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    N 80Ao 25,

    abril -

    septiembre

    2016

    SECCIONES: LIBRETA DE CAMPO / NOTICIAS / PROPUESTAS YCONVOCATORIAS /AGENDA NACIONAL / AGENDA INTERNACIONAL

    Novedades de Antropologa | Ao 20, n 68 | 1

    De viento y arbustos. La madera en la

    arqueologa del Noroeste de Santa CruzSebastin Pasqualini

    Hilandera Payun Matru: una experienciade conservacin unida al desarrollo local

    Gabriela Lichtenstein

    Espacios de encuentro para compartir: laspeas folklricas bailables

    Ana Mara Dupey

    Patrimonio Arqueolgico en la ArgentinaDiana Rolandi, Mara Vazquez

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    > Museo Nacional del Hombre Cuenta con un patrimonio de alrededor de5000 piezas, que se conform con el aporte de los materiales provenientes de distintasinvestigaciones con sede en el INAPL, mediante importantes donaciones y a travs de la

    adquisicin de piezas especcas. Exhibe y difunde su patrimonio en el marco de contextossocioculturales pertinentes, rescatando los usos sociales y los valores asociados a los objetos,reconstruyendo la forma de vida de los pueblos representados.Servicios > Visitas guiadas a la muestra permanente Aborgenes argentinos: del pasado ala actualidad. > Talleres didcticos de cermica aborigen y de tecnologa de cazadoresprehispnicos. > Exposiciones temporarias organizadas temticamente para instituciones. >Talleres de capacitacin y asesoramiento tcnico a museos. Para visitas guiadas y talleres,solicitar turnos con antelacin a los telfonos 4783-6554 / 4782-7251 o por correo electrnico:[email protected]

    Horario de atencin al pblico | Lunes a Viernes de 10 a 19 hs.

    > Biblioteca Juan Alfonso Carrizo Especializada en antropologa, arqueologa,etnografa, folklore, historia colonial y disciplinas anes. El acervo est conformado poraproximadamente 25.000 obras. Esto incluye las colecciones especiales, tales como lasbibliotecas personales de Juan Alfonso Carrizo y Nstor Ortiz Oderigo y los manuscritos de laEncuesta de Folklore de 1921, adems de la hemeroteca que se actualiza en forma permanentepor medio de suscripciones y canjes. Distribuye por canje la publicacin peridica Cuadernosdel INAPL y otras ediciones del organismo.Servicios > Prstamos en sala de lectura > Prstamos interbibliotecarios (con convenio) >Referencia especializada > Atencin de consultas telefnicas, por correo postal y por correo-e ([email protected]) > Asistencia tcnica en temticas vinculadas a centros de

    documentacin.

    Horario de atencin al pblico | Lunes a Viernes de 10 a 17 hs.

    NOVEDADES DE ANTROPOLOGABoletn Informativo del Instituto Nacionalde Antropologa y Pensamiento Latinoame-ricano| Direccin Nacional de Patrimonio yMuseos | Secretara de Cultura| Presidenciade la Nacin

    Publicacin iniciada en octubrede 1991, nanciada por la

    Asociacin Amigos del InstitutoNacional de Antropologa. Las ediciones anteriores pueden consultarseen la pgina Web: www.inapl.gov.ar

    > Equipo editorialDireccin: Diana Rolandi Edicin: MaraCecilia Pisarello, Mariana Carballido, Marianaden Dulk, Alejandra Elas. Edicin grca:Mara NineFoto de tapa: Cultura Moche (300 aC-800 dC).Per.

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    Patrimonio Arqueolgico en la

    ArgentinaDra. Diana Rolandi1, Lic. Mara Vazquez2

    El patrimonio arqueolgico pertenece a laNacin o a los respectivos Estados Provincia-les. Es un bien de todos los ciudadanos, por lo

    tanto no puede ser reclamado por particula-res en benecio propio. Los bienes culturales,arqueolgicos y paleontolgicos, son recursosno renovables, su prdida es irreparable.

    Los coleccionistas suelen presentarsecomo los salvadores del patrimonio ya queellos han rescatado a los objetos de su des-

    truccin y desaparicin al cuidarlos y conser-varlos. Que esta sea la manera de salvar laspiezas arqueolgicas es un argumento desdetodo punto de vista falso. Fuera de su con-texto la pieza ha perdido casi todo su valor ysignicado arqueolgico: el vendedor y el co-leccionista preservan y conservan las piezas,sin relacin de contexto y origen, solo por su

    valor esttico y de mercado.Con la destruccin de los sitios arqueolgi-

    cos, o de los objetos, se pierde la informacinque acerca del pasado se obtiene de ellos yaque no podemos conocer el pasado sin una in-vestigacin arqueolgica. Esta debe tener encuenta todos los vestigios y las relaciones de

    todos ellos entre s, con los ecofactos y con elmedio fsico en que se hallan. Al excavar enforma clandestina se destruyen las evidenciay por ende el contexto, la procedencia y susasociaciones. El huaquero o saqueador des-truye todo en bsqueda de objetos para suventa. El saqueo se produce porque existeuna demanda de estos productos, gente queno tiene escrpulos en destruir para comer-ciar lo que es de toda la comunidad y gen-te que presiona para que se le vendan ese

    tipo de objetos para su disfrute individual,sin pensar en la historia que se perdi parasiempre.

    Legislacin nacional

    El antecedente ms antiguo de Protec-cin del Patrimonio arqueolgico en Amricaes el texto que nos facilitara la Lic. AraceliBellota, (comunicacin personal) y que se lodebemos al General Don Jos de San Martn,cuando declar la Independencia de Per yasumi su Protectorado, entre julio de 1821y setiembre de 1822. El 2 de abril de 1822 sedict un decreto en el que se dispona:

    la prohibicin de la extraccin de mate-riales arqueolgicos de las Huacas y ordenaba

    Cultura Recuay (200 dC- 600 dC). Per.

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    preservar esas reliquias. Con dolor se hanvisto hasta aqu vender objetos inaprecia-bles, llevarse a donde es conocido su valor,privndonos de la ventaja de poseer lo nues-tro. En precaucin de esto, se ha resuelto loque sigue.

    Los monumentos que quedan de la an-tigedad del Per, son una propiedad de laNacin, porque pertenecen a la gloria quederiva de ellos En precaucin de esto, seha resuelto lo que sigue:

    EL SUPREMO DELEGADO ha acordado y de-creta:

    1. Se prohbe absolutamente la extrac-cin de obras antiguas de alfarera, teji-dos y dems objetos que se encuentren enlas Huacas sin expresa y especial licencia delgobierno, dada con alguna mira de utilidad

    pblica.2. El que contraviniere el artculo ante-rior, incurrir en la pena de perdimiento de laespecie, sea poco o mucho su valor, la que seaplicar al museo nacional, y a ms mil pesosde multa, aplicados a los fondos destinados ala instruccin pblica. Los administradores deaduana y comandantes de resguardo, quedanencargados de velar la observancia de estedecreto bajo su responsabilidad. Publicadoen la Gaceta del Gobierno de Lima Indepen-diente del 3 de abril de 1822, tomo II, N 27,pgs.. 1-2.

    Con este espritu hace ms de 100 aos,en 1913, la Repblica Argentina sancion la

    Ley Nacional 9080 de Proteccin del Patri-monio Arqueolgico y Paleontolgico, regla-mentada en el ao 1921.

    La Constitucin Nacional, en su artculo41 establece que las autoridades proveerna la preservacin del patrimonio natural ycultural. Las provincias, poco a poco, fue-

    ron reglamentando sus propias leyes de pro-teccin del patrimonio. Argentina aprob atravs de la ley N 19.943, en el ao 1973, laConvencin de la UNESCO de 1970 sobre las

    Medidas que deben adoptarse para Prohibire Impedir la Importacin, la Exportacin y laTransferencia de Propiedad Ilcita de BienesCulturales. La Convencin reconoce que losbienes culturales son uno de los elementosfundamentales de la cultura de los pueblos yque es indispensable que cada Estado tomeconciencia de sus obligaciones morales res-pecto a su patrimonio cultural y el de todaslas naciones. Por ley N 25.257 se raticel Convenio UNIDROIT (Instituto Internacio-

    nal para la Unicacin del Derecho Privado)sobre los bienes culturales robados o expor-tados ilegalmente, en julio del 2000. Una delas clusulas ms importante es el principiode que cualquiera que tenga en su haber unobjeto robado debe devolverlo en todos loscasos, aunque lo haya adquirido de buena fe.

    As como declarar que todos los objetos pro-cedentes de excavaciones ilcitas son consi-derados objetos robados.

    En abril del ao 2001 el Congreso de la Na-cin aprob, por ley N 25.568, la Convencinsobre Defensa del Patrimonio Arqueolgico,Histrico y Artstico de las Naciones America-nas Convencin de San Salvador adoptadaen Chile en 1976 por los estados miembros dela OEA. Tiene como objeto la identicacin,registro, proteccin y vigilancia de los bienesque integran el patrimonio cultural de las na-ciones americanas para a) impedir la exporta-cin o importacin ilcita de bienes culturalesy b) promover la cooperacin entre los Esta-

    dos Americanos para el mutuo conocimientoy apreciacin de sus bienes culturales. Esta-blece que cada estado deber impedir por to-dos los medios a su alcance las excavacionesilcitas en su respectivo territorio.

    Nuestro pas particip activamente en laconcrecin de la Convencin Internacional

    sobre Patrimonio Subacutico, raticada, enel ao 2009, por la ley N 26.556 por el Con-greso de la Nacin. Esta convencin protegetodos los rastros de existencia humana que

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    tengan un carcter cultural, histrico o ar-queolgico, que hayan estado bajo el agua,parcial o totalmente, de forma peridica ocontina, por lo menos durante 100 aos.En el Ro de la Plata hay ms de 1200 barcoshundidos desde el siglo XVI.

    En el ao 2003 se sancion la ley N 25.743de Proteccin del Patrimonio Arqueolgico yPaleontolgico, que fue promulgada el 25 dejunio de ese ao.

    Uno de los objetivos principales de la

    actual ley de proteccin del patrimonio ar-queolgico es frenar el incremento de lascolecciones particulares, se nutren de obje-tos generalmente obtenidos de una cadenaclandestina o ilegal. Los coleccionistas de-ben registrar sus colecciones arqueolgicas,argentinas y de otros pases, en los distritos

    donde se encuentran asentadas las mismas,y est prohibido incrementar sus coleccionespues ello equivaldra a una declaracin de lacomisin de un ilcito, que es la apropiacinilegal de bienes de la Nacin.

    Tengamos en cuenta que INTERPOL esti-ma que slo de un 5 a un 10 % de los bienesculturales robados son recuperados. Con todaesta informacin se crear un banco de datoscon la posibilidad, en caso de producirse unhecho ilcito, de difundir electrnicamentela informacin de inmediato a todas las ins-tancias legales nacionales e internacionalesinvolucradas en combatir este problema.

