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3C o l e c c i n AR QUI T E C T UR Ay C I UDADEdi c i ones UNI NArquitectura:eleccin o destino adversoTEOR ADELNUEVOURBANI SMOVolumen IILonKr i er Traduccin y versin al espaol Eduardo Luis RodrguezPrlogoMario CoyulaEditores Invitados Sonia R. Cho y Jos Antonio Choy 4V E RPA R AK R I E R4V E RPA R AK R I E RATLANTIS. L.K. 19875C o l e c c i n AR QUI T E C T UR Ay C I UDADEdi c i ones UNI NArquitectura:eleccin o destino adversoTEOR ADELNUEVOURBANI SMOVolumen IILonKr i er Traduccin y versin al espaol Eduardo Luis RodrguezPrlogoMario CoyulaEditores Invitados Sonia R. Cho y Jos Antonio Choy 6V E RPA R AK R I E R7POUNDBURY.L.K., 1991. Torre y plaza del mercado del barrio Middle Farm.La construccin del primer barrio urbano de la nueva ciudad de Poundbury, fundada por el Prncipe de Gales en Dorset, comenz en marzo de 1994.A mon Prince8Editores invitados: Sonia R. Cho Jos Antonio ChoyCoordinadores de la coleccin: Sonia R. Cho Jos Antonio ChoyPrlogo: Mario CoyulaTraduccin y versin al espaol: Eduardo Luis RodrguezEdicin: Vivian LechugaDiseo: Ernesto J. Marimn Raudel Hernndez Miguel Arturo Padrn HidalgoImgenes: Originales del libro en ingls con ilustraciones del autorCubierta y portadillas: Leon Krier y Atlantis. L.K. 1987 Lon Krier, 1998 Sobre la presente edicin:Ediciones Unin y Lon Krier, 2010ISBN: 959-209-PENDIENTEEdiciones UninUnin de Escritores y Artistas de CubaCalle 17 no. 354 e/ G y H, El Vedado, Ciudad de La Habana, CubaImpresin de PENDIENTEAgradecemos esta publicacin al autor original,The J. M. Kaplan Fund y The Seaside InstituteLa presente edicin es slo para distribuir en Cuba a estudiantes y profesionales9NDICEVer para Krier/ Mario CoyulaKrier sobre Cuba/ Lon KrierAspectos de la modernidadIntroduccin. Perspectivas contemporneas. Del pluralismo poltico a la pluralidad arquitectnica. La autoridad del arquitecto en una democracia. Hacia una coexistencia de doctrinas. El imperativo categrico del arquitecto Naturaleza del objeto arquitectnicoRes publica, Res privata. Objetos nombrados y denominados objetos. Defnicin del objeto arquitectnico. Monumentos falsos y verdaderos. Tecnologa y expresin arquitectnica. Sumario de trminos y conceptos Crtica de una ideologa modernistaCmo hacer lo fcil difcil por medio de lo intil. Modernismo o el anticonformismo de la sociedad. Historicismo y modernismo. Modernismo y progreso. Modernismo y experimentalismo. La apora del modernismo. Modernismo y funcionalismo.Modernismo y formalismo. Zeit-geist o Zeit-trieb?.Modernismo y memoria.Modernismo y la industria del kitsch.Modernismo e historia del arte.La conservacin ha ido ms lejos.Modernismo y conservacin. La Carta de Venecia y el Docomomo.El amor por las ruinas.Despus del modernismo.Perspectivas para un nuevo urbanismoFormas de excesiva expansin urbana.Ecologa y urbanismo, el vnculo vital.Crtica de la planifcacin industrial y la zonifcacin funcional.La urbanizacin de los suburbios.La necesidad de reformar los programas de desarrollo.El plan maestro, una defnicin.El plan maestro, una herramienta de inters pblico.PRESENTACIN INTRODUCCINCAPTULOI CAPTULO IICAPTULO IIICAPTULO IV11151733618910NDICEVer para Krier/ Mario CoyulaKrier sobre Cuba/ Lon KrierAspectos de la modernidadIntroduccin. Perspectivas contemporneas. Del pluralismo poltico a la pluralidad arquitectnica. La autoridad del arquitecto en una democracia. Hacia una coexistencia de doctrinas. El imperativo categrico del arquitecto Naturaleza del objeto arquitectnicoRes publica, Res privata. Objetos nombrados y denominados objetos. Defnicin del objeto arquitectnico. Monumentos falsos y verdaderos. Tecnologa y expresin arquitectnica. Sumario de trminos y conceptos Crtica de una ideologa modernistaCmo hacer lo fcil difcil por medio de lo intil. Modernismo o el anticonformismo de la sociedad. Historicismo y modernismo. Modernismo y progreso. Modernismo y experimentalismo. La apora del modernismo. Modernismo y funcionalismo.Modernismo y formalismo. Zeit-geist o Zeit-trieb?.Modernismo y memoria.Modernismo y la industria del kitsch.Modernismo e historia del arte.La conservacin ha ido ms lejos.Modernismo y conservacin. La Carta de Venecia y el Docomomo.El amor por las ruinas.Despus del modernismo.Perspectivas para un nuevo urbanismoFormas de excesiva expansin urbana.Ecologa y urbanismo, el vnculo vital.Crtica de la planifcacin industrial y la zonifcacin funcional.La urbanizacin de los suburbios.La necesidad de reformar los programas de desarrollo.El plan maestro, una defnicin.El plan maestro, una herramienta de inters pblico.CAPTULO VCAPTULO VICAPTULO VII17512519711P R E S E NTAC I NEl propio ttulo original de este libro presenta la difcultad paratraduciresabrumosafateinglesaaunasolapalabra castellana: un destino inescapable, predeterminado y por lo general no muy halageo, pero tampoco necesariamente fatal. Ms difcil todava es traducir a un lenguaje arquitectnico concreto contemporneo y a la vez tradicional una visin holsticadelaideologaurbansticaqueLonKrierha desarrollado en esa bsqueda incansable, de la que fue pionero, enposdeasentamientospoblacionalesmsimaginables, aprehensibles, diversos y atractivos para el abanico completo de sus habitantes. Con ello ha intentado combatir la alienacin y frustracin que han marcado el urbanismo del siglo xx, cuyas malas copias desperdigadas por el mundo slo han hecho ms evidentes sus errores de partida. Otra pionera en el anlisis desmitifcador del planeamiento urbano convencional, Jane Jacobs,eludielegantementeelaprietoalabstenersede proponer soluciones con una imagen fsica defnida.Diez aos despus de la edicin cuya primera versin en espaol se ofrece ahora, las crticas que hace Krier y la mayor parte de sus recomendaciones mantienen una validez notable, y sus ideas han inspirado al Nuevo Urbanismo de Duany/Plater-Zyberk, Solomon, Kelbaugh y Calthorpe, y a las Urban Villages que apadrina el prncipe Carlos. Enunciadas con una envidiable seguridad en no poder equivocarse, esas ideas le han ganado a Krier dursimos ataques, tanto de las vanguardias contemporneas que lo acusan de retrgrado y nostlgico, como de los preservacionistas que critican sus intervenciones en entornos patrimoniales, vistas como caprichosas; y un lenguaje arquitectnico que se alimenta demasiado literalmente con modelos histricos y vernculos. No es por casualidad que en este libro Krier arremeta contra la Carta de Atenas de 1931, apologa del zoning rehecha por Le Corbusier a su gusto y medida al publicarse en 1943; pero tambin contra la Carta de Venecia de 1964, donde se enunciaron principios bsicos de la conservacin histrica, especialmente elquerechazalasintervencionesimaginativasenel patrimonio construido que afectan su integridad y autenticidad. Por otra parte, el autor critica, aunque sin nombrarlos, las pirmides de Pei en el Louvre y, ms de una vez, al Centro Pompidou, atacando el principio de marcar de manera evidente el tiempo en que se realiza cada intervencin.Krier apuesta por el pluralismo y el respeto a las diferencias sin abandonar convicciones, pero excluye de ese mundo idlico de tolerancia la arquitectura del Movimiento Moderno, sin entrar en sus matices y tendencias, olvidando incluso a maestros en la adecuacin al entorno y el uso creativo de concepciones y materiales tradicionales como Wright, Aalto, Kahn, Correa, Barragn o Salmona. Esa exclusin pudiera explicarse por identificarelMovimientoModernoconsuvulgarizacin comercial, el International Style. Como sucede a menudo, los extremos se tocan: hay una foto de poca, cuando la inauguracin en 1929 del Pabelln de Alemania en la Feria de Barcelona, dondeMies,elembajadoralemnyotraspersonasestn rigurosamente vestidos de chaqu, chaleco y sombrero hongo, junto a una arquitectura de vanguardia, de un neoplasticismo minimalista que nada tiene que ver con esa indumentaria. Es curioso comparar esa imagen con una perspectiva hiperrealista delproyectodeKrierparaAtlantis,dondeungrupode contemporneos con traje y corbata se sientan, como antiguos griegos alrededor de las stoas del gora, en la escalinata de un nuevoespaciopblicoclasicistamezcladoconalusiones egipcias.SiparaKrierlaincivilidaddelaarquitectura y el urbanismo del Movimiento Moderno aluden a una poca sangrienta, resulta difcil pisar el empedrado de esas acogedoras plazas medievales sin pensar en las cabezas clavadas en la punta de una pica o el regocio de la poblacin mientras arda una bruja en la hoguera.Efectivamente, mucho del urbanismo y la arquitectura histricayvernculahandemostradoungranpoderde adaptacin a usos y estilos de vida actuales; pero tambin VER PARA KRIERArchitecture, choice or fate12V E RPA R AK R I E Rresponden a una cosmovisin, a una organizacin social, a modos de produccin y a una tectnica que ya no son de esta poca. Una cosa es usar esos tercos remanentes del pasado, y otra fabricarlos. Podra haber llegado a existir el Renacimiento si las ciudades-estados de lo que despus sera Italia se hubieran mantenidoaferradasalgticooelromnico?Cuandoel Sansovino hizo su biblioteca en la plaza de San Marcos, acept con la humildad propia de los grandes el papel central de la baslica que haba llegado primero; y mantuvo su obra en una clave discreta, pero claramente de su tiempo.Krieratacaelformalismouniformeperotambinel arbitrario, encontrandoel origen de ambos en la monofuncin. En la ciudad contempornea, identifica como el principal enemigo no al automvil, sino la casa suburbana que lo hace imprescindible. Eso est en correspondencia con el criterio de compacidadensuspropuestas,queextiendealaescala territorial y aun continental. Tambin toca el apasionante tema de la separacin entre arquitecto y pblico, que en el caso de Cuba se agrava porque se proyecta para personas desconocidas. Sin embargo, su libro parece traslucir en algunas partes el habitual convencimiento de que somos los elegidos para dar forma al mundo. Enesesentido,Krierpideparaelarquitectolamisma independencia de un legislador, quizs pensando en Jaime Lerner, ese arquitecto que se hizo ingeniero para proyectar sus propias estructuras, y luego se convirti en alcalde de la paradigmtica Curitiba, y ms tarde Gobernador del estado de Paran, para no depender de polticos que pudieran bloquear sus planes. Esa preocupacin por complacer al pblico, creando espacios en donde los ciudadanos se reconozcan, se extiende por supuesto a los decisores; pero esa inobjetable posicin, polticamente correcta, puede al fnal convertirse en populista. Despus de todo, la monumental fastuosidad historicista de las estaciones del Metro en Mosc no slo gustaban a Stalin, sino tambin al ruso comn, ambos marcados por el gusto arquitectnico zarista. Los planteamientos de Krier hacen siempre pensar, como cuando compara el tipo con el pastiche, donde la forma ya no responde al contenido; o defne las diferencias entre la res pblica,lareseconmica,laressacra,laresprivadaysu conjuncin ideal en la civitas. Algunos de sus planteamientos tempranos ya han sido generalmente aceptados, como la crtica a los sectores urbanos especializados por funciones, a una arquitectura industrializada que produce no-lugares, o al rascacielos como concentracin de la misma funcin bajo un mismo techo. Culpa a los nuevos materiales y tcnicas por haber desplazado a los