Intoxicaciones Por Setas

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DIARIO DEL ALTO ARAGÓN INTOXICACIONES POR SETAS 1ª Parte: Epidemiología. Historia. Prevención. Introducción. Algunos datos epidemiológicos. Las intoxicaciones por setas a lo largo de la historia: 1 : Desde la Antigüedad basta el final de la Edad Media. 2 : Desde el Renacimiento hasta nuestros dias. Errores y falsas creencias con relación a las setas tóxicas y a los envenenamientos por las mismas. La prevención de la intoxicación por setas. "Primeros auxilios" en la intoxicación por setas. 2ª Parte: Aspectos médicos de las intoxicaciones por setas. Las intoxicaciones por bongos. Clasificación de las intoxicaciones por setas. Intoxicaciones por setas de latencia breve Gastroenteritis aguda por setas. Intoxicación neurológica por setas: sindrome micoatropínico. Intoxicación por bongos alucinó- genos. Intoxicación muscarínica por setas. Intoxicaciones por setas de latencia prolongada. Intoxicación por setas hidracínicas. Intoxicaciones por setas nefrotóxicas: Sindrome orellánico o cortina- rínico. Intoxicación por Amanitas nefro- tóxicas. Intoxicación por setas hepatotóxicas. Otros trastornos atribuibles al consumo de setas consideradas no tóxicas. Reacciones de intolerancia a las setas. Cuadros de alergia inducidos por setas. Alergia intestinal. Dermatitis alérgica. Alergias respiratorias Toxicidad derivada de la contaminación ambiental: Metales pesados. Plaguicidas, rodenticidas e insecticidas. Is6topos radiactivos. La hemó1isis por setas. El caso del paxilo involuto. El sindrome cerebeloso por colmeniIlas. El sindrome nitritoide o coprínico. El sindrome muscarínico tardio. Las setas mutágenas o cancerígenas. Autor: Dr. josep Piqueras Servicio de Hematología y Hemoterapia Hospital General Universitario Vall d'Hebrón Universidad Autónoma de Barcelona Paseo Vall d'Hebrón, 119 08035 Barcelona SETAS del Alto Aragón 111

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DIARIO DEL ALTO ARAGÓN

INTOXICACIONES POR SETAS

1ª Parte: Epidemiología. Historia. Prevención. Introducción. Algunos datos epidemiológicos. Las intoxicaciones por setas a lo largo de la historia:

1 : Desde la Antigüedad basta el final de la Edad Media.

2 : Desde el Renacimiento hasta nuestros dias.

Errores y falsas creencias con relación a las setas tóxicas y a los envenenamientos por las mismas. La prevención de la intoxicación por setas. "Primeros auxilios" en la intoxicación por setas.

2ª Parte: Aspectos médicos de las

intoxicaciones por setas. Las intoxicaciones por bongos. Clasificación de las intoxicaciones por setas. Intoxicaciones por setas de latencia breve

Gastroenteritis aguda por setas. Intoxicación neurológica por setas: sindrome micoatropínico. Intoxicación por bongos alucinó-genos. Intoxicación muscarínica por setas.

Intoxicaciones por setas de latencia prolongada.

Intoxicación por setas hidracínicas. Intoxicaciones por setas nefrotóxicas:

•Sindrome orellánico o cortina-rínico. •Intoxicación por Amanitas nefro-tóxicas.

Intoxicación por setas hepatotóxicas.

Otros trastornos atribuibles al consumo de setas consideradas no tóxicas.

Reacciones de intolerancia a las setas. Cuadros de alergia inducidos por setas. Alergia intestinal. Dermatitis alérgica. Alergias respiratorias Toxicidad derivada de la contaminación ambiental: Metales pesados. Plaguicidas, rodenticidas e insecticidas. Is6topos radiactivos. La hemó1isis por setas. El caso del paxilo involuto. El sindrome cerebeloso por colmeniIlas. El sindrome nitritoide o coprínico. El sindrome muscarínico tardio. Las setas mutágenas o cancerígenas.

Autor: Dr. josep Piqueras Servicio de Hematología y Hemoterapia Hospital General Universitario Vall d'Hebrón Universidad Autónoma de Barcelona Paseo Vall d'Hebrón, 119 08035 Barcelona

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1a PARTE

EPIDEMIOLOGÍA, HISTORIA Y PREVENCIÓN

INTRODUCCIÓN La recolección y consumo de setas silvestres continúa produciendo anualmente, como vere- mos, un notable numero de intoxicaciones accidentales. Estas intoxicaciones, que se deben al consumo de setas tóxicas, confundidas con otras comestibles, o bien ingeridas al someterlas a falsas pruebas empíricas de toxicidad - como el uso de ajos o cucharas de plata - son especialmente frecuentes en regio- nes como Cataluña y el País Vasco, donde el hábito de acudir al bosque a recolectar setas ha sido asimilado rápidamente por sectores de población inmigrante que carecen del saber popular, propio de las poblaciones autoctonas de esos lugares. Sin embargo, se observa en la actualidad una extensión del fenómeno a zonas de nuestro país en las que, hasta hace muy poco, no existía tradición de recogida o consu- mo de setas. ALGUNOS DATOS EPIDEMIOLÓGICOS En general puede esperarse una incidencia de 5-10 casos por millón de habitantes y año, es decir, de 200 a 400 casos/año en Espana. Aproximadamente la mitad de estas intoxicaciones no llegan a ser vistas en los hospitales, y se solucionan a domicilio como simples indigestiones, incluso en algun caso sin haber sido diagnosticadas como intoxicaciones por setas. La otra mitad acudirá a un servicio de urgencias o a un hospital. Estas formas de intoxicación, cuyos síntomas son lo bastante alarmantes para motivar el traslado del paciente a urgencias, de acuerdo con nuestra experiencia se distribuyen de la forma siguiente: ■Un 60% son gastroenteritis, más a menos severas, que en general se solucionan sin comp!icaciones en un par de días. ■Un 20 % son formas graves (tipo Amanita phalloides), con una mortalidad que se sitúa en la actualidad alrededor del 5 %.

■El 20 % restante son diversos tipos de intoxicaciones (ver después) en general de escasa gravedad. Por lo que hace a la presentación de estos acci-dentes tóxicos, creemos de interes senalar lo siguiente: 1) El 80 % de las intoxicaciones tiene lugar entre sabado y lunes. 2) Son dos veces mas frecuentes en el medio urbano. 3) Se dan por igual en ambos sexos, y se presentan en personas de todas las edades, ya que suele tratarse de grupos familiares, donde diversos miembros de una familia comen o cenan de un mismo guiso. 4) Tienen una presentaci6n típicamente otoñal (por coincidir con la época de fructificación de las setas). Todo ello nos va a permitir confeccionar el "retrato robot" de los intoxicados por setas, en el que encajarán perfectamente la mayoría de los episodios:

"RETRATO ROBOT" • Grupo familiar de 3-5 personas • que cenan un guiso de setas • la noche de un domingo de octubre o

noviembre • y solicitan asistencia de madrugada o

en la manana del lunes. LAS INTOXICACIONES POR SETAS A LO LARGO DE LA HISTORIA No tenemos pruebas concluyentes, pero parece razonable pensar que los seres humanos han comido setas desde hace decenas de miles de años, desde los tiempos de la Edad de Piedra. Como que las especies comestibles de setas y las tóxicas comparten muchas veces aspectos, formas, tamaños o hábitats de crecimiento similares, desde el momento en que los humanos incorporaron a su dieta a tan sorpren-dentes frutos de la tierra y del bosque, comen-zaron a producirse intoxicaciones, por confu-sión entre especies comestibles y tóxicas. 1 : Desde la Antiguedad hasta el final de la Edad Media El consumo accidental de especies tóxicas de setas debió ser un hecho relativamente fre- cuente en los primeros estadios de la historia de

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la humanidad. Para el gran micólogo francés Roger Heim, las primeras referencias claras de envenenamientos por setas las hallamos en escritos de la antigua Babilonia, y de la Grecia y Roma clásicas. Los hongos aparecen en los escritos de Eurípides y de Hipócrates en el siglo V a. de C.., y en ambos casos hallamos mencionados algunos casos de intoxicaciones por setas. En los escritos de médicos, filósofos y naturalistas griegos y romanos, tales como Teofrasto, Plinio el Viejo, Galeno y Dioscó-rides, hay extensas referencias a los peligros del con sumo de setas. Se ha pretendido que Eurípides (480-406 a. de C.), uno de los más grandes poetas griegos, perdió, durante un viaje a la isla de Icaria (en el mar Egeo), a su esposa, sus dos hijos y su hija, que consumieron amanitas mortales. Para Ro-ger Heim esta versión sería falsa y correspon-dería a una mala interpretación de una cuádru-ple intoxicación mortal ocurrida en aquella isla. Sería, en opinión del micólogo francés, una de las muchas deformaciones o invenciones que sufrió la biografía del poeta en manos de cómi-cos o biógrafos posteriores (también se dijo de él que era hijo de verdulero, que casó con dos esposas infieles y que murió despedazado por los perros). Sin embargo, se trata de una referencia auténtica a un episodio de intoxica-ción por setas con consecuencia de muerte. Hipócrates (460-377 a. de C.), en el año 400 a. de C., relata que la hija de Pausanias, príncipe de Lacedemonia, tras comer una seta cruda, presentó naúseas, opresión y dolor abdominal. Todo ello remitió con una copa de hidromiel y un baño caliente. Esta descripción corresponde sin duda a una gastroenteritis banal por setas. En la Roma imperial se tenía por algunos hon- gos una muy gran estima y los servían en los banquetes mas suntuosos. Para prepararlos em-pleaban platos y utensilios especiales. En espe-cial, tenían un gran aprecio por la oronja (Amanita caesarea). En opinión de Moselio Schaechter, eminente microbiólogo norteameri-cano y entusiasta micólogo amateur, ésta puede haber sido la seta que Marcial invocó en un

epigrama: El oro, la plata o un fino mantón pueden ser fácilmente enviados con un mensa-jero. ¡Pero confiarle unas setas es muy arriesgado!

Amanita caesarea. Foto: Gabriel Carrascosa, de la Societal Micológica Font i Quer de Barcelona

La existencia de especies tóxicas mortales entre las amanitas condujo a que entre los romanos menudeasen las intoxicaciones, que afectaban en ocasiones a colectivos numerosos. Tal fue el caso de un banquete celebrado en tiempos de Nerón, en el que fallecieron todos los asistentes, incluido Anneus Serenus, capitán de la guardia del emperador de Roma y amigo muy querido de nuestro Séneca. Ello llevó a éste filósofo a escribir de las mortales amanitas lo que sigue: Quid! Tu illus boletus, volup-tuarium venenum... Séneca se refiere a las amanitas, a las que califica de "veneno voluptuoso", a pesar de utilizar el término boletus. No pensemos que nuestro gran filósofo sufre un error de nomenclatura: en realidad, los romanos llamaban boletus a las amanitas. Fue muchos siglos después que Linneo cambió las cosas y, no sabemos exactamente por que motivo, designó a las setas con esponja (tubos o poros) bajo el sombrero con el termino Boletus y bautizó a los agaricales provistos de volva y anillo con la denominación Amanita (al parecer por hallarse abundantes ejemplares de las mismas en las proxi-midades del monte Ama-nos, en Grecia). Un dato curioso: para los romanos, los actuales Boletus eran los "suillus" (pequeño cerdo). De ahí el nombre actual de muchos boletus en Italia: "il fungo porcino". Pero posiblemente el caso mas celebre de intoxicación por Amanita phalloides de la anti-

