Hoja Dominical Octubre 16 de 2011

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1 San Lucas Evangelista Domingo 16 de Octubre de 2011 - 29º Tiempo Ordinario /Ciclo A - Nº 238 EL SENTIDO CRISTIANO DE LA AUTORIDAD E l rey Ciro era un hombre poderoso. No era un creyente. Sin embargo, el profeta ase- gura en esta lectura que su poder viene también de Dios. Y que en el buen uso de este poder Dios realiza sus propios planes de libera- ción. Al final, sólo Dios es el Señor, que relativiza todo poder humano. El anuncio del Evangelio se realiza con palabras humanas, nos recuerda S. Pablo, pero es fecun- do por la fuerza del Espíritu. Por lo tanto el Se- ñor, que es y actúa más allá de nuestras palabras y de la presencia visible de la Iglesia, es el único arquitecto del Reino. Los fariseos querían comprometer a Jesús. Lo enfrentan con la cuestión de los impuestos a pagar al imperio romano, símbolo del poder absoluto del César. Si Jesús dice «sí», aparece aceptando este po- der. Si dice «no», aparece como un rebelde. Jesús parece estar en una trampa. La respuesta de Jesús evita esta trampa, y al mismo tiempo coloca la autoridad del César en su lugar con respecto a Dios: “Den al César lo que es del Cé- sar, pero den a Dios lo que es de Dios”. Conclu- siones que podemos sacar de esta afirmación: a) El poder temporal y la autoridad están bien, pero son limitados. No pueden ser absolu- tos. Los derechos de Dios están por delan- te. Igualmente los derechos humanos de la gente. b) El poder temporal es un servicio al bien co- mún, especialmente representado por lo sectores pobres y oprimidos de la sociedad. Por lo tanto tiene derecho a usar la autori- dad, a cobrar impuestos, etc., pero como un servicio al bien común y no como tributo a su dominio. La justicia y la equidad marcan la diferencia entre el uso y el abuso de la au- toridad. c) La Iglesia y el Estado están destinados a coexistir. Tienen distinta naturaleza y obje- tivos; mutuamente son autónomos. Así un buen católico puede ser un buen ciudada- no, y viceversa». Pero hay también «áreas de coincidencia» con respecto a la Iglesia y al Estado (educación, ma- trimonio y familia, derechos humanos, justicia y paz, etc). El ideal es una colaboración mutua, teniendo en cuenta la afirmación central de Je- sús en el Evangelio de hoy. Algunas preguntas para pensar durante la semana 1. ¿Cómo uso la autoridad que tengo? 2. ¿Tengo en cuenta la ética cristiana en mis apreciaciones y opiniones políticas? CPC “Acercarse, escuchar y meditar la Palabra de Dios viva en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia

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Hoja Dominical Octubre 16 de 2011

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Día del Señor

San Lucas Evangelista

Domingo 16 de Octubre de 2011 - 29º Tiempo Ordinario /Ciclo A - Nº 238

EL SENTIDO CRISTIANO DE LA AUTORIDAD

El rey Ciro era un hombre poderoso. No era un creyente. Sin embargo, el profeta ase-gura en esta lectura que su poder viene

también de Dios. Y que en el buen uso de este poder Dios realiza sus propios planes de libera-ción. Al final, sólo Dios es el Señor, que relativiza todo poder humano.

El anuncio del Evangelio se realiza con palabras humanas, nos recuerda S. Pablo, pero es fecun-do por la fuerza del Espíritu. Por lo tanto el Se-ñor, que es y actúa más allá de nuestras palabras y de la presencia visible de la Iglesia, es el único arquitecto del Reino.

Los fariseos querían comprometer a Jesús. Lo enfrentan con la cuestión de los impuestos a pagar al imperio romano, símbolo del poder absoluto del César.

