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    TEORA Y PRCTICA SOBRE EL DUELO PSICOLGICOPARA EX-MIEMBROSautores: Erasmo y Ana

    SUMARIO:

    Introduccin. Hacer el duelo: 1. Qu es el trabajo del duelo y para qu sirve. 2. Los pasos deltrabajo con el duelo. 3. Un duelo peculiar: salirse de la Obra. 4. Y si no he acabado de hacerel duelo? (sugerencias de autoterapia).

    Introduccin (Erasmo)

    Dado el tipo de experiencias frustrantes que muchos de los ex-miembros padecimosen el pasado y que pudieron acarrear problemas psicolgicos antes, durante, ydespus de la desvinculacin, he pensado conveniente ofreceros aqu una breveinformacin sobre lo que en psicoterapia en especial en la lnea experiencialhumanista entendemos por la necesidad de vivir la experiencia del duelo y la

    consiguiente despedida psicolgica.

    Esta necesidad la tienen aquellas personas, por ejemplo, que vivieron en el pasadounos proyectos y esperanzas muy ilusionantes y, sin embargo, acontecimientosocurridos posteriormente les hicieron comprender que esas expectativas no secorrespondan con la realidad. Tambin tienen esa necesidad de duelo y despedidapsicolgica personas que se dan cuenta de que, ya desde su infancia, lascircunstancias de su vida y limitaciones de sus cuidadores les impidieron recibir ydisfrutar de lo que es sentirse verdaderamente cuidado, protegido y amado. Son laspersonas, por ejemplo, que son conscientes de forma muy dolorosa, de que el padre omadre ideales que hubiesen deseado tener nada tienen que ver a veces son el poloopuesto del padre o madre reales. Pero este segundo tipo de situaciones querequieren duelo y despedida psicolgica no es el caracterstico de algunos ex-miembros de la Obra, por lo que no me extender en describir alguna tcnicateraputica para su solucin. La situacin de los ex-miembros corresponde al primerode los dos tipos sealados.

    Es tambin la situacin, por ejemplo, de:

    a) Personas que iniciaron la experiencia de un amor de pareja precedida de unapasionado enamoramiento y la iniciaron con un entusiasmo y expectativasrelevantes. Pero que pasado un tiempo comenz la vivencia de crecientesconflictos entre ellos, causados en no pocos casos por un muy deficiente

    conocimiento recproco de su forma de pensar, de sentir, de su jerarqua devalores, etc. Es decir, en no pocos casos, debido a la ausencia de un amorinteligente (Erich Fromm). Aunque tambin pueden ser otros los factorescausantes de ese hecho de acabar profundamente defraudados y desilusionados,y acabar decidiendo la ruptura de la relacin.

    b) Personas que decidieron cursar una carrera con la esperanza de luego poderejercer una profesin que perciban de forma acentuadamente idealizada. A veceselegida en la adolescencia a partir de la impresin emocionante que les produjoalgn personaje en pelculas de cine, que poda ser un mdico, un abogado, uncatedrtico, un investigador cientfico, etc. Pero luego fueron experimentando lassucesivas frustraciones derivadas de las deficiencias de los estudios

    universitarios, las dificultades en iniciar el ejercicio profesional, las tareas nadamotivadoras con que en mayora de casos se estrenan en la vida profesional, los

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    problemas en las relaciones interpersonales con compaeros y dirigentes, lasluchas de poder, etc. Los contrastes entre los sueos idealizadores de laadolescencia y las dificultades con las que luego se tropieza el adulto jovenprovocan en muchos casos lo que Romano Guardini (1970) denomin la crisis dela experiencia.

    Esta crisis se vive cuando el sujeto comprende que la vida real, la praxis laboral,interpersonal, etctera, presenta unos obstculos que frecuentemente no fueronprevistos cuando -con ayuda de la fantasa- se imagin un futuro. Se percibenmejor las complejidades de la vida, los condicionamientos ambientales, lasdificultades en la realizacin de los proyectos y la necesidad de saber esperar.Esto conduce a una crisis que puede decantarse hacia un desencanto respecto alas utopas y hacia un estilo de vida bsicamente escptico respecto a todo ideal ycentrado en un pragmatismo estrecho. O bien, puede vivirse como una crisis decrecimiento, y permitir la consolidacin de un equilibrio entre las aspiracioneshacia determinados valores y un sentido realista. Esto facilita, segn Guardini, eldesarrollo de una actitud profunda de persona responsable, de sus convicciones,

    decisiones y actuaciones, consciente de que est en nuestras manos buscar lasolucin de los problemas, e influir beneficiosamente en nuestro entorno social, apesar de las dificultades.

    Posteriormente puede producirse la crisis de la experiencia del lmite. Los aoshan pasado. Las energas fsicas caractersticas de la edad del adulto joven yahan ido quedando atrs. Se han experimentado algunos fracasos y desilusiones,destacndose el aspecto montono y prosaico de lo que haba sido imaginado enforma idealizada. Se da una sensacin creciente de los lmites de la propiaenerga, una disminucin del carcter interesante y estimulante de las tareas yuna conciencia mayor de las contradicciones y conflictos humanos. A veces setiende a hacer un balance sobre los aciertos y errores de las decisiones tomadasa lo largo de la vida. Las conclusiones pueden llevar a reacciones peligrosas. Nopodemos aqu extendernos en este tema. Slo indicar que la salida airosa de estacrisis, la favorecedora del crecimiento personal, conducir a un enriquecimientohumano que Guardini define como propio de la persona serenada.

    c) Inmigrantes que decidieron trasladarse a Europa con unas expectativasdemasiado idealizadas o irreales. No pocas veces se debe a que sus paisanosinmigrados antes les ocultan las dificultades que ellos tuvieron que padecer para evitar la humillacin de tener que informar sobre los probables fracasosiniciales y les exageran los logros conseguidos. Est claro que, dadas lascircunstancias de sus pases de origen, an as les habr compensado eltrasplante cultural para poder sobrevivir, pero, en la gran mayora de los casos,

    no haban sido suficientemente advertidos respecto a los sufrimientos quetendran que padecer por una serie de prdidas que reclamarn la prctica deduelos y despedidas psicolgicas:

    La prdida de la cercana de muchos seres queridos. La prdida del paisaje querido del propio pas. La prdida en el caso de los musulmanes del sonido de los cantos del

    muecn, cinco veces cada da, desde las mezquitas; o la prdida en el casode cristianos latinoamericanos o africanos de la vivencia de liturgias vividasde forma ms expresiva, ms extrovertida, que las predominantes enEuropa.

    La prdida de un entorno con las costumbres y actitudes predominantes en

    las culturas de sus pases de origen: otro ritmo en el trabajo, mayorcordialidad y hospitalidad en las relaciones humanas o, por el contrario, ms

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    distancia interpersonal o inexpresividad emocional, expresiones faciales mssonrientes, una comunicacin verbal ms melodiosa y de tonos ms suaves,ms respeto a formas de cortesa, otro estilo ms delicado en las relacionesentre hombres y mujeres, y en la forma de respetar y cuidar a los ancianos.Con caractersticas diferenciadoras muy diversas segn lascorrespondientes sociedades y culturas de procedencia.

    El denominador comn que compartimos los ex-miembros de la Obra con estoscolectivos, sobre todo con los indicados en a) y b) es, como dije al principio: Habervivido en el pasado unos proyectos y esperanzas muy ilusionantes y, sin embargo, apartir de experiencias vividas posteriormente, haber llegado a la conclusin de queesas expectativas no se correspondan con la realidad. Que de alguna formahabamos sido engaados, frecuentemente por miembros que, a su vez, tambinestaban viviendo engaados.

    En algunos casos, como fue en el mo, la experiencia de ms de veinte aos en lainstitucin en mi caso veintitrs supuso:

    a) La prdida de las experiencias de la adolescencia y juventud, por ejemplo lasrelaciones con las personas del otro sexo.

    b) La prdida de relaciones antiguas de amistad, debido a la distancia geogrfica.

    c) La prdida de la realizacin de un proyecto de estudios universitarios llevados acabo de forma cuidadosa y profunda.

    d) La prdida de aos de libertad de lecturas especialmente en filosofa, teologa yciencias humanas, etc.

    e) El hundimiento de mi vocacin intelectual.

    f) La prdida de vivir como un cristiano corriente, en las relaciones con amigos yamigas, con la familia, y en la libertad para iniciativas culturales y profesionales.

    g) La prdida respecto al proyecto de la realizacin de aportaciones prcticas para lahumanizacin o cristianizacin de estructuras profesionales, sociales, culturales,econmicas y polticas. Es decir la escasez de contribucin real de la iluminacincristiana de las realidades temporales (Concilio Vaticano II), de lo que en lateora del Opus Dei se denominaba la santificacin del trabajo.

    h) La prdida del proyecto de un dilogo fecundo entre fe cristiana y cultura, ciencia,

    filosofa, arte, dentro del pluralismo existente en nuestro entorno, y de acuerdo conla sensibilidad de cada uno, que en el caso de no ser predominantemente de estiloconservador se encontraba totalmente constreida.

    i) Estas prdidas, estas experiencias frustrantes y desilusionantes, y muchas otrasampliamente descritas en multitud de escritos de opuslibros, han podido provocaren un porcentaje de ex-miembros no slo profundos sufrimientos, sino tambinproblemas psicolgicos que requieren, para su solucin, la experiencia del duelo,en vistas al logro de la despedida psicolgica. A partir de aqu, cedo la palabra ami compaera en la direccin del Instituto de psicoterapia que fund con ella haceveintisiete aos, y con la que he podido disfrutar una profunda vivencia de amistadamorosa, perfectamente compatible con las limitaciones establecidas para micondicin de clrigo catlico. Y desde donde han podido ser atendidas unas 2.500personas con trastornos diversos de ansiedad, de estado de nimo, de

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    personalidad, de relacin de pareja, etc. Tambin, en muchos casos, personas quenecesitaban experimentar en profundidad un duelo en vistas al logro de unadespedida psicolgica. A Ana le he pedido porque lo har mejor que yo queexponga brevemente unas orientaciones para la prctica del duelo y la despedidapsicolgica. Si es posible, algn ejercicio para la auto-terapia. Aunque tanto ellacomo yo y los otros colegas de nuestro equipo teraputico: cuatro hombres y diezmujeres colaboradores con dedicacin reducida somos conscientes de que estasorientaciones o explicaciones verbales puedan aportar alguna utilidad, pero soninsuficientes. Se requiere adems la realizacin de estos ejercicios casi siemprecon el acompaamiento de un profesional. El procedimiento que resumir Ana seren la lnea de nuestro modelo de Psicoterapia Integradora Humanista (2001 y2003).

