Jur_AP de Guipuzcoa (Seccion 1a) Sentencia num. 178-2005 de 15 julio_JUR_2005_174855.pdf

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Audiencia Provincial de Guipúzcoa (Sección 1ª) Sentencia num. 178/2005 de 15 julio JUR\2005\174855 LESIONES: Causar una lesión que menoscabe su integridad corporal o su salud física o mental, requiriendo para la sanidad tratamiento médico o quirúrgico: grados de ejecución: pluralidad de delitos: existencia: causación de lesiones físicas y psíquicas a la víctima mediante proceso de acoso en centro escolar: consideración como delito independiente del delito contra la integridad moral cometido dada la gravedad de las lesiones infringidas a la víctima.PRESUNCION DE INOCENCIA: Pruebas válidas para enervarla: declaraciones de testigos: testigos protegidos: existencia de la prueba: responsabilidad penal de los menores: acuerdo previo de los agentes policiales y posteriormente del órgano judicial sobre su procedencia: supuesto permisible según la ley: vulneración del derecho de defensa del acusado: inexistencia: declaración valorable como medio de prueba. Jurisdicción: Penal Recurso de Apelación 1009/2005 Ponente: Ilmo. Sr. D. Ignacio José Subijana Zunzunegui El Juzgado de Menores de San Sebastián condenó a los cuatro primeros acusados como autores de un delito contra la integridad moral y una falta de lesiones, a la medida de 18 meses de libertad vigilada y 3 fines de semana de permanecia en centro educativo respectivamente, y a los demás acusados como autores de un delito contra la integridad moral, a la medida de 18 meses de libertad vigilada. Contra la anterior Resolución se interpuso recurso de apelación. La AP de Guipúzcoa estima parcialmente el recurso interpuesto, y revoca la Sentencia apelada en el sentido de condenar a los siete primeros acusados como autores de un delito contra la integridad moral y de un delito contra la salud psíquica de la víctima, a la medida de 2 años de internamiento en centro educativo, en la modalidad de régimen abierto, y a la octava de las acusadas como autora de una falta de maltrato de obra, a la medida de 2 fines de semana de permanecia en centro educativo, declarando de oficio las costas de la apelación. En Donostia-San Sebastian, a quince de julio de dos mil cinco. La Ilma. Audiencia Provincial de Gipuzkoa, constituida por los Magistrados que arriba se expresan, ha visto en grado de apelación el Expediente de Reforma núm. 310/04 del Juzgado de Menores, de esta Capital, seguido por un delito contra la integridad moral y falta lesiones, en el que figura como parte apelante, por un lado, los menores Gustavo, Bruno, Juan Ignacio, Jose Ángel, Millán, Gerardo, Casimiro Y Natalia, representados por la Procuradora Sra. Alvarez López y defendidos por el Letrado Sr. Rezola Zubitegui, y por otro lado, Dª Ángeles Y D. Alonso, representados por la Procuradora Sra. Alcain Goicoechea y defendidos por el Letrado Sr. Tejada Marcelino. Como parte apelada el Audiencia Provincial 30 de noviembre de 2014 © Thomson Reuters 1

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  • Audiencia Provincialde Guipzcoa (Seccin 1) Sentencia num. 178/2005 de 15 julio

    JUR\2005\174855

    LESIONES: Causar una lesin que menoscabe su integridad corporal o su salud fsica o mental,requiriendo para la sanidad tratamiento mdico o quirrgico: grados de ejecucin: pluralidad dedelitos: existencia: causacin de lesiones fsicas y psquicas a la vctima mediante proceso de acosoen centro escolar: consideracin como delito independiente del delito contra la integridad moralcometido dada la gravedad de las lesiones infringidas a la vctima.PRESUNCION DE INOCENCIA:Pruebas vlidas para enervarla: declaraciones de testigos: testigos protegidos: existencia de laprueba: responsabilidad penal de los menores: acuerdo previo de los agentes policiales yposteriormente del rgano judicial sobre su procedencia: supuesto permisible segn la ley:vulneracin del derecho de defensa del acusado: inexistencia: declaracin valorable como medio deprueba.

    Jurisdiccin: Penal

    Recurso de Apelacin 1009/2005

    Ponente: Ilmo. Sr. D. Ignacio Jos Subijana Zunzunegui

    El Juzgado de Menores de San Sebastin conden a los cuatro primeros acusados como autoresde un delito contra la integridad moral y una falta de lesiones, a la medida de 18 meses de libertadvigilada y 3 fines de semana de permanecia en centro educativo respectivamente, y a los demsacusados como autores de un delito contra la integridad moral, a la medida de 18 meses de libertadvigilada.

    Contra la anterior Resolucin se interpuso recurso de apelacin.

    La AP de Guipzcoa estima parcialmente el recurso interpuesto, y revoca la Sentencia apeladaen el sentido de condenar a los siete primeros acusados como autores de un delito contra laintegridad moral y de un delito contra la salud psquica de la vctima, a la medida de 2 aos deinternamiento en centro educativo, en la modalidad de rgimen abierto, y a la octava de las acusadascomo autora de una falta de maltrato de obra, a la medida de 2 fines de semana de permanecia encentro educativo, declarando de oficio las costas de la apelacin.

    En Donostia-San Sebastian, a quince de julio de dos mil cinco.

    La Ilma. Audiencia Provincial de Gipuzkoa, constituida por los Magistrados que arriba se expresan,ha visto en grado de apelacin el Expediente de Reforma nm. 310/04 del Juzgado de Menores, deesta Capital, seguido por un delito contra la integridad moral y falta lesiones, en el que figura comoparte apelante, por un lado, los menores Gustavo, Bruno, Juan Ignacio, Jose ngel, Milln, Gerardo,Casimiro Y Natalia, representados por la Procuradora Sra. Alvarez Lpez y defendidos por el LetradoSr. Rezola Zubitegui, y por otro lado, D ngeles Y D. Alonso, representados por la Procuradora Sra.Alcain Goicoechea y defendidos por el Letrado Sr. Tejada Marcelino. Como parte apelada el

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  • Ministerio Fiscal.

    Todo ello en virtud del recurso de apelacin interpuesto contra la sentencia de fecha 12 de mayode 2005, dictada por el Juzgado de Menores.

    ANTECEDENTES DE HECHO

    PRIMERO

    Por el Juzgado de Menores de esta Capital, se dict sentencia, con fecha 12 de mayo de 2005,que contiene el siguientefallo:

    Que declaro que Gustavo, Bruno, Juan Ignacio, Jose ngel, Milln, Gerardo, Casimiro Y Natalia,son autores de un delito contra la integridad moral, imponindoles la medida de 18meses de libertadvigilada, cuyo contenido se refleja en el fundamento jurdico noveno de esta resolucin. Asimismodeclaro que Gustavo, Bruno, Jose ngel y Casimiro son autores de una falta de lesiones,imponindoles la medida de 3 fines de semana de permanencia en centro educativo.

    SEGUNDO

    Notificada dicha resolucin a las partes, por la Procuradora Sra. Alvarez Lpez y por laProcuradora Sra. Alcain Goicoechea en sus representaciones acreditadas en autos interpusieronambas recurso de apelacin, y siendo admitidos los recursos a trmite fueron impugnados por elMinisterio Fiscal y por las representaciones antes mencionadas.

    TERCERO

    Las actuaciones tuvieron entrada en la Oficina de Registro y Reparto el da 16 de junio de 2005,siendo turnadas a la Seccin 1 y quedando registradas con el nmero de Rollo de Apelacin deMenores 1009/05. Por providencia, de fecha 17 de junio de 2005, se comunic a las partes lacomposicin del Tribunal as como la designacin del magistrado-ponente.

    CUARTO

    El Tribunal dict, en fecha 23 de junio de 2005, un auto por el cual se denegaba la pruebapropuesta por la representacin procesal de D ngeles y D. Alonso, acordando la celebracin devista el el da 4 de julio de 2005, a las 10 horas de su maana, siendo objeto de la misma elinterrogatorio de los peritos Dres. Narciso y igo, las manifestaciones del representante del equipotcnico sobre el dictamen confeccionado al amparo de lo previsto en el artculo 27.1 LRPM y elinforme de las partes y del Ministerio Fiscal respecto al contenido de las actuaciones practicadas enla vista.

    Tras la prctica de las actuaciones reseadas, se confiri audiencia personal a los menoresquedando los autos pendientes para pronunciar sentencia.

    QUINTO

    En la tramitacin del presente recurso se han observado los trmites y formalidades legales.

    Vistos, siendo ponente de esta sentencia el Ilmo. Magistrado D. Ignacio Jos SubijanaZunzunegui.

    HECHOS PROBADOS

    Se ratifican los hechos probados de la sentencia recurrida, reproducidos en los ordinales primero asexto de esta declaracin probatoria. Se introduce un nuevo hecho probado, que se consigna comonmero sptimo.

    PRIMERO

    Resulta probado y as se declara que Jorge, nacido el 25 de septiembre de 1989 en Hondarribia,cursaba sus estudios de Educacin Secundaria en el instituto Talaia de Hondarribia.

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  • El 15 de septiembre del ao 2003, coincidiendo con el primer da del curso escolar se sintiindispuesto por problema intestinal que provoc una defecacin involuntaria en la clase. Este hechomotiv que los das siguientes, dos semanas aproximadamente, recibiera burlas e insultos de suscompaeros. Si bien, la situacin se zanj tras la conversacin que se mantuvo entre los alumnos yla jefa de estudios, quien tambin puso los hechos en conocimiento de los padres de Jokin para quehubiera contactos si se observaban anomalas al respecto. El resto del curso transcurri sinproblemas.

    II.A mediados del curso acadmico 2003-2004, Jorge pas de salir con su grupo de amigos conlos que comparta partidos de ftbol a una relacin con otro grupo formado por Gustavo, JuanIgnacio, Bruno, Jose ngel, Gerardo, Casimiro, Milln y Natalia.

    As, terminadas las clases y durante la primera quincena de agosto, Jorge se fue de campamentoa Zuaza con Gustavo, Juan Ignacio y Bruno. All fueron sorprendidos por los monitores fumandohachis.

    A la vuelta, los monitores enviaron a los padres de los menores sendas cartas donde relataban loshechos. Estas cartas slo llegaron a manos de los padres de Jorge, pues el resto intercept lacorrespondencia, impidiendo que sus padres se enteraran de lo ocurrido.

    Los padres de Jorge tomaron la decisin de hablar con los padres de los otros tres amigos ycontarles lo sucedido. Este hecho cambi radicalmente la posicin de Jorge en su cuadrilla deamigos, pues pas de ser uno ms a convertirse en el chivato, todos senta que le habantraicionado y as se lo hicieron saber pues se inici su distanciamiento y actividades de reprochepor lo sucedido:

    En Fiestas de Hondarribia, a primeros de septiembre, Jorge apenas sala. No le avisaron para lacena de 6 de septiembre que efectuaron todos los amigos. El da del alarde, Casimiro, aprovechque perteneca a su misma compaa para reprocharle su comportamiento en el verano,increpndole y dndole empujones, acompaado por el resto del grupo, por lo que tuvieron que serseparados por los integrantes de la compaa.

