La Ética de la Libertad — Introducción, Hans-Hermann Hoppe

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    LATICA DE LALIBERTADPRLOGO

    HANS-HERMANN HOPPE

    n una era de hiperespecializacin intelectual, Murray N. Rothbardfue un gran constructor de sistemas. Economista de profesin,Rothbard fue el creador de un sistema de filosofa social y poltica

    basado en la economa y la tica como piedras angulares. Por siglos, laeconoma y la tica (filosofa poltica) haban divergido desde su origen

    comn hacia empresas intelectuales aparentemente no relacionadas. Laeconoma era una ciencia positiva libre de valores, y la tica (si es queacaso era una ciencia) era una ciencia normativa. Como consecuenciade esta separacin, el concepto de propiedad haba desaparecido cadavez ms de ambas disciplinas. Para los economistas, propiedad sonabademasiado normativo, y para los filsofos polticos, propiedad tena unmal sabor a economa mundana. La contribucin genuina de Rothbard esel redescubrimiento de la propiedad y los derechos de propiedad comofundamento comn tanto de la economa como de la filosofa poltica y

    la reconstruccin sistemtica e integracin conceptual de la economamarginalista moderna y la filosofa poltica de ley natural en una cienciamoral unificada: el libertarianismo.

    Siguiendo a su reverenciado maestro y mentor, Ludwig von Mises,a los maestros de Mises, Eugen von Bhm-Bawerk y Carl Menger, y auna tradicin intelectual que se remonta a los escolsticos tardos espa-oles y ms all, la economa rothbardiana se establece a partir de unhecho y experiencia sencillo e innegable (un solo axioma indiscutible):

    que el hombre acta, esto es, que los humanos siempre e invariablementebuscan alcanzar sus fines (metas) ms valorados con medios (bienes) es-casos. Combinado eso con unas pocas suposiciones empricas (tal comoque trabajar implica desutilidad), puede deducirse toda la teora econ-mica a partir de ese punto de partida incontestable, elevando as sus pro-

    posiciones al status de leyes empricas verdades apodcticas, exactas o apriori y estableciendo la economa como una lgica de la accin (praxe-ologa). Rothbard model su primermagnum opus,Hombre, Economa y

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    Estado1 a partir de la monumentalLa Accin Humana2 de Mises. En ella,Rothbard desarroll todo el cuerpo de la teora econmicadesde la te-ora de la utilidad y la ley de la utilidad marginal hasta la teora moneta-ria y la teora del ciclo econmicosiguiendo lneas praxeolgicas,

    sometiendo todas las variantes de la economa emprico-cuantitativa ymatemtica a crtica y refutacin lgica, y reparando las pocas inconsis-tencias restantes en el sistema misesiano (como su teora de precios mo-noplicos y del gobierno y de la produccin gubernamental de seguri-dad). Rothbard fue el primero en presentar el caso completo para unaeconoma de mercado puro o anarquismo de propiedad privada comosiempre y necesariamente optimizando la utilidad social. En la secuela,

    Poder y Mercado3, Rothbard desarroll ms una tipologa y analiz los

    efectos econmicos de toda forma concebible de interferencia guberna-mental en los mercados. Entretanto,Hombre, Economa y Estado (inclu-yendoPoder y Mercado como su tercer volumen) se ha convertido en unclsico moderno y se coloca junto con La Accin Humana de Mises co-mo uno de los mximos logros de la Escuela Austriaca de economa.

    La tica, o ms especficamente la filosofa poltica, es el segundopilar del sistema rothbardiano, estrictamente separada de la economa,pero igualmente basada en la naturaleza de accin del hombre, y com-

    plementndola para formar un sistema unificado de filosofa social ra-cionalista.La tica de la Libertad, publicada originalmente en 1982, esel segundo magnum opus. En ella, l explica la integracin de economay tica a travs del concepto conjunto de propiedad; y basndose en elconcepto de la propiedad y en conjuncin con unas pocas observacioneso suposiciones empricas (biolgicas y fsicas), Rothbard deduce el cor-

    pus de la ley libertaria, desde la ley de la apropiacin hasta la de los con-tratos y el castigo.

    Incluso en las mejores obras de economa, incluyendo La AccinHumana de Mises, el concepto de propiedad haba atrado poca atencinantes de la irrupcin en escena de Rothbard con Hombre, Economa y

    Estado. Pero como apunt Rothbard, trminos econmicos como inter-cambio directo e indirecto, mercados y precios de mercado, as comoagresin, invasin, delito y fraude no pueden definirse o entenderse sinuna teora previa de la propiedad. Tampoco es posible establecer los teo-remas econmicos familiares que relacionan esos fenmenos sin una no-cin implcita de propiedad y derechos de propiedad. Una definicin y

    teora de la propiedad debe preceder a la definicin y establecimiento detodos los dems trminos y teoremas econmicos.4

    1MurrayN. Rothbard,Hombre, Economa y Estado (Princeton, N.J.: D. Van Nostrand,1962).

    2Ludwig von Mises,La Accin Humana (New Haven, Conn.: Yale University Press,1949).

    3Murray N. Rothbard,Poder y Mercado, 2a ed. (Kansas City: Sheed Andrews and

    McMeel, 1977).4Ver Rothbard,Hombre, Economa y Estado, ch. 2, esp. pp. 78-80.

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    En el momento en que Rothbard haba restaurado el concepto depropiedad a su posicin central dentro de la economa, otros economis-tassiendo los ms notables Ronald Coase, Harold Demsetz y ArmenAlchiantambin empezaron a redirigir la atencin de la profesin al

    asunto de la propiedad y los derechos de propiedad. Sin embargo, la res-puesta y las lecciones que derivaron del simultneo redescubrimiento dela centralidad de la idea de la propiedad por Rothbard por un lado, y deCoase, Demsetz, y Alchian por el otro, fueron categricamente distintas.

    A estos ltimos, as como otros miembros de la influyente Escuelade Chicago de derecho y economa, en general no les interesaba ni esta-

    ban familiarizados con la filosofa en general ni con la filosofa polticaen particular. Aceptaban diligentemente el dogma positivista reinante de

    que no es posible una tica racional. La tica no era ni poda ser unaciencia, y la economa era y slo poda ser una ciencia en la medida enque fuese economa positiva. Consecuentemente, el redescubrimientodel papel indispensable de la idea de la propiedad para el anlisiseconmico slo poda significar que el termino propiedad tuviera queliberarse de toda connotacin normativa a l asociada en el discurso dia-rio no-cientfico. Mientras exista escasez y por tanto potenciales con-flictos interpersonales, toda sociedad requiere un grupo bien definido de

    asignaciones de derechos de propiedad. Pero no existe una forma absolu-tauniversal y eternacorrecta y adecuada o falsa e inadecuada de de-finir o establecer derechos de propiedad; y no existe tal cosa comoderechos absolutos o delitos absolutos, sino slo sistemas alternativos deasignacin de derechos de propiedad describiendo determinadas activi-dades como correctas o incorrectas. A falta de cualquier patrn tico, laalternativa entre diversos sistemas de asignacin de derechos propiedadse hary en casos de conflictos interpersonales debera hacerse pormedio de jueces del gobiernobasndose en consideraciones y clculos

    utilitarios; es decir, los derechos de propiedad sern asignados o reasig-nados de forma que el valor monetario del resultado producido se maxi-mice y en todos los casos de reclamaciones en conflicto, los jueces delgobierno deberan asignarlos as.

    Profundamente interesado y familiarizado con la filosofa y la his-toria de las ideas, Rothbard reconoca esa respuesta desde el principiocomo simplemente otra variante del antiguo y contradictorio relativismotico. Pues al afirmar que las cuestiones ticas estaban fuera del mbito

    de la ciencia y luego concluir que los derechos de propiedad sern asig-nados de acuerdo a consideraciones utilitarias de costo-beneficio o quedeberan ser asignados por jueces del gobierno, uno est igualmente pro-

    poniendo una tica. Es la tica del estatismo, en una o ambas de las dosformas: defendiendo el status quo, cualquiera que sea, sosteniendo quelas reglas, normas, leyes, instituciones, etc. existentes son eficientes yaque de otra forma ya habran abandonadas; o proponiendo que los con-flictos sean resueltos y los derechos de propiedad asignados por jueces

    del gobierno de acuerdo a dichos clculos utilitarios.

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    Rothbard no discuta el hecho de que los derechos de propiedad sone histricamente han sido asignados de distintas formas, por supuesto, oque las distintas formas en que son asignados y reasignados tienen con-secuencias econmicas distintivamente diferentes. De hecho, suPoder y

    Mercado es probablemente el ms completo anlisis de las disposicionesalternativas de derechos de propiedad que pueda encontrarse. Tampocodiscuta la posibilidad o importancia del clculo econmico y de evaluardisposiciones alternativas de derechos de propiedad en trminos moneta-rios. De hecho, como crtico declarado del socialismo y terico moneta-rio, cmo poda hacerlo? Lo que Rothbard objetaba era la aceptacinargumentativamente insostenible, por parte de Coase y la tradicin dederecho y economa de Chicago, del dogma positivista sobre la imposibi-

    lidad de una tica racional (y por implicacin, su estatismo) y su falta devoluntad para al menos considerar la posibilidad de que ese concepto depropiedad pudiera ser de hecho un concepto normativo inamovible quepudiera proporcionar la base conceptual para una reintegracin sistem-tica de la economa libre de valores y la tica normativa.

    Haba poco en la filosofa poltica contempornea y moderna queRothbard poda usar para apoyar tal idea. Debido al predominio del cre-do positivista, la tica y la filosofa poltica haban desaparecido desde

    haca mucho como ciencias o si no haban degenerado en un anlisisde la semntica de los conceptos normativos y el discurso. Y cuando lafilosofa poltica finalmente retorn a principios de la dcada de 1970,con la aparicin de John Rawls y su Teora de la Justicia5, el reconoci-miento de la escasez como condicin humana fundamental y de la pro-

    piedad privada y los derechos de propiedad privada como dispositivospara coordinar las acciones de individuos restringidos por la escasez es-taba notablemente ausente. Por ejemplo, ni propiedad ni escasezaparecan en el ndice detallado de Rawls, mientras que igualdad tenavarias docenas de entradas.

    De hecho, Rawls, a quien la profesin filosfica entretanto haacordado clasificar como el primer tico de nuestro tiempo, era el ejem-

    plo primario de alguien completamente desinteresado en lo que una ticahumana tiene que alcanzar: esto es, responder a la pregunta de qu se meest permitido hacer aqu y ahora, dado que no puedo no actuar mientrasest vivo y despierto, y los medios o bienes que debo emplear parahacerlo sean siempre escasos, de forma que pueda haber conflictos inter-

    personales sobre su uso. En lugar de responder a esta pregunta, Rawlsplantea otra completamente distinta: qu reglas seran acordadas comojustas por las partes situadas detrs de un velo de ignorancia? Ob-viamente, la respuesta a esta pregunta depende crucialmente de la des-cripcin de la posicin original de las partes detrs de un velo deignorancia. Cmo se define entonces esa situacin? Segn Rawls,detrs del velo de ignorancia nadie sabe su lugar en la sociedad, su po-

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    John Rawls, Teora de la Justicia (Cambridge, Mass.: Harvard University Press,1971).

