Hombre Reciclable-michael Fajardo
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El hombre Reciclable
Me aferraba fuertemente a mis creencias,
Sosteniendo el talismán entre mis manos sudorosas.(Michael fajardo varas, 1998.).
¡Ya basta!-grité en medio de la oscuridad para callar las voces, sin poder lograrlo.
¡Es suficiente!-insistí enérgicamente y poco a poco fueron silenciándose.
¿No les parece que aparte de estar confinados a este húmedo y estrecho lugar, todavía
insistan sobre mi responsabilidad en el accidente?-Pregunté sin respuesta alguna.
Sólo –se oyó una voz desde el interior, en la oscuridad-Queremos que nos digas…
¿Qué diablos hacías tu en la cabina del piloto?
Pero…-repetí irritado- ¿No les he dicho una y otra vez que la casualidad me llevó a
estar dentro de la cabina en el accidente aéreo y que no fui yo quien desvió los
controles del avión? Además…-continué- algunos detalles me resultan confusos, aún,
hasta hoy.
Entonces, ¿No fuiste tú el que asesino al piloto?- Me interrogó una de las voces
insidiosamente, pero comprendiendo bien la intención de la pregunta me descontrolé,
gritando: Por supuesto que ¡No!, ¡No!, ¡No!....
Dando una impresión tan agresiva, brutal y falta de sutileza para argumentar que los
que se encontraban presentes se enfurecieron más todavía y alborotaron nuevamente
en el interior que me cogieron para expulsarme, y si no interviene aquel a quien lo
señalaban como el señor presidente lo consiguen quizás....
Luego, habló el señor presidente, con voz de mando, diciendo: A los presentes,
les ruego mantener la paciencia, tan estropeada en estos vertiginosos tiempos, no
debieran dar credibilidad a sus impresiones ni menos prejuiciarse a si mismos,
juzgando a este muchacho como culpable, quien puede señalar ahora que el miente,
por lo tanto pido que se le escuche lo que tenga que decirnos sin interrupciones
baratas, por lo que nos narrará los minutos antes de la colisión aérea. Sin olvidar
ningún detalle, por mas mínimo que sea y después resolveremos si su testimonio es
falso o realmente solo es victima circunstancial.
Y como todos los presentes juzgaban al presidente como el mas fuerte, sabio e
inteligente, se hizo como el propuso.
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Entonces acercándose hacia donde me encontraba dijo: tienes tu última
oportunidad muchacho, no la desperdicies.
Yo le agradecí por su intervención, pero solo se limito a sugerir que hablara,
por lo que reverenciando a todos me puse en un lugar donde los que se encontraban
conmigo pudieran captar con atención lo que solemnemente tenía que anunciarles, y
hable: Sé que muchos de los que se encuentran presentes estaban en el accidente del
avión, y sé que les costará creer mi versión de los hechos, aún mas les dificultará
ayudarme a reconstruir los sucesos de aquella noche, por lo que esforzándome en mis
recuerdos intentaré dirigirme con la mayor veracidad hasta donde me sea posible. No
recuerdo todo, no porque intente eludir una culpa que necesite olvidar, sino más bien
debido al impacto de la colisión y al estado actual de las cosas. Proseguiré a relatarles
tal cual vislumbro los asuntos de aquel día diecinueve de julio de 1998.
La cena de aquella noche provocó un grato ambiente en el interior del avión, que
algunos de los pasajeros no dudaron en manifestar su decisión de volar.
Aromatizaba el aire con un fragante aroma de violetas frescas. Según creí al
principio se trataba de la fragancia que provenía de la cocina del avión, pero muy
tarde me dí cuenta que no era así, como yo pensé.
Mi singular pasión por las rosas y flores, me proporciono un momento de
distracción, mientras nos reclinábamos en los asientos para mirar la película de
Silverster Stallone, “ Rocky”. Así, fue como imagine el campo y los ratos agradables
con mi señora, junto al río Malleco, en Temuco, y escuche el trinar de las aves y
además a lo lejos el tañir de las campanas de la iglesia del Pueblo, un aroma me
cautivo, ese olorcillo a paja húmeda, troncos recortados a manera de asientos, a olor a
misa, a incienso, y mirra de santos.
De pronto, fui interrumpido de aquel éxtasis, por la salida de la azafata, quien
salía de la cabina apresurada y por ir tan descuidada tropezó con uno de mis zapatos.