tradicionales con sucedneos de menor calidad y durabilidad; y seala la confusin entre moderno y modernista.Krier critica al Movimiento Moderno por haberse equiparado con laModernidad,comosi nohubiesealternativas;yde establecer un culto a la innovacin aunque, paradjicamente, se repeta a s mismo por sesenta aos. Tambin le seala que muchos de sus principios ya existan, como los pilotis, la planta libre, el techo plano o la pared cortina. Igualmente ataca una arqueologaquenoseatreveareconstruir,ylaacusade necroflica y fetichista; y al historicismo del xix por su falta de correspondencia entre forma y funcin pero no argumenta convincentemente en contra de la acusacin deneo-historicista que algunos le hacen.Otroplanteamientoradicalsuyoesqueloscentros histricos son los nicos centros urbanos verdaderos. Por supuesto, eso implica defnircuando un sector o nodo urbano empiezaaserhistrico.Enrealidadhaycentrosnuevos identifcados y aceptados casi desde sus orgenes, y otros antiguos que languidecen y pierden su animacin; aunque un centro histrico vivo es doblemente centro. Los planes directoressontambincriticadosporKrier,comoplanes perfectosquedanmalosresultadosporquesiemprese desvandesusobjetivosiniciales,unidoalexcesode reglamentaciones.Yaenesohaycasiconsensouniversal, buscandounurbanismoporproyectosparcialesque complemente al urbanismo por planes. Tambin critica la economa de mercado que conduce a una secuencia de precintos privados, shopping malls con sus enormes reas de estacionamiento, condominios y grandes viales;todoellofraccionandolaciudad.ParaKrier,el crecimientourbanoslopuedeserporreproduccino multiplicacin a partir de una clula bsica, el barrio autnomo o sector urbano expresin de los intereses de la comunidad 13P R E S E NTAC I Npero tambin del individuo que funciona como una ciudad dentro de la ciudad. Pero este viejo concepto de organismo que crece por multiplicacin de clulas bsicas es en la realidad difcil de seguir al pie de la letra, porque hay servicios de mayor nivel que se necesitan desde el principio, cuando la poblacin de la primera clula todava no lo justifca.Sobre la defnicin de la estructura urbana, Krier plantea adaptarse a fronteras naturales, no administrativas; y hace una serie de recomendaciones generales muy concretas, como combinarlaretcularegularconlairregular,reducirlos desplazamientos para poder acceder a los servicios diarios ysemanalesendiezminutosapie;seguirunaforma redondeada,limitareltamaoanovecientosmetrosen cualquier direccin y lapoblacin a un mximo de diez mil habitantes y usuarios, y lograr una jerarqua en las calles y plazas. Para las manzanas, propone hacerlas ms pequeas hacia el centro, y alargadas y perpendiculares a las calles principales; tener al menos una plaza principal y una calle principal,buscarlamayorcantidaddeesquinas,porque generan actividad; evitar los cul-de-sacs y las vas en un solo sentido; mover hacia la periferia las funciones que necesitan ms espacio, no aplanar colinas ni pendientes, realzar las caractersticas del sitio, hacer lotes diferentes para asegurar la variedad, garajes no visibles desde la calle y con alguna otra funcin til en el techo, y mantener las edifcaciones alineadas con la calle, no retranqueadas. Igualmente, recomienda reservar los mejores sitios para edifcios emblemticos que deben jerarquizarse por su escala, volumen, y materiales de acuerdo a su status cvico; no por capricho del arquitecto. Sobre el espacio pblico (avenidas, bulevares, calles, plazas, callejones, patios, parques, jardines) plantea que no pase del 35% de la superfcie total del sector urbano, ni menos del 25%; advierte que un trazado geomtrico regularrequiereedificiosordenados,mientrasquelos trazados no paralelos admiten una arquitectura ms modesta y libre, alerta sobre el peligro de los extremos en regularidad/ irregularidad, propone buscar una coherencia entre planta, silueta y trazado;recomienda admitir el estacionamiento de autos a lo largo de las calles, en uno o dos de sus lados; que la plaza central sea slo para peatones, y dedicar una manzana completa slo para edifcios pblicos y an as, disearlafachadaparaquerecuerdelalot i ficacin predominante.En realidad, el mayor valor de los proyectos con que Krier ilustra sus conceptos es que abren a un mundo de referencias formales histricas, tanto cultas como populares, que haban estado desacreditadas entre los arquitectos modernos, pero que todava ensean lecciones, incitando a una reinterpretacin contempornea que debera ser ms que una imitacin. Ese camino fue tambin ensayado por la arquitectura postmoderna, que incluso revalor el kitsch; pero las propuestas de Krier no tienen ese tufo a burla de s mismas que apareca, aunque a veces disfrazado, en los postmodernistas: l defnitivamente cree en lo que predica. Por otra parte, el pintoresquismo que tanto amamos en el urbanismo tradicional se debe ms a la improvisacin respetuosa con lo ya existente, donde cada nuevainsercinseproducacasoacaso,queaunplan predeterminado que simule el accidente.Qui zslomsi mportantedeestel ibroseanlas recomendaciones que ofrece Krier, lgicas ycompactas. A las antesmencionadasseunelapropuestadedescomponer programas complejos en grupos de edifcios vecinos, conectados por espacios pblicos; o el papel que asigna a los monumentos (homenaje a Site?), para que junto con calles, plazas, manzanas y lotes constituyan los elementos principales de la ciudad. Su crticaalaarquitecturaparaarquitectosparecequizs unilateral, pues en cualquier ofcio debe haber vanguardias que exploren nuevos caminos, como existen tambin escritores para escritores. Lo irnico de estas vanguardias, supuestamente iconoclastas, es que son asimiladas por el establishment no slo por su valor simblico que puede colocar en el mapa mundial a un barrio o a una ciudad completa, como sucedi con Bilbao sino que tambin se convierten en un recurso que genera plusvala.Kriertambininsisteenlaadaptabilidad,una condicin indispensable para la supervivencia; y sintetiza a losburcratasenunafraselapidaria,comoexpertosen convertir lo fcil en difcil por medio de lo intil. Otro mrito, seguramente previsto, es el de promover la polmica. Basta con revivir la forma antigua de un pintoresco pequeo pueblo paraalcanzarunmododevidamspleno,armonioso 14V E RPA R AK R I E Ry humano? Es esa clonacin posible, o incluso deseable, an si fuese hibridada en un neo-eclecticismo? Sobre esto, el propio autor alerta: El nico peligro respecto a las tradiciones es adherirse a formas cuya razn y signifcado no entendemos.Aparentemente, las recomendaciones que determinan la estructuraylaformaurbanassonmuchomsvlidasy tambin ms aplicables que las que ataen a la arquitectura. Si slo fuera por ellas, este libro merece leerse y releerse. Quizslavariedadarquitectnicadeberadejarseala pluralidadcomoelmismoKrierplanteavariasveces, permitiendo a muchos arquitectos elaborar proyectos que necesariamente tendrn que ser diferentes, pero ajustndose a una estructura urbana, lotifcacin y regulaciones bsicas desuperficiecubierta,alturas,alineaciones,retranqueos, cercas, detalles y paleta de colores. se fue el ejemplo tan cercano para nosotros de El Vedado, que ha demostrado una increble resistencia, soportando primero el ataque de los condominios especulativos en los aos cincuenta, y ahora las violacionesdelasOrdenanzasquehanchatarrizado impunemente la imagen proyectada hacia la calle a partir de los noventa. Ms que reinventar la ciudad tradicional, debemos conservarla e insufarle vida, incluyendo buenas actuaciones contemporneas a la altura del valioso patrimonio heredado. Este libro de Krier recoge magistralmente una manera de pensar la ciudad que puede ayudar mucho en esa tarea.Ver para creer fue una frase memorable por su compacidad y la incongruencia de expresar un pragmatismo escptico, no asociable con un fervoroso creyente como Toms de Aquino, conocido como doctor Angelicus. Lon Krier nos aborda con ideassugerentes,peronoseconformaconenunciarlasy solicitar que creamos en ellas, sino que las presenta de forma visualizable, como para no llamarse a engao. Eso implica un comprometimiento del lector, sea a favor o en contra. Pero quien lea este libro ya nunca ser el mismo, algo se habr removido dentro, y muy profundamente. Para cualquier autor, ya eso puede bastar. Gracias, doctor Krier!Mario Coyula CowleyNoviembre 200815I NT RODUCC I NDebo confesar que no creo que el destino de la ciudad est decidido. Creo en el poder de las ideas y en la fuerza moral y responsabilidad fnal del arquitecto. Creo que cualquier dao hecho se puede deshacer. Si convertimos nuestras hermosas ciudades en un desastre, es nuestra culpa y error. Dolor y desdicha son el castigo por ignorar nuestras tradiciones; belleza y placer son las recompensas por vivir sabiamente dentro de ellas. El poder de las tradiciones arquitectnicas reside en su continua utilidad y belleza, en su madurez tcnica y esttica.El nico peligro respecto a las tradiciones es adherirse a formas cuyas razn y signifcado no entendemos. Las razones arquitectnicas no requieren una fe ciega, simplemente sensatez y sentido comn.En lugar de desperdiciar nuestros mejores aos imponindole a laspersonas edificios utilitarios que no pueden amar, e inventando plantas de produccin con las que los propios industrialistas no se atreveran a soar, podramos haber puesto en prctica nuestra antigua habilidad y construido esplndidas ciudades. En lugar de ser meros heraldos de nuestro arte, podramos ser hoy sus maestros y poetas.Pero,hoy,losprofetasdelamodahantrivializadolos verdaderosproblemasdelaarquitecturaeignoradolos problemas reales de la ciudad. Si en vez de profetas hubieran sido musas las que hubieran puesto nuestros lmites, nuestras cabezas estuvieran ahora justamente coronadas con laureles de respeto y afecto. Pero, desgraciadamente, en una era en quelaexcentricidadartsticasehaconvertidoenuna enfermedadcolectiva,lasmejoresmentestienenqueser titanes del sentido comn. En un mundo lleno de ruido la mejor msica se puede escuchar a duras penas. El primer deber del artista entonces no es hacer ms ruido an, sino crear armona.He mirado Cuba. No he visto all muchas obras maestras, peroelconjuntorepresentaunacercamientoalaciudad caribea.Siolvidamoslaespecializacinquellenalas burocraciasylasuniversidades,sipasamosporaltolas marcasdenuestrotiempo,existenteseindigeribles, podramosextraerunmtodorobusto,unmarcoparael planeamiento de la ciudad y el campo. No podemos ahora conformarnos con menos.Despusdeaosdeimplacableluchaparecequelos arqui tectoscubanossehanl i bradodel agarredel planeamientomodernista.Lahipotticasntesisentrela ciudad y la industria ha sido reconocida como un impasse y abandonada. No puede haber un compromiso. El destino siempre se dirige hacia un desenlace trgico.Pero no nos hagamos ilusiones con este rumbo.Por muy elegantes que sean los grficos, por muy eruditos que sean losmanuscritos,pormuylistosqueseanloscrticos,me atrevo a decir que el trabajo principal an no se ha hecho. Unasntesisoperativarequiereunesfuerzoformidable. Sentirnos triunfantes en este perodo sera menospreciar la cndida crueldad e inocente brutalidad que han destronado anuestrosartesyoficios.Nadaseramspeligrosoque juzgar mal la profundidad de la confusin actual, el terrible candor con que se acometen