    El da 13 de septiembre, comienza en primer da del curso acadmico 2004-2005, aprovechandoun cambio de clases donde no haba profesorado Gustavo se dirigi a Jorge para pedirleexplicaciones del verano, le insult le peg un puetazo en la cara que le origin una heridasangrante en la boca como consecuencia del aparato de ortodoncia que portaba. Lo mismo hicieronel resto del grupo, tanto los que estaban en la misma aula, fundamentalmente Bruno e Jose ngel,como en diferentes (Milln, Gerardo o Casimiro) pues aprovechaban los trminos de las clases paraacudir donde estaba Jorge y tras insultarle chivato, cagn, le propinaban empujones y chetas(cachetes con la mano en la cabeza). Esto lo hacan dos o tres veces al da. Para evitar ser vistospor los profesores Juan Ignacio vigilaba para para que nadie se acercara y en otras ocasiones Josengel.

    El da 14 de septiembre, en un cambio de clase, Jorge acudi a ver a una persona a la clase deCasimiro. Al ser visto por ste se le acerc y le dijo t qu haces en esta clase que la vas acontaminar, le dio un empujn empotrndolo contra el paragero donde recibi patadas en laspiernas y golpes en los hombros y abdomen de la mano de l y de Gustavo y Bruno. Este ltimo fuevisto cuando propinaba una patada por la espalda a Jorge que se encontraba en clase, de espaldasy sin posibilidad de reaccionar frente al golpe que iba a recibir.

    Este mismo da en clase de gimnasia se efectuaba un juego denominado campo quemadodonde formados dos equipos, uno elimina a otro a base de darle con el baln. Esta circunstancia fueaprovechada por Casimiro y Bruno para pegar ms balonazos a Jorge. Asimismo se unieron el restode los chicos del grupo que estaban en su clase, hasta que Jorge abandon el gimnasio.

    El da 15 de septiembre, coincidiendo con la fecha en que Jokin tuvo su problema gastrointestinaldel curso pasado, en la primera hora de clase se tiraron rollos de papel higinico alrededor de sumesa, Casimiro cogi dos rollos del vter y se los puso encima de la mesa. Cuando apreci laprofesora pregunt quin los haba tirado y Gustavo indic que Jorge, por lo que la profesora orden

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  • al mismo y a los que estaban a su lado que los recogieran.

    En un cambio de clase, Gustavo volvi a increpar y agredir a Jorge, metindose en medio Natalia,a quien Jorge le dijo que no iba el asunto con ella, pero Natalia le propin a Jorge una torta en lacara, a continuacin Gustavo, Bruno e Jose ngel tambin pegaron puetazos e insultaron a Jorge.

    Jorge no se defenda de estas agresiones e insultos.

    III.Los das 16 y 17 de septiembre Jorge decide no acudir a clase.

    IV.El da 17 de septiembre la Jefa de Estudios del Instituto Talaia, D Rosario, se encuentra en elrecreo repartiendo entre los alumnos hojas informativas relativas a vacunas y funcionamiento delcomedor y pregunta si falta algn alumno, recibiendo la respuesta de que estaba ausente Jorge.Decide llamar a la madre para saber cul es la causa y sta le manifiesta su desconocimiento, yaque Jorge entraba y sala en casa a las horas habituales por lo que no supuso su falta a la ikastola.La jefa de estudios habla por telfono con el menor, pero este se niega a contarle lo sucedido.

    D ngeles pregunta a su hijo lo sucedido y tras varios requerimientos le dice que sus amigosGustavo, Juan Ignacio, Bruno, Jose ngel, Gerardo, Casimiro, Milln le pegan e insultaban y es elmotivo por el que no quiere acudir al colegio. La Jefa de estudios vuelve a llamar el sbado portelfono a la madre de Jorge a casa y recibe esta informacin, as como que tambin se habanpuesto los hechos en conocimiento de los padres de algunos de estos alumnos.

    El lunes da 20 de septiembre, la jefa de estudios y la orientadora educativa hablan con estos sietechicos, quienes reconocen su participacin. Interrogando igualmente a la menor Natalia, porpertenecer a la cuadrilla, quien admite su intervencin. Este nombre es facilitado a la seora ngelespor D Rosario es una nueva conversacin telefnica efectuada al medioda. En la misma la Jefa deestufidos conoce que los padres de Jorge haban tenido una reunin con los padres de algunoschicos y es requerida por la seora ngeles para que vea los hematomas que Jorge presentaba porel cuerpo, quedando ambas de acuerdo en celebrar una reunin con todos los padres el martes a las8:30 horas y momentos antes ver al menor.

    El martes da 20 de septiembre a las 8:00 horas la seora Rosario recibe una llamada de ngelespara comunicarle que su hijo no estaba en casa, ignorando su paradero, pese a que haba estado lanoche anterior tranquilo y sin problemas.

    Por la tarde se efecta la reunin con los padres de Jorge y el resto de los menores, donde hayenfrentamientos verbales por ambas partes.

    A las 18:50 horas del da 21 de septiembre aparece el cuerpo de Jorge al pie de las murallas de lalocalidad de Hondarribia desde donde se haba precipitado, sealndose como data del bitoalrededor de las 7:00 horas de este da.

    V.A los ocho menores se les abri un expediente disciplinario que concluy con una sancin deexpulsin del instituto Talaia por siete das, si bien, hasta la fecha no han reingresado al mismo y hanrecibido apoyo escolar en el domicilio durante dos horas al da.

    Natalia Casimiro cambiaron de residencia y centro escolar.

    VI.El informe de autopsia se describen las siguientes lesiones rea equimtica de tonalidadamarillenta y bordes difuminados, no figurada, de 7x3 cms, situada en regin pectoral izquierda;reas equimticas de tamao comprendido entre 2 y 4 cm., de igual tonalidad, no figuradas, en caraexterna de hombro y brazo izquierdo; reas equimticas de tonalidad amarillenta, no figuradas de 4,3 y 2 cms. situadas en la cara anterior y externa de hombro derecho; equimosis no figurada de 2 cm.,de tonalidad amarillenta, en regin abdominal derecha; equimosis no figurada, de 1,5 cm., detonalidad amarillenta, en pierna izquierda.

    Se establecen como consideraciones mdico-legales en atencin a los antecedentes referidos,en las lesiones descritas en el informe de autopsia, aquellas que se han definido como reasequimticas o equimosis de tonalidad amarillenta se constituyen en lesiones previas al momento de

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  • la muerte, toda vez que las mismas implican la degradacin de la hemoglobina en infiltracioneslaminares de sangre. Resulta comprometido afirmar un perodo o datacin de las mismas, por lainfluencia de numerosos factores en su evolucin, pero podemos aproximar un perodo de 8-10das.

    VII.Jorge sufri, como efecto de la conducta desplegada por Gustavo, Jose ngel, Bruno,Casimiro, Juan Ignacio, Gerardo y Milln, un transtorno disociativo que provoc una reaccindepresiva aguda, cuya evaluacin y alivio hubiera precisado una terapia, dirigida por un Psiquiatra,para implementar las estrategias de afrontamiento precisas para integrar emocionalmente latraumtica experiencia vivida en su biografa vital.

    FUNDAMENTOS DE DERECHO

    PRIMERO

    Planteamiento del debate jurdico

    I. La Ilma. Magistrada-juez del Juzgado de Menores de Donostia-San Sebastin pronunci, enfecha 12 de mayo de 2005, una sentencia que condena a los ocho menores acusados como autoresde un delito contra la integridad moral a la medida de dieciocho meses de libertad vigilada y, a cuatrode los menores referidos, como autores de una falta de lesiones a la medida de tres fines de semanade permanencia en centro educativo.

    II. La defensa tcnica de los menores acusados postula la revocacin de la sentencia y elpronunciamiento de otra por la que se absuelva a los menores del delito y falta por el que han sidoacusados. Con carcter subsidiario, para el caso de que se mantuviera la condena por la falta,solicita suprimir la pena de permanencia de fin de semana (de existir condena por el delito) osustituirla por la de amonestacin (en caso de constituir pena nica). Fundamenta estas pretensionesen las siguientes alegaciones:

    1. Vulneracin del derecho a un proceso con todas las garantas. Aduce que, en relacin con ladeclaracin de todos los testigos protegidos, se ha vulnerado el derecho de los acusados a unproceso con todas las garantas, dado que fueron los agentes de la Ertzaintza los que, atribuyndosecompetencias reservadas por la Ley al juez, otorgaron proteccin a los testigos, siendo ms tarde elMinisterio Fiscal quien, a travs de un decreto, confiri idntica tutela a los testigos. Concluye que,arrogndose unas facultades que no les competa (dado que la proteccin prevista en la Ley deproteccin a testigos y peritos en causas criminales slo la puede otorgar la autoridad judicial), elMinisterio Fiscal y la Polica Judicial han vulnerado el derecho de los acusados a un proceso contodas las garantas, ya que esos testigos quedan vinculados por lo que han dicho en su primeradeclaracin.

    Tambin afirma que se ha vulnerado el derecho de la defensa a conocer la identidad de lostestigos, conforme a lo establecido en el artculo 4.3 de la Ley de Proteccin a Testigos y Peritos enCausas Criminales. Se aduce que la parte solicit la identidad de los testigos con carcter previo aljuicio, para poder proponer prueba de descargo, sin bien, concluye, aun cuando se hubiera facilitadola identidad, (..) el mal ya estaba causado como consecuencia de la proteccin indebidamenteotorgada.

    Como efecto jurdico de la denunciada vulneracin del derecho fundamental al proceso con todaslas garantas, se solicita la nulidad de las declaraciones de todos los testigos protegidos, que nopodrn ser tenidas en cuenta como prueba de cargo.

    2. Delito contra la integridad moral. La parte recurrente sostiene que, al margen de la pruebaofrecida por los testigos protegidos, que no puede tenerse en cuenta por las razones aducidas en elmotivo anterior, no resultan acreditados los hechos probados que conforman el delito contra laintegridad moral a partir del conocimiento ofrecido por la propia declaracin de los menoresacusados y la informacin vertida por personas ajenas a los testigos protegidos.

    3. Falta de lesiones. Se afirma en el recurso que, aun dando por vlida la prueba obtenida de los

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  • testigos protegidos, puede concluirse que los menores condenados por esta infraccin fueran losautores de los hechos, dado que otras personas tambien agredieron a Jokin, como se colige de lasmanifestaciones incluidas en la documental obrante al folio 891 y de las declaraciones de DaRosario.

    4. Pena impuesta por la falta. Se alega que la medida impuesta por la falta de lesiones(permanencia en centro educativo durante tres fines de semana) vulnera el principio deproporcionalidad de las penas por tres razones:

    a. por la comisin del delito se ha impuesto una pena no privativa de libertad (libertad vigilada)mientras que por la comisin de una falta se impone una pena privativa de libertad (permanencia encentro educativo);

    b. si la falta la hubiera cometido un mayor de edad la pena que le hubiera correspondido sera lade multa de uno a dos meses, pena no privativa de libertad;

    c. el equipo tcnico desaconsej la imposicin de una pena privativa de libertad ya que elloperjudicar el tratamiento de los menores.

