La juventud del morral y la canción. Mario Tecglen

download La juventud del morral y la canción. Mario Tecglen

of 217

description

Partitura de Montañas Nevadas ........................................................................... 3Prólogo ................................................................................................................. 7Entorno histórico de 1939 ..................................................................................... 16El final de la guerra en Madrid .......................................................................... 18La dura posguerra. La O.J................................................................................. 22Flechas alpinos, Montañeros y Centurias ............................................................. 28Entorno histórico de 1940 ..................................................................................... 30La dura posguerra. La vida diaria. Mi alistamiento en losMontañeros........................................................................................................ 32Morral y Canción, con libro de misa ...................................................................... 36Roberto Cuñat y Joaquín Villegas ........................................................................ 38Los maestros Peñalaros........................................................................................ 40El Padre Candela .................................................................................................. 44Soneto a los viejos Montañeros Juveniles ............................................................ 46Entorno histórico de 1941 .................................................................................... 50La División Azul.................................................................................................. 52Los Albergues de Invierno en RuizSenén ............................................................ 58Anecdotario: La Coneja y las manzanas ............................................................... 64Entorno histórico de 1942 ..................................................................................... 66"La Codorniz" .................................................................................................... 67El Campamento de la Peñota ............................................................................... 68Carta del P. Zabala ............................................................................................... 72La expedición al Valle de Aosta ........................................................................... 74El Centenerio de la Ia ascensión al Aneto por montañeros delF. deJ..................................................................................................................... 78Entorno histórico de 1943 ..................................................................................... 80Posselok y Krasny-Bor ....................................................................................... 81Las Centurias Juveniles madrileñas...................................................................... 82Los Campamentos Volantes ................................................................................. 88Anecdotario: Los trenes de la sierra ..................................................................... 92Entorno histórico de 1944 ..................................................................................... 94El intento de invasión comunista por los Pirineos ............................................ 95El Campamento Volante "Sancho el Fuerte"......................................................... 96Partitura "Cubre tu pecho" ..................................................................................... 99Anecdotario: La bota malaya .................................................................................102214

Transcript of La juventud del morral y la canción. Mario Tecglen

1

1939/1950La juventud del morral y la cancinMONTAEROS, CAMPAMENTOS, ESCALADAS, PEREGRINACIONES UNIVERSITARIAS

PRLOGO DE

CSAR PREZ DE TUDELA

CON DATOS, DIBUJOS Y FOTOGRAFAS APORTADOS POR:

CARRERO FLORENTINO DIEZ DE LEN EDUARDO FERRER MARIANO FERRER JORGE HERRAIZ ISMAEL

HERREROS ENRIQUE JORDANA JORGE LORENTE JOS M. LLRENTE ANTONIO MACEDO ROBERTO

MAMPASO MANUEL MNDEZ FLIX RIVAS VCTOR SOL BALDOMERO UTRERA JOS

Y LAS COLABORACIONES ESPECIALES DE:JOS MARA GARCA DE VIEDMA - JESS LPEZ CANCIO-GONTRN POVEDA EMILIO PRADILLO Y VICENTE DE LUCAS LINACEBO

I

2

3

MONTAAS NEVADAS

LA MIRADA CLARA Y LEJOS Y LA FRENTE LEVANTADA VOY POR RUTAS IMPERIALES CAMINANDO HACIA DIOS QUIERO LEVANTAR MI PATRIA UN INMENSO AFN ME EMPUJA POESA QUE PROMETE EXIGENCIA DE MI HONOR

MONTAAS NEVADAS BANDERAS AL VIENTO EL ALMA TRANQUILA YO SABR VENCER AL CIELO SE ALZAN LAS FIRMES PROMESAS, HASTA LAS ESTRELLAS, QUE ENCIENDEN MI FE

4

5

Todos estos relatos, canciones, dibujos y viejas fotografas, slo pretenden reflejar el espritu de aquella juventud del morral y la cancin.

6

7

A MODO DE PRLOGO Por Csar Prez de TudelaAbogado del Ilustre Colegio de Madrid Doctor en Ciencias de la Informacin Explorador Alpino

8

"Yo no s si la Historia juzga con equidad los acontecimientos que tuvieron lugar en el pasado. Supongo que no. Creo que es sabio desconfiar de la rigurosidad en las investigaciones que han tenido lugar a lo largo de los siglos. Siempre se ha dicho que es necesario dejar pasar muchos decenios, para que las realidades cobren su verdadera dimensin, libres de prejuicios y temores, dejando tiempo suficiente para que los intereses y las tendencias humanas posen sus pasiones. Pero no es menos cierto que los investigadores necesitan fuentes en las que constatar hechos y lograr datos. Y en muchos hondos aconteceres, los testimonios resultan absolutamente parciales o manifiestamente escasos, y hasta inexistentes. Esto parece haber ocurrido tras la ltima guerra mundial en multitud de hechos de gran trascendencia humana, social y poltica. De la inmediata historia pasada no se han escrito, hasta la fecha, juicios serenos que busquen con afn la objetividad de lo vivido. Casi nadie quiere saber nada de estos aos. No resulta cmodo ir en contra de la opinin dominante. Escasos son los que estudian el perodo histrico de los aos cuarenta, cincuenta y sesenta tratando de ser justos, y son muchos los que prefieren olvidarlos, casi negando que formaron parte de la vida de aquellos aos. Se han silenciado datos y verdades. Las verdades pasan a ser solamente palabras que se pueden creer. Por ello me parece muy oportuna la promocin de mi extraordinario compaero de montaas, Mario Tecglen: Una recopilacin de testimonios sobre lo que fue el Frente de Juventudes, en el cual, de una u otra forma, estuvieron activamente presentes un elevado porcentaje de los jvenes espaoles que entonces reclamaban un papel de participacin.

9

Pero curiosamente, de aqul inmenso nmero de espaoles que llenaron los Campamentos Juveniles, participaron en las alegres marchas por la geografa de Espaa acudiendo en singulares formaciones con la cancin siempre en los labios como primera presentacin, muy poco se ha escrito salvo lo que se public profusamente en la llamada "Prensa del Movimiento", o se recogi en el "Nodo"; o ms especialmente en la revista "Juventud" para situar con mayor justeza aquellos aos difciles, en los que la ilusin y la voluntad forjaron la resignacin y el coraje que compensaban ampliamente la falta de comodidad, los escasos medios materiales y la baja calidad de vida. Por mi cronologa soy de aquellos espaoles que pueden ser considerados pertenecientes al epgrafe genrico de "Nios de la Posguerra", pues nac un ao despus del fin de la Guerra Civil y en los comienzos de la Guerra Mundial. El Frente de Juventudes llenaba la actividad de Espaa en lo que concerna a los deportes, y a las actividades recreativas y artsticas con mayor o menor calidad. Naturalmente todo bajo el control del Rgimen Franquista. Contra el Frente de Juventudes no se poda estar. O se estaba dentro o fuera. Legitimado, subvencionado y mantenido por el Estado, sus diversas ramificaciones alcanzaban todos los rincones de Espaa. Sin duda, existieron algunos miles de espaoles jvenes que pudieron situarse al margen de sus actividades, aunque, de una u otra forma, la mayora de los espaoles tuvieron vinculacin con l. Mi edad, demasiado juvenil entonces, slo me permiti vivir la peripecia vital emprendiendo la andadura de la Espaa rural, despertando mi conciencia a la solidaridad, al empeo, al compromiso, a la alegra de las canciones; inicindome en el camino de las montaas que promovan sueos sobre lejanas expediciones entonces imposibles a las altas montaas de la Tierra, que muchos aos despus podra alcanzar. Deba tener doce o trece aos cuando me qued mirando casi con admiracin a un muchacho que llevaba un morral del que sobresala un rollo de

10

cuerda; vesta como los montaeros, pero con un cierto toque de milicia: una camisa azul desteida por el sol. Me sent atrado por las formaciones de muchachos desfilando ordenadamente como si fueran soldados, siempre cantando ante la expectacin colectiva. Por los domingos de marcha a la naturaleza, recorriendo caminos, comiendo con la frugalidad que la escasez de aquellos aos impona. Y al final de la tarde, en la poblacin ms prxima, improvisar un "Fuego de Campamento", haciendo un crculo alrededor de una hoguera, junto a la que se sucedan actuaciones humorsticas, artsticas o folklricas, con mayor o menor gracia e ingenio; para terminar a la cada del da arriando la bandera y rezando por los cados, sin que nadie especificara si stos se referan a uno u otro lado de la dramtica guerra. La enorme organizacin del Frente de Juventudes estaba inspirada por la Falange, quizs era la misma Falange heredada de aquella asociacin poltica y revolucionaria, creada por un personaje Jos Antonio que el viejo rgimen elev a mito y que fue in singular joven estudioso y brillante, dominado por la fiebre del ideal poltico. La camisa azul, las cinco flechas, los leones rampantes, el cisne blanco con el ajedrez rojo y negro, los orgullosos guiones de las centurias... Los dibujos elegantes de Tejada... No pude resistir la tentacin. Deso los consejos de mi padre, que nos hablaba, a mis hermanos y a m, de los "horrores de la guerra" y de lo inconveniente que poda ser tomar partido. Yo no tom partido alguno. Simplemente me decid a vivir en compaa de aquellos cientos de miles de jvenes que marchaban contentos, cantando por Espaa, y en donde conoc a gentes de gran dignidad, cuyas ideas, curiosamente, no se identificaban siempre, en lo socio-poltico, con la marcha evolutiva de la Especial Dictadura Franquista. Fue una "locura" de la que siempre me felicit. Me pareci que deba formar parte de aquellas formaciones activas e inquietas de escuadristas que reclamaban insistentemente la mayora sin saber lo que significaba la Revolucin NacionalSindicalista pendiente, gritando Arriba Espaa, llenando el aire de consignas ingenuas que se referan al Imperio que hoy muy bien pudieran haber-

11

se referido al Imperio Espiritual y Cultural de La Hispanidad Por el Imperio hacia Dios-Nuestro est al aire libre..., Disciplina..., Servicio..., Esfuerzo... Jos Antonio estaba siempre presente, en las mismas, en los campamentos, en las canciones, marchando como un dios muerto, sobre un lucero en permanente posicin de firmes. El Frente de Juventudes ayud a cientos de miles, quizs millones de espaoles, a soportar aquellos duros aos del Estado Franquista, inundando de mltiples y sanas actividades la viciada y sencilla sociedad espaola, aislada del resto del mundo, y haciendo que las montaas fueran el teln de fondo de todo aquel escenario, "Juventud que a las montaas quisiste llegar..." "Centurias Juveniles portadoras del trabajo y de la paz..." "Obreros estudiantes de la Nueva Espaa..." "Al despertar al son de la esperanza..." En sus cuadros de mandos, entusiastas y comprometidos con la gran obra, todos eran camaradas que acogan sin ningn tipo de reserva a cualquier joven, sin indagar en su procedencia familiar o antecedentes polticos. Fue una organizacin digna y limpia en una poca gris, en la que los nicos colores que se distinguan sobre la mediocridad dominante, eran el rojo y negro de sus gallardetes, y las ciudades blancas de lona que se repartan ordenadas e impecables por la geografa natural de Espaa. Es injusto que nadie o muy pocos as lo hayan reconocido. No fue un "ejrcito juvenil" de nios y muchachos que queran ser soldados sin carrera. El Frente de Juventudes fue una institucin que encuadr a gentes de las ms diversas procedencias sociales, realizando una extraordinaria labor de acercamiento entre las lejanas campias espaolas y los grandes ncles de poblacin; enseando oficinas, despertando vocaciones, practicando deportes y, sobre todo, forjando una "psicologa de la fortaleza": inasequibles al desaliento... en centros de enseanza rural, universidades laborales..., aprendices..., campeonatos deportivos...; todo bajo un riguroso monopolio, dentro del cual curiosamente se poda discrepar, y en el que, por milagro de la convivencia, se encuadraban posturas ms que ideologas de izquierdas y