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gua Roma, y posiblemente de toda la historia, no fue un accidente, sino que se trató de un envenenamiento criminal, intencionado. Nos referimos a la muerte del emperador Claudio (10 a.de C.-54 d.de C.). Conocemos hoy en día la trama de este acontecimiento. En su libro Les Champignons Toxiques et Halluci-nogénes, Roger Heim nos hace una excelente relación del hecho a la luz, afirma, de los estu-dios del matrimonio Wasson - Valentina Paulovna y R.Gordon, excelentes etnomicólo-gos ambos - y de los trabajos del literato Robert Graves, el mejor biógrafo de Claudio. En el año 41 d.de C., Claudio había sucedido a Calígula. Poco más tarde, su cuarta esposa, Mesalina, a la que haría ejecutar en el año 48 por hallarla culpable de adulterio, le dio un hijo, Británico. Posteriormente, Claudio se casó con la hermana de Calígula, Agripina, quien de un matrimonio anterior con Domicio tenía un hijo, Nerón, tres años mayor que Británico. Agripina esperaba que su hijo Nerón -a manos del cual moriría después- sucedería a Claudio, que lo había adoptado. Pero el emperador, con su lógica de hombre, aunque un poco débil, honesto, esperaba que a su muerte Británico, su propio hijo, vestiría la Toga Viridis y confiaba, por tanto, cederle el trono imperial de Roma. Agripina no vio más que una salida: asesinando a Claudio, ella abriría el camino hacia el trono a Nerón, hijo de su propia sangre. De los textos de Suetonio (Claudio), Tácito (Anales) y Dión Casio (Libro LXI), consulta-dos por Robert Graves, sabemos que la astuta Agripina escogió un veneno que, con un efecto fatal seguro, pudiese pasar inadvertido al comensal. Se precisaba algo con un efecto brusco, rápido, concluyente, que no dejase al envenenado ni el tiempo ni la posibilidad de ver venir la muerte y manifestar su ternura al hijo al que había designado sucesor. El eunuco favorito del emperador, Halotus, habría preparado el plato funesto siguiendo las recomendaciones de Locusta (vieja traficante de ponzoñas y venenos): el jugo extraído de la Amanita phalloides impregnaría los voluptuo- sos fragmentos de la oronja. La pérfida Amani- nita phalloides posee un gusto tan agradable

como la Amanita de los cesares. Así mezcladas constituían un plato tan delicioso que no despertó la suspicacia del emperador. Pero éste decidió, según una técnica frecuente entre los antiguos, cosquilleando en su campanilla, expulsar de su estómago el delicioso guiso con la intención de seguir ingiriendo otros manjares con el mismo placer. Ello despertó la inquietud de Agripina. XXXX

nita phalloides posee un gusto tan agradable Amanita phalloides. Foto: Gabriel Carrascosa, de la Societat

Micol6gica Font i Quer de Barcelona

Aunque de hecho Claudio había absorbido una dosis suficiente, pues pronto experimentó algu-nos síntomas desagradables, ello no le pareció suficiente a la emperatriz, que ignoraba que las toxinas de aquella seta necesitan más de 24 horas para producir la muerte. Por ello suplicó a Xenophón, médico del emperador, que le ayu- dase a resolver aquel delicado problema que ella no había previsto. Y decidieron utilizar una droga, asegurando a Claudio, que se encontraba mal, que le ayudaría a devolver y recobrarse. Es probable que Xenophón, cómplice de Agripina, administrase a Claudio una dosis elevada de Coloquíntida, cuyo fruto contiene una sustancia activa purgante en pequeña dosis, pero muy tóxica a dosis elevada. Como el sabor amargo de esta droga hubiese podido despertar la desconfianza del emperador, el pretendido remedio fue aplicado por via rectal. Tal es sin duda la razón que incitó a Séneca a crear más tarde en su sátira a la muerte de Claudio el vocablo “apocolocyntosis” donde fusiona “apoteosis" y “coloquinto" en una palabra que viene a expresar la "deificación por medio de la coloquíntida".

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Claudio, que había consumido el plato de setas tóxicas el dla 12 de octubre hacia las dos y media de la tarde, presentó los primeros sín-tomas hacia la medianoche - con un período de incubación totalmente compatible con la intoxi- cación faloidiana - y falleció poco antes del alba, tal vez bajo la acción del veneno de la seta o, mas probablemente, bajo el efecto deletereo de la coloquíntida. Nerón participó sin duda del secreto, puesto que con motivo de un banquete celebrado algún tiempo después en el que se servía la Amanita de los cesares, y como respuesta a alguien que sugirió que las setas eran alimento de los dio- ses, Nerón afirmó: Sí. Ellas han hecho de mi padre un Dios... Se refería al hecho de que los emperadores romanos eran deificados a su muerte, tal y como había ocurrido con Claudio. XXX Menos conocidas sin duda, otras muchas into-xicaciones debieron producirse en la Edad Antigua y, posteriormente, en la Edad Media. Los numerosos remedios señalados y propues-tos en la medicina de aquellos siglos por Dios-córides, Nicandro, y posteriormente por Avi-cena (979-1037), son prueba clara de que esas intoxicaciones se producían con frecuencia. Las explicaciones del origen de la toxicidad de los hongos, que en ocasiones estaban bastante alejadas de la realidad, pues en algunos casos se llegaba a creer en una influencia demoníaca, llevaron en algunos países a adoptar una actitud de micofobia, de miedo a las setas. Si las setas podían volverse tóxicas por circunstancias tan aleatorias como la cercanía de un nido de ser-pientes, de un clavo herrumbroso o un arbol venenoso (explicaciones dadas por Alberto Magno), no se podía tener la certeza de comer setas con impunidad en ningun caso. De ahí que se concluyese que todas ellas eran peligrosas. Esta es la actitud de Charles de L'Ecluse, conocido por su nombre latinizado, Clusius (1526-1609). Su obra Fungorum in Pannonis Observatorum Brevis Historia (es decir, Breve investigación entre los hongos encontrados en Panonia), que marca el inicio de la moderna micología descriptiva - ofrece descripciones de mas de 100 especies - conclu -

ye con un epílogo en el que puede leerse: Ruego al lector que no se sorprenda de que no me haya pronunciado sobre el sabor o sobre el gusto de las especies que he descrito. El caso es que yo jamás he comido setas, pues desde siempre siento gran miedo a hacer consumo de ellas. También Roger Heim nos habla de otro ejemplo del conocimiento que, a finales de la edad media, se tenía del poder tóxico de los hongos. Y nos refiere que en el Dictionarie de Littré, una cita de Alebránt del siglo XIII nos aporta la certeza de la existencia de tales emponzoñamientos: "Campeigneus sont de maintes manières et il y a qui font les gens soudainement mourir". Pero la prueba material más clara se encuentra en una macabra colección de restos humanos, cerca de Burdeos. En efecto, a lo largo de los muros de la cripta de la iglesia de Sant Michel, se hallan alineadas 70 momias, que datan del siglo XV. Fueron depositadas allí con motivo de la demolición del antiguo cementerio anexo a la iglesia. Víctor Hugo, que visitó esta cripta en 1843, la encontró lúgubre y espantosa. Teófilo Gautier, que también la visitó, afirmó que la imaginación de los poetas jamás produjo una pesadilla más horrible. De entre todas, el grupo que más llama la atención es el denominado "la famille empoisonnée par les champignons" (la familia envenenada por las setas). El historiador Maurice Ferrús escribió sobre ellas: "las huellas del sufrimiento están aun plasmadas en sus rostros". XXX 2: Desde el renacimiento hasta nuestros días A lo largo de la edad moderna y contemporánea se fueron sucediendo las intoxicaciones por setas. Claro está que solo queda constancia manifiesta de las que afectaron a personajes celebres. Pero aun así, no dejan de ser numerosas. Podemos citar, por ejemplo, el caso del Papa Clemente VII, que había prohibido la colecta de setas en los bosques próximos a su palacio, para disfrutarlas en exclusiva, exclusiva

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que le llevó a la tumba en 1534. O la muerte del emperador Carlos IV de Alemania, ocurrida en 1740. O el caso de la princesa de Conti, que murió intoxicada al parecer por A.phalloides, durante un viaje a Fontainebleau. Y debidos sin duda a la misma especie, citaremos los óbitos del Cardenal Consalvi, en 1802, y poco después del emperador Alejandro de Rusia, intoxicado en una cena oficial en París. Igualmente notable es el caso del músico barroco Joham Shobert, compositor alemán nacido en Silesia en 1735, del que se dice que influyó en el joven Mozart, pues en 1764 recibió la visita en París de Leopoldo Mozart y su hijo W.Amadeus Mozart. Shobert murió con toda su familia en París en 1767, envenenado por setas ¡antes de cumplir los 33 años! A partir de la mitad del pasado siglo, y en un contexto de notable desarrollo científico de la medicina, la botánica y la toxicología, los frecuentes episodios de intoxicaciones micéticas comienzan a ser objeto de publicaciones en revistas y boletines. Ello permitió a Roger Heim recopilar una serie de datos, en relación a la incidencia de muertes por intoxicaciones por setas, que nos expone en su libro de micotoxicología: "Sabemos por Gillaud (1885), que solo en el departamento de la Gironde se contabilizaban en aquella época 10 casos mortales al año, y otros 100 para el sudoeste, lo que conduce a estimar en alrededor de 300 el total de muertes que anualmente producían las Amanitas mortales en Francia a finales del siglo pasado. Algunas intoxicaciones colectivas han producido en ocasiones verdaderas catástrofes: así el 6 de Octubre de 1881 once jóvenes pensionistas del Asilo de Sant-Louis de Gironde fallecieron por haber cenado A.phalloides. En 1911, en los alrededores de Nueva York se produjeron 22 fallecimientos por esta causa en el curso de 10 días. En 1927 hubo 35 muertos en Alemania y 22 en Italia....". Heim acaba esta exposición afirmando que el número aproximada de casos mortales en la superficie del globo era a principios de este siglo de 1000 a 1500 al año. Podemos aportar algunos datos más que vienen a dar una idea de la magnitud real del problema

de las intoxicaciones por setas. Así, S. Franke y colaboradores publican en 1967 un estudio retrospectivo en el que aportan datos con rela-ción a 513 intoxicaciones por Gyromitra escu-lenta (Pers.)Fr., desde 1782 a 1965. Pocos años antes A.E. Alder había publicado parte de un extenso trabajo llevado a cabo por Thellung, y continuado por él. Comenzando en 1919 y con-cluyendo en 1958, habían procedido a recoger minuciosamente gran cantidad de episodios de micetismos ocurridos en Suiza. Gran parte de estos datos habían sido publicados a lo largo de esos años en diversos artículos, la mayor parte en la revista Schweizerische Zeitschrift für Pilz-kunde. Alder recogía los casos correspondientes a Amanita phalloides (280 en total), y los pre-sentaba en un artículo aparecido en la revista alemana Deustche Medizinische Wochenscrift en 1961. Y también en los años sesenta, con mo-tivo del Premier Congrés Européen des Centres de Lutte Contre les Poisons, celebrado en Tours (Francia) los días 28 y 29 de Septiembre de 1964, S. Gryzmata presentaba un detallado estu-dio epidemiológico en el que comunicaba 648 casos de intoxicaciones por setas acaecidas en la provincia polaca de Poznan en un período de 10 años (1953-1962). Algún tiempo más tarde Floersheim y colaboradores, en un amplio estu-dio en colaboración con varios centros hospi-talarios de Suiza, Francia, Italia y Alemania, recogen 205 casos de intoxicación por A.pha-lloides a lo largo de una década (1971-1980). Ya más recientemente, el Dr. Karl Hruby, del Ver-giftunginformationszentrale de Viena, dirigió un estudio multicéntrico en el que intervinieron hospitales de Austria y otros países vecinos. En el corto período de cuatro años que va de 1979 a 1982 recogió datos en relación a 220 into-xicaciones por setas hepatotóxicas. Por lo que hace a episodios de intoxicaciones colectivas, se han producido en ocasiones de gran magnitud. Baste como ejemplo citar la intoxicación colectiva ocurrida en Polonia en 1952, que costó la vida a 11 personas, y que condujo, tras una investigación médico-policial, a inculpar a una especie de seta considerada comestible hasta ese momento: el Cortinarius orellanus. Un grupo de 102 personas (63 mujeres

