Informe sobre las emociones: la ira

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Comunicación Interpersonal. Deusto marzo 2012 1 Comunicación Interpersonal Grado en Comunicación Campus de San Sebastián Aginaga Asurmendi, Ander; Ausin Arroyo, Ander; Etxepare Cano, Iñigo; Orlowitz, Gabriel; Sáez de Vicuña Blanco, Mikel «EMOCIONES NEGATIVAS Y CEREBRO. EL CONTROL DE LA IRA» Grado en Comunicación 3º | Universidad de Deusto. San Sebastián marzo 2012. Disponible en: www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/ e www.issuu.com

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Informe sobre las emociones negativas y su control. En concreto este trata de la ira. Universidad de Deusto

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Comunicación Interpersonal. Deusto marzo 2012 1

Comunicación Interpersonal Grado en Comunicación

Campus de San Sebastián

Aginaga Asurmendi, Ander; Ausin Arroyo, Ander; Etxepare Cano,

Iñigo; Orlowitz, Gabriel; Sáez de Vicuña Blanco, Mikel

«EMOCIONES NEGATIVAS Y CEREBRO. EL CONTROL DE LA IRA» Grado en Comunicación 3º | Universidad de Deusto.

San Sebastián marzo 2012.

Disponible en: www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/

e www.issuu.com

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Nos enseñaste mucho Iñaki, pero aun nos quedaba tanto por

aprender de tí. Muchas gracias por todo maestro. Tus amigos y

alumnos jamás te olvidaremos.

En honor y memoria de Iñaki Beti Sáez.

Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero

enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el

momento oportuno, con el propósito justo y del modo

correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.

─Aristóteles.

«

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ÍNDICE DE

CONTENIDOS

Pág.

Preámbulo: sentimientos vs. emociones 7

Introducción: la ira 9

Dimensión Expresiva 10

Dimensión fisiológica: cambio homeostático 11

Dimensión Comportamental 12

Dimensión Cognitiva: emociones y cerebro 13

Emociones afines y contrarias a la ira 14

Emociones negativas y salud mental 16

Formas de regulación y manejo de la ira 16

Conclusiones 17

Referencias 19

Apéndice 21

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PREÁMBULO: SENTIMIENTOS vs. EMOCIONES

Hoy en día los términos emoción y sentimiento se utilizan con frecuencia e

incorrectamente como sinónimos no solo en el lenguaje cotidiano, sino también en el

lenguaje científico, ya que en este existe una disparidad entre las opiniones de

diferentes autores concerniente a dichos conceptos. Algunas preguntas que nos

debemos hacer referente a la diferencia entre estos dos términos son las siguientes:

¿En qué se diferencian? ¿Cuál se produce primero, la emoción o el sentimiento?

¿Funcionan juntos o independientemente el uno del otro? En su libro En busca de

Spinoza, Antonio Damasio pone un ejemplo ilustrativo de la diferencia entre el

sentimiento y la emoción, afirmando que “las emociones se representan en el teatro

del cuerpo mientras que los sentimientos se representan en el teatro de la mente.”

Todo lo que quería trasmitir Damasio en esta cita se resume a unos datos importantes

y relevantes que hay que destacar para entender bien la diferencia entre dichos

términos. Mientras las emociones son físicas y públicas, los sentimientos son mentales

y privados. Es decir, las emociones están ligadas al cuerpo, haciendo que se

manifiesten de manera visible, y los sentimientos se quedan dentro de la mente.

Según los estudios las emociones ayudan al ser humano y otros organismos a evitar

peligro y a sacar partido de una oportunidad, como podemos apreciar en el siguiente

extracto de Damasio (en Vallejo Viciana, 2009):

Las emociones proporcionan un medio natural para que el cerebro y la mente

evalúen el ambiente interior y el que rodea al organismo, y para que respondan en

consecuencia y de manera adaptativa” (p. 56). Esta evaluación se puede hacer de

manera inconsciente y de manera consciente. “En efecto, uno de los objetivos clave de

nuestro desarrollo educativo es interponer un paso evaluativo no automático entre los

objetos causativos y las respuestas emocionales. Intentamos, al hacerlo, modelar

nuestras respuestas emocionales naturales y adecuarlas a los requerimientos de una

cultura determinada (p. 57)

Las emociones se pueden clasificar en tres categorías: las emociones de fondo, las

emociones primarias o básicas, y las emociones sociales. Las emociones de fondo son

aquellas que reflejan el estado de ánimo de una persona en un momento

determinado. Las emociones primarias se refieren a aquellas que, muchas veces

independientemente de la cultura o la gente, son fácilmente identificables. En esta

clasificación se encuentra la ira, entre otras emociones como el miedo, asco, tristeza, y

felicidad. Por último son las emociones sociales, es decir, los que se producen cuando

hay más de una persona involucrada en la situación. Estas incluyen la simpatía, la

vergüenza, la culpabilidad, y la indignación.