12

de derechas entremezcladas tradicionalismo espaol,

con

las

tendencias

conservadoras

del

Aprendices, obreros, estudiantes, labradores, militares como Prez Vieta y Joaqun guila; curas con sotana y camisa azul que nos mantenan en el Temor de Dios entre ellos el padre Llanos, ejemplar comunista poetas como Juan Van Halen, jvenes que perseguan la justicia social como Gabriel Cisneros o Jos Meli Pericas, etc. Nadie puede discutir que los emblemas, las canciones, la disciplina, el espritu de milicia, que vertebraban aquella extensa e inmensa organizacin, estaban inspirados en los ambientes de moda que aquellos aos imponan, aunque las potencias del Eje hubieran sido ya derrotadas y aniquiladas, El Frente de Juventudes continu imparable su labor, incluso separndose, a veces lentamente, del Rgimen Franquista, llegando a ser en muchos casos abiertamente contestatario, e incluso subversivo, contra la estrecha y lineal legalidad imperante. Banderines, camisas azules, gritos marciales; y siempre un horizonte, tras el cual se distinguan las estrellas a las que aquellos jvenes, entusiastas de la vida abierta, tendan una y otra vez, por los caminos encrespados de unos aos llenos de espinas, pero tambin de ilusiones y esperanzas. Una notable ingenuidad se apreciaba en los viejos himnos, aquellas marchas acordes, que resonaban por los paseos las tardes de domingo en todas las ciudades y pueblos de Espaa. Eran los flechas o cadetes que regresaban de acampar, tras varias jornadas repoblando Espaa de pinos, o enseando a caminar a los ciegos por el Guadarrama, como los del Campamento Santa Mara del Buen Aire del Escorial. Entusiastas e ingenuos jvenes que creyeron en la nueva Espaa, por encima de la divisin geogrfica y del enfrentamiento de clases, y que cantaban la leccin aprendida. El Frente de Juventudes que supo ser elegante con las madres los ramos de flores del Da de la Madre, que fue siempre respetuoso con la sociedad a la que sirvi, pudo pecar, quiz, de arrogancia cantando con excesiva profusin, aunque sin odio, a la Paz y a la Victoria. Aquellas canciones y aquellas banderas de los desfiles, pudieron haber llevado la provocacin

13

a esos cientos de miles de espaoles que se mantenan vencidos y humillados. Detrs y entre ellos estaban personajes como Tovar, Lan, Dionisio Ridruejo, Camilo Jos Cela escribiendo en la revista "Centurias" o Franciso Umbral, y Cndido en "Juventud", y tantos hombres ilustres de variados ambientes de la Espaa actual. De ellos, ninguno, o muy pocos, han mencionado aquella organizacin que, sin duda, se mereca un lugar destacado en el recuerdo pblico. El Frente de Juventudes, las Falanges Juveniles, fueron disueltas y sustituidas por la Organizacin Juvenil Espaola la O.J.E. un diseo difcil de superar en una asociacin juvenil, que plante cuidadosamente la educacin del joven, la idea del servicio a la sociedad y el aire libre, al margen de postura poltica alguna y slo inspirada en el reconocimiento de Espaa y en el concepto de patria. Los millones de espaoles que durante tantos aos unos sucedindose a otros por imperativos de la cronologa fueron escuadristas, pobladores de los flamantes campamentos, protagonistas de peregrinaciones a Santiago o a Roma, y de centenares de Campamentos Volantes; autores de repoblaciones forestales; ejecutores de solidaridad social; programadores de miles de trofeos deportivos..., se disolvieron silenciosos, sin constancia pblica de su presencia social. Las "Montaas Nevadas" de Espaa se vieron durante algunos aos despobladas de colectivos juveniles. "El alma tranquila yo sabr vencer..." Es posible que esos mismos camaradas juveniles, integrados o no en los partidos polticos, pudieran haber reaparecido, quince, veinte o treinta aos despus, cuando las circunstancias de la vida poltica espaola reclamaron de nuevo el servicio a la patria; ahora con la Transicin Poltica a la democracia y a la normalidad, conducida valientemente por Adolfo Surez, con la gallarda y nobleza que el Frente de Juventudes inculc a Espaa.

14

1939-1940LA POSGUERRA INMEDIATA LOS FLECHAS ALPINOSSU FUNDACIN

SUS MAESTROS

15

1939ESPAA, 5 de febrero Tras la cada de Barcelona, el Presidente de la Repblica, Manuel Azaa huye a Pars y se instala en la Embajada de Espaa. EUROPA, 27 de febrero Francia y Gran Bretaa reconocen al gobierno de Burgos del general Franco. En las embajadas espaolas de Pars y Londres se izan las banderas bicolores en sustitucin de las republi canas. MADRID, 28 de marzo Las tropas nacionales entran en la capital de Espaa. BURGOS, 1 de abril Concluye la Guerra Civil. AEROD. DE GRIN, 4 abril Muere en accidente de aviacin el as de la aviacin nacional Comandante Garca Morato. MADRID, 4 de septiembre Espaa se declara neutral ante la explosin de la Segunda Guerra Mundial. MADRID, 28 de octubre Se publica el Reglamento de la ONCE (Organizacin Nacional de Ciegos) , fundada en Burgos en 1938. Comienza la venta de cupones, que proporcionar a los invidentes una ocupacin y un salario dignos. ALICANTE, 20 de noviembre Se trasladan a hombros hasta El Escorial los restos mortales de Jos Antonio Primo de Rivera.

16

DESTAPANDO LA CIBELES

17

EL FINAL DE LA GUERRA EN MADRIDEran dos amigos: Emilio y Rafael, que vivan en la calle de Leganitos de Madrid (muy cerca de la Plaza de Espaa). Se conocieron en 1931, y a partir de entonces presenciaron los quemas de conventos y las continuas manifestaciones, carrereas y algarabas que acabaron, como todos sabemos, a tiro limpio en Julio del 36. La guerra en Madrid, terrible: todo o casi todo se desarrollaba cerca de sus casas: el Cuartel de Conde Duque, los conventos de Princesa, el Cuartel de la Montaa, la Crcel Modelo, etc., y all sufrieron, hambre, miedo, obuses, bombas y un largo etc., hasta el 27 de marzo de 1939, vspera de la liberacin de Madrid, que nuestros amigos con 12 13 aos lo vivieron as: Segismundo Casado, viejo coronel republicano, se ha sublevado contra el gobierno rojo de Negrn. Las guarniciones comunistas de los fortines de la Plaza de Espaa, han sido aniquiladas por las tropas de Casado; los cadveres quedan tendidos en la calle; es un horrible espectculo del que son testigos. Los soldados desertan de sus posiciones y vienen de Carabanchel con cara de derrota; para nuestros amigos es la evidencia de la liberacin tanto tiempo esperada. Por la calle de Bailen, por la Cuesta de la Vega, por la Cuesta de San Vicente, el mismo panorama de derrota total; se acerca el fin de la pesadilla, Las calles estn salpicadas de armas abandonadas. El da 28, un poco antes de amanecer, salen haca la Plaza de Espaa; en la lanza de Don Quijote hay prendido un trapo blanco: es la seal de la rendicin. Nadie junto al can. Suben por Ferraz: todo son cascotes y ruinas; bajan por Marqus de Urquijo y llegan a Rosales; casi tres aos que no haban podido llegar tan lejos: el Kiosco de la Msica est en ruinas; toda la ladera de Rosales hacia las ermitas de San Antonio es un entramado de trincheras y alambradas. NO HAY NADIE..., corren, saltan entre granadas y bombas, no son conscientes del peligro que corren. Llegan a la "Bombilla"; de repente un miedo tremendo les paraliza: es el silencio; la sensacin de estar en tierra de nadie. No se oye el menor ruido: no saben qu hacer; estn entre ruinas, trincheras y alambradas. Intuyen que LOS NACIONALES tienen que estar cerca; caminan despacio para que les vean; van paso

18

19

a paso..., casi no se pueden mover; es la emocin y un miedo tremendo..., paralizante: Silencio..., silencio de muerte. De pronto algo se mueve; de las ruinas de unas naves salen sigilosos y apuntndoles con pistola y fusil, un alfrez y un soldado de "regulares"; les hacen seas de que se acerquen y van despacio hacia ellos... De repente salen corriendo y ambos abrazan al oficial. Es la liberacin, han alcanzado la zona Nacional! Lloran, ren?..., cualquiera sabe. Qu hacis aqu, muchachos? Cmo habis llegado? Os dais cuenta del peligro que habis corrido? NO HAY NADIE, contestan han huido..., han huido; Podis entrar en Madrid! Lloran, ren... "Venid con nosotros, dice el oficial, seguir nuestras pisadas que hay minas; tened cuidado. Siguen en silencio al oficial, protegidos por el soldado y se acercan a las ruinas del Puente de los Franceses; bajo sus arcadas hay una posicin de sacos terreros y por su tronera aparece la boca de una ametralladora que les apunta; les retiran un trozo de alambrada y por un paso estrecho enfilan una senda marcada con pequeas estaquillas que marcan el lmite de un campo de minas. Sigue el silencio, nadie habla. Ya casi es da completo, no ven el sol pero se presiente. Emocionados y temblando llegan a las tapias de la Casa de Campo, estn prcticamente derruidas, pero hacia el lado interior est todo lleno de refugios, cuevas y chabolas pegadas al terreno. El oficial retira unas arpilleras que cubren la entrada a un pequeo refugio; pide permiso y les hace entrar. Estamos en un puesto de mando donde estn un jefe y varios oficiales; observamos con jbilo las estrellas de seis y ocho puntas, las que lucieron "durante siglos en los uniformes espaoles. Les preguntan sus nombres; por dnde y cmo han podido cruzar las lneas rojas. Contestan emocionados y repiten que no hay nadie; que las posiciones rojas han sido abandonadas; que hay bandera blanca en la Plaza de Espaa; que no quieren ir hacia la retaguardia, sino que quieren entrar en Madrid con ELLOS. Se sonren, les dan unas onzas de chocolate y unos pltanos; haca aos que no los coman. YA ES DE DA, LUCE EL SOL. Por donde vinieron llegan gentes procedentes de Madrid, han debido recorrer su propio camino; algunos traen banderas nacionales, otros la roja y negra de la falange; se ven camisas azules y boinas rojas. Abrazos, emocin, gestos descompuestos sealando hacia Madrid. Se olvidan de nuestros amigos y ellos se mezclan con los que van llegando; algunos vienen armados. La afluencia empieza a ser masiva; los soldados no se mueven de sus posiciones y continan silenciosos con las armas dis-

20

puestas para hacer fuego. Sigue llegando gente: A Madrid! A Madrid! todos dicen y gritan lo mismo Viva Espaa! Arriba Espaa! Va transcurriendo la maana; los soldados de los primeros puestos continan impasibles; slo atrs empiezan a reunirse unidades. Estn tranquilos, serenos, la gente les rodea. De pronto: rdenes de marcha, debe ya ser medioda; es difcil progresar hacia Madrid; las unidades formadas y al paso de maniobra, van rodeadas de paisanos alegres, gritones, exaltados; se oye el "Cara al Sol" que todos coreamos brazo en alto. Entran en Madrid por el Parque del Oeste; el Paseo de Moret es toda una trinchera cubierta de hormign. Calle de la Princesa; llegamos a la Plaza de Espaa pasando por delante de nuestras casas; el espectculo es emocionante; de ventanas y balcones y entre los boquetes de los impactos de artillera, flamean las banderas nacionales. Repican las campanas en seal de alegra. Alguien arranca de la esquina de la Gran Va el cartel vergonzante de "Avda. de Rusia". "Somos libres."