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    sicin de clase o estatus social; tampoco conoce su fortuna en la distribu-cin de activos y habilidades naturales, su inteligencia y fortaleza y assucesivamente Sin embargo, se da por sentado que conocen los facto-res generales de la sociedad humana. Entienden asuntos polticos y prin-

    cipios de teora econmica; conocen las bases de la organizacin social ylas leyes de la psicologa humana.6

    Mientras uno pensara que la escasez se encuentra entre los hechosgenerales de la sociedad y la teora econmica, las partes en la teora deRawls, que supuestamente entienden sobre escasez, extraamente no seven afectadas por esa condicin. En la construccin de Rawls de la po-sicin original, no hay ningn reconocimiento del hecho de que inclusoaqu debe asumirse que existe escasez. Incluso al deliberar detrs del ve-

    lo de ignorancia, uno tiene que hacer uso de medios escasosal menosel cuerpo fsico de uno y el lugar que ocupa, esto es, trabajo y tierra. In-cluso antes de empezar cualquier deliberacin tica, entonces, parahacerlas posible, debe ya presuponerse la propiedad privada o exclusivade cuerpos y un principio respecto a la apropiacin privada o exclusivadel espacio que se ocupa. En evidente contraste con este hecho generalde la naturaleza humana, las partes morales de Rawls no se ven limita-das por escasez de ningn tipo y por tanto no califican como humanos

    reales sino como espectros flotantes o sonmbulos sin cuerpo. Tales se-res, concluye Rawls, no pueden sino reconocer como el primer princi-pio de justicia uno que requiera una distribucin igual (de todos losrecursos). De hecho, este principio es tan obvio que esperaramos que sele ocurriera inmediatamente a todos.7 Es cierto, pues si se asume que laspartes morales no son actores humanos sino entidades sin cuerpo, lanocin de propiedad privada tiene de hecho que parecer extraa. ComoRawls admiti con cautivante franqueza, l simplemente haba definidola posicin origina para conseguir el resultado deseado.8 Las partesimaginarias de Rawls no tienen ningn parecido con los seres humanos,sino que son sonmbulos epistemolgicos; por tanto, su teora socialista-igualitaria de la justicia no califica como una tica humana, sino algocompletamente distinto.

    Si algo til puede encontrarse en Rawls en particular y en la filo-sofa poltica contempornea en general, es slo el reconocimiento conti-nuado del antiguo principio de universalizacin contenido en la llamadaRegla de Oro, as como en el imperativo categrico kantiano: de que to-

    das las reglas que aspiren a ser clasificadas como reglas justas tienen queser reglas generales, aplicables y vlidas para todos sin excepcin.

    Rothbard busc y encontr apoyo a su idea respecto de la posibili-dad de una tica racional y la reintegracin de tica y economa basadaen la idea de la propiedad privada en las obras de los escolsticos tardosy, siguiendo sus pasos, los tericos modernos de ley natural como

    6Ibid. p. 137.7

    Ibid. pp. 150-51.8Ibid., p. 141.

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    Grocio, Pufendorf y Locke. Construyendo sobre la obra de ellos, en Latica de la Libertad, Rothbard da la siguiente respuesta a la pregunta delo que estoy justificado a hacer aqu y ahora: toda persona posee su pro-

    pio cuerpo fsico as como todos los bienes dados por la naturaleza que

    ponga en uso con la ayuda de su cuerpo antes de que lo haga alguienms; esa propiedad implica su derecho a emplear estos recursos como le

    parezca apropiado siempre que no cambie la integridad fsica de la pro-piedad de otro sin invitacin o limite el control del otro sobre ella sin suconsentimiento. En particular, una vez que un bien ha sido apropiado uocupado por primera vez mezclando el trabajo de uno con l (la frasede Locke), entonces la propiedad slo puede adquirirse por medio de unatransferencia voluntaria (contractual) del ttulo de propiedad de un pro-

    pietario previo a uno posterior. Esos derechos son absolutos. Cualquierinfraccin sobre ellos est sujeta a persecucin legal por la vctima deesa infraccin o su agente y es sancionable de acuerdo con los principiosde responsabilidad estricta y proporcionalidad de castigo.

    Siguiendo las ideas de las mismas fuentes, Rothbard ofrece luegoesta prueba ltima de que estas reglas son justas: si una persona A nofuese duea de su cuerpo fsico y de todos los bienes apropiados origi-nalmente, producidos o adquiridos voluntariamente por ella misma, slo

    habra dos alternativas. U otra persona, B, debe ser considerada comopropietario de A y de los bienes apropiados, producidos o adquiridoscontractualmente por A, o ambas partes, A y B, deben considerarse comoigualmente copropietarias de ambos cuerpos y bienes.

    En el primer caso, A sera esclavo de B y estara sujeta a explota-cin. B poseera a A y los bienes apropiados, producidos o adquiridos

    por A, pero A no poseera a B ni los bienes ocupados, producidos o ad-quiridos por B. Con esta regla, se habran creado dos clases de personas,explotadores (B) y explotados (A), para quienes se aplicaran leyes di-ferentes. Por tanto, esta regla no pasa la prueba de universalizacin yqueda desde el inicio descalificada siquiera como potencial tica huma-na, pues para que una regla puede ser considerada como una ley (jus-ta), es necesario que esa regla sea vlida universalmente (por igual) paratodos.

    En el segundo caso de copropiedad universal, el requisito de dere-chos iguales para todos evidentemente se cumple. An as, esta alternati-va sufre de otro defecto fatal, pues toda actividad de una personarequiere el empleo de bienes escasos (al menos su cuerpo y su espacio).Pero si todos los bienes fuesen propiedad colectiva de todos, entoncesnadie, en ningn tiempo y lugar, podra hacer nada con algo sin tener el

    permiso previo de todos los dems copropietarios para hacer lo que quie-ra hacer. Y cmo puede uno dar ese permiso si uno no es ni siquiera

    propietario nico de su propio cuerpo (y cuerdas vocales)? Si seguimoslas reglas de la propiedad colectiva total, la humanidad morira de inme-diato. Sea lo que eso sea, tampoco es una tica humana.

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    As que slo nos quedan los principios iniciales de auto-propiedady primer-usuario-primer-dueo, esto es, apropiacin original. Ellos pasanla prueba de universalizacinse aplican a todos por igualy pueden almismo tiempo asegurar la supervivencia de la humanidad. Ellos y slo

    ellos son por tanto reglas ticas y derechos humanos absolutamente ver-daderos o no hipotticos.

    Por supuesto, Rothbard no deca que estos principios fundamenta-les de conducta justa o accin apropiada fuesen nuevos o un descubri-miento suyo. Equipado con un conocimientos casi enciclopdico sobretodos los campos de las ciencias humanas, l saba queal menos en loque se refiere a las ciencias socialesno hay nada nuevo bajo el sol. Enlos campos de la tica y la economa en particular, que forman las pie-

    dras angulares del sistema rothbardiano y que se refieren a verdades nohipotticas, tiene que esperarse que la mayora de nuestro conocimientoconsista de ideas viejas, descubiertas hace tiempo. Nuevas verdades nohipotticas descubiertas, aunque no sean imposibles, debe esperarse quesean eventos intelectuales raros, y cuanto ms nuevas, ms sospechosas.Debe esperarse que la mayora de las verdades no hipotticas ya hayansido descubiertas y aprendidas hace mucho y slo hiciera falta redescu-

    brirlas y reaprenderlas por cada generacin sucesiva. Y tambin debera

    esperarse que el progreso cientfico en tica y economa, como en otrasdisciplinas que se ocupan de proposiciones y relaciones no hipotticas,como filosofa, lgica y matemticas, sea extremadamente lento y traba-

    joso. El peligro no es que una nueva generacin de intelectuales no pue-da aadir nada nuevo o mejor al stock de conocimiento heredado del

    pasado, sino ms bien que no reaprendan el conocimiento que ya exista,o que lo hagan de forma incompleta, y caigan por el contrario en viejoserrores.

    Consecuentemente Rothbard se vea a s mismo en el rol de filso-fo poltico, as como de economista, esencialmente como un conservadory defensor de verdades antiguas y heredadas y su reclamacin de origi-nalidad, como la de Mises, era de modestia completa. Como Mises, sulogro fue mantener y restaurar ideas establecidas hace mucho tiempo yreparar unos pocos errores dentro de un edificio intelectual fundamental-mente completo. Pero esto, como bien saba Rothbard, era en realidad ellogro intelectual ms inusual y elevado posible. Pues, como seal unavez Mises acerca de la economa y es igualmente cierto para la tica

    nunca vivieron al mismo tiempo ms de una veintena de hombres cuyaobra contribuyera en algo esencial a la economa.9 Rothbard fue una deesas escasas personas que s contribuy a la tica, as como tambin a laeconoma.

    Esto se muestra enLa tica de la Libertad. Todos los elementos yprincipiostodo concepto, herramienta analtica y procedimiento lgi-code la tica de la propiedad privada de Rothbard se reconocen como

    9Mises,La Accin Humana, p. 873.

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    antiguos y familiares. Incluso la gente primitiva y los nios comprendenintuitivamente la validez moral del principio de auto-propiedad y apro-

    piacin original. Y en realidad la lista de predecesores intelectuales re-conocidos por Rothbard se remonta a la antigedad. An as, es difcil

    encontrar a alguien que haya expuesto una teora con mayor facilidad yclaridad que Rothbard. Lo que es ms importante. Debido a la agudaconciencia metodolgica derivada de esta ntima familiaridad con elmtodo praxeolgico y axiomtico-deductivo, Rothbard fue capaz de

    proporcionar una prueba ms rigurosa de las intuiciones morales de laauto-propiedad y la apropiacin original como principios ticos ltimoso axiomas y desarrollar una doctrina tica o cdigo legal ms sistem-tico, comprensivo y coherente que nadie antes de l. Por tanto,La tica

    de la Libertadrepresenta una casi realizacin del antiguo desidertum dela filosofa racionalista de proporcionar a la humanidad una tica que,como reclamaba Hugo Grocio hace ms de 300 aos, ni siquiera la vo-luntad de un ser omnipotente pueda cambiar o derogar y que man-tendra su validez objetiva incluso si asumiramosper impossibileque no hay Dios o que no se preocupa por los asuntos humanos.