los ms devastadores errores de diseo.Hevisitadomuchasciudadesnorteamericanas.He sentidomelancolayterroratravsdemundosde destruccin y devastacin. Este holocausto parece alarmar a slo unas pocas mentes; y sin embargo deberamos saber porexperienciaquelosproblemasqueelegimosolvidar siempre se volvern contra nosotros en implacables actos de represalia.Sin duda la vulgaridad de las zonas comerciales, la irrealidad de los suburbios, la completa ruina de los barrios bajos y la agresividad de los rascacielos no son maneras de vivir una vida plena. Sencillamente, no es suficientemente buena. Es una KRIER SOBRE CUBA16K R I E RS OB R E C U BArecompensa demasiado pobre por tanto fervor y laboriosidad. Nosotrosnoconstruimosciudades,sloproducimos desesperanzadas colecciones de piezas de repuesto, ha dicho Jacqueline Robertson.He visto imgenes de la Habana Vieja, de El Vedado, de Trinidad, Cienfuegos, Santiago de Cuba y Matanzas y escuchado una historia que todava apunta hacia lo que debe ser la ciudad cubana.Las viejas ciudades de Europa y Amrica fueron una vez como hermano y hermana. Pero las simplistas invenciones del carro, el suburbio, el centro comercial y el rascacielos, la zonifcacin funcional, la clonacin arquitectnica, el advocacy planning y la autopista probaron ser ideas de poder abrumador y efecto txico.Atencin: la reconstruccin de la ciudad no es una idea simple.Supromocinsermsdifcilylentaquela promocin de incluso los ms vastos proyectos industriales, sean la electrificacin de pases enteros o el establecimiento de sistemas de defensa nacionales.La reconstruccin de la ciudad es un complejo de ideas culturales, polticas, tcnicas y econmicas que demanda la dedicacin total de las mejores mentes de la sociedad. Requiereunaintegridadinmensa.Pues,sielxitoyla gloria estn asegurados, no son inminentes. Los primeros ymsdifcilespasosestnyadetrsdenosotros.Las ideas y los sitios en construccin de la Habana Vieja son los primeros ycadavezmsfirmespasosdeuna nueva civilizacin. As, aunqueestagrandiosatareadebe convertirseenelpropsitoprincipaldetodoelpueblo, ellarequiere,alprincipio,laconciliacineimaginacin de un pequeo grupo de individuos. Su coraje moral y su sabiduratendrnqueigualarsenadamenosquealas virtudes de los libertadores.Lon KrierK R I E RS OBR E C UBA17CAP TULO IEl destino triunfa si crees en l. Simone de BeauvoirEl destino es la excusa de los caracteres dbiles. Romain RollandAspectos de la modernidadSOLEDAD. L.K. 1977-8319IntroduccinPerspectivas contemporneasDel pluralismo poltico a la pluralidad arquitectnicaLa autoridad del arquitecto en una democraciaHacia una coexistencia de doctrinasEl imperativo categrico del arquitectoC A P T U L OI20AS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD21I NTRODUC C I NSi un da, por alguna misteriosa razn, todos los edifcios, asentamientos,suburbios y estructuras construidas despus de 1945 especialmente aquellas comnmente llamadas mo-dernas desaparecieran de la faz de la tierra, sentiramos su prdida? Podra la desaparicin de torres prefabricadas, barrios de vivienda masiva, franjas comerciales, centros de negocio, edifcios de produccin modular, campus universita-rios, escuelas y nuevos pueblos daar la identidad de nuestras ciudades y paisajes favoritos?Si, por otra parte, algn fenmeno paralelo destruyera de un golpe toda nuestra herencia arquitectnica anterior a la Segunda Guerra Mundial, principalmente todos los edifcios histricos, aldeas, pueblos, puentes y ciudades, qu signi-fcacin tendra este evento? Cul sera una prdida mayor: la sustitucin de todos los edifcios construidos antes de 1945 por otros posteriores a esa fecha, o a la inversa?En trminos de volumen construido, ambas herencias son aproximadamente iguales; compararlas como alternativas nos permite apreciar las diferencias fundamentales en su natura-leza: no solamentesuscualidadesespecficas,simblicas, funcionales y estticas, sino tambin sus aspectos civilizadores y emocionales y su poder de atraccin o repulsin. La llamada arquitectura moderna, con su insaciable necesidad de autono-PROYECTO PARA LA EXTENSIN DEL LICEO CLSICO EN ECHTERNACH, L.K., 1970. Este centro histrico, destruido en 1944 por la ofensiva Runstedt, fue completamente reconstruido con mtodos artesanales y formas, materiales y tcnicas tradicionales en un tiempo rcord de seis aos.L.K. fue testigo de este ejercicio inmensamente popular durante las vacaciones de su niez y luego acudi a la escuela secundaria en la abada reconstruida.Este proyecto fue elaborado cuando L.K. trabajaba para James Stirling y representa su primera ruptura radical con el modernismo, una bsqueda de formas de modernidad alternativas ms aceptables.ma, su enfoque tabula rasa y su celebracin de los cambios y las revoluciones, nos ha liberado realmente de nuestro pasa-do histrico? O nos ha hecho ms dependientes?Si consideramos la experiencia de los ltimos cincuenta aos, podemos honestamente afrmar que la arquitectura y el urbanismo de nuestro tiempo son, en esencia, comparables en mritos y logros con aquellos de otras pocas? Es cierto que una ciudad barroca no necesita una presencia gtica y que los pueblos renacentistas pueden existir perfectamente sin vesti-gios de otras eras. Pero, sucede as tambin con los asenta-mientos recientes?El Movimiento Moderno se proclama como la nica expre-sin legtima de su tiempo; pero, ha cumplido sus ambiciones? Tiene la extraordinaria creatividad tcnica y cientfca de la era industrial un paralelo en su arquitectura y su urbanismo?De hecho, el urbanismo del siglo xx es slo muchas formas de sub-urbanismo y este ltimo se ha convertido en smbo-lo de los fracasos de nuestras ciudades y sociedades. Existe hoy un arte de construir ciudades?Hay pueblos modernistas que nos seduzcan y atraigan? Existen ciudades y poblados recientemente construidos donde escogeramos libremente vivir? Hay realmente una verdadera alternativa en la arqui-tectura?C A P T U L OI22OPCIONES FUNDAMENTALES DE LA MODERNIDAD. El modernismo es slo una expresin de la modernidad. Mezclar la arquitectura tradicional y la moderna produce resultados discordantes. El caos esttico, sin embargo, no es el destino inevitable de la democracia. Los paisajes urbanos tradicionales contemporneos son una forma legtima de modernidad. La modernidad democrtica puede ser, defnitivamente, una cuestin de opciones plurales, pero coherentes.AS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD23Despus de violentas crticas y del rechazo casi total a un tipo de modernismo arquitectnico rechazo que culmin con el resonante discurso del Prncipe de Gales en Hampton Court en 1984 parece que las instituciones estatales, a cambio de unas pocas adaptaciones superfciales al producto y su pre-sentacin, han vuelto a tomar control de los encargos pblicos. Hoy, las crticas y objeciones pblicas rara vez causan retrasos en los grandes proyectos arquitectnicos y urbanos. Parece que hay una resignacin general frente a una arquitectura neo-modernista universalmente dominante. Pero la ausencia de crticas no signifca aceptacin necesariamente.Es obvio que aparte de unas cuantas excepciones, los edi-fcios modernistas como regla no estn en armona con los centros histricos de las ciudades: el Palais Royal, la Maison Carre en Nmes y el Louvre no necesitaban sus recientes adiciones. Podramos muy bien preguntarnos qu ha sido mejorado a causa de qu... Si estas costosas operaciones hu-bieran sido en los suburbios, casi no se habran mencionado. Pero millones de visitantes son tomados como evidencia de la excepcional popularidad de varios ostentosos monumentos modernistas, mientras que la popularidad de Port-Grimaud y de Williamsburg es denunciada como polticamente peligrosa. Puede que sea absurdo forzar a arquitectos recalcitrantes para que diseen fachadas tradicionales en centros histricos; pero seguramente es aun ms absurdo pretender que sin interven-ciones agresivas los centros histricos no tienen vitalidad y dinamismo.De hecho, hoy existen dos tipos de arquitectura moderna. Una arquitectura ofcial y estandarizada, tipo estilo interna-cional, producida por arquitectos y que puede ser percibida como arrogante o incluso provocativa; y una arquitectura privada, a menudo basada en modelos regionales que intenta mezclarse ms natural y armoniosamente con la arquitectura de los paisajes y las ciudades existentes. La primera es el pro-ducto de comisiones y concursos pblicos, simbolizada gene-ralmente por nuevas ciudades, infraestructura pblica e insti-tuciones (hospitales, escuelas, centros culturales y administra-tivos, conjuntos de viviendas, lo que los franceses llaman grands travaux, y edifcios de prestigio en general). La segunda, casi siempre el resultado de iniciativas privadas, vara desde casas unifamiliares a centros de descanso y vacaciones, nuevos po-blados y ciudades en armona con su regin, sea sta Virginia, Florida,Dorset,Provence,NewEngland,Andaluca, Bavaria,Toscana o Japn.Los idelogos no pueden ignorar una realidad democrtica tan apabullante y mantenerse a distancia denuncindola. En lugar de invertir inteligentemente en este fenmeno social, en lugar de civilizarlo a travs de la crtica inteligente y la educa-cin, se confnan ellos mismos en su desprecio. Y no obstante, en todos los pases democrticos desarrollados, la arquitectu-ra del ocio y el sector residencial privado son dominados por modelos de arquitectura tradicional. Desarrollos urbanos tales como Richmond, Riverside y Poundbury en Inglaterra, Port-Grimaud, Pont Royal en Provence, Gassin y Plessis-Robinson en Francia, Seaside, Windsor y Kentlands en Estados Unidos, la restauracin de La Habana Vieja, Lomas de Marbella y La Heredia en Espaa, prueban que una infraestructura moderna en gran escala, incluso ciudades y pueblos enteros, basada en una arquitectura y una planifcacin urbana tradicionales que cubran las necesidades de una sociedad industrial desarrolla-da, puede ser construida dentro de presupuestos y plazos de tiempo actuales. stas podran ser las primeras demostraciones concretas de una forma de modernidad que no es enajenante, kitsch o agresiva sino serena y urbana.PE RS PE C TI V A S C ONTE MPOR NE A SC A P T U L OI24PLURALISMO FALSONinguna posibilidad de eleccinPLURALISMO VERDADEROLibertad de eleccinAS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD25Libertad de eleccin, libertad de expresin y respeto por la ley son las condiciones imprescindibles para una demo-cracia poltica. La pluralidad de estilos de vida, de creencias, y, por lo tanto de estilos de arquitectura y de ciudades son suexpresinnatural.Delamismamaneraquenopuede haber un nico partido democrtico, tampoco puede exis-tir un nico estilo democrtico.Es un error el hacer responsable al pluralismo democr-tico de la apariencia catica de nuestras ciudades y campos. De ninguna manera esto expresa el funcionamiento conven-cional, pacfco y organizado de la sociedad civil ni tampoco facilita su desarrollo armnico.Las diferencias de opinin pueden ser arregladas en una confrontacin violenta o ser resueltas en un debate civilizado. En vez de llevar a un desorden general, una pluralidad de visiones urbanas y arquitectnicas puede ser canalizada para conducir a una pluralidad de ciudades y pueblos con estruc-turas, arquitecturas y densidades muy diferentes, cada