para afirmar que, en este poema, Don Guillén da pruebas fehacientes de que, cuando quiere, sabe también escribir en el estilo “coruscante” de la entonces de la nueva escuela gongorina que ya para 1640 —cuando él salió de España— había inundado triunfalmente toda la Península y empezaba a difundirse en la Nueva España. En este poema —tan distinto de los otros que de él conocemos—, tiene Don Guillén, sobre todo en los finales de las octavas, versos rotundos de inconfundible sabor y esplendor gongorinos:

[…] está la ninfa milagrosa Hiberna,

de Marte afrenta y de Minerva eterna.

(Octava 2)

[…] pues faltan alas del veloz Pegaso

a quien lamenta en el feroz Caucáso.

(Octava 5)

[…] con furia tal, que bostezó la boca

117 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 281f/v, cols. 1-2.

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en llamas, humos y membruda roca.

(Octava 6)

[…] y fue despojo de la pura ninfa,

si clara más, la cristalina linfa.

(Octava 11)

[…] purpúreo traje decorando Aurora,

y vuelve en rayos lo que en perlas llora.

(Octava 12)

[…] vistiendo nácar y carbunclo vario.

(Octava 13)

Pero, a pesar de su habitual brío, no es que sean los versos flojos y mal sonantes. Adviértese que Don Guillén, irlandés de nacimiento y solo avecindado en España desde los catorce o quince años, jamás, llegó a dominar plenamente la versificación castellana, particularmente la de versos endecasílabos, en los que con frecuencia comete yerros de principiante. (Tal vez a ello se deba —notaré entre paréntesis— el que, en sus Salmos e Himnos, Don Guillén haya preferido emplear la lengua latina, con la que se hallaba mas familiarizado desde su infancia, pues él mismo nos dice que la había estudiado aun antes que la inglesa.)

En estilo mucho menos encrespado, pero también con fallas de versificación, está escrito otro de sus poemas, la “Canción amorosa a Antandra” (sin título en el original), que, por ser enteramente inédita y desconocida, me permito transcribir íntegra, modernizando solamente su ortografía:

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CANCIÓN A ANTANDRA

En esta planta amena

a quien el cristal perlas ofrecía

de su menuda arena

y mexicano arroyo le cubría,

Antandra, estuve a solas,

llorando mi desdicha con las olas.

Y cuando mis dolores

brotan volcanes a los vagos vientos,

los montes, de temblores

desquician furïosos sus alientos;

y yo, pues, con mi muerte

luchando, dije, Antandra, desta suerte:

¡Fiera, cruel esposa!,

los ojos hechos fuente repetía,

y el agua envidïosa

a tierra por mis lágrimas salía,

que alegre de cogerlas

las guarda en concha y [las] convierte en perlas.

Traidora, que estás ora

en otros brazos, y a la muerte dejas

el alma que te adora

al viento dando lágrimas y quejas;

si mi tormento vieras,

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vïento a mis suspiros te volvieras.

Ay, tigre, si estuvieras

en este pecho donde estar solías,

muriendo yo, murieras,

pero te tengo en las entrañas mías,

en que verás que mato, a falta de tu vida, tu retrato.

Expira ya Gileno,

y sus dos ojos a los cielos vueltos,

y de congojas lleno

sus brazos antes recogidos, sueltos,

con “¡Ay, Antandra mía!”

el último alïento se rendía.118

(Notemos de paso la frecuencia con que nuestro poeta usa la “diéresis”, dividiendo en dos sílabas los diptongos: “fu-ri-o-sos”,119 “en-vi-di-o-sa”,120 “vi-en-to”,121 “a-li-en-to”.122 ¿Hay que atribuir esto a su prosodia latinizante o simplemente a su escaso dominio de la versificación española?)

Y, ¿quién era esa misteriosa “Antandra” a la que Don Guillén enderezaba sus quejosas estrofas? Según una noticia ocasional que se halla en el proceso de la Inquisición, “Antandra” —que etimológicamente equivale a

118 PG, f. 28v.

119 V. 4, estrofa 2.

120 V. 3, estrofa 3.

121 V. 6, estrofa 4.

122 V. 6, estrofa 6.

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“contraria o enemiga del hombre”— era el nombre poético dado por Don Guillén a una joven dama, Doña Antonia de Turcios, que vivía en México, “junto a San Francisco”, y de la que el poeta estaba enamorado.123 Después de su encarcelamiento, Don Guillén parece haberla olvidado enteramente, pues no la menciona para nada en todo su Regio Salterio, quizás por no juzgarla ya digna de quien para entonces se consideraba como “Rey de la América Citerior y Emperador de los Mexicanos”.

Incomparablemente mejores por su frescura y su sabor popular son otros tres poemitas que se conservan entre los Papeles de Don Guillén: dos breves romances octosílabos y un romancillo en que se mezclan graciosamente hexasílabos y pentasílabos. He aquí el primero de dichos romances:

Al son de una clara fuente

a cuya murmuración,

por ser sabrosa de oír,

el Eco estaba sin voz;

de Belisarda se queja

Tirsi, de nada pastor,

que mal guardara ganado

quien a sí no se guardó.

Muerto le tienen sus ojos

y ellos lo confiesan hoy,

123 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, “Audiencia del 6 de julio de 1643“, f. s/n, y “Declaración

del testigo acusador Felipe Méndez Ortiz”, f. 40v.

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pues les abre un negro luto

cuando les llama su sol.

No dice que les desecha,

pero que cobardes son,

que quien no se determina

no diga que tiene amor.124

No menos bello, en su amoroso —y conceptuoso— discreteo, es el otro romance octosílabo:

Qué linda cara que tienes,

válgate Dios por muchacha;

cuando te miro, me rindes,

y si me miras, me matas.

Aquesos ojos traviesos

brillan entre nieve y nácar;

un veneno que da vida,

una víctima que mata.125

Y el romancillo final, delicioso en su ingenua fragancia popular:

Hechicera, Madre,

124 PG, f. 202v.

125 PG, f. 201f.

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es mi morena;

con los ojos me hechiza,

que no con hierbas. (Se repite.)

En sus ojos, Madre,

tiene Amor las fuerzas,

y a mí me hace blanco

de sus duras flechas.

Ellos son aljabas,

arcos sus cejas;

con los ojos me hechiza,

que no con hierbas.126

Si he de ser sincero, diré que dudo mucho de que estos tres últimos poemitas sean obra de Don Guillén de Lámport; aunque se encuentran entre sus papeles, me inclino a creer que mas bien se trata de florecillas anónimas nacidas en el bosque de la poesía popular española, destinadas al canto y recogidas por nuestro poeta durante sus juveniles andanzas amorosas.

126 PG, f. 139v.

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XVI

OTROS POEMAS DE DON GUILLÉN

L ÚLTIMO DE LOS POEMAS castellanos que he encontrado entre los papeles de Don Guillén de Lámport, es un soneto titulado “Sátira”, que

alude a la aguda crisis por la que pasaba entonces la Monarquía hispana, en manos del Conde Duque de Olivares, el omnipotente Valido de Felipe IV:

SÁTIRA

A Sicilia le duele la cabeza,

y Nápoles está romadizada;

Portugal ya la vemos rebelada,

Cataluña no acaba sino empieza.

Lo de Flandes, por Dios, que se adereza,

no hay mas Flandes que ver l’Asia acabada;

Lombardía me digan que no es nada:

en garras del Francés dará la empresa.

Han salido pronósticos a pares

que pronostican lo que no se esconde:

que es mal de muerte muy cristiana y pía,

que con que viva algunos días el Conde,

E

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con el olio que dan los Olivares

la extrema unción dará a la Monarquía.127

Tampoco esta “Sátira” aparece firmada por Don Guillén. Puede, pues, no ser obra suya, sino uno de tantos pasquines anónimos en los que se desahogaba la maledicencia de los enemigos del Conde Duque. Es, de todas maneras, interesante ver que Don Guillén tenía este soneto entre sus papeles y que estaba muy enterado de las rebeliones —o intentos de rebelión— que habían surgido por aquellos años, en varias partes del gigantesco Imperio español, y a las que él planeaba añadir la de la Nueva España.

Hay, finalmente, entre los papeles de Don Guillén que posee Mr. Conway, otro poema que, aunque atribuido nada menos que a “Don Pedro Calderón”, me atrevo a pensar —quizás un tanto temerariamente— que es obra del propio Don Guillén. Titúlase pintorescamente: “Letrero del Retrato del prodigioso Joven Don Guillén Lombardo de Guzmán del consejo de Su Majestad, de la cámara de Su Alteza, Maesse de Campo y Alumno del Excelentísimo Señor Conde Duque, que está en el Real Retiro de Su Majestad, el primero entre los retratos de los demás ensignes (sic) Caballeros de nuestros tiempos. Por Don Pedro Calderón”. Consta el poema de dieciocho “liras” o estrofas de seis versos cada una, en que van alternando heptasílabos con endecasílabos y en que se aconsonantan los versos primero con tercero, segundo con cuarto y quinto con sexto. Me limitaré a transcribir algunas de ellas:

127 PG, f. 84v.

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Héroe generoso

de cuatro reyes feliz descendiente:

del Español famoso,

del Irlandés y del Lombardo ingente,

y del gallardo Ibero,

de la Vizcaya invicta Rey primero.

