La lesión y el artículo 332 del nuevo Código civil y...

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1 . Entre otros ver nuestro “La lesión y el nuevo art. 954", Imp. Univ. Nacional, Córdoba, 1976, distribuye Zavalía editor. La lesión y el artículo 332 del nuevo Código civil y Comercial por Luis Moisset de Espanés Art. 332.- Lesión.- Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando una de las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable desproporción de las prestaciones. Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la demanda. El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción. ______________ § 1. Modificaciones introducidas al texto de la ley 17.711 Don Dalmacio Vélez Sársfield se negó a mantener la figura de la lesión objetiva, y brindó las razones que fundaban su decisión en la nota final al título de los vicios de la voluntad, que se cita por error como nota al artículo 943. La doctrina nacional, considerando que debía brindarse protección a quienes sufrían la explotación de su situación de inferioridad, propició que se introdujera una fórmula moderna que introdujese la denominada “lesión subjetiva”, lo que se concretó el año 1968, con el agregado que la ley 17.711 efectuó al viejo artículo 954. El nuevo texto fue objeto de análisis en numerosos Congresos y Jornadas de Derecho Civil, y también en artículos de doctrina y libros dedicados al estudio de la lesión 1 .

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1. Entre otros ver nuestro “La lesión y el nuevo art. 954", Imp. Univ.Nacional, Córdoba, 1976, distribuye Zavalía editor.

La lesión y el artículo 332 del nuevo Código civil y Comercialpor

Luis Moisset de Espanés

Art. 332.- Lesión.-Puede demandarse la nulidad o la modificación de lo s actos

jurídicos cuando una de las partes explotando la ne cesidad,debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por mediode ellos una ventaja patrimonial evidentemente desp roporcionada ysin justificación.

Se presume, excepto prueba en contrario, que existe talexplotación en caso de notable desproporción de las prestaciones.

Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto yla desproporción debe subsistir en el momento de la demanda.

El afectado tiene opción para demandar la nulidad o unreajuste equitativo del convenio, pero la primera d e estas accionesse debe transformar en acción de reajuste si éste e s ofrecido porel demandado a l contestar la demanda.

Sólo el lesionado o sus herederos pueden ejercer la acción.

______________

§ 1. Modificaciones introducidas al texto de la ley 17.711

Don Dalmacio Vélez Sársfield se negó a mantener la figura de

la lesión objetiva, y brindó las razones que fundaban su decisión

en la nota final al título de los vicios de la voluntad, que se

cita por error como nota al artículo 943.

La doctrina nacional, considerando que debía brindarse

protección a quienes sufrían la explotación de su situación de

inferioridad, propició que se introdujera una fórmula moderna que

introdujese la denominada “lesión subjetiva”, lo que se concretó el

año 1968, con el agregado que la ley 17.711 efectuó al viejo

artículo 954.

El nuevo texto fue objeto de análisis en numerosos Congresos

y Jornadas de Derecho Civil, y también en artículos de doctrina y

libros dedicados al estudio de la lesión 1.

2

2. “La lesión y el nuevo art. 954 del Código Civil”, M undo Jurídico, Nº14, p. 84-94. Puede consultarse en la página web d e la Academia Nacional deDerecho de Córdoba.

Una de las críticas más serias que se le efectuaron al texto,

fue dirigida al primer párrafo del artículo 954, que mantuvo la

referencia a la nulidad por diversos vicios del acto, porque no

solamente no se vinculaba con la figura de la lesión, sino que

además era absolutamente innecesario. Ya en una conferencia que

dimos en la Universidad de Mendoza el 16 de mayo de 1968, a tres

semanas de la sanción de la ley 17.711, y antes de que entrase en

vigencia, sostuvimos:

“En verdad creemos que este párrafo no tiene ninguna razón de

ser, está de más y podría haber sido suprimido”. 2

El nuevo Código se ha hecho eco de esta apreciación y

prescinde del mencionado párrafo.

Advertimos también que el nuevo texto utiliza los verbos en

tiempo presente, en lugar del futuro empleado por la ley 17.711.

Al tratar de los estados de inferioridad que puede padecer la

víctima del acto lesivo, se ha sustituido el vocablo “ligereza”,

por “debilidad síquica”, aspecto al que nos referiremos más

adelante y el párrafo dedicado a quienes pueden ejercitar la acción

se ha llevado al final del texto, suprimiéndose lo relativo al

plazo de prescripción, que se lleva al lugar adecuado, junto con el

tratamiento de la prescripción de otras acciones de nulidad, y se

reduce de cinco a dos años, modificando además el momento inicial

de su cómputo.

Estas son las modificaciones que deberemos analizar. Pero

antes deseamos señalar la prudencia con que ha actuado el

legislador en esta materia.

§ 2. Antecedentes históricos. La lesión objetiva

3

3. “La lesión en los actos jurídicos”, Imp. Univ. Naci onal, Córdoba,1965, p. 18 a 36 (puede consultarse también en la p ágina web de la AcademiaNacional de Derecho de Córdoba).

4. Obra citada en nota anterior, p. 37 a 62.

5. Ver “La lesión y el nuevo art. 954", p. 28, Imp. Un iv. Nacional,Córdoba, 1976 (distribuye ed. Zavalía).

En la primera de nuestras obras sobre la lesión, anterior a la

incorporación de la figura, dedicamos extensos desarrollos a

indagar sobre los antecedentes de la protección que el orden

jurídico procuró dar a quienes se encontraban en situación de

inferioridad, en especial en la regulación de precios, los

préstamos a interés, la protección de viudas y débiles, en países

como la India, Babilonia, con el código de Hammurabi y las leyes

hebraicas y griegas, hasta culminar en el Derecho Romano con la

aparición de la famosa Ley Segunda, de Diocleciano y Maximiano. No

abrumaremos al lector con esos antecedentes; nos limitamos a

remitir a nuestra tesis doctoral 3, donde estudiamos su evolución

posterior en la Edad Media y Contemporánea, y advertimos una serie

de altibajos, que van desde la expansión de su campo de aplicación,

hasta la supresión de la figura en varias legislaciones del siglo

XIX, entre las que se contó el Código de Vélez 4, y también en

Europa el viejo Código de Portugal de 1867, y en América los de

Costa Rica, Honduras, Guatemala, Panamá y Uruguay 5.

De manera paralela en el campo del derecho penal la represión

de la usura, que es un caso especial de lesión, se realizaba

también por la aplicación de fórmulas objetivas, que castigaban ese

delito cuando la tasa de interés excedía límites prefijados, y en

este movimiento alternativo se llega a derogar las tasas máximas de

interés que fijaban las leyes, como sucedió en Alemania con la ley

del 14 de noviembre de 1867 y en otros países europeos como

4

6. Ver “La lesión en los actos jurídicos”, 83 y ss, do nde recordamos que“desde el punto de vista económico se esperaba cons eguir resultados ventajo-sos, como ser mayores facilidades para obtener créd ito y la disminución de losintereses por el libre juego de la oferta y la dema nda. Sin embargo los hechosdesmintieron tan halagadoras esperanzas y, a poco a ndar, se advirtieron lasmúltiples injusticias que se cometían...” (p. 84).

7 "Art. 138. - Es nulo todo acto jurídico contrario a las buenascostumbres.

En particular será nulo el acto jurídico por el cua l alguien, explotandola necesidad, ligereza o inexperiencia de otro, obt iene para él o para untercero que, a cambio de una prestación, le prometa n o entreguen ventajaspatrimoniales que excedan de tal forma el valor de la prestación que, teniendoen cuenta las circunstancias, exista una desproporc ión chocante con ella".

Austria, Bélgica, Suecia y Noruega, ocurrió algo similar. 6

§ 3. La lesión subjetiva

Con el afán de prevenir mayores males sociales, y evitar la

explotación de los débiles y necesitados, se procura incluir

nuevamente la lesión en los modernos cuerpos legales, pero ya no se

echa mano a la desprestigiada fórmula romana, que sólo atendía al

elemento objetivo de la desproporción excesiva en las prestaciones,

porque ese elemento se considera insuficiente para caracterizar la

institución, que se completa con dos elementos subjetivos, a saber:

la inferioridad de la víctima y el aprovechamiento o explotación de

ese estado.

El código civil alemán, sancionado en 1896, entró en vigencia

en 1900; pese a que en un primer momento los comentadores del nuevo

código afirmaron que también allí se había borrado la lesión del

ordenamiento jurídico, se advierte luego que el artículo 138 7 había

hecho renacer la institución con un nuevo ropaje que la torna más

aceptable al pensamiento jurídico, porque tiende a destacar en su

integridad todos los elementos necesarios para configurar la

institución.

La fórmula contenida en el mencionado artículo 138 no es

5

8. Si hiciéramos un poco de historia advertiríamos qu e estas fórmulas hancumplido un círculo perfecto, pues nacieron en el C ódigo Penal del cantón sui-zo de Schaffhouse (3 de abril de 1859, art. 230), y de allí pasaron a las le-yes penales de Galizia y Cracovia, en Austria (año 1887), y de otros cantonessuizos (Bale-ville, 1872; Zurich, 1883; St-Gall, 18 84), para ser recibidas enel Código penal alemán (mayo de 1880, art. 302).

De los códigos penales se trasladaron al Código civ il alemán, y de ésteal artículo 21 del Código suizo de las obligaciones , para volver luego a losnuevos códigos penales, con los retoques introducid os por las leyes civiles.

nueva, sino que ha venido del Derecho Penal, donde nació como norma

destinada a combatir la usura. Esto no debe asombrarnos, porque -ya

hemos dicho- la usura es precisamente un caso especial de lesión

por ello resulta lógico que la fórmula penal de la usura se trans-

plante luego al Derecho civil 8.

1. Elementos

¿Cuáles son los elementos de la figura que aparecen en estas

nuevas fórmulas? Son tres, a saber:

a) Uno de carácter objetivo, la desproporción, pero ya no

medida con topes matemáticos fijos, sino una desproporción que se

califica de "chocante", evidente o considerable (según los distin-

tos códigos), es decir aquella que hiere la sensibilidad del juez,

o la sensibilidad media de la gente, y atenta contra el sentimiento

de justicia porque estamos frente a algo que objetivamente resulta

inicuo. Al elemento objetivo se suman dos elementos subjetivos.

b) Un primer elemento subjetivo se refiere al lesionante, y es

el conocimiento y conciencia de que está realizando un acto contra

derecho al aprovecharse de la situación de inferioridad de la otra

parte;

c) Un segundo elemento subjetivo se aprecia en la víctima del

acto lesivo, que debe encontrarse en situación de inferioridad,

provocada por estados que se delimitan de manera taxativa en cada

código. El código civil alemán adopta tres determinaciones para

precisar los estados en que puede hallarse la víctima: "necesidad,

6

9. Para indagar más detenidamente sobre la determinac ión exacta de losestados en que puede encontrarse la víctima del act o lesivo, ver nuestro “Lalesión en los actos jurídicos”, Nº 276 a 296, p. 18 0 y ss.

10. "Art. 21 (Código de las Obligaciones suizo). - En caso de desproporciónevidente entre la prestación prometida por una de l as partes y la contrapres-tación de la otra, la parte lesionada puede, dentro del plazo de un año, de-mandar que se anule el contrato y repetir lo que hu biese pagado, si la lesiónha sido determinada por la explotación de su penuri a, ligereza o inexperien-cia.”

11. Ver nuestro "Notas sobre el Derecho Civil Turco", Boletín de la Facultadde Derecho y Ciencias Sociales, Córdoba, año XXXV, 1971, p. 311 y ss.

12. "Art. 17 (Código civil Federal de Méjico).- Cuando alguno, explotandola suma ignorancia, notoria inexperiencia, o extrem a miseria de otro, obtieneun lucro excesivo, que sea evidentemente desproporc ionado a lo que él por suparte se obliga, el perjudicado tiene derecho a ped ir la rescisión del contra-to, y de ser ésta imposible, la reducción equitativ a de su obligación."

Acotamos que cada uno de los estados mexicanos tien e su propio Códigocivil, por lo que hay más de 30 códigos civiles, y que muchos de ellos repro-ducen la norma del Código federal.

inexperiencia o ligereza" 9.

El derecho comparado nos muestra cómo esas situaciones se

receptan con mayor o menor amplitud y ligeras variantes de termino-

logía en todos los códigos modernos.

Dentro de los países occidentales podemos citar el artículo 21

del Código suizo de las Obligaciones 10, en el cual se reemplaza el

vocablo necesidad por "penuria", pero la doctrina y jurisprudencia

suizas se esfuerzan por demostrar que uno y otro vocablo son

empleados como sinónimos. Lo mismo ocurre en Turquía, que por un

fenómeno de "trasplante" jurídico 11 adoptó el Código Suizo de las

Obligaciones; y en el Líbano, cuyo Código de las Obligaciones, en

su artículo 214 también habla de penuria, siguiendo al modelo

suizo.

El Código Federal de Méjico de 1927 hace referencia a la

"miseria" 12; y el mismo vocablo era empleado en el Código Polaco de

7

13. El mencionado Código Polaco de las Obligaciones ya no está en vigencia,y actualmente rige el Código civil de 1966, del que nos hemos ocupado endetalle en “La lesión y el nuevo art. 954", p. 48 a 51, al que remitimos.

14. "Art. 42 (Código Polaco de las Obligaciones de 193 2). - Si una de laspartes, explotando la ligereza, imbecilidad, inexpe riencia o miseria de laotra, recibe o estipula, para si o para un tercero, una prestación cuyo valorpatrimonial en el momento de conclusión del contrat o, está en neta despropor-ción con el valor de la contraprestación, la otra p arte puede demandar la re-ducción de su propia prestación o el aumento de la contraprestación, y cuandosemejante reducción o aumento es difícil de realiza r, puede sustraerse a losefectos jurídicos de su declaración de voluntad."

15. "Art. 1448 (Código civil italiano de 1942). - Si h ubiere desproporciónentre la prestación de una de las partes y la de la otra, y la desproporcióndependiese del estado de necesidad de una de ellas, de la que se ha aprovecha-do la otra para obtener ventajas, la parte damnific ada podrá demandar la res-cisión del contrato.

La acción no será admisible si la lesión no excedie se la mitad del valorque la prestación ejecutada o prometida por la part e damnificada tenía en elmomento del contrato.

La lesión debe perdurar hasta el momento en que se proponga la demanda.No podrán ser rescindidos por causa de lesión los c ontratos aleatorios.Quedan a salvo las disposiciones relativas a la res cisión de la parti-

ción."

las Obligaciones 13 del año 1932, en su artículo 42 14.

Por último, dentro de los países de Occidente merece especial

mención el Código civil de Italia de 1942 15, que considera que no

deben tomarse en cuenta las situaciones de ligereza e inexperien-

cia, porque se alteraría demasiado la confianza que las partes

deben tener en el negocio jurídico, y se llegaría a invalidar actos

que deben permanecer firmes; por tales razones sólo admite el

estado de necesidad de la víctima como justificativo de la resci-

sión por lesión.

§ 4. Evolución del problema en el sistema jurídico argentino

Antes de analizar la fórmula consagrada por el artículo 332

del nuevo Código Civil y Comercial desearíamos recordar brevemente

cuál ha sido la evolución del pensamiento jurídico argentino.

En una primera etapa tuvo neta preeminencia la opinión,

8

16. Decretos del Poder Ejecutivo de la Nación Nos. 12. 542 y 13.156 del año1926.

17. Puede advertirse que en el derecho español se pone como ejemplo denegocios con causa ilícita a los negocios usurarios (ver Federico de CASTRO,“El negocio jurídico”, Inst. Nacional de Estudios J urídicos, Madrid, 1967, §306, p. 247).

concordante con el pensamiento del codificador, de que la lesión

estaba bien suprimida. Recién en 1916, en el Congreso de Ciencias

Jurídicas y Sociales que se efectuó en la ciudad de Tucumán, se

encuentra una declaración tendiente a incorporar una fórmula muy

similar a la del artículo 138 del Código civil alemán, con el fin

de reprimir la usura.

En 1926 el presidente Alvear designó una Comisión 16 encargada

de estudiar las reformas que debían introducirse al Código civil.

La comisión encomendó a Juan Antonio BIBILONI la redacción de un

Anteproyecto, y ese insigne jurista, al trabajar sobre este punto

decidió no innovar, considerando que el artículo 953 del Código

civil argentino -que fulminaba con la nulidad a los actos ilícitos

o contrarios a la moral y buenas costumbres- era suficiente para

reprimir los aprovechamientos lesivos.

La doctrina argentina ha considerado siempre que la inclusión

de esa norma era uno de los aciertos de nuestro codificador;

creemos que en la confección del texto ha ejercido notoria influen-

cia -además del derecho romano- la vieja legislación española pues,

aunque VÉLEZ SÁRSFIELD no la menciona en la nota, encontramos allí

textos como el de la Partida 5, título XI, ley 28, in fine que,

después de ocuparse del temor y la violencia, como vicios del acto,

expresa: "...todo pleyto fecho contra nuestra ley, o contra las

buenas costumbres que non deve ser guardado...".

Sin embargo, pese a que ese estándar general incluido por

VÉLEZ SÁRSFIELD en la mencionada norma fue en cierta medida una

herramienta útil en manos de nuestros jueces, y ayudó a poner

límite a los intereses usurarios 17 y a las cláusulas penales excesi-

9

18. Héctor MORIXE, "Contribución al estudio de la lesi ón", Buenos Aires,1929.

19. "Art. 156 (Proyecto de Reforma de 1936).- Se juzga rá especialmente con-trario a las buenas costumbres, el acto jurídico po r el cual alguien, explo-tando la necesidad, la ligereza o la inexperiencia ajenas, se hiciere prometeru otorgar para sí o para un tercero, a cambio de un a prestación, ventajas deorden patrimonial evidentemente desproporcionadas."

20. Ver en la nota 7 el artículo 138 del C. civil alem án.

21. Es conocido como Anteproyecto de 1954 y su consult a resultaba sumamentedifícil, pues sólo se distribuyeron ejemplares mime ografiados de los primeroslibros. Recién en 1968, por iniciativa del Prof. Fe rnando J. LÓPEZ de ZAVALÍA,Director del Inst. de Derecho Civil y Comparado de la Universidad de Tucumán,esa casa de Estudios ha editado íntegro el Anteproy ecto, que está acompañadode extensas notas que ilustran los textos que en él se incluyen.

22. "Art. 159 (Anteproyecto de 1954).- Si mediare desp roporción evidenteentre la prestación de una de las partes y la contr aprestacióncorrespondiente, el acto podrá anularse, cuando la lesión hubiese sidodeterminada por la explotación de la desgracia, lig ereza o inexperiencia dellesionado.

vas, creemos que no era suficientemente dúctil y no permitía

reprimir todos los aprovechamientos lesivos.

En esta materia la Comisión Reformadora, al elaborar el

Proyecto de 1936, se apartó de Bibiloni y, sin duda, tuvo en cuenta

el pensamiento del autor platense MORIXE 18, que escribió en 1929 un

excelente libro sobre la lesión, el único que existía en la

doctrina nacional sobre el tema. Proyectó entonces incluir una

norma 19 que es casi textualmente la traducción del artículo 138 del

Código civil alemán 20.

En 1954 el profesor porteño Jorge Joaquín LLAMBÍAS, que

presidía la Comisión encargada de proyectar la Reforma al Código

civil, designada por el Instituto Nacional de Estudios Jurídicos,

dependiente del Ministerio de Justicia, elaboró un Anteproyecto 21.

Allí se incluían dos artículos vinculados con la institución que

estudiamos -los artículos 159 y 160- con una característica curio-

sa, se receptaban simultáneamente las fórmulas subjetiva y objeti-

va 22; es decir que podía anularse un acto por lesión cuando se daban

10

También podrá anularse el acto cuando el daño resul tante de lainequivalencia de las prestaciones excediere la mit ad del valor prometido oentregado por el lesionado, salvo que éste hubiere tenido la intención debeneficiar a la otra parte.

La lesión se computará al tiempo de la celebración del acto y deberáperdurar al promoverse la demanda.

No podrán anularse por lesión los contratos aleator ios.""Art. 160 (Anteproyecto de 1954).- La impugnación d el acto viciado por

lesión, sólo competerá al lesionado.La parte que hubiere aprovechado la lesión podrá ma ntener la eficacia

del acto suplementando su propia prestación, en la medida suficiente paraequilibrar la contraprestación correspondiente."

23. "Art. 934 (Código civil de Austria).- Si en los co ntratos bilateralesuna de las partes no ha recibido la mitad de lo que entregó la otra, según elvalor ordinario, la ley acuerda a la parte lesionad a el derecho de demandar larescisión del contrato y que las cosas sean restitu idas a su estado anterior.Pero la otra parte puede hacer subsistir el contrat o mediante el suplemento delo que falta al valor ordinario. La inequivalencia de valores se calcula conrelación al tiempo de celebración del contrato."