    HACER EL DUELO (Ana)

    Me pide Erasmo que complete su escrito para opuslibrosexplicando lo que es y cmo

    se trabaja desde nuestro modelo psicoteraputico el tema del duelo. Me siento untanto okupa por colarme aqu, en la pgina de los ex, y pido perdn por ello.Teniendo en cuenta que lo que se me pide es tocar el tema en relacin con la salidade la Obra, voy primero a ofrecer una informacin general, y luego procurar adaptarlaa ese supuesto. No pretendo dar lecciones de nada, sino exponer mi visin del tema yde mi forma de abordarlo, por si a alguno le puede resultar til.

    Ah! Este escrito no es para los que se sienten encajados y felices dentro de la Obra(que los hay, y muchos), ni para quienes salieron de ella sin un rasguo (que, pocos,pero tambin los hay). Me dirijo a quienes salieron heridos de la aventura.

    1. Qu es el trabajo de duelo y para qu sirve

    A mi modo de ver, una de las tareas clave de la vida si queremos mantener la saludmental- es aceptar las prdidas que a lo largo de ella vamos sufriendo. Todo tipo deprdidas: desde una persona querida que muere, un puesto trabajo que se acaba, oun vnculo de amistad o de pareja que se rompe, hasta la prdida de la juventud, de unlogro que casi tocbamos con los dedos, o del lugar geogrfico y cultural de arraigo.

    Normalmente, esa aceptacin de prdidas no es un acto voluntarista, porque losafectos depositados no desaparecen as porque as, a partir de una decisin. Enrealidad no es siquiera un acto, sino que constituye un proceso de duracin variada.En otro lugar ya he escrito:

    Despedirse no es un acto, sino un proceso similar al de una herida: hemos dereconocernos heridos el dolor tambin significa que estamos vivos- , gritar yllorar si hace falta, pedir socorro si es preciso, desinfectar la herida, curarla yesperar a que cicatrice(Gimeno-Bayn, 1998, p.283).

    En el caso ms paradigmtico de prdida, cuando muere alguien muy cercano, porejemplo, por mucho que supiramos que iba a morir y que era lgico que asocurriera, normalmente necesitamos ir acostumbrndonos interiormente a que ese serquerido ya no est. Si la relacin con esa persona era positiva y no hay reprochespendientes, es frecuente que se produzca ese proceso de aceptacin de la prdida enforma natural y gradual, hasta que llega un momento en que podemos recordar a lapersona serenamente, aunque con cierta nostalgia de su compaa.

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    No siempre el proceso de duelo sigue esos pasos. A veces, por las circunstancias enque tuvo lugar la prdida o por la psicologa de la persona que la vive, puedenproducirse alteraciones en ese proceso natural. Es en estos casos donde propongorevisar qu est pasando y realizar lo que se llama un trabajo de duelo.

    De las muchas situaciones en que esas alteraciones se dan, slo har referencia aqua dos de ellas:

    El duelo congelado, en el que la persona afectada por la prdida quedaafectivamente anestesiada, no pasa n, como si metiera los sentimientosrelacionados con la prdida en un congelador. Niega que tenga un procesopendiente de resolver. Todo est bien, todo ha sido fcil. Pero no ha habidoninguna reaccin emocional ante la prdida. El problema es que se necesita unacierta energa interna para mantener la nevera a temperatura fra, con lo que lapersona no tiene toda su fuerza disponible para vivir el presente. A veces puedeocurrirle a esta persona que a raz de una nueva prdida acaso poco significativa-se active el duelo anterior, desplazndose de contexto y confundiendo a la

    persona, o llevndola realmente a resolverlo.Un tipo de duelo congelado que me he encontrado algunas veces se da enpersonas que perdieron a una figura parental (padre, madre, etc.) siendo muynios. O cuando es una muerte muy inesperada y traumtica (accidentes, etc.) yla persona queda como en estado de shockpermanente. Y tambin en personasque no logran llevar adelante una pareja, aunque lo han intentado repetidamente yque, indagando, indagando, aparece un primer amor del que no se hadesvinculado la persona, aunque hayan podido pasar muchos aos. En estoscasos invito a realizar el duelo de esa primera pareja que est como un teln defondo de todas las otras parejas posteriores. No pocas veces eso ha servido paradespegarse finalmente de ella y poder vincularse realmente a otra pareja.

    El duelo perpetuo. La persona afectada no logra desengancharse interiormente dela prdida, con una parte de s convertida en estatua de sal mirando al pasado.Pronta a revivir los sentimientos sin resolver en cuanto algn estmulo del presenterecuerda lo perdido. Parece entonces que su experiencia vital se da en dosniveles temporales simultneos: presente y pasado, con lo que conlleva de divisinde la atencin y las capacidades.

    Este tipo de duelo o mejor dicho, impedimento de duelo- lo he visto sobre todo enlos casos en que la prdida lo es de un vnculo en el que quedaban asuntosafectivos sin resolver. Tambin en casos de suicidio, en que los ms allegadosquedan enganchados en la duda sobre la posible culpa propia (si le hubiera tratadodistinto, habra evitado el suicidio?). O en el caso de padres a los que se lesmuere un hijo, en contra de la lgica y que viven el hecho como antinatural.Tambin, en el caso de rupturas de pareja, es comn este tipo. Pensemos queesta prdida puede ser ms dolorosa que la propia muerte del ser amado, porquesta puede vivirse como fenmeno natural, de destino que no podemos evitar,pero que deja intacto el amor. En cambio, en la ruptura de pareja tambin es laconstatacin de un fracaso de expectativas y desgarramiento del vnculo: se abrenmuchos interrogantes para los implicados, sobre dnde estuvo el fallo, qu sepoda haber hecho para evitarlo a lo que hay que sumar muchas veces que estetipo de prdida va acompaada de desamor, resentimiento o culpa.

    Y este tipo de duelo es el que he visto tambin en personas que dejaron unainstitucin a la que estuvieron vinculadas en forma importante y que no tuvieronoportunidad de hablar de sus porqus sabindose escuchadas y comprendidas.

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    Lo que llamamos hacer el duelo supone un trabajo interior de asumir la prdida yrehacernos sin aquello que hasta ahora daba sentido o brillo a nuestra vida. Espenetrar positivamente en el sentido profundo (y no depauperado, como es habitual)de la palabra re-signacin: volver a dar significado, renovar la visin, volver a darsentido a la realidad, tras la prdida sufrida. Un sentido modificado, ajustado a laconciencia, tanto de lo irreparable, como de lo que permanece vivo y abierto al futuro.

    2. Los pasos del trabajo con el duelo

    El proceso de duelo que yo propongo habitualmente, se apoya en los pasos que parael mismo sealan los creadores de la Escuela de Redecisin delAnlisisTransaccional, Robert y Mary Goulding (1979). Son cinco fases, que ahoradescribo en general:

    Fase 1: Aceptar los hechos

    Aceptar los hechos significa reconocer la realidad de la prdida, sin dejar sitio parafalsas esperanzas: mi madre ha muerto de verdad, o mi pareja se ha roto y no se va areconstruir, o mis padres se han separado y no voy a volver a vivir con los dos juntosotra vez.

    Aceptar los hechos no siempre es fcil, porque somos muy listos para buscarnosargumentaciones pseudolgicas que dejen la puerta abierta a la aparicin de unasalida irreal, un hada que nos toque con la varita y nos despierte diciendo fue slo unmal sueo o ya te lo arreglo yo, con mis poderes mgicos. Es ms frecuente quelos hechos se nieguen (no desde el punto de vista lgico, sino desde el mgico)cuando no hay una constatacin vivaz de los mismos, como en los casos en que no se

    ha visto muerta a la persona ni asistido al entierro, o cuando hay engao, como en lospadres que no se atreven a decirle al nio que la separacin no tiene vuelta atrs y ledoran la pldora con un acaso que le deja sumido en la ansiedad. Y sin embargoeste primer paso es absolutamente necesario para iniciar el proceso de elaboracin dela prdida. De ah la desesperacin de los padres cuyos hijos han desaparecido yahace un tiempo, pidiendo a gritos que encuentren el cadver, o que alguien les digarotundamente que ese nio/esa nia, ha muerto, y poder pasar de la angustia a lapena y despedirse de esas expectativas que cada vez se van notando ms falsas.

    Creo que es pertinente traer aqu la experiencia que constat una y otra vez FritzPerls, el iniciador de la Psicoterapia de la Gestalt. Tras la Segunda Guerra Mundial, ltrabaj como mdico, durante un tiempo, en un hospital donde se atenda a lesionados

    cerebrales. Como consecuencia de esas lesiones, unos haban perdido la movilidadde una parte del cuerpo, otros la visin, u otras funciones importantes. Perls observcmo casi todos los lesionados conservaban por un tiempo la ilusin vana- de que lalesin era reversible y llegado su momento, se recuperaran y volveran a recobrar susantiguas facultades. Unos acababan por aceptar pronto lo imposible de suexpectativa. Otros seguan aferrados a ella durante un largo perodo. Pero Perls pudover cmo los que haban aceptado su prdida desarrollaban ms las capacidades queconservaban, desarrollaban habilidades nuevas y se recuperaban ms rpidamenteque los que seguan esperando el milagro. stos se iban deteriorando y llenando deamargura hasta que, finalmente, no les quedaba ms remedio que aceptar la realidad.Y entonces empezaban ellos tambin a recuperarse y realizar nuevos aprendizajespara suplir sus carencias.

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    En el trabajo con el duelo, a veces es preciso ayudar a la persona a visualizar con lafantasa el momento del entierro, o el avin alejndose o cualquier otra escena queexprese con vivacidad los hechos y su carcter irrevocable.

    Fase 2: Expresar los sentimientos pendientes

    Qu ocurre cuando un amigo se marcha lejos y por mucho tiempo sin despedirse,porque no aguanta los adioses? Qu ocurre cuando la pareja dice: me separo, mevoy con otro/a y ni da explicaciones ni opcin a preguntas? Qu ocurre cuando lecomunican a una mujer que su marido acaba de morir de accidente, una hora despusde que haya salido de casa disgustado por una pelea domstica? Qu ocurre cuandoa una persona le echan del trabajo realizado por tiempo bueno, digamoseufemsticamente que no le renuevan el contrato- con un simple: lo siento, no das elperfil?