uno con su propia unidad, armona y especifcidad.Lamezcolanzadesolucionesnoeslanicaformade pluralismo. No podramos esperar que Picasso pintara como Balthus, ni que Maillol produjera un Zadkine. Pluralismo no signifca necesariamente confusin de estilos, sino ms bien respeto por las diferencias. La exacerbacin de desacuerdos por un lado, y la nivelacinde diferencias por el otro, son extremosposiblesdeevitarenlaprctica.Democracia significaenprimerlugarcovivenciadediferenciasysu desarrollo libre en un contexto de tolerancia. La existencia de partidos opuestos es aceptada ampliamente como la base constituyente delavidapoltica.Engeneral,lospartidos pol t icosnoseconsideranenemigosmort alessi no representantes de tendencias que tratan de lograr objetivos especfcos sin poner en peligro la supervivencia del sistema social. El mrito singular de la revolucin americana fue que instituy la tolerancia como base del debate poltico. Tolerancia no signifca abandonar convicciones, por el contrario, le da a unavariedaddeopcionespolticasyporextensin,de concepcionesdiversasdeciudadesyarquitecturala posibilidaddeprosperarcoherentementesi nni ngn compromiso degradante.Incluso la forma de nuestras ciudades es una cuestin de eleccin y no de suerte o destino; aqullos que dicen lo con-trario eligen ignorar que la apariencia catica de nuestras ciudades no es el resultado del laisser-faire incontrolado sino de una errnea ideologa de planifcacin. El fracaso de los suburbios es la trgica ilustracin.Al comienzo del siglo xxi, el pluralismo arquitectnico est muy atrasado en relacin con el poltico.El abismo terico y prctico creado tras cincuenta aos de dogma ha arrasado no slo ciudades sino tambin mentes. Las nuevas meta-teoras arquitectnicas, los nuevos dogmas deincertidumbre, irona, deconstruccin, ruptura,discon-tinuidad y reemplazos, son contrarios a la razn, a cualquier proceso lgico de pensamiento.Segn Aristteles, la democracia no es una forma ideal de gobierno pero es, de cualquier manera, preferible a la tirana. Una pluralidad de arquitecturas que refeje diversidad y to-lerancia es necesaria para encontrar una salida al caos de nuestras ciudades y de nuestra mentalidad predominante.Silademocraciaculturalparecedesarrollarsems lentamente que la democracia poltica, sus manifestaciones concretas en el campo de la arquitectura son ahora tan obvias y positivas que no pueden ser ignoradas por ms tiempo.De hecho, podemos afrmar que las visiones urbanas y arquitectnicas divergentes son los ejemplos naturales de la diversidad de opiniones polticas. La modernidad en la ar-quitectura ya no puede ser concebida como un fenmeno unitarioeindivisible:esirreversiblementeplural,abarca concepciones muy divergentes e incluso contradictorias. El pluralismo es nuestro imperativo. ste no gua fatalmente a desastres ambientales y conceptuales sino que contiene la semilla para alternativas libres y esenciales.DE L PL URA L I S MOPOL TI C O A L A PL URA L I DA DA RQUI TE C TNI C AC A P T U L OI26BARRIO DE LA GRANDE HALLE, PARS, LK 1979. Este monumental tetrapiln, combinacin de un vasto saln cubierto y una plaza pblica, alberga un centro cvico y un hotel.Contrasta en escala y materiales con las pequeas manzanas urbanas y fue especfcamente diseado para darle coherencia y centralidad a este martirizado distrito.Hace veinte aos se dio un paso enrgico en unadireccin errnea.Su estado srdido en la actualidad es una prueba ms de que los trasplantes modernistas simplemente no prenden en los paisajes urbanos tradicionales.AS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD27Si bien los grupos de accin civil que buscaninfuir en la toma de decisiones en los campos de la arquitectura y de la planifcacin urbana se estn multiplicando, no hay organizaciones semejantes tratando de interferir en el diseo de aviones, refrigeradores o sillas de dentista. La autoridad de una profesin que cumple sus promesas es raramente disputada.En realidad estos reclamos por participar son indicadores de la desconfanza de la ciudadana en el modernismo; no hay mo-vimientos de protesta contra la arquitectura tradicional. Los ar-quitectos culpan de los terribles fracasos posteriores a la guerra al hecho de que ellos eran responsables slo de una mnima parte del proceso constructivo. Pero esto es ignorar importantes hechos: si los arquitectos hubieran controlado todo el sector constructivo (como sucedi en la antigua Unin Sovitica o en las New Towns inglesas), los efectos del modernismo se hubieran agravado; in-cluso, la mayora de los edifcios construidos en perodos de gran arquitectura no fueron siquiera diseados por arquitectos sino por constructores o artesanos guiados por los parmetros de la tradi-cin y las costumbres.La actividad moral y artstica de los arqui-tectos nunca fue desafada. Sus modelos eran emulados por ricos y pobres.La autoridad de la arquitecura tradicional, que perdura en pases democrticos, no puede ser explicada por ignorancia po-pular, reglas autocrticas o por manipulacin psicolgica.Es una tendencia pronunciada de mercado que trasciende fuctuaciones de gustos y modas.Al contrario de las democracias de hoy, las culturas tradicio-nales no promueven abismos infranqueables entre las culturas comunes y de lite. Sus gustos diferen en calidad y refnamiento, pero no en sustancia o forma. Es irnico que en la democracia el gustopopular se apegue ms al arte culto aristocrtico que al arte culto democrtico.PROYECTO PARA EL DESARROLLO URBANO DE CAPITOL HILL EN WASHINGTON D.C., LK 1985. La arquitectura clsica no es poltica. No es partidista, porque es expresin e instrumento privilegiado de la polis, del espacio pblico.LA A UTORI DA DDE L A RQUI TE C TO E NUNA DE MOC RA C I AC A P T U L OI28VERDADERO FALSOPLURALISMOLa anti-arquitectura y el anti-arte no representan un adecuado cuerpo de doctrinas sobre el cual una nueva auto-ridad profesional pudiera ser fundada.Mientras los artistas asuman el derecho a decidir arbitrariamente lo que es o no es arte es lgico que el pblico, con la misma arbitrariedad, rechace sus asunciones. Pero la autoridad perdida no desa-pareceenelaire;estomadaporotrosagentesydirigida contra el perdedor. As, la prctica profesional de la arqui-tectura se ha convertido en una batalla diaria de justifcacio-nes, no slo contra restricciones burocrticas y tecnocrticas sino igualmente contra la resistencia social, que se organiza y articula cada da ms.Para ejercer una profesin, el cuerpo de ideas y prcticas deben ser racionales y trasmisibles, es un pre-requisito. La actividad profesional duradera est fundada en el conoci-miento y el know-how, en aprendizaje y destreza. Sin estos fundamentosnopuedehaberresponsabilidadodiscerni-miento, enseanza o autoridad.HA C I A UNA C OE X I S TE NC I A DE DOC TRI NA SAS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD29En la actualidad, los edifcios en construccin son comn-mentepercibidosmscomounaamenazaquecomouna promesadeloquevendr.Comoresultado,laautoridad histrica de arquitectos, planifcadores urbanos y artistas ha disminuido considerablemente y es fcilmente ignorada.Un creciente nmero de encuestas pblicas, concursos y debates se mantienen bloqueados en puntos de vista irrecon-ciliables que a menudo alinean a los arquitectos contra todos los dems.Esto ha reducido, justifcadamente, la confanza del pblico en la profesin. Despus de cincuenta aos de lavado de cerebro, puede que los ciudadanos estn resigna-dos a la banalidad de los edifcios modernos, pero cuando tienen la opcin, la mayora (incluyendo arquitectos moder-nistas) preferen vivir, trabajar, pasar sus vacaciones y sus retiros en casas tradicionales (como hacen Franois Mite-rand, Ieoh Ming Pei, Mick Jagger, Pierre Boulez y Norman Foster).Lahipocresadeestaprcticaesnotoria.Noes moralmenteescandaloso que ellos culpen como vicio p-blico lo que practican como virtud privada?De hecho ya no podemos hablar de una disciplina cohe-rentecuandonosreferimosalaarquitectura.Loqueno puede ser unido est mejor separado. Pero una divisin as necesita que las diferencias sean reconocidas y claramente articuladas. Esto constituye la condicin a priori de la ver-dadera pluralidad. La reconstruccin de la autoridad de los arquitectos puede ganar legitimidad slo si la pluralidad de la arquitectura moderna es aceptada por todos los miembros de la profesin con tolerancia recproca. La libertad de elec-cin que existe en la poltica y la religin tambin se puede lograr en la arquitectura y el urbanismo. En el futuro, los cuerposprofesionalesdearquitectosestarnconstituidos por profesionales que, por acuerdo comn, se llamen a s mismos arquitectos incluso si sus opiniones sobre la arqui-tectura son irreconciliables. Estos institutos sern concilios ecumnicos consistentes en captulos o secciones separadas cada una representando doctrinas y principios claramente nombrados y defnidos de acuerdo a los cuales sus miembros se comprometan a actuar y asumirresponsabilidades.NUEVODESARROLLODELASRIBERASDELWESEN,ENBREMEN.LK1978-1980.Lamezcladerazashumanasdacomoresultado individuos saludables, completos, con todos los atributos humanos mentales y corporales. Por qu debe, entonces, la mezcla de culturas conducir necesariamente al caos y al desorden?La mezcolanza y el anti-clasicismo son fases de transicin, no son el producto fnal ni el objetivo de la globalizacin y de la comunicacin mundial.C A P T U L OI30El arquitecto afrma: Yo constru esta casa, esta ciudad, estas ofcinas, estos cuarteles. ste es tambin el lenguaje del rey, del propietario de la casa, del constructor. Pero es slo una manera de hablar. nicamente los artesanos y los artistas usan estas palabras correctamente cuando dicen: Yo constru esto o lo otro Lo que el arquitecto y el soberano estn declaran-do es que han intervenido, a diferentes grados, en un dibujo que es la base de una concepcin urbana, militar o arquitect-nica; en el diseo, que es un documento grfco autoritario, sea un sketch, un dibujo o un grabado, en papel, madera, metal o en la arena.Los dibujos son al mismo tiempo frgiles como objetos y poderosos en la infuencia que ejercen en la formacin del mundo material. Al igual que una pgina escrita, un dibujo tiene poco valor intrnseco, su poder y autoridad yace en la capacidad de describir, sugerir, dirigir y dar una forma y fgu-ra a objetos, estructuras o eventos de acuerdo a una visin y un propsito precisos. La autoridad de un dibujo es como la de un billete de banco, simblica. La misma gota de tinta pue-de usarse para dibujar un campo de concentracin o una es-plndida ciudad; la accin de un arquitecto puede decidir si una comunidad humana va a vivir en una ciudad que se corres-ponde con sus sueos o en otra atestada, catica y hostil.Dibujar es un ejercicio de autoridad y es, por tanto, una actividad eminentemente moral que implica responsabilidad y conciencia, un sentido de la verdad, la justicia, la belleza, la escala y la proporcin. Como con todas las buenas cosas de la vida el amor, los buenos modales , el lenguaje, cocinar los golpes de genialidad son raramente requeridos. El poeta no sobresale por inventar nuevas palabras o lenguajes, sino cuan-do, por una colocacin sutil de palabras habitualmente fami-liares, revela predicamentos humanos con una potica y un estilo nuevos.Dibujar permite casi cualquier