24. "Art.879 (Código civil de Austria).- El contrato q ue viola unaprohibición legal o las buenas costumbres, es nulo.

Son nulas, en particular, las convenciones siguient es: cuando alguienaprovechando la ligereza, estado de constreñimiento , debilidad de espíritu,inexperiencia o agitación de otro, se hace prometer o acordar, para sí o paraun tercero, una prestación que esté en desproporció n flagrante con el valor dela contraprestación."

todos los elementos de las fórmulas subjetivas del derecho moderno

-desproporción chocante o evidente, más aprovechamiento de una

parte, y necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra-, o sola-

mente si había una desproporción que objetivamente excediese de la

mitad del valor, como en el derecho romano. Por cualquiera de las

dos vías se llegaba a la anulación.

Esta solución novedosa tenía un solo antecedente: el Código de

Austria, pero en dicho sistema legal se justificaba la doble

solución porque el Código de Austria de 1811 incorporó la fórmula

objetiva 23, copiada del Derecho Romano, y luego al efectuarse algu-

nas reformas a principios del siglo XX, se agregó la fórmula

subjetiva 24, sin suprimir la otra; de esta forma se había incorpora-

do al derecho austríaco la nueva institución, dejándola coexistir

con la antigua, para ver cuál daba mejores resultados.

Aquí, en cambio, LLAMBÍAS proponía incorporar ambas al mismo

11

25. Recomendación Nº 14.- "Podrá demandarse la nulidad o modificaciónde todo acto jurídico bilateral oneroso, en el cual alguien aprovechando lanecesidad, penuria o inexperiencia extremas de otro , se hiciera prometer uotorgar para sí o un tercero, ventajas patrimoniale s en evidente desproporcióna su prestación.

La lesión deberá subsistir al momento de deducirse la acción, cuyo plazode caducidad será de un año, contado desde la fecha en que debe ser cumplidala prestación a cargo del lesionado. La acción será irrenunciable al momentode la celebración del acto.

La parte contra la cual se pida la nulidad, podrá e vitarla si ofrecemodificar el acto de modo tal que el juez considere equitativo por haberdesaparecido la notoria desproporción entre las pre staciones."

(Ver Actas. Tercer Congreso Nacional de Derecho Civ il", Imp. UniversidadNacional de Córdoba, T. II, p. l777; en adelante ci taremos esta publicacióncomo "Tercer Congreso..."; puede consultarse en la Sección Biblioteca virtualde la página web de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba).

26. Obra laureada por la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires,Premio año 1967.

27. "Podrá demandarse la rescisión o modificación de t odo acto jurídicobilateral oneroso, por el cual alguien, aprovechand o la necesidad,inexperiencia o ligereza notorias de otro, se hicie re prometer u otorgar parasí o un tercero, ventajas patrimoniales en evidente desproporción a suprestación.

La parte contra la cual se pida la rescisión podrá evitarla si ofrece

tiempo, solución similar a la adoptada por el Código Civil de la

República Popular Húngara algunos años después.

En 1961 se reunió en Córdoba el Tercer Congreso Nacional de

Derecho civil, que trató una serie de temas vinculados con aspectos

en que se consideraba necesario reformar con urgencia el Código

civil argentino. Se aprobaron una veintena de recomendaciones,

muchas de las cuales forman la columna vertebral de las reformas

introducidas por la ley 17.711.

El Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil recomendó, por

unanimidad, introducir la lesión en la legislación argentina 25, y

la fórmula propuesta contempla, además de los elementos subjetivos

y objetivo, otras necesidades que debe satisfacer una buena norma

que legisle sobre la lesión.

Por último, entre los antecedentes nacionales, podemos citar

un libro nuestro 26, en el cual también proponíamos una fórmula

represiva de la lesión 27.

12

modificar el acto de modo tal que el juez lo consid ere equitativo, por haberdesaparecido la desproporción entre las prestacione s.

La rescisión o modificación del acto no puede perju dicar a terceros debuena fe.

El plazo de caducidad de la acción será de un año, contado desde lafecha en que deba ser cumplida la prestación a carg o del lesionado."

28. Uno de los primeros fue Guillermo A. BORDA, posible mente porquesiempre pensó que la mera desproporción objetiva re sultaba suficiente parainvalidar el acto. Su hijo Alejandro sustentó la mi sma posición en ponenciaremitida a las XVII Jornadas Nacionales de Derecho civil.

29. “Art. 327 (Proyecto de 1999).- ... explotando la necesidad, lainexperiencia, la ligereza, la condición económica, social o cultural quecondujo a la incomprensión del alcance de las oblig aciones, la avanzada edad,o el sometimiento de la otra a su poder resultante de la autoridad que ejercesobre ella o de una relación de confianza. ...”

Como ya hemos dicho, en 1968 la ley 17.711 modificó el

artículo 954, incorporando allí la figura de la lesión, que fue

bien recibida por la doctrina, aunque en su aplicación hubo un

sector que incurrió en el error de fundir los dos elementos

subjetivos en uno solo.

Al mismo tiempo Roberto H. Brebbia criticó duramente la

“presunción de explotación”, afirmando que con ella se hacía

renacer la figura romana de la “lesión objetiva”, lo que a veces

sucedió en la práctica, cuando se invocaba esa presunción

extendiéndola del aprovechamiento a la situación de inferioridad de

la víctima, desconociendo que siempre debe ser objeto de prueba.

Señalemos, finalmente, que hubo un amplio sector de la

doctrina que se dejó arrastrar por el entusiasmo, afirmando que la

enumeración de estados de la víctima no era taxativa, sino

meramente enunciativa 28, y comprendía cualquier situación de

inferioridad. Al mismo tiempo en el Proyecto de Código de 1999 el

art. 327 amplió la enumeración de situaciones de inferioridad que

consideraba merecedoras de protección, llegando a incluir en ellas

la avanzada edad 29.

Estos excesos de entusiasmo son lamentables y la historia de

la figura muestra que provocan una seria reacción, que lleva a

13

30. Ver Alfredo BULLARD GONZÁLEZ: “La parábola del mal samaritano: apun-tes sobre la lesión en el Derecho de Contratos”, Te mis, Pontificia UniversidadCatólica del Perú, Lima, 2001, N° 43, p. 223-234.

otros sectores a propiciar nuevamente su eliminación de la

legislación, como lo hacen modernamente los secuaces de la escuela

económica del derecho. 30

Afortunadamente en esta materia el nuevo Código ha procedido

con singular prudencia y no ha escuchado los cantos de sirena de

quienes propician ampliar al infinito el número de “protegidos”.

§ 5. El artículo 332 y el elemento objetivo

1.- Medida de la desproporción

Tres son los párrafos del artículo 332 que se vinculan con el

elemento objetivo; el primero , que nos dice que habrá lesión cuando

se obtuviere "una ventaja patrimonial evidentemente desproporciona-

da y sin justificación"; el segundo , que hace nacer una presunción

de aprovechamiento, cuando exista una "notable desproporción de las

prestaciones"; y el tercero , que determina que "los cálculos

deberán hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción

debe subsistir en el momento de la demanda".

Antiguamente -en el derecho romano y en las legislaciones que

lo tomaron como modelo- para caracterizar la lesión enorme se

atendía únicamente al desequilibrio entre las prestaciones,

fijándose además índices matemáticos por debajo de los cuales no

podía ejercerse la acción.

Lo insuficiente de esas fórmulas, insistimos, acarreó el

desprestigio de la institución y hasta su desaparición en muchos

códigos. Por otra parte, las proporciones aritméticas establecidas

eran totalmente arbitrarias y variaban de país a país, como lo

señala con sumo acierto Vélez Sársfield en la larga nota colocada

después del artículo 943. Conviene recordar, además, que esa

14

31. El artículo 1448 del Código civil italiano es una e xcepción, ya queestablece que la desproporción debe exceder la mita d del valor.

Lo mismo ocurre con el artículo 323 de la compilaci ón foral de Cataluña,en razón de los antecedentes romanistas de ese dere cho; y en la ley 499 de lacompilación de Navarra.

32. Ver el texto del artículo 21 del Código suizo de la s obligaciones, enla nota 10.

determinación aritmética de la diferencia entre el valor de las

prestaciones y el valor real de la cosa provocó sutiles discusiones

sobre las nociones de valor real, valor de consumo, valor de

cambio, justo precio, justo salario, etc.

Podemos preguntarnos, tomando como ejemplo el derecho francés,

que establece como requisito indispensable la desproporción de 7/12

sobre el justo precio, ¿acaso no puede resultar también lesivo un

acto en el cual la desproporción sea solamente de los 5/12 ó 6/12?

¿Por qué causa se ha establecido ese tope tan original de los 7/12?

Las legislaciones modernas, con mucho mejor sentido, dejan

librado al prudente criterio judicial la apreciación de si existe

o no el elemento objetivo de la lesión, sin sujetarse a límites

matemáticos estrictos, que difícilmente presentan la exactitud que

les asignaban sus defensores, en razón de la ya apuntada dificultad

de ponerse de acuerdo sobre la noción de justo precio 31.

El artículo 332, al establecer que las ventajas que obtiene el

beneficiario del acto lesivo deben ser "evidentemente desproporcio-

nadas" con su prestación, se ha inspirado en el modelo del Código

suizo de las obligaciones 32, fórmula que en nuestro país cuenta como

antecedentes el artículo 156 del Proyecto de Reformas de 1936, el

artículo 159 del Anteproyecto de 1954, y la Recomendación Nº 14 del

Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil. En cambio el Código

civil alemán, que es el código tipo, o modelo, habla de "despropor-

ción chocante".

El legislador, al calificar la desproporción de "evidente", ha

querido significar que debe ser tan manifiesta o perceptible, que

15

33. Paul OSSIPOW, "De la lesión", Sirey, Paris, 1940, p . 243.

34. Autor y obra citados en nota anterior, p. 242.

35. Cámara civil de la Capital, sala F, 8 de junio de 1 972: "Amado, LorenzoF y otros c/ Ferrari de Bonifatti, María y otro", E .D. 44-249 (en especial p.251).

36. Cam. 2ª Civil y Minería San Juan, 9 marzo 1992, “M uñoz, César D. c/Urnicia de Argüello”, E.D. 103-530.

nadie pueda dudar de ella. Es un término amplio y elástico, pero -

por eso mismo- ha sido criticado, habiendo llegado a decir OSSIPOW

que "la noción de evidencia, por su misma imprecisión, es peligro-

sa" 33.

En realidad dicho autor, que realiza un profundo estudio de la

lesión en el derecho suizo -donde encontramos la fuente del califi-

cativo "evidente"- interpreta que el término debe ser tomado en el

sentido de "considerable", y avala su afirmación con algunos fallos

del Tribunal Federal suizo, en uno de los cuales se rechaza la

acción existiendo una diferencia de 10.000 francos sobre 95.000 y

muestra que tampoco prosperó en otro, en que se trataba de un

precio de 7.500 francos, con relación a un valor estimado de

5.500 34.

Un camino similar han tomado nuestros tribunales al decir que

si "la diferencia entre la tasación y el precio pactado es mínima,

alrededor del 7% del precio, de ninguna manera puede considerarse

abusivo" el contrato 35; se ha resuelto también que “una diferencia

del 26% aproximadamente entre el valor real del bien y el valor del

precio de venta no puede estimarse lesiva” 36.

Así entendido el término evidente, es menester no sólo que

haya una desproporción, sino que esa desproporción salte a la

vista, sin necesidad de una pericia y ponga de relieve que se trata

de un desequilibrio manifiesto, lo que sucede cuando la

desproporción “deja de ser razonable para convertirse en irritante

16

37. Cam. Civil y Comercial Rosario, sala 1ª, 28 febrer o 1989, “Rico S.c/ D.N. Rodríguez de Cosseli”, Zeus, T. 51, R-7 (11 .730).

38. Cam. Civil y Comercial Rosario, sala 3ª, 25 agosto 1998, “Pakenas deGirnis, A. c/ Hernández, M”, Zeus, T. 50, R-71 (11. 507).

39. Diccionario de la Lengua española, Real Academia, 23ª ed., Madrid,2014..

40. Diccionario de Lengua española, 23ª ed. Madrid, 201 4.

a los sentimientos de justicia conmutativa 37, estimando que no basta

una disparidad o diferencia, sino que “la desproporción cuestionada

debe ser “chocante” y herir los sentimientos de equidad y moralidad

de que se nutre la norma” 38.

Pero las cosas se complican en nuestro artículo 332 cuando

advertimos que en el párrafo siguiente, al crear una presunción de

aprovechamiento, se ha cambiado de adjetivación, exigiéndose que la

desproporción sea "notable". ¿Ha pretendido el legislador emplear

ambos términos como sinónimos? ¿O su propósito ha sido acentuar la

cuantía de la desproporción, para poner de relieve que la presun-

ción sólo funciona cuando el desequilibrio es tan grande, que

resulta particularmente "chocante" al espíritu de justicia?

En pura teoría nada puede reprocharse a quienes pretenden

encontrar diferencias y distinguir sutilmente, entre lo evidente y

lo notable, aunque el significado que el diccionario asigna a estos

términos no ayuda mucho para señalar diferencias cuantitativas, ya

que "evidente" es lo "claro, cierto, patente y sin la menor duda" 39,

y "notable", en su segunda acepción, se dice de lo que es “grande

y sobresaliente, por lo cual se hace reparar en su línea" 40.

Pero, es en el terreno de la práctica donde, a nuestro enten-

der, no van a encontrar aplicación estas distinciones, porque

siempre que los jueces encuentren una desproporción "patente sin la

menor duda", no vacilarán en aplicar la presunción de aprovecha-

miento, porque tales desequilibrios, de los que no se duda, son

"grandes y excesivos".

17

41. "Quintas Jornadas...", Recomendación aprobada sobre el Tema Nº 2 ("Elrégimen de la lesión en la reforma"): "Subsistencia de la desproporción. Delege lata : Debe interpretarse que son excepciones el restabl ecimiento delequilibrio por obra del lesionado o por culpa de la parte aprovechadora. Delege ferenda : Debe mantenerse el requisito sobre la subsistenci a de ladesproporción al momento de la demanda, como regla" .

En la página web de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba puedeconsultarse nuestro trabajo sobre “El régimen de la lesión y las QuintasJornadas Nacionales de Derecho Civil”.

42. Ver el texto en la nota 14.

Lo expuesto nos inclina a interpretar ambos vocablos como

sinónimos, pues en ningún caso deberá llegarse a la nulidad por

lesión si la diferencia entre las prestaciones es reducida; la

figura, para su funcionamiento, exige que se cree un desequilibrio

cuantitativamente importante.

La última referencia al elemento objetivo se vincula con la

exigencia de que la desproporción subsista al momento de la deman-

da. El tema ha sido objeto de debate por la doctrina nacional y ha

existido un interesante pronunciamiento al respecto, en las Quintas

Jornadas de Derecho Civil, donde si bien se acepta el mantenimiento

del requisito, se considera que al interpretar el párrafo deben

admitirse como excepciones las hipótesis en que el restablecimiento

del equilibrio sea fruto del actuar del lesionado, o de culpa de la

parte aprovechadora 41.

2. - Momento en que debe apreciarse la desproporción

El artículo 332 del nuevo Código, al igual que lo hacía el

artículo 954 que incorporó la ley. 17.711, dispone que los cálculos

deben efectuarse "según valores al tiempo del acto".

Se trata de un verdadero acierto del legislador, y no hemos

vacilado en calificar de esa manera a un dispositivo semejante que

se hallaba en el artículo 42 del ya derogado Código Polaco de las

Obligaciones 42, que es, quizás, el primer antecedente que

18

43. Ver, para el derecho griego, un fallo de la Corte de Casación citado porZEPOS (p. 290 del trabajo a que hacemos referencia en la nota 22, Sección I).

44. Conf. LLAMBÍAS, "Estudio de la reforma...", p. 63.

encontramos en el Derecho Comparado -dentro de las fórmulas subje-

tivas- de una solución semejante.

Incluso en algunos códigos en los cuales la fórmula represiva

de la lesión nada dice sobre el momento de apreciar la despropor-

ción, los Tribunales han debido llegar a la conclusión de que ella

debe calcularse al tiempo de celebración del contrato, y no con

posterioridad 43.

En nuestro caso el legislador se ha inspirado de manera

inmediata en el artículo 159 del anteproyecto de 1954, y en el

artículo 1448 del Código civil italiano. Este precepto brinda un

elemento útil para distinguir la lesión de la teoría de la "impre-

visión", también llamada por algunos "lesión sobreviniente" 44. En

efecto, en ambos casos se encuentra el elemento objetivo de la

inequivalencia entre las prestaciones de las partes; pero, mientras

en la lesión esa inequivalencia es el producto del aprovechamiento,

y existe desde el momento en que el acto se celebra, en la "impre-

visión", en cambio, la desproporción recién se presenta con poste-

rioridad, como consecuencia de circunstancias extrañas a la volun-

tad de las partes, y que fueron totalmente imprevisibles al tiempo

de celebrar el acto.

El contrato cuya modificación se solicita por causa de "impre-

visión" ha sido inicialmente válido, y el elemento objetivo (daño)

recién aparece con posterioridad y por eso se habla de "lesión

sobreviniente".

Además, en la imprevisión el acto es perfectamente lícito y

sólo la variación de las circunstancias que se tuvieron en cuenta

al contratar justificará su modificación ulterior; en cambio, el

acto "lesivo" es ilícito, ya que una de las partes aprovecha a

19

45. Por eso es correcta la afirmación que efectúa una s entencia de la Cáma-ra 1ª Civ. y Com. y Minas de San Luis, cuando dice que "para acreditar la gro-sera desproporción entre el precio pagado por la ve nta de los inmuebles y elvalor real de éstos, la prueba debe estar referida a los valores al tiempo deotorgamiento de los actos cuya validez se impugna y la tasación realizada enautos por el perito no puede gravitar con preponder ancia para demostrar lalesión objetiva, porque se realizó transcurridos ce rca de seis años desde lastransferencias dominiales en cuestión" (28 de octub re de 1968, "Lobo de Limi-na, Pascuala c/ Alcara, Francisco y otros) L.L. 137 -16.

46. Conf. Cámara Civil Cap., sala F, 9 de marzo 1969, " Sanz de Martín, Es-meralda P. y otro c/ Silva, Edmundo G. y otra": "La desproporción entre lasprestaciones que funda el vicio de lesión debe exis tir al tiempo de instrumen-tarse la operación, y no presentarse recién al mome nto del conflicto judi-cial", L.L. 136-1072 (S. 22.170).

designio la situación de la otra para obtener, desde el primer

momento -desde la celebración del acto- ventajas injustificables.

Por último, creemos que esta frase debe orientar al intérprete

y le será útil para comprender, en estas épocas en que la inflación

todo lo distorsiona, que debe tomar en cuenta los valores reales de

las prestaciones de cada parte, y no su precio, medido con una

moneda de valor cambiante, que introduce elementos de confusión 45.

De lo contrario podría llegar a imaginarse la absurda hipótesis de

una persona, víctima de un acto lesivo, en el cual la desproporción

de las prestaciones era evidente, pues adquirió un inmueble que

valía 50.000 pesos, pagando al contado 100.000 pesos, y que al

pretender intentar la acción un par de años después, se encontrase

con que él aparecía como el autor del acto lesivo, porque debido a

la desvalorización monetaria, ahora ese inmueble se tasaba en

200.000 pesos y él sólo había pagado 100.000. Es que, evidentemen-

te, para determinar la desproporción entre las prestaciones debe

atenderse al momento en que se celebra el acto 46.

3.- Subsistencia de la desproporción a la fecha de la demanda

Esta segunda exigencia, consagrada en el tercer párrafo del

artículo 332 del nuevo Código, encuentra sus antecedentes en el

20

47. Francisco MESSINEO, "Doctrina General del Contrato ", T. II, p. 293 yss., ed. EJEA, Buenos Aires, 1952.

48. Benjamín Pablo PIÑÓN, ponencia enviada a las “Quint as Jornadas...”, T.I de “Ponencias”.

49. Jorge J. LLAMBÍAS, "Estudio de la reforma...", p. 63 y nota 56. Jorge A.CARRANZA, "Examen y crítica...", ap. XII, p. 308 y 309; R. GARRIDO, y L.ANDORNO, "Reformas al Código civil", 2ª ed., Zavalí a, Buenos Aires, 1971, art.954, p. 166-167; Patricio RAFFO BENEGAS y Rafael A. SASSOT, “La Lesión”, J.A.Doctrina 1970, p. 803; y Guillermo A. BORDA, "Lesió n", E.D. 29-727 y ss. (en

artículo 1448 del Código civil italiano de 1942, y en nuestro país

en el Anteproyecto de 1954, y en la Recomendación Nº 14, aprobada

por el Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil.

