Integración Europea

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MAS DF TÁ INTFfil? ATÍñM FTTPOPFA 1J.VA.ri.iJ JU'XJ Lit\. ll\ i &\Jlis.¿\\^l\jrs EUKUrCn Hace algunas semanas, un grupo de astrónomos rusos informó que, con intervalos regulares, se estaban recibiendo ondas que muy posiblemente po- drían emanar de cuerpos muy remotos del Universo; dichas ondas podrían incluso encerrar mensajes que, sin embargo, no eran capaces de descifrar. L03 astrónomos franceses que examinaron estos informes confirmaron la posibilidad, en principio, de tales emanaciones procedentes de un cuerpo re' moto habitado por seres inteligentes. Considerando que la distancia estimada no era inferior a cinco millones de años-luz —comparativamente, la luz re- quiere algo más deun segundo para cubrir la distancia existente entre la Tierra y la Luna—, los astrónomos franceses opinaron que unas emanaciones tan potentes, capaces de cubrir esta tremenda distancia, indicaban la existen- cia de instalaciones inimaginablemente poderosas que muy bien podrían de- berse a la ciencia y al arte de seres detentadores de una civilización infinita- mente superior a la nuestra. Se cree que la vida en nuestro planeta ha existido durante un período de tiempo algo superior a mil millones de años, que la existencia del hombre se remonta a un millón de años y que la civiliza- ción humana tiene una antigüedad de unos diez mil años; sin embar- go, existen cuerpos en el Universo cuya existencia podría cifrarse en cinco o seis mil millones de años y, por consiguiente, en circunstancias análogas a ias nuestras, la civilización en sentido amplio habría existido en ellos no como en nuestro caso durante algunos miles de años, sino durante miles de millones de años, estando en la actualidad mucho más avanzada que la nuestra. Los astrónomos franceses no excluyeron la posibilidad de que los habitan- tes de esos planetas de civilización antiquísima y elevada hubieran visitado 1 la tierra, tal vez en tiempos en que- no existía vida humana sobre ésta o* quizá en una época en que los seres humanos se hallaban todavía en un estadio muy primitivo; podría ser que las viejas leyendas que se refieren a diosas o a ánge- (*) Conferencia pronunciada, por el autor, el 20 de mayo de 1965, en la Maryland University, Munich Branch. 93

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Historia

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  • MAS DF T INTFfil? ATM FTTPOPFA1J.VA.ri.iJ JU'XJ Lit\. ll\ i &\Jlis.\\^l\jrs E U K U r C n

    Hace algunas semanas, un grupo de astrnomos rusos inform que, conintervalos regulares, se estaban recibiendo ondas que muy posiblemente po-dran emanar de cuerpos muy remotos del Universo; dichas ondas podranincluso encerrar mensajes que, sin embargo, no eran capaces de descifrar.

    L03 astrnomos franceses que examinaron estos informes confirmaron laposibilidad, en principio, de tales emanaciones procedentes de un cuerpo re'moto habitado por seres inteligentes. Considerando que la distancia estimadano era inferior a cinco millones de aos-luz comparativamente, la luz re-quiere algo ms de un segundo para cubrir la distancia existente entre laTierra y la Luna, los astrnomos franceses opinaron que unas emanacionestan potentes, capaces de cubrir esta tremenda distancia, indicaban la existen-cia de instalaciones inimaginablemente poderosas que muy bien podran de-berse a la ciencia y al arte de seres detentadores de una civilizacin infinita-mente superior a la nuestra. Se cree que la vida en nuestro planeta ha existidodurante un perodo de tiempo algo superior a mil millones de aos, que laexistencia del hombre se remonta a un milln de aos y que la civiliza-cin humana tiene una antigedad de unos diez mil aos; sin embar-go, existen cuerpos en el Universo cuya existencia podra cifrarse en cincoo seis mil millones de aos y, por consiguiente, en circunstancias anlogas aias nuestras, la civilizacin en sentido amplio habra existido en ellos nocomo en nuestro caso durante algunos miles de aos, sino durante miles demillones de aos, estando en la actualidad mucho ms avanzada que la nuestra.

