La dimensión comprensiva de la práctica educativa.

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La dimensión comprensiva de la práctica educativa. Este texto va a analizar dos formas de concebir la educación que permiten lograr una dimensión comprensiva dentro de la práctica educativa: la de Jesús Beltrán y la de Humberto Maturana. Introducción A pesar de que la educación ha sido llevada por el sendero de la instrucción y los conocimientos técnicos, íntimamente, la educación apunta en su esencia a la comprensión de lo humano y de la naturaleza del acto educativo. Es posible y es necesaria una educación orientada hacia allí. Desarrollo La comprensión de lo humano en el aula puede resultar una ambición amplísima, pues lo humano es amplísimo. Sin embargo, se pueden desarrollar varias aristas del comprender lo humano. El paradigma personal cambia sustancialmente el centro de gravedad y, en lugar de estar centrado en el profesor y en la enseñanza, está centrado en la persona que aprende y en

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Este texto va a analizar dos formas de concebir la educación que permiten lograr una dimensión comprensiva dentro de la práctica educativa.

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La dimensión comprensiva de la práctica educativa.

Este texto va a analizar dos formas de concebir la educación que permiten

lograr una dimensión comprensiva dentro de la práctica educativa: la de Jesús

Beltrán y la de Humberto Maturana.

Introducción

A pesar de que la educación ha sido llevada por el sendero de la instrucción y

los conocimientos técnicos, íntimamente, la educación apunta en su esencia a

la comprensión de lo humano y de la naturaleza del acto educativo. Es posible

y es necesaria una educación orientada hacia allí.

Desarrollo

La comprensión de lo humano en el aula puede resultar una ambición

amplísima, pues lo humano es amplísimo. Sin embargo, se pueden

desarrollar varias aristas del comprender lo humano.

El paradigma personal cambia sustancialmente el centro de gravedad y, en

lugar de estar centrado en el profesor y en la enseñanza, está centrado en la

persona que aprende y en su aprendizaje1. Esto implica que lo que ahora

importa no es tanto transmitir conocimientos, sino que ayudar a los alumnos a

que los adquieran, es decir ayudar a aprender2. Centrarse en la persona que

aprende permite acercarse a las necesidades propias de los estudiantes3. Al

acercarnos a sus necesidades, nos vinculamos de tal forma con el estudiante

que la comprensión que se desarrolla en esta interacción supera la mera

1 Beltrán, Jesús (2013), “La educación como cambio” en Revista Española de Pedagogía, año

LXXI, nº 254, enero-abril 2013. p.103

2     Ibid., p. 104

3 Ibid., p. 104

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comprensión de conocimientos técnicos; mediante el vínculo ambas partes

comprenden lo humano.

Otra arista de la comprensión de lo humano es comprender a los estudiantes.

Pero este comprenderlos sólo debe ser entendido como el primer paso en el

trabajo con ellos: “La educación es ayudar a cada niño a realizar su propio

potencial”4.

También la comprensión de lo humano implica hacer que los alumnos

comprendan lo humano. Esto es, que

Una forma de comprensión de lo humano es la comprensión que hace el

docente de la existencia de distintas inteligencias en sus estudiantes5. Sacar a

la luz las distintas inteligencias implica develar la existencia de distintas

realidades humanas dentro del aula. Lo humano es ser distintos, y el docente

comprende lo humano al comprender las diferencias humanas. El comprender

la existencia de distintas inteligencias al interior del aula abre un tremendo

desafío: para llegar a todos los alumnos, los profesores tendrían que enseñar

todas las inteligencias6.

La propuesta de Maturana lograría que se concretice ese vínculo de

comprensión de lo humano entre el educador y los educandos.

El enfoque educacional tradicional, aparte de dar cuenta de la idea de que los

seres humanos tienen un ser predeterminado, proclama que la educación sólo

es adquisición de conocimientos7. Si bien este último punto ha sido criticado

insistentemente, las escuelas parecen hacer oídos sordos a las sugerencias de

erradicarlo.

