La Autoridad y La Sumision - Watchman Nee

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La autoridad y la sumisin CONTENIDOPrimera parte: la autoridad y la sumisin 1. La importancia de la autoridad 2. Ejemplos de rebelin en el Antiguo Testamento (1) 3. Ejemplos de rebelin en el Antiguo Testamento (2) 4. David conoca la autoridad 5. La sumisin del Hijo 6. Dios establece Su reino 7. Dios desea que el hombre se someta a Sus representantes 8. La autoridad que hay en el Cuerpo 9. La manifestacin de la rebelin (1) 10. La manifestacin de la rebelin (2) 11. El lmite de la sumisin Segunda parte: cmo se conduce la autoridad delegada de Dios 12. La persona a la que Dios da Su autoridad 13. La base de la autoridad delegada: la revelacin 14. El carcter de la autoridad delegada: la gracia 15. La base de la autoridad delegada: la resurreccin 16. El abuso de la autoridad delegada, y el juicio gubernamental de Dios 17. La autoridad delegada debe estar bajo autoridad 18. La vida y la actitud de la autoridad delegada 19. La autoridad delegada debe santificarse 20. Requisitos de la autoridad delegada

PREFACIO DE LA EDICION EN INGLESEn 1949 Watchman Nee dio una serie de mensajes acerca de la autoridad y la sumisin en un adiestramiento dirigido a los colaboradores llevado a cabo en Kuling, Fuchow. Quienes estuvieron en esas reuniones cayeron postrados ante la gran luz que Dios verti, y recibieron una clara percepcin de la forma en que el maligno llena toda la tierra, y del gran desconocimiento de ello entre aquellos a quienes el Seor salva. Cmo podr venir el reino de Dios, al final de esta era, si Sus hijos no tienen un testimonio de verdadera sumisin al Seor? En los ltimos diez aos, algunos hermanos recopilaron estos preciosos mensajes en forma de bosquejos para estudiarlos y otros distribuyeron copias de sus notas personales con ese mismo fin. Sin embargo dichos bosquejos y dichas notas son demasiado breves y adems incompletos. Por consiguiente, la Li brera Evanglica de Taiwan reuni todas las notas disponibles y las organiz en once

mensajes que fueron publicados como una serie en la revista El ministerio de la Palabra, el ao pasado. Debido a la inexactitud de las notas, creemos que los mensajes publicados en ese entonces eran limitados en contenido y se desviaban bastante del tono y del estilo del hermano Nee. As que, aquellos mensajes pueden considerarse las notas ms detalladas que tenemos a nuestra disposicin. Para suplir la necesidad de los hijos de Dios en todas partes, hemos recogido estos once mensajes en la presente obra con la esperanza de que el Seor nos permita lograr un compendio ms exacto en el futuro. Los Librera 20 de enero de 1967 editores Taiwan

Evanglica

de

PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICIONEsta obra se basa en una serie de mensajes que Watchman Nee dio en el adiestramiento que ofreci en el monte de Kuling en los aos 1948 y 1949, y consta de dos partes que tienen una estrecha relacin entre s. En 1988 Living Stream Ministry public la primera parte en ingls bajo el ttulo Authority and Submission, libro que abarcaba como tema general la autoridad espiritual y la sumisin. La presente edicin incluye una segunda parte, anteriormente traducida del chino, que trata de la autoridad que Dios delega.

PRIMERA PARTE LA AUTORIDAD Y LA SUMISIONCAPITULO UNO

LA IMPORTANCIA DE LA AUTORIDADLectura bblica: Ro. 13:1-17; He. 1:3; Is. 14:12-14; Mt. 6:13; 26:62-64

EL TRONO DE DIOS ESTA ESTABLECIDO SOBRE LA AUTORIDADLa obra de Dios se origina en Su trono; el trono de Dios est establecido sobre la autoridad. Todo fue creado por medio de la autoridad de Dios, y todas las leyes naturales mantienen su cohesin por medio de Su autoridad. Por tanto, la Biblia dice que Dios sustenta todas las cosas por Su palabra, la cual es Su autoridad (He. 1:3b). No dice el versculo que Dios sustente todas las cosas por medio de Su poder, ya que la autoridad de Dios lo representa a El mismo, mientras que Su

poder representa Sus acciones. Es fcil ser perdonados del pecado que est en contra del poder de Dios, pero no es fcil ser perdonados del pecado que est en contra de la autoridad de Dios, debido a que pecar contra la autoridad de Dios es pecar contra El mismo. Dios es la nica autoridad de todo el universo. Todas las dems autoridades son delegadas por El. En todo el universo nada est por encima de Su autoridad; nada puede sobrepasarla. Por esta razn, si queremos servir a Dios, debemos conocer Su autoridad.

EL ORIGEN DE SATANASSatans lleg a ser quien es debido a que fue ms all de la autoridad de Dios. El quera competir con Dios y oponrsele. As que, la causa de su cada fue la rebelin. En Isaas 14:12-15 y Ezequiel 28:13-17 se habla de la transgresin y la cada de Satans. Isaas 14 dice que Satans viol la autoridad de Dios, mientras que Ezequiel 28 afirma que viol la santidad de Dios. Violar la autoridad de Dios es rebelin, y es un problema ms serio que violar Su santidad. El pecado que se comete tiene que ver con la conducta y, por ende, puede ser perdonado con relativa facilidad. Pero la rebelin se relaciona con la violacin de principios y, por esa razn, no es fcil que se perdone. Satans trata de levantar su trono sobre el de Dios y violar Su autoridad. El principio satn ico consiste en exaltarse a s mismo. La causa de la cada de Satans no fue el pecado, sino su rebelin contra la autoridad de Dios. Por eso, fue condenado por Dios y, posteriormente, dio origen al pecado. Por consiguiente, si queremos servir a Dios, no podemos violar la autoridad, pues si lo hacemos estamos aplicando el principio de Satans. Existe la posibilidad de trabajar en la obra de Dios aplicando el principio de Satans, aunque nos mantengamos en la doctrina de Cristo y pensemos que estamos haciendo la obra del Seor. Esto es terriblemente maligno. Satans no teme que prediquemos la Palabra de Cristo, pero s teme que nos sometamos a la autoridad de Cristo. El servicio que rendimos a Dios no puede conformarse al principio de Satans. Si laboramos dentro del principio de Cristo, el principio de Satans se desvanece. Hasta el presente Satans es un usurpador en los aires y no ser arrojado de all hasta el final de Apocalipsis. Slo cuando seamos completamente limpios y estemos libres del principio de Satans podremos servir a Dios. En la oracin que el Seor ofrece en Mateo 6:9 -13 se halla la clusula: no nos metas en ten tacin. La tentacin alud e a la obra de Satan s. Tambin hallamos la frase: lbranos del mal, que se refiere al prop io S atans. L uego el Seor aade: Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amn. Esta es la declaracin ms imp or tan te. El reino pertenece a Dios, y tambin la autoridad y la gloria son Suyas. Todo es de Dios. Comprender la realidad de que el reino es de Dios nos hace completamente libres de Satans. Puesto que Dios administra todo el universo, tenemos que aprender a someternos a la autoridad de Dios. Nadie puede robar la gloria de Dios.

Satans le mostr al Seor todos los reinos de la tierra, pero el Seor dijo que todos los reinos de los cielos son de Dios. Necesitamos saber a quin pertenece indiscutiblemente la autoridad. Cuando predicamos el evangelio, conducimos las personas a someterse a la autoridad de Dios. Si vamos a establecer la autoridad de Dios sobre la tierra, tenemos que estar sometidos a esa autoridad. Si no lo hacemos, cmo hemos de derrotar a Satans?

TODOS LOS CONFLICTOS DEL UNIVERSO GIRAN EN TORNO A LA AUTORIDADEl centro de todas las disputas de todo el universo es la decisin de a quin pertenece la autoridad. Tenemos que enfrentarnos con Satans cuando afirmamos que la autoridad le pertenece a Dios. Tambin debemos someternos a la autoridad de Dios y defenderla. Necesitamos encontrarnos cara a cara con la autoridad de Dios para darnos cuenta de lo que significa dicha autoridad. Antes de que Pablo se diera cuenta de lo que significaba esta autoridad, quiso erradicar la iglesia de la tierra. Pero despus de encontrarse con el Seor cuando iba hacia Damasco, comprendi que es difcil dar coces (utilizar la energa del hombre) contra el aguijn (la autoridad de Dios). Cay en tierra, reconoci a Jess como Seor y se someti a las instrucciones de Ananas. Pablo se encontr con la autoridad de Dios. En su conversin, entendi no solamente el significado de la salvacin sino tambin el de la autoridad de Dios. Pablo era un hombre culto y versado, mientras que Ananas era un hermano insignificante. La Biblia solamente lo menciona una vez. Si Pablo no se hubiera encontrado con la autoridad de Dios, no habra podido hacerle caso a Ananas. Si uno no se encuen tra con la autor id ad de Dios en ca mino a Damasco, no podr someterse a un h ermano pequeo e insign ificante en Damasco. Esto nos muestra que todo aquel que se encuentra con la autoridad, se relacionar con sta, y no con la persona que la tiene. Solamente debemos prestar atencin a la autoridad, no a la persona, ya que nuestra sumisin no est dirigida a una persona sino a la autoridad de Dios en esa persona. Si sta no es nuestra actitud, no sabremos lo que es la autoridad. Si nos sometemos primeramente a una persona, y no a la autoridad que inviste a esa persona, estamos completamente equivocados. Si tocamos primero la autoridad y luego nos sometemos a la persona independientemente de quin sea, vamos por el camino correcto. La nica meta de Dios en la iglesia es manifestar Su autoridad en el universo. Podemos ver la autoridad de Dios en la coordinacin que se tiene en la iglesia. Dios emplea una enorme fuerza para mantener Su autoridad, la cual es ms fuerte que todo lo dems. Todos nosotros, los que tenemos tanta confianza en nosotros mismos y que en realidad estamos tan ciegos, necesitamos encontrarnos cara a cara con la autoridad de Dios, por lo menos una vez en la vida. Slo cuando somos quebrantados podemos ser sumisos y comenzamos a descubrir lo que es la autoridad de Dios. Slo cuando uno se encuentra con la autoridad de Dios puede someterse a la autoridad que El delega.

LA MAYOR EXIGENCIA DE LA BIBLIA: LA SUJECION A LA VOLUNTAD DE DIOSLa mayor exigencia que Dios hace al hombre no es que lleve la cruz, ni que d ofrendas, ni que se consagre, ni que se niegue al yo, sino que se someta a El. Dios le orden a Sal atacar a los amalecitas y destruirlos completamente ju nto con todo lo que ellos tenan (1 S. 15:1-3). Pero cuando Sal derrot a los amalecitas, le perdon la vida a Agag, el rey de ellos. Tambin preserv las mejores ovejas, el ganado y todo lo bueno, y no quiso destruirlos para ofrecerlos a Dios (vs. 7-9, 14-15). Pero Samuel le dijo: El obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar aten cin que la grosura de los carneros (v. 2 2). El sacrificio del cual se habla aqu, es el holocausto, el cual no tiene relacin alguna con el pecado, sino que se ofrece para ser aceptado por Dios y para traerle satisfaccin. Sin embargo, Samuel le dijo que prestar atencin y obedecer es mejor que ese sacrificio. Esto se debe a que aun al ofrecer el holocausto, existe la posibilidad de que haya una mezcla con la voluntad del hombre. Solamente prestar atencin y obedecer honran de una manera absoluta a Dios y exaltan su voluntad. La obediencia es la otra parte de la autoridad. A fin de obedecer, es necesario quitarnos de en medio. Una persona no puede obedecer en su propio yo. Solamente se puede obedecer viviendo en el espritu. La obediencia es la expresin ms alta de nuestra respuesta a la voluntad de Dios.