Si Jesús dice «sí», aparece aceptando este po-der. Si dice «no», aparece como un rebelde. Jesús parece estar en una trampa. La respuesta de Jesús evita esta trampa, y al mismo tiempo coloca la autoridad del César en su lugar con respecto a Dios: “Den al César lo que es del Cé-sar, pero den a Dios lo que es de Dios”. Conclu-siones que podemos sacar de esta afirmación: a) El poder temporal y la autoridad están bien,

pero son limitados. No pueden ser absolu-tos. Los derechos de Dios están por delan-

te. Igualmente los derechos humanos de la gente.

b) El poder temporal es un servicio al bien co-mún, especialmente representado por lo sectores pobres y oprimidos de la sociedad. Por lo tanto tiene derecho a usar la autori-dad, a cobrar impuestos, etc., pero como un servicio al bien común y no como tributo a su dominio. La justicia y la equidad marcan la diferencia entre el uso y el abuso de la au-toridad.

c) La Iglesia y el Estado están destinados a coexistir. Tienen distinta naturaleza y obje-tivos; mutuamente son autónomos. Así un buen católico puede ser un buen ciudada-no, y viceversa».

Pero hay también «áreas de coincidencia» con respecto a la Iglesia y al Estado (educación, ma-trimonio y familia, derechos humanos, justicia y paz, etc). El ideal es una colaboración mutua, teniendo en cuenta la afirmación central de Je-sús en el Evangelio de hoy.

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Cómo uso la autoridad que tengo?2. ¿Tengo en cuenta la ética cristiana en mis apreciaciones y opiniones políticas?

CPCPedidos:

P. Manuel Ordoñez / Cel: 315 [email protected]

Domingo 16 de Octubre de 2011

9. Oración después de la Comunión

Te rogamos, Señor, que nos hagas aprovechar la par-ticipación frecuente en los misterios celestiales, para que seamos socorridos con beneficios temporales y seamos instruidos en los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Liturgia Eucarística

8. Oración sobre las Ofrendas

Te rogamos, Señor, nos concedas un corazón libre para ofrecer tus dones, de manera que, con la ayuda de tu gracia, nos purifiquen los mismos misterios que estamos celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor.

“Acercarse, escuchar y meditar la Palabra de Dios viva en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia

5. A quienes hemos escuchado tu Palabra Señor, danos la fortaleza necesaria para ponerla en práctica y anunciarla con alegría a todos los que encontremos en este día. R/

Presidente: Escucha, Dios Todopoderoso, las súpli-cas de tu pueblo y concédenos lo que, confiados en tu bondad, te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

ID Y ANUNCIAD

Este objetivo se reaviva continuamente por la celebra-ción de la liturgia, especialmente de la Eucaristía, que se concluye siempre recordando el mandato de Jesús resucitado a los Apóstoles: «Id...» (Mt 28, 19). La liturgia es siempre una llamada «desde el mundo» y un nuevo envío «al mundo» para dar testimonio de lo que se ha experimentado: el poder salvífico de la Palabra de Dios, el poder salvífico del Misterio pascual de Cristo. Todos aquellos que se han encontrado con el Señor resucitado han sentido la necesidad de anunciarlo a otros, como hicieron los dos discípulos de Emaús. Después de reco-nocer al Señor al partir el pan, «y levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once» y refirieron lo que había sucedido durante el camino (Lc 24, 33-35). El Papa Juan Pablo II

exhortaba a estar «vigilantes y preparados para reco-nocer su rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio: ¡Hemos visto al Señor!» (Novo millennio ineunte, 59).

A TODOS

Destinatarios del anuncio del Evangelio son todos los pueblos. La Iglesia «es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo, según el plan de Dios Padre» (Ad gentes, 2). Esta es «la dicha y vocación pro-pia de la Iglesia, su identidad más profunda. Existe para evangelizar» (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 14). En con-secuencia, no puede nunca cerrarse en sí misma. Arraiga en determinados lugares para ir más allá. Su acción, en adhesión a la palabra de Cristo y bajo la influencia de su gracia y de su caridad, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y a todos los pueblos para conducirlos a la fe en Cristo (cf. Ad gentes, 5).

Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, «la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse... Una mirada global a la huma-nidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio» (Redemptoris missio, 1). No podemos quedarnos tranquilos al pensar que, después de dos mil años, aún hay pueblos que no conocen a Cristo y no han escuchado aún su Mensaje de salvación.