21

LA DURA POSGUERRA La O.J. y mi primer Campamento

El verano de 1939 se nos ech encima; los acontecimientos continuos, propios del final de la contienda, hacan que pasara el tiempo como un soplo. Junto a mi familia, viajamos a Madrid, desde Valencia, en uno de los trenes de mercancas que el gobierno dispuso para el reasentamiento de la gran masa de poblacin que haba sido evacuada a Levante desde las zonas de guerra. Los vagones se ocupaban, hasta colmatarlos, por familias enteras que se trasladaban con todas sus pertenencias. En el que nos toc a nosotros, viajaban entremezclados personas, colchones y muebles; y hasta una seora enferma metida en su cama. Dos largos das de calor y sed pasamos en aquel srdido habitculo hasta llegar a Madrid. Mi destartalada casa de la Plaza Mayor, que durante la guerra haba idealizado, me pareci una autntica cochambre: los anteriores ocupantes, gente del campo, haban tenido animales dentro de la casa y hasta la ltima silla ostentaba con insistencia su orgnica presencia. Sobre un cuadro del Sagrado Corazn que tena mi madre, luca un retrato del lder anarquista Buenaventura Durruti. Los pasillos kilomtricos de la casa, y los techos de cuatro metros de altura me resultaban ilgicos e improcedentes. Slo brillaban sus siete balcones corridos a la Plaza Mayor. El panorama sobre el rincn de la calle de Ciudad Rodrigo era, y pienso que sigue siendo, un constante festejo: Desde ellos se escuchaba a los ciegos cantar sus romances y sus tangos tremendos acompaados por su acorden; y se podan seguir los relatos terribles de la vieja enlutada que, con voz potente y hombruna, explicaba con un puntero, sobre unas ingenuas vietas, el Crimen de Cuenca.

22

23

Aunque quiz lo ms dramtico y espectacular fueran las batallas diarias para conseguir tomar aquellos tranvas, con sus largas colas, ms o menos reguladas por un guardia de la porra que tena que impedir a porrazos que se colaran los listos; lo que consegua slo a medias, pues stos se colocaban frente a los laterales, y los tomaban al asalto cuando empezaba a rodar, colgndose de las ventanillas o subidos de pie sore los topes... No haba ms que asomarse al balcn: el espectculo estaba asegurado. Al poco de llegar, me present en el cuartel de la O.J., que estaba en la calle Mayor, justo en lo que haba sido la sede de Izquierda Republicana; el partido que lideraba Manuel Azaa. All conoc a Pepe Maci, mi primer Jefe de Centuria hoy fallecido, que despus sera uno de los amigos ms entraables que he tenido en mi vida. Algn tiempo despus de estar machacando instruccin militar, se nos ofreci salir de campamento; con el hambre que pasaba, la cosa no ofreca duda, y me alist. Haba que proveerse de un pequeo equipo con mudas y cosas de aseo; una manta, pantaln corto negro, camisa azul y boina roja el pique con los requets era tremendo y a la boina roja, que era su smbolo, se le llamaba invariablemente "el tomate", y se capaba; o sea a todas ellas, sin excepcin, se les cortaba el rabito. Sal pues de esa forma hacia la Costa Brava, dejando a mi familia comiendo de Auxilio Social y con mi padre enfermo y desesperado; los que entraron dominando el cotarro de la Sociedad de Autores, no le reponan en su alto cargo porque se lo haban dado a un gallego ms joven, a pesar de su devocin por Franco. Hoy dara cualquier cosa por ver el aspecto de aquel pobre pelirrojo (yo lo era, y con rabia) vestido de flecha, con su macuto, su manta en bandolera y su importante bagaje de hambre acumulada. Llegamos a Estartit en el Golfo de Rosas, al pie del Pirineo, con montaas hasta la misma playa y nos aposentaron en un chalet, frente a las Islas Medas. A m, en el reparto, me toc dormir en una gran terraza al aire libre. De aquellas noches esperando el sueo, tendido bajo la luna, me queda grabada en la memoria la sombra, casi fantasmal, de las montaas pirenaicas, la infinita gran-

24

25

deza del cielo estrellado con su silencio vibrante, y el resplandor intermitente y sistemtico del vecino faro giratorio de las Islas Medas, que cada poco nos iluminaba. Desorganizacin, poca disciplina, y comida mala y escasa, eran las notas predominantes de aquel Campamento, al que adems haba que aadir el riesgo que entraaban las incursiones de los emboscados de las montaas, que de vez en cuando bajaban a nuestro cuartel y nos quitaban alguna manta, adems de pintar sobre las paredes letreros subversivos. Es justo reconocer que, aunque pudieron hacernos dao, slo hubo que anotar, adems de los tremendos sustos, las tres o cuatro mantas que se llevaron, y la travesura de los rtulos de U.H.P. (Unin de Hermanos Proletarios) y Viva Rusia que dejaron con pintura verde sobre la fachada. Quiz por aquella falta de seguridad, nos trasladaron al poco tiempo a la playa de Sagar, y nos acomodaron (por decir algo) en un hotel turstico que haba sido de lujo; la comida era suficiente y cuartelera casi todos los das empedrado, o sea: judas con arroz y, eso s, durmiendo, como siempre, en el santo suelo. Haba ms disciplina, y todo l denotaba cierta organizacin. Compartamos el Campamento con cadetes de la OJ. de Barcelona, y sus centurias eran un ejemplo de comportamiento, lo mismo en las formaciones que en las canciones o en la playa. An recuerdo, y puede que sigan vivos, el nombre de sus lderes: uno de ellos era un tipo muy alto, rubiajo y algo encorvado que se llamaba Catari-neu; su centuria era un ejemplo constante de firmeza, disciplina y talante militar. Otro, quiz menos relevante, se llamaba Camomala, y era en su aspecto justo locontrario: muy moreno, gordo y grande. Esas dos centurias catalanas, creo que constituyen el nico recuerdo grato que conservo de aquella convivencia. Por otro lado, el lugar era, y creo que seguir siendo, un perfecto paraso natural: playa esplndida y larga entre mecizos rocosos; pequeas calas prximas de verdadero ensueo aunque hubiera que estar muy atento para no pisar

26

los erizos, y unos chalets de la gente gorda de Barcelona, que daba gloria verlos. La verdad es que yo nunca haba contemplado hasta entonces nada tan hermoso. Aunque la disciplina funcionaba mejor, el capelln nos sermoneaba, puede que demasiado y, en una de sus plticas diarias, le lanzaron desde las filas una perra gorda de aquellas sonoras de cobre, para que se callara. Aunque se arm un buen revuelo, nunca se encontr al lanzador. Este triste incidente era impensable en cualquier Campamento posterior del F. de J., en los que el respeto, sobre todo a la religin y al pater, era total. Todava no s por qu, pero s tengo clarsimo en la memoria que, aunque en mi casa me esperaban de nuevo el hambre y las dificultades, estaba deseando volver; as que una invitacin postrera a pasar unos das en Villanueva y Geltr me cayeron como un tiro. Debieron ser slo cuatro o cinco das en un cha-letn grandote y antiguo pegado a la costa, que casi no recuerdo, y desde all nos volvimos todos a Madrid, despus de veintisis das fuera de casa. Es curioso que no recuerde los nombres de mis compaeros. No acierto a saber por qu ninguno de ellos era de Madrid; todos de la provincia. Recuerdo a uno, rubio y gordito, de Getafe y a otro delgaducho de Villarejo de Slvanos. Fue mi primer campamento. Nada que ver! en estilo, en comportamiento, en ambiente y en alimentos con los del Frente de Juventudes que le sucedieron y de los que fui asiduo. De este Primer Campamento slo guardo de l un mal recuerdo, y un sentimiento de tristeza; quiz, en buena medida, achacable a la extrema dureza de aquellos das de la posguerra.

27

FLECHAS ALPINOS, MONTAEROS Y CENTURIAS

Un los das inmediatos al final de la contienda civil, la totalidad de los muchachos que nos considerbamos "liberados", ms una gran proporcin de esa gran masa que se "apunta a todo", acudimos a afiliarnos a la Organizaciones Juveniles (O.J.) que contemplaba a todos los muchachos comprendidos entre los 9 y los 18 aos, diferencindoles segn la edad en Pelayos, Flechas y Cadetes. Con la enorme influencia de la guerra reciente, las actividades diarias se reducan al aprendizaje y perfeccionamiento de la instruccin militar, con sus desfiles y concentraciones. A mediados del ao 1940, los encuadrados en los diez distritos de Madrid empezamos a manifestar claros sntomas de cansancio. Los desfiles urbanos, con las escuadras de gastadores y los fusiles de madera, ya no resultaban lo suficientemente atractivos como para mantener motivada a toda una juventud y se comenzaron a anotar las bajas, Se haca necesario un cambio radical de rumbo y no se hizo esperar demasiado: empezaron por crearse los Flechas Navales, y casi al mismo tiempo, los Flechas Alpinos. Estos ltimos tuvieron una magnfica acogida en los distritos de Madrid y ya en el invierno 39/40 hubo salidas al Puerto de Pajares; y en el verano de 1940, se celebr en el Valle de Ordesa el 1, Campamento Nacional de Alta Montaa con los que haban de ser los pioneros de los Montaeros Juveniles. El giro radical lleg en los ltimos das de 1940, cuando la estancada O.J. dio paso al pujante Frente de Juventudes, que naci abarcando a toda la juventud espaola, a la que divida en: Aprendices, Escolares y Universitarios (S.E.U.); contemplando a los que nos sentamos atrados por su estilo sugerente, mediante la formacin de las Falanges de Voluntarios, que en poco tiempo pasaron a llamarse Falanges Juveniles de Franco. Al amparo de este nuevo estilo, se formaron en toda Espaa cientos de Centurias Juveniles que escogan libremente sus actividades, dentro de las mltiples opciones que ofreca la Organizacin, siendo las salidas a la montaa y las marchas su comn denominador.

28

29

MADRID, 26 de enero Se crea Ley de Coloni zacin para proteccin del agro a travs del Instituto Nacional de Colonizacin. MADRID, 1 de abril Se inician en Cuelgamuros (cerca de El Escorial) las obras del Valle de los Ca dos, con la finalidad de dar sepultura a los restos de los cados de ambos bandos en la Guerra Civil. Est constituido por una cripta subterrnea coronada por una gigantesca cruz y un monasterio. EUROPA, 14 de junio El ejrcito alemn en tra en Pars. HENDAYA, 23 de octubre Franco se entrevista en la frontera hispanofrancesa de Hendaya con Adolfo Hitler. El comunicado final demuestra por su vaguedad que no llegaron a acuerdos concretos. MADRID, 6 de diciembre Se promulga la Ley de Ordenacin Sindical. MADRID, 6 de diciembre Se instituye el Frente de Juventudes para la formacin de la juventud espaola. BARCELONA, diciembre Se estrena El Concierto de Aranjuez, escri-to para guitarra y orquesta por el maestro Joaqun Rodrigo.

ENTREVISTA FRANCO-HITLER EN HENDAYA

El tren de Franco lleg a las tres y media con algn retraso sobre la hora prevista. La primera entrevista se celebr en el tren de Hitler y dur hasta las seis y cinco de la tarde. A las siete, despus de hablar con Serrano Suer y Ribbentrop, se reunieron todos a cenar en el coche-saln de Hitler para la segunda entrevista, que se pro-longn hasta las dos de la maana. Hitler busca un compromiso formal para la entrada de Espaa en la guerra en fecha prxima y fija. Franco procura por todos los medios no caer en el compromiso; lo dems es accesorio aunque apasionante. Que Hitler no consigui nada en Hendaya y Franco s, queda plenamente justificado por la evidencia histrica de los exabruptos de Hitler y Ribbentrop, recogidos repetidamente en documentos absolutamente fiables, segn los cuales Hitler afirm que se dejara arrancar los dientes uno a uno antes de someterse a otra entrevista con el Caudillo espaol.