    Los astrnomos franceses no excluyeron la posibilidad de que los habitan-tes de esos planetas de civilizacin antiqusima y elevada hubieran visitado1 latierra, tal vez en tiempos en que- no exista vida humana sobre sta o* quizen una poca en que los seres humanos se hallaban todava en un estadio muyprimitivo; podra ser que las viejas leyendas que se refieren a diosas o a nge-

    (*) Conferencia pronunciada, por el autor, el 20 de mayo de 1965, en la MarylandUniversity, Munich Branch.

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    les alados que desde el cielo descendan a la Tierra tuvieran un cierto fondode realidad.

    Imaginemos que un visitante de tales caractersticas, procedente de unmundo un milln de veces ms avanzado que nuestro pequeo planeta, de unmundo dominado por una perfecta organizacin mundial, perfecto tanto tc-nica como mtelectualmente e incluso espiritualmente, viniera a nosotros yobservase crticamente la actual situacin de nuestro mundo, su organizacin,su gobierno, su constitucin. Cules seran sus impresiones, su impresin real-mente objetiva, formada partiendo de una distancia tan inmensa y de su propiaorganizacin perfecta, impresin sin prejuicios ni espejismos, sino, por el con-trario, derivada de la sabidura de una cultura que habra superado nuestraspropias deficiencias hace ya mucho tiempo?

    Indudablemente su primera impresin sera que en la Tierra existe un.orden muy primitivo, un desorden que bordea la anarqua. Sealara que lamayor parte de lo que producimos se gasta en armamentos, en la preparacinde una masa de destruccin potencial; destacara, asimismo', que hoy da po-demos, tcnicamente, destruir la Tierra misma en que vivimos, que el anta-gonismo existente no es slo antagonismo' de poder sino de ideologas, de fe,una diferencia fundamental en las cosas que nos son ms queridas; observaraque estamos separados por un abismo sobre el que aparentemente no puedeestablecerse ningn puente de unin, que existe la ms profunda descon-fianza mutua respecto a cualquier acaecimiento' que tenga lugar al otro lado-del abismo y que se manifiestan tantas fricciones sobre la Tierra, en Corea, enViet-Nam, en los Himalayas, en Cachemira, en el Yemen, en Palestina, enBerln, en Cuba, en Santo Domingo, y, por todas partes, que la gran confla-gracin puede estallar cualquier da en cualquiera de estos puntos neurlgicos.

    Si le decimos que, instruidos por la leccin de dos guerra mundiales, con-tamos ahora con las Naciones Unidas, con la Asamblea General y con el Con-sejo de Seguridad, que disponemos de un Tribunal Internacional de Justicia yde un Consejo Econmico y Social, nos respondera que el Consejo da Seguri-dad ha sido incapaz de adoptar una decisin importante respecto a cualquiercrisis autntica a causa del derecho de veto; que la Asamblea General, limitadaen todo caso a emitir recomendaciones, no pudo, en su ltima reunin, nisiquiera llegar a una votacin simple, puesto que no se consigui' una opininunnime en cuanto al derecho a votar por parte de aquellos miembros deudo-res en el pago de sus contribuciones financieras a la Organizacin; nos diratambin que el Tribunal Internacional carece de jurisdiccin compulsiva, quemiembros muy importantes como, por ejemplo, la Unin Sovitica no-reconocen ninguna jurisdiccin a dicho Tribunal, que otros miembros impor-tantes como los Estados Unidos - han reconocido la jurisdiccin compul-

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    siva del Tribunal, pero estableciendo la reserva expresa de que no es aplica-ble a controversias sobre asuntos que esencialmente pertenecen a la juris-diccin de los Estados Unidos de Amrica de acuerdo con lo establecido po-los Estados Unidos de Amrica, clusula que deja a la libre decisin de losEstados Unidos el someter un caso concreto a la jurisdiccin del Tribunal.

    Probablemente responderamos a esto que, en el actual estadio de nuestrodesarrollo internacional, los esfuerzos de organizacin universal son todavamuy rudimentarios, pero que hemos avanzado sensiblemente en el campo* dela organizacin regional y que la misma Carta de las Naciones Unidas esta-blece en su artculo1 52 que los miembros de las Naciones Unidas... realizarntodos los esfuerzos pasibles para alcanzar la solucin pacfica de las controversias-locales a travs de dichos acuerdos regionales o mediante la intervencin dedichos organismos regionales antes de recurrir al Consejo de Seguridad.