4 Ibid., p. 1105 Ibid., p. 1076 Ibid., p. 104

7 Maturana, Humberto; Vignolo, Carlos (2001), “Conversando sobre educación” en Revista

Perspectivas (Departamento de Ingeniería Industrial, Universidad de Chile), vol. 4, Nº 2, 2001.

p.250

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Los profesores están abiertos a la transformación del sistema educacional8.

Humberto Maturana esboza una vía a seguir.

Para Maturana, el aprendizaje es la transformación que sufre el niño en la

convivencia9; por lo tanto el educar es algo que debiera ocurrir en la

convivencia del niño con los adultos.

Como lo que se quiere es en definitiva formar adultos democráticos, la tarea de

la educación va a ser crear un espacio de convivencia donde el niño se

transforme en un ser capaz de una convivencia democrática. Para que surja

ese espacio, los niños deben convivir con maestros que vivan la convivencia

democrática con ellos10.

De estas consideraciones surge una nueva noción de educar: educar es

participar en la configuración del tipo de ser que el estudiante llega a ser. El

estudiante no aprende una temática, sino que aprende un vivir y un convivir, o

sea, una forma de ser humano11.

Vemos que en esta noción de educar el acto educativo no implica la formación

del estudiante en determinada disciplina o tema, sino que implica ayudar al

estudiante a que forme un “ser para la vida”; por lo tanto, esta noción procura el

desarrollo humano y el desarrollo de lo humano. Para lograr ambos desarrollos

resulta necesario que en la interacción estudiante-maestro se ejercite la

comprensión de lo humano: no podemos “humanizar” a alguien sin poner antes

sobre la mesa qué es lo humano. Entonces la comprensión de lo humano

termina siendo un elemento clave en el vínculo estudiante-maestro.

Lograríamos con esa noción un vínculo educador-educando abocado a la

comprensión de lo humano. El conocimiento técnico ha quedado claramente

relegado.

8 Ibid., p. 2529 Ibid., p. 25210 Ibid., p. 25311 Ibid., p. 253

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Tanto la educación para la convivencia como la educación para la eficiencia

requieren, más que de la adquisición de conocimientos, del desarrollo de

destrezas y actitudes12.

La reflexión es clave para comprender la naturaleza del acto educativo.

Un elemento importante en el educar planteado por Maturana es la apelación a

reflexionar. Maturana nos dice que no hay enseñanza sino hay reflexión13; aquí

el maestro es irremplazable porque genera las condiciones que hacen posible

que el alumno ejecute la reflexión14.

Reflexionar es “estar abierto a mirar los fundamentos desde donde se afirma lo

que se afirma”15. El conocimiento es una proposición fundamentada en algo;

para llegar a comprender la naturaleza o el por qué de este conocimiento hay

que conocer los fundamentos desde donde se lo afirma, o sea, hay que

reflexionar.

En el caso del acto educativo, éste también es una proposición, solo que, a

diferencia del conocimiento, se hace sobre la acción; para llegar a comprender

la naturaleza o el por qué de este acto educativo, hay que conocer los

fundamentos desde donde se lo afirma, o sea, hay que reflexionar.

La reflexión es un acto que se puede hacer de manera personal; mas, como

estamos en un convivir, esta necesariamente debe hacerse con un otro16.

La tesis enunciada está vinculada a un tipo de educación que se hace

muy necesaria.

La tesis coloca la comprensión de lo humano en un lugar central dentro de la

dinámica educativa. Pero no sólo esta tesis reconoce la importancia la 12 Ibid., p. 26313 Ibid., p. 26214 Ibid., p. 26215 Ibid., p. 26016 Ibid., p. 262

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comprensión de lo humano; la educación para la convivencia, aunque de otro

modo, también lo hace.

