La importancia de la libertad de expresión

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CAPITULO I LA IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN No es casualidad que del amplio catálogo de los derechos fundamen- tales establecidos en la Constitución, el derecho a la libertad de expresión, ocupe un papel estelar en la doctrina y jurisprudencia de todos los ordenamientos jurídicos. Tampoco es casualidad que la mayoría de las leyes, reglamentos, casos, sentencias o proyectos nor- mativos referidos a estos temas de libertad de expresión despierten los más feroces y radicales debates en los diversos medios de comunica- ción y en la comunidad en general. A pesar de que a veces se afirme con suelta ligereza que este papel protagónico de la libertad de expresión se debe a la afectación de los intereses económicos de los propietarios de los medios de comunica- ción -lo que no descartamos por completo-, consideramos que la discusión de los asuntos relacionados con este derecho fundamental es un tema de Estado, y a la vez es un asunto que interesa a todos los ciudadanos, pues de ello no sólo depende una de las garantías más elementales del ser humano (libre expresión del pensamiento), sino también la forma de gobierno más aceptada de nuestros tiempos, la democracia. Como tendremos oportunidad de demostrar en el presente Capítulo, existen diversas teorías, no excluyentes entre si, que demuestran la relevancia de este denvho fimdampnf.il para la persona humana v para el Cisterna democrático de gobierno. Por otra parte, existen múltiples organizaciones y normas jurídicas, internas e internaciona- les, que se encuentran destinadas a promorcionar v proteger este derecho constitucional e, incluso, para darle preponderancia frente a otras garantías fundamentales.

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CAPITULO I

LA IMPORTANCIA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

No es casualidad que del amplio catálogo de los derechos fundamen-tales establecidos en la Constitución, el derecho a la libertad deexpresión, ocupe un papel estelar en la doctrina y jurisprudencia detodos los ordenamientos jurídicos. Tampoco es casualidad que lamayoría de las leyes, reglamentos, casos, sentencias o proyectos nor-mativos referidos a estos temas de libertad de expresión despierten losmás feroces y radicales debates en los diversos medios de comunica-ción y en la comunidad en general.

A pesar de que a veces se afirme con suelta ligereza que este papelprotagónico de la libertad de expresión se debe a la afectación de losintereses económicos de los propietarios de los medios de comunica-ción -lo que no descartamos por completo-, consideramos que ladiscusión de los asuntos relacionados con este derecho fundamental esun tema de Estado, y a la vez es un asunto que interesa a todos losciudadanos, pues de ello no sólo depende una de las garantías máselementales del ser humano (libre expresión del pensamiento), sinotambién la forma de gobierno más aceptada de nuestros tiempos, lademocracia.

Como tendremos oportunidad de demostrar en el presente Capítulo,existen diversas teorías, no excluyentes entre si, que demuestran larelevancia de este denvho f imdampnf . i l para la persona humana vpara el Cisterna democrático de gobierno. Por otra parte, existenmúltiples organizaciones y normas jurídicas, internas e internaciona-les, que se encuentran destinadas a promorcionar v proteger estederecho constitucional e, incluso, para darle preponderancia frente aotras garantías fundamentales.

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De seguidas, vamos a pasar revista a i) las principales teorías oargumentos que suelen justificar la defensa y configuración especialdel derecho fundamental a la libertad de expresión; ii) para luegomencionar algunos sistemas, organismos y herramientas especialesdestinadas a potenciar la protección de la libertad de expresión.

1. Diversas teorías que justifican la libertad de expresión comoderecho fundamental

A) La libertad de expresión como derecho inherente a la persona humana

Hay que comenzar por destacar que no puede desconocerse la impor-tancia radical que representa el derecho a la libertad de expresión, elcual ha llegado a ser considerado como uno de los derechos másarraigados a la persona humana, al formar parte indisoluble del libredesenvolvimiento de la personalidad y la libertad de conciencia. Sinánimos de establecer categorías especiales de derechos constituciona-les, no cabe la menor duda que la idea de poder expresar libremente elpensamiento es una de las más importantes conquistas del Estadocontemporáneo, toda vez que responde a una de las principalesnecesidades humanas, de los seres racionales, para conocer los motivosde sus creencias y de sus actos.