LA ORACION QUE EL SEOR HIZO EN EL HUERTO DE GETSEMANIAlgunos piensan que la oracin que el Seor ofreci en el huerto de Getseman, donde sud grandes gotas que caan como sangre a la tierra, es una seal de Su debilidad en la carne y de Su temor de beber la copa (Lc. 22:44). Pero se no es el caso. La oracin hecha en Getseman se rige por el mismo principio al que s e alude en 1 Samuel 15:22. La oracin que el Seor elev en Getseman es la mejor expresin de la sumisin a la autoridad de Dios. La sumisin de nuestro Seor a la autoridad de Dios va mucho ms all de Su sacrificio en la cruz. El sinceramente buscaba co nocer la voluntad de Dios. El no dijo: Tomar la cruz n i Debo beb er la copa. El so lamente prest atencin y obedeci. El dijo: Si es posible, pase de M esta copa (M t. 26 :39b ). Aqu no se ve Su preferencia, porque desp us aade: Pero n o sea como yo quiero, sino como T (v. 39c). La voluntad de Dios es absoluta, mientras que la copa (ir a la cruz) no lo es. Si no hubiera sido la voluntad de Dios que El fuera crucificado, el Seor Jess bien podra pasar de largo y no ir a la cruz. Antes de que el Se or entendiera el significado de la volun tad de Dios, la copa y la voluntad de Dios eran dos cosas diferentes. Pero al entenderlo, la copa lleg a ser la copa que el Padre le h aba dado; as, la voluntad de Dios y la copa llegaron a ser una sola cos a. La voluntad es la representacin de una autoridad. Por lo tanto, cuando la sumisin proviene de conocer la voluntad de Dios, es una sumisin a la autoridad. Si no hay oracin ni est uno dispuesto a conocer la voluntad de Dios, no podr sujetarse a la autoridad.

Una vez ms el S eor dijo: La copa que el Padre me ha dado, no la he de beber? (Jn. 18:11). Aqu el Seor reconoce la autoridad de Dios, y no exalta Su propia cruz. Al mismo tiempo, cuando entendi que beber la copa (ser crucificado para redimirnos) era la voluntad de Dios, dijo inmediatamente: Levantaos, vamos (M t. 26:46). El obedeci rpidamen te. Puesto que la cruz significa el cumplimiento de la voluntad de Dios, la muerte del Seor es la expresin ms elevada de sumisin a la autoridad. Y aunque la cruz es el centro del universo, no est por encima de la voluntad de Dios. El Seor valora la autoridad de Dios (Su voluntad) ms que ir a la cruz (el sacrificio). Nuestro servicio a Dios no debe ser un sacrificio voluntario ni la negacin de nue stro yo, sino el cumplimiento de Su voluntad. Tampoco es un asunto de llevar la cruz, sino de someternos a la voluntad de Dios. Este es el principio bsico. Si el principio de la rebelin est presente, hasta un sacrificio es un deleite y una gloria para Satans. Sal pudo ofrecer ovejas y ganado, pero Dios no reconoci eso como un sacrificio porque estaba mezclado con el principio de Satans. Pasar por alto la autoridad de Dios es pasar por alto a Dios mismo. Por consiguiente, la Biblia dice que la rebelin es como el pecado de adivinacin, y la obstinacin como dolos e idolatra (1 S. 15:23). Quienes participamos en la obra del Seor somos siervos de Dios. Por lo tanto, lo primero con lo que nos encontramos es la autoridad. Tocar la autoridad es tan prctico como tocar la salvacin. Para nosotros sta es una leccin muy profunda. Debemos ser afectados y golpeados por la autoridad, por lo menos una vez en la vida. Cuando hayamos tocado la autoridad, la veremos dondequiera que nos encontremos, y slo entonces Dios podr restringirnos y comenzar a usarnos.

EL JUICIO DEL SEOR Y EL DE PABLOEn Mateo 26 y 27 el Seor pas por dos clases de juicios: el de la religin, ante el sumo sacerdote (26:57-66), y el del gobierno civil, ante Pilato (27:11-14). Cuando Pilato lo interrog, el Seor poda guardar silencio, porque El no estaba atado a las leyes terrenales. Pero cuando el sumo sacerdote le conjur por el Dios viviente, el Seor tuvo que contestar, pues el asunto se relacionaba con la sumisin a la autoridad. Tambin en Hechos 23 cuando Pablo fue juzgado, al darse cuenta de que Ananas era el sumo sacerdote de Dios, se le sujet. Los obreros del Seor debemos encontrarnos cara a cara con la autoridad. De lo contrario, nuestra obra no se regir por el principio de la voluntad de Dios, que es la sumisin a la autoridad, sino que nos encontraremos en el principio de la rebelin de Satans, que consiste en obrar fuera de la voluntad de Dios. Este asunto requiere en verdad una revelacin profunda. En Mateo 7:21-23 el Seor reprendi a los que profetizaron, echaron fuera demonios e hicieron milagros en Su nombre. Que haba de malo en las obras realizadas en nombre del Seor? El problema radicaba en que el hombre era la fuente de todas esas obras. Externamente se vea al hombre trabajar en nombre del Seor, pero en realidad era la actividad de la carne. Por esta razn, el Seor los consider hacedores de maldad. Ms adelante el Seor dice que slo quienes hacen la voluntad de Dios pueden entrar en el reino de los cielos. Esto nos muestra que todas las acciones deben originarse en la sumisin a la voluntad de

Dios. El tiene que ser la fuente y el que designa todas las obras. No debemos buscar ninguna obra en el hombre. Slo cuando el hombre entiende la voluntad de Dios en la obra que se le ha asignado, puede experimentar la realidad de la autoridad del reino de los cielos.

CONOCER LA AUTORIDAD ES UNA GRAN REVELACIONEn el universo existen dos grandes acciones: creer para ser salvo, y someterse a la autoridad. En otras palabras, confiar y obedecer. La Biblia nos muestra que el pecado es la infraccin de la ley (1 Jn. 3:4). En Romanos 2:12 la ex presin sin ley equivale a infringir la ley. Vivir sin ley sign ifica h acer a un lado la autoridad de Dios, lo cual es pecado. La transgresin se relaciona con la conducta, mientras que vivir sin ley tiene que ver con la actitud y con los motivos del corazn. La edad presente es una edad rebelde; el mundo est lleno de pecados de rebelin. Inclusive, el inicuo e st a punto de manifestarse. Al mismo tiempo, la autoridad va siendo cada vez ms desplazada en el mundo. Al final, toda la autoridad ser desechada, y lo nico que quedar ser un reino de rebelda. Por consiguiente, existen dos principios en el universo: la autoridad de Dios y la rebelin de Satans. No podemos servir a Dios y, al mismo tiempo, tomar el camino de la rebelin, adoptando un espritu de rebelin. Aunque una persona rebelde puede predicar el evangelio, Satans se re de ella, porque el princi pio de l est presente en esa predicacin. El servicio siempre debe ir a la par de la autoridad. Queremos someternos a la voluntad de Dios o no? Los que servimos a Dios debemos llegar a comprender este hecho. Es como tocar la electricidad. Una vez que uno la toca, jams la vuelve a tratar descuidadamente; del mismo modo, cuando el hombre se encuentra con la autoridad de Dios y es azotado por ella, sus ojos sern iluminados. Podr discernir no slo lo que hay en s mismo sino en otros tambin. El sabr quien es rebelde y quien no lo es. Que Dios tenga misericordia de nosotros para que seamos liberados de la rebelin. Entonces, al conocer Su autoridad y haber aprendido las lecciones necesarias acerca de la sumisin, podremos guiar a los hijos de Dios por la debida senda. CAPITULO DOS

EJEMPLOS DE REBELION EN EL ANTIGUO TESTAMENTO (1)Lectura bblica: Gn. 2:16-17; 3:1-6; Ro. 5:19

LA CAIDA DE ADAN Y EVA La cada del hombre se debi a la falta de sumisinExaminemos la historia de Adn y Eva en Gnesis 2 y 3. Despus de que Dios cre a Adn, le dio algunas instrucciones. Le orden que no comiera del fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal. Tengamos presente que la cuestin no se limitaba simplemente a comer o no comer del fruto prohibido. Dios puso a Adn bajo cierta autoridad para observar si se sometera a ella. Dios confi toda la creacin a la autoridad de Adn, para que l la administrara y tuviera la autoridad de toda la creacin. En ese entonces, Dios puso a Adn bajo Su propia autoridad para que aprendiera a someterse a la autoridad. Slo quienes se someten a la autoridad pueden ejercer autoridad. En el principio, Dios cre primero a Adn, y despus a Eva. El decidi que Adn fuera la autoridad y que Eva se sometiera a dicha autoridad. Dios dispu so que uno fuera la autoridad y que el otro se sometiera. Tanto en la vieja creacin como en la nueva, la autoridad depende del orden o la secuencia de precedencia. El que es creado primero tiene la autoridad. El que es salvo primero posee la autoridad. Por esta razn, a dondequiera que vayamos, lo primero que debemos preguntarnos es a quin el Seor desea que nos sometamos. En donde nos encontremos, debemos determinar quin tiene la autoridad y someternos a ella. La cada del hombre se produjo por la falta de sometimiento a la autoridad. Eva no consult con Adn, y tom la decisin sola. Vio que el fruto era bueno para comer y agradable a los ojos; as que, tom la decisin por su propia cuenta. Despus de extender su mano para coger el fruto, ella primero pens y luego cay en la tentacin. Ella asumi la posicin de cabeza al extender su mano. Por lo tanto, la accin de Eva de tomar el fruto no provena de la sumisin, pues fue una decisin de su yo. Ella no slo viol el mandamiento que Dios le haba dado , sino que tambin pas por alto la autoridad de Adn. Al rebelarse contra la autoridad delegada, se rebel contra Dios. Adn le hizo caso a Eva y tambin tom del fruto, lo cual fue peor, ya que desobedeci la orden directa de Dios. Como resultado, Adn tambin hizo a un lado la autoridad de Dios y se rebel.

Toda obra debe realizarse en sumisinMientras vivimos en la tierra, nuestra primera pregunta no debe ser si debemos hacer cierta cosa o no, sino a quin estamos sometindonos. Lo que cuenta no es hacer algo o no hacerlo, sino a quin nos sometemos. Sin sumisin no puede llevarse a cabo la obra ni el servicio. Cuando Adn tom del fruto, debi preguntarse primero si al hacer lo que iba a hacer estaba en sumisin a Dios. La obra de un cristiano en su to talidad debe provenir de la sumisin. Nada debe ser hecho por iniciativa propia, ya que todo debe ser una respuesta de nuestra parte. Debemos adoptar una posicin pasiva en nuestras acciones, es decir, todo lo que hagamos debe iniciarse en Dios y no en nosotros.

Eva no slo estaba bajo la autoridad de Dios sino tambin bajo la autoridad que El haba delegado en Adn. Ella tena que someterse tanto a un doble mandato como a una doble autoridad. Esto se aplica tambin a nosotros hoy. Lo nico que Eva pens fue que el fruto era bueno para comer. No saba a quin deba someterse antes de tomarlo. Desde el comienzo, Dios quiso que el hombre se sometiera en vez de usar sus propias ideas. Sin embargo, Eva actu conforme a sus propias ideas y no en sumisin. Ella no se someti a lo que Dios haba dispuesto ni a la autoridad de El. Por el contrario, ella se vali de sus propias ideas, transgredi contra Dios y cay. La cada es el resultado de actuar sin sumisin. La accin que no es fruto de la sumisin es rebelin. Cuanto ms sumiso sea el hombre, menos actuar por su cuenta. En el comienzo de la bsqueda del Seor por parte del hombre, se ve mucha actividad y poca sumisin. A medida que avanza, sus actividades disminuyen y, al final, queda solamente la sumisin. Muchas personas cuando se encuentran frente a la obra, tienden a tomar decisiones; no les gusta quedarse quietos. No les preocupa si son sumisos o no. A eso se debe que veamos tantas obras realizadas por el yo y no por escuchar y obedecer.

