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LA CONTRADICCION: ¿VICIO FORMAL O CIFRA DE CONTENIDO? CLAUDIO GUTIÉ~REZ Universidad de Costa Rica Introducción Existen dos modos de. ver la contradicción, tanto en el len- guaje ordinario como en los escritos filosóficos. Uno de ellos, que podemos considerar como el concepto lógico o analítico de la contradicción, la presenta como un vicio del razonamiento; su mejor encarnación la encontramos, en la filosofía clásica, en el principio de no contradicción de Aris- tóteles, según el cual una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido; en la lógica contem- poránea, en el principio de consistencia o congruencia, se- gún el cual la presencia de una contradicción' (conjunción de una proposición y su negación) dentro de un sistema 10 invalida para todo efecto, pues una falsedad es capaz de producir todas las otras mediante reglas de inferencia; y en el lenguaje ordinario, en todos aquellos usos en que de- cimos cosas como "los testigos se, contradicen" o "tal afir- mación es contradicha por los hechos" o "una noción con- tradictoria en términos". El otro concepto; que podríamos llamar el concepto dialéctico o sintético de la contradicción, presenta a ésta en una luz mucho más favorable; diversos ejemplos de su contexto filosófico son las obras de Kierke- gaard o Unamuno, donde la contradicción se toma como síntoma de densidad ontológica; la filosofía existencialista (Gabriel Marcel: "yo soy y no soy mi cuerpo"), que re- quiere la contradicción como una forma inevitable de expre- sar 10 inefable; el sistema hegeliano, donde la contradicción constituye el método para entender el devenir y al propio 87

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CLAUDIO GUTIÉ~REZUniversidad de Costa Rica

IntroducciónExisten dos modos de. ver la contradicción, tanto en el len-guaje ordinario como en los escritos filosóficos. Uno deellos, que podemos considerar como el concepto lógico oanalítico de la contradicción, la presenta como un vicio delrazonamiento; su mejor encarnación la encontramos, en lafilosofía clásica, en el principio de no contradicción de Aris-tóteles, según el cual una cosa no puede ser y no ser almismo tiempo y en el mismo sentido; en la lógica contem-poránea, en el principio de consistencia o congruencia, se-gún el cual la presencia de una contradicción' (conjunciónde una proposición y su negación) dentro de un sistema 10invalida para todo efecto, pues una falsedad es capaz deproducir todas las otras mediante reglas de inferencia; yen el lenguaje ordinario, en todos aquellos usos en que de-cimos cosas como "los testigos se, contradicen" o "tal afir-mación es contradicha por los hechos" o "una noción con-tradictoria en términos". El otro concepto; que podríamosllamar el concepto dialéctico o sintético de la contradicción,presenta a ésta en una luz mucho más favorable; diversosejemplos de su contexto filosófico son las obras de Kierke-gaard o Unamuno, donde la contradicción se toma comosíntoma de densidad ontológica; la filosofía existencialista(Gabriel Marcel: "yo soy y no soy mi cuerpo"), que re-quiere la contradicción como una forma inevitable de expre-sar 10 inefable; el sistema hegeliano, donde la contradicciónconstituye el método para entender el devenir y al propio

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tiempo la esencia misma de la realidad; y por supuesto elpensamiento marxista, heredero de Hegel, donde la contra-dicción dialéctica es la herramiento fundamental para la in-terpretación de las situaciones sociales e históricas," Ejem-plos del lenguaje ordinario serían toda referencia a las con-tradicciones de la persona o la vida como algo positivo. ylaudable, o por lo menos interesante; como en el caso de lacontradicción analítica, el uso ordinario de "contradicción"en su sentido dialéctico es derivativo de los usos. filosóficosmencionados.

Estos dos conceptos o apreciaciones sobre la contradic-ción naturalmente constituyen, tomados juntos, un ejemplovaledero de contradicción," ¿De cuál de los dos tipos? Seque muchos filósofos de tradicción lógico. positivista no vaci-larán en calificarla de contradicción simplemente lógica. Esdecir, aceptarán que un conjunto de teorías filosóficas queimplican el enunciado "la contradicción es un vicio del ra-zonamiento" y un conjunto de teorías que implican enuncia-dos como "la contradicción es índice de densidad ontológí-ca" podrían ser formalizadas respectivamente como "p" y"r--p". De esos dos enunciados, por supuesto, y de acuerdocon el principio de no contradicción, sólo uno de ellos, elprimero, será el verdadero; el otro será necesariamente faloso (de acuerdo con el principio de tercero excluido). Estosi no se da más bien la opinión de que el segundo conjuntode teorías corresponde a una hilación de vocablos, cada unoquizá con sentido, pero que tomados en globo carecen com-pletamente de significación. Por más atractiva que, en susimplicidad y claridad, esta opinión sea, su aceptación con-llevaría el rechazo de tanto material filosófico honrado por

1 En 10 que sigue supondré que la existencia de dos conceptos de contra.dicción no constituye un caso de equivocidad. Las razones para esta supoaí-ción las presento más adelante en este trabajo.

2 "La contradicción dialéctica (a condición de que sea tal, y no una opo-sición formal o una simple confusión) debe ser tomada como síntoma de larealidad. Sólo es real 10 que presenta contradicciones, 10 que se presentacomounidad de contradicciones", Henri Lefebvre, Lógica formal y Lógica dia-léctica, Siglo XXI, México, D. F., p. 222.

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la tradición intelectual y de tantos giros lingüísticos incor-porados 'en la sabiduría popular que resulta tentador supo·ner que la otra situación es la verdaderas que la contradic-ción expuesta constituye una contradicción de tipo dialéc-tico, indicadora de cierta dimensión profunda de la reálidad.

El tema de la contradicción dialéctica está asociado conel aforismo de Hegel "todo lo racional es real y todo loreal es racional". Permítaseme considerar el asunto, sinembargo, únicamente desde uno de estos ángulos, el aspecto

. epistemológico: todo lo real es racional; lo que existe tieneuna dimensión inteligible, y esa dimensión es analizablepor separado en la medida en que el hombre le presta vidaaparte con su propio pensamiento. Si "la realidad es contra-dictoria", tal carácter se manifestará entonces forzosamen-te en nuestro pensamiento sobre la realidad y en el lenguajecon que hablamos sobre la realidad: ahí podremos anali-zarlo. En cuanto a la primera parte del aforismo, que todolo racional sea real, y que la contradicción dialéctica queconstituye la esencia misma del espíritu deba reflejarse co-mo devenir antagónico en la vida, en el mundo o la natu-raleza, permítaseme dejar este aspecto ontológico del enun-ciado hegeliano fuera de consideración.