Benedicto XVI, Vaticano, 6 de enero de 2011, solem-nidad de la Epifanía del Señor - Fragmento

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Día del Señor Día del Señor

32

Ritos Iniciales

Liturgia de la Palabra

1. Monición Inicial

Comentador: Hermanos y hermanas: cordial bien-venida a la celebración eucarística de este domingo. Nos convoca la fe en el Señor, quien nos llama para hablarnos al corazón en su Palabra y para darse a nosotros como pan partido y entregado. Disponga-mos todo nuestro ser para vivir en actitud de fe este encuentro personal y comunitario con Dios.

3. Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías

Esto dice el Señor a Ciro, a quien hizo ungir como rey, a quien tomo de la mano, para humillar ante él a las naciones y desarmar a los reyes, para que abran ante él las ciudades sus puertas y nadie pueda cerrarlas: “En atención a Jacob, mi servidor, a Israel, mi pueblo elegido, te llamé por tu nombre y te doy un título sin que tú me conozcas. Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay Dios alguno. Aunque no me conoces, de mí recibes las investiduras, para que se sepa de oriente hasta occidente que no hay nadie más fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.” (Isaías 45, 1.4-6)Palabra de DiosR/ Te alabamos señor

4. Salmo responsorial

R/. Aclamen la gloria y el poder del Señor

Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor toda la tierra. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.

Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo. R.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor, aclamen la gloria y el poder del Señor, aclamen la gloria del nombre del Señor, entren en sus atrios trayéndole ofrendas. R.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; digan a los pueblos: “El Señor es rey, Él gobierna a los pueblos rectamente.” R. (Sal. 95, 1+3.4-5.7-8.9-10a+c)

2. Oración Colecta

Dios Todopoderoso y Eterno, haz que nosotros siempre dirijamos a Ti devotamente nuestra volun-tad y te sirvamos con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo…

“En la Historia de la Salvación no hay separación entre lo que Dios dice y lo que hace; su Palabra misma se manifiesta como viva y eficaz”. Acojamos

GloriaGloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorifica-mos, te damos gracias. Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros: porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

6. Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo

Se reunieron en Jerusalén los fariseos y tomaron la decisión de hacerle a Jesús una pregunta comprome-tedora. Mandaron, pues, a algunos de sus seguidores, junto con los partidarios de Herodes, a preguntarle: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad, pues no buscas el favor de nadie. Dinos cuál es tu opinión. ¿Está permitido pagar impuesto al emperador o no?” Jesús, dándose cuenta de su mala fe, les dijo: “¡Hipó-critas! ¿Por qué me ponen trampas? Muéstrenme la moneda del imperio.” Ellos le entregaron un denario. Él entonces les preguntó: “¿De quién son esta imagen y esta inscripción?” Ellos le contestaron: “Del empe-rador.” Entonces les replicó Jesús: “Pues devuelvan al emperador lo que es del emperador, pero devuelvan también a Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22, 15-21)Palabra del SeñorR/ Gloria a Ti, Señor Jesús

Acto Penitencial

Comentario a las lecturas

5. Segunda Lectura

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses

Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de los Te-salonicenses convocada por Dios Padre y por el Señor Jesucristo. Que Dios les conceda su amor y su paz. En todo momento damos gracias a Dios por todos uste-des, al mencionarlos en nuestras oraciones. Y constan-temente recordamos ante Dios nuestro Padre su fe tan activa, su amor tan sacrificado y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo tan firme en el sufrimiento. Sabemos muy bien, hermanos amados de Dios, que Él los eligió a ustedes; pues el Evangelio que predicamos no llegó a ustedes sólo con palabras, sino con el poder de Dios, y con la fuerza del Espíritu Santo y la plenitud de los dones divinos. (I Tesalonicenses 1, 1-5b)Palabra de DiosR/ Te alabamos Señor

Domingo 16 de Octubre de 2011 Domingo 16 de Octubre de 2011

7. Oración de Fieles

Presidente: Padre bueno, acudimos a tu generosidad porque sabemos que no hay otro Dios fuera de Ti; atiende misericordioso nuestras súplicas confiadas.