Son muchas las teorías que ha identificado la doctrina para determinarqué derechos pueden catalogarse de fundamentales. Desde las teoríasdel derecho divino6, pasando por el derecho natural hasta las teoríaspositivistas, las cuales terminan destacando que "los derechos nopueden ser más que lo que los distintos ordenamientos establecen encada lugar y en cada época"7.

No es este el lugar para revisar estas teorías que pretenden justificar elorigen y fundamento de los derechos constitucionales. A ello se handedicado importantes autores de prestigio, como es el caso deDWORKIN, HART, POSNER, DERSHOW1TZ, GLENDON, PECES-

Así, por ejemplo, en 1873, una decisión de la Suprema Corte de los Estados Unidos, be apoyo en elconcepto divino de! deutho na tura i, para ]ustiíii:ar ía i i fgama dt admisión de una muiei en lo quesería el equivalente a nuestros colegiof. de abogados. Un e! railo se af i rmó quf "Dios había designadoa los sexos para ocupai dik-rentes Dieras de acciones v ¡e pertenece a ios hymbres aplicar y ejecutarolJtrtvho" Sobro esíe te ntde ^

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BARBAS, FERRAJOU, entre otros8; pero al menos permítasenos refe-rirnos a la que nos parece más convincente. Nos referimos a larespuesta que el Profesor DERSHOWITZ le hace al conocido trabajo deDWORKIN, donde aquél se pronuncia por una teoría inductiva paraexplicar el fundamento de los derechos constitucionales, destacandoque de las experiencias, sobre todo de las injusticias sufridas por laspersonas y sociedades en el curso del tiempo, surgen conclusiones quehacen necesario positivizar determinados principios o valores destina-dos a contrarrestar estas injusticias, para luego convertirlos en derechossubjetivos. En definitiva, este autor propone una interesante teoríafundada en el hecho de que los derechos devienen de las experienciaso injusticias sufridas por la humanidad (rights comes from wrongs).

Por ello, como tendremos oportunidad de evidenciar en el presentetrabajo, muchas de las normas y posiciones jurisprudenciales enmateria de libertad de expresión que se han venido consolidando en losdistintos ordenamientos, responden al hecho de que la historia es lamejor evidencia de que la represión de ideas sólo ha generado enormesinjusticias.

Lo cierto del caso es que la necesidad de poder expresar libremente ya viva voz el pensamiento ha sido entendido por las sociedadesmodernas como algo consustancial con la persona humana, inclusohasta como el respirar, comer o procrear. Ello, por entender que se tratade un derecho natural y/o por considerar que han sido muchas lasexperiencias de las distintas civilizaciones que han llevado a darle aesta actividad humana una categoría o importancia especial.

En este sentido, en la jurisprudencia estadounidense puede encontrar-se algunos argumentos dirigidos a resaltar la importancia de la libertadde expresión para la dignidad de la persona humana. Así, el JuezMARSHALL, de la Suprema Corte de los Estados Unidos destacó, enun voto concurrente, que:

La Primera Enmienda no sirve solamente a las necesidades de la organizaciónpolítica sino también a aquellas del espíritu humano, un espíritu que requierede autoexpresión. Tal expresión es una parte integral del desarrollo de bs ideas

De Inampliabibliografín^obrceste apasionado tema de filosofía constitucional, permítasenos al menossugerir la kvtura Jt- PWORK1N, RntulJ "'i'tí^iny Rt^M- \-iiouFlu". Cambridge 1 ijr\ard lV,!\er-,it\« ROÍ ton 1977: (,1.I:MX)N, Mary Ann,""Ri^ifí TM". \'ew York l'ivo Pres?. N> W-H

FTRRATOL1, "Dcrechc? v vnrtmtiaf ¡a ley del muí débil', op. cit; PECES-BAKLiAS, Gregono, ' C..1 .̂-,de Derechos lundiinicntal^. JVunij i^cnaül", Univers idad Carlos I I I V,;d,-j,: y.10?, v í-^hvc toe1 oDFRSHOWITZ, Alian. "S/ifwfiri.p Fire. Civil hberties ¡u a lurbuleni age", Lilfle, Brcnvn and Cnmpany,fWon, 2002.

