Ingresos_GeneroMercadoLaboral

38
1 ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO OFICINA SUBREGIONAL PARA LOS PAÍSES ANDINOS - OSRA PROGRAMA FORTALECIMIENTO DEL DIÁLOGO SOCIAL; LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL TRABAJO, Y LA INSPECCIÓN VIGILANCIA Y CONTROL DEL TRABAJO EN COLOMBIA MERCADO DE TRABAJO, GÉNERO Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO EN COLOMBIA 2001-2008 1 JAVIER ARMANDO PINEDA DUQUE Consultor CARLOS EDUARDO ACOSTA APONTE Colaborador BOGOTÁ, SEPTIEMBRE DE 2009 1 Citar como: Pineda, J. y Acosta, C. (2009), 'Distribución del ingreso, género y mercado de trabajo en Colombia', en Mercado laboral colombiano. Cuatro estudios comparativos, Organización Internacional del Trabajo OIT, Bogotá, pp. 13-57.

description

Ingresos_GeneroMercadoLaboral

Transcript of Ingresos_GeneroMercadoLaboral

1

ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO

OFICINA SUBREGIONAL PARA LOS PAÍSES ANDINOS - OSRA

PROGRAMA FORTALECIMIENTO DEL DIÁLOGO SOCIAL; LOS DERECHOS

FUNDAMENTALES EN EL TRABAJO, Y LA INSPECCIÓN VIGILANCIA Y CONTROL DEL TRABAJO EN COLOMBIA

MERCADO DE TRABAJO, GÉNERO Y DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO EN COLOMBIA

2001-20081

JAVIER ARMANDO PINEDA DUQUE

Consultor

CARLOS EDUARDO ACOSTA APONTE

Colaborador

BOGOTÁ, SEPTIEMBRE DE 2009

1 Citar como:  Pineda, J. y Acosta, C. (2009), 'Distribución del ingreso, género y mercado de trabajo en Colombia', en Mercado laboral colombiano. Cuatro estudios comparativos, Organización Internacional del Trabajo OIT, Bogotá, pp. 13-57.

2

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 3 2. EL MERCADO LABORAL URBANO ........................................................................ 5

2.1. La participación laboral y el techo de género......................................................... 5 2.2. Tasa de ocupación y la estructura del empleo ...................................................... 11 2.3. Desempleo ............................................................................................................ 15

3. DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y MERCADO LABORAL .................................. 19

3.1. Estructura de los ingresos en Colombia ............................................................... 19 3.2. Distribución del ingreso y mercado laboral .......................................................... 24 3.3. Características de los ocupados según deciles de ingresos .................................. 29

4. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS ....................................................................... 32

3

1. INTRODUCCIÓN El presente informe consiste en un análisis de la distribución del ingreso y el mercado laboral colombiano con especial énfasis en una perspectiva de género. Realizar un análisis del mercado laboral en lo corrido del presente siglo, si bien informa en alguna medida lo que está sucediendo en el contexto de la crisis sentida en Colombia desde finales del 2008, plantea sobre todo elementos para ubicar las transformaciones actuales y la configuración de tendencias de largo aliento. No son muchos los estudios en Colombia que han informado de los cambios acontecidos en las últimas dos décadas en los indicadores laborales desde una lectura de género, que permitan apreciar en la actualidad los cambios que están ocurriendo. En tal sentido, el propósito de este estudio es contribuir a informar a los constituyentes de la OIT y a la opinión pública, de las continuidades y rupturas que en la historia reciente han afectado al mercado laboral y la distribución del ingreso desde una visión de género. El estudio se basa en el procesamiento de las bases de datos de las encuestas de hogares realizadas por el DANE para el período de estudio, debido a la escasa información desagregada por sexo que procesa y provee el DANE en sus resultados regulares. Por un lado, para el período 2001-2006, se procesará la Encuesta Continua de Hogares (ECH) que reemplazó a la anterior Encuesta Nacional de Hogares (ENH) en el 2001 y que permaneció hasta el 2006. Para el 2007 y 2008 se procesará la nueva Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH), que si bien amplió cobertura2, permaneció con su eje central en el mercado laboral. Se trabajará con la información para las trece principales áreas metropolitanas de Colombia, que representan el 76% de la población urbana del país3. Para el análisis de las tendencias del mercado laboral en Colombia (objetivos específicos 1 y 2), se trabajó con indicadores tradicionales de participación, ocupación y desempleo, según niveles educativos, edad y sexo; adicionalmente, la dinámica del empleo se observará según actividades económicas y categorías ocupacionales, entre otros. De manera particular para el análisis de la estructura de remuneraciones y distribución de los ingresos laborales (objetivo específico 3), se procesó información sobre la estructura de remuneraciones en forma desagregada según hogares y según ocupados, por deciles y otras medidas de distribución del ingreso. Se consideraron los ingresos laborales y los ingresos no laborales para los hogares. Igualmente, para el análisis de género de la estructura de ingresos, se estimaron la distribución según niveles de salario mínimo, ingresos promedio, deciles de ingreso y las brechas salariales. Este análisis se complementará con la inclusión de sólo dos importantes variables de calidad del empleo: coberturas de seguridad social en salud y pensiones y jornadas laborales.

2 Desde el mes de julio del año 2006 el DANE introduce cambios en la ejecución de la recolección de información, ampliando la cobertura para 24 ciudades y áreas, e integrado las Encuestas de Hogares con las Encuestas de Ingresos y Gastos, dando como resultado la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH). 3 Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Manizales, Pasto, Pereira, Cúcuta, Villavicencio, Ibagué, Montería y Cartagena.

4

El trabajo se divide en cuatro secciones, donde la primera es esta introducción, la segunda presenta un breve análisis y descripción de los principales indicadores del mercado laboral colombiano desde una perspectiva de género, la tercera presenta un análisis de la distribución del ingreso y el mercado laboral y su afectación para distintos grupos de población; finalmente, en la cuarta se presentan las conclusiones del estudio y algunas sugerencias.

5

2. EL MERCADO LABORAL URBANO

2.1. La participación laboral y el techo de género

La mayor participación de la mujer en el trabajo remunerado, bien sea en el mercado laboral propiamente (asalariado), como en la producción directa de bienes y servicios (trabajo independiente), es un hecho verificado y sentido con mayor fuerza en Colombia, como en el resto de América latina, a partir de finales de los años setenta. Dicho proceso ha estado asociado, como lo señaló la Misión de Empleo a mediados de la década de los ochenta (Chenery, 1986), con la caída de las tasas de fecundidad y el proceso de transición demográfica, la urbanización de la sociedad y la expansión de los servicios educativos, entre factores a la oferta, como también a factores ligados a la demanda, especialmente el crecimiento de los sectores terciarios de la economía. La tasa global de participación laboral4 urbana en Colombia muestra un claro comportamiento diferenciado entre hombres y mujeres en las últimas décadas. Mientras los hombres muestran una tasa estable en el transcurso de los últimos 25 años, las mujeres incrementaron su tasa global de participación a un ritmo cercano a un punto porcentual promedio anual, durante las últimas dos décadas del siglo pasado, al pasar de 37% en 1982 a 47% en 1992 y a 57% en el 2002, siendo para entonces una de las más altas en América Latina (CEPAL 2008). La creciente participación laboral femenina ha sido un elemento central en los nuevos espacios de socialización y cambio de identidades femeninas, fuente de autonomía y decisión para muchas mujeres, y recurso para la participación ciudadana y política. No obstante, después de alcanzar su pico en el 2002, dicho crecimiento se frena, algunas mujeres regresan a actividades no remuneradas y la tasa de participación se estabiliza en 54% en los últimos cuatro años (2006-2009), alcanzando lo que se podría denominar el techo de género de la participación laboral femenina; esto es, el límite que el orden de género en la sociedad le impone a una mayor participación de la mujer en el trabajo productivo remunerado. El límite señalado por el orden de género en la sociedad corresponde a aquel que, de acuerdo con la configuración socioeconómica y con los patrones culturales que imperan en los arreglos de muchos hogares, impone a un número importante de mujeres, su dedicación exclusiva al trabajo doméstico no remunerado5. La tasa global de participación continuamente está presentando variaciones producto de las fluctuaciones económicas y de respuestas de los hogares, no obstante, en ausencia de cambios económicos importantes, de ampliaciones significativas del aparato educativo o de cambios bruscos en los patrones de fertilidad, la participación laboral femenina se mantiene alrededor del nivel alcanzado.

4 La tasa de participación laboral es el porcentaje de la población en edad de trabajar PET (población mayor de 12 años) que es económicamente activa, es decir, que trabaja o busca trabajo. 5 La ‘dedicación exclusiva al trabajo doméstico’ en realidad puede incluir una gran cantidad de actividades que pueden presentar distinto tipo de retribuciones y estrategias en el orden desigual de género que configuren los hogares. Así, por ejemplo, para mujeres de clase media o alta por fuera de lo que constituye la PEA, este puede significar labores de administración del hogar y del capital simbólico de la familia y/o el marido (ver Beneria, 2006).

6

Diversos elementos han influido en el comportamiento de la tasa global de participación, desde aquellos que tienen un efecto de largo plazo, como la educación y la dinámica demográfica y su composición, hasta aquellos que la afectan de manera más cercana, como los estímulos a la actividad económica, las limitaciones de los ingresos familiares y la pérdida de empleo de los hombres proveedores en el hogar. Estos últimos factores claramente se asocian con el notorio crecimiento de la participación laboral femenina que se observa en el período 1997-2000, donde las restricciones económicas de las familias y, especialmente el desempleo masculino, condujeron a muchas mujeres a salir al mercado de trabajo con el fin de suplir o complementar los ingresos de los varones. Es recurrente que, una vez importantes grupos de mujeres participan laboralmente la mayoría de ellas lo quieran continuar haciendo en el futuro. Esto se asocia con que el incremento de la participación laboral femenina logrado en dicho período, no haya descendido a los niveles anteriores y se haya estabilizado en el techo de género.

Tasa global de participación laboral urbana por sexo Promedios móviles anuales con datos trimestrales 1984-2009

30 

40 

50 

60 

70 

80 

90 

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

TGP Hombres TGP Mujeres

Fuente: elaboración propia con base en ENH 1984-2000, ECH 2001-2006 y GEIH 2007-2009.

El techo de género significa entonces, que un grupo importante de mujeres que pudiendo trabajar en el mercado remunerado, permanece en lo que se denomina en las estadísticas la ‘población económicamente inactiva’, es decir, mujeres que no estando estudiando ni pensionadas, no participan ni en el empleo formal, ni en actividades informales, que trabajan exclusivamente en actividades no remuneradas y que participan ampliamente en la economía del cuidado. A continuación se examinarán brevemente los efectos demográficos, la composición de la tasa de inactividad y la participación laboral por dos elementos de interés: los niveles educativos y los ingresos.

