Iglesia Catolica - Ritual de Exequias

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  • RITUAL DE

    EXEQUIAS

    CONFERENCIA EPISCOPAL MEXICANA

    ( OMISIN EPISCOPAL DE PASTORAL LITRGICA

  • RITUAL DE

    EXEQUIAS

    REFORMADO POR MANDATO DEL CONCILIO VATICANO II Y PROMULGADO POR SU SANTIDAD EL PAPA PABLO VI

    EDICIN TPICA ADAPTADA Y APROBADA POR LA CONFERENCIA EPISCOPAL MEXICANA

    Y CONFIRMADA POR LA CONGREGACIN DEL CULTO DIVINO Y DE LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS

    2a. EDICIN RENOVADA

    OBRA NACIONAL DE LA BUENA PRENSA, A.C. 1991

  • RITUAL DE EXEQUIAS

    Segunda edicin renovada, Julio 1991 10,000 ejemplares Agradecimiento: La Conferencia Episcopal Mexicana agradece a la Conferencia Episcopal Espaola que le haya permitido hacer una seleccin de los esquemas del Ritual de Espaa, as como de algunos textos aprobados para Espaa por la Sagrada Congregacin del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacra-mentos.

    La propiedad de este texto est re-servada a la Comisin Episcopal de Pastoral Litrgica, de Mxico.

    ISBN 968-6056-51-3

    Hecho en Mxico

    Derechos (c) reservados a favor de OBRA NACIONAL DE LA BUENA PRENSA, A.C. Apartado M-2181. 06000 Mxico, D.F. Orozco y Berra 180. Santa Mara la Ribera. 1991.

    Se termin de imprimir esta segunda edicin el da 31 de julio de 1991, festividad de San Ignacio de Loyola, en los talleres de Offset Multicolor, S.A. de C.V. Calz. de la Viga 1332. M-xico, D. F. El tiro fue de 10,000 ejemplares.

    SACRA CONGREGATIO PRO CULTU DIVINO

    Prot. n. 720/69

    DECRETUM

    Ritibus exsequiarum consuevit pia Mater Ecclesia non solum defunctos Deo commendare, sed et filiorum sourum spem erigere fidemque suam testan in futuram cum Christo baptizatorum resurrectionem.

    Quapropter Sacrosantum Oecumenicum Concilium Vati-canum II in Constitutione de sacra Liturgia mandavit ritus exsequiarum ita esse recognoscendos, ut paschalem mortis christianae indolem manifestius exprimerent, et ut ritus sepe-liendi prvulos etiam propria Missa donarentur (artt. 81-82).

    Huiusmodi ritus Consilium ad exsequendam Constituo-nem de sacra Liturgia apparavit et, diversis in regionibus, , opportunis experimentationibus subiecit. Summus autem Pontifex PAULUS VI, Auctoritate Sua Apostlica, eosdem ritus tndem approbavit et evulgari iussit, ab mnibus qui Rituali Romano utuntur in posterum adhibendos.

    Sacra vero haec Congregatio pro Cultu Divino, de manda-to eiusdem Summo Pontificis, Ordinem Exsequiarum promul-gat, statuens ut a die 1 iunii 1970 vigere incipiat.

    Statuitur insuper ut, usque ad diem 1 mensis iunii proxi-mi anni, si in exsequiis celebrandis lingua latina adhibetur, aut hic Ordo aut ritus qui en Rituali Romano habentur, usur-pan ad arbitrium possint; ab eo autem die tantum hic novus Ordo Exsequiarum adhibeatur.

  • Singulh autem Conferentiis Episcoporum, postquam popularan interpretationem paraverint, et ab hac Sacra Congregatione confirmationem eiusdem acceperint, facultas fit alium diem ante 1 iunii 1970, pro opportunitate, statuen-di, quo novus Ordo exsequiarum vigere incipiat.

    Contrariis quibuslibet minime obstantibus. Ex aedibus S. Congregationis pro cultu Divino, die 15

    augusti 1969, in sollemnitate Assumptionis B. Mariae Virginis.

    Benno Card. Gut

    A. Bugnini

    CONGREGATIO DE CULTU DIVINO ET DISCIPLINA SACRAMENTORUM

    Prot. n. CD 545/91

    MEXICI

    Instante Excellentissimo Domino Rudesindo Huesca Pa-checo, Archiepiscopo Angelorum, Praeside Commissionis Episcopalis Liturgicae Mexici, litteris die 21 maii 1991 datis, vigore facultatum huic Congregationi a Summo Pontfice IOANNE PAULO II tributarum, textus Ordinis Exsequiarum, lingua hispnica exaratus, prout exstat in exemplari ad nos misso, perlibenter probamus seu confirmamus.

    In textu imprimendo inseratur ex integro hoc Decretum, quo ab Apostlica Sede petita confirmatio conceditur.

    Eiusdem insuper textus impressi do exemplaria ad hanc Congregationem transmittantur.

    Contrariis quibuslibet minime obstantibus.

    Ex aedibus Congregationis de Cultu Divino et Discipli-na Sacramentorum, die 10 augusti 1991.

    ; udovk \ Ka1 la ) Archiep. tit. Thibicensis a Secretis

    (Petrus Tena) Subsecretarius

  • PRAENOTANDA

    i. SENTIDO DE LAS EXEQUIAS CRISTIANAS

    ! La Iglesia, en las exequias de sus hijos, celebra el misterio pascual, para que quienes por el bautismo fueron incorporados a Cristo, muerto y resucitado, pasen tambin con l a la vida eterna, primero con el alma, que tendr que purificarse para entrar en el cielo con los santos y elegi-dos, despus con el cuerpo, que deber aguardar la bienaventurada espe-ranza del advenimiento de Cristo y la resurreccin de los muertos.

    Por tanto, la Iglesia ofrece por los difuntos el sacrificio eucarstico de la Pascua de Cristo, y reza y celebra sufragios por ellos, de modo que, comunicndose entre s todos los miembros de Cristo, stos impetran pa-ra los difuntos el auxilio espiritual y, para los dems, el consuelo de la esperanza.

    2- En la celebracin de las exequias por sus hermanos, procuren los cristianos afirmar la esperanza en la vida eterna, pero teniendo en cuenta la mentalidad de la poca y las costumbres de cada regin, concernientes a los difuntos. Por tanto, ya se trate de tradiciones familiares, de costum-bres locales o de empresas de pompas fnebres, aprueben de buen grado todo lo bueno que en ellas encuentren y procuren transformar todo lo que aparezca como contrario al Evangelio, de modo que las exequias cris-tianas manifiesten la fe pascual y el verdadero espritu evanglico.

    3. Dejada de lado toda vana ostentacin, es conveniente honrar los cuerpos de los fieles difuntos, que han sido templos del Espritu Santo.

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    Por eso, por lo menos en los momentos ms importantes entre la muerte y la sepultura, se debe afirmar la fe en la vida eterna y orar por los difuntos.

    Los principales momentos pueden ser, segn la costumbre de los lu-gares: la vigilia en la casa del difunto, la colocacin del cuerpo en el fre-tro y su traslado al sepulcro, previa reunin de los familiares y, si fuera posible, de toda la comunidad, para escuchar, en la liturgia de la pala-bra, el consuelo de la esperanza, para ofrecer el sacrificio eucarstico y para la ltima despedida al difunto.

    ii. FORMAS DE CELEBRACIN

    4. Despus de considerar las condiciones y posibilidades de las diver-sas regiones, el Ritual de exequias propone tres formas de celebracin:

    o) la primera forma prev tres "estaciones": en la casa del difunto, en la iglesia y en el cementerio;

    b) la segunda forma considera slo dos "estaciones": en la capilla del cementerio y junto al sepulcro;

    c) la tercera forma tiene una sola "estacin": en la casa del difunto.

    Prime;"! forn.'i de crlcbracin exequial

    5. La primera forma de celebracin exequial es casi igual al antiguo rito. Comprende, de ordinario, sobre todo en ambientes rurales, tres "es-taciones": en la casa del difunto, en la iglesia y en el cementerio, con dos procesiones intermedias. Sin embargo, las procesiones, especialmente en las grandes ciudades, o no son frecuentes o, por diversas razones, son me-nos convenientes; por otra parte, por la insuficiencia de clero y las largas distancias entre las iglesias y los cementerios, los sacerdotes no pueden, a veces, celebrar las "estaciones" en la casa y en el cementerio. En vista de esto, se aconseja a los fieles que, en ausencia del sacerdote o dicono, reciten ellos mismos las oraciones y salmos acostumbrados; si esto no fuera posible, se omitirn las "estaciones" en la casa del difunto y en el ce-menterio.

    PRAENOTANDA 11*

    6. Segn esta primera forma, la "estacin" en la iglesia comprende, de ordinario, la celebracin de la misa exequial, que slo se prohibe en el Triduo pascual, en las solemnidades y en los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua. Mas si, por razones pastorales, las exequias en la iglesia se celebran sin misa la cual, en lo posible, ha de celebrarse otro da, es obligatoria la liturgia de la palabra, de modo que la "estacin" en la iglesia comprenda siempre la liturgia de la palabra, haya o no sacri-ficio eucarstico, y el rito que antes se llamaba "absolucin" del difunto, y que, en adelante, se llamar "ltimo adis al cuerpo del difunto".

    Segunda forma de celebracin exequial

    7. La segunda forma de celebracin exequial comprende slo dos "es-taciones", ambas en el cementerio: una en la capilla del cementerio y otra junto al sepulcro. En esta forma de exequias, no se prev la celebracin eucarstica, la cual, no obstante, tendr lugar, ausente el cadver, antes o despus de las exequias.

    Tercea e )t ( de celebracin exequial

    8. La tercera forma de celebracin exequial, con una sola ''estacin'', en la casa del difunto, parecer intil en algunos lugares; en otros, sin embargo, resulta necesaria. Teniendo presente las diversas circunstancias, no se determinan expresamente los detalles de esta forma. Pero se ha juz-gado convenientemente dar al menos algunas indicaciones, de tal modo que, en este caso, se puedan tomar elementos comunes con las otras for-mas, por ejemplo, en la liturgia de la palabra y en el rito del ltimo adis al cuerpo del difunto. Lo dems lo podrn proveer las Conferencias Epis-copales.

    t. En la preparacin de las versiones en lengua verncula de la edicin tpica latina del Ritual de exequias, las Conferencias Episcopales pueden o bien mantener las tres formas de exequias o bien cambiar el orden o bien omitir una u otra forma. Porque puede suceder que, en algn pas, se use exclusivamente una de las formas, por ejemplo, la primera, con

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    las tres "estaciones", en cuyo caso se ha de mantener sta, con exclusin de las otras dos; en otros pases, en cambio, las tres formas pueden ser necesarias. Por tanto, las Conferencias Episcopales proveern oportuna-mente, teniendo en cuenta las necesidades particulares.

    m. ELEMENTOS QUE DEBEN TENERSE EN CUENTA EN LAS EXEQUIAS

    El ltimo adis al cuerpo del difunto

    JQ Despus de la misa exequial, tiene lugar el rito del ltimo adis al cuerpo del difunto. Este rito no significa una purificacin, que se realiza principalmente por el sacrificio eucarstico, sino el ltimo saludo de la comunidad cristiana a uno de sus miembros, antes de que se lleven el cuer-po o de que sea sepultado. Pues, si bien en la muerte hay siempre una separacin, a los cristianos, que como miembros de Cristo son una sola cosa en Cristo, ni siquiera la misma muerte puede separarlos. '

    El celebrante introduce y explica este rito con una monicin; siguen unos momentos de silencio, la aspersin e incensacin y el canto de des-pedida. Este canto, compuesto de texto y meloda adecuados, debe ser cantado por todos y, a la vez, todos han de ver en l la culminacin del rito.