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y proporciona al sujeto un sentido de la identidad. Suprimir esa expresión esrechazar el deseo humano básico que procura reconocimiento y afrentar ladignidad y valía individual9.

Por su parte, LLAMAZARES CALZADILLA destaca que el funda-mento de la libertad de expresión deriva de otros derechosfundamentales, la dignidad humana y la libertad de conciencia,además de la necesidad de garantizar el pluralismo político. En efecto,esta autora entiende que si la finalidad de la libertad de expresión seconcreta en que el ciudadano pueda formar libremente sus opinionesy participar de modo responsable en los asuntos públicos, requiere deser informado ampliamente de modo que pueda ponderar opinionesdiversas e incluso contrapuestas. Al insistir en el alcance del derechoa la libertad de conciencia o ideológica, esta autora destaca que elderecho a tener una personal y libre cosmovisión lleva consigo elderecho "a comunicar a los demás esa concepción del universo, asícomo el derecho a actuar de acuerdo a esa concepción"10.

Resulta indudable que los derechos a la libertad de conciencia, libertadideológica, libre desenvolvimiento de la personalidad y, en fin, los dere-chos más elementales del hombre, requieren que exista un proceso deformación de ideas y opiniones libre y desinhibido, pues el parecer decada uno de los individuos es el resultado de la información que recibey la forma como la digiere. De allí, que para que exista la posibilidadde garantizar efectivamente la libertad de conciencia y la dignidad delhombre es indispensable que éste pueda obtener el mayor cúmulo deinformación e ideas posible, sin que nadie las escoja por otro.

En suma, muchos expertos han destacado que el fundamento mismode la libertad de expresión descansa en muchos otros derechos ele-mentales del hombre, pues se trata de un requisito elemental para lainteracción del ciudadano en una sociedad.

B) Defensa de los valores democráticos

Pero adicionalmente, la inquietud universal por la defensa de lalibertad de expresión no se justifica únicamente por U consideración

Otado por BIA.VCHI, Enrique Tomás v CUI-LCO, Human Víctor, "E! a la libre exprewnAnálisis iíe fallen nacional^ i/ ru ' r ' í>f /V>vK", Editora Píntenle

10 LLAMAZARES CALZADILLA, M. Cruz, "La libertad de exprima e mformaaon nomo garantía delivlí&o", Cixitab, Madrid, lyyy, pp 4b

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de ésta como un derecho individual fundamental, sino que se haentendido la libre expresión del pensamiento conlleva a una serie deconsecuencias necesarias para otros importantes fines sociales y co-lectivos.

Así, algunas de las teorías que justifican la defensa de la libertad deexpresión buscan su fundamento en la necesidad de proteger elsistema democrático de gobierno, pues la libertad de expresión sirve decontrapeso a los posibles excesos o abusos de poder por parte de losfuncionarios públicos o encargados de las actividades del Estado. Lanecesidad de un debate desinhibido de los asuntos públicos sin lugara dudas que representa el núcleo esencial del derecho fundamental ala Ubre expresión del pensamiento, pues mal podría preservase unsistema democrático de gobierno si no es posible cuestionar, hasta conlas más fervientes calificaciones, las gestiones, condiciones, actitudes,cualidades e intimidades de los representantes del colectivo. De otraforma, estaríamos promocionando el ejercicio autoritario e incontrola-do del poder público.