    5. Situacin de Natalia. Conforme a lo descrito en los hechos probados, Natalia propin una torta aJorge el da 15 de septiembre de 2004. A pesar de ello, la juzgadora le impuso la misma pena que alresto de los menores, sin tener en cuenta lo solicitado por el Ministerio Fiscal y lo propuesto por elEquipo Tcnico, que era una medida consistente en la realizacin de una tarea socioeducativa.Concluye la defensa que (..) el Principio de Intervencin Mnima debe de dejar a Natalia al margende cualquier sancin, no ya por la comisin del delito, que no ha cometido en ningn caso, sino porninguna infraccin. Propinar una torta no supone cometer ningn delito o falta.

    III. La defensa tcnica de Da. ngeles y D. Alonso (padres de Jorge) solicitan la revocacin dela sentencia y el pronunciamiento de otra resolucin por la que se condene a los menores comoautores de un delito contra la integridad moral a la medida de internamiento de dieciocho meses enun centro educativo y como autores de un delito de lesiones psquicas a la medida de dieciochomeses de internamiento en un centro educativo, manteniendo la medida impuesta por la falta delesiones. Vertebra esta pretensin en las siguientes alegaciones:

    1. Error en la apreciacin de la prueba. Entiende que a la luz de lo descrito en los informespericiales de los Dres. Narciso, Luis Miguel y igo, debe incluirse en el juicio histrico de la sentenciael siguiente hecho probado: como consecuencia de las agresiones fsicas y psquicas inferidas aJorge, ste sufri una enfermedad mental o psquica consistente en un transtorno depresivo agudo.

    2. Incongruencia omisiva. En el escrito de alegaciones de la Acusacin Particular se solicitaba,adems de otras peticiones, la condena de los menores como autores de un delito de lesionespsquicas contenidos en el artculo 147.1 CP. Se afirma que no se ha dado respuesta a tal pretensindado que (..) aun cuando en el prrafo tercero del Fundamento de Derecho quinto se indica que serazonar a continuacin porqu no es aplicable el delito de lesiones psquicas, lo cierto es que deuna detallada lectura de la sentencia comprobamos que en absoluto se razona, argumenta ofundamenta el porqu de la no aplicabilidad al presente caso de lo dispuesto en el art. 147.1 CP enrelacin a las lesiones psquicas.

    3. Inaplicacin de lo dispuesto en el artculo 147.1 CP. Mantiene la parte recurrente que losinformes periciales confeccionados por los Dres. D. Narciso, Luis Miguel y igo, ponen de manifiestola relacin de causalidad jurdica entre la conducta protagonizada por los menores acusados y laslesiones psquicas padecidas por Jorge, siendo preciso, a la luz de lo dispuesto en el artculo 177CP, sancionar a los menores, a modo de concurso real, como autores de un delito de tratodegradante y un delito de lesiones psquicas a la medida, por cada uno de ellos, de dieciocho mesesde internamiento en centro educativo.

    4. Benignidad de la medida impuesta a los menores como autores de un delito contra la integridadmoral. La lectura de los hechos probados evidencia la actitud cruel, reiterada y persistente de losochos menores quienes adems se amparaban en su actuacin grupal, impidiendo o dificultando de

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  • forma significativa cualquier respuesta de la vctima. Por ello, se entiende que la medida (..) nopuede ni deber ser la de libertad vigilada impuesta la sentencia, ya que la misma es a todas lucesdesproporcionada e insuficiente para la gravedad de los hechos, no guardando proporcin con lagravedad de los hechos enjuiciados, por lo que reiteramos la peticin de la medida de 18 meses deinternamiento en centro educativo. De forma complementaria, se mantiene que, en el fundamentojurdico noveno, la sentencia recurrida reconoce que cuatro de los menores (Gustavo, Jose ngel,Casimiro y Bruno) mostraron un comportamiento ms directo y agresivo, lo que justifica que, almenos, (..) las medidas impuestas a los cuatro menores reiteradamente referidos deban conllevarsu internamiento en centro educativo.

    IV. El Ministerio Fiscal impugna los recursos de apelacin, instando la confirmacin de lasentencia. Estima que el debate probatorio se ha desplegado en un contexto institucional respetuosocon el derecho a un proceso con todas las garantas; que el juicio factual es fruto de una exgesisracional de la prueba practicada; que el juicio de subsuncin tpica confiere adecuada significacinjurdico penal a los hechos declarados probados y que las medidas acordadas son adecuadas, tantodesde un punto de vista punitivo como educativo.

    V. La sentencia se va a estructurar en cuatro partes.

    En la primera parte (razonamiento jurdico segundo) se sistematiza el marco normativo reguladorde la responsabilidad penal del menor para fijar las pautas jurdicas rectoras de la decisinjurisdiccional en el plano factual, jurdico-material y procesal.

    En la segunda parte (razonamiento jurdico tercero) se revisa el juicio de hecho de la sentenciarecurrida a la luz del contenido de los motivos de impugnacin referidos a la estructura factual de lasentencia y dentro del marco jurdico pergeado por el auto de este tribunal, de fecha 23 de junio de2005.

    En la tercera parte (razonamiento jurdico cuarto) se revisa el juicio de subsuncin tpica de lasentencia recurrida tomando como referente las pretensiones penales que, siendo promovidas en elprimer grado jurisdiccional, han sido sostenidas en el mbito del recurso de apelacin.

    En la cuarta parte (razonamiento jurdico quinto) se revisa el juicio de consecuencias jurdicas de lasentencia recurrida a la luz de las peticiones formuladas por las partes acusadoras (principioacusatorio) y el fundamento asignado a las sanciones en el mbito especfico de la responsabilidadpenal del menor.

    SEGUNDO

    Responsabilidad penal de los menores: principios de la Ley 5/2000, de 12 de enero

    Ley 5/2000, de 12 de enero ( RCL 2000, 90)

    La Ley 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores (enadelante LORPM) disea un modelo de responsabilidad penal del menor que trata de integrarperspectivas de diferente naturaleza: la educativa, la sancionadora y la garantista, bsicamente. Deesta forma trata de pergear una responsabilidad que, siendo formalmente penal, permita unaintervencin materialmente educativa, sustancialmente diversa de la que identifica la responsabilidadpenal del adulto. Por ello dibuja un modelo de naturaleza sancionadora-educativa que descansa enlos siguientes principios:

    1. la exigencia de una responsabilidad penal especfica a los menores, cuya edad oscila entre 14 y18 aos, que cometan un hecho tipificado como delito o falta en el Cdigo Penal ( RCL 1995, 3170 yRCL 1996, 777) o en alguna Ley penal especial sin la concurrencia de alguna de las circunstanciaseximentes o de extincin de la responsabilidad penal previstas en el Cdigo Penal(artculos 1.1 y 5.1LORPM).

    2. la implementacin de un procedimiento de corte garantista en el que al menor le asisten losderechos reconocidos en la Constitucin y en el ordenamiento jurdico, con mencin especfica a la

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  • Ley Orgnica 1/1996, de 15 de enero ( RCL 1996, 145) , de Proteccin Jurdica del Menor, laConvencin sobre los Derechos del Nio de 20 de noviembre de 1989 ( RCL 1990, 2712) y todasaquellas normas sobre proteccin de menores contenidas en los Tratados vlidamente celebradospor Espaa (artculo 1.2 LORPM).

    3. el reconocimiento del superior inters del menor como sea de identidad de la intervencinjurdico penal. De ah que:

    la seleccin jurisdiccional de la sancin imponible tenga como referente no solo la valoracinjurdica de los hechos sino tambin, y de forma especial, la edad, las circunstancias familiares ysociales, la personalidad y el inters del menor, debiendo el juez motivar en la sentencia las razonespor las que elige una medida y disea un plazo de duracin para la misma, a efectos de la valoracindel mencionado inters del menor (artculo 7.3 LORPM);

    la ejecucin jurisdiccional de la sancin impuesta se rija por el principio de flexibilidad, pudiendo elJuez de Menores dejar sin efecto la medida impuesta, reducir su duracin o sustituirla por otra,siempre que la modificacin redunde en inters del menor y se exprese suficientemente al menor elreproche merecido por su conducta (artculos 15.1 y 51.1 LORPM);

    el ejercicio de las funciones de seleccin y ejecucin de las sanciones tenga en cuenta, sin llevar ala vinculacin, los conocimientos ofrecidos por los profesionales de las ciencias de la conductaradicados en el equipo tcnico a quien, entre otras competencias, se le atribuye las siguientes: emitirun informe sobre la situacin psicolgica, educativa, familiar y social del menor (artculo 27.1LORPM), ilustrar al Juez de Menores en el acto de la Audiencia acerca de la procedencia de lasmedidas solicitadas respecto del menor (artculo 37.2 LORPM) e informar al Juez de Menores acercade la procedencia de modificar, sustituir o dejar sin efecto la medida impuesta (artculos 14 y51LORPM).

    La significacin que el legislador confiere al superior inters del menor en el diseo del marcojurdico informador de la seleccin y ejecucin de la sancin queda reflejada en el siguiente prrafode su Exposicin de Motivos: Al pretender ser la reaccin jurdica dirigida al menor infractor unaintervencin de naturaleza educativa, aunque desde luego de especial intensidad, rechazandoexpresamente la proporcionalidad entre el hecho y la sancin o la intimidacin de los destinatarios dela norma, se pretende impedir todo aquello que pudiera tener un efecto contraproducente para elmenor....

    Esta opcin de poltica criminal ha llevado a sectores significativos de la doctrina cientfica acalificar la responsabilidad penal de los menores como un genus distinto a la responsabilidadpenal de adultos en el que la orientacin educativa de la sancin lleva a eludir principios esencialesdel Derecho Penal de mayores, como el principio de prevencin general o el principio deproporcionalidad de la sancin, concibiendo la sancin como un instrumento imprescindible paraorientar de forma positiva el proceso de socializacin. A su juicio, el proceso formativo en el que seencuentran inmersos los menores conlleva que la respuesta se articule en torno a principios distintosa los predicables de las sanciones a los adultos, primando de forma significativa los criterios deprevencin especial mediante la articulacin de reacciones de contenido bsicamente reeducador.

    Sin embargo, la taxatividad con la que se pronuncia la Exposicin de Motivos, respecto a la faltade vigencia de criterios vinculados a la idea de proporcionalidad y a los fines de prevencin general,queda parcialmente devaluada en el diseo normativo que se desarrolla en el articulado de la Ley,sobre todo tras la reforma operada por la LO 7/2000 ( RCL 2000, 2962) .

    As, el artculo 7.3 LORPM explicita, como uno de los criterios a los que el Juez de Menores debeatender para elegir la medida adecuada, el referido a la valoracin jurdica de los hechos; es decir, lasignificacin que los mismos tienen desde la ptica ofrecida por la gravedad del injusto, atendiendoal desvalor de la accin y del resultado. A su vez, el artculo 14.1 LORPM vincula la modificacin porel Juez de Menores de la medida impuesta en la sentencia a que la novacin (que puede ser un cesede la medida impuesta, una reduccin de su duracin o una sustitucin por otra medida), adems deredundar en el inters del menor infractor, exprese suficientemente al mentado menor el reprochemerecido por su conducta.