licencia; de la misma mane-ra que la escritura y la palabra hablada, ofrecen poca resisten-cia al exceso o al capricho.Edifcios inspirados por un queso o una alcachofa no sig-nifcan nada en trminos de arquitectura; ni tampoco aaden nada a las culturas o a las tecnologas que los inspiraron tan superfcialmente.Si consideramos el imperativo categrico de Immanuel Kant Acta solamente deacuerdoaunpreceptodelque quieras que su principio se convierta en una ley universal, el arquitecto debe hacerse esta pregunta: Cules seran las consecuencias si el precepto en que mi proyecto est basado se convierte en un principio general de arquitectura y urba-nismo? Construye, por lo tanto, de una manera que t y aquellos que te son queridos utilicen tus edifcios, los miren, vivan, pasen sus vacaciones y se hagan viejos en ellos con placer.LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA, LUXEMBURGO, LON Y ROBERT KRIER, 1991 1995.EL I MPE RA TI V OC A TE GRI C O DE L A RQUI TE C TOAS P E C T OS DE L AMODE R NI DAD3132V E RPA R AK R I E R L.K. 198133CAP TULO IINaturaleza del objeto arquitectnico34V E RPA R AK R I E ROBJETOSClubCapillaConsumoPASTICHESCasa de campoGasolineraPalacio de culturaParlamentoHISTORICISMO MODERNISMOContenido x FormaTIPOSUsoIglesiaMezquitaPlanta de energaBarcoAlmacnFbricaTRADICINForma = Contenido35Res publica, Res privataObjetos nombrados y denominados objetosDefinicin del objeto arquitectnicoMonumentos falsos y verdaderosTecnologa y expresin arquitectnicaSumario de trminos y conceptosModernidad - Modernismo - Tradicin Tipologa - Tipo - ComposicinInvencin - Innovacin - DescubrimientoArquitectura tradicional:construccin verncula y arquitectura clsicaRegin y estiloC A P T U L OI I36RESPUBLI CARESOECONOMI CACI VI TAS Monumentos sin calles o plazas Calles y plazas sin monumentos La ciudad verdaderaNAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO37Toda arquitectura tradicional distingue claramente entre edifcios pblicos simblicos/ institucionales, por un lado, y edifcios utilitarios/ privados, por el otro. Los primeros expre-sanlascualidadesdelascosaspblicas,dela respublica, dignidad, solemnidad, grandeza; los ltimos, las actividades privadas de la vivienda, el comercio yla industria en la res privata y la res oeconomica. Si las fbricas tienen fachadas de catedrales y las casas parecen palacios reales, si los museos se asemejan a lneas de ensamblaje y las iglesias a almacenes industriales, un valor bsico del estado est en crisis pues la naturaleza de su dominio pblico est en peligro. Pero, cul es la naturaleza y jerarqua de los objetos arquitectnicos?Ya sea un lugar de adoracin, una cabina telefnica o el muro de un jardn, una construccin expresa los valores fun-damentales de sus constructores y diseadores. Es un smbo-lo de nuestro estado de nimo y de nuestro amor propio.Los smbolos son al mismo tiempo expresivos e infuyentes. No son meramente medios de expresin o espejos; son herramien-tas,instrumentosparasalvaguardarlosvalorescvicosy personales, para alentarlos y ayudarlos.Si un hombre est vestido con harapos su confanza sufre, al igual que la confan-za que otros tienen en l. Est en crisis con l mismo y con el mundo.Es imposible concebir edificios aislados, separados del mundo. Cualquiera que sea su tamao, los edifcios infuyen en el mundo. Deben ser concebidos como parte de un todo. Los edifcios nunca son neutrales; siempre tienen una infuen-cia positiva o negativa. Son activos.El hombre slo puede aadir unas cuantas notas al margen del plan universal que inspira, gobierna y reconstruye infa-tigablemente el universo. Las ciudades y los edifcios indivi-duales no pueden ser ms que realizaciones imperfectas de estas aadiduras. La ciudad, la calle, la plaza, el templo, la casa, la cabaa, el invernadero, el campanario, el atrio, la bveda, la columna, el arquitrabe, el friso, el techo, la puerta, la ventana, son inventos que completan y enriquecen el in-ventario tipolgico de la naturaleza. Son objetos arquitect-nicos, los nombres e ideas que forman el mundo singular de larazahumana.SegnHannah Arendt,essunaturaleza artifcial (arte factum) lo que los hace tan eminentemente hu-manos. Pero este continente del espritu humano es tan limi-tado como el propio mundo. La tipologa de los objetos y componentes arquitectnicos no es infnitamente expandible. De este modo, la mayora de las innovaciones arquitectni-cas de este siglo no son, hablando estrictamente, innovacio-nes, sino meras transferencias de ideas de otras disciplinas; simplemente no pueden reemplazar el vocabulario, la tecno-loga o la naturaleza establecidos del objeto arquitectnico. Debido a apropiaciones inadecuadas, las innovaciones pier-den a menudo su capacidad instrumental y hasta expresiva; crean un mundo de objetos supuestos, de soluciones falsas, de instrumentos mal adaptados e incluso hostiles edifcios RESPUBLI CA- RESPRI VATAOBJ E TOS NOMBRA DOS YDE NOMI NA DOS OBJ E TOS C A P T U L OI I38que imitan aeroplanos, trasatlnticos, trenes, refneras de petrleo, silos, contenedores. En vez de enriquecer el mundo, solamente lo confunden.La incapacidad para la innovacin verdadera, la esterilidad de esta ideologa supuestamente innovadora, es revelada cla-ramente en la confusin de su terminologa. Una ciudad-jardn no es una verdadera ciudad ni un verdadero jardn;una ofci-na-paisaje no es una ofcina ni un paisaje; una pared-cortinano es una pared ni una cortina; un saln multi-propsito no es un verdadero sustituto para una iglesia, un teatro, o una sala deportiva. Lo mismo se aplica a la ventana-musical, un parque de negocios, un rea de recepcin, una mquina para habitar, una ciudad-satlite,cinturonesverdes,espaciosabiertos,etc..Este anti-glosario, instrumento y expresin de una supuesta realidad-abstracta, prueba que la realidad urbana concreta es el producto de una visin civilizadora y no el resultado automtico de un mero fervor constructivo.Una industria que crea no-lugares, no-realidad y objetos abstractos no puede ser sino un fenmeno transitorio.El inventario tipolgico bsico de los objetos arquitectni-cos es necesariamente limitado y no puede ser reinventado indefnidamente.Estas tipologas, estas tecnologas y su ter-minologa, representan una creacin humana primordial, cuyo poder inventivo supera los descubrimientos del fuego y de la rueda pues, para la arquitectura, la naturaleza provee slo indicaciones y analogas, no modelos a imitar.LAFORMA LOUNIFORME versusFloreroCasa Teatro GarajeMuseoIglesia LOS OBJETOSNOMBRADOS LOS DENOMINADOS OBJETOS PalacioCasaHangarCabinatelefnicaFbricaIglesia Campanario TemploPlanta deenfriamientoNAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO39En el lenguaje de los smbolos no hay equivocaciones.stas aparecen slo en el caso de refexiones discursivas.Alexis PontvicLos errores de concepto, escala, proporcin, medida, forma, contenido, estilo, tipo y carcter son a menudo desacreditados pblicamente por el uso espontneo de apodos pertinentes. La arquitectura moderna sigue ganndoselos en abundancia: la ostra preada, para el Saln de Congresos de Berln; el manicomio para la Unit dHabitation de Le Corbusier en Marsella; la secadora de ropa para el Museo de Arquitec-tura de Roterdam; la bota para el rascacielos Euralille; el parqueo para el Queens College de Oxford; la refnera de petrleo para el Centro Pompidou en Pars; el radiadorpara el Edifcio de las Naciones Unidas en Nueva York; el bunker para el Palacio del Festival en Cannes, etc. El apodo no indica una falta de entendimiento por parte del pblico sino ms bien su capacidad ubicua de discernimiento. En una conexin babilnica de forma y sentido comn, el apodo restablece una relacin verdadera entre el nombre y el objeto nombrado, revela un signifcado que la confusin intelectual y las pre-tenciones artsticas han oscurecido temporalmente. Un apodo es la crtica ms defnitiva y ms devastadora que un edifcio puede recibir, porque no se equivoca.Es una venganza del lenguaje en general y de las palabras en particular. El apodo es el nombre correcto para un objeto kitsch. Los monumentos clsicos y los edifcios tradicionales no son burlados de esta manera: son llamados por sus nombres o por su funcin: ca-tedral, ayuntamiento, palacio, torre de enfriamiento, etc..La coherencia entre smbolo y signifcado, forma y contenido, estilo y clase no es el resultado de una convencin transitoria sino de un acuerdo decisivo. En arquitectura una convencin no puede existir o tener algn valor verdadero a no ser que la apariencia y la funcin del edifcio tengan una evidente relacin de verdad. Una convencin, por defnicin, no puede ser forzada. Y sin embargo, eso es lo que el modernismo prac-tica sistemticamente al confundir tazas de caf con botellas de vino resultando que se rompen botellas y se queman ma-nos.La forma arbitrariay la uniformidad son dos maneras de devaluar el poder de las formas. Lo arbitrariamente uni-forme y lo uniformemente arbitrario son fenmenos simtri-cos. La uniformidad empobrecedora y la pobreza uniforme de tipologas masivas que se condicionan una a la otra. UNIFORMIDADCASUAL=fal sasi mpl i ci dadfal sacompl ej i dad=DESCONCIERTOUNIFORMEIglesia Teatro Ayuntamiento UniversidadDE F I NI C I NDE L OBJ E TOA RQUI TE C TNI C OC A P T U L OI I40El rascacielos y el rascasuelos utilitarios son monumentos falsos. Ellos albergan usos privados en actitud y disfraz p-blicos. Son exageradas concentraciones horizontales o vertica-les de una funcin utilitaria bajo un mismo techo. No slo se muestra su desnudez simblica a travs de sus muros fnos como cortinas sino que el carcter utilitario de sus volmenes obesos humilla la dignidad y rango de los edifcios pblicos.Los edifcios cvicos, stadiums, templos, teatros, santuarios, bibliotecas, iglesias, obeliscos, fuentes, termas, mercados, memoriales, terminales y puentes son los verdaderos elemen-tos simblicos y pblicos en una ciudad.Son objetos privile-giados y exclusivos de la arquitectura monumental. Las plazas pblicas y el perfl urbano son su reino y escenario inviolables, sus protectorados sagrados.La falsa monumentalidad de los rascacielos utilitarios se revela en la mezquindad del ta-mao de sus habitaciones y sus puntales. Cualesquiera que fuesen sus pretenciones arquitectnicas, un centro comercial suburbanonunca adquirir un valor simblico signifcativo, no importa si su vestiduraarquitectnica es comercial, nu-tica o deconstructural. Al estar situado en una franja comer-cial, su mismo propsito evita que adquiera algn otro signi-fcado fuera de su funcin utilitaria.Lo contrario tambin es verdad; la belleza y dignidad mo-numental de un centro histrico no sobreviviran si es trans-formado en un distrito puramente residencial, comercial, de negocios o de ocio. La concentracin de una sola funcin no puede crear una verdadera monumentalidad, incluso la acu-mulacin monumental de unidades de vivienda individuales (sean o no fnanciadas pblicamente) no les otorgar un ver-dadero rango cvico.Sea cual fuese su cantidad, densidad o concentracin, las funciones utilitarias individuales simplemente no constituyen un material tipolgico adecuado para crear edifcios de impor-tancia monumental. La presuncin monumental y laretri-ca vaca del Karl Marx Hof en Viena u otros recientes y alar-dosos experimentos siempre revelan