30

XV. EL ESFUERZO HUMANO LOS TRABAJOSToda construccin de envergadura es, normalmente, fruto y resultado de un gran esfuerzo. Esfuerzo que descansa en la doble vertiente del trabajo humano y de la inversin econmica. En ambos aspectos, el esfuerzo exigido en el Valle de los Cados, con la realidad y precisin de los datos, queda por debajo de suposiciones desmesuradas y an legendarias. El trabajo sobre el que a lo largo del libro se ha dado cumplida noticia fue, en ocasiones, duro y arriesgado. Afortunadamente fueron mnimas las bajas sufridas. Tengo la satisfaccin de que no se produjera accidente grave alguno en la construccin de la Cruz monumental. A lo largo de quince aos, dos mil hombres aportaron su esfuerzo diario hasta dar cima a la obra. De ellos solamente cuarenta y seis eran personas que rediman, por el trabajo, anteriores sanciones, para ellas, cuando me hice cargo de la direccin definitiva de la obra, solicit de S.E. el Jefe del Estado el indulto y la libertad, a los que por su buen comportamiento se hicieron acreedores. La maledicencia ha cargado las tintas a la hora de valorar el papel que en la realizacin de las obras desempe dicho personal. Lo rigurosamente cierto es que este pequeo grupo de obreros fue atendido, aunque con las naturales limitaciones derivadas de su situacin, en pie de igualdad con el resto de los trabajadores libres. Su especial psicologa impuls a algunos de ellos a asumir voluntariamente las misiones ms peligrosas, aqullas en la que, para vencer a la naturaleza, haba de esgrimirse las armas del coraje y la dinamita. Sobre alguno de estos hombres, mas no slo sobre ellos, recay la ciclpea tarea de horadar el Risco de la Nava, para hacer sitio a la prodigiosa Baslica que hoy alberga. Ya como personal libre, la casi totalidad continu su tarea en el Valle hasta el final de las obras, contratados por las diferentes empresas. Hubo, incluso, algunos que pasaron despus a trabajar en la Fundacin. Es de destacar la eficaz colaboracin material que durante toda la obra obtuve de don Fidel Alz, encargado general de la Empresa Huarte y Ca., S.L., y de su ayudante, don Santos Mutiloa, que estuvieron siempre y en todo momento presentes en las partes esenciales de la obra, con mucha inteligencia y con tal entusiasmo que supieron comunicrselo al personal que trabaj a sus rdenes, en todos los oficios, hasta la terminacin.

LA pgina fotocopiada ms arriba, corresponde al Captulo XV "LOS TRABAJOS", del libro redactado por el arquitecto Diego Mndez, autor del proyecto y director de las obras de la totalidad del conjunto de la Cruz de los Cados. En l, el arquitecto cuantifica y valora la verdadera aportacin del esfuerzo humano en la magna construccin, y tambin la ridicula proporcin del pequeo grupo de presos que rediman penas con su trabajo.

LA CRUZ DE LOS CADOS

31

LA DURA POSGUERRA La vida diaria Mi alistamiento en los Montaeros

Alejado por cansancio de la O.J., mi vida continu en la vieja casa, grande y destartalada, de la Plaza Mayor de Madrid, la de los siete balcones. Como aconseja nuestro Julin Maras, voy a seguir relatando aquellos tiempos con un gran respeto a la verdad "caiga quien caiga", y ere oque, en trminos generales, mi historia podra ser la de muchos "nios de la guerra", que siendo, por la familia y costumbres, visceralmente antimarxistas, la posguerra nos trat con una dureza inesperada, Como todo el mundo sabe, al finalizar la contienda nos encontramos una Espaa destruida en la que casi todo estaba por hacer. En Madrid, despus de las primeras semanas de exaltacin y hasta encontrar un poco de equilibrio, se pas mal. La gran solucin de las familias sin fortuna y sin trabajo, como la ma, fue Auxilio social, donde cada da nos suministraban generosas raciones de un caldo, en el que nadaban dos o tres patatas y alguna hoja de laurel. Las depuraciones en los centros de trabajo creo que, fueron poco generosas. Los vencedores, con las heridas todava abiertas, olvidaban mal. El dinero de la zona republicana no vala, salvo unos billetes de 1928 que nadie tena, y un alto porcentaje de madrileos viva como poda: con techos compartidos, sin ropa, con fro, pero sobre todo, con hambre, un hambre de chillar. En mi casa, como ya dije, mi padre, que ocupaba un alto cargo en la Sociedad de Autores, se encontr en la calle. Su puesto haba sido asignado a un gallego ms joven, nombrado en la zona nacional ...I Mi pobre padre, que tanto esperaba de los suyos, muri a los pocos meses decepcionado y desesperado, coincidiendo con las primeras fiestas navideas. Mis dos hermanas y yo, que era el pequeo, junto con mi madre, vivamos miserablemente de una pequea pensin que nos daba para un poco ms que el alquiler de la vieja casa (165 ptas. al mes). Por eso, recuerdo con todo detalle el perolo de unos dos litros de aquel caldo que retirbamos diariamente de una cocina de Auxilio Social que haba en la Calle Mayor.

32

33

Sin embargo, igual que aqul: "Cuentan de un sabio que un da" de Caldern, era tal el panorama, que los que tenamos un poco resultbamos potentados al lado de los que no tenan NADA. Es necesario hacer un esfuerzo de imaginacin para tomar hoy la verdadera medida que existe entre tener POCO y no tener NADA. As que mi madre, dentro de aquella inmensa SOLIDARIDAD que estaba en el ambiente, acogi a un matrimonio valenciano, ya mayor, que haba estado muy vinculado a una hermana de mi padre fallecida; y a una vieja gallega que en tiempos haba servido en casa. Con ellos compartimos techo y comida a cambio de nada, y quiero dejar testimonio de que lo que hizo mi madre era bastante corriente, pues recuerdo varios casos similares en la propia vecindad. Yo consegu matrcula gratuita en el Instituto de San Isidro, a la vez que mis hermanas consiguieron, las dos, un puesto de mecangrafas (entonces no se llamaban secretarias), as que empezamos a equilibrarnos un poco, hasta que se cas la mayor y volvimos otra vez a las escaseces. Mucha hambre me quit de encima gracias a las algarrobas: esas vainas largas y moradas que, un poco aejas y con algn que otro gusano a controlar, estn dulces y ricas. Pesan muy poco, y por sesenta y cinco cntimos, en la Cava Baja, donde compraban los arrieros, me daban 100 gramos largos, que se materializaban en un volumen importante que me duraba toda la maana, Recuerdo que en mi aula de segundo curso ramos ciento cincuenta alumnos, por lo que era muy improbable que le sacaran a uno a la pizarra. Mi madre, por otro lado, haba decidido que deba peinarma para atrs, y me hizo cortar el pelo a cepillo para irle acostumbrando. Lo que pas es que me creci el pelo bastante, y cuando se secaba el agua que le pona para peinarme, aquellos gruesos cabellos del color de las zanahorias recobraban su estado natural, y creo que hasta sonaban cuando, al hacerlo, se ponan tiesos como pas. Una feliz maana de algarrobas, estaba sentado en las ltimas filas cuando se oy la fuerte voz del catedrtico que deca: "A ver aquel erizo pelirrojo que no ha dejado de comer en toda la maana, si sabe decirme qu son las aguas selenitosas". A codazos me sacaron mis compaeros del dulce letargo en que me hallaba, y baj aquellas escaleras hacia la pizarra como si fuera al patbulo. De otra cosa puede que no supiera, pero es que de las aguas selenitosas no tena ni la menor idea, as que me "enrosc". Menos mal que pude recuperar y

34

saqu todo el curso en mayo, requisito indispensable para conservar la matrcula gratuita. Separado, como dije, de las Organizaciones Juveniles O.J. mi vida transcurra entre mis amigotes de la Plaza Mayor, que por cierto eran bastante golfos, cuando mi primo Luis Torres, a quien tanto debo, me anim para ingresar en la Centuria de Montaeros. Me habl de un Albergue de Invierno con tres comidas calientes, montaa y nieve. Debo confesar que en aquellos momentos, aunque la montaa y la nieve seducen a cualquier muchacho, me senta ms motivado por la comida que por cualquier otra cosa. Ingres en la Centuria; inmediatamente despus se cre para todos los muchachos espaoles el Frente de Juventudes con otro talante y otras metas que las de la vieja O.J. y he de confesar que mi vida cambi de forma radical; pero tanto, tanto, que fue como si me volvieran como un calcetn. Haba descubierto un mundo nuevo que me llenaba desde la cabeza a los pies! A mis viejos amigotes de la Plaza Mayor, con los que yo hubiera continuado, les encontraba distantes, aferrados al tabaco, y al billar, y comentando bajezas de la Morena y de su hermana, que eran dos archiconocidas pajilleras de la Cuesta de la Vega. De aquellos "Montaeros Juveniles" recib una profunda formacin religiosa y moral, como hombre y como montaero, que han marcado mi forma de ser a lo largo de toda mi vida.

35

MORRAL Y CANCIN, CON LIBRO DE MISA

Pronto har cincuenta y ocho aos que se fund el Frente de Juventudes en un ambiente de posguerra y escasez. La mayora de los que, por su corta edad, no combatieron en la guerra civil, asisti a sus campamentos, y luci su cisne blanco sobre la camisa azul mahn. Es verdad que vivimos tiempos muy duros, pero llenos de esperanza, y con toda la ilusin puesta en el futuro; deseosos, por tanto, de reconstruir para todos los espaoles una Espaa Nueva. Podemos insistir con orgullo que en nuestras filas, siempre acogimos con los brazos abiertos a cualquier muchacho que se acercara a nosotros con buena voluntad, sin mirar clases ni colores. Fuimos la juventud de los campamentos, de las marchas y las ascensiones; de los fuegos de campamento y la misa diaria; la que cantaba y rezaba al aire libre deseando para todos, simplemente, una Espaa mejor. Siempre rechazamos el seoritismo, y cualquier tipo de derecha capitalista, aferrada a privilegios tradicionales, pero tampoco nos gustaba la izquierda marxista; y no porque fusemos contrarios a sus reivindicaciones sociales, porque en eso coincidamos, sino porque creamos que cualquier socialismo aceptable haba de ser cristiano, sin odios ni rencores, considerando que todos los hombres nacemos iguales ante Dios, y somos portadores de valores eternos. Como consecuencia, nunca pudimos ser nazis, ni fascistas, ni racistas; aunque s abiertamente catlicos; o sea: beatos de misa diaria. En las viejas fotografas se nos puede ver en peregrinaciones con nuestras cruces, y nuestras vieiras colgadas; o confesando con el pater en el campamento; o asistiendo a misas solemnes de campaa o en las ms altas cumbres hispanas; siempre con nuestros capellanes, y stos, a menudo, acompaados por una corte de seminaristas.

36

37

ROBERTO CUAT Y JOAQUN VILLEGAS

A^ los espaoles formados en las Centurias Juveniles del Frente de Juventudes se nos nota. Como dice una cancin reciente que conmemora el medio siglo, podramos ser realmente "hermanos de una misma familia"; pues es indudable que, con pequeas diferencias, nos comportamos ante la vida muy parecidamente. A grandes rasgos se puede afirmar que todos somos: Temerosos de Dios; defensores de la Unidad de Espaa; amantes de la montaa; cumplidores rigurosos de nuestros compromisos; enemigos viscerales de lo chabacano y, quiz hoy lo ms importante, eternamente juveniles. Nada ha cambiado esta general forma de ser que nos dejaron reiteradamente perfilada nuestros grandes maestros Roberto Cuat y Joaqun Villegas. Cuat, con su elevado nivel intelectual y su gran preparacin montaera, marc elegantes estilos de conducta y tcnicas de montaa, y Villegas, ms cerca del escuadrista, actuaba, organizaba y enseaba como un padre de familia. Cuat fue el "Alma Mater" de la Alta Montaa y de la nieve; y Villegas, lo fue de los Campamentos Volantes, que constituyeron una de las pginas ms brillantes del Frente de Juventudes. Vaya pues, nuestro agradecimiento postumo a estos dos grandes hombres que tanto nos legaron.