Se aferro fuertemente al respaldo del asiento y se disculpo mirándome a los ojos y
sonriéndome, luego continuo su paso y al retirarse inhale profundamente su cuerpo
y me quede completamente atrapado por ese fragante aroma quedándome impávido,
tenía atrapada en mis narices el sabor de mujer que recordaba a mi señora, y en
aquella mujer lo percibí fuertemente como un frasco abierto de alabastro que se perdía
por aquella puerta de servicio de personal.
Estaba decidido que al pasar nuevamente, charlaríamos juntos y ella me daría
el nombre del perfume, pero pasaban los minutos y no regresaba, a lo que me
impaciente e inquieto me pare y fui en dirección de la puerta del servicio del personal,
pero mayor fue mi sorpresa cuando al entrar al lugar no la encontré a ella, y me
pregunté si fuera posible que hubiera otra salida, pero esta posibilidad la descarte de
plano ya que no existía aquella otra puerta. De pronto, sobre el piso unas ropas
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llamaron mi atención. Las levante e inspire profundamente, sí eran de la azafata que
había minutos antes visto entrar, ¿Pero donde se hallaba?, ¿Por qué estaban estas
ropas tiradas sobre el piso sin ningún orden?.
Luego, observe con detención y me dí cuenta además que faltaba uno de los
paracaídas. Esto fue todo lo que ví, porque inmediatamente cuando me disponía a
pararme y salir de la habitación las luces se apagaron y un golpe seco me envió
directo contra las paredes de la habitación. Gateando como pude alcance la salida
hacia mi asiento, viendo con espasmos como la gente gritaba asustada y las imágenes
sucedían rápidamente en el televisor mostrando a ratos a Stallone golpeando a Ivan
Drago, las luces se encendían y apagaban a su regalada gana, golpeando nuestros
corazones, ya muchos se notaban tensos y por lo que nadie se percato del juego de
azafata.
Sorprendido logre ver a aquella azafata entrar a la cabina del avión, por lo que
aceleré el paso intentando entrar a la cabina. Algunos de Uds., me vieron entrar, y tal
vez sea por eso que recae sobre mi la responsabilidad, pero lo cierto es que lo que vi al
entrar aquel diecinueve de julio es algo de lo que quiero olvidar, porque al entrar a la
cabina vi a los dos pilotos muertos y frente a nosotros una terrible tormenta.
lo que digo, es sin agregar ni quitar ningún detalle al asunto, miré al piloto y al
copiloto, y ambos yacían muertos; uno con su cabeza destrozada, el otro ahorcado con
un alambre. Luego, busqué a la mujer y no la halle en ninguna parte, a pesar de mis
esfuerzos. Al ver la tormenta sobre nosotros, acudí en busca de ayuda, pero mientras
salía otra nueva sacudida me llevo al piso en donde por error o ignorancia encontré
cerca de la puerta de la entrada de la cabina una proyectora del tamaño de una
cajetilla de cigarrillos, la tomé y se proyecto sobre la pared la imagen de aquella mujer
que tanto buscaba y que había desaparecido por la puerta del servicio de personal
para luego volverla a ver entrar por la cabina, ¿Quién me estaría jugando una mala
pasada?, ¿o en que lío extraño me estaría involucrando?, solo comprendí que la mujer
era una asesina, de eso ni dudarlo, todo encajaba, y luego había dado muerte a los
pilotos, los demás detalles ya no importan, no importa si ella estaba encomendada a
asesinar a alguien del avión o debía estrellar el avión mismo, de eso nunca sabremos,
de lo que si sé, es lo que digo, y espero que me entiendan.
La mujer había huido por la puerta de escape en paracaídas, había provocado
distracción con su proyectora holográfica y a todos los presentes los hizo creer que ella
no tenía nada que ver en el asunto, en caso de que pudiese quedar algún
sobreviviente. Ignoro el motivo que haya tenido para asesinar, pero aún así no la
declaro culpable por lo que hizo, y lo que sucedió posteriormente a muchos de Uds.,
los que ahora tienen motivos para retornar buscando venganza, pero déjenme
amonestarles por tal actitud, ya que como se dice: “La venganza nunca es buena,
mata el alma y la envenena”, es por lo mismo que debieran de desistir de sus ideas tan
descabelladas.
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Cautivado por la figura tridimensional, arroje la retroproyectora y al salir fue
inevitable que las miradas de muchos se me encontraran con mi rostro frió y
desgarrado, afuera los relámpagos incendiaban el cielo, como el mismo infierno, y
muchos se me arrojaron culpándome por sus desgracias, pero me salvo la fuerte
sacudida del avión que desprendió parte de ella llevándose a quien sabe donde sus
cuerpos destrozados. Todos niños y niñas, mujeres jóvenes, hasta hombres altos y
machos recios gritaban frenéticamente en aquel estruendoso liquadero. Los lamentos
y llantos eran espantosos, más bien, desesperantes, moríamos. El destellos que
produjo un relámpago nuevamente, mostró como desterraba una de las alas
produciendo una coctelera humana a 3.000 pies de altura en dirección al vació “finitos
terráe”.