El bien y el mal pertenecen a DiosEl hombre no debe hacer nada basndose en el conocimiento del bien y del mal. Slo debe actuar en obediencia. El principio de discernir entre el bien y el mal es el principio de conducirse segn lo que uno juzgue bueno o malo. Antes de que Adn y Eva tomaran el fruto del rbol, el bien y el mal pertenecan slo a Dios. Si ellos no vivan en la presencia de Dios, no podan saber nada; pues tanto el bien como el mal pertenecan slo a Dios. Pero despus de que el hombre comi el fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal, encontr una fuente de discernimiento entre lo bueno y lo malo aparte de Dios. En consecuencia, despus de que cay, no tuvo necesidad de acudir a Dios, y poda salir adelante solo; poda estar separado de Dios y juzgar entre lo bueno y lo malo. En esto consisti la cada. La redencin nos hace aptos para que nos volvamos a Dios a fin de que el escoja por nosotros entre lo que es bueno y lo que es malo.

Los creyentes deben someterse a la autoridadToda autoridad proviene de Dios porque todo fue dispuesto por El. Si tratamos de encontrar de dnde proviene alguna autoridad, descubriremos que en todos los casos proviene de Dios. El est por encima de toda autoridad, toda autoridad est sometida a El. Cuando nos encontramos con la autoridad de Dios, tocamos a Dios mismo. En realidad, Dios no lleva a cabo Su obra por Su poder sino por Su autoridad. El sustenta todas las cosas por Su palabra, la cual equivale a Su autoridad. No sabemos cmo trabaja la autoridad de Dios, pero s sabemos que es Dios quien lleva a cabo todas las cosas por medio de Su autoridad. El centurin cuyo siervo estaba enfermo saba que haba una autoridad por encima de l a la cual deba someterse, de la misma manera que l tenia soldados que se sometan a l. Por eso, l solamente necesitaba que el Seor

dijera una sola palabra, pues saba que eso era suficiente para que su siervo sanara. El saba que toda autoridad estaba en las manos del Seor y crea en la autoridad de El. Esta es la razn por la cual el Seor dijo que no haba hallado [en Israel] una fe tan grande como sa. Encontrarse con la autoridad de Dios es lo mismo que encontrarse con Dios. En la actualidad Dios delega autoridades en todo el universo. Todas las rbitas que hay el universo son establecidas por El, y todos los caminos de los hombres fueron determinados por El. Por consiguiente, todos ellos estn bajo Su autoridad. Ofender la autoridad de Dios es ofender a Dios. Por eso, el creyente debe someterse a la autoridad.

Lo primero que aprende el obrero es a someterse a la autoridadNuestra posicin debe ser mantenernos bajo la autoridad de otros y, al mismo tiempo, ejercer autoridad. Aparte de Dios, todas las personas, incluyendo al Seor Jess, tienen que someterse a las diferentes autorida des que rigen en la tierra. Debemos reconocer la autoridad en dondequiera que estemos. Tanto en el hogar como en la escuela se halla la autoridad. Cuando uno ve un polica en la calle, aunque a uno le parezca que no es una persona competente y que su nivel cultural est por debajo del de uno, debe reconocer que es una autoridad delegada por Dios. Cuando algunos hermanos se renen, deben percibir de inmediato el orden de autoridad que les corresponde. Cada uno debe reconocer su posicin. El que sirve en la obra debe saber quin tiene autoridad sobre l, aunque hay algunos que nunca llegan a enterarse y, por ende, nunca se han sometido a nadie. No nos preocupemos pensando si algo es correcto o incorrecto ni si es bueno o malo. En dondequiera que nos encontremo s, lo primero que debemos determinar es quin tiene la autoridad. Si uno sabe a quin debe someterse, espontneamente reconocer la posicin que a uno le corresponde en el cuerpo y estar en la debida posicin. Pero hay muchos creyentes que no les pasa por la mente a quin deben someterse. Para ellos todo es confuso y no saben qu posicin adoptar. Lo primero y lo ms importante que deben aprender los que trabajan en la obra es la sumisin.

Es necesario recobrar la sumisinCuando Adn cay, el orden del universo fue destruido. Jams debemos tratar de diferenciar entre lo bueno y lo malo. Ms bien, debemos someternos a la autoridad. El hombre siempre est presto a juzgar lo que es bueno y lo que es malo. El considera que esto es bueno y que aquello no lo es. Parece como si el juicio del hombre fuera ms claro que el de Dios. Esto es, por tanto, una condicin cada e insensata y debe ser erradicada de nosotros, ya que no es otra cosa que rebelin. La pequea medida de sumisin que percibimos hoy no es suficiente. Algunos piensan que basta con ser bautizados y salir de las denominaciones; pero no lo es. Hay muchos estudiantes jvenes que piensan que Dios los incomoda cuando les indica que se sometan a sus profesores; tambin hay muchas esposas que piensan que Dios las molesta cuando les pide que se sometan a su esposo, una persona a la cual es imposible someterse. Existen muchos creyentes que todava

viven en rebelin. Estos no han descubierto ni siquiera el nivel bsico de la sumisin. En la Biblia la sumisin se refiere a someterse a las autoridades delegadas por Dios. Cun superficial es la sumisin que se ha predicado hasta ahora! La sumisin es un principio bsico. Si el asunto de la autoridad no se resuelve, nada podr estar bien. La fe es el principio por el cual recibimos vida, mientras que la sumisin es el principio por el cual nos conducimos diariamente. Todas las divisiones y las denominaciones de hoy son producto de la rebelin. A fin de restaurar la autoridad, primero debemos restaurar la sumisin. Muchos estn acostumbrados a actuar como si fueran la cabeza; nunca han aprendido a someterse. Pero nosotros debemos aprender la leccin de la sumisin, la cual debe ser parte de nuestro comportamiento. Dios no nos ha escondido nada en cuanto a la autoridad. En la iglesia, sea directa o indirectamente, El nos ha mostrado cmo someternos a la autoridad. Muchos slo saben que deben someterse a Dios, pero no saben que deben sujetarse a las autoridades. Debido a que todas las autoridades provienen de Dios, toda persona debe someterse a las autoridades. Todos los problemas del hombre se deben a que viven fuera de la esfera de la autoridad de Dios.

Sin la autoridad de la Cabeza no hay unidad en el CuerpoHoy Dios esta recobrando la unidad del Cuerpo de Cristo. Con el fin de obtener la unidad del Cuerpo, debe existir primero la vida de la Cabeza y luego Su autoridad. Sin la vida de la Cabeza, el Cuerpo no puede existir. Asimismo, sin la autoridad de la Cabeza no se produce la unidad en el Cuerpo. Debemos permitir que la vida de la Cabeza gobierne, para que el Cuerpo llegue a ser uno. Dios requiere que nos sometamos no solamente a El, sino tambin a las autoridades que El deleg. Todos los miembros tienen que aprender a someterse los un os a los otros. El Cuerpo es uno solo, y la Cabeza y el Cuerpo tambin son una sola entidad. La voluntad de Dios puede ser llevada a cabo solamente cuando la autoridad de la Cabeza prevalece, pues El quiere que la iglesia sea Su reino.

Algunos aspectos de la sumisin a la autoridadEl siervo de Dios ver la autoridad en el universo, en su comunidad, en su hogar y en la iglesia. Si un hombre nunca se ha encontrado con la autoridad de Dios, no podr someterse a El. Esto no es cuestin de doctrina ni de teora. Si lo fuera, sera bastante abstracta. Algunos piensan que es muy difcil someterse a la autoridad. Pero no lo es cuando uno se encuentra con Dios. Si no fuera por Su misericordia, nadie podra someterse a Su autoridad. Por esta razn, debemos tener presentes algunos aspectos bsicos: (1) Se debe tener un espritu de sumisin.

(2) Se necesita adiestramiento para aprender a ser sumiso. Algunas personas son como salvajes; no pueden someterse a nada ni a nadie. Hemos entregado las llaves de cada dormitorio a un encargado en cada uno de ellos con la esperanza que todos aprendamos la sumisin. (Nota del traductor: se refiere a los dormitorios de las instalaciones donde se estaban compartiendo estos mensajes.) Cada hermano debe ser adiestrado para que se ubique en la debida posicin. Quien ha aprendido la leccin o quien ha sido adiestrado no se sentir restringido, no importa el lugar que le hayan asignado, y se someter espontneamente. (3) Debemos aprender a ser autoridades delegadas. El obrero de Dios no solamente debe aprender a someterse a la autoridad, sino que tambin debe aprender a ser la autoridad delegada por Dios en la iglesia y en el hogar. Si Dios le confa muchas cosas, y l aprende a someterse a la autoridad de Dios, jams se sentir orgulloso de nada. Sin embargo, algunos que han aprendido a someterse a otros no saben cmo ser autoridad cuando Dios los lleva a la obra. Por eso, no solamente debemos aprender a someternos a la autoridad, sino tambin a ejercer la autoridad y a adoptar la debida posicin. La iglesia sufre debido a que, por un lado, muchos no se someten y, por otro, muchos no saben ejercer la autoridad ni mantenerse en la posicin apropiada. CAPITULO TRES

EJEMPLOS DE REBELION EN EL ANTIGUO TESTAMENTO (2)Lectura bblica: Gn. 9:20-27; Lv. 10:1-2; Nm. 12:1-15; 16

LA REBELION DE CAM El fracaso de la autoridad delegada pone a prueba a los que le estn sujetosAl principio cuando Adn cay estaba en el huerto, y tambin en un huerto se hallaba No cuando cay. Dios salv a No y a toda su familia debido a que No fue hallado justo. En el plan de Dios, No era la cabeza de su familia, y Dios puso a la familia de No bajo su autoridad. Dios tambin puso a No como la cabeza de toda la tierra en aquel entonces. Pero un da No bebi del vino de su via, se embriag y qued desnudo en su tienda. Cuando su hijo Cam vio la desnudez de su padre, sali de la tienda y lo cont a sus hermanos. Sabemos que la conducta de No estaba equivocada; l no debi embriagarse. Pero Cam no vio cun serio era el asunto de la autoridad. El padre es la autoridad que Dios estableci en la familia. Ahora bien, a la carne

le gusta ver que la autoridad caiga en vergenza para sentirse libre de la restriccin. Cuando Cam vio el comportamiento errneo de su padre, no tuvo ninguna compasin ni se condoli de l. Tampoco guard el asunto en secreto. Esto demuestra que tena un espritu rebelde, pues sali a decrselo a sus hermanos y expuso la vergenza de su padre, y tambin que su conducta era rebelde. Notemos, por otro lado, la manera en que Sem y Jafet trataron el asunto. Ellos entraron a la tienda de espaldas y no miraron la desnudez de su padre, sino que lo cubrieron sin volverse. El fracaso de No fue una prueba para Sem, Cam, Jafet y Canan, el hijo de Cam, que pondra en evidencia quin era sumiso y quin era rebelde. El fracaso de No sac a la luz la rebelin de Cam. Cuando No recobr la sobriedad, profetiz que los descendientes de Cam seran malditos y que seran siervos de sus hermanos. El pri mer siervo de la Biblia fue Cam. La expresin Canan ser su siervo se usa dos veces, lo cual significa que los que no se someten a la autoridad tendrn que ser siervos sujetos a autoridad. Sem fue bendecido. El Seor Jess fue descendiente de Sem. Los descendientes de Jafet llegaron a ser anunciadores de Cristo. Todas las naciones que predican el evangelio son descendientes de Jafet. Despus del diluvio, la primera persona que fue maldita fue Cam. Sus descendientes fueron hechos siervos bajo la autoridad de otros, de generacin en generacin. Todo aquel que desee servir al Seor, debe encontrarse cara a cara con la autoridad; pues no puede servir con un espritu de rebelin.

