La Acción Penal Por Particulares

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La acción penal por particulares 30 abril 2015 Autor: elmundodelabogado Sección: Galería de imagenes, Opinión Rodolfo Bucio Estrada* El artículo 426 del Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP) establece que el ejercicio de la acción penal corresponde al Ministerio Público, pero podrá ser ejercida por los particulares que tengan la calidad de víctima u ofendido. El autor analiza los supuestos y las condiciones en los que procede dicha acción penal por particulares. Cipriano Gómez Lara, profesor emérito de la Facultad de Derecho, afirmaba que pasar de la teoría a la ley y de ésta a la práctica es como ir del cielo al infierno pasando por el purgatorio. Pues bien, la acción penal por particulares — al igual que los acuerdos reparatorios— es un ejemplo del cambio de un sistema penal inquisitivo a uno civilista reparatorio. Y a continuación pasamos a lo intrincado de la ley y de la práctica. Aun cuando la acción penal por particulares es muy limitada, vale la pena su existencia, pues la acción es inmanente a todo gobernado, pues le da acceso a la justicia; de manera que al conceder el CNPP el ejercicio de la acción penal al particular se hace patente ese anhelo de justicia, sin la participación del Ministerio Público, del mismo modo que cuando se intenta una demanda de nulidad de contrato o una acción laboral de indemnización constitucional, en las cuales se acude directamente al órgano jurisdiccional sin la intervención de un tercero, es decir, del Ministerio Público. Además del título en sí, que ya implica el rompimiento de paradigmas, se hace aún más patente lo civil en lo penal cuando el artículo 432 establece, en su segundo párrafo, que la carga de la prueba del acreditamento de la existencia del delito y de la presunta responsabilidad del imputado corresponde al particular que haya ejercitado la acción penal, lo que encuadra en la regla general de la prueba en materia civil, consistente en que a las partes les corresponde probar sus afirmaciones, es decir, acreditar los elementos constitutivos de la acción. El capítulo de la acción penal por particulares consta de siete preceptos legales, del 426 al 432. De esos siete preceptos cinco son acertados y dos no: estos últimos son el artículo 431, cuyo enunciado es el de admisión, y el 432, relativo a las reglas generales. El primero no es adecuado porque no se precisa admisión de qué: ¿de la acción?, ¿de la audiencia inicial? Cuando el contenido del precepto es diverso, en su primer párrafo impone la carga procesal al juez de constatar los requisitos formales y materiales para el ejercicio de la presente acción; el segundo faculta al magistrado para requerir el cumplimiento de tales requisitos y aun conceder un plazo para su cumplimiento; el tercero, cuarto y quinto párrafos establecen el efecto de la admisión de la acción y los términos de la citación del imputado para que comparezca ante el juez de control; por lo anterior, el enunciado más cercano a su contenido será el de los requisitos de admisibilidad y sus efectos. Y respecto del segundo de los artículos citados, en lugar de tener un enunciado de reglas generales, debe contener uno de reglas

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La acción penal por particulares30 abril 2015Autor: elmundodelabogadoSección: Galería de imagenes, Opinión

Rodolfo Bucio Estrada*

El artículo 426 del Código Nacional de Procedimientos Penales (CNPP) establece que el ejercicio de la acción penal corresponde al Ministerio Público, pero podrá ser ejercida por los particulares que tengan la calidad de víctima u ofendido. El autor analiza los supuestos y las condiciones en los que procede dicha acción penal por particulares.

Cipriano Gómez Lara, profesor emérito de la Facultad de Derecho, afirmaba que pasar de la teoría a la ley y de ésta a la práctica es como ir del cielo al infierno pasando por el purgatorio. Pues bien, la acción penal por particulares —al igual que los acuerdos reparatorios— es un ejemplo del cambio de un sistema penal inquisitivo a uno civilista reparatorio. Y a continuación pasamos a lo intrincado de la ley y de la práctica.

Aun cuando la acción penal por particulares es muy limitada, vale la pena su existencia, pues la acción es inmanente a todo gobernado, pues le da acceso a la justicia; de manera que al conceder el CNPP el ejercicio de la acción penal al particular se hace patente ese anhelo de justicia, sin la participación del Ministerio Público, del mismo modo que cuando se intenta una demanda de nulidad de contrato o una acción laboral de indemnización constitucional, en las cuales se acude directamente al órgano jurisdiccional sin la intervención de un tercero, es decir, del Ministerio Público.

Además del título en sí, que ya implica el rompimiento de paradigmas, se hace aún más patente lo civil en lo penal cuando el artículo 432 establece, en su segundo párrafo, que la carga de la prueba del acreditamento de la existencia del delito y de la presunta responsabilidad del imputado corresponde al particular que haya ejercitado la acción penal, lo que encuadra en la regla general de la prueba en materia civil, consistente en que a las partes les corresponde probar sus afirmaciones, es decir, acreditar los elementos constitutivos de la acción.