    Cuando apareci La tica de la Libertad en 1982, atrajo inicial-mente poca atencin en medios acadmicos. Hubo dos factores respon-

    sables de este olvido. Primero, estaban las implicaciones anarquistas dela teora de Rothbard y su argumento de que la institucin del gobier-noel estadoes incompatible con los principios fundamentales de la

    justicia. Como lo define Rothbard, el estado es una organizacin

    que posee una o ambas (en realidad, casi siempre ambas) de lassiguientes caractersticas: (a) que adquiere sus ingresos por co-ercin fsica (impuestos) y (b) tiene un monopolio obligatoriode la fuerza el poder de tomar las decisiones ltimas sobre un

    rea territorial concreta. Ambas actividades esenciales del Esta-do constituyen necesariamente una agresin y depredacin cri-minal de los justos derechos de propiedad privada de susciudadanos (incluyendo la auto-propiedad). Pues el primeroconstituye y establece un robo a gran escala, mientras que el se-gundo prohbe la libre competencia en defensa y en agencias detoma de decisiones dentro de un rea territorial concreta, prohi-

    biendo la compra y venta voluntaria de servicios de defensa yjudiciales. (p. 172-173)

    Sin justicia, conclua Rothbard igual que San Agustn antes que l, elestado no es sino una banda de ladrones.

    Por supuesto, el anarquismo de Rothbard no era el tipo de Anar-quismo que haba rechazado su maestro y mentor Mises por intilmenteingenuo. Los anarquistas, haba escrito Mises,

    dicen que un orden social en que nadie disfrute de privilegios acosta de sus conciudadanos podra existir sin compulsin y co-

    ercin para evitar acciones perjudiciales para la sociedad ()

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    Los anarquistas olvidan en hecho innegable de que alguna gentees tan estrecha de miras o tan dbil como para ajustarse es-

    pontneamente a las condiciones de la vida social. Una sociedadanarquista estara expuesta a merced de todos los individuos. La

    sociedad no puede existir si la mayora no est dispuesta a im-pedir, por la aplicacin o amenaza de accin violenta, que lasminoras destruyan el orden social.10

    De hecho, Rothbard estaba incondicionalmente de acuerdo con Mi-ses en que sin recurso a la fuerza, la existencia de una sociedad estara en

    peligro y en que tras las reglas de conducta cuya observacin es necesa-ria para garantizar la cooperacin humana pacfica debe existir la amena-za de la fuerza para que el edificio de la sociedad no est continuamente

    a merced de cualquiera de sus miembros. Uno debe estar en posicin deobligar a cualquier persona que no respete la vida, salud, libertad perso-nal o propiedades privadas de otros a aceptar las reglas de la vida en so-ciedad.11

    Inspirado en particular por los tericos polticos anarquistas esta-dounidenses del siglo XIX, Lysander Spooner y Benjamin Tucker y eleconomista belga Gustave de Molinari, desde el principio el anarquismode Rothbard daba por sentado que siempre habr asesinos, ladrones, ma-

    tones, estafadores, etc. y que la vida en sociedad sera imposible si nofuesen castigados con fuerza fsica. Como reflejo de este realismo fun-damentalanti-utopismode su anarquismo de propiedad privada,Rothbard, al contrario que la mayora de los filsofos polticos contem-

    porneos, daba una relevancia esencial al tema del castigo. Para l, pro-piedad privada y derecho a la defensa fsica eran inseparables. Nadiepuede ser considerado propietario de algo si no se le permite defender supropiedad con violencia fsica contra invasores e invasiones. Rothbard

    preguntaba: debe permitirse a alguien tomar la justicia en sus manos?Debe permitirse a la vctima, o a un amigo de la vctima, hacer justiciapersonalmente contra el delincuente? y responda: por supuesto que S,ya que todos los derechos de castigo se derivan del derecho de la vctimaa la auto-defensa (p. 90). Por tanto, la cuestin no es si existe o no elmal y la agresin, sino cmo lidiar con su existencia de forma justa yeficaz, y es slo en respuesta a esta cuestin que Rothbard llega a con-clusiones que lo califican como anarquista.

    La respuesta liberal clsica era, desde la Declaracin de Indepen-dencia a Mises, asignar la tarea indispensable de proteger vida, libertad y

    propiedad al gobierno como su nica funcin. Rothbard rechaz esa con-clusin como un non sequitur(si se defina al gobierno por su poder decobrar impuestos y de tomar decisiones finales [monopolio territorial de

    jurisdiccin]). La propiedad privada, como resultado de acciones deapropiacin original, produccin o intercambio del propietario previo al

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    Ibid., p. 149.11Ludwig von Mises,Liberalismo (Kansas City: Sheed Andrews y 1978) p. 37.

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    posterior, implica el derecho del propietario a jurisdiccin exclusiva res-pecto a su propiedad. De hecho, el propsito mismo de la propiedad pri-vada es establecer dominios fsicamente separados de jurisdiccinexclusiva (para evitar posibles conflictos respecto de uno de recursos es-

    casos). Ningn propietario privado puede renunciar a su derecho a la ju-risdiccin ltima y la defensa fsica de su propiedad en favor de otrosalvo que venda o transfiera de otra manera su propiedad (en cuyo caso,algn otro tendra jurisdiccin exclusiva sobre ella). Es decir, mientrasque algo no haya sido abandonado, debe presumirse que su propietarioretiene esos derechos. En lo concerniente a sus relaciones con otros, todo

    propietario puede participar adems en las ventajas de la divisin del tra-bajo y buscar una mejor proteccin de sus derechos inalterables a travs

    de la cooperacin con otros propietarios y su propiedad. Todo propieta-rio puede comprar, vender o contratar con cualquier otro respecto a pro-teccin suplementaria de la propiedad y productos y servicios deseguridad. Pero todo propietario puede tambin en cualquier momentorenunciar unilateralmente a esa cooperacin con otros o cambiar sus afi-liaciones respectivas. Por tanto, para satisfacer la demanda de protecciny seguridad entre propietarios privados, es permisible y posible que hayaempresas o agencias especializadas que proporcionen servicios de pro-teccin, seguro y arbitraje por una tarifa a clientes libres de comprar o nocomprar. Sin embargo, no es permisible que una de esas empresas oagencias obligue a alguien a acudir exclusivamente a ellas para protec-cin o prohibir a otra agencia a que tambin ofrezca servicios de protec-cin; es decir, ninguna agencia de proteccin puede financiarse porimpuestos o verse libre de competencia (libre entrada).

    En contraste, el monopolio territorial de proteccin y jurisdic-cinel estadose basa desde el principio en un inadmisible acto deexpropiacin, y proporciona al monopolista y sus agentes una licencia

    para ms expropiaciones (impuestos). Eso implica que a todo propietariose le prohbe descontinuar esa cooperacin con su supuesto protector, yque nadie excepto el monopolista puede ejercer la jurisdiccin ltima so-

    bre su propiedad. En vez de eso, todos (excepto el monopolista) han per-dido su derecho a la proteccin fsica y defensa contra una posibleinvasin por parte del estado y as quedan indefensos frente a las accio-nes de su propio supuesto protector. Consecuentemente, el precio de la

    justicia y la proteccin aumentar continuamente y la calidad de la justi-

    cia y la proteccin disminuir continuamente. Una agencia de proteccinfinanciada por impuestos es una contradiccin en los trminosun pro-tector invasory llevar, si se le permite, a cada vez ms impuestos ycada vez menos proteccin, Igualmente, la existencia de un monopolio

    judicial llevara a un constante deterioro de la justicia. Pues si nadie pue-de pedir justicia salvo con el estado y sus tribunales y jueces, la justiciaser constantemente pervertida en favor del estado hasta que la idea deleyes inmutables en la conducta humana termine finalmente desapare-

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    ciendo y sea reemplazada por la idea de la ley como legislacin positivahecha por el estado.

    Basndose en este anlisis, Rothbard consideraba que la solucinliberal clsica al problema humano fundamental de la proteccinde un

    estado mnimo o que vigila de noche, o de un gobierno constitucional-mente limitadocomo una idea inevitablemente confundida e ingenua.Todo estado mnimo tiene una tendencia inherente a convertirse en unestado mximo, pues una vez que se permite a una agencia recaudarcualquierimpuesto, por muy pequeo que sea y con cualquier fin, natu-ralmente tender a emplear su ingreso fiscal actual para recaudar anms impuestos futuros para los mismos u otros propsitos. Igualmente,una vez que una agencia tenga cualquiermonopolio judicial, tender na-

    turalmente a emplear esta posicin privilegiada para una mayor expan-sin de su rango de jurisdiccin. Despus de todo, las constituciones sonconstituciones de estados y, sean cuales sean las limitaciones que puedancontenerlo que es o no constitucionalse determina en tribunales y

    jueces del estado. Por tanto, no hay otra va posible de limitar el poderdel estado excepto eliminar completamente el estado y, de acuerdo a lajusticia y la economa, establecer un mercado libre de servicios de pro-teccin y seguridad.

    Naturalmente, el anarquismo de Rothbard constitua una amenazapara todos los estatistas y su anarquismo de derechaesto es, de propie-dad privadaen particular no poda sino ofender a los socialistas de todotipo. Sin embargo, sus conclusiones anarquistas no son suficiente paraexplicar el desdn acadmico porLa tica de la Libertad. El primer in-conveniente de Rothbard se incrementaba exponencialmente por algo dean ms peso. No slo haba llegado a conclusiones no ortodoxas, peor,haba llegado a ellas por medios intelectuales pre-modernos. En lugar desugerir, hipotetizar, ponderar o desarrollar acertijos, Rothbard habaofrecido argumentos y pruebas axiomtico-deductivos. En la era deligualitarismo democrtico y el relativismo tico, esto constitua el peca-do acadmico total: absolutismo, extremismo e intolerancia intelectual.

    La importancia de este segundo factor metodolgico puede ser ilus-trado contrastando la recepcin que tuvo La tica de la Libertad deRothbard por un lado yAnarqua, Estado, y Utopa12, de Robert Nozick,

    por el otro. El libro de Nozick apareci en 1974, tres aos despus deUna Teora de la Justicia de Rawls. Casi de la noche a la maana, No-zick se hizo mundialmente famoso y hasta hoy, en el campo de la filosof-a poltica, Anarqua, Estado, y Utopa, se sita probablemente ensegundo lugar despus del libro de Rawls en trminos de reconocimientoacadmico. Sin embargo, mientras que Rawls era un socialista, Nozickera un libertario. De hecho, Nozick fue fuertemente influenciado porRothbard. Haba ledo las anteriores obras de Rothbard Hombre, Eco-

    12Robert Nozick,Anarqua, Estado, y Utopa (New York: Basic Books, 1974).