Nos parece necesario recordar que la propia doctrina italiana

critica esta condición 47, sosteniendo que debe eliminársela. Al

estudiar los trabajos preparatorios del Código civil italiano da la

impresión de que se la incluyó con el propósito de impedir que se

ejercitase la acción de lesión en aquellos casos en que el perjudi-

cado por el acto lesivo ha conseguido enajenar la cosa que había

recibido, a un precio tal que ya no subsiste para él ningún perjui-

cio. Si la desproporción realmente era notoria, es poco probable

que esto suceda en épocas normales; en cambio en períodos de

inestabilidad económica se corre el riesgo de confundir la desapa-

rición de la desproporción entre las prestaciones, con la deprecia-

ción de la moneda, aspecto al que hemos aludido en el punto

anterior, y con respecto al cual ha manifestado PIÑÓN 48, que: "no

puede gravitar la inflación o desvalorización monetaria", pues si

no se tuviesen en cuenta estos factores, podría parecer que el

precio que se pagó por una cosa o servicio, que era excesivo al

celebrarse el acto, no lo fuese ya al promoverse la demanda; en tal

caso "la diferencia real de valores seguirá existiendo, pues lo que

ha cambiado es el valor de la moneda".

La doctrina nacional, sin embargo, ha recibido con general

beneplácito este requisito 49, e incluso las Quintas Jornadas

21

especial ap. III-c, p. 730).

50. Jorge A. CARRANZA, "Examen y crítica...", p. 309. E n sentidocoincidente las ponencias remitidas a "Quintas Jorn adas...", por MOSSETITURRASPE, y PIÑÓN.

51. Los ejemplos a que hacemos mención han sido tomados de Borda (trabajocitado, ap. III-c, p. 730-731).

Nacionales de Derecho Civil recomendaron su mantenimiento, aunque

efectuando algunas salvedades de singular importancia.

Las principales razones que se esgrimen para justificarlo se

vinculan con la posible valorización, por causas accidentales, del

objeto recibido por la víctima 50, que habría pagado un precio

exorbitante por un cuadro, cuyo autor luego se cotiza mejor, o por

un terreno, en cuyas proximidades se efectúa una obra pública que

lo valoriza 51. Se olvida que, por lo general, la víctima de la

lesión no suele recibir un objeto, sino que es más frecuente que lo

entregue por un precio vil, y precisamente en estas hipótesis la

aplicación estricta del dispositivo consagrado por el tercer

párrafo del artículo 332 puede conducir a injusticias flagrantes,

pues si la diferencia de valores desaparece porque el "beneficia-

rio" ha dejado, por su culpa, que el objeto se destruya o pierda

valor, quedaría liberado de responder por la lesión aunque tuviese

otros bienes en su patrimonio. Supongamos que adquirió por 200.000

pesos una casa que valía 1.000.000 y luego, obrando de manera

negligente, permitió que se arruinase, de manera tal que al cabo de

dos o tres años, la desproporción ha desaparecido. ¿Ese solo hecho

lo libraría de la acción?.

Si la desproporción de los valores ha desaparecido y no

subsiste en el momento de la demanda, se debe en este caso de

manera exclusiva al actuar culposo o doloso de quien explotó la

inferioridad del otro sujeto. ¿Es justo, entonces, que se niegue

22

52. Conf. Benjamín Pablo PIÑÓN, ponencia enviada a las "Quintas Jorna-das...", en la que expresaba: "...si la desproporci ón ha desaparecido al mo-mento de promoverse la demanda por culpa de la part e que se aprovechó del otrocontratante, deberá admitirse la acción". En igual sentido ver Pedro WOLKO-WICZ, "El derecho civil y la usura", ed. Zeus, Rosa rio, 1975, p. 61.

53. Conf. Jorge MOSSET ITURRASPE, ponencia enviada a l as "Quintas Jornadas...", en la que manifestaba: "Hace excepción el sup uesto del restablecimientodel equilibrio por hecho del lesionado originario".

54. Ver nuestro "La lesión en los actos jurídicos", Nº 271, p. 175-176.

acción a la víctima? 52.

Pero, aún en las hipótesis en que la víctima adquirió un

objeto, pagando un precio muy superior al que realmente valía,

puede suceder que ese bien se valorice por el esfuerzo del adqui-

rente, y el inmueble, antes yermo o inculto, se convierta en una

granja floreciente, de manera tal que se haya borrado también en

este caso la desproporción que existía al momento de celebrarse el

acto 53. ¿Tampoco podría la víctima deducir la acción de lesión

solicitando el `reajuste' de las prestaciones?

Estos aspectos fueron tomados en cuenta muy especialmente por

PIÑÓN y MOSSET ITURRASPE en las ponencias que remitieron a las

Quintas Jornadas Nacionales de Derecho Civil, y se tradujeron en la

Recomendación que finalmente se aprobó, en la que se expresa que

debe interpretarse como excepciones a la subsistencia de la despro-

porción "El restablecimiento del equilibrio por obra del lesionado

o por culpa de la parte aprovechadora".

En definitiva, aunque se apoye el mantenimiento de la subsis-

tencia de la desproporción al momento de la demanda, al reconocer

la existencia de tan importantes excepciones, se da la razón a

quienes hemos sustentado desde el primer momento que tal requisito

no tiene fundamento jurídico 54.

§ 6. Los elementos subjetivos . Situación de inferioridad de la

víctima

23

55. Conf. Jorge A. CARRANZA, "Examen y crítica...", p. 953; Alberto A. DICIO, "La lesión subjetiva en el artículo 954 del Có digo civil", E.D. 40-703(en especial ap. v, p. 708); Susana Nilda FABA, en "Quintas Jornadas..." ("Po-nencias", t. I, tema 2): "4)... No se admiten más e stados que los mencionadosy los tres resultan plenamente justificados"; Pedro WOLKOWICZ, obra citada, p.62.

En el mismo sentido Roberto H. Brebbia en su coment ario al art. 954,Código anotado, Hammurabi, p.599, § 3, b).

En contra: Guillermo A. BORDA, trabajo citado, E.D. 29-730 (ap. III, Nº4-b), que la considera enunciativa y brinda como ej emplo las hipótesis deprodigalidad, debilidad mental y grave disminución de las facultades físicas.Hay un evidente error del citado jurista, pues -com o él mismo lo reconoce-esos estados se encontraban comprendidos dentro de las hipótesis de la inexpe-riencia o ligereza; Norman J. ASTUENA, "La lesión c omo causa de nulidad oreajuste de los actos jurídicos bilaterales", E.D. 45-961 (en especial ap.VII-d, p. 968) y Gustavo Manuel MILLAN, "Contribuci ón al estudio de lalesión", Rev. Col. de Abogados de La Plata, año XV, Nº 32, enero-junio 1974,ap. 47, p. 33.

56. Remitimos a lo expuesto en nuestro libro “La lesió n y el nuevo artículo954", Capítulo III de la Sección I.

1. - Carácter de la enunciación

La enumeración que efectúa el artículo 332 es de carácter

limitativo 55 y no permite intentar la acción por analogía a quienes

se encuentren en algún estado distinto a los mencionados en la

norma. Éste es también el sentido que se da a la enumeración en

otros países, como lo hemos visto al efectuar el estudio del

problema en el Derecho Comparado 56.

Es cierto que un sector de la doctrina nacional, se ha dejado

llevar por el “entusiasmo” de brindar protección a cualquier

debilidad y así lo ha propiciado al tratar el tema en las XVII

Jornadas Nacionales de Derecho Civil, realizadas en Santa Fe, y lo

plasmó en el artículo 327 del proyecto de 1999, pero como lo hemos

dicho, el legislador con prudencia mantiene la limitación de los

posibles estados de la víctima reducidos a los tres que enumera.

Por tanto es de gran importancia determinar el significado y

extensión que tienen los vocablos "necesidad, inexperiencia o

debilidad síquica", utilizados por el artículo 332 al caracterizar

las situaciones en que puede encontrarse la víctima del acto

24

57. Ver Eugenio CARDINI, en "Tercer Congreso...", dic tamen complementario,T. II, p. 536 y ss.

58. Ver nuestro “La lesión en los actos jurídicos”, Nº 334 a 338, p. 223 a225, donde efectuamos la distinción entre "lesión" y "estado de necesidad").

59. Cam. Civil y Com. Santa Fe, sala 1ª, 20 septiembre 1984, “Brogginide Casabianca, V.C. c/ Manso, J.R.”, Zeus, T-35, J (7986).

lesivo, para lo cual nos servirá de valioso antecedente el estudio

del derecho comparado, pues allí se encuentran las fuentes que

sirvieron de inspiración a nuestro legislador.

2. - Necesidad

La equivocidad del vocablo da lugar a confusiones con otra

figura jurídica conceptualmente distinta, el llamado "estado de

necesidad", y para evitarlas se ha propuesto el empleo de otros

vocablos 57.

Sin embargo, la difusión del término en la doctrina y en la

legislación, hace casi imprescindible continuar usándolo 58.

El Diccionario Manual de la Real Academia Española define una

de las acepciones de la "necesidad", como la "falta de las cosas

que son menester para la conservación de la vida", y en el Diccio-

nario de Don Carlos de Ochoa se la define como "falta o carencia de

las cosas, principalmente hablando de lo que es preciso para la

vida".

Un tribunal santafesino ha dicho que la “necesidad sería un

estado de inferioridad económica a la que algunos autores agregan

inferioridad moral” 59

En los diversos códigos que han incorporado el vocablo para

caracterizar una de las situaciones en que puede encontrarse la

víctima de un acto lesivo, se ha entendido comprender en la "nece-

sidad" no sólo los aspectos de inferioridad económica o material,

25

60. Ver libro citado en nota anterior, Nº 279 a 281, p. 183 y ss.

61. Ver "Tercer Congreso...", dictamen preliminar, T. II, p. 528.

62. Ver "Tercer Congreso...", dictamen, punto 8, T. II , p. 532.

63. Ver "Tercer Congreso...", dictamen, punto E, T. II , p. 535.

64. Ni en el Cuarto Congreso Nacional de Derecho Civil (Córdoba, 1969), nien las "Quintas Jornadas Nacionales de Derecho Civi l" (Rosario, 1971, sepresentó ninguna ponencia que insistiese en reducir los estados subjetivos dela víctima a la situación de "necesidad".

65. Ver "La lesión...", Nº 281 y 282, p. 184 a 186. C onf. Gustavo ManuelMILLAN, trabajo citado en nota 53, ap. 476, p. 33; y Pedro WOLKOWICZ, obracitada, p. 63.

sino también las situaciones de angustia moral o peligro 60.

Parte de nuestra doctrina ha sostenido que el único estado de

la víctima que debía ser tomado en cuenta para justificar la

rescisión del acto era la necesidad y así vemos que, en el Tercer

Congreso Nacional de Derecho Civil, MARTÍNEZ CARRANZA propiciaba

"la adopción de un sistema similar al legislado en los artículos

1448 a 1452 del Código civil italiano" 61, y la misma postura adopta-

ron SANDLER 62 y OLIVA VÉLEZ 63. Pero, después de incorporada la lesión

a nuestro derecho positivo no se ha insistido en esta posición

extrema, limitándose las críticas a la posibilidad de admitir la

"ligereza" de la víctima 64.

Finalmente, respecto a la sustitución de la palabra "necesi-

dad" por "penuria", como lo hacen algunos códigos, remitimos a lo

dicho en nuestro libro 65.

3. - Inexperiencia

Este término, tradicionalmente empleado en casi todas las

fórmulas represivas de la "lesión subjetiva", contempla un estado

de la víctima del acto lesivo que podría definirse como "la falta

26

66. Ver Diccionario Manual de la Real Academia Español a: voces "experiencia"e "inexperiencia".

67 Conf. Paul OSSIPOW, obra citada, p. 255. Ver tambi én lo que decimos en laSección III sobre la posibilidad de aplicar la lesi ón a los actos de loscomerciantes.

68. Actualmente la vinculación se efectuaría con la “d ebilidad síquica”.

69. Cam. Civil Capital, sala F, E.D. 37-859; Cam. Civi l Capital, sala B,La Ley 1977-C-159; Cam. Civil Capital, sala C,23 di ciembre 1982, E.D. 103-277.

70. Verbigracia, el agricultor que compra abonos quími cos está protegi-do en Francia por leyes especiales contra la explot ación del fabricante. Esteagricultor contrata libremente, pero el vendedor ap rovecha su "inexperiencia",

de los conocimientos que se adquieren con el uso y la práctica" 66.

Por lo general suele presentarse en personas de escasa cultu-

ra, o que por su juventud no han adquirido suficientes conocimien-

tos de la vida y sólo en hipótesis muy raras podría tratarse de la

falta de conocimientos profesionales o técnicos especializados o de

las costumbres sociales o comerciales de un lugar determinado 67.

En el derecho extranjero los fallos que apelan a la situación

de "inexperiencia" suelen afirmar -simultáneamente- que la víctima

también ha obrado con "ligereza" 68.

Si buscamos los antecedentes que justificaron la inclusión de

estos vocablos en los códigos alemán y suizo de las obligaciones,

advertiremos que con ellos se ha querido caracterizar la situación

de desigualdad que existe entre las partes, que va a ser aprovecha-

da por el más fuerte, capaz, inteligente o conocedor, en detrimento

del débil o inexperimentado 69.

Las hipótesis con que se procura ilustrar estos conceptos no

alcanzan a configurar casos de "dolo", porque no media ningún

artificio, astucia o maquinación engañosa, ni siquiera una omisión

de la misma naturaleza utilizada con el fin de inducir a la otra

parte a contratar. El error o ignorancia también resultan

insuficientes, porque la víctima ha contratado voluntariamente; ha

querido el acto y sus consecuencias. 70

27

que le impide conocer la verdadera calidad y costo real del producto, paracobrarle un precio excesivo. En última instancia el campesino está igualmentedispuesto a adquirir esos fertilizantes, pues los n ecesita para mejorar susterrenos, pero el legislador quiere evitar que se a proveche esta situación,explotando su inexperiencia y necesidad, para obten er una contraprestacióncuya desproporción con el precio real de la mercade ría que se le entrega, esevidente.

71. Jorge A. CARRANZA, "Cuarto Congreso...", ponencia, punto 2, T. II., p.

673; y también en "Examen y crítica...", ap. IX, B- 2, p. 302.

72. Este giro reconoce como antecedente en el art. 282 , § 1, del modernocódigo civil portugués.

73. Para lograr concordancia con la locución empleada en el artículo 152 bisdel Código, incorporado también por la ley 17.711.

El ejemplo que hemos suministrado nos lleva a insistir en que

la inexperiencia o ligereza pueden darse aisladamente, pero con

mayor frecuencia se presentan conjuntamente, sea entre ellas, sea

con la necesidad, y viene así a reforzar la idea de explotación que

debe formarse el juzgador al apreciar las circunstancias del caso.

4.- Debilidad síquica

El artículo 332 del nuevo Código ha sustituído el vocablo

ligereza, como uno de los posibles estados subjetivos que puede

padecer la víctima de un acto lesivo, por “debilidad síquica”

La “ligereza” configuró quizás la más polémica de las

situaciones que contemplaba el artículo 954, pues algunos

propiciaron su supresión 71, y otros su reemplazo por los vocablos

"deficiencia psíquica" 72, o "debilidad mental" 73.

Para interpretar debidamente el vocablo "ligereza" era

necesario recurrir a la doctrina alemana y suiza que con él dan

cabida a la situación del pródigo, del débil mental y de otros

estados intermedios o fronterizos, que son de carácter patológico

28

74. La jurisprudencia jamás interpretó la "ligereza", en sentido técni-co, como una conducta imprudente o negligente de la víctima; no protegió elobrar irreflexivo, ni anuló actos que fuesen fruto de errores inexcusables.

75. Con acierto señala esta relación Elías BAGLINI, en ponencia remitida alCuarto Congreso Nacional de Derecho Civil, "Actas.. .", T. II, p. 680 y ss.

76. Cam. Civil y Com. Rosario, sala 1ª, 28 febrero 198 9, “Rico, S. c/D.N. Rodríguez de Coscelli”, Zeus, T. 51, R-7 (11.7 30);

“El art. 152 bis, introducido por la ley 17.711, ti ende a beneficiar alos que padecen estados de inferioridad ... mas es a protección se haceefectiva a partir de la sentencia de inhabilitación , pero los actos celebradoscon anterioridad sólo pueden invalidarse si ha medi ado el aprovechamiento dela situación de inferioridad en que se encontraban esas personas”.

77. Ver "La lesión en los actos jurídicos", N os. 288 a 290, p. 191 a 193.

78. "Quintas Jornadas...", "Ponencias", T. I, tema 2.

y producen como consecuencia una inferioridad del sujeto 74.

Al incluir la ley 17.711 la situación de “ligereza” en el

artículo 954 del Código civil argentino, como estado de la víctima

que puede justificar la anulación de sus actos por lesión, el

legislador fue congruente con el espíritu que lo impulsó a

incorporar al Código en el artículo 152 bis la protección de los

pródigos, los débiles mentales y los toxicómanos 75.

La ley 17.711 procedió acertadamente al prever para estas

hipótesis una doble protección: la inhabilitación y designación de

un curador que asista al sujeto en sus actos de disposición, para

el futuro, y la anulación por lesión de los actos que hubiese

realizado con anterioridad a la inhabilitación, cuando al actuar ya

hubiese estado afectado por la debilidad patológica que no le

permitía medir debidamente el alcance de sus actos 76.

Esta opinión, que desarrollamos ya en nuestro libro 77, ha sido

compartida, entre otros, por MOSSET ITURRASPE, en ponencia

presentada a las "Quintas Jornadas..." 78, y luego, como miembro

informante del despacho, expresó en el plenario:

"En cuanto al vocablo ligereza la comisión no ignoró la

prosapia que en el tema tiene; mencionado en los códigos

29

79. Benjamín Pablo PIÑÓN, "Quintas Jornadas..." (T. I, "Ponencias"), nosdice que "Por ligereza debemos entender el acto irr eflexivo, pero esa irrefle-xión o falta de meditación debe ser ocasionada por una inferioridad mental yno por negligencia.

Esa ligereza puede hoy provocar la declaración de i nhabilitación previs-ta en el nuevo art. 152 bis, que protege a los ebri os y toxicómanos, a losdébiles mentales y a los pródigos. Pero, debe obser varse, que la declaraciónde inhabilitación no posibilita la anulación de los actos anteriores a lamisma, por lo que el instituto de la lesión constit uye la única defensa enestos casos".

80. Roque F. GARRIDO, "Quintas Jornadas..." ("Ponencia s", T. I): "Debe man-tenerse el vocablo ligereza, cuyo concepto es ampli o y supera el de la simpledebilidad mental". Agregando más adelante: "...Sust ituir el vocablo ligereza ,por deficiencia psíquica, importará que si el acto es otorgado antes de suinhabilitación, por ebrios consuetudinarios, toxicó manos, pródigos, seniles,paralíticos, tales actos no podrán ser impugnados p or lesión. Ello podrá ha-cerse de mantenerse el vocablo ligereza; que lo com prende, porque precisamentees propio de quienes se hallan en tales categorías, actuar en forma desmedida-mente desaprensiva, con respecto a sus bienes".

Lo que en el fondo viene a coincidir con lo que sos tenemos, porque enrealidad esos sujetos padecen un estado patológico de inferioridad!

81. Así lo propició el despacho formulado por la comis ión encargada de estu-diar el tema 9, en el Cuarto Congreso Nacional de D erecho Civil, que expresa-ba:

"II.- El vocablo "ligereza", que sirve para caracte rizar uno de losestados subjetivos en que puede encontrarse la víct ima del acto lesivo, debeinterpretarse adecuadamente, como una situación pat ológica de debilidad men-tal.

alemán, suizo, polaco, libanés, chino, Proyecto argentino de

1936 y Anteproyecto de 1954, pero pesó en su ánimo el deseo de

alejar la noción de toda posible vinculación con el comporta-

miento culposo, en sus formas: negligencia e imprudencia. Ello

condujo a aconsejar su interpretación en relación a una situa-

ción patológica de inferioridad mental y llevó a un sector de

la comisión a proponer una reforma tendiente a explicitar su

alcance."

En sentido similar se ha expresado PIÑÓN 79 y por su parte GARRIDO 80

afirmaba que debía mantenerse el vocablo ligereza. Incluso, con

algunos pequeños matices diferenciales, es también la opinión de

quienes propiciaban la sustitución del vocablo por "deficiencia

síquica" 81, o por "estado de inferioridad mental", como BREBBIA 82. Este

30

III.- En una eventual reforma debería reemplazarse el vocablo ligerezapor deficiencia psíquica ."

82. "Quintas Jornadas..." ("Ponencias", Tomo I); como interpretación de laley vigente: "El término ligereza , utilizado en el artículo 954, ap. 2, C.civil, debe ser entendido en el sentido de estado psíquico de inferioridadmental ".

Y fundamenta esta ponencia en los siguientes términ os: "Aún los mismosautores que no objetan el empleo del vocablo ligereza le otorgan un sentidoque disiente con su acepción corriente, identificán dolo con inferioridadsíquica ...