    Pero nuestro visitante podra responder que en el continente ms extenso,en Asia, no existe ninguna organizacin regional coherente, la S. E. A. T. O,y la C. E. N. T. O., aunque sus competencias slo se extienden a reas limi-tadas, se han visto muy debilitadas ltimamente, y que en todo el continenteasitico existe peligro1 de guerra, guerra latente o guerra declarada: en Corea,en Laos, en Viet-Nam, en k frontera china, en el Tibet, en Assam, en Cache-mira, en el Yemen, en Palestina, en Chipre...; dira tambin que en fricaslo se ha logrado un tipo muy rudimentario- de organizacin regional.

    Probablemente nos dira que el hemisferio occidental ofrece un cuadroms esperanzados que no est desgarrado- por rivalidades de poder; que Am-rica, desde el alborear de su existencia independiente, ha tenido la ventaja,quiz la buena suerte, tal vez la sabidura, de organizar su vida poltica so-bre ur>a base continental; que los Estados Unidos, formados a partir de uncierto nmero- de Estados soberanos, han concebido desde el principio1 unexistir continental de orilla a orilla; que las primeras manifestaciones depoltica internacional de los Estados Unidos, que culminaron con la DoctrinaMonrce, entendieron el hemisferio* como una unidad, considerando cual-quier interferencia en cualquier parte de este hemisferio peligrosa paranuestra paz y nuestra seguridad ; que la Unin Panamericana, la Organiza-cin de Estados Americanos, constituy desde su creacin una organizacininternacional coherente. Pero incluso en este caso alegara la divisin existenteentre el Norte prspero y el Centro y Sur pobres y carentes de desarrollo,traera a colacin la inquietud social que se deriva de ese hecho> el peligro dela infiltracin y de la intervencin extranjeras en un ambiente caracterizadopor la pobreza y la inquietud, como bien se ha manifestado en el caso de Cuba.

    Entonces, nos referiramos, por fin, a Europa, como modelo, y orgullosa-mente le presentaramos la muy alabada integracin europea.

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    Nos respondera que debe existir un desarrollo muy reciente porque, deacuerdo con sus conocimientos de la historia de Europa, sta ha sido, ms queen ningn otro continente, una historia de rivalidades y guerras, -de revolu-dones y alianzas hostiles, de {(vicisitudes polticas, de sufrimientos del puebloe inseguridad de las clases dirigentes. Esto es evidentemente cierto. Todos losesfuerzos de integracin y unificacin europeas, tanto en el pasado como enel presente, han estado siempre caracterizados por parecidas limitaciones? nun-ca comprendan a la totalidad de Europa, sino solamente partes ms o menosextensas del Continente, que. se oponan a otras combinaciones de poder enpartes diferentes de Europa. Una de las causas pudiera ser la enorme variedadde Europa, geogrfica, tnica y culturalmefite. Otra razn puede ser el hechohistrico de que un cierto nmero de naciones europeas extendieran sus domi-nios ms all de los lmites de Europa: Espaa sobre una gran parte del he-misferio occidental as como frica y Asia; Gran Bretaa en todos los conti-nentes; Rusia en las costa del Pacfico e incluso en Alaska; Francia en fricae Indochina; estos intereses transeuropeos hicieron que esas naciones se mos-trasen poco dispuestas a concentrarse en la organizacin de Europa. Un ter-cer factor, quiz decisivo, puede verse en el casi anrquico individualismo delas naciones europeas, en la conviccin de una misin y destino histricos espe-ciales por parte de todas o al menos de las ms grandes naciones europeas, con-viccin que los condujo a continuas guerras a travs de los siglos.

    Esta limitacin de una integracin solamente parcial es obvia en todos losintentos histricos de unificacin europea.

    El Sacro Imperio de la poca medieval nunca comprendi ms que partede Europa occidental, especialmente Alemania, Italia, Borgoa y Bohemia, ytuvo como rival y contrapeso permanentes, hasta su extincin en 1453, alImperio Bizantino, que en conjunto comprenda lo que hoy es Grecia, Tur-qua, Bulgaria, Rumania, Macedonia y Servia.