NADAB Y ABIU OFRECEN FUEGO EXTRAO La razn por la cual fueron consumidosCun solemne es la historia de Nadab y Abi! Ellos llegaron a ser sacerdotes debido a que pertenecan a la familia de Aarn. La condicin de la casa de Aarn era aceptable delante de Dios, pero no la condicin individual de los miembros de esa familia; por consiguiente, Dios puso a Aarn por sacerdote. La uncin fue derramada sobre la cabeza de ste (Lv. 8:12). Aarn era la persona encargada de todo lo relacionado con las ofrendas y el servicio; y sus hijos eran slo ayudantes que obedecan sus rdenes y atendan los asuntos del altar. Dios no deseaba que los hijos de Aarn fueran sacerdotes de una manera independiente, y deseaba que estuvieran bajo la autoridad de Aarn. Levtico 8 menciona doce veces a Aarn y a sus hijos. Luego el captulo nueve indica que Aar n ofreca los sacrificios teniendo a su lado a sus hijos para que le ayudasen. Si Aarn no se mova, sus hijos no deban moverse. Todo deba estar bajo el nombre de Aarn, y no de sus hijos. Cuando sus hijos tuvieron la arrogancia de asumir la posicin de ser cabeza y ofrecieron sacrificios, esto constituy un fuego extrao. Sin embargo, Nadab y Abi, hijos de Aarn, pensaron que ellos tambin podan ofrecer sacrificios. Por consiguiente ofrecieron fuego extrao sin la autorizacin de l. Ofrecer fuego extrao equivale a servir a Dios y al mismo tiempo rechazar las rdenes y hacer a un lado la autoridad. Ellos pensaron que el servicio de su padre de ofrecer sacrificios era muy fcil. No le vean nada de extraordinario a dicho servicio; por lo tanto, pensaron que ellos podan hacer lo mismo. De tal manera que se encargaron de esto por su propia cuenta. Lo nico que tuvieron en cuenta era si podan hacerlo o no. Pero no se percataron de que este asunto dependa de la autoridad de Dios.

El servicio que se origina en DiosEste es un asunto muy solemne. Servir a Dios y ofrecer fuego extrao son asuntos similares y, al mismo tiempo, completamente diferentes. El servicio a Dios se origina en El. Esto significa que el hombre sirve a Dios sujeto a su autoridad y, como resultado, es acepto. Pero el fuego extrao se origina en el hombre, y no requiere que uno obedezca la voluntad de Dios ni que se someta a Su autoridad. Slo se necesita el celo del hombre, y el resultado ser la muerte. Frecuentemente producimos muerte cuando servimos y cuando laboramos. En tales circunstancias debemos pedirle a Dios que nos ilumine. Estamos bajo el principio del servicio o bajo el principio del fuego extrao?

La obra de Dios efectuada en una coordinacin de autoridadCuando Nadab y Abi trabajaron separados de Aarn, trabajaron separados de Dios, debido a que la obra de Dios debe realizarse en coordinacin y bajo autoridad. En el Nuevo Testamento vemos a Bernab y Pablo, a Pablo y Timoteo, y a Pedro y Marcos. En todos estos casos vemos a una persona que toma la iniciativa y a una que ayuda y se somete. En la obra de Dios, algunos son establecidos para que ejerzan autoridad, y otros, para que se sometan a la autoridad. Dios desea que seamos sacerdotes segn el orden de Melquisedec. De la misma manera, debemos servir a Dios segn el orden de la coordinacin bajo la autoridad. Cuando una persona que no debe dirigir toma el liderazgo, se encontrar en rebelin y muerte. Por lo tanto, todo el que sirve a Dios y desconoce lo que es la autoridad, ofrecer fuego extrao. Cuando alguien dice: Si tal per son a puede h acerlo, yo ta mbin , est en rebelin . Dios no slo presta a tencin a la existencia o ausencia del fuego, sino tambin al carcter del fuego ofrecido. La rebelin puede cambiar el carcter mismo del fuego. Lo que no provenga de las instrucciones de Aarn, es decir, del mandato divino, es fuego extrao. A Dios le interesa preservar Su autoridad, y no se preocupa slo por el sacrificio. Por esta razn, el hombre debe seguir las instrucciones y complementar a la otra persona. La autoridad delegada sigue a Dios. Y los seguidores se someten a la autoridad delegada. Ni en los asuntos espirituales ni en la obra espiritual existe un servicio individual sino un servicio corporativo llevado a cabo en coordinacin. La unidad del servicio se encuentra en la coordinacin y no en el individualismo. Cuando Nadab y Abi estuvieron en desacuerdo con Aarn, en realidad lo estuvieron con Dios. Ellos no podan prestar servicio separados de Aarn. Toda persona que viola la autoridad ser consumida por el fuego de Dios. Ni siquiera el mismo Aarn saba cun serio era este asunto, pero Moiss s saba cun serio era rebelarse contra la autoridad de Dios. Hay muchas personas que piensan que sirven a Dios. Pero laboran independientemente sin sujetarse a ninguna autoridad. Muchas personas han pecado sin darse cuenta de que estn rebelndose contra la autoridad de Dios. Por esta razn, muchos evangelistas independientes que laboraron con cierta eficiencia en China, ocasionaron una gran prdida a la iglesia.

LA MURMURACION DE AARON Y DE MARIA Murmurar contra la autoridad delegada trae la ira de DiosAarn y Mara eran los hermanos mayores de Moiss. En la familia, Moiss estaba bajo la autoridad de Aarn y de Mara. Pero en el llamado y en la obra de Dios, stos estaban bajo la autoridad de aqul. Ellos no estaban de acuerdo con que Moiss se casara con una mujer cusita o etope y, a raz de eso, murmuraron con tra Moiss, diciendo: Solamente por Moiss ha hablado Jehov? No ha h ablado tambin por n osotros? (Nm. 12:2). Los cu sitas o etop es eran un pueblo africano; eran descendientes de Cam, y no estaba bien que Moiss se casara con una mujer de ese linaje. Mara era mayor que Moiss; estaba bien que ella corrigiera a su hermano basada en su relacin familiar. Pero al hablar, ella toc la obra de Dios y menospreci la posicin de Moiss. En la obra Dios haba puesto a Moiss como autoridad delegada. Fue un gran error que Mara y Aarn hablaran en contra de Moiss por motivos familiares. Dios escogi a Moiss para que sacara de Egipto a los israelitas. Pero Mara menospreci a Moiss. Por lo tanto, Dios no se agrad de esto. Est bien que quisiera reprender a su hermano, pero no que hablara contra la autoridad de Dios. Ni Aarn ni Mara conocan la autoridad de Dios. Ellos desarrollaron un corazn rebelde al mantener una relacin natural. Moiss no respondi nada, ya que saba que si l era la autoridad delegada de Dios, no haba necesidad alguna de defenderse. Cualquiera que hablara contra l, tocara la muerte; as que no necesit decir palabra. Mientras Dios le hubiera delegado Su autoridad, l no tena que hablar. Un len no necesita proteccin porque es la autoridad. Moiss primero se someti a la autoridad de Dios, y entonces pudo representar a Dios como autoridad. El era ms manso que todos los hombres que haba sobre la tierra (v. 3). La autoridad que Moiss representaba era la autoridad de Dios. Todas las autoridades son delegadas por Dios y nadie puede quitarlas. Las palabras de rebelin subieron y fueron odas por Dios (v. 2b). Cuando Aarn y Mara ofendieron a Moiss, ellos ofendieron a Dios, quien estaba en Moiss. Por eso, Dios se air contra ellos. Cuando el hombre toca la autorid ad delegada, toca a Dios en esa persona, y cuando ofende la autoridad delegada, ofende a Dios mismo.

La autoridad se basa en la eleccin de Dios y no en los logros del hombreDios llam a los tres a salir a la puerta del tabernculo de reunin (v. 4). Aar n y Mara salieron osadamente, seguros de que estaban en lo correcto. Ellos p ensaron que finalmen te Dios los llamaba a servirle. Pensaban para s: T, Moiss, te has casado con una mujer cusita, lo cual ha trado tristeza a nuestra familia. Tenemos muchas cosas que decirle a Dios de ti. Pero Dios dijo: Mi siervo Moiss, que es fiel en toda mi casa ... Por qu, pues, no tuvisteis temor de h ablar contra mi siervo Moiss? La autoridad espir itua l no proviene del

talento del hombre, sino de la eleccin de Dios. Los asuntos espirituales son completamente diferentes a los principios terrenales. La autoridad es Dios mismo, quien no debe ser agraviado. Cualquiera que hable en contra de Moiss estar hablando contra la eleccin de Dios, la cual no podemos menospreciar.

La manifestacin de la rebelin: la lepraCuando la ira de Dios se encendi, la nube se alej de la tienda y la presencia de Dios se apart. Inmediatamente, Mara qued leprosa (v. 10). Esto no fue producto de alguna infeccin, sino que fue ocasiona do por Dios. Tener lepra no es mejor que estar casado con una mujer etope. Tan pronto como la rebelin interna se manifiesta, viene la lepra. Los leprosos deban ser marginados. No podan acercarse a ellos y quedaban privados de toda comunin. Cuando Aarn vio que Mara qued leprosa, l suplic a Moiss que intercediera para que Dios la sanara. Dios indic que Mara fuera echada del campamento por siete das, despus de los cuales sera recibida de nuevo. Ella fue avergonzada por siete das como si su padre hubiera escupido sobre su rostro. Slo despus de siete das la tienda de reunin pudo continuar su viaje. Cada vez que surge la rebelin y la murmuracin entre nosotros, la presencia de Dios se va y la tienda se detiene. La columna de nube no regresa h asta que sea juzgada la murmuracin. Si el asunto de autoridad no ha sido establecido, todos los dems asuntos permanecern inestables.

La sujecin a la autoridad directa de Dios y a Su autoridad delegadaMuchos piensan que estn sometidos a Dios, pero no saben que necesitan someterse a la autoridad que El delega. Los que son verdaderamente sumisos ven la autoridad de Dios en sus circunstancias, en su hogar y en las institucion es. Dios dijo: Por qu, pues, no tuvisteis te mor de hab la r contra mi siervo Moiss? (v. 8). Cada vez que surge la mur muracin, debemos estar alerta. No podemos ser descuidados pensando que podemos hablar precipitadamente. Cuando surge la murmuracin, queda en evidencia que la rebelin est presente, pues es la expresin de sta. Debemos temer a Dios y nunca hablar precipitadamente. Muchas personas hoy en da, hablan en contra de quienes los preceden, de los hermanos responsables en la iglesia, pero no se dan cuenta de la seriedad de este asunto. Si un da la iglesia recibe gracia de Dios, se separar de los que murmuran contra los siervos de Dios y no hablar con ellos porque son leprosos. Que Dios tenga misericordia de nosotros para que veamos que este asunto no se relaciona con cierto hermano sino con la autoridad que Dios deleg. Si hemos tenido un encuentro con la autoridad, sabremos que existen muchas situaciones en las que pecamos contra Dios. Por eso, nuestro concepto con respecto al pecado cambia, pues veremos el significado del pecado desde el punto de vista de Dios. El pecado que Dios condena es la rebelin del hombre.