(…)

Italia y Alemania,

Francia, Flandes, Escocia con Bretaña,

Polonia y Transilvania,

Moscovia, Irlanda, Gales y España,

y todo el mundo, en suma,

despojo es de tu acero y [de tu] pluma.

Lenguas catorce entiendes

y las escribes con primor y arte;

los ánimos enciendes

con tu valor —escándalo de Marte—,

que con victorias tantas

a Scipión, César y Pompeyo espantas.

(…)

En todas las cïencias

cincuenta y más obras escribiste;

con raras preeminencias

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tres embajadas a tres reyes diste;

a los ministros todos

dictabas los despachos por sus modos.

(…)

Y lo que mas admira,

que sin llegar a veinte y cuatro años,

dichosamente aspira

hollando la fortuna y sus engaños.

¡Viva Guillén famoso,

por ti nuestro Monarca es dichoso!

Consagra[n] tu retrato

a los perpetuos siglos y su giro,

contra el olvido ingrato,

Roma, San Lorenzo y el Retiro,

por mandado ufano

de Felipo el Grande y del Papa Urbano.128

La atribución de este poema a “Don Pedro Calderón”, si se refiere —como creo— a Don Pedro Calderón de la Barca, no puede ser mas infundada e inverosímil. La insegura y claudicante versificación de ese poema se parece mucho a la del propio Don Guillén en sus composiciones de endecasílabos y es lo mas opuesto al perfecto dominio de la métrica que luce en todas las

128 PG, ff. 88f/v (incompleta); ff. 142f/v (completa).

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obras auténticas de Calderón. Y además, ¿por qué había el genial dramaturgo de consagrar a Don Guillén —joven entonces de “veinticuatro años”— tan hiperbólico y descomunal panegírico? ¿Y no resulta demasiado increíble lo que el poeta afirma en la última estrofa, de que “Felipe el Grande” y “el Papa Urbano” (se refiere, sin duda, a Urbano VIII) han mandado que el retrato de Don Guillén sea “consagrado a los perpetuos siglos” en Roma, en San Lorenzo y en el Retiro…?

Sospecho, pues —y casi me atrevería a afirmarlo—, que dicho poema panegírico no es más que uno de los “artificios” de que se valía Don Guillén para enaltecer su personalidad y dar pasto a su indudable megalomanía. Sospecho que él mismo fue quien escribió el consabido “Letrero” y no tuvo empacho en atribuirlo al gran poeta que entonces se hallaba en el apogeo de su fama.

En cuanto al contenido del poema, diré que para deslindar con certeza lo que en él hay de verdad y lo que es mera “fabulación paranoica”, sería menester llevar a cabo, en la misma España, minuciosas investigaciones, así en los Reales Archivos como en los colegios donde Don Guillén dice haber estudiado: el de Niños Nobles de Santiago de Galicia y el de San Lorenzo el Real de El Escorial. Algo de verdad, sin embargo, debe de haber en todo ello; pues al tribunal de la Inquisición de México le hubiera sido muy fácil —en los diecisiete años que duró el proceso— pedir informaciones a España y demostrar así los “embustes” de Don Guillén; y sin embargo, no aparece en el proceso que lo hayan hecho. ¿Por qué? Este es otro de los “enigmas” que rodean y envuelven por todos lados la conducta de la Inquisición novohispana en este interesantísimo y misterioso proceso.

Que no todo lo que Don Guillén refería acerca de sus hazañas y estudios juveniles era mentira, se comprueba, por ejemplo, en lo tocante a sus estudios teológicos en El Escorial y a su condición de “Alumno” (o sea,

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protegido) del Conde Duque de Olivares, por un documento impreso y público que se conserva también entre sus papeles de la colección Conway. Trátase de una hoja de gran formato (42 x 30 cm), impresa por un solo lado, a manera de “cartel” para ser fijado en los muros, en la que se contiene, a dos columnas, un Carmen Triumphale (Poema Triunfal) en dísticos latinos, “a la llegada [a Madrid] del Eminentísimo y Excelentísimo Príncipe el Señor Don Gaspar de Borja, Cardenal de la Santa Romana Iglesia, Arzobispo de la Iglesia Hipalense [Sevillana] y Supremo Consejero de Estado de la Sacra Católica Majestad de Felipe IV, etc.”, y que había sido legado de España ante la Santa Sede. Pues bien, dicha hoja impresa aparece firmada así: “Cecinit D. Guilielmus Lombardus de Guzman, in Regio, ac ter magnifico Orbis Escurialensi Colegio Theologico imbutus focamine, Magnique Principis Comitis Ducis Alumnus, etc.”, que significa: “Cantó [el poema anterior] Don Guillermo Lombardo de Guzmán, amamantado en la ciencia teológica en el Real y tres veces magnífico Colegio de El Escorial y Alumno del Gran Príncipe el Conde Duque, etc.“ ¿Sería posible que Don Guillén se atreviera a proclamarse alumno del Real Colegio de El Escorial y “protegido” del Conde Duque de Olivares, en un documento impreso y en ocasión tan solemne, si tales noticias no fueran verdaderas?

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XVII

DON GUILLÉN Y LOS CLÁSICOS

LO LARGO DE NUESTRO ESTUDIO, varias veces hemos señalado, de paso, las influencias clásicas o medioevales que aparecen —junto a la

predominante influencia bíblica— en algunos de los poemas latinos de Don Guillén de Lámport: el hispanolatino Aurelio Prudencio, en el Salmo 112 y en el Himno “En la fiesta de los inocentes”; una máxima de las anónimas “Fábulas Esópicas”, en el versículo 3 del Salmo 632; Virgilio129 en el versículo 3 del Salmo 367; San Bernardo y Dante, en el final del Salmo 368…

Hoy quiero reunir, un poco mas de propósito, algunos de los pasajes en que Don Guillén, tanto en sus poemas como en sus escritos en prosa, da muestras de su vasto conocimiento de los autores grecolatinos y de la espontánea familiaridad con que su espíritu los evocaba. No pretendo, naturalmente, agotar la materia —de por sí, inagotable—, sino solo dar algunos ejemplos.

Virgilio, desde luego, esta presente con frecuencia en los escritos de Don Guillén: el virgiliano “vera incessu patuit Dea” 130 no solo aparece modificado y aplicado a María en el citado Salmo 632, sino también en la primera estrofa del Himno “In Festo Nativitatis Domini” (“En la Fiesta de la Natividad del Señor”), que así podría traducirse un poco libremente:

129 Virgilio, Eneida, I, 405.

130 Idem.

A

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He aquí que el rosado Infante

—mi recién nacido amor—

Dios se muestra, coruscante

por su sagrado fulgor.

Ecce roseo decore

natus Infans, Amor meus,

vere incessu patet Deus

coruscans sacro fulgore.131

Virgilio, también, hállase presente en el Salmo 635 de Don Guillén, evidentemente inspirado en el famoso epigrama atribuido al Mantuano: “Sic vos, non vobis…”, en que nos recuerda el poeta —a propósito de un indigno plagiario que se había aprovechado de sus versos— cómo ni las abejas elaboran para sí mismas su miel, ni las ovejas producen su lana en beneficio propio, ni las aves gozan muchas veces de los nidos que labran, ni los bueyes sacan provecho de arrastrar los arados.

En el Himno “In Festo Incarnationis” (“En la Fiesta de la Encarnación”), hallamos dos versos: “Nova Proles et Divina / alto demittitur caelo”,132 que son una evidente reminiscencia de la virgiliana Égloga IV, interpretada, conforme a la tradición medioeval, en sentido mesiánico.

Y no escasean las expresiones de indudable origen virgiliano: el “conticuere caeli” del Salmo 335,133 que recuerda el solemne “conticuere omnes” del principio del Libro II de la Eneida;134 el “nec fagi lentus sub umbra”135 que

131 RS, f. 394f, col. 1.

132 RS, f. 393v, col. 2.

133 RS, f. 412f, col. 2.

134 Virgilio, Eneida, II, v.1.

135 RS, f. 396r, col. 2.

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proviene del principio de la Égloga I; 136 la expresión “lampas Phoebea” (“lámpara de Febo”), usada repetidamente por Virgilio para designar al Sol,137 es empleada por Don Guillén en su Himno “In Festo Circumcisionis” (“En la Fiesta de la Circuncisión”) para designar al Sol verdadero, Jesucristo, y vuelve a aparecer en el Salmo 62, versículo 9.138 De Horacio, el gran amigo de Virgilio que con él comparte el cetro de la poesía latina, también aparece la huella genial en la obra de Don Guillén. Una vez mencionándolo nominalmente, y otras dos veces sin mencionarlo, cita como un “axioma” la sentencia horaciana: “Quo semel est imbuta recens, servabit odorem testa diu…”,139 que Burgos así traduce: “de lo que en él se echó cuando era nuevo, largo tiempo el olor conserva el barro”,140 y de donde Don Guillén deduce “que la Fe embebida en la niñez, y heredada de los padres, jamás se pueda borrar, sino aumentarse siempre”.141

Aunque atribuyéndola erróneamente a Juvenal, cita a sí mismo —con ligeras infidelidades de memoria— la conocida sentencia horaciana: “Nec imbellem feroces—Progenerant aquilae columbam”.142 “Ni las feroces águilas—engendran a la tímida paloma”;143 ni se olvida de mencionar el también axiomático “Quandoque bonus dormitat Homerus”.144

136 Eclesiastés, 1, 1-4.

137 Por ejemplo, en Virgilio, Eneida, IV, v. 6.

138 RS, f. 380v, col. 1.

139 Horacio, Epistula ad Pisonem, I, 2, vv. 69-70.

140 T. IV, p. 37.

141 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 239f, 261v; t. 1497, f. 299v.