Forma y contenidoEl objeto de todo conocimiento es, en último término,algo real y concreto, por más que el conocimiento mismo enla mayor parte de sus expresiones quede formulado en enun-ciados de carácter general. La finalidad misma del cono-cimiento, podemos agregar, es también lo real, pues seidentifica con la necesidad de orientarnos entre los obje-tos sensibles cuya colección llamamos corrientemente lavida o el mundo. No obstante, para lograr su fin concretoel conocimiento debe inevitablemente pasar por lo abstracto;para llegar a la síntesis, cuyo resultado será nuestra orien-tación en el mundo, el conocimiento debe comenzar por serel análisis en que consiste toda operación separadora de

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factores, elementos o aspectos en la cosa conocida. Creo queen esto me acompañarán sin disentir la. mayoría de los lec-tores: conocer lo concreto es ante todo descomponerlo enlo ahstracto ; para comprender el texto debemos separarlodel contexto. Si cada texto debe cumplir la función de ilu-minar y ser iluminado por el contexto, debemos tratar depercibirlo hasta donde sea posible como una. unidad en símismo, aunque en definitiva su sentido será discernible so-lamente. entendiéndolo en la interacción de todos los textosque integran el contexto. Es obvio que cada separación, ca-da amputación de contexto, empobrecerá progresivamente altexto resultante, lo vaciará de contenido; el resultado finalserá una forma, residuo último posible de estas amputacio-nes que nos dará la identificación de un texto con el mini-mo de contexto (quizá solamente indicación de. coordenadasespaciales dentro del contexto). Pero no nos dejemos im-presionar por estas situaciones límites: el contexto no ana-lizado o el texto aislado de todo contexto" la forma absolu-tamente vacía de contenido o el contenido desolado de foroma. Sabemos que las situaciones límites no son reales sinosolamente virtuales; a su vez ellas mismas son únicamenteabstracciones, momentos analíticos, instrumentos metódicos,puntos focales por ellos mismos inexistentes o por lo menossupremamente opacos; pero no obstante capaces de verterluz sobre lo comprendido entre ellos como límites, es decirsobre todo lo intermedio, en nuestro caso sobre lo que esforma y contenido al mismo tiempo, en grados de comhi-nación diversos según su cercanía a los puntos focales o ex-tremos.

Así pues, la forma es el objeto de conocimiento en cuantoque separado por el análisis. El contenido, por su parte, esel objeto concebido en sus relaciones innumerables con otrosobjetos, tal y como lo presenta. la síntesis. La forma aludea limitación y a empobrecimiento, pero también a clarifica-ción y estabilización del mundo objetivo; la abstracción oanálisis que la produce es acción humana dominadora: di-

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vidimos, aislamos el objeto para mejor controlarlo. La abs-tracción analítica y separadora es lUla proyección intelectualde actos prácticos destructivos, como la acción del carpinteroque corta y elimina la madera que sobra, o la del herreroque funde con llama o parte con cincel; en su versión extre-ma y final, el análisis desintegra y acaba, como la herra-mienta cortante o el compuesto químico corrosivo usado sinla guía y prudencia de la mano diestra y la intuición profe-sional. Su intención, como la de toda violencia, es el some-timiento de su objeto, su dominio y control; es instrumentode poder. Su carácter mortífero establece un límite para supropia acción: no puede haber un análisis exhaustivo, comono puede haber una violencia absoluta (sobre el esclavo, so-bre el enemigo) porque sería una acción que anularía supropio propósito. El esclavo muerto no puede servirnos, y elterritorio enemigo quemado no servirá para explotarlo ennuestro provecho. Así, el análisis amputa sentido al texto,pero se detiene ante ese reducto de sentido mínimo que lla-mamos forma. Por su parte, el contenido alude a vivenciaoscura y fluida, pero al propio tiempo a interconexión y ri-queza de sentido; la síntesis que nos reconcilia con él es unaproyección intelectual de actividades prácticas constructivas:unir por clavo o cemento, armar, soldar, sembrar, cultivar.En su versión extrema o final, sin embargo, la síntesis sepierde en el puro disfrute de. una integridad no analizadaque sobrecoge y envuelve y en la cual carecemos de domi-nio. Ese carácter integral de la síntesis también establece unlímite para su acción: una reconstrucción total, que borraratoda huella del análisis precedente, recaería en el continuode lo irracional y nos dejaría sin posibilidad de aprovecha-miento de la entidad reconstruida; una síntesis completa-mente exitosa nos impediría, por desaparición de toda for-ma preexistente, expresar el objeto de conocimiento y llevarsus conclusiones a la práctica: nos remitiría siempre a algodistinto de lo que estuviéramos considerando, sin darnosoportunidad de comunicar lo sabido o de realizar algunaparte de lo planeado.

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Partes y todo, en un enfoque lingüístico como el que he-mos querido adoptar aquí, se interpretan muy bien comotexto y contexto. Analizar una pieza lingüística será, pues,textualizarla, separarla en diversos componentes elementa-les, los menores posibles sin que se sobrepase el límite des-tructivo del análisis. En esta textualización la globalidad dela pieza será guía y prudencia que permita la aplicación in-teligente de la violencia de la abstracción desintegradora.Sintetizar será por su parte reconstruir el contexto, contex-tualizar la pieza lingüística textualizada previamente. Estaacción reconstructora se llevará a cabo, naturalmente, poretapas, pasando de textos elementales a textos más amplios,tendiendo al contexto más amplio posible. Conocer, segúnesto, será progresar indefinidamente en la puesta en con-texto de los objetos previamente definidos en su entidad ele-mental por la textualización o formalización. Contexto yformalismo vendrán así a corresponder a dos dimensioneslingüísticas fundamentales: la semántica y la sintática.Forma y contenido son inseparables, no podemos ni siquieraconcebir uno de ellos sin el otro. Tampoco podemos aislarsentido contextual y formalismo simbólico: el uno alude alotro y cada uno, de manera residual o germinal, está pre.-sente en el otro. La sintaxis es incomprensible sin referenciaa un contexto, aunque ese contexto sea reducido, inmediatoy manejable de conformidad con reglas claras y rigurosas.Lo sintáctico es el contexto mínimo, en que unos signos sedefinen como comportamiento regular con respecto a otrossignos definidos similar y recíprocamente, Por su parte, losemántico es el contexto expansivo; se refiere al sentido delos signos, va más allá del contexto formal y por su relacióncon todo el universo es como una flecha que señalara al in-finito. Contexto ilimitado o progresivamente expandible, heahí lo que caracteriza a la dimensión semántica del simbo-lismo: el signo remite fuera de sí, en círculos concéntricosde significación cada vez más amplios cual campo de fuer-za. Lo sintáctico es fundamentalmente materia de cálculo; ,

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apela a lo que los filósofos han llamado entendimiento. Losemántico es fundamentalmente materia de reflexión; apelaa lo que los filósofos tradicionalmente llaman razón.