7

Dinámica demográfica y participación laboral Al igual que la mayoría de los países de América latina, Colombia ha vivido durante las últimas décadas un proceso de transición demográfica que ha tenido un importante efecto en el crecimiento de la oferta laboral. Para saber cuál ha sido el impacto del crecimiento demográfico en el comportamiento de la participación laboral, se comparan bajo un mismo denominador común (la población total), las tasas de crecimiento tanto de la población en edad de trabajar (indicador demográfico), como de la población económicamente activa (indicador socioeconómico).

(PET/PT) (PEA/PT) (PET/PT) (PEA/PT)

1984-1990 0,22 0,01 0,56 1,37

1991-1995 0,42 0,40 0,19 1,17

1996-2000 0,49 ‐0,41 0,23 2,59

2001-2009 0,59 0,53 0,45 0,45

Total 0,48 0,34 0,35 1,35

PeríodoMUJERESHOMBRES

Crecimiento promedio anual de la Población en Edad de Trabajar (PET) y de la Población Económicamente Activa (PEA) frente a la Población Total (PT)

Fuente: elaboración propia con base en ENH 1984-2000, ECH 2001-2006 y GEIH 2007-2009

Los resultados muestran primero que la transición demográfica aún presenta un efecto importante, toda vez que las tasas de crecimiento de la población en edad de trabajar frente a la población total, siguen siendo positivas y ligeramente crecientes en el período analizado, a excepción de las mujeres para la segunda mitad de la década de los 80s. Segundo, el crecimiento de la tasa bruta de participación (PEA/PT) resulta muy superior para las mujeres frente a los hombres en general, lo cual lleva a que en el total del período mientras los hombres presentan un ligero mayor crecimiento demográfico frente a la actividad laboral (posible efecto del trabajador desalentado), las mujeres presentan una participación muy por encima del crecimiento demográfico. No obstante, los resultados son bien diferenciados en los dos últimos períodos. Para la segunda mitad de los 90s, mientras en los hombres cae la tasa bruta de participación, en las mujeres se incrementa aceleradamente (crecimiento del 2,6% promedio anual) de acuerdo con lo presentado en el anterior aparte para el caso de la tasa global; el crecimiento de la tasa bruta de participación femenina se explica sólo en cerca del 9% por el crecimiento demográfico, debido a que la PET crece con respecto a la población total sólo un 0,23 puntos. Para el período del presente siglo (2001-2009), se presenta una igualación de las tasas femeninas, esto es, el crecimiento de la participación bruta de las mujeres se compensa en su totalidad por el crecimiento demográfico, confirmando la tesis del techo de género de la anterior sección.

8

Inactividad laboral Con el fin de confirmar en mayor detalle la tesis del techo de género de la participación laboral femenina en Colombia, se incluirá aquí un análisis del comportamiento y composición de la “población económicamente inactividad”. Durante el período de 25 años, entre 1984 y 2009, la tasa global de “inactividad” femenina presentó lógicamente un comportamiento inverso al de la tasa global de participación laboral, descendió sistemáticamente desde los ochenta y se estabilizó en el nuevo milenio.

30

35

40

45

50

55

60

65

70

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

PEA/PET (Mujeres) PI/PET (Mujeres)

Tasa  Global de actividad y de inactividad para mujeres. 1984‐2009

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Distribución porcentual de la población "inactiva" 

femenina según tipo de inactividad. 2001‐2009

Estudiando  Oficios del Hogar  Otros

0

500

1.000

1.500

2.000

2.500

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Población "inactiva" femenina según tipo de 

inactividad. En miles 2001‐2009

Lineal (Estudiando  ) Lineal (Oficios del Hogar ) Lineal (Otros)

La distribución porcentual de la población “inactiva” femenina ha permanecido estable en el período analizado, con alrededor del 60% de las mujeres en actividades no remuneradas de cuidado u oficios del hogar, el 30% dedicadas como actividad principal al estudio y un 10% en otras actividades. Al observar la dinámica de la población en términos absolutos se puede apreciar que en la tendencia lineal, efectivamente el grupo de mujeres en oficios del hogar crece en mayor cantidad, no obstante los tres grupos básicos presentan tasas de crecimiento que los mantiene relativamente estables en su distribución porcentual. De nuevo esto confirma el estancamiento en Colombia de la participación laboral femenina en lo que he denominado el techo de género.

9

Participación laboral y educación Como generalmente se ha observado, las tasas de participación laboral incrementan conforme aumenta el número de años de estudio de las personas. Sin embargo, la incidencia de la educación es mucho más marcada en el caso de las mujeres, especialmente en el caso de que se alcanzan niveles educativos superiores (12 y más años). Mientras en los grupos de mujeres con educación primaria y secundaria básica la participación laboral fluctúa alrededor del 40%, para las bachilleres llega al 60%, para las que han alcanzado algún estudio profesional al 66% y para las profesionales el 86%.

0‐5 años 6‐9 años 10‐11 años 12 ‐15 años 16 años y más

Hombres 70,7% 61,2% 81,0% 72,4% 92,2%

Mujeres 44,2% 43,8% 61,8% 64,2% 86,3%

Brecha* 26,5% 17,4% 19,2% 8,2% 5,9%

Relacion** 0,6                 0,7                0,8                0,9                0,9              

Hombres 68,2% 56,5% 79,4% 68,8% 91,2%

Mujeres 42,3% 41,3% 59,7% 63,1% 85,2%

Brecha 25,9% 15,2% 19,7% 5,6% 6,0%

Relacion 0,6                 0,7                0,8                0,9                0,9              

Hombres 65,8% 54,7% 81,0% 75,8% 90,7%

Mujeres 40,8% 38,7% 60,1% 65,8% 85,9%

Brecha 25,0% 16,0% 20,9% 10,0% 4,8%

Relacion 0,6                 0,7                0,7                0,9                0,9              

Fuente: elaboración propia con base en ECH 2001-2004 y GEIH 2008

2001

2004

2008

Tasas de participación de hombres y mujeres por años de estudio2001‐2008

* Diferencia de tasas de participación; ** Coeficiente entre tasas de participación de hombres y mujeres.

Por su parte los hombres si bien también incrementan su participación con mayor nivel educativo, el impacto no es tan significativo como en el caso de las mujeres. Los presentan niveles de participación muy superiores a los de las mujeres en los niveles bajos de años de educación, y superiores en menor grado en niveles de educación secundaria y profesional. Esto hace que la brecha de participación se reduzca conforme aumenten los niveles educativos. En términos de la relación entre las tasas de participación, si esta constituye el 0.6 y 0.7 de las mujeres con respecto a los hombres en los grupos de bajo nivel educativo, esta relación incrementa hasta llegar al 0.9 en los grupos más educados. Participación laboral e ingresos Como parte del techo de género para la participación laboral de las mujeres, se encuentran las condiciones socioeconómicas que generan niveles diferenciados de participación entre grupos. Las mujeres de condiciones socioeconómicas menos favorables suelen enfrentar una serie de dificultades para su participación laboral, relacionadas con el número de personas dependientes, especialmente niños y niñas, el logro de mayores niveles de

10

educación y capacitación, las condiciones de localización urbana, las menores posibilidades de contar con servicios de apoyo a la carga doméstica y de cuidado, entre otros elementos. Considerando el ingreso sólo como un indicador de dichas condiciones socioeconómicas, estas se reflejan, en alguna medida, en las tasas diferenciadas de participación laboral según quintiles de ingreso6. Así, para Colombia se observa un incremento en las tasas de participación femenina a medida que se avanza del quintil 1 al quintil 5 de ingresos, presentándose una diferencia de hasta 13 puntos porcentuales entre ellos para el 2008. Por su parte, los hombres no comportan una tendencia clara y tienen leves diferencias entre quintiles; sólo presentan una diferencia entre el primero y segundo quintil, debido entre otros, al fenómeno del ‘desaliento’ que genera períodos largos de desempleo en los niveles de menores ingresos, fenómeno que también opera para el mismo grupo de mujeres y que lleva al retiro de la fuerza laboral. Conforme con lo anterior, las brechas de participación entre hombres y mujeres se reducen en la medida en que se avanza en los quintiles de ingreso. En los ocho años del período considerado esta brecha se ha reducido sólo 1.4 puntos para el promedio, manteniendo prácticamente su misma estructura. Así mismo, los coeficientes no presentan diferencias significativas.

1 2 3 4 5 TOTAL

2001

Hombres 71% 74% 74% 75% 73% 74%

Mujeres 50% 50% 56% 57% 60% 54%

Brecha* 21,7% 24,5% 18,7% 17,8% 13,4% 19,2%

Relacion** 0,7               0,7              0,7             0,8             0,8             0,7              

2004

Hombres 70% 73% 73% 72% 70% 72%

Mujeres 50% 51% 54% 56% 59% 54%

Brecha 20,3% 22,0% 19,3% 15,3% 10,8% 17,7%

Relacion 0,7               0,7              0,7             0,8             0,8             0,8              

2008

Hombres 67% 71% 72% 74% 73% 72%

Mujeres 46% 50% 55% 58% 59% 54%

Brecha 21,1% 21,7% 17,2% 16,1% 14,3% 17,8%

Relacion 0,7               0,7              0,8             0,8             0,8             0,8              

Tasas de participación de hombres y mujeres por quintiles de ingresos de sus hogares. 2001‐2008

* Diferencia de tasas de participación; ** Coeficiente entre tasas de participación de hombres y mujeres.

Fuente: elaboración propia con base en ECH 2001-2004 y GEIH 2008

QUINTILES

6 Los quintiles de ingreso son una forma de clasificar a los hogares según sus ingresos. Un quintil corresponde al 20% de los hogares, los cuales se ordenan en forma ascendente de acuerdo al ingreso percápita autónomo del hogar. El primer quintil corresponde al 20% de hogares de menores ingresos y el quinto al de mayores ingresos percápita.

11

2.2. Tasa de ocupación y la estructura del empleo A la par con la mayor participación laboral, las mujeres han venido ocupando un porcentaje creciente de la población ocupada urbana en Colombia. Mientras en 1982 las mujeres representaron el 36% de los ocupados en las principales áreas metropolitanas, en 1992 pasaron a ser el 41% y en el 2002 el 45%, porcentaje alrededor del cual se ha estabilizado en los años del siglo XXI. Esto significa que de un total de alrededor 8.600 mil personas ocupadas en el 2009 en las trece principales ciudades del país, 3.870 mil eran mujeres y 4.730 mil hombres. La tasa de ocupación7 para los hombres después de estar en niveles promedios al 69% en la primera mitad de los 90s, mostró una caída continua durante el período de crisis, al pasar llegar al 66% en 1996 y al 61% en el 2000. A partir del 2001 comienza a recuperarse levemente hasta alcanzar niveles alrededor del 64% en los últimos cuatro años, quedando 5 puntos por debajo de los niveles de la primera mitad de los 90s. Por su parte, la tasa de ocupación de las mujeres ha variado en forma semejante a la de los hombres, pero en forma más moderada y con un crecimiento leve pero constante a lo largo de las últimas décadas, pasando del 43% promedio en los 90s, a alrededor del 47% en el 2009.