142 Od., IV, 4.

143 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 231f.

144 Horacio, Epistula ad Pisonem, v. 359; RS, f. 317v.

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Y no hay que olvidar que, entre las formas estróficas predilectas de Horacio, están la estrofa sáfico-adónica y la asclepiadeo-glicónica que Don Guillén emplea, respectivamente, en sus Himnos, “Al Santísimo Nombre de Jesús” y “En la Fiesta de la Santa Cruz”.

Ovidio, finalmente, el que completa el tríptico de los máximos poetas del Lacio, parece también haber sido muy leído por Don Guillén, quien no solo repite su cuerdo consejo —“Obstate principiis”— en su Salmo 671, sino que repetidamente cita “los Metamorphoseos (sic) de Ovidio” y en particular su libro IV.145 Y que tenía bien leídas sus metamorfosis aparece también en otros escritos de Don Guillén, donde cita —igualmente de memoria y con leves erratas— los majestuosos hexámetros en que Ovidio describe el caos primitivo,146 y algunos de los del final del poema ovidiano, aquellos en que el poeta del Sulmona profetiza su inmortalidad diciendo que “ni la ira de Júpiter, ni el fuego, ni el hierro, ni la mordaz vejez —el tiempo que todo lo devora—, podrán abolir” la gloria de su obra: “…quod nec Iovis ira, nec ignis, / nec poterit ferrum, nec edax abolere vetustas”.147

Quien así conocía a Ovidio, sin duda pensaba en él y aludía —por contraposición— a su profano Ars Amandi, cuando en su Salmo 154 decía a Jesús: “Oh Tú, excelso Maestro del Divino Amor, recuérdame con tu luz las reglas y el Arte de amar (Artem amandi)”.148 Y en el Salmo 88, describiendo la Ciudad Celeste —“Ciudad ceñida con muros de diamante y coronada de torres de marfil”—, claramente alude a la ovidiana descripción del Palacio del

145 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 244v, 265f.

146 Ovidio, Metamorfosis, I, vv. 5-10; AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 315f.

147 Ovidio, Metamorfosis, XV, vv. 871-872; AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 307f/v.

148 RS, f. 390v, col. 2.

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Sol, en la metamorfosis de Faetonte,149 al decir que “la obra [el Arte] del Artífice Divino sobrepuja a la materia del edificio” (“Materiam aedificii superans opus Artificis Divini”).150

Ni se limitaba la erudición humanística de Don Guillén al conocimiento de los tres máximos poetas latinos, sino que puede afirmarse —sin exageración— que abarcaba a todos, o casi todos, los escritores de la Antigüedad. Por ejemplo, solo en su Respuesta a la acusación del Fiscal del Santo Oficio,151 cita Don Guillén, entre los griegos, a Platón, a Menandro, y, frecuentísimamente, a Aristóteles; y entre los latinos, además de los ya mencionados Horacio y Ovidio, a Cicerón, Juvenal, Quintiliano, Plauto, Plinio y Séneca, además de Ulpiano y Justiniano. Eurípides aparece en otro lugar;152 y aun poetas relativamente secundarios como Claudiano, son conocidos y citados por Don Guillén.153

¿Dónde había hecho Don Guillén sus estudios humanísticos? Por su declaración ante el Santo Oficio, completada en algunos detalles por la de su hermano Fray Juan Lombardo, sabemos que Don Guillén tuvo por maestro de latinidad, desde su infancia en la ciudad de Wexford, al religioso agustino Fray Tomás Furling, con quien estudió dos o tres años, “el cual le enseñó la Gramática hasta la Retórica”; y muerto este religioso, continuó su curso otro año con el franciscano Fray Antonio Turnos. Pasó después a Dublín, donde acabó de estudiar la Retórica, “en el Colegio de la Compañía de Jesús. Salió [de Irlanda, su patria] de edad de doce años poco más o menos, para la

149 Ovidio, Metamorfosis, II, 1-5.

150 RS, f. 384f.

151 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 230f-245f.

152 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 258v.

153 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 313f.

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ciudad de Londres, a estudiar la lengua inglesa y las Matemáticas […]; y en la dicha ciudad de Londres estuvo un año poco más o menos, ocupándole […] en aprender la dicha lengua inglesa, Matemáticas y parte de la lengua griega, enseñándoselo todo el dicho hereje llamado Juan Gray”, maestro de la Universidad. Añade, finalmente, Don Guillén que “la Filosofía y demás artes estudió [en España], en el Colegio de los Niños Nobles, acudiendo al Colegio de la Compañía de Jesús en Santiago de Galicia y fue su maestro el Padre Amaya; y en San Lorenzo el Real estudió Teología y las demás facultades que allí se enseñan”.154

No cabe, pues, la menor duda de que Don Guillén tuvo una formación humanística tan amplia y completa como la mejor que pudiera recibir un joven de su tiempo. Y que él se sentía todo un “humanista”, digno heredero y continuador de la Antigüedad grecolatina, manifiéstase no solo en sus obras, esmaltadas de citas y reminiscencias clásicas, sino también en aquella orgullosa y pintoresca frase suya en que llega a afirmar: “Si la facundia de Cicerón me sobra, de Séneca lo sentencioso no me falta”155.

154 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, ff. 105 f/v; AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 179f-184f.

155 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 304v.

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XVIII

HUMANISMO BARROCO DE DON GUILLÉN

ON GUILLÉN DE LÁMPORT se nutre —como hemos visto— en la Bilbia y en los clásicos grecolatinos, mas no llega a ser de ambos elementos, el

hebreo-cristiano y el clásico, aquella síntesis armoniosa que esplende, por ilustre ejemplo, en Fray Luis de León, y que constituye una de las mas bellas y perdurables formas del humanismo cristiano. En Don Guillén, la erudición clásica no llega a asimilarse plena y vitalmente; no se diluye en la masa de su sangre. Permanece, siempre, un poco exterior y sobrepuesta, “fermosa cobertura” que tiende a exhibirse “opportune et impportune”; aunque es justo reconocer que en los Salmos de su Regio Salterio se mantiene casi siempre discretamente velada. Pero en otros de sus escritos ya hemos visto cómo Don Guillén ostenta y hace alarde de su conocimiento de los clásicos, cuyas alusiones y copiosas citas son a manera de barrocas y floridas guirnaldas que entretejen y adornan —con exuberancia no pocas veces excesiva y abigarrada— la arquitectura de su obra. Es, pues, el suyo un humanismo “barroco”, un tanto semejante —guardadas todas las distancias— al de sus casi contemporáneos en México, el sabio presbítero Don Carlos de Sigüenza y Góngora, el “erudito barroco”, y la gran poetisa Sor Juana Inés de la Cruz. Y me apresuro a advertir que el calificar de “barroco” nuestro humanismo del XVII —y primera mitad del XVIII— no entraña ninguna condenación ni ninguna apreciación despectiva. Es, simplemente, aplicar y extender al humanismo de esa época la calificación técnica que denomina y abarca todos los fenómenos estéticos de esa centuria:

D

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lo cual —pienso yo— nos ayuda a comprender y valorar sus peculiares características y sus —a primer vista— desconcertantes matices. Solo así, por ejemplo, solo teniendo en cuenta su “temperatura” y calidad barrocas, podremos entender —y aun apreciar— la belleza y el mérito de muchos poemas latinos del “Triumpho Parthenico” que podrían parecernos, superficialmente vistos, meros ejercicios de gimnasia verbal o delirantes explosiones de pedantería mitologizante.