Todo pensamiento, inevitablemente, es en parte, sintácti-co, porque tiene estructura además de sentido. De lo contra-rio, si la estructura faltara o hubiera quedado borrada porla síntesis, la reflexión, búsqueda de sentido y descubri-miento de conexión, avasallaría con su carácter indefinida-mente expansivo al mismo pensamiento; lo obnubilaría, leimpediría manifestarse verbalmente Y'transferirse a la prác-tica. ¿Cómo decir lo que pensamos si nuestra reflexión nosremite constantemente a otra cosa, sin dejar de poner todosímbolo en un contexto cada vez más amplio? ¿cómo rea-lizar una acción cualquiera si no sabemos todavía haciaadónde vamos o por qué debemos movemos? Así pues, elpensamiento, aun el más reflexivo, debe ponerse límites así mismo, para canalizarse hada la expresión y la acción.El pensamiento se construye diques a sí mismo, que son laestructura lógica o formal de proposiciones y razonamien-tos. El pensamiento se determina o define, no queda inde-finidamente flotando en la indiferencia eterna y en la dudacreadora. Pero por otra parte, tampoco puede ser el pensa-miento totalmente formal o sintáctico; toda forma es encierto modo algún contenido, no se independiza completa-mente del contenido. Formalizar es suprimir contenido, perono todo contenido: es sustituir un contenido por otro queen algún sentido y para cierto propósito se considera mássimple. Si a la forma le quitamos un contenido por ese mis-mo hecho le prestamos un contenido distinto, pues toda for-malización significa en último término la construcción prác-tica de un modelo que es también contenido, aunque presun-tamente diferente. Esto lo sabe muy bien el programadorelectrónico reflexivo: cuando se le pide independizar su algo-ritmo de un lenguaje cibernético determinado y producir la"lógica" del programa en sí misma, no tiene más remedioque traducir su algoritmo a otro lenguaje, más cerca del len-

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guaje ordinario, o bien producir un modelo pictórico, el"diagrama de flujo", que es también por supuesto un lengua-je con su propia dimensión semántica o contenido. La puraestrucutra, sin ningún sustrato material que la exprese ocontenga, simplemente no existe, no puede existir. Las rela-ciones matemáticas más abstractas, siempre las encontrare-mos encarnadas en una representación u otra: serán man-chas de tinta en un papel, o anillos magnetizados en las en-trañas de una computadora, o configuración de impulsoseléctricos y neuronas en el cerebro humano. Por lo demás,la supresión de Qontenido, quiera decir esto lo que quieradecir, es sólo transitoria e instrumental, un momento en elmétodo de análisis y síntesis que hemos explicado: se ais-la únicamente para reintegrar, nos sumimos en lo abstractoúnicamente con el propósito de regresar, más tarde o mástemprano, a lo concreto.

Síntesis y análisis son inseparables; además, se interpe-netran recíprocamente. Su funcionamiento sólo puede enten-derse, por lo menos desde una perspectiva naturalista, comola interacción de postulados hipotéticos extremos: postu-lamos las. últimas partes que den forma a una síntesis ypostulamos un todo final que de sentido al análisis, peropartes y todos sólo cobran forma y sentido progresivamen-te, sin que nunca lleguen a tenerlos independientemente delproceso que nos lleva a ellos. Los postulados iniciales losjustificará el proceso subsecuente; los finales, el procesoantecedente; y el conjunto total de postulados y proceso lojustificará sólo la praxis integral del sujeto involucrado.En el fondo, los postulados iniciales sólo pueden tener suorigen en actitudes prerracionales, puesto que el procesode crítica y construcción racional no ha comenzado. Loirracional aparece así como inerradicable, aunque progre-sivamente menor en la composición orgánica del conocimien-to: permanece residualmente en toda síntesis progresivacomo un testimonio histórico del carácter eminentementehipotético y asimptótico de todo conocimiento. En palabras

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de Henri Lefebvre, avanzamos de la ignorancia al conoci-miento; en este avance, la síntesis guía al análisis y elanálisis fundamenta a la síntesis, pero nunca logramos unanálisis completo (no basado en una hipótesis sobre el todo)ni una síntesis total (no basada en una hipótesis sobre laspartes). De ahí que, en suma, debamos mirar con descon-fianza un análisis pretendidamente exhaustivo y una sínte-sis pretendidamente reconstructora total; análisis y síntesistienen naturalezas focales, tan inexistentes en sí misma comola pura forma o el puro contenido. Su verdad es, más queexistencia separada, interacción: conocer es moverse del aná-lisis a la síntesis, en rítmicas pulsaciones de ida y vuelta,sin que ninguna de las dos direcciones desaparezca com-pletamente ;" ir del todo a las partes, sin que el todo dejede iluminar la: actividad del análisis, y de las partes altodo, sin que las partes dejen de hacer inteligible al resul-tado de la síntesis.

La esenciaConocer es asimilar esencias. La depuración de la filo-sofía de toda forma de idealismo o metfísica, creo yo, nodebe lograrse al precio de suprimir el uso de este 'términodel discurso filosófico; tal supresión sólo llevaría al angos-tamiento del lenguaje y a una filosofía empírica engañosa.Lo cierto es que hoy, tanto como en la época de Aristóteles,no puede haber ciencia de lo no esencial, aunque hallamosprogresado muchísimo' en la interpretación de lo que es ono esencial. El progreso fundamental ha consistido en queahora 'entendemos que no hay nada que no pueda llegar aser esencial desde un punto de vista determinado, dentrode algún tipo de contexto. Dicho de otra manera, hemoscomprendido que al esencia es siempre relativa al contexto,que lo que es esencial desde un punto de vista deja de serlo

3 Confróntese la exposición sobre el "va-et-vient" del método heurístico enJ. P. Sartre, "Question de Méthode", Critique de la raison. dialectique, Galli-mard, París, 1960, pp. 87 Y ss.