    Tambin la aspersin, que recuerda la inscripcin en la vida eterna realizada por el bautismo, y la incensacin, con la que se honra el cuerpo del difunto, templo del Espritu Santo, pueden ser consideradas como gesto de despedida.

    El rito del ltimo adis al cuerpo del difunto slo puede tener lugar en la misma accin exequial y estando presente el cadver.

    La lectura de la palabra de Dios

    J J En cualquier celebracin por los difuntos, tanto exequial como co-mn, se considera parte muy importante del rito la lectura de la palabra

    Cfr Simen de Tesalnica, De ordine sepulturae: PG 155, 685 B.

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    de Dios. En efecto, sta proclama el misterio pascual, afianza la esperan-za de un nuevo encuentro en el reino de Dios, exhorta a la piedad hacia los difuntos y a dar un testimonio de vida cristiana.

    Los salmos

    12. En los oficios por los difuntos, la Iglesia recurre especialmente a los salmos, para expresar el dolor y reafirmar la confianza. Procuren, pues, los pastores de almas, mediante una adecuada catequesis, que sus comu-nidades comprendan, con mayor claridad y profundidad, los salmos que se proponen para la liturgia exequial, por lo menos algunos de ellos. En cuanto a los otros cantos, cuya conveniencia pastoral se indica con fre-cuencia en el rito, procuren que expresen "un amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura" 2 a la vez que el sentido de la liturgia.

    Las oraciones

    13. La comunidad cristiana tambin en las oraciones confiesa su fe e intercede piadosamente por los difuntos adultos, para que alcancen la fe-licidad junto a Dios; felicidad a la cual cree que ya han llegado los nios difuntos, que son hijos de adopcin por el bautismo. Por los padres de estos nios, como tambin por los familiares de todos los difuntos, ora la comunidad, para que en su dolor reciban el consuelo de la fe.

    El Oficio de difuntos

    14. Donde por ley particular, por fundacin o por costumbre, se cele-bra el Oficio de difuntos, con motivo de las exequias o fuera de ellas, puede conservarse este Oficio con tal que se celebre digna y piadosamente. Pe-ro, teniendo en cuenta las condiciones de la vida actual y de la pastoral, en lugar del oficio de difuntos, puede celebrarse una vigilia o una liturgia de la palabra.

    2 CONC. VAT. II, Constitucin: Sacrosanctum Concilium, n. 24.

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    14 bis Se han de celebrar exequias por los catecmenos y, adems, se-gn establece el canon 1183 del Cdigo de Derecho Cannico, se pueden celebrar tambin:

    a) por aquellos nios que sus padres deseaban bautizar, pero murie-ron antes de recibir el bautismo;

    b) segn el juicio prudente del ordinario del lugar, por los bautiza-dos que estaban adscritos a una Iglesia o comunidad eclesial no catlica, con tal de que no conste la voluntad contraria de stos y no pueda hacer-las su ministro propio.

    Exequias y cremacin del cadver

    15. Se puede conceder las exequias cristianas a quienes han elegido la cremacin de su cadver, a no ser que conste que dicha cremacin fue elegida por motivos contrarios al sentido cristiano de la vida.

    En este caso, las exequias se celebrarn segn la forma que se usa en la regin, pero de tal manera que no se oculte que la Iglesia prefiere la costumbre de sepultar los cuerpos, como el mismo Seor quiso ser se-pultado; evtese tambin el peligro de escndalo o de sorpresa en los fieles.

    Por otro lado, los ritos que se hacen en la capilla del cementerio o junto al sepulcro pueden tener lugar en el edificio del crematorio; ms an, si no hay un lugar adecuado, dichos ritos pueden hacerse en la mis-ma sala del crematorio, evitando todo peligro de escndalo o de indife-rentismo religioso.

    iv. FUNCIONES Y MINISTERIOS DE LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS

    16. En la celebracin de las exequias, recuerden todos los que pertene-cen al pueblo de Dios que a cada uno se le ha confiado un ministerio par-ticular: a los padres y familiares, a los responsables de las pompas fnebres, a la comunidad cristiana y, principalmente, al sacerdote, que, como maes-tro de la fe y ministro del consuelo, preside la accin litrgica y celebra la Eucarista.

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    17. Recuerden tambin todos, en especial los sacerdotes, cuando enco-miendan a Dios los difuntos en la liturgia exequial, que es su deber avivar la esperanza de los presentes y afianzar su fe en el misterio pascual y en la resurreccin de los muertos, de tal manera, sin embargo, que, al mani-festar el cario de la madre Iglesia y el consuelo de la fe, animen a los creyentes, pero respeten su natural dolor.

    18. Al preparar y organizar la celebracin de las exequias, los sacerdo-tes considerarn, con la debida solicitud, no slo la persona del difunto y las circunstancias de su muerte, sino tambin el dolor de los familiares y las necesidades de su vida cristiana. Tendrn un cuidado especial por aquellos que, con ocasin de las exequias, asisten a una celebracin litr-gica y oyen el Evangelio, sean acatlicos o sean catlicos que nunca o ca-si nunca participan de la Eucarista o que parecen haber abandonado la fe; pues los sacerdotes son ministros del Evangelio de Cristo para todos.

    19. Las exequias, con excepcin de la misa, pueden ser celebradas por un dicono. Cuando la necesidad pastoral lo exija, la Conferencia Epis-copal, con licencia de la Sede Apostlica, puede facultar tambin a un laico.

    En ausencia del sacerdote o del dicono, se aconseja que las "esta-ciones" en la casa del difunto y en el cementerio, en la primera forma de celebracin exequial, y la vigilia se celebren bajo la direccin de un laico.

    20. En la celebracin de las exequias, a excepcin de la distincin que se deriva de la funcin litrgica y del Orden sagrado, y aparte de los ho-nores debidos a las autoridades civiles, de acuerdo con las leyes litrgi-cas, no se har acepcin alguna de personas o de clases sociales, ni en las ceremonias ni en el ornato externo. 3

    1 Cfr CONC. VAT. II, Constitucin Sacrosanctutn Concilium, sobre la sagrada li-

    turgia, n. 32.

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    v. ADAPTACIONES QUE CORRESPONDEN A LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES

    21. En conformidad con lo que establece el nmero 63, b de la Consti-tucin sobre la Sagrada Liturgia, corresponde a las Conferencias Episco-pales traducir la edicin tpica latina del Ritual de exequias y adaptarla a las necesidades y caractersticas locales para que, una vez aprobadas sus decisiones por la Sede Apostlica, dicho Ritual sea utilizado en las res-pectivas regiones.

    En esta materia, corresponde a las Conferencias Episcopales:

    a) determinar las adaptaciones, dentro de los lmites establecidos en esta seccin;

    b) considerar, con cuidado y prudencia, cuanto pueda admitirse, oportunamente, de las tradiciones y el modo de ser de los diversos pue-blos y, tambin, proponer a la Sede Apostlica otras adaptaciones que se estimen tiles o necesarias para introducirlas con su consentimiento;

    c) mantener vigentes o adaptar los elementos propios, cuando los hay, ya existentes en los Rituales particulares, siempre que estn de acuerdo con la Constitucin sobre la Sagrada Liturgia y las necesidades actuales;

    d) preparar las versiones de los textos, de manera que se acomoden verdaderamente a las diversas lenguas y culturas, agregando, cuando fuere oportuno, melodas aptas para el canto;

    e) adaptar y completar las instrucciones de la edicin tpica del Ri-tual Romano, de modo que los ministros comprendan plenamente y rea-licen adecuadamente la significacin de los ritos;

    f) al preparar las ediciones de los libros litrgicos, ordenar los tex-tos del modo que sea ms apropiado para el uso pastoral, con tal de que no se omita nada del material contenido en esta edicin tpica; si parecie-ra oportuno aadir algunas rbricas o textos, se los distinguir de los de la edicin tpica con un signo o carcter tipogrfico adecuado.

    22. En la preparacin de la edicin en lengua verncula del Ritual de exequias, corresponder a las Conferencias Episcopales:

    PRAENOTANDA

    a) ordenar los ritos segn una o ms formas, como se indica en el nmero 9;

    b) sustituir las frmulas propuestas en el rito principal, si pareciera oportuno, por otras de las que se encuentran en el captulo de textos po-testativos;

    c) cuando la edicin tpica latina del Ritual de exequias presenta va-rias frmulas optativas, aadir otras frmulas del mismo gnero (de acuer-do con el nm. 21, f);

    d) juzgar si un laico puede ser elegido para celebrar las exequias (cf. nm. 19);

    e) cuando razones pastorales lo indiquen, establecer que la asper-sin y la incensacin puedan omitirse o ser suplidas por otro rito;

    f) establecer para las exequias el color litrgico ms adecuado a la idiosincrasia de cada pueblo, que no ofenda al dolor humano y que haga patente la esperanza cristiana, a la luz del misterio pascual;

    vi. FUNCIN DEL SACERDOTE EN LA PREPARACIN Y ORGANIZACIN DE LA CELEBRACIN

    23. El sacerdote, despus de haber considerado las diversas circunstan-cias y de haber odo los deseos de la familia y de la comunidad, usara de buena gana de las facultades concedidas en los ritos.

    24. Los ritos propuestos en cada forma de celebracin se describen de modo que puedan ser realizados con simplicidad; no obstante, se ofrece gran nmero de textos para las diversas circunstancias. As, por ejempl:

    a) por regla general, todos los textos pueden ser cambiados por otros, con la cooperacin de la comunidad y de la familia, para obtener en cada caso una celebracin que se adapte mejor a las diversas circunstancias;

    b) algunos elementos no son obligatorios, sino que se pueden aa-dir a voluptad segn las circunstancias, como, por ejemplo, en la casa del' difunto, la oracin por los afligidos;

    c) segn la tradicin litrgica, se da una gran libertad de eleccin en los textos propuestos para las procesiones;

  • *18 PRAENOTANDA

    d) cuando, por una razn litrgica, se indica o aconseja un salmo que puede ofrecer dificultad pastoral, se ofrece siempre la posibilidad de cambiarlo por otro; ms an: si algn versculo de un salmo pareciera menos apto bajo el aspecto pastoral, puede omitirse;

    e) el texto de las oraciones se propone siempre en singular, es decir, por un solo difunto; por tanto, en cada caso, el texto ser adaptado se-gn el gnero y el nmero; por ejemplo: en lugar de las palabras tu hijo, se usar, segn las circunstancias, lu hija o tus hijos o tus hijas, etc.;

    f) en las oraciones, las palabras o frases puestas entre corchetes pue-den omitirse. 25, Una adecuada y digna celebracin de las exequias, as como todo el ministerio del sacerdote para con los difuntos, supone una considera-cin orgnica del misterio cristiano y del oficio pastoral.