De lege lata debe entenderse que cuando la ley civil emplea el términoligereza al aludir al estado en que debe encontrars e el sujeto pasivo de laexplotación, se refiere al estado psíquico de infer ioridad mental en que debeencontrarse dicha parte."

83. "Cuarto Congreso...", ponencia de Brebbia, ap. I d e los Fundamentos, T.II, p. 685; y ap. I de las enmiendas propuestas (p. 686).

84. "Quintas Jornadas..." ("Ponencias", Tomo I), entre las reformas aconse-jables: "II.- Debe reemplazarse el término ligereza por la expresión estadopsíquico de inferioridad mental ".

Y fundaba esta propuesta diciendo: "El verdadero es fuerzo hermenéuticoque demanda la interpretación razonable y correcta del texto del artículo 954del Código civil cuando utiliza el término ligereza , cuyo verdadero alcancehemos señalado al efectuar de lege lata el análisis de dicha disposición le-gal, indica la conveniencia de suplantarlo por la e xpresión estado psíquico deinferioridad mental , que corresponde al contenido que la doctrina adju dica alvocablo que proponemos.

El estado psíquico de inferioridad mental abarca, según se ha visto,todos los casos en que el sujeto pasivo se encuentr a habitualmente disminuido(personas mencionadas en el art. 152 bis código civ il, cuando no se ha decla-rado la inhabilitación), y también los casos de inf erioridad mental transito-ria (verbigracia, ebriedad parcial de carácter acci dental).

destacado jurista rosarino es quien más ha bregado por la sustitución

del vocablo "ligereza", al punto de que ya en el Cuarto Congreso

Nacional de Derecho Civil presentó una ponencia en ese sentido 83,

insistiendo luego en las Quintas Jornadas Nacionales de Derecho

Civil 84.

Nosotros mismos hemos llegado a pensar que, "para evitar

interpretaciones incorrectas" sería conveniente su reemplazo por la

locución "debilidad mental", que concuerda con la empleada por el

moderno Código portugués, y "refleja con acierto la situación de la

31

85 Ponencia remitida a las "Quintas Jornadas...".

víctima que se ha querido proteger en esta hipótesis" 85.

Estimamos que el cambio de ligereza por “debilidad síquica”

satisface inquietudes doctrinarias, pero en la práctica no entrañará

ninguna modificación al tratamiento que se ha dado al problema.

§ 7. Segundo elemento subjetivo: actitud del lesionante

1.- El aprovechamiento

Para completar la figura de la lesión es menester, además, que

el beneficiario del acto se aproveche de la otra parte. Allí surge la

violación del deber de observar la buena fe que debe reinar en todo

acto jurídico y se configura de esta forma un verdadero acto ilícito.

El aprovechamiento es quizás el elemento más característico de

la figura, ya que nos permite determinar la verdadera naturaleza

jurídica de la lesión y su ausencia tornaría incompleta cualquier

fórmula legislativa que pretendiese reprimirla.

La institución ha cobrado nueva vida desde que el Código civil

alemán, en su artículo 138, supo sacar a luz este elemento que, a lo

largo de siglos, había permanecido subyacente en la figura de la

lesión. Tenemos la convicción de que los jurisconsultos romanos, al

conceder la anulación de los actos lesivos por razones de equidad

(humanum est), han tenido muy en cuenta que una de las partes

explotaba o se aprovechaba de la otra; explotación que se exterio-

rizaba objetivamente en la enorme desproporción de las prestaciones.

Este hecho no puede haber escapado a la observación del fino espíritu

jurídico de los romanos; lo que ocurre es que la concreción normativa

en la Ley Segunda de Diocleciano, por razones prácticas, sólo hizo

referencia a la exteriorización del elemento objetivo, que es el más

fácil de captar.

Para hacer más evidente que el elemento subjetivo de la

32

86. Jacques SAIGET, "Le contrat inmoral", Dalloz, Pari s, 1939.

87. Autor y obra citados en nota anterior, p. 265.

88. Autor y lugar citados en nota anterior.

"explotación" es indispensable para completar el concepto de la

lesión, nos permitiremos glosar unos ejemplos de SAIGET 86, que son

sumamente ilustrativos.

Supone, en primer lugar, el caso de un patrón, que aprovecha la

abundancia de mano de obra para contratar a sus obreros pagándoles

salarios excesivamente bajos. De acuerdo con la noción objetiva de la

lesión no habría lugar a ninguna acción, porque el patrón habría

ofrecido el valor de cambio, determinado por el libre juego de la

oferta y la demanda 87. Sin embargo la solución es evidentemente

injusta; una de las partes aprovecha la situación para explotar a la

otra y esta verdadera lesión a los intereses del obrero ha creado en

todo el mundo una reacción, que proyectada sobre el campo jurídico

origina la formación de una nueva disciplina, el derecho laboral, para

impedir que se produzcan estos hechos en los cuales el hombre se

convierte en el lobo del hombre. Estamos frente a un caso típico de

lesión subjetiva, que por su difusión ha merecido la sanción de leyes

especiales, que son consideradas de orden público.

Frente al ejemplo desarrollado, SAIGET nos da otro 88 que

reproduciremos con alguna libertad. Supongamos que el propietario de

una casa tiene en la parte posterior del inmueble un patio de tierra

que no utiliza. Uno de sus vecinos atraviesa por afligente situación

económica, y se halla sin trabajo; él desea ayudarlo y darle una suma

de dinero, pero su amigo, por amor propio y dignidad, no quiere

recibir ese dinero como una limosna y se compromete a transformarle

el patio de tierra en un jardín. Material y objetivamente existe

desproporción entre ambas prestaciones, pues el trabajo de jardinería

es de un valor superior a la suma entregada y, de acuerdo a los viejos

33

89. Cámara Civil de la Capital, sala D, 21 de septiemb re de 1972, "Osés,Jaime P. c/ Herrera, Jesús R.", E.D. 47-378 y 380.

90. Ver sobre este particular lo que decimos al estudi ar el Código griego,en “La lesión y el nuevo art. 954", p.35 y ss.

criterios, quien arregló el jardín habría sufrido una lesión enorme.

En cambio, desde el punto de vista en que nosotros nos colocamos,

jamás podría afirmarse que ha habido lesión, pues no existió

"aprovechamiento" de la necesidad de la otra parte; muy por el

contrario, el propietario del terreno -que no necesitaba para nada el

arreglo de ese patio de tierra, que no le produce ningún beneficio-

ha obrado impulsado solamente por el propósito altruista de prestar

ayuda a su vecino.

Estos ejemplos demuestran con suficiente claridad, a nuestro

entender, que el aprovechamiento es uno de los elementos esenciales

de la institución.

Concluyamos este punto señalando que nuestros tribunales han

tenido oportunidad de destacar la importancia del elemento subjetivo

a que hacemos referencia y así se ha dicho que "para que el estado de

necesidad sea causa de invalidez de un acto jurídico es necesario que

el otro contratante, conocedor de ese estado, lo hubiera explotado

inmoralmente para extraer de él beneficios excesivos en perjuicio de

la víctima" 89.

Aunque la fórmula incorporada al artículo 332 no lo diga de

manera expresa, creemos que también existe aprovechamiento aunque el

lesionante no obtenga el beneficio de manera directa, si la prestación

lesiva ha sido pactada a favor de un tercero 90.

2.- La presunción de aprovechamiento. Sus efectos

El párrafo segundo del nuevo artículo 332 expresa: "...Se

presume, salvo prueba en contrario, que existe tal explotación en caso

de notable desproporción de las prestaciones...".

34

91. "El comprador que pide la nulidad de la operación, fundado en el artícu-lo 954 del Código civil, debe probar las circunstan cias de necesidad, ligerezao inexperiencia", Cámara 1ª Civil y Comercial de Ba hía Blanca, 25 de junio de1974, "Becchio, Víctor c/ Alzogaray, Lirio A.", E.D . 57-450.

92. Juan Carlos SMITH, "Consideraciones sobre la Refor ma del Código Civil",L.L. 130-1016, en especial en el ap. IX, cuando exp resa: "Nos preguntamos sital presunción no podría acaso constituir un serio inconveniente para laseguridad y la dinámica de los negocios jurídicos". Agregando más adelante: "Ycon ello, lo que de acuerdo a las palabras de la le y significa admitir elinstituto de la lesión subjetiva, puede significar en los hechos la consagra-ción del viejo instituto de la lesión objetiva" (p. 1028).

93. Manuel ARAUZ CASTEX, "La reforma de 1968" (en apén dice al T. 2 de "ParteGeneral"), Empresa Técnico Jurídica Argentina, Buen os Aires, 1968, p. 128-129.

94. RAFFO BENEGAS y SASSOT, trabajo citado, p. 802.

95. Roberto H. BREBBIA, en ponencias presentadas al Cu arto Congreso Nacionalde Derecho Civil ("Actas...", T.2, p. 685 y "Quinta s Jornadas..." (T. I de"Ponencias", tema 2).

96. Alberto G. SPOTA, "Sobre las reformas al Código ci vil", ed. Depalma,Buenos Aires, 1969, p. 10; Guillermo A. BORDA, "Les ión", E.D. 29-727 (enespecial ap. III, p. 729 y ss); Hernán RACCIATTI, " Quintas Jornadas..." (TomoII de "Ponencias", tema 2); Alberto A. DI CIO, trab ajo citado, E.D. 40 (en

A la luz del análisis que llevamos efectuado surge muy claro su

sentido; la ley presume la "explotación", es decir la voluntariedad

en el obrar ilícito del beneficiario, pero la víctima deberá acreditar

el otro elemento subjetivo, es decir su situación de necesidad,

inexperiencia o debilidad síquica, y el elemento objetivo, el

desequilibrio, que en este caso deberá ser "notable".

Adviértase que la acción por "lesión subjetiva" no puede

prosperar si la víctima no se encuentra en una de las situaciones que

la ley prevé 91 y que la enumeración contenida en el artículo 332 es

taxativa. Tampoco prosperará si no hay real desproporción entre las

prestaciones; e, incluso, será rechazada cuando existiendo despro-

porción e inferioridad de la presunta víctima no hubiere mediado

explotación, como lo ejemplificábamos en el punto anterior.

La doctrina nacional, comenzando por SMITH 92, y ARAUZ CASTEX 93,

RAFFO BENEGAS y SASSOT94, BREBBIA 95 y otros 96, como así también algunos

35

especial apartado VI, p. 708 y 709); Fernando J. LÓ PEZ de ZAVALíA, obracitada, p. 395.

97. Ver “Cattaneo de Montañana, Irma / Occi, S.A.”, 23 diciembre 1971, J.A.Serie moderna, 15-701, y “Vigiani de Vigiani, Melan ia y otra c/ Butelli,Aníabal A”, Cam. Civil Cap., Sala F, 9 marzo 1971, J.A., serie moderna, 11-248, como así también "Comercial Financiera Garfran S.C.A. c/ Molina, Delia yotros", Cámara de Paz de la Capital, sala 3ª, 4 sep tiembre 1970, J.A., seriemoderna, 9-184, al decir: "quien invoca el vicio de lesión ha de probar que laotra parte ha logrado en razón del contrato impugna do, una ventaja económicaque es a todas luces exorbitante".

98. Ver Aráuz Castex, Raffo Benegas y Sassot, Brebbia y Racciatti, trabajosy lugares citados.

fallos jurisprudenciales 97, ha sostenido que la presunción consagrada

en el artículo 954 comprende no sólo a la explotación sino también a

la situación de inferioridad de la víctima del acto lesivo, interpre-

tación que se basa en la fusión de los dos elementos subjetivos en uno

solo y puede llevar a la conclusión de que por esta vía se

desnaturaliza la institución y se retorna a la vieja y desacreditada

"lesión enorme" de los romanos 98.

Se trata de una construcción totalmente incorrecta, que pasa por

alto el hecho de que la fórmula consagrada por el artículo 332 integra

el concepto de lesión con dos elementos subjetivos : a) primero la

situación de inferioridad de la víctima; b) segundo, actitud ilícita

del beneficiario del acto, que "explota" la situación de inferioridad

de la otra parte, elementos que son netamente diferenciables ya que

cada uno de ellos recae sobre sujetos distintos.

Indagar en la intimidad del sujeto explotador entraña serias

dificultades y es casi imposible entrar en su conciencia para

determinar si ha existido o no el propósito deliberado de

aprovecharse; por ello el legislador argentino se ha inclinado a

establecer una "inversión de la prueba", que no otra cosa significa

la presunción "iuris tantum" de explotación, que podrá ser desvirtuada

por la prueba en contrario que brinde el beneficiario del presunto

36

99. Conf. Jorge A. CARRANZA, A.: "Examen y crítica..." , p. 305; y Juan Car-los MOLINA, "Abuso del derecho. Lesión e Imprevisió n", ed. Astrea, Buenos Ai-res, 1969, p. 171; ver también "Cadile, Francisco y otra c/ Summa de Busca-glia, Francisca", Cám. Civil de la Capital, sala F, 10 de septiembre de 1968,L.L. 134-555.

100. Ver nuestro “La lesión y la presunción de aprovech amiento”, en LibroHomenaje a Manuel de la Puente y Lavalle, Lima, don de mencionamos el Código deSonara, y también los de Tamaulipas y Tlaxcala (pue de consultarse en páginaweb de la Academia Nacional de Derecho de Córdoba).

101. Ver nuestro libro "La lesión en los actos jurídios ", Nº 179, p. 112.

102. Ley "Si quis cum aliter", Digesto, 45.1.36.

acto lesivo 99.

Es cierto que durante mucho tiempo hemos manifestado que esta

presunción de explotación no tiene antecedentes en el derecho

comparado, pero en estudios más recientes hemos encontrado algunos

Códigos de estados mexicanos que también la consagran y alguno de

ellos con anterioridad a nuestra ley 17.711. 100

Debemos recordar que en algún país como la Unión Soviética, se

ha llegado más lejos, y el artículo 33 del viejo Código civil de la

República Socialista Federal Soviética de Rusia suprimió el requisito

subjetivo de la explotación 101, conformándose con exigir la "extrema

necesidad" de la víctima y el "manifiesto perjuicio" del acto.

Y si nos remontamos en el tiempo, veremos que un antiguo texto

de ULPIANO 102 sirvió de base a los glosadores para construir la figura

del "dolus re ipsa", que no se vincula de ninguna manera con los

vicios de la voluntad, sino que es muy semejante a la presunción que

hoy consagra nuestro artículo, ya que la anormalidad o desproporción

-que surge "de la cosa misma"- es lo que da lugar al carácter

sospechoso del acto.

De esta manera los maestros de Bolonia resultan, en cierta

medida, precursores de la presunción de aprovechamiento incorporada

a nuestro Código.

Por otra parte en el derecho argentino esa presunción tenía

37

103. Cámara Civil de la Capital, sala A, 18 de diciembr e de 1964, "Peralta,Josefa del C. c/ Trepat, Lorenzo S.", J.A., 1965-II I-347 y ss.

104 Fallo citado en nota anterior, p. 358.

105. Alberto G. SPOTA, "El objeto-fin social del acto j urídico", J.A. 1943-IV-248; "El acto jurídico de objeto inmoral y sus c onsecuencias legales",J.A., 1944-III-134; y "La lesión subjetiva", L.L. 6 8-421.

106. SPOTA: "Lesión subjetiva. Una doctrina argentina", L.L. 122-201.

107. Ver "Cuarto Congreso...",tomo 2. Se advertirá allí que considerabanconveniente mantener la presunción: Andorno (p. 689 ), Mosset Iturraspe (p.683-4), y el autor de este trabajo (p. 684), inclin ándose en cambio por lasupresión el Dr. Roberto H. Brebbia (p. 685-6).

antecedentes en varios fallos anteriores a la reforma, entre los

cuales merece especial mención un voto de BORDA 103, en el que mani-

festaba:

"... Por mi parte pienso que no es necesaria la prueba del

aprovechamiento de la situación de inferioridad de la otra parte

para admitir la nulidad del acto. Cuando hay una grosera

desproporción entre las prestaciones recíprocas, esa despro-

porción no puede tener otro origen que ése, a menos que se trate

de una liberalidad..." 104.

También merecen citarse varios comentarios de SPOTA 105, que

analizando esta "presunción de aprovechamiento" ha llegado a sostener

que se trataba de una "doctrina argentina" 106, que permitía obviar

graves inconvenientes de prueba, facilitando por esta vía que se

aplicase a los negocios usurarios la sanción que les corresponde.

El punto fue objeto de ponencias contrapuestas en el Cuarto

Congreso Nacional de Derecho Civil (Córdoba, 1969) 107, y dividió las

opiniones de la comisión encargada de estudiarlo, que lo debatió

extensamente y se inclinó -por un voto de diferencia- a sustentar la

posición de Brebbia, recomendando en el punto I del despacho

mayoritario: "Suprimir en una eventual reforma el párrafo tercero del

38

108. J.A., serie moderna, 5-686.

109. Las Actas de este importante certamen no han podid o imprimirse y sólose cuenta con dos tomos mimeografiados, impresos po r el Instituto de DerechoCivil de Rosario, que contienen la mayor parte de l as ponencias.

La versión taquigráfica del debate en plenario la h emos incluido en eltrabajo citado en nota 35.

110. Ver el tomo I de "Ponencias", tema 2 (Lesión), don de Brebbia propone,entre las "reformas aconsejables", ap. III, que "de be suprimirse el párrafo 3ºdel art. 954 C. civil", y luego fundamenta extensam ente su posición recordandolo ya dicho en la ponencia que presentó al Cuarto C ongreso Nacional de DerechoCivil y Expresando que "no existe relación lógica d irecta que permita fundaruna presunción legal, entre la magnitud de la despr oporción y la explotaciónque una de las partes ha ejercido sobre la otra".

Agrega más adelante que "la inversión del cargo de la prueba establecidaen el art. 954, párrafo 3, es susceptible de afecta r también el valor justi-cia, seriamente amenazado por la aplicación de un c riterio objetivo que nodistingue sobre la causa de la desproporción entre las prestaciones y queconduce a la destrucción de un acto que aparece com o el producto de la librevoluntad de las partes".

111. Ver en el tomo I, "Ponencias", tema 2 (lesión), la s posiciones susten-tadas por Roque Garrido, Elías P. Guastavino, Jorge Mosset Iturraspe y Benja-mín Pablo Piñón, que se pronunciaron en favor del m antenimiento de la "presun-ción de explotación", y negando que de esa manera s e haya restablecido la le-sión objetiva.

artículo 954"; mientras que un despacho de disidencia, suscripto por

Mosset Iturraspe y el que esto escribe, manifestaba: "La presunción

de aprovechamiento consagrada en el párrafo tercero del artículo 954

no da a la fórmula los caracteres de la "lessio enormis" (lesión

objetiva), sino que configura simplemente una inversión de la prueba

y debe ser mantenida".

MOSSET ITURRASPE hace una referencia a este debate de comisión

en un trabajo publicado en Jurisprudencia Argentina 108, que lleva como

subtítulo "La presunción de explotación en la subjetiva-objetiva".

Posteriormente, en las Quintas Jornadas de Derecho Civil,

efectuadas en Rosario (septiembre 1971) 109, Brebbia insistió en una

ponencia propiciando la supresión del párrafo tercero del artículo

954 110, pero la mayor parte de los juristas que concurrieron a ese

certamen habían formado ya opinión favorable a la presunción 111, y la

Comisión recomendó su mantenimiento.

39

112. Trabajo citado en nota 41.

Para quienes deseen profundizar en el interesante debate que hubo

sobre el tema lesión en esas Jornadas, remitimos a un trabajo que

incluye la versión taquigráfica de las deliberaciones. 112

§ 8. Actos que pueden ser atacados por lesión

1. - Nociones generales

El artículo 332 del nuevo Código habla de "actos jurídicos", en

general, sin especificar cuáles de ellos pueden ser afectados por el

vicio de lesión, y cuáles no; queda, pues, a la doctrina y a la

jurisprudencia la tarea de determinar el ámbito de aplicación de la

figura.

Existe coincidencia en que la lesión puede afectar todos los

actos bilaterales onerosos, es decir que el campo más propicio para

su aplicación son las convenciones y contratos. Tampoco hay vacila-

ciones cuando el contrato tiene carácter conmutativo, y la acción

puede estar destinada a proteger a cualquiera de las dos partes que

han intervenido en el acto, siempre que se encuentre en uno de los

estados de inferioridad que hemos reseñado más arriba, y que haya

mediado aprovechamiento de la otra parte.

Así, por ejemplo, en el caso de una compraventa, puede suceder

que el lesionado sea el vendedor, que impulsado por necesidades

económicas acuciantes, enajena a precio vil un valioso objeto; pero

también puede ocurrir que el lesionado sea el adquirente, que en razón

de su inexperiencia o debilidad síquica, paga un precio exorbitante

por un bien de escaso valor. Y, en materia de cláusula penal, vemos

que la lesión puede presentarse no solamente porque su monto sea

excesivo, sino también porque sea tan exiguo, que constituya una

verdadera burla, y permita al deudor obtener grandes beneficios del

incumplimiento, por lo irrisorio de la pena.