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los trabajos clínicos se habían basado en series

muy breves, de a lo sumo ocho pacientes. Sin embargo, en los últimos años hemos tenido la oportunidad de aportar algunos datos. Desde 1982 hasta la actualidad, hemos podido estudiar cerca de 500 pacientes intoxicados por setas, la mayoría de ellos de Cataluña. Podemos atrevernos a inferir que, de acuerdo al número de pacientes que hemos visto, y valorando que muchos otros casos, por su benignidad, no han requerido hospitalización, es posible que cada otoño normalmente lluvioso se produzcan más allá de un centenar de accidentes por ingestión de especies tóxicas de macromicetos tan solo en Cataluña. Es decir, una o dos intoxicaciones por cada 100.000 habitantes.

y 39 hombres) provenientes de las provincias de Poznan y Bydgoszcz consumieron, entre otros alimentos, unos hongos que recogieron ellos mismos. Posteriormente, y ya en los diversos lugares donde vivían habitualmente, comenzaron a enfermar. Los primeros casos iniciaron los síntomas a los siete días. En las dos semanas siguientes fueron enfermando los demás. Pronto se vio que todas aquellas personas de distintas poblaciones tenían un antecedente común: la participación en una excursión colectiva. En un principio se pensó en algún tipo de enfermedad infecciosa transmisible de tipo holomiántico. Sin embargo, por medio de cuidadosas entrevistas con los pacientes y las familias, se llegó a la conclusión de que todos ellos habían participado en una excursión colectiva al campo, y habían comido de unas setas de color marrón rojizo. Se valoró la posibilidad de una intoxicación por alimentos, y se sospechó de aquellos hongos. Las setas fueron identificadas como Cortinarius orellanus, y con su extracto acuoso se repro-dujeron las lesiones renales en animales de labo-ratorio. De las 102 personas 24 presentaron severa oligo-anuria (escasa o nula producción de orina), y precisaron hospitalización. De ellas 11 fallecieron entre 6 y 167 días tras la ingesta. Gryzmata fue el encargado del estudio toxico-lógico. Todo ello fue comunicado por dicho in-vestigador en la reunión de Tours a la que antes nos referíamos, y quedó reflejado en un volumen de la Colección de Medicina Legal y Toxicología de la editorial Masson de París (1965). Otro ejemplo de las catastróficas consecuencias que ha tenido en ocasiones las fructificación abundante de la A.phalloides lo tenemos en el brote de casos ocurrido en Zurich en 1975. En un breve período de tiempo a finales del verano de aquel año se reportaron 54 muertes por intoxicaciones por setas. Por lo que se refiere a nuestro país, hasta hace poco tiempo no disponíamos de datos esta-dísticos o epidemiológicos que nos llevasen a presumir, ni siquiera de forma aproximada, cuál era la incidencia real del problema. Las revisiones no aportaban cifras en este sentido, y

ALGUNAS INTOXICACIONES

CÉLEBRES A LO LARGO DE LA HISTORIA

• La esposa y los tres hijos del poeta griego Eurípides, durante un viaje a la isla de Icaria.

• La hija de Pausanias, príncipe de Lacedemonia.

• El emperador romano Claudio, en el año 54 de nuestra era, envenenado por su esposa Agripina para facilitar a su hijo Nerón el acceso al poder.

• Todos los asistentes a un banquete en la Roma imperial, y entre ellos Anneus Serenus, capitán de la guardia del Emperador Nerón, y amigo muy querido del filósofo Séneca.

• El Papa Clemente VII en 1534 • El Emperador Carlos VI de Alemania, en

1740. • La princesa de Conti, durante un viaje a

Fointanebleau, en 1751. • El músico barroco, Johan Shobert, y su

familia, en París en 1767. • El Cardenal Consalvi, en 1802, durante

las negociaciones del Concordato de Fointanebleau.

• El Emperador Alejandro de Rusia, con motivo de una cena oficial en París

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ERRORES Y FALSAS CREENCIAS EN

RELACIÓN A LAS SETAS TÓXICAS Y A LOS ENVENENAMIENTOS POR LAS MISMAS Este pequeño estudio histórico de las intoxi-caciones por setas no quedaría completo sin un comentario sobre unas serie de conceptos erróneos en relación al tema de la toxicidad de las setas y los medios para detectarla. Para empezar, hay que señalar que en relación a la toxicidad de los hongos se ha sostenido en muchas ocasiones posturas injustificadas, tanto por su optimismo en el sentido de menospreciar el riesgo de las setas o creer que con reglas o normas simples se pueden diferenciar las venenosas de las que no lo son, como por su actitud negativa, atribuyendo a todas las especies un peligro letal. Otras concepciones erróneas han radicado en las explicaciones del origen de la toxicidad de las setas. De estos errores, algunos de los cuales ya los hemos comentado en relación a Alberto Magno y al botánico Cluisius en el apartado anterior, podríamos encontrar justificación en el pasado, por el bajo nivel de conocimientos que los humanos tenían en relación a las ciencias naturales, la química y la medicina. De este modo, no nos ha de sorprender que para Hipó-crates (460-377 a.d.JC) todas las setas sean desaconsejables, lo mismo que para Claudio Galeno (131-200), que las consideraba todas insípidas y peligrosas. Y no nos extrañamos de que otros autores, al adoptar una actitud menos taxativa y reconocer que existían especies comestibles, errasen sin embargo al apuntar la forma de diferenciarlas. Tal es el caso de Horacio (65-8 a.d.JC) que afirmó que todos los hongos que crecen en los prados son buenos, y basta limitarse a ellos para evitar intoxicarse. O el de Dioscórides (Siglo II) que pretendía que las setas venenosas eran aquellas que presentaban una espesa capa de substancia mucilaginosa, y que se pudrían con mayor rapidez que las comestibles.

Ya hemos hablado de las erróneas concepciones que sobre el origen de la toxicidad se tenían en la edad media. Lo incontrolable de las supuestas causas del poder tóxico de los hongos llevó a una actitud de excesiva - pero en verdad prudente - prevención. Y esa actitud, que fue arraigándose en los pueblos micófobos, queda personalizada en autores como Cluisius (del que ya hemos hablado), o del micólogo Battarra, que afirma en su obra Fungorum Agri Agriminensis Historia (1755): Nosotros estudiamos los hongos, pero no nos los comemos. Como comenta nuestro gran amigo, el excelente micólogo Alvaro Zugaza Bilabao, en la Guía de Incafo de los Hongos de la Peninsula Ibérica (1986), quizás el mejor ejemplo de actitud micofóbica lo tenemos en el segoviano Andrés de Laguna, príncipe palatino y médico del Pontífice Julio III, que en su traducción de la Materia Médica de Dioscórides, publicada en Salamanca de 1570, ofrece en relación al tema los siguientes comentarios: "Todos los hongos, generalmente, por escogidos que sean, si se comen sin discreción, quiero decir en gran abundancia, dan la muerte ahogando; porque como sean de su naturaleza espongiosos, luego que entran en el estómago embeben en sí todos los humores que hallan, con los cuales se hinchan y dilatan de tal manera que no pueden ir ni atrás ni adelante, y es necesario que compriman los instrumentos de la respiración y por este respecto, impidiendo el anhélito, ahoguen. Aliende desto, hállanse particular-mente algunas suertes de hongos, que no solo con su cuantidad empero también con su cua-lidad venenosa despachan; y de aquesta natura son todos los hongos verdes, los azules y los violados, porque no solamente se hinchan comi-dos, empero también se corrompen y, corrom-piéndose corroen el vientre y los intestinos, y a la fin arrancan el ánima con cien mil ansias y angustias. Por donde el verdadero remedio de aquestos es no gustarlos sino tenerlos siempre por sospechosos, pues traen la muerte consigo." Y Laguna, que ha tenido el acierto o la intuición de prevenirnos de los hongos verdes (color de la faloides), acaba sus comentarios añadiendo: y adobarlos con pimienta, sal y vinagre, y, final-

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que, como refiere Jaccottet (1957), en un

mercado de Ginebra quiso ofrecer una demostración pública de la falsedad de la creencia en relación a la propiedad de la plata de ser ennegrecida por A.phalloides. Para ello sumergía varias cucharillas de ese metal en diversos recipientes en los cuales se cocinaban ejemplares de las mortales amanitas. Junto a otros hábitos y tradiciones, los inmigrantes llevaron su falsas creencias a diversos lugares del globo. Una prueba de ello la hallamos en 1975 en Norte América, con el fallecimiento de una persona, de un grupo de seis que ingirieron Amanitas mortales, tras someterlas a la fatídica "prueba del ajo".

finalmente, en siendo desta suerte guisados, dar en un muladar con ellos, porque ansí, yo fiador, que no ofenden...." Una actitud distinta fue la que llevó a otros pueblos a considerar que entre los hongos había de buenos, excelentes a veces, y de tóxicos, incluso peligrosos para la vida. Esta es la actitud de los pueblos micofílicos, con hábitos de mico-fagia notables. Actitud más real, pero sin duda más peligrosa: en efecto, los envenenamientos eran prácticamente inexistentes allí donde se temía y despreciaba a los hongos, y por el contrario, menudeaban en los lugares donde se los consumía con asiduidad. Contemporáneo de Laguna, pero representando la actitud micofílica, encontramos a Pier Andrea Matthioli, que afirmó: "Sono i Funghi di due spetie, ciò è buoni da mangiare, & mortiferi...". Como es lógico, la aceptación de la existencia de las dos clases de hongos motivó el que se intentase de alguna manera establecer diferencias entre unos y otros. Y en los siglos XVII y XVIII surgen, o se tiene noticias de ellas por vez primera, las erróneas creencias populares de la cucharilla, la moneda o el anillo de plata, la clara de huevo, la miga de pan o el ajo. Todos ellos supuestamente enne-grecerían en presencia de los hongos venenosos. Estas falsas y peligrosas creencias vinieron a sumarse a otras anteriores - recordemos a Horacio y los prados - cimentando un conjunto de consejas y normas que, transmitidas oral-mente de padres a hijos, han costado la vida a cientos y cientos de personas que confiaron en ellas. Buillard (1758-1793), considerado por algunos como el padre de la micología francesa, refutaba en 1791 ("Herbier de la France" e "Historie des Champignons") estas falsas creencias, y advertía del peligro de las mismas. Por lo visto sin demasiado éxito, puesto que aun hoy en día existen muchas personas que creen en la casi mágica propiedad del ajo de ser capaz de detectar la toxicidad de las setas. Sin duda que del peligro de esas pruebas era plenamente consciente aquel inspector sanitario

FALSAS CREENCIAS EN TORNO A LA COMESTIBILIDAD Y LA TOXICIDAD

DE LAS SETAS Es falso que la toxicidad de las setas provenga de hechos accidentales como son:

Que hayan pasado junto a ellas determinados animales (erizos, serpientes).

La proximidad de árboles o plantas venenosas.

La proximidad de metales herrumbosos. Es falso que las setas venenosas:

Ennegrezcan los ajos con los que se las cocina.

Ennegrezcan la plata de cucharillas, anillos o monedas.

Ennegrezcan las migas de pan, los trozos de cebolla, o la clara del huevo. Son falsas igualmente las siguientes creencias:

Las setas que crecen en prados son siempre comestibles (pueden existir raíces de árboles subterráneas estableciendo simbiosis micorrícica con el micelio de amanitas tóxicas a gran distancia del bosque).

Las setas que crecen en substrato lignícola son inofensivas (las galerinas crecen preci-samente en este tipo de medio).

Las setas que se hallan mordisqueadas por pequeños animales (como los limacos) o parasitadas por larvas de insectos, son las co-

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mestibles: poco o nada tienen tienen que ver la sensibilidad a las toxinas de las células de aquellos animalillos y las de los seres humanos.

Las setas que cambian de color al cortarlas son las tóxicas. Las de color inmutable son las comestibles (Amanita phalloides no cambia de color, y sí lo hace Boletus eritropus, que es un buen comestible).