    Ocurre que se nos queda el cuerpo mal. Los psiclogos de la Escuela de la Psicologade la Gestalt, all por los aos veinte del siglo pasado, hicieron un montn de

    investigaciones de tipo experimental y descubrieron una cantidad muy importante dereglas que articulan nuestra percepcin. Una de las ms importantes era la necesidadque tenemos de dar un sentido global a la misma. Y para darle sentido a vecesaadimos elementos que no estn, y que notamos claramete que tendran que estar.Por ejemplo, en la oracin anterior, habris aadido por vuestra cuenta conscientemente o no- una n para completar la palabra claramente y que tengasentido. Pero si la frase la hubiera dejado a la mitad, costara ms drselo, porquepodra completarse de varias maneras y nos resultara incmodo el no saber cul es lacorrecta.

    Esta regla tan sencilla, se prolonga en el modelo desarrollado por Perls (laPsicoterapia de la Gestalt) y se convierte en el meollo del mismo. Necesitamos cerrar

    los ciclos psicolgicos que tenemos abiertos. No siempre podemos hacerlo, perocuando se trata de procesos relevantes, si no los cerramos corremos el riesgo dequedarnos atrapados ah, en el intento repetitivo de concluirlos, venga o no a cuentoen ese momento, y repetir reiteradamente los intentos pasados por acabarlos.

    Los vnculos que creamos son dinmicos, vivos, y por ello hay un ir y venir deinformacin y afectos. Y cuando el vnculo se acaba o entra en una nueva etapa, tocacerrarlo acabando las tareas pendientes, en especial la tarea expresiva de lo que esevnculo ha significado para nosotros. Toca decir las cosas que no se dijeron (tanto laspositivas como las negativas, y escuchar las que el otro o los otros tienen pendientesde decirnos.

    En general, la mayor parte de los problemas de duelos permanentes suelen tener quever con la necesidad de realizar este paso. Pero no siempre es posible hacerlo enforma fsica real. A veces la persona no est disponible (ha muerto, o se niega aentrevistarse, o est ausente) o sera cruel, por sus circunstancias, someterle a estepaso (pensemos en un padre anciano y enfermo, a quien el hijo mete en la encerronade soltarle los reproches que le llevaron, hace cuarenta aos, a marchar de casa). Ydado que eso no es posible, en la sesin de psicoterapia lo suelo hacersimblicamente, colocando con la imaginacin a esa persona en algn lugar de la salay haciendo que la persona le exprese lo que qued pendiente, tanto losagradecimientos y reconocimientos positivos, como los reproches, crticas, exigencias,etc. Es especialmente importante la expresin sin censura de todo tipo de emocionesy sentimientos que la despedida suscita, incluso aunque no vengan a cuento ni seperciban como lgicos. No es extrao que aparezca, por ejemplo, rabia hacia lapersona que se ha muerto por el hecho de morirse y dejar a la persona sin su

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    compaa. No importa que esa persona no quisiera morir y que desde un punto devista adulto la persona que se despide sea plenamente consciente de que no es suculpa. Se trata de una reaccin infantil que se puede dar, y es legtimo darle voz a suexistencia, situndola dentro de ese contexto.

    Fase 3: Ceremonia del adis

    Parece que es propio de todas las culturas la creacin de ceremonias rituales paravivir las prdidas en forma colectiva, sea un funeral, una cena de despedida, etc.Resultara chocante para nuestra sensibilidad el hacer desaparecer el cadver delalguien querido como si fuera un desecho ms, sin otras consideraciones. Socializarla prdida mediante la cristalizacin en un acto de adis contribuye, casi siempre, aaceptar los hechos ante la corroboracin de los mismos por parte de los otros, y sueleaportar un calorcillo humano para colocar en el hueco interior que se nos quedadeshabitado. Quienes han pasado por prdidas importantes sabrn por experiencia aqu me estoy refiriendo y la importancia de ser acompaados en esos momentos enque poder permitirnos mostrar la fragilidad, el dolor, la pena o el miedo que ese

    momento comporta.As como dije que el trabajo de duelo es un proceso, y no un acto, la ceremonia deladis consiste en un acto. Es el momento de desprenderse interiormente de lo que yano est en la realidad. Es decir adis sinceramente y reducir el espacio de nuestraspertenencias (afectivas, o de otro tipo). Es dar por muerta una parte nuestra. Yexperimentar que quien dice adis es nuestra parte viva, acaso muy debilitada odesgarrada por la prdida. Es reconocer que no estamos del todo muertos, y esaparte est ah. Acaso hundida, desesperada, angustiada, desolada, rota. Pero quedice adis desde una orilla mientras lo que se am o valor se aleja y no tiene vueltaatrs. Por eso suele ser tan necesaria la compaa de otros seres vivos (an cuandosea slo uno) junto a nosotros en ese momento. Para que nos sujeten al presente,

    cuando la tentacin de dejarse ir con lo perdido sea demasiado fuerte. Para hacerms llevadero el pesar y la soledad que inevitablemente se instalarn por un tiempo ennuestro interior.

    En mi trabajo, esa ceremonia que histricamente pudo tener lugar muchos aosantes- se realiza muchas veces en privado, en la intimidad de la sala en la queestamos slo la otra persona y yo. Otras veces se realiza en el seno de un grupo,cuando la prdida afecta a uno de sus miembros o al grupo en conjunto. Puede seralgo muy simple, o algo ms elaborado, con la presencia de smbolos que refuerzan elcarcter del acto. Segn estoy escribiendo me viene al recuerdo la ceremonia deadis a uno de los participantes de un grupo de psicoterapia, fallecido casi en sumbito, y en la que todos pudieron expresar sus sentimientos positivos y /o negativos

    hacia l, escribirle un epitafio, anudar cintas en torno a su diario de las sesiones degrupo para darlo por concluido, decirle adis juntos con las manos cogidas, mientrasescuchbamos una msica dedicada a l, para quedarnos luego en silencio y dentroacabbamos de desprendernos de las expectativas de su presencia all.

    Yo suelo introducir, inmediatamente antes de la ceremonia del adis, lo que llamo laaceptacin de la herencia en la que se evoca todo lo que se ha recibido de esapersona, transformndolo en smbolos y dibujos, y se visualiza a la persona que se vaentregndolo a quien se queda, ayudando a sta a irlo recibiendo y hacindole unhueco en alguna parte propia para guardarlo como afectos, recursos y aprendizajeslegados, y poder recurrir a ellos cuando sea necesario.

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    Fase 4: Fijar un tiempo de luto

    Esta fase equivale al proceso de cicatrizacin de la herida, que necesita un tiempovariable segn las diferentes caractersticas temperamentales de las personas.

    Sea como sea, es el tiempo de permitirse estar en la propia tristeza, sin complejos ysin victimismo, de una manera natural, y exigir en los dems el respeto para esteproceso, sin necesidad de aparentar una falsa alegra para tranquilizar a los otros. Nohay cosa que deprima ms a una persona que est en la fase de depresin reactiva deun duelo natural y sana- que ser forzado a divertirse para ayudarle a olvidar. Lapersona est convaleciente de la herida dejada por la prdida, y no est con fuerzassuficientes para afrontar la presencia de personas que no pueden acompaarla en elsentimiento (de tristeza) y a las que no puede acompaar en el sentimiento dealegra. Normalmente los esfuerzos de los dems para animarla no logran otra cosaque estimularla a sentirse ms lejos de los dems, ms sola con su dolor nocompartido.

    Lo habitual es que la persona en esta situacin tenga ganas de estar ms aislada quelo habitual y le cueste la actividad, hable menos, y agradezca la compaa silenciosa yla escucha emptica. En algunos casos, tambin conllevar la reestructuracin de sutiempo en torno a nuevos centros de inters si lo perdido ocupaba una buena parte del.

    Sin embargo, algunas personas tienden a evitar esta fase, embarcndose en unaactividad frentica, o en la creacin de unos vnculos precipitados que impidanexperimentar el vaco propio de la prdida. Se trata entonces de saltarse el procesode desinfeccin, curacin y cicatrizacin de la herida. Eso lleva el peligro (pero slo elpeligro, no la obligacin) de que los nuevos vnculos se infecten o se abran.

    En los duelos sanos, ese tiempo de luto va terminando de modo natural, y la personava recuperando fuerzas, nimo e inters. Ahora bien: como yo trabajo bsicamentecon duelos problemticos, en la mayora de ocasiones las personas llevan muchotiempo de duelo, ms de lo que es natural y funcional. A veces subyacen creenciaspoco realistas, tales como:

    Si vuelvo a conectar con la alegra es que la prdida no tena valor para m Si vuelvo a disfrutar me he de sentir culpable Me lo he buscado yo, y lo he de pagar toda la vida Si no me deprimo, la gente pensar que no le quera (o yo lo pensar), y el

    afecto era ficticio

    Yo suelo pedir a la persona que fije un tiempo durante el cual se permitir estar deluto con esos sentimientos dolorosos y tristes despus del adis, elaborando pordentro la prdida, y permanezco atenta a confrontar respuestas de luto para toda lavida o plazos exageradamente largos. En general, en aquellos casos en los que ya sedeclara acabado en luto en la propia sesin, pido que se reduzca el luto riguroso,como mximo, a dos meses.

    Fase 5: Recibir el presente

    La ltima fase del trabajo con el duelo, una vez terminado el tiempo de luto, se centraen dar la bienvenida al tiempo presente, con sus carencias y con sus riquezas. Un

    presente marcado por la prdida, pero no condenado por ella. Un presente lleno devida y de oportunidades. A veces pienso que la vida se parece a un queso de gruyre,y si nos obcecamos en contemplar slo sus agujeros, no tendremos oportunidad de

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    comernos el queso. Recibir el presente es abrirse al ahora, con todo su esplendor,sabor y belleza. Seguramente somos ms sabios que antes de la prdida y con mayorcapacidad de afrontar con serenidad las que vendrn despus. Dice el refrn:Perdiendo aprend: ms vale lo que aprend que lo que perd. Pienso que el refrn notrata de un consuelo tonto. Las prdidas nos ayudan a decantar lo que pertenece almbito del tener, y que podemos perder, de lo que pertenece al mbito del ser y nopuede ser destruido. De aqu el aprendizaje que cada cual saca de la prdida.

    Y cuando se abre la persona a recibir el presente, empieza a asomar su naricilla laEsperanza y a perfilar nuevas ilusiones, posiblemente cargadas ahora con la solidezde lo aprendido.

    3. Un duelo peculiar: salirse de la Obra

    Dejar una institucin a la que se estuvo vinculado, para la persona que marcha, puedetener muchos elementos comunes con los otros duelos. Lgicamente, tiene ms

    similitud, para el que se sale, con las rupturas de vnculo de pareja o de amistad quecon la muerte de alguien querido, por lo que tiene de fracaso en una relacin. Comoexpone Mr. M. en su brillante libro El viaje del hroe, (www.opuslibros.org/nuevaweb,1 noviembre 2003) cuando describe los cuatro escenarios de la relacin posible deuna persona con la Obra, slo en el raro caso de rechazo mutuo en que ambas partesllegan a la misma conclusin y en el el mismo momento, se puede dar una separacinamigable.