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    noma y Estado,Poder y Mercado yPor una Nueva Libertad13 y en losreconocimientos de su libro sealaba que fue una larga conversacinhace seis aos con Murray Rothbard lo que estimul mi inters por la te-ora anarquista individualista. Ciertamente, las conclusiones a las que

    lleg Nozick eran menos radicales que las propuestas por Rothbard. Enlugar de llegar a conclusiones anarquistas,

    las principales conclusiones [de Nozick] acerca del estado eranque el estado mnimo, limitado a las estrictas funciones de pro-teccin contra la fuerza, el robo, el fraude, la aplicacin de loscontratos, etc., estaba justificado; que cualquier estado ms ex-tenso violara los derechos de las personas a no verse forzados ahacer ciertas cosas, y que est injustificado; y que el estado

    mnimo tambin es fuente de inspiracin y es correcto.14A pesar de eso, al afirmar que el estado no puede utilizar su apara-

    to coercitivo para hacer que algunos ciudadanos ayuden a otros, o paraprohibir actividades a la gente por supropio bien o proteccin15, inclusolas conclusiones de Nozick lo colocaron muy lejos de la corriente princi-

    pal poltico-filosfica. Por qu, entonces, el contraste al largo olvido dela libertaria La tica de la Libertad de Rothbard, el estupendo xitoacadmico de la libertaria Anarqua, Estado y Utopa, de Nozick? La

    respuesta est en el mtodo y el estilo.Rothbard era sobre todo un pensador sistemtico. Parta de la situa-

    cin y problemtica humana ms elementalla tica de Crusoey lue-go proceda laboriosamente, justificando y probando cada paso y argu-mento en el camino hacia problemas y situaciones cada vez mscomplejos y complicados. Adems, su prosa se caracterizaba por una cla-ridad sin parangn. Por el contrario, Nozick era un pensador moderno nosistemtico, asociacionista e incluso impresionista, y su prosa era difcil

    y poco clara. Nozick era explcito acerca de su propio mtodo. l afirmque su escritura segua

    el estilo de muchas obras filosficas contemporneas en episte-mologa y metafsica: hay argumentos elaborados, afirmacionesrebatidas por contraejemplos poco posibles, tesis sorprendentes,acertijos, condiciones estructurales abstractas, retos a encontrarotra teora que se adapte a un rango concreto de casos, conclu-siones brillantes y todo eso Una opinin acerca de cmo es-

    cribir un libro de filosofa sostiene que un autor debe pensar entodos los detalles de la opinin que presenta y sus problemas,puliendo y refinando su opinin para presentar al mundo un to-do acabado, completo y elegante.Esa no es mi opinin. En todocaso, creo que hay tambin un espacio y una funcin en nuestra

    13Murray N. Rothbard, Por una Nueva Libertad, rev. ed. (Nueva York: Macmillan,1978).

    14

    Nozick,Anarqua, Estado y Utopa, p. ix.15Ibid.

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    actual vida intelectual para una obra menos completa, que con-tenga presentaciones no terminadas, conjeturas, cuestiones y

    problemas abiertos, ejemplos, conexiones laterales, as comouna lnea principal de argumentacin. Hay espacio para pala-

    bras, sobre temas, antes que para palabras finales.16Entonces, metodolgicamente Nozick y Rothbard eran polos apar-

    te. Pero por qu las exploraciones ticas no sistemticas de Nozickencontraron mucha ms resonancia acadmica que el tratado tico sis-temtico de Rothbard, especialmente cuando sus conclusiones parecenser en buena parte congruentes? Nozick apunta la respuesta cuando ex-

    presa la esperanza en que su mtodo conlleve inters y agitacin inte-lectual17. Pero eso es en el mejor de los casos la mitad de la respuesta,

    La tica de la Libertadde Rothbard tambin era un libro eminentementeinteresante y agitador, lleno de ejemplo, casos y escenarios que van de laexperiencia diaria a situaciones extremasde bote salvavidas, con mu-chas conclusiones sorprendentes y sobre todo soluciones en lugar de me-ras sugerencias de problemas y acertijos.

    En vez de eso, el mtodo de Nozick creaba un inters y agitacinde tipo particular. La tica de la Libertadde Rothbard consista esen-cialmente en una argumentacin sucesiva y sistemticamente explicada y

    elaborada, y requera as una atencin sostenida y prolongada de su lec-tor. Sin embargo, un lector del libro de Rothbard poda sin duda entu-siasmarse tanto que poda no parar hasta terminarlo. La agitacincausada porAnarqua, Estado y Utopa de Nozick era de un tipo muydiferente. El libro era una serie de docenas de argumentos dispares odbilmente unidos, conjeturas, acertijos, contraejemplos, experimentos,

    paradojas, giros sorpresivos, giros brillantes, destellos intelectuales y es-pectculo filosfico y por tanto requera slo una atencin corta e inter-

    mitente del lector. Al mismo tiempo, pocos lectores del libro de Nozick,si es que alguno, probablemente senta la urgencia de leerlo todo de unavez. Por el contrario, leer a Nozick se haca caractersticamente de formano sistemtica e intermitente, en partes. La agitacin creada por Nozickera intensa, breve y fugaz; y el xito de Anarqua, Estado y Utopa sedebe al hecho de que siempre, y especialmente bajo condiciones de-mocrticas, hay mucho ms intelectuales con alta preferencia temporalintelectuales en busca de emocionesque pensadores pacientes y disci-

    plinados.18

    16Ibid., pp. xx-xii, nfasis aadido.17Ibid., p. x.18En su siguiente libro, Explicaciones Filosficas (Oxford: Oxford University Press,

    1981), Nozick confirma an ms este juicio. All escribi,Yo tambin busco un libro indescifrable: pensamientos urgentes a ser tra-

    tados con agitacin y emocin, revelaciones que transformen o que deban sertransformadas, un libro que no pueda ser ledo directamente de corrido, unlibro, incluso, que haga detener la lectura. No he encontrado ese libro, ni he

    intentado escribirlo. An as, escrib y pens tenindolo en mente, con la es-peranza de que este libro saldra a su luz. . . . En ningn momento est [el

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    A pesar de sus conclusiones polticamente incorrectas, el libertaria-nismo de Nozick se consider como respetable por las masas acadmicasy obtuvo incontables comentarios y rplicas, porque no estaba compro-metido metodolgicamente, es decir, Nozick no afirmaba que sus con-

    clusiones libertarias probaran nada. Aunque uno pensara que la ticaesy tiene que serun asunto intelectual eminentemente prctico, No-zick no afirmaba que sus exploraciones ticas tuviesen alguna implica-cin prctica, No eran nada ms que un juego intelectual fascinante,entretenido o sugestivo. Como tal, el libertarianismo no implicaba ame-naza a la clase intelectual predominantemente social-demcrata. Con sumtodo no sistemticosu pluralismo filosficoNozick era toleran-te ante el establishment intelectual (a pesar de sus conclusiones anti-

    establishment). l no insista en que sus conclusiones libertarias fuesencorrectas y, por ejemplo, las conclusiones socialistas fuesen falsas y portanto reclamara si implantacin prctica instantnea (es decir, la aboli-cin inmediata del estado socialdemcrata del bienestar, incluyendo todaeducacin e investigacin pblicas financiadas por impuestos). En vez deeso el libertarianismo de Nozick era y afirma ser nada ms que slo unaidea interesante. No quera hacer ningn dao real a las ideas de susoponentes socialistas. l slo quera lanzar una idea interesante al debateintelectual democrtico abierto, mientras que todo lo real, tangible y fsi-co poda permanecer inalterado y todos podan seguir con sus vidas y

    pensamientos como antes.Tras la publicacin deAnarqua, Estado y Utopa Nozick dio ms

    pasos para establecer su reputacin como tolerante. Nunca respondi alos incontables cometarios y crticas a su libro, incluyendo las de Roth-

    bard que conforman el captulo 29 de este libro. Eso confirma que tomsu mtodo de no-compromiso en serio, pues por qu debera alguienresponder a sus crticos, si no est comprometido con la verdad de sus

    lector] obligado a aceptar algo. l se desplaza con suavidad, explorando suspropios pensamientos y los del autor. l explora junto al autor, continuandoslo cuando est listo; luego se detiene. Tal vez, en un momento posteriordespus de una segunda lectura, avanzar ms. . . . No impongo ningunaobligacin extrema de atencin sobre mis lectores; en lugar de eso esperoque los que leen como yo, buscando lo que pueden aprender, lo usen, lotransformen para sus propios fines. . . . Este libro presenta sus explicacionescon un espritu muy tentativo; no slo no pido que crean que son correctas,no creo que es importante para mi creer que son correctas tampoco. Sin em-

    bargo, creo, y espero, que ustedes encontrarn estas explicaciones esclarece-doras y valiosas de ser considerarlas, que son de extraordinario valor;tambin, que el proceso de bsqueda y elaboracin de explicaciones, estandoabierto a nuevas posibilidades, a nuevas sorpresas y caminos, a exploracinlibre, es en s mismo una delicia. Puede algn placer compararse al de unanueva idea, al de una nueva pregunta? Por supuesto, existe experienciasexual no muy diferente, con su propio jugueteo y posibilidades, su libertadenfocada, su profundidad, sus placeres fuertes y otros suaves, sus xtasis.Cul es la emocin y la sensualidad de la mente? Qu es el orgasmo? Loque sea, desafortunadamente, asustar y ofender a los puritanos de la mente

    (comparten los dos una raz comn?) incluso cuando expanden a otros y lesllevan alegra (pp. 1, 7, 8, 24).

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    propias opiniones para comenzar? Adems, en su libro posterior,Expli-caciones Filosficas, Nozick elimin toda duda restante respecto a susupuesta tolerancia no extremista. Fue ms all de simplemente repetirsu compromiso con el no-compromiso metodolgico:

    As que no busquen aqu un argumento definitivo respecto de sihay algo malo con los argumentos definitivos, el argumento de-finitivo para terminar con toda argumentacin definitiva. No seargumentar contigo hacia la conclusin, ni siquiera para redu-cir la cantidad total de presentacin del argumento. Tampocosugiero que posea el argumento definitivo pero no lo presen-tar.19

    Adems, en un giro verdaderamente sorprendente, Nozick luegodice que el uso de argumentos definitivos incluso constituye coercin yque por tanto es moralmente ofensivo:

    La terminologa del arte filosfico es coercitiva: los argumentosson poderosos y mejores cuando son definitivos, los argumentoste obligan a una conclusin, si crees las premisas tienes o debesde creer la conclusin, algunos argumentos no tienen muchafuerza y as sucesivamente. Un argumento filosfico es un in-

    tento de hacer que alguien crea algo, quiera creerlo o no. Un ar-gumento filosfico exitoso, un argumento fuerte, obliga aalguien a creer Por qu tratan los filsofos obligar a otros acreer cosas? Es esa una buena forma de comportarse con al-guien? Creo que no podemos mejorar a la gente as El argu-mento filosfico, al tratar de hacer que alguien crea algo quieracreerlo o no, no es, sostengo, una buena forma de comportarsecon alguien; tampoco se ajusta a la motivacin original para es-

    tudiar o dedicarse a la filosofa. El motivo es el desconcierto, lacuriosidad, un deseo de entender, no un deseo de producir uni-formidad de creencias. La mayora de la gente no quiere conver-tirse en el polica rudo. El objetivo filosfico de explicacin envez de la prueba no slo es moralmente mejor, est ms deacuerdo con la motivacin filosfica de uno. Tambin cambiacomo uno procede filosficamente; a nivel macro aleja a unode la construccin de la torre filosfica; a nivel micro, altera qumovimientos filosficos son legtimos en diversos puntos.20

    Con esta sorprendente redefinicin de razonamiento axiomtico-deductivo sistemtico como coercin, Nozick sac el ltimo diente desu libertarianismo. Si incluso el intento de probar (o demostrar) la im-

    permisibilidad e injusticia tica del socialismo democrtico constitua unmal comportamiento, el libertarianismo ha sido esencialmente desar-mado, y el orden existente y sus guardaespaldas acadmicos hechos inte-

    19

    Ibid., p. 5.20Ibid., p. 4, 5, 13.