    Entre otras cosas, compete al sacerdote:

    a) asistir a los enfermos y moribundos, como se indica en la seccin correspondiente del Ritual Romano;

    b) catequizar sobre el sentido de la muerte cristiana; c) consolar con bondad a la familia del difunto, aliviar la angustia

    de su dolor y, en cuanto sea posible, ayudarla generosamente y preparar con ella la celebracin adecuada de las exequias, empleando las faculta-des propuestas y concedidas en el mismo rito;

    d) finalmente, ordenar la liturgia de los difuntos dentro del marco de la vida litrgica parroquial y del ministerio pastoral.

    ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO SOBRE EL SENTIDO DE LA MUERTE CRISTIANA

    Y NORMATIVAS EN VISTA DE SU CELEBRACIN

    I. LA MUERTE CRISTIANA

    La realidad de la muerte 1. Ante la realidad de la muerte, la Iglesia proclama con

    fe y esperanza que la vida no termina con la muerte. La per-sona humana ha sido creada para vivir eternamente, y Jess, el Hijo de Dios, por medio de su muerte, ha destruido las ca-denas del pecado y de la muerte. "Esta obra de la redencin humana y de la perfecta glorificcin de Dios... Cristo la rea-liz principalmente por el misterio pascual de su bienaventu-rada pasin, resurreccin de entre los muertos y gloriosa as-censin" (Con. Vat. II, S.C. n. 5) La resurreccin de Cristo

    2. La afirmacin de que Jesucristo "fue entregado por nuestros pecados y resucit para nuestra justificacin" (Rom 4, 25), ocupa el centro mismo de la vida de la Iglesia. El mis-terio de la muerte y resurreccin de nuestro Seor da sentido a toda la actividad de la Iglesia. "Del costado de Cristo dor-mido en la cruz, naci 'el sacramento admirable de la Iglesia entera' " (Conc. Vat. II s.c. n. 5). La liturgia, los sacramen-tos y la proclamacin del Evangelio reviven este misterio en la vida de los fieles. Por medio de los sacramentos del bautis-mo, confirmacin y eucarista, los cristianos se inician en este

  • *20 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    misterio. "No saben ustedes que todos los que hemos sido unidos a Cristo Jess por medio del bautismo hemos sido bau-tizados en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con l en su muerte, para que, as como Cristo resucit de entre los muertos para gloria del Padre, as tambin nosotros em-prendamos una vida nueva. Porque, si hemos estado unidos ntimamente a l por una muerte semejante a la suya, tam-bin lo estaremos en su resurreccin" (Rom 6, 3-5).

    La Eucarista

    3.Por medio del sacrificio eucarstico, que es la celebra-cin de la Pascua del Seor (de su paso de la muerte a la vi-da), la Iglesia renueva y alimenta la fe de los fieles en el miste-rio pascual. Se consolida su unin con Cristo y la mutua unin entre los fieles: "El pan es uno, y as nosotros, aunque so-mos muchos, formamos un solo cuerpo porque todos come-mos del mismo pan" (1 Cor 10, 17),

    La vida de fe de un cristiano comienza en el bautismo y se robustece con la Eucarista y, cuando muere, la Iglesia intercede por l, porque tiene la viva persuasin de que la vi-da no termina con la muerte, ni se han perdido los lazos que lo unan en la vida. La Iglesia, adems, consuela a los dolien-tes con la confortante palabra de Dios y con el sacramento de la Eucarista.

    Celebracin de la misa

    4.En cada uno de los esquemas celebrativos del Ritual se prev la inclusin de la Eucarista o la celebracin sin mi-

    MINISTERIOS EN LAS EXEQUIAS 21*

    sa. Desde luego que la celebracin de la misa dentro del rito exequial, representa el signo ms expresivo de las exequias cris-tianas, porque enlaza la muerte del cristiano con el misterio pascual de Cristo. Sin embargo, la celebracin de la misa no es un elemento necesario e imprescindible. Las exequias las puede presidir un dicono o un laico. Hay ocasiones en que la celebracin eucarstica debe omitirse o posponerse para otro momento.

    II. MINISTERIOS EN LAS EXEQUIAS

    Papel de la comunidad

    5. "Cuando un miembro sufre, todos sufren con l, y cuando recibe honores, todos se alegran con l. Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de l" (1 Cor 12, 26-27). Por este motivo, aquellos que han sido bau-tizados en Cristo y han recibido el Cuerpo del Seor en la Eucarista, son mutuamente responsables los unos de los otros. Cuando el cristiano est enfermo, sus hermanos y hermanas participan en el ministerio del amor mutuo, "haciendo todo lo que pueden para que el enfermo recobre la salud, demos-trndoles su amor a las personas enfermas y participando con ellas en los sacramentos" (Cuidado Pastoral de los Enfermos, Introduccin General, n. 33). Pues en la misma forma, cuan-do un miembro del cuerpo de Cristo muere, los fieles son lla-mados a ejercitar el ministerio del consuelo con aquellos que han perdido a una persona de la familia o a una persona ami-ga. El consuelo cristiano tiene como fundamento la esperan-

  • *22 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    za que nos da la fe en la muerte y resurreccin salvadoras de nuestro Seor Jesucristo.

    Los sacerdotes deben guiar a la comunidad a una pro-funda conciencia de su papel en el ministerio del consuelo y a un conocimiento del sentido de la muerte de la persona cris-tiana. Con frecuencia la comunidad ha de dar una respuesta a la angustia expresada por Marta, la hermana de Lzaro: "Se-or, si t hubieras estado aqu, mi hermano no habra muer-to" (Jn 11, 21) y ha de consolar a los dolientes, como el mis-mo Seor consol a Marta: 'Tu hermano resucitar... Yo soy la resurreccin y la vida. El que cree en m, aunque haya muerto, vivir; y todo aquel que est vivo y cree en m no morir jams" (Jn 11, 25-26). La fe de la comunidad cristia-na en la resurreccin de los muertos dar apoyo y fuerza a los que sufren la prdida de una persona querida.

    El principal compromiso de la comunidad en el ministe-rio del consuelo se expresa en su participacin activa en la ce-lebracin de los ritos exequiales (liturgia exequial, ritos del entierro). Conviene programar estos ritos en tal forma, que permitan asistir a la mayor parte de la comunidad. Se puede ayudar a los presentes con folletos que contengan un esque-ma del rito, con los textos y los cantos propios del pueblo y con indicaciones sobre las posturas y desplazamientos. El mis-mo ministro puede hacer una descripcin de la liturgia exe-quial y una explicacin del motivo por el cual la comunidad se rene para escuchar la palabra de Dios y para celebrar la Eucarista, cuando muere uno de los fieles.

    El prroco y los otros miembros deben tener en cuenta que entre los presentes puede haber catlicos muy alejados de la Iglesia (y quiz personas no catlicas).

    MINISTERIOS EN LAS EXEQUIAS 23*

    Evtese cualquier manifestacin de aceptacin de perso-nas por su rango social.

    Otros ministros

    6. En la celebracin de los ritos exequiales, los laicos (hombres y mujeres) pueden encargarse de las lecturas, de la msica y, de acuerdo con las normas de cada dicesis, repar-tir la sagrada Eucarista, como ministros extraordinarios de ella. Los prrocos deben formar en estos ministros la convic-cin de que la celebracin exequial depende mucho de la dig-nidad con que la ejecuten. Tambin se debe animar a los miem-bros de la familia de la persona difunta a tomar parte en los ministerios dichos, pero respetando siempre la pena y el do-lor que les impida desempearlos.

    La persona difunta

    7. La Iglesia, por medio de los ritos exequiales, mani-fiesta su solicitud por los difuntos, bautizados o catecme-nos. La liturgia exequial tambin se puede celebrar por un ni-o no bautizado, cuyos padres tenan intencin de bautizar (si as lo autoriza el Ordinario del lugar).

    El cuerpo de la persona difunta fue marcado un da con el sello de la Santsima Trinidad y se convirti en templo del Espritu Santo. Por eso los cristianos respetan y veneran el cuerpo de los difuntos y el sitio donde stos descansan. To-das las costumbres relativas a la preparacin de los cuerpos de los difuntos debe caracterizarse por la dignidad y el respe-to y nunca con la desesperacin de quienes no tienen espe-

  • *24 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    ranza. La preparacin del cuerpo ha de incluir oracin, espe-cialmente en los momentos de intimidad reservados a la fa-milia. Sepultar a los muertos es la tradicional costumbre cris-tiana; pero se permite la incineracin, siempre que no se rea-lice por motivos anticristianos.

    III. LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS

    A) Diversas formas del rito exequial

    8. El rito de las exequias, tanto de adultos como de pr-vulos, debe celebrarse de acuerdo con las posibilidades de ca-da lugar, segn uno de los ritos que figuran a continuacin:

    a) Forma tpica: comprende tres estaciones: una en la casa del difunto (o en la celda, si se trata de un monasterio); la segunda en la iglesia y la tercera en el cementerio.

    Esta es la forma ms completa (forma tpica) la ms tra-dicional y expresiva. Debe procurarse sobre todo en las re-giones rurales. Supone dos procesiones: de la casa a la igle-sia, de sta al cementerio.

    b) Sin procesin al cementerio: comprende tambin tres estaciones: una en la casa del difunto, otra en el interior de la iglesia y la tercera en el atrio o en la puerta de la iglesia.

    En sta se omite la procesin al cementerio y la estacin en el mismo. Este modo de celebracin se utiliza cuando el cementerio est muy distante del poblado. En este caso el l-timo adis al cuerpo del difunto se hace en la puerta misma de la iglesia.

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 25*

    Esto no impide que un ministro (sacerdote o laico) pue-da acompaar a los familiares y amigos hasta el cementerio y tener ah, junto al sepulcro, la bendicin del mismo, decir algunas preces (cfr Apndice IV) y pronunciar algunas pala-bras de despedida.

    c) Rito simplificado: como las anteriores, comprende tam-bin tres estaciones, pero todas ellas tienen lugar en la misma iglesia: junto a la puerta la primera y la tercera, y en el inte-rior de la iglesia la segunda.

    Este tipo de exequias conserva las tres estaciones, pero en forma simplificada. La primera estacin tiene lugar en el atrio o la puerta de la iglesia. Ah se hace un recibimiento sen-cillo y afectuoso dirigido slo a los familiares y amigos nti-mos, mientras el resto de los fieles ya est dentro de la igle-sia. La segunda estacin en el interior de la iglesia y la terce-ra, parte en el interior (ltimo adis al cuerpo del difunto) y parte en el atrio o puerta de la iglesia (preces finales).

    Celebracin en casos extraordinarios

    9. Hay casos en que no es posible ninguna de las formas de celebracin mencionadas, por ejemplo en el depsito de cadveres o cuando se trata de algn difunto totalmente des-conocido o cuando el cadver se encuentra ya en el cemente-rio antes de la vigilia exequial. En el Libro VI de este ritual se proponen oportunas adaptaciones.

