Humberto Maturana

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El lenguaje

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Resumen de Maturana, Humberto (10 edicin 2001) Emociones y Lenguaje en Educacin y Poltica.

Para Humberto Maturana el lenguaje se constituye cuando se incorpora al vivir, como modo de vivir, este fluir en coordinaciones conductuales surgen en la convivencia como resultado de ella, es decir, cuando las coordinaciones conductuales son consensuales.Toda interaccin implica un encuentro estructural entre los que interactan, y todo encuentro estructural resulta en el desencadenamiento de un cambio estructural entre los participantes del encuentro. El resultado de esto es que cada vez que hay encuentros recurrentes, hay cambios estructurales que siguen un curso contingente al curso de estos. Esto nos pasa en el vivir cotidiano, de tal modo que, aunque como seres vivos estamos en continuo cambio estructural espontaneo y reactivo, el curso que sigue nuestro cambio estructural espontaneo y reactivo se hace contingente a la historia de nuestras interacciones.Para Maturana no da lo mismo vivir de una forma u otra, ir a un colegio u otro, porque estas vivencias conforman nuestros hbitos, sostiene que lo que est involucrado en el aprender es la transformacin de nuestra corporalidad que sigue un curso u otro segn nuestro modo de vivir. Para el autor el aprender tiene que ver con los cambios estructurales que ocurren en nosotros de manera contingente a la historia de nuestras interacciones.Los miembros de una comunidad o los ciudadanos de un pas se parecen, porque en conjunto estn inmersos en la misma historia de interacciones y el curso de cambio corporal se parece en cada uno de ellos en la medida que es contingente a esa historia. Las diferencias individuales en esta historia tienen que ver con las caractersticas iniciales de cada uno, y con las circunstancias particulares que se dan en esa historia comn que los constituye. Con el lenguaje pasa exactamente lo mismo, el nio aprende a hablar sin captar smbolos, transformndose en el espacio de convivencia configurado en sus interacciones con la madre, con el padre, y con los otros nios y adultos que forman su mundo. En este espacio de convivencia su cuerpo va cambiando como resultado de esa historia, y siguiendo un curso contingente a esa historia.El nio que no es expuesto a una historia humana y no vive transformado en ella segn el vivir en ella, no es humano. Esto es y debe ser parte de nuestra preocupacin cotidiana: los nios que crecen bajo una dictadura, crecen corporalmente de manera distinta de los nios que crecen en una democracia. En el fondo, es eso a lo que hacemos referencia cuando decimos: lo tiene incorporado.Es por la corporizacin del modo de vivir que no es tan fcil cambiar si uno ya ha vivido de una cierta manera. La dificultad de los cambios de entendimiento, de pensamiento, de valores, es grande. Esto se debe a la inercia corporal y no a que el cuerpo sea un lastre o constituya una limitacin, es nuestra posibilidad y condicin de ser. Ms aun, el vivir transcurre constitutivamente como una historia de cambios estructurales en la que se conserva entre el ser vivo y el medio, y en la que, por ende, el medio cambia junto con el organismo que contiene. En otras palabras, organismo y medio se gatillan mutuamente cambios estructurales bajo los cuales permanecen recprocamente congruentes, de modo que cada uno se desliza en el encuentro con el otro siguiendo las dimensiones en que conservan organizacin y adaptacin, o el organismo muere. Finalmente, esto ocurre espontneamente sin ningn esfuerzo por parte de los participantes, Maturana toma el resultado del determinismo estructural en la dinmica sistmica que se constituye en el encuentro organismo medio.En consecuencia mientras uno est vivo, se encuentra en interacciones recurrentes con el medio, bajo condiciones en las que el medio y uno cambian de manera congruente. Organismo y medio van cambiando juntos de manera congruente durante toda la vida del organismo.De todo esto resulta que somos como somos, en congruencia con nuestro medio y que nuestro medio es como es en congruencia con nosotros y cuando esta congruencia se pierde, no