Juan Rulfo: poeta del - Dirección General de ... · miento de Juan Rulfo, y una muestra de hasta...

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Viernes 12 de mayo de 2017 EL UNIVERSAL E16 CULTURA PROYECTO UNAM Texto: Rafael López [email protected] Conferencia sobre la Revolución Rusa El Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, dentro del ciclo de conferencias El historiador frente a la historia 2017. México y el mundo en 1917, invita a la intitulada “La Revolución Rusa”, que impartirá Carlos Illades el 17 de mayo, a las 12:00 horas, en el Salón de Actos del citado instituto, en Ciudad Universitaria. Informes en los teléfonos 56-22-75-16 y 27, extensión 2. ESPECIAL Molécula de veneno de alacrán, útil como antibiótico Un grupo de científicos del Institu- to de Biotecnología de la UNAM, encabezado por Gerardo Corzo y Lourival Possani, descubrió en el veneno del alacrán de Durango ( Centruroides suffusus suffusus ) una molécula con actividad bacte- ricida y citotóxica contra bacterias y células eucariontes. A futuro po- drá actuar sola como un medica- mento bactericida o ser usada co- mo un antibiótico para potenciar su efecto. Los investigadores ya la es- tán probando en animales, con re- sultados prometedores. Este cono- cimiento ya fue patentado y trans- ferido a una farmacéutica. Científica puma obtiene beca de investigación Por un estudio sobre epigenética (rama de la biología que estudia las interacciones causales entre los ge- nes y sus productos que dan lugar al fenotipo), Lorena Aguilar, del De- partamento de Biología Celular y Fisiología del Instituto de Investi- gaciones Biomédicas de la UNAM, obtuvo una de las becas de inves- tigación Research Grant Awardees 2017, que otorga la International Human Frontier Science Program Organization, con sede en Estras- burgo, Francia. Este organismo se dedica a financiar proyectos cien- tíficos con potencial de desarrollo en el mundo. CORTESÍA UNAM Juan Rulfo: poeta del silencio A un siglo del nacimiento del autor jalisciense, el escritor Felipe Garrido habla tanto de su breve pero magistral obra, como de su peculiar personalidad El próximo martes 16 de mayo se cumple un siglo del naci- miento de Juan Rulfo, y una muestra de hasta qué punto está viva su obra es que a 64 años de la publicación de El Llano en llamas y a 62 de la de Pedro Páramo aún hay mucho que discutir sobre estos libros. Al respecto, Felipe Garrido, creador emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte, director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua y catedrático en el Centro de Estudios para Extran- jeros (CEPE) de la UNAM desde hace más de cua- tro decenios, comenta: “Yo no estoy de acuerdo, por ejemplo, con la lectura que sostiene que al principio de Pedro Pá- ramo Dolores Preciado muere. Quien fallece es su hijo, Juan Preciado; de no ser así, no tendría ac- ceso al país de los muertos, a Comala. Tampoco estoy de acuerdo con la lectura que supone que al final de la novela Abundio Martínez apuñala a su padre, Pedro Páramo. A quien asesina es a Da- miana Cisneros, quien ciertamente grita: ‘¡E stán matando a don Pedro!’ Pero eso es lo que ella grita, no lo que está ocurriendo. Abundio, totalmente borracho, apuñala a Damiana porque no soporta sus gritos ni sus aspavientos, y no encuentra otra manera de callarla.” Sobre esto, Garrido publicó un artículo en julio de 2015, “La muerte de Pedro Páramo”, en la Re- vista de la Universidad de México, que tuvo una réplica de Víctor Jiménez, director de la Funda- ción Juan Rulfo, y una contrarréplica de Garrido en la misma revista, en febrero de 2016. “Lo que yo estoy proponiendo es una manera diferente de leer Pedro Páramo, a la que llegué después de acercarme a esta novela muchas ve- ces, y espero que haya quienes me apoyen o re- futen a partir de lo que el texto dice.” Lenguaje deslumbrante Una de las razones de la extraordinaria vigencia de la obra de Rulfo es el sorpresivo, rico, deslum- brante lenguaje del escritor jalisciense. Un len- guaje fuertemente arraigado en la tierra del autor, pero nunca folclórico, nunca costumbrista. “Cuando Rulfo empezó a escribir, quiso hacerlo con el lenguaje de la ciudad, con un lenguaje ur- bano, pero no