Historia de la vereda y la escuela san jose

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HISTORIA DE LA VEREDA Y LA ESCUELA SAN JOSE La Escuela San José fue construida por el comité de cafeteros en el año de 1.962 en colaboración con los aportes hechos por la organización llamada “Alianza para el Progreso”, cuando vino el presidente de los Estados Unidos John F Kennedy a nuestro país. Esta escuela está ubicada en la vereda San José Alto en el predio correspondiente a lo que fue la Hacienda San José” propiedad para ese entonces del doctor Jesús maría Matiz Fernández quien tenía como profesión dentista y su esposa la señora Cecilia Umaña, quienes donaron parte de su propiedad para la construcción de la escuela. La antigua “Hacienda San José “en su mayor parte era cafetera. El café se recolectaba en un punto llamado “Floresta” donde se hacía el proceso de despulpar y lavar el café; actualmente esa edificación se encuentra en ruinas, solamente existen los cuartos donde vivían los trabajadores de la hacienda y sus familias. Actualmente subsisten algunas de las edificaciones propias de la hacienda San José, éstas edificaciones siempre fueron destinadas para “retiros espirituales” y en la actualidad también los realizan allí, pues los propietarios eran muy católicos y de afiliación política conservadora. En el año 1.957 el equipo de trabajo de la hacienda la conformaba un administrador general llamado Mario Silva; el segundo al mando era el señor Arturo Grimaldi; el punto la Floresta lo comandaba el señor Antonio Borda; los mayordomos eran los señores Manuel Murillo Gómez y Carlos Granados. Por la distancia entre cuadrillas de trabajadores, se había creado “un sistema rudimentario” para comunicarse que consistía en Hacer emitir un fuerte sonido con la boca mediante la acción de soplar dentro de un “cacho grande” de ganado, el cual producía un sonido muy fuerte que se oía en sus alrededores, esto era un llamado a la hora de entrada, a la hora de almorzar y en la tarde para la salida, también cuando necesitaban reunir a los trabajadores para comunicarles algo, ésta acción era ejecutada por el cuadrillero quien dirigía el trabajo en ese tablón. De ahí partió la leyenda del “Toca cacho”. La escuela inicialmente se llamó “Santa Cecilia” en honor a la esposa del propietario la señora Cecilia Umaña de Matiz. En los años 1.968 a 1.969 los propietarios de la hacienda decidieron parcelarla y ponerla en venta dando la prioridad de comprar a sus trabajadores con facilidades de pago por cuotas cómodas; como los terrenos eran demasiado extensos, también decidieron venderles a otras personas distintas a sus trabajadores. Después que se disolvió la Hacienda decidieron cambiarle el nombre de la escuela de “Santa Cecilia” a “San José” ya que ésta hacienda se sectorizó y se dividió en veredas, que son las que actualmente conocemos.

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HISTORIA DE LA VEREDA Y LA ESCUELA SAN JOSE

La Escuela San José fue construida por el comité de cafeteros en el año de 1.962 en colaboración

con los aportes hechos por la organización llamada “Alianza para el Progreso”, cuando vino el

presidente de los Estados Unidos John F Kennedy a nuestro país.

Esta escuela está ubicada en la vereda San José Alto en el predio correspondiente a lo que fue la

“Hacienda San José” propiedad para ese entonces del doctor Jesús maría Matiz Fernández quien

tenía como profesión dentista y su esposa la señora Cecilia Umaña, quienes donaron parte de su

propiedad para la construcción de la escuela.

La antigua “Hacienda San José “en su mayor parte era cafetera. El café se recolectaba en un punto

llamado “Floresta” donde se hacía el proceso de despulpar y lavar el café; actualmente esa

edificación se encuentra en ruinas, solamente existen los cuartos donde vivían los trabajadores de la

hacienda y sus familias.

Actualmente subsisten algunas de las edificaciones propias de la hacienda San José, éstas

edificaciones siempre fueron destinadas para “retiros espirituales” y en la actualidad también los

realizan allí, pues los propietarios eran muy católicos y de afiliación política conservadora.

En el año 1.957 el equipo de trabajo de la hacienda la conformaba un administrador general llamado

Mario Silva; el segundo al mando era el señor Arturo Grimaldi; el punto la Floresta lo comandaba

el señor Antonio Borda; los mayordomos eran los señores Manuel Murillo Gómez y Carlos

Granados.

Por la distancia entre cuadrillas de trabajadores, se había creado “un sistema rudimentario” para

comunicarse que consistía en Hacer emitir un fuerte sonido con la boca mediante la acción de soplar

dentro de un “cacho grande” de ganado, el cual producía un sonido muy fuerte que se oía en sus

alrededores, esto era un llamado a la hora de entrada, a la hora de almorzar y en la tarde para la

salida, también cuando necesitaban reunir a los trabajadores para comunicarles algo, ésta acción era

ejecutada por el cuadrillero quien dirigía el trabajo en ese tablón. De ahí partió la leyenda del “Toca

cacho”.

La escuela inicialmente se llamó “Santa Cecilia” en honor a la esposa del propietario la señora

Cecilia Umaña de Matiz.

En los años 1.968 a 1.969 los propietarios de la hacienda decidieron parcelarla y ponerla en venta

dando la prioridad de comprar a sus trabajadores con facilidades de pago por cuotas cómodas; como

los terrenos eran demasiado extensos, también decidieron venderles a otras personas distintas a sus

trabajadores.

Después que se disolvió la Hacienda decidieron cambiarle el nombre de la escuela de “Santa

Cecilia” a “San José” ya que ésta hacienda se sectorizó y se dividió en veredas, que son las que

actualmente conocemos.