Las setas con anillo (o con anillo y volva) son las tóxicas (tienen anillo los agaricos comestibles, y anillo y volva la excelente Amanita caesarea. Por el contrario, Lepiota brunneoincarnata y L.fulvella, que han causado varias muertes en nuestro experiencia, no poseen ninguno de ambos caracteres morfológicos).

Las setas de sabor y olor agradables son comestibles (Amanita phalloides tiene un excelente sabor).

Las setas venenosas pueden perder su toxicidad si las hervimos y desechamos el agua de cocción. O si las maceramos en sal y vinagre. (Nada de ello es cierto en el caso de setas potencialmente mortales, como Amanita phalloides). LA PREVENCIÓN DE LA INTOXICA-CIÓN POR SETAS De acuerdo con la experiencia recogida en los últimos diez y siete años en los hospitales de Cataluña y de buena parte del resto de nuestro país, puede afirmarse que la intoxicación accidental por setas es una eventualidad frecuente y esperable todos los años tras las épocas de lluvias, en especial en otoño, pero también a finales de la primavera. Y está claro que la prevención constituye en este tema - como en muchos otros en relación con la salud pública - un aspecto fundamental. No cabe duda de que más vale prevenir que curar, como dice el refrán. Esto es aplicable al tema de que tratamos, como puede deducirse del análisis de los motivos que han conducido al consumo de setas tóxicas. Según nuestra experiencia, se han producido tres motivos diferentes: 1) La ignorancia, el desconocimiento de la existencia de especies de setas capaces de poner fin a la vida del intoxicado en el plazo de pocos días.

2) La confusión con especies comes-tibles, ya sea por la forma, por el color o por la época o el lugar de crecimiento. Ello es debido al hecho de que hay quien identifica las setas con escaso rigor botánico y basándose en un estudio muy superficial de su aspecto. En realidad, para dar por identificada un especie hay que proceder con absoluto rigor y sobre la base de una amplia experiencia previa. 3) El uso de falsas normas o pruebas que presuntamente demuestran la toxicidad o la comestibilidad de las setas, que ya hemos comentado en otro apartado. No cabe duda de que detrás de las motivaciones que han conducido al consumo de setas tóxicas se alberga un substrato de ignorancia. Esa ignorancia está en parte siendo corregida por un hecho cultural y social que venimos constatando en los últimos años en diversas regiones de nuestro país: cada vez es mayor el interés por las setas, por aspectos botánicos, científicos y gastronómicos relacionados con las mismas, y la afición a las setas y su estudio se extiende por toda la geografía peninsular, aglutinada en diversas sociedades micológicas. Pero cada vez es mayor el número de españoles que recogen y consumen setas silvestres, y paralelamente, hemos observado un incremento en el número de intoxicaciones por setas. La razón de ello hay que buscarla en el hecho de que muchas personas han adquirido recientemente el hábito de buscar, coger y consumir setas de los campos, bosques y montes, pero este hábito no va acompañado de las seculares tradiciones, heredadas de padres a hijos, que en la España micofílica y micofágica hacen seguro dicho hábito. Hay, pues, que llevar a cabo una tarea educacional para que el interés y el aprecio por el maravilloso entorno cultural que rodea a los hongos y las setas siga difundiéndose, pero en una forma segura, prudente y juiciosa en relación al peligro de las setas tóxicas. Y en esta tarea los médicos, farmacéuticos y veterinarios, los biólogos y los botánicos, y todos aquellos en fin, a los que por un motivo u otro se nos supone cierta autoridad sobre temas como este, hemos de contribuir a difundir los dos axiomas básicos de prevención: Primero: Existen setas vene-nosas, capaces de matar a un ser humano. Pocas,

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pero existen. Y segundo: No existe ninguna norma general válida, ninguna prueba universal de identificación que permita saber cuales son las comestibles y cuales las tóxicas. La única prueba de la comestibilidad de una seta es su perfecta identificación botánica, basada en una reconocida experiencia previa. Es decir, el que de toda la vida conoce como comestibles dos o tres especies, puede comerlas con tranquilidad, rechazando, por el contrario, todas las demás, por la posibilidad de que sean terribles venenos en potencia. A parte de estas precauciones, queremos señalar otras, que aunque obvias, pueden evitarnos indigestiones y problemas: las setas se han de consumir - cocinar - lo antes posible, limpiándolas cuidadosamente. Conviene reco-lectar ejemplares bien desarrollados, pero más bien jóvenes, y no los demasiado maduros. En general es preferible comer las setas bien cocinadas y abstenerse de su consumo en crudo, a excepción de las especies que como la oronja o el Boletus edulis aceptan este tipo de consumo sin inconvenientes. "PRIMEROS AUXILIOS" EN LA INTO-XICACIÓN POR SETAS: Que hacer si se ha producido una intoxi-cación: Si bien en la segunda parte de este trabajo vamos a dar una breve referencia de los diversos tratamientos indicados para las variadas formas posibles de intoxicaciones por setas, creemos necesario completar esta primera parte con unas mínimas normas de conducta frente a la intoxicación por setas. Podríamos hablar, para entendernos, de "primeros auxilios" en la intoxicación por setas. Si después de comer setas se presentan síntomas de intoxicación - en general se tratará de alteraciones digestivas - lo más prudente es avisar de manera inmediata a un médico, para que éste proceda de la forma que crea más oportuna. Ante la duda, posiblemente el médico decidirá el traslado de los intoxicados a un servicio de urgencias hospitalario: Será sensato seguir sus indicaciones, ya que en el supuesto de que se trate de una intoxicación leve, tan sólo habrá que lamentar la molestia de un pequeño

Desplazamiento y la pérdida de unas horas de tiempo. Comparado con lo que puede perderse si no se acude a tiempo en una intoxicación grave - la vida - nos parece un mínimo inconveniente. Existe la posibilidad de llamar a determinados centros para recabar información sobre intoxicaciones por setas. En realidad, aunque cualquiera puede utilizar ese recurso telefónico, siempre sacará mayor provecho de tal tipo de consultas el médico. En cualquier caso, al final de este trabajo indicamos algunas direcciones y teléfonos que pueden ser de interés en el caso de una intoxicación por setas, así como algunas publicaciones de tipo médico y divulgativo. El tratamiento de las intoxicaciones por setas queda en general reservado al hospital, en especial cuando se trate de casos graves. Pero ¿Puede hacerse alguna cosa en tanto no llega el médico o se procede al traslado del paciente? Podemos dar algunos consejos en este sentido: 1) No se intentará establecer diagnóstico

diferencial alguno que se base en la precocidad de la aparición de los síntomas: tal vez se haya ingerido un par de ejemplares de la temible Amanita phalloides (la "oronja verde") junto a diversos hongos irritantes del tubo digestivo, responsables de la rápida aparición de los síntomas.

2) Se procurará llevar todas las setas que hayan quedado sin cocinar, o al menos los restos de la limpieza de las setas, aunque haya que buscarlos en el cubo de los desperdicios. Estos sobrantes, a parte de ayudar en la identificación, pueden ser estudiados químicamente en el hospital por medio de pruebas sencillas.

3) Conviene tomar buena nota de la hora de inicio de los síntomas, así como del tipo de los mismos, ya que estos puntos serán sin duda de gran interés para los médicos.

4) Por lo que hace al propio paciente se le colocará en postura cómoda, preferiblemente acostado, y se le mantendrá adecuadamente hidratado, administrándole si es preciso infusiones, o preparados comerciales para la rehidratación oral (del tipo del Surooral®), o simplemente agua azucarada.

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2ª PARTE ASPECTOS MÉDICOS DE LAS

INTOXICACIONES POR SETAS LAS INTOXICACIONES POR HONGOS A pesar del carácter eminentemente divulgativo que hemos deseado tengan estas páginas, creemos que no quedarían completas sin un breve estudio médico de las diversas formas de intoxicaciones por consumo de setas. Para los lectores que deseen profundizar más en este aspecto del tema, ofreceremos, al final de este trabajo, una serie de publicaciones de interés. Si consideramos a los hongos de manera amplia y genérica, hemos de decir que existen dos tipos de intoxicaciones por hongos: unas consisten en la ingestión de alimentos no fúngicos, pero invadidos o parasitados por hongos (en general mohos) productores de micotoxinas. Otras intoxicaciones son aquellas en las que se da la circunstancia del consumo o ingestión de los hongos propiamente como alimentos. En el primer caso hablamos de micotoxicosis, mien-

tras que el segundo tipo de intoxicaciones, por corresponder al consumo de "setas" (es decir, los carpóforos o aparatos reproductores de los hongos, que en el caso de los macromicetos constituyen estructuras más o menos carnosas y a veces de un tamaño considerable) lo estudiamos bajo la denominación genérica de micetismos o intoxicaciones por setas. CLASIFICACIÓN DE LAS INTOXICA-CIONES POR SETAS Como hemos tenido ocasión de exponer en algunos trabajos nuestros de revisión sobre el tema de los micetismos, existen diversos tipos de intoxicaciones por setas, de acuerdo con las diferentes formas de toxinas presentes en los hongos. Una clasificación muy útil de los em-ponzoñamientos por setas es la clasificación sindrómica. Según ella distinguiríamos entre dos grupos fundamentales de intoxicaciones micé-ticas, de acuerdo con el tiempo que transcurre desde la ingestión de las mismas y la aparición de las primeras molestias. (Véase la tabla)

INTOXICACIONES POR HONGOS Intoxicaciones producidas por el consumo o ingestión de alimentos Micotoxicosis - en general no fúngicos - en los que han proliferado hongos (mohos) productores de toxinas (micotoxinas). Intoxicaciones producidas por el consumo como alimentos de carpóforos (aparatos reproductores de los hongos macromicetos), también conocidos como SETAS: 1) Conservas de setas (en general caseras) de elaboración defectuosa. Suele tratarse de botulismo. Micetismos 2) Setas en mal estado (putrefacción o descomposición incipiente): Proliferaciones bacterianas, toxiinfecciones. 3) Consumo de especies tóxicas: Intoxicaciones por setas propiamente dichas: -Accidentales Homicidio -Provocadas Suicidio Toxicomanía 122 SETAS del Alto Aragón

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1. De período de latencia breve : Son aquellas en las que el intervalo desde la ingestión y la aparición de las primeras molestias es inferior a 6 horas, oscilando en general entre 30 minutos y unas 3 ó 4 horas. Suelen ser intoxicaciones leves. 2. De período de latencia largo : En las que dicho intervalo es superior a 6 horas, oscilando en general entre las 9 y las 15 horas, y alcanzando en algún caso hasta los 10 ó 15 días. Suelen ser intoxicaciones graves, porque suponen la acción de toxinas citopáticas que lesionan células de determinados órganos vitales (hígado, riñón).

INTOXICACIONES POR SETAS:

CLASIFICACIÓN DE ACUERDO CON EL PERÍODO DE LATENCIA

Intoxicaciones por setas de latencia breve

1. Gastroenteritis aguda por setas 2. Intoxicación neurológica por setas: Sín-

drome micoatropínico. 3. Intoxicación por hongos alucinógenos 4. Intoxicación muscarínica por setas : Sín-

drome micocolinérgico, síndrome sudo-riano.