dolorosamente sus pro-psitos domsticos. Lo que es ms, un saln pblico inmenso con una altura del techo insufciente y una arquitectura inade-cuada nunca adquirir monumentalidad e importancia cvica verdaderas.DUROhaci aDOMINOKITSCHSUAVEMONUME NTOS F A L S OS Y V E RDA DE ROSNAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO41El antagonismo ms importante que existe en laarquitec-tura de hoy no es entre tradicin y modernismo sino entre la cultura tradicional autntica y su caricatura. La industria de la construccin ha reemplazado casi universalmente: a) las tcnicas de construccin de muros soportantes, por la separacin de la estructura de carga y los muros de cierre; b) los materiales de construccin tradicionales por sustitu-tos artifciales.La reduccin de las paredes externas a simples pantallas, los movimientos diferenciales pequeos pero continuos entre la armazn y la piel, y la sustitucin de materiales naturales por materiales de calidad inferior han resultado no slo en edifcios de apariencia modernista sino tambin de apariencia tradicional que son frgiles y vulnerables con tiempos de vida limitados y altos costos de mantenimiento.A menudo trans-forman edifcios de apariencia tradicional en autnticas falsi-fcaciones, resultando casi siempre en un kitsch modernista o tradicionalista.La crisis de autenticidad causada por la inade-cuacin entre tecnologa constructiva y apariencia arquitect-nica afecta, al analizarse cuidadosamente, todos los estilos arquitectnicos contemporneos, incluyendo los modernos, pues su aspecto industrializado es rara vez el resultado de verdaderos procedimientos industriales, o de la necesidad.Por tanto, hay una ruptura ontolgica entre apariencia y realidad. La profundidad tipolgica, morfolgica y tectnica de la arqui-tectura tradicional ha sido reemplazada por una profundidad superfcial. Las tcnicas de construccin tradicionales y los materiales naturales son indispensables para asegurar integri-dad estructural, arquitectnica y esttica.La inversin inicial, ocasionalmente ms alta, es generalmente justifcada por la durabilidad incrementada, los costos de mantenimiento redu-cidos, y en todo caso, por un edifcio mejor y ms agradable.Despus de aos de promesas y experimentos fallidos, la situacin crtica de los suburbios no nos deja otra opcin que buscar soluciones prcticas.stas estn de hecho fcilmente disponibles pero es evidente que una tendencia modernista que promueve bloqueos psicolgicos eideolgicos hace que se ignoren, se descarten y hasta sedesacrediten las soluciones tradicionales. Existe un enlace directo entre la confusin de nuestras ciudades y el lenguaje del planeamiento. La falta de claridad en el vocabulario, la mezcla de trminos y el uso ex-tensivo de una jerga profesional vaca se atraviesan en el ca-mino de un pensamiento arquitectnico y ambiental claro. La misma terminologa usada aqu es, a veces, objeto de desacuer-do. Por esta razn defnir ahora algunos de los conceptos y nociones principales.ESCUELA EN SAINT-QUENTIN-EN-YVELINES, L.K., 1977 1979. La plaza pblica se forma al fragmentar el extenso programa de la escuela en sus partes constituyentes. Vista desde el prtico hacia los restaurantes (izquierda) y sala de conferencias (derecha).TE C NOL OG A Y E X PRE S I NA RQUI TE C TNI C ANAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO43SUMA RI ODE T RMI NOS Y C ONC E PTOSESCUELA EN-SAINT-QUENTIN-EN-YVELINES, L.K., 1977 1979. En lugar de un nico gran edifcio con una puerta bajo un techo, esta escuela est compuesta por quince edifcios independientes, evitando as los usuales pasillos labernticos y cul-de-sacs. Los edifcios forman un patrn de calles pblicas, callejuelas y plazas integradas a las calles y alamedas circundantes del parque pblico vecino.Gimnasio Restaurantes Sala de juegos MiradorModernidad Modernismo TradicinHoy, cuando artistas, crticos, historiadores e incluso el pblico hablan del movimiento moderno, a lo que se referen es a los movimientos modernistas. Los trminos moderno y modernista son, de este modo, confundidos regularmente. El primero tiene un signifcado cronolgico; indica tiempo, el perodo contemporneo; el ltimo es una designacin ideol-gica.La ambigedad surge de la pretensin del modernismo, a travs del movimiento moderno, de ser la nica forma leg-tima de modernidad. En realidad, modernismo y moder-nidad no son idnticos.A veces son amalgamados por su consonancia, pero ms a menudo por razones ideolgicas.Tradicin y modernidad, o lo tradicional y lo mo-derno, no son nociones antagnicas: las tcnicas de construc-cin tradicionales (artesanales) tienden a producir objetos para usarlos por largo tiempo; las tcnicas de construccin moder-nistas (industriales) tienden a producir objetos para consumir-los por un tiempo corto.C A P T U L OI I44NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO45Los salones de clases y ejercicios forman los micro-bloques urbanos de esta pequea ciudad-escuela en Saint-Quentin-en-Yvelines.En contraste con estos sobrios edifcios, aquellos con una funcin cvica ms importante como la biblioteca, la sala de conferencias, latorre-mirador,eloden,losrestaurantesylosgimnasiossedistinguenporsus mayoresvolmenes,puntalesmsaltosyarticulacionesylenguajesarquitectnicos ms elaborados.C A P T U L OI I46Una tipologa es la clasifcacin por tipo de los edifcios. Un tipo representa la estructura organizativa de un edifcio en planta y seccin.Un tipo evoluciona hasta que logra su forma bsica (es decir, su forma racional y lgica). El grado de complejidad de un tipo tradicional se corresponde con el grado de complejidad de sus funciones.La complejidad tipolgica no es un objetivo en s misma, sino la evidencia de una jerarqua funcional.Los espacios y los volmenes simples constituyen los bloques para construir todas las composiciones arquitectnicas, no importa cun complejo pueda ser el resultado general. La confguracin de volmenes externos debe ser una expresin lgica de espacios interiores. En cualquier caso, la composicin arquitectnica debiera ser la realizacin coherente y simple de una organizacin tipolgica en planta y en seccin, en un orden simtrico o asimtrico. La uniformidad o la complejidad, la regularidad o la irregularidad, deben estar siempre fundadas en un orden tipolgico. ste es un principio necesario en la composicin arquitectnica para evitar todas las arbitrariedades en materia de uniformidad o complejidad, de lo regular e irregular. Sin rigor tipolgico, la composicin arquitectnica se degenera en juegosarbitrariosdevolmenesyrelieves,enquimeras insignifcantes o colosales.Un tipo de edifcio se presta a ser reproducido infnitamente. La facilidad para nombrar y reconocer, y el uso simple y sin complicaciones, son las condiciones necesarias para establecer una convencin tipolgica. En una era de rpidos progresos, l acr i st al i zaci ndenuevost iposedi l ici osparece extraordinariamente lenta y difcil a pesar del empuje masivo de nuevos tipos de uso. De este modo, el hecho de que las terminales de aeropuerto estn en todas partes en un estado de reconstruccin permanente demuestra la realidad de que elcontenedorylafuncintodavanohanencontradoun modelo apropiado. La terminal Roissy 2 F, de Paul Andreu, y el Aeropuerto Nacional de Washington D.C., de Cesar Pelli, sonlaprimerademostracindeaeropuertosentrando fnalmente en una fase de madurez tipolgica. Igualmente, despus de cuarenta aos de experimentacin sin frutos, los centros comerciales estn redescubriendo el modelo galera quetuvounaaplicacingeneralizadaenlasgalerasde tiendas del siglo xix. Este tipo, que evolucion de los bazares orientales,tuvounantecedentedirectoenlabaslica romana. Por otro lado, las grandes estaciones de ferrocarriles se han mantenido prcticamente sin cambios en su forma, a pesar de la rpida evolucin de los trenes y su funcionamiento. En este caso, el diagrama funcional, la estructura y la arquitectura, claramenteencontrarondesdeelprincipiounamadurez tipolgica que fue capaz de sobrevivir sin esfuerzo un siglo de adaptaciones funcionales.La innovacin tipolgica encontr su sntesis en una forma clsica que era a la vez inmediata y perdurable. LOS NUEVOS TRIBUNALES DE JUSTICIA EN LUXEMBURGO, LON y ROBERT KRIER, 1991-1995. Situada en un promontorio parecido a una acrpolis, esta ciudad de la justicia se compone de ocho edifcios diferenciados, cada uno de los cuales acoge y simboliza un departamento autnomo.El Tribunal y la contigua ofcina del Fiscal Pblico, la Corte,los servicios comunes, el Tribunal Juvenil y la torre de los vientos se organizan todos alrededor de un atrio central o patio.Cada edifcio puede ser localizado, nombrado e identifcado con la mayor facilidad porque su tipo edilicio individual puede ser reconocido y entendido con slo una mirada; la arquitectura refeja su jerarqua relativa y su status simblico. Los edifcios se encuentran separados por las calles pblicas, las plazas y los paseos.Tipologa Tipo ComposicinNAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO47C A P T U L OI I48Tal programa puede ser concebido como un POBLADO con edifcios articulados de acuerdo a su funcin, tipo e importanciaUn programa constructivo grande, ya no se concibe como un edifcio individual bajo un nico techo y con una sola entradaDOS TIPOS DE MONSTRUOSEL ESTILO AUTORITARIO EL ESTILO DEMOCRTICOUN POBLADO no es un EDIFICIO GRANDEUN EDIFICIO no es un POBLADO PEQUEOUN ENCARGO GRANDEno puedeserUN EDIFICIO NICOUNA CIUDAD no puede hacerse a base de CORREDORES Y ATRIOScon aire acondicionadoUNA CIUDAD se hace de CALLES y PLAZAS MANZANAS DE EDIFICIOS y MONUMENTOSNAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO49LA VILLA LAURENTINA DE PLINIO EL JOVEN, PROYECTO DE RECONSTRUCCIN, L.K., 1981. El Instituto Francs de Arquitectura, por invitacin de Maurice Culot,encarg a un grupo de arquologos y arquitectos que presentasen propuestas para la reconstruccin de la Villa Laurentina, de modo de reinstalar la imaginacin, luego de aos de olvido y abandono, como una fuerza central en el trabajo arqueolgico.La ubicacin en una pennsula y la divisin del programa constructivo en pabellones separados permita recontruir la villa de Plinio de manera coherente con su descripcin.Las soluciones basadas en un edifcio individual que han sido intentadas en el pasado entran en conficto, sin excepcin, con el texto original de Plinio.C A P T U L OI I50NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO51VILLA LAURENTINA, L.K., 1981. Los antiguos no diseaban sus edifcios para ser vistos como ruinas, no eran constructores de ruinas. La arqueologa que no se atreve a reconstruir no es ms que una forma de necroflia y fetichismo. El culto a las ruinas no es un logro y no tiene ningntipodemritocultural.Es,porelcontrario,unaformadedesprecioalosantiguos.Elamoralasruinascelebrameramentelaruina de la imaginacin.C A P T U L OI I52NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO53ROMA INTERROTTA, L.K., 1977. Este nuevo tipo constructivo es a la vez un edifcio pblico y una plaza pblica. Los edifcios-torre soportan unenormetechoaunaalturaimponente,loqueconformaunaplazapblicacubiertaparafuncionescvicastalescomoasambleas,cafs, clubes, talleres, salones de conferencias, y otros. As proporciona instrumentos para la centralidad urbana y marca a la vez la planta y el perfl de la ciudad.53C