38

NUESTROS MAESTROS ENTRAABLES

39

LOS MAESTROS PEALAROS

Roberto Cuat, alpinista consumado y creador del montaismo juvenil en el seno del Frente de Juventudes, se plante celebrar un Campamento Nacional de Alta Montaa en la Sierra de Gredos. La montaa, como es sabido, conlleva de forma inherente un alto riesgo, que puede reducirse a la prctica inexistencia si se conocen bien sus tcnicas. Necesitaba Cuat por tanto, la colaboracin de montaeros expertos que le ayudaran en la formacin de los primeros Montaeros Juveniles. Como buen "pealaro", ech mano de tres expertos montaeros de su mismo grupo, que adems eran tres grandes hombres: Galilea, Herreros y Mrito; o sea, Jos Mara Galilea, Enrique Herreros y Baldomero Sol. Transcribo a continuacin las sentidas frases escritas al respecto por Mrito sol, montaero, mdico, estomatlogo y sophrlogo. "Uno de los atractivos que la sophrologa ha aportado al saber mdico, es la profundizacin en la esencia del hombre. Podemos decir que esencia es opuesto a accidente, apariencia, circunstancia, que son precisamente los atributos que corrientemente catalogan a las personas; particularmente las que tienen actividades que popularizan. En los "Deportes-Espectculo" se clasifica a sus intrpretes por el acierto que muestran en el terreno del juego, pero nunca se considera la calidad de su esencia, es decir, la realidad profunda de su ser. En montaismo, o sea en escalada, la cuestin es distinta: cuando conocemos profundamente a un montaero, valoramos su esencia. Recuerdo en este momento a Enrique Herreros, Jos M.a Galilea, Pepn Folliot, Roberto Cuat, etc. En la imagen grabada en mi memoria, no resaltan si descendan por la cuerda con gran maestrea o si remontaban los pasos fuera de plomada con mucha habilidad; lo que est grabado en mi corazn, es su esencia, la forma de ser de su consciente y, quiz an ms, de su subconsciente. Podra narrar durante horas y horas ejemplos de ellos. Pepn Folliot verta lgrimas, en un atardecer junto al Lago de Gaube, por la pena que senta de no

40

-Y

41

ser capaz de pintar en un lienzo la belleza cromtica que en aquel momento nos envolva. "Este espectculo que nos envuelve lo tengo dentro de m, y sin embargo, no puedo comunicarlo a los dems." Sus lgrimas raramente son comprendidas. Por eso l las ocultaba; no quera que se supiese que no era capaz de trasmitirlo; prefera que, quienes le rodeaban, creyesen que era indiferente al arte de la pintura. No cito ms ejemplos; nicamente he nombrado a Pepn, porque tena tanta humildad, que procur comunicar a los dems una imagen muy modesta de s mismo. Su encanto radicaba en su esencia. Su verdadera realidad se esconda tras su aspecto silencioso, alejado del protagonismo que casi todo el mundo busca. Mis primeros contactos con los Montaeros del Frente de Juventudes, me apasionaron. Constituan un grupo juvenil, alegre; cometiendo muchos errores propios de su edad; demostrando placer y hasta diversin en el cumplimiento de las rdenes que se les daba. A pesar de haber vivido desde nio en ambientes colegiales, jams haba gozado de un "habitat" tan encantador. Uno de los comportamientos que ms me sorprenda, era la obediencia que tenan ante sus propios mandos. El jefe de centuria daba rdenes a sus jefes de Falange, que stos transmitan a los escuadristas, sin escuchar jams una queja. Ms an, sin que nadie manifestase desagrado en el cumplimiento de la orden. Ahora que el tiempo ha pasado y que las vivencias que narro han dejado de existir, aseguro que mi corazn gozaba tanto observando aquella armona tan unicista, que vuelvo a gozar de aquella felicidad, como si el sol se hubiera detenido en aquel inolvidado entonces. Me propuse no citar nombres en estos recuerdos. En primer lugar, porque tengo mala memoria y no sera correcto nombrar a unos y silenciar a otros. Tampoco me gustara contar sucedidos que no gustasen a los interesados o a sus familiares; pero excepcionalmente voy a hablar de dos pilares bsicos en la formacin de los Montaeros Juveniles: Jos M.a Galilea y Enrique Herreros (Gali y Enrique). Cuando ellos vivan, yo crea que no me sera posible vivir sin ellos; todos los das nos veamos. Ahora que ya no estn aqu, tengo la sensacin de que todava los tengo cerca de m. Su incorporacin al montaismo juvenil, fue original: una vez, en el Refugio de la Pedriza, les pregunt si queran colaborar como instructores de montaa del Frente de Juventudes. Uno me contest que a l no le gustaba la poltica, y que

42

aquello perteneca a una entidad poltica que no coincida con su ideologa; reconoci, no obstante, que le gustaba mucho la forma de ser de aquellos chicos, pero que lo consideraba imposible. El otro me dijo que l se senta muy independiente, poco disciplinado, incapaz de someterse a rdenes procedentes de jerarquas oficiales. Sin embargo, coincidiendo con el primero, expres con entusiasmo la conducta deportiva de los chicos del Frente de Juventudes. Despus de haberles escuchado, les dije que la semana siguiente tenamos un Campamento Nacional de Alta Montaa en Gredos, y que nuestro gran amigo y gran montaero Roberto Cuat nos haba pedido ir como instructores. Me preguntaron cundo se les iba a nombrar como tales, y yo les respond que ya haban sido nombrados. Efectivamente, a la semana siguiente fuimos a Gredos, y gozamos hasta la mdula de un Campamento inolvidable, rebosando encanto de montaismo, camaradera y paz profunda. Los aos han desfilado en cantidad, pero todos aquellos montaeros juveniles tienen la grandeza de conservar sus corazones tan blancos y puros como cuando eran nios, y para ellos: Gali, Enrique con Roberto Cuat, Pepin Folliot y algunos ms seguimos siendo "sus eternos maestros".

Galilea

Herreros

Mrito

43

El primer contacto del Padre Jaime Candela con el Montaismo Juvenil, fue con motivo de la celebracin del Centenario de la Primera Ascensin al Aneto en julio de 1942, lo que se relata ms adelante. Para solemnizar la conmemoracin, Roberto Cuat promovi un Campamento Nacional de Alta Montaa con la ascensin de 25 montaeros juveniles de varias provincias, y la celebracin de una misa solemne en la cumbre. Para su realizacin, cont con la colaboracin de Mrito Sol, que asumi la jefatura de la expedicin, el cual, rememorando aquellos actos, nos cuenta as cmo conoci al Padre Candela: "Estando yo tumbado sobre la yerba, se oyeron los pasos de una caravana que se aproximaba. Una foz fuerte y chillona me grit quin manda aqu? a lo que respond yo soy el jefe y yo el cura que tiene que cantar misa en la cumbre del Aneto pues ya sabes a quin tienes que obedecer, respond de nuevo yo soy el cura y a m no me puedes mandar, as que yo har slo lo que est convenido. Me levant rpidamente, y antes de que el cura pudiera hacer un movimiento, le atrap con una llave de lucha, y le derrib sobre la yerba al tiempo que le deca "Me vas a obedecer? "S, s!", me dijo con voz de susto. "Asumida la broma, al da siguiente se coron el Aneto, pero el Padre Candela, sin preparacin montaera, hubo de consumar la dura prueba con la estricta observacin del ayuno total desde la media noche anterior. Testigos directos afirman cmo estando al borde del desvanecimiento y con lapsus continuos, slo gracias a su formidable entereza pudo terminar de oficiar la misa. Mrito Sol contina diciendo: "Es interesante anotar que despus de aquel singular encuentro, el Padre Candela se convirti en uno de los amigos ms entraables que he tenido en mi vida, as que una noche en mi casa, me dijo que tena que irse a una misin al Brasil, porque en una fiesta supersticiosa, los "feligreses nativos" haban devorado al infeliz misionero que la diriga. No intent disuadirle, porque el Padre Candela era as, y se despidi rogndome que le despidiera de la Centuria de Montaeros, a la que tanto quera.

44

Algn tiempo despus me envi una postal; en la fotografa apareca con ocho o diez aborgenes de pocas ropas. Uno de ellos tena escrita debajo la palabra "Pepe", en la postal me deca: Pepe es el que se comi al misionero anterior; y luego explicaba como aquellas pobres gentes haban cometido una grave falta bajo el concepto occidental de la vida, pero que para ellos se trataba slo de un tradicional pasaje religioso. Me aseguraba que haba convertido a toda la tribu, para que amase al prjimo, de acuerdo con los preceptos del cristianismo, y que estaba seguro de que a l no se lo comeran. El Padre Candela muri en olor de santidad, y el gobierno brasileo lleg a conocer y a valorar su magnfica obra entre los indios amaznicos con manifestaciones expresas que se hicieron pblicas y notorias.

45

SONETO A LOS VIEJOS MONTAEROS JUVENILES Mario Tecglen

Entraables maestros consagrados nos legaron: tan ardiente formacin que an sentimos idntica, ilusin despus del largo tiempo que ha pasado. Y es que el mensaje de amor de aquel legado, ms la montaa, que es nuestra gran pasin, hacen que estemos, en alma y corazn, prendidos a la magia del pasado. Por eso: descender una ladera, culminar una larga travesa, cantar juntos delante de una hoguera, o compartir la gloria de -una, hazaa son ecos de esa, larga sinfona, que dejamos escrita en las montaas.

46

47

1941-1950

48

1941-1950ALBERGUES DE INVIERNO CAMPAMENTOS ESCALADAS JUEGOS OLMPICOS CAMPAMENTOS VOLANTES PEREGRINACIONES CON SU ENTORNO HISTRICO

49

MADRID, 18 de enero El difcil momento alimenticio obliga a repartirel pan aumentando la cantidad destinada a los ms necesitados. ESPAA, 24 de febrero Se crea la Red Nacional de Ferrocarriles Espaoles (RENFE), donde se integran las antiguas compaas privadas de capital francs. SANTANDER, 15 de febrero Se declara un inmenso incendio que destruye la tercera parte de la ciudad. ROMA, 28 de febrero Fallece Alfonso XIII. Franco decreta tres das de luto nacional. MADRID, mayo Aparece "La Codorniz", revista de humor fundada por Mihu-ra, Tono, de la Iglesia Edgar Nevlle y Enrique Herreros. ESPAA, 5 de julio Comienza a salir hacia el frente ruso, la Divisin Azul. MADRID, 25 de septiembre Se crea el INSTITUTO NACIONAL DE INDUSTRIA ( I . N . I . ) como motor de industrializacin del pas creando con dinero pblico las grandes empresas, necesarias para el desarrollo, que no promueve el captal privado.

ULTIMO MENSAJE DE ALFONSO XIII A LOS ESPAOLES CON MOTIVO DE LA ABDICACIN DE LA CORONA A FAVOR DE SU HIJO: DON JUAN DE BORBN

"Espaol es: El 14 de abril de 1941 me dirig al pueblo espaol manifestando mi decisin de apartarme de Espaa, suspendiendo deliberadamente el ejercicio del Poder, sin renunciar por ello a ninguno de los derechos sagrados de los que la Historia me haba hecho guardin y depositario. Cumpl en aquella ocasin un deber de patriotismo, y gracias a ello ninguno podr afirmar hoy que se vertiera sangre espaola para defender intereses de un rgimen o de una dinasta, sino que la magnfica epopeya de la liberacin de Espaa, el herosmo de su Ejrcito y de la juventud espaola, viene marcado con el sello inconfundible del sacrificio por la Patria, que abre paso a la solidaridad de todos, para crear su unidad, su libertad y su grandeza. Asegurada ya la victoria definitiva, sent con ella el impulso de anticipar esta declaracin; contuvo, sin embargo, mi nimo el deseo de madurarla hasta hoy que, robustecido de consejos leales e informes autorizados, me juzgo en la obligacin de dirigirme de nuevo, por ltima vez, a los espaoles. Al reorganizarse polticamente el pas es preciso que quede expedito y franco el camino, para que, en el momento que se juzgue oportuno, pueda reanudarse la tradicin histrica, consustan-cialmente unida a la institucin monrquica, que durante siglos ha asegurado la unidad y permanencia de Espaa."