Todos: Escucha, oh Dios, nuestra oración. 1. Te pedimos fortalezcas con tu gracia al Santo

Padre, a los obispos, sacerdotes y demás perso-nas consagradas, para que permanezcan fieles a la vocación que les has confiado de anunciar tu nombre a todas las gentes. R/

2. Asiste con tu Espíritu a todos los gobernantes de las naciones, para que te reconozcan como al único Dios verdadero y respeten el derecho a la libertad de culto. R/

3. Imploramos tu luz, Señor, para que ilumines las mentes y los corazones de nuestro pueblo, de tal manera que en las próximas elecciones se elija a los más idóneos que trabajan por el bien común del país. R/

4. Te pedimos por los pobres, enfermos, encarcela-dos, secuestrados y demás personas necesitadas que requieren de tu gracias y bendición, para que las ayudes y a nosotros nos des el don de la solidaridad. R/

CREDO DE LOS APóSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nues-tro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muer-to y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muer-tos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

con fe y respeto la palabra que será proclamada y dispongámonos a meditarla y llevarla a la práctica.

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Día del Señor Día del Señor

32

Ritos Iniciales

Liturgia de la Palabra

1. Monición Inicial

Comentador: Hermanos y hermanas: cordial bien-venida a la celebración eucarística de este domingo. Nos convoca la fe en el Señor, quien nos llama para hablarnos al corazón en su Palabra y para darse a nosotros como pan partido y entregado. Disponga-mos todo nuestro ser para vivir en actitud de fe este encuentro personal y comunitario con Dios.

3. Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías

Esto dice el Señor a Ciro, a quien hizo ungir como rey, a quien tomo de la mano, para humillar ante él a las naciones y desarmar a los reyes, para que abran ante él las ciudades sus puertas y nadie pueda cerrarlas: “En atención a Jacob, mi servidor, a Israel, mi pueblo elegido, te llamé por tu nombre y te doy un título sin que tú me conozcas. Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay Dios alguno. Aunque no me conoces, de mí recibes las investiduras, para que se sepa de oriente hasta occidente que no hay nadie más fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.” (Isaías 45, 1.4-6)Palabra de DiosR/ Te alabamos señor

4. Salmo responsorial

R/. Aclamen la gloria y el poder del Señor

Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor toda la tierra. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.

Porque es grande el Señor, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Pues los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo. R.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor, aclamen la gloria y el poder del Señor, aclamen la gloria del nombre del Señor, entren en sus atrios trayéndole ofrendas. R.

Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; digan a los pueblos: “El Señor es rey, Él gobierna a los pueblos rectamente.” R. (Sal. 95, 1+3.4-5.7-8.9-10a+c)

2. Oración Colecta

Dios Todopoderoso y Eterno, haz que nosotros siempre dirijamos a Ti devotamente nuestra volun-tad y te sirvamos con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo…

“En la Historia de la Salvación no hay separación entre lo que Dios dice y lo que hace; su Palabra misma se manifiesta como viva y eficaz”. Acojamos

GloriaGloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorifica-mos, te damos gracias. Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso. Señor Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre: Tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; Tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; Tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros: porque sólo Tú eres Santo, sólo Tú Señor, sólo Tú Altísimo, Jesucristo con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

6. Evangelio

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo

Se reunieron en Jerusalén los fariseos y tomaron la decisión de hacerle a Jesús una pregunta comprome-tedora. Mandaron, pues, a algunos de sus seguidores, junto con los partidarios de Herodes, a preguntarle: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad, pues no buscas el favor de nadie. Dinos cuál es tu opinión. ¿Está permitido pagar impuesto al emperador o no?” Jesús, dándose cuenta de su mala fe, les dijo: “¡Hipó-critas! ¿Por qué me ponen trampas? Muéstrenme la moneda del imperio.” Ellos le entregaron un denario. Él entonces les preguntó: “¿De quién son esta imagen y esta inscripción?” Ellos le contestaron: “Del empe-rador.” Entonces les replicó Jesús: “Pues devuelvan al emperador lo que es del emperador, pero devuelvan también a Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22, 15-21)Palabra del SeñorR/ Gloria a Ti, Señor Jesús