El capítulo de la acción penal por particulares consta de siete preceptos legales, del 426 al 432. De esos siete preceptos cinco son acertados y dos no: estos últimos son el artículo 431, cuyo enunciado es el de admisión, y el 432, relativo a las reglas generales. El primero no es adecuado porque no se precisa admisión de qué: ¿de la acción?, ¿de la audiencia inicial? Cuando el contenido del precepto es diverso, en su primer párrafo impone la carga procesal al juez de constatar los requisitos formales y materiales para el ejercicio de la presente acción; el segundo faculta al magistrado para requerir el cumplimiento de tales requisitos y aun conceder un plazo para su cumplimiento; el tercero, cuarto y quinto párrafos establecen el efecto de la admisión de la acción y los términos de la citación del imputado para que comparezca ante el juez de control; por lo anterior, el enunciado más cercano a su contenido será el de los requisitos de admisibilidad y sus efectos. Y respecto del segundo de los artículos citados, en lugar de tener un enunciado de reglas generales, debe contener uno de reglas particulares aplicables a dicho capítulo, pues su contenido es precisamente lo que aplica al mismo del resto del código.

La legitimación en el ejercicio de la acción penal por particulares corresponde a la víctima o al ofendido, no a otros. Dichos conceptos se encuentran descritos en el artículo 108 del mismo ordenamiento legal, por lo que a él remitimos al lector. En cuanto a los requisitos de procedibilidad y admisibilidad, éstos se hallan en el artículo 428 y del mismo se presentan varias lecturas o interpretaciones, las cuales obedecen a la forma en que se encuentra redactada la disposición legal, que señala, en su parte conducente: “Únicamente en delitos perseguibles por querella, cuya pena sea alternativa, distinta a la privativa de libertad o cuya punibilidad máxima no sea mayor a tres años de prisión”. Para dilucidar cuál de las interpretaciones es la acertada, no obstante, hay que apuntar que una unanimidad con la que se proponga resulta siempre imposible, si no difícil. Para lo anterior, la exposición de motivos del código no aporta gran ayuda para nuestro cometido, ya que transcribe lo señalado en el ordenamiento legal. Así pues, nuestras lecturas o interpretaciones son las siguientes:

1. a) La primera interpretación se sustenta en las comas que aparecen entre las palabras “querella, cuya pena sea alternativa, distinta a la privativa de libertad”; aquí la coma entre las palabras alternativa y distinta tiene el sentido de que se trata de otros supuestos; la coma es un

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signo ortográfico que sirve para indicar la división o el corte entre frases u oraciones, lo anterior de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, de tal manera que el concepto utilizado por el código —“únicamente”— limita a todos los supuestos y no sólo a los perseguibles por querella, sino también a aquellos delitos que no tengan esa calidad, pero que sean sancionados con una pena alternativa y diversa a la privativa de libertad; para concluir con el tercer supuesto, cualquier delito que tenga una pena privativa de libertad no mayor de tres años, aun cuando no sea de querella ni tenga pena alternativa. Así, la primera interpretación nos lleva a establecer tres supuestos de admisibilidad y procedibilidad de la acción penal por particulares: a saber, i) aquellos delitos proseguibles por querella; ii) los que tengan pena alternativa y distinta a la privativa de libertad, y iii) los delitos cuya punibilidad máxima no exceda de tres años.

2. b) La segunda interpretación nos lleva a establecer dos supuestos de procedibilidad para la acción penal por particulares, sustentada en la coma que se encuentra entre las palabras “querella” y “cuya pena sea alternativa”, así como en la palabra “o” que se halla entre “libertad” y “cuya punibilidad”, ya que dicha letra implica una disyuntiva, es decir, una u otra cosa, en cuyo caso aplica en delitos que no tengan pena de libertad pero que aun teniéndola no exceda de tres años como máximo; con lo anterior se establecen sólo dos supuestos de admisibilidad y procedibilidad; a saber, i) aquellos delitos proseguibles por querella y ii) los que tengan pena alternativa distinta a la privativa de libertad pero que, aun teniéndola, no fuera mayor de tres años de prisión como máxima.

3. c) La tercera y última interpretación consiste en establecer sólo un supuesto de procedibilidad, bajo el argumento de que una defectuosa redacción no debe cambiar el sentido de la disposición, porque si la exposición de motivos se limita a transcribir parte del artículo, lleva a considerar la existencia de un solo supuesto, en cuyo caso la redacción del artículo, para no generar mayores interpretaciones, debería ser el siguiente: “Únicamente en los delitos perseguibles por querella, y de éstos sólo los que tengan pena alternativa distinta a la privativa de libertad y si la tuvieren que sea inferior a tres años como máximo”. De esta forma, el ejercicio de la acción penal por particulares sólo se limita al de querella, aunque limitado a aquel que tenga pena alternativa distinta a la privativa de libertad, pero que aun teniéndola no sea mayor de tres años como máximo. Con lo anterior la acción penal queda reducida a muy limitados delitos.