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  • Por su parte, en el artculo 9 LORPM:

    se pergean la clase de medidas aplicables a las infracciones cometidas por menores tomandocomo referente las exigencias de adecuacin entre el nivel de afliccin predicable del contenido yduracin de la medida y la gravedad del hecho cometido;

    se contempla la aplicacin exclusiva y excluyente de la medida de internamiento en rgimencerrado cuando el hecho, realizado por un menor que haya cumplido los diecisis aos, constituyaun delito cometido con violencia o intimidacin en las personas o con grave riesgo para la vida o laintegridad fsica y revista extrema gravedad bien porque sea reincidente bien por que, sin serreincidente, el Juez de Menores aprecie la extrema gravedad en la sentencia;

    se especifica que en estos ltimos casos la facultad jurisdiccional de novar la medida deinternamiento nicamente podr ejercerse una vez transcurrido el primer ao de cumplimientoefectivo de la mentada medida.

    La Disposicin Adicional Cuarta LORPM, introducida por la LO 7/2000, de 22 de diciembre,dispone que cuando los hechos atribuidos al menor fueran constitutivos de un delito de homicidiodoloso (artculo 138 CP), asesinato (artculo 139 CP), agresin sexual dolosa (artculos 179 y 180CP), terrorismo (artculos 571 a 580 CP) o cualesquiera otro sancionando con pena de prisin igual osuperior a quince aos, la medida a imponer por el Juez de Menores competente ser elinternamiento en rgimen cerrado, cuya duracin, atendiendo a la edad del menor y el delitocometido, oscila entre uno y diez aos, estipulndose que la facultad jurisdiccional de modificar lamedida impuesta en la sentencia slo se podr ejercitar una vez transcurrida la mitad de la duracinde la medida de internamiento impuesta.

    Estas referencias normativas permiten concluir que los postulados vinculados a la proporcionalidady la prevencin general no se encuentran extramuros del derecho penal de menores. Lo que spuede sostenerse es que, en atencin a las caractersticas especficas que presentan susdestinatarios, se trata de un orden jurdico orientado preferentemente hacia la prevencin especialdentro del marco ofrecido por la prevencin general.

    4. la proteccin de las vctimas en el plano procesal y sustantivo para haber viable los postuladosde la justicia restaurativa a travs de cuatro mecanismos:

    preservando su presencia activa en el proceso en trminos idneos para ejercer las funciones departicipacin (tener vista de lo actuado, siendo notificado de las diligencias que se soliciten yacuerden, participar en la prctica de las pruebas, ya sea en fase de instruccin o de audiencia, serodo en todos los incidentes que se trmiten durante el procedimiento, incluidos los referidos a lamodificacin o sustitucin de medidas impuestas al menor), las funciones de postulacin (ejercitar lapretensin penal, instar la imposicin de las medidas legalmente establecidas, proponer pruebas queversen sobre el hecho delictivo y las circunstancias de su comisin, con excepcin de las referidas ala situacin psicolgica, educativa, familiar y social del menor) y las funciones de revisin(interposicin de los recursos legalmente previstos frente a las sentencias y resoluciones delJuzgado de Menores), tal y como se contempla en el artculo 25 LORPM;

    permitiendo su intervencin en estructuras mediadoras que conducen a la conciliacin entre elmenor y las vctimas o a la reparacin del dao (artculo 19 LORPM);

    estipulando que la reparacin de los daos y perjuicios padecidos a causa de la infraccin penalpueda ser obtenida en el marco de la denominada pieza de responsabilidad civil, con especficamencin a la responsabilidad civil de los padres, tutores, acogedores y guardadores legales o dehecho del menor o de la Administracin Pblica (artculo 61 1, 2 y 3 LORPM);

    contemplando la aplicacin de la normativa contenida en la Ley 35/1995, de 11 de diciembre (RCL 1995, 3319) , de ayudas y asistencia a las vctimas de delitos violentos y contra la libertadsexual y sus disposiciones complementarias (artculo 61.4 LORPM).

    TERCERO

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  • Juicio de hecho

    A. Consideraciones generales

    La doctrina jurisprudencial sobre el contenido jurdico del derecho a la presuncin de inocenciaest plenamente consolidada. Desde la STC 31/1981, de 28 de julio ( RTC 1981, 31) , el derecho a lapresuncin de inocencia se configura, en tanto que regla de juicio y desde la perspectivaconstitucional, como el derecho a no ser condenado sin pruebas de cargo vlidas, lo que implica queexista una mnima actividad probatoria realizada con las garantas necesarias, referida a todos loselementos esenciales del delito y que de la misma quepa inferir razonablemente los hechos y laparticipacin del acusado en los mismos (por todas, SSTC 56/2003 [ RTC 2003, 56] y 61/2005 [ RTC2005, 61] ).

    El decaimiento del derecho a la presuncin de inocencia precisa que el conocimiento quefundamente el juicio de certeza judicial responde a tres notas jurdicas:

    provenga de medios de adquisicin del conocimiento que constituyan prueba vlida;

    ofrezcan una informacin de signo incriminatorio, permitiendo, con ello, su conceptuacin comoprueba de cargo y

    justifiquen un interpretacin inequvoca en trminos incriminatorios a partir de una valoracin desu contenido compatible con las reglas lgicas, las mximas de experiencia social y losconocimientos cientficos.

    La ubicacin de un conocimiento como prueba precisa que el juicio oral sea el espacio institucionalen el que se despliegue la estrategia de las partes tendentes a lograr la conviccin razonada del juezrespecto a la veracidad de la proposicin de hechos que ofrecen como baluarte de sus antitticaspretensiones. De ah, la necesidad de que la sentencia se elabore a partir de datos que hayan sidoobjeto de consideracin autnoma por parte de un sujeto institucional ajeno a la investigacin (portodas, STS de 21 de noviembre de 2002 [ RJ 2003, 168] ), cuya obtencin sea compatible con losderechos fundamentales y libertades pblicas reconocidos a las personas (artculo 11.1 LOPJ [ RCL1985, 1578, 2635] ) y cuyo aporte se realice en un contexto institucional permeable a las notasjurdicas de inmediacin, contradiccin y publicidad.

    La existencia de prueba, en los trminos referidos, constituye la premisa necesaria paraconfeccionar el juicio de certeza judicial. Sin embargo, no goza de las condiciones de suficiencia paraconcluir que el acusado fue el autor de los hechos que se le imputan. Para ello es preciso, tambin,que la prueba sea de cargo es decir, tenga contenido incriminatorio y suficiente es decir, que suapreciacin, conciliable con las exigencias de la lgica y las mximas de conocimiento cientfico ysocial, permita inferir que el acusado es el autor de los hechos que se le atribuyen.

    A modo de conclusin: la vigencia del derecho a la presuncin de inocencia exige verificar si en eljuicio se practic prueba, si la misma tiene un contenido incriminatorio y si goza de las exigencias desuficiencia precisas para corroborar la proposicin de hechos de la acusacin (por todas, STS de 2de julio de 2003 [ RJ 2003, 6216] ).

    B. Validez del testimonio de los testigos protegidos

    I. La defensa tcnica de los acusados cuestiona la validez de la prueba de cargo que fundamentael juicio de certeza factual que se recoge en la declaracin probatoria de la sentencia recurrida.Entiende que el contexto institucional que ha servido de referente a la aportacin de la pruebatestifical no ha sido compatible con el derecho de defensa, dado que las medidas de proteccin delos testigos (ocultacin de su identidad) fueron adoptadas inicialmente por la Ertzaintza yposteriormente por el Ministerio Fiscal, sin intervencin alguna del Juez de Menores, tal y como sedispone en la LO 19/1994, de 23 de diciembre ( RCL 1994, 3495) , de proteccin a testigos y peritosen causas criminales, a la que expresamente se remite el artculo 37.3 de la LORPM 5/2000 ( RCL2000, 90) . De esta manera, concluye que debe extraerse del marco probatorio la declaracionestestificales de los menores protegidos dado que las mismas se encuentran hueras de las notas

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  • jurdicas precisas para ser calificadas como pruebas de cargo, creando con ello un vaco probatorioque debe ser solventado en trminos respetuosos con la vigencia del derecho a la presuncin deinocencia.

    II. El Ministerio Fiscal y la Acusacin Particular mantienen que la proteccin conferida a lostestigos fue acordada, en la fase sumarial, a instancias del Ministerio Fiscal y, en la fase deaudiencia, por la Juez de Menores, rganos a quienes compete legalmente la instruccin (MinisterioFiscal) y el enjuiciamiento (Juez de Menores).

    III. En el seno de la investigacin preliminar, incoada por el Ministerio Fiscal al amparo de lodispuesto en el artculo 16.2 LORPM, los agentes de la Ertzaintza tomaron declaracin a los testigosmenores de edad, en dependencias policiales y confirindoles un nmero clave para identificarles,tras informarles, a la mayora de ellos, de las disposiciones contenidas en la LO 19/1994. As seinfiere de la lectura de los folios 959 a 1010 del procedimiento.

    Una vez practicadas las mentadas declaraciones (tuvieron lugar los das 13 a 18 de octubre de2004), el Ministerio Fiscal emiti, en fecha 26 de octubre de 2004, un Decreto Fiscal en el queacordaba la aplicacin a los menores declarantes de las medidas pergeadas en los apartados a, b yc del artculo 2 de la LO 19/1994 (folios 1012 y 1013). Esta proteccin la ampla a otros testigos, enel seno de la instruccin del expediente, mediante Decreto Fiscal de 17 de diciembre de 2004 (folio1680), declarando los mentados testigos bajo la referida proteccin (folios 1687 a 1691).

    Concluida la instruccin y remitido el expediente al Juzgado de Menores, la Juez de Menores,mediante auto de fecha 12 de abril de 2005 y resolucin oral emitida en seno de las cuestionesprevias de la audiencia, acord que los testigos, menores de edad, declararan mediante laidentificacin con un nmero clave, sin confrontacin visual con los acusados y distorsionando la voz.En este marco jurdico evacuan los testigos su declaracin.

    IV. Dispone el artculo 16 LORPM que corresponde al Ministerio Fiscal la instruccin de losprocedimientos por los hechos constitutivos de infraccin penal atribuibles a menores cuya edadoscila entre los catorce y los dieciocho aos. Esta actuacin instructora tendr como objeto, tantovalorar la participacin del menor en los hechos para expresarle el reproche que merece suconducta, como proponer las concretas medidas de contenido educativo y sancionador adecuadas alas circunstancias del hecho y de su autor y, sobre todo, al inters del propio menor valorado en lacausa (artculo 23.1 LORPM).

    La atribucin al Ministerio Fiscal de la instruccin de los procedimientos en los que se dilucida laresponsabilidad penal de los menores de edad, no excluye, sin embargo, una eventual participacindel Juzgado de Menores en esta fase del procedimiento, ceida a su condicin de juez de garantas.El legislador pergea de forma taxativa los supuestos en los que el Juez de Menores, como juez degarantas, debe intervenir en la fase instructora. Ser precisa su intervencin en tal papeljurisdiccional cuando deba:

    practicarse una diligencia restrictiva de derechos fundamentales (artculo 23.3 LRPM);

    acordarse el secreto del expediente (artculo 24 LORPM);

    adoptarse alguna medida cautelar para la custodia y defensa del menor expedientado (artculo 28LRPM);

    ejecutarse una prueba anticipada (artculo 448 LECrim [ LEG 1882, 16] ).