    Rito breve de las exequias

    10. Este rito se usa en los depsitos de cadveres o en

  • *26 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    las funerarias, cuando hay un nmero elevado de celebracio-nes. En este rito breve debe cuidarse de dar realce a la procla-macin de la palabra y a la aspersin del cadver, recuerdo del bautismo. Celebracin de las exequias de los nios

    11. Hay que distinguir tres casos: 1) El de los nios llegados al uso de razn que, segn el Dere-cho, deben considerarse ya adultos (Cdigo de Derecho Ca-nnico, can. 852,1), para cuyas exequias debe seguirse el rito de adultos con las debidas adaptaciones sugeridas en los li-bros II y III de este Ritual: 2) el de los prvulos no llegados al uso de razn, pero bautizados, cuyas exequias se celebran conforme al rito del Libro VII, captulos I y II; y finalmente el de los prvulos no bautizados,- pero cuyos padres deseaban bautizar, para cuyo caso se podr usar, previo el consenti-miento del Ordinario del lugar (Cdigo de Derecho Canni-co 1183, 2), el rito del captulo III del Libro VIL Celebracin de la Eucarista en las exequias

    12. La celebracin de la misa en el interior del rito exe-quial representa el signo ms expresivo de las exequias cris-tianas, por cuanto conecta sacramentalmente la muerte del cristiano con el misterio pascual de Cristo. Con todo, la cele-bracin eucarstica no aparece nunca como elemento necesa-rio e imprescindible. Incluso se dan casos el de las exequias presididas por un dicono o por un sacerdote que ya ha cele-brado ms de una vez la misa y el de determinadas solemni-dades que no admiten la misa exequial en los que la cele-bracin eucarstica debe omitirse o posponerse necesariamente para otro momento.

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 27*

    B) Elementos dinmicos del rito

    Estructura general

    13. Los diversos tipos de exequias tienen una misma es-tructura fundamental, compuesta de tres partes bsicas: 1) rito de acogida del difunto; 2) celebracin de la palabra (y de la Eucarista); 3) ltimo adis al cuerpo del difunto. Los ritos de acogida y de despedida pueden incluir una procesin so-lemne, en la que participa todo el pueblo, o limitarse a slo una pequea procesin por el interior de la iglesia, en la que nicamente participan los ministros y algunos familiares. A estas partes bsicas, se aaden a veces otro ritos secundarios, como la iluminacin del cirio pascual, al iniciarse la liturgia de la palabra, o la bendicin del sepulcro, al llegar al ce-menterio.

    Rito de acogida

    14. El rito de acogida tiene como finalidad recibir el ca-dver y ofrecer a los allegados del difunto (y a toda la asam-blea) palabras de consuelo cristiano, que los preparen a la par-ticipacin en la accin litrgica. Cuando las exequias se ini-cian en la casa del difunto, el rito de acogida consta de una salutacin general a la asamblea y de una oracin (entre estos dos elementos puede insertarse adems la recitacin sin can-to de un salmo introductorio). Cuando las exequias se cele-bran ntegramente en la iglesia, el rito de acogida tiene lugar

  • *28 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    en la entrada de la iglesia, mientras la asamblea est ya en el interior de la misma, y las palabras de consuelo se dirigen nicamente a los allegados del difunto. En el rito de acogida no conviene hacer ya la aspersin del cadver, a fin de que este significativo gesto logre todo su realce en el momento del ltimo adis al difunto.

    Procesin o introduccin del cuerpo del difunto en la iglesia

    15. El gesto de introducir el cadver del difunto en la igle-sia tiene un gran significado que conviene explicar a los fie-les: recuerda las sucesivas entradas del difunto en la asam-blea cristiana y tambin su acogida definitiva en la asamblea de los santos. Por eso, conviene dar siempre a este gesto su debido realce.

    Cuando las exequias se inician en la casa del difunto (for-ma tpica), la acogida se inicia en la misma casa del difunto y prosigue durante la procesin hacia la iglesia; durante esta procesin, se canta el salmo 113, alusivo al trnsito de Israel hacia la tierra de promisin o, si la celebracin es sin canto, se recita una letana que alude tambin al paso de Israel de Egipto a la tierra de su libertad. Cuando las exequias se cele-bran ntegramente en la iglesia, la procesin se limita a la in-troduccin del fretro, acompaado del celebrante y de algu-nos familiares, gesto que en la celebracin cantada se acom-paa con el canto del salmo 113 que tiene la funcin de canto de entrada de la misa; si la celebracin es sin canto, antes del inicio de la liturgia de la palabra se recita una letana, ins-pirada en el salmo 113 y alusiva al trnsito pascual.

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 29*

    Introducido el cadver en la iglesia, se coloca ante el al-tar segn la orientacin que habitualmente adoptaba el difunto en las asambleas litrgicas, es decir, si se trata de un difunto laico, de cara al altar, si de un ministro ordenado, mirando al pueblo. Sobre el fretro es oportuno colocar el evangelia-rio, o la Biblia u otro signo cristiano. En cambio, no se debe colocar ninguna cruz, a no ser que desde la nave no se vea bien la cruz presidencial del presbiterio. Cerca del fretro es muy recomendable colocar el cirio pascual.

    Iluminacin del cirio pascual

    16. Este rito que es optativo tiene como finalidad significar y subrayar la relacin que se da entre la muerte del cristiano y la resurreccin de Cristo, realidad que ilumina la muerte de los que en l creyeron. Colocado el cadver ante el altar, y puesto junto a l el cirio pascual, el celebrante lo enciende pronunciando la frmula que figura en el Ritual. El pueblo puede entonar en este momento Oh luz gozosa! u otro canto apropiado, alusivo a Cristo, luz de los creyentes.

    Celebracin de la palabra de Dios

    17. La celebracin de la palabra de Dios tiene por objeto asegurar a las exequias su carcter de expresin de la fe cris-tiana, proclamando el misterio pascual, alentando la esperanza de los que sufren ante la muerte, enseando la piedad para con los difuntos y exhortando al testimonio de la vida cristiana.

    Iluminado el cirio pascual o, si este rito se suprime, colocado el cadver en su lugar y omitido el acto peniten-

  • *30 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    cial, la celebracin de la palabra de Dios se inicia con la ora-cin introductoria que se puede escoger entre las que figu-ran en el Ritual o las de los formularios de la misa exequial del Misal y se compone de dos o tres lecturas bblicas (si las exequias son sin misa, puede hacerse una sola lectura), del salmo responsorial (eventualmente del Aleluya), de la homi-la y de la oracin de los fieles.

    Celebracin de la Eucarista

    18. El objetivo primario de la celebracin de la Eucaris-ta en las exequias es el de manifestar la vinculacin de la muer-te del cristiano con el misterio pascual de Jesucristo. Al mis-mo tiempo, la misa debe considerarse como el ms excelente sufragio por el difunto, ya que la Iglesia, al ofrecer el sacrifi-cio pascual, pide a Dios que el cristiano difunto, que fue ali-mentado por la Eucarista, prenda de vida eterna, sea admiti-do en la plenitud pascual de la mesa del Reino. Por ello, pue-de decirse que la celebracin de la misa representa el punto culminante de los funerales cristianos y por ello se prev co-mo parte integrante de las exequias, aunque no imprescindible.

    Ultimo adis al cuerpo del difunto

    19. Este rito, que sigue a la celebracin de la Eucarista o de la palabra, representa como el adis de la comunidad cristiana de la tierra a uno de sus miembros que, desde aho-ra, pasar a formar parte de la Iglesia del cielo. Si la asam-blea acompaa al cadver hasta el cementerio, el ltimo adis tiene lugar junto al sepulcro, despus de la bendicin de la

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 31*

    tumba y antes de colocar el cuerpo en la sepultura. Si el pue-blo no va al cementerio, el ltimo adis tiene lugar en el inte-rior de la iglesia, despus de la oracin despus de la comu-nin y omitida la bendicin, si se ha celebrado la misa, o, si sta no se celebra, una vez concluida la plegaria universal; en ambos casos, el celebrante con sus ministros se coloca para este rito cerca del fretro.

    Las partes fundamentales del ltimo adis son la moni-cin del celebrante, la aspersin (e incensacin) del cadver, el canto de despedida al difunto (o las invocaciones de "adis", si no hay canto), la oracin final (y, si las exequias son sin canto, la proclamacin de un fragmento del salmo pas-cual 117). Con respecto al ltimo adis, hay que subrayar, sobre todo, el gesto de la aspersin, que manifiesta la relacin de la muerte del cristiano con el bautismo, que ya en el inicio de su vida cristiana lo incorpor a la muerte y resurreccin de Cristo; este rito se har siempre incluso en el rito breve, propio de los depsitos de cadveres de forma expresiva, con agua abundante y caminando el celebrante alrededor del fretro mientras hace la aspersin.

    Procesin al cementerio o despedida del fretro

    20. Tanto la procesin al cementerio, en la forma tpica, como la conduccin del cadver desde el interior de la iglesia al atrio de la misma, en los restantes tipos celebrativos, tie-nen por objeto expresar, con el canto o proclamacin del sal-mo 117, el deseo de que la muerte del cristiano sea asociada al triunfo pascual de Jesucristo. Para ello, en la forma tpica con canto, durante la procesin al cementerio se canta el sal-

  • 32 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    mo 117. En las exequias que se celebran sin canto, durante la procesin al cementerio se recita una letana de intercesin por el difunto, y el salmo 117 se proclama al llegar al cemen-terio, antes de la bendicin del sepulcro. Cuando la asamblea no va al cementerio, despus del rito del ltimo adis, se can-ta (en el atrio de la iglesia) o se recita (antes de que el fretro sea conducido al atrio) una parte del salmo 117 y, mientras se saca el cuerpo del difunto de la iglesia, se cantan o uno de los ministros proclama una antfona que expresa el de-seo de que el difunto sea recibido en el reino de Dios.

    Bendicin del sepulcro

    21. La bendicin del sepulcro tiene como finalidad ex-presar la espera de la parusa por parte del difunto. En la for-ma tpica, la bendicin del sepulcro se hace al llegar la proce-sin al cementerio. En las otras formas de celebracin, siem-pre que sea posible, se procurar que un sacerdote o dicono bendiga previamente el sepulcro antes de la celebracin de las exequias, por lo menos cuando ste sea nuevo, sobre todo si el sepulcro est en un cementerio civil que no ha sido solem-nemente bendecido. Si no resulta posible la bendicin del se-pulcro, procrese, por lo menos, que alguno de los presentes recite sobre el mismo una de las oraciones que con esta finali-dad figuran en el Apndice IV de este Ritual.

    Alocucin de un familiar del difunto

    22. Si alguno de los familiares o allegados del difunto o un representante de la familia desea pronunciar unas

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 33*

    palabras de despedida y gratitud, puede hacerlo como parte integrante del rito exequial, despus del ltimo adis Y antes del rito conclusivo. En este momento no en la homila, que debe ser siempre un comentario a los textos bblicos o eucolgicos es lcito y puede ser oportuno hacer una breve biografa del difunto, excluido en todo caso el gnero litera-rio de "elogio fnebre"; se puede aludir al testimonio cris-tiano de la vida del difunto, si ste constituye motivo de edi-ficacin y de accin de gracias a Dios.

    Preces finales

    23. Las exequias terminan con un rito conclusivo, que es diverso segn que la asamblea haya ido al cementerio o el rito concluya en el mismo atrio de la iglesia. Si los fieles han acompaado al difunto hasta el cementerio, la celebracin con-cluye o con unas preces tradicionales por los fieles difuntos en general o con la bendicin de la asamblea. Si las exequias terminan en el atrio de la iglesia, concluido el canto o pro-clamacin del salmo 117 y colocado el cuerpo del difunto en el carro mortuorio, el celebrante concluye el rito exequial con una frmula que parafrasea el salmo 117, lo aplica al difunto y pide que los presentes crezcan en la esperanza. El rito exe-quial concluye siempre con la despedida de la asamblea, que se hace con la frmula habitual.

