Hiperactividad

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LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL. CONCEPTO, CAUSAS Y TRATAMIENTO Según el diccionario de la Real Academia Española, la hiperactividad es una conducta caracterizada por un exceso de actividad. Uno de cada diez niños en el mundo sufre hiperactividad, pero en millones de ocasiones nos hemos preguntado si la hiperactividad es una enfermedad o un simple exceso de conducta nerviosa en una persona. No sabemos diferenciar entre un niño inquieto y un niño hiperactivo, y a veces esto puede llegar a producir numerosos problemas, muchos de ellos, graves. Ser un niño hiperactivo no significa estar condenado de por vida. Aunque es una enfermedad invisible requiere de un diagnóstico temprano, un tratamiento y debe ser asumida por los padres. La diferencia entre un niño inquieto y un niño hiperactivo, es que si el menor está afectado por este trastorno se aprecia un deterioro en su vida y en su desarrollo. El niño maneja mal su cuerpo, tiene problemas con el lenguaje, no puede mantener la atención, falla el control de las emociones, se muestra impulsivo y negativo… Todo eso hace que se deteriore su vida; por ejemplo, suelen ser objeto de fracaso escolar. Fulgencio Madrid afirmó que todavía es una enfermedad muy desconocida en la sociedad, por lo que “se suele confundir a los niños hiperactivos con maleducados, y se culpa a sus padres. Se les va reprimiendo en todos los ámbitos hasta que sienten que no sirven”. Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que

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La hiperactividad infantil. Concepto, causas de la patología y tratamiento de la patología.

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LA HIPERACTIVIDAD INFANTIL. CONCEPTO, CAUSAS Y TRATAMIENTO

Según el diccionario de la Real Academia Española, la hiperactividad es una conducta caracterizada por un exceso de actividad.

Uno de cada diez niños en el mundo sufre hiperactividad, pero en millones de ocasiones nos hemos preguntado si la hiperactividad es una enfermedad o un simple exceso de conducta nerviosa en una persona. No sabemos diferenciar entre un niño inquieto y un niño hiperactivo, y a veces esto puede llegar a producir numerosos problemas, muchos de ellos, graves.

Ser un niño hiperactivo no significa estar condenado de por vida. Aunque es una enfermedad invisible requiere de un diagnóstico temprano, un tratamiento y debe ser asumida por los padres.

La diferencia entre un niño inquieto y un niño hiperactivo, es que si el menor está afectado por este trastorno se aprecia un deterioro en su vida y en su desarrollo. El niño maneja mal su cuerpo, tiene problemas con el lenguaje, no puede mantener la atención, falla el control de las emociones, se muestra impulsivo y negativo… Todo eso hace que se deteriore su vida; por ejemplo, suelen ser objeto de fracaso escolar.Fulgencio Madrid afirmó que todavía es una enfermedad muy desconocida en la sociedad, por lo que “se suele confundir a los niños hiperactivos con maleducados, y se culpa a sus padres. Se les va reprimiendo en todos los ámbitos hasta que sienten que no sirven”.

Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia:

Dificultades en la comprensión y fluidez lectora.- Cometen frecuentes omisiones en la lectura, omiten palabras o letras y sustituyen unas letras por otras.- Su comprensión lectora es deficiente, tienen dificultades en la comprensión de textos largos a pesar de no tener puntuaciones bajas en vocabulario. Dada su impulsividad y los problemas de atención es que omiten palabras e interpretan mal el contenido de la lectura.Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos.

Dificultades en el cálculo y en matemáticas.- Dificultad de pasar del pensamiento concreto al pensamiento abstracto, estos niños realizan cálculos mentales con cifras sencillas o cuando los cálculos matemáticos se basan principalmente en la memoria o la automatización, no pudiendo mantener la

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concentración de la atención en cuentas de varias cifras. Sin embargo solucionan problemas matemáticos con mayor facilidad cuando se les enseña a representar gráficamente los mismos o mediante dibujos para su mejor comprensión, los cuales reducen el nivel de abstracción necesario para su resolución.- Otros niños con TDAH, a pesar de tener una buena capacidad de abstracción cometen errores debido a su impulsividad, leen demasiado rápido la información obviando datos relevantes para la comprensión del problema.