se sintió a gusto con el resultado y destruyó aquellos intentos”, explica Garrido. Se conservan fragmentos de esa época: “Un pe- dazo de noche” es uno de ellos y “La vida no es muy seria en sus cosas” es otro. Cuando Rulfo se atrevió a usar el lenguaje de su tierra, que era el suyo, empezó a aceptar lo que escribía. “El lenguaje de Rulfo es muy local, y en varias partes no ha sido comprendido. Hay una edición venezolana de la obra de Rulfo, de Ayacucho, en la que al llegar a ‘La fórmula secreta’ se lee ‘no s acuchillan los perros’, en lugar de ‘nos cuchilean los perros’, porque el editor no supo qué es ‘cu- chilear’ y cambió la palabra. Asimismo, en la pri- mera edición de Cátedra, la prestigiada colección española, de El Llano en llamas , uno de los per- sonajes del cuento ‘Nos han dado la tierra’ dice: ‘¡Por aquí arriendo yo!’, y una nota a pie de página explica que arrendar en México es alquilar, lo cual no tiene sentido en el contexto. ‘Por aquí arriendo y o’ quiere decir ‘aquí me quedo; ustedes sigan ca- m i n a n d o’, que es otro sentido que arrendar tiene en México. En ediciones posteriores de Cátedra, esto ya ha sido corregido.” Por otro lado, es indudable que, tanto en El Lla- no en llamas como en Pedro Páramo, abunda la poesía a la vuelta de cada hoja. “Donde menos lo esperamos, nos sale al paso y nos roza con sus dedos de arcángel. La reco- nocemos porque de pronto unas pocas palabras nos turban, nos hacen sentir una descarga eléc- trica; ponen nuestro espíritu en vilo. Esas pala- bras, como dijo Arreola, expresan más de lo que expresan; también esos silencios, porque en la es- critura de Rulfo los silencios son tan importantes como las palabras”, apunta Garrido. Humor Un aspecto poco estudiado de Rulfo, al que Garrido ha prestado especial atención, es el humor. “Lo hice por primera vez en Proceso, donde pu- bliqué “Rulfo, el humorista”, en 1980. Luego apa- reció ‘La sonrisa de Juan Rulfo’ en México en el Arte, la revista del INBA, en 1986. Este texto ha sido recogido en varias obras colectivas en Mé- xico, Cuba y Canadá, y en mi libro Voces de la tie- rra. La lección de Juan Rulfo, que publicó la UNAM en 2004. Rulfo es un escritor enormemen- te socarrón. Uno tiene que ponerse en guardia a la hora de leerlo. Nunca dice la verdad completa; a veces parece estar diciendo una cosa, pero si se lee con atención se descubre que está contando otra. Es el caso de Damiana Cisneros cuando grita: ‘¡Están matando a don Pedro!’” Según Garrido, ningún escritor de primerísima fila deja de servirse del humor. No para hacer chis- tes; eso es otra cosa. Rulfo lo maneja con maestría. Su lema podría ser: la vida no es muy seria en sus cosas... En sus libros abundan los destellos de hu- mor, muchas veces negro. “Por ejemplo, en el cuento ‘El hombre’, el ase- sino llega de noche a donde él cree que duerme el asesino de su hermano, a quien quiere matar; como está oscuro y no se distingue bien quién es quién, mata a toda la familia para asegurarse de su propósito y, mientras limpia su machete, co- menta: ‘Después de todo, así de a muchos les cos- tará menos el entierro’. Eso es humor, ciertamen- te cruel.” Lo mismo sucede en Pedro Páramo, cuando los peones de La Media Luna, ya en la noche del día en que enterraron a Miguel, el único de sus hijos al que Pedro Páramo reconoció, están platicando. Uno de ellos, Terencio Lubianes, dice: “A mí me dolió mucho este muerto”. Los otros entienden el verdadero sentido de sus palabras, porque lleva- ron el féretro en hombros y ahora los tienen ado- loridos; también los pies, porque el patrón les pi- dió que calzaran zapatos en lugar de ir descalzos o con huaraches. Esos hombres se burlan del dolor del patrón por su muerto. Y de ahí pasan a las bromas entre ellos. Esa noche hay una lluvia de estrellas, y uno de ellos dice que allá arriba le están haciendo una fiesta “al Miguelito”. Otro le pregunta si no lo es- tará extrañando su hermana y eso los enfrenta. “¿A quién le hablas?”, dice el otro. “A ti”, es la res- puesta. Cuando está claro que eso va a terminar en pleito, otra voz les dice: “Mejor vámonos, mu- chachos. Hemos trafagueado mucho y mañana hay que madrugar.” “Rulfo, sabiamente, con una frase, regresa al ambiente