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desde otro, y viceversa. Es decir, que no hay esencias overdades eternas, independientes de contexto. El rechazo delidealismo o de la metafísica esencialista debe consistir enrechazar esa pretendida independencia de la esencia, no enrechazar el concepto mismo. El concepto "esencia" siguesiendo necesario, aunque deba recibir una nueva interpre-tación. Suprimirlo del lenguaje filosófico exigirá tener queinventar otro nuevo término, que tuviera el viejo sentido de"esencia" aunque enriquecido y renovado. Los términos,como las personas, cambian su contenido con el pasar deltiempo y el intercambio con un cambiante contexto lin-güístico o social. Pero no porque nos desarrollemos emo-tiva o intelectualmente debemos cambiar de nombre o decédula de identidad. Permanecemos los· mismos bajo losantiguos símbolos, pero redefinidos en nuestra significa-ción por lo que podríamos llamar evolución contextual. Elconcepto "esencia" es a su vez una esencia; no eterna, sinohistórica. Tratemos de aclarar cómo interpretarla en su nue-vo contexto, en su contexto de hoy, porque tampoco ella, aligual que las otras esencias, es independiente de contexto.

Conocer es definir o explicar causalmente. Ahora bien,definir es mostrar esencias; explicar causalmente es traba-jar con esencias. El empirista más exigente se siente auto-rizado a decir que lo de más acá o lo de más allá es estoo aquello; el correlato del "es", de la cópula, constituyelo que por múltiples razones conviene seguir denominandoesencia. Y en cuanto a las generalizaciones explicatoriasde las ciencias, siempre tienen que ser esenciales, relativasa la esencia, y no ser de carácter fortuito como la generali-zación accidental "todas las monedas en mi bolsillo son dediez céntimos". La lógica misma, la más formal y menosmetafísica de las disciplinas filosóficas, tiene que hacer usode la esencia y suponerla; de lo contrario no podría traba-jar con términos o predicados, que no son sino una versiónformalizada (cbn mínimo contenido) de las esencias. Deotra manera, la lógica supone la existencia de tipos reales

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en que se clasifican los objetos; no podría haber lógica sincierta presuposición de regularidad en la naturaleza queagrupe a los objetos en clases. La lógica en sentido plenoes lógica de clases. Y si la naturaleza es regular y losobjetos se dejan clasificar entonces tenemos derecho a decirque hay esencias. Lo que no es equivalente a aceptar quelas esencias o clases sean eternas o independientes de con-texto. No estamos afirmando que el mundo es regular y losobjetos se dejan de clasificar porque hay esencias; tal vezsuceda precisamente a la inversa. Pero si hay regularidad,necesitamos de las esencias para hablar de ella, tenemosdefinitivamente que contar con las esencias.

Según lo analizamos en la sección anterior, todo lo realo concreto es contenido, implicación de contexto, interco-nexión de objetos, interacción de acontecimientos. En la erade la teoría de la relatividad y de la reducción práctica dela materia a la energía, en la era del electromagnetismoy los campos de fuerza, tenemos que decir que todo lo queexiste es, como soñaba Leibniz, un haz de relaciones. Eluniverso puede concebirse como una inmensa red en quecada objeto se define por el entrecruzarse de diversos hilosque remiten a otros objetos. Los tipos o esencias son nodosespecialmente densos en esa red de interconexión en queconsiste lo real. La posibilidad del conocimiento supone quesomos capaces de percibir esos nodos, de distinguirlos so-bre otras conexiones más tenues. Todo conocimiento suponeque podemos separar, por lo menos intelectualmente, loesencial de lo accidental, las conexiones más ricas de lasmenos ricas. Pero lo esencial y lo accidental forman uncontinuo; no hay distinción de naturaleza entre las conexio-nes fuertes y débiles, entre las ricas y las pobres. El graodualismo es lo que impera, con la posibilidad de concen-traciones cuánticas aquí y allá que nos permiten hablarde .líneas divisorias, definiciones y esencias. "La naturalezano da saltos" es una verdad fundamental, siempre que to-memos en cuenta el contexto para discernir lo esencial de

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lo no esencial; en un contexto más amplio, la graduaciónpuede dejar de percibirse e interpretares como hiato osalto entre dos esencias. La esencia no sólo es interpretarsecomo hiato o salto entre dos esencias. La esencia no sóloes contextual sino que admite grados. Hay lo más y lomenos esencial. Una ley causal, una definición, un enun-ciado de esencia es un corte intelectual en una parte densaen la red de los hilos que interconectan todos los fenóme-nos. Aunque inteligibles por sí mismos, nos remiten al másallá que configura el contexto total de las apariencias

Todo lo real es interconexión; el conocimiento es real;así pues, el conocimiento es también interconexión. Peroel conocimiento tiene por objeto algo real, o sea, una inter-conexión. De ahí que el conocimiento sea una interconexióntriple. Para conocer interactuamos con la conexión que esel objeto y en consecuencia también con el contexto de eseobjeto. No se da nunca la pareja sujeto-objeto¡ se da másbin el triángulo sujeto-objeto-contexto. Básicamente, y parauna perspectiva naturalista, la relación sujeto-realidad esde un carácter idéntico a la relación objeto-contexto: ambasson relaciones materiales, de contenido; el conocimiento noes quehacer puramente formal o ideal. La interacción dela conciencia con la realidad es una actividad, no una for-ma; es un contenido material. Para conocer la esencia debe-mos interactuar prácticamente con ella; trabarnos en luchacon ella, la lucha cuyos momentos son el análisis y la sín-tesis. Al contexto real de la cosa agregamos el contextoteórico del conocimiento y ambos contextos se afectan recí-procamente. El descubrimiento de la esencia, como toda otracreación o transformación de mundo, es y sólo puede serresultado de un trabajo. Por lo tanto, y naturalmente, hade ser gradual e histórico, ese avance de la ignorancia a laciencia a que me referí anteriormente. Avanzamos de laignorancia a la sabiduría a través del doble trabajo de aná-lisis y síntesis que comenté en la sección anterior, dos mane-ras de actualizar la interacción entre conciencia y realidad,mente y esencia. Analizar o computar es manejar símbolos,

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otras tantas fichas en el tablero de un juego formar. Sinteti-zar o reflexionar consiste en dejarse llevar por el contexto,tal vez no expresamente presente en la formalización perosiempre vagamente intuido en el pensamiento más estructu-rado. El momento formal del conocimiento implica un forzarel contexto fuera de la interconexión triple para pretendermetódicamente una relación doble entre la mente. y el objeto.Pero el contexto eliminado reacciona filtrándose en el re-sultado del análisis y se manifiesta ahí como inadecuaciónen la estructura. La reflexión percibe en la forma indepen-dizada de contexto anomalías que son clave de redefinición,inadecuaciones que apuntan a la necesidad de restituir oampliar el contexto. Esas claves, frecuentemente, constitu-yen contradicciones, es decir, resquebrajaduras en la estrue-tura formal. Tales contradicciones nos obligarán a la postrea modificar nuestros contextos teóricos para adecuarlos acontextos percibidos cada vez más amplios en la naturalezay en la sociedad.