40

113. Remitimos a lo desarrollado en “La lesión y el nue vo art. 954", p.109 a 113.

114. MARCADÉ, V.: "Explication théorique et pratique d u Code Civil", 8ªed., Paris, 1894, T. VI, art. 1674, Nº 8, p. 325 a 327.

115. Jean DEPREZ ha efectuado un estudio minucioso de l a evolución de la ju-risprudencia y la doctrina francesas sobre esta mat eria, llegando a la conclu-sión de que la naturaleza aleatoria del contrato "n o debe impedir al juezsancionar la lesión si el examen de las circunstanc ias de la causa le dan laíntima convicción de un desequilibrio flagrante" (R ev. Trimestrielle de DroitCivil, 1955, Nº 1, p. 1-38; ver especialmente: "Con clusión", p. 37 y 38).

116. Ver “La lesión y el nuevo art. 954", p.159 y siguie ntes.

Se ha discutido sobre si sería posible argumentar la existencia

de lesión en los contratos aleatorios 113. En nuestra opinión la

existencia de aleatoriedad no excluye la posibilidad de la existencia

de lesión como bien lo ha sostenido Marcadé 114 cuando para una de las

partes no hay posibilidad de pérdida, y para la otra parte falta la

posibilidad de ganancia; estrictamente existe aleas, porque el monto

definitivo de las prestaciones permanece indeterminado y puede variar,

pero se prevé de antemano que el contrato sólo favorecerá a una de las

partes y, si la desproporción es notable e injustificada, podrá

ejercitarse la acción de nulidad por lesión 115.

2. Derecho laboral

Los civilistas, al combatir los aprovechamientos lesivos están

inspirados por las mismas circunstancias sociales que dieron

nacimiento y forma al derecho laboral, y persiguen una finalidad

similar: proteger a los necesitados de la explotación de los

poderosos. La legislación especial de la materia, que se ha

independizado del derecho civil como una nueva rama del derecho, por

lo general torna innecesario que se invoque de manera especial la

lesión para resolver los conflictos laborales. Por razones de brevedad

remitimos a lo dicho en “La lesión y el nuevo art. 954" 116.

41

117. Ver “La lesión y el nuevo art. 954", p. 145 y ss.

118. Miguel S. MARIENHOFF, “La lesión en el Derecho Adm inistrativo. (Impro-cedencia de su invocación por el Estado. Lo atinent e al administrado)", J.A.,Doctrina 1975, p. 468-473.

3. Derecho comercial

A nuestro criterio el artículo 332 es aplicable a los actos de

comercio, siempre que en ellos se presentes los elementos

constitutivos de un acto lesivo.

Pero esta conclusión de carácter general exige, sin embargo,

algunas precisiones mayores. Puede suceder que, pese a tratarse de un

a cto de comercio, la víctima sea no comerciante, caso en el cual el

artículo 332 funcionará del mismo modo que en el ámbito civil.

Consideración especial merece el caso de que un comerciante se

presente como presunta víctima del acto lesivo, hipótesis en las que

es necesario profundizar el análisis 117 lo que nos ha llevado a

sostener las siguientes conclusiones:

1) El artículo 332 es aplicable a los actos de comercio.

2) Si la presunta víctima es un comerciante difícilmente podrá

alegar las situaciones de debilidad síquica o inexperiencia para

justificar su inferioridad.

3) La necesidad, en el caso del comerciante, se refiere a la

falta de elementos indispensables para la vida del comercio, pero no

al dinero que se precise para ampliaciones o nuevas especulaciones.

4) Al determinar el “valor de las prestaciones” es necesario

tener en cuenta si el comerciante cumplió o no su función de

intermediación.

4. Derecho administrativo

MARIENHOFF ha sido el primer jurista argentino que en un

documentado trabajo, que se publicó en Jurisprudencia Argentina 118, se

42

119. Ver “La lesión y el derecho administrativo”, J.A. 1976-II-686.

120. Ver "Cuasi polémica sobre la lesión en el Derecho Administrativo",1976-IV-621.

121. Ver “La lesión y el nuevo art. 954", p.153 y ss. ( en especial p.158).

ha planteado el problema de la repercusión que la figura de la lesión

puede tener en el ámbito del derecho administrativo, inclinándose por

su inaplicabilidad.

Por nuestra parte publicamos un trabajo sosteniendo firmemente

que tanto el administrado, como el propio Estado pueden ser víctimas

de actos lesivos 119 lo que motivó una ardorosa respuesta de Marienhoff

en la que ratificaba su posición, sin agregar nuevos argumentos, por

lo que resultó innecesario seguir discutiendo el problema. 120

En resumen, opinamos que:

1) El administrado puede reclamar ante el Estado la anulación o

modificación de los actos administrativos cuando haya mediado lesión

(art. 332 del nuevo Código).

2) El Estado puede también encontrarse en situación de

inferioridad frente a terceros, sea porque padezca necesidades

urgentes e, incluso, aunque excepcionalmente, por situaciones de

inexperiencia.

3) Si el Estado ha sido víctima de actos lesivos puede recurrir

a la justicia, aduciendo la norma contenida en el art. 332. 121

§ 9. Acciones que nacen de la lesión

1. Nulidad

El primer párrafo del artículo 332 dispone que se puede solicitar

"la nulidad o la modificación de los actos jurídicos afectados por la

lesión”, y en el cuarto párrafo final a la víctima una opción entre

43

122. Expresa textualmente que "el afectado tiene opció n para demandar lanulidad o un reajuste equitativo del convenio...".

123. Ver Federico de CASTRO, "El negocio jurídico", ca pítulo IV, "Los negociosrescindibles", p. 517 y ss. en especial § 588, p. 5 20.

124. Conf. Luis DIEZ PICAZO, "... la rescisión se apli ca a contratosválidamente celebrados y obedece no a la irregulari dad en la formación delcontrato, sino al hecho de que el contrato regularm ente celebrado contribuye aobtener un resultado injusto, inicuo o contrario a derecho: produce un fraude deacreedores o una lesión. Por eso hemos hablado ante riormente de una ineficaciafuncional. La rescisión es una ineficacia funcional ", en "Fundamentos del DerechoCivil patrimonial", Tecnos, Madrid, 1970, Nº 360, 1 º, p. 314.

125. Ver "La lesión...", Nº 376, p. 247.

126. Ver Jorge Joaquín LLAMBÍAS, "Estudio de la reform a...", p. 63 y 181.También habla de nulidad "parcial", Gustavo Manuel MILLAN, trabajo citado,

Nº 86, p. 49; y sostienen que la nulidad es relativ a, entre otros, Jorge A.CARRANZA, "Examen y crítica...", ap. XI, p. 306 y s s.; Norman J. ASTUENA, trabajocitado, E.D. 45, ap. X, p. 870; Juan Carlos MOLINA, obra citada, p. 159; y Pedro

ambas acciones 122, pero admite que si elige el camino de la nulidad, el

demandado puede ofrecer un reajuste equitativo del convenio al

contestar la demanda.

Los efectos que la ley otorga a la acción no son propios de una

acción de "nulidad", sino de lo que técnicamente debe llamarse

"rescisión" 123, que es el remedio reservado para negocios jurídicos que

no están afectados de "invalidez", sino de "ineficacia" 124, pero en

verdad no es importante le denominación que se dé a las acciones, sino

su efecto práctico.

En varias oportunidades hemos dicho que no hacíamos problema de

terminología, siempre y cuando se legislara adecuadamente sobre los

efectos de la acción 125; aceptamos entonces la denominación empleada

por el artículo 332 del nuevo Código.

Veamos, pues, cuáles son los efectos que -según la doctrina

nacional- tiene esta llamada nulidad.

a) Nulidad "parcial" y relativa. - Los principales comentaristas

de esta norma han opinado que se trata de una nulidad "parcial", y

relativa 126.

44

WOLKOWICZ, libro citado, p. 81-82.

127. Apoyando esta postura se escuchó también la voz de PIÑÓN, quienexpresó:

"... si se permite sanear el acto restableciendo el equilibrio en lascontraprestaciones, es porque la reforma ha conside rado el acto como afectandoel interés privado (al igual que el error, el dolo, la intimidación, etc.) y,por lo tanto, su nulidad debe ser relativa".

Parcial, porque admite la subsistencia del acto, como acto

válido, cuando se modifican las prestaciones para restablecer su

equilibrio. Relativa, porque el legislador no ha considerado en este

caso que se encuentre en juego el orden público, sino solamente el

interés privado de las partes, que podrían confirmar el acto,

renunciar a la acción, o dejarla extinguir por prescripción.

El tema fue objeto de especial estudio por las Quintas Jornadas

Nacionales de Derecho Civil, en las que se votó una recomendación

sosteniendo que "el vicio de lesión en los negocios jurídicos acarrea

una nulidad relativa".

El miembro informante, para justificar esta recomendación,

manifestó:

"...la comisión ha sido consciente que no es ésta una

situación sencilla de decidir: saber si la nulidad que acarrea

el vicio es absoluta o relativa. Cuando aludimos al funciona-

miento del instituto, mencionamos la lucha contra la usura y los

fines sociales, económicos y éticos que lo inspiran, todo lo cual

conlleva una nulidad absoluta. Pero hemos tenido en cuenta que

surge de la propia preceptiva legal que sólo el lesionado o sus

herederos podrán ejercer la acción ̀ y que el reajuste equitativo'

es una especia de confirmación, puesto que implica sanear el

negocio, todo lo cual ha sido decisivo para concluir sosteniendo

el carácter relativo de la nulidad”. 127

Contra esta opinión mayoritaria -que compartimos- sólo se alzó

la voz de SPOTA, para observar que el fundamento final de la lesión

45

128. "La lesión en los actos jurídicos", Nº 370 y 371, p. 243 y 244.

129. Lo hemos utilizado en la fórmula propuesta en nue stro libro "La lesión enlos actos jurídicos", p. 254.

subjetiva "es la lucha contra la inmoralidad", por lo que estaría en

juego el orden público y habría de por medio intereses que trascienden

al lesionado, y sin afirmar de manera categórica que la nulidad era

absoluta, solicitaba que la recomendación se abstuviese de calificar

a la nulidad como relativa. Y en su réplica final MOSSET ITURRASPE

recordó los inconvenientes y contradicciones insalvables en que se

caería si aceptásemos que la nulidad es absoluta, porque en tal caso

debería admitirse la imprescriptibilidad de la acción, y su ejercicio

por cualquiera, incluso por el juez de oficio.

No queremos sobreabundar en esta materia, sobre la que ya hemos

expuesto nuestra opinión en otra oportunidad 128, y remitimos a lo

entonces dicho. Nos limitamos a recordar que si a la acción se la

denomina de "nulidad", esa nulidad será forzosamente relativa, por los

efectos que la ley determina: prescriptibilidad; posibilidad de

convalidar el acto modificando las prestaciones; personas legitimadas

para entablar la acción, etc.

2.- Modificación o "reajuste"

Permítasenos primero una breve digresión terminológica. El

artículo 332 habla primero de "modificación", y luego -en dos

oportunidades- emplea la palabra "reajuste".

¿Cuál de estos dos vocablos es el adecuado para caracterizar la

acción? Sin vacilar nos inclinamos por el primero 129 que, de acuerdo al

Diccionario de Real Academia Española es "la acción y efecto de

modificar " y este vocablo, en su segunda acepción, significa: "reducir

las cosas a los términos justos, templando el exceso o exorbitancia"

46

130. 18ª edición, Espasa-Calpe, Madrid, 1956.Análogo significado le otorga al vocablo "modificac ión" el Diccionario de

la Lengua Castellana de Don Carlos de Ochoa, que ex presa en su 3ª acepción:"reducción de las cosas a los términos debidos y ju stos, quitándoles el excesoo exorbitancia que tenían".

que es, precisamente, la finalidad que se persigue con esta acción 130.

Se trata de una acción independiente pero complementaria de la

llamada de nulidad, y ello nos permite -precisamente- afirmar que, en

conjunto, estamos frente a una rescisión.

Es quizás el arma más útil con que se cuenta para combatir la

lesión, pues permite eliminar el daño que se causaba a la víctima,

restableciendo la equivalencia de las prestaciones y, de esta forma,

mantener la validez del acto.

Para que proceda la acción de nulidad es menester que se haya

producido el daño; al borrarse el desequilibrio entre las prestaciones

va a faltar el elemento objetivo de la lesión, y ya sabemos que la

figura se integra con todos sus elementos.

En muchos códigos se denomina a esta acción de "reducción",

incurriendo en un error evidente, pues con frecuencia puede tratarse

no de la reducción de una prestación excesiva, sino del aumento de una

prestación exigua. En los países en que se ha empleado el vocablo

"reducción", jurisprudencia y doctrina se esfuerzan en sostener que

están comprendidas ambas hipótesis.

Conviene destacar que el legislador ha dado neta preferencia a

la acción de modificación sobre la acción de nulidad. En efecto, si

la víctima escoge la modificación, el demandado no podrá reconvenir

optando por la nulidad, pero si el actor ha optado por la nulidad, el

demandado puede forzar el cambio de esta acción por la de

modificación, como lo dice muy claramente el penúltimo párrafo del

artículo 332, cuando expresa:

"... la primera de estas acciones (la nulidad) se debe

transformar en acción de reajuste si éste es ofrecido por el

47

131. Conf. Federico N. VIDELA ESCALADA, "La fuerza obl igatoria de los contratosdespués de la reforma del Código civil por la ley 1 7.711", p. 234, en"Contratos", tomo II, ed. Zavalía, Buenos Aires, 19 73.

132. Jorge A. CARRANZA, "Examen y crítica...", ap. XI, p. 308.

demandado...".

Subyace siempre en el código la idea de que el acto atacado ha

sido un acto voluntario, que no está afectado de invalidez, sino de

ineficacia de alguno de sus elementos -en este caso la desproporción

entre las prestaciones- y que debe mantenerse incólume el acto siempre

que se haga desaparecer la causal de ineficacia 131, o -dicho en otras

palabras- si se restablece el equilibrio entre las prestaciones.

3.- Acción de daños y perjuicios

Algunos autores se han preguntado si sería posible sumar a las

acciones de nulidad o modificación, la de indemnización de daños y

perjuicios, arribando -por lo general- a una conclusión negativa,

aunque por la vía de razonamientos muy dispares, a los que procu-

raremos pasar revista rápidamente.

En primer lugar CARRANZA 132 sostienen enfáticamente que: "no

corresponde, en el caso de lesión, la indemnización de daños y

perjuicios, como sanción accesoria". Y para justificar su postura

arguye: a) que la nulidad es sanción suficiente; b) que al desaparecer

la incidencia patrimonial es innecesario el resarcimiento; y c) que

no se justifica la indemnización porque la lesión no constituye un

acto ilícito.

Debemos señalar nuestra total discrepancia con los fundamentos

-no con la solución- dados por el prestigioso jurista riocuartense,

ya que: a) en nuestro código la sanción de nulidad no excluye la

posibilidad de que deban resarcirse daños y perjuicios en los actos

ilícitos (art. 1056); b) la restitución de las cosas, en la acción de

48

133. Norman J. ASTUENA, E.D. 45, ap. X - 3), p. 970.

134. Juan Carlos MOLINA, obra citada, f), p. 162 y 163 .

135. Autor y obra citados en nota anterior, p. 166, Nº 7.

136. Juan Carlos MOLINA, obra citada, p. 172 a 174.

nulidad, o la modificación de las prestaciones, borran el

desequilibrio, pero no impiden que se hayan producido daños en el

período intermedio; c) finalmente, los actos lesivos son ilícitos , y

tanto, que el Código penal debe ocuparse de ellos!

Por su parte ASTUENA ha tomado como base la obra de CARRANZA para

sostener que "en principio no corresponde la condena accesoria de

daños y perjuicios" 133 porque la anulación o modificación del contrato

habría hecho desaparecer su incidencia negativa sobre el patrimonio

de la víctima; pero a continuación desliza que "en circunstancias

verdaderamente excepcionales", a pesar de la nulidad podría subsistir

un perjuicio que justificase la indemnización de daños, aunque -con

mucha probidad- confiesa que no ha encontrado ejemplos que avalen su

posición.

MOLINA, en cambio, trata de demostrar que en diversas hipótesis

la víctima puede haber sufrido daños que no se cubren con el ejercicio

de las acciones de nulidad o modificación 134, y se pregunta si es justo

negar a la víctima una acción complementaria de indemnización de daños

y perjuicios 135. Al efectuar la valoración crítica de la reforma llega

a la conclusión de que la norma (entonces el art. 954) no admite que

se ejercite una acción complementaria de daños y perjuicios 136, y

afirma que la solución es justa porque el legislador no ha querido

asegurar ganancias al lesionado, sino evitarle el perjuicio, y también

porque su conducta ha sido hasta cierto punto culposa o negligente.

En realidad, si la acción fuese realmente de "nulidad", y

teniendo en cuenta la ilicitud "intrínseca" del acto lesivo, aunque

el artículo 332 nada diga, debería admitirse el reclamo accesorio de

49

daños y perjuicios.

Creemos, sin embargo, que asiste razón a quienes niegan la

posibilidad de intentar una acción suplementaria de indemnización; y

ello porque el conjunto de previsiones del artículo 332 consagra una

verdadera acción de "rescisión", y no de "nulidad". El juez no

invalida el acto lesivo, sino que declara su ineficacia y restablece

el equilibrio, por vía de la restitución total de las prestaciones que

las partes se efectuaron, o de su modificación parcial, manteniendo

la validez del acto. Borrado el desequilibrio desaparece la ilicitud

y no se justifica una pretensión resarcitoria, máxime teniendo en

cuenta que en los actos lesivos no aparece ningún vicio de la

voluntad.

El legislador ha tenido en cuenta el carácter voluntario del acto

para concretar la defensa de la víctima y el artículo 332 no le

permite extender su pretensión de resarcimiento a otros daños, de los

que sólo él será responsable.

§ 10. Oportunidad y forma de ejercer la acción

1.- Introducción

Cualquiera sea la fórmula empleada por las diferentes legisla-

ciones que se ocupan de la institución en el Derecho comparado, se

advierte en todas ellas que la víctima del acto lesivo puede hacer

valer sus acciones en cualquier momento, mientras no hayan prescripto,

y jamás el mero cumplimiento de las prestaciones nacidas del contrato

lesivo convalidará el acto; muy por el contrario, en tales hipótesis

se admite que la víctima pueda repetir lo que ya hubiese entregado,

y ello -precisamente- porque no se trata de una típica hipótesis de

nulidad relativa, sino de una rescisión.

2.- Confirmación

50

137. Ver "La lesión en los actos jurídicos", Nº 166, p . 107.

138. Ver artículo 1448 del Código civil italiano en no ta 15.

139. "Art. 1450 (C. civil italiano).- Oferta de modificación del contrato .- Elcontratante contra quien se demandare la rescisión podrá evitarla ofreciendo unamodificación del contrato suficiente para reducirlo a la equidad."

Consideramos de interés en esta materia recordar la fórmula

consagrada por el artículo 21 del Código Suizo de las Obligaciones,

porque en ese sistema jurídico no se denomina a la acción de

rescisoria, sino de "nulidad relativa" 137.

La doctrina suiza sólo admite dos maneras de confirmar el acto

lesivo, a saber: a) que la víctima, después que haya desaparecido su

situación de inferioridad, manifieste su voluntad de convalidar el

acto de manera expresa, exteriorizando de esta forma un propósito de

liberalidad; y b) que la víctima deje transcurrir el plazo de

prescripción, sin interponer la demanda de nulidad, confirmando

tácitamente el acto lesivo.

Pero si la acción no ha prescripto, y no ha mediado una

confirmación expresa, la nulidad traerá como consecuencia que la

víctima "pueda repetir lo que ha pagado".

Conviene también analizar la doctrina italiana, pues en el

mencionado sistema jurídico se contempla como remedio de la lesión la

rescisión del acto 138, con la alternativa lógica de la modificación 139.

Señalan los autores italianos que estos actos no pueden ser

confirmados, porque no son "inválidos", sino "ineficaces" y, por

tanto, no hay ningún vicio que sanar. La única manera de eliminar la

ineficacia es por el transcurso del tiempo, ya que todas las acciones

prescriben si no se ejercitan dentro de los plazos previstos por la

ley. Precisamente el artículo 1451 del Código italiano se refiere a

la imposibilidad de confirmar el acto sujeto a la acción de

51

140. "Art. 1451 (C. civil italiano).- Inadmisibilidad de la confirmación .- Elcontrato rescindible no puede ser confirmado."

141. STOLFI, G.: "Teoría del negocio jurídico", trad. al castellano, Ed. Rev.de Derecho Privado, Madrid, 1959, p. 282.

142. Conf. Juan Carlos MOLINA, obra citada, p. 164: "P ara admitir la validezde una renuncia posterior al cumplimiento del contr ato ha de considerarse si nomedian en ella, como acto jurídico independiente y autónomo, los mismos viciosde ligereza e inexperiencia y que ella no se obteng a por la otra parte aprove-chándolos."