Uno de los principales promotores de esta teoría de la defensa aultranza y absoluta del debate público de los asuntos políticos fue elprofesor MEIKLEJOHN, quien basaba su teoría, entre otras razones,en la norma constitucional que establece la inmunidad parlamentariade los congresantes para el ejercicio de sus funciones. Al identificar lasrazones que justifican este privilegio, consideraba imprescindible suextensión a todo el debate político, independientemente de quien fuerael exponente11.

En efecto, existe una serie de elementos y normas constitucionalesdestinadas a privilegiar a determinados sujetos, a los fines de garanti-zar que puedan desempeñarse cabalmente en el ejercicio de susfuncione?. Así, la figura de la inmunidad iwlamcntaña busca otorgarle,por ejemplo, al Diputado, un amplio grado de libertad de acción paraevitar que se vea coartado en sus denuncias frente a posibles actos decorrupción o de simple incompetencia en el ejercicio de cargos públi-cos. Para ello, se sacrifica nada más y nada menos que el derecho deigualdad, en beneficio del sistema democrático.

Pues bien, sería simplemente incompatible con estos privilegios, ademásde incoherente con la noción misma de democracia, que no pudiese

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existir una libertad plena en materia de libertad de expresión, sobretodo en la arena política, donde se requiere de una constante, exhaus-tiva y desinhibida supervisión de los encargados de los asuntos públicos.

Además, tal y como lo reflejan la gran mayoría de las Constitucionesmodernas, y sobre todo la Constitución venezolana, la participaciónciudadana en las gestiones de gobierno se ha convertido en una de lasprincipales características de los sistemas de gobierno democráticos.

En efecto, con la Constitución de 1999 se consolidaron una serie decompromisos constitucionales referidos a la participación ciudadana,los cuales ya tenían como antecedente a la Constitución de 1961 ynuestra propia jurisprudencia. Según los términos de la Exposición deMotivos de la Constitución se concibe "la gestión pública como unproceso en el cual se establece una comunicación fluida entre gober-nantes y pueblo, implica modificar la orientación de las relacionesentre el Estado y la sociedad, para devolverle a esta última su legítimoprotagonismo...".

El principio general del sistema participativo se encuentra recogido enel artículo 6 de la Constitución, el cual establece que "El gobierno de laRepública Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que lacomponen es y será siempre democrático, participativo, electivo, des-centralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatosrevocables". Además, otras normas particulares de la Constitución serefieren a la participación ciudadana en distintos ámbitos de la gestiónpública, como por ejemplo: el artículo 55, el cual se refiere a laparticipación en los programas destinado? a la prevención, seguridadciudadana y administración de emergencias; el artículo 62, el cualestablece la obligación del Estado de facilitar la generación de lascondiciones más favorables para la participación del pueblo en lagestión pública; el artículo 66, consagratorio del derecho a que losrepresentantes populares rindan cuentas públicas, transparentes yperiódicas a sus electores; los artículos 63, 64, 67 y 68, los cuales serefieren al derecho al sufragio, a ser elegido, a la asociación política ya la manifestación pública; el artículo 79, el cual se refiere al derechode participación de los jóvenes; artículo 125, referido a la participaciónpolítica de los indígenas; el artículo 143, referente al derecho a lainformación administrativa v al acceso a documentos oficiales; los

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artículos 168 y 173, referidos a la participación ciudadana en el ámbitomunicipal, parroquial y vecinal; el artículo 186, numeral 4°, referentea la competencia de la Asamblea Nacional para organizar v promover

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la participación ciudadana; los artículos 205 y 211, referentes a lainiciativa popular de las leyes y consultas legislativas; el artículo 255,el cual garantiza la participación ciudadana en el proceso de selecciónde los jueces; y los artículos 341, 342, 344, 347 y 348, referentes a lasiniciativas ciudadanas para poner en marcha los procesos de modifi-cación constitucional.