Creo que en este sentido, pero únicamente en este sen-tido, es que la contradicción es signo, síntoma o cifra de lariqueza de lo real. Una contradicción en sentido lógico pro-pio, una contradicción analítica, es descubierta por la con-ciencia, en función formal o computadora, dentro de undeterminado contexto o estructura; dicho descubrimientoocurre normalmente sólo en zonas periféricas no bien explo-radas de la ciencia respectiva, o. por el contrario en zonastan centrales o fundamentales que corrientemente se tomanpor descontadas y no se sometena intenso escrutinio. Perocuando la aparición de considerables perturbaciones teóri-cas que no pueden descontarse como errores experimentaleso anomalías reservadas para estudio posterior llaman laatención de los científicos sobre esas zonas, la contradic-ción no puede ya disimularse." Cabe hacer notar que enuna situación crítica tal, la reacción posible de la concien-

4 Confróntese Thomas Kuhn, The Structure 01 Scientijic Revolutions, Chi-cago: the University of Chicago Press, 1964, pp. 82-83.

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cia no es únicamente el rechazo del paradigma así infecta-do, o el desaliento y abandono del campo de investigación:es siempre posible preferir por razones pragmáticas mantenerla teoría en la ignorancia del contexto más amplio y sal-vaguardar su congruencia al precio de una menor ampli-tud de contenido. Se sacrifica así la completitud a la con-sistencia, recurso optativo para el investigador pero quepuede ser obligatorio en algunos casos," Determinadas de-finiciones, operativas dentro de un contexto y sólo dentrode él, se transforman en contradicciones al ser ampliadoel contexto. La ampliación del contexto justifica, y en rea-lidad exige, el cambio de la definición. Mientras no se déese cambio, pero ya dentro del contexto expansivo, la nece-sidad de redefinir reviste la irritante y llamativa figurade la contradicción. En ese sentido es claramente señuelo,flecha indicadora, de ese contenido real, expresable en nue-vos contextos posibles que el contexto estrecho no habríasospechado. La contradicción llega entonces a ser, en vezde vicio formal, índice o cifra de contenido, ventana de laesencia. Encontrar contradicciones es encontrar esencias puesla contradicción obliga a una ampliación de contexto quedota de un contenido más rico a las antiguas definiciones.Habrá contradicciones severas o leves, ligeras o importan-tes, como definiciones más o menos ricas, esencias más omenos densas. La contradicción admite grados, como laesencia. La "contradicción principal'?" o sea la más con-tradictoria, la que exige más severas reformulaciones de con-texto para ser removida, será la esencia de la situación enel sentido más propio de la palabra.

Nuestro avance gradual hacia el conocimiento implicatrabajo en el doble sentido de imponernos a la realidad,

5 Aludo aquí a la demostrable incompletitud de las matemáticas. VerKurt Godel, "Über formal unentscheidbare Satze der Principia Mathematicaund verwandter Systeme", Monatshefte für Mathematik und Physik, vol. 38(1931). .

6 Confróntese el tratamiento de "la contradicción principal" en Mao Tse-tung, Las contradicciones, Grijalbo, México, D. F., 1969, pp. 51 y ss,

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por el análisis, y dejamos avasallar por la realidad, en lasíntesis.Nuestra actividad positiva .consisteen poner diques ala realidad, para hacerla manejable (acción que será negati-va para la realidad, por ser separadora e in extremis des-tructora); pero esos diques deben ser a su vez removidos,destruidos, para dar lugar a nuevas perspectivas totali-zadoras, nuevas síntesis de lo concreto. Esa será actividadnegativa, la negación (por nuestra parte) de la negación(que habíamos puesto antes en la realidad), supresión deuna separación (acción que será positiva para la realidadpor su carácter restaurador del fluir material e histórico delas cosas}.' El pensamiento se construye diques para símismo pero luego rompe esos diques para seguir su mar-cha. Tal afirmación no es novedosa: equivale a declararque el pensamiento es dialéctico. Quisiera agregar que esamarcha va de la definición o esencia (en un contexto) a ladefinición o esencia (en contexto más amplio) pasando através de la cóntradicción y la .superación de esa contra-dicción por un proceso redefinitorio. .

La contradicción y su superaciónEl pensamiento debe permanecer congruente consigo mis-mo a riesgo de destruirse como tal pensamiento. Un pen-samiento incongruente es un pensamiento inútil, incapaz demediar entre una persona y otra, entre mi yo anterior y miyo inmediato siguiente, entre una situación incómoda y suplanteamiento como problema, entre un planteamiento y susolución. No es eficaz como instrumento de análisis ni desíntesis ni como vehículo de expresión de mi relación con elmundo o vínculo de comunicación entre los hombres. Nopuede cumplir su función enriquecedora- de la práctica a

7 Queda aquí planteado un tema de reconciliación entre las filosofías ana-lítica y dialéctica: el doble concepto de "negación de la negación", que paraunos resulta en una simple afirmación y para otros en una afirmación enrioquecida dialécticamente. Creo que la reconciliación puede alcanzarse por uncamino paralelo al recorrido aquí para reconciliar los dos conceptos de con-tradicción.