143. "Tercer Congreso ...", T. II, p. 550.

rescisión 140 y STOLFI 141 llega a sostener que esta prohibición se

refiere tanto a la renuncia anticipada, como a un acto posterior de

convalidación expresa.

No alcanzamos a comprender la necesidad de prohibir una

confirmación expresa del acto, mientras se admite la confirmación

tácita por vía de la inacción durante el plazo de prescripción.

Hacemos, sin embargo, una salvedad: el acto confirmatorio sería

también ineficaz, y no produciría ningún efecto, si subsistiese la

situación de inferioridad de la víctima 142.

Esta breve incursión por el derecho comparado sirve únicamente

para fortalecer nuestra posición: "el mero pago de las obligaciones

surgidas del acto lesivo no tiene efectos convalidatorios".

La víctima, impulsada por el ahogo económico propio de su estado

de necesidad, o por su inexperiencia, o por el estado patológico de

inferioridad psíquica, no sólo celebra el contrato, sino que cumple

las obligaciones que de él emergen. Muchas veces recién podrá advertir

que la otra parte aprovechó su situación de inferioridad, después de

haber cumplido con las prestaciones a su cargo, que no se hacen sentir

en toda su dimensión en el momento de contraerlas, sino en el de

ejecutarlas. Con mucha razón decía QUINTEROS, en el Tercer Congreso

Nacional de Derecho Civil, "que la experiencia profesional nos indica

que el lesionado se da cuenta del acto recién cuando tiene que

despojarse de la cosa que por el contrato debe entregar" 143.

52

144. Así, por ejemplo, Jorge CARRANZA ha dicho que los efectos de la nulidady sus alcances "no serán diferentes a los que de cu alquier acción de esa índole"("Examen y crítica...", ap. XI, p. 307); y Juan Car los MOLINA sostiene que "encuanto a los efectos de la acción de nulidad son lo s previstos en el artículo1050 y siguientes del Código civil" (libro citado, nota 13, p. 161).

145. Ver entre otros casos "Vigiani de Vigiani, Melani a y otra c/Butelli,Aníbal A.", Cám. Civil Cap. sala F, 9 de marzo de 1 971, J.A. 11-248, donde luegode hacer lugar a la nulidad por lesión, el vocal Dr . Collazo expresaba que: "amérito de lo preceptuado en el art. 1050 del Código civil, obliga a las partesa restituir lo que hubiesen recibido y volver las cosas el mismo o igual estadoen que se hallaban antes...".

146. Cám. Civil Cap. sala A, 10 de octubre de 1972, "A lfano, Cayetano c/Sambiase, Francisco A.", J.A. 20-227.

147. Jorge Joaquín LLAMBÍAS,"Obligaciones...", T. 2, N º 928-9, p.242-5.

Nuestras elaboraciones doctrinarias concuerdan con lo sostenido

por otros autores, ya que todos los que se han ocupado del tema

aceptan pacíficamente que declarada la "nulidad" -como la denomina

nuestro derecho- las partes deberán restituirse lo que recíprocamente

hubiesen recibido 144; y la jurisprudencia, en los casos en que ha hecho

aplicación del remedio de la lesión, no ha vacilado en declarar la

nulidad y hacer lugar a la repetición de lo que se había entregado 145,

sin que se haya insinuado la posibilidad de que la ejecución de la

prestación afectada por la lesión podía constituir una hipótesis de

confirmación tácita que subsanase el defecto del acto.

Sin embargo, el hecho de que se suela sostener que estamos frente

a una "nulidad relativa" puede llevar a confusiones peligrosas. Así

hemos visto a un prestigioso tribunal 146 que afirmaba, basándose en el

carácter parcial y relativo de la nulidad, que "los intereses ya

pagados, en ausencia de reserva, no pueden repetirse", y se apoyaba

en las afirmaciones que en el mismo sentido hace LLAMBíAS 147.

Ese fallo incurre en el error de olvidar que por lo general la

víctima de una prestación usuraria padece un grave estado de necesidad

económica y en su desesperación echa mano a este recurso como un

remedio heroico, con la esperanza de subsistir y la ilusión de que el

futuro pueda traerle una mejoría en su situación que le permita salvar

53

148. Sostienen que los intereses son repetibles, Eduar do A. BUSSO, "Códigocivil anotado", T. 4, Nº 174, p. 288; Guillermo A. BORDA, "Obligaciones", 2ª ed.,T. I, Nº 493, p. 356; y Cám. Civil Cap., sala 1ª, 3 1 de diciembre de 1946, J.A.1947-I-156, y 2 de mayo de 1947, J.A. 1947-II-108; Cám. Com. Cap., sala A, 29 deabril de 1958, L.L. 93-193.

149. Universidad de Mendoza, 16 de mayo de 1968. Se pu blicó en Mundo Jurídico,Nº 14, p. 84-94. Ver en especial p. 94.

su patrimonio. Y, así como la persona que se ahoga da manotazos

desesperados, procurando mantenerse a flote, aquí el sujeto recurre

a nuevos préstamos -quizás más onerosos- para pagar los anteriores,

o acepta abonar intereses exorbitantes para lograr una espera y que

no se le reclame por el momento el capital adeudado.

¿Puede alguien imaginar que en esas circunstancias, el pago de

los intereses usurarios deba interpretarse como una manifestación

tácita de voluntad tendiente a confirmar el acto viciado de lesión? 148.

En resumen, podrá admitirse la confirmación expresa o tácita de

un acto lesivo si el propio acto confirmatorio no está afectado

también por el vicio de lesión, es decir si han cesado la situación

de inferioridad, o la desproporción entre las prestaciones, pues de

lo contrario la confirmación también sería ineficaz.

3. - Irrenunciabilidad

En la fórmula recomendada por el Tercer Congreso Nacional de

Derecho Civil se hacía referencia expresa a la inadmisibilidad de las

renuncias anticipadas.

La experiencia indica que si se da cabida a la posibilidad de

renunciar a la acción, esta modalidad se convierte en cláusula de

estilo en todos los contratos, y vuelve ilusorio el remedio contra la

lesión.

La ausencia de una prohibición expresa en el viejo artículo 954

despertó la preocupación de la doctrina nacional, y nosotros -en una

de las primeras conferencias que dimos sobre el tema 149- recordamos que

54

150. Ver el despacho de la Comisión del Cuarto Congres o en el Apéndice I deeste libro, p. 235.

151. "Quintas Jornadas...", informe de Jorge Mosset It urraspe, versióntaquigráfica inédita.

152. Miguel Julio RODRÍGUEZ VILLAFAÑE, "El instituto d e la lesión en el derechoargentino", Revista Notarial, La Plata, Nº 925, p. 207-222 (ver en especial:Requisitos procesales. La acción: su renunciabilida d).

en la Edad Media las cláusulas de renuncia se emplearon con mucha

frecuencia en los contratos, arguyendo que si la acción de lesión

tiende a satisfacer un interés privado de las partes, y está en sus

manos esgrimirla o no, no existía ningún obstáculo para aceptar

también la renuncia, pero advertimos que la admisión de semejantes

cláusulas privaba de efectividad a la norma represiva de la lesión.

De allí nació la preocupación de los juristas para que en los textos

legales se estableciese con claridad la prohibición de renuncia

anticipada.

El tema ha sido objeto de preocupación en distintos certámenes

científicos, y así vemos que en el Cuarto Congreso Nacional de Derecho

Civil, reunido en Córdoba en 1969, la Comisión que estudió el problema

formuló un despacho cuyo punto VI, recomendaba interpretar que la

acción de nulidad o reforma son irrenunciables 150. Y en las Quintas

Jornadas Nacionales de Derecho Civil, celebradas en Rosario en 1971,

el miembro informante expresó:

"La comisión ha entendido que debe interpretarse que las

acciones son irrenunciables con anterioridad al negocio o al

tiempo de su celebración. ...” 151.

Finalmente, en las Cuartas Jornadas Sanrafaelinas de Derecho

Civil (San Rafael, marzo de 1976), un joven profesional cordobés ha

sostenido también que no cabe interpretar la norma de otra manera, y

jamás podría admitirse la renuncia anticipada, dado el objeto que

persigue la institución de la lesión 152.

Sólo nos resta decir, para concluir con el estudio de este punto,

55

que una vez desaparecidas las causas que viciaban al acto, podrá

admitirse la renuncia a la acción, que en tal caso equivaldría a una

confirmación.

4.- Formas en que puede quedar trabado el litigio

a) Acción de modificación .- Si el actor reclama la modificación

del acto presuntamente lesivo. En tal caso el demandado no tiene más

remedio que someterse a la vía elegida, ya que él no puede pretender

que se declare la nulidad del acto; pero puede adoptar diversas

posturas, que es necesario diferenciar.

1) En primer lugar, puede allanarse a las pretensiones del actor,

aceptando tanto la existencia del elemento objetivo de la

desproporción, como también la de los elementos subjetivos. En tal

hipótesis no será menester ninguna actividad probatoria y el juez hará

lugar a la modificación solicitada.

2) El demandado, aceptando que el acto es lesivo, puede sin

embargo afirmar que la desproporción es menor que la reclamada. En

este caso la actividad probatoria se limitará al elemento objetivo,

partiendo de la base de la desproporción ya reconocida, punto mínimo

sobre el cual hay coincidencia, para determinar cuál es la medida real

del desequilibrio. En definitiva, el juez deberá hacer lugar a la

modificación, pero tendrá dos límites: por lo menos deberá conceder

el reajuste en la medida aceptada por el demandado, y a lo sumo podrá

extender esa modificación -como máximo- a la pretensión originaria del

actor.

3) El demandado niega la existencia de lesión, aceptando que hay

una desproporción entre las prestaciones, en la medida de lo

reclamado, pero que no ha mediado aprovechamiento, ni inferioridad del

actor. En el pleito sólo se discutirán estos elementos subjetivos,

cargando el actor con la prueba de su inferioridad, y el beneficiario

del acto -en razón de la inversión de la prueba que consagra el

56

segundo párrafo del artículo 332- con la demostración de las causas

que justificarían la inexistencia de aprovechamiento. Si no se prueba

la existencia de los elementos subjetivos el juez deberá rechazar el

pedido de modificación.

4) El demandado niega que haya la desproporción afirmada por el

actor, y niega también la existencia de los elementos subjetivos, es

decir no acepta ninguno de los extremos del acto lesivo y la actividad

probatoria deberá recaer sobre todos ellos. En tal caso el magistrado

debe recordar que es preciso que se presenten simultáneamente todos

los requisitos exigidos por el artículo 332 para que el acto sea

lesivo, y que la ausencia de cualquiera de los tres elementos que

contempla la norma hace que la acción no pueda prosperar. Si en el

pleito se prueba que el acto es lesivo, el juez condenará a la

modificación en la medida que resulte de la prueba rendida.

b) Acción de nulidad .- Veamos ahora qué sucede cuando el actor

ha pedido la nulidad. Recordemos, primero, que el demandado puede

aceptar que el litigio siga ese camino, o puede reclamar que la acción

se transforme en una de reajuste. Esta última opción la estudiaremos

luego.

Nos limitaremos, por ahora, al caso en que el demandado se somete

a la acción de nulidad; aquí las posibilidades se reducen, pues si el

acto fuese verdaderamente lesivo, ya no interesará determinar con

exactitud la medida de la desproporción de las prestaciones, pues la

consecuencia será la misma: la nulidad del acto. Quedan entonces, dos

alternativas:

1) El demandado se allana a las pretensiones del actor, y el juez

decretará la nulidad sin más trámite.

2) El demandado niega la existencia de uno o varios de los

elementos del acto lesivo, y la prueba versará sobre esos aspectos.

Si no se reúnen todos los requisitos, el acto conservará su validez;

si se prueba la lesión, con sus tres elementos, el juez decretará la

57

153. Guillermo A. BORDA, "La lesión", E.D. 29, en espe cial ap. IV, p. 733.

nulidad.

Hemos dejado para el final la posibilidad que tiene el demandado

de solicitar que la acción de nulidad se transforme en acción de

reajuste, aspecto del que nos ocuparemos a continuación.

6. - ¿Subsidiariedad o transformación de acciones?

a) Polémica sobre la subsidiariedad .- Pero ¿qué sucede si el

demandado ejerce la opción de "ofrecer el reajuste" que le acuerda el

artículo 332?

BORDA, con la agilidad conceptual que lo caracteriza, cree

advertir aquí un problema y, partiendo de la base de que este

ofrecimiento es una "solución anómala", afirma que "no puede hacerse

en forma subsidiaria" 153. Llega entonces a la conclusión de que el

demandado tendrá que asumir de entrada una "posición franca,

admitiendo la lesión y ofreciéndose a repararla", porque "no es

razonable mantener en la incertidumbre los derechos del actor a lo

largo de todo el pleito".

El prestigio de BORDA, y la participación que le cupo en la

confección de la ley 17.711, han pesado en el ánimo de otros juristas,

que han prestado su adhesión a estas afirmaciones, negando al

demandado el derecho de pedir el rechazo de la acción, por no existir

lesión, junto con el "ofrecimiento subsidiario" de reajuste, para el

caso de que el juez considerara que el acto era lesivo.

El primero en hacerse eco de esta opinión ha sido GARRIDO, en

ponencia presentada a las Quintas Jornadas Nacionales de Derecho

Civil, y la comisión encargada de estudiar el tema en ese certamen se

dividió, expidiéndose la mayoría en sentido coincidente con las

expresiones de BORDA y la ponencia de GARRIDO. El despacho mayoritario

fue defendido en el plenario por Jorge MOSSET ITURRASPE, en los

58

154. "Quintas Jornadas...". Informe de la mayoría. Ver sión taquigráficainédita.

155. Jorge MOSSET ITURRASPE, "El precio en la comprave nta inmobiliaria",Revista del Notariado, nov.-dic. 1975, Nº 744, p. 1 859-1894 (ver en especial p.1877, nota 61, donde reproduce las palabras que pro nunció en las QuintasJornadas).

156. Gustavo Manuel MILLÁN, trabajo citado, Nº 82, p. 47: "Las mismas razonesapuntadas (incertidumbre del lesionado y extraordin ariedad del remedio), impidenque el reajuste pueda plantearse subsidiariamente a l rechazo de la demanda denulidad".

siguientes términos:

"Respecto al punto quinto: "reajuste", la mayoría de la

Comisión ha admitido la recomendación propiciada por Garrido,

compartiendo el criterio de varios tratadistas, en el sentido de

interpretar que la ley veda el ofrecimiento del reajuste en forma

condicionada.

Demandada la nulidad, el accionado -al "contestar la

demanda"- puede ofrecer el reajuste reconociendo la situación de

desequilibrio; pero no puede hacerlo condicionando al resultado

de la litis, para el caso de acogerse por el juez la nulidad, y

demostrarse la desproporción en el período de la prueba.

Una aplicación razonable de la buena fe que debe presidir

el proceso, así lo exige; por lo demás, la norma prevé que la

acción "se transformará", y no la eventualidad de dos acciones

contradictorias, tramitadas a la vez, y a pedido del aprove-

chador, convertido en árbitro de la situación" 154.

El mismo jurista, en un trabajo posterior 155, insiste en la no

subsidiariedad de la acción, que también es negada por MILLÁN 156, pero

la posición de este último autor no debe extrañarnos, puesto que llega

a afirmar que debería suprimirse totalmente la opción de reajuste que

59

157. Autor citado en nota anterior, Nº 79, p. 46.

le ley concede en la actualidad al demandado 157.

Pero, retornemos a las Quintas Jornadas Nacionales de Derecho

Civil. Ya en el seno de la Comisión se apuntó una seria discrepancia,

y se formuló un despacho minoritario, que aconsejaba la admisión del

ofrecimiento de reajuste en forma subsidiaria, por considerar que del

texto legal no surgía ningún obstáculo para esta postura, y que la

finalidad perseguida primordialmente por la ley es la de mantener,

dentro de lo posible, la validez del acto, resultado que se logra al

permitir la modificación de manera equitativa, pues, en tal caso, al

desaparecer el desequilibrio entre las prestaciones desaparece el

vicio que lo afectaba.

Durante el debate apoyaron al despacho minoritario COLOMBRES

60

158. "Quintas Jornadas...". Sostuvo allí Colombres Gar mendia que "no respondea la buena fe procesal obligar a un allanamiento", en especial si se confundelesión civil con usura penal y se interpreta ese al lanamiento como reconocimientodel delito penal.

Entendía el jurista tucumano que el demandado puede ofrecer el reajuste,negando simultáneamente la existencia de la lesión (versión taquigráficainédita).

159. "Quintas Jornadas...". GARDELA decía: "Quiero ins istir muy seriamente, enla misma línea del Dr. Colombres Garmendia y otros, en que no se ponga obstáculosa la posibilidad de reajuste en subsidio.

"En primer término, el texto legal no lo veda expre samente..."."...En segundo término, no se diga que la lealtad p rocesal exige que de

entrada el demandado responda aceptando el reajuste ...El demandado puede, contoda buena fe, ignorar la situación subjetiva del a ccionante, por ejemplo.

"En tercer término, y esto lo destaco muy enérgicam ente, hay que facilitaren todas formas al tribunal la buena solución de es tos litigios que son siempresumamente delicados...", agregando que si la única vía posible fuese la nulidad,quizás el juez vacilaría en declararla, por la grav edad de la decisión, mientrasque "...en cambio, habría dispuesto el reajuste que , por un infundado rigorismo,se excluyó de la litis", al no admitir su planteo e n subsidio (fragmentos de laversión taquigráfica inédita).

160. "Quintas Jornadas...". Manifestó SPOTA: "Quiero r eferirme ahora alproblema del reajuste. Se ha dicho con razón que es necesario mantener laposibilidad de que el demandado ofrezca reajustar l a prestación. Las razones quese han dado son a mi juicio decisivas..." (versión taquigráfica inédita).

161. "Quintas Jornadas...". "Señalo mi adhesión a las o bjeciones expuestas porlos doctores Colombres Garmendia y Gardela, respect o a que el reajuste puede serofrecido de manera subsidiaria; ya lo había hecho e n el seno de la comisión, ydeseo aquí dejar constancia" (versión taquigráfica inédita).

162. Ver Recomendación aprobada por las Quintas Jornad as, en Apéndice II-b) de“La lesión y el nuevo art. 954", p. 240.

GARMENDIA158, GARDELA159, SPOTA 160 y el autor de estas líneas 161. Destaca-

mos especialmente la opinión de SPOTA, porque él -al igual que BORDA-

fue miembro de la Comisión redactora de la reforma, lo que demuestra

que no debemos aceptar la opinión de BORDA como expresión de la

"intención" del legislador.

Al votarse los despachos se rechazó el de la mayoría, y se aprobó

una Recomendación que admite expresamente la posibilidad de oponer el

reajuste en forma subsidiaria 162.

Nuestro apoyo a esa recomendación se basaba, principalmente, en

el fin de la institución, que no persigue la invalidez de los negocios

61

163. "Quintas Jornadas...". GARDELA: "... los dramas in herentes a estosproblemas jurídicos no los vive tanto la doctrina, que se manifiesta en un planoacadémico, sino el Tribunal, al que se llevan, con toda su actualidad palpitante,todos los problemas de la vida misma".

164. Rubén N. SANTINELLI, juez civil de Villa Dolores, autor de un interesantetrabajo sobre el tema titulado: "La transformación de la acción de nulidad en dereajuste. Su ofrecimiento en forma subsidiaria", pr esentado como ponencia a lasCuartas Jornadas Sanrafaelinas de Derecho Civil (ma rzo de 1976).

jurídicos, sino su corrección para impedir aprovechamientos injustos,

fin que se logra adecuadamente con la modificación de las

prestaciones.

b) Nuestra opinión actual: Transformación de la acción .- Pero,

las ideas que entonces sostuvimos, estaban destinadas a evolucionar

en alguna medida. Bien señalaba GARDELA, en las Quintas Jornadas, que

las elaboraciones doctrinarias no pueden ni deben estar divorciadas

de las necesidades de la vida real 163 y, precisamente, los problemas

que se le plantearon a un joven y estudioso magistrado 164 nos

provocaron una serie de cavilaciones y dudas, que nos obligaron a

reflexionar más profundamente sobre el tema.

En una acción de nulidad por lesión el demandado había ofrecido

la acción de reajuste, sin hacer referencia a montos, y el magistrado

-inspirándose en la opinión de BORDA- había considerado que esta

actitud implicaba un allanamiento a la existencia del vicio, por

entender que el ofrecimiento de reajuste no podía ser subsidiario.

Pero, resulta que la actividad probatoria rendida en el pleito puso

de manifiesto que... ¡no había existido en ningún momento

desproporción!