Tasa de ocupación por sexo. 1984-2009 Promedios móviles anuales con datos trimestrales 1984-2009

20 

30 

40 

50 

60 

70 

80 

1984

1985

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

TO Hombres TO Mujeres

Fuente: elaboración propia con base en ENH 1984-2000, ECH 2001-2006 y GEIH 2007-2009

Esto ha llevado a dos procesos importantes en el mercado laboral. Primero, a una significativa reducción de la brecha en la tasa de ocupación por sexo, la cual pasa de 30 puntos porcentuales a principios de los 90s a 17.5 puntos en el 2009, de manera similar a como se ha reducido la brecha en las tasas de participación entre hombres y mujeres en

7 La tasa de ocupación es la proporción de población en edad de trabajar (PET) que se encuentra trabajando en un momento dado. Al ser la PET una variable demográfica y no económica como la población económicamente activa (PEA), esta tasa muestra la evolución de la ocupación en forma independiente de la participación laboral.

12

igual período. Segundo, los nuevos empleos netos generados durante la década han sido absorbidos por la mujer. Como veremos más adelante, esto no significa una reducción de la tasa de desempleo femenina, la cual va a depender más de la tasa de participación, sino más bien un cambio en los patrones de empleo que presenta fuertes implicaciones de género. El crecimiento de las tasas de ocupación de hombres y mujeres presenta ritmos diferentes para distintos períodos en los últimos 25 años. Primero, durante la segunda mitad de los 80s y la primera de los 90s las tasas de ocupación de hombres y mujeres crecieron, pero esta últimas lo hizo a un mayor ritmo. Segundo, en el período de desaceleración y crisis de la actividad económica entre 1996 y 2000, se presenta una caída de ambas tasas, pero mientras la tasa de ocupación de las mujeres lo hace sólo al 1.1%, la de los hombres cae al 3.5% promedio anual. Y, tercero, entre los primeros trimestres de 2001 y 2009, las tasas de ocupación volvieron a crecer pero de nuevo a un ritmo diferenciado: mientras la tasa de ocupación femenina lo hace al 1% promedio anual, la tasa masculina llega sólo al 0.5%.

Hombres Mujeres1984-1990 0,3 1,21991-1995 0,2 1,81996-2000 -3,7 -1,12001-2009 0,5 1,0

Total -0,3 0,9

Crecimiento promedio anual de las tasas de ocupación 1984-2009

Período

Fuente: elaboración propia con base en ENH, etapas 46-110, ECH y GEIH. Estos cambios han expresado el denominado proceso de ‘feminización’ del mercado laboral, el cual es un fenómeno que no es sólo típico de Colombia, sino también de otras economías. La otra cara de la feminización, la pérdida relativa de empleo masculino8, ha tenido su expresión en una relativa reducción de las brechas de desempleo y en los cambios en las relaciones de género en los hogares. La mayor absorción de mujeres por el mercado de trabajo es un elemento importante en la búsqueda de la equidad de género. Lo cuestionable es la forma como este se produce en el marco de un incremento en los índices de precariedad laboral y de ingresos, como lo examinaremos más adelante. Estructura del empleo Para el periodo comprendido entre los años 2001 y 2009, la estructura del empleo por sectores económicos también experimento cambios importantes, dando continuidad al fenómeno de “tercerización del empleo” y la pérdida progresiva de participación por parte de la industria manufacturera de la década anterior. Por una parte, el empleo del sector

8 La pérdida de empleos masculinos incluye el desplazamiento de hombres por mujeres (por ejemplo, en el sector financiero y en los cargos públicos), la pérdida relativa debido al cambio estructural de la economía (crecimiento relativo de los servicios y el comercio), y el diferencial en las tasas de crecimiento de ocupaciones con alta presencia femenina.

13

terciario –servicios sociales, comercio, hotelería, restaurantes, transporte, comunicaciones, bancos, finca raíz y otros servicios a las empresas– aumento como un todo su participación en el empleo total urbano de 71.5% en septiembre de 2001 a 72.3% en enero de 2009, pero con una recomposición a favor de los servicios financieros y en retroceso de los servicios sociales, en alrededor de tres punto. Por otra parte, el sector secundario presenta un balance mixto en la participación en el empleo colombiano. De un lado, se observa que la participación de la industria manufacturera disminuyo en 1.5 puntos porcentuales dentro del total de empleos en el país, y, de otro lado, en forma contraria, la participación del sector de la construcción registró un aumento en 1.3% para el mismo periodo.

Rama de actividad y sexo 2001 2004 2008 2009

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%Industria 19,1% 19,1% 18,1% 17,6%

Construcción 4,9% 5,3% 5,9% 6,2%Comercio 30,7% 29,5% 29,9% 29,5%Transporte 8,3% 9,0% 9,3% 9,6%Servicios financieros 7,0% 7,8% 10,0% 10,5%Servicios comunales, soc. y p 25,6% 24,9% 22,7% 22,7%

Otras ramas a 4,6% 4,4% 3,9% 3,8%

Total hombres 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%Industria 19,2% 19,0% 18,5% 18,3%Construcción 8,3% 9,0% 10,2% 10,7%Comercio 32,0% 30,7% 29,2% 28,9%Transporte 12,9% 13,6% 13,5% 14,0%Servicios financieros 8,1% 9,0% 10,5% 10,1%Servicios comunales, soc. y p 14,4% 13,7% 13,8% 13,7%

Otras ramas a 5,2% 5,1% 4,2% 4,2%

Total mujeres 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%Industria 18,9% 19,2% 17,6% 16,7%Construcción 0,6% 0,7% 0,6% 0,6%Comercio 29,1% 28,0% 30,8% 30,3%Transporte 2,5% 3,3% 4,2% 4,1%Servicios financieros 5,6% 6,5% 9,3% 11,0%Servicios comunales, soc. y p 39,4% 38,9% 33,8% 33,8%

Otras ramas a 3,8% 3,5% 3,6% 3,4%

a Agricultuta; Minas; Electricidad, gas y agua

Distribución porcentual de la población ocupadasegún rama de actividad económica y sexo

FUENTE: elaboración propia con base en DANE, ECH 2001 y 2004 para el total siete áreas metropolitanas, y GEIH 2006 y 2009 enero, para 13 principales ciudades.

Desde una perspectiva de género y de acuerdo con los elementos de continuidad en la división sexual del trabajo, las mujeres continúan con una amplia participación en el sector de servicios comunales, personales y sociales con casi 34% del total de la ocupación femenina, manteniendo su presencia mayoritaria en este componente de la economía del cuidado. No obstante, durante el nuevo milenio se ha reducido dicha participación en 5.6 puntos porcentuales, a favor casi en su totalidad de los servicios financieros, el cual ya ocupa el 11% de la ocupación femenina. Por su parte, los hombres mantienen su predominio en las actividades tradicionalmente masculinas de construcción y transporte.

14

Las actividades de la industria y el comercio y la hotelería, presentan participaciones semejantes por sexo, con una leve mayor participación de las mujeres en comercio y de hombres en la industria. No obstante, al interior de cada rama existe una importante segregación de género por sectores industriales y categorías ocupacionales, que hace por ejemplo que las mujeres se ubiquen más en la industria de las confecciones, la producción de alimentos o en las ocupaciones de camarera en hotelería o de cocina en restaurantes. La estructura de empleo también se observa a través de su desagregación según posiciones ocupacionales. En primer lugar, en los últimos años las posiciones ocupacionales precarias, el empleo doméstico y los trabajadores familiares no remunerados, permanecen sin mayores variaciones, continuando ambas siendo ocupadas mayoritariamente por mujeres, expresión de la discriminación generacional, social y de género. No obstante, se observa en este período una leve reducción del porcentaje de mujeres empleadas en el servicio doméstico, el cual pasa del 11.5% en el 2001 al 8.9% en el 2008, como parte de una tendencia de más largo plazo de constante pero leve reducción del peso de esta ocupación (Pineda 2009).

Distribución porcentual de la población ocupada según posición ocupacional y sexo

Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%Obrero, empleado particular* 48,7% 43,6% 50,1% 43,7% 47,5% 43,7%Obrero, empleado del gobierno 6,2% 6,9% 5,3% 6,2% 4,8% 4,9%Empleado doméstico 0,3% 11,5% 0,4% 11,6% 0,2% 8,9%Trabajador por cuenta propia 36,0% 31,0% 34,9% 30,4% 39,3% 35,3%Patrón o empleador 6,7% 2,9% 7,3% 3,3% 6,7% 2,9%Trab familiar sin remuneración** 1,8% 3,9% 1,6% 4,7% 1,4% 4,3%Otro 0,4% 0,1% 0,4% 0,2% 0,0% 0,0%

2001 2008Posición ocupacional

2004

* Incluye Jornalero o Peón. ** Incluye trabajadores familiares sin remuneración en otros hogares a partir de agosto de 2006.

En segundo lugar, en el transcurso del presente siglo hombres y mujeres han continuado ganando participación en el trabajo por cuenta propia y perdiendo como asalariados tanto del sector público como del privado, debido a los procesos de restructuración productiva y subcontratación, como de desregulación y deslaborización de las relaciones de trabajo, presentados con fuerza desde principios de los noventas. La transformación de estas dos posiciones ocupacionales, las que ocupan casi el 90% de los hombres y el 80% de las mujeres, contienen sin embargo importantes diferencias en su interior dada por la heterogeneidad de los sectores formales e informales.

15

Disminuye la informalidad pero se concentra más en las mujeres La estructura del empleo según la muy cuestionada definición oficial de la informalidad (Pineda 2008), sigue siendo útil para observar las tendencias presentes en términos del tipo de empleos que se han creado en el período de análisis. Los resultados de las Encuestas de Hogares señalan que el empleo formal creció más que el informal entre el 2001 y el 2008. De un promedio anual de 190 nuevos empleos dado por la economía colombiana, 127 mil fueron formales y 63 mil informales, esto hizo que la informalidad se redujera en 6.4 puntos porcentuales para los hombres y 3.6 puntos para las mujeres. No obstante, el crecimiento económico durante el período y la caída de la informalidad, varios hechos deben destacarse. Primero, no todo el empleo formal fue asalariado; debido al proceso de deslaborización de las relaciones de trabajo y proliferación de contratos comerciales de prestación de servicios, 34% de los empleos formales creados fueron trabajadores por cuenta propia. Segundo, la totalidad del crecimiento del empleo informal fue vía trabajadores por cuenta propia; en esta categoría las mujeres crearon su propio empleo en el sector informal a una tasa de 33 mil empleos por años para un total de 270 mil empleos en el período.