  • 34 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    C) Algunas normas especiales

    Preces en la iglesia y en el cementerio

    24. Cuando las exequias se celebran segn el rito simpli-ficado, es recomendable que, antes de salir el cadver de la iglesia y al llegar al cementerio, un sacerdote o dicono o, en su ausencia, un laico recite las preces que figuran para este momento en el Apndice IV de este Ritual. De manera seme-jante, cuando la asamblea no acompaa el cadver al cemen-terio, es oportuno que, junto al sepulcro, un sacerdote, di-cono o laico recite las preces que figuran tambin en el Apn-dice IV.

    Salmos y cantos

    25. Es tradicional la importancia de los salmos en los fu-nerales cristianos. Su uso obedece, en primer lugar, al deseo de conferir a las exequias el ambiente de esperanza caracte-rstico de las exequias cristianas. El Ritual, especialmente en el apartado 1 del Apndice I, ofrece gran cantidad de salmos que pueden emplearse oportunamente en la celebracin de las exequias, especialmente cuando las procesiones exequiales son largas. En los esquemas celebrativos, por otra parte, se su-braya el uso de los dos salmos pascuales tpicos del entierro cristiano (113 y 117), salmos que de ordinario se usarn en todas las exequias. Pero no es suficiente esta presencia mate-rial de los salmos en la celebracin, sino que es necesario ade-ms que los fieles conozcan, a travs de una adecuada catc-quesis, el verdadero sentido, por lo menos de los dos salmos

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 35*

    tpicos de las exequias, y, en la medida de lo posible, lleguen tambin a poderlos cantar.

    26. Tambin hay que fomentar el uso de otros cantos ade-cuados, especialmente el de los cantos propios para el ltimo adis al cuerpo del difunto. Cuando el canto de los textos pro-pios no sea posible, podrn usarse otros cantos, con tal de que estn penetrados de genuino espritu bblico y litrgico y su texto sea verdaderamente apropiado a la celebracin de las exequias.

    Liturgia de las Horas

    27. Fuera de las solemnidades, los domingos de Advien-to, Cuaresma y Pascua, el Mircoles de Ceniza, la Semana San-ta, la octava de Pascua y el da 2 de noviembre, las comuni-dades sobre todo religiosas que celebran las exequias de uno de sus miembros, pueden recitar el Oficio de difuntos ntegramente o slo alguna de sus Horas en lugar del que corrresponde al da (Cfr Ordenacin general de la Liturgia de las Horas, n. 245). Esta misma posibilidad la pueden usar tambin los obligados al Oficio divino que recitan la Liturgia de las Horas individualmente. En Laudes y en Vsperas sobre todo si se recitan ante el cadver, es oportuno se-guir las variantes que se indican para estos oficios en el Libro I, captulo V, de este Ritual.

    Vigilia comunitaria de oracin

    28. La celebracin de la Liturgia de las Horas exequial puede ser sustituida por una vigilia o celebracin de la pala-

  • *36 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    bra ms adaptada a las posibilidades de la comunidad, sobre todo cuando en la celebracin debe participar el pueblo. (Cfr. ibid., n. 71). Esta vigilia, en ausencia del sacerdote o dico-no, puede dirigirla un laico. Para esta vigilia puede usarse el formulario del Libro I, captulo IV.

    Oracin en la capilla ardiente

    29. Para facilitar la oracin de los familiares y amigos que acuden a visitar al difunto, conviene disponer en la capi-lla ardiente el ritual, el agua bendita (y una estola para los presbteros y diconos). Para esta oracin pueden usarse los formularios del Libro I, captulo III.

    Traslado del difunto a la iglesia antes de las exequias

    30. En los monasterios y otras comunidades donde exis-te la costumbre de llevar el cadver del difunto a la iglesia y antes de que se celebre la liturgia exequial propiamente di-cha, se usar el rito descrito en el Libro I, captulo VI. En este caso, el inicio de las exequias se adaptar conveniente-mente, tal como se describe en dicho lugar del Ritual.

    Concelebracin

    31. Cuando varios sacerdotes participan en las exequias de un familiar o amigo, es recomendable que todos concele-bren la Eucarista, pues cada uno de los miembros de la Igle-sia debe participar siempre en las celebraciones "segn la di-

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 37*

    versidad de rdenes y funciones" (Conc. Vat. II, Constitu-cin Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 26) y hacer "todo y slo lo que le corresponde por la natura-leza de la accin litrgica" (Ibid., n. 26). en la que participa.

    32. Con todo, hay que poner especial atencin en que la concelebracin no se convierta nunca en pretexto para una nueva "clase" de funerales. La concelebracin eucarstica no es un modo de solemnizar el funeral ni de darle importancia, sino la expresin de la unidad del ministerio de los obispos y presbteros presentes. Por ello, nunca se invitar a sacerdo-tes "para que concelebren", sino que se admitirn siempre a la concelebracin a los sacerdotes presentes en las exequias por motivos de parentesco o amistad con el difunto o sus fa-miliares.

    D) Utilizacin del ritual

    33. En el presente Ritual se proporcionan los ritos bsi-cos para una celebracin:

    a) Forma tpica con canto y dos procesiones, Libro II. b) Forma tpica sin canto y dos procesiones, Libro III. c) Rito simplificado sin canto y sin procesin, Libro IV. d) Rito breve, sin canto y sin procesin, Libro V.

    El ministro, de antemano, puede seleccionar el rito que ms se acomode a las circunstancias. Cuando sea posible, pue-de prepararlos.

    Dentro de cada uno de estos ritos, se han puesto, en re-cuadros, sugerencias para la mejor adecuacin al caso parti-

  • '38 ORIENTACIONES DEL EPISCOPADO MEXICANO

    cular de este difunto y de este auditorio. En dichos recuadros se encuentran, tanto las palabras de introduccin y despedi-da, como las plegarias universales y las sugerencias de lectu-ras. Es muy conveniente preparar la celebracin y con ante-rioridad poner seales y aun anotar el nmero de las lecturas que se van a hacer.

    "*4. En el Libro VI se encuentran las celebraciones en ca-sos extraordinarios. Uno de los casos ms frecuentes es el de las exequias en el cementerio, cuando no se ha llevado el ca-dver a la iglesia o capilla para celebrar las exequias. Suele darse este caso entre la gente de escasos ingresos que no pue-den llevar a su difunto a una funeraria o cuando queda impe-dido llevarlo a la iglesia por alguna razn.

    Otro de los casos que van hacindose ms frecuentes es el de las exequias en caso de cremacin. La celebracin debe hacerse antes de la cremacin, pero si por alguna circunstan-cia ya se hizo la cremacin, pueden celebrarse las exequias ante la urna, cuidando la veracidad del rito, como se reco-mienda en la introduccin del mismo rito. Nada impide que se pueda bendecir la cripta o lugar donde se depositarn las cenizas, siguiendo las preces de bendicin del Apndice IV.

    15 Hay algunos elementos ms significativos, como son los salmos 113 y 117, que se citan en todos los ritos, porque son los que dan el sentido de triunfo pascual a todas las cele-braciones. Otros son opcionales (como la iluminacin del ci-rio pascual, la incensacin). Los elementos opcionales apare-cen dentro de un recuadro.

    Se han aadido diversas moniciones, como son las palabras introductorias y de despedida, que no deben necesa-riamente usarse tal como estn escritas, sino que pueden adap-

    LA CELEBRACIN DE LAS EXEQUIAS 39*

    tarse a las circunstancias. Los textos de un formulario pueden cambiarse por los

    de otro formulario o tambin por los que estn en los Apndices.

    37. Es muy importante poner de relieve las lecturas b-blicas, que deben tomarse ordinariamente del Leccionario pro-pio de las misas rituales y proclamarse desde el ambn. Sin embargo, en este Ritual se encuentra un Leccionario sobre to-do en vista de las celebraciones que se realizan fuera de la iglesia.

  • LIBRO I

    PRECES DIVERSAS PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    ESQUEMA DEL LIBRO

    I. En el momento de expirar 4

    II. Colocacin del cadver en el atad 7

    III. Oraciones para antes de las exequias 9

    IV. Vigilia comunitaria de oracin por el difunto 18

    V. Liturgia de las Horas en el da de la muerte y del entierro 26

    VI. Traslado y recepcin de un difunto en la iglesia, antes de las exequias 30

  • 3

    Desde el bautismo hasta la muerte, la existencia del cristiano debe ser una continua espera del Seor que viene: "S, voy a llegar en seguida. Amn. Ven, Seor Jess" (Ap 22, 20).

    Por eso, cuando llega el momento culminante de su encuentro con el Seor, es decir, cuando se ve que el enfermo llega a su ltima agona, conviene que se vea asistido por lo menos por algunos fieles, presididos a poder ser por un ministro ordenado, y que lo acompaen en su trnsito con la plegaria de la Iglesia. Para ello, pueden usarse las breves plegarias del Cuidado pastoral de los enfermos (n. 217, 143) o bien recitarse pausa-damente algunas de las oraciones que acostumbraba a rezar durante su vida el moribundo o cantar algn salmo o canto que le fueran especial-mente familiares.

    Cuando parece que es ya inminente el momento de la muerte, si es-t presente el obispo, un presbtero o un dicono, ste dice las oraciones de la recomendacin del alma (Cuidado pastoral de los enfermos, nn. 220-243, pp. i5>-77). Si no est presente ningn ministro ordenado, estas mismas preces las dice alguno de los presentes.

    Ha de procurarse que, una vez que el agonizante ha expirado, el tiem-po que discurre entre su muerte y la celebracin de las exequias constitu-ya un espacio de presencia caritativa, amistosa y de,esperanza cristiana junto a quienes lloran al difunto, no menos que de sufragio para el recin fallecido. Para vivir estos momentos, tanto comunitaria como individual-mente, pueden servir las plegarias y acciones que figuran en este Libro I.

    Sobre todo cuando se trata de familias ms cristianas, conviene re-cordarles que es muy aconsejable la celebracin de una vigilia de oracin por el difunto; en el caso de la muerte de los ministros de la Iglesia o de los religiosos, esta vigilia puede consistir en el rezo del Oficio de lectura o de otra parte de la Liturgia de la Horas de difuntos, sea en la casa del difunto o en la funeraria, sea en la iglesia, si el cadver ha sido traslada-do a ella.

  • CAPITULO I

    EN EL MOMENTO DE EXPIRAR

    Terminadas las preces de la recomendacin del alma, mientras el mori-bundo lucha con la muerte, puede trazarse el signo de la cruz sobre su frente ofrecrsele un crucifijo para que lo bese, diciendo:

    El Seor guarde tu salida de este mundo y tu entrada en su-reino, en su paz y en su amor.

    O bien:

    Que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo estn contigo, te in-fundan esperanza y te conduzcan a la paz de su reino.