A P T U L OI I54NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO55CASA TORRE EN BAGNAIA, TOSCANA, L.K., 1974. Esta casa torre est coronada por el estudio de un artista.Los grandes balcones son al mismo tiempo plataformas de trabajo y quiebrasoles para las ventanas del estudio.En flosofas divergentes los conceptos de invencin, inno-vacin y descubrimiento tienen diferentes signifcados y esta-tutos.En culturas tradicionales, la invencin, la innovacin y el descubrimiento son los medios para modernizar sistemas probados y prcticos de pensar, planear, construir, representar, comunicarse en las artes, flosofa, arquitectura, lenguaje, las ciencias, industria y agricultura... Son los medios para un fn. Intentan concebir, realizar y conservar un mundo humano, slido, duradero, prctico y hermoso.Se estima que los principios fundamentales estticos y ticos tienen valores universales que trascienden tiempo y espacio, clima y civilizacin.Los mtodos y la lgica indus-triales tienen un papel subordinado.En las culturas modernistas, invencin, innovacin y des-cubrimientosonfinesenellosmismos.Seafirmaquelos cambios constantes en las condiciones econmicas y polticas necesariamente cuestionan todos los conceptos. Ya no hay ninguna categora universal tica o esttica y, por consiguien-te, los valores tradicionales son vistos como obstculos para la vida, la libertad y el progreso. En estas culturas, los mtodos e imperativos industriales dominan todos los aspectos de la vida gobierno y poltica, economa y cultura mucho ms all de su utilidad y justifcacin prcticas.Para las culturas tradicionales, la imitacin es una forma de producir objetos que son similares pero nicos. Son los medios de crear reas de carcter singular. En las culturas modernistas, las copias idnticas inevitablemente resultan en la produccin de clones idnticos de cualquier escala. Estos son mltiplos idnticos que no tienen identidad, o tienen me-ramente una identidad de grupo. Son incapaces de crear luga-res verdaderos. Invencin Innovacin DescubrimientoC A P T U L OI I56NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO57REDESARROLLO DE SPITALFIELDS MARKET, LON KRIER con JANUSZ MAIAG, 1986. Vista desde el prtico de la Sala de la Asamblea hacia la Bolsa del Comercio.Los vocabularios vernculos y clsicos contrastantes hacen evidente el status simblico especfco de las funciones privadas y pblicas de un edifcio.(Ver pgina 162 y 163).Laarquitecturatradicionalcomprendedosdisciplinas complementarias: la construccin vernacular por un lado, y la arquitectura clsica o monumental, por el otro.Segn las defniciones de The Shorter Oxford Dictionary:Vernculo: del latn vernaculus, domstico, indgena.Clsico: del latn classicus, de la ms alta clase.Lo vernculo y lo clsico articulan distinciones de rango a diferentes niveles, entre lo privado y lo pblico, entre lo indi-vidual y lo colectivo, entre tejido urbano y monumento,entre casa y palacio, entre calle y plaza, etc...La construccin verncula es la cultura artesanal de la construccin.Se ocupa de los edifcios domsticos y utilitarios y de trabajos de ingeniera civil.La arquitectura clsica o monumental es la cultura artsti-ca de la construccin verncula. Se ocupa del lenguaje simb-lico, de la construccin y decoracin de estructuras pblicas, con edifcios, plazas y atributos monumentales en general.Arquitectura tradicional:construccin verncula y arquitectura clsicaC A P T U L OI I58NAT U R AL E Z ADE L OB J E T OA RQU I T E C T NI CO59VILLA PARA LORD ROTHSCHILD EN STRONGILO, CORFU, LON KRIER con LIAM OCONNOR, 1988. La villa est construida sobre un promontorio mirando a Albania y al sol naciente, y est dividida en pabellones separados: gran saln, dormitorios, mirador, y servicios.Las variadas funciones domsticas se diferencian por el volumen, el carcter y la escala, mantenindose el conjunto fel al vocabulario vernculo en sus contrastes entre lo rudimentario y lo refnado, lo abierto y lo cerrado, y los volmenes y locales horizontales y verticales.La construccin verncula se forma necesariamente por condiciones geo-climticas y materiales locales. Un estilo re-gional representa la cultura de formas y tcnicas apropiadas para una regin, respondiendo a sus condiciones climticas, materiales y topogrfcas. Su esttica y carcter emergen de la repeticin infnitamente variada e inteligente de un inventario tipolgico formal, continuamente adaptado a las necesidades cambiantes.La arquitectura clsica desarrolla estilos transregionales, universales.Aunquesuselementosestnancladosenlo vernacular de una regin (Toscano, Drico, Jnico,) o en el estilo de un rgimen, dinasta o soberano, su elaboracin y codificacinsimblicatrasciendenlugaryperodoyse prestan a una implementacin continental e incluso univer-sal.Regin y estilo60V E RPA R AK R I E REL ARQUITECTO DE LA ERA MAQUINISTA61CAP TULO IIICrtica de una ideologa modernistaNuestras casas se asemejan a nuestros clientes, no a nuestros diseadores.Anuncio propagandstico de Viviendas Clio, en Trans-en-Provence, Francia62V E RPA R AK R I E RLOS LMITES DEL PLURALISMO POST-MODERNISTALAS INTOLERANCIAS DE UN PLURALISMO COMPROMETIDOBravo!Seguro!Evidentemente!Que se repita!Naturalmente!Bien!Formidable! Que fuerza! Prestigioso!Es escandaloso!Es intolerable!63Cmo hacer lo fcil difcil por medio de lo intilModernismo o el anticonformismo de la sociedadHistoricismo y modernismoModernismo y progresoModernismo y experimentalismo La apora del modernismoModernismo y funcionalismoModernismo y formalismoZeit-geist o Zeit-trieb?Modernismo y memoriaModernismo y la industria del kitschModernismo e historia del arteLa conservacin ha ido ms lejosModernismo y conservacin. La Carta de Venecia y el DocomomoEl amor por las ruinasRefexiones sobre la reconstruccin de la Villa Laurentinasegn la descripcin de Plinio el JovenDespus del modernismoC A P T U L OI I I64TRES TIPOLOGAS BSICAS DE EDIFICIOS MODERNOS TRES FORMAS DE POLUCIN AMBIENTAL123Pabelln Rascacielos BarracaC R T I C ADE UNAI DE OL OG AMODE R NI S TA65La ingeniosa crtica de Marcello Piacentini a un cierto tipo de modernismo arquitectnico es tan vlida hoy como lo fue hace sesenta aos.Parece, realmente, haberse convertido en un principio rector en muchos proyectos.As, encontramos palacios de acero y vidrio para trabajar y vivir en el sol y la nieve; fallos en el aire acondicionado que hacen que los edifcios no puedan usarse; millones de visitantes teniendo que entrar a un museo nacional a travs de los stanos antes de poder alcanzar los pisos principales; cubiertas, torres e instalaciones de servicio bloqueando la vista de un palacio de cristal; un te-soro mundial en libros almacenado en torres de vidrio, resguar-dado por paredes de madera preciosa y con el aire acondicio-nado funcionando veinticuatro horas al da para protegerlo de la amenaza integral de destruccin; grandes bloques de apar-tamentos construidos en masa a lo largo de los ejes de trnsito ms ruidosos y contaminantes y siempre y en todas partes una dependencia absoluta del aire acondicionado, la causa in-dividual ms importante de traumas de otorrinolaringologa.Las ciudades no son meras concentraciones de tipos de edifcios.No son el resultado automtico de actividades constructivas concentradas.La calidad esencial de una ciudad no se debe tanto a la contribucin de eras diferentes o del paso del tiempo sino, en primer lugar, a las capacidades genticas y adaptativas de los principios en los que est basada.El cultivar la zonifcacin monofuncional aun por mil aos no crear verdaderas ciudades. Las sobre-concentraciones verticales y horizontales de usos monofuncionales y la clonacin generalizada de tipos de edifcios, manzanas y distritos, traer como resultado solamente una irrealidad desubicada.Desde su establecimiento como doctrina a principios del siglo xx, el modernismo en la arquitectura ha sido fel a sus principios fundacionales.Aunque ha funcionado por sesenta aos a travs de la re-peticin de modelos establecidos, contina mitologizndose a s mismo como la nica fuerza revolucionaria e innovadora de la arquitectura. Se autodefine como anti-conformista a pesar del hecho de que ha dominado las democracias y los regmenes totalitarios tanto de izquierda como de derecha, desde Cape Town a Mosc, desde Cuba hasta Chile.Hoy, todos sabemos que Mies van der Rohe estaba listo para trabajar para Hitler y Le Corbusier para Ptain. En 1942, Alvar Aalto le hizo una visita amistosa al escultor de Hitler en el Reich alemn. Terragni trabaj para Mussolini, y Nieme-yerlohizoparaunnmeroimpresionantededictadores alrededor del mundo; pero aun as los fanticos continan repitiendo la invectiva de Herbert Read: En la espalda de cada civilizacin moribunda est clavada una columna drica en-sangrentada. De esta manera se intenta desacreditar toda la arquitectura tradicional y cualquier crtica de obras moder-nistas que las califque de conformistas, historicistas o incluso reaccionarias y fascistas.Pero, seguramente, tales denuncias sistemticas son apli-cables, sobre todo, a los propios denunciantes! Los edifcios CMOHA C E RL OF C I L DI F C I LPORME DI ODE L OI NTI LMODE RNI S MOE L A NTI C ONF ORMI S MODE L A S OC I E DA DC A P T U L OI I I66HI S TORI C I S MOY MODE RNI S MODe hecho, existen profundos vnculos entre el modernismo y el historicismo.El historicismo es aquella tendencia arqui-tectnica del siglo xix que, por primera vez en la historia, logr un rompimiento sistemtico de las convenciones esti-lsticasytipolgicas:casetasdemotoresconlaformade mezquitas; casas y fbricas con la forma de catedrales; alma-cenes industriales tras fachadas de palacios; rascacielos como campanarios.Este eclecticismo ha tenido consecuencias tr-gicas porque sus herederos no rechazan meramente los abu-sos de la arquitectura, sino la mismaarquitectura de la que se ha abusado.Elmodernismopudieramuybiendenunciartodaslas formasdehistoricismo,perocuandoconcibeiglesiasque parecen almacenes, palacios de cultura que imitan refneras de petroleo, y casas como barcos, no hace ms que ejercitar la propia confu-sin historicista de categoras, cambiando las imgenes pero no la tendencia. Despus de agotar el vocabu-lario y el repertorio de la arquitectura tradicional, la ideologa comenz a colonizar otros campos con la misma voracidad, usurpando primeramente los registros formales de la arqui-tectura naval e industrial, y en una segunda fase, los de las mquinas y herramientas.Habiendo sido, entonces, fundada, paradjicamente, sobre el rechazo de sus propios orgenes, la ideologa modernista establece su voluntad de dominacin absoluta al historizar toda forma tradicional de arquitectura y tecnologa.Habien-do sido declarada histrica e historizante y por tanto, enmarcada en un perodo determinado y ya fuera de moda la prctica de la arquitectura tradicional sera, a continuacin, denunciada como anti-moderna, anacrnica e invlida. La acusacin de historicismo, en consecuencia, se ha conver-tidoenelequivalentedeponerenlalistanegra. Asel modernismo se ha librado a s mismo de relaciones familiares que se le haban hecho intolerables.modernistas generalmente traicionan e incluso contradicen sus propias promesas y objetivos declarados, especialmente las doctrinas del funcionalismo, racionalismo, economicismo, constructivismo y utilitarismo! Incapaz de cuestionar sus propios