2001 2008 2001 2008

Empleo formal 40,0% 46,4% 38,9% 42,3%

Empleo informal 60,0% 53,6% 61,1% 57,7%

Cuenta propia 33,0% 32,6% 28,0% 29,9%

Emp. particular 18,9% 14,2% 14,4% 12,7%

Patron o empleador 6,3% 5,2% 2,8% 2,8%

Trabajador familiar 1,5% 1,3% 3,8% 3,4%

Empleo doméstico 0,3% 0,3% 12,0% 8,9%

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Distribución del empleo entre sectores formal e informal por sexo

Hombres Mujeres

2.3. Desempleo La tendencia creciente de la participación de la mujer en la fuerza laboral ha conducido a que no sólo presente una mayor participación en el empleo, sino también en el desempleo. Este expresa el desajuste del mercado laboral propiamente dicho, es decir, del componente dado entre la oferta y demanda de trabajo asalariado. Aunque se presenta una gran movilidad de trabajadores entre posiciones asalariadas y por cuenta propia, estos últimos como productores directos de bienes o servicios no participan en el fenómeno propio del desempleo. Las mujeres, así como han incrementado su participación en los trabajos precarios por cuenta propia, lo han hecho en la masa de trabajadores que busca un empleo

16

dependiente, incrementando sus tasas de desempleo, especialmente, entre los grupos más jóvenes. El desempleo en Colombia se puede analizar a partir de las dinámicas diferentes que presenta para hombres y para mujeres cada una de las dos últimas décadas. Desde mediados de la década de los 90s la economía colombiana experimento un giro económico que conllevó a un alto nivel de desempleo ocasionado en el caso de los hombres, por la caída en la contratación de mano de obra especialmente en la construcción y, en las mujeres, por el aumento en el número de ellas buscando trabajo como respuesta a la disminución en los ingresos de los hogares, fenómeno de “trabajador adicional”. Esto se reflejó con claridad en la caída de la tasa de ocupación masculina (TO) y el aumento marcado de la tasa global de participación femenina (TGP). El producto de ello fue la duplicación del número de desempleados que pasó de 735 mil en 1996 a casi 1.526 mil a finales del 2000. No obstante, en el contexto de la crisis, mientras el desempleo femenino se relaciona básicamente con un incremento en la participación laboral que no encuentra realización debido a la caída del mercado y a los problemas propios de la segregación de algunas ocupaciones y la discriminación en grupos de mujeres, el masculino está relacionado con la caída de la ocupación (ver gráficos).

Tasas de participación (TGP), ocupación (TO) y desempleo (TD) para hombres y mujeres

1991-2000

0

2

4

6

8

10

12

14

16

18

20

50

55

60

65

70

75

80

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

TGP   y   TO

Hombres

TGP TO TD0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

55

60

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

TGP   y   TO

Mujeres

TGP TO TD

2001 - 2009

5

10

15

20

25

30

40

45

50

55

60

65

70

75

80

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

T

D

T

G

P

Y

T

O

Hombres

TGP TO TD5

10

15

20

25

30

40

42

44

46

48

50

52

54

56

58

60

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

T

D

T

G

P

Y

T

O

Mujeres

TGP TO TD

17

El incremento en cerca de 10 puntos en la tasa de participación femenina en este período, mostró que a pesar de que una parte de ellas fue absorbida por el mercado laboral, gran parte de la población femenina ha entrado a participar en dicho mercado como población desempleada. Así, mientras en 1991 la mujeres representaron el 53.4% de los desocupados en las principales áreas metropolitanas, en 1995 pasaron a ser el 54.1% y en el 2000 el 56.4%. Por el contrario, para el período de recuperación y crecimiento económico transcurrido entre 2001 y 2008 y de desaceleración en el 2009, la relativa estabilización de la tasa de participación femenina hace que la tasa de desempleo de las mujeres caiga debido básicamente al incremento de la tasa de ocupación. Por su parte, el desempleo masculino cae por una acción más combinada de una leve caída de la tasa de participación, con un pequeño incremento de la tasa de ocupación (ver gráficos). Debe notarse que después de haber alcanzado en el 2007 las tasas de desempleo de hombres y mujeres los niveles más bajos (8.1% y 11.7%, respectivamente), vuelven a incrementarse para alcanzar en el primer trimestre de 2009 los niveles de 12 y 16% respectivamente. Lo anterior señala que si bien los cambios en la actividad económica general causan variaciones cíclicas en el mercado laboral, estas variaciones están mediadas por el comportamiento propio y diferenciado de los grupos de hombres y mujeres, dados a través de la participación o su nivel de inserción laboral. Algunos estudios han confirmado que los choques de oferta y demanda agregada afectan de manera distinta a los grupos de la población, por lo cual la tasa de desempleo puede variar por dos razones: por la caída de la tasa de desocupación o el incremento en el número de despidos en períodos de desaceleración económica, caso de los hombres a finales de los noventas, y por incrementos en la tasa de participación producidas por la disminución en los ingresos del hogar, caso de las mujeres (Sánchez y Núñez, 1998).

Finalmente, las brechas de desempleo entre hombres y mujeres que presentaron una tendencia creciente en los primeros años del milenio, comienza a caer levemente cuando se consolida la recuperación económica. Así, no obstante estos cambios, las mujeres continúan mostrando mayores tasas de desempleo que los hombres. Para enero de 2009, la tasa de desempleo femenino significó que existieran 739 mil mujeres desocupadas frente a 653 mil hombres para las trece áreas metropolitanas más grandes de Colombia.

18

2

3

4

5

6

7

8

Brecha de tasas de desempleo entre hombres y mujeres

19

3. DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y MERCADO LABORAL Colombia en los últimos años ha mostrado tendencias diferenciadas en términos de generación de empleo, distribución del ingreso y disminución de la pobreza. A comienzos de los años noventa el acelerado crecimiento económico se tradujo en bajas tasas de desempleo y una importante reducción de la pobreza; por el contrario, hacia finales de dicha década, se experimentó en el país la peor crisis económica registrada en la historia, que redujo los avances alcanzados durante la década en términos laborales, como en los índices de pobreza. Aunque a partir del año 2000 la economía colombiana recupero una senda positiva del crecimiento económico, creció entre 2001 y 2008 a una tasa promedio anual de 4.6 y un acumulado de 36.6%, la tasa de desempleo no ha registrado las disminuciones que se evidenciaron en los comienzos de los noventa, y los índices de pobreza no han cedido en forma importante (CID, 2006). Por el contrario, la reciente desaceleración económica y la recesión evidenciada en el último trimestre de 2008 y del primero de 2009, señalan que los indicadores laborales se deterioran. Hoy es evidente que Colombia se ha acercado a un modelo de crecimiento sin empleo, lo cual parece afectar en forma importante la distribución del ingreso. En el reciente informe de la comisión de expertos creada por el Gobierno Nacional para medir la pobreza, se señalan los avances y limitaciones del tema en los últimos años. Para el período 2002-2008, se encuentra que la pobreza a nivel nacional se redujo en siete puntos porcentuales (de 53,7% a 46%), mientras que la indigencia nacional lo hizo en dos puntos (de 19.7% a 17.8%). Para las trece áreas metropolitanas, la pobreza disminuyó casi diez puntos porcentuales en el mismo período (de 40.3% a 30.7%) y la indigencia muestra una caída de dos y medio puntos (de 9.4% a 6.8%). No obstante, se señala que a pesar de la mejoría en las cifras de pobreza hubo un grupo de colombianos pobres que se empobreció aún más e hizo que el nivel de indigencia solo bajara dos puntos. Si bien hay una preocupación constante por hacer un seguimiento a los indicadores tradicionales de pobreza en país, como una preocupación central del desarrollo, no hay una suficiente reflexión de su conexión con el mercado laboral y especialmente con la forma diferenciada en que este afecta a hombres y mujeres. En este capítulo se buscará contribuir y aportar evidencias recientes del comportamiento de los distintos tipos de ingresos que perciben los trabajadores, las personas y los hogares.

3.1. Estructura de los ingresos en Colombia Crecen los ingresos no laborales Para el análisis de la estructura de los ingresos de los hogares se realizará una distinción central entre los ingresos laborales y los ingresos no laborales de las personas y los hogares. Los ingresos laborales son todos aquellos pagos que reciben los trabajadores a cambio del

20

trabajo, tomando como referencia el mes anterior9. En este ingreso están incluidos tanto los salarios como los ingresos laborales de los trabajadores independientes y de los patrones o empleadores. Los ingresos no laborales, es la suma de los ingresos recibidos por los individuos en los hogares que incluyen, los intereses, las rentas, las pensiones o jubilaciones10, la pensión alimenticia, las transferencias de otros hogares (nacionales o extranjeros) y otras fuentes. La primera característica de la estructura de ingresos en Colombia consiste en el cambio que se ha experimentado en los últimos ocho años en la composición de los ingresos de los hogares a favor de los ingresos no laborales. Este cambio aunque ligero en términos porcentuales (4 puntos) es muy significativo desde el punto de vista del papel del mercado laboral en las condiciones de vida de los hogares. Esto significa que los hogares en Colombia viven cada vez menos de las fuentes directas de trabajo y más de otras fuentes o activos no laborales, como los arriendos, las remesas y las pensiones, conforme con la estructura de propiedad, la migraciones internacionales y el proceso de transición demográfica y envejecimiento en la estructura poblacional del país.

0%

20%

40%

60%

80%

100%

2.001  2.002  2.003  2.004  2.005  2.006  2.007  2.008 

Ingresos laborales y no laborales percápita de los hogares 

2001‐2008

Ingresos no laborales Ingresos laborales

Se ahondan las brechas en ingresos laborales a pesar de la mayor educación femenina La estructura de ingresos laborales promedios por hora de la población ocupada en Colombia, confirma la continuidad de la operación de mecanismos culturales e institucionales de discriminación de género en el mercado laboral en la medida en que se

9 De las Encuestas de Hogares del DANE se toma como referencia las preguntas ¿Cuánto ganó el mes pasado en este empleo? y ¿Cuál fue la ganancia neta de usted en esa actividad, negocio o profesión el mes pasado? En la GEIH, a partir del 2007 se mejoró sustancialmente estas definiciones al incluir los subsidios de alimentación, transporte, familiar y educativo. Al mismo tiempo las primas de antigüedad, técnica, clima y bonificaciones mensuales. 10 Las pensiones si bien tienen origen en el trabajo, no se consideran propiamente ingresos laborales toda vez que se trata de ahorro diferido del trabajo pasado y no de los ingresos de la fuerza laboral presente.