    El Sacro Imperio Romano de los tiempos subsiguientes al Tratado de West-falia, de 1648, que dur hasta 1806, comprenda varios cientos de principa-dos y de ciudades libres, pero estaba limitado, en lneas generales, al Centrode Europa, extendindose desde el Canal a los Crpatos, desde la fronteradanesa al norte de Italia. Ofreca una interesante organizacin de representa-cin, competencia y ejecucin internacional, pero est dividido en s mismopor el contraste existente entre Austria y Prusia, contraste que, en varias oca-siones, desemboc en la guerra, siendo finalmente destruido por las ambi-ciones de la Francia imperialista de Napolen.

    La Santa Alianza de 1&15 constituy una dbil alianza de vencedores deNapolen, abandonada pronto por Inglaterra y quedando*, finalmente, limi-tada a la difusa ligazn del Concierto Europeo que acab por desgajarse en

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    dos bloques de poder, uno que comprenda a las potencias centrales, otro alas potencias occidentales junto con Rusia, enfrentndose ambos en la primeraguerra mundial.

    Al finalizar la primera guerra mundial las potencias victoriosas no inten-taron una reconstruccin e intensificacin del Concierto Europeo, sino quese concentraron en la creacin de una organizacin universal: la Sociedad deNaciones que sofoc los intentos franceses, especialmente de Briand, para al-canzar una Unin Europea ms estrecha.

    Desgraciadamente, esta tendencia de desarrollo parcial, antagnico, se haintensificado dentro de Europa despus de la segunda guerra mundial, debidoa la escisin poltica entre el Este y el Oeste, lo que constituye un fenmenouniversal, aunque muestre una agudeza especial en Europa, donde la lneadivisoria del teln de acero atraviesa el Continente separando a Alemaniaen dos partes diferentes. El nico acuerdo' institucional que engloba a ambases la C. E. E., Comisin Econmica para Europa, una subagencia del ConsejoEconmico y Social de. las Naciones Unidas, un instituto de poca importanciaprctica. Todas las otras organizaciones europeas engloban solamente la parteoccidental u oriental de Europa, e incluso1 en la mayora de los casos nica-mente componentes de la mitad occidental de Europa.

    Los dos intentos ms importantes para llegar a una organizacin transna-cional en la mitad oriental de Europa son el C. O. M. E. C. O. N.. institucineconmica establecida en i949 para la coordinacin de las economas naciona-les de sus miembros, y el Pacto de Varsovia, de Amistad, Cooperacin y Asis-tencia Mutua, copia de la O. T. A. N., establecido en i!?55- e n t r e Albania,Bulgaria, Hungra, Alemania oriental, Polonia, Rumania, Checoslovaquia yRusia. Ciertamente no pueden servir de prueba evidente de una integracineuropea libre y coherente.

    El reflejo occidental del C. O. M. E. C. O. N. es la Organizacin Europeade Cooperacin Econmica (O. E. C. E.). fundada en 1948 y transformadaen I 9 6 I en la O. C. D. E. (Organizacin para la Cooperacin y el DesarrolloEconmicos) a la que, adems de casi todos los pases de la Europa occidental,pertenecen los Estados Unidos, Canad y Japn; las decisiones han de sertomadas por unanimidad y, por consiguiente, hasta ahora no ha sido adoptadaninguna decisin importante.

    La Organizacin del Tratado del Atlntico Norte, fundada en i949, queha sido imitada por el Pacto de Varsovia, comprende tambin, adems de lasprincipales naciones de Europa Occidental, a los Estados Unidos y al Canad,por lo que propiamente no puede considerarse organizacin europea.

    La organizacin europea occidental ms coherente no limitada a materiaseconmicas, es el Consejo de Europa, constituido en 1948 y can sede en Es-

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    trasburgo. Con la excepcin de ios asuntos de financiacin y administracininternas, la actividad del Consejo de Europa se limita a simples recomenda-ciones que exigen unanimidad.