principios, o mejor, su entendimiento de la raciona-lidad, el progreso y la modernidad, el modernismo ha regre-sado a una mstica: se ha hecho insensible a los profundos cambios de la sociedad. Paradjicamente, la modernidad es hoy confrontada con una formareaccionaria de modernismo. El conformismo est vivo y saludable. Ya no usa sombreros de copa y chaquetas de pao a cuadros, sino gorras de balonces-to y jackets bomber.C R T I C ADE UNAI DE OL OG AMODE R NI S TA67MODE RNI S MOY PROGRE S OLa revolucin cientfca y tcnica triunfa porque sus aseve-raciones son a la vez obvias y tiles. El modernismo en el arte y la arquitectura buscan imponerse sobre el pblico y las au-toridades no por la superioridad de sus proposiciones sino por la violencia de sus promesas. Su tecnologa nunca fue revolu-cionaria; elementos tales como los techos planos, la planta abierta, los pilotes, y la pared cortina haban sido todos des-cubiertos mucho antes. Fue revolucionario slo en la aplicacin masiva, exclusiva y agresiva de estos principios y en su decla-racin de guerra a todas las culturas tradicionales.El error filosfico del modernismo est no tanto en los dogmas de su doctrina como en su presentacin como el nue-vo paradigma, como el principio exclusivo, como la panacea que debe invalidar y suplantar, si es necesario por la fuerza, toda la arquitectura y el urbanismo tradicionales. Creo que la estandarizacin, la prefabricacin, el plan abierto, la pared cortina, las ventanas horizontales, los techos terrazas, el acero laminado, las paredes de vidrio y el hormign armado, e in-cluso elementos y detalles arquitectnicos clonados,son todos tiles dentro de ciertos lmites; no son anti-tradicionales. Pero cuando se elevan al nivel de los absolutos metafsicos y del dogma exclusivo, el resultado es un empobrecimiento de las ciudades y las sociedades. No hay contradiccin entre querer vivir en una ciudad tradicional y manejar un auto veloz. Cierto vanguardismo de moda reprocha al pblico por recha-zar el modernismo y por querer encontrar refugio en un pasado reconfortante. Y sin embargo, este mismo pblico acepta las comodidades reconfortantes de la vida moderna. Admira los avances cientfcos y le da la bienvenida a las nue-vas tecnologas. El pblico demuestra inteligencia prctica tanto en sus deseos como en sus elecciones; generalmente prefere techos en pendiente en sus casas, pero no aspira a autos con techos de caballete. Tradicin y progreso no son nociones antinmicas.Aunque el equipamiento domstico ha sufrido cambios radicales como resultado de la revolucin cientfca industrial, la idea y el ideal de la vivienda cubana, vasca, provenzal, japonesa, virginiana o andaluza como el hogar familiar, y las nociones tradiciona-les de casa y comodidad domstica, no se han hecho obsoletos por nuevos descubrimientos a ningn nivel, sea del micro o del macrocosmos. Ms aun, en la mentalidad colectiva la idea de vivienda en masa o social no constituye un sustituto viable para estos ideales; por el contrario, representa un sistema del cual es imperativo escapar. Lo que es cierto para los ideales domsticos tambin lo es para la arquitectura cvica y para el ambiente urbano.C A P T U L OI I I68 DENSIDAD MUY BAJA DENSIDAD MUY ALTA = CIUDAD, DENOMINADADENSIDAD Y COMPOSICIN CORRECTAS = CIUDAD NOMBRADAComo los artistas, los cientficos experimentales hacen descubrimientos no a travs del pensamiento sistemtico sino por brotes de intuicin. Pero aun as es solamente a travs de la deduccin lgica y de la prueba que esas intuiciones pueden convertirse en conocimiento cientfco y entrar en el reino de la ciencia aplicada. A los pacientes no se les inyectan sustancias experimentales; los pasajeros no vuelan en aviones experimen-tales; y sin embargo, los arquitectos modernistas reclaman el derecho de albergar a millones de ciudadanos en casas y edi-fcios experimentales.MODE RNI S MOY E X PE RI ME NTA L I S MOC R T I C ADE UNAI DE OL OG AMODE R NI S TA69DOSFORMASDE ACUMULACINTiene el modernismo una tradicin? Algunos tericos querran hacernos creer que es as. Pero, no son modernismo y tradicin trminos contradictorios? La arquitectura que clama ser exclusivamente de su poca contiene mplicitamen-te el germen de la obsolencia; tiene su fecha de expiracin inscrita en su frente. Los arquitectos frecuentemente explican la impopularidad de sus trabajos con la excusa del shock de lo nuevo.Peroluegodemediosiglo,elmodernismonoes yanuevoy,todavams,lanovedadesgeneralmenteun gancho comercial. Los edifcios modernistas encuentran una difcultad existencial fundamental: el tiempo requerido por el pblico para familiarizarse con ellos es mayor que el de su vida til. La ola de demoliciones de edifcios modernis-tas que tiene lugar en el presente ha generado pocos lamentos. Las asociaciones de ciudadanos se crean solamente para la salvaguarda de edifcios tradicionales. La inferioridad de las tcnicas no tradicionales, la carencia de una teora racional que pudiera ser transmitida y compartida, todas estas difcul-tades internas y externas, estn en contra del establecimiento de una tradicin modernista comparable con las tradiciones clsico-vernaculares. Ms aun, no existe ningn pensamien-to neo-modernista coherente que, como el de Le Corbusier, sea capaz de construir un cuerpo autoritario de teora que ofrezca la sntesis necesaria de planifcacin urbana y ecologa, por una parte, y arquitectura y construccin, por la otra. El modernismo no ha desarrollado un lenguaje; no distingue la simple construccin de la arquitectura como arte; carece de vocabulario, gramtica y sintaxis que permitan diferenciar los edifcios industriales, comerciales, cvicos y domsticos. No hay una teora coherente de caracteres, tipos, signos, for-ma, escala o proporcin.Elvacodejadoatrsporladesintegracindeldogma modernista es llenado por teoras personales consistentes en caprichospoticos,pretenciosasjergasajenasyrevivals nostlgicos de los Dadastas, Merz (Kurt Schwiters), Proun (El Lissitzky) Tales meta-teoras no provienen del anlisis racional, el dilogo y, consecuentemente, las enmiendas even-tuales. En cualquier caso, no constituyen un instrumento adecuado para la reforma de las regulaciones urbanas, de la educacin arquitectnica o de los variados ofcios de la cons-truccin. No poseen ninguna contribucin vlida que hacer para el mejoramiento de las ciudades y el paisaje. Las teoras neo-modernistas representan, en general, una recada en la especulacin mstica y el experimentalismo injustifcable. En lugar de proporcionar soluciones prcticas a los apremiantes problemas de las ciudades, aumentan la confusin.LA A POR A DE L MODE RNI S MOC A P T U L OI I I70El modernismo reclama tener capacidades nicas de evolucin, transformacin y crecimiento. Estas capacidades son regularmente opuestas a la supuesta rigidez, infexibilidad e incapacidad estructural de adaptarse a las demandas actuales de la arquitectura tradicional. Examinemos, entonces, los conceptos de crecimiento, evolucin, transformacin, adaptabilidad y fexibilidad.El crecimiento es expresin de vitalidad; su valor reside en tener un objetivo y un lmite. El crecimiento orgnico se detiene en la ma-durez, poco antes de llegar a convertirse en una monstruosidad. La madurez se corresponde con la capacidad plena de convertirse y ser. El deseo de crecimiento ilimitado y progreso, sin embargo, se corres-ponde con una negacin de la adultez, con un sueo infantil de adolescencia sin fn. La obsesin con el crecimiento a todo costo ma-linterpreta no solamente el principio bsico de la vida, sino que tambin provoca rabiosas formas de conservadurismo.De hecho, pocas personas son conscientes de las transformaciones que los asentamientos urbanos sufren a travs de los aos, sean villo-rios pacfcos o bulliciosas metrpolis. Para tener una idea, imaginemos que una cmara fotogrfca emplazada en una colina frente a una ciudad antigua ha tomado una fotografa semanal cada medioda, bajo exactamente las mismas condiciones de luz, desde la fundacin de la ciudad. Al proyectar estas imgenes a un ritmo de dieciocho por segundo, podremos ver en la pantalla, en menos de una hora, mil aos de historia morfolgica; lo que se revela es la naturaleza profunda, no de un objeto terminado, sino de un cuerpo orgnico que se mueve, tiembla, se expande lentamente o de repente se encoge, luego se infa, o duerme sin nunca realmente descansar.Las serenas fotos pre-blicas de nios y ancianos tiesos como efgies en medio del camino dan una falsa impresin de inmovilidad a una realidad que nunca se ha detenido, que est constantemente sometida a los efectos de una infnidad de sucesos y transformaciones. El dinamismo y la fexibilidad reclamadas por el modernismo no son una caracterstica exclusiva de nuestra poca, sino una condicin sine qua non de toda vida.La teora defendida por los Constructivistas, por Archigram y por los movimientos high-tech de que las ciudades y los edificios deben ser sitios en construccin permanente, ignora el simple hecho de que el objetivo central de un sitio en construccin es terminar la construccin tan rpido como sea posible para que la vida pueda seguir sin obstcu-los. De igual naturaleza, la evolucin y transformacin de las especies no son condiciones permanentes ni graduales. El estudio de los fsiles nos lleva a creer que la evolucin de las especies ocurri por radiacio-nes, esto es, por irrupciones que llevaron a la produccin de nuevas especies. Estas revoluciones genticas son seguidas por perodos extre-madamente largos de estabilidad, en otras palabras, perodos de incan-sables reproducciones de acuerdo al tipo. La idea de revolucin perma-nente que permea el mito de progreso y crecimiento ilimitado se con-tradice por los principios organizativos de la naturaleza misma.La adaptabilidad de los edificios tradicionales y las plazas no se di-ficulta por su robustez estructural.La rigidez de la forma de la botella no obstruye la fluidez del lquido que contiene. La estabilidad tipolgi-ca y estructural y la adaptabilidad funcional no son conceptos antag-nicos; el principio de funcionabilidad adaptable no es monopolio del modernismo.El minimalismo y la vulgaridad, el brutalismo honesto y la variedad kitsch. La uniformidad formalstica y el formalismo arbitrario, son fenmenos simtricos. Son el resultado automtico de la zonifcacin monofuncional. Los palacios para el pueblo y los ghetos para los privilegiados son los extremos de una confusin programada. Esto trae como consecuencia alternativamente la bulimia o la anorexia, el tartamudeo o la dislexia arquitectnicos, y en todos los casos, problemas traumticos de expresin y lenguaje. La verdadera variedad formal es la expresin natural y lgica de la variedad funcional.MODE RNI S MOY F UNC I ONA L I S MOC R T I C ADE UNAI DE OL OG AMODE R NI S TA71zoni fcaci n monofuncional = megaestructuraC A P T U L OI I I72Registro variable de informacin y distancia relativa de objetos observados.Un objeto de belleza clsica satisface al ojo a cualquier luz, distancia y ngulo de observacin. La desilusin esttica es causada a menudo por la erosin de la promesa inicial de belleza de un objeto.Dibujo inspirado por una pgina del libro Chaos de James Gleick (Londres, 1988).Al contrario del uso que un nmero de artistas contemporneos quisierandarle,lateoradelcaosrepresentauna