21

han mantenido las brechas de ingresos entre hombres y mujeres para iguales niveles educativos. Dependiendo del nivel de jerarquías sociales y laborales que una sociedad dada arrastra históricamente, los ingresos laborales varían directamente de acuerdo con los niveles de educación o calificación de las personas. En tal sentido se esperaría que para iguales niveles educativos las remuneraciones al trabajo sean semejantes en promedio. No obstante, las evidencias confirman que un nivel igual de educación no garantiza a las mujeres que sus ingresos laborales sean semejantes a los hombres. Por el contrario, la brecha de ingresos continúa persistiendo en Colombia: entre el 2001 y el 2008, se ampliaron las brechas de diferencia para todos los niveles educativos.

Años de Educación 2001 2008

Hombres 1.952 2.360

Mujeres 1.631 1.838 Relación 83,6% 77,9%Hombres 2.708 2.662 Mujeres 2.443 2.092 Relación 90,2% 78,6%Hombres 3.254 3.370 Mujeres 2.784 2.632 Relación 85,5% 78,1%Hombres 5.088 4.876 Mujeres 4.350 4.069 Relación 85,5% 83,4%Hombres 12.278 14.190 Mujeres 9.433 10.755 Relación 76,8% 75,8%

Ingresos laborales promedio por hora según años de educación - Precios constantes (2008=100)

0-5 años

6-9 años

10-11 años

12-15 años

16 o más

Adicionalmente, de acuerdo con la estructura de ingresos promedio según los distintos niveles educativos, se muestra como el acceso que grupos importantes de mujeres han tenido a la educación superior no ha logrado reducir la discriminación. Por el contrario, esta se mantiene en niveles aún más altos para las mujeres profesionales con 16 o más años de estudio, en donde el ingreso promedio de la mujer sólo representa en promedio el 76% del de los hombres o se encuentran 24% por debajo de ellos. Este hecho está relacionado con una composición mayoritaria de mujeres profesionales en cargos y niveles bajos de la jerarquía ocupacional y de decisiones, por la segmentación de género en determinadas actividades (concentración de la mujer en determinados sectores de servicio y comercio), por las dificultades de promoción y ascenso de las mujeres y por las dificultades en las trayectorias laborales de las mujeres debido a la sobrecarga del cuidado.

22

Han caído los retornos a la educación en el mercado asalariado A partir de correr ecuaciones mincerianas desde la teoría del capital humano a fin de estimar los retornos en ingresos salariales a las inversiones en educación (Anexo 1), se puede observar una caída general – aunque my leve – de dichos retornos en el período de análisis. Los resultado señalan que si por cada año adicional de educación en el 2001 a los colombianos les significaba un 14.5% más de su salario, en el 2008 este sólo les significó un 13%. Entre hombres y mujeres, los retornos a la educación resultan prácticamente iguales para el período

Retornos a la educación para la población asalariada (Coeficientes de años de escolaridad de la ecuación básica de mincer)

0,120

0,125

0,130

0,135

0,140

0,145

0,150

2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

HOMBRES

MUJERES

Se reduce el número de trabajadores por debajo de dos salarios mínimos La distribución de la población ocupada de acuerdo a los niveles de Salario Mínimo Legal por Hora (SMLH), muestra una importante reducción de los trabajadores por debajo de un salario mínimo, al pasar de 38.3% al 29.7% del total de trabajadores, entre 2001 y 2008. Por su parte, la participación de los trabajadores entre uno y dos salarios mínimos se incrementan de 36.6% a 41.1% y la de aquellos entre dos y tres, pasa de 9.6% a 11%. Igualmente, los demás rangos de la estructura general de ingresos se mueven ligeramente.

23

Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total

Hasta 1 SMLH 36,3% 40,5% 38,3% 25,9% 34,4% 29,7%

1 SMLH ‐2 SMLH 37,1% 36,1% 36,6% 43,5% 38,1% 41,1%

2 SMLH ‐3 SMLH 9,9% 9,2% 9,6% 11,7% 10,2% 11,0%

3 SMLH ‐4 SMLH 4,6% 4,2% 4,4% 6,1% 5,5% 5,8%

4 SMLH ‐5 SMLH 3,2% 3,2% 3,2% 3,2% 3,3% 3,2%

5 SMLH ‐6 SMLH 1,7% 1,5% 1,6% 2,2% 1,9% 2,1%

6 SMLH y más 7,2% 5,5% 6,4% 7,4% 6,5% 7,0%

100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Distribución de la población ocupada según niveles de salario mínimo por hora

2001 2008

Entre hombres y mujeres se observa en general que leves movimientos en uno u otro sentido, siendo el más notorio la caída de 10.4 puntos porcentuales de la participación de los hombres en el primer rango de bajos ingresos. Por su parte, se destaca el incremento en un punto porcentual de las mujeres en el último nivel de seis o más salarios mínimos. No obstante esta leve mejora, se mantiene en niveles muy altos el porcentaje de trabajadores por debajo de dos salarios mínimos (nivel semejante al de la canasta familiar), que pasa del 75% al 71% durante el período. A continuación se examinará la estructura de ingresos a partir de los ingresos promedios, para luego vincular estas distintas expresiones de la estructura de ingresos laborales, con la distribución de la masa salarial según deciles de ingresos. Se incrementa el número de trabajadores por debajo del ingreso promedio Como otra medida de la estructura de ingresos, se observa que el porcentaje de ocupados que perciben ingresos por debajo del promedio incrementó 11.4 puntos entre 2001 y 2008, al pasar de 60.2% a 71.6%. Sin embargo, debido al mayor crecimiento de los ingresos de los hombres en los deciles de altos ingresos, el porcentaje de los hombres que perciben ingresos por debajo del promedio creció 13.5 puntos porcentuales, mientras las mujeres crecen 8.7 puntos, lo cual hace que la brecha de género se reduzca y este porcentaje se ubique cerca al 71% tanto para hombres como para mujeres.

Porcentaje de ocupados que ganan por debajo del promedio del ingreso mensual 2001 2004 2008

HOMBRES 57,8% 55,9% 71,3%

MUJERES 63,2% 61,5% 71,9%

TOTAL 60,2% 58,5% 71,6% Esto evidencia que a pesar de que el porcentaje de trabajadores por debajo del salario mínimo mejoró y de que un 4% menos de trabajadores se encuentra por debajo de los dos salarios mínimos, el porcentaje de ocupados que perciben ingresos por debajo del promedio

24

incrementó 11.4 puntos, porcentaje muy superior a los anteriores. Esto confirma la tesis del incremento en la distribución desigual del ingreso en un contexto de alto crecimiento económico y relativo mejoramiento de los ingresos laborales para algunos grupos de trabajadores.

3.2. Distribución del ingreso y mercado laboral El hecho de que aún un muy alto porcentaje de trabajadores permanezca por debajo del salario mínimo y de la media de ingresos laborales, a pesar del crecimiento económico y el mejoramiento de los ingresos reales en los últimos años, se explica por la muy desigual distribución del ingreso. No obstante, el mejoramiento de los ingresos reales de los colombianos en este período, la distribución de ingresos en Colombia empeoró. La distribución de los ingresos, tanto laborales como los totales (laborales y no laborales), se deterioró entre 2001 y 2008. Mientras el decil más alto de ingreso percibía el 43% de los ingresos laborales totales en el 2001, en el 2008 pasó a percibir el 50% de los ingresos totales. Estos 7.3 puntos de los ingresos totales que ganaron los trabajadores de mayores ingresos, los perdieron especialmente los trabajadores de los deciles cuatro, cinco y seis, pero también los tres primeros deciles. Es decir, se ha presentado una mayor concentración del ingreso laboral en Colombia que ha afectado especialmente a los sectores de ingresos medios de población, pero también a los de más bajos ingresos. Este cambio regresivo en la distribución del ingreso ha afectado por igual en términos generales a hombres y mujeres. Sólo resalta que la distribución del ingreso es más concentrada en el caso de los hombres, debido a que el decil más alto de ingresos percibe 8.5 puntos porcentuales más del ingreso total que en el caso de las mujeres.

DECIL

2001 2008 2001 2008 2001 2008

1               0,4% 0,2% 1,1% 1,0% 0,7% 0,5%

2               1,4% 0,8% 3,6% 2,6% 2,2% 1,4%

3               1,9% 1,8% 4,3% 4,0% 2,8% 2,6%

4               5,4% 3,1% 6,0% 4,4% 5,6% 3,6%

5               4,4% 4,3% 6,9% 6,5% 5,4% 5,1%

6               8,4% 5,9% 9,7% 7,4% 8,9% 6,4%

7               5,2% 7,4% 5,3% 7,2% 5,2% 7,3%

8               11,9% 9,7% 10,3% 8,2% 11,3% 9,2%

9               15,5% 13,6% 14,7% 14,2% 15,2% 13,8%

10             45,7% 53,0% 38,2% 44,5% 42,7% 50,0%

100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Distribución de los ingresos laborales por deciles

MUJERES TOTALHOMBRES

Esta distribución de los ingresos laborales no se ve afectada si le sumamos los ingresos no laborales, como las remesas, las rentas, los intereses y otros ingresos no provenientes del

25

trabajo actual, para constituir los ingresos totales, en este caso, de los hogares. Estos ingresos totales muestran un comportamiento semejante a los laborales. Esto significa que, si bien los ingresos no laborales han ganado importancia en los ingresos de los hogares, estos no han contribuido a una mejor distribución del ingreso, sino que por el contrario han continuado la misma senda de los laborales, haciendo que el diez por ciento de los hogares mas ricos perciban el cincuenta por ciento del total del ingreso.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Distribución de ingresos entre deciles de pobalción ocupada 2008

INGRESOS LABORALES INGRESOS TOTALES

0%

10%

20%

30%

40%

50%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Distribución de ingresos entre deciles de pobalción ocupada 2001

INGRESOS LABORALES INGRESOS TOTALES

Se incrementan las jornadas laborales y los ingresos promedio del último decil El análisis del crecimiento de los ingresos laborales según distintos deciles de ingresos, permite observar importantes hechos estilizados que caracterizan el impacto de los cambios en el mercado laboral en la distribución del ingreso en Colombia. En primer lugar, de los trabajadores asalariados del sector público y privado colombiano, entre el 2001 y el 2008, el crecimiento general de la economía colombiana permitió un mejoramiento de su ingreso mensual real promedio, el cual creció en un promedio anual del 3.3% para los hombres y 3.6% para las mujeres. No obstante, el ingreso real promedio por hora sólo crece un 2.6% al año para los hombre y un 2.8% para las mujeres, lo que demuestra que cerca de una tercera parte del crecimiento del ingreso mensual se debe a la intensificación de la jornada laboral en este grupo de trabajadores asalariados. En segundo lugar, para el caso de los trabajadores por cuenta propia o independientes, por el contrario el ingreso mensual real promedio decrece a una tasa de 1.7% promedio anual tanto para hombres como para mujeres, mientras el ingreso real promedio por hora también decrece pero a una tasa muy superior del 2.8% para los hombres y del 3.7% para las mujeres, en el mismo período. Esto significa claramente que, los trabajadores independientes han perdido poder adquisitivo en sus ingresos mensuales ante lo cual han buscado compensarlos alargando las jornadas laborales y deteriorando la calidad del empleo.