    Cuando el moribundo ha entregado su alma a Dios, al cerrarle los ojos, uno de los familiares puede decir:

    Concede, Seor, a nuestro hermano (nuestra hermana) N., cuyos ojos no vern ms la luz de este mundo, contemplar eternamente tu belleza y gozar de tu presencia por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    EN EL MOMENTO DE EXPIRAR 5

    A continuacin, puede trazarse sobre su frente la seal de la cruz. Los familiares y amigos que se encuentren all presentes pueden entonces orar junto al cadver, diciendo:

    Este mundo ha pasado definitivamente para nuestro herma-no (nuestra hermana) N. Pidamos, pues, al Seor que le con-ceda gozar ahora del cielo nuevo y de la tierra nueva que l ha dispuesto para sus elegidos.

    Vengan en su ayuda, santos de Dios; salgan a su encuentro, ngeles del Seor.

    R. Reciban su alma y presntenla ante el Altsimo.

    Cristo, que te llam, te reciba, y los ngeles te conducan al regazo de Abraham. R.

    Dale, Seor, el descanso eterno, y brille para l (ella) la luz perpetua. R.

    Luego, puede aadirse:

    Hacia ti, Seor, levantamos nuestros ojos; contempla, Seor, nuestra tristeza, fortalece nuestra fe en este momento de prueba y concede a nuestro hermano (nuestra hermana) el descanso eterno.

  • 6 PRECES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    A esta splica, se aaden las siguientes preces:

    Que Cristo, que sufri la muerte de cruz por l (ella), le conceda la felicidad verdadera.

    R. Te lo pedimos, Seor.

    Que Cristo, el Hijo de Dios vivo, lo (la) reciba en su paraso. R.

    Que Cristo, el buen Pastor, lo (la) cuente entre sus ovejas. R.

    Que le perdone todos sus pecados y lo (la) agregue al nmero de los elegidos. R.

    Que pueda contemplar cara a cara a su Redentor y gozar de la visin de su Seor por los siglos de los siglos. R.

    A coniinu,Kv)i!, se dio; ' . ".uen-.' oracin:

    Te pedimos, Seor, que tu siervo (sierva) N., que ha muerto ya para este mundo, viva ahora para ti y que tu amor misericordioso borre los pecados que cometi por fragilidad humana. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn.

    COLOCACIN DEL CADA VER EN EL ATAD 7

    CAPITULO II

    COLOCACIN DEL CADVER EN EL ATAD

    Cuando el cadver es puesto en el atad, uno de los familiares o amigos presentes puede orar con estas palabras, a las que todos se suman en las splicas finales:

    Seor, t que has dicho: "Si el grano de trigo muere, da mucho fruto", haz que este cuerpo, humillado ahora por la muerte, descanse de sus fatigas y, como semilla de resurreccin, espere tu venida mientras su alma goza entre los santos por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    Por el amor y la alegra que irradi su mirada.

    R. Concdele, Seor, contemplar tu rostro.

    Por el dolor y las lgrimas que oscurecieron sus ojos. R.

    Por haber credo en ti sin haber visto. R.

  • 8 PRECES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    En el momento en que es cerrado el atad, los all presentes pueden orar por el difunto con estas palabras:

    Seor, en este momento en que va a desaparecer de nuestros ojos este rostro que nos ha sido tan querido, levantamos hacia ti nuestra mirada; haz que este hermano nuestro (esta hermana nuestra) pueda contemplarte cara a cara en tu reino, y aviva en nosotros la esperanza de que volveremos a ver este mismo rostro junto a ti y gozaremos de l en tu presencia por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    Seor, escucha nuestra oracin por tu siervo (sierva)

    R. Seor, ten piedad.

    Ilumina sus ojos con la luz de tu gloria. R.

    Perdnale sus pecados, concdele la vida eterna. R.

    Atiende a los que te suplican y escucha la voz de los que lloran. R.

    Consulanos en nuestra tribulacin. R.

    CAPITULO III

    ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Cuando los familiares y amigos acuden adonde se encuentra el cadver en las horas que preceden al sepelio, ser bueno que expresen su caridad cristiana para con el difunto orando all por l, as como tambin para dar muestras del consuelo cristiano que ofrecen a los ms allegados del que ha expirado. Esta oracin se puede hacer de manera comunitaria o bien individualmente. Si la oracin se realiza de manera comunitaria, puede hacerse: en forma comunitaria breve (formulario 1, 2, 3, 4) en forma individual breve (formulario 5) celebrando una vigilia comunitaria o bien rezando la Liturgia de las Horas.

    FORMULARIOS PARA ORAR ANTES DE LAS EXEQUIAS

    FORMULARIO 1

    Antfona

    A ti levantamos nuestros ojos; Seor, tu amor es ms fuerte que la muerte; por eso esperamos en ti.

  • 10 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Preces

    Ya que este mundo ha pasado definitivamente para nuestro hermano (nuestra hermana) N., pidamos ahora al Seor que le conceda gozar del cielo nuevo y de la tierra nueva que l ha dispuesto para sus elegidos.

    Que Cristo, que por l (ella) sufri muerte de cruz, le conceda la felicidad verdadera.

    R. Te lo pedimos, Seor.

    Que Cristo, el Hijo de Dios vivo, lo (la) reciba en su pa-raso. R.

    Que Cristo, el buen Pastor, lo (la) cuente entre sus ove-jas. R.

    Que Cristo perdone todos su pecados y lo (la) agregue al nmero de sus elegidos. R.

    Que pueda contemplar cara a cara a su Redentor y gozar de la visin de su Seor por los siglos de los siglos. R.

    ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS 11

    ORACIN Seor Dios, que has querido que nuestro hermano (nuestra hermana) N., a travs de la muerte, fuera configurado (configurada) a Cristo, que por nosotros muri en la cruz, por la gracia renovadora de la Pascua de tu Hijo, dgnate tambin resucitarlo (resucitarla) un da a la vida eterna de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn.

    FORMULARIO 2

    Antfona

    El Seor abra a nuestro hermano (nuestra hermana) las puertas del paraso, para que pueda gozar ya de aquella patria donde no existe ni el dolor ni la muerte, sino slo la paz y la algra sin fin.

    Preces

    Recordemos, con afecto piadoso, a nuestro hermano (nues-tra hermana) N., a quien Dios ha llamado de este mundo, y oremos confiados a aquel que venci la muerte y resucit glo-rioso del sepulcro.

  • 12 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Que Cristo, el Hijo de Dios, le d posesin del paraso y, como buen Pastor, lo (la) reconozca entre sus ovejas, roguemos al Seor.

    R. Te lo pedimos, Seflor.

    Que, perdonados sus pecados, lo (la) coloque a su dere-cha en el reino de los elegidos, roguemos al Seor. R.

    Que participe con l de la felicidad eterna, roguemos al Seflor. R.

    Que nosotros, los que ahora lloramos su muerte, poda-mos salir al encuentro de Cristo cuando l vuelva, acom-paado de nuestro hermano (nuestra hermana) que hoy nos ha dejado, roguemos al Seor. R.

    Oracin

    Te encomendamos, Seflor, a nuestro hermano (nuestra hermana) N, a quien en esta vida mortal rodeaste siempre con tu amor; concdele ahora que, libre de todos sus males, participe en tu descanso eterno, y, pues para l (ella) acab ya este mundo, admtelo (admtela) ahora en tu paraso, donde no hay llanto ni luto ni dolor, sino paz y alegra sin fin, con tu Hijo y el Espritu Santo, por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS 1

    FORMULARIO 3

    Antfona

    Dichoso el que ha muerto en el Seor! Que descanse ya de sus fatigas y que sus obras lo acompaen.

    Preces

    Pidamos por nuestro hermano (nuestra hermana) a Jesucris-to, que ha dicho: "Yo soy la resurreccin y la vida; el que cree en m, aunque haya muerto, vivir; y el que est vivo y cree en m no morir para siempre".

    T que resucitaste a los muertos, concede la vida eterna a nuestro hermano (nuestra hermana).

    R. Te lo pedimos, Seflor.

    T que desde la cruz prometiste el paraso al buen ladrn, recibe a nuestro hermano (nuestra hermana) N. en tu rei-no. R.

    T que experimentaste el dolor de la muerte y resucitas-te gloriosamente del sepulcro, concede a nuestro herma-no (nuestra hermana) la vida feliz de la resurreccin. R.

    T que lloraste ante la tumba de tu amigo Lzaro, dg-nate enjugar las lgrimas de quienes lloramos la muerte de nuestro hermano (nuestra hermana). R.

  • 14 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Oracin

    Seor, nuestra vida es corta y frgil; la muerte que contemplamos hoy nos lo recuerda. Pero t vives eternamente, y tu amor es ms fuerte que la muerte. Llenos, pues, de confianza, ponemos en tus manos a nuestro hermano (nuestra hermana) N., que acaba de dejarnos. Perdnale sus faltas y recbelo (recbela) en tu reino, para que viva feliz en tu presencia por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    FORMULARIO 4

    Antfona El coro de los ngeles te reciba, y Cristo, tu Seor, te coloque en el seno de Abraham, para que junto a Lzaro, pobre en esta vida, tengas descanso eterno.

    Preces

    Seor, a ti elevamos nuestros ojos en este momento en que vamos a sepultar el cuerpo de nuestro hermano (nuestra her-mana) a quien tanto hemos amado en este mundo.

    ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS 15

    Despus de esta vida, donde slo tuvo la visin de la fe.

    R. Concdele, Seor, contemplar eternamente tu rostro.

    Despus del amor y de las alegras que en este mundo iluminaron su vida. R.

    Despus de los trabajos y sufrimientos que, en su pere-grinar terreno, lo (la) hicieron llorar. R.

    Despus de su sed de conocer la verdad y gozar del bien. R.

    Y porque l (ella) crey en ti sin haberte visto. R.

    Oracin Seor Dios, que has querido que nuestro hermano (nuestra hermana) N., compartiera la muerte de Cristo, que por nosotros muri en la cruz, por la gracia renovadora de la Pascua de tu Hijo, perdnale sus pecados y, pues quisiste marcarlo (marcarla) ya en su vida mortal con el sello de tu Espritu Santo, dgnate tambin resucitarlo (resucitarla) un da a la vida eterna de la gloria. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn.

  • 16 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    FORMULARIO 5

    Cuando la oracin ante un difunto se lleva a cabo individualmente, pue-de hacerse con el formulario siguiente:

    Antfona

    T, Seor, que eres el descanso despus del trabajo y la vida despus de la muerte, concede a nuestro hermano (nuestra hermana) el descanso eterno.

    Preces

    A ti, Seor, grito, respndeme; haz caso de las splicas que te dirijo en este momento de dolor por la muerte de tu siervo (sierva)N.

    Seor Jesucristo, recbelo (recbela) en compaa de todos los elegidos que nos han precedido. Concdele gozar siempre de tu paz. Que encuentre en ti el perdn de sus pecados. Que goce eternamente de la felicidad de los santos. Que te contemple a ti, luz, verdadera, y goce de tu presencia. Conforta a sus familiares y a cuantos lloran su muerte.

    ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS 17

    Oracin

    Concede, Padre bondadoso, a tu siervo (sierva)N., que se ha separado de nosotros, la herencia prometida; da cumplimiento a su esperanza de felicidad y de paz; infunde serenidad y fortaleza en quienes ahora lloran su ausencia y fortalcelos con la certeza de la vida eterna que, en tu gran amor, has dispuesto para toda la familia humana, por la fuerza de la muerte y de la resurreccin de Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

  • CAPITULO IV

    VIGILIA COMUNITARIA DE ORACIN POR EL DIFUNTO

    Es muy aconsejable que, segn las costumbres y posibilidades de cada lu-gar, los amigos y familiares del difunto se renan en la casa del difunto o en la funeraria, antes de la celebracin de las exequias para celebrar una vigilia de oracin. Esta vigilia puede celebrarse tambin en la iglesia pero nunca inmediatamente antes de la misa exequial, a fin de que la ce-lebracin no se alargue demasiado y no quede duplicada la Liturgia de la palabra. Esta vigilia de oracin la preside el obispo, un sacerdote o un dicono o, en su defecto, la dirige un laico. Esta vigilia sustituye el Oficio de lectura propio de la Liturgia de las Horas de difuntos.

    1. RITOS INICIALES

    Si el que preside es un ministro ordenado, saluda a los presentes, diciendo:

    El Seor, que, por la resurreccin de su Hijo, nos ha hecho renacer a la esperanza de una vida nueva, est con todos ustedes.

    R. Y con tu espritu.

    VIGILIA COMUNITARIA 19

    Si el que dirige la oracin puede decir:

    R.

    Bendigamos que, por la

    es un laico,

    al Seor,

    sn lugar de esta salutacin,

    resurreccin de su Hijo, nos ha hecho renacer a de una vida

    Amn. nueva.

    la esperanza

    Luego, se inicia la celebracin con las siguientes palabras u otras parecidas.

    Hermanos: Si bien el dolor por la prdida, an tan reciente, de un ser querido llena de dolor nuestros corazones y nubla nuestros ojos, avivemos en nosotros la llama de la fe, para que la esperanza que Cristo ha puesto en nuestros corazones aliente ahora nuestra oracin para encomendar a nuestro her-mano (nuestra hermana) N en las manos del Seor, Padre misericordioso y Dios de todo consuelo.

    O bien:

    Amados hermanos: El Seor, en su amorosa e inescrutable providencia, acaba de llamar de este mundo a nuestro her-mano (nuestra hermana) N. Su partida nos ha llenado a to-dos de dolor y de consternacin. Pero, en este momento tris-te, conviene que reafirmemos nuestra fe, que nos asegura que Dios no abandona nunca a sus hijos. Jess nos invita a esta confianza cuando dice: "Vengan a m todos los que estn can-sados y agobiados, y yo los aliviar". Con esta certeza, pida-mos ahora al Seor que a nuestro hermano (nuestra herma-na) le perdone sus faltas y le conceda una mansin de paz y

  • 20 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    bienestar entre sus santos. Y que a nosotros nos d la firme esperanza de encontrarlo (encontrarla) nuevamente en su reino.

    A continuacin, se recita el salmo 129 u otro salmo apropiado del Apn-dice I fcp. 308-336). El salmo se recita a dos coros o bien lo proclama un salmista, mientras los fieles pueden intercalar la siguiente antfona:

    Salmo 129

    R. Mi alma espera en el Seor.

    Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Seor, escucha mi clamor; que estn atentos tus odos a mi voz suplicante. R.

    Si conservaras el recuerdo de las culpas, quin habra, Seor, que se salvara? Pero de ti procede el perdn, por eso con amor te veneramos. R.

    Confo en el Seor, mi alma espera y confa en su palabra; mi alma aguarda al Seor, mucho ms que a la aurora el centinela. R.

    VIGILIA COMUNITARIA 21

    Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Seor, porque del Seor viene la misericordia y la abundancia de la redencin, y l redimir a su pueblo de todas sus iniquidades. R.

    Despus, se aade ia siguiente oracin u otra de las que figuran en el Apn-dice I (pp 339-346).

    Oremos. Escucha, Seor, la oracin de tus fieles; desde el abismo de la muerte, nuestro hermano (nuestra hermana) N. espera la abundancia de tu redencin; redmelo (redmela) de todos sus delitos y haz que en tu reino vea realizada toda su esperanza. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn.

    2. LITURGIA DE LA PALABRA A continuacin, se lee la siguiente percopa bblica:

    Es bueno esperar en silencio la salvacin del Seor.

    Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 17-26

    Me han arrancado la paz y ya no me acuerdo de la dicha.

  • 22 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Pienso que se me acabaron ya las fuerzas y la esperanza en el Seor.

    Fjate, Seor, en mi pesar, en esta amarga hil que me envevena. Apenas pienso en ello, me invade el abatimiento. Pero, apenas me acuerdo de ti, me lleno de esperanza.

    La misericordia del Seor nunca termina y nunca se acaba su compasin; al contrario, cada maana se renuevan. Qu grande es el Seor!

    Yo me digo: "El Seor es la parte que me ha tocado en herencia". Y en el Seor pongo mi esperanza. El Seor es bueno con aquellos que en l esperan, con aquellos que lo buscan.

    Es bueno esperar en silencio la salvacin del Seor. Palabra de Dios.

    En lugar de esta lectura bblica, puede leerse alguna de las que se encuen-tran en el Leccionario de difuntos (cf en este mismo volumen, el Leccio-nario de las misas de difuntos, pp. 444-527). Si parece oportuno, puede leerse ms de un texto bblico, siguiendo el es-quema acostumbrado de la Liturgia de la palabra, y aadirse una lectura patrstica o eclesistica.

    VIGILIA COMUNITARIA 23

    Despus de la lectura bblica, el obispo, el presbtero o el dicono que presiden esta vigilia pueden dirigir a los presentes unas breves palabras de homila.

    Despus de haber escuchado la palabra de Dios o despus de la homila, si sta ha tenido lugar, se puede invitar a los presentes a recitar juntos la profesin de fe:

    Con la esperanza puesta en la resurreccin y en la vida eterna que Cristo nos ha prometido, profesemos ahora nuestra fe, luz de nuestra vida cristiana.

    Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

    Creo en Jesucristo, su nico Hijo, nuestro Seor, que fue concebido por obra y gracia del Espritu Santo, naci de santa Mara Virgen, padeci bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendi a los infiernos, al tercer da resucit de entre los muertos, subi a los cielos y est sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde all ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

    Creo en el Espritu Santo, la santa Iglesia Catlica,

  • 24 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    la comunin de los santos, el perdn de los pecados la resurreccin de la carne y la vida eterna. Amn.

    3. PRECES FINALES

    La vigilia termina con las siguientes preces u otras de las que figuran en el Apndice I (pp. 347-368).

    Oremos, hermanos, a Cristo, el Seor, esperanza de los que vivimos an en este mundo, vida y resurreccin de los que ya han muerto; llenos de confianza, digmosle:

    R. T que eres la resurreccin y la vida, escchanos.

    Recuerda, Seor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, y no te acuerdes de los pecados de nuestro her-mano (nuestra hermana) N. R.

    Por el honor de tu nombre, Seor, perdnale todas sus culpas y haz que viva eternamente feliz en tu presencia. R.

    Que habite en tu casa por das sin trmino y goce de tu presencia contemplando tu rostro. R.

    No rechaces a tu siervo (sierva) ni lo (la) olvides en el rei-no de la muerte, sino concdele gozar de tu dicha en el pas de la vida. R.

    VIGILIA COMUNITARIA 25

    S t, Seor, el apoyo y la salvacin de cuantos a ti acu-dimos; slvanos y bendcenos, porque somos tu pueblo y tu heredad. R.

    El mismo Seor, que llor junto al sepulcro de Lzaro y que, en su propia agona, acudi angustiado al Padre, nos ayude a decir: Padre nuestro...

    En lugar del Padrenuestro, la vigilia puede concluir con la siguiente oracin:

    Escucha, Seor, nuestras splicas y ten misericordia de tu siervo (sierva) N., para que no sufra castigo por sus pecados, pues dese cumplir tu voluntad; y, ya que la verdadera fe lo (la) uni, en la tierra, al pueblo fiel, que tu bondad ahora lo (la) una al coro de los ngeles y elegidos. T que vives y reinas por los siglos de los siglos.

    R. Amn.

    Dale, Seor, el descanso eterno. R. Y brille para l (ella) la luz eterna.

  • CAPITULO V

    LITURGIA DE LAS HORAS EN EL DA DE LA MUERTE Y DEL ENTIERRO

    Todo se hace como en el Oficio de difuntos; pero en Laudes o en Vspe-ras, sobre todo si se recitan ante el cadver, puede ser oportuno que cuantos se encuentren entonces all, reunidos en oracin, reafirmen su fe en la re-surreccin futura, sustituyendo la lectura breve que figura en la Liturgia de las Horas por el texto siguiente:

    Lectura breve 1 Co 15, 20-22. 25-26

    Cristo resucit, y resucit como la primicia de todos los muer-tos. Porque si por un hombre vino la muerte, tambin por un hombre vendr la resurreccin de los muertos.

    En efecto, as como en Adn todos mueren, as en Cristo to-dos volvern a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; despus, a la hora de su advenimien-to, los que son de Cristo. Porque l tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El ltimo de los enemigos en ser aniquilado, ser la muerte.

    Luego, se canta o se recita el responsorio breve. Despus del responsorio breve, puede introducirse la profesin de fe con las siguientes palabras:

    LITURGIA DE LAS HORAS 27

    Ante el misterio de la muerte, que parece ensombrecer los ms legtimos gozos terrenos, reafirmemos nuestra fe en Dios Pa-dre; en Jess, muerto y resucitado, y en el Espritu Santo, fuen-te de aquella vida sin fin que Dios nos ha prometido. Creo en Dios, Padre todopoderoso...

    Repetida la antfona del cntico evanglico, se rezan las siguientes pre-ces, en las que se intercede especialmente por el difunto ante el que se est orando:

    Laudes

    Pidamos al Seor que escuche nuestra oracin y atienda nues-tras splicas por nuestro hermano difunto (nuestra hermana difunta) y llenos de confianza, despus de cada peticin, di-gmosle:

    R. Dueo de la vida y de la muerte, escchanos.

    Seor Jess, haz que nuestro hermano (nuestra herma-na), que ha dejado ya este mundo, se alegre con jbilo eterno en tu presencia y se llene de gozo en la asamblea de los santos. R.

    Libra su alma del abismo y slvalo (slvala) por tu mise-ricordia. K

    Que tu bondad y tu misericordia lo (la) acompaen eter-namente y habite en tu casa por aos sin trmino R.

  • 28 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Condcelo (Condcela) hacia las fuentes tranquilas de tu paraso y hazlo (hazla) recostar en las verdes praderas de tu reino. R.

    A nosotros, que caminamos an por las caadas oscuras de este mundo, guanos por el sendero justo y haz que en tu vara y tu cayado de pastor encontremos siempre nuestro sosiego. R.

    Para que la luz de Cristo ilumine a los vivos y a los muertos, pidamos al Padre que a todos llegue el reino de su Hijo: Pa-dre nuestro...

    Vsperas

    Oremos, hermanos, a Cristo, el Seor, esperanza de los que vivimos an en este mundo, vida y resurreccin de los que ya han muerto; llenos de confianza, despus de cada peticin, digmosle: R. T que eres la resurreccin y la vida, escchanos.

    Recuerda, Seor, que tu ternura y tu misericordia son eternas, y no te acuerdes de los pecados de nuestro her-mano (nuestra hermana) N. R.

    Por el honor de tu nombre, Seor, perdnale todas sus culpas y haz que viva eternamente feliz en tu presencia. R.