LA REBELION DE CORE Y SU SEQUITO JUNTO CON DATAN Y ABIRAM Una rebelin colectivaEn Nmeros 16 se habla del squito de Cor, quien perteneca a la tribu de Lev, y de Datn y Abiram, quienes eran de la tribu de Rubn. Los levitas representaban la tribu de los espirituales, y Datn y Abiram representaban a los lderes. A ellos se unieron doscientos cincuenta hombres de renombre. Todos estos prncipes se reunieron para rebelarse contra Moiss y a Aarn, y atacaron diciendo: Basta ya de vosotros! Porque toda la con gr ega cin , todos ellos son santos ... por qu, pues, os levantis vosotros sobre la congregacin de Jehov? (v. 3). Ellos no resp etaro n a Moiss ni a Aarn. Tal vez dijeron estas palabras con toda sinceridad. Al reprender a Moiss, no mencionaron nada de su relacin con Dios ni de lo ordenado por Dios. Cuando Moiss escuch acusaciones tan graves, no se enoj ni se molest. En vez de esto, se postr delante de Jehov y no trat de defenderse; tampoco tra t de ejercer la autoridad porque sta era de Dios. El les dijo a Cor y a todo su squito que esperaran hasta la maana. En la maana Jehov mostrara quin era suyo y quin era santo. El respondi a un espritu de rebelin con un espritu de sumisin. Las palabras de Cor y su squito estaban basadas exclusivamente en razonamientos; no eran ms que suposiciones. Pero Moiss dijo que el Seor aclarara todas las cosas. Todo el asunto se basaba en la eleccin y el mandato de Dios; por eso el problema no era de Moiss, sino de Jehov. Ellos pensaron que se oponan solamente a Moiss y Aarn, y no se percataron de que se estaban oponiendo a Dios. Ellos no tenan la intencin de rebelarse contra Dios; al contrario, deseaban continuar sirvindolo. Solamente meno spreciaron a Moiss y a Aarn. Pero Dios no est separado de la autoridad que El delega. Uno no puede tomar una actitud hacia Dios y otra hacia Moiss y Aarn. Nadie puede rechazar la autoridad delegada y al mismo tiempo aceptar a Dios. Si ellos se hubieran sometido a Dios, se habran sometido a la autoridad de Moiss y Aarn. Pero Moiss no reaccion porque la autoridad de Dios estaba sobre l. El se humill a s mismo bajo la autoridad de Dios. De una manera gentil les dijo: Tomaos incen sarios ... y pon ed fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehov maan a; y el varn a quien Jeh ov escogiere, aquel ser el santo (vs. 6-7). Moiss era un hombre de edad. El saba las consecuencias de aquel acto, as que suspir diciendo: Esto os ba ste ... os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregacin de Israel acercndoos a l? ... Por tanto, t y todo tu squito sois los que o s juntis contra Jeh ov (vs. 7, 9, 11). En ese momento Datn y Abiram no estaban presentes. Ms tarde Mois s envi h omb r es p ar a mandar a llamarlos. Pero ellos se rehusaron diciendo: Tampoco nos has metido t en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y vias. Sacars los ojos de estos hombres? No subiremos (v. 14). E sta actitud demuestra claramente que estaban en rebelin. Ellos no creyeron en la promesa de Dios, y su atencin estaba puesta en la bendicin terrenal. Ellos se

olvidaron de su propio error, pues fueron ellos los que se rehusaron a entrar en Canan. As que, se rebelaron contra Moiss con palabras hostiles.

Dios debe quitar la rebelin de entre su puebloEntonces Moiss se enoj pero no contest nada sino que or a Dios. Muchas veces la rebelin del hombre fuerza a Dios a ejecutar Su juicio. Dios dijo: Apartaos de en tr e esta congregacin, y los con su mir en un momento (v. 21). Dios debe quitar la rebelin de entre su pueblo. Moiss y Aarn se postraron sobre su rostro y dijeron: No es un slo hombre el que pec? Por qu airarte contra toda la congregacin? (v. 22). Dios respondi la oracin de Moiss y Aarn, y juzg slo al squito de Cor. Por eso, los israelitas no slo escucharon las palabras de la autoridad delegada por Dios, sino que Dios mismo testific delante de los israelitas que El aceptaba las palabras de dicha autoridad. La rebelin es un principio que procede del Hades. Cuando ellos se rebelaron, las puertas del Hades se abrieron. La tierra abri su boca y se trag a Cor, a Datn, a Abiram, a sus familias y todos sus bienes. Ellos cayeron vivos en el Hades. Las puertas del Hades no prevalecern contra la iglesia. Pero un espritu de rebelin puede abrir sus puertas. La iglesia no logra la victoria debido a que hay en ella algunos que son rebeldes. Cuando no hay rebelin, la tierra no puede abrir su boca. Todos los pecados producen muerte, pero slo la sumisin a la autoridad cierra las puertas del Hades y libera la vida.

Los sumisos actan basados en la fe, no en la doctrinaCuando los rebeldes hablaron contra Moiss diciendo que l no los haba conducido a la tierra que fluye leche y miel, y que no les haba dado por heredad las tierras y las vias, sus palabras eran de alguna manera verdaderas ya que ellos estaban todava en el desierto y no en la tierra que mana leche y miel. Notemos que cada vez que los hombres actan y juzgan segn la doctrina o lo que ven fsicamente, toman el camino del razonamiento; pero quienes se someten a la autoridad entrarn en Canan por medio de la fe. Los que argumentan o arguyen razones no pueden tomar el camino del espritu; pero los que por medio de la fe siguen la columna de nube y de fuego y la orientacin de Moiss, quien es la autoridad delegada, disfrutarn la plenitud del espritu. La tierra abre su boca para tragar a los rebeldes; es as como la muerte los conduce rpidamente al Hades. Los que no se someten a la autoridad ven con mucha claridad; pero lo nico que pueden ver es la desolacin del desierto. Slo los que estn aparentemente ciegos, que avanzan por la fe sin fijarse en la desolacin que los rodea, pueden entrar en Canan. Quienes estn en senda espiritual ven la promesa de bendicin futura con los ojos de la fe. Por lo tanto, uno debe encontrarse con la autoridad, ser restringido por Dios y someterse a Su autoridad delegada. Si lo nico que uno ve es a su padre o a sus hermanos o hermanas, no ha visto lo que es la autoridad y todava no conoce a Dios; ya que para conocer la autoridad se requiere una revelacin personal, y no solamente una enseanza terica.

La rebelin se contagiaEn Nmeros 16 vemos dos rebeliones. En los versculos del 1 al 40 vemos la rebelin de los lderes, y en los versculos del 41 al 50 vemos la rebelin de toda la congregacin. El espritu de rebelin se contagia. El juicio de los doscientos cincuenta no fue suficiente advertencia para toda la congregacin. Ellos vieron con sus propios ojos el fuego que vino de Dios y consumi a los doscientos cincuenta que haban ofrecido el incienso. No obstante, se rebelaron y hasta acusaron a Moiss de haberles dado muerte. Moiss y Aarn no pod an hacer que la tierra se abriera ni consumir a las personas con fuego; as que obviamente fue Dios quien lo hizo. Algunos hombres slo se guan por lo que ven con los ojos fsicos, y no logran ver que toda autoridad proviene de Dios. Tales personas son muy osadas, pues no temen ni siquiera cuando ven la ejecucin del juicio de Dios. Esto se debe a que no conocen el significado de la autoridad. Este es un asunto muy peligroso. Cuando toda la congregacin atac a Moiss y Aarn, la gloria de Dios apareci para mostrarles que la autoridad proviene de El. Dios los juzg trayendo una plaga en la cual murieron 14.700 personas. Moiss discerni rpidamente lo que estaba sucediendo y le dijo a Aarn que tomara de inmediato el incensario y que le pusiera fuego e in cienso para hacer propiciacin por la congregacin. Aarn se puso entre los muertos y los que todava estaban vivos, y la mortandad ces. Dios pudo tolerar las diez veces que Su pueblo murmur en el desierto, pero no tolera que se ofenda a Su autoridad. El puede tolerar muchos pecados y aun perdonarlos, pero cuando se trata de la rebelin, no la tolera porque ella corresponde al principio de la muerte, es decir, al principio de Satans. Por esta razn, el pecado de la rebelin es ms serio que cualquier otr o pecado. Cada vez que alguien se opone a la autoridad, Dios inmediatamente lo juzga. Cun solemne es este asunto. CAPITULO CUATRO

DAVID CONOCIA LA AUTORIDADLectura bblica: 1 S. 24:4-6; 26:9, 11; 2 S. 1:14

DAVID SUBE AL TRONO SIN TENER QUE RECURRIR A LA REBELIONDurante el establecimiento del reino de Israel, Dios oficialmente estableci Su autoridad sobre la tierra. Cuando los israelitas entraron en Canan, le pidieron a Dios que les diera un rey; por tanto Dios envi a Samuel a ungir a Sal como su primer rey (1 S. 10:1). Dios escogi a Sal y lo constituy como autoridad, es decir, como autoridad delegada. Pero cuando ste lleg a ser rey, no se someti a la autoridad de Dios. Sal viol la autoridad de Dios y se rehus a matar al rey de Amalec y preserv lo mejor de su ganado, rebelndose contra Dios y

desobedeciendo Sus palabras. Debido a esto, Dios lo desech y ungi a David por rey (1 S. 1516). Sin embargo, David segua bajo la autoridad de Sal y era uno de sus sbditos; ms an, era un soldado de su ejrcito e incluso lleg a ser su yerno. Estos dos hombres haban sido ungidos por Dios, pero Sal procuraba matar a David. Haba dos reyes en Israel. Uno haba sido desechado pero todava estaba en el trono, y el otro haba sido escogido pero no reinaba todava. En esos momentos David se encontraba en una situacin muy difcil. En 1 de Samuel 24 Sal persegua a David en el desierto de En -gadi. Sal entr en una cueva para hacer sus necesidades, pero David y sus hombres estaban en los rincones de la cueva. Los soldados de David le sugirieron que diera muerte a Sal, pero David rechaz la propuesta. No se atrevi a rebelarse contra la autoridad (vs. 1-7). David haba sido ungido por Dios. En cuanto a subir al trono, David se mantuvo en la posicin adecuada y actu conforme a la voluntad y el plan de Dios. Quin se habra podido oponer a que fuera rey? Qu habra de malo en que David hiciera algo para hacerse rey? No era bueno que ayudara a Dios a realizar Su voluntad? Pero David perciba en lo profundo de su ser que l no poda hacer esto. Si hubiera matado a Sal, habra actuado sobre el principio de la rebelin contra la autoridad de Dios, debido a que la uncin de Dios todava reposaba sobre Sal. Aunque Sal fue rechazado, segua siendo el ungido de Dios. Si David hubiera dado muerte a Sal, podra haberse hecho rey inmediatamente, y la voluntad de Dios no se habra atrasado. Pero David era un hombre que se negaba a su yo. El prefera que su reinado se pospusiera y que el plan de Dios se retrasara que convertirse en un rebelde. Como resultado, lleg a ser la autoridad de Dios. Anteriormente Dios haba puesto a Sal como rey, y David estaba bajo su autoridad. Si David hubiera matado a Sal, habra obtenido el reinado a costa de la rebelin, y habra cado en la esfera de la rebelin; pero David no se atrevi a hacer esto. Este es el mismo principio por el que Miguel no se atrevi a proferir juicio de maldicin contra Satans (Jud. 9). La autoridad es un asunto muy delicado.