Y como ejemplos negativos de la interpretación anterior tenemos a los delitos regulados por el código penal distrital siguientes: i) de peligro de contagio, sancionado por el artículo 159, porque aun cuando es de querella y la pena no rebasa tres años, al no contar con pena alternativa no procede la acción penal por particulares; ii) de variación de nombre, consignado en el artículo 317, en el que tampoco procede la acción penal por particulares, pues aun cuando tiene pena alternativa y con prisión menor de tres años, al no establecerse que se trata de un delito de querella, tal acción es inaplicable, y iii) de acoso sexual, contenido en el artículo 179, puesto que aun cuando tiene una penalidad no mayor de tres años no encuadra en la acción penal por particulares, porque no tiene penalidad alternativa ni tampoco es de querella.

La interpretación que hacemos nuestra es la primera, pues con ella se amplía el espectro de posibilidades del ejercicio de la acción penal por particulares, misma que no excede los alcances de la acción penal, pues sigue siendo pública, ya que los delitos que encuadran en esos tres supuestos son mínimos; además, porque de ese modo se coincide con la teoría de acción en general.

Expuesta la interpretación de los supuestos de procedibilidad, ahora corresponde saber si la acción penal por particulares podrá materializarse en la práctica, es decir, si llega hasta su culminación, consistente en que se ejerza por un particular y se aporten todas las pruebas para establecer el cuerpo del delito y la probabilidad del imputado en la comisión de dicho ilícito, sin necesidad de recurrir al ministerio público o al juez de control; pues de tener que recurrir a dichas instancias dejará de ser acción penal privada para convertirse en pública, como lo señala el CNPP en su artículo 428, párrafos segundo y tercero.

Para cumplir con el cometido anterior tomaremos como ejemplo el delito de discriminación, el cual se regula en los siguientes términos:

“Artículo 206. Se impondrán de uno a tres años de prisión o de veinticinco a cien días de trabajo en favor de la comunidad y multa de cincuenta a doscientos días al que, por razón de edad, sexo, estado civil, embarazo, raza, procedencia étnica, idioma, religión, ideología, orientación sexual, color de piel, nacionalidad, origen o posición social, trabajo o profesión, posición económica, características físicas, discapacidad o estado de salud, o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas:

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”[…]

”IV. Niegue o restrinja derechos laborales.

”Al servidor público que, por las razones previstas en el primer párrafo de este artículo, niegue o retarde a una persona un trámite, servicio o prestación al que tenga derecho, se le aumentará en una mitad la pena prevista en el primer párrafo del presente artículo, y además se le impondrá destitución e inhabilitación para el desempeño de cualquier cargo, empleo o comisión públicos, por el mismo lapso de la privación de la libertad impuesta.

” […]

”Este delito se perseguirá por querella”.

Con lo anterior ya podemos contestar la pregunta formulada. La respuesta es que sí es posible llevar a su culminación el ejercicio de la acción penal por particulares. Desde luego, habrá delitos en los cuales resulte imposible por la necesidad de tener que acudir al ministerio público o al juez de control para ejecutar actos de molestia necesarios para acreditar los elementos del tipo penal; sin embargo, con lo anterior constatamos que la acción penal ya no es exclusiva del Ministerio Público, y que ahora hay acción penal pública y privada, como si fuera una acción de índole civil, laboral o administrativa.

Antes de entrar a señalar los elementos del tipo de penal, conviene aclarar que si se trata de servidores públicos ya no aplica la acción penal por particulares, pues excede de la penalidad permitida para hacerlo.

Ahora señalamos los elementos del tipo penal de la fracción IV, que son los siguientes: i) embarazo, ii) derechos y iii) negar un derecho laboral.

Los hechos del caso son los siguientes: Juanita Bonifacia Pec Uc trabaja en la empresa Textiles del Sureste, S.A. de C.V., donde se desempeña como contadora. Allí hay tres puestos iguales y uno lo ocupa ella. En enero de 2015 Juanita informa a su jefe que se encuentra embarazada. En la quincena siguiente observa una disminución de su sueldo, de 15,000 a 13,000 pesos. Al cuestionar sobre esta situación a su jefe, éste le manifiesta que es debido a su embarazo, pues por él ya no trabajará igual, ya que deberá pedir permiso para su atención médica, y su incapacidad por ingravidez reducirá su productividad en relación con la de los otros contadores.