50

51

LA DIVISIN AZULHe aceptado a los Montaeros del Frente de Juventudes de Madrid, el encargo de escribir, en pocas lneas, un extracto de lo que fue la Divisin Azul, y al intentar hacerlo me doy cuenta de que no es posible sin aludir a valores tan trascendentes como el honor, la dignidad, la ilusin y lo que considero primordial: la Fe en Dios y en Espaa. Para todo ello confieso mi escasa preparacin y slo me decido a contarlo pidiendo perdn por la osada, pero con el orgullo de haber sido uno de aquellos jvenes voluntarios. La Divisin Azul se forma a finales de junio de 1941 como una manifestacin del sentimiento anticomunista que impera en Espaa despus de finalizar la guerra civil (1936-39); as que es rigurosamente cierto que el nico vnculo que uni a los divisionarios fue el "anticomunismo". Todos ellos coincidan en haber sido testigos vivos de los procedimientos del sistema comunista introducidos en Espaa por especialistas llegados de Rusia: asesinatos sin causa ni motivo, torturas, saqueos de iglesias y catedrales..., y tantas otras cosas que podan resumirse en un sentimiento de odio a Dios y a Espaa, hasta el punto de que el grito de "Muera Espaa" fue uno de sus predilectos y ms utilizados. Por todo esto puede decirse, que si combatimos al comunismo al lado del ejrcito alemn, lo hubiramos hecho igual al lado de cualquier otro ejrcito que nos hubiera brindado la ocasin de hacerlo. Se inicia el alistamiento con gran afluencia de voluntarios, y tanto es as, que muchos de ellos hubieron de recurrir, bien a la trampa para ocultar su poca edad o bien al favor de una mano amiga para conseguir su admisin. Concluida la fase de alistamiento, el da 16 de julio, da de la Virgen del Carmen, una buena parte de la Divisin, uniformados con traje caqui de soldado, camisa azul y boina roja, parti en tren con destino a Alemania a recibir instruccin militar. Salimos de Espaa por Irn, y an recuerdo con emocin el momento en que pasamos el puente internacional, cantando un "adis a Espaa" inolvidable, y haciendo un gran esfuerzo para contener las lgrimas.

52

53

En Hendaya despus de una ducha y un desayuno, cambiamos de tren y continuamos el viaje a travs de Francia, ante la hostilidad de sus gentes que, por supuesto y equivocadamente, nos crean fuerzas de ocupacin. As llegamos a Alemania, donde la poblacin civil nos acogi con muestras de cario y fuimos objeto de un sencillo pero afectuoso recibimiento oficial. Por fin terminamos el viaje en el enorme y estupendo campamento de Grafenwhr, donde permanecimos recibiendo instruccin, y a finales del mes de agosto siguiente, partimos con direccin al frente ruso, hacindolo unas veces en tren, otras en camiones o carros y aquellos ms de mil kilmetros inolvidables que se hicieron a pie. Alguien dijo que como los alemanes no nos facilitaban medio de transporte, nuestro general afirm que nosotros no lo necesitbamos y... nos fuimos caminando aquellos mil kilmetros largos. Pasamos por tierras de Alemania, Polonia, Lituania, Letonia y Rusia, y por todos estos lugares fuimos dejando buen recuerdo de Espaa con nuestra habitual simpata y nuestras inolvidables canciones. No puedo olvidar la sorpresa de aquellas gentes cuando se enteraban de nuestra condicin de espaoles que bamos a combatir al comunismo; todo cambiaba y la hostilidad con que nos reciban, pasaba a ser un trato amable y amistoso. En Polonia, qu conmovedoras resultaban aquellas misas de campaa acompaados por la poblacin civil!; qu altamente interesantes resultan hoy aquellos altercados con los alemanes, por el trato amistoso que dispensbamos a la poblacin juda! qu mal les sentaba esto! Por fin a mediados del mes de octubre siguiente, en das cercanos al de la Virgen del Pilar, se inici el relevo de la zona que nos fue asignada, consistente en unos cincuenta kilmetros del margen izquierdo del ro Volkhov, al norte de la ciudad de Novgorod. All quedamos solos, como un trozo de Espaa frente al comunismo ateo, que ocupaba la orilla opuesta, para luego ampliar nuestra posicin hasta los arrabales de Leningrado. Alguien, en el ejrcito alemn, y tambin entre nuestros jefes espaoles, nos haba adjudicado la etiqueta de informales y poco disciplinados, ms propicios a la juerga que a cumplir con la misin que nos haba llevado a aquellas tierras; sin embar-

54

55

go, para esos que tan poca confianza demostraban, debi parecerles cosa de milagro nuestra intervencin como combatientes, pues las fuerzas comunistas, que en un principio nos hicieron frente, quedaron sorprendidas de nuestro comportamiento y desde el ao 1941 hasta 1943 en que fue relevada la Divisin Azul, fuimos ostentosamente respetados como personas y temidos como soldados. Hay que resaltar el hecho de que aquellos, que un da nos regatearon su confianza, no tardaron en rectificar su opinin y elogiar nuestro comportamiento. Sin embargo, hay que lamentar que fueron varios miles los divisionarios que all encontraron la muerte, y muchsimos los heridos y mutilados. Tambin fueron numerosas las acciones con eco internacional, que dieron origen a la concesin de mltiples condecoraciones. Pero el triunfo de la Divisin Azul no slo fue en el combate: es importante resaltar el trato que dispensamos a los numerosos prisioneros, tan humano como agradecido por ellos mismos, como lo demuestra el hecho de que en aquellas ocasiones en que se les invit a marcharse con los suyos, en gran parte prefirieron quedarse y ayudarnos en nuestras faenas y en el cuidado de nuestros heridos. Tambin cabe anotar como triunfo, la relacin con la poblacin civil rusa que encontramos a nuestro paso, la cual supo de nuestro buen trato; y no son pocos los buenos amigos que all dejamos y los amables recuerdos que de all trajimos. Hoy se puede comprobar todava, como por esos lugares an se cantan las canciones que siempre nos acompaaron. Como resumen extracto se puede decir: La Divisin Azul fue la manifestacin de un sentimiento anticomunista, que se adelant medio siglo al gran fracaso del sistema, lo que subraya su acierto. La Divisin Azul, llev con ilusin, alegra y sentimiento cristiano el nombre de Dios y de Espaa a la fra Europa de aquella poca. La Divisin Azul, al combatir al comunismo en el frente ruso, es casi seguro que evit que Hitler invadiera la Pennsula Ibrica y nos involucrara en la II Guerra Mundial.

56

Hasta aqu el brillante extracto de Mariano Ferrer Carvajal divisionario, mutilado que, a su veinte aos, all se dej una parte importante de sus manos congeladas por el fro. Los que vivimos aquellos das de partida, la recogida de donativos para aquellas primeras Navidades de 1941 y el apotesico recibimiento que ofrecimos a los 1.300 primeros voluntarios que volvieron licenciados, estamos convencidos de que nunca en la Historia de Espaa se ha dado un gesto ms desinteresado, ms locamente juvenil, y en su mejor sentido quijotesco, que el de aquellos jvenes voluntarios que marcharon a luchar contra el comunismo sovitico y anticatlico. El Frente de Juventudes, formado en su totalidad por "nios de la guerra", que en 1941 la mayora rondaba los 17 aos, tuvo en la Divisin Azul una nutrida representacin, sobre todo del S.E.U. que eran los mayores, y fueron muchos los que no volvieron; y tambin muy numerosos los que volvieron heridos o mutilados.

57

LOS ALBERGUES DE INVIERNO EN RUIZ SENN

Se rumoreaba que bamos a disfrutar de un Albergue de Navidad con diez das de permanencia en la montaa. La popular "radio macuto" nos inform que sera en el Valle de Fuenfra, en un antiguo sanatorio antituberculoso que se llamaba Ruiz Senn, que se encontraba un poco antes de llegar a Las Dehesas. Muchos de nosotros, al menos el autor de estas lneas, llevbamos, en lo ms profundo, el deseo supremo de comer; dejar en Madrid aparcada durante diez das el hambre que padecamos la gran mayora de los madrileos aquellos dursimos aos de la posguerra. El rumor se confirm, pues salimos la tarde de un 26 de diciembre de la Estacin del Norte y llegamos a Cercedilla coincidiendo con la puesta de sol, en que se recortan las grises siluetas de La Peota, Pea guila y Montn de Trigo, y que volviendo la vista a la derecha, puedes contemplar todava los ltimos rayos de sol acariciando las recortadas cumbres de los Siete Picos. Por delante, el camino por andar hasta que, arrullados por los perros guardianes, alguien nos inform que aquella era la anhelada silueta de nuestro refugio. El Albergue de Ruiz Senn era un edificio de dos plantas: arriba el dormitorio corrido de una sola pieza, con unas carenta literas y el techo acristalado, y abajo la estancia, el comedor y la cocina; delante, al norte, un patio con el mstil, la Cruz de los Cados y espacio suficiente para formar; y detrs, al sur, una terraza amplia donde nos reunamos, cuando el tiempo lo permita, a recibir clases tericas de nuestros maestros. Escaseaban los aseos; recuerdo que sobre los pocos retretes, haba un cartel que deca "Montaero, apunta bien". Nada ms llegar, ocupabas la litera que previamente habas discutido, pues si te tocaba abajo, tenas como vista el triste enrejado del somier superior, mientras que si era la de arriba, disfrutabas, a travs del techo acristalado, de un cielo estrellado recercado de montaas nevadas, que te invitaba a conciliar el sueo.

58

LOS ALBERGUES DE INVIERNO EN RUIZ SEEN

59

Cada maana nos asebamos en el ro Guadarrama, que pasa a unos metros del edificio. Todos sentamos escalofros al recordar a Ricardo Campos cmo cada maana se enjabonaba y se baaba entero. Despus de izar bandera, desayunbamos, pasbamos revista y por fin, con olor a esencia hmeda y los esqus al hombro, emprendamos la marcha, en la que atravesando Las Dehesas y hollando la Calzada Romana, desembocbamos en el camino Schmid, hasta el siempre nevado Collado Ventoso. En l, los pinos por la maana aparecan cubiertos de nieve, de los que se desprendan pequeos cristales, que lo eran de mil colores cuando se cruzaban con los rayos del sol, en un ambiente de Intenso fro. En medio de aquel decorado, ansiosos de Interpretar nuestro papel, nos ajustbamos los primitivos esqus y daba comienzo el ensayo. Contbamos con tres camaradas, hermanos, pero distintos entre s: los Armin, que al ser su madre alemana, se haban educado en una estacin alpina. De ellos he de decir, que aunque Jos Luis y Fernando ya nos han dejado para siempre, su recuerdo permanece Imborrable en nuestras mentes. El mayor de ellos, Jos Luis, era nuestro paciente primer profesor. Fuerte en su estatura, su cara estaba rematada por una achatada barbilla que denotaba su firme tenacidad. Era comedido en sus actos, y siempre estaba dispuesto a darlo todo por los dems. Se sucedan las clases elementales entre cadas ms o menos aparatosas en funcin del arrojo del montaero. Entremedias, bamos reponiendo fuerzas con los frutos secos que llevbamos en los bolsillos, y as continubamos hasta que comenzaba a caer la tarde. Acabada la jornada de nieve, retornbamos a desandar el camino maanero que nos acercaba al albergue, donde llegbamos cuando el sol se pona. Era un acto de gran emocin cuando cada atardecer se arriaban las banderas arropadas por las notas de un "Cara al Sol" que se iba perdiendo por entre las delgadas agujas de los pinos. Despus, en medio de un impresionante silencio, repetamos las palabras de una oracin; sta no quedaba prendida entre los pinos, sino que se elevaba; hacia el azul del cielo, teido ya por el lucero de la tarde: "Seor y Dios nuestro...". Despus de cenar, nos reunamos a cantar alrededor de una gran chimenea de serrn; recuerdo que nos sala bastante bien una cancin lentorra y algo cursi