¿Qué resolución debía dictar? ¿Podía condenar al pago del

reajuste de una diferencia inexistente? ¿Debía rechazar la acción,

pese al "allanamiento" del demandado? ¿A quién aplicaba las costas?

El preconcepto de la "no subsidiariedad" de la acción de

modificación llevaba a un punto muerto, puesto que cualquiera de los

caminos que adoptase incluía en sí soluciones absurdas y en abierta

62

contradicción con la lógica más elemental.

Todos los problemas se conectaban con el erróneo punto de

partida: interpretar como "allanamiento" el ofrecimiento de reajuste.

Si releemos el artículo 332 veremos que dice textualmente que la

acción de nulidad "se transformará en acción de reajuste". Pero, ¿qué

acción queda si media un allanamiento? En tal hipótesis no subsiste

ninguna acción, ni la de nulidad, ni la de modificación. Debe

advertirse que la ley no ha dispuesto que se ponga fin a la acción de

nulidad ofreciendo pagar el reajuste equitativo, sino que ha

contemplado la posibilidad de "transformar" la acción de nulidad en

otra acción distinta: la de modificación o reajuste.

Es que, en realidad, en todas estas discusiones se ha pasado por

alto la solución que verdaderamente consagra el texto del artículo

332. El ofrecimiento de reajuste no significa tramitar simultáneamente

dos acciones, la de nulidad, y subsidiariamente la de reajuste, sino

algo mucho más sencillo, y que está expresado con claridad por el

legislador: la acción de nulidad se transforma en acción de

modificación , y de allí en adelante deberá proseguirse con las

características propias de esta última.

El legislador ha dado preferencia a la acción de modificación,

pues permite que sea elegida por el actor o que, si en lugar de ella

optó por la nulidad, el demandado imponga la vía procesal de la acción

de modificación, haciendo que la acción de nulidad se transforme en

acción de reajuste. No es una solución descabellada; se funda en los

fines de la institución. El legislador reconoce que está frente a un

acto voluntario y, por tanto, válido; quiere respetar, dentro de lo

posible, la validez del acto y busca esta solución por todos los

medios, permitiendo que se tomen las medidas necesarias para que

desaparezca el desequilibrio de las prestaciones y no se ocasione daño

a la presunta víctima.

Insistimos, por tanto, que ofrecido el reajuste por el demandado,

el pleito ya no se tramitará como "acción de nulidad", sino que -como

63

165. Conf. Guillermo A. BORDA, trabajo citado, E.D. 29 , en especial ap. IV, p.733; Jorge MOSSET ITURRASPE, Informe de la mayoría en las "Quintas Jornadas...",versión taquigráfica inédita (reproducida en el tex to de este capítulo de nuestrolibro), y trabajo y lugar citados en nota 60; Gusta vo Manuel MILLÁN, trabajocitado, Nº 81, p. 47.

166. Conf. Norman J. ASTUENA, trabajo citado, ap. XI, 3), p. 972: "...en casode negarse el mismo a cumplir las prestaciones a su cargo -con las modificacionesimpuestas en la sentencia- incurrirá en incumplimie nto culpable, con lasconsecuencias consiguientes".

lo dice en forma terminante el artículo 332- esa acción se habrá

transformado en una "acción de modificación".

c) La transformación de la acción. Subsidiariedad de la nulidad .

La solicitud de transformar la acción de nulidad en acción de

reajuste -que debe plantearse al contestar la demanda 165 - puede asumir

algunas variantes, que llevarán en definitiva a que el pleito quede

trabado en forma similar, en sus lineamientos generales, a un litigio

comenzado como demanda de modificación.

Y esto es lógico, porque las características de la acción de

modificación no pueden diferir por el hecho de que esa vía haya sido

elegida por el actor, o impuesta por el demandado.

Habrá, sin embargo, una diferencia fundamental -agudamente

vislumbrada por BORDA- que ha de incidir en la etapa final del

litigio. Si la demanda fue originariamente de modificación y el juez

llega a la conclusión de que el acto es lesivo y condena al demandado

a modificarlo, la demora en cumplir la orden judicial hará pasible al

demandado de todas las medidas procedentes para exigir el

cumplimiento 166; en cambio, si el actor reclamó la "nulidad", y el

demandado obligó a que la acción se trasformara en una de

modificación, posteriormente, al ser condenado al reajuste, la

sentencia deberá contener el apercibimiento de que si no cumple en el

64

167. Conf. Guillermo A. BORDA, trabajo y lugar citados en nota 56; Rubén N.SANTINELLI, trabajo citado en nota 69; y Luis OVSEJ EVICH, trabajo citado en nota43, p. 296. En igual sentido Cám. de Apelaciones de Junín, 5 de diciembre de 1975"Muñoz de Guillán, Nélida c/ Muñoz, Pedro", Rev. Co l. Abogados, La Plata, Nos.34, 35 y 36, p. 467 y ss.

168. En contra Augusto M. Morello, "Efectos del reajus te que obsta a la nulidaddel acto lesivo", en Rev. del Colegio de Abogados, La Plata, Nos. 34, 35 y 36,p. 467 a 474.

plazo perentorio que ella fije, se considerará anulado el acto 167. En

este caso la nulidad subsidiaria es posible porque estaba contenida

en el reclamo originario del actor, y procura brindar una defensa más

efectiva a sus intereses, de manera que si el demandado no cumple con

el reajuste, el actor puede optar por exigir ese cumplimiento, o por

hacer efectiva la nulidad que había solicitado. Esta alternativa, que

favorece a la víctima, no era posible en las demandas que se iniciaron

como acciones de modificación, en las que en ningún momento ha estado

en juego la nulidad del acto.

En resumen , entendemos que el tenor literal del artículo 332

brinda clara solución al problema. La ley faculta al demandado por

nulidad a que exija la transformación de esa acción en una de

reajuste, con las modalidades propias de esta última acción, pero no

lo obliga de manera alguna a reconocer que el acto era lesivo, signo

que le permite -lo mismo que en la acción de modificación intentada

originariamente por la presunta víctima- discutir la existencia de los

elementos constitutivos de la lesión y sólo se podrá ordenar la

modificación cuando se acredite que el acto era realmente lesivo. En

esos casos -atenta la forma en que se planteó originalmente la litis-

la sentencia deberá contemplar de manera subsidiaria la nulidad del

acto, para el caso de que el demandado no cumpla con la modificación

ofrecida 168.

7.- Ejercicio por vía de excepción

65

169. Por tanto no puede ser resuelta por vía incidental , ni priva al actorde oportunidad para hacer valer sus derechos y prob ar la inexistencia de lalesión.

Hasta ahora nos hemos referido al caso en que la presunta víctima

del acto lesivo toma la iniciativa, y solicita la modificación o

nulidad del acto. Pero, puede suceder que -ante el reclamo de

cumplimiento de las prestaciones surgidas de un contrato- se conteste

la demanda y se oponga el artículo 332 por vía de excepción.

Esta excepción, -como la de pago, por ejemplo- es una de las

defensas con que cuenta el accionado para enervar la pretensión del

actor, y no encuadra dentro de las de previo y especial pronuncia-

miento 169, sino que es una excepción perentoria, que será objeto de

discusión y prueba a lo largo del pleito, y el magistrado la resolverá

recién al dictar sentencia.

Pareciera, por tanto, no haber obstáculos para esgrimir las

acciones que surgen del artículo 332 por vía de excepción.

Sin embargo, es necesario señalar aquí un inconveniente de índole

procesal, y distinguir según que se pretenda la modificación del acto,

o su nulidad. En la primera de las hipótesis -excepción de reajuste-

no tropezaremos con ningún inconveniente; pero sucede que los códigos

procesales no disponen que se corra traslado de las excepciones, y la

estricta aplicación de ese dispositivo a la excepción de nulidad, en

el caso de lesión, impediría el correcto funcionamiento de artículo

332.

En efecto, el actor, a quien se le opone la "excepción de

nulidad", si no se le corre traslado no tendría oportunidad de ofrecer

el reajuste que prevé el art. 332.

Por lo expuesto, y atento las especiales características de la

acción que se concede en caso de lesión, entendemos que si se plantea

la nulidad como "excepción", es indispensable correr traslado al actor

para que pueda ejercitar la opción entre la nulidad o la modificación.

66

8. - Prescripción

La ley 17.711 establecía en el artículo 954 que la prescripción

de la acción " se operará a los cinco años de otorgado el acto ".

En primer lugar, deseamos señalar un error metodológico; el plazo

de prescripción de estas acciones no debió contemplarse en el artículo

954, sino en el título que el Código destina específicamente a la

prescripción de las acciones en particular.

En segundo lugar se trataba de un plazo inusitadamente largo; por

lo general todos los ordenamientos jurídicos fijan plazos muy breves

para las acciones de nulidad de los negocios jurídicos, para evitar

que se afecte la seguridad jurídica y se pierda la confianza en la

estabilidad de la validez del negocio.

Además, apartándose del principio general en materia de

prescripción, según el cual los plazos comienzan a correr a partir del

momento en que las obligaciones se hacen exigibles, el artículo 954

disponía que el curso de la prescripción comenzase en el momento de

otorgarse el acto.

Todos estos puntos fueron duramente criticados por la doctrina

nacional. El nuevo Código ha tomado en cuenta esas observaciones y no

incluye el tema de la prescripción en el artículo 332.

§ 10. Legitimación

1.- Legitimación activa

El artículo 332 del nuevo Código reitera lo dispuesto por la ley

17.711 en el artículo 954 y en este punto es muy claro: la acción sólo

puede ser intentada por la víctima o sus herederos. El legislador ha

procedido con estrictez, restringiendo el campo de la legitimación

activa a la víctima, que sufre personalmente los efectos del acto

lesivo, y únicamente acepta que la acción sea transmitida "mortis

causa", en razón de que los herederos, en nuestro sistema jurídico

67

170. Guillermo A. BORDA, trabajo citado, E.D. 29, en especial ap. V, p. 733.Conf. Ramón Daniel PIZARRO, "Aspectos procesales de la lesión subjetiva", trabajopresentado a las Cuartas Jornadas Sanrafaelinas de Derecho Civil, en las queobtuvo el "Primer Premio", Revista Notarial de Córd oba, Nº31, 1976, p. 43-66.

ocupan el lugar del causante.

De esta manera se prohíbe transmitirla por un acto entre vivos,

o que un acreedor de la víctima, ejercitando la acción oblicua que

autoriza el artículo 739 del nuevo Código civil la demanda en lugar

del lesionado, cuando éste se muestra remiso a hacerlo.

BORDA, justificaba la solución sosteniendo que:

"...resulta chocante a la idea de justicia que un tercero,

el cesionario de los derechos, venga a beneficiarse con la

explotación que el lesionado ha sufrido. En cuanto a los acree-

dores que pretendan intentar la acción oblicua, es obvio que

ellos no tienen por qué impugnar un acto que muy bien puede haber

obedecido a un ánimo liberal" 170.

Creemos que deben distinguirse dos problemas distintos: uno es

el de la transmisión de la acción por un acto entre vivos, el otro la

posibilidad de que los acreedores cuenten con un arma para defender

sus intereses que pueden verse seriamente perjudicados si el

patrimonio de la víctima queda en estado de insolvencia a raíz,

precisamente, del acto lesivo.

a) Transmisión por actos entre vivos .- Enfocada nuestra visión

sobre el problema de la transmisión de la acción por un acto entre

vivos a un tercero extraño al acto lesivo, pareciera asistirle la

razón a BORDA, y los argumentos que suministra en su trabajo se ven

reforzados por los de otros comentaristas, como ASTUENA, que nos dice:

" Pienso que la intransmisibilidad se funda en que el vicio

68

171. Norman J. ASTUENA, trabajo citado, E.D. 45-961, e n especial ap. VIII, p.969.

172. Juan Carlos MOLINA, obra citada, p. 158.

173. Luis O. ANDORNO, ponencia remitida al Cuarto Cong reso Nacional de DerechoCivil (ver "Actas...", t. 2, p. 679), y también en la obra con GARRIDO: "Reformasal Código civil", 2ª ed., Zavalía, Buenos Aires, 19 71, comentario al art. 954,p. 167.

174. Fernando J. LÓPEZ de ZAVALíA, obra citada, p. 396 .

que afecta al acto reconoce circunstancias y condiciones espe-

ciales y personalísimas que sólo pueden ser aquilatadas

debidamente por el propio lesionado " 171.

Y con más extensión, Juan Carlos MOLINA afirma que la prohibición

"...se funda en que el vicio que podría invalidar el acto

reconoce circunstancias y condiciones especiales y personalísimos

respecto del sujeto lesionado y que, por tanto, transmitidos los

derechos y obligaciones del contrato a terceros por acto entre

vivos y a cualquier título, esas circunstancias y condiciones ya

se independizarían del contrato lesivo originario, efectuándose

la transmisión en otras circunstancias y condiciones que no

afectarían a los terceros. Por eso éstos no podrían accionar por

el posible vicio de lesión cuyas consecuencias no han sufrido.

Por lo demás conceder la acción con mayor amplitud sería

comprometer la seguridad, la certeza y estabilidad de los

negocios jurídicos" 172.

El resto de la doctrina nacional poco dice, y así vemos que

ANDORNO expresa que considera "razonable circunscribir la posibilidad

de su ejercicio" 173, y LÓPEZ de ZAVALíA 174,

69

175. Jorge MOSSET ITURRASPE, "Teoría General del Contr ato", Orbir, Santa Fe,1970, p. 191.

176. Alberto A. DI CIÓ, Alberto A., E.D. 40-703, en es pecial, ap. XI p. 711.

177. "Cuarto Congreso...", T. 2, p. 683.

178. Jorge Joaquín LLAMBÍAS, "Estudio de la Reforma... ", p. 57 a 65, y J.A.1968-V-673 y ss.

179. Obra citada en nota anterior, p. 64, y J.A. 1968- V-694.

MOSSET ITURRASPE175 y DI CIÓ 176, se limitan a informar sobre cuál es el

límite que se ha puesto a la legitimación, sin realizar ninguna

valoración crítica sobre el punto.

Por último agregaré que sólo LLAMBíAS ha propiciado la supresión

de la frase que dice que "sólo el lesionado o sus herederos podrán

ejercer la acción cuya prescripción se operará a los cinco años de

otorgado el acto", en una ponencia presentada al Cuarto Congreso

Nacional de Derecho Civil 177, remitiendo a los fundamentos dados en

anteriores comentarios publicados en Jurisprudencia Argentina 178, pero

allí vemos que sólo critica al párrafo por el plazo de prescripción

que fija a la acción 179.

Si efectuamos un balance, llegaremos a la conclusión de que los

argumentos expuestos por la doctrina resultan convincentes y

justifican la prohibición de transmitir la acción por "actos entre

vivos".

b) Ejercicio de la acción por acreedores de la víctima .-

Reiteramos que el texto es muy claro, y su tenor literal cierra las

puertas de manera absoluta a que terceras personas ejerciten la

acción, ni siquiera por vía de la subrogación que autoriza el artículo

739 del nuevo Código, pese a que en tal hipótesis el acreedor no hace

más que ejercitar los derechos de su deudor inactivo.

En este sentido encontramos una sentencia de la Cámara de

Apelaciones de Dolores, del 23 de mayo de 1972, en la que se ha

70

180. "Garibay, Alejo y otra c/ El Arco S.C.A.", E.D. 4 2-654, y J.A. 21-547 (connota de L.M.E. p. 550)

181 "Piciochi, Ana M. c/ Balbín, Casimiro y otros", J. A. 9-682.

182. 1º de agosto de 1972, "Filimondi, Alberto c/ Lópe z Barbe, Ignacio", J.A.16-86 y E.D. 48-218.

expresado que la acción de reducción, "por su propia naturaleza y por

expreso mandato de la norma, no es susceptible de ser ejercitada

oblicuamente por los acreedores" 180, que sigue una corriente

jurisprudencial que se inicia con un fallo de la Cámara Primera de

Apelaciones de San Nicolás, del 20 de octubre de 1970 181, y que

posteriormente se ha reflejado también en un fallo de la sala C, de

la Cámara Civil de la Capital 182.

Sin embargo aquí se nos plantean dudas sobre la justicia de la

solución adoptada por el legislador, y las palabras de BORDA, al

sostener que los acreedores "no tienen por qué impugnar un acto que

muy bien puede haber obedecido a un ánimo liberal", quizás sean la

mejor demostración de que se ha incurrido en un error.

A nuestro entender debe efectuarse una subdistinción, según que

la víctima del acto lesivo se encuentre en estado de insolvencia, o

que se mantengan en su patrimonio bienes suficientes como para

satisfacer a sus acreedores.

Si la víctima del acto lesivo fuese una persona solvente, y

tuviese otros bienes, nada justificaría que los acreedores se

entrometiesen en sus actos y procurasen esgrimir sus derechos, por vía

de la acción subrogatoria, provocando la grave inestabilidad jurídica

de que habla MOLINA.

Pero si la víctima cae en estado de insolvencia, la situación es

muy distinta; su inacción va a perjudicar a los acreedores, que se

verán privados de la legítima garantía que aseguraba el cumplimiento

de las obligaciones. Y resulta que si se tratase de una verdadera

liberalidad, procedería la acción revocatoria, aunque el tercero

71

183. En contra: Federico de CASTRO, (obra citada, § 5 95, p. 525), que piensaque los acreedores no tienen legitimación activa pa ra subrogarse en las accionesrescisorias, porque estas acciones pueden originar la obligación correlativa derestituir lo que se recibió en virtud del negocio q ue se rescinde.

ignorase la insolvencia del deudor, pero BORDA niega la acción,

¡porque el acto puede tener ánimo liberal! ¡Y todo esto con el

agravante de que el acto es fruto de un aprovechamiento de la

situación de inferioridad de la víctima!

Adviértase, además, que puede suceder que la víctima, aunque

conozca el daño que se le ha inferido con el acto lesivo, haya perdido

interés en ejercitar la acción en razón, precisamente, de su estado

de insolvencia, pensando que de cualquier forma esos bienes no van a

quedar en sus manos, sino que pasarán a las de sus acreedores.

En esta pugna de intereses: ¿deberá preferirse al lesionante?

¿Se permitirá que consolide su ganancia ilícita y perjudique a

acreedores legítimos de su víctima?

Una pregunta más: si la víctima cayese en estado de concurso,

¿podría el síndico ejercitar la acción? Creemos que sí, ya que el

síndico tiene facultades para entablar las acciones tendientes a

acreditar que el tercero tenía conocimiento del estado de cesación de

pagos del deudor. Pero, puede suceder que el síndico -sea porque no

lo considere conveniente, sea por desidia- tampoco intente la acción.

¿En qué situación quedan los acreedores?

Adviértase que ellos tienen un interés legítimo en promover la

acción por lesión, cuyos requisitos y plazo de prescripción son

distintos a los de la acción revocatoria. Es cierto que hemos señalado

como circunstancia justificante la "insolvencia actual" de la víctima,

pero puede suceder que el acto lesivo haya sido ejecutado antes de que

se produjese ese estado de insolvencia, ¡y ello no le quita su

carácter lesivo!

Por lo expuesto creemos que sería conveniente conceder a los

acreedores la posibilidad de ejercitar la acción de lesión por vía

subrogatoria 183, cuando su deudor, que ha sido la víctima del acto

72

184. "Art. 1452 (C. c. italiano).- Efectos de la rescisión respecto deterceros . - La rescisión del contrato no perjudica a los de rechos adquiridos porlos terceros, salvo los efectos de la transcripción de la demanda de rescisión".

lesivo, se encuentra en estado de insolvencia.

2. - Legitimación pasiva

Nada dice el Código sobre el particular, pero por aplicación de

principios generales, entendemos que la acción debe dirigirse contra

el aprovechador, y en caso de fallecimiento contra los herederos a

cuyo patrimonio hubiesen ingresado las prestaciones que efectuó la

víctima.

a) Situación de los terceros de mala fe .- Sucede a veces que,

cuando la víctima del acto lesivo pretende intentar la acción, el

objeto que entregó ha pasado a manos de terceros adquirentes. ¿Podrá

prosperar la acción en contra de ellos?

Si los terceros hubiesen actuado de mala fe, creemos que también

contra ellos podría dirigirse la acción. La mala fe consistirá en el

conocimiento de la existencia del acto lesivo, y resultará de probar

que sabía la vileza del precio pagado por quien le enajenó el objeto,

y conocía también la situación de inferioridad en que se encontraba

la víctima del acto; o por el conocimiento que tenía de que la víctima

había entablado las acciones de nulidad o modificación del acto.

b) Terceros de buena fe .- ¿Qué sucederá, en cambio, si el tercero

es de buena fe? Algunos códigos se han preocupado por este problema,

y así vemos que en Italia el artículo 1452 dispone que los

subadquirentes no pueden ser privados de aquello que les ha sido

válidamente transmitido 184.

Con motivo del Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil, la

doctrina argentina se hizo eco de esta preocupación, y así encontramos

73

185. "Tercer Congreso...", T. 2, p. 527.