El latín de Don Guillén tiene la inmensa virtud de estar manejado con soltura y espontaneidad de lengua viva y propia; pero adolece de graves defectos y llega a mancharse con inexcusables barbarismos. Aun descontando los errores que puedan quizás atribuirse a la negligencia de los copistas, hay sin duda casos en que nada explica las faltas cometidas por nuestro autor contra las mas elementales reglas latinas: “offertus“156 en lugar de “oblatus”, participio pasado del verbo “offero”; “auctora”,157 como femenino de “auctor”, y otras lindezas por el estilo, son —pura y simplemente— disparates. Pero es justo decir que, con todos sus defectos, el latín de Don Guillén tiene una extraordinaria energía, un poder expresivo poco común y muy superior al del latín “relamido” y “classicheggiante” —como dicen los italianos— de muchos serviles imitadores del “número” ciceroniano. Otro rasgo —no de forma, sino de fondo— que emparienta sin duda a Don Guillén con nuestros grandes humanistas del XVII y del XVIII, y le da derecho a figurar, como un eslabón mas, en la áurea cadena de nuestra gloriosa tradición humanística, es su decidida tendencia en favor de las ideas genuinamente democráticas y cristianas; tendencia que le hace proclamar la abolición de la esclavitud de los negros y del infame comercio que con ellos se

156 “Offertus” aparece en el Himno “In Festo Circumcisionis”. RS, f. 394f, col. 2.

157 “Auctora”: este femenino de “auctor” aparece en el Salmo 368, RS, f. 414v, col. 2, v. 6.

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hacía, y defender elocuentemente la esencial igualdad de blancos y negros, indios y españoles, y la inviolable dignidad de la persona humana.

Ya anteriormente hemos visto lo relativo a los negros.158 Por lo que toca a los indios, he aquí el Salmo 680 —no citado hasta ahora—, en que Don Guillén exhorta a los españoles de la Nueva España a no despreciarlos y a considerarlos como sus iguales:

SALMO 680

El Señor nos quitará los Nabucos y

convertirá en cenizas sus estatuas,

✻ y herirá el Señor a los hijos de

Nembroth con una gran confusión.

Desquiciará a los protervos de corazón,

y a todos los que desprecian a los

humillados; ✻ a los hombres de sangre y

derramadores de iniquidad los

dispersará el Señor.

Los que juran con dolo para su prójimo,

y que con sus manos obran el mal, serán

confundidos; ✻ los que conculcan a los

pobres y débiles, serán destruidos por el

Señor.

PSALMUS 680

Auferet a nobis Dominus Nabuccos, et

statuas eorum in cineres vertet:

✻ et filios Nembroth percutiet Dominus

confusione magna.

Evertet protervos corde, et omnes qui

despiciunt humiliatos: ✻ viros sanguinis,

et effusores iniquitatis disperdet

Dominus.

Jurantes in dolo proximi sui, et nocentes

manibus confundentur. ✻ Pauperes et

debiles conculcantes destruendur a

Domino.

158 Cfr., aquí, cap. IV: “Don Guillén y la esclavitud”.

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¡Oh españoles míos, aléjense para

siempre de vosotros las soberbias

pretensiones; ✻ no queráis despreciar a

mis humildes indios, ni a los pobres

etíopes!

Porque hijos de mi Dios son, y obra de

sus manos, como somos nosotros; ✻

protector de los pequeños es el Señor,

y Él vengará sus injurias.

Honradlos, y recibiréis del Señor grande

honor y bendición; ✻ gozaréis de

abundancia en la tierra de ellos, que el

Señor me dio para todos.

Gloria al Padre…

Hipani mei absi[n]t in aeternum a vobis

superbe contentiones. ✻ Nolite spernere

humiles Indos meos, nec pauperes

Aethiopes.

Quoniam filii Dei mei sunt et opera

mannum eius, sicut sumus nos; ✻

protector parvulorum est Dominus, et

vindicabit iniurias eorum.

Honorate eos et magnus erit vobis a

Domino honor, et benedictio: ✻

abundabitis in terra eorum, quam dedit

mihi Dominus pro omnibus.

Gloria Patri…159

Y en su Proclama de Independencia, además de anunciar —como ya vimos— la liberación de los negros y mulatos, Don Guillén ponderaba, como una de las causas principales que justificaban su movimiento insurgente, las

quejas y lágrimas destos pobres naturales, así caciques y principales como

republicanos y plebeyos, que no sólo viven despojados de sus haciendas,

posesiones y tierras, sino míseramente tiranizados y condenados a

repartimientos, como si fuesen no libres, sino esclavos de los esclavos mismos,

159 RS, ff. 454v-455f.

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que también le señorean; y expuestos a feudos y tributos viles,

obligándoles por vía de fuerza, sin pagarles el trabajo corporal, siquiera, a

que en minas, labores, desagües, haciendas, trapiches, perpetuamente

sirvan, sin consentirles que sean señores de lo que a ellos solos les

tocaba… debiendo en toda buena razón ser ellos los señores, a lo menos

igualmente con nosotros, ya que no mayores, pues es suyo el Reino.160

Igual concepto encontramos en aquellas otras palabras en que Don Guillén expresa que él cree tener derecho, una vez obtenida la liberación de la Nueva España, a ser el Rey de México, pero “mediante el consentimiento de los propios naturales, que son los que solamente en esta elección tienen voto substancial como propietarios, y todos los demás son no más accidentales y adyacentes”. Espera, pues, ser elegido “con toda equidad y espontáneo consentimiento general, dándonos la posesión y el dominio como agradecimiento de restituirles a su libertad y a su derecho antiguo…”161

Y en el segundo de los puntos resolutivos de su programa, Don Guillén se proponía —y así lo ofrece solemnemente— “juntar cortes, para que, visto por conveniente y necesario, en remuneración y premio de nuestro trabajo y con atención a nuestro valor, nos elijan por su Rey y Príncipe, y a nuestros sucesores, o al que mejor les pareciere; con advertencia que en dichas cortes igualmente han de tener voz y voto los naturales y los libertados, como los españoles”.162

A los indios, así mismo, refiérese el punto duodécimo del programa de Don Guillén, que dice así:

160 PG, f. 42r.

161 PG, f. 41r.

162 PG, f. 45.

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Lo duodécimo: los naturales que prueban ser defraudados de sus

haciendas desde la conquista hasta hoy, serán restituidos; y los que en

esta empresa se mostrasen leales y deseosos de su libertad, serán

premiados, y los caciques, nobles y caballeros dellos, que con su

persona, gente y hacienda asistieren y adelantaren esta empresa, serán

premiados con títulos de marqueses, duques, condes, barones, con

hábitos, Grandes del Reino y otras mercedes, conforme a los méritos de

cada uno, con los mismos fueros y preeminencias que los españoles,

capaces del lucimiento de carrozas, libreas, espadas, y demás cosas, sin

excepción alguna.163

Don Guillén, finalmente, proclama lo que hoy llamamos “la igualdad de oportunidades” para todos:

Lo trece: lo mesmo de los demás géneros de gente, de cualquier calidad

o condición que sea, sin que en adelante haya desigualdad en lo tocante

a ser capaz del premio merecido en ninguno, como hemos dicho, pues

todos son libres y hijos de sus hazañas en adelante y capaces en lo

eclesiástico como en lo secular y milicia, como los españoles.164

Quien así pensaba y escribía a mediados del siglo XVII, en la Nueva España, no era el “impostor” donjuanesco del novelón de Riva Palacio.165 Era el auténtico Don Guillén de Lámport —“hombre de mediana estatura, rubio

163 PG, f. 46v.

164 PG, f. 46v.

165 Cfr. Vicente Riva Palacio, Memorias de un impostor, Don Guillén de Lampart, Rey de México,

Editorial Porrúa, México 1946.

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de barba y cabello tirante a castaño, enjuto de carnes, quebrado de color, ojos muy vivos”—,166 típico representante del humanismo barroco, gran poeta religioso y precursor de nuestra Independencia.

166 Así describía a Don Guillén el Edicto publicado por la Inquisición el 26 de diciembre de

1650, después de su fuga de las cárceles. AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 18.

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Apéndice I

ÍNDICE BIO-BIBLIOGRÁFICO DE DON GUILLÉN

o quiero terminar este ensayo crítico y antológico sobre Don Guillén de Lámport, sin dar —aunque sea sintéticamente— los datos principales

de su biografía, que tiene ciertamente no poco de novelesco, aun prescindiendo de muchos episodios cuya veracidad no nos es dable comprobar.

1615 (25 de febrero).— Nace en Wexford, Irlanda. Sus padres: el Barón Don Ricardo Lámport, y Doña Aldonza o Alonsa Sutton. Es bautizado en la parroquia de San Pedro, de la misma ciudad de Wexford.

1624.— Estudia Gramática (latina) y Retórica, durante dos o tres años, con el agustino Fray Tomás Furling, y otro año con Fray Antonio Turnos, franciscano; y acabó de estudiar las Humanidades en la ciudad de Dublín, en el Colegio de la Compañía de Jesús.

1627.— A los doce años de edad, fue enviado por sus padres a Londres, en compañía de su ayo Juan de Eniscot (sic). Allí estudia, durante un año “poco más o menos”, la lengua inglesa, matemáticas y griego, “enseñándoselo todo el dicho hereje“ Juan Gray, maestro de la Universidad. En Londres, escribió un “panegírico” titulado Defensio Fidei, contra Carolum Angliae Regem et suam fidem, “afeándole su fe, su secta y sus herejías; y haciéndose público esto, lo buscaron para matarlo, y así salió de aquella ciudad”.167

167 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 105v.