26

HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES

1 25,4% 30,1% 27,2% 29,8%

2 46,1% 41,7% 39,8% 39,2%

3 43,5% 48,8% 30,4% 31,8%

4 11,9% 11,7% 22,8% 23,5%

5 10,2% 9,1% 11,2% 11,1%

6 14,8% 14,7% 12,6% 13,3%

7 16,4% 17,8% 16,5% 16,8%

8 15,1% 15,9% 14,6% 15,5%

9 13,7% 13,1% 11,2% 11,0%

10 34,6% 28,1% 26,8% 20,2%

TOTAL 23,0% 25,6% 18,5% 20,0%

Crecimiento porcentual de salarios promedios mensuales y por hora según 

deciles de ingresos entre 2001 y 2008

∆% ingresos mensuales ∆% ingresos por horaDECIL

HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES

1 ‐0,5% ‐5,0% ‐2,3% ‐10,7%

2 ‐8,5% ‐8,5% ‐15,2% ‐15,6%

3 ‐8,2% ‐7,9% ‐18,1% ‐17,4%

4 5,0% 3,3% ‐18,0% ‐17,5%

5 1,0% 0,3% ‐19,8% ‐19,2%

6 ‐10,2% ‐10,9% ‐22,6% ‐21,4%

7 ‐21,7% ‐21,8% ‐21,2% ‐21,0%

8 ‐22,4% ‐22,1% ‐20,8% ‐21,6%

9 ‐18,1% ‐16,8% ‐21,4% ‐23,1%

10 ‐11,5% ‐13,3% ‐25,0% ‐22,5%

TOTAL ‐11,8% ‐12,4% ‐19,9% ‐25,8%

Crecimiento porcentual de ingresos de trabajadores independientes 

promedios mensuales y por hora según deciles de ingresos entre 2001 y 2008

DECIL∆% ingresos mensuales ∆% ingresos por hora

En tercer lugar, para los trabajadores asalariados se presenta un mayor crecimiento, tanto del ingreso mensual real promedio como del ingreso real promedio por hora, en los deciles de los extremos de la distribución del ingreso. Esto es, los primeros deciles crecen al 30%, 42% y 49% acumulado en el período, y el último decil al 28%, en términos de ingresos mensuales; por su parte, los deciles intermedios crecen a niveles muy por debajo del 20%. No obstante, debe señalarse que en términos absolutos esto significa una gran distancia o desproporción del decil más alto de ingreso toda vez que, mientras dicho incremento le significa un incremento promedio real para el período de 815 mil pesos (las mujeres 575 mil), para los trabajadores del primer decil sólo significan 23 mil pesos, esto es, 2 mil 800 pesos al año. En cuarto lugar, en el caso de los trabajadores independientes, se aprecia una clara tendencia de una caída del ingreso real promedio por hora que crece en la medida en que se avanza en los niveles de deciles de ingreso. Esto significa que, los independientes de más

27

bajos ingresos disminuyen porcentualmente menos y los de más altos ingresos porcentualmente más. Es decir, se produce un proceso de mejoramiento de la distribución de los ingresos de los independientes, pero hacia abajo, con una caída general de ingresos. Esta caída general de ingresos reales por hora se explica por varios fenómenos. En primer lugar, en los sectores de bajos ingresos donde se concentra el trabajador independiente de subsistencia en los sectores de comercio y servicios, se puede explorar la hipótesis del crecimiento de la masa de trabajadores que frente a un menor crecimiento de la demanda, reduce su ingreso promedio. En segundo lugar, para los trabajadores independientes de mayores ingresos, se asocia con los fenómenos de la subcontratación y la deslaborización del mercado de trabajo y la reducción de costos laborales a partir de la proliferación de contratos de prestación de servicios, contratos civiles, incluso en entidades del estado, que se expresa en el crecimiento absoluto y porcentual de los cuenta propia de altos ingresos. En quinto lugar, al observar la composición por sexo de los distintos deciles de ingresos, se encuentra que tanto en los asalariados como en los trabajadores independientes las mujeres se encuentran sobre representadas en los deciles más bajos de los ingresos. Adicionalmente, esta mayor participación de las mujeres en los primeros deciles de la distribución del ingreso entre el período de 2001 a 2008 se amplió aún más, especialmente para las trabajadoras independientes. Mientras en el 2001 ellas participaban con el 52%, 49% y 43% en los deciles uno, dos y tres, en el 2008 pasaron a representar el 63%, 56% y 43% respectivamente, ganando 18 puntos porcentuales en el período en los deciles más pobres. Se produjo así no sólo una caída de los ingresos de las trabajadoras independientes en el período, sino que también se feminizó aún más la pobreza laboral.

% HOMBRES % MUJERES % HOMBRES % MUJERES

1 35% 65% 31% 69%

2 31% 69% 35% 65%

3 50% 50% 54% 46%

4 56% 44% 51% 49%

5 59% 41% 58% 42%

6 54% 46% 55% 45%

7 58% 42% 62% 38%

8 58% 42% 58% 42%

9 57% 43% 56% 44%

10 59% 41% 55% 45%

TOTAL 52% 48% 51% 49%

Distribución porcentual de ingresos salariales por decil de ingresos según 

sexo

2001 2008DECIL

28

% HOMBRES % MUJERES % HOMBRES % MUJERES

1 48% 52% 37% 63%

2 51% 49% 44% 56%

3 57% 43% 54% 46%

4 57% 43% 59% 41%

5 61% 39% 59% 41%

6 60% 40% 65% 35%

7 63% 37% 65% 35%

8 60% 40% 64% 36%

9 60% 40% 61% 39%

10 63% 37% 65% 35%

TOTAL 58% 42% 57% 43%

Distribución porcentual de ingresos de trabajadores independientes por 

decil de ingresos según sexo

DECIL2001 2008

Finalmente, la distribución de los ingresos laborales tanto de trabajadores asalariados como independientes, muestra que los hombres concentran la mayor cantidad de ingresos en los últimos deciles de la distribución y que en el último decil, es decir en los 800 mil trabajadores de más altos ingresos, esta diferencia de género se hace especialmente marcada, siendo de cerca de 5 puntos porcentuales en el caso de los asalariados y de 10 puntos en el caso de los independientes. Adicionalmente, entre los trabajadores y

DISTRIBUCIÓN DEL SALARIO MENSUAL POR DECILES  Y 

SEXO (2001)

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2001 HOMBRES 2001 MUJERES

DISTRIBUCIÓN DEL SALARIO MENSUAL POR DECILES  Y 

SEXO (2008)

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2008 HOMBRES 2008 MUJERES

DISTRIBUCIÓN DE  LOS INGRESOS DE LOS 

TRABAJADORES INDEPENDIENTES MENSUAL POR 

DECILES  Y SEXO (2001)

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2001 HOMBRES 2001 MUJERES

DISTRIBUCIÓN DE  LOS INGRESOS DE LOS 

TRABAJADORES INDEPENDIENTES MENSUAL POR 

DECILES  Y SEXO (2008)

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2001 HOMBRES 2001 MUJERES

29

trabajadoras independientes no sólo la diferencia es más alta, sino que la concentración es mayor en hombres y mujeres, toda vez que el diez por ciento más rico percibe el 48% y 37% del total de los ingresos laborales de los trabajadores y trabajadoras independientes respectivamente.

3.3. Características de los ocupados según deciles de ingresos Cruzando los deciles de ingresos laborales con siete variables relevantes a fin de caracterizar los distintos grupos de trabajadores, se pueden deducir los siguientes elementos resaltantes al comparar la situación a inicios del milenio, con la presentada en el 2008 (en Anexo 2 se incluye los resultados estadísticos). Primero, la población laboral colombiana durante los últimos ocho años ha incrementado su nivel de educación en un año más en promedio. Este año adicional se observa en el promedio educativo de los trabajadores del primer decil y su efecto llega gradualmente hasta el último. Igualmente se confirma un patrón claro de incremento del promedio de años de educación en la medida en que se asciende en la escala de ingresos, confirmando los retornos educativos en el mercado laboral presentados con anterioridad.

DECILAÑOS DE 

EDUCACION

HORAS 

SEMANALES% INDUSTRIA % MUJER

AFILIACION A 

SALUD

AFILIACION A 

PENSION% INDEPEND.

1 6,6 28,6 20,2% 63,1% 27,7% 2,3% 75,4%

2 6,5 41,3 16,6% 62,8% 23,9% 2,7% 55,1%

3 6,7 47,1 17,1% 56,0% 28,0% 5,2% 48,4%

4 7,2 51,0 25,9% 36,4% 32,6% 7,3% 54,2%

5 8,5 52,0 32,6% 45,3% 71,9% 41,5% 7,2%

6 8,7 52,5 29,0% 39,5% 66,4% 37,1% 32,1%

7 9,1 52,8 32,9% 38,0% 76,2% 51,4% 21,4%

8 10,1 52,4 24,0% 35,0% 75,6% 47,5% 38,7%

9 12,1 49,6 19,2% 38,4% 87,6% 66,2% 29,4%

10 14,8 47,8 16,5% 35,6% 91,7% 67,8% 35,7%

Total 8,8 47,0 22,9% 45,7% 54,5% 29,4% 43,1%

Características de los trabajadores de acuerdo al decil de ingresos laborales 2001

30

DECILAÑOS DE 

EDUCACION

HORAS 

SEMANALES% INDUSTRIA % MUJER

AFILIACION A 

SALUD

AFILIACION A 

PENSION% INDEPEND.