60

61

que deca: "T que brillas en el cielo, oh luna clara y hermosa...". Rara era la noche en que no hacamos contar tirols a Luis Herrera, que lo haca como si hubiera nacido en Insbruck. Fue quiz la ltima actividad montaera de su hermano Carlos, nuestro primer ausente, que muri a los 16 aos. Era fuerte, alegre y locuaz. Fue dura la noticia y duro el duelo; recuerdo con toda claridad a su padre inconsolable. Se me vienen a la mente los rostros juveniles de un montn de aquellos montaeros: Feito, Botella, Valencia, Viedma, Giganto, Gontrn, ngel Aybar (Medina), Lecea, Ricardo, Luis Torres (Matsuoka), Emilio Garca, Panadero, Germn, Carlos y Alberto del Pino, Jorge Ferrer, lllana, Jimnez (todava no era el Chapete), Cerezo, Blanco, Salvadores, Vctor Rivas (Atahualpa), Santamarta, Jordana, Campos, Heredero, Bardaj, Carrero, Maci, Jurado, Martos, Julio Ramos (el Mono), Bernardo, Pradillo, Botija, Emilio (el Mudo), Luis y Carlos Herrera, Ramn y Paco Andrada, Mampaso, Snchez Torres, Luciano, Hernndez (Don Opas), Pallares, Tapia, Portles, Mariano (el Brocha), los Armian, Arenillas, Arturo Mateos (la Coneja), Manuel Delgado (Cotet), Castelln, Echevarra, Guillermo (Tricuny), Enrique Ronda (el Pescadito), Emilio Ronda, Callizo, Antonio Llrente (el Soso), Vicente de Lucas (el Moro), Rivera (el Grillo), Paco Santos, Gago, Domingo Espinosa, Yuste, Vega... De muchos no sabemos nada y otros han fallecido, pero la mayora seguimos juntos. El mismo Da de Reyes volvamos curtidos por el sol y con mucho que contar, pero tambin, todo hay que decirlo, a reencontrarnos con la terrible escasez de alimentos que padecamos.

62

63

Enrase un montaero bastante especial, al que llambamos todos invariablemente "La Coneja"; era y creo que seguir siendo, un notable personaje: enamoradizo, soador, aventurero, eternamente optimista y siempre dispuesto a emprender algo atpico. Como buen "Conejo" se llevaba muy bien con otro montaero, el "Zanahoria", y entre los dos montaron un negocio de manzanas, que aunque alejado de la montaa, creo que por su inslito final merece la pena ser contado. Yendo por la calle "La Coneja" y "El Zanahoria", al pasar por delante de una frutera dijo la Coneja: "Mira Zana (era el apcope de Zanahoria por el que se le conoca y an se le conoce) Ves esas manzanas a 4 ptas./Kg.?, pues yo tengo las que quieras, puestas en Madrid, a 1 pta./Kg. El Zana respondi: "Pues el gran negocio; traes 1.000 kg las vendes a 3 ptas. y te ganas 2.000 ptas.". Asegura el Zanahoria que no se volvi a tocar el tema; sin embargo, pasado algn tiempo, se present en su casa y le dijo: "Ya estn aqu las manzanas". El Zana dice que no saba si creerle o pensar que se haba vuelto loco, pero lo cierto es que la cosa un hecho y que al da siguiente, con un carro de mano alquilado a 40 cntimos la hora y en ms de veinte viajes, transportaron hasta la Plaza Mayor, que es donde viva el Zana, el enorme volumen que supone nada menos que una Tm. de gordas y coloradas manzanas, enviadas desde Vitoria por unos tos conejiles que all tena. Con dos carteras de colegial llenas con los ms hermosos ejemplares, recorrieron docenas de fruteras durante dos largas jornadas y ninguna de ellas quiso nada. Venan a granel, y aunque las ofrecan a buen precio, sus ofertas eran automticamente rechazadas. Al final de la tercera jornada, tomaron conciencia del enorme fracaso y de la difcil situacin en que se hallaban. Ya no saban dnde ir ni a quin acudir, y completamente desesperados decidieron como ltimo recurso, ir a pedir ayuda al Nio del Remedio. La capilla del Nio del Remedio era y es una pequea iglesia donde se venera una imagen del Nio Jess muy milagrosa. Est situada en la Plaza de los Donados, cerca de la calle del Arenal de Madrid. All postrados los dos, la Coneja y el Zanahoria, rezaban y suplicaban que al borde del milagro, ocurriera algo que les sacara de aquel agobiante atolladero.

64

Lo que pas despus, que responde con todo rigor a la verdad escueta, es que, terminada las splicas y a la misma puerta de la Capilla, se dieron de narices con Enrique Blanco (El Pingino), un viejo montaero de un elevado nivel social e intelectual, que se fue hacia ellos y les pregunt cmo es que salan de la iglesia un da laborable y a aquellas horas de la tarde. En poco tiempo, y ensendole las muestras que traan consigo, le pusieron al corriente de sus tribulaciones. El Pingino, tronchado de risa, pero al mismo tiempo preocupado, les prometi ayuda y lo cumpli, pues movi amigos e influencias, y entre casas particulares, pensiones y dos conventos de monjas, repartieron y vendieron la carga en su totalidad; pagaron a los tos de Vitoria, y todava se repartieron 230 ptas. cada uno; adems de las manzanas que se comieron ellos y sus familias en todas sus numerosas formas conocidas. Hoy la Coneja vive en Venezuela y dicen que aora tanto su Centuria juvenil y los Campamentos que en el recibimiento de su casa ha instalado un mstil con las tres banderas izadas permanentemente.

ANECDOTARIO. LA CONEJA Y LAS MANZANAS

65

CATALUA, 25 de enero Franco emprende uno de sus viajes polticos ms importantes a Catalua. MADRID, 9 de junio El embajador de EE.UU. en Espaa Mr. Hay es, recoge y propaga la excelente impresin que le produjo Franco en fuerte contraste con la siniestra imagen difundida en EE.UU. por la propaganda antiespaola. MADRID, 17 de julio La jefatura del Estado crea las Cortes Espaolas. BARCELONA, 1 de agosto Se publica "Rosa Mstica", primer libro en lengua catalana tras la Guerra Civil. BARCELONA, octubre Estrena con rotundo xito "Los Vieneses" su primera revista musical. Arthur Kaps y Franz Joham llevaron a los espaoles espectculos llenos de alegra y buen gusto. MADRID, diciembre Aparece en todas las pantallas espaolas el documental NODO.

El viaje de Franco a Catalua Acompaados solamente por Jos Luis Arrese, Franco pronuncia 4 discursos en 24 horas. El primero en Montserrat ante los obispos catalanes dice: "Comprendo que no pueden ser estos momentos de grandes alegras cuando los estmagos estn vacos y vivimos das de sufrimiento". En Tarrasa, ante los trabajadores, condena los sistemas polticos resumidos en el concepto de "liberalismo" y defiende en cambio, la creacin de un ncleo positivo centrado en una idea de unidad total, ientificada con la doctrina catlica. El da 28 ante la alta burguesa del Principado les dice "Al fundar un sistema, al crear un rgimen, que haga la revolucin de Espaa, no hemos pretendido sentar un rgimen dictatorial que no se base en la misma entraa del pueblo". Las Cortes espaolas Franco decide la creacin de las Cortes "El contraste de pareceres, dentro de la unidad del rgimen, la audiencia de aspiraciones, la crtica fundamental y solvente, deben contribuir a la vitalidad, justicia y perfeccionamiento del Derecho Positivo de la Revolucin y de la nueva economa del pueblo espaol".

66

LA CODORNIZ"La revista ms audaz para el lector ms inteligente". CJon este eslogan fueron apareciendo cada semana, desde 1941, estos deliciosos ejemplares repletos de humor, de acertadas y divertidas crticas, y de dibujos nicos e irrepetibles. Cada ejemplar resultaba realmente irrepetible porque nicos e irrepetibles fueron sus fundadores: Enrique Herreros, Miguel Mihura, Tono, Alvaro de la Iglesia, Edgar Neville..., y sus creaciones "Don Venerando", "El Pundonoroso Nio Juanito", "La Crcel de Papel", "El Damero maldito", los chistes de Herreros... No se ha vuelto a conseguir aquella originalsima forma de crear un humor de carcajada sin tocar ni de lejos el sexo, ni la religin, ni la poltica; slo utilizando el gran abanico de matices; el constante caudal de situaciones que ofrece la vida cotidiana, al ser observada por aquellas mentes profundamente sensibles y permanentemente abiertas a la difcil chispa del humor. Me atrevo a afirmar que habrn de pasar muchos aos para que pueda darse una revista de humor que pueda compararse.

67

EL CAMPAMENTO DE LA PEOTA

I^ue el ao 1942 un ao importante para el Frente de Juventudes, y en particular para las Centurias Juveniles. Se celebraron por primera vez Campamentos de Alta Montaa provinciales, y se estrenaron: pantaln corto gris, jersey azul marino con cuello de pico rebordeado en blanco, botas de montaa y morral. Con los estudiantes que haban aprobado en junio, y alguno que otro, comenzamos en la Sierra de Guadarrama la tarea de montar los campamentos y despus, cuando llegaban los acampados, la mayora nos quedbamos a cubrir las funciones propias de la organizacin de la ciudad de lona. En los Campamentos se segua un horario de actividades muy riguroso, transmitindose las rdenes a toque de corneta; as que nos habituamos a interpretar los toques militares de "formacin", "diana", "fagina", "oracin", etc. El orden, la disciplina y la limpieza del campamento eran perfectos, dentro de la alegre camaradera, propia de la edad de todos los acampados; el paradigma de aquellos campamentos de la sierra era el de La Peota, y tambin su jefe: Ramn Andrada, fue paradigmtico como jefe ideal en todas sus facetas; rigor, alegra, educacin, religiosidad... La mayor parte de la jornada se dedicaba a la educacin fsica y los juegos libres, y el resto se reparta en el aseo, la limpieza, las comidas y las formaciones culturales, patriticas y religiosas. Creo interesante resaltar, para salir al paso de tanta leyenda negra que se ha formado alrededor de Frente de Juventudes, que la Funcin Religiosa ocupaba un lugar preeminente. En el campamento poda faltar cualquier cosa menos la Cruz; algo retirada del recinto, con un rstico altar donde se celebraba a diario la Santa Misa y, muy cerca, la tienda del "Pater", que era el nico que dorma solo. Los seminaristas, no muchos, pero gente estupenda, se entremezclaban con los acampados y desarrollaban, en su lenguaje juvenil, una magnfica labor de apostolado. Las confesiones se hacan paseando con el pater, como camaradas, en una charla distendida; al final te deca: "arrodllate hijo, que te voy a dar la absolucin". Casi siempre coinci-