De tal forma que no puede concebirse un sistema democráticoparticipa ti v o, donde el ciudadano no tenga garantizada la libertad deexpresar sus ideas y de cuestionar la gestión de los funcionarios degobierno, sin temor a sufrir represalias de cualquier índole. De allí, quehoy en día la democracia participativa se encuentra estrechamenterelacionada, y hasta depende de la libertad de expresión.

C) El descubrimiento de la verdad

Otra de las teorías que justifican la defensa de la libertad de expresióny su condición de derecho fundamental considera que ésta es esencialpara el descubrimiento de la verdad. Para ello, se utiliza frecuentementela famosa metáfora del Juez HOLMES referida al "mercado de las ideas",en el entendido de que la mejor forma de comprobar una verdad esconfrontándola con el mercado de las ideas, es decir, con la compara-ción de las posiciones adversas.

En una de las más citadas decisiones de la jurisprudencia estadouni-dense, el Juez HOLMES destacó, de la manera más coloquial yprofunda a la vez, lo siguiente:

Pero cuando los hombres han comprendido que el tiempo ha desvirtuadomuchas convicciones profundas puede ser que terminen creyendo -en unaforma aún más fuerte de la que 3o hacen respecto de los funJ.¡montos miamosde su propia conducta- que el fm último deseado es mejor alcan/ado por el libreintercambio de las ideas, que el mejor test de la verdad es el poder que tiene elpensamiento de terminar siendo aceptado en la competición del mercado, v quela verdad es la sola base sobre la cual sus anhelo^ pueden ser conseguido? sinriesgo. De todos modos, ésta es la teoría de nuestra Constitución. Es unexperimento, como todo en la vida es un experimento. Cada año, si no cada día,tenemos que apostar nuestra salvación a alguna profecía basada sobre nuestroconocimiento imperfecto. \fien!ras este experimento sea parte de nuestrosistema, creo que debemos estar siempre vigilantes contra los intentos deimpedir la expresión de las opiniones que aborrecemos1".

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Otro de los precursores de esta teoría fue nada más y nada menos queuno de los más grandes filósofos de la historia, John STUART MILL,quien justificaba la necesidad de evitar la supresión de expresiones oideas con base en los siguientes argumentos: i) La idea suprimidapodría ser la cierta y la opinión aceptada la equivocada. Nadie esinfalible y la historia lo ha demostrado, pues nadie duda hoy día de laperversidad del genocidio nazi, sin embargo, en su momento cualquierdisidencia a esta ideología era considerada como falsa. Nadie tiene laautoridad suficiente para privarle al resto de la humanidad la posibi-lidad de juzgar las ideas, ii) Incluso las verdades deben ser comprobadas.Incluso aquellos que no dudan sobre la veracidad de sus posiciones lesconviene contrastar sus ideas con las críticas, para de esta formaconsolidar la veracidad de sus afirmaciones, iii) Siempre hay algo deverdad en cualquier idea. Nadie puede tener la certeza absoluta deposeer la verdad. Incluso los dogmas más trascendentales de la historiahan sido eficientemente cuestionados y hasta modificados13.

En otra decisión del Tribunal Supremo de Justicia de los Estados Unidosse expone otra vertiente de este fundamento, al entender que la libertadde expresión constituye una especie de válvula de seguridad frente alpeligro de que la tiranía de las mayorías pueda impedir el libre flujo deideas. Así, en ponencia del Juez BRANDÉIS, el Tribunal destacó:

Aquellos que lograron nuestra independencia creyeron...que la discusiónpública es un deber político; y que éste debía ser un principio fundamental delgobierno norteamericano. Reconocieron los riesgos a que se encuentran some-tidas todas !as instituciones humanas. Pero sabían que el orden no podíaasegurarse simplemente mediante el miedo al castigo por su infracción; que esriesgoso desalentar el pensamiento, la esperanza y la imaginación, que el miedoengendra represión; que la represión engendra el odio; que el odio amenaza losgobiernos estables; que la senda de la seguridad reposa en la posibilidad dediscutir libremente supuestos agravios v de proponer soluciones; y que elremedio adecuado para los malos consejos son los buenos consejos. Creyendoen el poder de la razón aplicada a través de la discusión pública, ellos evitaronel silencio por coerción legal, el argumento de la fuerza en su peor forma.Reconociendo la tiranía ocasional de las mayorías gobernantes, enmendaron laConstitución de modo que las iibertddes de palabra v de reunión fuerangarantizadas14 .