La educación para la convivencia busca formar un adulto democrático; es decir,

un ser que se respeta a sí mismo y que no tiene miedo de colaborar17. Para

ello, se “arma” con nociones y fundamentos propios de la esencia del ser

humano, se arma con valores:

La educación para la convivencia comienza desarrollando la “aceptación de sí

mismo” y el “respeto”, pasos previos para luego desarrollar la autonomía y la

capacidad de innovar. La autonomía, que es el vivir sin depender de otros

seres humanos18, es el fundamento de la convivencia democrática porque es la

base para la colaboración19. Es por todo lo anterior que esta educación

promueve la formación (la convivencia) en la colaboración y en el mutuo

respeto20.

Todas estas nociones surgen, precisamente, del mirar lo humano. Pero para

que esas nociones configuraran lo de arriba, o sea, un itinerario de desarrollo

humano, se requirió además el lograr una comprensión de lo humano.

Por lo tanto, la tesis y la educación por convivencia están hermanadas en que

ambas están “vueltas hacia” lo humano.

La educación para la convivencia es necesaria porque:

Permite, primero, la integración a una comunidad humana democrática21.

Permite la realización integral del ser humano en la comunidad22.

Permite la configuración del ser humano que ambos autores sueñan: un

ser humano respetuoso de sí, de los otros y del entorno23.

17 Ibid., p. 25318 Ibid., p. 25619 Ibid., p. 25520 Ibid., p. 254,26021 Ibid., p. 25922 Ibid., p. 25523 Ibid., p. 258

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Permite lograr ciudadanos democráticos, responsables y felices24.

La educación como comprensión de lo humano puede servir como base

para una autonomía responsable de los estudiantes.

Según Beltrán, la educación en sí está orientada hacia la autonomía25, por lo

que la educación como comprensión de lo humano no tiene por qué ser la

excepción.

La autonomía, en el sentido que le da Beltrán, consiste en ser independiente de

la autoridad y socio del cambio (co-diseñar la propia experiencia de

aprendizaje, construir sobre las propias fuerzas, desarrollar el propio

potencial)26.

La educación como comprensión de lo humano ofrece un marco más amplio

por el que el estudiante puede moverse con mayor libertad. Es en este marco

donde el estudiante puede tomar la iniciativa y realizar sus propias reflexiones,

hipótesis, etc. Por lo tanto, las experiencias educativas diseñadas para lograr la

autonomía pueden aprovechar este marco para funcionar.

Comprometer a los estudiantes como socios del cambio también significa

tolerar esas múltiples perspectivas27. La educación como comprensión de lo

humano igual serviría de base: implica necesariamente un docente tolerante

pues, como ya dijimos, comprender lo humano es comprender la diversidad.

La educación como comprensión de lo humano es terreno fértil para que

germine la democracia. Ésta puede ser método educativo o meta para la

educación.

La educación como comprensión de lo humano ofrece un marco amplio donde

puede desarrollarse la democracia.24 Ibid., p. 25925 Beltrán, Jesús (2013), “La educación como cambio” en Revista Española de Pedagogía, año LXXI, nº 254, enero-abril 2013. p.10926 Ibid., p. 10927 Ibid., p. 109

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Beltrán concibe a la democracia como método pero también como meta.

Propone 4 pilares para el cambio educativo. Estos pilares (enseñanza de

calidad para todos, respeto a la diversidad, eliminación de actitudes y

conductas discriminativas, autonomía responsable de los estudiantes) tienen

un claro cariz democrático.

Por otro lado, señala que la educación debe permitir equiparar a unos y otros

dentro del mismo país y entre los diferentes países, ofreciendo igualdad de

oportunidades y reduciendo las diferencias de origen.

Cierre

Si bien ambas propuestas aparecidas son dos formas distintas de concebir la

educación y sus fines, ambas comparten el deseo de hacer cambios para

lograr una mayor humanización de la educación.

Referencias

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Beltrán, Jesús (2013), “La educación como cambio” en Revista Española de

Pedagogía, año LXXI, nº 254, enero-abril 2013, pp. 101-118.

Maturana, Humberto; Vignolo, Carlos (2001), “Conversando sobre educación”

en Revista Perspectivas (Departamento de Ingeniería Industrial, Universidad de

Chile), vol. 4, Nº 2, 2001 (pp. 249-266).