El ESTADO, LAS ELITES POLITICAS Y EL NACIONALISMO

Escribe: Soc. Hernán A. Jove Quimper.

El Estado es la comunidad humana de sentimiento subjetivo, determinado por territorio nacional objetivo y simbólico. Y la sociedad política, se organiza para estructurar la convivencia de la vida nacional de naturaleza social racionalmente dirigida. La democracia gobernada y constitucional en nuestro país, permite la renovación de autoridades, cada cierto tiempo a nivel nacional, regional y local. Esta práctica es un progreso de la democracia representativa legal-racional, sociedad-Estado de derecho. La política en el plano de las relaciones sociales, encarnado en el Estado, hoy se ha convertido competencia desproporcional en una economía perturbado de mercado (una entidad cruel).

Desde la perspectiva de las virtudes del republicanismo en el Estado-nacional, se debe establecer compromisos entre la clase política y la sociedad civil, como un espacio en el que se debe hacer política a favor de los peruanos, para el desarrollo nacional de lo nuestro, antes que privilegiar a los intereses transnacionales. Por ello, es importante el surgimiento de nuevos líderes (hombre de buenas costumbres), representativos con ciertas cualidades y competencias de visión social de Estado moderno: justo, distributivo y humano, en la reflexión de que tipo de sociedad se quiere construir.

La élite política que gobierna nuestro país, históricamente está compuesta por una casta oligárquica de cinco por ciento de personas, que detentan el poder alternativamente, ya sea por golpes de estado, elecciones y/o reelecciones. Desde la fundación de la república peruana en 1821, esta minoría de gobernantes, se organizan mejor a la hora de defender sus intereses; frente al asocianismo débil e insuficiente de las clases medias y bajas, con aspiraciones de poder o como grupos de presión. Jorge Benedicto y María Morán (2004), definen como elite, a las personas y a los grupos de notables, dado el poder político, social y económico que detentan, o la influencia que ejercen; contribuyen a la acción histórica de una colectividad, por decisiones que toman, ya sea por las ideas, sentimientos o las emociones que expresan, o simbolizan.

Distinguen seis tipos de elites: Las elites tradicionales. Las elites tecnocráticas. Las elites de propiedad. Las elites carismáticas. Las elites ideológicas y Las elites simbólicas.

Las elites políticas en nuestro país, han sido más de los caudillos militares y civiles tradicionales de propiedad. Con algunas excepciones de liberalismos ideológicos como Velasco, simbólicas como Valentín Paníagua o caudillos carismáticos como Alan García y Toledo. En la contienda política de este año, la ciudadanía debe elegir un buen gobierno, estas elites políticas se han

renovado y reorganizado en 11 agrupaciones políticas, que responden casi todas a la predica del liberalismo democrático tales como:

- Alianza por el gran cambio (Pedro Pablo Kuczynski: tecnócrata moderno)

- Gana Perú (Ollanta Humala: nacionalista).- Perú Posible (Alejandro Toledo Manrique: caudillo reeleccionista).- Fuerza 2011 (Keiko Fujimori: caudillo oriental duro).- Solidaridad nacional (Luis Castañeda: caudillo provinciano).- Fuerza social, Despertar nacional, entre otros.

Los “políticos profesionales” puros de estricta extracción partidista (Ej., A. García o Belaúnde y otros), son pocos; en comparación con los “políticos no profesionales” y “políticos semiprofesionales”.

En la circulación de elites de poder político, hay un proceso reconocido de cambio irreversible. Primero, el paso de los notables fundadores de los partidos de la aristocracia colonial a la oligarquía republicana tradicional: propietarios terratenientes, militares, mineros y comerciantes. Segundo, el paso a la oligarquía liberal de profesionales-empresarios privados y socios de corporaciones, son “políticos semiprofesionales”, que poseen una profesión privada. Y tercero, un pequeño sector de la pequeña industria patriótica, salidas de la vieja casta oligárquica, o de las capas medias e inferiores de la sociedad peruana (movilidad social ascendente, de origen provinciano), que también provienen de una profesión privada.

Esta circulación de elites, así conceptuado, como la sustitución de las elites tradicionales por los modernos: su ascenso, declive y reemplazo, dependen de muchas circunstancias. El ciclo de cambio político esta basado en los que ganan y pierden, es una circulación de zorros (astutos), de leones (fuertes) y/o una coalición cívico/militar (zorros y leones); como ocurrió entre 1990 a 2000. Ahora bien, esta elite, porque; necesariamente tiene que ser de casta hereditaria y reeleccionista como de la aberrante postulación de la candidata, fuerza 2011 de Keiko Fujimori. Representante del “presidente-sentenciado” de la reciente oligarquía extranjera japonesa o por las otras candidaturas reeleccionistas, que no son bienvenidos por la conciencia nacional.

La acción política de los notables en la gestión pública del Estado, desde la capital Lima-Perú, no tiene consonancia con los valores cívicos nacionales, porque; alientan relaciones de dependencia y no están comprometidas con el progreso y/o desarrollo nacional. Es una elite fundada en el racismo y en el culto a los extranjeros. La necesidad de la democracia del bienestar de la sociedad peruana (urbana y rural), reclama reafirmar la igualdad de oportunidades provistos de derechos y de voz, en oposición a los efectos del poder autoritario y contra los privilegios de los potentados. Puesto que la ideología liberal predica y defiende al individuo, la igualdad, libertad, seguridad, la propiedad y la soberanía nacional; basada en la constitución.