Otra diferencia notable entre las emociones y los sentimientos es que estos

pertenecen únicamente a los seres humanos. Dicho de otra manera, los animales

experimentan emociones, pero no las sienten como la especie humana. Cuando dentro

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del cuerpo humano se produce un cambio debido a una emoción recién provocada, los

sentimientos son la idea que se forma en nuestra mente sobre dicho cambio. Por lo

tanto una emoción puede ser inconsciente, pero los sentimientos son siempre

conscientes.

INTRODUCCIÓN: LA IRA

La ira es un estado de malestar que puede variar desde una intensidad similar a la

irritación suave, hasta la denominada cólera intensa. Se da como respuesta a un mal

percibido que amenaza el bienestar de uno mismo o de los que nos rodean. Pero la ira

a menudo es un componente de otros trastornos emocionales, como los de ansiedad y

los afectivos. Es más, generalmente el tratamiento exitoso de estas situaciones reduce

o mejora el control de la ira persistente.

Aunque como fenómeno clínico la ira persistente no se encuentra tan bien estudiada

como otros constructos psiquiátricos, «haciendo difícil llegar a estimaciones fiables

sobre los índices de prevalencia de este problema. La evidencia empírica disponible,

aunque limitada, sugiere que es legítima la existencia de un trastorno de ira por sí

mismo, sin la necesidad de otros diagnósticos psiquiátricos asociados», y que los

problemas de ira están por lo general asociados con otros trastornos sociales como

problemas en el colegio o en el trabajo, consumo de alcohol y otras drogas,

dificultades financieras o baja autoestima (Piquera et al; 2009).

La ira suele ser entendida por error como sinónimo tanto de hostilidad como de

agresión cuando la ira es el componente emocional del complejo AHI (Agresividad-

Hostilidad-Ira). La hostilidad hace referencia al componente cognitivo y la agresividad

al conductual. Dicho síndrome está relacionado con trastornos psicofisiológicos,

especialmente las alteraciones cardiovasculares (Chóliz, 2005), veamos:

- Ira: es un afecto primario que dota de energía y facilita las transacciones del

individuo con su medio, pero que no necesariamente aboca al resentimiento o la

agresividad.

- Hostilidad: sí conlleva animadversión hacia el agente provocador, pero no siempre

se acompaña de ira ni desemboca en agresión.

- Agresividad: hace referencia a la propensión a desplegar un tipo de conducta que

supone confrontación con el agente inductor, con ánimo de causarle daño.

Tendemos a pensar peor de los demás cuando nos encontramos airados. La ira nos

hace menos reflexivos. Cuando nos hallamos bajo su influjo, tendemos a hacer

juicios rápidos basándonos bien en las características más superficiales. Existe una

estrecha relación entre ira-hostilidad y el desarrollo de enfermedades coronarias y

mayor posibilidad de hipertensión.

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Hay que mencionar que no podemos definir la ira de una única manera o forma.

Existen diversas definiciones y puntos de vista, todas ellas de diferentes autores, y que

son referentes de investigación de las emociones. Para comenzar a entender esta

emoción, vamos a centrarnos en una primera definición, como es la de la RAE1 que

define la ira como “pasión del alma, que causa indignación y enojo, con apetito o

deseo de venganza”.

Por otra parte, expertos en inteligencia emocional como Lang (en 1968), diferenció los

elementos que forman las emociones en tres grupos. Concretamente, estos son los

pensamientos, los elementos fisiológicos y los elementos conductuales. Las primeras

definiciones que encontramos de la ira son algunas de las emitidas por Buss (en 1961),

Feshbach (en 1964) y Kaufman (en 1970). En estas cada uno menciona puntos de vista

diferentes, en Pérez Nieto, 2008.

Buss como novedad incluye “factores faciales-esqueléticos y autonómicos” en la

definición de la ira, para Feshbach la ira es “un estado indiferenciado de activación

emocional” y Kaufman la concibe como “un estado de la actividad física que se centra

en actos fantaseados y que finaliza por un proceso de perjudiciales para otras

personas”.