    La ley 25.743 adems explicita, de manera

    muy clara, la prohibicin de importar, expor-tar, tracar y comerciar bienes arqueolgicosy paleontolgicos.

    Desde hace mucho tiempo los investiga-dores del Instituto Nacional de Antropologay Pensamiento Latinoamericano y de otrosCentros Cientcos han sido conscientes que

    para poder implementar cualquier tipo de ac-cin tendiente a la proteccin del patrimoniohaba que hacerlo a travs de la participacinde la comunidad donde estaba inserto el si-

    tio arqueolgico/histrico. La transferenciade los conocimientos, la colaboracin en lastareas que se emprenden, la creacin de mu-seos de sitio y centros de interpretacin, laexplicacin de qu es lo que hacemos, porqu lo hacemos y para qu lo hacemos sonpuntos fundamentales para su integracin.No se puede proteger lo que no conocemos.

    Otro punto de fundamental importanciaes la capacitacin de las fuerzas de seguridady de los organismos de control: Policas Fe-

    deral y Provinciales, Gendarmera Nacional,Prefectura Naval, Polica de Seguridad Aero-portuaria, Direccin Nacional de Aduanas.

    Las buenas prcticasLa proteccin de este patrimonio es una

    tarea colectiva y mancomunada. Si bien lalegislacin es necesaria y constituye un apo-

    yo, el patrimonio no se preserva solo conleyes. Las comunidades cercanas a los sitiosdeben estar informadas de las tareas que serealizan, explicar las razones del proyecto ybrindarles la posibilidad de que participen yse sientan comprometidos con el mismo. Deesta manera sabrn por qu se llevan a cabolas investigaciones, cul es la importanciadel sitio, qu signica dentro de la historialocal y regional y por qu, en consecuencia,es necesario protegerlo. No podemos identi-carnos con ese patrimonio si no lo acercamosa la comunidad y lo hacemos propio de cadauno de ellos, como parte integrante de su pa-sado, como responsables de su transferencia

    y legado para los ciudadanos venideros.Estamos convencidos que los nicos me-dios para combatir el trco ilcito y la des-truccin de los bienes y sitios arqueolgicose histricos son:

    - Claros cdigos de tica profesional- Crear una mayor conciencia sobre el sig-

    nicado del patrimonio y la necesidad de supreservacin- Propiciar un cambio de actitudes por

    parte de los llamados coleccionistas

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    - Implementar programas educativos queestimulen y desarrollen el respeto al patri-monio cultural

    - Profundizar la capacitacin de las fuer-zas de seguridad y control, justicia, gestorespolticos y representantes eclesisticos.

    - Difundir nuestras acciones en los mediosde comunicacin

    - Elaborar hojas informativas y educativaspara el turismo sobre la prohibicin de tra-car con bienes arqueolgicos y paleontol-

    gicos y sobre las leyes de proteccin de losmismos

    - Adiestrar a los agentes aduaneros en ladeteccin de los bienes arqueolgicos y pa-leontolgicos manipulados ilcitamente aigual que de los procedimientos requeridosen caso de su deteccin

    - Elaborar inventarios exhaustivos de losbienes, crucial en el momento de denunciare investigar un robo

    - Realizar una Lista de Bienes Arqueolgi-cos y Paleontolgicos en peligro de la Argen-tina.

    - Tener muy presente que la mayora delas piezas que se tracan no poseen cdigos

    de identicacin, ni fotografas, ni chasdescriptivas, ya que provienen de saqueos desitios arqueolgicos y no de Museos o Colec-ciones.

    - Difundir mediante un programa siste-mtico y amplio, a nivel nacional, de la im-portancia de la preservarlos de los bienes

    culturales de la Nacin y dar a conocer losinstrumentos legales referidos a los mismos.- Propiciar que las provincias adecen sus

    leyes a la ley Nacional N 25.743- Constituir Comits provinciales de Lucha

    contra el Trco Ilcito de Bienes Culturales.- Conformar una red digital de informa-

    cin entre las provincias y la Nacin.La ecacia de la proteccin del patrimo-

    nio depende adems de la aplicacin de lalegislacin nacional e internacional, de la

    realizacin de acciones mancomunadas entrela Nacin, las provincias y los municipios, dela cooperacin que se establezca entre losEstados y de una actitud co-responsable yparticipativa por parte de la comunidad en laprevencin de los robos, saqueos, excavacio-nes clandestinas y trco ilcito.

    Debemos ser responsables de nuestro pa-trimonio para que la comunidad cultive loque hemos recibido y lo respete y proteja.El cambio de actitudes es un proceso lento y

    largo, pero el nico efectivo y que nos permi-tir con el tiempo hacer efectiva la protec-cin de nuestro patrimonio cultural y de laidentidad de las comunidades.

    Restitucin a Per y Ecuador. A modo deejemplo

    En el ao 2000 el Instituto Nacional de

    Antropologa y Pensamiento Latinoamericano(INAPL) brinda un curso de capacitacin alPAN (Polica Aeronutica Nacional) y ese mis-mo ao la Divisin Proteccin del PatrimonioCultural de la PAN, desarrolla investigacionesrelacionadas con el trco ilcito de bienesarqueolgicos. A consecuencia de ellas el Sr.Omar Hamid, integrante de la PAN, efecta

    la denuncia y el tribunal dispone tareas deinteligencia.

    Figura guerrero. Cultura Moche (300 AC-800 DC). Per.

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    En noviembre de ese ao se realiza unaserie de allanamientos, a los nes de proce-der al secuestro de las piezas en infraccina la ley N 9080 de Ruinas y Yacimientos Ar-queolgicos y Paleontolgicos, convocando alInstituto Nacional de Antropologa y Pensa-miento Latinoamericano (INAPL) para la de-signacin de peritos arquelogos.

    Se realizaron procedimientos en diversoslocales y casas particulares en la Ciudad deBuenos Aires y en la provincia de Buenos Ai-

    res. Los procedimientos duraron ms de 24horas y se desarrollaron en forma paralela.Un nmero importante de investigadores delInstituto Nacional de Antropologa y Pensa-miento Latinoamericano, CONICET, Univer-sidad de Buenos Aires, Universidad Nacionalde La Plata, Museo Etnogrco, colaboraron

    en los allanamientos efectuados en diversaspropiedades.Entre las aproximadamente 20.000 piezas

    incautadas, en su mayora provenientes deAmrica, Per, Ecuador, Argentina, Bolivia,Mxico, Colombia, se cuentan tanto piezasarqueolgicas como paleontolgicas y restospaleo-botnicos.

    Estas acciones dieron lugar al inicio de laCausa N 10817/2000 con actuacin del Juz-gado Nacional en lo Criminal y CorreccionalFederal 3, Secretara N 5, y en el marco dela Ley Nacional 9080. Se designa al INAPLcomo depsito judicial de los bienes secues-trados.

    El estado argentino se presenta como que-rellante y posteriormente en el ao 2001 elestado peruano, representado por el Sr. Em-bajador Don Hugo de Zela Martnez. Asimis-mo, se asesora a la Embajada de Ecuador enla presentacin de este pas como querellan-te ante la justicia argentina.

    Desde los inicios del proceso y a partir del2003 con las funciones asignadas por la LeyNacional N 25743, en su carcter de organis-mo de aplicacin nacional, ha sido responsa-

    bilidad del INAPL la toma de decisiones y losprocedimientos ejecutados, en consonanciacon su perl institucional. Entre el ao 2000

    y el 2001 se entregan las primeras cajas depiezas secuestradas al INAPL (depsito judi-cial).

    El ao 2007 se realizan nuevos allanamien-tos a cargo de INTERPOL en los que se secues-tran alrededor de 1000 piezas, arqueolgicasy paleontolgicas.

    En el ao 2010 el INAPL resuelve el deco-

    miso de todas las piezas y en mayo del 2014el fallo judicial dispone que se arbitren losmedios necesarios a nes de hacer efectivala entrega de las piezas pertenecientes alpatrimonio de la Repblica del Ecuador y dela Repblica del Per. Y unos meses despusse dispone que el Instituto arbitre los medios

    para inventariar los bienes argentinos y resti-tuir a quien considere pertinente los restan-tes

    Se restituyeron a la Repblica de Ecuadorun total de 423 piezas, entre las que se cuen-tan algunas gurinas de la cultura Valdivia deaproximadamente 5000 aos de antigedad.Tambin hay piezas de las culturas Baha,Guangala y Tolita. Adems se rescat una ta-lla en madera policromada representando unCristo sangrante.

    Cultura Tunchaun (800-1250 d.C). Ecuador

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    1000 AC), vasijas silbadoras con todo tipo derepresentaciones pertenecientes a las cultu-ras Moche, Chimu y Vicus, arbalos incaicos;gran diversidad de cuchimilcos Chancay, des-de muy pequeos y sencillos hasta algunos de50cm de alto y con hermosos pinturas facia-les policromas. Los animales representadosson muy variados en estilos, formas y cultu-ras, estn las infaltables y siempre presentesllamas y tambin hay monos, perros, loros,jaguares, lobos marinos y hasta pinginos.

    Son destacables tambin las tallas en hue-so, desde autas, hasta instrumentos paratejido, caleros y cuentas.

    Para la restitucin de las piezas se reali-z, en la sede del INAPL, el registro, acondi-cionamiento y embalaje nal. Las accionesestuvieron a cargo de los Arquelogos y con-

    servadores del RENYCOA, como as tambindel personal de apoyo del INAPL.

    Notas1Directora del Instituto Nacional de Antropo-

    loga y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) - Mi-nisterio de Cultura de la Nacin. [email protected]

    2

    Investigadora del Registro Nacional de Yaci-mientos, Colecciones y Objetos Arqueolgicos -INAPL. [email protected]

    A nes de su restitucin, en el mes de mar-zo de 2015, se realizaron en la sede del INAPL,el registro, acondicionamiento y embalaje -nal de las mismas. Las acciones estuvieron acargo de los Arquelogos y conservadores del

    RENYCOA y una arqueloga representante delINPC de la Repblica de Ecuador.

    Las piezas restituidas al Per son 4136,algunas de carcter excepcional. Encontra-mos objetos de cermica, textiles, metales,madera, spondilus y esculturas en piedra. Enel lote restituido podemos encontrar toda

    la diversidad de la habilidad de los artesa-nos precolombinos, desde sencillas cuentasde mineral de cobre y caracol, hasta cetrosde mando manufacturados con tcnicas muycomplejas. Hay gran variedad de objetos demetal (pinzas, topos, hachas, vasos y tiaras),arte plumario y escultura en piedra de nsi-mos detalles.

    Los textiles son de una gran variedad,gasas cuyo trama forma representacionesgeomtricas y motivos zoomorfos, textiles dealgodn teidos con plangi (mediante atado),gorros en smil terciopelo, bandas ceflicas,chuspas (bolsas) y textiles de hermosos colo-res tanto pintados y bordados como disea-

    dos directamente en los telares.Es imposible describir la variedad de las

    piezas cermicas hay botellones Chavn, (ca.