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    lectualmente invencibles. Cmo podra uno no ser amable con alguientan amable como Nozick? No sorprende que el establishment intelectualanti-libertario asumiera amablemente un libertarianismo tan gentil yagradable como elsuyo y elevara a Nozick al rango de principal filsofo

    del libertarianismo.21El inters creado y la influencia ejercida por el libertarianismo de

    Rothbard yLa tica de la Libertadfue significativamente diferente: len-to, creciendo con intensidad, y duradero, y llegando y afectando a la aca-demia desde fuera (en lugar de ser elegido por ella y desde la torre demarfil comunicado hacia abajo al pblico no acadmico).

    Rothbard, como descubrir rpidamente cada lector del siguientetratado, era el prototipo de filsofo coercitivo (en la sorprendente defi-

    nicin nozickiana de coercin). l reclamaba y presentaba pruebas y res-puestas exactas y completas en lugar de explicaciones tentativas,conjeturas y preguntas abiertas. Respecto deAnarqua, Estado y Utopa,

    Nozick haba escrito que algunos pueden creer que la verdad acerca dela tica y la filosofa poltica es demasiado seria e importante como paraconseguirla con tan llamativas herramientas22. Esa era sin duda laconviccin de Rothbard. Como el hombre no puede no actuarmientrasest vivo y debe usar medios escasos para hacerlo, debe asimismo elegir

    permanentemente entre conducta correcta e incorrecta. La pregunta fun-damental de la ticaqu es lo que se me permite hacer por derechoaqu y ahora y qu noes por tanto la preocupacin intelectual ms

    permanente, importante y apremiante que afronta el hombre. En cual-quier momento y lugar que uno acte, un actor tiene que ser capaz de de-terminar y distinguir de forma no ambigua e instantneamente locorrecto de lo incorrecto. As, toda cualquier tica que valga la pena tie-nepraxeolgicamenteque ser coercitiva, porque slo pruebas yargumentos definitivos pueden proporcionar esas respuestas definitivasque son necesarias. El hombre no puede dejar de actuar temporalmente;

    por lo que las conjeturas tentativas y las preguntas abiertas sencillamenteno estn a la altura de la tica humana.

    21De acuerdo con esto los intereses filosficos no metodolgicos seguan a la deriva deun tema a otro. Ya en susExplicaciones Filosficas, l haba confesado he encontrado (yno slo en la secuencia) muchas filosofas diferentes llamativas y atractivas, convincentese impresionantes, tentadoras y maravilloso. (p. 20). El libertarianismola ticano ten-

    a valor particular o incluso genuino dentro de la filosofa de Nozick. Era un tema apasio-nante entre otros numerosos, que deba exploracin o abandonarse segn la curiosidadpidiera. No era de sorprenderse que, pocos aos despus de la publicacin del libro mis-mo que le haba hecho famoso, se hizo cada vez ms evidente que Nozick haba casiabandonado incluso su amable y suave libertarianismo. Y cuando finalmente reconociabiertamente (en La Vida Examinada, un libro neo-budista sobre el sentido de la vida)que ya no era libertario y que se haba convertido a la social-democracia comunitaria, to-dava no senta ninguna obligacin de dar razones sobre su cambio de opinin y explicar

    por qu sus anteriores puntos de vista ticos haban sido falsos. Curiosamente, esta evolu-cin parece haber tenido poco efecto sobre el status deAnarqua, Estado, y Utopa como

    alta filosofa libertaria.22Ibid., p. x.

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    La filosofa coercitiva de Rothbardsu insistencia en que la ti-ca deba ser un sistema axiomtico-deductivo, una tica ms geomtri-cano era, por supuesto, nada nuevo o inusual. Como ya se ha dicho,Rothbard comparta esta opinin respecto de la naturaleza de la tica con

    toda la tradicin de la filosofa racionalista. La suya haba sido la opinindominante del racionalismo cristiano y de la Ilustracin. Tampoco Roth-

    bard proclamaba la infalibilidad de su tica. De acuerdo con la tradicinde la filosofa racionalista, slo insista en que los argumentos axiomti-co-deductivos pueden atacarse y rebatirse slo con otros argumentos delmismo tipo lgico (como uno insistira, sin proclamar as la infalibilidadde lgicos y matemticos, que las pruebas lgicas o matemticas slo

    pueden atacarse con otros argumentos lgicos o matemticos).

    Sin embargo, en la era del socialismo democrtico esas afirmacio-nes pasadas de modaindudablemente si se hacan en conjuncin con latica y especialmente si esta tica resultaba ser libertariaeran general-mente rechazadas de plano por la academia. Al contrario del moderno

    Nozick, Rothbard estaba convencido de que habaprobado que el liber-tarianismoel anarquismo de propiedad privadaestaba moralmente

    justificado y era correcto y que todos los estatistas y socialistas estabansimplemente equivocados. Por consiguiente, defenda una accin inme-

    diata y en marcha. El libertarianismo, escriba Rothbard,es una filosofa que busca una poltica El libertario debe es-tar posedo por una pasin por la justicia, una emocin derivaday canalizada por su pensamiento racional hacia lo que requierela justicia natural. La justicia, no el dbil junco de la mera utili-dad, debe ser la fuerza motivadora si se va a alcanzar la libertad;. . . (y) esto significa que el libertario debe ser un abolicionis-ta, esto es, debe desear alcanzar la meta de la libertad tan pron-

    to como sea posible. ... un abolicionista que, si pudiese, abolirainstantneamente todas las invasiones a la libertad. (pp. 258-259).

    Para la clase intelectual subsidiada con impuestos y especialmenteel establishment acadmico, Rothbard no poda parecer sino un extremis-ta que era mejor ignorar y excluir del debate acadmico del mainstre-am.23

    23Existe un paralelo interesante entre el tratamiento a Rothbard vs Nozick por parte delestablishment de filosofa, y el de Mises vs Hayek por parte del establishment de econom-a. Aunque las conclusiones de Mises fueron significativamente ms radicales, ambosllegaron en gran parte a conclusionespolticamente incorrectasde libre mercado.Por la similitud de conclusiones, tanto Mises y Hayek son consideraron economistasaustracos. Sin embargo, el mtodo por el cual derivaron sus conclusiones es fundamen-talmente diferente. Mises era un racionalista filosfico: sistemtico, riguroso, dando prue-

    bas y demostraciones, y lcido como escritor. En comparacin, Hayek era un escpticofilosfico: no sistemtico, metodolgicamente eclctico, de conclusiones provisionales yexplorativas, y un escritor menos que lcido. Consecuentemente a esto, el tratamiento de

    la academia fue significativamente ms amigable con l que con Mises. Pero tambin: fueel pre-moderno austriaco extremista Mises, no el moderno austriaco moderado

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    El rudo e intolerante libertarianismo de Rothbard lleg primeroal pblico no acadmico: se divulg entre profesionales, empresarios y elhombre comn educado. Mientras que el libertarianismo amable de

    Nozick nunca sali de la academia, Rothbard y su libertarianismo ex-

    tremista se convirti en el manantial y centro terico de un movimientoideolgico. Rothbard fue el creador del libertarianismo estadounidensemoderno, descendiente radical del liberalismo clsico, que, en el cursode unas tres dcadas, ha crecido desde un puado de defensores a unverdadero movimiento poltico e intelectual. Naturalmente, en el cursode este desarrollo y transformacin, Rothbard y su libertarianismo no es-tuvo libre de retos y disputas y hubo altibajos en la carrera institucionalde Rothbard: de alineamientos institucionales y realineamientos. An as,

    hasta su muerte, Rothbard permaneci siendo sin duda la persona de ma-yor autoridad moral ms importante y respetada dentro de todo el movi-miento libertario y su libertarianismo racionalistaaxiomtico-deduc-tivo, praxeolgico o austriacoproporciona hasta hoy la referenciaintelectual sobre la que se define y posiciona todo y todos en el liberta-rianismo.

    Lo que result ser inaceptable para la academiael mtodo pre-moderno de Rothbard de razonamiento y de construccin del sistema

    axiomtico-deductivoencontr an as resonancia entre mucha gente.Incluso si la academia moderna, liberada de la obligacin de tener queproporcionar una justificacin prctica de sus actividades, puede entraren conversaciones no sistemticas y abiertas a todo, los hombres re-ales, y especialmente los hombres exitosos, tienen que actuar y pensarsistemtica y metdicamente; y esa gente planificadora, orientada al fu-turo y con baja preferencia temporal es probable que no se satisfaga conalgo que no sea respuestas sistemticas y metdicas para sus propias

    preocupaciones morales prcticas.

    El explcito radicalismo poltico de Rothbard tampoco constitua unproblema serio para la aceptacin entre esos hombres de xito e ideasindependientes. Aunque cada vez ms marginados, existan restos signi-ficativos de la tradicin original estadounidense del libertarianismo radi-cal entre el pblico educado. De hecho, la Revolucin Americana habaestado inspirada en buena parte en ideas las libertarias radicales lockea-nas. Y la Declaracin de Independencia, y en particular su autor, Tho-mas Jefferson, reflejaban y expresaban el mismo espritu racionalista de

    la Ilustracin e incluso de la antigua tradicin de ley natural que tambincaracterizaron a Rothbard y su filosofa poltica:

    Sostenemos que estas verdades son auto-evidentes: que todoslos hombres son creados iguales, que son dotados por su Crea-dor de ciertos derechos inalienables, que entre estos estn la vi-da, la libertad y la bsqueda de la felicidad; que para garantizar

    Hayek, cuya influencia ha probado ser ms intensa y duradera, y cuyo trabajo condujo ala formacin de un movimiento ideolgico.