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1628.— De esta época no tenemos mas datos que los muy novelescos suministrados por el propio Don Guillén. Según él decía, salió de Londres “huyendo para el Reino de Francia, y antes de llegar a él, a la vista de Samaló (¿Saint-Malo?), le cautivaron los piratas ingleses herejes…; y los dichos piratas, conociendo la calidad de (él), le hicieron General de cuatro navíos que llevaban, al cabo de cuatro días que era su prisionero, con los cuales anduvo en cosso (corso) robando por la mayor parte del mundo… habiendo entrado en la Ciudad de Burdeos con los dichos cuatro navíos, y saltado en tierra, se huyó a Paris. Y de allí vía recta pasó a la ciudad de Nantes…, y fue a la villa de Santander, de donde fue a Bilbao, y fue a Portugalete, con ánimo de embarcarse e ir a ver a Santiago de Galicia, habiendo estado en la Coruña, a donde habló con el Marqués de Mancera que la gobernaba…” y que le obtuvo una beca en el Colegio de Niños Nobles del hábito de Cristo en Santiago de Galicia. Estando ya en ese Colegio, “tuvo noticia que había llegado al puerto del Deán en aquel Reino tres de los cuatro navíos de los ingleses herejes piratas…, y movido del celo de católico cristiano y vasallo del Rey Nuestro Señor…, fue en persona a buscar a los dichos herejes, embarcándose para ello en compañía del P. Fray Francisco Ximénez y Fray Francisco Basurto su compañero (franciscanos), y fue a la capitana de los dichos herejes; a los cuales redujo, después de tres días, a la fe católica y al servicio del Rey Nuestro Señor… y llevó hasta doscientos cincuenta y tantos herejes a la Inquisición de la dicha Ciudad de Santiago…, y sirviendo este confesante de intérprete, … fueron reconciliados y absueltos”.168

1629-1631.—Por “cerca de tres años” estudia “la Filosofía y demás Artes” en el citado Colegio de Niños Nobles, en Santiago de Galicia,

168 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 107v.

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acudiendo al Colegio de la Compañía de Jesús en aquella ciudad, donde fue su maestro el Padre Amaya. La beca —como ya indicamos— le fue concedida por el Rey Felipe IV, por recomendación del Marqués de Mancera.

1631 o 1632.— Escribe un panegírico en latín, titulado Laudes Comitis Ducis (Alabanzas del Conde Duque), con el que se gana la benevolencia del Conde Duque de Olivares, quien lo recomienda para una beca de Colegial Mayor en el Real Colegio de San Lorenzo de El Escorial.

1632 (12 de marzo).— Después de las Informaciones de limpieza de sangre y de sus méritos y servicios, toma posesión de su beca en el Real Colegio de San Lorenzo de El Escorial, donde estudia Teología y “las ciencias que allí se enseñan”. Durante el tiempo de sus estudios en San Lorenzo, parece haber escrito un panegírico de Las hazañas del mayor Monarca, Felipe IV; otro discurso sobre La antipatía política de los dos Privados, el Conde Duque de Olivares y el Cardenal Richelieu; un Discurso de las lágrimas de la Magdalena, dedicado a la Condesa de Linares; y una relación de la muerte del Duque de Frislan (sic). A esta época, también, debe de pertenecer el Carmen Triumphale en dísticos latinos, que compuso Don Guillén “a la llegada (a Madrid) del Excelentísimo Señor Don Gaspar de Borja”, Cardenal y Arzobispo de Sevilla (la única obrita de su autor que ha llegado impresa hasta nosotros). Don Guillén aseguraba haber escrito y publicado varios libros, y decía que “de ellos hay tres en la librería de San Lorenzo, impresos, en la estancia de la Retórica los dos, y el otro enfrente…”

Afirmaba asimismo Don Guillén que, habiendo vacado una beca en San Lorenzo, él había tomado parte en las oposiciones y la había ganado con muy “lucidos actos”. Y que, poco después “por obstentación (sic)” se había también opuesto a una beca vacante en el famoso Colegio Mayor de San Bartolomé el Viejo, de Salamanca, y que “estando admitido, le mandó Su

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Majestad que pasase a Flandes a servir al Señor Infante Cardenal, a donde fue”.169

1633 (julio).— En este tiempo parece que fue cuando Don Guillén “pasó a Flandes” e hizo —según él contaba— grandes hazañas militares: tomó parte en la gran batalla de Nordlinguen (que en el proceso se halla escrito a veces “Norlenguin” y otras “Norlenghen”), colaborando con el célebre Padre Gamasso (sic), jesuita, en la disposición táctica de los escuadrones y dando así el triunfo a las armas imperiales sobre las de Alemania y Suecia; pasó después a Bruselas; tomó parte en el combate naval que dio Don Lope de Horés [sic] a los holandeses herejes en el Canal de la Mancha, y peleó, capitaneando soldados irlandeses, en la batalla de Fuenterrabía. Finalmente, decía que no había aceptado, por insuficientes, las mercedes y recompensas que el Rey le había ofrecido; que había colaborado muy eficazmente con una embajada que los católicos irlandeses habían enviado a España, y que las mercedes otorgadas las había cedido al Embajador de Irlanda, su primo, conservando para sí solamente el título de “Maese de Campo”.

1634 (16 de mayo).— Con esta fecha aparece firmado el Testimonio de Tonsura y Órdenes Menores, que traía Don Guillén entre sus papeles.170 De este testimonio resulta que Don Fray Miguel Avellan (sic), franciscano, Obispo (titular) Siriense, ordenó en Madrid con esa fecha, de “corona y grados…”, en vista de Letras Dimisorias de Don Francisco de Mendoza, Gobernador del Arzobispado de Toledo, a Don Guillén, “de nación hiberno”, domiciliario de la arquidiócesis de Toledo y “connaturalizado en los Reinos de España”. ¿Sería auténtico tal testimonio?

169 AGN, Ramo Inquisición, t. 1496, f. 107v.

170 PG, f. 87.

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1638-1639.— De estos años solamente sabemos, por la declaración de su hermano Fray Juan Lombardo, 171 que Don Guillén vivía en Madrid, primero en la calle de la Magdalena y después en la calle del Olmo, “y en casa de un matemático llamado Luis Carttucho”. Vivía, sin haberse casado por la Iglesia, con una mujer llamado “Doña” Ana de Cano y Leiba (sic), de quien tendría una pequeña hija, “Doña Teresa”.172

1640.— Sale de España “en la flota del General Roque Centeno”, que salió de Cádiz el 6 de abril de dicho año, y llegó a la Veracruz el 24 de junio. En dicha flota venían también a la Nueva España el nuevo Virrey, Marqués de Villena y Duque de Escalona, el Obispo de Puebla, Don Juan de Palafox y Mendoza, y Don Carlos de Sigüenza y Benito, que cinco años después sería padre de nuestro sabio presbítero Don Carlos de Sigüenza y Góngora. Don Guillén, según parece, venía entre la servidumbre del Marqués de Villena, quien llegó a la Ciudad de México hasta el 28 de agosto. En México, se dedicó principalmente a dar clases de gramática latina a los hijos del Escribano del Ayuntamiento, Don Fernando Carrillo, en cuya casa vivía.

1642 (26 de octubre).— Es denunciado a la Inquisición por el Capitán Felipe Méndez Ortiz, nativo de Espinosa de los Monteros, en la provincia de Burgos, y aprehendido ese mismo día. Su primer proceso se lleva al cabo, con largos intervalos, durante ocho años.

1650 (25 de diciembre en la noche).— Don Guillén se fuga de las cárceles de la Inquisición, en compañía de Diego Pinto, su compañero de

171 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 179f–184f.

172 Fray Juan Lombardo dice (AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, f. 181v) que la mujer con quien

vivía Don Guillén se llamaba “Doña Ana Godoy Rodríguez”; pero en la carta autógrafa, que se

conserva en la Colección Conway (PG, ff. 24f–25f), ella se firma “Doña Ana de Cano y Leiba”

(sic).

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celda. Reaprehendido el día 27 por la tarde, se inicia la segunda parte de su proceso, que se prolonga por otros nueve años, hasta 1659.

1652?-1654.— Durante estos años, probablemente, escribió Don Guillén su Regio Salterio, a escondidas y empleando como papel “los lienzos de sus sábanas”. Recogidos tales lienzos por la Inquisición son mandados copiar en papel, pasados a la “calificación” de los censores, e incluidos en el proceso. La copia tiene fecha de 1655.173

1659 (19 de noviembre).— Don Guillén es “relajado al brazo secular” en el solemne Auto de Fe que se verificó ese día en la Plaza Mayor de México, y muere, quemado vivo —según decía la sentencia— “en vivas llamas de fuego, hasta que se convierta en cenizas, y dél no quede memoria”.174

173 Ver aquí, en “Bibliografía”, la descripción del manuscrito.

174 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, s/n.