Por ejemplo, los indígenas de las comunidades amazónicos y andinos, considerados súbditos, que se conviertan en ciudadanos nacionales con derechos: a la vida, libertad y bienes. Estas son las ciudadanías inconclusas y excluidas del Estado, que bordean más de la mitad de la población peruana y no aparecen en las estadísticas de los censos nacionales, ni en las encuestas.

Las élites de poder político y económico nacionalistas o patrióticos a través de la historia fueron pocas, unas de ellas fue el presidente José Luis Bustamante Rivero (1945-1948), defendió las doscientas millas del mar territorial y el general Juan Velasco (1968-1975), nacionalizó las empresas extranjeras para fomentar al crecimiento de la burguesía nacional. Mientras, que otros regimenes políticos, nunca fueron nacionalistas. Todas fueron patrimonialistas concesionarios rentistas y vende patrias, como las oligarquías del guano de islas; del agro; del caucho; mineros; de los ferrocarriles; de las empresas del Estado y de la amazonía peruana.

El nacionalismo es un fenómeno y sentimiento de masas, y no de las élites del poder tradicionales, sin identidad nacional. Por ejemplo, el presidente Mariano Ignacio Prado (1879), comisionado a comprar armas en Europa (Francia), para defender la patria en la guerra con Chile, fue “el inventor de los barcos de bolsillo” regresó al Perú, concluida la guerra como banquero. El nacionalismo es una ideología política, basada en las necesidades de progreso e identidad como la nacionalidad en términos de soberanía, la patria Estado-nación. Hay dos definiciones sobre nacionalismo de acuerdo a Jorge Benedicto y María Moran (2004): 1) El periférico, y 2) central. 1) La definición periférica, afirma que todos los que viven sobre el territorio y tienen ciertas características forman una nación, objetivamente. Aunque, no todos lo entienden y sienten así, y 2) la otra, es la definición nacionalista central, afirma que todos los que viven sobre un territorio en cuestión son parte de la nación del Estado-nacional. Ahora bien, ambas definiciones tienen validez para interpretar el nacionalismo en la historia de la republicana peruana.

Después de la reforma agraria y nacionalismo de Velasco, el iniciador de la contra-reforma, fue el japonés A. Fujimori (1990-2000), personifica la “segunda venida de Francisco Pizarro”, continuada por los regimenes

sucesivos, durante por más de 20 años. El colonialismo mental post-reforma agraria, niega la condición de peruanos a los campesinos indígenas, para arrebatarles los recursos tierra, con las concesiones mineras, petróleo, forestales y fauna, amparadas por la ideologización de inversión extranjera-desarrollo, con la política del “perro del hortelano”. El sentimiento nacionalista, recién aflora con energía debido a la injusticia y al entreguismo a potencias extranacionales de nuestros recursos naturales, por las elites políticas, que ostentan el poder.

Esta clase política neoliberal de mercado, no entiende el patriotismo, ni nacionalismo, menos la democracia del bienestar. El nacionalismo, no está separada del sentimiento patriótico, hace 190 años (1821-2011), quienes asumieron el poder en el Perú, en vez de redimir al indio y hacerle justicia como lo reconoce el ecléctico premio novel Vargas Llosa. El Estado republicano de las oligarquías tradicionales y renovadas, que admiran la inversión extranjera sigue explotando con tanta codicia y ferocidad como los conquistadores, diezmándolos y exterminándolos a los amazónicos y andinos. Por ejemplo, las concesiones autoritarias de los recursos hídricos en Inambari-Carabaya o las mineras de oro y plata, siguen contaminando y degradando el ambiente de vida. La ciudadanía se encuentra reducida a la impotencia, no hay quien detenga en Puno esta política.

El congreso defiende los intereses de los congresistas y la economía de mercado transnacional. En economías subdesarrolladas como la nuestra, no se puede permitir la economía de mercado transnacional con preferencias, sobre los nacionales y ¿quién defiende a los peruanos, los medios de trabajo y los consumidores?

La clase política neoliberal de mercado es el artífice de la corrupción en las instituciones del Estado, lo que les interesa, son las dádivas y son entreguistas, por ellos entregan todos los recursos para beneficiarse y consolidarse en el poder. Es una clase política sin escrúpulos. En la práctica de la democracia, la corrupción debe ser desplazada por el demos (pueblo), porque; nadie roba sin anuencia del jefe. Asimismo, la clase política oligárquica de nuestro país, se educa en el extranjero ¿Qué nacionalismo podrían tener? La extrema pobreza hace millonarios a los empresarios y las ONGs (muchas veces reemplazan el papel del Estado).

Los políticos provienen de una profesión privada, se hace necesaria la formación de líderes expertos para mejorar la representación, que afirmen la democracia electiva, participativa y de referéndum, y defiendan los intereses de los peruanos. Ahora postulan al congreso personas versátiles como voleibolistas, artistas, vedettes, etc. Que nada tienen que ver con la titulación académica, ni con el perfil de “político de profesión”, para controlar la calidad y la esencia de la legislación de la cuál son responsables. Estos hacen política pero no saben de política.

Bibliografía:Benedicto, Jorge y María Luz Morán (2004): Sociedad y política. España, Alianza.Sartori, Giovanni (2002): Elementos de teoría política. España, Alianza.

Ibarra, Pedro (2005): Manual de sociedad civil y movimientos sociales. España, Síntesis.

Puno, marzo del 2011