LA SUMISION ES MAS IMPORTANTE QUE LAS OBRASSi uno desea servir a Dios, debe someterse a la autoridad, pues la sumisin es ms importante que las obras. Aun si David hubiera puesto todo el reino en orden, si no se hubiera sometido a la autoridad de Dios, no le habra valido de nada y habra estado en la misma condicin que Sal. En el Antiguo Testamento Sal no destruy lo mejor de las ovejas y del ganado, y lo preserv para ofrecerlo en sacrificio a Jehov. Tal accin se halla en el principio de la rebelin, igual que la accin de Judas, en el Nuevo Testamento, que traicion al Seor Jess por treinta piezas de plata (Mt. 26:14-16). Los sacrificios no pueden cubrir la rebelin. Si David hubiera querido cumplir la voluntad y el plan de Dios, poda haber quitado de en medio a Sal y as habra podido servir a Dios inmediatamente, pero l no se atrevi a hacer esto, sino que esper a que Dios obrara. El estuvo dispuesto a someterse. David solamente cort la orilla del manto de Sal y hasta eso hizo que su corazn se turbara. Su sentir interno fue como el de un creyente neotestamentario, que no slo rechaza el homicidio, sino

incluso considera equivocado y parte de la rebelin cortar un trozo de la ropa de otro. La murmuracin, el menosprecio y el rencor tal vez no sean un asesinato, pero son como cortar la ropa de otro, y eso proviene de un espritu de rebelin. David conoca en su corazn la autoridad de Dios. El fue perseguido por Sal muchas veces; y an as, se someta a la autoridad de Dios. El consideraba a S al su seor y el ungido de Jehov. Esto nos habla de un asunto importante. La sumisin a la autoridad no significa someterse a una persona, sino a la uncin depositada sobre una persona cuando Dios la estableci como autoridad. David saba que la uncin reposaba sobre Sal, pues ste haba sido ungido por Dios. Por eso, slo poda escapar de l, pero no extender su mano para herirlo. Sal desobedeci el mandato de Dios, por lo cual Dios lo rechaz, pero esto era un asunto entre Sal y Dios. La nica responsabilidad que David tena delante de Dios era someterse a Su ungido.

DAVID DEFIENDE LA AUTORIDAD DE DIOS DE UNA MANERA INCONDICIONALDios desea defender Su autoridad de una manera absoluta y tiene que recobrar este asunto. Examinemos de nuevo 1 Samuel 26. Algo similar sucede en el desierto de Zif. Se presenta una segunda tentacin. Sal se qued dormido, y David lleg al lugar donde l dorma. Abisai quera matar a Sal, pero David se lo impidi y le dijo: Q uin extender su mano contra el ungido de Jehov y ser inocente? E sta fue la segunda vez que David dej libre a Sal. El slo to m la espada y la vasija de agua de Sal (vs. 7-12). Su conducta fue mejor que la de la tentacin anterior. David no tom nada del cuerpo de Sal, sino algo que estaba al lado. El renunci a la oportunidad de rebelarse y honr la autoridad de Dios. De acuerdo con 1 Samuel 31 y 2 Samuel 1, Sal muri por su propia mano. Pero un joven amalecita vino a David para reclamar el crdito, diciendo que l haba matado a Sal; sin embargo, David continu negndose a su yo y sometindose a la autoridad de Dios. El le dijo al homb re, Cmo no tu viste temor de ex ten der tu mano para matar al ungido de Jehov? (2 S. 1:14), y orden la ejecucin de aquel mensajero joven. Puesto que David mantuvo la autoridad de Dios, se dice que l era un hombre conforme al corazn de Dios. Su reino ha sido preservado hasta ahora, pues el propio Seor Jess es un descendiente suyo. Slo los que se someten a la autoridad pueden ser autoridad. Este es un asunto serio. Debemos erradicar la rebelin de entre nosotros. Para poder llegar a ser una autoridad debemos primero someternos a la autoridad. Este es un asunto decisivo. Si no entendemos esto claramente, no podremos seguir adelante. La iglesia es un rgano de sumisin. No debemos temer a los dbiles en la iglesia, pero s a los rebeldes. Debemos someternos a la autoridad de Dios desde lo profundo de nuestro corazn. Slo as la iglesia ser bendecida. El camino que tenemos por delante depende de nosotros. Debemos vivir nuestros das con mucha sobriedad. CAPITULO CINCO

LA SUMISION DEL HIJOLectura bblica: Fil. 2:5-11; He. 5:7-9

EL SEOR CREA LA SUMISIONLa Palabra de Dios nos dice que el Seor Jess y el Padre son uno. En el principio exista el Verbo, y tambin exista Dios. El Verbo era Dios y este Verbo cre los cielos y la tierra. En el principio la gloria estaba con Dios, una gloria a la cual nadie poda acercarse. Esta era la gloria del Hijo. El Padre y el Hijo son iguales, omnipotentes, coexistentes, es decir, existen simultneamente. Pero existe una diferencia en la persona del Padre y del Hijo. Esta diferencia no es Su naturaleza intrnseca, sino algo en la constitucin de la Deidad. La Biblia dice que el Seor no consider el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (Fil. 2:6). Aferrarse significa tomar con fuerza. La igualdad entre el Seor y Dios no era algo a lo que El tuviera que asirse por la fuerza; tampoco era una imposicin ni una usurpacin, porque el Seor tiene ya la imagen de Dios. El pasaje de Filipenses 2:5-7 constituye una seccin, y los versculos del 8-11 constituyen otra. La primera seccin muestra que Cristo se despoj a S mismo, y la segunda seccin afirma que El se humill a S mismo. El Seor se baj dos veces: primero se despoj de Su deidad, y luego se humill a S mismo tomando forma humana. Cuando el Seor descendi a la tierra, se despoj de la gloria, el poder, la posicin y la imagen que tena en su deidad. Como resultado de esto, quienes no tenan revelacin no lo reconocieron ni lo aceptaron como el Hijo de Dios, y pensaron que se trataba de un hombre comn. Con respecto a la Deidad, el Seor escogi voluntariamente ser el Hijo, y someterse a la autoridad del Padre. Por lo tanto, El dijo que el Padre era mayor que El (Jn. 1 4:28). El Hijo tom esa posicin voluntariamente. En la Deidad hay una armona perfecta. Tambin podemos decir que en la Deidad hay igualdad; sin embargo, en la Deidad el Padre debe ser la cabeza y el Hijo debe someterse. El Padre representa la autoridad, y el Hijo representa la sumisin. Para nosotros los seres humanos la sumisin es un asunto sencillo. Podemos someternos en la medida que nos humillamos a nosotros mismos. Pero la sumisin del Seor no es tan sencilla. Para el Seor la sumisin es ms difc il que la creacin de los cielos y de la tierra. Con el fin de someterse, El tuvo que despojarse de toda Su gloria, Su poder, Su posicin y Su imagen como Deidad. Tambin tuvo que tomar la forma de un siervo, pues solamente as El poda cumplir el requisito de la sumisin; por lo tanto, la sumisin es algo que el Hijo de Dios cre. Anteriormente, el Padre y el Hijo compartan la misma gloria. Cuando el Seor vino a la tierra, el se despoj de Su autoridad y se someti. El acept ser un siervo, restringido en el tiempo y el espacio como hombre. Pero esto no fue todo, el Seor se humill a S mismo siendo obediente. La obediencia por parte de la Deidad es lo ms maravilloso de todo el universo. El se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Esa fue una muerte dolorosa y vergonzosa.

Por lo cual, al final, Dios lo exalt hasta lo sumo. Puesto que el que se humilla ser exaltado. Este es un principio divino.

LOS QUE ESTAN LLENOS DE CRISTO ESTAN LLENOS DE SUMISIONOriginalmente, no haba necesidad de que la Deidad se sometiera, pero debido a que el Seor cre la sumisin, el Padre lleg a ser la Cabeza de Cristo en la Deidad. Tanto la autoridad como la sumisin fueron establecidas por Dios y creadas desde el principio. Por consiguiente, quienes conocen al S eor sern sumisos espontneamente, pero los que no conocen ni a Dios ni a Cristo, no conocen ni la autoridad ni la sumisin. En Cristo tenemos el modelo por excelencia de la sumisin; por eso, los que son sumisos aceptan el principio de Cristo, y quienes estn llenos de Cristo, estarn llenos de sumisin. En la actualidad muchos se p reguntan: Por qu tengo que so meterme? Por qu tengo que obedecerle a usted, si tanto u sted como yo somos her manos? En realidad, el hombre no tiene derecho a hacer tales pr eguntas. Solamente el Seor es apto para hablar de esa manera; y an as, jams formul esas preguntas. Ni siquiera hubo en El ese pensamiento. Cristo representa la sumisin, una sumisin perfecta, del mismo modo que la autoridad de Dios es perfecta. Hoy da algunas personas piensan que conocen la autoridad, pero no conocen la sumisin. Solamente podemos pedir la misericordia de Dios para tales personas.

LA MANERA EN QUE EL SEOR SE DESPOJO DE SU FORMA DIVINA Y LA MANERA EN QUE REGRESO A ELLAEn deidad, el Seor es igual a Dios el Padre, pero lleg a ser el Seor por obra de Dios, lo cual sucedi despus que El se hubo despojado de su deidad. La deidad del Seor Jess se basa en lo que El es. El es Dios desde el principio; pero obtuvo la posicin como Seor sobre la base de lo que hizo. Despus de que El dej a un lado Su forma divina para satisfacer el principio de sumisin y de que ascendi a los cielos, Dios le dio la posicin de Seor. En cuanto a Su constitucin, El es Dios, y en cuanto a Su logros, El es el Seor. El seoro no estaba originalmente presente en la Deidad. Esta porcin de Filipenses 2 es muy difcil de explicar y muy controvertida. Pero al mismo tiempo es un pasaje lleno de divinidad. Tenemos que acercarnos a ese pasaje con nuestros pies descalzos, pues es tierra santa. Parece como si hubiera habido una conferencia de la Deidad en el principio cuando Dios decidi crear el universo. En esta conversacin las personas de la Deidad acordaron que el Padre debera representar la autoridad; pero si solamente existiera la autoridad y no la sumisin, la autoridad no podra ser establecida, porque la autoridad no existe aisladamente. Por eso, era necesario que hubiera sumisin en el universo. Dios cre dos clases de seres en el universo: los ngeles, que son espirituales, y el hombre, que es anmico. Dios saba de antemano que los ngeles se rebelaran