    Bajo los auspicios del Consejo de Europa se ha concluido un cierto nmerode convenciones europeas; las ms importantes son la Convencin Europeade los Derechos Humanos de 1950 que, sin embargo, no ha sido ratificadatodava por Francia y Suiza.

    Pero el Consejo de Europa carece de poder de decisin y slo puede hacerrecomendaciones; constituye una plataforma de discusin y nada ms.

    Todas las otras organizaciones europeas cuentan con un nmero de miem-bros ms limitado' que el Consejo de Europa.

    La Unin Europea Occidental, que comprende a Gran Bretaa, Francia,Alemania, Italia, Holanda, Blgica y LuxemburgO1, se concentra principalmenteen el control de armamentos.

    Econmicamente Europa occidental esta dividida en dos organizaciones ri-vales, con fines y propsitos diferentes, con ideas diferentes sobre la integra-cin, incluso en el campo econmico.

    La Asociacin Europea de Libre Comercio (E. P. T. A.), establecida en i959,comprende como miembros a Gran Bretaa, Suecia, Dinamarca, Noruega,Suiza, Austria y Portugal; su principal objetivo es la progresiva eliminacinde las barreras a la libertad de comercio1 entre los Estados miembros.

    Desde el punto de vista del desarrollo progresivo' del Derecho^ internacio-nal- hacia una comunidad integrada mucho ms estrechamente, las organiza-ciones europeas ms importantes son, sin embargo, las tres llamadas Comuni-dades Europeas que han sido establecidas entre Francia, Alemania, Italia, Ho-landa, Blgica y Luxemburgo; la Comunidad Europea del Carbn y del Acero,constituida en i9$i, la Comunidad Econmica Europea, establecida en i957y la Comunidad Europea para la Energa Atmica, fundada en 1957. Otrasdos Comunidades Europeas, mucho ms importantes que las Comunidades Eco-nmicas, han sido previstas entre los mismos miembros, pero su realizacinha fracasado1: una Comunidad Europea de Defensa can vistas a la constitucinde un Ejrcito europeo comn, y una Comunidad Poltica Europea, con lapretensin de estrechar las relaciones entre ]os miembros de las comunidadesque, en la actualidad, se hallan integrados solamente en el plano- econmico,hasta alcanzar un nivel de integracin intensa en el campo- poltico1, confor-mando una especie de Confederacin Europea Occidental, o incluso Federa-cin, segn el modelo de los Estados Unidos de Amrica. Ambos proyectosde unin real de una gran parte de Europa occidental se han visto fallidospor la poca disposicin de Francia a subsumir su tradicin de soberananacional en una unidad ms coherente, de la misma forma a como la exclu.-

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    sin de Gran Bretaa de las Comunidades Econmicas se debe a la oposiciny veto categricos del general De Gaulle.

    Estas tres Comunidades Europeas, limitadas a unos pocos Estados europeosy restringidas a materias especficamente econmicas, surgen como dato dereferencia en cuanto se afirma que se ha abierto un nuevo captulo del Dere-cho y organizacin internacionales mediante la creacin de estas Comunidades;que por primera vez se ha puesto en prctica una nueva forma de organiza-cin internacional, llamada integracin; que las relaciones entre estos seispases ya no son internacionales, sino su-pranacionales.

    Examinemos en qu medida estn justificadas estas afirmaciones.No puede existir duda alguna de que se han creado nuevas formas legales

    de cooperacin internacional mediante la constitucin de las tres llamadasComunidades Europeas.

    Estas nuevas formas ofrecen una diferencia esencial con relacin a otrasformas de cooperacin internacional anteriores o coetneas. Se distinguen delas formas federales de cooperacin por la limitacin de su competencia y desu intensidad, pero tambin se diferencian de las formas de cooperacin inter-nacional tradicionales y prevalentes hasta ahora por un cierto nmero de ca-ractersticas muy definidas. Puede ser cierto que ninguna de estas caracters-ticas sean absolutamente nuevas, pero en su combinacin representan una for-ma de organizacin que se diferencia fuertemente de la mayora de las organi-zaciones internacionales existentes. El derecho de las llamadas ComunidadesEuropeas podra compararse a un continente recin descubierto, aunque toda-va poco conocido, fascinante por una serie de aspectos musitados.