    La intervencin del Juez de Menores en todos estos supuestos se justifica en el papel institucionaldel juez como garante de los derechos fundamentales en el proceso (artculos 24.1 y 117.4, ambosde la CE [ RCL 1978, 2836] ). En los casos mencionados, el juez de Menores acta como juez degarantas preservando los siguientes derechos:

    el derecho a la inviolabilidad del domicilio (artculo 18.2 CE), la intimidad (artculo 18.1 CE) y elsecreto de las comunicaciones (artculo 18.3 CE) en la obtencin de fuentes de prueba de lacomisin de un ilcito penal (caso de la prctica de diligencias restrictivas de derechos

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  • fundamentales);

    el derecho de defensa (artculo 24.2 CE), supuesto de implementacin del secreto delexpediente;

    el derecho a la libertad personal (artculo 17.1 CE), caso de adopcin de medidas cautelares queconlleva una restriccin de la libertad deambulatoria;

    el derecho a la prueba y la presuncin de inocencia (artculo 24.2 CE), cuando se trata obtener unconocimiento que ofrece al juez enjuiciador para fundamentar un juicio de certeza sobre un hechodiscutido.

    El resto de actos de investigacin pueden ser llevados a cabo por el Ministerio Fiscal, pudiendoacordar, para su prctica, las medidas de proteccin de testigos y peritos contenidas en la LeyOrgnica 19/1994, de 23 de diciembre, asumiendo las funciones que, en el proceso penal de adultos,competen al Juez de Instruccin (artculo 1.2 y 2 LO 19/1994). Cuando se adoptan, en la fase deinstruccin, medidas de proteccin de testigos y peritos, acudiendo como marco normativo a lasestipulaciones contenidas en la LO 19/1994, no se restringen derechos cuya tutela competa a unrgano jurisdiccional; se estipula un espacio institucional de proteccin de los testigos o peritos queno menoscaba el estatuto jurdico del imputado, vertebrado en torno al derecho de defensa, dadoque permanecen intangibles las facultades de interrogar y hacer interrogar al testigo de cargo ascomo las de ofrecer las pruebas de descargo. Por ello, la mencin que el artculo 2 LO 19/1994realiza al juez de instruccin debe ser extendida al Ministerio Fiscal en aquellos procesos en los quelegalmente tenga atribuida la funcin instructora.

    Esta construccin jurdica es respetuosa con la naturaleza institucional del Ministerio Fiscal,rgano integrado con autonoma funcional en el Poder Judicial (artculos 2.1 del Estatuto Orgnicodel Ministerio Fiscal [ RCL 1982, 66] ), que ejerce sus funciones, conforme al artculo 124.2 CE, consujecin a los principios de legalidad e imparcialidad, al que slo le estn vedado el ejercicio de lapotestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado y la realizacin de las funciones que la Ley atribuye alos jueces y magistrados en garanta de un derecho, espacios sujetos, por mandato constitucional, alprincipio de exclusividad jurisdiccional (artculo 117.3 y 4 CE y STC 206/2003 [ RTC 2003, 206] ).Slo en aquellos casos en los que la declaracin del testigo o perito transciende del campo propio dela instruccin (obtener informacin para fundamentar una acusacin) para presentar notas jurdicaspropias de la prueba anticipada (declaracin de testigo o perito radicado en el extranjero o quepadece una enfermedad que genera un riesgo de fallecimiento o incapacidad antes de la audiencia,tal y como se establece en el artculo 448 LECrim), la declaracin deber realizarse ante el Juez deMenores, competiendo a la mentada autoridad judicial garantizar la vigencia del principio decontradiccin y estipular el marco de proteccin del testigo o perito.

    Las declaraciones de los testigos, menores de edad, en el marco del proceso penal (eludiendo, portanto, toda referencia a los testimonios pre-procesales, que carecen de toda virtualidad en trminosprobatorios) se evacuaron en trminos respetuosos con la legalidad vigente, desde la perspectivaofrecida por la legitimidad del rgano que implement el marco de proteccin de la persona de lostestigos. En la fase de instruccin, las medidas pergeadas a la luz del diseo normativo ofrecido porla LO 19/1994 se adoptaron por el Ministerio Fiscal, rgano institucional a quien compete el dominiojurdico de la instruccin. En la fase de audiencia se corrobor el marco de proteccin dibujado en lainstruccin por parte del Juez de Menores.

    El derecho a un proceso con todas las garantas (artculo 24.2 CE) exige, en el campo factual, quela prctica de las pruebas se realice respetando las exigencias del principio de legalidad ypreservando las exigencias de las garantas de inmediacin y contradiccin (por todas, SSTC 130 [RTC 2005, 130] y 136/2005 [ RTC 2005, 136] ). No en vano, el derecho al debido proceso o alproceso justo constituye la frmula en que se integran un elenco de derechos o garantasprocesales para el destinatario de la pretensin penal.

    Los testimonios de los menores que alcanzaron el carcter de prueba, y como talesfundamentaron el juicio de certeza judicial que se expresa en la declaracin de hechos probados dela sentencia recurrida, fueron los vertidos en el seno de la audiencia celebrada el da 25 de abril del

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  • presente ao. Estos testimonios se evacuaron en un marco de proteccin jurdica pergeado por laJuez de Menores (auto de fecha 13 de abril de 2005, ratificado en el mbito de las cuestiones previasde la audiencia) y en un contexto institucional presidido por las notas de inmediacin (en presenciade la Juez de Menores) y contradiccin (en el seno del interrogatorio formulado por las partesprocesales). La prueba testifical cuestionada contiene las notas jurdicas exigidas por el vigenteordenamiento jurdico para fundamentar un juicio jurisdiccional de certeza.

    V. La defensa tcnica de los acusados afirma que se ha vulnerado el derecho de la defensa aconocer la identidad de los testigos, conforme a lo establecido en el artculo 4.3 de la Ley deProteccin a Testigos y Peritos en Causas Criminales. Se aduce que la parte solicit la identidad delos testigos que, con carcter previo al juicio, para poder proponer prueba de descargo, si bien,concluye, aun cuando se hubiera facilitado la identidad, (..) el mal ya estaba causado comoconsecuencia de la proteccin indebidamente otorgada.

    Estipula el artculo 4.3 LO 19/1994 que (..) si cualquiera de las partes solicitase motivadamenteen su escrito de calificacin provisional, acusacin o defensa, el conocimiento de la identidad de lostestigos o peritos propuestos, cuya declaracin o informe sea estimado pertinente, el Juez o Tribunalque haya de entender de la causa, en el mismo auto en el que declare la pertinencia de la pruebapropuesta, deber facilitar el nombre y los apellidos de los testigos y peritos, respetando lasrestantes garantas reconocidas a los mismos en esta Ley.

    El efecto jurdico previsto en la norma (desvelamiento del nombre y apellidos del testigo o peritoprotegido) precisa una peticin de parte (acusacin y defensa) que se debe producir en un momentoprocesal determinados (escrito de acusacin o defensa provisional) y debe contar con una lnea deargumentacin suficiente (solicitud motivada). La suficiencia argumental del escrito instando eldesvelamiento de la identidad personal del testigo o perito debe analizarse a la luz de lo dispuesto enel prrafo ltimo del artculo 4.3 LO 19/1994: poner de manifiesto alguna circunstancia que puedainfluir en el valor probatorio del testimonio a ofrecer por el testigo o perito protegido. Es decir: poneren tela de juicio la razn de ciencia que fundamenta el testimonio. Lo que se intenta, en definitiva,prohibir es un testimonio evacuado en condiciones que impidan o limiten de forma significativa unacontradiccin efectiva (SSTEDH de 20 de noviembre de 1989 caso Kostovski, 27 de septiembre de1990 caso Windisch y 15 de junio de 1992 caso Ludi, y STC 64/1994, de 28 de febrero [ RTC2994, 64] ). De ah que la jurisprudencia del Tribunal Supremo haya anudado la vulneracin delderecho a un proceso con todas las garantas en la emisin del testimonio del testigo o peritoprotegido a la existencia de un espacio judicial generador de indefensin, exigiendo, en lnea con laconcepcin de la indefensin material plasmada en la jurisprudencia constitucional (por todas, SSTC146/2003 [ RTC 2003, 146] y 19/2004 [ RTC 2004, 19] ), que se precise en qu aspecto concreto laproteccin conferida al testigo o perito perjudica el derecho de defensa o se individualice en quextremo especfico se ha impedido una defensa idnea ( STS de 8 de octubre de 2001 [ RJ 2002,800] ), sin que baste una alegacin genrica de indefensin ( STS de 28 de enero de 2002 [ RJ 2002,4007] ). Es necesario, en definitiva, una privacin o limitacin del derecho de defensa; es decir, unaafectacin de la igualdad de armas, principio segn el cual la acusacin y la defensa deben contarcon iguales facultades en el plano alegatorio y en debate probatorio. Es incuestionable que competea los rganos judiciales velar porque en las distintas fases del proceso se d la necesariacontradiccin entre las partes, deber de garanta efectiva de la contradiccin que se agudiza en elproceso penal, dada la trascendencia de los intereses en juego (por todas, STC 91/2000 [ RTC 2000,91] ), siendo una manifestacin significativa del derecho de defensa la facultad de interrogar o hacerinterrogar a los testigos de cargo y de descargo [artculos 6.3 d) del Convenio Europeo de DerechosHumanos ( RCL 1999, 1190, 1572) y 14.3 e) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (RCL 1977, 893) ], cuya enervacin convierte la idea de juicio justo en un arquetipo huero decontenido ( STC 93/2005 [ RTC 2005, 93] ).

    La defensa tcnica de los acusados conoci, desde la fase de instruccin, que todos los testigosprotegidos eran menores que estudiaban en el Centro Atalaia de Hondarribia y particip en elinterrogatorio de los testigos que prestaron declaracin en el seno de la instruccin dirigida por elMinisterio Fiscal. Finalizada la instruccin, solicit, en su escrito de defensa, que se desvelase laidentidad de los testigos, haciendo referencia a lo dispuesto en el artculo 4.3 LO 19/1994. Tras ser

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  • denegada esta peticin por la Juez de Menores, mantiene, en el seno del recurso de apelacin, queel desconocimiento de la identidad de los testigos infringe lo establecido en el artculo 4.3 LO19/1994, sin explicitar qu limitacin sufri su estrategia defensiva por la falta de desvelamiento delnombre y apellidos de los testigos. Es ms, tal menoscabo no debi existir si atendemos a la falta deautonoma jurdica que el propio recurrente confiere al desconocimiento de la identidad de lostestigos, ya que llega a asegurar que, an cuando se le hubiera facilitado la identidad reclamada,(..) el mal ya estaba causado como consecuencia de la proteccin indebidamente otorgada. Esdecir: a su juicio, fue la indebida proteccin conferida a los testigos lo que vulner su derecho dedefensa, ahondando la ocultacin del nombre y apellido de los testigos en la situacin antijurdicacreada por la falta de legitimidad del rgano que confiri la tutela a los testigos. Sin embargo, tal ycomo se ha argumentado en un apartado anterior de esta sentencia, la proteccin de los testigos enel proceso fue conferida por la autoridad institucional que, en cada fase del mismo, tenacompetencia para ello (Ministerio Fiscal durante la instruccin del expediente; Juez de Menores en elseno de la audiencia), sin que la parte recurrente, en la lnea argumental ofrecida en su recurso deapelacin, explicite de forma individualizada y concreta qu extremos de su estrategia de defensaresultaron menoscabados por el desconocimiento del nombre y apellido de los testigos. Su discurso,en esta sede, se desenvuelve en un plano estrictamente formal, anudando al desconocimiento delnombre y apellidos de los testigos un efecto jurdico indefensin cuyo inequvoco carcter materialprecisa de una identificacin del perjuicio real y efectivo producido en el derecho de defensa, sin quesea factible acudir, para entender omitidas las lneas maestras del juicio justo o proceso con todaslas garantas, a una genrica afirmacin de indefensin cuyo contenido concreto no se identifica nipergea.