poético y trágico que domina la novela. Después de aquella orden, el narrador agrega: ‘Y se disolvieron como sombras’”, señala Garrido. Espléndido lector ¿Por qué Rulfo dejó de publicar? Garrido cree que hay escritores tan exigentes con ellos mismos que publican sólo lo que creen que deben publicar y que Rulfo fue uno de ellos. “Rulfo fue terriblemente autocrítico. Sabía que los dos libros que había publicado eran en verdad importantes, y prefirió el silencio. El Llano en lla- mas apareció en 1953 y fue, en esa edición, un libro perfecto. A fines de los años 50, en otra edición, Rulfo agregó ‘El día del derrumbe’ y ‘La herencia de Matilde Arcángel’, dos cuentos que a mí me parecen por debajo de los que había publicado en 195 3.” “Rulfo fue terriblemente autocrítico. Sabía que los dos libros que había publicado eran en verdad importantes, y prefirió el silencio” FELIPE GARRIDO Escritor y catedrático en el CEPE de la UNAM DATOS Doctor Honoris Causa por la UNAM b El 6 de diciembre de 1985, al concluir los festejos conmemorativos por el 75 aniversario de su carácter nacional, la UNAM otorgó a Juan Rulfo —y a otras 14 personalidades destacadas de la enseñanza, la investigación y la creación— el grado de doctor Honoris Causa. Un mes después, el 7 de enero de 1986, el escritor jalisciense moriría en la ciudad de México a los 68 años. Cuando Garrido dice que son menores, no po- ca gente se escandaliza. Con todo, considera que se trata de dos historias de un gran escritor, pero que no están a la altura de sus mejores cuentos ni añaden nada a lo que Rulfo ya había dado a conocer. “En mi opinión, Rulfo, quien fue un espléndido lector, incluso de lo que él mismo escribía, lo ad- virtió y de ahí en adelante supo guardar silencio”, indica. De joven, Rulfo era un individuo absolutamen- te desconocido que había tenido golpes muy fuertes en su infancia (el asesinato del padre, la pobreza de la familia, la muerte de la madre…). Era un perseguido de la vida. Ni en Guadalajara ni en la Ciudad de México logró entrar en la Uni- versidad, pero sí consiguió un oscuro puesto en la Secretaria de Gobernación. ¿Cómo fue que ese muchacho, al que le gustaba jugar a que era tí- mido —imagen que mantuvo toda su vida y sobre la cual construyó una singular leyenda—, se vol- vió universalmente conocido y estudiado? No fue nada más por lo que escribió; en torno de él hay una serie de acontecimientos que es necesario e studiar. Un artista necesita una leyenda para que el pú- blico lo siga con devoción, y Rulfo fue un maestro en la construcción de su leyenda, la cual se basa en su imagen de hombre callado y en la confusión sobre los pormenores de su vida, que él mismo fomentó dando respuestas ambiguas, contradic- torias y en ocasiones claramente falsas a los mu- chos que lo entrevistaron. “¿Cómo se hizo tan famoso? Me encantaría sa- berlo. Habría que seguirles la pista a las ediciones y traducciones de su obra, a las entrevistas que le hicieron, a su presencia en congresos y reuniones de escritores, y, naturalmente, a los premios que ganó. Sabemos que, antes de los primeros cuentos que se conocen de él, se quedaba en su oficina a escribir cuando todos se habían ido. Pero todo lo que escribía lo destruía. Hasta que un día Efrén Hernández, compañero de oficina, se dio cuenta. Le pidió leer algo que iba a destruir y ese algo era ‘Nos han dado la tierra’. Afortunadamente, Efrén Hernández lo convenció de publicarlo. No impor- ta cuántas cosas se hayan perdido; no hay garantía de que fueran mejores que lo que publicó. Tene- mos que agradecerle a Rulfo su silencio. Lo que se sigue y seguirá leyendo de él es El Llano en llamas y Pedro Páramo. Lo demás son curiosida- de s”, afirma Garrido. Otro filón de la creatividad de Juan Rulfo son sus fotografías. Puede decirse que se abstuvo de publicarlas. Son pocas las que aparecieron en revistas. “Me resulta muy curioso que haya dejado de tomar fotos al mismo tiempo que cesó su interés por publicar. No sé qué quiere decir, pero algún día lo sabremos”, concluye Garrido. b IISUE/AHUNAM/COLECCIÓN INCORPORADA RICARDO SALAZAR AHUMADA/RS-JUAN RU LFO-019 Juan Rulfo sentado al pie de la escalinata que conduce a la torre de Rectoría, en Ciudad Universitaria.