Igualmente, ene] fal lo Herrera UHon, dictado por la Corte Interamericanade Derechos Humanos se expuso que:

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110. Con respecto a la segunda dimensión de! derecho a la libertad de expresiónesto es, la social es menester señalar que la libertad de expresión es un mediopara el intercambio de ideas e informaciones entre las personas; comprende suderecho a tratar de comunicar a otras sus puntos de vista, pero implica tambiénel derecho de todos a conocer opiniones, relatos y noticias vertidas por terceros.Para el ciudadano común tiene tanta importancia e! conocimiento de la opiniónajena o de la información de que disponen oíros como el derecho a difundir lapropia15.

En suma, esta justificación atiende al argumento de que ningún serhumano puede asumir el poder suficiente para silenciar las ideas oexpresiones que considera falsas, irrespetuosas, ofensivas o equivoca-das, pues tanta arrogancia escapa de la infalibilidad humana. Losmejores resultados se obtienen con el libre debate de las ideas.

D)La libertad de expresión promueve la tolerancia

Por último, uno de los valores más importantes en la sociedad demo-crática es la tolerancia. Sin tolerancia no se pueden complacer losdiversos gustos de todos los individuos. Si cada quien pretende sacaralgún tipo de información del mercado de las ideas, al final nosquedaríamos sin nada. Basta utilizar un ejemplo bastante pragmático.Pensemos en lo que podría considerarse como indecente. Así si secomplace a iodo el mundo, podría llegarse a considerarse como inde-cente hasta la escultura del David de Miguel Ángel, pues lo que puedeser arte para algunos, podría significar una vulgaridad para otros.

Es claro que existen tantos gustos o creencias como seres humanos. Malpodría limitarse los gustos de pequeños grupos por la simple conside-ración de que un momento determinado una mayoría circunstancialestá de acuerdo con suprimir algunas expresiones. Así, por ejemplo, nopodemos l imi ta r a que los adultos vean simplemente lo que está hechopara niños; como tampoco se puede justificar la supresión de ideas quese consideran irrespetuosas, por el sólo hecho de que no son compar-tidas por un determinado funcionario u órgano. La mavor muestra deintolerancia sería, por ejemplo, considerar una crítica a una decisiónjudicial, a la forma de designación de una Corte o a las posicionesasumidas por un determinado órgano j u d i c i a l , como un irrespeto a lainstitución o los funcionarios que la integran. Con ello se castraría ellibre flujo de las ideas.

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En este sentido, el Juez BLACK, en un voto disidente destacaba, alreferirse al valor social de la tolerancia que "no creo que sea unareiteración excesiva señalar que las libertades de palabra ,prensa...garantizadas por la Primera Enmienda, deben ser extendidasa las ideas que odiamos; de lo contrario, tarde o temprano, serándenegadas a las ideas que amamos"16.

Y es que no hay necesidad de hurgar mucho en la historia paradescubrir los precarios niveles de tolerancia de nuestros ancestros y lasterribles consecuencias que ello ha generado. Para el demócrata de hoyson sencillamente incomprensibles. Utilicemos un par de ejemplos,comenzando con uno de los más grandes pensadores de la historia,SÓCRATES, quien fue procesado y condenado a muerte por suscontemporáneos al considerarlo ateo e inmoral, por negar la existenciade Dios y corromper a la juventud con sus ideas. La misma muestra deintolerancia la encontramos en el Emperador Marco Aurelio, cataloga-do como el más sabio y bondadoso de su tiempo, sin embargo fue elpromotor de una de las más grandes persecuciones de todos lostiempos, nada más y nada menos que frente al cristianismo.