1 7,5 31,2 21,4% 69,5% 33,9% 3,5% 77,5%

2 7,5 41,4 17,6% 65,1% 26,5% 3,2% 65,1%

3 7,7 47,6 17,9% 55,3% 30,2% 6,2% 62,8%

4 8,0 51,2 28,1% 40,6% 31,0% 8,1% 60,3%

5 9,3 52,0 31,4% 44,9% 77,5% 63,4% 15,7%

6 9,3 52,8 28,7% 37,4% 62,9% 41,4% 42,4%

7 9,9 54,3 28,9% 33,7% 71,4% 52,4% 37,2%

8 11,2 52,7 25,7% 34,3% 80,1% 61,3% 34,7%

9 12,8 51,1 19,3% 39,3% 80,0% 69,6% 34,9%

10 14,9 49,9 16,6% 37,3% 85,2% 69,7% 42,7%

Total 9,8 48,4 23,6% 45,8% 58,3% 38,5% 46,8%

Características de los trabajadores de acuerdo al decil de ingresos laborales 2008

Segundo, se incrementa en una hora y media en promedio la jornada laboral para la población trabajadora colombiana. Este incremento se da especialmente en el primero y último decil de la escala de ingresos. No obstante, claramente se percibe en el primer decil un alto nivel de subempleo o predominio de jornadas de medio tiempo; por el contrario, en el último decil se observa el predominio de jornadas laborales muy por encima del promedio aceptado11 (seis horas adicionales en promedio para el 2008). Tercero, la participación en el sector industrial permanece estable durante el período alrededor del 23%, pero se presenta una relativa mayor participación de los sectores medios de la distribución del ingreso, que llega hasta el 31.4% en el caso del quinto decil. Cuarto, como ya fue mencionado, la mujer se encuentra sobre representada en los deciles de más bajos ingresos e incrementó significativamente su participación en los dos primeros deciles del ingreso y ligeramente en los dos últimos durante los últimos ocho años. Esto significó un proceso de profundización de la feminización de la pobreza desde el mercado laboral. Quinto, se presenta un claro ascenso en la afiliación y pago de servicio de cobertura de seguridad social en salud, en la medida en que se avanza en la escala de deciles de ingresos. Sin embargo, se da un salto claro entre el cuarto y quinto decil de ingresos debido a que es en este último decil donde se encuentra el nivel del salario mínimo legal vigente. Así se configura una situación que muestra como los trabajadores de los primeros cuatro deciles de ingresos presentan coberturas alrededor del 30%, mientras los siguientes deciles presentan coberturas alrededor o superiores al 70%. Esto confirma un alto nivel de segmentación del mercado laboral colombiano. Sexto, en el caso de la afiliación al sistema de seguridad social en pensión, se presenta una casi inexistente cobertura en los trabajadores de los cuatro primeros deciles de ingresos

11 De acuerdo con la normatividad vigente en Colombia, la jornada laboral puede llegar hasta las 48 horas a la semana, sin embargo en el sector formal prevalece la jornada de 44 horas.

31

laborales. A partir del decil quinto, el salto en la cobertura es significativo pero apenas cobija al 40% o más de los trabajadores de los seis restantes deciles, llegando al 69% en los dos más altos deciles de ingresos, para presentar una cobertura total promedia del 38.5%. Finalmente, la segmentación del mercado laboral colombiano se expresa claramente en la estructura de distribución de la población trabajadora según su posición ocupacional por los deciles de ingreso. Los trabajadores cuanta propia o independientes se encuentran sobre representados en los primeros cuatro deciles de ingreso, bajando posteriormente su participación en la escala de ingresos. Sin embargo, dos hechos resulta importante observar. Primero, ente el 2001 y el 2008 más que se duplica la presencia de trabajadores independientes en el quinto decil de ingresos, el decil donde prevalece el salario mínimo. Y, segundo, en los dos últimos deciles de altos ingresos, se incrementa en 5.5 y 7 puntos porcentuales respectivamente, la participación de los trabajadores y las trabajadoras independientes. Ambos fenómenos significan que el proceso de deslaborización de las relaciones de trabajo se concentró especialmente en estos grupos de ingresos.

32

4. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS La Constitución Política de Colombia, el Código del Trabajo, los Convenios y De-claraciones internacionales ratificados por el país en diversas leyes y la jurisprudencia de las Altas Cortes, en especial la Corte Constitucional, constituyen el marco normativo con el que cuenta el Estado colombiano en materia laboral y, especialmente para nuestro caso, en materia de equidad social y de género en el trabajo, para enfrentar los problemas de discriminación social y de género identificados parcialmente en este estudio. La búsqueda de la igualdad en las condiciones laborales, especialmente entre hombres y mujeres, como entre grupos de hombres y grupos de mujeres, debe estar presente en el diálogo social y apoyarse en la legitimidad que brinda esta normatividad. La discriminación de género que se produce en el mercado laboral colombiano a nivel de remuneraciones al trabajo, como se ha evidenciado en este estudio, atenta contra el Convenio 100 de la OIT, ratificado por la Ley 54 de 1962, en cuanto a la igualdad de remuneración por trabajo igual entre mujeres y hombres. Igualmente, la discriminación que se observa en los distintos indicadores sobre la estructura del mercado laboral colombiano, donde las mujeres se concentran en los trabajos más precarios del sector informal, debe ser enfrentada con los principios consagrados en el Convenio 111 de la OIT, ratificado por la Ley 22 de 1967, referente a la eliminación de la discriminación contra la mujer en materia laboral, como con el Convenio 168 de la OIT, que consagra lineamientos para facilitar el empleo productivo de las mujeres. Así mismo, el Artículo 11 de la CEDAW, consagra el adoptar las medidas que sean necesarias para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo y proveer la igualdad de condiciones laborales para mujeres y hombres. La Plataforma de Acción de Beijing igualmente señala la necesidad de promocionar la independencia económica de la mujer y combatir las causas estructurales de la pobreza mediante cambios en el nivel económico, que garanticen la igualdad.

Por su parte, los artículos 53 a 57 de la Constitución Política Colombiana recogen los postulados plasmados en los Convenios y las Declaraciones internacionales de la OIT, otorgando el carácter de derecho fundamental al trabajo, a la igualdad de oportunidades para los y las trabajadoras, la remuneración mínima vital y móvil y la formación libre profesional y técnica, entre otros. Así mismo, en los artículos 43 y 53 al 57, brinda una protección especial a la mujer y a la maternidad. La garantía de los derechos consagrados en estas normas de la Carta Magna ha estado en cabeza de la Corte Constitucional y de los jueces laborales. La Corte, a través de su jurisprudencia, ha desarrollado los contenidos y alcances de los derechos fundamentales de las mujeres trabajadoras, especialmente en lo referente a la protección especial a la maternidad y el derecho a la estabilidad laboral reforzada de la mujer. Con esta breve referencia al marco jurídico colombiano para enfrentar los problemas de discriminación social y laboral descritos en este informe, a continuación se presentan las principales conclusiones y sugerencias: 1. Desde el punto de vista de género el mercado laboral colombiano ha presentado en los

años corridos del presente siglo importantes cambios. El primero y más destacado es el agotamiento en el crecimiento de la participación laboral de las mujeres; se ha

33

alcanzado lo que se ha denominado el techo de género de la participación. Esta evidencia si bien resulta significativa, puede variar si la crisis económica vivida en los dos últimos trimestres de registro del PIB reactivan una estrategia de ‘trabajador adicional’ ante una posible caída de ingresos en los hogares.

2. A fin de preveer una reactivación de la participación laboral en los deciles de más bajos ingresos, resulta importante preservar todos los mecanismos de protección social y de mantenimiento de los ingresos laborales reales de los hogares. Una reactivación de la participación laboral femenina en hogares de bajos ingresos es muy posible, dada la evidencia de lo presentado en la segunda mitad de los 90s. En ausencia de adecuados servicios de cuidado infantil, transporte, servicios domiciliarios, de salud y distribución equitativa de responsabilidades familiares con los varones, esta mayor participación laboral femenina resulta en un gran costo para la salud y bienestar de las mujeres pobres. Esto se hace aún más agudo para las mujeres cabezas de hogar.

3. La tasa de ocupación para hombres y mujeres se ha mejorado en los últimos años, pero a ritmos muy por debajo del crecimiento de la actividad económica. Claramente Colombia ha transitado por un modelo de crecimiento con muy poca generación de empleo. En muy pocos sectores este fenómeno se debe al cambio tecnológico. Se encuentra más relacionado con que los sectores que jalonan el crecimiento se encuentran vinculados a la industria extractiva de hidrocarburos y bienes primarios o a la industria exportadora con muy pocos vínculos con las economías locales. Este es un reto de amplia magnitud de toda la política económica, social e institucional.

4. Las mujeres han mostrado en general una mejor tasa de ocupación lo cual ha permitido reducir las brechas de género en la ocupación. No obstante, la mayor vinculación de la mujer se ha dado en mayor proporción que los hombres en empleos de tipo precario, especialmente informales y por cuenta propia. Esto ha generado una mayor inequidad de género durante este período que se va a reflejar en muchos otros indicadores del mercado laboral y especialmente de la distribución del ingreso en Colombia. El acceso a un empleo decente se hace especialmente difícil para las mujeres por lo cual su instalación como visión estratégica demanda también una perspectiva de género.

5. Lo anterior ha llevado a que las mujeres ocupen en mayor proporción que hace ocho años los deciles más bajos de ingresos en la escala de la distribución. Esto se da en un contexto alarmante de retroceso en los indicadores de la distribución de los ingresos laborales y no laborales. En tal sentido, el crecimiento económico de los últimos años en Colombia ha sido claramente concentrador del ingreso. Revertir este proceso, aunque resulta más difícil en el actual contexto de recesión económica, deber ocupar la prioridad de la política pública.

6. El comportamiento de las tasas de desempleo entre hombres y mujeres obedecen a procesos muy diferentes en los distintos momentos de la historia reciente. Si bien en la segunda mitad de la década de los noventa, en el caso de las mujeres obedeció a la creciente participación laboral, en el caso de los hombres a la caída de la ocupación. En lo corrido del presente siglo obedece al lento crecimiento de la tasa de ocupación en las mujeres y al estancamiento de esta en los hombres. Si bien las brechas de desempleo se

34

han reducido estas continúan impidiendo a una mayor proporción de mujeres el derecho a un empleo.

7. Otro hecho significativo de las transformaciones en el mercado laboral, tanto desde el punto de vista social como de género en Colombia, es la caída de las tasas de retorno a la educación, que se semejante entre hombres y mujeres. No obstante lo anterior, sin duda el aumento de la escolaridad, especialmente en los hogares de menores ingresos, constituye un mecanismo multiplicador en muchos campos, pero especialmente en el mejoramiento de los ingresos. La población laboral colombiana aumentó un año y medio su nivel de escolaridad en los últimos ocho años, sin embargo esto no se ha reflejado en todos los grupos en mejores ingresos. Para todos los distintos grupos de mujeres según sus niveles educativos se ha ampliado la brecha de ingresos frente a los hombres. El reciente crecimiento económico ha profundizado la inequidad de género en Colombia. Esta inequidad resulta más aguda en los tramos de población de mayores niveles educativos en los cuales las mujeres profesionales ganan en promedio 24% menos que los hombres.

8. El mercado laboral colombiano se continúa mostrando altamente segmentado. Mientras los trabajadores asalariados, hombres y mujeres, mejoraron en términos reales los ingresos laborales durante el período de análisis, los trabajadores independientes decrecieron significativamente en términos de sus ingresos promedios mensuales y por hora. La concentración mayoritaria de las mujeres en los deciles más bajos de ingresos de los trabajadores independientes hace que este proceso presente una relevancia de género. Pero este proceso se refleja ante todo como una expresión de la deslaborización del mercado de trabajo debido a factores regulatorios de gran influencia. La prevalencia de contratos de prestación de servicios tanto en el sector público como en el privado lo demuestra y se ha convertido en una cultura institucional en condiciones en que se cumple los requisitos de una relación laboral.