    Que habite en tu casa por das sin trmino y goce de tu presencia contemplando tu rostro. R.

    LITURGIA DE LAS HORAS 29

    No rechaces a tu siervo (sierva) ni lo (la) olvides en el rei-no de la muerte, sino concdele gozar de tu dicha en el pas de la vida. R.

    S t, Seor, el apoyo y la salvacin de cuantos a ti acu-dimos; slvanos y bendcenos, porque somos tu pueblo y tu heredad. R.

    El mismo Seor que llor junto al sepulcro de Lzaro y que, en su propia agona, acudi angustiado al Padre, nos ayude a decir: Padre nuestro...

  • CAPITULO VI

    TRASLADO Y RECEPCIN DE UN DIFUNTO EN LA IGLESIA

    ANTES DE LAS EXEQUIAS A) Forma tpica

    Cuando el cadver se lleva a la iglesia antes de la celebracin de las exe-quias propiamente dichas, para instalar en ella la capilla ardiente, como se acostumbra sobre todo en los monasterios, el rito se ordena de acuer-do con la siguiente forma:

    1. ESTACIN EN LA CASA (O CELDA) DEL DIFUNTO

    El ministro sak.d a los presientes diciendo:

    El Seor est con ustedes. R. Y con tu espritu.

    Luego, inicia la celebracin con las siguientes palabras u otras parecidas:

    Hermanos: La muerte de nuestro querido hermano (nuestra querida hermana) N. nos entristece y nos recuerda, una vez ms, hasta que punto es frgil y breve la vida del ser huma-no. Pero, en este momento triste, nuestra fe nos conforta y

    TRASLADO Y RECEPCIN FORMA TPICA 31

    nos asegura que Cristo vive eternamente y que el amor que l nos tiene es ms fuerte que la misma muerte. Por ello, nues-tra esperanza no debe titubear. Que el Padre de la misericor-dia y Dios de todo consuelo los conforte en esta tribulacin.

    A continuacin, puede recitarse, sin canto, el salmo siguiente.

    Salmo 120

    R. El auxilio me viene del Seor.

    La mirada dirijo hacia la altura de donde ha de venirme todo auxilio. El auxilio me viene del Seor, que hizo el cielo y la tierra. R.

    No dejar que des un paso en falso, pues es tu guardin y nunca duerme. No, jams se dormir o descuidar el guardin de Israel. R.

    El Seor te protege y te da sombra, est siempre a tu lado. No te har dao el sol durante el,da ni la luna, de noche. R.

    Te guardar el Seor de los peligros y cuidar tu vida; proteger tus ir es y venir es, ahora y para siempre. R.

  • 32 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    Despus" de la salutacin inicial (o del salmo) se aade la siguiente oracin: Oremos. Escucha en tu bondad, Seor, nuestras splicas ahora que imploramos tu misericordia por tu siervo (sierva) N. a quien acabas de llamar de este mundo; dgnate llevarlo (llevarla) al lugar de la luz y de la paz, para que tenga parte en la asamblea de tus santos. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn.

    2. PROCESIN A LA IGLESIA A continuacin, se organiza la procesin hacia la iglesia. Durante ella, conviene no omitir nunca el canto del salmo 113, en el que se puede ir intercalando la antfona Dichosos los que mueren en el Seor.

    h j> > - ^ Fp^ R. Di- cho- sos los que mu- ren en el Se-or.

    Salmo 113, 1-8. 17-26

    TRASLADO Y RECEPCIN FORMA TPICA 33

    # 4= 4=

    W 9 t

    Ju-d fue

    m m m

    *

    san- tua-

    ' ( )

    rio

    de Dios,

    Is-ra-el su do- mi- nio.

    2. Al verlos, el mar huy, el Jordn se ech para atrs; los montes saltaron como carneros y las colinas como corderos.

    3. Qu te pasa, mar, que huyes? Y a ti, Jordn, que te echas para atrs? Y a ustedes, montes, que saltan como carneros? Y a ustedes, colinas, que saltan como corderos?

    4. En presencia del Seor la tierra se estremece, ante el Dios de Jacob: las piedras se transforman en estanques y en manantiales, el pedernal.

    5. Los hijos del Israel confan en el Seor: (a) l es su auxilio y su escudo; (b) los hijos de Aarn confan en el Seor: (a) l es su auxilio y su escudo; (b) los fieles del Seor confan en el Seor: (c) l es su auxilio y su escudo, (d)

  • 34 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    6. Que el Seor se acuerde de nosotros y nos bendiga, que bendiga a la casa de Israel, que bendiga a la casa de Aarn, que bendiga a los fieles del Seor,

    pequeos y grandes.

    7. Que el Seor los haga numerosos (a) a ustedes y a sus hijos; (b) que los llene de bendiciones el Seor, (a) que hizo el cielo y la tierra, (b) El Seor se ha reservado para s el cielo (c) y a los hombres les ha entregado la tierra, (d)

    8. Los muertos ya no alaban al Seor, ni los que bajan al silencio. Pero nosotros s bendeciremos al Seor ahora y por siempre. Aleluya!

    Se repite el canto de la antfona Dichosos los que mueren en el Seor.

    En lugar del formulario precedente, puede usarse tambin, para este rito, cualquiera de los que figuran en la forma tpica de exequias para la esta-cin en casa del difunto y para la procesin a la iglesia.

    3. COLOCACIN DEL ATAD EN LA IGLESIA

    Al llegar la procesin a la iglesia, se entona el siguiente canto u otro pa-recido:

    TRASLADO Y RECEPCIN FORMA TPICA 35

    ^m Sg Majestuoso

    fcE^E j.. } i' v J ^ ^ , . . . - . El Se- or te a- bra las puer- tas del

    i== ? pa -ra- r so y go_ ees pa- ra siem-

    s mm pre en a- que- Ha pa- tria don- de

    -k- i- y t ^ m ^ ya no hay muer- te ni do- lor si- no paz y a-le-gr-

    G& J'J> J S> i a sin fin

    $ l.Que a-legna cuando me di- je- ron: *Va- mos 2.Glo- ria al Padre y al Hi- jo y al

    $ >^. a la casa del Se- or." Espri- tu San- to

    Ya estn pisando Como era en el principio,a-

    I nes- tros pies tus umbrales, Je-ru-sa- ln* ho- ra y siem- pre, por los siglos de Jos si- glos A- men%

  • 36 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    4. LECTURA EVANGLICA Y PRECES

    Colocado el atad en su lugar, se lee la siguiente pereopa evanglica: En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones.

    p Lectura del santo Evangelio segn san Juan *2J* 14, 1-6

    En aquel tiempo, Jess dijo a sus discpulos: "No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean tambin en m. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera as, yo se lo habra dicho a ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio volver y los llevar conmigo para que donde yo est, estn tambin ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy".

    Entonces Toms le dijo: "Seor, no sabemos a donde vas, cmo podemos saber el camino?". Jess le respondi: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por m". Palabra del Seor.

    En lugar de este texto, puede leerse tambin otra de las percopas evang-licas que figuran en el Leccionario de difuntos (cf. en este mismo volu-men, el Leccionario de las misas de difuntos, pp. 444-455).

    TRASLADO Y RECEPCIN FORMA TPICA 37

    Despus de la lectura evanglica, puede recitarse un salmo apropiado (cf. Apndice I, pp. 308-336), o bien se hacen las siguientes plegarias litnicas u otras parecidas:

    A Dios, Padre de misericordia, pidamos humildemente por nuestro hermano (nuestra hermana) que ha muerto en el Seor.

    Para que perdones con bondad sus pecados.

    R. Te rogamos5 yenos.

    Para que aceptes sus buenas obras. R.

    Para que lo (la) recibas en la vida eterna. R.

    Terminemos nuestra oracin con la plegaria que nos ense el mismo Jesucristo, pidiendo que se haga siempre la volun-tad del Seor: Padre nuestro...

    A continuacin, se dice la siguiente oracin:

    Escucha, Seor, nuestras splicas y concede a nuestro hermano (nuestra hermana) N. cuyo cuerpo acabamos de colocar en esta casa de oracin, donde l (ella) te aclam con cantos de jbilo y alabanza,

  • 38 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    que te alabe ahora en el tabernculo admirable, y en tu presencia goce de la contemplacin de tu rostro. por los siglos de los siglos. R. Amn.

    Cuando el cadver se traslada a la iglesia antes de las exequias, segn el rito descrito en este captulo, la celebracin de las exequias propiamente dichas empieza directamente por el canto de entrada (y la iluminacin del cirio pascual) de la misa o de la Liturgia de la Palabra.

    TRASLADO Y RECEPCIN RITO SIMPLIFICADO 39

    B) Rito simplificado

    1. RECIBIMIENTO DEL DIFUNTO EN EL ATRIO DE LA IGLESIA

    El ministro saluda a los presentes, diciendo:

    El Seor est con ustedes. R. Y con tu espritu.

    Luego les dirige las siguientes palabras u otras parecidas:

    Hermanos: La muerte de nuestro querido hermano (nuestra querida hermana) N. nos entristece y nos recuerda una vez ms, hasta qu punto es frgil y breve la vida del ser huma-no. Pero, en este momento triste, nuestra fe nos conforta y nos asegura que Cristo vive eternamente y que el amor que l nos tiene es ms fuerte que la misma muerte. Por eso, nues-tra esperanza no debe titubear. Que el Padre de la misericor-dia y Dios de todo consuelo los conforte en esta tribulacin.

    Terminada esta monicin, dice:

    Oremos. Escucha en tu bondad, nuestras splicas ahora que imploramos tu misericordia por tu siervo (sierva) N a quien acabas de llamar de este mundo; dgnate llevarlo (llevarla) al lugar de la luz y de la paz,

  • 40 PRECES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS

    para que tenga parte en la asamblea de tus santos. Por Jesucristo, nuestro Seor.

    R. Amn

    2. INTRODUCCIN DEL DIFUNTO EN LA IGLESIA A continuacin, se introduce el cadver en la iglesia. Mientras se introdu-ce, es muy oportuno cantar el salmo 113, en el que la asamblea puede ir intercalando la antfona Dichosos los que mueren en el Seor; o bien, se entona otro canto apropiado.

    TRASLADO Y RECEPCIN RITO SIMPLIFICADO 41

    2. Al verlos, el mar huy, el Jordn se ech para atrs; los montes saltaron como carneros y las colinas como corderos.

    3. Qu te pasa, mar, que huyes? Y a ti, Jordn, que te echas para atrs? Y a ustedes, montes, que saltan como carneros? Ya ustedes, colinas, que saltan como corderos?

    4. En presencia del Seor la tierra se estremece, ante el Dios de Jacob: las piedras se transforman en estanques y en manantiales, el pedernal.

    5. Los hijos de Israel confan en el Seor: l es su auxilio y su escudo; los hijos de Aarn confan en el Seor: l es su auxilio y su escudo; los fieles del Seor confa en el Seor: l es su auxilio y su escudo. R.

    6. Los muertos ya no alaban al Seor, ni los que bajan al silencio. Pero nosotros s bendeciremos al Seor ahora y por siempre. Aleluya!

    Se repite el canto de la antfona Dichosos los que mueren en el Seor.

  • 42 ORACIONES PARA ANTES DE LAS EXEQUIAS