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APÉNDICE II

BIBLIOGRAFÍA

I. MANUSCRITOS

1. Archivo General de la Nación (AGN), México, D. F., tomos 1496 y 1497 del Ramo Inquisición. Estos dos tomos, de 31 x 21 cm, como de 500 fojas el primero y como de 700 el segundo, contienen el Proceso de Don Guillén de Lámport, de 1642 a 1659.

En el t. 1497 se encuentra, con foliación distinta, el Regio Salterio de Don Guillén, copiado por orden del Tribunal del Santo Oficio. Ocupa 117 folios escritos por ambos lados (frente y vuelto); del f. 1f al f. 55f, está escrito a dos columnas; del f. 56f al 94v, a una columna; del f. 94v al 97v, a dos columnas; del f. 97v al f. 110f, a una columna; del f. 110f al 112f, a dos columnas; del fol. 112f al f. 117v, a una columna.

Entre el Salmo 178 (f. 21f, col. 2) y el 179 (f. 24f, col.1), se encuentran intercalados 17 himnos en diversos metros, sin numeración.

Los salmos son en total 918, pero en el f. 44v, entre el Salmo 389 y el Salmo 400, se omitieron —quizá por descuido del amanuense— los Salmos 390 a 399. Son pues en realidad novecientos ocho los Salmos que se conservan. 2. Biblioteca Cervantina del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (BCITESM), Papeles de Don Guillén, Colección Conway. Es un voluminoso legajo en que se contienen muchos de los papeles recogidos a

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Don Guillén al tiempo de su aprehensión (1642) y algunos otros posteriores. Entre esos papeles, parécenme particularmente importantes los siguientes:

a) “Imbentario de los papeles que se hallaron en un baúl pequeño de Mechoacán, que al tiempo de la prission se le cogió a Don Guillén Lombardo de Guzman”, ff. 1f-22v.

b) Una carta escrita a Don Guillén por su hija Doña Teresa, 16 de enero de 1650, f. 23f.

c) Carta a Don Guillén de su esposa Doña Ana de Cano y Leiba (sic), 18 de febrero de 1650, f. 24f-25f.

d) Canción (sin título) que empieza: “En esta planta amena…”, f. 28v, a dos columnas.

e) Memorial al Rey, firmado por Don Guillén, fechado en México el 30 de julio de 1642, sobre el gobierno del Marqués de Villena, ff. 30f-38v.

f) Proclama de Independencia (sin título), que empieza: “Por quanto Dios Nuestro Señor, compasivo de nuestros duelos inhumanos…”, ff. 40f-47v.

g) Carta al Rey de Francia que empieza: “Hermano y Christianissimo Señor”, ff. 48f/v, fechada en 1642.

h) Carta al Papa que empieza: “Santissimo Padre”, ff. 49f/v, fechada el 30 de julio de 1642. Tiene una nota que dice: “Despachado en Septiembre 18” y está firmada: “Don Guillén de Austria”.

i) Carta al Rey de Portugal que empieza “Primo: Dichosamente recibí su pliego…”, ff. 56f-63v. Está fechada el 30 de julio de 1642 y firmada “Don Guillén de Austria”.

j) Letrero del Retrato del prodigioso Joven Don Guillén Lombardo de Guzmán (…) por Don Pedro Calderón que empieza “Héroe generoso…”; está incompleta en los ff. 88f/v, y completa en los ff. 142f/v.

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k) Para formar escuadrones sin dilación, cuadernillo escrito por Don Guillén que ocupa los ff. 173-204.

l) Información de Don Guillén hecha en Madrid, ff. 205-245, con el escudo de armas a colores. Hay una nota (probablemente de la Inquisición) que dice: “Es información fingida”. En seguida, f. 247, está el “Carmen Triumphale” impreso.

m) Hay también, aparte y suelta, una Carta de Felipe IV firmada al Virrey Conde de Alva de Aliste, de fecha 31 de diciembre de 1651, en tres páginas en folio, reprendiéndole por haber entregado a la Inquisición los papeles de Don Guillén; dícele que, si se veía obligado a entregar dichos papeles a los Inquisidores, “por lo menos pudiérades haberos quedado con copias de los dichos papeles, y para lo de adelante lo tendréis entendido así, en otros casos que se ofrezcan desta calidad”.

II. IMPRESOS

1. RIVA PALACIO, Vicente, Memorias de un impostor, Don Guillén de Lampart, Rey de México, dos tomos, edición y prólogo de Antonio Castro Leal, Editorial Porrúa, México 1946.

La primera edición fue publicada por el editor Manuel C. de Villegas (Imprenta de I. Escalante y Cía., México 1872), con el subtítulo “Novela histórica”.

El catálogo de la Biblioteca Nacional de México menciona una segunda edición del mismo editor, pero de fecha 1879 e “ilustrada”. Aparece en el catálogo con la siguiente colocación, C-I-15-23, pero no fue posible localizarla. ¿Existirá realmente esta segunda edición?

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Quiero hacer notar que en esta obra está de tal manera mezclado lo histórico con lo novelesco, que no puede absolutamente dársele valor alguno científico, aunque es cierto que Riva Palacio aprovechó los dos tomo del proceso de Don Guillén que estaban en su poder. Ni siquiera el “Prólogo” en que Riva Palacio presenta su novela, es plenamente histórico; desde allí comienza ya lo novelesco, pues su autor afirma muy en serio que “existen en su proceso (de Don Guillén) composiciones suyas en prosa y verso, escritas en francés, en inglés, en alemán, en español, en latín y en italiano” (p. XV), lo cual es absolutamente falso, pues yo he repasado minuciosamente los dos tomos del proceso y no he encontrado tales composiciones en francés, inglés, alemán e italiano, sino solo en latín y en español (y algunas citas en griego). Por este mínimo detalle podremos juzgar el crédito histórico que merece esta obra de Riva Palacio: “ex ungue leonem”.

2. RIVA PALACIO, Vicente, México a través de los siglos, tomo II de “El Virreinato”, Ballescá Editores y Espasa Editores, México-Barcelona s/a, 932 pp. a dos columnas. Sobre Don Guillén: pp. 606-610.175 3. GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis, Don Guillén de Lampart. La Inquisición y la Independencia en el siglo XVII, Librería de la Vda. de C. Bouret, México 1908, 439 pp.

A Don Guillen se refiere directamente el “Libro segundo: Don Guillén de Lampart y la Inquisición”, pp. 73-235. Es un compendio bastante fiel y bien hecho de los dos tomos manuscritos del proceso, aunque con algunos

175 México a través de los siglos, Tomo IV, “Historia del virreinato”, Editorial Cumbre, quinta

edición, México 1962.

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comentarios en que se manifiesta a veces el “jacobinismo”, todavía un tanto virulento, de la época del Autor.

4. LOMBARDO, Alberto, Injusticias históricas. Olvido del primero que concibió e intentó la independencia de México, folleto, 1901.

No conozco este folleto mas que por la cita que de él hace González Obregón (op. cit., p. 323, nota); de ese folleto —dice el mismo González Obregón—, “parece haber nacido” la idea de levantar una estatua a Don Guillén como precursor de la Independencia. Su autor, “por desgracia no tuvo a la vista el proceso original, sino simplemente los extractos publicados en la obra México a través de los siglos, tomo II, op. cit.

5. MEDINA, José Toribio, Historia del Santo Oficio de la Inquisición en México, Imprenta Elzeviriana, Santiago de Chile 1905.

A Don Guillén se refiere particularmente el capítulo XVI, “Los últimos condenados a la hoguera”, y muy especialmente en las páginas 289 (por errata, 389)-310. Acerca de los inquisidores que juzgaron a Don Guillén, cfr. pp. 171-172 y 261-262.

6. JIMÉNEZ RUEDA, Julio, Herejías y supersticiones en la Nueva España (Los heterodoxos en México), Imprenta Universitaria, México 1946, pp. 190-194.

Reproducido en Vidas reales que parecen imaginarias, del mismo autor, Colección Nueva Cultura, t. III, n. 3, México 1947, pp. 133-140.

7.— CUEVAS, Mariano, Historia de la Iglesia en México, t. III (1600-1699), Imprenta del Asilo “Patricio Sanz”, México 1924, pp. 173-180.

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8. BRAVO UGARTE, José, Historia de México, t. II, “La Nueva España”, Editorial Jus, México 1941, p. 114. 9. CASTRO LEAL, Antonio, “Prólogo” a la edición de las Memorias de un Impostor…, de Vicente Riva Palacio, op. cit., pp. VII-X.

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APÉNDICE III

[SIN TÍTULO]

Al Ilustrísimo Señor Inquisidor General y Consejo Supremo de la Santa y General Inquisición de España176

Alcides magno, y del Olimpo puro

Atlante fijo, que en tus hombros tienes

del Globo eterno aquel feliz Coluro,

y desde el Polo permanente vienes

apuntalando al despeñado Arcturo

y del Orión la cólera177 provienes:

escucha breve, en atención, mi canto,

mi prosa suelta y mi prorrupto178 llanto.

Al Arctico que Cancro predomina

en meta opuesta al semicopro Pece,

comienza Zona, y otra se termina

en que Bootes con Calixto vese:

adonde el Polo casi nunca inclina

al Horizonte, pero Cintia crece,

está la Ninfa milagrosa Hiberna,

de Marte afrenta y de Minerva eterna.