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Viernes 12 de mayo de 2017 EL UNIVERSALE16 CU LT U R A

PROYECTO UNAM Texto: Rafael López rl o p e z g @h o t m a i l.c o m

Conferencia sobre la Revolución RusaEl Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, dentro del ciclo deconferencias El historiador frente a la historia 2017. México y el mundoen 1917, invita a la intitulada “La Revolución Rusa”, que impartirá CarlosIllades el 17 de mayo, a las 12:00 horas, en el Salón de Actos del citadoinstituto, en Ciudad Universitaria. Informes en los teléfonos 56-22-75-16y 27, extensión 2.

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C I A L Molécula de veneno

de alacrán, útilcomo antibióticoUn grupo de científicos del Institu-to de Biotecnología de la UNAM,encabezado por Gerardo Corzo yLourival Possani, descubrió en elveneno del alacrán de Durango(Centruroides suffusus suffusus)una molécula con actividad bacte-ricida y citotóxica contra bacteriasy células eucariontes. A futuro po-drá actuar sola como un medica-mento bactericida o ser usada co-mo un antibiótico para potenciar suefecto. Los investigadores ya la es-tán probando en animales, con re-sultados prometedores. Este cono-cimiento ya fue patentado y trans-ferido a una farmacéutica.

Científica pumaobtiene beca dei nvesti g a c i ó nPor un estudio sobre epigenética(rama de la biología que estudia lasinteracciones causales entre los ge-nes y sus productos que dan lugaral fenotipo), Lorena Aguilar, del De-partamento de Biología Celular yFisiología del Instituto de Investi-gaciones Biomédicas de la UNAM,obtuvo una de las becas de inves-tigación Research Grant Awardees2017, que otorga la InternationalHuman Frontier Science ProgramOrganization, con sede en Estras-burgo, Francia. Este organismo sededica a financiar proyectos cien-tíficos con potencial de desarrolloen el mundo.