Acto Penitencial

Comentario a las lecturas

5. Segunda Lectura

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses

Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de los Te-salonicenses convocada por Dios Padre y por el Señor Jesucristo. Que Dios les conceda su amor y su paz. En todo momento damos gracias a Dios por todos uste-des, al mencionarlos en nuestras oraciones. Y constan-temente recordamos ante Dios nuestro Padre su fe tan activa, su amor tan sacrificado y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo tan firme en el sufrimiento. Sabemos muy bien, hermanos amados de Dios, que Él los eligió a ustedes; pues el Evangelio que predicamos no llegó a ustedes sólo con palabras, sino con el poder de Dios, y con la fuerza del Espíritu Santo y la plenitud de los dones divinos. (I Tesalonicenses 1, 1-5b)Palabra de DiosR/ Te alabamos Señor

Domingo 16 de Octubre de 2011 Domingo 16 de Octubre de 2011

7. Oración de Fieles

Presidente: Padre bueno, acudimos a tu generosidad porque sabemos que no hay otro Dios fuera de Ti; atiende misericordioso nuestras súplicas confiadas.

Todos: Escucha, oh Dios, nuestra oración. 1. Te pedimos fortalezcas con tu gracia al Santo

Padre, a los obispos, sacerdotes y demás perso-nas consagradas, para que permanezcan fieles a la vocación que les has confiado de anunciar tu nombre a todas las gentes. R/

2. Asiste con tu Espíritu a todos los gobernantes de las naciones, para que te reconozcan como al único Dios verdadero y respeten el derecho a la libertad de culto. R/

3. Imploramos tu luz, Señor, para que ilumines las mentes y los corazones de nuestro pueblo, de tal manera que en las próximas elecciones se elija a los más idóneos que trabajan por el bien común del país. R/

4. Te pedimos por los pobres, enfermos, encarcela-dos, secuestrados y demás personas necesitadas que requieren de tu gracias y bendición, para que las ayudes y a nosotros nos des el don de la solidaridad. R/

CREDO DE LOS APóSTOLES

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nues-tro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muer-to y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muer-tos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

con fe y respeto la palabra que será proclamada y dispongámonos a meditarla y llevarla a la práctica.

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Día del Señor

San Lucas Evangelista

Domingo 16 de Octubre de 2011 - 29º Tiempo Ordinario /Ciclo A - Nº 238

EL SENTIDO CRISTIANO DE LA AUTORIDAD

El rey Ciro era un hombre poderoso. No era un creyente. Sin embargo, el profeta ase-gura en esta lectura que su poder viene

también de Dios. Y que en el buen uso de este poder Dios realiza sus propios planes de libera-ción. Al final, sólo Dios es el Señor, que relativiza todo poder humano.

El anuncio del Evangelio se realiza con palabras humanas, nos recuerda S. Pablo, pero es fecun-do por la fuerza del Espíritu. Por lo tanto el Se-ñor, que es y actúa más allá de nuestras palabras y de la presencia visible de la Iglesia, es el único arquitecto del Reino.

Los fariseos querían comprometer a Jesús. Lo enfrentan con la cuestión de los impuestos a pagar al imperio romano, símbolo del poder absoluto del César.

Si Jesús dice «sí», aparece aceptando este po-der. Si dice «no», aparece como un rebelde. Jesús parece estar en una trampa. La respuesta de Jesús evita esta trampa, y al mismo tiempo coloca la autoridad del César en su lugar con respecto a Dios: “Den al César lo que es del Cé-sar, pero den a Dios lo que es de Dios”. Conclu-siones que podemos sacar de esta afirmación: a) El poder temporal y la autoridad están bien,

pero son limitados. No pueden ser absolu-tos. Los derechos de Dios están por delan-

te. Igualmente los derechos humanos de la gente.

b) El poder temporal es un servicio al bien co-mún, especialmente representado por lo sectores pobres y oprimidos de la sociedad. Por lo tanto tiene derecho a usar la autori-dad, a cobrar impuestos, etc., pero como un servicio al bien común y no como tributo a su dominio. La justicia y la equidad marcan la diferencia entre el uso y el abuso de la au-toridad.

c) La Iglesia y el Estado están destinados a coexistir. Tienen distinta naturaleza y obje-tivos; mutuamente son autónomos. Así un buen católico puede ser un buen ciudada-no, y viceversa».