somos. Esta dinmica constitutiva reciproca es vlida para un organismo cualquiera que sea su medio, y en nuestro caso, los seres humanos, cualquiera que sea nuestra dinmica de convivencia.Cuando estamos en interacciones recurrentes en la convivencia, cambiamos de manera congruente con nuestra circunstancia, con el medio, y en un sentido estricto nada es azaroso, porque todo nos ocurre en un presente interconectado que se va generando continuamente como transformacin del espacio de congruencias a que pertenecemos. Al mismo tiempo nada de lo que hacemos o pensamos es trivial ni irrelevante, porque todo lo que hacemos tiene consecuencias en el dominio de cambios estructurales al que pertenecemos.Segn Humberto Maturana, el lenguaje como fenmeno biolgico consiste en un operar recurrente, en coordinaciones de coordenadas conductuales consensuales.Las palabras son nodos en redes de coordinacin de acciones, no representantes abstractos de una realidad independiente de nuestro quehacer. Es por esto que las palabras no son inocuas y no da lo mismo que usemos una u otra en una situacin determinada. Las palabras que usamos no solo revelan nuestro pensar sino que proyectan el curso de nuestro quehacer.El contenido del conversar en una comunidad no es inocuo para esa comunidad porque arrastra su quehacer.Las conversaciones, como un entrelazamiento del emocionar y el lenguajear en que vivimos, constituyen y configuran el mundo en que vivimos como un mundo de acciones posibles en la concrecin de nuestra transformacin corporal al vivir en ellas. Los seres humanos somos lo que conversamos. Es as como la cultura y la historia se encarna en nuestro presente. Es el conversar las conversaciones que constituyen la democracia lo que constituye la democracia. De hecho, nuestra nica posibilidad de vivir el mundo que queremos vivir es sumergirnos en las conversaciones que lo constituyen como una prctica social cotidiana en una continua conspiracin ontolgica que lo trae el presente.Vivimos en una cultura que ha desvalorizado a las emociones en funcin de una supervaloracin de la razn, en un deseo de decir que nosotros, los humanos, nos diferenciamos de los dems animales en que somos seres racionales. Pero resulta que somos mamferos, y como tales, somos animales que viven en la emocin. Las emociones no son oscurecimientos del entendimiento, no son restricciones de la razn, las emociones son dinmicas corporales que especifican sus dominios de accin en que nos movemos. Un cambio de emocin implica un cambio de dominio de accin.Nada nos ocurre, nada hacemos que no est definido como una accin de una cierta clase por una emocin que la hace posible.De esto resulta que el vivir humano se da en un continuo entrelazamiento de emociones y lenguaje como un fluir de coordinaciones consensuales de acciones y emociones. Maturana llama a este entrelazamiento de emocin y lenguaje, conversar.Los seres humanos vivimos en distintas redes de conversaciones que se entrecruzan en su realizacin en nuestra individualidad corporal.Si queremos entender las acciones humanas tenemos que observar la emocin que posibilita una operacin en particular.Un choque entre dos personas ser vivido como agresin o accidente, segn la emocin en la que se encuentran los participantes. No es el encuentro lo que define lo que ocurre sino la emocin que lo constituye como acto.De ah que los discursos racionales, por impecables y perfectos que sean, son completamente inefectivos para convencer al otro si el que habla y el que escucha lo hacen desde emociones distintas. Y esto es as porque al dominio racional en que nos movemos en cada instante, lo constituye como un dominio de coherencias operacionales la aceptacin de las premisas fundamentales que lo definen en un acto emocional.Las distintas ideologas implican distintas conversaciones, es decir, distintas redes de coordinaciones emocionales y de acciones, lo que resulta en distintas distinciones en la tarea de realizar un proyecto comn.Maturana piensa que si uno no est en la emocin que incluye al otro en su mundo, no se puede ocupar de su bienestar. Los discursos sobre los derechos humanos, fundados en la relacin racional del respeto a lo humano, sern vlidos solamente para aquellos