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Juan Rulfo:poeta delsilencioA un siglo del nacimientodel autor jalisciense, elescritor Felipe Garridohabla tanto de su brevepero magistral obra,como de su peculiarp e rs o n a l id ad

El próximo martes 16 de mayose cumple un siglo del naci-miento de Juan Rulfo, y unamuestra de hasta qué puntoestá viva su obra es que a 64años de la publicación de El

Llano en llamas y a 62 de la de Pedro Páramo aúnhay mucho que discutir sobre estos libros.

Al respecto, Felipe Garrido, creador emérito delSistema Nacional de Creadores de Arte, directoradjunto de la Academia Mexicana de la Lengua ycatedrático en el Centro de Estudios para Extran-jeros (CEPE) de la UNAM desde hace más de cua-tro decenios, comenta:

“Yo no estoy de acuerdo, por ejemplo, con lalectura que sostiene que al principio de Pedro Pá-ramo Dolores Preciado muere. Quien fallece es suhijo, Juan Preciado; de no ser así, no tendría ac-ceso al país de los muertos, a Comala. Tampocoestoy de acuerdo con la lectura que supone queal final de la novela Abundio Martínez apuñala asu padre, Pedro Páramo. A quien asesina es a Da-miana Cisneros, quien ciertamente grita: ‘¡E stánmatando a don Pedro!’Pero eso es lo que ella grita,no lo que está ocurriendo. Abundio, totalmenteborracho, apuñala a Damiana porque no soportasus gritos ni sus aspavientos, y no encuentra otramanera de callarla.”

Sobre esto, Garrido publicó un artículo en juliode 2015, “La muerte de Pedro Páramo”, en la Re -vista de la Universidad de México, que tuvo unaréplica de Víctor Jiménez, director de la Funda-ción Juan Rulfo, y una contrarréplica de Garridoen la misma revista, en febrero de 2016.

“Lo que yo estoy proponiendo es una maneradiferente de leer Pedro Páramo, a la que lleguédespués de acercarme a esta novela muchas ve-ces, y espero que haya quienes me apoyen o re-futen a partir de lo que el texto dice.”

Lenguaje deslumbranteUna de las razones de la extraordinaria vigenciade la obra de Rulfo es el sorpresivo, rico, deslum-brante lenguaje del escritor jalisciense. Un len-guaje fuertemente arraigado en la tierra del autor,pero nunca folclórico, nunca costumbrista.

“Cuando Rulfo empezó a escribir, quiso hacerlocon el lenguaje de la ciudad, con un lenguaje ur-bano, pero no se sintió a gusto con el resultado ydestruyó aquellos intentos”, explica Garrido.

Se conservan fragmentos de esa época: “Un pe-dazo de noche” es uno de ellos y “La vida no esmuy seria en sus cosas” es otro. Cuando Rulfo seatrevió a usar el lenguaje de su tierra, que era elsuyo, empezó a aceptar lo que escribía.

“El lenguaje de Rulfo es muy local, y en variaspartes no ha sido comprendido. Hay una ediciónvenezolana de la obra de Rulfo, de Ayacucho, enla que al llegar a ‘La fórmula secreta’ se lee ‘no sacuchillan los perros’, en lugar de ‘nos cuchileanlos perros’, porque el editor no supo qué es ‘cu -chilear ’ y cambió la palabra. Asimismo, en la pri-mera edición de Cátedra, la prestigiada colecciónespañola, de El Llano en llamas, uno de los per-sonajes del cuento ‘Nos han dado la tierra’ dice:‘¡Por aquí arriendo yo!’, y una nota a pie de páginaexplica que arrendar en México es alquilar, lo cualno tiene sentido en el contexto. ‘Por aquí arriendoy o’ quiere decir ‘aquí me quedo; ustedes sigan ca-m i n a n d o’, que es otro sentido que arrendar tieneen México. En ediciones posteriores de Cátedra,esto ya ha sido corregido.”