    La despedida de una institucin tiene, por supuesto, unas caractersticas propias,porque no hay un solo e intenso rostro respecto al cual hacer el duelo, sino muchos enlos que la institucin se refleja, como las facetas de una piedra tallada, respecto a losque no se da la intensidad afectiva que en una relacin de pareja o una amistad

    ntima, an cuando pueda haber sentimientos afectuosos hacia unas cuantaspersonas. La institucin aparece, pues, como la entidad abstracta, simblica, (no poreso menos real) con la que el sujeto se vincul. Pero no hay un t concreto a quiendar un abrazo de despedida, pedir explicaciones, o enviar una mirada de reproche.

    Al igual que lo que ocurre con otras modalidades de prdida, en algunos casos irse dela Obra puede ser un paso que d lugar a un proceso de duelo espontneo que lleve ala curacin natural de la herida que la prdida produce, como antes indiqu para losduelos no complejos.

    Ya dije que no es para esos casos ms fciles de darse cuando la despedida serealiza en buenos trminos- para quien escribo lo siguiente, sino para esos otros en

    que quien sale tiene un sufrimiento aadido por la dificultad de la separacin misma.Sabiendo que cada caso es diferente, contemplar dos grandes categoras dedespedidas difciles.

    Algunas de las dificultades especficas que se pueden dar en el caso de la Obra,proceden de unas peculiaridades diferentes a las de la mayora de las instituciones.Entre otras cosas porque, an cuando para el que se va, como dije, el proceso separece a una separacin, sin embargo para ella -para los que permanecen- se parecems a una muerte. Abundan las expresiones dolidas por este hecho que puedenleerse en vuestra pgina de opuslibros(por ejemplo: Alef, 27 de octubre de 2003; Tlin,24 de enero de 2005; Dionisio, 20 de abril de 2005; Yoo, 15 de mayo y 13 de julio de2005; Sobreviviente, 12 de agosto de 2005). Salirse de la Obra, en unos cuantoscasos, es ser dado por muerto, desde el punto de vista oficial. Ms an: se trata de unmuerto reprimido, un cadver que no se puede llorar, un sujeto borrado de su historia y

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    respecto al cual no debe haber espacio para sentir su vaco. As no hay que aceptarfracaso alguno, ninguna revisin ni reflexin que hacer para una de las partesimplicadas. Esto complica y confunde ms las cosas tanto para el que sale como parael que permanece, puesto que es la negacin de un pasado que existi realmente. Esintentar cambiar lo que fue, manipular la historia. La vida de la fama a la que aludaJorge Manrique, el recuerdo del que muri, se borra de un plumazo en lugar depermitirle ocupar un lugar entre los vivos mientras se fa difuminando suavemente en elpasado. Ese trnsito, que suaviza el dolor y que algunas tribus formulan como lapresencia del espritu del muerto entre los suyos, durante un tiempo, en la Obra sesuprime en forma voluntarista. Es decir: se suprime si se puede, porque para esoestn las estratagemas del inconsciente y su capacidad de dejar surgir los fantasmasde los muertos mal enterrados en distintas formas. Tambin es cierto que la pobrezaafectiva de los vnculos dentro de la Obra,

    Y la gota que derram el vaso se podra decir que fue cuando el director medio a entender que fuera como una mquina, que olvidara mis sentimientos yque yo nada ms obedezca y haga mis normas (Happy_2, 17 de octubre de

    2005)sus dificultades para las confidencias intimas, recprocas y espontneas (quexpresivo Oscar F. cuando en su escrito de 1 de mayo de 2006- dice me he vueltoun adicto al afecto superficial!), permite realizar esas proezas negativas con menosdificultad que en otros casos. Las generalidades esfuman las caractersticas propiasdel proceso individual y se hace lo que toca hacer, en base a las exigencias de laaristocracia del amor.

    La mayora de las personas que dejan la Obra por lo que conozco, y por lo quededuzco de vuestros escritos- se va de ella de forma voluntaria, y tras un lentoproceso de deliberacin (o, en el lenguaje clsico, discernimiento). Pero no siempre

    es as. A algunas, por el contrario, les llega la noticia de que se las quiere fuera deella en forma intempestiva. Eso, ya de por s, da lugar a dos tipos de situaciones muydiferentes.

    En el primer caso la persona suele haber vivido un perodo de crisis interior muyfuerte, en el que lo que primero son dudas, se van convirtiendo indefectiblemente encertezas. Ese perodo sirve para ir incubando la decisin. A veces, esa decisin queya est tomada y que no necesariamente se ha formulado conscientemente la personaa s misma, se manifiesta abruptamente a propsito de un acontecimiento menor, o nomayor que otros muchos que la persona ha aguantado estoicamente. Pero ahora lapersona est interiormente lista para salir.

    Una autora especialista en Psicologa Evolutiva desde el modelo analtico-transaccional, Marge Reddington, explica algunos comportamientos del adolescentecomo un proceso de ir acumulando rabia contra los padres a propsito demenudencias, para poder reunir fuerzas para marchar de casa. Si fuera de otra forma,la pena de la despedida le impedira romper la simbiosis que tiene con ellos. Y no esextrao que en las circunstancias actuales, en que en los estudios sociolgicos deadolescentes aparecen claramente distintos en este punto a los de otras generaciones(valorando mucho la familia en que viven y describiendo muy positivamente a suspadres) tarden tanto en irse de casa. Pues bien: el miembro de la Obra que estviendo acercarse cada vez con mayor claridad el momento de su salida si quierepermanecer psquicamente ntegro y moralmente coherente, puede estar hacindosecada vez ms sensible a las mltiples agresiones internas que la normativa de lainstitucin le supone, y hacrsele cada vez ms difcil de soportar la situacin. Perocomo no es un adolescente, y se encuentra en el seno de una familia muy peculiar,

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    lo tiene difcil a la hora de expresar su rabia. Eso significa cada vez un mayordesgaste interno y un debilitamiento de las fuerzas necesarias para hacer frente a lasalida, salvo que ya est dndose un proceso paralelo en que una relacin naciente depareja o un confidente exterior aporten energa suplementaria, como ocurre en algncaso. Por eso, adems de doloroso, la persona que sale de la Obra suele estarexhausta, entre otras cosas por tener que luchar los ltimos pasos para la salida.Estos ltimos pasos pueden ser ms o menos aceptables, a veces. En otras estnjalonados de intentos de desvalorizar y culpar al sujeto por parte de los representantesde la Obra (que pueden fomentar una depresin), o de jugarretas en relacin con elreconocimiento de las tareas o estudios realizados, amenazas veladas o no tanveladas, maldiciones del estilo si lo dejas ests condenado a no ser feliz y otraslindezas similares (lo que yo llamo la maldicin del rejalgar), que pueden condicionara una persona debilitada.

    Por el contrario, el sujeto a quien le comunican que por las razones que sean, esdecir, porque a la Obra ha dejado de convenirle su pertenencia- tiene que salir, elproceso de duelo se inicia bastantes veces con un shock, y se parece ms a lo que

    describ antes en el caso de las personas a quienes les dicen abruptamente quealguien a quien quieren acaba de morir de accidente. Hay un primer momento deestupor (shock), que puede llevar a congelar el duelo, ya que todo se detiene hastapoder comprender la realidad que se est viviendo. Luego vendrn, si todo va bien(como describen Gullo y Church, 1979) las etapas de pena, adjudicacin de culpa,resignacin, reconstruccin y solucin.

    Voy ahora a repasar las fases del apartado anterior -a la hora de realizar un duelo-,pero refirindolos ahora, especficamente, a los que han dejado la Obra, sabiendo que

    Fase 1: Aceptar el hecho de estar fuera de la Obra

    Aceptar los hechos, para el primer tipo de situacin, consiste en reconocer que lasexpectativas que llevaron a la persona a ingresar en la Obra estn muy lejos de larealidad que vive. No se trata de la simple desidealizacin que vive cualquier parejaque siga un proceso normal, cuando pasa la nube inicial que envolva las carencias delotro, sino de la desilusin profunda por la distancia entre lo anunciado y lo vivido, entrela expectativa de compartir grandes ideales en un ambiente de libertad y coherencia, yla dura realidad que muchos han vivido del encerramiento de esos ideales enintrincadas normativas marcadas por la desconfianza y las reservas mentales (cuandono por la mezquindad) y la exigencia de una sumisin acrtica a las mismas.

    Aceptar los hechos, frecuentemente, es asumir haberse engaado, haber cadoingenuamente en la trampa de unas bonitas promesas acompaadas de poca

    informacin veraz y concreta, haber pecado de credulidad y de exceso de buena fe.Pecado especialmente habitual entre los adolescentes generosos y los jvenesmagnnimos.

    Yo me apunt a un opus que no exista, como casi todos. Me hicieron creer unacosa por otra. Claro que no estoy exento de responsabilidad. Quin memand tragarme semejante anzuelo y aguantarlo durante tantos aos?(Dionisio 13 de mayo de 2005).

    Aceptar los hechos pudo conllevar tambin, antes de salir, aceptar algo especialmenteduro: que por ms que se anhele que algo cambie sustancialmente en la dinmica dela Obra, y por ms que eso sea tericamente posible y acorde con lo que dice de smisma, eso no se dar. Es constatar, en la lnea que muy sabiamene seala E.B.E.en su escrito del 11 de mayo de 2005, que acaso nunca se perteneci a la Obra a la

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    Muy especialmente esa fase incluye el hecho de aceptar que no se puede recuperarun tiempo que se vive como perdido. Que la juventud, o la parte central de la vida (lade una mayor plenitud de facultades fsicas, afectivas, intelectuales y prcticas), aveces muchos, muchos aos, se han entregado a la nada, a una quimera, a unespejismo. Que eso es as y no hay vuelta atrs. Que no se puede borrar yreconstruir ese perodo, colocarse en el momento del inicio del camino con la Obra yrectificar la decisin. Slo se puede rectificar el futuro. Y cuntos esfuerzos ysinsabores ahora se ven faltos de sentido y se podan haber ahorrado si me hubieradado cuenta antes o, si me hubiera decidido antes!

    Pero el pasado no lo podemos abandonar, es nuestro, nos hemos ido haciendoen l, nos explica y nos da sentido. El pasado honrado y el miserable esnuestra vida, nos va haciendo da a da lo que somos, nos va dando el sentidoa nuestro existir, porque somos lo que somos porque hemos sido lo que hemossido..(C.V., opuslibros, 23 septiembre 2003).