Y Júpiter Tonante, enamorado

de su belleza y su candor divino,

en ella tuvo un escuadrón sagrado

de Cíclopes ardientes por destino.

El alto Imperio, al parecer, armado

asalto teme, y a su poder previno:

juzgando las arenas de Neptuno,

volvieron hijos de la Diosa Juno.

Protervo sólo yo nací Gigante,

de sus entrañas, y feroz tan solo;

temido monstruo en mi niñez errante,

si bien del sacro laureado Apolo,

indómita Belona triunfante,

y furia bruta del procaz Eolo,

rendí desde mi cuna, en que mamaba,

de Sátira el aliento, que me daba.

176 AGN, Ramo Inquisición, t. 1497, ff. 281f/v, cols. 1-2.

177 En el manuscrito se leía “el furor”, pero está tachado y sustituído por “la cólera”.

178 “Prorrupto”: latinismo, por “interrumpido”, “entrecortado”.

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Crecido en los trofeos furibundo,

el alto Jove contra mí se irrita;

al centro opaco del infesto mundo

me despeñó con su potencia ignita;

y Polifemo entonces iracundo,

también conspira y contra mí se incita:

pues faltan alas del veloz Pegaso

a quien lamenta en el feroz Caucáso.179

Con Mulciber concierto y Flegetonte,

en que su fragua sulfurosa adumbre

el rayo prevenido a Faëtonte;

sacuden, pues, del pedernal la lumbre,

y como estaba tan vecino el monte,

al valle me despiden por la cumbre,

con furia tal, que bostezó la boca

en llamas, humos y membruda roca.

Frenético con ira, cual Teseo,

entonces reto a tus amados hijos,

zagales del oficio Lilibeo,

taimados Argos,180 vigilantes fijos;

asombra a los mortales el empleo

y desde aquellos términos prolijos

en que del robo se soñó de Pluto,

corrió la voz de mi diseño181 bruto.

Mas como Atlante en tus empeños eras

en quien el Globo celestial estriba,

pusiste firmes en las dos esferas

columnas sin cadencia tan procliva;

a quienes Faunos con envidias fieras,

ni Cadmos mismo con su copia altiva

abortos pueden desquiciar: que Febo

oprime furias del funesto Erebo.

El Robador de la divina llama,

si fue tan atrevido, desde luego

le dio más gloria y sempiterna fama

al propio Dueño, de su propio fuego:

pues honra que la envidia no derrama

es un espejo muy cubierto y ciego;

defecto tiene la sagaz pintura

que no se pone a la común censura.

179 (sic).

180 Alude, quizás, al nombre de uno de los Inquisidores de México, el Licenciado Don

Domingo Vélez de Assas y Argos

181 “Diseño”: “proyecto”, “plan”.

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Micante182 Solio, cuyo santo oficio

gobierna tan heroicos blasones;

a tu clemencia mi cascado juicio

se rinde, con mi llanto y mis borrones;

de tus grandezas el mayor indicio

es dar abrigos y propicios dones:

si fui del propio seso mi Lieo,

agora soy de mi dolor Orfeo.

Mis roncos alaridos de Cignea

conmuevan las Deidades, si profanas,

sacras en muestra; y como casta Dea

en ondas crespas dulcemente humanas,

a quien Actéon cazador desea

mirar, con atenciones aunque vanas:

y fue despojo de la pura Ninfa,

si clara más, la cristalina linfa.

Madruga alegre en rosicler oriente

aquel planeta cuya gloria anhela,

después que pavor deslustró su frente

en cuna denegrida; y luego apela

a mayor luz, y mas fulgor consiente

a Tetis el reflejo que recela;

purpúreo traje decorando Aurora,

y vuelve en rayos lo que en perlas llora.

Bramó del Austro aquel fatal Nereo

a quien el hijo de Salacia llega;

retumba en furia, truculento y feo.

Su Padre entonces en delfín navega,

obstupefacto183 ; y sin tentar trofeo,

al ver la fuerza tan sin fuerza y ciega,

desdeña poderoso aquel contrario,

vistiendo nácar y carbunclo184 vario.

El Frigio Joven orgulloso advierte

de Colcos el despojo que pretende;

pues gloria sin peligros de la muerte,

es sombra triste que a la gloria ofende:

que sólo el vellocino desta suerte

de fama alcanza aquel que fama entiende

es Hidra viva: si perdió cabeza,

por una mil con más aumento empieza.

La prenda de Penélope constante

surcando golfos y cuajando espuma,

del fiero encanto y su vigor pujante

182 “Micante”: latinismo, por “resplandeciente”.

183 “Obstupefacto”: latinismo, por “estupefacto”.

184 Manuscrito: “carbunclo”.

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tan sabiamente y ardidoso185 en suma

desprecia los rigores arrogante;

cierra el oído, porque no presuma

la voz encantadora y la sirena

que mata en gusto a quien no toca en pena.

Andrómeda sus penas si lamenta,

aprisionada sobre el pardo risco,

también con olas ayudada, intenta

de perlas tumba y del mejor marisco

dejar a la memoria que sustenta

la gloria perdurable en obelisco:

el bruto alado entonces con alientos

su nombre lleva por los vagos vientos.

Si Faëtonte contumaz se arroja

al carro eterno de la luz Febea,

el mismo rayo en contra dél se enoja,

cegándole sin ver lo que desea:

despeña el coche, y de la rienda afloja

las listas de diamante, sin correa:

lo quiso Jove, porque el mundo viera

la viva gloria desa luz, entera.

El Ícaro arrogante afianzado

en artificio y alas atrevidas,

voló por paralelos engañado

de fuerzas y de luces presumidas;

mas con los rayos se miró burlado;

las plumas enceradas, derretidas,

cayó, dejando al sol tan alta gloria

que de las aguas él tomó memoria.

Aquellas Diosas que miraba el Graio

a las orillas de la mar salada,

de la belleza recibió desmayo

el Príncipe de fama laureada,

y fue despojo dese mismo rayo,

rendido de la luz enamorada:

que no consiente a quien su glora mira

que lleve lauros, pues a tanto aspira.

Cuadrupedante Monstruo la grandeza

del Rey del Orco transformada, y yerto

robóse la Prosérpina186 belleza;

del cetro Averno y su Dominio alerto

dispende la corona a su cabeza:

185 Manuscrito: “ardiloso” (?)

186 “Proserpina” (sic), conservando la acentuación latina.

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porque del robo más honor y cierto

se logre, con triunfo tan preclaro

que se eternice aquel honor por raro.

En hombros del Eolo presuroso

la Fama salga con mejor bocina,

tocando al mundo aquel blasón dichoso

que ya logró, por la virtud divina,

el Mexicano Tribunal famoso: con tanta luz en adelante atina

las cumbres intrincadas donde mora

aquella luz a quien el sol adora.

Su vuelo eterno a la mayor altura,

oh Sacro Solio, ya tu luz levanta,

y tanto alumbra aquesta antorcha pura,

que ya la misma claridad se espanta,

cegándose la bella Cinosura

con esta llama celestial y santa,

pues Atropos no puede con su brío,

eternamente ni apagarla Clío.

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APÉNDICE IV

CARMEN TRIUMPHALE in adventum Eminentissimi, ac Excellentissimi Principis D. ac. D. GASPARIS DE BORJA

R. R. E. Cardinalis, Hispalensis Ecclesiae Archipraesulis, Sacrae Catholicae Maiestatis

Philippi IIII. a Status supremi Bellique Consiliis, quondam in Sacra Romana Curia Legati,

Totius Hispaniae utriusque Orientis et Occidentis Orbis Protectoris, olimque Neapolis

Proregis integerrimi, Gandiae nobilissimorum Ducum a sanguine Prolis, Hespericae

Reipublicae Manlii, ac Christianae Propugnatoris; Pauperum parentis munifici, haereticae

pravitatis mallei, Iudaicaeque perfidiae Oppugnatoris invictissimi, etc.

In quo Matritensis Curia Romanam alloquitur.

Eidem nobilissimo consecratum Heroi, involutisque genibus dicatum Principi.

Roma! Triumpha[n]tes iactas quis Caesari arcus,

Factaque magnorum tot monumenta Virum?

Semisepulta ruant simul Amphiteatra Colossi,

Mausolaea Domus, Templa superba cadant:

Marmora sculpta solo; sista[n]t sine lumine Thermae:

Tecta superba suo Styx tegat atra Polo:

Nulla columnarum splendet, perit ipsa Trajani;

Pyramidumque decus Tartara nigra tenent:

Naomachia iacet; longo quoque tramite Cyrci:

Collibus et semtem, vos procul ite Fora:

Septimiana latet percelso culmine Moles:

Haec modo Lethaeis obruat Aequor aquis.

Omnis BORJIACO cedat labor iste triumpho;

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Publica Matriti culmina tecta nitent.

Non secus ac fulgens rutilanti lumine Phoebus

Illustrat radiis astra suprema suis.