    En sus primeros momentos se trat de explicar este desarrollo' de integra-cin europea, como una especie de federacin o unin similar a las utilizadas,dentro de un Estado soberano en cuanto formas de subdivisin regional oadministracin autnoma. Estos intentos de explicacin pronto han llegado aser injustificados debido a que las caractersticas sustanciales de las nuevasorganizaciones difieren totalmente de las correspondientes a la federacin o ala confederacin.

    Carecen de la plenitud y coherencia de poder que son caractersticas en elEstado. La coercin legal sobre los miembros, tan tpica de la situacin dentrode un Estado1, existe solamente en atisbos muy rudimentarios. Ningn Estadomiembro ha renunciado a su soberana en favor de la Comunidad.

    Son organizaciones con objetivos limitados determinados por convencio-nes internacionales. Son organizaciones segn el Derecho internacional, no deconformidad con el Derecho nacional. Las naciones que han concluido estasconvenciones pueden, individual o colectivamente, en la forma y bajo las con-diciones prescritas por el Derecho internacional, derogar o modificar estas

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    convenciones y, por consiguiente, abrogar o modificar la estructura e incluso3a existencia de las organizaciones creadas por las mismas.

    Por otro lado, no puede negarse que las llamadas Comunidades Europeasmuestran peculiaridades muy marcadas que las diferencian de las formas usua-les de cooperacin internacional, peculiaridades que han llevado a algunostratadistas a atribuirles, aunque errneamente, un carcter federal o cuasi'federai.

    Cules son exactamente estas peculiaridades?No se limitan a simples criterios sociolgicos sino que representan clara-

    mente distinciones legales, que culminan en dos rasgos caractersticos. Unoes el ejercicio de la actividad de los rganos comunitarios en una forma total-mente independiente de las directrices emanadas de un Gobierno' o de cual-quier otra fuente de autoridad externa. El otro rasgo caracterstico' es la com-petencia de los rganos de la comunidad para crear actos de legislacin y deadministracin que son inmediatamente, y sin transformacin alguna en Dere-cho nacional, vinculantes para los rganos de los Estados miembros y paralas personas privadas domiciliadas en los mismos.

    Cierto es que ambas caractersticas no son absolutamente nuevas en De-recho internacional. Por lo que se refiere a la independencia de sus rganosrespecto a directrices externas, un cierto nmero de rganos y de funcionariosinternacionales gozan igualmente de este privilegio- de exencin de directricesexternas; me refiero, por ejemplo, al estatuto de las fuerzas de las NacionesUnidas en el Congo, creadas hace algunos aos; el primer informe del secre-tario general sobre esta actividad afirmaba de forma expresa:

    Las normas bsicas de las Naciones Unidas para el servicio in-ternacional deben considerarse aplicables, especialmente por lo quese refiere a la lealtad total respecto a los fines de la Organizaciny a abstenerse de actos en relacin con su pas de origen que pu-dieran privar a la operacin de su carcter internacional y crear unasituacin de lealtad doble.

    Por otro lado, no carece de precedentes la competencia de un rgano inter-nacional para originar actos directamente vinculante para los rganos naciona-les y las personas privadas. Puede servir de ejemplo la competencia de la Co>-misin Europea del Danubio o de otros rganos internacionales respecto al De-recho internacional fluvial; otro ejemplo' lo constituye la administracin delSarre por la Sociedad de Naciones tras la primera guerra mundial? un ejemploms es el artculo 81 de la Carta de las Naciones Unidas que regula el ejer-cicio de la administracin de un territorio sometido a fideicomiso por las mis-mas Naciones Unidas.

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    En razn de estos dos rasgos caractersticos de las llamadas Comunidades'Europeas, muchos tratadistas sostienen que las relaciones entre los seis miembros'de las Comunidades no son ya internacionales, sino supranacionales, de acuerdocon la denominacin que les asignan.

    Sin embargo, es muy dudoso que la introduccin de este nuevo trminosupranacional haya sido indispensable o incluso oportuna, o que est justi-ficada en lo ms mnimo.