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través del cómputo y la reflexión ni su función unificadorade conciencias y voluntades. Que el pensamiento debe sercongruente es lo que expresaba la lógica tradicional con elfamoso principio de no contradicción y lo que expresa lalógica moderna con el criterio de consistencia o congruen-cia: no es posible que algo sea y no sea al mismo tiempoy en el mismo sentido; un sistema de proposiciones nodebe contener entre sus teoremas tanto "p" como "no p".No puede haber articulación posible de la actividad inte-lectual sin respeto a este principio; él constituye la basede toda forma, de todo análisis, de toda abstracción, de todahilación, Durante un discurso, un razonamiento, una inves-tigación o una discusión cada término debe conservar susentido, establecido por una definición previa: de lo con-trario no habrá validez de inferencia, ni corrección deformalización, ni legitimidad de método, ni honestidadde conversación.La congruencia,vista así, puede ser tomadacomo otra manera de mencionar la actividad intelectualmisma. En realidad, no es ni siquiera concebible una acti-vidad intelectual que no respetara este.principio: el enten-dimiento humano se agota, la imaginación paradigmáticanaufraga, si tratamos de concebir un mundo, una situación,un contexto en que el principio de congruencia no estuvierevigente. Y sin embargo, se.nos dice desde posiciones comoel taoísmo (con sus oposiciones de yang y yin), la dialéc-tica de Hegel y Marx o el existencialismo contemporáneoque la contradicción es síntoma de lo concreto y de profun-didadontológica. ¿Estaremos aquí en presencia de un sim-ple equívoco?¿será una de las dos posicionesun total error?¿o será ésta una situación de pensamiento analógico, y po-dremos decir que la contradicción, como el ser de Aristó-teles,se dice de muchas maneras?

Consideremos ante todo la posibilidad de que estemos enpresencia de un equívoco, es decir, de que cuando alguienreniega de la contradicción como de un vicio del razona-miento esté usando el término "contradicción" en un sentidototalmente distinto del sentido de "contradicción" del que

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usa ese término para recomendar la contradicción comocifra de contenido esencial. Si en el primer caso el términoequívocosignificaría incongruencia, absurdo o sinsentido ló-gico o lingüístico, en el segundo significaría más bien algototalmente distinto, a saber, conflicto práctico, oposiciónde hecho, enfrentamiento de fuerzas de signo o direccióncontrarios. El problema con esta interpretación de la situa-ción es que con seguridad no será aceptada por los quesostienen que la contradicción es revelación o marca deesencia; no aceptarán que lo que quieren decir con su usodel término sea conflicto de hecho, porque están conven-cidos de que sus contradíciones son materia de légica pro-funda y no simplemente de oposición superficial. Su visióndel mundo descansa en la pretetensión de que de algunamanera es posible "superar" el principio de no contradic-ción que según ellos es aplicable solamente a situacionesestáticas pero no al devenir de lo real. No acertaríamos,pues, si tomáramos su uso del término como una metáforao hipérbole que sólo dotara de fuerza dramática a su con-vicción de que el mundo es campo de batalla de toda clasede tensiones opuestas. Ellos insistirán más hien en que' elser es y no es, en que "A" es simultáneamente "no A" oen que válidamente puede afirmar dentro de un sistemaal propio tiempo "p" y "no p". Por otra parte, es posibleseñalar en la historia de las ciencias casos de proposicionescontrapuestas que sin embargo en un momentodado, y mien-tras la contradicción no fue removida por una reestructura-ción contextual o paradigmática, hubieron de mantenerseambas dentro de un sistema científico (el éter existe y noexiste; la luz es onda y no es onda). Finalmente, las másinteresantes oposiciones que señala el análisis dialéctico,como por ejemplo entre amo y esclavo, capitalista y asala-riado, implican que cada uno de estos términos contradiceal otro no de manera externa, en el sentido de tener inte-reses opuestos; sino también desde dentro: el esclavo existepor el amo y el amo por el esclavo, en el sentido de quecada uno lleva al otro en su conciencia y no podría ser lo

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que es sin la esencia del otro. El intento de presentar estasoposiciones dialécticas en forma de relaciones puramenteexternas, que no impliquen contradicción en sentido ló-gico, parecen condenadas al fracaso; por lo menos exigiríanun cambio tan grande de los paradigmas dentro de loscuales tienen sentido que los llevaría más allá de todo reco-nocimiento posible. Este tipo de contradicciones es por su-puesto diferente de las contradicciones que surgen dentrode un paradigma científico en momentosde crisis; son másbien hipótesis explicativas perfectamente asentadas dentrode paradigmas establecidos. Creo sin embargo que su natu-raleza puede asimilarse al género de las contradiccionesdialécticas antes mencionadas, pues su valor explicativo valigado siempre a una definición que entra en crisis, la defi-nición de la propia identidad de una persona o clase social,por ejemplo; y es esa relación con la definición lo que meparece crucial en el análisis de la contradicción dialéctica.

Como consecuenciade lo dicho en el párrafo anterior, esmás prometedor considerar el doble uso del término "con-tradicción" como un caso de analogía y no de equivocidad.En consecuencia, debemos esperar que los dos usos tenganun núcleo de significación común, mientras que uno porlo menos de ellos posea un excedente de significado que lodiferencie del otro. Por la misma razón de que el uso ana-lítico de "contradicción" es más claro que el uso dialéctico,fundamentalmente opaco como hemos visto, es convenientepostular que el significado común sea equivalente a la tota-lidad del significado del uso analítico; esto es, que el usodialéctico de "contradicción" califica a una situación decontradictoria en el sentido analítico y además nos dicealgo importante por medio de un exceso de significa.ción sobre esa misma situación, o sobre los moldesteóricos que sirven para analizarla; a saber, que la con-tradicción analítica podría resolverse si tuviésemoséxito enuna conveniente redefinición del contexto que dio origena la situación contradictoria. Planteemos la perspectiva deuna manera todavía más completa. Los dos usos de "con-

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tradicción", al oponerse recíprocamente, eXIgen un trabajode reconciliación lingüística. La reconciliación puede en-contrarse por una de tres distintas avenidas: o bien el tér-mino es equívoco, y no hay verdadero choque entre los usosanalítico y dialéctico; o bien el término es unívoco, y unode los dos bandos está en un craso error por no aplicarcorrectamente el término; o bien el término es análogo yentonces sí tenemos un auténtico problema de análisis designificado, que podemos resolver si presentamos una hipó-tesis plausible de cómo la significación principal del tér-mino se flexiona o: declina para dar lugar a los distintosusos.