En definitiva, estas primeras definiciones se centran de dar importancia a los síntomas

fisiológicos de las personas. Así, de esta manera, se consigue una nueva forma de ver

la ira en su relación con los cambios fisiológicos provocados por las respuestas

emocionales de las personas.

A medida que avanzan los años, los autores incrementan sus estudios sobre la ira

ampliando la concepción que se tenía sobre esta emoción. Si a principios y mediados

del siglo XX los expertos se centraban en los factores fisiológicos y sus síntomas, ahora

a mediados y a finales del siglo, se empieza a hablar de variables cognitivas o

conductuales que acompañan y complementan a las definiciones antecesoras.

Concretamente en el año 1971, Schacter centra sus estudios en aspectos de la ira

como son “la agitación cognitiva que interrumpe la conducta”, como una expresión de

aspectos negativos hacia otros, generando una actitud de defensa, donde “la oposición

se configura como un elemento aprendido para la agresión” y que de esta manera,

discrimina en los sucesos provocativos”. Además, encontramos la presencia de Novaco

(en 1975) que aporta una postura similar a la de Schacter, centrándose en realizar una

aproximación a la ira, teniendo en cuenta los factores fisiológicos y cognitivos. A su vez

Novaco define la ira como un estado emocional subjetivo.

En definitiva, definiciones hay muchas, pero la emoción de la ira es única. Todas las

definiciones contemplan características en común, como es el estado emocional que

1 http://www.rae.es/rae.html [22/03/2012].

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se conforma por sentimientos de irritación, pero además, encontramos otras

características que según el autor y la época de las investigaciones emocionales son

diferentes.

DIMENSIÓN EXPRESIVA

¿Cómo se manifiesta esta emoción?

La reacción de ira vienen acompañada de cambios fisiológicos, cognitivos y de

conducta. Fisiológicamente se manifiesta por un elevado ritmo cardiaco (taquicardia),

una presión arterial alta (hipertensión) y un tono muscular elevado (hipertonía).

Cognitivamente y paralelamente a su intensidad, la ira modela los pensamientos, los

deforma o acaba anulándolos. Conductualmente, «puede expresarse como simples

gestos, que muestran una actitud de enfado o llegar a acciones puramente violentas y

destructivas» como expone Alonso Hernández, 2010. Los brotes de ira pueden ser

desencadenados por acontecimientos externos, como determinados comportamientos

de amigos o compañeros de trabajo etc.; o internos, como preocupaciones, falta de

logros a nivel personal o pensamientos y recuerdos negativos.

La ira está ampliamente reconocida como problema de salud mental. A diferencia de lo

que ocurre con la ansiedad y la depresión, la ira persistente todavía no está reconocida

como una categoría diagnóstica en ninguna clasificación psiquiátrica oficial, recogen

Piqueras et al, 2009. Por tanto aunque la ira persistente no está reconocida como un

trastorno psiquiátrico, es sin duda un problema clínico significativo. La ira causa

malestar emocional, se confunde con la ansiedad y la depresión, puede conducir a la

violencia y es un factor de riesgo para diversos trastornos médicos como la

enfermedad cardiaca. Esta brota cuando la persona se ve sometida a situaciones que le

producen frustración o que le resultan aversivas. Al pasar a la acción, se interrumpen

los procesos cognitivos que se hallan en curso, centrando la atención y la expresión de

afectos negativos en el agente que la instiga.

¿Cómo se expresa la ira?

La forma instintiva y natural de expresión de la ira es una respuesta agresiva. Es una

emoción natural y adaptativa ante una amenaza (física o intelectual). Genera energía

normalmente en forma de agresividad, sentimientos y comportamientos que

conducen a la necesidad de defenderse. Una expresión inadecuada de la ira puede

provocar la desadaptación con el medio que le rodea a la persona. El ser humano se

comporta de maneras distintas ante esta emoción. Existen tres formas de comportarse

con respecto a la ira (Alonso Hernández, 2010):

1. Agresiva: Uno se comporta, habitualmente, intimidando a los demás y no se

preocupa de lo que piensan ni de lo que sienten las otras personas.