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    esos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, quederivan sus poderes legtimos del consentimiento de los gober-nados; que cuando quiera que una forma de gobierno se vuelvadestructora de estos principios, el pueblo tiene derecho a refor-

    marla o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que base sus ci-mientos en dichos principios, y que organice sus poderes enforma tal que a ellos les parezca ms probable que genere su se-guridad y felicidad. La prudencia, claro est, aconsejar que losgobiernos establecidos hace mucho tiempo no se cambien pormotivos leves y transitorios; y, de acuerdo con esto, toda la ex-

    periencia ha demostrado que la humanidad est ms dispuesta asufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia

    mediante la abolicin de las formas a las que est acostumbrada.Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que per-sigue invariablemente el mismo objetivo, evidencia el designiode someterlos bajo un despotismo absoluto, es el derecho deellos, es el deber de ellos, derrocar ese gobierno y proveer nue-vas salvaguardas para su futura seguridad.

    Rothbard, aparte de su obra terica como economista y filsofopoltico, fue asimismo un eminente historiador. En su historia de la Am-

    rica colonial en cuatro volmenes, Concebida en Libertad24

    , da un Relatodetallado del predominio del pensamiento libertario en la primera Am-rica y en muchos ensayos sobre episodios crticos de la historia de EEUUapunta una y otra vez la continua importancia del espritu original liber-tario estadounidense. Ciertamente el mpetu radical-libertario origina,que llev a la Revolucin Americana y la Declaracin de Independen-cia, han sufrido desde entonces un retroceso tras otro: con la victoria delos federalista sobre los anti-federalista y la transicin de la Confedera-cin original a la Unin, con la abolicin de facto de la constitucin de laUnin por Abraham Lincoln en el curso y como consecuencia de la des-truccin de la secesionista Confederacin del Sur, con la aparicin del

    progresismo, con el New Deal de Franklin D. Roosevelt, con la Gran So-ciedad de Lyndon B. Johnson y posteriormente con los presidentes

    Nixon, Carter, Reagan, Bush y Clinton. Sin embargo, aunque derrotadauna y otra vez, la tradicin del libertarianismo individualista radical no

    poda erradicarse de la conciencia pblica estadounidense. Regresandoexplcitamente a Jefferson y la tradicin jeffersoniana, Rothbard agit un

    gran lago dormitado de activistas y hombres no intelectuales de profe-sin; y debido a la claridad, el rigor lgico, el carcter sistemtico ycompleto, y la pasin de su escritura, fue exitoso en lograr casi de formaindividual la revigorizacin, radicalizacin y canalizacin de esos senti-mientos en un movimiento poltico-filosfico unificado.

    Fue slo ante los acontecimientos externosla aparicin y desa-rrollo de un movimiento libertario y el papel central desempeado por

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    Murray N. Rothbard, Concebida en la Libertad (Nueva York: Arlington House,1975).

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    Rothbard en este movimientoy con un considerable retraso, que Roth-bard yLa tica de la Libertadya no pudieron ser marginados por la aca-demia. No es de sorprender que incluso la reaccin entonces fuese fra.Ciertamente hubo un nmero importante y constantemente creciente de

    tratados acadmicos altamente respetuosos y apreciativos de la filosofapoltica de Rothbard25 y l haba reunido un formidable nmero de disc-pulos en torno alJournal of Libertarian Studies, un revista de investiga-cin interdisciplinaria que l mismo fund en 1977 y para la que trabajcomo editor hasta su muerte. Pero en general la reaccin acadmica aRothbard y su libertarianismo fue de incomprensin o mal comprensin,rechazo indignado o incluso una abierta hostilidad.

    En parte esto se deba indudablemente al uso desafiante de Roth-

    bard del lenguaje de los derechos naturales. se haba sido el lenguaje delaDeclaracin de Independencia; el mismo lenguaje de los derechos na-turales se haba mantenido hasta hoy dentro de la iglesia cristiana, espe-cialmente en la catlica, y tambin haba sido adoptado por un puado defilsofos contemporneos.26 Sin embargo, para la mayora de los acad-micos contemporneos hablar de derechos naturales era, en palabras deJeremy Bentham, nada ms que hablar sinsentido en maysculas. Dehecho y ms en concreto, lo derechos naturales eran incompatibles con el

    poder absoluto del estado y no se ajustaban ni a la democracia ni al so-cialismo. As que, en el curso de la transformacin del mundo occidentalde un sistema aristocrtico o monrquico a una moderna democracia demasas dentro de los ltimos 100 aos, las enseanzas de los derechos na-turales haban sido eliminadas sucesivamente de los programas filosfi-cos oficialmente aprobados y reemplazados con doctrinas positivistasmodernas. Ante un lenguaje con el que en buena medida no estaban fa-miliarizados, incluso muchos filsofos bienintencionados quedaron sen-cillamente aturdidos o irritados por la obra de Rothbard. Adems,

    Rothbard podra haber incluso sobreestimado su propia alineacin con lateora clsica de derecho natural y no destacado lo suficiente su propiacontribucin distintiva de importar y aplicar el mtodo misesiano de la

    praxeologa a la tica y por tanto, sin intencin, haber agravado un pro-blema ya existente.

    Tpicas y al mismo tiempo instructivas fueron las reacciones comola de Peter D. McClelland, por ejemplo, en un captulo sobre justiciaeconmica titulado The Market Defended: Confusions of the Right.

    Murray Rothbard, apuntaba McClelland:es uno de los reconocidos lderes intelectuales entre los liberta-rios contemporneos, un grupo que, para los patrones estadou-nidenses, est localizado en la extrema derecha. Sus opiniones

    25Ver, Norman Barry, SobreLiberalismo Clsico y Libertarianismo (Londres: Macmi-llan, 1986).

    26Ver, por ejemplo, Leo Strauss, Derecho Natural e Historia (Chicago: University of

    Chicago Press, 1970); tambin Henry Veatch, Derechos Humanos: Realidad o Fantas-a? (Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1985).

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    son interesantes a efectos de esta explicacin por dos razones.Primero porque proporciona una defensa cuidadosamente razo-nada de la distribucin de la renta generada por el mercado queno hace ninguna referencia a los mritos de los receptores. En

    segundo lugar, esa defensa proviene de un puado de premisas auna conclusin supuestamente aplicable universalmente a cual-quier situacin en la que se hable de la justicia del sistemaeconmico. Como tal, proporciona un ejemplo clsico de cmono razonar acerca de la justicia econmica. Dejando aparte elsegundo punto, la postura de Rothbard choca con puntos claveexpuestos en captulos anteriores: que para los problemas de la

    justicia econmica hemos presentado multitud de valores a res-

    petar, estos valores pueden entrar en conflicto y entran, cuandoaparecen conflictos deben realizarse concesiones entre valoresen competencia, las reglas generales para realizar esas conce-siones son difciles de formular y por tanto los juicios es difcilhacer independientes los juicios sobre justicia econmica delcontexto de la situacin en que deben hacerse dichos juicios. O,dicho ms sencillamente, al llegar a decisiones acerca de la jus-ticia econmica en una situacin concreta, generalmente noconfiamos en reglas universales para determinar la alternativajusta.27

    En general, McClelland encuentra algo extraos los argumentosde Rothbardel punto de vista de Aquino, menos la teologay losrechaza sumariamente basndose en que:

    para la mayora de los estadounidenses, muchos de los puntos[de Rothbard] son extremistas o simplistas o ambas cosas y elargumento en su totalidad es ms curioso que convincente. La

    mejor evidencia de ello es la mnima importancia del PartidoLibertario en la poltica estadounidense [La reduccin deRothbard de los dilemas morales a uno o unos pocos principios

    bsicos] es en s misma objetable, precisamente porque se lograignorando muchas cosas importantes, o al menos muchas queson importantes para la inmensa mayora de los estadouniden-ses.28

    Tras leer esto, inmediatamente aparecen varias objeciones y pre-

    guntas, no siendo la menor el hecho verdaderamente extrao de quenuestro autor aparentemente cree que los hechos empricos, como que nomucha gente crea en p, tengan algo que ver con la cuestin de si p esverdad, vlida y justificada o no. Objetara tambin a las pruebas ma-temticas o lgicas basndose en que la mayora de la gente es incapazde entenderlas? Adems, concediendo que cuando aparecen conflictos

    27Peter D. McClelland, La Bsqueda Americana por la Justicia Econmica (Oxford:

    Basil Blackwell, 1990, p 74.).28Ibid., pp. 75, 76, 80-81.

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    deben realizarse concesiones entre valores en competencia, la preguntaimportante es quin decide cules deberan ser esas concesiones? Losvalores en conflicto invariablemente implican opiniones incompatiblesmutuamente excluyentesde al menos dos actores respecto del uso de

    algunos recursos escasos. Obviamente entonces, ambas partes no puedendecidir cules deberan ser esas concesiones (despus de todo, sus valo-res respectivos son incompatibles), sino uno o el otro. Pero cmo puedeseleccionarse a una parte, y no a la otra, salvo que uno tenga una teorade la propiedad? Y si uno no puede confiar en reglas universales paradeterminar la alternativa correcta o justa y todo depende del con-texto de la situacin, entonces cmo puede pensar nuestro crtico quesea posible que uno pueda alguna vez conocerex ante, antes de realizar-

    la, si una accin califica o no como justa? O cree que la justicia ha dedeterminarse slo ex post? Cmo podra tal teora de justicia calificarcomo tica humana?

    Sin embargo, deben dejarse a un lado todas estas preocupacionesporque el error definitivo en la crtica de McClellandy por contraste lacontribucin rothbardiana genuina a la ticase produce en una etapaanterior en trminos lgicos, cuando McClelland denuncia que el mtodoreduccionistaes decir axiomtico-deductivode Rothbard choca

    con la existencia de una multitud de valores a respetar.McClelland no explica por qu debera ser as. Tampoco lo hubieraconseguido si lo hubiera intentado. En primer lugar, sin duda Rothbardno poda desconocer el hecho de una multitud de valores en conflicto. Dehecho es difcil imaginar a alguien que lo desconozca. An as, esta ob-servacin no es ms que el punto de partida de la tica y el razonamientomoral. Si no existieran valores en conflicto, por definicin, todas las ac-ciones estaran en perfecta armona entre s. Todos actuaran siempre dela forma en que todos los dems deberan actuar. En este caso de ar-mona pre-estabilizada de todos los intereses, no hay necesidad de unatica y ninguna habra llegado a existir. La existencia de valores en con-flicto no supone as ningn problema para la tica de Rothbard (o paracualquier otra tica, en ese sentido). Ms bien se da por sentada desde el

    principio, y la tica es la respuesta misma a ese dilema humano universaly eterno. Adems, si existen los conflictos y si pueden resolverse, enton-ces esta solucin no puede encontrarse excepto por medio de un mtodoreduccionista, esto es, el sometimiento de casos o situaciones de con-

    flicto concretas bajo reglas o principios generales y abstractos. La opi-nin de Rothbard a este respecto no es esencialmente distinta de la de lamayora de los dems filsofos polticos y morales: la tica, si es posible,tiene que ser y nunca puede ser otra cosa que reduccionista.