Intoxicaciones por setas de latencia prolon-gada

1. Intoxicación por setas hidracínicas : sín-drome giromitriano, intoxicación giromí-trica

2. Intoxicaciones por setas nefrotóxicas: -síndrome orellánico o cortinarínico. -Intoxicación por Amanitas nefrotóxicas.

3. Intoxicación por setas hepatotóxicas : síndrome faloidiano, intoxicación faloi-diana

INTOXICACIONES POR SETAS DE LATENCIA BREVE

GASTROENTERITIS AGUDA POR SETAS Es la forma más frecuente de intoxicación por setas: vómitos, naúseas, diarreas, dolor abdo-minal que aparecen en general una o dos horas después de comer setas. Producidas por diversas especies de variados Géneros: Lactarius, Russula, Boletus, Tricholoma, Entoloma, Clitocybe, Omphalotus, Scleroderma, Agaricus, Clorophyllum, Hebeloma, Nematoloma y otros. Se han determinado diversas substancias a las que se atribuye la toxicidad. Estas intoxicaciones no suponen ningún peligro para la vida. En general evolucionan espontáneamente hacia la curación en el curso de uno o dos días. La única complicación posible en algunos casos es la deshidratación. Su tratamiento es sintomático exclusivamente. Existen dos especies que en nuestro país acos-tumbran a producir cuadros especialmente seve-ros: Entoloma eulividum (seta pérfida, fals carlet, maltzur) y Tricholoma pardolatum - tigrinum-, (falsa negrilla, atigrado, fredolic bord, ziza nabar). En el resto de Europa son frecuentes las intoxicaciones por el Boletus satanas (boleto tó-xico, boleto de Satanás, mataparent, matagent, etsai onto), ya que varios boletos carnosos del grupo tubiporus, al que pertenece, son muy apre-ciados como comestibles, en especial en Francia e Italia.

Entoloma eulividum

Por lo que hace a Norteamérica, en los últimos años se describen cada vez con más frecuencia gastroenteritis por Lepiota morganii (sinónimo de Clorophyllum molibdites). Ello es debido a que es confundida – por personas que proceden

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de Europa- con las grandes lepiotas comestibles (Macrolepiota procera y Macrolepiota rha-codes), de las que sin embargo se diferencia por el tono verdoso de sus láminas. Es interesante señalar que en las Islas Canarias se ha descrito una macrolepiota de láminas verdes que podría corresponder a L.morganii, si bien no se han documentado casos de intoxicación.

Boletus satanas

En Cataluña y el sur de Francia es relativa-mente frecuente la intoxicación por consumo de Omphalotus olearius (seta de olivo, gírbola d'oli-vera, zapo ziza), que se confunde por su aspecto con el rebozuelo (catalán: rossinyol; vasco: salza perretxiko). Produce una rápida irritación gás-trica que se traduce en vómitos precoces. Los síntomas ceden en un par de horas, y es carac-terístico de esta gastritis aguda por setas el que no se asocien prácticamente nunca diarreas.

Omphalotus olearius

INTOXICACIÓN NEUROLÓGICA POR SETAS : SÍNDROME MICOATROPÍNICO Producido por setas del género Amanita: Amanita muscaria (falsa oronja, matamoscas, reig foll, oriol foll, kuleto faltsoa) y Amanita

pantherina (amanita pantera, pixacà). La primera es una especie muy característica, por su típico sombrero rojo recubierto de verrugas blancas. Sin embargo, tras una lluvia puede perderlas y decolorarse ligeramente, en cuyo caso puede ser recolectada por error en vez de la Amanita caesarea (reig, oronja, kuleto).

Amanita muscaria

En la actualidad, muchas veces la seta mata-moscas o muscaria es consumida voluntaria-mente por su pretendida acción psicotrópica. La sintomatología recuerda a la intoxicación por plantas tropánicas (como la belladona). Es la "borrachera" por setas: Ataxia, alucinaciones inconstantes y agitación psicomotriz, a veces con accesos de furor. En ocasiones se produce un cuadro de depresión neurológica, que puede llegar a una situación próxima al coma. Muchas veces se asocian síntomas digestivos. En nuestro medio las variedades psicoactivas de Amanita muscaria son muy poco frecuentes, por no decir inexistentes : los pacientes intoxicados por esta seta (confundida con A.caesarea) han presentado una intoxicación leve de tipo gastroenterítico en

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la mayoría de los casos. El tratamiento es sinto-mático: sedantes, rehidratación. No debe de administrarse atropina.

Amanita pantherina

INTOXICACIÓN POR HONGOS ALUCI-NÓGENOS El consumo de los hongos psilocibos, perte-necientes a varios géneros (Psilocybe, paneolus, stropharia, conocybe, inocybe, copelandia, pluteus) es muchas veces voluntario, buscando obtener de los mismos una alteración de la per-cepción de la realidad. En muchos casos los hongos son cultivados con medios caseros por los propios consumidores, siendo Psilocybe cu-bensis la especie que mejor se presta a este tipo de cultivo. En ocasiones se producen reacciones desagradables que permiten hablar de into-xicaciones accidentales, aunque el mayor peligro del consumo habitual de hongos con finalidad alucinatoria radica en la posibilidad de ingerir, por error, setas muy tóxicas. En Estados Unidos se ha documentado la ingestión de Galerina marginata, confundida con hongos psilocibos,

habiendo producido la muerte en algún caso. Más recientemente, en Galicia, un joven consumió un cortinario nefrotóxico, pensando que era un hongo mágico. Dos substancias derivadas del anillo indol son las responsables de la actividad alucinógena de estos hongos mágicos: la psilocybina y la psilocina. Su mecanismo de acción no está plenamente aclarado, aunque está claro que actúan como falsos neurotransmisores. En la actualidad se calcula que miles de personas consumen estos hongos que obtienen fácilmente por cultivo, sin que pueda hablarse en rigor de intoxicación por los mismos. Tan solo cuando se presentan cuadros confusionales, reacciones comiciales o convulsiones, o bien síntomas genuinamente psiquiátricos, como ataques de pánico, podemos hablar de auténticas intoxicaciones. La aparición de los síntomas es bastante rápida: surgen pasada poco más de media hora. En algunas regiones de España está emergiendo un consumo de este tipo de hongos, a los que se designa en la jerga de los grupos marginales como "monguis". Hay que esperar, por lo tanto, que en los próximos años aparecerán problemas relacionados con estas setas psicoactivas. El más común de los hongos monguis es el Psilocybe semilanceata, seta cosmopolita que se da en numerosos lugares del mundo. En España se ha encontrado en Galicia, Navarra, Pirineos, Guadarrama etcétera.

Psilocybe semilanceata

Tratamiento En general no es preciso el uso de medidas de eliminación o extracción. Se aplicará tratamien-

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to sintomático y de soporte, en especial admi-nistración de sedantes del tipo de las benzo-diazepinas. Es conveniente mantener a los pa-cientes lejos de estímulos sensoriales: en una habitación silenciosa en semipenumbra, y acom-pañados por una persona que les tranquilice (apoyo personal, confortable y no moralizante sería el más deseable). INTOXICACIÓN MUSCARÍNICA POR SETAS (síndrome sudoriano o mico-colinérgico) Lo producen numerosos Inocybe (I.fastigiata, I.patoullardii etcétera) y algunos pequeños Clito-cybe blancos (C.rivulosa y C.dealvata). En nuestro medio son frecuentes algunas especies de Inocybe, especialmente I.patoullardii, en pinares de tipo mediterráneo, y suelen ser recolectados por confusión con pequeños Tricholoma comes-tibles, como las negrillas o ratones (catalán: fre-dolics; vasco: ziza arre), que medran preci-samente en ese hábitat. A estos Inocybe se les designa a veces como brujas.

Inocybe sp.

Estas setas contienen una substancia, la muscarina, que tiene una intensa y típica acción colinérgica, puesto que imita en las sinapsis del parasimpático los efectos de la acetilcolina, que como ella posee una amonio cuaternario trime-tilado. La riqueza en muscarina de los diversos hongos implicados en esta intoxicación varía mucho, pero en algunos Inocybe se ha detectado más de un 5 % de peso seco. Los síntomas suelen iniciarse muy pronto: entre 30 minutos y una hora y media tras la ingestión. En forma variable se presentan síntomas diges-tivos (diarreas en las horas siguientes, de escasa

intensidad). Los síntomas más llamativos están producidos por la estimulación colinérgica: se habla a veces de síndrome mico-colinérgico. Pre-dominan las hipersecreciones: sialorrea, lagri-meo y sobre todo sudoración profusa, que llega a empapar la ropa; de ahí otra denominación de este cuadro: síndrome sudoriano. Además se pre-senta miosis (pupilas muy cerradas) y visión borrosa. Es rara la presencia de bradicardia (pulso lento) con o sin hipotensión, únicos sín-tomas que justificarían la administración de atro-pina en esta intoxicación, puesto que en general los síntomas ceden rápidamente - en el curso de algunas horas - incluso sin tratamiento. En la literatura médica antigua se cita alguna muerte por Inocybe patoullardii y por Clitocybe dealvata, pero en nuestra experiencia esta ha sido siempre una intoxicación leve. Tratamiento En general no es preciso recurrir al uso de atropina (antídoto específico de la muscarina), salvo en casos de intensa estimulación coli-nérgica con bradicardia o hipotensión marcada. De considerarse oportuno puede procederse al vaciado del estómago, y se prestará especial atención a rehidratar al paciente, al que la gran sudoración y la diarrea pueden haber deshi-dratado de forma notable. INTOXICACIONES POR SETAS DE LATENCIA PROLONGADA INTOXICACIÓN POR SETAS HIDRA-CÍNICAS Síndrome giromitriano, intoxicación giromítrica Se debe al consumo de las "falsas colmenillas", o "bonetes" (catalán: "bolet de greix"; vasco: "muin ziza") (Gyromitra esculenta). Estas setas pueden ser consideradas comestibles si se desecan, o se hierven y se desecha el agua de cocción, previamente a su consumo. Ello se debe a la volatilidad e hidrosolubilidad de sus toxinas. Se ha demostrado la presencia de más de diez hidracinas distintas en estas setas. La más abun-dante es la Giromitrina, (metil-etil-hidracina). En el organismo, por hidrólisis, se transforman en mono-metil-hidracina, substancia que, a parte de una probada capacidad mutágena y cancerige-

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na en animales, inhibe múltiples procesos metabólicos.

Gyromitra esculenta: Foto: Gabriel Carrascosa,

de la Societat Micológica Font i Quer de Barcelona Los síntomas solo se presentan en el caso de consumir las setas en estado fresco, y poco coci-nadas o acompañadas de su agua de cocción. En ese caso, y transcurridas unas 6 a 9 horas, apa-recen las primeras manifestaciones de la into-xicación, consistentes en nauseas, vómitos y diarreas de escasa intensidad, alteraciones del ritmo cardíaco e hipotensión, disminución del es-tado de conciencia, obnubilación, e incluso co-ma. Muchas veces se asocia un cuadro de he-mólisis (rotura de los glóbulos rojos de la sangre). En el curso de uno o dos días es posible detectar un mayor o menor grado de afección hepática, asociada en ocasiones con insuficiencia renal. En series muy extensas de intoxicaciones por giromitras en Europa central (Alemania y Polonia), donde este tipo de setas se han consumido muchas veces frescas en el pasado, se constató una mortalidad de poco más del 10 %, en general por hemólisis o por fallo hepático.

Tratamiento: Puede ser útil el lavado gastrointestinal, y debe llevarse a cabo tratamiento sintomático y de soporte. Como antídoto específico de las hidra-cinas, se administrará Vitamina B6 (piridoxina) a dosis altas por vía oral o endovenosa: por ejemplo, dos ampollas de 300 mg de Benadon®. El resultado de este tratamiento es en general espectacular, mejorando rápidamente toda la sintomatología. En los casos en que la hemólisis sea muy intensa debe protegerse la función renal con aporte abundante de líquidos. INTOXICACIONES POR SETAS NEFRO-TÓXICAS Síndrome orellánico o cortinarínico Hasta 1952 se creía que no existían especies tóxicas entre los Cortinarius. Sin embargo, hoy en día es bien conocido que algunas especies de este amplio e interesante género poseen unas toxinas, conocidas como orellaninas, capaces de lesionar los riñones de forma irreversible. Se trata de Cortinarius orellanus, C. speciosissimus -sinónimo: C. Orellanoides-, y C. brunneofulvus. Escasas en las regiones meridionales, estas setas abundan por el contrario en Europa central y sep-tentrional, de ahí que las pocas intoxicaciones descritas causadas por ellas correspondan a países como Polonia, Suiza, Finlandia, Escocia y Noruega. En nuestro país tenemos constancia tan solo de dos episodios de este tipo de into-xicación, uno en Cataluña y el otro en Galicia. Las orellaninas producen serias lesiones en los riñones, que pueden llegar a ser irreversibles, dejando a los intoxicados privados de la bene-ficiosa función depuradora renal. Es caracte-rística su larga incubación, ya que los primeros síntomas tardan más de tres días en aparecer, y en algún caso el intervalo libre de síntomas puede ser de hasta 17 días tras la ingestión de las setas. Se presenta un malestar general, acompa-ñado a veces de dolor en la región lumbar. Se sigue después de una fase de intensa eliminación de orina, que va siendo cada vez más clara y menos densa. En ese momento es posible que el paciente sufra de sed importante. En pocos días la cantidad de orina irá disminuyendo, y en los casos más graves cesará por completo su producción -anuria-, llegándose a un fallo renal.