    La palabra supranacional slo se usa expresamente en la Convencin dela Comunidad Europea del Carbn y del Acero, pero- no en las dos Convencio-nes subsiguientes; en efecto, stas no- representan ya la misma intensidad deintegracin administrativa, caracterstica de la Comunidad del Carbn y delAcero.

    La Comunidad del Carbn y del Acero, nica que emplea el trmino su-pranacional, aunque slo en una ocasin, fue creada en un momento en quemuchos crean que era fcil conseguir la federalizacin de Europa occidental,los Estados Unidos de Europa, pensando- que las naciones de Europa occidental-estaran dispuestas a abandonar su soberana nacional en aras de una autori-dad superior federal o supranacional. Mientras tanto, la federalizacin europea,la unin de al menos una parte coherente de Europa occidental, ha pasado* aser de una solucin prctica una esperanza cada vez ms remota.

    Por el contrario, ha alcanzado preeminencia una concepcin ms realista,perfilada por el general De Gaulle, en cuanto se trata de una Europa integradapor naciones originarias, es decir, de naciones soberanas. Este enfriamiento delprimitivo entusiasmo se manifiesta no solamente en el menor grado de inte-gracin caracterstico de las dos ltimas convenciones, sino tambin en la ter-minologa empleada i en la Convencin de 1957 puede buscarse en vano lautilizacin del trmino- supranacional.

    No hay duda de que el empleo del trmino supranacional, en cuantorasgo diferenciador de las Comunidades Europeas, se fundamenta en razonespolticas e ideolgicas. Es relativamente inocuo cuando no conduce a laperversin de la base real de las tres Comunidades que es el Derecho inter-nacional. A veces se afirma que el Derecho de las tres Comunidades no es niDerecho internacional ni nacional, sino- una especie de Derecho comunitario.Aunque esta teora pudiera estar motivada por tazones comprensibles- de ayu-dar al desarrollo de una Europa ms unida, evidencia un pensamiento jurdicopoco claro-: las relaciones legales solamente pueden ser relaciones sometidasal Derecho internacional o al Derecho nacional; no existe una tercera alter-nativa. La peculiaridad del Derecho internacional que sirve de base a las tresComunidades reside en un nuevo desarrollo de las normas que regulan lasrelaciones entre el Derecho internacional y el nacional; se concreta especial-

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    mente en la competencia de los rganos de la Comunidad para legislar y actuaradministrativamente con un efecto vinculante inmediato para las autoridadesnacionales y los ciudadanos privados. Esto ha supuesto la aparicin de uncierto nmero de problemas nuevos y sugestivos que todava han sido pocoestudiados.

    El aspecto ms importante de esta transferencia de poder es el siguiente:dentro de una nacin, el cuerpo legislativo se crea mediante un proceso demo'ortico de elecciones populares; sus actividades as como las de las ramas ejecu-tivas de gobierno estn sometidas a un estricto control judicial que garantizaque todas las autoridades observen la reglamentacin legal establecida, quelas libertades fundamentales constituyan una barrera eficiente contra todaaplicacin arbitraria de poder estatal.

    La historia constitucional de los ltimos siglos constituye elocuente docu-mentacin de batallas y sufrimientos inevitables para alcanzar estas salvaguar-das. Pero ninguna defensa existe frente los rganos de las Comunidades: nose fundamentan en una eleccin popular, no existe un control democrtico efi-cente, no . se han establecido derechos fundamentales comparables a laDeclaracin de derechos de Jas primeras diez enmiendas de la Constitucinamericana. El canciller alemn Ehrhard ha expuesto hace poco sus profundasdudas respecto a este desarrollo en los siguientes trminos: Abandonamosuna tras otra competencias nacionales en favor de rganos oficiales, especial'mente Bruselas. Todo ello est bien. Pero fundamentalmente no sabemos aquien transferimos estos derechos en ltima instancia. Ciertamente no es a unrgano polticamente responsable en sentido democrtico1 sino a una entidadburocrtica comn, aunque tal vez rena caractersticas ptimas.