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Habitualmente responde de forma descontrolada con accesos de ira y furia,

generando daños y conflictos a las personas que le rodean. Tiende a expresar

externamente y de forma descontrolada la emoción. Cuando se establece una

respuesta iracunda, nuestro flujo sanguíneo fluye hacia las manos facilitándose

la utilización de armas o el propinar golpes contundentes. El ritmo cardiaco se

eleva y se liberan hormonas como la adrenalina que disponen el cuerpo para la

acción.

2. Pasiva: Afrontamiento de la situación manifestando conductas airadas verbal o

físicamente, hacia otras personas u objetos, aunque sin intención de producir

daño.

3. Asertiva: es capaz de exponer a los demás su opinión y si se está de acuerdo o

no con una determinada situación. Expresa de forma controlada y adaptativa la

emoción. Afrontamiento de la situación canalizando la energía emocional y

proyectándola hacia fines constructivos, tales como maximizar la posible

resolución positiva del conflicto.

DIMENSIÓN FISIOLÓGICA: CAMBIO HOMEOSTÁTICO

Walter Cannon (Wisconsin, 1871) fue el fisiólogo estadounidense que acuño por

primera vez el término homeostasis. Según Cannon, la homeostasis es «el conjunto

coordinado de procesos fisiológicos encargados de mantener la constancia del medio

interno, regulando las influencias del medio externo y las respuestas correspondientes

del organismo» (González de Ribera y Revuelta, 1994).

Cannon aplicó este término para definir todo estimulo que pudiera provocar una

reacción de lucha o huida, pero más tarde sirvió para designar a aquellos factores del

medio cuya influencia exige un esfuerzo inhabitual de los mecanismos homeostáticos.

En definitiva, la homeostasis es el sistema que ayuda a regular el funcionamiento

biológico de las personas. En cuanto el cuerpo detecta la necesidad o el exceso de

algún elemento, el sistema homeostático es el que se encargar de regular esa

desviación. Un ejemplo del sistema homeostático es la temperatura corporal de los

humanos. Las personas independientemente del frio o calor que pueda hacer,

tenemos la capacidad de mantener más o menos nuestra temperatura corporal en

unos niveles. Esta es una función que se cumple gracias al sistema homeostático.

El sistema homeostático está directamente relacionado con las emociones. Las

enfermedades en los humanos se dan por una desregulación de dicho sistema. Por lo

que como bien descubrió Cannon, los factores externos emocionales (como el miedo,

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la ira o el estrés) pueden provocar desequilibrios en el sistema homeostático lo cual

favorece las enfermedades.

Por tanto ante la respuesta adaptativa de una emoción como la ira, se genera todo

otro proceso fisiológico que llamamos “Síndrome General de Adaptación”. Este es un

patrón de respuesta que implica un esfuerzo del organismo por adaptarse y sobrevivir.

Comprende tres fases (Zapardiel y Balanzat, 2009):

1. Fase de alarma: comienza con la fase de choque o shock (lo que Cannon llama

huída) y sigue con el contra-choque donde se inicia un cambio homeostático. Es

ante este tipo de situaciones a las que podemos responder con ira, como por

ejemplo verse implicado en un atentado terrorista.

2. Fase de resistencia: si esta situación iracunda se prolonga, hace que se activen

unos altos niveles de activación fisiológica. El organismo intenta adaptarse a

esta situación y nos vamos debilitando.

3. Fase de agotamiento: al mantenerse las condiciones, al organismo se le acaban

las reservas y comienza a decaer. Es entonces cuando pueden rebrotar

problemas de ansiedad, depresión e ira.

DIMENSIÓN COMPORTAMENTAL

La dimensión comportamental de la ira se refiere a la forma de actuar y comunicar

dicha emoción, y en muchos casos se manifiesta en la forma de agresión. La ira se

considera mayormente como una emoción negativa, debido a que suele ser evocada

por acontecimientos aversivos y que provoca en el ser humano varias conductas que

no son favorables. Cuando la ira empieza a notarse, muchas veces la parte racional de

la mente se apaga y la mente impulsiva se enciende, dando pie a malas decisiones y

conducta agresiva. Las personas que tienen dificultad en expresar la ira son

frecuentemente víctimas de enfermedades tanto físicas como mentales como la

ansiedad o la depresión.

Dicho esto, la ira nos puede servir de algo, ya que nos permite motivar a la mente y al

cuerpo si necesario. El problema ocurre cuando la emoción no es controlada, porque

así se intensifica y provoca actividades impulsivas que pueden ser peligrosas. Por

ejemplo si uno no demuestra la capacidad de gestionar la ira, es muy probable que

destroce sus relaciones con otra gente, no solo en la vida personal sino especialmente

en el mundo laboral. Es particularmente difícil y muchas veces inaceptable expresar la

ira en el ámbito de trabajo, aunque es aquí donde más se suele surgir dicha emoción.