Otra buena muestra de las persecuciones del pensamiento humano laencontramos en un famoso episodio sucedido en Carolina del Norte(Estados Unidos), en el año 1857, cuando Hilton HELPER publicó uncontroversial libro denominado The Impending Crisis of the South: Howto Meet Jtu, el cual se destinaba a crihcar la institución de la esclavitud.Lo grave de ello fue que algunos con coraje, como Daniel WORTH, seatrevieron a circularlo en algunos condados de ese Estado, lo queimplicó una condena de presidio en contra de WORTH, impuesta demanera firme y categórica por la Suprema Corte del Estado deCarolina del Norte, ante el crimen de diseminar ideas que podíangenerar alteraciones entre la comunidad negra, y con ello alteracionesde orden público.

Podríamos seguir utilizando otros tantos ejemplos de intolerancia enel país donde existe la cláusula constitucional más tajante y categóricaen defensa de la libertad de expresión (Estados Unidos), como lasdistintas decisiones de la Suprema Corle de- esc país donde si. admitie

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ron condenas de prisión por la simple distribución de panfletoscomunistas o por el simple cuestionamiento del gobierno, por sumarsea un determinado conflicto bélico; pero ello sería redundar demasiado.

Lo que es incuestionable es que la tentación de la censura y la represiónde ideas siempre han estado en los que ven en el poder una herramientapara imponerse a base de la fuerza (física o psicológica), y no a travésdel convencimiento intelectual.

Incluso, ¿cuántas veces no hemos visto fervientes defensores de lalibertad de expresión comportarse de la manera más intolerantecuanto les toca defender sus posiciones personales, desde algunatribuna o cargo que les permite imponerse sin razón suficiente?¿Cuántos candidatos han proferido severas y acidas críticas a siste-mas, instituciones o funcionarios públicos, para luego, cuando dejande ser candidatos y sen convierten en representantes populares,rechazan cualquier crítica a su gestión con la invocación retórica denormas penales que prohiben la incitación a la violencia o la ofensa oirrespeto de los servidores públicos?

Seamos claros, la gran mayoría de las personas quisiera tener laoportunidad de imponer sus razones así sea a costa de silenciar acualquier disidente, al menos ante ciertos tipos de expresiones. Enefecto, ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a tolerar, por ejemplo,la transmisión en horario estelar televisivo un programa referido a lanecesidad de legalizar el aborto; de acudir o ejercer la desobedienciacivil; o la legalización de las uniones homosexuales y hasta la posibili-dad de que este tipo de parejas pueda adoptar hijos? ¿Cuántosquisieran prevenir o eliminar la sátira irreverente de un sacerdote, deun compañero de partido o de alguno de nuestros hijos?

Probablemente, cada persona tiene una idea, expresión, programa omensaje cuya divulgación quisiera impedir. Si ese fuese el caso, ¿quétanto quedaría en el mercado de lab ideas? Extremistas hay en todoslados, razón por la cual lo que para unos puede parecer obsceno, paraotros puede ser la mejor y más refinada expresión artística. ¿Cuántasidea? destinadas a cuestionar la persecución del cristianismo, la escla-vitud, el centralismo, la discriminación racial y hasta el nacismo, hansido suprimidas con la excusa de la incitación a la violencia o laalteración del orden público? ¿Acaso el futuro no nos mostrará nuevoserrores?

Es por ello, que una de las más sabias moralejas que no^ ha dejado lahistoria consiste, precisamente, en que lo que hoy puede sonar a apo-

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logia del delito, mañana puede convertirse en la norma legal más1

legitima y respetada; lo que hoy puede considerarse como alteración;del orden público, mañana puede considerarse como un derecho;humano esencial e inherente a la persona humana; lo que hoy nos'puede parecer contrario a la moral pública, mañana puede aparecer jen el más conservador manual de buenas costumbres. Recordemos'sencillamente las razones por la cuáles SÓCRATES fue condenado amuerte.