Por otro lado, es indudable que, tanto en El Lla-no en llamas como en Pedro Páramo, abunda la

poesía a la vuelta de cada hoja.“Donde menos lo esperamos, nos sale al paso

y nos roza con sus dedos de arcángel. La reco-nocemos porque de pronto unas pocas palabrasnos turban, nos hacen sentir una descarga eléc-trica; ponen nuestro espíritu en vilo. Esas pala-bras, como dijo Arreola, expresan más de lo queexpresan; también esos silencios, porque en la es-critura de Rulfo los silencios son tan importantescomo las palabras”, apunta Garrido.

HumorUn aspecto poco estudiado de Rulfo, al que Garridoha prestado especial atención, es el humor.

“Lo hice por primera vez en Proceso, donde pu-bliqué “Rulfo, el humorista”, en 1980. Luego apa-reció ‘La sonrisa de Juan Rulfo’ en México en elArte, la revista del INBA, en 1986. Este texto hasido recogido en varias obras colectivas en Mé-xico, Cuba y Canadá, y en mi libro Voces de la tie-rra. La lección de Juan Rulfo, que publicó laUNAM en 2004. Rulfo es un escritor enormemen-te socarrón. Uno tiene que ponerse en guardia ala hora de leerlo. Nunca dice la verdad completa;a veces parece estar diciendo una cosa, pero si selee con atención se descubre que está contandootra. Es el caso de Damiana Cisneros cuando grita:‘¡Están matando a don Pedro!’”

Según Garrido, ningún escritor de primerísimafila deja de servirse del humor. No para hacer chis-tes; eso es otra cosa. Rulfo lo maneja con maestría.Su lema podría ser: la vida no es muy seria en suscosas... En sus libros abundan los destellos de hu-mor, muchas veces negro.

“Por ejemplo, en el cuento ‘El hombre’, el ase-sino llega de noche a donde él cree que duermeel asesino de su hermano, a quien quiere matar;como está oscuro y no se distingue bien quién esquién, mata a toda la familia para asegurarse desu propósito y, mientras limpia su machete, co-menta: ‘Después de todo, así de a muchos les cos-tará menos el entierro’. Eso es humor, ciertamen-te cruel.”

Lo mismo sucede en Pedro Páramo, cuando lospeones de La Media Luna, ya en la noche del díaen que enterraron a Miguel, el único de sus hijosal que Pedro Páramo reconoció, están platicando.Uno de ellos, Terencio Lubianes, dice: “A mí medolió mucho este muerto”. Los otros entienden elverdadero sentido de sus palabras, porque lleva-ron el féretro en hombros y ahora los tienen ado-loridos; también los pies, porque el patrón les pi-dió que calzaran zapatos en lugar de ir descalzoso con huaraches.

Esos hombres se burlan del dolor del patrón porsu muerto. Y de ahí pasan a las bromas entre ellos.Esa noche hay una lluvia de estrellas, y uno deellos dice que allá arriba le están haciendo unafiesta “al Miguelito”. Otro le pregunta si no lo es-tará extrañando su hermana y eso los enfrenta.“¿A quién le hablas?”, dice el otro. “A ti”, es la res-puesta. Cuando está claro que eso va a terminaren pleito, otra voz les dice: “Mejor vámonos, mu-chachos. Hemos trafagueado mucho y mañanahay que madrugar.”

“Rulfo, sabiamente, con una frase, regresa alambiente poético y trágico que domina la novela.Después de aquella orden, el narrador agrega: ‘Yse disolvieron como sombras’”, señala Garrido.

Espléndido lector¿Por qué Rulfo dejó de publicar? Garrido cree quehay escritores tan exigentes con ellos mismos quepublican sólo lo que creen que deben publicar yque Rulfo fue uno de ellos.