    ' Este rgano de autoridad no sometido a control segn las formas tradi'cionales del procedimiento legal constituye un autntico1 peligro. Quiz esinevitable en cuanto se trata de un estadio de transicin hacia una comunidadfutura que pudiera estar ms cerca de una autntica federacin y, por consi-guente, estar totalmente bajo el dominio de principios democrticos. La crea-cin de las comunidades econmicas europeas ha sido considerada como pri-mer paso inevitable de una integracin poltica y constitucional de los Esta-dos miembros, primer paso para el que deben realizarse muchos sacrificios,sacrificios que se estn llevando a cabo en la espera de un segundo paso, eldecisivo, de- carcter constitucional y poltico.

    Si esta esperanza se ve defraudada, si la segunda fase de unin, polticano se consigue en un futuro prximo, el primer movimiento' habr sido reali-zado en vano y la estructura total llegara a despedazarse ms pronto o mstarde.

    Pero incluso si la unin econmica de los seis Estados miembros fuera

  • PROBLEMAS DE LA INTEGRACIN EUROPEA

    seguida de una forma eficiente de integracin poltica, persistiran gravesdudas y graves peligros.

    Existe, sin duda, un inmenso progreso si naciones, hasta ahora antagnicasy hostiles, olvidan sus disensiones y se integran en una unidad ms coherente.Pero la ventaja conseguida sera muy dudosa si esta nueva unidad se con'vierte en un bloque cerrado econmico y de poder, con nuevas ambicionesgrupales y nuevos antagonismos internacionales. Nadie que est interesadoen la autntica integracin de la Humanidad, la nica que puede salvarnos

  • F. J. BERBER

    cin, que, en consecuencia, prescinde de la dignidad y de la libertad del indi-viduo; el otro constituye un ideal de libre cooperacin, basado en el consenti-miento de los ciudadanos y fundamentado en la dignidad humana y en la liber-tad individual. Ser decisivo para la evolucin futura de la Humanidad, du-dante muchos siglos, cual de los dos ideales triunfar finalmente.

    F. J. BERBER

    RESUME

    Tous les efforts d'intgratiow et d'unificakion europenne, et dans le pass'et dans l'acbualit, ont eu comtne trait commun l'existence de limitctbionssemblables: ils n'ont jamis vis la totalit du continente et n'ont port quesur des pctrties plus ou noins tendues s'opposant a d'autres combinaisons depouvoir dans d'autres parties de l'Europe. En dehors des facteurs gogrphuques, ethniques et culturis l'on voit jouer ici l'individualisme pfesque anar-chique des nations europennes, le fait que certaines d'entre elles se croienivoues a des missions historiques spciales, ce qui sera a l'origine, le longdes sicles, d'une suate ininterronipue de guerves. Cet obsta.de a l'unit estavr des les premiers essais d'union, du Saint Empire Romain Germaniquedu Mbyen Age a la Socit des Nations de notre siecle.

    Cette tendance a l'unijication partielle n'est devenue que plus intensedepuis la fin de la deuxieme guerre mondiale et s l'on passe en revue, comtnele fait l'auteur, les diffrentes organisations europistes Vn ne potarra queconstater ce fait.

    ha plupart des Europens ne veulent pos certes que l'on tablisse unnowuel et plus puissant empire eu-ropen occidental ou un neuveau bloc depuissances, inais plutot voir les commencements si encourageants de l'int-gration europenne accidntale dboutir en du temps a un processus mondialde coopration et d'inte gration, car c'est la le seule garane possihle de lapaix et de la prosprit dans le monde.

    S U M M A R Y

    All the efforts of Euro-pean integration and unification, both pasl andpresent, have ahuays been characterized by similar Ivmitations' they neverinvolved the 'vuhole of Europe, but only more or less exensive parts of theContinent thal were opposed to other combintions of pdwer in diffrent

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  • PROBLEMAS DK I.A INTEGRACIN EUROPEA

    parts of Europe. Apart froni geographical, ethnical and cultural factors, this-could be because of the near anarchic individualim of European nations,in the conviction of special historie mission and destiny, a, conviction thabhas lead to contmuous vuars throughout the centunes. This limitaiion isvisible vn every attempt at European unification throughout history, from theRomn Empire of mediaeval times to the Society of Nations of the presentcentury.

    Unfortunately this tendeney to parbial development, has been intensifiedwithin Europe after the Second World War,