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Al tardar tanto en presentarse la insuficiencia renal es posible que no se la relacione con la ingestión de setas (que tal vez haya ocurrido dos semanas antes). Por ello, frente a toda nefritis túbulo intersticial de causa obscura o presuntamente tóxica, se debería interrogar a los pacientes sobre tal posibilidad.

Cortinarius orellanus

En el momento en que se inician los trastornos no tienen utilidad las medidas clásicas de eliminación de toxinas (lavado gástrico, in-ducción del vómito, diuresis forzada). No existen antídotos específicos contra las orellaninas, por lo que el tratamiento es meramente sintomático, y no puede evitar que en un 10-15 % de casos se llegue al fallo renal irreversible, en cuyo caso el paciente se ve obligado a someterse cotidia-namente a sesiones de hemodiálisis (riñón artificial), y solo un trasplante de riñón puede producir la curación definitiva. En la primera parte de nuestro trabajo, y con relación a la historia de las intoxicaciones por setas, hemos mencionado ya el modo curioso por el que se tuvo por vez primera conocimiento de la toxicidad de los cortinarios. Si revisamos las publicaciones micológicas y médicas hallaremos abundantes referencias al tema del Cortinarius orellanus y la epidemia de 1952 en Polonia, con cifras no siempre coincidentes respecto a los pacientes. Tal vez sea por que el micólogo polaco Gryzmata publicó a finales de los años 50 y en los años 60 otros casos de intoxicación orellánica, que añadió a los de la primera epidemia. Por eso se habla en ocasiones de 135 pacientes. En realidad, como indicábamos en la primera parte, la sorprendente epidemia ocurrió en un grupo de familias residentes en el área de Konin, en total 102 personas.

Intoxicación por Amanitas nefrotóxicas Recientemente se han descrito en Norteamérica diversos episodios de intoxicación por la seta Amanita smithiana, confundida con una seta comestible de los pinares, el 'matsutake' ame-ricano (Tricholoma magnivelare). Los síntomas iniciales fueron de tipo gastrointestinal, comen-zaron entre seis y ocho horas tras la ingestión y se mantuvieron durante varios días. Los pacien-tes presentaron fallo renal hacia el 5º ó 6º día, aunque en algún caso la insuficiencia renal se inició al segundo día. En todos los casos, mediante tratamiento sintomático y varias sesiones de hemodiálisis se logró restablecer la función de los riñones. Dado el escaso número de episodios comunicados, es pronto para esta-blecer si realmente estamos frente a una forma grave de envenenamiento con riesgo de pérdida de la función renal (equiparable en ese caso a la intoxicación por Cortinarius). Por el contrario, no hay duda de la potencial gravedad de la nefrotoxicidad inducida por una seta europea del género Amanita: A. proxima, muy parecida a A.ovoidea, especie apreciada como comestible en la Europa meridional. Diversos casos de intoxicación se han recogido en Francia e Italia debidos a esta especie, en los últimos años. Tres de los pacientes fallecieron por grave insuficiencia renal. Se están investigando los principios activos de estas setas, que al parecer son pequeños péptidos, por parte del equipo del profesor Andary en la universidad de Montpellier.

Amanita proxima

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INTOXICACIÓN POR SETAS HEPATO- TÓXICAS Síndrome faloidiano, intoxicación faloidiana. La intoxicación por Amanita phalloides La intoxicación por Amanita phalloides es potenciálmente mortal, ya que en los casos más graves se produce una lesión irreversible del hígado (hepatotóxica = tóxica sobre el hígado). Otras setas hepatotóxicas son las siguientes: Amanita verna, A.virosa, Lepiota bruneo-incarnata, L.helveola, L.fulvella y Galerina marginata. Toxinas Las toxinas responsables son las amatoxinas. Se absorben con facilidad en el tracto digestivo y por la circulación portal alcanzan el hígado. Penetran con gran facilidad en el interior de las células hepáticas, y una vez en su interior y a nivel del núcleo, interrumpen la síntesis de proteínas: ello conduce a la muerte celular.

Galerina marginata. Foto: Gabriel Carrascosa, de la Societat

Micológica Font i Quer de Barcelona.

Las amatoxinas se eliminan en gran cantidad por la orina, incluso horas antes incluso del inicio de la sintomatología. Existe una considera-ble secreción de toxinas por medio de la bilis, que al ser vertidas al tubo digestivo pueden ser de nuevo absorbidas. Ello constituye un factor de re-exposición a las toxinas. Las toxinas son transportadas activamente a través de la membrana de las células hepáticas. El mecanismo de transporte puede ser bloqueado por algunas substancias: bencil penicilina y silibinina, entre otras.

Sintomatología De la clínica de este tipo de intoxicación des-taca un período de latencia libre de síntomas tras la ingestión superior a 6 horas (normalmente entre 9 y 15 horas), seguido de un período cole-riforme con diarrea severa, náuseas, vómitos a veces abundantes, y dolor abdominal. Todo ello produce una importante pérdida de líquidos y electrólitos. Se produce una deshidratación, que en la mayoría de los casos se acompaña de acidosis metabólica, y puede llegar a producir oliguria. En ocasiones, coincidiendo con el segundo día tras la ingestión de las setas se presenta una fase mejoría, en cierto modo arti-ficial, ya que se debe al tratamiento sintomático y al aporte de líquidos. Otras veces, sin tran-sición desde la fase diarreica, se presenta hacia el inicio del tercer día un súbito empeoramiento, que incluye el desarrollo de una pigmentación amarilla de la piel (ictericia), el aumento del tamaño del hígado, blando y doloroso, deterioro del estado general y en ocasiones tendencia hemorrágica.

Lepiota brunneoincarnata

Tratamiento A nivel extrahospitalario se ha de tener en cuenta que ante la sola sospecha de intoxicación por Amanita phalloides se ha de poner en marcha el traslado de los pacientes a un centro hospitalario. Mientras, se mantendrá a los intoxicados en reposo y bien hidratados, ya que el aporte enérgico y precoz de fluidos es importantísimo. Puede iniciarse por vía oral mediante soluciones el tipo del Suerooral®.

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El tratamiento de este tipo de intoxicación queda reservado al ámbito hospitalario. Como se trata de una intoxicación capaz de producir una lesión irreversible de un órgano vital debe incluir tres tipos de medidas: 1) Un adecuado trata-miento sintomático y de soporte, 2) Medidas para la eliminación de las toxinas (y que impidan una ulterior absorción de las mismas), y 3) El empleo de posibles antídotos. En realidad, en la intoxicación por setas hepatotóxicas, las medidas de tratamiento protocolizadas que actualmente se utilizan en la mayoría de los hospitales de Europa, encaminadas a cubrir cada uno de los tres objetivos terapéuticos, actúan indirecta y globalmente sobre los otros dos. 1) Tratamiento sintomático y de soporte: El aporte de líquidos para remontar la intensa deshidratación ocasionada en la fase de las diarreas coleriformes, contribuye a preservar y potenciar una función de gran importancia para la eliminación de las toxinas: la función renal. 2) La diuresis forzada y la aspiración digestiva alternada con la administración oral de carbón activado y catárticos, son las medidas fundamentales de eliminación. Como veremos enseguida, se ven potenciadas por el uso de los antídotos, cuya acción es en realidad el bloqueo farmacológico de la entrada de toxinas en el interior de la célula funcional hepática. 3) Antídotos: No existe ninguna substancia conocida que antagonice con las amatoxinas a nivel de su mecanismo molecular de actuación, es decir, que sea capaz de impedir su acción una vez que las toxinas han alcanzado el interior de la célula. Sin embargo, existe la posibilidad de bloquear farmacológicamente la entrada de las toxinas en el hepatocito. Los fármacos en cuestión son la bencil-penicilina y la silibinina. Normalmente, el paciente intoxicado por A.phalloides ha eliminado la mayoría de los restos de setas por medio de los vómitos y las diarreas, y son las toxinas absorbidas en las primeras 10 ó 15 horas las que van a condicionar la evolución. De éstas, un 90 % se hallan en un primer compartimiento líquido constituido por el hígado y la circulación portal, en tanto que el 10 % restante se encuentra en el torrente circulatorio y en el espacio líquido extracelular. El conjunto

de medidas de tratamiento - diuresis forzada, aspiración digestiva y administración de fármacos para bloqueo de la incorporación de las toxinas - conduce rápidamente a la eliminación total de las mismas. Cuanto más pronto se ponga en marcha este tratamiento mayor será el daño que podrá evitarse, pero por supuesto, en algún caso la lesión hepática puede ser ya tan severa, que la necrosis masiva hepática será ya inevitable. Papel del transplante hepático Más del 90 % de los pacientes curan totalmente con los protocolos actuales de tratamiento. Por ello el trasplante hepático debe reservarse a un número muy limitado de pacientes. Ante el problema de que cuando la indicación para esta medida extrema se hace evidente puede ser ya tarde para someter al paciente a la cirugía, cabe la posibilidad de transplantar en fases más precoces cuando el estado general es todavía aceptable. Sin embargo, no debe trasplantarse indiscriminádamente. Por ello creemos que un reto fundamental en el momento presente es el de delimitar una serie de parámetros con valor pronóstico temprano, que permitan prever cuales van a ser los pacientes candidatos al trasplante. Mortalidad Por lo que hace a la mortalidad, que era de alrededor del 30 % al inicio de los años 50, ha ido descendiendo paulatinamente con el uso de medidas más adecuadas de soporte y tratamiento, y series más recientes ofrecen mortalidades cada vez menores: Floersheim y colaboradores, en 1982, 22.5 %; Hruby, en 1988: 10 %. En nuestra experiencia desde 1982 hasta la actualidad, hemos estudiado más de ciento ochenta pacientes intoxicados por ingestión accidental de hongos hepatotóxicos. El tratamiento se ha ba-sado en rehidratación intensa y precoz, y en medidas de eliminación de las toxinas, esencialmente la diuresis forzada y la aspiración digestiva. En muchos casos a ésta se asoció la administración periódica de carbón activado por vía oral. En total la mortalidad se ha situado en poco menos del siete por ciento: trece pacientes de 185. En once de los trece pacientes se trató de casos que llegaron al hospital transcurridas más