Volvamos ahora al planteamiento original de nuestro pro-blema. Existen dos maneras de ver la contradicción en' ellenguaje ordinario y en las disciplinas filosóficas: parael punto de vista analítico, la contradicción es un vicio delrazonamiento y tiene carácter predominantemente negati-vo.s Para la reflexión dialéctica la contradicción aparecegrávida de significado y puede entenderse. como cifra yexpresión de la inexhaustibilidad de lo real. Estos dos pun-puntos de vista sobre la contradicción constituyen ellos mis-mos un ejemplo de contradicción. Lo interesante del casoes que sin un reconocimiento de la vigencia, en algún sen-tido y medida, del principio de no contradicción este pro-blema de la contradicción ni siquiera podría plantearse. Nose podría alegar que la contradicción es síntoma de lo con-creto e indicador de riqueza esencial si la contradicción nofuera efectiva y formalmente demostrable: una seudocon-tardicción no cumpliría el propósito de sugerir la inagota-bilidad de lo real. Por otra parte, si la contradicción esefectiva, no es menos cierto que se impone un esfuerzo por

s La inadecuación del contexto para abarcar la realidad tiene dos modosde manifestarse: o como choque de dos proposiciones contradictorias o comoinsuficiencia del paradigma para dar razón de algún sector importante de larealidad, como su agotamiento frente a la realidad (Cfr. mi "La Abstraccióny los Límites de la Imaginación Paradigmática", Critica, Vol. 2, No. 5>' Noes sólo el principio de congruencia sino también el de completitud lo queentra en juego aquí.

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resolverla o superarla, pues el apetito de congruencia ex-presado en el principio de no contradicción establece quetoda contradicción es intolerable y debe ser eliminada paracontinuar expresándonos con sentido. Esta exigencia, esteapetito por la remoción de la contradicción, nos pone enel camino de lo que creo que es la solución a nuestro pro-blema. En efecto, es esencial a toda contradicción su carác-ter de intolerable. La contradicción es insoportable y poneal pensamiento a moverse para superarla. La contradicciónresulta molor del pensamiento, precisamente por su carác-ter de intolerable .. Lo cual pareciera llevarnos a una nuevacontradicción: el pensamiento debe ser congruente, a ries-go de destruirse como tal pensamiento; pero la contradic-ción da vida al pensamiento, puesto que lo hace moverse.Esta aporía, sin embargo, se disuelve al percatarnos de quela incongruencia ha de ser percibida y denunciada como tal,y por eso es que mueve al pensamiento. No es entonces lacontradicción simplemente lo que mata al pensamiento, sinola contradicción ciega sobre sí misma, la contradicción irre-flexiva. La contradicción reflexiva, por su parte, no sólono es mortal sino que incluso parece ser inevitable. Todopensamiento desemboca en contradicciones, en la medidaen que termina en una síntesis y no hay síntesis que abar-que para el pensar la totalidad absoluta de lo real, El ex-ceso, el plus de realidad que va más allá de la conceptuali-zación lograda, se hace presente dentro de la articulacióndel pensamiento como exclusión" o como contradicción. Elperfilar una forma implica un corte y un ocultamiento, yesa privación de contexto, al ser examinada directamente,se revela frecuentemente como contradicción o, si se quiere,como insuficiencia de una definición que clama por uncontexto más amplio. La contradicción deja de ser el absur-do si se entiende como un llamado del lenguaje a reformu-lar el universo de discurso.

9 Uso aquí el término "exclusión" como paralelo a "contradicción" paracalificar los dos tipos más generales de perturbación radical de un esquemateórico, de conformidad con lo explicado en la nota anterior.

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El cálculo, tal y como esa actividad quedó descrita ensección anterior, consiste en el manejo de definiciones for-males bien logradas. La reflexión, en contraste con elcálculo, implica más bien un aventurarse más allá de lasdefiniciones logradas, en busca de nuevos contextos." Perola reflexión es impulsada a esos nuevos contextos precisa-mente al transformar las definiciones vigentes en contradic-ciones irritantes. Mientras advienen las nuevas definiciones,exigidas por el aventurarse de la reflexión y contingentesal cambio de contexto, la contradicción aflora en las viejasdefiniciones como dramático testimonio de la necesidad im-periosa de redefinir. Allí puede permanecer por un períodoconsiderable, pues el proceso de redefinición no es un pro-ceso fácil. No se trata de redefinición de términos (dentrode un contexto fijo), sino de verdadera redefinición con-textual: el cambio de conte;xto será el que modifique el sen-tido de los términos. No se trata de que la definición selogre por sustitución de unos términos por otros en eldefiniens; eso, por hipótesis, no es posible en las situacio-nes críticas en que surgen contradicciones. Cambiamos ladefinición mayormente mediante variación de la significa-ción contextual de los términos usados en el definiens, seanéstos los mismos antes empleados u otros distintos. Y estavariación de significación contextual debe ser de tal natu-raleza que la modificación del sentido de los términos con-flictivos se haga sin afectar adversamente el funcionamientode multitud de esencias o explicaciones causales eficientesy no conflictivas del resto del paradigma. Por eso, por lainherente dificultadad de la redefinición contextual, quererresolver rápidamente una contradicción es frívolo y anti-científico. El científico de valor, como el hombre de. valor,sabe esperar y vivir en contradicciones. No porque le gustela contradicción o la considere un valor positivo en sí mis-ma; sino porque está convencido de la seriedad de la em-

10 Podríamos decir que la reflexión corresponde eminentemente a la filoso-fía, en tanto que el cálculo a la ciencia. Pero habría que proveer para períodoso zonas filosóficas en la ciencia y períodos o zonas científicas en la filosofía.

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presa de modificar una esencia (la "seriedad del concepto"de que hablaba Hegel l.'" Por su convencimiento profundo deque muchas veces conviene agudizar las contradicciones paraque su poder penetrante sirva para revelar con mayor cla-ridad la esencia de las cosas y de las situaciones.

Conclusión

He planteado una contradicción entre un concepto lógicoo analítico de la contradicción, con connotaciones desfavo-rables como "vicio del razonamiento", y un concepto dia-léctico o sintético, con connotaciones favorables como "ci-fra o signo de contenido esencial". A través de una reflexióncontextual sobre el tema, he llegado a la conclusión de queestos dos conceptos forman una contradicción en el sentidodialéctico, que sólo puede removerse o superarse medianteuna reelaboración del contexto teórico respectivo ;J.~ creohaber contribuido a esa reelaboración con el mismo pro-ceso que me llevó a esta conclusión. En el nuevo contexto,dicha contradicción dialéctica queda redefinida como unacontradicción analítica que clama por su remoción mediantereelaboración de su contexto. Nótese que la reelaboraciónde contexto que resuelve la contradicción que da origen aeste. trabajo contiene un principio eminentemente general,de suyo aplicable a la interpretación de cualquier contra-dicción dialéctica. De ahí que me atreva a postular las si-guientes dos tesis:

1) La existencia de una contradicción (dialéctica) entrelos dos conceptos de contradicción examinados revela unainadecuación del contexto teórico en que ella surge (presu-miblemente algún tipo de filosofía de inclinación positivis-ta) y reclama una reelaboración de este contexto.