    C. Valoracin de la prueba

    I. La representacin procesal de los padres de la vctima denuncia un error en la apreciacin de laprueba. Entiende que, a la luz de lo descrito en los informes periciales de los Dres. Narciso, LuisMiguel y igo debe incluirse en el juicio histrico de la sentencia el siguiente hecho probado: comoconsecuencia de las agresiones fsicas y psquicas inferidas a Jorge, ste sufri una enfermedadmental o psquica consistente en un transtorno depresivo agudo.

    II. El estudio de la sentencia de instancia denota que la juez de menores no valor la pruebareseada por la representacin procesal de los padres de la vctima en relacin con una de laspretensiones penales promovida por la referida parte: la atinente a la comisin de un delito delesiones. La lectura que la sentencia recurrida hace de los dictmenes de los Dres. Narciso y igo secie a la pretensin, formulada en la primera instancia y no corroborada en sede de recurso, derealizacin de un delito de induccin al suicidio.

    La omisin de toda referencia al informe Don. Luis Miguel est justificada, dado que la juzgadorano admiti el referido medio de prueba, sin que, como ya se explicit en el auto de este tribunal, defecha 23 de junio de 2005, la parte gravada por esta decisin haya planteado en el segundo gradojurisdiccional una revisin de la mentada resolucin. El silencio jurisdiccional carece, sin embargo, detoda explicacin en lo atinente a la falta de ponderacin de los informes periciales de los Dres.Narciso y igo. La juzgadora de instancia no analiza la informacin ofrecida por los mentadosdictmenes periciales. Omite, consecuentemente, un conocimiento significativo para discernir laestructura factual sobre la que cimentar el juicio jurisdiccional respecto a la pretensin penal referidaal delito de lesiones. Procede, por lo tanto, que este tribunal integre esta omisin y ofrezca una lneade razonamiento respecto a la significacin probatoria de los referidos dictmenes periciales, una vezpreservadas, a travs de la celebracin de la vista pblica, las exigencias impuestas por la lecturaque el Tribunal Constitucional realiza del proceso con todas las garantas en el mbito referido a laponderacin de las pruebas en el segundo grado jurisdiccional, en los trminos perfilados por el autode este tribunal, de fecha 23 de junio de 2005.

    III. Don. igo (Mdico-Psiquiatra) explicit en la vista que su intervencin en el proceso no tuvopor objeto ofrecer un conocimiento cientfico respecto al estado psquico de Jorge, sino aportarinformacin del tratamiento teraputico implementado a Casimiro, uno de los menores acusados. Porello, su aportacin sobre los extremos referidos a la vinculacin causal entre los hechos cometidospor los menores acusados y el estado psquico de Jorge (que no ha motivado la confeccin de un

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  • dictamen pericial) se encuentra ayuna de la metodologa precisa para obtener del mismo unrendimiento probatorio sobre el extremo factual referido, dado que, como el propio Don. igo indic,es preciso conocer la historia clnica de Jorge para fijar la mentada relacin de causalidad y l ni tuvoni tiene conocimiento de la misma. No obstante ello, mantuvo que el acoso produce alteracionespsicolgicas en la persona que lo sufre y admiti que la situacin padecida por Jorge alter sucomportamiento.

    El Dr. Narciso (Mdico-Psiquiatra) ment las pautas metodolgicas de su dictamen pericial: estudiun elenco de documentos obrantes en el proceso referidos a Jorge (informe mdico forense sobrelas causas del fallecimiento, declaraciones de los menores imputados, expediente disciplinariotramitado a los alumnos imputados, encuestas para los alumnos de 4 de ESO de los compaeros declase, declaracin de testigos, chats del ordenador personal, informacin ofrecida por el padre);analiz los acontecimientos padecidos por Jorge (que han quedado probados en este proceso) yexamin la historia clnica de la vctima. Del examen de la historia clnica deduce que Jorge nopadeci, en su recorrido vital hasta el acaecimiento de los hechos enjuiciados, un transtorno psquicoo psicolgico, no existiendo mencin alguna a la presencia de alteraciones conductuales,emocionales o cognitivas. De la significacin atribuible a la secuencia de hechos objeto de la causasufridos por Jorge y de la proximidad temporal entre los mismos y el fatal desenlace, infiere que lanica interpretacin lgica de tal realidad vital es la que ubica en el plano causal la relacin entre lasconductas protagonizadas por los menores acusados y el desmoronamiento psquico de Jorge.

    La lectura de los hechos ofrecida por Don. Narciso es asumida por el Tribunal. La conducta que sedescribe en la declaracin de hechos probados de la sentencia recurrida constituye un inequvocoacoso. La idoneidad de tal comportamiento para incidir en el equilibrio psquico de quien lo padecees admitida por ambos peritos, ofreciendo con ello un conocimiento que constituye un lugar comnen el campo cientfico. La proximidad temporal entre la ejecucin de una conducta idnea para incidiren el equilibrio psquico de quien las padece y el efectivo desmantelamiento de la psiquis de quiensufri tal deleznable proceder asientan el juicio de causalidad entre la accin y el resultado. Laausencia de transtornos psquicos pretritos de la vctima excluye toda hiptesis causal alternativa.

    A modo de conclusin: la conducta descrita en los hechos probados de la sentencia recurrida creun riesgo relevante para la salud psquica de Jorge, materializndose el mentado riesgo en laquiebra de la estructura emocional de Jorge. Por ello, el deterioro psquico de Jorge, cuyas notascaractersticas se especificarn a continuacin, es objetivamente imputable al comportamiento deacoso padecido.

    IV. Tal y como indica Don. Narciso, Jorge sufri un transtorno disociativo que gener unareaccin depresiva aguda que se manifest en dos planos:

    una significacin del entorno vital en clave notoriamente pesimista, caracterizada por unareduccin del campo de la vida consciente que impide considerar la realidad de otro modo; es lo quelos expertos en ciencia de la conducta denominan visin en tnel;

    una prdida del control sobre la propia vida, una sensacin subjetiva de que se ha perdido elasiento del conductor desde el que se dirige la propia trayectoria vital; el mensaje que Jorge remitea una amiga el da 20 de septiembre (un da antes de su suicidio) es clarividente: Adis reina maya no pinto nada aqu, mi vida es una ruleta que da vueltas perdiendo el control....

    Don. Narciso resea como origen de la quiebra del equilibrio psicolgico de Jorge a la secuenciade acontecimientos que padeci desde septiembre de 2003 a septiembre de 2004, sucesos, todosellos, declarados probados en sede judicial.

    La conducta vejatoria a la que fue sometido Jorge afect al entramado de prcticas dereconocimiento de las personas que le importaban, dado que conformaban el grupo de amigos en elque estaba integrado.

    La confianza en uno mismo (autoestima, forma en la que una persona se valora a s misma y loque es capaz de hacer) es, en gran parte, una interiorizacin de la imagen positiva que los otrostienen de uno; por ello, la ridiculizacin y la vejacin por parte del grupo del que se forma parte es un

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  • mensaje de invisibilidad e indiferencia que ubica al afectado en la nada subjetiva. Una personapuede sufrir un dao significativo si el grupo que le rodea le muestra, como reflejo, un cuadrolimitado, degradante o despreciable de s mismo. En palabras Don. Narciso: Exclusin del grupo ydenigracin moral debieron tener sobre Jorge un efecto devastador, de pinza que estrecha susubjetividad, su sentimiento de la vida, y le impide utilizar sus recursos personales en el vnculosocial. El desmoronamiento de los cimientos de la propia identidad (soy quien soy y me integro conquien me integro) produjo un efecto especialmente relevante en un joven incurso, dada su edad, enun proceso de conformacin de la propia personalidad. La descripcin Don. Narciso es taxativa:Jorge (..) se identific al lugar de resto que tena en el lazo social, de objeto desechado, dondehaba sido ubicado por los otros

    Las consideraciones realizadas por Don. Narciso cohonestan con la descripcin que las cienciasde la conducta, las investigaciones victimolgicas y los estudios criminolgicos realizan del acosoviolento en el marco escolar: es un fenmeno de victimizacin horizontal en el que se inserta unavctima vulnerable, unos agresores cuya conducta est presidida por la idea de dominio y poder yuna relacin de vctimas y victimarios presidida por la conciencia recproca de quin es el vulnerabley quin el dominante. El efecto derivado para la vctima es la quiebra del sentimiento de seguridad dela persona en s misma y en los dems seres humanos. Supone la prdida de la confianza bsica,una conmocin del cimiento vital. El impacto es ms significativo en vctimas adolescentes, dada sulbil personalidad, inmersas en un proceso de maduracin gradual que eleva la percepcin personalde fragilidad y, correlativamente, intensifica las necesidades de seguridad emocional en el entornoque le envuelve.

    El desmoronamiento emocional de Jorge se detecta en sus palabras (el da 20 de septiembre de2004 Jorge escribe: Adis reina ma ya no pinto nada aqu, mi vida es una ruleta que da vueltasperdiendo el control, cuando me marche, reina ma, no me olvidar de ti. Habr que morirse parasaber. Me voy a tirar por la muralla a ver que pasa despus de morir, ya te visitar si palmo.Prefiero morir como un cobarde que vivir cobardemente nuestras vidas se consumen, el cerebro sedestruye!) y se percibe por alguno de sus causantes (Jose ngel escribe, en relacin a hechosacaecidos el da 15 de septiembre de 2004: Empiezo a darme cuenta de que Jorge est muy jodidoy durante el recreo se lo comento a mis amigos que tenemos que hacer algo porque sino me parecaque no aguantara mucho).

    La informacin ofrecida por el Dr. Narciso permite estimar probado el hecho que la acusacinsolicita introducir en el juicio histrico de la sentencia. En el plano factual puede concluirse que, aconsecuencia de la conducta de los menores acusados, Jorge sufri un transtorno disociativo queprovoc una reaccin depresiva aguda. Se trata de una lesin psquica (constituye una alteracinclnica aguda que sufre una persona como consecuencia de haber experimentado una experienciatraumtica que le limita significativamente su capacidad para hacer frente a los requerimientos yexigencias de la vida ordinaria), cuya evaluacin y alivio hubiera precisado una terapia, dirigida porun Psiquiatra, para implementar las estrategias de afrontamiento precisas para integraremocionalmente la traumtica experiencia vivida en su biografa vital.

    V. La representacin procesal de los menores acusados mantiene que, aun dando por vlida laprueba obtenida de los testigos protegidos, no puede concluirse que los menores condenados por lafalta de lesiones fueran autores de los hechos que fundamentan esta imputacin. Sostiene que, tal ycomo se colige de las manifestaciones incluidas en la documental obrante al folio 891 y de lasdeclaraciones de Da Rosario, otras personas tambin agredieron a Jorge.