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de 48 horas desde la ingestión, y que no habían recibido precozmente las medidas de tratamiento adecuadas. Por ello creemos que el ingreso y tratamiento inmediato de estos pacientes es muy importante: Ante el diagnóstico de "sospecha" o de "posible intoxicación por amatoxinas", ni las pruebas de laboratorio (función hepática o detección de toxinas), ni la opinión de un micólogo son necesarias para proceder a rehidratar y promover la diuresis forzada y la aspiración digestiva. Actuando de esta manera, la mortalidad de esta intoxicación estacional se reducirá todavía más. OTROS TRASTORNOS ATRIBUI- BLES AL CONSUMO DE SETAS CONSIDERADAS NO TÓXICAS REACCIONES DE INTOLERANCIA A LAS SETAS En algunas ocasiones, tras el consumo de setas consideradas comestibles, se presentan síntomas que hacen pensar en una intoxicación. La pre-sencia de síntomas puede deberse a que se hayan recolectado en malas condiciones (tras una helada, por ejemplo). Otras veces puede que se trate del consumo de ejemplares demasiado viejos o hipermaduros (hemos vistos cuadros de gastroenteritis y en tres ocasiones de dolores de cabeza - cefaleas - de varios días de duración, tras el consumo de ejemplares de Agaricus muy maduros, con las láminas abundantes y total-mente negras). Tambien puede tratarse de espe-cies que requieren una adecuada cocción, y que de ser consumidas poco cocinadas pueden pro-vocar una molesta y dificil digestión (hemos observado este hecho en el caso de la seta Lepis-ta nebularis (castellano: "pardilla", catalán: "bru-mosa", vasco: "ilarraka"). Pero en algún caso he-mos observado la presencia de trastornos más o menos serios tras el consumo de setas comes-tibles, recolectadas o preparadas en buen estado de maduración y cocinadas adecuadamente. En este caso hemos de aceptar que se trata de una intolerancia, una reacción personal, propia de aquel individuo en cuestión. Existen diversas especies comestibles que se han asociado a tras-tornos de intolerancia en determinados indi-viduos. En nuestra experiencia en los pasados

años, hemos recogido tres casos de pacientes que desarrollaban diarreas enérgicas si consumían la seta cultivada Pleurotus ostreatus. Las diarreas se acompañaban de dolor abdominal con retor-tijones. Este cuadro clínico es comparable al que Goos, en Norteamérica, describió en los años ochenta en relación a la seta Tricholomopsis platyphilla, que pese a su fama de comestible demostró ser capaz de producir una severa gastroenteritis en determinadas personas. En un par de ocasiones tuvimos también la oportunidad de observar casos de intolerancia personal a setas del género Boletus, del tipo del luteus o del granulatus, expresada igualmente con un cuadro de afección intestinal. En estos casos se presen-taron además síntomas cutáneos que reflejaron un cuadro que pudo etiquetarse con propiedad de alérgico: enrojecimiento cutáneo y picores. No nos extrañó tal hallazgo, ya que los boletos del grupo Suillus se han asociado a dermatitis alérgica por contacto en diversas ocasiones. Otro caso del que tenemos constancia, recogido por el Dr. Elizalde en Pamplona, es el de una persona que presentó este tipo de problema con el consumo del 'pie azul' (Lepista nuda). En los dos o tres últimos años estamos viendo diversos ca-sos de cuadros diarreicos motivados, al parecer, por una intolerancia digestiva a una variedad de la Macrolepiota rhacodes, la forma 'hortensis'. Ni siquiera las setas más exquisitas escapan a la posibilidad de producir trastornos intestinales más o menos enérgicos en determinadas perso-nas. Se ha descrito en algunas ocasiones una intolerancia que les impide comer setas tan apre-ciadas como el Calocybe gambosa (perretxico, seta de San Jorge o seta de Orduña) o el Boletus edulis (cep, sureny, Miguel). Sin embargo, hemos de decir que estos casos son excep-cionales. Por el contrario, de acuerdo con los datos presentados en un congreso celebrado el pasado año en el sur de Italia, algunas especies producen trastornos con una frecuencia tan alta, que hay que plantearse a partir de ahora su inclusión en el catálogo de las setas tóxicas. Nos referimos en concreto a Lepista nebularis y Armillarelea melea. En efecto, en tan sólo un año, en el Labora-torio de Micología del Departamento Multizo-

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nal de Prevención e Higiene de Milán, se recibieron muestras implicadas en 180 episodios de alteraciones de la salud debidas a ingestión de setas. En total estos episodios correspondían a 337 comensales. La distribución de estos episodios fue la siguiente:

22 episodios de formas graves de intoxica-ción (32 personas)

30 episodios de formas leves "clásicas" de intoxicación (47 personas)

128 episodios provocados por setas comes-tibles (258 personas)

Los 128 episodios provocados por el consumo de setas 'comestibles' se distribuyeron del modo siguiente, de acuerdo con las especies implicadas:

66 episodios: Armillarelea melea (161 comen-sales, 69 sintomáticos)

45 episodios: Boletaceae varios (70 comen-sales, 52 sintomáticos)

17 episodios: Lepista nebularis (37 comen-sales, 27 con síntomas).

Los Boletaceae implicados fueron: Xerocumus badius, Suillus elegans, Leccinum scabrum, Boletus luridus, Boletus erythropus y Boletus edulis. Tratamiento: No existe ningún tipo de tratamiento para estos cuadros de intolerancia personal. Los pacientes deberán abstenerse - de forma definitiva - de comer las setas causantes de los síntomas. CUADROS DE ALERGIA INDUCIDOS POR SETAS Existen diversas manifestaciones de alergia debida a las setas. Y si bien en algún caso ésta se manifiesta tras la ingestión de las mismas, es posible que se trate de reacciones alérgicas por contacto o proximidad, o incluso por la inhalación de las esporas. Alergia intestinal Manifestaciones de tipo gastrointestinal que aparecen tan solo en determinados pacientes, y que por medio de test cutáneos pueden ser atribuidas a una alergia de tipo intestinal, se han descrito por el consumo de Pleurotus ostratus,

Boletus del subgénero Suillus y también por ingestión de Tricholomopsis platyphylla. Tratamiento La abstención en el futuro de estas setas en la dieta de los implicados es una medida fundamental para prevenir estos cuadros, que por otra parte, en su fase aguda responden al tratamiento sintomático y de soporte habitual para las gastroenteritis agudas por setas. Dermatitis alérgica El desarrollo de dermatitis alérgicas de tipo eczematoso por el manejo y contacto con setas es imprevisible. En determinados individuos, la sensibilización a determinadas especies de setas produce dermatitis alérgicas con el mero contacto de los hongos y la piel. Esta reacción es similar a la que puede presentarse frente a determinados vegetales. En general los pacientes notan eritema, edema, urticaria, y síntomas subjetivos como picor, ardor o quemazón, una o dos horas después de la exposición. El cuadro a veces no es tan claro, y el paciente no presenta cambios visibles en su piel pero sí prurito y ardor. La reacción puede aparentar una dermatitis eczematosa en las manos, lo que constituye en ocasiones un problema laboral en manipuladores de hongos. Especies implicadas Se han descrito alergias por contacto frente a diversas especies de setas. En algunos casos se trató de setas del género Agaricus : Agaricus campestris y Agaricus bisporus (en cultivos industriales y también en pequeños cultivos artesanales). Se ha comunicado también por con-tacto con Paxillus involutus, Lactarius deli-ciosus, Ramaria flava y Gyromitra esculenta. Pero sin duda las especies más frecuentemente implicadas han sido los boletos del subgénero Suillus: S.americanus, granulatus, luteus, gre-villei, neoalbidipes etc. Patogenia La causa de la dermatitis alérgica es una hipersensibilidad de tipo I mediada por inmuno-globulinas del tipo IgE, y es muy frecuente que se manifieste en pacientes portadores de dermatitis atópicas previas.

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Tratamiento En algún caso la reacción puede ser grave, de tipo anafiláctico, en cuyo caso el tratamiento debe ser agresivo con corticoides e incluso, vasopresores. Sin embargo, en general son suficientes los antihistamínicos orales o tópicos en la fase aguda de la erupción, y evitar futuras exposiciones a la seta responsable. Alergias respiratorias El cultivo y producción de setas de forma in-dustrial ha estado descrito como la fuente productora de diversas enfermedades del aparato respiratorio, que en algunos casos reconocen un mecanismo inmune o alérgico. Se han comu-nicado patologías sobre las vias respiratorias (del tipo del broncoespasmo, es decir, de tipo asma-tiforme) y también sobre el propio parenquima pulmonar (del tipo de las alveolitis). Todo hace pensar que existen diversas causas y quizás va-rios mecanismos inmunológicos y no inmuno-lógicos en el padecimiento que ha venido en lla-marse el "pulmón del cultivador de setas" (mushroom worker's lung). Por lo que hace a los mecanismo alérgicos, no siempre son atribuibles a antígenos del propio hongo: en efecto, los ca-sos alveolitis alérgica que parecen ya en las pri-meras fases del proceso, al manipular y preparar el compost, han puesto en evidencia el papel que pueden jugar el propio compost y sus conta-minantes. Pero otras veces el proceso, en forma de una característica alveolitis extrínseca alérgica, tiene lugar en las fases de recolección, clasificación y embalaje de las setas. En estos casos puede ser debido a la diseminación de las esporas. Este he-cho es poco probable en el caso de la seta Agar-icus bisporus, que libera sus esporas en plena madurez y es, en cambio, recolectado en estadios bastante juveniles. Sin embargo, es posible la in-halación de antígenos fúngicos en los procesos a los que se someten las setas para la preparación industrial de sopas. Mucho más frecuente es la patología por inhalación de esporas en el caso del Pleurotus ostreatus, que las disemina en estadios precoces de maduración. La patología desencadenada en el aparato respiratorio en estos casos, parece ser también

una hipersensibilidad inmediata de tipo I, con test cutáneos que dan una respuesta positiva inmediata, y con una respuesta igualmente inmediata a las pruebas de provocación bronquial. Como único tratamiento se recomienda el uso de bronquiodilatadores si son precisos, y el empleo de corticoides y antihistamínicos, si bien lo más útil es la prevención, recomen-dandose que los trabajadores y procesadores industriales de setas de cultivo utilicen siempre mascarillas protectoras. TOXICIDAD DERIVADA DE LA CON-TAMINACIÓN AMBIENTAL Podemos considerar a los hongos como grandes acumuladores de substancias. El micelio de un hongo puede estar formado por millones de filamentos, que se extienden por una superficie muy amplia del bosque. Este micelio recoge nutrientes químicos de toda esa extensión de terreno, y los condensa en unos puntos de su red, donde se hallan los primordios que originarán las setas. Ello explica que se encuentren en ocasiones en las setas concentraciones muy altas de substancias presentes en el suelo. En relación con la salud humana, podemos considerar tres tipos de contaminación. a) Metales pesados: Se ha dicho que existiría un peligro relativo en zonas industriales y fundi-ciones, y en la proximidad de carreteras, auto-pistas y aereopuertos. Habría que evitar, por lo tanto, recolectar setas en esos ambientes. Sin embargo, los trabajos más recientes sobre el tema indican que aparte de la mayor o menor presencia de metales pesados en el terreno, un factor fundamental a considerar es la capacidad acumulativa de algunas especies de setas, en especial del género Agaricus. Algunos Agaricus amarilleantes han demostrado una singular habi-lidad para acumular plomo, mercurio y cadmio. De los datos presentados en el congreso que antes hemos mencionado, puede extraerse la conclusión de que, de ahora en adelante haremos bien absteniéndonos de consumir Agaricus del grupo de los flavescentes. b) Plaguicidas, rodenticidas e insecticidas : La contaminación del terreno, en zonas rurales,

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puede acarrear un acúmulo de las substancias tóxicas utilizadas contra las plagas, en las setas que allí crecen. No hay datos concretos sobre la incidencia y la magnitud de este peligro. Sin embargo, deberemos evitar recolectar setas en los lugares por los que discurren los aguas provinientes de los riegos de campos en los que se lleven a cabo fumigaciones u otro tipo de tratamientos con pesticidas, insecticidas etcétera. c) Isótopos radioactivos: A consecuencia del accidente de la nuclear de Chernobil se han detectado en las setas recolectadas en algunos lugares del este de Europa cantidades muy altas de peligrosos isótopos radioactivos. Por ese motivo, en la actualidad esta prohibido importar setas de aquellos países. LA HEMÓLISIS POR SETAS Algunas setas pueden producir hemólisis - rotura de los glóbulos rojos de la sangre - si se consumen crudas o poco cocinadas. Entre los basidiomicetos destacamos Amanita rubescens y Amanitopsis vaginata. Entre los ascomicetos, practicamente todos las especies de Peziza, Sarcosphaera, Morchella y Mitrophora.