Por lo anterior, ella decide ejercitar la acción penal por particulares, asistida de su abogado, de manera que invoca violación a su derecho laboral establecido en el artículo 86 de la Ley Federal del Trabajo, el cual señala lo siguiente: “A trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual”. Expuesto lo anterior, para acreditar su acción penal, bastará con recurrir a los siguientes elementos de prueba, los cuales no requieren ningún acto de molestia: i) documental privada, esto es, los recibos de nómina, en los cuales se muestra la reducción del salario, y la constancia médica del embarazo, y ii) documental pública, consistente en la información testimonial, ya sea ante notario o judicial, en la que se haga constar la declaración de por lo menos dos testigos, mediante los cuales se constate lo dicho por el jefe a Juanita Bonifacia respecto de la reducción de su sueldo.

Conforme a lo anterior se considera que podría prosperar la acción penal por particular y por el delito de discriminación, con lo cual damos vida a dicha acción, la que consideramos que es benéfica, aun cuando sea muy limitada.

Nota

* Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, con maestría en docencia universitaria por la Universidad Simón Bolívar.

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acción penal privada es inoperante  1 julio 2015Autor: elmundodelabogadoSección: Opinión

 

Bernardo J. González Garza*

 

A raíz de la reforma constitucional de 2008 nuestra Carta Magna prevé, por medio de su artículo 21, la posibilidad de que los particulares puedan ejercer, de manera directa ante los tribunales, la acción penal privada, en la forma y los casos que se prevean en legislación secundaria. El autor sostiene que es necesario reformar esta acción penal privada para que funcione de manera eficaz y no se convierta, como sucede hoy en día, en letra muerta.

Hasta el momento la legislación complementaria no ha cumplido con el espíritu del legislador de tan importante reforma cuyo origen se funda en la necesidad de conceder la potestad a los particulares para acudir directamente a los tribunales a presentar su acusación, es decir, a acusar de manera directa sin la necesidad de acudir ante el Ministerio Público. En mi opinión, el legislador pretendió que en todo momento dicha reforma fuese productiva, pero en la práctica parece no funcionar y ha quedado como letra muerta.

Analizando la legislación secundaria, que en el caso que nos ocupa es el artículo 428 del Código Nacional de Procedimientos Penales, los supuestos en los que el particular podrá ejercer la acción penal privada son los siguientes: “Únicamente en los delitos perseguibles por querella, cuya penalidad sea alternativa, distinta a privativa de libertad o cuya punibilidad máxima no exceda de tres años”.

Del artículo anterior se ponen de manifiesto dos supuestos muy importantes: el primero, que sean delitos perseguibles por querella, ya que dicha condicionante impuesta por el legislador es necesaria, porque en los demás delitos, esto es, en los perseguibles de oficio, existe un interés del Estado por reprochar la conducta; pero el segundo, que condiciona que la pena máxima no exceda de tres años, no parece nada acertado, ya que en la práctica, en los códigos penales tanto federal como de los diversos estados, es mínimo el catálogo de delitos que cumplirían el supuesto de la penalidad condicionada a tres años.

Es menester señalar que en los delitos perseguibles por querella el Estado no tiene afectación. Simplemente el Ministerio Publico funge como un conducto para que la acusación llegue a los tribunales algún día y siga el proceso penal, pero ¿por qué no reformar ese artículo y permitir que todos los delitos que sean perseguibles a instancia de parte permitan el ejercicio de la acción penal privada de la víctima u ofendido sin necesidad de condicionantes en cuanto a la penalidad del delito? Es absurdo que el Ministerio Publico pretenda seguir teniendo el monopolio de la acción penal, cuando la intención del legislador no era ésa.

En resumen, el Estado deberá seguir teniendo el ejercicio de la acción penal en los delitos en los que tenga un interés que reprochar, pero sin negar la posibilidad al particular de que en los demás casos pueda acudir, sin limitación alguna, ante los tribunales a ejercitar su acción privada. Si lo anterior se volviera realidad, sin duda mejoraría la calidad y la agilidad de las acusaciones del Ministerio Publico en los casos en los que tenga un interés que perseguir. Por eso invito a reflexionar a mis compañeros abogados sobre lo que parece ser una reforma que pretendía abrir un nuevo camino para abogados acusadores, pues el abogado no sólo estudió Derecho como defensor, y si hoy nuestra Constitución permite ir más allá, propugnemos por que la legislación secundaria sea reformada y sigamos con el espíritu natural de esta reforma.

Nota

* Abogado penalista por la Universidad Regiomontana con estudios de posgrado en la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad de Salamanca y la California Western School of Law. Se ha desempeñado en la administración pública como fiscal de la Procuraduría General de Justicia en Nuevo León, entre otros cargos.

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