Dificultades en la escritura.Si bien es cierto, los niños con déficit de atención pueden tener respuestas impulsivas, necesitarán más tiempo para dar una respuesta motriz adecuada ante la aparición de un estímulo.Los niños que presentan TDAH suelen tener dificultades en el control fino de sus movimientos porque no ponen la suficiente atención en la regulación de sus movimientos, estos niños no han desarrollado la habilidad de realizar movimientos lentos y controlados, son torpes para ensartar, modelar con plastilina, colorear de forma controlada, abrochas botones pequeños, anudar el pasador del zapato, las cuales son habilidades pre-requisito para el control y manejo del lápiz y la adquisición de la escritura, como consecuencia, su letra es desorganizada, excesivamente grande o pequeña y esto dificulta su adaptación escolar dado que no ponen suficiente atención en la regulación de sus movimientos.

Pero, ¿sabemos la causa del trastorno?

Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, perinatales y postnatales.

Se sabe que predispone a padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco…también influye el bajo peso al nacer, lesiones cerebrales, etc.

Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo, las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar…

Por otra parte desde el punto de vista genético, se sabe que si el padre o madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen posibilidades de heredarlo.

Según el doctor Verdú, neurólogo infantil, “En un porcentaje alto, no siempre, uno de ellos o los dos, han presentado hiperactividad. La presentaron en su infancia y ahora ha mejorado espontáneamente o no. Muchas veces estás con los padres y ellos mismos se reconocen en el comportamiento de sus hijos. De hecho, en diversos estudios epidemiológicos se ha visto que cuando un padre ha sido hiperactivo tiene un 50% de riesgo de que sus hijos lo padezcan”.

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Habitualmente, pues, ante un pequeño con este trastorno es el maestro en el encargado de dar la voz de alarma.

La detección y el tratamiento precoz son básicos para tratar el TDAH. Si no se detecta a tiempo, no se trata y no se maneja, el fracaso escolar, viene acompañado de un fracaso posterior y de problemas en la vida adulta.

Hay una edad crítica para quienes padecen este síndrome: la adolescencia, sobre todo si no se ha detectado el problema antes. En la adolescencia ya es demasiado tarde, los problemas son ya más difíciles de tratar. Si se empieza a intervenir con ellos desde los 5-6-7 años y se mantienen los tratamientos y las terapias, la adolescencia, aun siendo mala, siempre será mucho mejor que si no se hace nada.

Por ello es muy importante detectar la hiperactividad lo más temprano posible, antes de nada debemos de conocer los síntomas de la hiperactividad infantil.

Muestran una gran dificultad para rebelarse contra la distracción.

A su vez y como consecuencia del síntoma anterior, se observa una dificultad para mantener la atención en una tarea larga y concreta. Ello les lleva a desarrollar, como decíamos antes, distintas actividades sin terminar prácticamente ninguna de ellas.

También muestran una gran dificultad para atender de manera selectiva.

Para los niños hiperactivos es difícil inspeccionar estímulos complejos ordenadamente.

Como decíamos anteriormente, desarrollan una actividad motora intensa y, en ocasiones, inadecuada.

Es difícil, por esa gran actividad motora que desarrollan, que permanezcan quietos y sentados.

Mucho de ellos, pueden desarrollar conductas de carácter destructivo.

No suelen cohibirse a la hora de expresar sus sentimientos. Los niños hiperactivos suelen llevar a cabo, siempre, las tareas que consideran más gratificantes, dejando las demás de lado.

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No suelen reflexionar sobre lo que hacen o piensan en cada momento, es lo que se denomina impulsividad cognitiva. Ésta les lleva a precipitarse en sus actos y sus pensamientos.

El tratamiento de la hiperactividad infantil depende, en gran medida, de cada caso concreto, pero existen distintos tratamientos que debemos conocer. Primero, el tratamiento farmacológico. Se basa en estimulantes que ayudan al pequeño a concentrarse. Además, pueden recetarse sedantes si se observa en el niño algún tipo de rasgo destructivo.

El segundo de los tratamientos es el tratamiento psicoterapéutico. Éste ayudará al pequeño a mejorar su ambiente y su integración en el colegio a través de técnicas de modificación de la conducta. Este tratamiento es muy útil porque, además de aportar beneficios al niño, mejorará el ambiente en el hogar familiar y ayudará a los padres y profesores a hacer frente a la situación.

Por último, se puede recurrir al tratamiento cognitivo, también denominado de autoconstrucciones. A partir de él, se planean una serie de tareas a realizar por el niño. Así, el pequeño aprende a planificar sus actividades, a concentrarse, a mejorar su lenguaje interno y a observar los resultados positivos que se obtienen cuando se ha terminado por completo una actividad.