INTRODUCCIÓN

Ese misterioso

desconocido, envejece y se deteriora, pero también encierra la

maravillosa cualidad de la plasticidad. Cuando alguna de las

funciones cerebrales se ven reducidas o desaparecen, las demás

zonas neuronales intentan asumir las competencias perdidas. Podríamos decir que el cerebro avanza en forma de red, y al

igual que nuestros músculos adquieren fuerza y destreza a medida

que los ejercitamos, el cerebro también necesita que lo

estimulemos y le pongamos a ejercitar sus habilidades para que

no se quede estancado y poderlo mantener

ágil y activo.

Una característica intrínseca de nuestro

cerebro es la de que, aunque cada área esté

especializada en algo, como actúa en forma

de red, está interconectado, de manera que si

nos dedicamos a una habilidad en concreto, las estamos

ejercitando todas.

Según el antropólogo Steven Mithen, “nuestro cerebro no ha

evolucionado especializándose en áreas, sino en red. Como una

orquesta. Profundizar es relacionarse. El avance en una habilidad

lleva a desarrollar otra. Al aprender a lanzar poco a poco una

piedra, nuestros antepasados ampliaban su red neuronal, y así le

daban a nuestro cerebro la potencia necesaria para poder empezar

a hablar también”.

Podemos ejercitar el cerebro, en cualquier parte y a

cualquier hora del día, con ejercicios que muchas veces no

requieren de ningún o escaso material, ni conllevan ningún coste

económico.

El cerebro

Qué cosas nos conviene llevar al gimnasio cerebral:

No nos hará falta una toalla, ropa de deporte o dinero para pagar

las mensualidades. Lo que sí que tendremos que llevar son

grandes dosis de ganas de pasarlo bien y de mucha paciencia,

porque puede que al principio nos quedemos sorprendidos de que

no es tan fácil como pensábamos, pero la buena noticia es que

también nos sorprenderemos de cómo, según vayamos haciendo

estos ejercicios, los haremos de un modo más fácil y natural.

Tengamos presente que a nuestro cerebro le pasa como a

nosotros, si le damos mucho sofá, se hace sedentario y se

anquilosa, pero si lo sacamos a hacer senderismo, a ir en bici,

correr o pasear, le gusta y se siente bien haciéndolo.

No olvidemos que no es una competición, ni vamos a

medirnos o a amargarnos porque lo veamos como una obligación

aburrida.

Debe tratarse de un juego, de un entretenimiento personal.

Ejercitar el cerebro es como montar un gran puzzle,… en algún

momento del proceso podremos ver la imagen completa. Esa que

no estaba ahí mientras íbamos colocando, entretenidamente, cada

una de las piezas…

Así que, ¡cerebremos la plasticidad del cerebro y su

entramado reticular!