En cuanto a la conducta manifestada por la ira, hay tres maneras de expresar dicha

emoción. Primero es la supresión de la ira, que es cuando se afronta de la situación y

se reprime la expresión verbal o física. Esto puede provocar enfermedades mentales y

físicos, debido a que la ira no es canalizada fuera del cuerpo, y se queda fermentando

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adentro. Luego la expresión de la ira, que es el afrontamiento de la situación mediante

conductas airadas verbal o físicamente, hacia otras personas u objetos pero sin

voluntad de hacer daño. Este tipo de comportamiento es el que tiende a ser lo más

peligroso, ya que deja a la gente Por último es el control de la ira que es el

afrontamiento de la situación canalizando la energía emocional y dirigiéndolas hacia

fines constructivos, tales como buscar la mejor resolución positiva del conflicto.

Esta última expresión debe incluir ciertas estrategias que manejen la ira, y ha habido

muchos neurológicos que han aportado sus creencias sobre el asunto. Estas

estrategias incluyen el detener mediante auto instrucciones el impulso que pone en

marcha un comportamiento agresivo. Asimismo otra estrategia es aprender a

reconocer mejor las señales fisiológicas que preceden a la ira, con el fin de que el

individuo pueda pensar un poco más antes de actuar. Por último es importante

aumentar la conciencia del déficit, ya que los pacientes con altos niveles de ira

frecuentemente carecen de conciencia.

DIMENSIÓN COGNITIVA: EMOCIONES Y CEREBRO

Las emociones y el cerebro son dos ítems que aparentemente pueden parecer

opuestas, pero la una no puede existir sin la otra. La emoción se relaciona

habitualmente con la pasión y el cerebro, con una parte más racional. A su vez, la

pasión se asocia con una parte más cognitiva y la pasión con una parte más emotiva.

Estos dos conceptos se diferencian desde hace tiempo por los siguientes factores:

- La cognición engloba la percepción, la memoria, la atención y la acción.

- La emoción, además de lo anterior, también añade el sentimiento, las

reacciones vegetativas (la sudoración, el temblor o la palidez) y las reacciones

motoras (los gestos o posturas).

El cerebro como asiento de las emociones

Según los principios enunciados por LeDoux para centrar el problema en términos

accesibles, se podría decir que “la emoción, en sí misma, no se corresponde con un

proceso cerebral separado e independiente”. Los componentes conscientes de las

emociones, no son cualitativamente diferentes de las percepciones cognitivas. Las dos

están de alguna manera relacionadas. Por otro lado también dice que los mecanismos

cerebrales de conducta emocional, aparecieron ya en estadios muy primitivos de la

evolución animal y se han conservado hasta hoy en día. Lo cual demuestra que ‘la

emoción’ ha sido y será parte esencial de nuestras vidas (Belmonte, 2007).

Por lo tanto, podemos afirmar que la ira no es una emoción recién descubierta. El ser

humano al igual que el resto de vertebrados, ha padecido la ira prácticamente desde

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su creación, pero la manera de sentir ha ido evolucionando, dependiendo de las

necesidades del individuo.

El sistema límbico

Walter Cannon demostró que en situaciones de emergencia, se produce una respuesta

vegetativa y motora no específica llamada ‘reacción de alarma’.

De esta manera, podemos deducir que la ira puede considerarse una ‘reacción de

alarma’. Por ejemplo: en una situación violenta, una de las reacciones más habituales

del ser humano suele ser actuar de forma aún más violenta sin pararse a pensar

fríamente en lo más conveniente (Belmonte, 2007).

EMOCIONES AFINES Y CONTRARIAS A LA IRA

Como describe el Seminario CEFIRE, 2010; una emoción es “un estado afectivo que

experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de

cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la

experiencia”. Las emociones básicas o primarias tienen un carácter adaptativo, que son

seis: ira, alegría, asco, tristeza, sorpresa y miedo. Con apenas unos meses de vida,

adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales

comparten con nosotros esas emociones tan básicas, que en los humanos se van

haciendo más complejas gracias al lenguaje que empleamos con símbolos y signos.