    Equipo de trabajo INAPL. Identicacin y preparacin delembalaje.

    Instituciones intervinientes en el traslado de las piezas:INAPL, Interpol (PFA), Embajadas de Per y Ecuador yempresa de mudanzas internacionales.

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    Antropologa

    Espacios de encuentro para compartir:las peas folklricas bailables1

    Ana Mara Dupey

    Las peas llamadas folklricas constituyen

    espacios y tiempos en los que espontnea-mente actores sociales transmiten, socializany convalidan formas expresivas folklricas,provengan de fuentes letradas u orales, y seapoyen musicalmente en interpretaciones deartistas en vivo y/o musicalizaciones en basea grabaciones discogrcas. Tericamente,las expresiones musicales y dancsticas ac-tuadas en las peas han sido categorizadascomo proyecciones (Augusto R. Cortzar,1959) porque se consideraba que aunquedichas expresiones repliquen gneros tradi-cionales o revelen inspiracin folklrica eranproducidas en un medio que no se corres-ponda con el medio vernculo,- la llamada

    sociedad folk, segn la denicin de RobertRedeld (1974)-. Esta perspectiva sustentabaque la produccin y circulacin del folkloreslo se daba en un grupo social culturalmentehomogneo, rural y aislado que se opona aotros modos de produccin y circulacin enmbitos urbanos, heterogneos y tecnolgi-

    camente desarrollados. Sin embargo, si seadoptan los aportes de Charles Briggs (2012)que asume por un lado, una perspectiva prag-mtica sobre la comunicacin del folklorepor distintos circuitos y en la interseccin dedistintos grupos sociales y focaliza en cmolas prcticas de distintas formas expresivasfolklricas atraviesan mbitos de diferentesescalas y fronteras de naturaleza diversa, ypor otro lado, se toma en cuenta la concien-cia metapragmtica sobre la circulacin de

    las expresiones folklricas; es decir, cmo lagente se representa la circulacin del folklo-re en dilogo con otras expresiones cultura-les, en otros soportes y formatos mediticos,se puede plantear una revisin de la categori-zacin de las peas como proyecciones y con-siderarlas como instancias de comunicacin ycirculacin del folklore. En esta presentacinme referir a cmo las peas folklricas baila-

    bles se han formado por fuera de los mbitosde las instituciones ociales, han involucradoa distintas generaciones, y han atravesado di-versos procesos histrico polticos en las quese han socializado y negociado identicacio-nes sociales tomando como referencia al fo-lklore. Si bien estos espacios socio-artsticos

    se hallan presentes en distintas latitudes denuestro pas, me limitar a los desarrolladosen la ciudad de Buenos Aires.

    Pea Atalaya. Club GEBA

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    Modernidad y Centros Criollistas y Nati-vistas

    En el marco de un programa modernizadorde la Argentina del Centenario sustentado enla expansin de una economa agro-exporta-dora, la atraccin de mano de obra a travs dela inmigracin ultramarina, de las provinciashacia la ciudad puerto y la creciente urbani-zacin, se impulsa una poltica de construc-cin de ciudadana. Dicha poltica promuevela construccin de una matriz identitaria na-

    cional, blanca, eurocntrica declarada mes-tiza e inscribiendo en ella expresiones delgnero gauchesco. Ofreciendo de este modoun soporte de conocimiento y reconocimien-to subjetivo a la poblacin, que armaba unaidentidad mestiza/criolla sobre otras a lasque negaba su existencia: afro descendientes,

    pueblos originarios, Rom, etc. Esta matrizcriollista/gauchesca fue incorporada a travsde narrativas y prcticas ociales y disemina-da mediante la educacin, los medios masi-vos de comunicacin, las artes y las ciencias.Si bien este proyecto ha sido hegemnico,como seala A. Prieto (1988), fue objeto dedistintas apropiaciones, por parte de diver-

    sos sectores sociales. Las elites locales, paralegitimar el proyecto modernizador y validarsu posicin preeminente en el mismo, los ex-tranjeros para integrarse en el nuevo medio,y los sectores populares nativos como formade armar los valores de un modo de vida queconfrontaba con las transformaciones que se

    estaban produciendo. En forma espontnea,por fuera de las instituciones ociales, culto-res de manifestaciones folklricas, en parti-cular de gneros musicales y dancsticos, seagruparon en centros criollistas / nativistas,que a nes del siglo XIX y principios del XXactuaron como instancias articuladoras de losdistintos grupos que conformaban la sociedadportea. Adems de conformar un canal parala trasmisin de saberes y prcticas de expre-siones musicales y danzas folklricas, fueron

    espacios de negociacin del discurso criollis-ta. Denominaciones de los centros como Losperseguidos del juez, Los matreritos, Loshuidos de la frontera, Los rezagos de la na-

    cin Tehuelche, Los Vencidos de La Pam-pa, Los Despreciados, Los bandidos deldesierto, La Toldera, La Guarida etc.abren el plural de la matriz criolla ocial in-troduciendo marcaciones tnicas y denunciassobre marginalidad que afectaba a la pobla-cin que viva bajo el proyecto modernizador(Adamovsky, 2014).

    Centros de residentes de provincia, sa-lones y peas folklricas en el siglo XX

    La favorable recepcin de las representa-ciones en salas teatrales de la Compaa deArte Nativo de Andrs Chazarreta en 1921,autor que llevaba al escenario aquellas dan-zas y msicas que haba recopilado en su

    Santiago del Estero natal, junto con las delriojano Eusebio Zrate -este ltimo no slointrodujo las danzas folklricas sino tambinel recitado en canciones criollas en 19221- laincorporacin de intrpretes del folklore enlos medios radiofnicos y la grabacin disco-grca en las dcadas del 20 al 30 van le-

    gitimar, ampliar y transformar los circuitosdel folklore en la ciudad de Buenos Aires. Aello se suma la formacin de centros de resi-

    Pea de Parque Patricios. Jorge Gordillo

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    dentes de provincia que inician una actividadcultural y mutual organizando bailes criollosy presentando conjuntos folklricos como esel caso de Provincianos Unidos en el barriode Flores y otros -bajo la forma de emprendi-mientos comerciales- como por ejemplo Pala-cio de las Flores, Palermo Palace, La Enrama-da etc., favorecen el ascenso de la adhesinal folklore y la fruicin de sus expresiones porparte del pblico.

    En los aos 40 surgen salones y peas

    Achalay Huasi2, Hormiguero, El Estribo, ElCardn, Mi Rancho frecuentadas por clasesmedias acomodadas, especialmente por j-venes universitarios, que cultivaban el fo-lklore. Tambin concurran artistas del inte-rior que tenan la oportunidad de ser vistosy contratados para actuar en la radio y en

    teatros y/ o acceder a las casas de grabacindiscogrca.Durante las presidencias del general Juan

    Domingo Pern se produce un fenmeno deintensicacin de la difusin de la msica,bailes, y toda actividad de origen nativo. Laspeas cobran auge no slo porque son impul-sadas por organizaciones poltico partidarias

    como la Unidad de Estudiantes Secundariosy los sindicatos para atraer simpatizantessino tambin por la masiva irrupcin de fa-milias provenientes del interior atradas porla creciente demanda de mano de obra anteel desarrollo de la industria en los principalescentros urbanos. Este pblico fue aglutinn-

    dose en peas, alojadas en clubes, socieda-des de fomento, animadas mayormente porconjuntos musicales. Acciones legales comoel Decreto 3371/1949 de Proteccin de laMsica Nacional, dispuso que las conterasy lugares pblicos deban ejecutar un 50% almenos de msica nativa. Medida raticada en1953 por Ley No. 14.226, conocida como Leydel Nmero Vivo, que ordenaba incluir artis-tas en vivo en las funciones cinematogrcasfavorecieron la expansin del folklore. La in-

    clusin de contenidos curriculares referidosal folklore, en especial sobre danzas y msi-ca, en los programas de enseanza ocial delos distintos niveles educativos inculc en losjvenes el gusto por la msica y las danzasfolklricas y su valorizacin positiva.

    El boom de las peas de folklore en los60La convergencia de la enseanza del fo-

    lklore en la escuela y la sensibilizacin so-cial y anti cosmopolita de los jvenes (Mari-na Lida, 2012) favorecieron la expansin delas peas propiciando la apropiacin de los

    gneros folklricos, por parte de los jvenes-que no pertenecan a un mbito rural tra-dicional sino a sectores urbanos. Movimientoque fue reforzado por la renovacin meldi-ca, armnica y potica de los gneros y sudifusin por los medios masivos y las empre-sas discogrcas. Un emblemtico grupo deeste perodo fueron los Arroyeos3. La Pea

    de Fanny descoll en la noche portea4. Porella transitaron Los Chalchaleros, Hugo Daz,Los Tres para el Folklore, Los Huanca Hua.

    Tapa disco de msica peera.

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    Hamlet Lima Quintana escribi en su libroLos Referentes que Cerrito 34 fue el pri-mer gran templo del Nuevo Cancionero. Pero,tambin, fueron trascendentes para la comu-nicacin y circulacin del folklore: Trocade-

    ro, Nobel -en Lavalle y Esmeralda- El PaloBorracho perteneciente a Hemn FigueroaReyes y su madre, Mariela Reyes- El Pial,El Gallito, Piedra Libre, El Stano deCarlino, La Querendona -inaugurada el 31de julio de 1966 en la sede del Club del PlataSocial y Deportivo en la calle Carabelas al 200

    teniendo como padrinos a la cantante Surayy al maestro Alberto Castelar, El Tabln, lapea de Ollantay y La Flor. Todas estaspeas eran lugares de encuentro de los msi-cos llegados del interior.

    En las dcadas de los 60-70 el auge delfolklore, tambin, fue fogoneado por el de-bate del revisionismo histrico de los intelec-tuales que en trminos generales denunciabael sesgo de la historia ocial, por parte delos sectores dominantes y la accin del im-perialismo contra la nacin. Estas nocioneseran compartidas por las distintas variantesrevisionistas ms all de diferencias existen-tes en otros temas. Para Ortega Pea y Duhal-

    de (1967) la narrativa de la historia nacionalhaba sido modicada en lo concerniente ala interpretacin que ofreca de los caudillos

    montoneros. Se ocultaron los ciclos de lastradiciones orales, como las referidas a Feli-pe Varela, que cuestionaban la interpretacindel discurso ocial que los presentaba comobandidos depredadores. Asimismo, ponan entela de juicio a las izquierdas musicales fo-lklricas, que efectuaban denuncias en abs-tracto explotando las ganancias comercialesdel folklore y a los folkloristas que estudia-ban las expresiones folklricas desprendidasde sus contextos histricos sociales. Pero el

    revisionismo no solo avanz en la academiay entre militantes de agrupaciones polticasde distinto signo, sino en el repertorio de in-trpretes que reivindicaban a Rosas y a lasmontoneras. Estos msicos amplicaron estasrevisiones histricas alcanzando una gran po-pularidad.