Pero hay también «áreas de coincidencia» con respecto a la Iglesia y al Estado (educación, ma-trimonio y familia, derechos humanos, justicia y paz, etc). El ideal es una colaboración mutua, teniendo en cuenta la afirmación central de Je-sús en el Evangelio de hoy.

Algunas preguntas para pensar durante la semana

1. ¿Cómo uso la autoridad que tengo?2. ¿Tengo en cuenta la ética cristiana en mis apreciaciones y opiniones políticas?

CPCPedidos:

P. Manuel Ordoñez / Cel: 315 [email protected]

Domingo 16 de Octubre de 2011

9. Oración después de la Comunión

Te rogamos, Señor, que nos hagas aprovechar la par-ticipación frecuente en los misterios celestiales, para que seamos socorridos con beneficios temporales y seamos instruidos en los eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Liturgia Eucarística

8. Oración sobre las Ofrendas

Te rogamos, Señor, nos concedas un corazón libre para ofrecer tus dones, de manera que, con la ayuda de tu gracia, nos purifiquen los mismos misterios que estamos celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor.

“Acercarse, escuchar y meditar la Palabra de Dios viva en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia

5. A quienes hemos escuchado tu Palabra Señor, danos la fortaleza necesaria para ponerla en práctica y anunciarla con alegría a todos los que encontremos en este día. R/

Presidente: Escucha, Dios Todopoderoso, las súpli-cas de tu pueblo y concédenos lo que, confiados en tu bondad, te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

ID Y ANUNCIAD

Este objetivo se reaviva continuamente por la celebra-ción de la liturgia, especialmente de la Eucaristía, que se concluye siempre recordando el mandato de Jesús resucitado a los Apóstoles: «Id...» (Mt 28, 19). La liturgia es siempre una llamada «desde el mundo» y un nuevo envío «al mundo» para dar testimonio de lo que se ha experimentado: el poder salvífico de la Palabra de Dios, el poder salvífico del Misterio pascual de Cristo. Todos aquellos que se han encontrado con el Señor resucitado han sentido la necesidad de anunciarlo a otros, como hicieron los dos discípulos de Emaús. Después de reco-nocer al Señor al partir el pan, «y levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once» y refirieron lo que había sucedido durante el camino (Lc 24, 33-35). El Papa Juan Pablo II

exhortaba a estar «vigilantes y preparados para reco-nocer su rostro y correr hacia nuestros hermanos, para llevarles el gran anuncio: ¡Hemos visto al Señor!» (Novo millennio ineunte, 59).

A TODOS

Destinatarios del anuncio del Evangelio son todos los pueblos. La Iglesia «es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo, según el plan de Dios Padre» (Ad gentes, 2). Esta es «la dicha y vocación pro-pia de la Iglesia, su identidad más profunda. Existe para evangelizar» (Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 14). En con-secuencia, no puede nunca cerrarse en sí misma. Arraiga en determinados lugares para ir más allá. Su acción, en adhesión a la palabra de Cristo y bajo la influencia de su gracia y de su caridad, se hace plena y actualmente presente a todos los hombres y a todos los pueblos para conducirlos a la fe en Cristo (cf. Ad gentes, 5).

Esta tarea no ha perdido su urgencia. Al contrario, «la misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse... Una mirada global a la huma-nidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio» (Redemptoris missio, 1). No podemos quedarnos tranquilos al pensar que, después de dos mil años, aún hay pueblos que no conocen a Cristo y no han escuchado aún su Mensaje de salvación.

Benedicto XVI, Vaticano, 6 de enero de 2011, solem-nidad de la Epifanía del Señor - Fragmento