Muchas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las

emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse. Las emociones

primarias son automáticas y cumplen una función adaptativa y saludable dentro del

organismo al ayudarnos a reaccionar inmediatamente frente a un estímulo. Cuando

estas emociones no son procesadas correctamente sufren una trasformación,

quedando convertidas en emociones secundarias. Es así como cada emoción primaria

se asocia a una emoción secundaria:

- Ira ⟶ Rencor ⟶ violencia y

odios patológicos

- Miedo ⟶ Ansiedad ⟶ fobia y

pánico

- Amor ⟶ Dependencia

- Alegría ⟶ Manía

- Sorpresa ⟶ Ansiedad

- La Tristeza ⟶ Depresión

Como podemos observar en la tabla siguiente, dentro de las seis emociones básicas

encontramos el grupo de las cuatro primeras: alegría-sorpresa-miedo-tristeza como las

afines entre sí, frente a aversión-ira como las emociones afines entre sí también pero

contrarias a las cuatro primeras:

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Tabla 1. Funciones de las emociones

Lenguaje subjetivo Lenguaje funcional

ALEGRÍA Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad.

Nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien).

SORPRESA Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa.

Ayuda a orientarnos frente a una nueva situación.

MIEDO Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.

Tendemos hacia la protección.

TRISTEZA Pena, soledad, pesimismo. Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.

IRA Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad, furia, ultraje, resentimiento, cólera, indignación, fastidio, hostilidad y en extremo, con la violencia y el odio patológicos.

Nos induce hacia la destrucción.

AVERSIÓN Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.

Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.

Fuente: Elaboración propia basado en Bisquerra, 2009.

Como podemos apreciar en la columna de la izquierda tenemos las seis categorías

básicas de emociones mientras que en la derecha se presenta la finalidad adaptativa

de las emociones con sus diferentes funciones. Pero como expresa Fernández Ortea en

eitb.com (2010);

Las emociones son también fuente de motivación e inspiración. Son puro movimiento

y nos llevan a la acción. Cuando la ira baja su intensidad podemos aprovechar el

enfado para que nos de energía para llevar a cabo una acción positiva. Algunos

investigadores afirman que precisamente es su orientación a la acción la que ha hecho

posible el sistema emocional en los animales. Con todo lo dicho, parece claro

que tenemos que ser conscientes de ellas y aceptarlas. […] Las tenemos que

incorporar en nuestro pensamiento, integrarlas en nuestras conductas sin

magnificarlas ni ocultarlas: sentirnos de una determinada forma puede ser bueno o

malo dependiendo solo de la situación.

Por ello la ira, no presenta una única función adaptativa destructiva, sino que se puede

aprovechar esa energía de forma positiva posteriormente. Haciendo una analogía

cotidiana, el Metro de Bilbao acaba de incorporar un sistema de eficiencia energética

por el cual la energía que libera al frenar a tanta velocidad al llegar a las estaciones, en

vez de liberarse y perderse vuelve desde ahora a la red eléctrica para poder ser

aprovechada al acelerar de nuevo.

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EMOCIONES NEGATIVAS Y SALUD MENTAL

La ira al igual que la tristeza o el miedo son emociones que cuando son intensos y

habituales, afectan de manera negativa a la calidad de vida del ser humano. Esto hace

que, por culpa de estas emociones negativas, las personas queden expuestas más

fácilmente a enfermedades, tanto físicas como mentales. La ira es un estado de

malestar que puede variar de intensidad. Desde la irritación suave hasta la cólera más

intensa. Normalmente, la intensidad suele variar dependiendo del grado de enfado

que tenga el individuo en el instante que padece la emoción. Para ampliar la

información respecto a las características de la ira consultar Apéndice2.

La ira está ampliamente reconocida como problema de salud mental significativo. Esta

no afecta únicamente al individuo, también afecta a su entorno y a las personas

implicadas. Por este motivo, varios autores afirman que representa un grave peligro

desde el punto de vista de la seguridad, ya que la emoción puede verse reflejada en

ataques de violencia doméstica u otros tipos de violencia. La ira es considerada como

una emoción negativa por la mayoría de los teóricos de la emoción bien del campo de

la psicología y las neurociencias. Esta emoción puede ser concebida atendiendo a tres

tipos de definiciones de la valencia emocional, es decir, las emociones se pueden

entender como positivas o negativas en base a (Beck, 2003):

1. Las condiciones que evocan la emoción: hay que tener en cuenta como son los

comportamientos del individuo. Si los comportamientos son aversivos o

agresivos, podremos estar hablando de un caso de ira.