y que el hombre caera; por lo cual Su autoridad no poda ser establecida sobre los ngeles ni sobre los descendientes de Adn. As que, en la Deidad hu bo una decisin armoniosa, la cual determin que la autoridad debera establecerse primero en la Deidad. De ah en adelante, hubo una distincin en las funciones del Padre y del Hijo. Un da el Hijo voluntariamente se despoj a S mismo y lleg a ser un hombre creado, como representacin de la sumisin a la autoridad. Las criaturas se haban rebelado; por lo tanto, solamente la sumisin de una criatura poda establecer la autoridad de Dios. El hombre pec y se rebel. Por esa razn, solamente por la sumisin de un hombre poda ser establecida la autoridad de Dios. As que, el Seor vino a la tierra y se hizo hombre; fue una criatura en todo aspecto. El nacimiento del Seor es el nacimiento de Dios. El no retuvo Su autoridad como Dios, sino que se someti a las restricciones humanas hacindose hombre, y aun las restricciones de un siervo. Este fue un paso muy arriesgado que dio el Seor, pues una vez que se despoj de la forma de Dios, exista la posibilidad de que no regresara y permaneciera en Su condicin h umana. Si no se hubiera sometido, poda aducir la forma de Su deidad para retener Su posicin de Hijo. No obstante, en ese caso, el principio de sumisin habra sido roto para siempre. Cuando el Seor se despoj slo haba dos caminos para regresar a su po sicin inicial. Una era ser un hombre autntico que se sometiera de una manera absoluta y sin reservas ni rastro de rebelin, siendo obediente paso a paso a fin de permitir que Dios lo regresara a Su posicin como Seor. Pero si ser un esclavo era muy difcil para El, si las limitaciones de la carne eran demasiadas y si la sumisin estaba ms all de Su alcance, la nica manera de regresar a Su posicin inicial habra sido por la fuerza, valindose de la autoridad y la gloria que tena en la Deidad. Pero nuestro Seor rechaz este camino, el cual no deba tomar, y se someti hasta la muerte. El determin en Su corazn sujetarse al camino de sumisin hasta la muerte. Debido a que se despoj a S mismo, no poda llenarse otra vez por Su cuenta, y jams vacil. Ya que se haba despojado de Su gloria y Su autoridad divinas, y se mantuvo como siervo, no quiso regresar a Su posicin anterior por ningn otro camino que no fuera la sumisin. Antes de regresar, El complet Su obediencia hasta la muerte mantenindose e n la posicin de hombre. El pudo regresar a Su posicin anterior porque mantuvo una sumisin perfecta y pura. Sufrimiento tras sufrimiento se acumul sobre El, pero El permaneci completamente sumiso. No hubo ni la ms mnima tendencia a rebelarse. Por eso, Dios lo exalt y le devolvi Su posicin como Seor en la Deidad. El no regres a ser lo que haba sido antes, sino que el Padre lo recibi en la Deidad como un HOMBRE. El Hijo lleg a ser Jess (el Hombre) y fue recibido de nuevo en la Deidad. Ahora sabemos cun precioso es el nombre de Jess. En todo el universo no hay otro como El. Cuando el Seor declar en la cruz: Consumado es, no quiso d ecir solamen te que h ab a obtenido la salvacin, sino que tambin haba cumplido todo lo que haba dicho. Por lo cual El obtuvo un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jess se doble toda rodilla y toda lengua confiese que Jesucristo es el Seor. Desde ese momento, El no era solamente Dios, sino tambin Seor. Su seoro se refiere a Su relacin con Dios y a todo lo que logr delante de El. Ser el Cristo alude a Su relacin con la iglesia. En sntesis, cuando el Seor vino de parte de Dios, no trat de regresar por medio de Su deidad; sino que procur regresar por medio de Su exaltacin como

hombre. Es as como Dios mantiene el principio de sumisin. No debemos tener ni un pice de rebelin. Debemos someternos a la autoridad completamente. Este es un asunto bastante delicado. El Seor Jess regres al cielo por haberse hecho un hombre y por haberse sometido como tal. El resultado fue que Dios lo exalt. Debemos afrontar este asunto. En toda la Biblia no existe un pasaje tan misterioso como ste. El Seor se despoj de Su forma divina y no regres a ella en esa misma forma, porque ya se haba vestido de carne. En El no haba rasgo alguno de desobediencia; por eso Dios lo exalt en Su humanidad. El renunci a Su gloria, pero regres y la reclam. Todo esto fue cumplido por Dios. Por lo tanto, debemos tener el mismo sentir que hubo en Cristo Jess. Tod os nosotros debemos tomar el camino que nuestro Seor tom, siguiendo el principio de la sumisin como nuestro principio para sujetarnos y para ser sumisos los unos para con los otros. Quien conoce este principio se da cuenta de que no hay pecado ms terrible que la rebelin y de que no hay nada ms importante que la sumisin. Slo cuando veamos el principio de la sumisin, podremos servir a Dios. Podemos mantener el principio de Dios solamente cuando nos sometemos de la misma manera en que el Seor se someti. Cuando nos rebelamos, nos hallamos en el mismo principio de Satans.

APRENDIO LA OBEDIENCIA POR LO QUE SUFRIOEn Hebreos 5:8 se afirma que el Seor aprendi la obediencia por medio de los padecimientos. Los sufrimientos produjeron obediencia en El. La verdadera sumisin se encuentra cuando obedecemos a pesar del sufrimiento. La utilidad de un hombre no depende de si ha sufrido, sino de si ha aprendido la obediencia por medio del sufrimiento. Slo quienes son obedientes a Dios le son tiles. Si nuestro corazn no ha sido ablandado, los sufrimientos persistirn; por esta razn, nuestro camino es un camino de mltiples sufrimientos. El hombre que anhela la comodidad y el placer no es til para Dios. Debemos aprender a ser obedientes en los sufrimientos. Cuando el Seor vino a la tierra, no trajo consigo la obediencia; la aprendi por medio de los sufrimientos. La salvacin no slo trae gozo, sino tambin sumisin. Si el hombre slo se interesa por el gozo, no tendr muchas experiencias espirituales; s lo los que son sumisos experimentarn la plenitud de la salvacin. Si no fuera as, cambiaramos el sentido de la salvacin. Necesitamos ser sumisos, de la manera que lo fue el Seor. El vino para ser el autor de nuestra salvacin por medio de Su obediencia. Dios nos salva y espera que nos sometamos a Su voluntad. Cuando alguien se encuentra con la autoridad de Dios, descubre que la sumisin es bastante simple, as como conocer Su voluntad, porque el Seor, quien fue sumiso durante toda Su vida, nos dio esa vida de sumisin. CAPITULO SEIS

DIOS ESTABLECE SU REINOLectura bblica: He. 5:8-9; Hch. 5:32; Ro. 10:16; 2 Ts. 1:8; 1 P. 1:22

EL SEOR APRENDIO LA OBEDIENCIA POR LO QUE SUFRIODios estableci el principio de la sumisin en la vida del Seor. Como resultado, El estableci Su autoridad por medio de El. En este captulo veremos cmo Dios establece Su reino por medio de la sumisin. Cuando el Seor vino a la tierra, vino con las manos vacas, es decir no trajo consigo la obediencia. El aprendi la obediencia por medio de los sufrimientos que experiment y lleg a ser el autor de eterna salvacin para todos los que le obedecen. Su obediencia en la tierra, la obediencia que lo llev a la cruz, la aprendi por medio de Sus sufrimientos. Por medio de todos ellos l fue perfeccionado para aprender la obediencia. El Seor gozaba de la libertad de estar en la Deidad, pero lleg a ser un hombre, un ser dbil, y en tal condicin padeci. Cada sufrimiento por el cual El pas, produjo frutos de obediencia. Ninguno de los sufrimientos del Seor logr que El se quejara ni murmurara. No obstante, muchos creyentes, al pasar los aos, no aprenden la obediencia. Aunque sus sufrimientos aumentan, su obediencia no mejora. Cuando experimentan sufrimientos, profieren palabras de desesperanza, lo cual revela que no han aprendido la obediencia. El Seor pas por muchas clases de sufrimientos, los cuales manifestaron siempre Su sumisin; como consecuencia lleg a ser el autor de nuestra salvacin. Por medio de la obediencia de uno, muchos recibieron la gracia. La obediencia del Seor trajo el reino de Dios, pues la meta de la redencin es el agrandamiento de Su reino.

DIOS DESEA ESTABLECER SU REINOHa pensado usted alguna vez en el dao tan grande que sufri el universo por la cada de los ngeles y del hombre, y cun grande fue este problema para Dios? Dios deseaba que los ngeles y los hombres aceptaran Su autoridad; sin embargo, ambas criaturas la rechazaron. No fue posible que Dios estableciera Su autoridad sobre Sus criaturas. Sin embargo, El nunca retrajo Su autoridad. El puede retraer Su presencia, pero jams retrae Su sistema de autoridad. Dondequiera que se encuentre la autoridad de Dios, El tendr una posicin prominente. Por un lado, Dios mantiene Su sistema de autoridad y por otro, El establece Su reino. Aunque Satans se rebel contra la autoridad de Dios, y aunque el hombre diariamente viola esa autoridad rebelndose contra Dios, Dios no permitir que esta rebelin contine y establecer Su propio reino. La Biblia llama al reino de Dios el reino de los cielos porque la rebelin no se limita a este mundo (Mt. 4:17; Mr. 1:15), pues los ngeles, quienes estn en los cielos, tambin se rebelaron. Cmo estableci el Seor Su reino? El lo hizo por medio de la sumisin. Todo lo que el Seor realiz mientras estuvo en la tierra se bas completamente en la sumisin. Nunca hizo nada que se opusiera a la autoridad de Dios. Todo lo hizo en sumisin y en perfecta cooperacin con la autoridad de Dios. En esta esfera el Seor estableci el reino de Dios y ejecut Su autoridad. La iglesia hoy tambin debe permitir que la autoridad de Dios opere para que se manifieste Su reino por medio de la sumisin.

DIOS DESEA QUE LA IGLESIA SEA SU REINODespus de que Adn cay, Dios escogi a No y a su familia en los das de ste. Despus del diluvio dicha familia tambin cay, y Dios escogi a Abraham para que fuera el padre de muchas naciones. El reino de Dios se edific a partir de l. Luego Dios escogi a Isaac y a Jacob, y ms adelante la descendenci a de Jacob sufri en Egipto y se multiplic en medio de esos sufrimientos. Dios envi a Moiss a sacarlos de Egipto con el fin de establecer Su reino. Debido a que haba algunos rebeldes entre ellos, Dios los condujo al desierto para ensearles la obediencia antes de establecer Su reino (Dt. 8:3). Pero ellos permanecieron en rebelin contra Dios en el desierto. Como resultado, murieron en el desierto. A pesar de que la segunda generacin entr en la tierra prometida, tampoco stos fueron completamente obedientes; pues no erradicaron a todos los cananeos. Sal su primer rey, no pudo establecer el reino debido a la rebelin. Ese primer rey no tena un corazn conforme al de Dios. Ms adelante David fue escogido, y l fue sumiso a la autoridad de Dios. Pero an haba rebelin dentro del reino. Dios haba ordenado que Jerusaln sera la ciudad sobre la cual El pondra Su nombre, pero el pueblo escogi a Gaban y puso all altares para adorar. Por causa de la rebelda no exista la realidad del reino, a pesar de que haba un rey. Antes de que David fuera establecido como rey, exista un reino, pero sin sbditos. Durante su reinado, se tena el reino y los sbditos, pero el reino careca de contenido. Por tal motivo, el reino de Dios no haba sido establecido. El Seor vino a la tierra para establecer el reino de Dios; y para esto debemos ver que el evangelio consta de dos aspectos: un aspecto individual y uno corporativo. En el aspecto individual, el evangelio da vida eterna a los que creen; y en el aspecto corporativo, el evangelio llama a las personas al arrepentimiento para que entren en el reino de Dios. Los ojos de Dios estn puestos en el reino. En la oracin que el Seor hace en Mateo 6:9-13, se habla del reino al comienzo y al final. El versculo 10 dice: Venga Tu reino. Hgase Tu voluntad, como en el cielo, as tambin en la tierra. El reino de Dios es la esfera don de la voluntad de Dios se realiza sin nin gn obstcu lo. El versculo 13 dice: Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amn. El reino, el poder y la gloria estn relacion ados entre s. Apocalipsis 12:10 dice: Ahora ha venido la salvacin, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la au toridad de Su Cristo. El reino es la esfera donde El ejerce Su autoridad. En Luca s 17:21, el Seor dijo: He aqu el reino de Dios est entre vosotros. (No dijo: En vosotros.) Esto indica que el Seor Jess es el reino de Dios. Decir que el Seor Jess est entre vosotros equivale a decir que el reino de Dios est entre vosotros, po rque la autoridad de Dios se lleva a cabo en El sin ningn obstculo. El reino de Dios est en el Seor y tambin en la iglesia. Debido a que la vida del Seor fue dada a la iglesia, Su reino debe propagarse y establecerse por medio de ella. Dios estableci un reino en los tiempos de No, pero slo era un gobierno humano; no era el reino de Dios, ya que ste comenz con el Seor Jess. Pero cun pequea era la esfera de accin de este reino! Mas ahora, ese nico grano de trigo produjo muchos granos. Hoy la esfera del reino de Dios no se limita solamente al Seor Jess; sino que se extiende a muchos creyentes.