    Asumiendo slo por asumir que no existiera ningn desacuerdohasta este punto, la acusacin de McClelland slo puede significar esto:incluso si uno siguiera la estrategia reduccionista, sta no generara un

    principio nico (o una serie de principios coherentes internamente) que

    cubra y resuelva todos los casos en conflicto. En otras palabras, incluso

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    si algunos desacuerdos pueden resolverse haciendo referencia a reglas yprincipios cada vez ms generales y abstractos, (muchos) otros desacuer-dos seguirn siendo irresolubles porque, como hecho emprico, incluso alnivel de reglas y principios abstractos, persiste el desacuerdo y este gene-

    ra inevitablemente incoherencias e incompatibilidades (y lleva a un es-cepticismo moral de cierto tipo). Esta lnea de razonamiento es enrealidad caracterstica de un amplio grupo de filsofos polticos (inclu-yendo a Rawls) que, mientras discrepan entre ellos acerca de cunto con-flictos puede o no resolverse de esta manera, todos conciben los

    principios ticos como resultado de un acuerdo o contrato.Aqu es donde reside el error fundamental y donde entra en juego

    la contribucin genuina de Rothbard a la tica. La ticala validez del

    principio de la auto-propiedad y la apropiacin originales demostra-blemente no dependiente ni contingente de acuerdos o contratos; y laafirmacin de universalidad conectada con el libertarianismo de Roth-

    bard no se ve afectada en lo ms mnimo por la circunstancia de que losdiscutidores morales puedan llegar o no siempre a un acuerdo o contrato.La tica es elpresupuesto lgico-praxeolgicoen terminologa kantia-na: die Bedingung der Moeglichkeiten lugar del resultado de acuerdo ocontrato. Los principios de la auto-propiedad y la apropiacin original

    hacen posibles acuerdos y contratosincluyendo ese de no acordar nicontratar. Puesta en marcha y estimulada por la experiencia universal deconflicto, la discusin moral y la argumentacin pueden descubrir, re-construir, explicar y formular lo principios de auto-propiedad y apropia-cin original, pero su validez no depende en modo alguno de si ese es ono el caso, y si es as, de si esas formulaciones encuentran o no asenti-miento universal.

    La contribucin caracterstica de Rothbard a la tradicin de derechonatural es su reconstruccin de los principios de auto-propiedad y apro-

    piacin original como la precondicin praxeolgicaBedingung derMoeglichkeitde la argumentacin, y el reconocimiento que l hizo deque cualquier cosa que tenga que ser presupuesta como vlida para hacer

    posible la argumentacin en primer lugar no puede a su vez ser disputadaargumentativamente sin caer as en una auto-contradiccin prctica.29

    Como explica Rothbard en un pasaje desafortunadamente breve pe-ro importantsimo deLa tica de la Libertad:

    una proposicin se convierte en axioma cuando se puede de-mostrarse que quien la niega la est usando en el mismo cursode la supuesta refutacin. Ahora bien, cualquierpersona que

    participa en cualquier tipo de discusin, incluyendo una sobre

    29Sobre esto, y sobre investigaciones filosficas de mayor alcance sobre la lgica delas pruebas axiomtico-deductivas y el razonamiento en la tica (y la economa) como ladefendida por Rothbard, ver en particular Hoppe,La Economa y la tica de la Propiedad

    Privada (Boston: Kluwer Academic Editores, 1993); tambin N. Stephan Kinsella, Nue-

    vas Direcciones Racionalistas en la Teora Libertaria de los derechos, Journal of Liber-tarian Studies 12, no. 2 (1996).

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    valores, est, por virtud de estar participando, viva y afirmandola vida. Pues si estuviera realmente oponindose a la vida, notendra nada que hacer en esa discusin, de hecho no tendra na-da que hacer siguiendo vivo. Por tanto, el supuesto opositor a la

    vida realmente la est afirmando en el proceso mismo de su dis-cusin, y por tanto la preservacin y prolongacin de la vida deuno toma el rango de axioma incontestable. (pp. 32-33)

    Como implicacin inmediata de esta idea en el estatus de los prin-cipios de auto-propiedad y apropiacin original como axiomas ticos,Rothbard rechazaba como sinsentido todas las ideas de los derechosanimales. Los animales son incapaces de realizar intercambios proposi-cionales con humanos. De hecho, es esta incapacidad lo que los define

    como no racionales y los distingue categricamente de los hombres co-mo animales racionales. Incapaces de comunicarse y sin racionalidad, losanimales son por su propia naturaleza incapaces de reconocer o poseerderechos. Rothbard apuntaba:

    Hay razn en la broma popular de que reconoceremos los de-rechos de los animales cuando los animales los reclamen. Elhecho de que los animales evidentemente no puedan reclamarsus derechos es parte de su naturaleza y parte de la razn por

    la que claramente no sean equivalentes a, y no posean los dere-chos de, los seres humanos. (p. 156).

    En lugar de agentes morales con derechos, los animales son objeto deposible control y apropiacin humana, As Rothbard confirmaba el pro-nunciamiento bblico de que al hombre se le haba dado dominio sobretodas las criaturas vivientes del mar, la tierra y el cielo.

    Como la academia tuvo poco que ver con el xito de Rothbard encrear y dar forma a un movimiento de masas poltico-filosfico en pri-

    mer lugar, sus tardas reacciones mayormente negativas hicieron pocopor cambiar el creciente estatus de Rothbard como filsofo pblico. Porel contrario, el curso de los acontecimientos histricosel espectacularcolapso del gran experimento socialista en la Unin Sovitica y Euro-

    pa Oriental de 1989-91 y la crisis cada vez ms evidente de los estadosoccidentales del bienestarproporcionaba cada vez ms apoyo a las ide-as libertarias fundamentales. Nadie, salvo su maestro Mises, ha dado unamejor explicacin de las ineficiencias econmicas del socialismo y la so-

    cialdemocracia que Rothbard y nadie ha explicado con mayor claridadlos riesgos y perversiones morales creados por el socialismo y la social-democracia. Mientras los acontecimientos en Europa Oriental y la crisiseconmica moral en los estados occidentalesde rentas reales estanca-das o cayendo, enorme deuda pblica, inminente quiebra de los sistemasde seguridad social, desintegracin familiar y social, aumento de la faltade civismo, degeneracin moral y crimeneran una vergenza evidentey un debacle intelectual para el establishment acadmico socialdemcra-

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    ta30, ellos proporcionaban una dramtica confirmacin emprica paraRothbard y su obra terica. En esta situacin, la influencia del libertaria-nismo y Rothbard en particular slo poda aumentar y obtener preemi-nencia. A mediados de la dcada de 1990, el papel de Rothbard como

    spiritus rectorde un movimiento libertario revolucionario constantemen-te creciente y cada vez ms amenazante era reconocido incluso por losgrandes medios de comunicacin de masas.31

    Tampoco el rechazo acadmico produjo ninguna impresin notableen Rothbard o el posterior desarrollo de la teora libertaria.La tica de la

    Libertad fue publicada en un momento bajo en la carrera de Rothbard.Aunque fue uno de los fundadores del Cato Institute, Rothbard haba si-do forzado a salir por el principal financista por ser demasiado extre-

    mista e intransigente. A pesar de estas circunstancias externasdesfavorables y sin ninguna promocin institucional, el libro se estable-ci rpidamente como la obra con mayor autoridad y completa de teoralibertaria. Mucho despus de que el libro dejara de publicarse en EstadosUnidos, fue traducido al francs, el espaol, el italiano y el alemn, ase-gurando as su estatus como clsico duradero de filosofa poltica. Curio-samente, 1982 fue tambin el ao de la fundacin del Instituto Ludwigvon Mises, en el cual l trabaj como jefe acadmico hasta su muerte.

    Junto a su nueva posicin en le Universidad de Nevada en Las Vegas,esos aos resultaran ser los de mayor xito profesional de Rothbard.Despus de la publicacin original de La tica de la Libertad y

    hasta su muerte en 1995, Rothbard estuvo trabajando en una historia co-herente y completa del pensamiento econmico y poltico. Dos grandestomos del inacabado proyecto de tres volmenes se publicaron pstu-mamente, en 1995, bajo los ttulos deHistoria del pensamiento econmi-co32. Basndose en su obra terica previacon la economa austriaca delibre mercado y la filosofa poltica libertaria proporcionado el marcoconceptualRothbard en estos volmenes da una cuenta narrativa arra-sadora de la historia de las ideas econmicas y poltico-filosficas, desdelos antiguos griegos a casi el final del siglo XIX, y de la interaccin delas ideas y la realidad econmica y poltica. La teora austriaca y liberta-ria pura y abstracta est explicada con ejemplos histricos y al mismotiempo se presentaba la historia intelectual y poltica como un temacomprensible sistemticamente, metodolgica y temticamente unificadae integrada. Aqu Rothbard abra una visin panormica de toda la histo-

    30Paul Samuelson, un social-demcrata de izquierda, economista keynesiano ganador

    de premio Nobel, y autor del libro ms vendido a nivel mundial en toda la historia, Eco-noma, haba caracterizado a la Unin Sovitica como un experimento en gran parte nobley exitoso hasta la edicin de 1989!

    31As, siguiendo la revolucin republicana de la derecha en las elecciones para elcongreso en 1994, el Washington Postidentific Rothbard como figura intelectual centraldetrs de ese evento. En lo que fue probablemente su ltima publicacin, Rothbard apro-vech esa oportunidad para denunciar el recin elegido presidente de la Cmara de Repre-

    sentantes Newt Gingrich como un libertario estatista redistribucionista vendido.32(Brookfield, Vt.: Edward Elgar, 1995).