Los cuerpos trozados de los ancianos y algunos niños débiles daban vueltas
por el avión, y la sangre fresca y caliente golpeaba nuestras mejillas a cada segundo,
por mi parte me aferraba fuertemente a mis creencias, y a una de las bases del
asiento para no salir despegado con la fuerza centripeta que ya había cobrado sus
victimas circunstanciales. Y girábamos sin parar, cayendo de una altura
considerable. Es tal cual lo recuerdo, qué cosa?. Pero por favor, cómo se les ocurre
que lo inventé. No Señor, para mi que entre Uds., algo se traen entre manos y
conspiran contra mi, esto, ¡maldita sea! ¡Es el colmo!, ¡Desóbes inmaduros!...está bien
Señor Presidente, discúlpeme, pero verán malditos espermios desollados que tengo la
razón. Así fue como pasaron los días, ¿Cuántos, no lo sé? Solía durante mi
inconsciencia tener el mismo delirio, aquello de verme fuertemente aferrado a aquella
base del asiento del avión y la noción de pensar que mi cuerpo caía salvajemente
habiendo un gran abismo entre mis manos, mi cuerpo y mis pies. Hasta que
recuperando el conocimiento miraba a mi alrededor, alegrándome por instantes de
saberme siendo el único sobreviviente de aquel accidente aéreo. Había escuchado el
cientos de casos en donde en situaciones semejantes no faltaba el que quedaba vivo
para relatar lo sucedido y yo me creía que era uno de aquellos afortunados para
relatar lo sucedido y aunque en cierta forma lo fue, en las circunstancia en que se dio
el caso me arrepiento considerablemente de que ese ser sea yo. ¿Por qué no podría
ser yo una de aquellas personas?.
¿Sentí?, mucha sed -(¿sed?) Me puse de pie y camine sin dificultad, una
sensibilidad helo mi espalda al ver los cuerpos de los niños y mujeres calcinadas por
doquier, y algunos destrozados por el impacto. El fuerte hedor a podredumbre y la
repugnante escena me obligaron a retirarme del lugar, pero aún más fue ver las
ruinas del avión como un tenedor sobre mi cabeza que me aguijoneaba una y otra vez.
Por más que agudice mi vista, nadie a excepción mía, había sobrevivido. Esta
experiencia me dejó el cuero curtido para lo que viniera -(¿pensé?). Sin tener a donde
ir, vagaba por esas zonas inhóspitas de aquel desierto.
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Cierta tarde, estando bajo la sombra de un tamarugo, cautivo mi atención unos
pequeños montoncillos de piedras que formaban un triangulo, al parecer hueco,
parecían las piedras haber sido dispuestas de esta manera por la mano del hombre,
pero con algún propósito especial.
Removí las piedras, y por causa del sol ardiente destello un metal extraño, con
figuras geométricas que no pertenecían a esta tierra, para mi sorpresa, al levantarlo,
tenía atado un cordel que al final tiraba un libro aún más extraño. Acaso- me
pregunté- no habrá ayuda para el hijo de una viuda, y así fue como entre mis manos
tenía un viejo libro, tan oscuro y ensordecedor al captarlo que me impaciente por
saber su contenido… Pero debía esperar….
El cadavérico silencio, resucitó al aparecer por el cielo, grupos de rescate,
helicópteros, fuerzas de socorro y ayuda, que aterrizaron apresuradamente. Al verlos,
grite-(¿grite?), de entusiasmo, pues no había hablado con un ser humano ni menos
visto uno por estos desiertos, así que me dirigí hacia los soldados que se aproximaban
a las ruinas del avión.
Al llegar junto al grupo, me puse frente a ellos, pero al parecer no me vieron o
pretendieron ignorarme. Moví las manos, luego salte de ganas, y por más que hacía
piruetas para que me observaran fue inútil, hasta que uno se fue acercando, pero al
llegar junto a mi miro en dirección hacia la planicie como escudriñando el horizonte y
allí se abandono en su minuciosa tarea, luego volteó a sus acompañantes y se
dedicaron a levantar los restos calcinados, y además en el reconocimiento, y toma de
fotografías digitales, y así en la soledad en la que había permanecido se apestó con la
llegada de la prensa y la televisión. Como presintiendo algo que no quería aceptar o
admitir me dí por vencido al culminar el día, y esto fue por la pura indiferencia que me
rodeaba, esto quiere decir, que si no aparece la gente jamás me doy por enterado de
mi condición y nunca habría asumido que yo Luis Alberto, ¡estaba absoluta y
totalmente Muerto!, y que tan solo era una simple y estupida forma de vida que
vagabundeaba por estas zonas inhóspitas.