    En el segundo tipo de salida, cuando se le comunica oficialmente a la persona que

    debe salir de la Obra, que instancias superiores han decidido que no es su sitio,aceptar interiormente los hechos puede llevar tiempo. En el otro caso es la personaquien ha dado un ritmo a su separacin y puede sentirse protagonista de ella, porquelo es. En este caso le viene impuesto con independencia de su tiempo interno, y lapersona es ahora un sujeto pasivo. El sujeto activo de su des vinculacin es la Obraesa abstraccin sin rostro, o con muchos rostros y bastantes de ellos invisibles paraquien sufre la decisin que ellos tomaron. Aceptar los hechos es asumir que hubo unproceso y enjuiciamiento de su persona que transcurri en la clandestinidad, mientrasella segua confiada en su pertenencia a la Obra. Y tambin que en ese proceso dado el sistema de chivatazos normativos que caracteriza a la institucin- se hurg asus espaldas en su vida interior, se burlaron los lmites ticos de la confidencialidad yse manosearon por quin sabe qu desconocidos sus asuntos privados. Es decir: ha

    habido una violacin grupal (de la intimidad) en toda regla. No quiero ni pensar en laprofunda herida que eso significa para el afectado. A pesar de que ya supiera cmofunciona en la Obra la cadena de bisbiseo supuestamente inducido por lapreocupacin fraterna, y se haya acostumbrado a ello.

    Aceptar los hechos, en este caso, es tambin aceptar que la Obra a la que haentregado tanto esfuerzo y renuncia no le considera suficiente. No es tan valiosopara ser digno de ella. Qu humillacin! Qu ataque a la autoestima! Bien es verdadque en toda vocacin religiosa hay un aspecto que implica la aceptacin de lacomunidad en la que el sujeto se va a insertar, y que nadie puede imponer supresencia a una institucin que no la desea. Para esto est el proceso previo a suaceptacin. Para esto estn los tiempos de tanteo y prueba por las dos partes, el

    noviazgo que permita conocerse mejor hasta formalizar un compromiso. Perocuando hay un compromiso por el medio, ste se supone que lo es para las dos partesy que el que proceso de desvinculacin debe ser conocido y hablado por ambas. Peroqu pensaramos de un matrimonio en que en uno de los cnyuges le dijera al otroTe he estado observando en secreto esta ltima temporada y he llegado a laconclusin de que no ests a mi altura. Vete. No admito conversacin alguna. Y porcierto, yo me quedo con la casa y los nios?. En ese caso no pensaramos que setrata de un proceso prepotente, inhumano y explotador? No diramos que no esttratando al otro como una persona, sino como un kleenex, sin darle oportunidad dedeliberar sobre las expectativas del otro en las que ha fallado y limitarse a tirarlecuando ya no le sirve? No habra que hablar de cinismo cuando en ese matrimoniouno de ellos observa algunas carencias en el otro que no supona, y en lugar dehablarlo y de ayudarle a superarlas se limita a observarlo en la distancia para luegocaer sobre l y apabullarlo? Dnde est ah el afecto? Y qu otra cosa son algunas

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    de las expulsiones de la Obra sino un proceso de este estilo, en que tras unproselitismo en que se callan aspectos relevantes para seducir al candidato ocandidata- se decide su partida unilateralmente, sin darle ocasin a expresarse? Ques eso sino un despido improcedente por parte de un jefe dspota? En qu se parecea las relaciones de familia que se supone es la Obra? Qu diramos si en unafamilia se expulsase a aqul de los hijos que no concuerda plenamente con el modode pensar o hacer del padre, o que cae enfermo en un momento dado? Y si,adems, la enfermedad estuviera provocada por las costumbres alimenticiasfamiliares? Pues algunos procesos de salida de la Obra son de esta guisa.

    Aunque no todos los casos de expulsin (digmoslo claro) son as: en algunos de ellosha habido previamente un plante por parte de ste consistente en desafiar criterios,discutir normas de la institucin, denunciar hechos o, irritar a la institucin y, endefinitiva, buscar una respuesta por parte de la misma a travs de la provocacin queconvierte al sujeto en un indeseable. Tambin se puede llegar a esta categorasimplemente por enfermedad (ejemplos: Otaluto, y Opacan, en sus escritos de 8marzo 2006). Y la respuesta llega en forma de despido. La Obra es sensible a lo que

    denomina escndalo y no se puede permitir una imagen que desdiga de la que ellatiene de s misma.

    Tambin se dan, ciertamente procesos en los que la persona comprende que se haequivocado porque ha calculado mal sus fuerzas y los responsables correspondientesdialogan en forma comprensiva y la persona queda libre de irse en forma civilizada.Estos casos son la muestra de que las equivocaciones marca de lo humano- puedenser resueltas sin menoscabo de la dignidad de la persona. Habr pena o nostalgia,pero no resentimiento. No hay rasguos ni hematomas. Y lo importante: el vnculoafectivo, ms all de las circunstancias, no queda roto. Se puede pensar en la Obra, oen el que se fue, positiva y agradecidamente. Ojal todas las despedidas fueran as!Y qu pocas conozco!

    Aceptar el hecho de estar fuera de la Obra es, en algunos casos, encontrarse que unade las necesidades bsicas, la de afiliacin o pertenencia a un grupo (slo superadaen prioridad de satisfaccin por las necesidades biolgicas y de seguridad, segn lapirmide de Maslow) ha quedado hundida. Falla el escaln que nos convierte enseres vinculados a otros humanos. El sujeto deja de pertenecer a la familia de laObra, y su familia de sangre o de amistad puede haberse sentido lo suficientementedespreciada y haber vivido un vaco de relacin tan grande- como para no estar a laaltura de lo que entonces se precisa: recoger los trocitos rotos de la personainteriormente destrozada y ayudarle a pegarlos. En otros casos, ah estn: padres,hermanos, amigos, dispuestos a echar una mano. Ms difcil si pertenecen a la Obra,todo hay que decirlo, porque la sombra de la sospecha se cierne sobre el que se va. Y

    quienes lo vivieron, lo saben.

    Fase 2: Expresar los sentimientos pendientes hacia la Obra

    Quiz lo ms difcil de realizar en el proceso de dejar la Obra es expresar lossentimientos pendientes. Cuando una pareja se separa o dos personas rompen laamistad, hay un interlocutor al que mirar y al que en general- no dejan indiferente lossentimientos del otro.

    Pero en el caso de la Obra hay muchas personas concretas de quien despedirse. Ypuede ocurrir que esas personas concretas no estn disponibles o interesadas endespedirse. O, lisa y llanamente, prohibido el contacto con quien se va e incluso seles impide que llegue informacin del interesado comunicndoselo. Al sujeto quemarcha se le niega entonces la posibilidad de realizar esta fase, imprescindible para

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    realizar bien el duelo. Si tena agradecimientos o afecto que mostrar a unas cuantaspersonas concretas que, sin duda, le trataron bien, y con las que acaso compartivivienda y trabajo durante aos, se encontrar que tiene que guardrselos para s,pues la muralla de la incomunicacin que puede haber erigido la Obra puede serinfranqueable. Qu despilfarro, tener que tirar a la basura los sentimientos positivoshacia las personas, cuando tanta necesidad hay de ellos en el mundo!

    Borraron toda huella, todo trazo de mi paso por all y si te he visto no meacuerdo!. Ni una llamada de las que tanto me queran. Ni una palabra dealiento de las que "se hubieran dejado cortar un brazo por mi" (Halma, 16agosto 2003).

    Si tiene quejas o reproches que hacer a alguna de ellas, lo mismo. El sujeto que se vatiene que cargar con ellos y aparselas para soportar su peso interior.

    Algunos de los sentimientos ms que pueden darse en el proceso son:

    Miedo ante un futuro desdibujado, en el que desaparece la seguridad desubsistencia y entorno que ofreca la Obra, para adentrarse en un vacoexistencial, social y pragmtico. Algunas personas muy echs palante yseguras de s mismas pueden prescindir de sta emocin, pero no es lohabitual.

    Culpa, sobre todo en los casos frecuentsimos- en que alguien de lainstitucin tacha a la persona de infiel, traidora, soberbia, irresponsable, dar laespalda a Dios etc. y en no pocos casos unida al miedo del cumplimiento delas amenazas sobre el infierno o la infelicidad. Culpa y miedo que harn quebastantes personas de las que deberan salir para conservar su integridad ysalud mental, queden adentro, paralizadas y neurotizadas no slo por el miedolgico que he citado antes, sino por el miedo moral que tan bien describe H.E.

    (7 septiembre 2003). Tristeza, por la prdida de personas queridas, muchas veces tambin por

    prdidas relacionadas con la profesin o tarea que dentro se estabadesempeando, pero sobre todo prdida de una ilusin y unas expectativasque se disuelven en nada.

    Rabia frente a la Obra, por las agresiones sufridas dentro de ella de unamanera reiterada, a travs de su propia estructura, y algunas veces tambin atravs de algunos miembros concretos de la misma.

    Resentimiento e impotencia por no haberse sentido escuchado en todos losintentos hechos para no tener que acabar saliendo.

    Amargura hacia el pasado, que en algunos casos se vive como desperdiciado.

    Confusin, en los casos en que es la Obra la que rechaza al sujeto y le diceque su sitio ya no est all (al igual que cuando en una pareja uno deja al otrosin darle explicaciones). Confusin, por otro lado, lgica, porque Cmo sepuede compaginar esa persona que le hayan dicho primero que tiene vocacinal Opus y para siempre, porque los directores lo saben (de primera mano,porque Dios as se lo comunica) y ahora saben que no la tiene? Misterio(ejemplos en opuslibros: Opacan,8 marzo 2006; Zuri, 25 enero 2005; E.B.E., 9enero 2006).

    Mas junto a estos sentimientos, que habitualmente se dan en las rupturas de vnculosafectivos, hay otros que si bien pueden estar en stas, parecen darse con msfrecuencia cuando se trata de salir de la Obra:

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    Cuando comenz mi larga lucha por abandonar el opus dei me sent cohibida,presionada, engaada, humillada, manipulada, y cuando consegu deshacerme del me sent rechazada, abandonada, herida, psicolgicamente violada (Ana, 28febrero 2003).

    Sentimientos de haber sido engaado, bien por no haber sabido (previo a suincorporacin a la Obra y desde la carta de admisin, ya que aunque no hayaan vnculo jurdico, s se da la implicacin psicolgica total), ms que unapequea parte de lo que ello implicaba, bien por la contradiccin que antesseal a propsito de tener o no vocacin para el que echan de la Obra.