“Rulfo fue terriblemente autocrítico. Sabía quelos dos libros que había publicado eran en verdadimportantes, y prefirió el silencio. El Llano en lla-mas apareció en 1953 y fue, en esa edición, un libroperfecto. A fines de los años 50, en otra edición,Rulfo agregó ‘El día del derrumbe’ y ‘La herenciade Matilde Arcángel’, dos cuentos que a mí meparecen por debajo de los que había publicado en195 3.”

“Rulfo fue terriblementeautocrítico. Sabía que los doslibros que había publicado eranen verdad importantes, y prefirióel silencio”FELIPE GARRIDOEscritor y catedrático en el CEPE de la UNAM

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Doctor Honoris Causapor la UNAMb El 6 de diciembre de 1985, al concluir losfestejos conmemorativos por el 75 aniversariode su carácter nacional, la UNAM otorgó a JuanRulfo —y a otras 14 personalidades destacadasde la enseñanza, la investigación y la creación—el grado de doctor Honoris Causa. Un mesdespués, el 7 de enero de 1986, el escritorjalisciense moriría en la ciudad de Méxicoa los 68 años.

Cuando Garrido dice que son menores, no po-ca gente se escandaliza. Con todo, considera quese trata de dos historias de un gran escritor, peroque no están a la altura de sus mejores cuentosni añaden nada a lo que Rulfo ya había dado acono cer.

“En mi opinión, Rulfo, quien fue un espléndidolector, incluso de lo que él mismo escribía, lo ad-virtió y de ahí en adelante supo guardar silencio”,indica.

De joven, Rulfo era un individuo absolutamen-te desconocido que había tenido golpes muyfuertes en su infancia (el asesinato del padre, lapobreza de la familia, la muerte de la madre…).Era un perseguido de la vida. Ni en Guadalajara

ni en la Ciudad de México logró entrar en la Uni-versidad, pero sí consiguió un oscuro puesto enla Secretaria de Gobernación. ¿Cómo fue que esemuchacho, al que le gustaba jugar a que era tí-mido —imagen que mantuvo toda su vida y sobrela cual construyó una singular leyenda—, se vol-vió universalmente conocido y estudiado? No fuenada más por lo que escribió; en torno de él hayuna serie de acontecimientos que es necesarioe studiar.

Un artista necesita una leyenda para que el pú-blico lo siga con devoción, y Rulfo fue un maestroen la construcción de su leyenda, la cual se basaen su imagen de hombre callado y en la confusiónsobre los pormenores de su vida, que él mismofomentó dando respuestas ambiguas, contradic-torias y en ocasiones claramente falsas a los mu-chos que lo entrevistaron.

“¿Cómo se hizo tan famoso? Me encantaría sa-berlo. Habría que seguirles la pista a las edicionesy traducciones de su obra, a las entrevistas que lehicieron, a su presencia en congresos y reunionesde escritores, y, naturalmente, a los premios queganó. Sabemos que, antes de los primeros cuentosque se conocen de él, se quedaba en su oficina aescribir cuando todos se habían ido. Pero todo loque escribía lo destruía. Hasta que un día EfrénHernández, compañero de oficina, se dio cuenta.Le pidió leer algo que iba a destruir y ese algo era‘Nos han dado la tierra’. Afortunadamente, EfrénHernández lo convenció de publicarlo. No impor-ta cuántas cosas se hayan perdido; no hay garantíade que fueran mejores que lo que publicó. Tene-mos que agradecerle a Rulfo su silencio. Lo quese sigue y seguirá leyendo de él es El Llano enllamas y Pedro Páramo. Lo demás son curiosida-de s”, afirma Garrido.

Otro filón de la creatividad de Juan Rulfo sonsus fotografías. Puede decirse que se abstuvode publicarlas. Son pocas las que aparecieronen revistas.

“Me resulta muy curioso que haya dejado detomar fotos al mismo tiempo que cesó su interéspor publicar. No sé qué quiere decir, pero algúndía lo sabremos”, concluye Garrido. b

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