2. Las consecuencias adaptativas de la emoción: hay que analizar el resultado y las

consecuencias tras padecer la emoción. Si los resultados son destructivos para

el individuo o su entorno, estaremos hablando de una emoción negativa.

3. La experiencia subjetiva de la emoción: hay que observar el estado del

individuo tras padecer la ira. Si siente placer o gusto se considerará una

emoción positiva, pero hay que tener en cuenta que también puede llegar a

sentir displacer o aversión, por lo que estaríamos hablando de una emoción

negativa.

FORMAS DE REGULACIÓN Y MANEJO DE LA IRA

Existen distintas formas para manejar y regular la ira. Para poder regularla hay que

saber medirla en primer lugar. Por ese mismo motivo, antes de hablar de la regulación

o manejo de la ira vamos a centrarnos en explicar algunos de los métodos más

importantes o reconocidos a la hora de medir la ira. Una de las más importantes y de

la cual muchos autores hablan de ella es la escala de Estado. En este caso, la escala

trata de reflejar los sentimientos o las acciones que generan los individuos, tales como

“tengo ganas de romper cosas o estoy furioso”. El individuo tiene que contestar de

2 En página 21.

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esta manera en una escala del 1 al 4 en como de furioso se encuentra en ese

momento. Por otra parte, encontramos otra de las técnicas más importantes, es la de

la Expresión Externa. Esta consiste en medir el grado en el que un individuo expresa

sus emociones a los demás, ya sea de una manera directa o indirecta.

Una vez explicados dos de las técnicas más importantes, vamos a centrarnos en

explicar el manejo de la ira y sus formas de regulación. Concretamente vamos a hablar

de cuatro expertos en emociones y sus cuatro maneras de control de la ira, en Pérez

Nieto, 2008.

En primer lugar, encontramos el control de la ira de Novaco (de 1975). Esta técnica se

centra en varios aspectos: centrarse en las emociones de uno mismo (que ayudara a

disminuir la ira frente a la provocación); cuanto mayor fortalecimiento de autoestima

tenga una persona, menor será su probabilidad de responder con ira; tener en cuenta

la las habilidades que una persona tenga para responder de manera asertiva ante la

provocación esto reducirá la probabilidad de responder con ira; aprender a conocer las

provocaciones y donde tienen lugar para así poder mantener un autocontrol sobre la

ira.

En segundo lugar, encontramos el control de la ira de Deffenbacher (de 1994). Los

aspectos en los que se centra este autor son: aumento de la conciencia de déficit,

interrupción del desarrollo de respuesta de la ira, utilizar el entrenamiento en

relajación, restructuración cognitiva, y por último, la solución de problemas y auto

instrucciones.

En tercer lugar, el entrenamiento en manejo de la ira de Lochman y Wells (de 1996).

Las características principales de este enfoque son: incremento de las señales

fisiológicas que preceden la ira, identificar los estímulos que desencadenan la ira,

detención del impulso que genera las acciones agresivas, promover habilidades

sociales para manejar las situaciones problemáticas de una manera adaptativa y por

último, promover el empleo de estrategias de solución de problemas.

Por último y en cuarto lugar, encontramos el control de la ira para niños. En este caso,

únicamente son tres aspectos los que hay que tener en cuenta. En primer lugar, el

incremento de las habilidades y conductas sociales positivas. En segundo lugar, el

desarrollo de estrategias de regulación de las emociones y las estrategias de

autocontrol. Y por último, el uso de estrategias para la solución de problemas.

CONCLUSIONES

La ira, como hemos argumentado a lo largo del informe, es una emoción negativa que

en algunos casos puede ser muy intensa. Esta intensidad en algunos momentos

concretos puede actuar de forma positiva, pero en el caso de que sea persistente, esta

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intensidad puede llegar a afectar a la salud de una persona. Las emociones negativas

como la ira, si se experimentan de forma continuada, expone a la persona a

enfermedades tanto mentales como físicas. Como bien sabemos, la ira es una

emoción negativa que no solo afecta a la persona que la padece sino que también

puede afectar a las personas de sus alrededor. Decimos esto porque esta emoción

puede desencadenarse en agresividad, lo cual puede afectar a la seguridad de las

personas de alrededor. La ira no está reconocida oficialmente como una enfermedad,

pero lo que sí está claro es que en algunos casos puede resultar ser un problema muy

grave y difícil de controlar. La solución para este problema es el saber regularla y

controlarla para no causar ningún tipo de daño.