    Sentimientos de haber sido violada su conciencia, por el descarado cotilleosobre sus intimidades de que es objeto la persona por parte de sus superioresjerrquicos, con la excusa de la preocupacin por su bien (y que algunos deesos superiores realmente creen).

    Sentimientos de haber sido explotado (ejemplos: Carmen Charo, 26 octubre2003; Ins, 17 marzo 2003), en tantas ocasiones (todas?) en que la personaque sale ha entregado todo a la Obra (su trabajo, su sueldo, etc.) y se va sin

    nada. El sentimiento se agudiza cuando la persona es invitada a retirarse porestar enferma, cuando precisamente la enfermedad ha sido contrada, tal comolo experimenta la persona, por intentar ser fiel a todo lo que la Obra le pide.

    Sentimientos de impotencia, ante la imposibilidad, no ya de dilogo honesto,sino de ser realmente escuchado y credo en las razones que mueven a lapersona a dejar la Obra -cuando ella toma la iniciativa- sin ser acusado deenfermedad mental, soberbia o las sospechas de faltas de pureza. Acuntos de vosotros les pesa enormemente este sentimiento (Jos Antonio,opuslibros, 17 octubre 2003 y 13 junio 2004; Pensativo, 29 julio 2005;Perecers, 3 agosto 2005; Australia, 21 noviembre 2005)! Qu pocostestimonios ejemplares y en sentido contrario, como el de Maravilla (12diciembre 2005).

    Sentimientos de abandono, ante la total indiferencia de la Obra por la suerte dequien sale.

    Sentimientos de inferioridad, y de duda respecto a la propia autoimagen, enespecial en aquellos casos dolorosos (y no escasos) en que la persona tiene -ole dicen que tiene- un trastorno mental, fruto de la tensin interna que estviviendo. Al respecto, creo que son relevantes escritos como el de AquilinaPara ayudarse a salir de la depresin(6 de junio de 2007) y los testimonios deotras personas que han pasado por ello.

    Sentimientos depresivos. Habla Eric Berne, el creador del AnlisisTransaccional, (Berne, 1983) de tres tipos bsicos de depresin, que resumo ami modo:

    o La que es resultado del impacto de una herida emocional (como lamuerte de un ser querido, y que puede cicatrizar bien con el tiempo sino est infectada la herida y la persona tiene sus recursos curativosnaturales en forma)

    o La que proviene de no encontrar salida a un problema existencial (comopor ejemplo, lograr los medios bsicos de subsistencia).

    o La que surge a raz de sentimientos de culpa, cuando no se trata deuna culpa sana, sino de una culpa neurtica.

    Pues bien: por lo que yo conozco, las salidas del Opus Dei son ms propicias alos sentimientos depresivos porque pueden reunir muchos nmeros para

    cualquiera de las tres. En el primer caso, sobre todo si ha estado muchos aosen la Obra y si el tiempo previo a su salida ha estado marcado por la agresin,

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    la desconfianza o el acoso. En el segundo, por encontrarse partiendo de ceropara rehacer su vida (un ejemplo entre mil: Doby, 2 octubre 2006). Y en eltercero, cuando la persona es confa en exceso en los criterios sus superiores ono tiene suficiente independencia de juicio, y queda apresada en las directricesculpabilizadoras de que puede ser objeto.

    Por otra parte, la despedida, en s misma, lo es de la Obra como institucin. Cmoexpresarle los sentimientos pendientes? A quin? Al mximo representante de lamisma, por ejemplo el propio fundador, o al mximo responsable? De verdadllegan? No lo cree as Fede (6 de diciembre de 2003) Pongamos que s. Y qurespuesta han recibido las personas que en su da escribieron al Padre cartasexpresndole sus dudas o su sufrimiento al irse, casi rogndole alguna excusa para nomarchar en algn caso? La callada por respuesta. El silencio. Y es que para qu seva a contestar a alguien que ha muerto? O peor: a alguien que no ha existido nunca,porque se han retirado sus fotos de las revistas de la obra, se le ha borrado de laslistas, se ha eliminado cualquier referencia a l. La no-respuesta es la peor, la msofensiva, la ms despectiva, la que se merece el donnadie que ha osado irse. Por

    cierto, que esa negacin de la pertenencia pasada puede ser un buen ejemplo dedefensa psictica, en trminos de trastorno mental institucional.

    Por otra parte, y por lo que veo a travs de opuslibros, la mayora de los que escribenla carta pidiendo la dispensa (que sera un medio de expresar sentimientos, no slorazones para salir), presionados por las circunstancias y la prisa por irse, lo que hacenen la misma es negar lo que estn sintiendo y poner en ella lo que la institucin estdeseando que expresen: agradecimiento en lugar de rencor, reconocimiento en lugarde rabia, afecto en lugar de odio Es decir, exactamente lo ms opuesto a lo que unduelo sano necesita. Lo explica muy bien Jos, en su escrito del 9 de julio e 2004:Querido Padre, dos puntos, he sido muy feliz aqu, me han tratado con mucho cario,he hallado hermanos maravillosos, son ustedes fabulosos y por eso me largo.

    Cartas nada inocentes, pues servirn luego para justificar que los que se van asumenque la culpa de su partida es exclusivamente suya, y la Obra contina impoluta (v.Galileo, 12 de diciembre de 2004; Magencio, 21 diciembre 2005; Haenobarbo, 15septiembre 2006; Jos Antonio, 11 de diciembre de 2006, como botones de muestra)

    En algunos casos en que la ruptura del vnculo es por iniciativa de la Obra, puede quela persona haya podido expresar algo, cuando precisamente la expulsin obedece ahaber expresado lo que no deba. Y en otros? Pero mucho me temo que si lacomunicacin ha sido en trminos abruptos, como algunos casos de los que tengonoticia, no haya tenido tiempo ni de procesar lo que est ocurriendo realmente, ni deese modo est en condiciones ms que de balbucear algunas palabras propias de laconfusin del momento de shock. Oigamos a Ruloloco (escrito del 17 de diciembre

    de 2003): Me enter que estaba en la puerta de salida, despus de 13 aos denumerariaje por telfono!!!!!.

    Pienso que es sobre todo la falta de esta fase la que hace que en algunos casos unex pueda quedarse enganchado, y en este sentido seguir vinculado a la Obra de lapeor manera: mediante sentimientos crnicos de impotencia y resentimiento. Ni quedecir tiene que, aparte del sufrimiento que estos sentimientos provocan, hay una ciertaenerga que se queda detenida en ellos. Si esto es as, la persona todava no se haido de la Obra interiormente. Puede que albergue pensamientos de tipo mgico, a laespera de que se le permita expresar sus sentimientos, o que algn responsable leresponda a los cuestionamientos que hizo en su da, le d explicaciones o le pidaperdn. Pero como eso no se va a dar, la persona quedar atrapada en una esperailimitada.

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    De ah la gran importancia teraputica que puede revestir, a mi modo de ver, vuestrawebde opuslibros. Ya que no se pudieron expresar los motivos y sentimientos de lasalida de la Obra en el momento a la persona (fsica o jurdica) correspondiente, creoque a algunos les habr podido ir bien expresarlos aqu, a los cuatro vientos, paracerrar esta fase y concluir su duelo. Ciertamente que visto desde algunos ojos de losque estn dentro, he ledo crticas que os ven como personas amargadas, que nosabis olvidaros del pasado y segus pegados a l (Amelia Bouroncle Riv, en suescrito de 19 de agosto de 2005 me sirve de ejemplo paradigmtico). A m me pareceque para soltarse de l, definitivamente, la mayora de las personas necesitaexpresarse, y esa funcin la cumple la web a las mil maravillas.

    Como os deca, es en este tipo de situaciones de bloqueo del proceso donde procederealizar un trabajo de duelo para poder partir de verdad hacia una nueva vida. Encaso contrario se corre el peligro de dedicar demasiado espacio interno a la Obra(ms dedicacin todava!) en lugar de relegarla al pasado vital.

    Fase 3: Ceremonia del adis a la Obra

    Qu ceremonia de despedida acompaa el momento de separarse y partir de laObra? Qu acto comunitario se da, para sellar solemnemente el inicio de una nuevavida, acompaado de los buenos deseos de que todo sea para bien?

    Algunos casos hay de al menos- un adis individual y en buenos trminos, por partede alguno de los responsables. Vuelvo a citar el caso de Maravilla porque me tienemaravillada, por su escasez.

    Conozco otros. Alguno tan extremo como el que aqulla numeraria, a quien tuvo queir a buscar un amigo que ms tarde se convertira en su marido- en un taxi,amenazando con avisar a la polica si no la permitan marchar. Sin llegar hasta ah,

    tengo que reconocer que en mayora de casos que conozco la ceremonia del adisconsiste en que la persona coge su maleta y se va. El rito comunitario de despedidase convierte un acto solitario, porque parece ser que slo una de las partes sufre unaprdida. La Obra no. Para ella esa partida es algo anodino, o mejor dicho, algovergonzoso a ocultar. De los muchos ejemplos que aparecen en opuslibros (Vader, 1de marzo de 2004; Mary, 4 de mayo de 2004; Luis Usera, 2 de agosto de 2004; NachoFernndez, 11 de marzo de 2005; Halma, 16 de agosto de 2003; Jos Carlos, 22 dediciembre de 2005, y un interminable etctera) me conmueve especialmente la quenarra Antonio Prez Tenessa (El Pas, 13 abril 1992): Me fui, de mala manera,huyendo como un malhechor, con lo que llevaba puesto. Pero no haba otra salida. Yosaba la triste suerte que me esperaba en Roma si me hubiera retrasado 24 horas enescapar.

    Es en esa discrepancia de significados donde, si el que se va no tiene una redimportante de apoyo familiar o social, la soledad hiele el corazn. Y eso a quin leimporta?

    El da de la salida, mis "hermanas" me acompaaron a la puerta, cantandocanciones de Casa con la guitarra y tomndome el pelo porque lloraba ylloraba. Repito, excepto el consejo local, las otras no saban lo que pasaba.(Frida, 7 11-2003)

    An otro punto. Si bien me refer en el apartado 2. a la metafrica aceptacin de laherencia, tengo la sospecha de que, si bien en la actualidad se estn realizando lasretiradas de la Obra en forma ms correcta en trminos acadmicos, profesionales yeconmicos (reconocer con certificado los estudios cursados, clases impartidas,

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    trabajos realizados y estar asegurado en la Seguridad Social), son muchos losnumerarios y numerarias que por toda herencia, aparte de la desafeccin de la Obra,recibieron la negativa a esos reconocimientos, utilizando burdos y rastreros trucos.Estn en la mente de los lectores algunos de los nombres de quienes tuvieron quepasar por ah y que tuvieron que soportar esa venganza (o de qu otra forma hay quellamar a ese deseo de arrebatar adems el pasado- el futuro?).