que aceptan a lo humano como central, para los que aceptan a ese otro como miembro de la propia comunidad de uno.Es por eso que los discursos sobre los derechos humanos, los discursos ticos fundados en la razn, nunca van mas all de quienes los aceptan de partida y no pueden convencer a nadie que no est ya convencido.Solo si aceptamos al otro el otro es visible y tiene presencia.En otras palabras, la preocupacin tica nunca va ms all de la comunidad de aceptacin mutua en que surge.Segn Maturana los sistemas sociales se fundan y se constituyen bajo la emocin de la aceptacin mutua, no todas las relaciones humanas son relaciones sociales.Son relaciones sociales solamente aquellas que constituyen en la aceptacin mutua, esto es, en la aceptacin del otro como un legitimo otro en la convivencia. Otras relaciones, como las relaciones de trabajo, por ejemplo, que se constituyen en la aceptacin de un compromiso para la realizacin de una tarea, involucran otra emocin fundamental distinta al amor, y por esto dice Maturana que no son relaciones sociales.Maturana dice esto respecto a las relaciones jerrquicas, porque se constituyen en otra emocin, la de mutua negacin.Obedecemos cuando hacemos lo que otro nos exige en circunstancia de que no querramos hacerlo. Por esto el que, obedece se niega a si mismo al obedecer, y niega al que manda porque no acepta espontneamente la validez de lo que este le pide.A su vez el que manda niega al que obedece porque le exige que haga lo que este no quiere hacer, y se niega asa mismo porque se cree merecedor de la obediencia del otro. De modo que las relaciones jerrquicas no se fundan en la aceptacin mutua. Se fundan en la mutua negacin.Por otra parte las relaciones de trabajo tampoco se fundan en la aceptacin del otro, sino que se fundan en el compromiso para la realizacin de una tarea.

AnexoHumberto Maturana: Bilogo y escritor de autoayuda chileno, Premio Nacional de Ciencias (1994). Co-creador del concepto de autopoiesis junto a Francisco Varela. Ex trabajador del MIT entre los aos 1958 y 1960.Humberto Maturana Romesn naci el 14 de septiembre de 1928 en Santiago de Chile, de familia muy humilde. Su madre de joven vivi y comparti la cultura Aymar, eso le ayud en su educacin.Humberto Maturana egres en 1947 del Liceo Manuel de Salas, para luego ingresar a la carrera de Medicina en la Universidad de Chile. En 1954 se traslad al University College London para estudiar anatoma y neurofisiologa, gracias a una beca de la Fundacin Rockefeller. En 1958 obtuvo el Doctorado en Biologa de la Universidad Harvard, en Estados Unidos. Fue postulado para el Premio Nobel de Medicina y Fisiologa (durante la dcada de 1960). Ese mismo ao volvi a trabajar como ayudante docente en la ctedra de Biologa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.En 1965 funda el Instituto de Ciencias y la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. En 1970 cre y desarroll el concepto de autopoiesis. En 1990 fue designado Hijo Ilustre de la comuna de uoa (Santiago de Chile). En 1992, junto al bilogo Jorge Mpodozis, plantea la idea de la evolucin de las especies por medio de la deriva natural. El 27 de septiembre de 1994 recibi el Premio Nacional de Ciencias en Chile, gracias a sus investigaciones en el campo de la percepcin visual de los vertebrados y a sus planteamientos acerca de la teora del conocimiento. Nominado dos veces al Premio Nobel.El 5 de agosto de 2006 un incendio destruy totalmente las dependencias del Laboratorio de Neurobiologa y Biologa del Conocer, espacio en el cual se desempeaba junto con Francisco Varela. Sus escritos: 1972: Ensayo De mquinas y Seres. 1984: El rbol del Conocimiento. 1990: Emociones y Lenguaje en Educacin y Poltica. 1991: El Sentido de lo Humano. 1993: Desde la Biologa a la Psicologa. 1994: La democracia es una obra de arte. 1996: La Realidad Objetiva o Construida?1997: La objetividad, un argumento para obligar. 2003: Amor y juego: Fundamentos olvidados de lo humano. 2003: Biologa del Tao y el Camino del Amar 2004: Del ser al hacer 2008: Habitar humano en seis ensayos de biologa-cultural. JC Sez, Santiago de Chile. 2009: Matriz tica del Habitar Humano. 2009: Sustentabilidades o armona biolgico-cultural de los procesos?