    A mediados de los 70 y durante la dicta-dura militar, aquellas expresiones musicalesde autores relacionados con Movimiento delNuevo Cancionero o en los que se efectuabandenuncias polticas van a ser censuradas5, ysus autores e intrpretes perseguidos, cons-triendo el desarrollo peero.

    Las peas porteas en los inicios delsiglo XXI

    En la actualidad, las peas presentan unagran diversidad por sus modalidades organi-zativas, composicin social, anclaje institu-cional (clubes, centro de jubilados, salones,sedes sindicales, polideportivos, parroquias,

    sociedades de colectividades, casas de pro-vincia), estilos del lenguaje artstico desple-gado en la msica y en la danza, ms apegadosal folklore cannico o abiertos a la creativi-dad. Son impulsadas por diversos agentes:cultores espontneos de gneros folklricos,inmigrantes que buscan recrear expresionesde su lugar de origen, artistas que tratan de

    difundir sus creaciones en el gnero e insti-tuciones de la sociedad civil que las desarro-llan como estrategias integradoras de distin-

    Eusebio Zarate con su guitarra

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    tos sectores sociales: jvenes, trabajadores,sectores populares, etc. Se diferencian dis-tintos participantes: organizadores, musica-lizadores, conjuntos musicales y docentes de

    danzas, cuando se incluye la enseanza, ade-ms de los habitus. Desarrollan un calenda-rio celebratorio que incluye las estas cvicasy el aniversario de la creacin de la pea.Los asistentes a las peas establecen lazosde pertenencia con las mismas en trminosde su identicacin con el gnero musicalfolklrico prevaleciente, ya sea por la selec-

    cin que hace el musicalizador y/o msicosque actan, y los estilos de las danzas que sedespliegan. Cada pea tiene una modalidadparticular dada por los conjuntos musicalesque actan, los gneros musicales y danzasque se practican y la sociabilidad que se des-pliega en la misma. Estn las que cultivan

    los gneros folklricos en sus versiones mstradicionales y las que son espacios dondeintrpretes de folklore exponen sus creacio-nes para validarlas, a travs de la aprobacindel pblico. Incluso una misma pea puedeen una franja horaria tener un pblico adultoque se apega a las versiones vernculas del

    folklore y en la siguiente, jvenes que gustande expresiones actualizadas del folklore quecombinan con otras manifestaciones como lacumbia. Los peeros poseen conocimientos,

    prcticas y compromisos acerca cmo debecomunicarse el folklore, qu tipo de gne-ros folklricos deben actuarse, qu dinmicadebe guardarse en la circulacin de las ex-presiones folklricas y el papel de la creati-vidad en relacin con la tradicin. Pero no setrata de una preceptiva compartida en formahomognea sino objeto de polmicas, disen-sos, reexiones crticas, aspectos que sonconstituyentes de las identicaciones de lospeeros con este campo.

    En esta exposicin se propuso resaltar lasignicacin de estas organizaciones artsticosociales, que han acompaado los distintosprocesos de transformacin de la sociedadportea y nacional y poner en valor estosmbitos socio culturales donde se procesa lamemoria colectiva y se da cuenta de las va-

    riaciones de las que han sido objeto distintasexpresiones del folklore como manifestacinde identicacin social, por parte de sus in-trpretes en un mbito no institucional. Asi-mismo, constituyen espacios culturales dondese procesa el patrimonio cultural intangiblede la ciudad de Buenos Aires.

    Notas

    1Esta versin se basa en el mensaje presenta-do ante la Academia Nacional de Folklore, cuandofui designada Acadmica Consulta de la misma (26de noviembre 2015) y se enmarca en proyecto N2030/RPC/14 Peas folklrica y su vinculacincon el PCI de la CABA de la ADIF, entidad a la

    que asesoro acadmicamente. Este proyecto fueaprobado por Fondo Metropolitano de la Cultura,las Artes y las Ciencias.

    2 En 1922 E. Zrate es nombrado Presidentede la Comisin de Fiestas del Centro de Residen-tes Riojanos en Buenos Aires y organiza reunionesdonde se danzan y actan conjuntos folklricos.

    3 El arpista Prudencio Gimnez actu entre

    1947 y 1950 segn Rubn Prez Bugallo (En ElChamam: Races Coloniales y Des-Orden Popularp.133). Carlos Di Fulvio lo hizo en 1957 lo quele permiti establecer contactos para acceder al

    Pea de Parque Patricios (Foto: Gabriel Giubellino)

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    mbito de la televisin.4 Para este perodo las peas en funciona-

    miento en la ciudad de Buenos Aires eran: Cen-tro Cultural Folklrico Argentino del Magisterio,Pea Correntina, Pea Folklrica de la AsociacinPatritica Libanesa, Pea Folklrica del AteneoPopular de Versalles, Pea Folklrica del ClubGimnasia y Esgrima, Pea Folklrica del Club Ri-ver Plate, Pea Folklrica del Club Villa Crespo,Pea Folklrica del Club Y.P.F., Pea Folklrica ElAbrojito, Pea Folklrica El Cielito, del S y D. VillaMalcom, Pea Folklrica El fogn de los arrieros,Pea Folklrica La Rastra, Pea El Libertador, Aso-

    ciacin El plumerillo, Agrupacin Tradicionalista ElCeibo, Circulo Folklrico Mi poncho, AgrupacinFolklrica Nativa El Pial entre otras.

    5 Funcion primero en Cerrito 34, y luego enEcuador 979, y desde 1960 a 1985 marc diferen-tes etapas de la noche peera.

    6 As lo testimonian las resoluciones del Comi-t Federal de Radiodifusin (COMFER) de la po-

    ca.

    Bibliografa de referencia

    Adamovsky, Ezequiel (2014) La cuarta funcin delcriollismo y las luchas por la denicin del ori-gen y el color del EthnosArgentino (desde lasprimeras novelas gauchescas hasta c. 1940)

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    nal/ (consultado 15-1-16)http://www.newsarama.com/3775-walt-el-gru-po-new-doc-explores-disney-s-wwii-diploma -cy.html (consultado 15-1-16)

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    Arqueologa

    De viento y arbustos.La madera en la arqueologa delNoroeste de Santa Cruz

    Sebastin Pasqualini

    Las investigaciones arqueolgicas del No-roeste de Santa Cruz que se vienen desarro-llando en los ltimos aos, demuestran queesta regin ha sido un espacio frecuentemen-te ocupado por los grupos cazadores-reco-lectores que all vivieron, desde hace por lo

    menos 6500 aos atrs (Goi 2010). En esteinmenso territorio desrtico, hoy desocupadode poblaciones nativas, los restos materialesdejados all en el pasado constituyen una par-te importante del registro arqueolgico quese estudia actualmente. Fabricacin de arte-factos en piedra, fauna consumida, represen-taciones rupestres, restos humanos y hastarecursos leosos, forman parte de un abanicoamplio de lneas de evidencia e informacinque dan cuenta del gran inters que tieneesta regin en trminos arqueolgicos.

    Con respecto a esta ltima lnea, pode-mos decir que la relacin entre las personas ylos recursos naturales ha sido en el pasado y

    an en el presente, compleja y variable. Unade esas relaciones, entre tantas, es la que elhombre ha mantenido con los recursos leo-sos o combustibles desde tiempos pretritos.As, la presencia de carbones en los sitios ar-queolgicos, constituyen una evidencia rmeacerca del uso de estos recursos en el pasado

    y nos brinda informacin sobre sus formas deseleccin, distribucin o consumo.A partir de las observaciones efectuadas

    sobre fuentes histricas del siglo XIX y los

    anlisis arqueobotnicos realizados sobrecarbones hallados en sitios arqueolgicos, sepretende ofrecer aqu un panorama acercala importancia que han tenido estos recursospara los cazadores-recolectores que ocupa-ron la regin en los ltimos 2500 aos.

    Para entender el porqu de este recortetemporal, es necesario mencionar el esce-nario ambiental en el que estas ocupacionesocurrieron en este sector de Santa Cruz (Fi-gura 1). Hace 2500 aos aproximadamente,las condiciones de humedad habran sido me-nores con respecto a momentos anteriores.A raz de esto habra comenzado un procesode desecacin progresivo y uctuante delambiente que cobrara importancia en lospatrones de movilidad y el uso del espaciopor parte de los grupos humanos, debido alas restricciones en las fuentes lagunares deagua disponibles (Goi 2000, 2010).

    A partir de entonces y de manera diferen-

    cial, los sectores considerados bajos (meno-res a 400 msnm) tales como los lagos Cardielo Posadas, habran funcionado de maneraresidencial a lo largo del ao, debido a ladisponibilidad de presas para cazar (especial-mente guanaco), materias primas para la ela-boracin de artefactos y arbustos disponibles

    para usarlos como combustible. De maneracomplementaria, los sectores altos (mayoresa 900 msnm) como la Pampa del Asador, ha-

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    bran sido utilizados durante el verano bajoun inters logstico, es decir, para la obten-cin de recursos tales como el procesamien-to de guanacos para ser transportados o la

    bsqueda de materias primas lticas para laconfeccin de herramientas. La razn de estoltimo se debe a que durante los meses deinvierno, estos sectores se encuentran bajouna importante carga invernal que impide sucirculacin y habitabilidad.

    En cuanto a las especies leosas, stas sonun tipo de recurso natural que han servidoa las poblaciones humanas del pasado parasatisfacer necesidades bsicas tales comococcin de alimentos, alumbrado o generarcalor. De manera que, los estudios arqueo-

    botnicos brindan informacin acerca de lasactividades que pudieran estar relacionadascon la gestin de los recursos leosos (Caru-so Ferm 2012) por parte de cualquier grupo

    humano del pasado.Dicho esto, podemos mencionar que uno

    de los asuntos que ms llama la atencin esque las especies vegetales (en espacial las le-osas) han sido un recurso de segundo ordenpara las poblaciones nativas que vivieron enesta regin, despus del agua, por supuesto.

    Por lo menos as qued atestiguado por losprimeros viajeros que tocaron esta regin pa-tagnica. Entre estos, Ramn Lista y GeorgeMusters por ejemplo, dejaron en evidenciaen la segunda mitad del siglo XIX la impor-tancia del uso de arbustos, ya sea para elconsumo o para el armado de chozas, cuandomencionan ciertas costumbres de los nativosTehuelches:

    y de Enero a Febrero preparan con eljugo de las frutas del calafate una bebidarefrescante y agradable al paladar. (Lista1998: 71).

    ...y varias de las mujeres estaban ocupa-das en plantar los palos que forman el esque-

    leto de los toldos... (Musters 1997: 115).Mientras que en el mismo perodo, Carlos

    Moyano observaba lo siguiente:cuandodeseaban comunicarse, lo ha-

    can por medio de fuegos, cuyas columnas dehumo indicaban, segn el nmero, el signi-cado que queran darle. (Moyano 1948).