9. Finalmente, las características de la población trabajadora según distintos deciles de ingresos permitirá priorizar muchas políticas sociales en función de buscar criterios de equidad social y de género. Dicha prioridad la constituye típicamente una trabajadora por cuenta propia, que trabaja alrededor de 20 horas a la semana, cuyos ingresos se encuentran por debajo del salario mínimo, con un nivel educativo de secundaria incompleta y que no presenta ningún tipo de cobertura contributiva en salud y pensiones.

35

REFERENCIAS CEPAL (2008), Panorama Social de América Latina 2008. Chenery, Hollis (1986), El problema laboral colombiano: diagnóstico, perspectivas y políticas. Informe final de la misión de empleo, Economía Colombiana, Serie de documentos, Separata No. 10, Contraloría General de la República, Bogotá. El Espectador (2009), “En Colombia hay ocho millones de indigentes”, EL ESPECTADOR * COM, sección Economía, 24 de agosto, consultado septiembre 7 de 2009, http://www.elespectador.com/economia/articulo157682-colombia-hay-ocho-millones-de-indigentes, Beneria, Lourdes (2006), “Trabajo productivo/reproductivo, pobreza y políticas de conciliación”, Revista Nómadas, p. 8-21. Pineda, J. (2008), “Informalidad y calidad de empleo”, en Vías y escenarios de la transformación laboral: aproximaciones teóricas y nuevos problemas, Bogotá, Universidad del Rosario, p. 281-306. Pineda, J. (2009), “La carga del trabajo de cuidado: distribución social y negociación familiar”, en El trabajo y la ética del cuidado, compilado por Luz Gabriela Arango y Pascale Molinier, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia (en edición). Sánchez, F. y Núñez, J. (1998) “Comportamiento Cíclico del Mercado Laboral Colombiano” Debates de Coyuntura Social No. 9. FEDESARROLLO.

36

ANEXO 1

Modelos de capital humano (Se corre para la población asalariada para cada año)

Resumen del modelo

Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida

Error típ. de la estimación

1 ,699(a) ,489 ,489 ,60797

2 ,706(b) ,499 ,498 ,60210

a Variables predictoras: (Constante), EXPERIENCIA AL CUADRADO, ANOS DE EDUCACION, EXPERIENCIA b Variables predictoras: (Constante), EXPERIENCIA AL CUADRADO, ANOS DE EDUCACION, EXPERIENCIA, 4. SEXO c Variable dependiente: LOGARITMO DEL SALARIO POR HORA ANOVA(c)

Modelo Suma de cuadrados gl

Media cuadrática F Sig.

1 Regresión 7300,418 3 2433,473 6583,685 ,000(a)

Residual 7636,753 20661 ,370

Total 14937,171 20664

2 Regresión 7447,429 4 1861,857 5135,821 ,000(b)

Residual 7489,742 20660 ,363

Total 14937,171 20664

a Variables predictoras: (Constante), EXPERIENCIA AL CUADRADO, ANOS DE EDUCACION, EXPERIENCIA b Variables predictoras: (Constante), EXPERIENCIA AL CUADRADO, ANOS DE EDUCACION, EXPERIENCIA, 4. SEXO c Variable dependiente: LOGARITMO DEL SALARIO POR HORA Coeficientes(a)

Modelo

Coeficientes no estandarizados

Coeficientes estandarizados

t Sig. B Error típ. Beta 1 (Constante) 5,389 ,016 332,753 ,000

ANOS DE EDUCACION ,146 ,001 ,745 136,804 ,000

EXPERIENCIA ,043 ,001 ,618 41,878 ,000

EXPERIENCIA AL CUADRADO ,000 ,000 -,315 -21,362 ,000

2 (Constante) 5,636 ,020 279,347 ,000 ANOS DE EDUCACION ,147 ,001 ,748 138,639 ,000

EXPERIENCIA ,043 ,001 ,619 42,330 ,000

EXPERIENCIA AL CUADRADO

,000 ,000 -,319 -21,791 ,000

4. SEXO -,169 ,008 -,099 -20,138 ,000

a Variable dependiente: LOGARITMO DEL SALARIO POR HORA Variables excluidas (b)

Modelo Beta dentro t Sig. Correlación parcial

Estadísticos de colinealidad

Tolerancia 1 4. SEXO -,099(a) -20,138 ,000 -,139 ,998

a Variables predictoras en el modelo: (Constante), EXPERIENCIA AL CUADRADO, ANOS DE EDUCACION, EXPERIENCIA b Variable dependiente: LOGARITMO DEL SALARIO POR HORA

37

ANEXO 2

Deciles de los ingresos Informe 2001

DECIL DE LOS INGRESOS

LABORALES

ANOS DE EDUCACION

HORAS SEMANALES

SECTOR ECONOMICO INDUSTRIA

DUMMY DEL

SEXO

AFILIACION COMO CONTRIBUTIVO

AFILIACION A PENSION

INDEPENDIENTES

1

Media 6,6394 28,5752 ,2018 ,6311 ,2768 ,0230 ,7537

N 4212 4223 4223 4223 4223 4223 4223

Desv. típ.

3,91222 22,65411 ,40136 ,48257 ,44748 ,14982 ,43089

2

Media 6,5422 41,2850 ,1663 ,6282 ,2395 ,0267 ,5510

N 4657 4677 4677 4677 4677 4677 4677

Desv. típ.

3,61774 20,39276 ,37243 ,48334 ,42681 ,16130 ,49745

3

Media 6,7108 47,1474 ,1714 ,5599 ,2795 ,0516 ,4839

N 3472 3488 3488 3488 3488 3488 3488

Desv. típ.

3,62971 19,73122 ,37695 ,49647 ,44883 ,22126 ,49981

4

Media 7,2434 50,9782 ,2590 ,3640 ,3260 ,0734 ,5422

N 4609 4629 4629 4629 4629 4629 4629

Desv. típ.

3,73652 18,76169 ,43814 ,48120 ,46879 ,26090 ,49827

5

Media 8,4809 52,0320 ,3259 ,4530 ,7186 ,4150 ,0717

N 1834 1841 1841 1841 1841 1841 1841

Desv. típ.

3,40916 14,19873 ,46884 ,49792 ,44979 ,49285 ,25806

6

Media 8,6566 52,5044 ,2895 ,3948 ,6637 ,3709 ,3209

N 4925 4939 4939 4939 4939 4939 4939

Desv. típ.

3,56478 15,93006 ,45359 ,48886 ,47249 ,48310 ,46688

7

Media 9,0994 52,7706 ,3292 ,3799 ,7625 ,5137 ,2139

N 2576 2585 2585 2585 2585 2585 2585

Desv. típ.

3,53295 14,84344 ,47002 ,48545 ,42565 ,49991 ,41015

8

Media 10,0519 52,3983 ,2396 ,3504 ,7562 ,4754 ,3874

N 3857 3864 3864 3864 3864 3864 3864

Desv. típ.

3,86385 17,45896 ,42692 ,47716 ,42942 ,49946 ,48722

9

Media 12,0819 49,6493 ,1920 ,3840 ,8762 ,6617 ,2938

N 3543 3547 3547 3547 3547 3547 3547

Desv. típ.

3,85868 17,58406 ,39392 ,48642 ,32936 ,47320 ,45555

10

Media 14,7628 47,8375 ,1647 ,3562 ,9166 ,6781 ,3566

N 2791 2793 2793 2793 2793 2793 2793

Desv. típ.

3,70154 15,95364 ,37097 ,47898 ,27657 ,46728 ,47908

Total

Media 8,7598 46,9550 ,2289 ,4570 ,5449 ,2937 ,4308

N 36476 36586 36586 36586 36586 36586 36586

Desv. típ.

4,42321 19,81002 ,42014 ,49815 ,49799 ,45545 ,49520

38

Informe 2008

DECIL DE LOS INGRESOS

LABORALES

ANOS DE EDUCACION

HORAS SEMANALES

SECTOR ECONOMICO INDUSTRIA

DUMMY DEL

SEXO

AFILIACION COMO CONTRIBUTIVO

AFILIACION A PENSION

INDEPENDIENTES

1

Media 7,5478 31,1828 ,2141 ,6952 ,3392 ,0353 ,7749

N 3987 3989 3989 3989 3989 3989 3989

Desv. típ.

4,21659 22,08015 ,41024 ,46040 ,47349 ,18468 ,41771

2

Media 7,4622 41,4395 ,1755 ,6512 ,2649 ,0317 ,6514

N 4005 4005 4005 4005 4005 4005 4005

Desv. típ.

3,98228 19,98008 ,38047 ,47665 ,44135 ,17525 ,47658

3

Media 7,6637 47,6463 ,1792 ,5525 ,3022 ,0618 ,6285

N 3978 3978 3978 3978 3978 3978 3978

Desv. típ.

3,91042 18,85325 ,38360 ,49729 ,45925 ,24090 ,48328

4

Media 7,9768 51,1968 ,2809 ,4059 ,3096 ,0810 ,6027

N 3616 3617 3617 3617 3617 3617 3617

Desv. típ.

3,84190 17,10675 ,44950 ,49113 ,46241 ,27288 ,48940

5

Media 9,3413 51,9836 ,3139 ,4487 ,7745 ,6342 ,1567

N 4453 4453 4453 4453 4453 4453 4453

Desv. típ.

3,52679 11,83859 ,46415 ,49742 ,41794 ,48171 ,36360

6

Media 9,3411 52,8335 ,2867 ,3742 ,6290 ,4145 ,4241

N 3952 3952 3952 3952 3952 3952 3952

Desv. típ.

3,76600 15,42397 ,45227 ,48399 ,48312 ,49269 ,49427

7

Media 9,8509 54,3421 ,2891 ,3367 ,7142 ,5238 ,3719

N 3929 3929 3929 3929 3929 3929 3929

Desv. típ.

3,64804 15,93976 ,45342 ,47265 ,45186 ,49950 ,48336

8

Media 11,1808 52,7414 ,2566 ,3431 ,8007 ,6131 ,3467

N 3928 3929 3929 3929 3929 3929 3929

Desv. típ.

3,86952 15,32072 ,43679 ,47480 ,39952 ,48709 ,47596

9

Media 12,8346 51,0840 ,1933 ,3934 ,7997 ,6964 ,3491

N 4154 4154 4154 4154 4154 4154 4154

Desv. típ.

3,83846 16,06935 ,39494 ,48855 ,40026 ,45985 ,47673

10

Media 14,9484 49,8650 ,1659 ,3730 ,8517 ,6973 ,4269

N 3912 3912 3912 3912 3912 3912 3912

Desv. típ.

3,83472 15,34521 ,37204 ,48365 ,35540 ,45947 ,49469

Total

Media 9,8271 48,4332 ,2358 ,4581 ,5831 ,3847 ,4684

N 39914 39918 39918 39918 39918 39918 39918

Desv. típ.

4,51378 18,24305 ,42451 ,49825 ,49305 ,48653 ,49901