Me costo creer, a pesar de las evidencias tan concluyentes, como por ejemplo
ver entre los cadáveres el mío y de qué manera lo rotulaban arrojándolo en una bolsa
de plástico negra.
No quería vagar por esta tierras por la eternidad, ¡sí es que hubiese algo como
eso!. No quería quedarme, esa es la verdad, sentía todavía y lo siento el cariño de mi
esposa, ¿Qué sería de ella en Iquique, si yo Luis Alberto, no regreso?. Me negué,
hasta el cansancio, en cuando todos fueron poco a poco retornando tal cual como
vinieron. Era ya tarde y pronto anochecería, ¿Qué Haría ahora?.
Aquella medianoche medité. Miraba la hermosa luna llena que bañaba de
plata los rincones más oscuros en las intenciones de los hombres, y se dibujaba un
matiz agridulce en las oficinas de Humberstone y Santa Laura. ¿Sería-me
preguntaba- este lugar fantástico el que siempre apareció en mis pesadillas como mi
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prisión pro siempre?, si fuese así, me atormentaría y no podría continuar siendo el
mismo, por lo que como no estaba en posición de escoger si no de aceptar, me
persuadí a tomar el libro e invoque a la Diosa Innana, esa bestial semi mujer que
navega entre las pléyades y los desquiciados torrentes del delirio y la locura, para que
discurriera por mis sesos, provocando en ella el olor a vida, a sentido por la existencia,
y así fue como sin darme cuenta caí en un trance provocando los ruidos mas
estertores provocados por alma infrahumana que los soldados que acampaban cerca
de allí temieron por sus vidas.
Era avanzada la noche, terminaba con los rituales según los enseñaba el libro.
En posición fetal descansé entre unas rocas. Recuerdo que antes de cerrar los ojos ví
a la estrella de Venus en el horizonte casi al amanecer y fue cuando me envolvió una
profunda y suave esencia luminosa azulada. De pronto sentí que traspasaba unas
barreras, descubriendo más tarde que muy pronto retornaría...
Y en este punto quisiera detenerme espermios. Todos sabemos que ese
renombrado túnel no existe, ya que ninguno de nosotros ha pasado por él, sea de la
manera que hayamos muerto ninguno lo pasó, además nunca aparecieron esos seres
queridos en la oscuridad que hablan e intentan animarte a continuar hacia el final
donde está la luz cautivante y el viejo de barba blanca esperándote en esa paz
sublime. Por lo tanto, digo que solo me envolvió una luz intensa azulada y punto, nada
más. Aunque sí puedo reconocer que experimenté una libertad, como cuando se
resquebraja una cáscara para ir a otra perfección.
Les responderé y espero que sea la última, que mi deseo de volver a ver a mi
esposa es fuerte, más fuerte que ni aún las aguas del mar pueden apagar mi amor por
ella. Seguí, por lo tanto, a mis instintos, y no me atemorice a la visión consumidora
que me cegó, luego perdí el conocimiento al completarse el ciclo luminoso, y aparecí
aquí junto a ustedes, rodeándome y cuestionándome, sin descansó. Y si es por el
motivo más dulce y poderoso, el de volver a donde mi esposa, pueden hacerse de la
idea que seré el primero en llegar al óvulo, de eso pueden estar seguros que no estoy
presuntuosamente hablando.
Porqué volveré, tarde o temprano, pero volveré. Pondré todo mi esfuerzo por
lograrlo, aún cuando luche contra todos ustedes, pero mis ojos humanos volverán a
contemplar a mi esposa, ah, ¿Que les parece? Mientras tanto esperaré pacientemente
en esta calma acuosa de horas sin tiempo...
No sigas, hermano... - Me interrumpió aquel que le decían el presidente,
secándose algo así como lágrimas, diciendo: Hermanos, Luis debe ser digno de ser
recibido entre nosotros por la veracidad de sus palabras, y porque él nos ha
maravillado con su relato.
Y los espermatozoides se alborotaron tanto conmigo nuevamente que algunos se
acercaron para darme, por fin, la bienvenida, mientras unos aplaudían, otros se