    Vale decir que, a partir de estos relatos, esque podemos imaginar un escenario en dondeplantas y personas tuvieron un papel, dira-mos, simbitico. No obstante y con respec-to a los recursos leosos, tenemos evidenciaconcreta de la utilizacin de los mismos enlos fogones que se han hallado en diferentessitios arqueolgicos de esta regin.

    Dentro de los sectores considerados bajos,los sitios arqueolgicos Alero Los Guanacos 1y Bayo 1, localizados en el sector norocciden-

    Figura 1. rea de estudio

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    tal del lago Cardiel (ver gura 1) y separa-dos por unos pocos kilmetros, han arrojadoinformacin acerca de los recursos vegetalesutilizados para la combustin. El primero de

    estos sitios es un gran alero rocoso, mientrasque el segundo es un sitio al aire libre. Losanlisis identicatorios realizados (Dellepia-ne et al. 2014, Pasqualini 2015), indican queen estos dos sitios predomina la seleccin demadera de Molle (Schinus sp) y Calafate (Ber-beris sp) por sobre otros taxones represen-

    tados. Cabe destacar que estos dos arbustosse encuentran disponibles en estos sectores,dentro de un abanico amplio de oferta de es-pecies distintas (Figura 2).

    Uno de los posibles escenarios que seplantean aqu es que en estos sectores ba-jos los grupos humanos seleccionaron arbus-

    tos para ser quemados en las inmediacionesde ambos sitios, a partir de la disponibilidadlocal de los mismos. En relacin al carcterresidencial propuesto de las ocupaciones enestos espacios (Goi 2000), la selectividadde estos taxones vegetales para su uso comocombustible bien pudo haber sido asociada eincorporada al circuito de consumo nal depresas de guanaco, principalmente.

    Por otro lado, en Pampa del Asador (Fi-gura 3) se encuentran localizados los sitios

    arqueolgicos Caadn Guitarra 3 y CerroPampa 6 Parapeto 12. El primero de estos esun gran caadn de basalto en cuya base seencuentra este sitio a cielo abierto. Mientras

    que el segundo es una estructura de piedrasemicircular ubicada a unos pocos kilmetrosal sur, que ofrece reparo y resguardo contrael viento y cuya funcionalidad est asociadaa la caza de animales. Los anlisis efectuadossobre carbones arqueolgicos en estos dossitios arrojaron una informacin muy parti-

    cular. A pesar de las restricciones evidentesen la oferta de madera de arbustos para lacombustin (ver gura 3) y las diferenciasclaras en el funcionamiento de cada sitio, en

    los mismos se han identicado carbones demolle y calafate.

    Una de las particularidades de los anlisis

    efectuados en estos sitios es que el molle nocrece en estas altitudes, por lo que no se en-cuentra disponible. Ya se sea por los fuertesvientos provenientes del oeste que impide sureproduccin, o bien por la poca coberturavegetal que le es contraproducente, sabemosque esta especie no crece ms all de los 700msnm. Por lo que puede desprenderse que elmolle ha sido introducido en los espacios al-tos a partir de su disponibilidad y oferta en lossectores bajo. Su utilidad pudo haber estado

    Figura 2. Arbustos de Molle (izq) y Calafate (der) del lagoCardiel. Figura 3. Pampa del Asador.

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    asociada o bien para servir como ahumaderode carne de guanaco o bien como seales dehumo, como lo sealan algunos estudios rea-lizados sobre los carbones (Pasqualini 2014)

    y fuentes histricas (Musters 1997, Moyano1948, entre otros).

    En el Parque Nacional Perito Moreno(PNPM), ubicado a unos 1000 msnm, se en-cuentra localizado el sitio arqueolgico AleroDestacamento Guardaparque. En este sitio,los anlisis que se estn llevando a cabo han

    arrojado informacin que evidencia el usode madera de lenga (Nothofagus Pumilio) ymolle, utilizados para la combustin. Aqunuevamente podemos armar que la lenga seencuentra disponible localmente, mientrasque el molle probablemente haya sido intro-ducido como lea en el sitio.

    Dicho esto, podemos tambin imaginarun escenario en donde los recursos vegetalescombustibles utilizados, estarn afectadospor el rol logstico y el carcter especcoy estacional de las ocupaciones humanas enlos espacios altitudinales altos, como lo es laPampa del Asador o el PNPM.

    La presencia de carbones de molle en los

    sitios altos puede explicarse como un acom-paamiento de estos recursos vitales a las ta-reas logsticas llevadas a cabo all, tales comobrindar calor en los parapetos de caza a la es-pera de una presa, o bien realizar seales dehumo como modo de comunicacin entre ca-zadores. Esta ltima es una fuerte hiptesis

    que se est trabajando actualmente, debidoa la gran cantidad de carbones hallados enestado fresco al momento de ser quemados.

    Por consiguiente su traslado hacia estossectores se entiende como una forma deequipamiento programado del ambiente.Por qu decimos esto? Porque tenemos quetener en cuenta que la madera de molle tie-ne caractersticas excepcionales: es un buenencendedor para ser mezclado con otrasmaderas en la combustin, posee un olor

    agradable, tiene caractersticas anatmicasque le dan dureza y larga duracin con res-pecto a otras leas, posee frutos comestiblesy aceite esenciales utilizados para enmangar

    proyectiles y hasta la dureza suciente parasoportar la estructura de una choza familiar,tan comnmente vistas y fotograadas porlos criollos en pocas del contacto.

    En sntesis, podemos decir que todas es-tas caractersticas le otorgaron a los recur-sos leosos, en especial al molle, un papel

    ms trascendental de lo que pensamos parala vida de los grupos humanos. A partir de loexpuesto, podemos sostener la rme hipte-sis de que este arbusto tuvo una propiedadms importante a las ya mencionadas: fueomnipresente, debido a que impregn porcompleto la vida de los cazadores-recolecto-res que habitaron esta regin para distintosusos y funcionalidades. De esta manera, sepretendi demostrar que este territorio, le-jos de ser un paisaje desrtico de viento y ar-busto, fue un lugar con abundante evidenciade ocupacin humana sobre amplios espaciosy cargados de signicacin.

    Bibliografa de ReferenciaCaruso Ferm, L. 2012. Modalidades de adquisi-

    cin y usos del material leoso entre gurposcazadores-recolectores patagnicos (Argen-tina). Mtodologas y tcnicas de estudio delmaterial leoso arqueolgico. Tesis de docto-rado Universitat Autnoma de Barcelona, Es-paa. MS.

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    Goi, R. 2000. Arqueologa de momentos histri-

    cos fuera de los centros de conquista y colo-nizacin: un anlisis de caso en el sur de laPatagonia. Desde el Pas de los Gigantes. Pers-pectivas Arqueolgicas en Patagonia. Pp. 283-

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    296. UNPA, Ro Gallegos.Goi, R. 2010. Cambio climtico y poblamiento

    humano durante el Holoceno tardo en Patago-nia meridional. Una perspectiva arqueolgica.

    Tesis de Doctorado. Facultad de Filosofa y Le-tras, Universidad de Buenos Aires. MS.Lista, R. 1998 Obras. Volmenes 1 y 2. Editorial

    Conuencia, Buenos Aires.Moyano, M.C1948. Carlos Moyano, el explorador de la Patago-

    nia. Eds. Artes grcas, Buenos Aires.Musters, G. 1997 Vida entre los patagones. Un

    ao de excursiones por tierras no frecuentadasdesde el Estrecho de Magallanes hasta el Ro

    Encuesta Nacional de Folklore 1921

    Tucumn. Localidad: Campo de la Flor. Escuelanacional No 86. Maestro: Hortensia Acosta. (Carpetas n 1-52)

    Relaciones

    1/ Si quieres vivir tranquilacasate con un carboneroasi tendrs dos maridosuno blanco y otro negro.2/ La mujer que quiere a dosno es tonta sino advertida

    si una vela se le apagala otra le queda encendida.1/ Los presos de la crcelsuean con su libertadyo soaba que me amabassabiendo que no era verdad2/ Como quieres que una luz

    alumbre dos aposentos,como quieres que yo quierados corazones a un tiempo.

    1/ Tantas letras tienen el scomo letras tiene el nocon un s me das la vida

    Negro. Ediciones El Elefante Blanco, BuenosAires, Argentina.

    Pasqualini, S. 2014. Utilizacin de recursos leo-sos y uso del espacio en el noroeste de Santa

    Cruz a partir del Holoceno tardo: un anlisisantracolgico de los sitios Alero Los Guanacos1 y Caadn Guitarra 3. Tesis de licenciatura,Facultad de Filosofa y Letras, Universidad deBuenos Aires. MS.

    Pasqualini, S. 2015. Utilizacin de recursos com-bustibles leosos en el sitio Alero Los Guanacos1. Una aproximacin antracolgica. La zaranda

    de ideas: Sociedad Argentina de Antropologia.VOL. 13 2015.

    y la muerte con un no.2/ Las estrellitas en el cieloforman un cuadro imperialmi corazn por el tuyoy el tuyo no se por cual.

    1/ Si t fueras una guitarrayo mismo la iba a templar

    le apretaba las clavijasy luego la haca sonar2/ Tengo una escalera de orocon 31 escalnpara subir al cieloy hablar con tu corazn.

    1/ Las palomas en el prado

    todas dicen nieve, nievey yo te digo a la clasedime nia si me quieres.2/ Si quieres que yo te quieratus cosas deben tenerlindos ojos, linda bocay lindo modo de querer.

    Narr Antonio Molinas (69 aos).

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    20 | Novedades de Antropologa | Ao 25, n 80

    En los ltimos aos el Estado argentinoimplement una gran cantidad de polticas

    pblicas tendientes a la inclusin social. Enel ao 2012, y como resultado de visualizarla necesidad de apoyo a nivel nacional de lasexperiencias de manejo de camlidos y supotencial para generar fuentes de trabajo,arraigo, y procesos de innovacin tecnolgi-ca, el Ministerio de Ciencia y Tecnologia (MIN-CYT) a traves del FONARSEC, convoc a con-sorcios pblico-privados para la presentacinde proyectos innovadores que tuvieran pormeta implementar tecnologas en la cadenaproductiva de la bra na de camlidos, es-tableciendo procedimientos que permitieranoptimizar recursos, elevar la productividade innovar en los productos y/o procesos, en

    condiciones de uso sustentable y proteccinambiental en el sector productivo de menoringreso y/o condiciones de vulnerabilidad so-cial. Cuatro proyectos fueron seleccionadosen la categora Desarrollo Social, dos de ellosbasados en el desarrollo de la cadena textilde la bra de llama, y dos en el guanaco. En

    esta nota se presenta el recorrido del pro-yecto PA.IS (Payunia Inclusiva y Sustentable)llevado a cabo por el consorcio constituidopor la Cooperativa PaynMatr, la Munici-palidad de Malarge, CONICET e INTI, en elrea Protegida La Payunia y zonas aledaas(Mendoza).