El propsito de Dios no es slo que seamos la iglesia, sino que como tal seamos Su reino. La iglesia debe ser la esfera del reino de Dios, es decir, e l lugar donde El ejerce Su autoridad. Por consiguiente, el deseo de Dios no se limita a ganar terreno en algunas personas, ya que desea que la iglesia en su totalidad est libre de rebelin. Debe haber una sumisin y una dependencia total de Dios para que Su autoridad se lleve a cabo perfectamente. De esta manera, la autoridad de Dios se establece entre Sus criaturas. Dios no desea que el hombre se someta solamente a Su autoridad directa sino tambin a las autoridades que El delega; por eso no nos pide una sumisin a medias sino una sumisin completa.

EL FIN DEL EVANGELIO NO ES SOLO QUE EL HOMBRE CREA SINO TAMBIEN QUE SE SOMETALa Biblia no slo habla de la fe, sino tambin de la obediencia. Nosotros no slo somos pecadores sino tambin hijos de desobedienci a. En Romanos 10:16 se hace referencia a obedecer el evangelio. Por lo tanto, creer en el evangelio es obedecerlo. En 2 Tesalon icenses 1:8 dice: Tomando venganza de los que no conocen a Dios, y de los que no obedecen al evangelio de nuestro Seor Jesucristo. Los que no obedecen equiva le a decir los que se rebelan . Rom an os 2:8 habla de aquellos que no obedecen a la verdad, lo cual tambin es rebelin. Dios castigar con ira y enojo a los que se rebelan contra la verdad. En 1 Pedro 1:22 dice: Habis purificado vuestras almas p or la obediencia a la verdad... Estos pasajes indican que la salvacin viene por medio de la obediencia, porque creer es obedecer. Un discpulo que tiene fe debe ser un discpulo que obedece. No slo debe haber fe sino tambin sumisin a la autoridad del Seor. Cuando Pablo fue ilu min ado, dijo: Qu har, S e or? (Hch. 22:10 ). El no slo crey en el Seor, sino que tambin le obedeci. Cuando se convirti, conoci la gracia y se someti a la autoridad. Cuando el Espritu Santo lo gui a ver la autoridad del evangelio, l reconoci a Jess como Seor. Dios no nos llam solamente a recibir vida por medio de la fe, sino tambin a preservar Su autoridad por medio de nuestra obediencia. El plan de Dios para nosotros en la iglesia es que nos sometamos a Su autoridad y a todas las autoridades que El estableci. Esto incluye el hogar, el gobierno, la escuela, la iglesia y as sucesivamente. El Seor no especifica a quin debemos someternos, pero en la medida en que nos encontramos con Su autor idad, aprenderemos a someternos a la autoridad. Muchos pueden someterse y ser obedientes a determinadas personas, pero no a todo tipo de personas. Esto se debe a que no conocen la autoridad. Es intil someternos al hombre, pues lo que necesitamos es ver la autoridad. Las diferentes organizaciones que nos rodean tienen como objetivo que aprendamos la sumisin. Una vez que el hombre toca la sumisin, ante la menor desobediencia reconocer interiormente la rebelin. Quienes no conocen la autoridad no saben cun rebeldes son. Antes que Pablo fuera iluminado, no saba que estaba dando coces contra el aguijn (Hch. 26:14). Cuando el hombre es iluminado por Dios, primero ve la autoridad, y luego ve muchas autoridades.

Cuando Pablo se encontr con Ananas, un hermano insignificante, no slo vio a un hombre; tampoco pregunt quin era Ananas ni si era culto o no. El reconoci a Ananas como una autoridad delegada. As que se someti a l (Hch. 9:17-18). Cun fcil es someterse cuando uno se ha encontrado con la autoridad!

DIOS DESEA HACER DE LAS NACIONES SU REINO POR MEDIO DE LA IGLESIASi la iglesia no se somete a la autoridad de Dios, El no puede establecer Su reino. El obtuvo el reino en el Seor Jess. Luego estableci Su reino en la iglesia; finalmente, establecer Su reino en toda la tierra. Llegar el da cuando se declarar: El rein ado sobre el mun do h an pasado a nuestro Seor y a Su Cristo (Ap. 11:15). En el lapso entre el reino que estaba en el Seor Jess individualmente y el reino del mundo que viene a ser de nuestro Seor y de Su Cristo, est la iglesia. Slo cuando el reino fue establecido en el Seor Jess fue posible que estuviera en la iglesia, y slo cuando el reino es establecido en la iglesia pueden los reinos del mundo llegar a ser el reino de Di os. Sin el Seor Jess, no existe la iglesia; y sin sta iglesia no existe el agrandamiento del reino de Dios. Cuando el Seor estuvo sobre la tierra, fue obediente hasta en lo ms pequeo; por ejemplo, el Seor no fue negligente en cuanto al pago del impu esto del templo. Aun cuando no tena dinero, encontr una moneda en la boca de un pez para pagarlo (Mt. 17:14-27). El tamb in dijo: Devolved, pues, a Csar lo que es de Csar, y a Dios lo que es de Dios (2 2:21). Aunque Csar estaba en rebelin, Dios lo haba establecido y, por ende, se le deba obedecer. Cuando nosotros somos sumisos, el reino puede extenderse a toda la tierra. Muchos tienen un sentir firme con respecto al pecado pero no con respecto a la rebelin. Por consiguiente, el hombre debe no slo estar consciente del pecado, sino tambin de la autoridad. Si no estamos conscientes de lo que es la autoridad, no podremos ser discpulos de Cristo ni ser sumisos.

LA IGLESIA DEBE SOMETERSE A LA AUTORIDAD DIVINAQuisiramos aprender a sujetarnos en la iglesia, ya que no hay ni una sola autoridad en la iglesia que podemos pasar por alto. Dios desea que el reino sea el producto de la iglesia y que por medio de sta se ejerza toda autoridad. Cuando la iglesia sea sumisa, la tierra entera se someter a la autoridad divina; pero si la iglesia no abre una va para el reino de Dios, ste no podr extenderse a las naciones. Por esto, la iglesia es el camino por el cual puede venir el reino. Si se no es el caso, la iglesia ser un obstculo para el reino. En la actualidad, si la iglesia no se sujeta a Dios por alguna dificultad, no se podr manifestar el reino de Dios. Cuando los hombres razonan y discuten entre ellos, impiden que venga el reino de Dios. Nosotros hemos retrasado a Dios.

Debemos deshacernos de toda desobediencia, para que Dios tenga un canal por el cual operar. Cuando la iglesia se someta a Dios, las naciones tambin se le sometern. Es por esto que la iglesia tiene una responsabilidad tan seria. Cuando la vida de Dios, Su voluntad y Sus preceptos son ejecutados en la iglesia, viene el reino. CAPITULO SIETE

DIOS DESEA QUE EL HOMBRE SE SOMETA A SUS REPRESENTANTESLectura bblica: Ro. 13:1; 1 P. 2:13-14; Ef. 5:22-24; 6:1-3; Col. 3;18,10,22; 1 Ts. 5;12-13; 1 Ti. 5:17; 1 P. 5:5; 1 Co. 16:15-16

DIOS ESTABLECIO SISTEMAS DE AUTORIDAD En el mundoDios es la fuente de toda autoridad en el universo. Todas las autoridades de la tierra fueron establecidas por El y, como tales, representan y poseen la autoridad de Dios. Dios estableci sistemas de autori dad para expresarse, de tal manera que cuando un hombre se encuentra con esta autoridad, se encuentra con Dios. Cuando la presencia de Dios est disponible, el hombre puede conocerlo por medio de ella, pero cuando no lo est, el hombre puede conocer a Dios por medio de Su autoridad. Cuando la presencia de Dios estaba en el huerto del Edn, el hombre poda conocerlo personalmente; pero cuando Dios no estaba presente, el hombre se acordaba de Su mandamiento, el cual le prohiba comer el fruto del rbol del conocimiento del bien y del mal. Esta era otra manera por medio de la cual el hombre conoca a Dios. No es comn que el hombre se encuentre con Dios. (Obviamente, no nos referimos al hecho de que en la iglesia, cuando uno vive en el espritu, puede estar en contacto con Dios continuamente.) La manifestacin de Dios se ve frecuentemente en Sus mandamientos. Slo los labradores malvados necesitan que el dueo de la via venga en persona, pese a que los siervos y el hijo del dueo de la via lo representaban plenamente (Mr. 12:1-9). Algunas personas son establecidas por Dios para dar mandamientos y ser autoridades Suyas. Todos los que estn en una posicin de autoridad, fueron establecidos por Dios. Por lo tanto, todas las autoridades que Dios estableci deben respetarse. Dios hoy confa Su autoridad al hombre y, para ello, estableci a muchos hombres sobre la tierra para que manifiesten Su autoridad. Si queremos aprender a someternos a Dios, debemos reconocer a quienes recibieron autoridad de parte de El. Si pensamos que solo Dios tiene autoridad, es muy probable que ofendamos constantemente Su autoridad. A cuntas

personas consideramos que son la autoridad de Dios? No tenemos opcin de escoger entre la autoridad directa de Dios y la autoridad que El delega. No s lo tenemos que someternos a la autoridad directa de Dios, sino tambin a Su autoridad delegada, porque no hay autoridad que no provenga de Dios. Con respecto a la autoridad terrenal, Pablo no slo nos dio instrucciones positivas sobre la sumisin, sino tambin una advertencia negativa: Aquellos que resisten las autoridades superiores, estn resistiendo a lo establecido por Dios (Ro. 13:1). Cuando el hombre rechaza la autoridad delegada de Dios, rechaza la autoridad de Dios. En la Biblia vemos que la autori dad tiene una sola implicacin; no existe ninguna autoridad que no provenga de Dios. As que, si rechazamos la autoridad rechazamos a Dios mismo, y El no pasar por alto esto. Todos los que resisten la autoridad sern juzgados. Es imposible que nos rebelemos y quedemos impunes. Por lo tanto, cuando el hombre rechaza la autoridad, est en muerte. Al encontrarnos frente a la autoridad no tenemos otra alternativa que sujetarnos. En los tiempos de Adn, Dios deleg Su autoridad gubernamental al hombre y le entreg el gobierno de la tierra (Gn. 1:28). En ese entonces, el hombre solamente rega a los animales. Solamente despus del diluvio, Dios confi a No Su autoridad gubernamental para que rigiera a los hombres. Por lo cual El dijo: El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre ser derramada (9:6). Desde aquel mo men to, Dios deleg al hombre Su autoridad, para que gobernara sobre los dems. En la poca de No, Dios comenz a establecer gobiernos y puso al hombre bajo dichos gobiernos. En Exodo 20, despus de que el pueblo de Dios sali de Egipto al desierto, Dios les dio los diez mandamientos. Despus de eso, estableci preceptos por los cuales deban regir su condu cta. Uno de tales preceptos dice: ...ni maldecirs al prn cipe de tu pueblo (2 2:28), lo cual demuestra que Dios los puso bajo autoridades gubernamentales. Por lo tanto, aun en los das de Moiss, vemos que cuando los israelitas rechazaban la autoridad, rechazaban a Dios. Todas las naciones de la tierra tienen gobernantes. Aunque stos no crean en Dios, y aunque su reino est bajo Satans, el principio de autoridad sigue presente, ya que Dios as lo estableci. El reino de Israel era el reino de Dios, y es obvio que el rey David, fue establecido por Dios, pero el rey de Persia tambin fue establecido por Dios (Is. 45:1). Cuando el Seor estuvo en la tierra, tambin se someti al gobierno y a la autoridad del sumo sacerdote. Por esta misma razn, pag el impuesto [del templo], y dijo que debemos dar a Csar lo que es de Csar. Mientras el sumo sacerdote lo juzgaba, lo conjur por el Dios altsimo que respondiera, y El tuvo que obedecer. El Seor los reconoca como