Tot Proceres magnum divino stemmate BORJUM,

Hispanumque tenent iam sine lite solum.

Unicus Alcides, celsus dominando PHILIPPUS,

Et Cato consiliis, et pietate Numa.

(GASPAR Romanus pepulit spectacula Roma,

Ut patet Hispanis gloria tanta suis;

O quot in ambobus Mundis GUZMANICA virtus

Regales condit Semper ubique faces).

Tantaque nobilitas titulis coronata trhophaeis.

Totque Duces BORJUM lumine Semper ovant.

Curia tot BORJAE gessit monumenta triumphi,

Quot sunt Hesperii lumina rara soli.

Roma sed indomitis finxit Caesaribus unum;

Quod laus, nec nomen, nec decus ese potest.

Plus magni amplexus concessit facta PHILIPPI,

Quam quod Roma tuis artibus alta potes!

Perforat, infringit, lacerat, ferit, incutit, urget

Aethera vox celsis laudibus ampla Virum.

Infantesque simulque Pubes, Canus, atque Senectus,

Talia dulciloqua murmura voce refert:

Iuliadum tibi sanguis adest, de sanguine Regum:

Aeneas valido quos dedit ense ferox.

Rustica bellantis sileant tibi munera Martis:

Martis ab escelso BORJA triumphat Equo.

O Princeps mundi, quem stemmata tanta salutant

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Divinum, Pontificum, Caesaris, atqe Ducum!

Tu Pater es Patriae: te Roma videre Parentem

Spectat: et assiduus celsiter Orbis habet.

Te stat et aeternis Hispania fulta columnas:

Mavors dum telis subdidit arma tuis.

Tuque decus, nostrae fueras tutela salutis:

Multoties fractae portus et aura ratis.

Tu maris antra teris, calcas telluris et antra:

Atque tibi substant hinc Thetis, inde Ceres.

Princeps, Dux, Miles, titulis, conamine, stirpe,

Fers, condis, celebras, nomina, gesta, genus.

Belgae te norunt, novit clarissima Roma:

Asia te noscens, Africa terra stupet.

Europaea tecum sentit Cynosura virorum:

Barbara te noscens India, culta foret.

O quot nobilibus sustentas sumptibus anno!

O qui es in tantis tu medicina malis!

Quot pietate tua, lataque propagine fructus,

Vivunt Nestoreos, et sine lite diez!

Sis bene ventus eo: vicos redimite corollis:

Gloria nam Patriae sistat in Urbe suae.

Vincis Caesareos foelici sorte Triumphos:

Tu nobis vitam, tu dabis arque necem.

Vitam dum vives; dum funera lenta, necemque

Videmus, Lachesis sit tibi Parca diu.

Condet in Augusto cineres Mors improba saxo;

Non tamen et famam, BORJA superne, tuam.

Quid nunc plura loquar, Princeps? Sed plura tacebo:

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Nam tua cum sileo, tunc puto plura loqui.

CECINIT D. GUILIELMUS (sic) LOMBARDUS DE GUZMAN, in Regio, ac ter

magnifico Orbis Escurialensi Collegio Theologico imbutus focamine, Magnique Principis

Comitis Ducis Alumnus, etc.

POEMA TRIUNFAL

a la llegada del Eminentísimo y Excelentísimo Príncipe y Señor Don GASPAR DE

BORJA, Cardenal de la Santa Romana Iglesia, Arzobispo de la Iglesia Hispalense, de

los Consejos Supremo y de Guerra de la Sacra Católica Majestad de Felipe IV, antiguo

Legado en la Sacra Curia Romana, Protector de toda España y de ambos mundos

oriental y occidental, y antiguo Virrey integérrimo de Nápoles, Hijo por su sangre de

los nobilísimos Duques de Gandía, Manlio de la República Hespérica y Propugnador

de la Cristiana; Padre munífico de los pobres, Martillo de la herética pravedad, y

Opugnador invictísimo de la perfidia Judaica, etc.

[Poema] en que la Corte de Madrid habla a la Corte Romana.

Consagrado a dicho nobilísimo Héroe y Príncipe, a quien se le ofrece de

rodillas.

Oh Roma: ¿triunfantes ✻ por qué ensalzas de César los arcos,

y los monumentos ✻ de tus Varones grandes?

Semisepultos caigan, ✻ juntos, el grandioso Anfiteatro,

de Mausolo la casa ✻ y los soberbios Templos.

Yazgan los esculpidos ✻ mármoles, y sin luz ya las Termas

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cubra la negra Estigia ✻ con su funesta sombra.

Ya ninguna columna ✻ esplende, ni la de Trajano;

y de las Pirámides ✻ venció la gloria el Tártaro.

Yace la Naumaquia; ✻ yacen, a lo lejos, los Circos;

¡Alejaos, oh Foros, ✻ de las Colinas Siete!

La Mole Septimia ✻ oculta su cúspide excelsa:

¡que el mar la cubra ✻ con sus Leteas ondas!

Que toda grandeza ✻ se humille ante el triunfo de BORJA:

de Madrid las alturas ✻ de resplandor se vistan,

tal como el fulgente ✻ Febo de luz rutilante

con sus rayos ilustra ✻ a los supremos astros.

Oh, ¡cuántos próceres ✻ llevan el escudo de BORJA,

y, ya sin límites, ✻ rigen el suelo hispano!

Mas el Único Alcides, ✻ escelso en su Reino, es FILIPO,

Catón en consejo, ✻ y en sus piedades Numa.

(GASPAR Romano ✻ superó las fiestas de Roma,

para que a sus Hispanos ✻ toda su gloria brille.

¡Oh, cuántas antorchas ✻ en ambos mundos enciente

la virtud gloriosa ✻ de los GUZMANES, siempre!)

Vístense los altos ✻ palacios de ricos tapices,

y la tierra albea ✻ de tremulante mármol;

y muchos Nobles, ✻ coronados de nobles trofeos,

y muchos Capitanes ✻ a BORJA siempre aplauden.

Tantos monumentos ✻ levantó al triunfo de BORJA

la Corte, cuantos ✻ son los Hesperios astros.

Mas Roma, a los Césares ✻ invencibles hoy uno levanta

cuyo digno elogio ✻ nadie decir podría,

Y a Quien más honra ✻ del gran FILIPO el abrazo,

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que lo que tú, alta Roma, ✻ darle jamás podrías.

Y rompe los aires, ✻ y perfora el éter sublime

una Voz que excelsas ✻ sus alabanzas dice:

Infantes y jóvenes, ✻ adolescentes y ancianos,

así proclaman ✻ en elocuentes voces:

“Sangre de los Julios ✻ tienes Tú, sangre de Reyes,

que produjo Eneas ✻ con su potente espada.

Ante Ti se humillen ✻ los rústicos dones de Marte:

BORJA triunfa, excelso, ✻ desde el marcial caballo.

¡Oh Príncipe egregio, ✻ a quien tantas banderas saludan

de Dioses, ✻ Pontífices, ✻ y hasta del propio César!

Padre de la Patria ✻ Roma ya por Padre te espera,

y el Orbe entero ✻ tu magnitud exalta.

Te exalta España, basada en eternas columnas,

mientras te humilla Marte ✻ sus ya vencidas armas.

Tú ya muchas veces ✻ fuiste nuestro honor y tutela:

puerto y aura dulce ✻ a nuestra rota Nave.

Tú del mar los antros ✻ huellas, y los antros terrestres:

a Ti obedecen ✻ Tetis y Ceres, juntas.

Príncipe y Soldado, ✻ por títulos y estirpe gloriosa,

luces y celebras ✻ nombres y gestas claras.

Los Belgas conócente ✻ conócete clarísima Roma;

y África se asombra, ✻ y te venera el Asia.

De grandes varones ✻ la constelación te rodea;

y aún la India bárbara ✻ será contigo culta.

¡Oh, cuántas empresas ✻ sostienes con tus nobles recursos!

¡Oh, en cuántos males ✻ eres salud y alivio!

¡Oh, cuántos frutos ✻ de tu piedad generosa

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viven, como Néstor, ✻ inacabables días!

¡Seas bienvenido! ✻ Ceñid de corolas las calles:

¡de su Patria la gloria ✻ en su Ciudad se asiente!

Pues los Cesáreos triunfos ✻ vences con tu suerte felice,

¡Tú nos darás la vida, ✻ Tú nos darás la muerte!

Pero, mientras vives, ✻ mientras tu muerte lejana

lloramos, Láquesis ✻ sea contigo “Parca”.

La Muerte impía ✻ guardará tus cenizas en mármol,

mas no podrá, ¡oh BORJA, ✻ no, sepultar tu fama!

¿A qué decir más, ✻ oh Príncipe? ¡Mejor el silencio,

porque a tus hazañas ✻ es el mejor elogio!

CANTÓ Don Guillermo Lombardo de Guzmán, amamantado en la cienca teológica

en el Real y tres veces magnífico Colegio de El Escorial, y alumno del Gran Príncipe,

el Conde Duque, etc.