    El aprovechamiento de camlidos repre-

    senta una actividad de gran valor histrico,cultural y econmico en los pases andinos(Flores de Ochoa, 1977). Sin embargo, los be-

    necios que llegan a los pobladores localesque cran y custodian a los animales, no re-

    visten la magnitud esperada. Las dicultadesde acceso al mercado, grandes distancias,falta de infraestructura, tecnologa, comuni-cacin, baja posibilidad de inversin, entreotros, atentan contra la realizacin de bene-cios (Lichtenstein, 2010). Por otro lado, enla gran mayora de los casos la bra se vendecon escaso o ningn valor agregado.

    La implementacin de estrategias de con-servacin y uso sustentable de guanacos abar-ca problemticas complejas tanto de ndoleambiental y social como econmicas, tecno-lgicas y polticas. Existe creciente animosi-dad contra la especie en Patagonia debido ala competencia con el ganado domstico por

    pasturas en ambientes cada vez menos pro-ductivos y con importante avance de la de-serticacin. La bsqueda de la generacinde benecios econmicos derivados del ma-nejo de guanacos tuvo su auge especialmenteen las provincias de Ro Negro y Chubut entrelos aos 2004-2009, pero el inters de los

    productores ovinos involucrados declin antela ausencia de rentabilidad (Lichtenstein,2013). La falta de suciente conocimientosobre las caractersticas de la bra tanto anivel nacional como internacional, ausenciade un mercado establecido y transparentey disminucin de precio de venta de bra,desmotivaron a los productores locales. Lalimitada produccin de bra a nivel nacionalsumada a la falta de tecnologa apropiadapara el procesamiento a baja escala, contri-

    Hilandera Payun Matru: unaexperiencia de conservacin unida al

    desarrollo localGabriela Lichtenstein

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    buyeron al escaso desarrollo de la cadena devalor de la bra en el pais.

    Sin embargo estos problemas puedentransformarse en una oportunidad: Argentina

    posee la mayor poblacin mundial de gua-nacos y cuenta con experiencia en la expor-tacin de esta bra de altsima calidad quecomparte el nicho de las bras especialesjunto con la vicua, cashemir, yak, y alpacababy. Guanacos y vicuas, ofrecen un mode-lo nico para la implementacin de estrate-

    gias de uso sustentable que permite esquilaranimales en vivo para obtener su valiosa -bra, uniendo de esta manera la conservacinde especies silvestres con la generacin debenecios econmicos para los pobladoreslocales. La metodologa de manejo de gua-nacos en silvestra siguiendo protocolos deBienestar Animal ya est desarrollada y am-pliamente probada en el pas (Carmanchahiet al. 2011). El guanaco es un pastoreadorde bajo impacto con lo cual la valorizacinde esta especie nativa permite mejorar losingresos de las poblaciones locales, conservarel medio ambiente, recuperar costumbres ytradiciones textiles y generar una fuente de

    ingreso genuina para los productores localesevitando la emigracin a las ciudades y laperpetuacin de la pobreza.

    El proyecto PA.IS surgi de la necesidadde establecer la cadena de valor para la bray productos textiles derivados del guanaco,creando una sinergia entre la conservacin

    del ambiente y su biodiversidad, y la mejo-ra de la situacin socioeconmica de los pe-queos productores rurales. El socio local, laCooperativa Payun Matru, se origin en el ao2005, mayoritariamente con crianceros quehabitan la Reserva Provincial La Payunia y suszonas de inuencia, que buscaban en primerlugar realizar esquilas de guanacos silvestres

    en la Reserva,y luego avanzar en el agregadode valor.

    El proyecto consta de cinco mdulos: la

    produccin primaria de la bra teniendo encuenta altos estndares de bienestar animal,el procesamiento textil, la comercializacinde los productos, el fortalecimiento institu-cional y nalmente la difusin y transferen-

    cia de la experiencia. Uno de los desafos delmdulo de comercializacin es dar a conocerla bra a nivel internacional y posicionarlacomo un producto argentino, y a la vez ge-nerar alternativas textiles novedosas para losdiseadores nacionales. El desafo en estesentido es muy grande ya que a diferencia dela bra de vicua, la bra de guanaco no es

    conocida en el mundo de la moda. Se esperano slo vender el hilo, sino su historia, y cui-dar todo el proceso productivo, de modo delograr certicaciones que alcancen desde elcuidado de los animales y el ambiente, hastala dignidad de los operarios a travs del co-mercio justo.

    La bra de guanaco se obtiene a partir decapturas realizadas anualmente por los inte-grantes de la Cooperativa Payun Matru bajola direccin de un investigador del CONICETquien desarroll un sistema para incorporartecnologa e integrar altos estndares debienestar animal y seguridad de los operarios.A diferencia de las capturas de vicuas, queson modernas re-invenciones de los chakusincaicos, la metodologa de arreo de guana-cos fue desarrollada slo hace 10 aos (Car-

    Liberacin de guanaco esquilado

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    manchahi y Marull, 2012) ya que la especieera tradicionalmente cazada. La esquila re-quiere de montar un campamento entre me-diados de septiembre y nes de octubre enun rea designada dentro del rea Protegida;levantar una importante infraestructura de

    captura y el galpn de esquila (Lichtenstein yCarmanchahi, 2015).El arreo se realiza a caballo y requiere de

    12 a 15 arreadores experimentados a caballoque movilizan a los animales hasta los brazosde la manga. La esquila se realiza con cuatromquinas elctricas y es seguida de una pri-mera limpieza manual de la bra. El proyecto

    permiti mejorar las instalaciones de capturay esquila as como la habitabilidad en el cam-pamento. Se realizaron cursos demostrativosde esquila de guanacos certicados por el Mi-nisterio de Trabajo y la entonces Secretariade Ambiente y Desarrollo Sustentable de laNacin (actualmente Ministerio de Ambiente

    y Desarrollo Sustentable).El proyecto permiti la construccin deuna planta textil en la remota localidad deLa Salinilla, carente de red de agua, comu-nicacin y tendido elctrico y distante 170km de Malarge. El consorcio tom la difcildecisin de establecer la planta en Salinillasdado que all viva la mayor cantidad de coo-perativistas, y esto permitira fomentar elarraigo y proponer alternativas productivasque no implicarn la migracin. La Municipa-

    lidad de Malarge acompa la decisin conel compromiso de proveer combustible parala planta textil y hacer gestiones para avan-zar con el tendido elctrico. Sobre esta basese construy un galpnde 180 metros cuadra-dos, cuyo diseo result del trabajo conjuntode los integrantes del consorcio. Jvenes dela Cooperativa fueron capacitados por la em-presa a cargo de la obra para trabajar en laconstruccin.

    Luego de estudiar las distintas opciones

    disponibles en el mercado, se opt por impor-tar maquinaria textil especializada en proce-samiento semi-industrial de bras naturalesdesde Canad. Las Mini Mills adquiridas per-miten el trabajo en mdulos independientespara realizar las tareas de limpieza previa,lavado y secado, descerdado, cardado, uni-

    cado e hilado de la bra. El mdulo eltradorpermite trabajar con los descartes y aumentala cantidad de subproductos disponibles parala venta.

    En el mes de mayo del ao 2015, un ca-pacitador de la empresa Mini Mills viaj paraensear el uso de la maquinaria a los coope-rativistas. Esta capacitacin se vio comple-mentada por talleres realizados por los tc-nicos del INTI Textiles e INTI Diseo a lo largodel ao. Calibrar por primera vez a las Minimills para el procesamiento de la bra deguanaco fue un gran desafo, luego del cual

    La planta textil vista desde arriba

    El galpn visto dese afuera

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    los integrantes de la Cooperativa avanzaronen la calibracin de la mquina para procesarbras de vicua, llama, cashemir, alpaca yoveja. Los estudios de la bra realizados porel INTI Textiles mostraron que se puede obte-

    ner un descerdado con bras de gran nura yalto factor de confort.El establecimiento de la hilandera permi-

    ti la mayor participacin de mujeres en lostrabajos de la Cooperativa. Tradicionalmentetanto el arreo como la esquila de guanacoseran llevados a cabo por hombres y las mu-jeres se encargaban de tareas de limpieza y

    cocina en el campamento de esquila. En laplanta textil, son las hilanderas, quienes mssaben del proceso y hacen las tareas ms es-pecializadas.

    A medida que se fue transitando por elproyecto, qued claro que tena gran nivelde complejidad a distintas escalas. Las di-

    cultades fueron sobrellevadas creando unmodelo multiactoral de gestin en el cual searticularon saberes, miradas y disciplinas delos integrantes del Consorcio. Fue importantetambin sumar a otros organismos del Estadoy se busc apoyo en el Ministerio de Trabajo;Ministerio de Cultura de la Nacin, Secretariade Ambiente y Desarrollo Sustentable de laNacin; Secretaria de Agricultura Familiar, ySecretaria de Ambiente y Tierras de Mendo-za. La experiencia del Proyecto PA.IS muestra

    la importancia de la intervencin coordinadade diversos sectores del estado para acompa-ar proyectos complejos en reas remotas ynecesitadas.

    Se espera crear con la Hilanderia Payun

    Matru un modelo novedoso de cadena de va-lor que pueda ser replicado por otras Coope-rativas del pas y la regin andina, de modoque nuestra bra de camlidos salga al mun-do transformada en hilados y tejidos.

    Bibliografa de referenciaCarmanchahi P, Marull C. 2012. Protocolo de Bue-

    nas Prcticas de Manejo de Guanacos (Lama-guanicoe) Silvestres. Disponible en www.came-lidosgecs.com.ar

    Flores Ochoa, J. 1977. Pastoreo, tejido e inter-cambio. En: Flores Ochoa, Jorge, Comp. Pasto-res de puna. Uywamichiqpunarunakuna. LIMA:IEP; 133-154.

    Lichtenstein. G. 2010. Comunidades locais, recur-

    sos naturais e mercado global. Desenvolvimen-to e MeioAmbiente N 21: 15-26.

    Lichtenstein G. 2013. Guanaco management inArgentina: a commons perspective. Journal ofLatin American Geography 12 (1): 187-213.

    Lichtenstein, G y Carmanchahi, P.. 2014. HilandoSueos: Una Experiencia de Conservacin yDesarrollo Local. Av. Revista de Antropolo-

    ga N24 Edicin Especial, jun 2014. Posadas:Programa de Postgrado en Antropologa Social-UNaM, pp. 161-181.

    Capacitacin de mujeres de la Cooperativa en el uso dela cardadora Preparacin de la bra para la descerdadora

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    El Valle de Santa Mara o Yocavil en la Pro-vincia de Catamarca, fue muy densamentepoblado en pocas prehispnicas, sobre todoantes de la llegada de los Incas (1480 AP),durante el Perodo Agroalfarero Tardo. A es-casos kilmetros uno de los otros se sucedende Norte a Sur y a ambas mrgenes del roSanta Mara, casi una veintena de antiguospoblados conglomerados en la cima y laderasde los cerros.