    La mayor parte de los que se van de la obra habiendo dedicado la mayor partede su vida a tareas internas, su dificultad es todava mayor. Casi ninguno tieneseguridad social, pues no ha cotizado, y tampoco poseen planes de pensiones,ya que no tienen ingresos propios con los que sufragarlos. An as, existenvalientes que se atreven a afrontar esa aventura --que lo es-- y prefieren vivirms de acuerdo con su libertad. Me descubro ante ellos. Son unos fuera deserie(Nacho, 22 de noviembre de 2004).

    La herencia as consta de dos posesiones:

    El abandono humano y econmico La maldicin del rejalgar, de la que luego hablar.

    Lo que ocurre es que cuando la separacin se da en esa forma negativa, es lgico queel sujeto que deja la Obra no tenga nimo para recoger lo que de bueno pudo tenerpara l su paso por ella, lo que aprendi y creci como persona (aunque a veces, escierto, puede que hubiera preferido no aprender tanto y vivir mejor y toca aceptar loinevitable, ya lo dije).

    Fase 4: Fijar un tiempo de luto por la prdida del vnculo con la Obra

    Naturalmente, la prdida es muy distinta segn la situacin y duracin del vnculo. Si

    se trata de un supernumerario, ejerciente de una profesin que nada tiene que ver conla institucin y ha estado pocos aos, su desvinculacin tiene poco que ver con lasalida de una auxiliar que ha estado muchos aos y sin cotizar a la Seguridad Social, ode una numeraria a quien se priv de la posibilidad de ejercer una profesin civil y haestado siempre dedicada a tareas internas de la Obra por la profunda reestructuracindel proyecto vital, y no slo del vnculo, que tendr lugar en este caso.

    al final se sale, harto, y se encuentra con el siguiente panorama:

    - Sin fe y sin ganas de recuperarla. Y desengaado, porque la relacin conDios a golpe de prctica normativa obligatoria acaba por matar de asco.

    - Sin ttulo universitario, porque tras seis aos y dos ttulos por unauniversidad extranjera (carrera y master), ahora no se los homologan.

    - Sin amigos. Y sin posibilidad de tener una vida social, porque a la vuelta delextranjero slo se le ha permitido tratar a cros pequeos y no a gente de suedad (y no porque no lo haya pedido una vez detrs de otra). Cierto. Losamigos que uno tena en el colegio siguen existiendo, pero ya tienen sucarrera, su vida, sus obligaciones, su propio crculo de amistades... Son eso,viejos amigos a los que hace diez aos que uno no ve.

    - Sin una puetera perra, porque entreg los sueldos hasta el final.

    - Sin saber lo que es una nia.

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    - Sin visos de que las cosas cambien(Pedro 29 agosto 2005).

    Cuando ocurre esto, frecuentemente, la lucha por la vida fuera de la Obra puede queno deje demasiado tiempo para estar de luto porque lo primero es la supervivencia.Acaso queden muchos temas internos por cerrar, pero no hay tiempo para dedicarlesporque hay otras tareas ms imprescindibles y urgentes. Me parece que en algunoscasos ocurre un poco como en la mayora procesos migratorios: la supervivencia alllegar al nuevo pas oculta el dolor de las prdidas. La aoranza y la pena suelendarse un tiempo despus de que la persona tenga techo y trabajo asegurado. Y aqusera injusto dejar de decir la suerte de quienes pueden contar con la existencia devuelalibre. Estoy convencida que la posibilidad de acceder a esa pgina y a la deopuslibrossignifica un cambio drstico en la experiencia de quien deja la Obra.

    Muchas tareas por delante tiene quien sale de la Obra sin tener reas de continuidadcon su vida anterior. Sal con una mano delante y otra detrs dice, lacnica yexpresivamente, Flanpan (29 de junio de 2005). En no pocas ocasiones ya lo sabis-se encuentra teniendo que partir de cero, desde el punto de vista econmico y

    profesional, en la mitad de su vida y sin unos ahorros que le permitan afrontar conseguridad el inicio de su nueva etapa. Una persona que no tiene garantizada lasubsistencia de maana y a ser posible tambin de la semana que viene aunque hoycoma- es difcil que pueda apartar su pensamiento del tema y no viva, ms que eldolor por el pasado, la ansiedad por el futuro. Tambin, por supuesto, el alivio y laborrachera de libertad personal. Ser dueo, de verdad, de la propia vida, de decidirsobre el tiempo, los hbitos, o las relaciones. A veces esa borrachera puede marear yllevar al sujeto a vinculaciones precipitadas, en un afn de tener pronto lo que no setuvo, y sin demasiada informacin o experiencia afectiva. Quien tiene hambreatrasada puede ponerse a comer lo primero que encuentra. Y ojo! Algunas vecessale bien.

    Por suerte, en mayora de los casos, se recorre un camino arduo, s, pero tambinesperanzador y lleno de vida. El luto se mezcla con la primavera interior. Enmuchsimas situaciones, cuando es el sujeto quien decide dejar la Obra, el luto ya seha llevado previamente, y ahora, con la salida, se acab finalmente. Todo es apertura.

    Distinto es cuando a la persona se le exige dejar la Obra de una manera inesperada.Entonces s, tras el shock, vendr el luto. Luto que vendr impregnado del ataque a laautoestima que significa aquella exigencia. Luto difcil, y que si hay suerte la personapodr distinguir entre el rechazo por parte de la Obra y su dignidad y vala comopersona Ojal pudiera ser as siempre! Ojal, cuando no es as, encuentre esesujeto el ambiente que necesita para sentirse apoyado y valorado! En esto, creo queopuslibros est prestando un servicio bien interesante, al permitir encontrarse con

    experiencias similares de personas valiosas, que pueden ayudar a otras a cambiar sude consideracin de ser inferiores por el hecho de que la Obra haya decididoprescindir de ellas.

    Lo que no es vlido, en esta fase, es prolongar el luto un tiempo largo, y menosindefinidamente. Si hay unas determinadas circunstancias, puede que la personapiense que el dolor es tan grande que le durar toda la vida. Puede ser normal quecrea eso en un inicio, pero no es normal que lo convierta en realidad. En esos casoscreo que es adecuado acudir a un profesional. S que a algunos se les ha dicho porparte de responsables de la Obra que fuera de ella no podrn ser felices. La versinarchiexagerada del caduco extra ecclesia nulla salus. Por favor, que nadie lo crea!Que nadie de crdito a la maldicin del rejalgar! Ms crdito debera darse a unautor tan poco sospechoso como Toms de Aquino, cuando dice:

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    Como la conciencia es en cierto modo un dictamen de la razn (pues es unaaplicacin de la ciencia al acto, como se dijo en la primera parte, q. 79 a. 13),es lo mismo que preguntar si la conciencia errnea obliga [...] En consecuenciahay que decir sin reservas que toda voluntad que est en desacuerdo con larazn, sea sta recta o errnea, siempre es mala (Toms de Aquino, SummaTeolgica, qu. 19, art. 5).

    Dentro del modelo analtico-transaccional creado por Eric Berne, se contempla lafuerza que pueden cobrar, en el interior del psiquismo, los llamados mensajes deguin formulados por figuras de autoridad para el sujeto (en especial en la infancia,pero no slo en ella). Estos mensajes (verbales o no verbales) funcionan como sifueran mandatos que hay que cumplir. Cuando son mensajes negativos sobre elfuturo, se les llama la maldicin de la bruja. Y si alguien a quien yo doy credibilidadrealiza una afirmacin futura acerca de m, me ocupar de que se cumpla, paracorroborar que esa persona es fiable. Pero y si me dice que fuera de la Obra seruna persona desgraciada? No voy a entrar a valorar tal afirmacin (ms venenosaque el propio rejalgar), ni la conviccin de quien la hace, en quien presumo buena

    voluntad. Pero esas buenas intenciones no le otorgan capacidad adivinatoria. Esimportante aqu sustraerse al mecanismo de autocumplimiento de la profeca. Y otravez vuelvo a valorar la tarea de opuslibros, que es la demostracin palpable que fuerade la Obra se puede ser feliz o infeliz, o a medias, y se hace lo que se puede -comotodo bicho viviente- pero que el hecho de haber dejado la institucin no convierte anadie en desgraciado.

    Qu gran verdad la que formulan Sonsoles y Luis Usera!

    No somos ni ms ni menos felices que los que siguen dentro o los que nunca hansido. Pero s somos ms felices que nosotros mismos dentro del Opus Dei. Si hasledo lostestimoniosde las casi 500 personas que han escrito en esta Web

    ninguno se arrepiente de haber dejado el Opus Dei. La inmensa mayora denosotros coincidimos con el sub-lema del sitio "Gracias a Dios nos fuimos!"(Sonsoles, 22 de octubre de 2004).

    Todas las personas que conoc y que dejaron el opus dei siguieron con muchos delos problemas que tenan siendo del opus dei, porque sigues siendo el mismo,pero bastante ms felices, ms tranquilos y sobre todo ms liberados interiormentey con la inmensa satisfaccin de saber que han hecho lo que deban(Luis Usera, 6julio 2004)

    Quien ha dejado la Obra:

    Si se ha ido por propia voluntad, le convierte en un ser afortunado que se librde unos condicionantes que lo aprisionaban y que ahora puede elegirlibremente su futuro.

    Si se ha ido por exigencia de la Obra se convierte en un ser afortunado que noqued atrapado donde no deba estar, porque no era suficientemente valorado,y que ahora puede elegir su futuro en un mbito donde le reconozcan yaprecien.

    Fase 5: Recibir un presente sin referencia a la Obra

    Pero t, que has sufrido, que has soado, que has amado, que no te hancorrespondido, que has sentido el zarpazo de la soledad y de laincomprensin... tienes en tu vida todo para mirar con profundidad la vida de

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    los dems, para mirar con comprensin el sufrimiento de los otros, para mirarcon admiracin la cercana de la amistad sincera, la hermosa grandeza delamor.

    Y ya esto, solamente ya esto, hace que esos nuestros aos en el Obra hayanmerecido la pena(C.V., opuslibros, 23 septiembre 2003).

    Adis, luto, adis! Adis obligaciones impuestas que no acabo de entender! Adis ano poder expresarme con libertad! Adis a tener que dar cuenta ntima de mi ser!Adis a exigencias imposibles! Adis a no poder enterarme que lo que deseo! Adisa la falsa alegra que se supona deba sentir en todo momento! Adis a las culpasabsurdas! Adis a un estilo de vida que limita mi entrega al afecto! Adis al esfuerzoexagerado! Adis al cinturn de castidad impuesto a mis neuronas!