Por tanto, con el devenir de los tiempos se ha identificado a latolerancia como una de las virtudes cívicas más importantes para laevolución de ia sociedad. Con ello se permite que cada quien puedasatisfacer sus gustos, sin más limitaciones que las impuestas por elderecho de los demás, pues la mayoría no puede decidir que es lo quetiene que leer, escuchar o ver el resto de la colectividad, pues el respetode las minorías es una parte esencial de ia democracia. Defender lalibertad de expresión implica promover la tolerancia, lo que es necesa-rio para complacer los derechos e intereses de todos los miembros dela sociedad. La mejor respuesta ante las expresiones equivocadas esmás información adecuada para contrarrestarlas, no la censura.

Como veremos más adelante en este trabajo, la pornografía es un buenejemplo de esta afirmación, pues a quienes les disgusta, suelen tratarde prohibir su divulgación a quienes la disfrutan. Para tratar dejustificar esa restricción se utilizan argumentos como la protección delniño; la moral pública; la salud mental, entre otros, pero sin reparar enla existencia de medidas proporcionales y adecuadas que permitan suutilización sólo para quien desea obtenerla.

En conclusión, existen numerosas razones para justificar la defensa dela libertad de expresión, las cuales, por cierto no son excluyentes, pueseste derecho constitucional se fundamenta en una multiplicidad devalores que incluye "la autoexpresión individual, la comunión social,la participación política, la búsqueda de la verdad y de aquello quepermite hacer opciones informadas, la catarsis social, la afirmaciónsoda] de los derechos de igualdad, dignidad v respeto, y la libertadfrente a lo arbitrario, a la exaltación oficial v a la reei i lar ión quberna-

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mental excesivamente intrusiva"1*.

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De allí, que el celo por la libertad de expresión no sea un asunto deintereses económicos, sino de entender que este derecho fundamentalconstituye uno de los cimientos más sólido de nuestro sistema degobierno, además de que constituye un valor esencial y vital para lapersona humana.

2. Algunos sistemas y organismos especiales de protección y defensadel derecho a la libertad de expresión

Además de la configuración en nuestro ordenamiento jurídico delderecho a la libertad de expresión como un derecho constitucional(artículos 57 y 58 de la Constitución de 1999), lo que sin lugar a dudastrae una serie de implicaciones procesales que buscan garantizar conefectividad y celeridad las violaciones a este derecho fundamental, esimportante destacar algunos sistemas de protección internacional dederechos humanos, donde se ha hecho hincapié en la garantía de lalibertad de expresión, sobre todo con la creación de Relatorías Especia-les para la recepción de denuncias y la elaboración de recomendacionese informes destinados a consolidar esta garantía esencial de la personahumana.

A) El sistema de protección interamericana de derechos humanos

Dentro del sistema internacional de protección de derechos humanosencontramos el sistema regional que rige para el continente americano,el cual tiene su fundamento en la Convención Americana sobreDerechos Humanos y depende de la Organización de Estados Ameri-canos19. Venezuela ratificó la Convención Americana sobre DerechosHumanos el 9 de agosto de 1977 (sin reservas) y reconoció la jurisdic-ción contenciosa de la Corte Interarnericana de Derechos Humanos, el24 de junio de 1981.

Dentro de este sistema existen dos órganos fundamentales para laprotección internacional de derechos humanos: i) la Comisión ínter-americana de Derechos Humanos211, n la cual puede acceder cualquier

14 El sistema interamericano de promodtSnv protección di-derechos fundaméntale;'su inicia tormalmontecon la Declaración Americana de los Derecho1; v Deberé1: del Hombre, aprobada por leí NovenaCon.ftTe.nua luterruiULinai Amerit-diia, celebrada en Bogotá. Coiumnia, t'n 19-iS, on donde v creoformalmente la Organización de los Estados Americanos, (OtA),

20 Con =enr en la ciudad Jt \V, í^hin¿t i>! i . HV,,.id< •• I.'r.idos.