186. "Tercer Congreso...", T. 2, p. 533 (punto 14, ap. c).

187. "Tercer Congreso...", punto 5, T. 2, p. 535.

188. "Tercer Congreso...", T. 2, p. 538.

189. "Tercer Congreso...", punto VI, T. 2, p 540.

190. "Tercer Congreso...", punto 7, T. 2, p. 534.

191. También en el texto de la norma que propusimos en nuestro libro incluimosun párrafo que expresaba: "La rescisión o modificac ión del acto no puedeperjudicar a terceros de buena fe" ("La lesión...", p. 254)

192. Modificaciones introducidas en la parte final del art. 1051 Código civil,por la ley 17.711.

sendos dictámenes de Sáux Acosta 185, Sandler 186, Oliva Vélez 187,

Cardini 188, el Instituto de Derecho Civil de la Facultad de Derecho y

Ciencias Sociales de Rosario 189 y el autor de este trabajo 190, en los

que se sostenía que "la rescisión o modificación del acto no puede ser

opuesta a terceros de buena fe" 191.

El nuevo artículo 332 no ha tocado el punto, y no había necesidad

de que lo hiciera, porque otras modificaciones que fueron introducidas

por la ley 17.711 al sistema del código de Vélez hacían efectiva la

protección a los terceros de buena fe por la vía de retoques

efectuados en materia de nulidades 192, que serán aplicables a la acción

nacida de la lesión, en razón -precisamente- de que se la ha

caracterizado como "acción de nulidad".

En resumen, si se trata de un bien mueble, el tercer adquirente

de buena fe va a estar protegido por la presunción que establecía a

su favor el artículo 2412 del Código de Vélez y que ahora aparece en

el artículo 1895 del nuevo Código; y si se trata de bienes inmuebles,

aunque se llegase a declarar la nulidad del acto lesivo, el

pronunciamiento no afectará a "los terceros adquirentes de buena fe

y a título oneroso" (art. 392, final del primer párrafo).

74

193. Ver nuestros: "La propiedad de los automotores y la inscripciónregistral", Bol. de la Fac. de Der. y C. Sociales d e Córdoba, año XXXVII, 1973,p. 377; "Obligaciones que surgen del contrato de co mpraventa de un automotor",año XXXVIII, 1974, p. 325.

Es conveniente, sin embargo, hacer una salvedad en materia de

inmuebles; para que el tercer adquirente pueda oponer la trasmisión

a la víctima del acto lesivo, será menester que haya inscripto su

derecho en el Registro Público Inmobiliario, pues si no hubiese

procedido de esa manera el acto de trasmisión sería inoponible, y la

acción de nulidad por causa de lesión prosperaría incluso contra ese

tercer adquirente.

Si se tratase de automotores, la falta de inscripción tiene aún

consecuencias más graves, pues el tercero no podrá ser considerado

como propietario del vehículo, en razón del carácter constitutivo de

la inscripción 193 y, en consecuencia, con mayor razón procederá la

acción de la víctima en su contra.

75

194. Ver "La lesión en los actos jurídicos", Nº 271, p . 175 y 176, y nota131, p. 176.

195. Nosotros desearíamos que no se produzca jamás.

§ 11. Efectos de la anulación o modificación

1.- Introducción

Distintos serán los efectos de la sentencia que declara el

carácter lesivo de un acto, según que se haya sustanciado una acción

de "nulidad", o una de "modificación". Pero antes de analizar en

detalle cada una de estas hipótesis desearíamos tratar un problema que

es común a ambas: la inflación , flagelo que todavía azota a nuestra

República.

2.- El cálculo de valores y la inflación

Ya en otras partes de esta trabajo, especialmente cuando estudia-

mos el elemento objetivo de la desproporción de las prestaciones, nos

referimos a las confusiones que puede acarrear el proceso

inflacionario, que priva a las partes de un "metro" o medida estable

para comparar los valores de las prestaciones intercambiadas.

Insistíamos, así, sobre algo que ya nos preocupaba al escribir nuestra

tesis 194, y más de un autor nacional, con posterioridad a la

incorporación de la lesión a nuestro sistema jurídico por el entonces

artículo 954, se ha hecho eco de esta preocupación, para afirmar que

la inflación no puede afectar la existencia de la lesión, ya que la

norma habla de "cálculo de valores" y que cuando se exige que la

desproporción subsista al momento de entablarse la acción, el texto

también se refiere a "valores".

Así las cosas, en pura teoría, a nuestra doctrina le parece que

la confusión es imposible 195, pero sucede que -a pesar de los términos

76

de la norma, que da un tratamiento conjunto a las prestaciones

intercambiadas, procurando computar sus "valores"- con mucha

frecuencia una de las prestaciones ha consistido en una suma de

dinero, que ha cambiado sustancialmente de valor, y llegado el momento

de la sentencia que condena a la modificación o nulidad del acto, si

los jueces olvidan que esa prestación no debe recibir el trato de las

"obligaciones dinerarias" , sino el correspondiente a las "obligaciones

de valor", sus resoluciones pueden consagrar tremendas injusticias.

En estas épocas de inflación se puede llegar al aberrante resultado

de que la víctima de una explotación lesiva obtenga una sentencia

favorable, y resulte sin embargo perjudicada por la forma en que se

pretende instrumentar la modificación o nulidad.

A esta altura nos parece oportuno brindar algunos ejemplos, que

no son producto de la imaginación, sino que los hemos tomado de casos

que han pasado por nuestros tribunales. Supongamos que A, persona

inexperta, de quien la otra parte se aprovecha, adquiere una casa que

sólo vale 5 millones de pesos, pagando el doble, o sea 10 millones.

Advertida luego de la explotación de que fue objeto, demanda la

nulidad del acto para que se opere la restitución de las prestaciones

efectuadas; el litigio demora 2 ó 3 años entre la 1ª y 2ª instancia,

y A, triunfa , pues la justicia lo considera víctima de un acto

lesivo, declara la nulidad, y ordena que ambas partes restituyan lo

que han recibido. Pero ocurre que en ese momento, en razón de la

inflación, la casa puede tasarse en 20 millones, y el demandado

pretende que se la restituyan , devolviendo él solamente los 10

millones que recibió. ¡¡Curioso triunfo éste, en virtud del cual la

persona que fue víctima de un aprovechamiento lesivo, porque pagó el

doble de lo que la casa valía, tendrá ahora que restituirla y recibirá

sólo la mitad de lo que vale!!

Veamos otro ejemplo. Zeta, que se encuentra necesitado, vende por

500.000 pesos un inmueble que valía 1.500.000, y para corregir la

grosera explotación de que ha sido objeto, solicita la "modificación"

77

del contrato, reclamando que se le pague la diferencia, que en ese

momento es de 1 millón. Al cabo de 5 años de litigio triunfa; en ese

período el precio de la casa, después de sucesivos "planes económicos

de emergencia", monta a 150 millones de pesos. ¿Se satisfarán los

imperativos de justicia, y se borrará el desequilibrio de las

prestaciones", en atención a sus "valores" reales, de manera que las

obligaciones que de allí surgen reciban el tratamiento de obligaciones

de valor?. Para que se logre hacer justicia, restableciendo el

equilibrio, será indispensable siempre establecer la "desproporción"

que existía, para que se entregue la proporción que falta.

Así, en el primer ejemplo que suministramos, A pagó real y

efectivamente el doble de lo que la casa valía; si se declara la

nulidad y se ordena la restitución, A tendrá que devolver la casa,

pero B deberá restituirle una cantidad de dinero que tenga un poder

adquisitivo equivalente al que recibió que, con seguridad, será una

suma aproximada al doble de lo que la casa cuesta hoy, es decir

alrededor de los 40 millones de pesos, que es la cantidad que ahora

representa el valor del dinero que él había recibido. ¡Jamás podría

aceptarse que devuelva únicamente la cantidad de numerario que se le

había entregado!

En el segundo ejemplo, Zeta recibió por su inmueble sólo una

tercera parte de lo que valía, de manera que para que se restablezca

el equilibrio tendrán que pagarle los dos tercios que faltaban, que

traducidos al número de pesos en que hoy se cotiza la casa serán, no

un millón ¡sino 100 millones!. Por supuesto que tampoco podría

pretender Zeta que como a él le pagaron 500 mil, y la casa cuesta hoy

150 millones, le entreguen 149 millones, 500 mil pesos, ¡lo que

también sería una injusticia, que lo convertiría a Zeta de víctima,

en victimario!

Efectuadas estas aclaraciones previas, pasemos a ver cuáles son

los efectos específicos de cada una de las acciones.

78

196. Ver "La lesión en los actos jurídicos", Nº 98, p. 71

197. "Art. 1681 (Código civil francés).- Cuando se adm ite la acción derescisión el comprador puede elegir entre devolver la cosa, recibiendo el precioque pagó, o conservar el inmueble pagando el suplem ento de justo precio, con lareducción de un décimo del precio total.

El tercer poseedor tiene el mismo derecho...".

198. El mismo dispositivo se aplica en Bélgica y Luxem burgo, que adoptaron elCódigo civil francés, y en Mónaco, cuyo código repr oduce textualmente elcontenido del artículo 1681 del Código galo.

3. - Acción de modificación

En esta hipótesis el acto celebrado mantiene su validez, y el

juez deberá limitarse a verificar cuál ha sido la desproporción entre

las prestaciones de las partes, para restablecer totalmente el

equilibrio, sea mediante el suplemento de la prestación a cargo del

lesionante, sea por vía de la reducción de la prestación a cargo de

la víctima. Ejemplos de la primera hipótesis planteada -suplemento de

precio- los encontramos cuando el adquirente ha pagado un precio vil

por el objeto cuya propiedad se le transmitió; en cambio, ejemplos de

reducción, se hallan en los contratos usurarios, en que debe

procederse a disminuir el monto de los intereses, o en las cláusulas

penales excesivas.

Respecto al monto que debe abonarse con concepto de suplemento

de precio se planteó una discusión cuando se debatía el proyecto del

código civil francés, en la que pesó preponderantemente la opinión del

Primer Cónsul. Sostuvo Napoleón que ese suplemento no debía llegar a

integrar el 100% del valor del objeto, sino solamente el 80 ó 90%

porque era lógico que el comprador obtuviere algún beneficio 196. Esta

idea de Napoleón se tradujo en una disposición novedosa 197, que dispuso

fijar ese suplemento en la cantidad necesaria para integrar el justo

precio disminuido en un diez por ciento.

La solución ha sido adoptada por varios códigos europeos 198, y

79

199. El Código de Chile, en su art. 1890, la extiende también a los casos dereducción de precio, disponiendo: "El comprador con tra quien se pronuncia larescisión podrá, a su arbitrio, consentir en ella o completar el justo precio condeducción de una décima parte, y el vendedor en el mismo caso podrá, a suarbitrio, consentir en la rescisión o restituir el exceso del precio recibidosobre el justo precio aumentado en una décima parte ...".

También adoptan el mismo criterio los códigos de Ec uador (art. 1881) y deColombia (art. 1948).

200. El primer artículo del nuevo Código, en su parte f inal dispone queen las situaciones no regladas legalmente los usos, prácticas y costumbres sonvinculantes, y en este caso la práctica inveterada, desde hace aproximadamentesiglo y medio, era la aplicación de las previsiones del artículo 2437, hoydesaparecido.

americanos 199.

Creemos, sin embargo, que cuando se hace necesario llegar a la

modificación del acto por lesión, el suplemento que se ordena entregar

debe ser la totalidad de la diferencia, pues es la única manera

equitativa de hacer desaparecer la lesión, y restablecer el equilibrio

entre las partes.

Para el caso de intereses usurarios, deberán reducirse a los que

cobran normalmente los bancos de plaza en las operaciones corrientes

de préstamo, y si se tratase de cláusulas penales excesivas, se

procederá con un criterio semejante.

Se plantea un problema interesante cuando no es posible ejercitar

la acción de nulidad porque la cosa se ha transmitido a un tercero de

buena fe, y la víctima sólo tiene en sus manos la acción de

modificación. ¿Qué es lo que puede reclamar? ¿El precio verdadero de

la cosa, o el que ha obtenido el lesionante en la venta que efectuó

a ese tercero de buena fe?

Creemos que, por aplicación de los principios que inspiraban al

viejo artículo 2437 (hoy desaparecido del nuevo código) al contemplar

el caso de la obligación de restituir bienes muebles, la víctima del

acto lesivo puede reclamar el valor íntegro de la cosa, aunque el

lesionante al enajenarla hubiese obtenido un precio menor 200.

4. - Acción de nulidad

80

201. Puede advertirse que estas normas también hacen e xcepción al principio deque la desproporción de las prestaciones debe subsi stir al momento de la demanda!

Los problemas que se presentan en esa hipótesis son más arduos,

ya que -por definición- debemos pensar que el autor del acto lesivo

es un "poseedor de mala fe", y en gran medida deberán aplicársele las

normas correspondientes a esa categoría de poseedores, pero será

menester coordinarlas previamente con las normas específicas que

consagra el código para las acciones de nulidad.

a) Restitución de la cosa y del precio .- En primer lugar, ambas

partes deberán restituirse recíprocamente lo que hubiesen recibido en

virtud del acto anulado, como lo dispone el artículo 390.

Pero, ¿qué sucederá si la cosa se ha deteriorado o perdido?. Si

la pérdida o deterioro fueron ocasionados por culpa de adquirente, no

cabe duda que responderá íntegramente, y deberá indemnizar al

lesionado por la disminución de valor que la cosa ha sufrido.

Creemos que también deberá responder en los casos en que las

pérdidas o deterioros se hubieran producido por caso fortuito, en

virtud de lo que dispone el artículo 1936 para los poseedores de mala

fe, y que sólo podrá eximirse de esta responsabilidad demostrando que

tales pérdidas o deterioros se hubieran producido igualmente si la

cosa se hubiese encontrado en manos del lesionado 201.

Puede ocurrir que la víctima del acto lesivo, en razón de la

misma necesidad que lo impulsó a efectuar el acto, no tenga medios

económicos para restituir el precio. ¿Podrá, en tal hipótesis, exigir

la devolución de la cosa? En principio pareciera que no, y que el

lesionante puede retener el objeto, negándose a entregarlo mientras

no se le devuelva el precio, pero una interpretación demasiado

estricta, en estas circunstancias, tendría como resultado consolidar

el aprovechamiento de que ha sido víctima.

Supongamos que se trata de un inmueble rural, y que la víctima

de la lesión se encuentra en condiciones de explotarlo, para proceder

81

-con los frutos- a restituir el precio cuya devolución adeuda; o que

es un inmueble urbano, que puede ser alquilado en muy buenas

condiciones (o que está efectivamente alquilado)...

Opinamos que el juez, ante la pretensión del lesionante de

retener la cosa mientras no se le pague el precio, podría echar mano

del artículo 2589 del nuevo Código, autorizando la "sustitución" de

esa retención por garantías suficientes de que el precio será

devuelto, y ordenando mientras tanto la restitución de la cosa.

Incluso esas seguridades pueden consistir en garantías de

carácter real, establecidas sobre el objeto mismo que se va a

restituir a la víctima del acto lesivo.

b) Frutos y productos .- Por una doctrina general, que alcanza

incluso a los poseedores de buena fe, los productos deben restituirse

en todos los casos (art. 1935, parte final del segundo párrafo).

Respecto a los frutos, en cambio, se presenta un problema. Si

consideramos al lesionante como poseedor de mala fe, debería todos los

frutos percibidos desde el momento inicial de su posesión (art. 1935,

segundo párrafo); sin embargo, durante la vigencia del Código de Vélez

el alcance de ese artículo se encontraba limitada por una norma

específica en materia de nulidades, el artículo 1053, que expresaba:

" Si el acto fuere bilateral, y las obligaciones correlativas

consistiesen ambas en sumas de dinero, o en cosas productivas de

frutos, no habrá lugar a la restitución respectiva de intereses

o de frutos, sino desde el día de la demanda de nulidad. Los

intereses y los frutos percibidos, hasta esa época se compensan

entre sí. "

Esa norma ha desaparecido en el nuevo Código y no encontramos

ningún dispositivo que permita reclamar la restitución de los frutos

que el lesionante hubiese percibido a partir del momento de la

82

demanda, aunque ésta sería la solución más justa.

También el nuevo Código guarda silencio sobre la situación

prevista en el artículo 2439, que imponía la obligación de indemnizar

por aquellos frutos civiles que hubiese podido producir una cosa que

naturalmente no es fructífera, si el propietario hubiese podido sacar

un provecho de ella, por ejemplo, si se trata de una vivienda, que el

lesionante ha ocupado personalmente, sin obtener de ella ninguna

renta, deberá sin embargo los alquileres que podría haber obtenido el

lesionado si la cosa hubiese estado en sus manos y cabe preguntarse:

¿será también aquí aplicable la nueva previsión del artículo para

casos de silencio legal?

c) Aumentos y mejoras. Derecho de retención .- En estos aspectos

no hay ninguna deferencia con lo que prevé el Código para los

poseedores de mala fe en el artículo 1938. El lesionante tendrá

derecho a cobrar las mejoras necesarias y útiles, pero sólo podrá

retener la cosa en virtud de lo que se le adeude por mejoras

necesarias, y en caso de que ejercite el derecho de retención el juez

-como hemos dicho anteriormente- deberá aplicar con cierta amplitud

la facultad de sustitución concedida por el artículo 2589, admitiendo

que se otorguen garantías suficientes sobre la cosa que debe

restituirse.

No podrá cobrar las mejoras voluptuarias, pero tiene el "ius

tollendi", es decir la posibilidad de levantarlas y llevárselas

consigo (art. 1938).

§ 12. Lesión y derecho penal

1. - Vinculación de ambas figuras

Hemos advertido en reiteradas oportunidades que la usura es un

caso de especie, dentro del género de los aprovechamientos lesivos.

83

202. Ver "La lesión en los actos jurídicos", Nº 130 a 133, p. 83 y ss., yNos. 154-155, p. 99 y ss.

El estrecho parentesco que une a ambas figuras ha hecho que las

fórmulas penales represivas del delito de usura sufrieran, a lo largo

del devenir histórico, fluctuaciones semejantes a las que observamos

en el campo del derecho civil, respecto a los textos destinados a

combatir la lesión. Así, en algunas épocas vemos que para configurar

el tipo penal se toma en cuenta primordialmente el elemento objetivo

de la desproporción entre las prestaciones, llegándose incluso a fijar

tasas de interés por encima de las cuales el acto deberá considerarse

usurario, en marcado paralelismo con la figura civil de la lesión

enorme, en la que bastaba la desproporción de "mas de la mitad", para

lograr la invalidez del acto.

Y cuando los sistemas jurídicos se impregnan de liberalismo e

individualismo, se produce un neto retroceso de la lesión en el campo

civil, y en los códigos penales el delito de usura desaparece del

catálogo de las figuras sancionadas 202. Pero, la engañosa ilusión de

que se lograría la justicia dejando a los hombres absoluta libertad

de contratar, se desvanece pronto y el derecho penal -aun antes que

el derecho civil- se ve forzado a reemprender la lucha contra el

aprovechamiento abusivo de las necesidades del prójimo, consecuencia

de la desigualdad que existe entre los seres humanos, y los cultores

de la ciencia criminalística realizan el esfuerzo de buscar nuevas

fórmulas para combatir este flagelo de la humanidad.

Ahora bien, como la ilicitud está íntimamente ligada a la idea

de culpabilidad, se advierte que no basta, para fundar una condena

penal, la mera desproporción entre las prestaciones y esos análisis

de los penalistas sacan a la luz los elementos subjetivos del

aprovechamiento por parte del lesionante, y de la situación de

inferioridad de la víctima, aspectos que aparecen quizás por primera

vez en la historia en las leyes penales que sancionan varios cantones

84

203. Ver "La lesión y los actos jurídicos", Nº 131, p. 85 y Nº154, p. 99.

204. Ver Eliseo D. BERGERO: "La usura individual en el c ódigo penal",Cuadernos del Inst. de D. Penal de Córdoba, Nº 126, p. 45-181; en especialCapítulo II, punto 2, p. 87 y ss.

205. Obra citada en nota anterior, p. 170 y ss.

suizos, a mediados del siglo XIX 203.

Se trata de un aporte sumamente valioso que, a poco andar

contribuirá a revitalizar la lesión en el campo del derecho civil, y

hacerla reaparecer vestida con un nuevo ropaje.

2.- El derecho argentino

Nuestro código penal sufrió también la influencia del liberalismo

y durante mucho tiempo la usura no figuró entre los delitos que

reprimía; sin embargo, poco a poco comenzó a insinuarse una reacción

y se sucedieron distintos proyectos tendientes a incriminarla 204, que

culminaron finalmente con la incorporación al código del artículo 175

bis, en cuyo análisis no nos detendremos porque excedería el objeto

de este comentario. Nos limitamos a remitir a lo que hemos expuesto

en “La lesión y el nuevo artículo 954". 205