68

69

da con el atardecer: montaas, fe y el sereno escalofro de estar en Gracia de Dios. El asesor de formacin poltica nos enseaba, siempre con amor, las consignas de Jos Antonio: "Nuestro puesto est al aire libre", "Amamos a Espaa porque no nos gusta", "Espaa es una unidad de destino en lo universal". Con la mayor seriedad debo expresar que solamente la fe, la poesa y el amor a Espaa podran considerarse factor comn de aquellas charlas. Con toda la fuerza de mis pulmones debo levantar la voz para expresar fuerte y claro que ni odios ni rencores tuvieron cabida en aquellas limpias convivencias. En los campamentos provinciales de Guadarrama, los montaeros juveniles haban de transmitir a los acampados su afn por la montaa; por ello, las marchas con ascensiones eran sistemticas y de cierta dureza, con etapas de calor y fro, muchas veces con sed o con hambre, y en todos los casos con la fatiga y el cansancio que compensa y redime ante la incomparable satisfaccin de alcanzar la cumbre, y all abrazar emocionadamente a tus camaradas. Con tanta gente joven reunida, tambin hubo que anotar alguna gamberrada. Recuerdo en La Peota que dos atlticos montaeros presuman de caminar descalzos; est claro que haban curtido sus pies y podan hacerlo; pero unos acampados de diez o doce aos, que eran los que haba entocnes, envolvieron la bola de hierro, que se emplea en atletismo para lanzar el peso, con la funda de tela de una pelota volandera de colorines de parecido tamao, que haba estado rellena de serrn. Los montaeros descalzos, al ver aquella ingrvida pelota sobre la pradera, corrieron a ver a quin de ellos le daba antes la patata, y al pobre que lleg primero le cost el desgraciado "chut" una lesin de cierta importancia. Jams se supo quin dej la sugestiva pelota sobre la verde pradera. Aquel ao empez fuertemente la aficin al "UKELELE". Este pequeo instrumento de nombre hawaiano, pero de origen portugus, similar al charango andino, al timple canario y al "cuatro" venezolano, interpret un importante papel como acompaamiento de nuestras canciones, y se hizo muy popular. Sin duda influy mucho su pequeo tamao, pues caba perfectamente en el morral, e incluso en el bolsillo de una gabardina. A travs del ukelele, muchos de nosotros aprendimos las primeras nociones de armona: haba que coger el

70

tono; cambiar de tono, etc. y era corriente escuchar comentarios que incluan "tonos menores", "acordes dominantes", "disminuidos", etc. En La Peota coincidi que su Jefe, Ramn Andrada, era, por su excepcional odo, uno de los ms importantes ukelelistas y son muchas veces en los tiempos de ocio y en los fuegos de campamento. Adems de Andrada, los grandes ukelelistas de la poca eran: Paganini, Santamarta, Lito, Mampaso, Yuste, Garraln y el Zana. En general, la msica y las canciones han sido siempre una faceta muy importante en el Frente de Juventudes. Hoy despus de medio siglo seguimos deseando cantar juntos, y as lo hacemos en cuanto se nos presenta la ocasin.

71

Carta del P. ZabalaU

un capelln recuerda...U

Santiago de Chile, 9 de julio

Querido camarada Jefe del Campamento de "La Peota": Con miles de kilmetros de distancia y casi con un cuarto de siglo de lejana corporal, todava pesa en mi recuerdo aquellos felices das de acampado como fundador del Campamento "Cristo Rey". Como marianista y misionero, quiero revivir nostalgias y quiero que estas lneas lleguen a ser santuario de juventud y de hispanidad. Querido Jefe de Turno, quiero que esta carta le ahorre una arenga. Se llame Vd. Capdepn, Molins, Jos Luis, D. Diego, De Orte, o sea Vd. un joven orgullo de Espaa, reciba mi ms afectuoso abrazo. El estilo que recib en los Campamentos veraniegos, me ha sido muy valioso a lo largo de mi vida. Aquellos actos tan militantes, tan religiosos, tan fraternales, dieron a mi vida un estilo, una razn ms para vivir la vida. Hoy ms que nunca, cuando los disturbios estudiantiles de Chile cancelan las escuelas en el pas, mi mente vuela a los Campamentos del Frente de Juventudes; campamentos que llevados con la mejor recidumbre falangista, son viersos de recias virtudes hispanas. Hoy el mundo en crisis vuelve sus ojos a espaa, somos la gran reserva espiritual del mundo. Hoy trabajamos en Sudamrica una legin de misioneros espaoles y muchos estamos comprometidos en el apostolado del testimonio. Yo, personalmente, trabajo en una escuela de suburbio, vivo junto a otros 16 marianistas en el barrio ms comunista de Chile. A nuestra comuna de San Miguel se le llama la comuna brava, aqu estamos tratando de demostrar que el cristianismo es la gran oportunidad para la paz y la convivencia perfecta. Slo llevo en este pas seis meses (y he perdido diez kilos, antes viv en el Japn, despus en Espaa, en el Trpico, y vine al Tercer Mundo para hacer algo en favor de estos pases subdesarrollados. Espaa est cien veces mejor que estos pases que fueron fundados por nuestros conquistadores. Queridos acampados: Espaa tiene que ser una autntica Madre Patria para estos Hispanoamericanos. Sois vosotros, son los Campamentos, son los valores cristianos la gran fuerza de Espaa. Nunca me he sentido tan orgulloso de ser espaol como al pasearme por estas veredas que un da abrieron nuestros antepasados. Sudamrica reta a la juventud espaola. Sudamrica necesita jvenes que piensen en cristiano. Necesita jvenes a lo Loyola y Javier..., jvenes que sepan sacrificar unas horas semanales en favor de nuestros hermanos en el suburbio..., jvenes que con talfe en Dios, sepan vivir para otros. Vosotros que con valenta os levantis a lo legionario; vosotros que militarmente os cuadris al izar la Bandera; vosotros que saludis a la Cruz de los Cados y que en el fuego de campamento res con alma joven, vosotros, sois el orgullo de Espaa. Sois la salvacin del mundo de la droga, de los borrachos, de los cansancios, de los derrotados... Al caer rendidos de cansancio bajo vuestros techos de lona debis interrogaros, qu he arriesgo yo por mi Espaa, por su imperio espiritual?, no ser yo un espaol cualquiera? Cuando como t, querido acampado, me cuadraba ante la bandera de Espaa, las palabras de arenga de nuestros jefes, llegaban a enquistarse en mi responsabilidad, en mi vida; no fueron palabras que el viento se lleva, fueron autntico alimento forjador de voluntad y carcter. Cuando tantos jvenes se ablandan en nuestras playas veraniegas, nosotros nos curtimos bajo el sol radiante de la sierra, yb ajo el fro de las estrellas. Los Campamentos y mi vida religiosa me curtieron para mi trabajo apostlico, en el lejano Oriente, en el Trpico del Caribe, y ahora, en el Tercer Mundo de Sudamrica, he dejado una estela de espaolismo y de servicio. Mi vida valiente, mi vida de campamento, mi vida de deportista, me gan dos placas "al mrito deportivo"; Japn y Puerto Rico al darme sus gracias rindieron su admiracin a Espaa. Queridos jefes y acampados: que su vida espartana vivida con alegra, sirva para aumentar el acerbo espiritual hispnico. El mundo de las drogas, el sexo, el cansancio, la violencia, necesita a la legin juvenil espaola. "Ya no soy yo, es la Espaa inmortal que vive en m." "Cristo y Espaa son programa de vida." Cierro mi arenga improvisada. Por el Imperio espiritual hacia Dios. "Arriba espaa." P. Enrique ZABALA (Misionero Marianista)

72

73

Enorme ilusin en las dos escuadras de montaeros, escogidas para asistir al Valle de Aosta invitados por los Alpinos Italianos. Salimos de Espaa con el sentimiento de que bamos a visitar a los Grandes Vencedores de la II Guerra Mundial. El pueblo espaol lo estaba pasando muy mal: se careca prcticamente de todo; comida, ropa, transportes... El "estraperto", estaba a la orden del da. Todo era escaso y difcil, y el sentir general se inclinaba a pensar que en cualquier momento podamos convertirnos en beligrantes. Nuestras escaseces podran ser resueltas por los potentes ejrcitos victoriosos de Italia y Alemania, que frente a una Francia invadida y una Inglaterra medio encerrada en sus islas, se aprestaban a la conquista de Stalingrado en el frente del Este. La tentacin de unirse al carro de los vencedores tuvo que ser importante. Sin embargo Franco, prudente: vigila y estudia. Salimos en tren hasta Barcelona, donde dormimos a bordo de la rplica de la carabela Santa Mara, y all, tambin en tren, junto con otras cuatro escuadras de montaeros, una falange de flechas navales, y otras ms representando a la aviacin, viajamos hasta el punto fronterizo de Ventimiglia; all conocimos al oficial italiano que habra de ser nuestro gua durante toda la estancia en Italia. Desde aquel punto, en tren y en autobs llegamos a nuestro campamento, situado a orillas del ro, en Brenda (Cervinia). El campamento lo compartamos con una unidad de prealpinos de edad muy similar a la nuestra. Nos llam la atencin que los oficiales que nos dirigan usaran redes en el pelo para no descomponer su peinado; de ellos, sin embargo, recibimos clases tcnicas de escalada muy interesantes, como el uso de la doble cuerda en la escalada artificial, y sobre todo una revolucin tcnica de descender con doble cuerda o rapel, que luego llamaramos rapel italiano y que simplificara formidablemente nuestras viejas tcnicas, evitando roces y quemaduras indeseables. Observamos que la comida era escasa y tambin que estaban muy mal calzados: muchos de ellos, aunque parezca hoy mentira, carecan de calcetines, as que de forma espontnea, a nuestros camaradas de las tiendas cercanas, que nos haban enseado canciones bellsimas, les regalamos medias de lana y calcetines. Su agradecimiento fue sincero y emotivo, pues corrieron a sus morrales para traernos gorros alpinos, cuerdas de escalar y todo lo que pudieron. Concluida nuestra estancia, nos llevaron a un nuevo campamento, el de Forli, que era totalmente diferente. Tiendas canadienses, cmodas literas, buena

74

San Pedro

LA EXPEDICIN AL VALLE DE AOSTA

75

comida y buen ambiente. Los acampados eran jvenes que pertenecan a las Juventudes Fascistas. Con ellos realizamos una marcha hasta Predopio, donde visitamos la casa donde naci Benito Mussolini; era una casa de pueblo con los aperos agrcolas de la poca, humilde y sencilla. Despus, como broche final, queda lo ms notorio y trascendente de aquel viaje: la visita a su Santidad el Papa Po XII La recepcin se iba a realizar en privado; banderines flamantes y una magnfica bandera espaola adornada con flecos dorados, que estaba ms bonita que nunca. Marchamos por patios y logias marcando el paso con orgullo, sobre todo cuando la guardia suiza, con sus vistosos uniformes y sus alabardas, marcaba a golpes de pica nuestro ritmo saludando con todo respeto a nuestra bandera, Nos introdujeron en una sala, no muy grande, que era la biblioteca privada del Papa y esperamos formados, dando la espalda a una pared cubierta de libros, en armona con tapices y cuadros. Ante la inminente entrada del Papa, nos pusimos todos con ambas rodillas en tierra y, casi inmediatamente, se abri la gran doble puerta y apareci la esbelta y elegante figura de Po XII. Estbamos impresionados; notarnos como nos observaba atentamente con una mirada penetrante. Por fin nos dirigi la palabra en un castellano perfecto y claro. Nos habl de la gran devocin mariana de los espaoles, confirmada por los muchos rosarios que cuelgan de nuestras manos para ser bendecidos por l. Nos habla del Cristianismo Apostlico de Espaa; de nuestros misioneros... y nos bendice, a la vez que pasa lentamente por delante de cada uno de nosotros, se detiene unos segundos, y pasa suavemente su mano sobre nuestras cabezas erizadas por la emocin, entregndonos personalmente, uno a uno, una medalla con su efigie. Nos bendice de nuevo a todos nosotros y a nuestras familias, y nos despide con un marcado deseo de paz para Espaa. Salimos en silencio fuertemente impresionados: algo trascendente haba tocado nuestras almas... Volvimos a Espaa llenos de vivencias, y con importantes tcnicas de escalada que enseguida enseamos al resto de nuestros camaradas montaeros del Frente de Juventudes.

76

77

EE CENTENARIO DE LA 1.a ASCENSIN AL ANETO POR MONTAEROS DEL F. DE J.

^Ya desde 1787, se conocen intentos infructuosos de alcanzar la cumbre del Aneto, la ms alta de los Pirineos con 3.404 m. de altitud. Por esas fechas, Raimond de Carbonieres, conquistador de su vecina Maladeta, relat un intento frustrado afirmando que, desde la cumbre conquistada, el Aneto, con su gran glaciar, le haba parecido inaccesible. Sin embargo, el 20 de julio de 1842, el Conde