11 G. W. F. Hegel, Fenomenología del Espíritu, Fondo de Cultura Econó-mica, México, D. F., 1966,p. 9. "Der Ernst des Begriffs" es una de las frasesfamosas del filósofo dialéctico por excelencia.

12 Cfr. Wilhelm Dilthey, Teoría de la concepción del mundo, Fondo deCultura Económica, México, D. F., 1945, p. 8: "No se puede resolver unaantinomía sobre el suelo mismo en que ha nacido."

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2) La reelaboración que es necesaria para remover esainadecuación comprende una generalización del contenidode la primera tesis de modo que se entienda aplicable acualquier contradicción de parecida naturaleza.

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SUMMARY

There are two ways of considering contradiction in ordinary lan-guage and philosophical writings: the logical or analytical concept,which considere it a defect of reasoning; and the dialectical orsynthetic conception which considera it as a symptom of ontologicaldensity, The opposition between both concepts is at once an exampleof contradiction (of a dialectical kind). This situation is examinedin order to decide if the two uses of the term "contradictory" areequivocal, univocal, or analogous: the dialectical use seems to con-tain all the meaning of the analytical use as weH as an amount ofadditional meaning.

The object of knowledge is the concrete or real. But in order toreach the concrete it is necessary to pass through the abstracto Thesynthesis, which constitutes our orientation in the world, starts outas an analysis consisting in separating things that are knowninto elements or factors. Analysis and synthesis are related in thesame way as form to content, .text to contexto An analysís whichseparates text from context, takes away part of its content; in theend, a form will remain, a text with a minimum of contexto Butthe synthesís should reintegrate the text into the context; then theconcrete will become illuminated by its passag~ through the ab-stract.

Content and formalism correspond to two fundamental linguisticdimensions: semantics and syntax. The syntactical is the minimum,immediate and manageable contexto The semantical ís the expansivecontext, which takes you from itself into ever wider circles of mean-ing. The syntactical is a matter of calculation; the semantical, ofreflection. AH thought is al one and the same time both syntac-tical and semantical. _A thought consisting of pure reflection wouldbe incommunicable and impractical; it would continue to float in-definitely in an endless indifference without ever deciding whatit wants to say er do. On the other hand, absolute formalísm ísimpossible, because to formalize is to substitute one content foranother, which for a given purpose -is considered to be simpler.AH formalization consits in the constitution of a model, and thismodel also has contento The pure structure, without a materialsubstratum to incarnate it, simply does not existo

To know ís to assimilate essences. The empirícist ideal does notinelude that we should dispense with the use of the term "es-

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sence", It is sufficient that we cast off the notion that there areeternal essences and understand that the essence is dependent uponthe contexto What is not essential in one context becomes so inanother, and vice versa. Nor is the concept "essence" independentfrom a given context, and it should now be given a definition of"essence" different from the one given in the days of Aristotle.But the term "essence" is indispensable; if objects admit of olas-sification, if uniformity exists in nature, we must have essences soas to be ahle to taIk about it. The universe is the interrelationshipof events; every object takes us to otherobjects, to such a degreethat we can conceive oí the universe as an immense network ofinterrelationships. In this network the especially dense nodes con-stitute essences. Understanding supposes that we are able to sepa-rate the essential from the accidental, the strong connexions fromthe weak ones, But there is no distinction made in nature betweenthe strong and the week connections. Essence is not only contextual,but also admits degrees,

Everything real is interconnection; knowledge is real, it is there-fore interconnection. Knowledge has as its object the real, thereforeit is a triple interconnection. In order to know we interact withan interaction. It is never given in experience the pair, subject-object, but the triple, subject-object-context. AH interaction is ma-terial, Le. is a work. Knowledge has as. its proper work analysis,which tries to force the context out of its triple connection in orderto, methodicaHy, attempt a double relationship between mind andobject. The eliminated context reacts by infiltrating itself into theformal structure as an insufficiency which is very often a contra-diction. The contradiction may serve as a key to redefinition, asa testimony of the need to restore or amplify a contexto In thissense, and only in this sense, contradiction is a sympton of thecomplexity of the real, it shows the essence, Finding contradictionscan signify the discovery of essences, since the contradiction makesnecessary an amplification of the context which enriches the con-tent of the former definitions. There may he contradictions thatare more or less severe, just as there are richer and less richessences. It is possible to have degrees of contradiction, just asthere may be degrees of essence. The principal contradiction,which demands the most severe context reformulations, is the es-sence of the situation in the most proper sense, Thought progressesfrom definition to definítion through contradiction: this is whatconstitutes dialectics. Contradiction ceases to be the absurd if it isunderstood as a call upon language to reformulate the universe ofdiscourse.

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Calculus consists in dealing with defínitíons. Reflection, by con-trast, implies venturing beyond the definitions obtained.. in searchof more extensive contents. Reflection is prompted toward thesenew contents by the transformation of the presently accepted defi-nitions into írritating contradictions. The contradiction crops outin the definition as an imperious need for redefinition. It canremain there for a considerable time, since the process of contextualredefinition is not an easy one. Because of the inherent difficultyof contextual redefinition, pretending to solve a contradiction quick-ly is frivolous and antiscientific. The worthy scientist, just as theworthy man, knows how to wait and live among contradictions,because of his conviction that it is often agood thing for contra-dictions to suhsist and even become sharper in order that his powersof penetration may reveals with greater clarity the essence of thesítuation.

In conclusion, it is established that both concepts of contradíc-tion, when they themselves form a contradiction (a dialectical one) ,reveal an inadequacy in the theoretic context and call for a reela-boration of that contexto

The reelaboration required for removing the inadequacy ineludesa generalization of the thesis in such a way that it may be under-stood to apply to any contradiction of a similar nature: everydialectic contradiction is an analytic contradiction which calls forremoval through the reelaboration of its contexto

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