    Aun dando a los medios de prueba reseados la lectura que pretende la parte apelante, no puedeconcluirse, tal y como se postula, que el juicio de certeza judicial sobre los hechos que fundamentanla condena por la falta de lesiones se encuentren hurfanos de prueba. La afirmada responsabilidadadicional de otros menores no excluye la responsabilidad constatada de los menores acusados.

    VI. El ltimo motivo de impugnacin en el terreno factual tiene como referente subjetivo nico aDa. Natalia. Se afirma que en la declaracin de hechos probados nicamente se consigna queNatalia propin a Jorge una torta el da 15 de septiembre de 2004. A pesar de ello, se concluye, laJuez de Menores le impuso la misma medida que al resto de los menores, sin tener en cuenta lo

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  • solicitado por el Ministerio Fiscal y la propuesto por el Equipo Tcnico, que era una medidaconsistente en la realizacin de una tarea socioeducativa. Adems, se aduce, (..) el Principio deIntervencin Mnima debe de dejar a Natalia al margen de cualquier sancin, no ya por la comisindel delito, que no ha cometido en ningn caso, sino por ninguna infraccin. Propinar una torta nosupone cometer ningn delito o falta.

    La lectura del juicio histrico de la sentencia (plataforma factual para formular el juicio desubsuncin tpica) denota que son dos las referencias que en el mismo se realiza a Natalia. En elprrafo primero del ordinal segundo se indica que Natalia formaba parte de la cuadrilla en la queJorge se integra a mediados del curso acadmico 2003-2004. En el prrafo noveno del mismoordinal se refiere que el da 15 de septiembre de 2004, Natalia, en el curso de un cambio de clase,propin a Jorge una torta en la cara.

    El primero de los hechos indica que Natalia se integraba en la cuadrilla conformada por laspersonas que sometieron a Jorge a una vejacin constante, en trminos idneos para afectar a suequilibrio emocional. El segundo de los hechos denota que Natalia protagoniz una conductaviolenta.

    El principio de imputacin personal impide edificar la responsabilidad penal sobre hechos ajenos.En el relato factual no se describe cual fue la participacin de Natalia en el dibujo de la voluntadcolectiva de humillar a Jorge y en la materializacin de tal decisin comn. Ello impide inferir que, demanera conjunta con el resto de los acusados, haya ejecutado los hechos que justifican la peticinde condena por un delito contra la integridad moral y un delito de lesiones. Su participacin secircunscribe a la bofetada que propin a Jorge en la cara. En el juicio de subsuncin tpica seespecificar la significacin jurdica de este hecho.

    CUARTO

    Juicio de subsuncin tpica

    I. La representacin procesal de los padres de la vctima sostiene que se inaplicado el artculo147.1 CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996, 777) . Menta que existe una relacin de causalidad jurdicaentre la conducta protagonizada por los menores acusados y las lesiones psquicas padecidas porJorge, siendo preciso, a la luz de lo dispuesto en el artculo 177 CP ( RCL 1995, 3170 y RCL 1996,777) sancionar a los menores, a modo de concurso real, como autores de un delito de tratodegradante y un delito de lesiones.

    El Ministerio Fiscal y la defensa de los menores acusados defienden la existencia del concurso denormas, sosteniendo que el delito contra la integridad moral absorbe el desvalor asignable al delitode lesiones. Esta ltima parece ser la opcin seguida por la Juez de Menores, dada la mencin que,en el razonamiento jurdico quinto, se hace a los artculos 8 y 177 del Cdigo Penal, en el curso deun discurso argumental que trata de justificar la concurrencia del delito contra la integridad moral y,como efecto de tal presencia jurdica, la inaplicacin del delito de lesiones.

    Para resolver esta cuestin, examinaremos las notas identificadoras del injusto del delito contra laintegridad moral y lesiones (apartados II y III), reflejaremos los datos factuales contenidos en el juiciohistrico precisos para la elaboracin del juicio de subsuncin tpica (apartado IV), haremos mencina la interpretacin doctrinal y jurisprudencial de la regla jurdica contenida en el artculo 177(apartado V) y justificaremos la decisin jurisdiccional que adoptamos (apartado VI).

    II. En el plano constitucional (artculo 15 CE [ RCL 1978, 2836] ) y legal (artculos 173 a 177 CP)se configura la integridad moral como una realidad axiolgica dotada de autonoma propia. Elloconlleva reconocer la existencia de un bien jurdico, de un valor humano, independiente y distinto delos derechos a la vida, a la integridad fsica, a la libertad y dems intereses que constituyen unaemanacin de la personalidad (STS de 2 de noviembre de 2004).

    El Tribunal Constitucional (por todas SSTC 120/1990 [ RTC 1990, 120] , 137/1990 [ RTC 1990,137] y 57/1994 [ RTC 1994, 57] ) vincula la integridad moral con la inviolabilidad de la persona,ubicando dentro de la esfera de la integridad moral conductas idneas para envilecer, humillar o

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  • vejar.

    El Tribunal Supremo estima que la integridad moral comprende todas las facetas de lapersonalidad: la identidad individual, el equilibrio fsico, la autoestima o el respeto ajeno que debeacompaar a todo ser humano ( SSTS de 6 de abril de 2000 [ RJ 2000, 3438] y 20 de julio de 2004 [RJ 2004, 6040] ). Tambin mantiene que la integridad moral constituye un atributo de la persona porel mero hecho de serlo, con la consiguiente proscripcin de cualquier uso instrumental de un sujeto (STS de 3 de octubre de 2001 [ RJ 2001, 8551] ). Hacindose eco de reflexiones doctrinales queanudan la integridad moral con la incolumnidad o inviolabilidad personal, considera que se trata deun bien jurdico que tutela el derecho a ser tratado como uno mismo, como un ser humano libre ynunca como un simple objeto ( STS de 2 de noviembre de 2004 [ RJ 2004, 8007] ).

    III. La jurisprudencia del TS (por todas SSTS de 9 de junio de 1998 [ RJ 1998, 5159] y 10 demarzo de 2003 [ RJ 2003, 2652] ) mantiene, a la luz de la redaccin conferida a los artculos 147 y157 CP, que no constituye delito cualquier comportamiento de malos tratos psquicos. En el sentirjurisprudencial, nicamente el menoscabo de la salud psquica que provenga de una lesin corporalencuentra acomodo en el tipo de lesiones descrito en el artculo 147.1 CP. De esta forma seconcluye que un correcto entendimiento del tipo de las lesiones exige como presupuesto una lesinque debe tener adems consecuencias en la integridad corporal, en la salud fsica o en la saludpsquica. Por ello, slo se subsumen en el tipo penal del artculo 147 CP los supuestos en los quelesin causada tenga una determinada gravedad resultante de sus consecuencias sobre la integridadcorporal, la salud fsica o la salud mental. La sentencias referidas disean la nocin de lesincorporal ubicando en su seno las siguientes modalidades:

    dao o prdida de la sustancia corporal;

    perturbacin de las funciones del cuerpo;

    modificacin de la forma de alguna parte del cuerpo;

    malestares fsicos de cierta entidad;

    terror o asco cuando, junto a la conmocin del equilibrio espiritual se de tambin una excitacinde los nervios sensitivos del sistema central nervioso que transmiten las impresiones sensibles (porej, someter a una persona de forma continua a fuertes ruidos, aterrorizar a otro mediante la amenazacon un arma..).

    IV. En el juicio histrico de la sentencia recurrida se describen la mirada de agresiones sufridaspor Jorge en el marco del hostigamiento al que era sometido. Existieron puetazos en la cara,empujones, cachetes en la cabeza, patadas en las piernas y en la espalda, golpes en los hombros yabdomen, balonazos, tortas. Las huellas de clima de violencia fsica en el cuerpo de Jorge fueronpercibidas por su madre y constatadas por el informe de autopsia. La sinergia de esta violencia fsicacon la violencia psquica ejercida por los menores menoscab la salud mental de Jorge en lostrminos que se han descrito en esta sentencia. Se encuentran presentes las notas jurdicas quedefinen el delito de lesiones tipificado en el artculo 147.1 CP.

    V. El marco concursal de los delitos contra la integridad moral y los delitos contra la salud vienedefinido en el artculo 177 CP. Resea este precepto lo siguiente: Si en los delitos descritos en losartculos precedentes, adems del atentado a la integridad moral, se produjere lesin o dao a lavida, integridad fsica, salud, libertad sexual o bienes de la vctima o de un tercero, se castigarn loshechos separadamente con la pena que les correspondiere por los delitos o faltas cometidos,excepto cuando aqul ya se halle especialmente castigado por la Ley.

    El precepto garantiza la autonoma y valoracin independiente de la lesin de la integridad moralfrente a los otros atentados a bienes penales, excluyendo las reglas del concurso de Leyes. Laconsideracin del delito contra la integridad moral como una figura penal autnoma, dotada consustantividad propia y no entendida como mera agravacin de otras conductas, en atencin lasingularidad del bien jurdico protegido (la inviolabilidad personal), permite, tal y como se estableceen el artculo 177 CP, una sancin independiente cuando la conducta enjuiciada menoscaba elderecho a ser que asiste a toda persona y, adems, lesiona de forma significativa su salud psquica.

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  • A modo de conclusin: el precepto excluye que la relacin entre los delitos contra la integridadmoral y contra la salud se rija por las reglas del concurso de Leyes, estimando que la convivenciaentre los delitos referidos debe enmarcarse en el concurso de delitos (as STS de 5 de junio de 2003[ RJ 2003, 6236] ). De esta forma se confiere autonoma al bien jurdico integridad moral mediante lavaloracin autnoma de la lesin de la integridad moral y de los delitos que afectan, entre otros, a lasalud de las personas.

    VI.-La conducta de siete de los menores (todos los acusados, excepto Natalia) afect a dos bienesjurdicos diferentes, de los que era titular Jorge. A saber: la inviolabilidad de la persona humana y lasalud mental. El comportamiento descrito en el juicio histrico vej y humill a Jorge (mbito propiodel delito contra la integridad moral); pero tambin, afect a su salud psquica sumindole en undesequilibrio emocional cuya evaluacin y afrontamiento hubiera precisado un tratamiento mdico.Se trata de dos infracciones distintas, con significacin jurdica propia y tutela normativa yjurisdiccional diferenciada. Estamos ante un concurso real de infracciones (artculo 73 CP).

    VII. Los hechos que la sentencia recurrida atribuye a la esfera de imputacin personal de Nataliano constituyen un delito contra la integridad moral. Ello no ubica en el campo de la irrelevanciajurdico penal su conducta, dada la presencia de las notas jurdicas que definen la falta de maltratode obra sin causar lesin (617.2 CP).

    QUINTO

    Juicio de consecuencias jurdicas

    I. La funcin jurisdiccional en el mbito de la seleccin de la medida imponible a los menores quecometen un delito o falta debe adecuarse a dos principios estructurales del ordenamiento jurdico. Asaber: el principio de legalidad y el principio acusatorio.