    Bienvenida, Vida, con todos tus sinsabores, placeres, renuncias, amplitud,dificultades, sorpresas, decepciones, libertad, poder sobre m, afectos, los, intimidad,accidentes, frustraciones y esperanzas! Bienvenida, Vida normal! Maravillosa Vida!

    (Y tambin, en bastantes casos Bienvenida Vida de cristiano corriente! Por fin!).Vida sin divisin ntima! Vida sin ms lmites internos que los que yo quiera poner!

    Es este el final del duelo que a todos los ex lastimados os deseo, y que completa elproceso de elaboracin de la prdida. Sois unos supervivientes. Estis leyendo estoporque estis vivos. Por lo tanto tenis presente y futuro. Salud!

    4. Y si no he acabado de hacer el duelo?

    S, todo muy bonito, pero a veces alguien ha quedado atascado en algn punto. Quhacer? Puede hacerse en solitario todo el proceso de duelo, o alguna de sus fases?

    No es fcil. Puede ser necesaria la ayuda profesional, pero no siempre. Yo pienso que,en general, si alguien se encuentra bloqueado en algn momento del proceso, estarabien que contara si no quiere hacerlo con un profesional- con alguien comprensivo,alguien que supiera escuchar. Puede tratarse de un amigo o un familiar. Mejor que nosea un ex para que no se mezclen los temas pendientes de uno con los del otro. Enalgn caso, si la persona que necesita hacer el duelo es altamente impresionable oemocionalmente inestable, o bien es adicta a la culpa crnica la ayuda de unapersona experta ser imprescindible. Hacerlo en solitario es ms duro, y si la personaquiere intentarlo, puede verse desbordada.

    Para aqullos que se sientan con necesidad y nimo de hacer su proceso de duelo sinayuda profesional, dar algunas pistas:

    Necesitars un sitio donde no vayas a tener interrupciones (apaga el mvil, porfa), untiempo entre una y dos horas, como duracin habitual del proceso, y una caja dekleenex cerca, por si acaso. Tu acompaante tendr la tarea de escuchar e irconduciendo la dinmica.

    La fase de aceptacin de los hechos puede hacerse describiendo o dibujando

    La institucin, tal como la veas cuando te vinculaste a ella. Puede ser unafigura abstracta, un espacio en el que viviste, una o varias personas que para tirepresenten especialmente la institucin

    La institucin, tal como la ves ahora A ti, tal como eras en el momento de vincularte a la Obra A ti, tal como te ves en el momento de desvincularte

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    Y si quieres, tambin:

    De qu est llena tu vida al entrar De qu est llena tu vida al salir

    Y cualquier otro dibujo que te ayude a tomar conciencia de la distancia entre el antes yel ahora.

    Luego puedes repetir, varias veces (unas cinco, o ms si ves que te ayuda seguir),respirando despacio entre cada repeticin, mirando los dibujos, frases del estilo:

    acepto que estos son los hechos reales acepto que pertenec a la Obra y ya no pertenezco a ella acepto que le entregu una etapa de mi vida que nunca recuperar cualquier otra frase que se te ocurra dirigida a constatar la ruptura del vnculo.

    La fase de expresin de asuntos pendientes se puede llevar a cabo de la siguientemanera:

    Dibuja en un folio, y coloca en un asiento frente a ti, una imagen que simbolice laObra. Puede servir el folio en que antes dibujaste la Obra, tal como la ves ahora. Siprefieres, puedes limitarte a visualizar esa imagen.

    Una vez que tengas a la Obra frente a ti, hblale expresando tus pensamientos sobreella, y ante todo tus sentimientos, tanto positivos como negativos: pena, rabia,agradecimiento, resentimiento, desprecio o cualquier otro, sin ningn tipo de censura.Los sentimientos no son ni buenos ni malos, moralmente. Son pre-morales. Son. Yreconocer su existencia es amar la verdad, cosa ticamente buena.

    Cuando hayas terminado de expresarte, colcate en el otro asiento, donde pusiste a laObra, e imagina que eres ella, o la persona que elegiste para representarla,escuchando todo lo que acabas de decir, e imagina qu pensamientos y sentimientosgenera eso en ella, y exprsalos, como si hablaras por su boca, a ti, que ests en elasiento de enfrente. Puedes continuar intercambiando los lugares e identidades hastaque llegues a un punto final o un punto muerto.

    Eso mismo puedes hacerlo por escrito, es decir: redactar todo eso por carta, sincensura, como si se lo fueras a enviar a la Obra. Luego, imaginar que eres ella y quelo lees a recibirlo. Y contestar desde ella una carta dicindote tambin lo que ella tienependiente de decirte. Ve escribiendo desde un lado y otro hasta que sientas que, portu parte, no te queda nada por decir.

    Aqu es posible que te encuentres con la dificultad que seal en el apartado 2. apropsito del sentimiento de impotencia. Es ms que probable que la Obra respondacon indiferencia u obcecacin, sin escucharte siquiera. En ese caso, deja deempearte en que te escuche. Pon a su lado:

    La Obra, tal como la concebas al vincularte a ella, tan lejos de esta queencuentras ahora

    O bien, si crees en Dios, al Dios amoroso de Yesha de Nazaret, tan distintode la bruja del rejalgar que pinta la Obra (o al mismo Yesha).

    O, si no crees en Dios, a la Diosa Justicia, o a la Diosa Sensatez

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    O una persona sumamente buena y sabia (real o imaginaria) que tengaautoridad moral para ti.

    Tmate unos momentos para ver a quin quieres poner all, para seguir el procesoindicado de intercambio de roles, pero ahora no con la Obra real, sino con la Obraideal, Dios, la Justicia, la Sensatez, la Sabidura, etc. Es importante que te metas ensu papel, escuchndote desde ese otro lado y respondindote desde all.

    La ceremonia del adis puedes hacerla inventndote un ritual especfico para tu caso.Si te va a tu estilo, prepara adecuadamente el escenario para hacerlo. Si cuentas conla colaboracin de alguna persona, puedes recitar un discurso de despedida en el queevoques todo lo que desees sobre tu paso por la institucin, redactar un manifiesto dedeclaracin de tu libertad y tus derechos, o cualquier otra cosa que te parezcaadecuada para la ceremonia. Incluida una cena especial de celebracin con amigos.

    Puedes aprovechar para ver qu aspectos valiosos puedes rescatar de tu paso por lainstitucin, e imaginar que acoges dentro de ti determinados momentos, o rostros, o

    aprendizajes. Si lo deseas, puedes visualizarlas con formas simblicas, e imaginar unlugar dentro de tu cuerpo donde colocas esas facetas positivas (un cofre o cualquierotro recipiente donde ponerlas y poder acudir a evocarlas con agradecimiento).

    Sea como sea la ceremonia, termnala con la repeticin de un Adis a la institucinen la forma que la ests visualizando, durante todo el tiempo que necesites, y dejandoque todas las imgenes asociadas a tu paso por ella se vayan alejando hacia elpasado. Puedes utilizar un tipo de respiracin suave, lenta y profunda para empujarlassuavemente hacia all.

    A algunas personas les va bien algn gesto, como el de romper o quemar las cartas odibujos a las que me refer y elegir un lugar donde tirar los restos (o enviarlas a

    opuslibros).

    La fijacin de un tiempo de luto es probable que no sea precisa, pues igual ya llevasdemasiado tiempo de duelo y lo que necesitas es terminarla. De todas formas, inclusosi es as explictaselo (como seal de compromiso) a la persona que te acompaa, o ati mismo/a por escrito. Hazlo tambin si te vas a dar un plazo.

    Puede ocurrir que si se trata de un duelo muy reciente o que ha estado congelado,esperando a manifestarse, s sea necesaria esta etapa en la que permitirse tenersentimientos de pena, desconsuelo, prdida, etc., similares a veces a los que se tienenen un depresin. Ahora bien: no conviene dejar un tiempo largo. En ningn caso msde dos meses.

    Y ya sabes que, tradicionalmente, tras el luto viene el alivio

    La recepcin del presente se puede realizar:

    Antes que nada, conectando con las sensaciones corporales internas. Seguramente lohars mejor con los ojos cerrados. Toma conciencia de la respiracin y ayudando conella a llenar el cuerpo de sensacin de vida y bienestar, notando el vaivn deintercambio con el exterior para llenar de vida el cuerpo. Si te va bien, puedesimaginar que respiras un aire como de luz, y cada vez que aspiras lo metes en tucuerpo, y cada vez que espiras repartes la luz por dentro, para que vaya llegandohasta todos los rincones de l.

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    Una vez con la sensacin de tu cuerpo vivo e iluminado, abre los ojos y mira a tualrededor. Observa al presente, sin crticas. Saluda a lo que ves, oyes, hueles ytocas: Hola, color rojo! buenos das olor a madera! Bienvenida a mis ojos y a misdedos, mesa suave! Hola, ruido de coche! Buenos das, mirada amiga, sonrisacomprensiva!...

    Imagina ahora que te abres por dentro a acoger todo ello, y te vinculas con tu presenteaspirando tambin los colores, sonidos y perfumes de lo que te rodea, mientras repitesinteriormente, el tiempo que quieras: Bienvenido, presente! Bienvenida, realidad!Bienvenida, Vida!

    REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

    BERNE, E. (1983). Introduccin al tratamiento de grupo. Barcelona: Grijalbo.

    GIMENO BAYN, A. (1998). Aprender a despedirse, en C. Alemany, 14 aprendizajes vitales(pp. 275-294), Bilbao: DDB.

    GIMENO-BAYN, A. y ROSAL, R. (2001). Manual de Psicoterapia Integradora Humanista(Vol. I). Manual para el tratamiento de 33 problemas psicosensoriales, cognitivos y emocionalesBilbao: DDB

    GIMENO-BAYN, A. y ROSAL, R. (2003) Psicoterapia Integradora Humanista (Vol II). Manualpara el tratamiento de 69 problemas que aparecen en distintos trastornos de personalidad.Barcelona: Instituto Erich Fromm de Psicologa Humanista.

    GUARDINI, R. (1970, 2 ed.). Las edades de la vida. Su significacin tica y pedaggica.Madrid: Cristiandad.

    GOULDING. R, y GOULDING , M. (1979). Changing lives through redecisin therapy), New

    York: Brunner/Mazel.

    GULLO, S. y CHURCH, C. (1989). El shock sentimental. Buenos Aires: Paids.Mr.M. El viaje del hroe.www.opuslibros.org/nuevaweb, 1 noviembre 2003.

    Nota: las dems citas proceden todas de vuestras cartas enwww. opuslibros.org/nuevaweb

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    Un saludo muy cordial

    Erasmo y Ana