    Hoy en da, dichos poblados integran unade las reas con patrimonio arqueolgico

    construido ms valoradas de la Provincia, de-clarados en su mayora como Monumentos yLugares Histricos de la Nacin. Sin embargo,se encuentran en una situacin de extremavulnerabilidad en cuanto a su estado de con-servacin, no slo por causas naturales y lasinclemencias del tiempo valliserrano, sino y

    sobre todo, por la accin del hombre. Gran-des emprendimientos agrcolas en la zonay la auencia de turismo no regulado estncausando estragos en cada uno de estos sitiosarqueolgicos.

    Haciendo eco de este problema, la Provin-cia de Catamarca, especialmente la Secreta-ra de Turismo, en el ao 2014 solicit al Insti-tuto Nacional de Antropologa y PensamientoLatinoamericano (INAPL), su colaboracinpara la elaboracin del Plan de Manejo y

    Conservacin de la localidad arqueolgicaRincn Chico, Valle de Santa Mara, Catamar-ca.

    Tcnicamente, conservar un sitio patri-

    monial signica planicar y llevar a cabo to-das las acciones necesarias para mantener susignicacin cultural. Una vez denida la uni-dad fsica y los elementos que la componen,las acciones a realizar estn orientadas apreservar todos los elementos materiales enun estado tal, que no represente una modi-cacin o alteracin de su valor (previamenteidenticado), para que las generaciones pre-sentes y futuras puedan disfrutar del mismo.

    Pero la idea que rige y motiva este pro-

    Conservacin y planifcacin participativa:relevamiento y primeros talleres dereexin y participacin comunitaria en

    Lampacito y Santa Mara, CatamarcaMara Laura Casanueva, Mariana den Dulk, Leticia V. Raffaele

    Vista del valle de Santa Mara desde una de las estruc-turas de Rincn Chico 1. Foto: Leticia Raffaele

    Libreta de Campo

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    yecto, es darle preponderancia a la relaciny la signicacin que la comunidad local leotorga al poblado antiguo. La sostenibilidad

    de un plan de manejo para la conservacin yposterior puesta en valor de un sitio arqueo-lgico, radica en la incorporacin de la mul-tivocalidad de los actores involucrados, en unproceso participativo permanente. Pensamosque el proceso de planicacin y manejo po-dra conducir a un tipo de desarrollo local con

    identidad, que adems de las variables eco-nmicas tenga en cuenta la diversidad cultu-ral y las sensibilidades locales.

    As, constituimos un equipo de trabajo in-terdisciplinario de investigadores del INAPL,que en colaboracin con los expertos de laProvincia (reas de Turismo y de Cultura),del Municipio de Santa Mara y el equipo delProyecto arqueolgico Yocavil dirigido porla Dra. Myriam Tarrag, estamos trabajandopara alcanzar una planicacin acorde a larealidad actual.

    Hoy en da hemos iniciado por un lado, elrelevamiento del estado actual de conserva-cin del Sitio 1 de Rincn Chico (el Pukar),

    identicando aquellos procesos de deterioroque estn afectando las estructuras arqui-tectnicas y estableciendo zonas dentro del

    sitio, que se encuentren en estado ms crti-co y requieran acciones inmediatas. Por otrolado, iniciamos un proceso de informacinmutua y reexin con la comunidad.

    Con estos dos objetivos, estuvimos en San-ta Mara entre los das 23 de noviembre hastael 2 de diciembre de 2015, para realizar re-levamiento en campo (sitio RCH1) y tallerescon la comunidad local.

    Relato de una experiencia compartida:La travesa para llegar a Santa Mara fue

    bastante larga, partimos de la Terminal demnibus de Retiro el lunes a la nochecita yllegamos a nuestro destino al da siguientepasadas las 18 hs. Sin embargo, el haber via-jado por tierra nos permiti transitar variospaisajes y climas. El trasbordo desde BuenosAires fue en San Miguel de Tucumn, desdeall, ya en otra empresa de transporte, atra-vesamos la frondosa y hmeda selva subtropi-cal, la frescura de los prados de Ta del Valle,luego el Abra del Inernillo, a 3042 msnm.,bordeando el ro Amaicha hasta llegar a lapropia Amaicha del Valle. Todos estos am-bientes imponentes, fueron la antesala delas vivencias que protagonizaramos durante

    nuestra estada en Santa Mara, ya en la pro-vincia de Catamarca y en pleno corazn delos Valles Calchaques.

    Como nuestros objetivos eran principal-mente dos, hacer un relevamiento de RincnChico y concretar los talleres participativosprogramados, dos de nosotras (Leticia y Ma.

    Laura) llegamos un da antes de los mismospara iniciar las tareas de campo. Luego de re-unirnos con las autoridades pertinentes, nosdirigimos al sitio atravesando el amplio lechodel ro Santa Mara, impactante por lo grandey lo seco, ya que el otrora frtil valle hoy soloatesora el recuerdo del correr del agua.

    Una vez en el sitio iniciamos la identi-

    cacin de las numerosas estructuras y su es-tado de conservacin. Tanto este da, comolos subsiguientes, transcurrieron entre muros

    Visita a Rincn Chico. En la imagen se aprecia a la Dra.Tarrag explicando a los asistentes las caractersticasdel sitio. Foto: Mariana den Dulk

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    de piedra, fotografas, georeferenciamiento,identicacin de factores de deterioro, car-dones orecidos, cerros multicolores y mu-cho calor.

    Al da siguiente se nos unieron Myriam Ta-rrag y Mariana, que luego de un accidentadotranscurrir por las rutas provinciales, arriba-ron cansadas pero muy animadas. Los talle-res, ya muy prximos, ocuparon gran partede nuestra jornada, mientras paralelamenteavanzaba rme el relevamiento de las dife-

    rentes estructuras del espacio arqueolgico(recintos, plataformas, megalitos, etc.).Los das de trabajo en el sitio, estaban di-

    vididos contundentemente. El calor era muyintenso y al rayo del sol, por lo que despusdel medioda se tornaba casi imposible en-

    contrar un espacio con sombra para sentarsea almorzar. Nada de eso importaba. Nosotras

    esperbamos el horario de almuerzo con des-esperacin. A la hora sealada ya se divisa-ba la polvareda de la camioneta que venasurcando el llano trayendo desde Lampacitoa Olga Balderrama y sus milagrosos y energ-ticos almuerzos. La vida se transformaba enun soado pic-nic campestre. No importabasi haba o no sombra. El jugo de quinoa con

    naranja bien fro y los sanguchitos de pollo ytomate, nos transportaban al paraso.

    Olga se ofreci a colaborar con nosotras

    con total generosidad y nos consenta y seadaptaba a nuestros horarios dispares. Nofaltaron los das en que nos llev a su casa,cerca del cerrito, donde ya nos esperaba conla mesa puesta abajo de la sombra del cen-tenario algarrobo. Segn nos contaba doa

    Olguita, ese rbol fue testigo de todas lascelebraciones familiares desde siempre...y ah estbamos nosotras, abrazadas por sufrescor, disfrutando de los manjares cotidia-nos que ella nos preparaba. Todos los das ve-na la sorpresa: una fusin de sabores entreel mundo andino y los gustos actuales. Por

    ms que lo intentamos, jams pudimos imitarsus hamburguesas de quinoa con tortillas deacelga, todo de su quinta, recin cosechado.

    El jueves por la noche luego de una inten-sa jornada de trabajo en el sitio nos dirigi-mos al camping municipal donde estbamosalojadas y nos preparamos para el primertaller con la comunidad. Dicho taller se rea-liz en el Mirador de Santa Mara, sede de laSecretara de Turismo. Para la ocasin habanacondicionado el auditorio y preparado me-sas con una merienda para los participantes.Nos sorprendi agradablemente ver que ala hora sealada fueron llegando las perso-nas convocadas, entre las cuales se dieron

    cita autoridades provinciales y municipales,representantes de comunidades indgenas,maestros y profesores de instituciones edu-

    La visita a Rincn Chico permiti un acercamiento a suhistoria. Aqu se observa a Leticia Raffaele interactuan-do con los participantes. Foto: Mariana den Dulk

    Taller de Gestin Participativa con la comunidad deLampacito (Parroquia Santo Domingo). Foto: Mara

    Laura Casanueva

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    cativas y vecinos en general.El taller tuvo como principal objetivo pre-

    sentar a la comunidad la propuesta terico-metodolgica para la elaboracin del Plan de

    Manejo, Conservacin y Puesta en Valor de lalocalidad arqueolgica Rincn Chico, la cualfue recibida con inters y entusiasmo por to-dos los presentes.

    Durante este primer taller comunitariosurgi, casi como una necesidad, la propues-ta de encontrarnos al da siguiente y recorrer

    el sitio arqueolgico todos juntos, al menosel sector del bajo. La Dra. Myriam Tarrag seofreci a improvisar una visita guiada. Nadiepudo negarse a la invitacin, ya que prome-ta relatos jugosos, basados en los ms de 30aos de trabajo en el Valle de Yokavil, peroespecialmente, en Rincn Chico. Ella conocecomo su propia mano, cada piedra y cada es-

    condite, cada minsculo rastro cultural, perotambin a cada cardn y cada brea del sitio.Esa maana, los hizo hablar. Sus relatos fue-ron las palabras mudas de los antiguos habi-tantes, que por ms de mil aos, subieron ybajaron, cocinaron y comieron, trabajaron yjugaron, se pelearon y se amigaron entre esas

    piedras. Fue un lujo para todos los presentesque, desde muy temprano, escucharon aten-tamente en las palabras de la Dra. Tarrag lasdolientes urgencias del Poblado prehispnico.Muchos pudieron comprender la importanciade cuidar el lugar y la sencilla forma de ha-cerlo, preservando en su sitio cada piedra ysin daarlo en cada visita. Pudimos ver en losrostros atentos la necesidad de cuidar. No decuidar piedras, sino de atesorar su historia, lade sus ancestros, la de quienes vivieron all.

    Ms tarde, luego de la visita, nos dirigi-mos a la parroquia de Santo Domingo en Lam-pacito para realizar el segundo taller con lacomunidad. Este encuentro se desarroll en

    un clima ms ntimo y familiar con los vecinosdel lugar que llegaron acompaados de susnios y compartieron ricas vivencias y relatos

    sobre el poblado antiguo. La experiencia dejentrever la importancia de Rincn Chico en la

    vida cotidiana de la comunidad, en tanto ejevertebrador de sus prcticas productivas, es-pirituales y como postal paisajstica en cadauna de sus ventanas.