    El principio de legalidad exige que el juez o tribunal enjuiciador imponga la clase y duracin de lasmedidas que la Ley prevea para el tipo de infraccin penal cometida por el menor, tomando comocriterio rector los criterios pergeados en la propia Ley (artculos 117.1 CE [ RCL 1978, 2836] , 7.3 y9 LORPM [ RCL 2000, 90] ).

    El principio acusatorio estipula que el rgano jurisdiccional sentenciador no pueda imponer unamedida que suponga una mayor restriccin de derechos ni por un tiempo superior a la medidasolicitada por el Ministerio Fiscal o por el acusador particular (artculo 8.1 LORPM).

    La individualizacin del contenido del principio acusatorio en el plano sancionador no presentadificultades. Las pretensiones articuladas por las partes acusadoras en su escrito de calificacindefinitivo constituye el marco en el que necesariamente se tiene que desenvolver la prestacinjurisdiccional del rgano enjuiciador.

    mayor complejidad presenta la descripcin de los contornos del principio de legalidad, sobre todo ala hora de explicitar los criterios que deben fundamentar la decisin jurisdiccional. La lectura de lasdisposiciones contenidas en la LORPM (en concreto, artculos 7.3, 9 y disposicin adicional cuarta)permite describir el marco jurdico regulador en los trminos que a continuacin se estipulan.

    II. Con carcter general, la seleccin de la medida y la fijacin del plazo de duracin de la mismase efectuar atendiendo a la valoracin jurdica de los hechos as como, de forma especial, al intersdel menor sancionado, tomando como referente su edad, personalidad y circunstancias familiares ysociales, tal y como se consignan en los informes del equipo tcnico y, en su caso, de las entidadespblicas de proteccin y reforma de menores (artculo 7.3 LOPRM). La duracin de las medidas nopodr exceder de dos aos, de cien horas, si se trata de prestaciones en beneficio de la comunidad yocho fines de semana, si se trata de permanencia de fin de semana (artculo 9.3 LOPRM). Si eldelito es cometido por un menor que cuente con la edad de diecisis aos en el momento de laejecucin del hecho y el delito haya sido cometido con violencia o intimidacin en las personas ograve riesgo para la vida o la integridad fsica de las mismas, el plazo de duracin de la medidapodr ampliarse hasta un mximo de cinco aos, siempre y cuando el equipo tcnico lo aconseje ensu informe, atendiendo, nica y exclusivamente, al inters del menor sancionado (artculo 9.4

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  • LORPM).

    De forma especfica, cuando el menor cometa los delitos pergeados en el plano legal (homicidiodoloso, asesinato, agresiones sexuales, terrorismo y aquellos que tengan asignada en el CdigoPenal una pena igual o superior a los quince aos de prisin) o cuando, contando con la edad dediecisis aos en el momento de la comisin de los hechos, ejecute un delito con violencia ointimidacin en las personas o con grave riesgo para la vida o la integridad fsica de las mismascuando los mismos sean valorados jurisdiccionalmente de extrema gravedad (significacin ineludiblecuando se aprecie la reincidencia), el juez impondr necesariamente la medida de internamiento enrgimen cerrado dentro de los mrgenes de duracin fijados legalmente, siendo preciso elcumplimiento efectivo de una parte de la medida de internamiento para evaluar, en su caso, laprocedencia de su modificacin (artculo 9.5 y disposicin adicional cuarta de la LORPM).

    III. Establece el artculo 11.1 LORPM que al menor responsable de una pluralidad de hechos sele impondr una o varias medidas, teniendo en cuenta los criterios expresados en los artculos 7.3 y9 de la presente Ley.

    IV. El deslinde del marco sancionador-educativo tiene como referente nico los delitos que estetribunal, dentro de los lmites fijados por las partes, ha considerado cometidos por los menores. Lapeticin de condena de los menores como autores de un delito de induccin al suicidio, que laacusacin particular formul ante el Jugado de Menores, no ha sido mantenida en el recurso deapelacin. Por lo tanto, el Tribunal no ha tenido ocasin de examinar la procedencia de la mentadapretensin, dada la vigencia en nuestro ordenamiento jurdico del principio acusatorio. Por ello, lamuerte de Jokin no constituye, en trminos jurdico penales, un resultado atribuible a los menoresacusados, no pudiendo ser, consecuentemente, tenido en cuenta a la hora de pergear la clase yduracin de las medidas a imponer.

    En la determinacin de la medida aplicable procede diferenciar el tratamiento de los delitos contrala integridad moral y de lesiones de la respuesta atribuible a las faltas de lesiones.

    A) Delitos contra la integridad moral y lesiones

    Los delitos contra la integridad moral y lesiones han sido cometidos por los menores Gustavo,Jose ngel, Casimiro, Bruno, Juan Ignacio, Gerardo y Milln.

    Los delitos cometidos son especialmente graves. Asentamos esta conclusin en la relevancia delos bienes jurdicos afectados (dignidad y salud psquica), en el nivel de afeccin de los mentadosbienes (significativo en ambos casos) y en el especial injusto de una conducta que, amparada en lafuerza del grupo, coloca en el mximo nivel de debilidad a la vctima.

    La implicacin de cada uno de los menores en la implementacin de la dinmica de vejacin ydesmoronamiento psquico al que fue sometido la vctima tiene la misma significacin jurdica desdeel plano de la imputacin personal. Como puede inferirse de la lectura de la declaracin probatoria,los siete menores acusados (excluida Natalia) ejecutaron de consuno la conducta humillante,vejatoria y daina sufrida por Jorge. Todos ellos, cada uno con un papel funcional diverso perocomplementario, construyeron la fuerza del grupo y desde tal posicin dominante victimizaron aJorge. En trminos jurdico penales: realizaron conjuntamente los hechos incardinables en los delitoscontra la integridad moral y la salud psquica (artculo 28 prrafo primero CP [ RCL 1995, 3170 y RCL1996, 777] ).

    La crueldad de su comportamiento denota la necesidad de acudir a una medida que integre en suseno los diversos planos que debe satisfacer la respuesta judicial a un comportamiento de lascaractersticas del enjuiciado. A saber:

    a. ratificar la importancia del respeto a la dignidad y la salud de todos los menores que seintegran en el medio escolar,

    b. desaprobar la conducta vejatoria y lesiva protagonizada mediante la trasmisin de un mensajeexplcito de reprobacin del comportamiento perceptible por el destinatario de la medida,

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  • c. reconocer la significacin del sufrimiento infligido a la vctima y a su entorno familiar y

    d. crear un marco de contencin educativo que, a travs de la responsabilizacin por la conductadesarrollada, evite que los menores vuelvan a humillar, vejar y daar.

    Este elenco de objetivos, que dota de contenido a la valoracin jurdica de los hechos, se cumplecon la medida de internamiento, dado que la estructura familiar se ha revelado como un mbitoinsuficiente para servir de marco de contencin de los menores (vertiente preventiva) e inadecuadopara transmitir un explcito mensaje de responsabilizacin de los menores por la conducta degrave afeccin de la dignidad y la salud mental de Jorge protagonizada (vertiente reactiva).

    El posicionamiento de las estructuras familiares ante los graves hechos cometidos por los menorespone de manifiesto su falta de idoneidad actual para servir de mbito de interiorizacin de lasignificacin de la conducta protagonizada. Clarividente es, al respecto, el contenido del denominadoComunicado de los padres de los ocho adsolescentes (sic) expulsados del instituto Talaia poragresin a Jorge. En el mismo, se minimiza la importancia de la conducta de sus hijos ( (..)nuestros hijos han sido amigos de Jorge y como en casi todas las cuadrillas tuvieron sus ms y susmenos; No olvidemos que estamos hablando de adolescentes de 14 y 15 aos), se pone en telade juicio la proteccin conferida a la vctima por su propia familia (Si tal y como acusan a nuestrohijos (sic), a parte de con todo tipo de eptetos, desde la familia y otro medios (sic), diciendo que sonlos que le practicaban el bulling, cmo es que la propia familia dejaba salir a Jorge con estosamigos?, cmo le dejaban acudir a conciertos y quedarse a dormir en casa de familiares de stos?,cmo le dejaban acudir al campamento de verano con ellos?, cmo es que la propia madre deJorge se prestase (sic) a llevar a uno de estos en coche a su casa cuando volvieron delcampamento?), y se cuestiona la lgica o racionalidad del propio comportamiento de la vctima (cree alguien que el propio Jorge aceptara ir de colonias, a conciertos, salir todos los fines desemana, todo el verano, baarse con ellos, con gente que el est machacando, cuando sera paral mucho ms cmodo y llevadero quedarse en casa, por ejemplo, bajo el amparo y cario de suspadres?). A modo de conclusin: se infravalora la significacin de la conducta vejatoria y daosaprotagonizada por los agresores, se duda de la racionalidad del comportamiento de la vctima y sepone en tela de juicio el modo de actuacin de los padres de la vctima. Se despliega, por lo tanto,una estrategia de respuesta que identifica el dolor y el sufrimiento de Jorge con una realidad ajena ala conducta de hostigamiento, vejacin y exclusin protagonizada por los siete integrantes del grupo,acudiendo, si es preciso para alcanzar tal objetivo, a tcnicas de cuestionamiento de la actitud de lavctima y de su entorno familiar. Actuando de esta forma, adems de mostrar una falta de empatacon el sufrimiento de la vctima y su familia, se desresponsabiliza a los menores agresores deldesmantelamiento emocional al que condujeron a Jorge con su conducta vejatoria, vaciando decontenido educativo a una respuesta que necesariamente debe vertebrarse en torno a la visibilidaddel sufrimiento causado, desde la perspectiva ofrecida por la mirada de la vctima, y laresponsabilizacin por la humillacin y el dao psquico que infligieron a quien se formaba conellos para protagonizar una vida adulta guiada, entre otros, por los principios de libertad, dignidad yresponsabilidad.

    Dentro de los tipos de internamiento definidos legalmente, procede seleccionar la modalidad dergimen abierto que, vinculando al menor con un centro, permite que el proyecto educativo sedesarrolle en los servicios normalizados del entorno (artculo 7.1 c LORPM). De esta forma,residiendo en el centro como domicilio habitual, los menores llevarn a cabo en los serviciosnormalizados del entorno todas las actividades de carcter escolar, formativo y laboral establecidasen el programa individualizado de ejecucin de la medida (artculo 26.1 del Real Decreto 1774/2004,de 30 de julio [ RCL 2004, 1935] , por el que se aprueba el Reglamento de la Ley Orgnica 5/2000,de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores).

    En lo referido a la duracin, teniendo en cuenta el limite de dos aos que la Ley, en atencin a laedad de los menores en el comento de la comisin de los hechos (inferior a los diecisis aos),estipula para la duracin de las medidas (artculos 7.2 y 9.3 LORPM), y la opcin legal, en el casode concurso real de infracciones, de estipular una medida nica como respuestasancionadora-educativa (artculo 11.1 LORPM), se fija en dos aos la duracin de la medida deinternamiento en rgimen abierto que se impone por los delitos contra la integridad moral y contra la

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  • salud psquica. Esta medida tendr, conforme a lo establecido en el artculo 7.2 LORPM, el siguientecontenido:

    a. durante el primer ao, los menores llevarn a cabo las actividades del proyecto educativo enlos servicios normalizados del entorno, residiendo en el centro como domicilio habitual, con sujecinal programa y rgime