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    ria de la civilizacin occidental, con nuevos puntos de vista y muchasreinterpretaciones y revaloraciones sorprendentes e incluso chocantes. Lahistoria se desarrolla como una lucha permanente entre la verdad y la fal-sedad, y el bien (la justicia) y el malde hroes intelectuales y polticos

    grandes y pequeos y de avances y progresos econmicos y polticos, ascomo de equivocados y malvados, y de errores, perversiones y decaden-ciay los altibajos de la civilizacin de la historia humana se explicabancomo los resultados de ideas verdaderas y falsas y la distribucin y fuer-za de las ideologas en la conciencia pblica. Al complementar la teoraeconmica y poltica con la historia, Rothbard proporcionaba al movi-miento austro-libertario una gran perspectiva histrica, comprensin so-ciolgica y visin estratgica y as profundizaba y ampliaba la acepta-

    cin y la base sociolgica popular del libertarianismo.Sin embargo, aparte de su principal obra sobre la historia del pen-samiento econmico y poltico, Rothbard tambin volva repetidamente ala teora poltica. En reaccin a un creciente movimiento ecologista y sutransformacin en un movimiento anti-humano y pro-animal, Rothbardescribi Ley, derechos de propiedad y contaminacin del aire33, expli-cando con detalle los conceptos de invasin fsica, perjuicio, causa, ries-go, carga de la prueba y responsabilidad. En respuesta al auge del

    nacionalismo y el separatismo ante el colapso del imperio sovitico y elmulticulturalismo y la no discriminacin obligatoria en EEUU, unadcada despus en un artculo titulado Nations by Consent: Decompo-sing the Nation State34, desarroll an ms las respuestas libertarias alas cuestiones de naciones, fronteras, inmigracin, independencia y sece-sin. En el prlogo a la edicin francesa deLa tica de la Libertad, revi-saba sumariamente varias contribuciones actuales a la teora libertariaaparte de la de Nozick, libertarianismos utilitarios y contractuales y mi-narquismos de derechos naturalesy las rechazaba todas como en lti-mo trmino confusas o incoherentes. En el nmero mensual de Free

    Marketpublicado por el Instituto Mises, proporcionaba un anlisis pol-tico y econmico de los acontecimientos actuales, empezando en 1982 ycontinundolo hasta 1995. Adems, en 1989 fund el mensualRothbard-

    Rockwell Report, que sirvi como principal expositor de los comentariospolticos, sociolgicos, culturales y religiosos de Rothbard; contribuycon docenas de artculos en los que aplicaba principios libertarios a todotipo de acontecimientos y experiencias humanas, de la guerra y el castigo

    criminal hasta la apropiacin del espacio areo y las ondas, el chantaje,

    33Cato Journal(primavera de 1982): 55-99.34Journal of Libertarian Studies 11, No. 1 (Otoo, 1994). Artculos polticos acadmi-

    cos adicionales publicados en el ltimo ao de su vida incluyen La Burocracia y la Ad-ministracin Pblica en los Estados Unidos, Journal of Libertarian Studies 11, No. 2(Verano, 1995): 3-75, El Origen del Estado de Redistribucionista en Amrica, Journalof Libertarian Studies 12, No. 2 (Otoo 1996): 193-230; El Igualitarismo y los lites,

    Review of Austrian Economics 8, No. 2: 39-60; El Fin del Socialismo y el Debate Sobreel Clculo Revisado,Review of Austrian Economics 2: 51-76.

    http://mises.org/store/Irrepressible-Rothbard-The-Rothbard-Rockwell-Report-Essays-of-Murray-N-Rothbard-P100C0.aspxhttp://mises.org/store/Irrepressible-Rothbard-The-Rothbard-Rockwell-Report-Essays-of-Murray-N-Rothbard-P100C0.aspxhttp://mises.org/store/Irrepressible-Rothbard-The-Rothbard-Rockwell-Report-Essays-of-Murray-N-Rothbard-P100C0.aspxhttp://mises.org/store/Irrepressible-Rothbard-The-Rothbard-Rockwell-Report-Essays-of-Murray-N-Rothbard-P100C0.aspx
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    la accin afirmativa y la adopcin, etc., y as constantemente mostraba yreiteraba la aplicabilidad universal y versatilidad de la teora libertaria.

    Sin embargo, ninguno de estos escritos posteriores produjo ningncambio sistemtico en La tica de la Libertad, ya sea en principios o

    conclusiones remotas. Se analizaban y destacaban aspectos distintos ynuevos del problema, pero lo esencial ya estaba contenido en su anteriortratado. En clara diferencia con Nozick, Rothbard no cambi de idea enlas cuestiones esenciales. De hecho, mirando hacia atrs toda su carrera,

    puede decirse que desde finales de la dcada de 1950, cuando lleg porprimera vez a lo que luego se convertira en el sistema rothbardiano, has-ta el fin de su vida, Rothbard no vacil en los asuntos esenciales de lateora econmica y poltica. An as, debido a su largo e intenso trabajo

    en historia del pensamiento econmico y poltico, un diferente nfasistemtico se hizo visible en sus ltimos escritos, ms notablemente en losvarios cientos de artculos durante los ltimos aos de su vida. Aparte de

    preocupaciones econmicas y polticas, Rothbard centr cada vez ms suatencin y destac la importancia de la cultura como prerrequisito so-ciolgico del libertarianismo.

    El libertarianismo tal y como se desarrolla en La tica de la Liber-tad era ni ms ni menos una filosofa poltica. Proporcionaba una res-

    puesta a la pregunta de qu acciones son lcitas y por tanto no puedenamenazarse legtimamente con violencia fsica y qu acciones son ilcitaspueden as castigarse. No deca nada respecto de la subsiguiente cuestinde si todas las acciones lcitas deberan ser o no igualmente toleradas otal vez castigadas por medios distintosy por debajo del umbral deuna amenaza de violencia fsica, como la desaprobacin pblica, el os-tracismo, la exclusin y la expulsin.

    A pesar de su mbito explcitamente limitado,La tica de la Liber-

    tad tena un sabor distintivamente antiguo y revelaba al libertarianismocomo una doctrina esencialmente conservadora. El indicador ms evi-dente de esto era el ya sealado nfasis colocado en el castigo comocomplemente necesario de la propiedad. Ms en concreto, Rothbard pre-sentaba una defensa moderna rigurosa del tradicional principio de la pro-

    porcionalidad del castigo que contena la lex talionisojo por ojo, o msbien, como explicara corrigindola, dos ojos por ojo. l rechaz la teorade la disuasin y la rehabilitacin del castigo como incompatibles conlos derechos de propiedad privada y defenda en su lugar la idea de losderechos de las vctimas y de la restitucin (indemnizacin) o retribucincomo esencial para la justicia; l argumentaba en favor instituciones an-tiguas como los trabajos forzados y la servidumbre obligatoria para cri-minales convictos y prisioneros deudores; y sus anlisis de causa yresponsabilidad, carga de prueba y asuncin adecuada de riesgo mostra-

    ban invariablemente un conservadurismo moral bsico y acrrimo de es-tricta responsabilidad individual.

    Sin embargo, a pesar de esto y del conservadurismo cultural duran-

    te toda la vida de Rothbard, desde sus inicios a finales de la dcada de

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    1960 y la fundacin de un partido libertario en 1971, el movimiento li-bertario tuvo un gran atractivo para buena parte de la izquierda contra-cultural que haba florecido entonces en Estados Unidos en oposicin ala guerra en Vietnam. La ilegitimidad del estado y el axioma de la no

    agresin no implicaban que todos tena libertad para elegir su propio es-tilo de vida no agresivo, sin que importara cul fuera?

    Muchos de los ltimos escritos de Rothbard, con su mayor nfasisen asuntos culturales, fueron diseados para corregir esa evolucin y ex-

    plicar el error de la idea de un libertarianismo multi-contracultural de iz-quierdas, del libertarianismo como variante del libertinismo. Era falsotanto emprica como normativamenteque el libertarianismo pudiera odebiera combinarse con el multiculturalismo igualitario. Ambos eran de

    hecho sociolgicamente incompatibles y el libertarianismo poda y debacombinarse exclusivamente con la cultura burguesa tradicional occiden-tal, es decir, el ideal antiguo de una sociedad basada en la familia y

    jerrquicamente estructurada de rdenes de autoridad social voluntaria-mente reconocidos.

    Rothbard no se cansaba de explicar que, empricamente, los liberta-rios de izquierdas no se daban cuenta de que la restauracin de los dere-chos de propiedad privada y de la economa del laissez faire implicaba

    un aumento sbito y drstico en la discriminacin social. La propiedadprivada significa el derecho a excluir. El estado del bienestar social-demcrata moderno ha eliminado gradualmente a los propietarios priva-dos de su derecho a excluir.

    Por el contrario, una sociedad libertaria en la que se restituyeracompletamente el derecho a excluir de los propietarios privados sera

    profundamente desigualitaria. Es verdad que la propiedad privada impli-ca tambin el derecho del propietario a incluir y facilitar el acceso a su

    propiedad y todo propietario privado afronta tambin un incentivoeconmico para incluir (en lugar de excluir) siempre que espere que estoaumente el valor de su propiedad.

    El captulo deLa tica de la Libertadms difcil de aceptar por losconservadores, sobre Nios y derechos, parece tener una perspectivadiferente. En este captulo Rothbard argumentaba a favor del derechoabsoluto [de una madre] a su propio cuerpo y por tanto a realizar unaborto. Rechazaba el argumento del derecho a la vida no basndoseen que el feto no fuera vida (de hecho, desde el momento de la concep-cin, estaba de acuerdo con la postura catlica de que era una vidahumana), sino sobre la base fundamental de que no existe un universalderecho a la vida, sino exclusivamente un universal derecho a viviruna vida independiente y separada (y que un feto, aunque sin duda vidahumana, indudablemente hasta el momento de nacer no es independien-te, sino, biolgicamente hablando, una vida parsita y por tanto no tie-ne ningn derecho frente a la madre). Adems, tras el nacimiento delnio, una madre (y con su consentimiento los padres juntos),

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    tendran la tutela de sus hijos, una propiedad limitada slo por lailegalidad de agredir a sus personas y por su derecho absoluto ahuir o dejar su hogar en cualquier momento. Los padres serancapaces de vender sus derechos de tutela a cualquiera que qui-

    siera comprarlos a cualquier precio mutuamente acordado. (p.104).

    Mientras los hijos no hayan abandonado el hogar, un padre:

    no tiene derecho a agredir a su hijo, pero tampoco el padre de-bera tener una obligacin legal de alimentar, vestir o educar asu hijo, ya que dichas obligaciones conllevaran actos positivosobligados al padre y privara al padre de sus derechos. Por tanto,el padre no puede matar o mutilar a su hijo pero el padre de-

    bera tener el derecho legal a no alimentar a su hijo, a dejarlemorir. (p. 100).

    Para evitar cualquier confusin, en la siguiente frase Rothbard re-cordaba a su lector el mbito estrictamente delineado de su tratado sobrefilosofa poltica y apuntaba que si un padre tiene o no una obligacinmoralen lugar de legal de mantener vivo a su hijo es una cuestin com-pletamente diferente. Sin embargo, a pesar de esta cualificacin explci-ta y la tendencia general deLa tica de la Libertad, estas declaracionesse utilizaron en crculos conservadores en el intento de impedir una infil-tracin y radicalizacin libertaria en el conservadurismo estadounidensecontemporneo. Por supuesto, la teora poltica conservadora era unacontradiccin en sus trminos. El conservadurismo significaba esencial-mente no tener, e incluso rechazar, cualquier teora abstracta y argumen-to lgico riguroso. No es sorprend