No todas las personas afrontan un ataque de ira de la misma manera. Algunas

personas pueden controlar este impulso y expresar sus emociones de forma tranquila.

Ponen todos sus esfuerzos en que en conflicto que ha ocurrido se solucione de forma

normal, este tipo de reacción también es conocida como asertiva. Hay otros casos en

los que iracundos expresan sus emociones de forma más ostensible pero en ningún

caso con la intención de hacer daño. A estos casos se les conoce como pasivos. Por

último están las personas que tienen una reacción agresiva. Estas personas intimidan a

las demás y pueden llegar a causar daños tanto físicos como psicológicos.

Estos son los tres tipos de reacciones que las personas suelen tener. Es muy

importante conocerse a uno mismo, para sí ocurre el caso saber controlarse antes de

tiempo y no tener una reacción negativa o que pueda dañar a alguien.

La ira en sí mismo no es una reacción o una emoción que sea mala. La negatividad se la

dan las personas que no saben controlar ese impulso. Enfadarse no es malo siempre. Si

se sabe canalizar esa energía que se libera hacia un fin constructivo o positivo, es algo

muy bueno. La tristeza por ejemplo, que en muchos casos está relacionada con la ira,

nos puede ayudar a conocernos a nosotros mismos y saber cuáles han sido nuestros

errores para no volver a repetirlos.

Por último nos gustaría decir que la ira agresiva no tiene por qué ser negativa en todos

los casos. Si esta agresividad se sabe controlar o manejar, respetando siempre unos

límites, puede llegar a ser muy constructiva. En el caso del Hockey sobre hielo es

bastante significativo. En este deporte las peleas entre los jugadores están permitidas,

sin valerse de ningún instrumento, en igualdad de condiciones. Las peleas se paran en

cuanto un jugador cae al suelo. En estos casos creemos que aunque la agresión sea

algo violento si se sabe controlar y para a tiempo o si respeta unos mínimos, es algo

que puede ayudar a estos jugadores para poder reflexionar después. Y si no,

recordemos el testimonio de un autor tan actual como Aristóteles.

Comunicación Interpersonal. Deusto marzo 2012 19

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Comunicación Interpersonal. Deusto marzo 2012 21

APÉNDICE

Tabla 2. Características de la ira

Instigadores

- Estimulación aversiva, tanto física o sensorial, como cognitiva. - Condiciones que generan frustración, interrupción de una conducta motivada, situaciones injustas, o atentados contra valores morales. - Extinción de la operante, especialmente en programas de reforzamiento continúo. - Inmovilidad, restricción física o psicológica.

Actividad fisiológica

- Elevada actividad neuronal y muscular. - Reactividad cardiovascular intensa (elevación en los índices de frecuencia cardiaca, presión sistólica y diastólica).

Procesos cognitivos implicados

- Focalización de la atención en los obstáculos externos que impiden la consecución del objetivo o son responsables de la frustración. - Obnubilación, incapacidad o dificultad para la ejecución eficaz de procesos cognitivos.

Función

- Movilización de energía para las reacciones de autodefensa o de ataque. - Eliminación de los obstáculos que impiden la consecución de los objetivos deseados y generan frustración. Si bien la ira no siempre concluye en agresión, al menos sirve para inhibir las reacciones indeseables de otros sujetos e incluso evitar una situación de confrontación.

Experiencia subjetiva

- Sensación de energía e impulsividad, necesidad de actuar de forma intensa e inmediata (física o verbalmente) para solucionar de forma activa la situación problemática. - Se experimenta como una experiencia aversiva, desagradable e intensa. Relacionada con impaciencia.

Expresión conductual

- En general, aproximación al estímulo, objeto o situación. - Tres estilos de expresión de la ira: 1. Supresión de la ira (anger-in). Afrontamiento de la situación reprimiendo la expresión verbal o física, aunque persista activación alta. 2. Expresión de la ira (anger-out). Afrontamiento de la situación manifestando conductas airadas verbal o físicamente, hacia otras personas u objetos, aunque sin intención de producir daño. 3. Control de la ira (anger-control). Afrontamiento de la situación canalizando la energía emocional y proyectándola hacia fines constructivos, tales como maximizar la posible resolución positiva del conflicto.

Fuente: Elaboración propia basado en Chóliz, 2005.