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En cuanto a la construcción de la escuela , primero se construyó un apartamento y dos salones;

cuando se inauguró, se mató un toro de cinco arrobas y se hizo un almuerzo para toda la

comunidad; en el año de 1.972 se dirigió una carta al comité de cafeteros, cuando era presidente de

la Junta de Acción Comunal el señor Víctor Julio Piraquive, solicitando la construcción de un nuevo

salón ya que se contaba con 100 niños y solo se pudieron recibir 70, luego con aportes de la

alcaldía y colaboración de la comunidad se construyó un nuevo salón y otro apartamento para la

vivienda de los profesores.

La actual cancha se construyó en el año de 1.990 cuando en la junta de acción comunal estaba como

presidente el señor Alfonso Castiblanco, también se hizo el encerramiento en malla que tiene

actualmente la escuela.

El refrigerio se construyó con los padres de familia de esa época y aportes de la Alcaldía,

actualmente se enchapó, y pintó con la ayuda de EMGESA y la gestión de la concejal Nora

Aguilar, quien también buscó aportes para la construcción de un nuevo salón, que actualmente se

utiliza para las reuniones generales de la comunidad.

Anteriormente no existía carretera sino caminos de herradura desde el pueblo hasta peñas blancas,

por lo tanto, para la construcción de la escuela se cargaba el material a lomo de mula, luego se hizo

la carretera con la ayuda del comité de cafeteros, actualmente se encuentra encintado, gracias al

plan 5.000 del señor alcalde Oscar Mauricio Núñez

Anteriormente se realizaban reinados, las primeras reinas fueron Teresa Albañil E Isabel Sánchez y

el caballero que quisiera bailar con ellas donaba cinco pesos.

La zona era muy cafetera y enviaban el café por silos desde el Paraíso hasta la hacienda y la gente

tenía mulas para cargar el café.

En cuanto a la educación hace años la comunidad la consideraba muy buena porque se enseñaba a

hacer costuras y se hacía exposiciones de ellas, además, todos los domingos asistían a misa en

familia y los profesores estaban pendientes si los niños ponían atención al evangelio y explicaciones

de los sacerdotes, existía el respeto hacia los mayores y la responsabilidad; además la comunidad

trabajaba conjuntamente para el beneficio de su escuela.

Los sitios históricos de la vereda San José eran: “Casablanca” ubicado donde actualmente es la

finca del señor Benito Molina; “Cuncia” donde actualmente es la finca del señor Álvaro

Castiblanco, éstas eran casas muy bonitas y especiales para reuniones, así como el “Chimborazo”

sitio alegre donde se hacían fiestas.

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La primera profesora de la escuela fue Isabel Urrutia, luego María oliva Zambrano, otro Evangelista

Ramos, quien se destacó por tener una de las mejores huertas de la escuela y animales como

gallinas, su esposa María Eusebia de Ramos conocida como la profesora “ Marujita” otros

profesores fueron: Teresa Quintero, Aydee Garzón, Alba Muñoz, Hernán Naranjo, Carlos Arturo

Giraldo, Jairo Rueda, María Isabel Camacho, Andrea Aguilar, Diana Galindo, johanna Núñez y

actualmente Nëlida Castellanos. Las ecónomas fueron María del Carmen Jiménez quien desempeñó

este cargo por mas de veinte años, Patricia Guerrero y actualmente Sally Chala.

LEYENDAS DE LA VEREDA SAN JOSE

LEYENDA DEL GUANDO

Cuentan que falleció un señor en la Vereda Flechas y como el recorrido era tan largo y no había otra

forma de transformar a los muertos, lo hacían en forma de guando, se decía que al muerto no se

debía descargar completamente en el suelo porque su alma quedaba en pena por largo tiempo, pero

ante el cansancio de los que lo cargaban olvidaron esa parte e hicieron varias estaciones para

descansar dejando el ataúd en el suelo, motivo por el cual su alma quedó en pena; haciendo

apariciones en las noches en los tres sitios que los descargaron, éstos sitios son:

1. Sitio llamado cuatro caminos, pasando el tubo hacia la escuela hoy propiedad de Luis

Eduardo Alvarado y la finca Costa Rica.

2. Sitio El Tablón San Isidro, hoy propiedad de los Zuloaga.

3. Sitio frente a un guadual propiedad actualmente de los Chavez.

Quienes vieron estas apariciones, comentaban, oír llorar a niños, y señoras y ver un ataúd en el

suelo, dícese que la procesión de gente que acompañaba el muerto no se le veía cabeza, solo cuerpo,

y se le oían gritos y lamentos por parte de su viuda e hijos.

NOTA Lo anterior lo comenta la señora Gilma Murillo una antigua habitante de la vereda

LEYENDA DEL TOCA CACHO

Dícese que el cuadrillero debía hacer sonar el cacho todos los días para avisarle a los trabajadores la

hora: de entrada, almorzar, salida, descanso y reuniones, el único día que no se debía hacer sonar

por nada del mundo era el viernes santo; porque en esa época era un gran pecado emitir sonidos,

trabajar, pelear y jugar. El cuadrillero se le olvidó y por costumbre de tocarlo todos los días lo tocó

un viernes santo; desde ese momento, cuentan que lo oían sonar fuertemente aún después de

muchos años de haber desaparecido ese método rudimentario de llamar a los trabajadores, quienes

oían ese sonido quedaban paralizados del miedo, pues sentían una extraña sensación de hormigueo,

por todo el cuerpo y los paralizaba, le ocurría con mucha frecuencia a los borrachos que

transitaban por esos lugares donde habían hecho sonar el cacho un viernes santo.

NOTA Lo anterior lo comenta el señor José Antonio Ojeda una antigua habitante de la vereda

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