Amanita rubescens. Foto: Gabriel Carrascosa, de la Societat Micológica Font i Quer de Barcelona

Se ha dicho que el cuadro tóxico producido por el consumo de Morchella sp. crudas o poco cocinadas es en general leve. Sin embargo, puede ser muy peligroso: en mayo de 1996, un campesino comió en una ensalada 8 ó 10 sombrerillos de colmenillas crudas. Tuvo un cuadro de intoxicación grave, que le llevó a ingresar en la UVI del Hospital de Teruel.

EL SÍNDROME CEREBELOSO POR COLMENILLAS Se trata de un cuadro de mareos, temblores y falta de estabilidad al ponerse de pie o al caminar, similares al que padecen las personas que han bebido demasiado. En general se presenta al día siguiente de haber consumido colmenillas (Morchella sp.). En algunos casos es leve y pasajero, y en otros es incapacitante y puede prolongarse varias semanas. Es un trastorno inconstante, poco frecuente, pero del que se han señalado casos en los últimos años en Francia y España.

Morchella sp. Foto: Gabriel Carrascosa, de la Societat Micológica Font i Quer de Barcelona

La primera referencia la tenemos cuando, en los años setenta, varios miembros de la Sección de Micología de Aranzadi "hicieron de conejillos de indias al consumir frescas y en tortilla las morillas que habían recogido. Todos tuvieron los mismos síntomas al día siguiente: mareos y falta de estabilidad al ponerse de pie, similares a los que padecen las personas que han bebido demasiado" (Referido en el diario Egin, en abril de 1997). En mayo de 1991, en Asturias, cuatro personas consumieron Morchella esculenta var. vulgaris y rotunda. Al día siguiente dos de ellos presentaron un cuadro de temblores, incoordinación motriz, e inestabilidad postural, con sensación de mareo. Los síntomas desaparecieron aquel mismo día. Al año siguiente, en Marzo de 1992, un matrimonio en Cantabria, comió Morchella vulgaris muy bien cocinada, con pimiento y tomate. Al día siguiente ambos presentaron un

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conjunto de trastornos, con inestabilidad en la marcha (ataxia) con desviación a un lado y sensación de "mareo" que se prolongó varios días. Además, tenían temblores, en especial de las manos. Este temblor incapacitante, fue paulatinamente disminuyendo, pero persistió por espacio de un mes En 1996 tres personas, esta vez en San Sebas-tián, consumieron Morchella sp. hervidas en agua media hora, desechada el agua y a conti-nuación en tortilla. Al día siguiente uno de ellos presentó un cuadro de "fuertes mareos" al ponerse de pie, con inestabilidad. Este cuadro se prolongó por espacio de dos días. Finalmente, tenemos constancia de que en el Boletín de la Socieda Micológica de Bearn se cita algún caso similar. Se desconoce la causa de este síndrome cerebeloso. Está claro que su presentación no tiene que ver con la mayor o menor cocción de las setas. Sin embargo, todos los episodios tuvieron en común el que se trató de colmenillas frescas. No nos consta que se haya presentado este trastorno tras el consumo de estas setas cuando se las ha desecado previamente para su conservación. Por ello, y pese a la aparente ausecia de gravedad, creemos que hay que recomendar que las morchelas se desequen previamente a su consumo. EL CASO DEL PAXILO INVOLUTO (Paxillus involutus) Aun en los años noventa hallamos numerosas referencias que mencionan la recolección y el consumo como comestible de esta seta. Ello ocurre, en especial, entre recolectores procedentes de la Europa del Este, y en especial de Polonia. Por otro lado, es un hecho que en numerosos libros de micología básica se da a esta seta la calificación gastronómica de "comestible medio-cre", advirtiendo, sin embargo, que puede pro-ducir síntomas gastrointestinales en el caso de consumirse poco cocinada. En realidad no es una seta tóxica en el sentido riguroso del término (de la misma manera que no puede considerarse tóxica a la penicilina, por ejemplo, aunque en de-

terminadas personas pueda llegar a producir un cuadro de anafilaxia mortal). De ahí que incluyamos a este paxilo en este apartado. Hay que decir, no obstante, que vamos afortu-nadamente en camino de que todos la consideren una especie potencialmente mortal. Aunque la primera intoxicación atribuible a esta seta data de 1919, el primer aldabonazo serio de atención sobre su peligrosidad se produce en 1944, con la muerte de un micólogo alemán (J.Schäffer). Al parecer llevaba cuatro años comiendo sin problemas esta seta. Un año más tarde, de nuevo un micólogo, esta vez austríaco, F.Neumann, acuciado en esa fase final de la segunda guerra mundial por el hambre y la falta de combustible, consumió el paxilo involuto crudo y falleció. Fueron los estudios llevados a cabo a partir de los años 60 en Alemania, con autopsia en casos fallecidos y estudio anatomopatológico de sus visceras, los que aportaron los datos fisio-patológicos básicos de estas intoxicaciones. Los doctores Grabensee y Winkelman descubrieron el mecanismo de la intoxicación mortal por esta seta. Este mecanismo es de tipo inmune, y hay que encuadrarlo en el terreno de las reacciones inmunes anómalas: se trata de una hemólisis brutal y masiva, inducida por el depósito de complejos inmunes (antígeno-anticuerpo) sobre la superficie de los hematies.

Paxillus involutus

Existe, además, y muy bien descrito en nume-rosos trabajos, un síndrome gastrointestinal cau-sado por el consumo de esta seta poco cocinada o cruda. Tuvimos la oportunidad de visitar un ma-

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trimonio afecto de este síndrome hace años en el Hospital Vall d'Hebron. Se trató de una gastroenteritis banal indistinguible a la producida por otros hongos irritantes del tubo digestivo. Concluimos que el Paxillus involutus debería llevar en todo libro de micología, en especial si es divulgativo, la correspondiente calaverita junto a la ilustración y descripción. EL SÍNDROME NITRITOIDE O COPRÍNICO Existen determinadas especies de setas, como Clitocybe clavipes y Coprinus atramentarius, que producen una reacción peculiar si tras su consumo se ingieren bebidas alcohólicas: sensación de calor y enrojecimiento cutáneo evidente en cuello, cara y cabeza. Puede asociar palpitaciones, hipotensión, y en ocasiones vómi-tos enérgicos. Se le conoce también como reac-ción tipo Antabus, por ser similar a la que pro-duce el Disulfiram o Antabus®, fármaco utili-zado para apoyar la psicoterapia en la des-habituación de personas alcohólicas. Los síntomas se presentan entre 10 y 30 minutos tras la ingestión de la bebida alcohólica, si ésta tiene lugar en los dos o tres días siguientes a la in-gestión de las setas. Es una intoxicación condicional, que solo se presenta si se asocia el consumo de bebidas alcohólicas a la ingestión de las setas. Se ha descrito también tras el consumo de Morchela augusticeps y Boletus luridus.

Coprinus atramentarius

Se debe a la presencia de una substancia, la coprina, un derivado de la ciclo-amino-propanona que interfiere el metabolismo oxidativo del etanol, provo-cando el acúmulo de acetaldehido en el organismo. Éste es el responsable de toda la sintomatología.

En general, la presencia de vómitos enérgicos de origen central hace innecesario el vaciado de estómago. La vitamina C a dosis altas por vía endovenosa tiene un efecto favorable, tal vez como factor "redox". EL SÍNDROME MUSCARÍNICO TARDÍO (por Armillarelea melea) Se han descrito recientemente en Francia algunos episodios de intoxicación con periodo de latencia superior a las seis horas, con típica sintomatología muscarínica, tras la ingestión de Armillarelea melea. La evolución ha sido en todos los casos a la curación sin secuelas. Sin embargo, la gran incidencia de reacciones de intolerancia a esta seta, junto a la posibilidad de que produzca un desagradable cuadro sudoriano, creemos que son motivo suficiente para desterrar definitivamente a esta seta del reino de los hongos comestibles, y condenarla definiti-vamente al exilio entre las ponzoñosas.

Armillariela melea

LAS SETAS MUTÁGENAS O CANCERÍGENAS ¿Existe realmente el peligro de contraer un cáncer por ingestión de setas? A esta cuestión hemos de responder con cau-tela. Existen hongos cancerígenos, y la conta-minación de los alimentos por sus toxinas juega un papel relevante en la epidemiología de algunos cánceres, en especial en el tercer mundo.

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A esta cuestión hemos de responder con cau-tela. Existen hongos cancerígenos, y la conta-minación de los alimentos por sus toxinas juega un papel relevante en la epidemiología de algunos cánceres, en especial en el tercer mundo. Nos referimos a los mohos del género Asper-gillus, productores de "aflatoxinas". La conta-minación de cereales almacenados en condi-ciones deficientes de excesiva humedad conduce al crecimiento de estos mohos, que los conta-minan con esas toxinas, potentes inductoras de tumores. Ello explicaría la elevada incidencia del cáncer de hígado en algunos países del sudeste asiático, o de cáncer de esófago en algunos puntos de Sudáfrica. Son la consecuencia de unas micotoxicosis crónicas (ya hemos mencio-nado con anterioridad la diferencia entre una micotoxicosis y un micetismo o intoxicación por setas). Pero aquí estamos tratando de setas, de hongos más o menos carnosos, visibles a simple vista, utilizados como alimento por ellos mismos. Y hemos de decir que no hay unanimidad de criterios sobre la posible acción cancerígena de las setas. Para algunos autores, la falsa colmenilla (Gyro-mitra esculenta, bolet de greix en catalán) debería ser proscrita totalmente, y pese a su apelativo de esculenta ( = comestible) debería prohibirse su comercialización y su consumo. Y ello porque la mono-metil-hidracina - que se produce en el organismo a partir de sus toxinas -, a parte de su toxicidad sobre el metabolismo, que ya hemos mencionado, ha demostrado experi-

mentalmente una acción cancerígena. Y si bien es cierto que las hidracinas de las giromitras son eliminadas mediante la desecación, se ha podido demostrar mediante cromatografía que al cabo de varios meses de su desecación aun existían considerables cantidades de las mismas en las setas. De acuerdo con estos datos resulta cuestionable el consumo de giromitras, incluso tras su desecación. Sin embargo, hemos de decir que no nos consta ningún caso probado de enfermedad cancerosa que haya podido atribuirse a estas setas. Otras dos setas a las que la experimentación con pequeños animales de laboratorio ha per-mitido atribuir una acción cancerígena son el Lactarius necator (sinónimo: L.plumbeus), que se consume de forma habitual en los paises del norte de Europa, y el Agaricus bisporus, el popular champiñón de cultivo. En el primero se ha demostrado la presencia de necatorina, un substancia química mutágena y cancerígena. En el agarico de cultivo se ha probado la presencia de un derivado químico conocido como agari-tina, capaz de inducir tumores en las ratas y los ratones de laboratorio. Estos hallazgos deben ser tomados con cierto escepticismo. Millones de personas han consumido desde hace cientos de años estas setas. Y hasta el momento nunca se ha probado que tal consumo se haya asociado a algún tipo de enfermedad cancerosa. En nuestra opinión, por el momento, el champiñón de cultivo puede ser considerado un magnífico recurso gastronómico para aquellos que gustan de las setas, permitiendo disponer de ellas en la cocina en todas las épocas del año.

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ALGUNOS TELÉFONOS Y DIRECCIONES DE UTILIDAD

Instituto Nacional de Toxicología Luis Cabrera 9 28002 Madrid Teléfono: 91 562 04 20 Instituto Nacional de Toxicología Mercè, 1, 3º 08022 Barcelona Teléfono: 93 317 44 00 - 93 317 40 61

Hospital Clínico y Provincial de Barcelona (Sección de Toxicología Clínica) Villarroel 170 08036 Barcelona Teléfono: 93 227 54 54 Hospital General Vall d'Hebrón Servicio de Hematología (Dr.Josep Piqueras) Pº Vall d'Hebron 119 08035 Barcelona Teléfono: 93 274 60 00 Extensiones 6979, 6537

Sociedades Micológicas

A parte de los centros que hemos mencionado, siempre se podrá obtener información de utilidad en cualquiera de las diversas asociaciones micológicas que se encuentran en numerosos lugares de la geografía de nuestro país.

SETAS del Alto Aragón 139