    Durante ese encuentro conocimos a las te-jedoras de la Cooperativa Thinku kamayu,quienes nos invitaron a su taller en Lampaci-to. Rodeadas de telares y vellones de lanas

    multicolores conocimos las manos de las hi-landeras y tejedoras que transforman la brade llama y la lana de oveja en prendas dediseo. Recuperar la cultura calchaqu es unode los objetivos, expandir el amor al trabajo,la tierra y las costumbres y tradiciones, esotro de los propsitos que nos hizo conocer

    su carismtica fundadora quien, mate cocidocon hierbas de por medio, logr emocionar-nos con la conmovedora historia de la coope-rativa.

    Una de las experiencias que ms nos im-presion fue la intervencin artstica realiza-da en la Plaza Belgrano de Santa Mara por losadolescentes y jvenes de la Escuela Aurora.La propuesta de apropiacin del espacio p-blico resignicaba sectores, senderos y mo-numentos a partir de la ambientacin tem-

    Margarita Rodriguez, fundadora de la CooperativaThinku Kamayu, mostrndonos el taller y sus creacio-nes. Foto: Leticia Raffaele

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    tica de los mismos con exposiciones plsticasy musicales. Estas intervenciones expresabanpreocupaciones, intereses y expectativas delos jvenes de la comunidad destacndose

    entre ellas las problemticas sociales como

    Encuesta Nacional de Folklore 1921

    Adivinanzas

    Tengo cola y no soy animaly, aunque subo muy alto, muy altode las alas del que estoy faltoy no puedo a mi antojo volar.(el barrilete)

    Para bailar me pongo la capa

    para bailar me la vuelvo a sacarque no puedo bailar sin la capay con capa no puedo bailar.(el tiempo)

    Tengo hojas y no soy un rboltengo lomo y caballo no soyy aunque no tengo lengua ni boca,

    mil consejos muy tiles doy.(el libro)

    Qu ser? qu ser?Una cosa que aqu est;que no es dura, que no es blanda,y que crece pero no anda;no se come, ni se bebe,

    est abierta, y no se mueve;no se compra ni se da,se la encuentra de repente;no es fra ni caliente,no es opaca ni con brilloy el que la halle en su bolsillocuanto ponga perder.(el roto del bolsillo)

    Vivo muy alto, muy alto,ando mejor que el reloj,me levanto tempranitoy me acuesto a la oracin.Sin m no habra en la tierraalegra ni calorno habra en el campo csped,ni en las plantas una or.Y hasta la sombra faltara

    desde que faltara yo.(el sol)

    Tengo un compaeroque no es mi hermanitopero que me siguey juega conmigo.Nunca inventa juegos

    cual los otros chicos,sino que me mirae imita los mos.Aunque me pareceque l es otro nio,crece como un hombreun da lo he visto,ms tambin es cierto

    que a veces lo pillocuando de repentese hace chiquitito.Verdad que es extraoeste amigo mo?A qu no adivinanquin es este nio?(la sombra)

    Tucumn. Localidad: Los Arrietas. Maestro: Juana Acosta. Escuela No. 68. (Carpetas n 1-52).

    el cuidado del ambiente y el alcoholismo.La calidez humana de los santamarianos

    nos acompa durante toda la estada y noscautiv invitndonos a repetir la experien-

    cia.

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    Noticias

    Con el propsito de avanzar en la gestiny conservacin de los tramos y sitios del Qha-paq an, Sistema Vial Andino, inscritos a laLista de Patrimonio Mundial en 2014, durantelos das 13, 14 y 15 de abril los miembros delequipo tcnico del INAPL, coordinado por ladirectora del organismo, Dra. Diana Rolandi,

    realizaron un viaje de trabajo a la Provinciade Mendoza.Segn el cronograma de actividades, el

    da mircoles se realiz una reunin con lasnuevas autoridades de cultura: Don Diego Ga-reca, Secretario de Cultura, y el Arq. MarceloNardecchia, Director de Patrimonio Cultural,quienes adems hicieron entrega formal delActa de conformacin de la Unidad de GestinProvincial. A continuacin, se llev a cabo untaller con los miembros de la recientemente

    conformada UGP. En el mismo, se realizaronpresentaciones por parte de la Dra. DianaRolandi, secretaria tcnica del programa enArgentina, de la Dra. Victoria Sosa, coordina-dora del componente de gestin comunitaria,y del Arq. Mario Lazarovich, coordinador delcomponente de conservacin.

    Los restantes das se realizaron intensasactividades en la localidad de Uspallata (De-partamento de Las Heras): visita a los sitiosde Cinaga de Yalguaraz, Tambillos y Ranchi-

    llos, visita a la comunidad Huarpe Guaytama-ri y reunin con las autoridades de la Muni-cipalidad de Las Heras y de la Escuela 4-032Nuestra Seora de las Nieves. Destacamos laparticipacin y el acompaamiento duranteestas jornadas del nuevo Director de Patrimo-nio Cultural, Arq. Marcelo Nardecchia, y de

    todo su equipo tcnico, as como de la Direc-tora de Recursos Naturales, Ing. Mabel Cham-bouleyron. Otros organismos provinciales quenos acompaaron a travs de sus represen-tantes son: el Ente Provincial de Turismo, laMunicipalidad de Las Heras, la Direccin Na-cional de Vialidad, la Direccin Nacional deArquitectura, un representante la ComisinNacional de Monumentos, de Lugares y deSitios histricos, y la organizacin territorialhuarpe Martina Chapanay, entre otros.

    Reunin con la comunidad huarpe Guaytamari

    Sitio arqueolgico Ranchillos, Departamento de LasHeras, Mendoza

    Qhapaq an, Sistema Vial

    Andino: reunin del equipotcnico del INAPL con laUnidad de Gestin de la

    Provincia de Mendoza y visitaa los sitios inscritos a la

    Lista de Patrimonio Mundial(Uspallata, Las Heras)

    N bli i d l E t di i id i i l t f i i

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    Nueva publicacin delINAPL sobre Patrimonio

    Arqueolgico Subacutico

    El Programa de Arqueologa Subacuti-ca del INAPL public un folleto destinado apromover la proteccin y conservacin de losbienes arqueolgicos que se encuentran enel mar, los ros y los lagos de nuestro pas.Estos vestigios conforman un patrimonio muypoco conocido pero de enorme valor para es-tudiar las relaciones entre los seres humanosy los ambientes acuticos en el pasado. Sonrecursos frgiles e irreemplazables, que enmuchos casos corren riesgo de deterioro o

    destruccin.La publicacin menciona algunos ejem-

    plos tpicos de los restos arqueolgicos quese encuentran en nuestras aguas y describepor qu son importantes, cmo se investigan,cules son los factores que amenazan su pre-servacin, cmo los resguarda la legislacin

    vigente y qu podemos hacer para proteger-los. Se encuentra disponible en versiones im-presa y digital y es de distribucin gratuita.

    Est dirigida principalmente a funcionarios yprofesionales involucrados en la gestin delpatrimonio cultural, autoridades martimas,asociaciones de buceo, empresas hidrogr-

    cas o de dragado, arquelogos, historiadores,docentes y pblico general.Este folleto fue realizado en el marco del

    Proyecto Conocer para valorar, valorar paraproteger: aportes para la implementacin dela Convencin UNESCO de Patrimonio Cultu-ral Subacutico, el cual fue nanciado por

    el Programa de Participacin UNESCO 2014-2015.

    III EncuentroLatinoamericano de

    Zooarqueologa

    Durante los das 1, 2 y 3 de marzo se reali-z en la ciudad de Aracaj, capital del estadode Sergipe (Brasil), el III Encuentro Latino-americano de Zooarqueologa (III ELAZ). Or-ganizado por el Departamento de Arqueologade la Universidad Federal de Sergipe (UFS),

    el evento cont con los auspicios del Grupode Trabajo de Zooarqueologa Neotropical,del International Council of Archaeozoology(NZWG-ICAZ), el Laboratorio de Zooarqueo-loga y Tafonoma de Tierras ridas, del Insti-tuto de Antropologa de Crdoba, de la Uni-versidad Nacional de Crdoba y de CAJUFS,

    una empresa jnior de arqueologa vinculadacon la UFS.El programa acadmico y cientco abarc

    cuatro reas Panorama de la Zooarqueologa pales intereses y las diferencias en capaci

  • 7/26/2019 Inapl Novedades de Antropologia 80

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    Novedades de Antropologa | Ao 25, n 80 | 31

    cuatro reas, Panorama de la ZooarqueologaLatinoamericana; Zooarqueologa; Interfacesy Patrimonio Arqueolgico; Teora y Mtodosen la Investigacin Zooarqueolgica y Educa-

    cin e Integracin del Conocimiento en Zo-oarqueologa. Estos temas fueron abordadosa travs de presentaciones orales y pstersy en tres Simposios temticos y tambin serealiz el taller sobre la Red de Latinoa-mericana de Laboratorios de Zooarqueologa(RedLabZ): Nuevos retos, organizado por el

    NZWG. La repercusin del evento se tradujoen ms de un centenar de inscriptos, entreellos varios investigadores del INAPL, y enla exposicin de alrededor de 70 trabajos.El Instituto tambin estuvo representado enel Comit Acadmico y en la coordinacin dedos Simposios y del Taller de la RedLabZ porel Dr. Pablo M. Fernndez. Asimismo, este

    investigador particip del 7mo Caf com Ar-queologia, organizado por CAJUFS y destina-do a los estudiantes y pblico en general, conel tema Investigaciones Zooarqueolgicas enel bosque de Norpatagonia.

    Junto con la presentacin de los trabajosque daban cuenta del grado de avance y los

    principales resultados de pesquisas particula-res, los investigadores y estudiantes de Bra-sil, Argentina, Chile, Uruguay, Per, Ecuador,entre otros pases, discutieron e intercam-biaron experiencias acerca de los desafosde la integracin regional en el campo dela Zooarqueologa, tratando temas como laconformacin de colecciones osteolgicas dereferencia, la creacin de redes de investi-gacin, la integracin de los estudios de im-pacto, la formacin compartida de recursoshumanos, la articulacin con institucionesinteresadas en el estudio de recursos natu-rales y culturales y la divulgacin cientca,en especial la articulacin entre ciencia y

    educacin. En sntesis, fueron tres intensasjornadas en las que se dio cuenta del estadode la Zooarqueologa, repasando los princi-

    XI Reunion de Antropologiadel Mercosur

    Entre los das 30 de noviembre y 4 de di-ciembre de 2015, la Facultad de Humanida-des y Ciencias de la Educacin (UDELAR) dela Repblica Oriental del Uruguay realizen Montevideo la XI RAM titulada Dilogos,prcticas y visiones antropolgicas desde elsur. La convocatoria indica que pasados lostiempos fundacionales de la Antropologa,

    nos preguntamos -los viejos conocidos, losvariados grupos etarios- qu es pensar desdeel Sur. Esto no pretende caer en ningn pro-vincianismo, sealan, sino por lo contrario,reconocer y reexionar sobre los recorridosrealizados, sabiendo que el Sur es un cronoto-po necesario para pensarnos como regin, y

    pensar los desafos actuales de un mundo in-terconectado y en rpida transformacin.Ms de 3000 participantes pr