La mejor-maestra-de-mi-vida-

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L a M e j o r M a e s t r a D e M i V i d a A v a n c e M a n u a l

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MOTIVACIÓN

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La Mejor M

aestra De M

i Vida

Avance Manual

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Yo ya llevaba quince años como maestra cuando conocí a la mejor maestra. No fue en un salón de clases, sino en un hospital. Se trata de mi hija Kelsey.

Kelsey nació con parálisis cerebral, y a los cinco años se enfrentó con una batalla contra el cáncer que posteriormente ganó. Me ha enseñado muchas lecciones claras sobre el valor y la determinación ; soy una persona mejor gracias a la paciencia que me tiene.

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A los cuatro años quiso aprender a atarse los zapatos como lo había hecho su mejor amiga. Me quedé sin palabras. A causa de su parálisis cerebral, Kelsey tiene muy poco movimiento en los dedos de la mano izquierda. Si yo no podía atar un zapato con una sola mano, ¿cómo se lo iba a enseñar a ella?.

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Después de tres años y medio de persistencia, Kelsey por fin lo logró. Recuerdo como la observaba y la animaba aquel primer día de las vacaciones de verano, cuando ya tenía siete años y medio de edad. En el momento que retiró la mano para revelar dos lazos perfectos sonrió de oreja a oreja y yo lloré de alegría. Y la verdad es que nadie le pregunta a Kelsey qué edad tenía cuando aprendió a atarse los zapatos.

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Por su logro aprendí lo que es la determinación y mucho más. La velocidad no sería lo más importante en la vida de Kelsey, la consumación de sus objetivos dentro de su propio ritmo sería lo que más importaría.

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A lo largo de su tratamiento contra el cáncer, Kelsey se hizo cargo de sus circunstancias por medio del juego creativo. En el hospital el juego siempre era “el restaurante”; Kelsey era mesera y el resto de nosotros, los clientes. Durante horas enteras se perdía en el juego, como si no estuviéramos en el hospital sino afuera, en el mundo, lejos de los médicos y los exámenes; en un mundo en el que Kelsey estaba segura de que participaría algún día.

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En casa, donde se sentía más segura para explorar sentimientos más profundos, el juego se transformaba en “el hospital”. En el juego, Kelsey era el médico encargado del cambio. Su juego incluía términos médicos que ni los adultos comprendíamos. Nosotros sencillamente jugábamos, con la certeza de que kelsey había encortado una forma de Salir adelante.

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A los seis años quiso tomar clases de ballet. Me avergüenza reconocer lo mucho que esto me atemorizó. Sus músculos estaban muy débiles por la quimioterapia, tenía poco equilibrio y su peso había descendido a unos diecisiete kilos. No solo me atemoricé por su cuerpo, sino por sus sentimientos. Hasta ese momento ella no sabía lo que era el miedo y llevaba un parche en el ojo, así que me preocupó que el resto de los alumnos la importunaran. Pero no sabía cómo decirle a Kelsey todo esto, ella no desistiría, así que la inscribí en una escuela de ballet.

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¡Kelsey bailaba con desenfreno! ¿Se caía? Obvio. ¿Se le veía torpe? Mucho. Pero nunca se cohibió ni se reprimió; se lanzaba al proceso sin que le afectara lo que no podía hacer. El puro placer de bailar era suficiente. Todas las personas que veían a Kelsey bailar recibían una lección muy especial. Bailó durante cuatro años. Cuando lo dejó fue para anunciar que mejor quería tomar clases de equitación. En esta ocasión la inscribí sin titubear.

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En quinto grado Kelsey trajo a casa, entusiasmada, una inscripción para jugar basquetbol en el torneo de la escuela. Aquel sería un reto muy importante para ella. Corría muy lentamente, es de baja estatura y sigue usando sólo una mano. Las campanadas de alarma sonaron de nuevo en mi cabeza, pero ya había aprendido a ignorarlas. El entusiasmo en su ojos nulificó por completo cualquier inconveniente, y la inscribimos.

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Después de la primera practica el entrenador dijo que le daba miedo dejarla participar en un partido. Cuando nos explicó que podía lastimarse, pude ver visiones de juicios legales que danzaban en su cabeza. Pero pronto yo le hice ver que todos los niños que hacen deporte corren riesgos, y que, si su riesgo era mayor, su necesidad de participar era todavía superior. Después de algunas discusiones y un poco más de estímulo, decidió dejarla jugar.

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Durante dos años Kelsey se esforzó más en el juego que cualquier otra niña de la liga, y aunque jamás hizo un enceste en un partido, ofreció otros regalos que fueron más valiosos para las compañeras de su equipo. En dos años nunca vi que una jugadora la tratara de alguna otra manera que como a una persona útil. Cuando Kelsey por fin hizo su primer enceste durante la práctica, todas las niñas de todo el gimnasio, de los dos equipos, se detuvieron a aplaudir.

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Cuando había juego y nos deteníamos en la tienda de víveres, Kelsey de inmediato se quitaba el abrigo de invierno y lo arrojaba en el carrito. Me llevó un poco de tiempo comprender el motivo. Estaba tan orgullosa de la playera de su equipo, que no quería que pasara inadvertida. Entonces Kelsey no sólo estaba obteniendo sus propios triunfos sino que también era parte de un equipo.

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En la actualidad kelsey es una feliz y saludable alumna de séptimo grado que aún absorbe la vida con avidez, que intenta nuevos retos y que aún enseña a sus amigos y a sus padres mucho sobre la persistencia, el poder de la fe y la compasión.

Kelsey, ¡jamás tendré una mejor maestra que tú!

Escrito por: Dana

Esaley. Del libro Caldo de pollo para el alma 4ta. Ración.

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El siguiente es un chiste que me recordó Cristina cuando nos presentó un poema y en el leí “moneda en un cubo”

La señora le habla al medico familiar alarmada, porque su hijo de cinco años se había comido una moneda. Como la moneda era muy pequeña, para hacerle daño, pero el niño estaba muy asustado. Para tranquilizarlo, el medico le dijo: “—Mira, yo soy mago….

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“—Mira yo soy mago, te voy a sacar la moneda… –pasó una mano por la panza, luego la pasó por atrás de la oreja del niño Y¡¡¡Tan tan!!! le enseña una moneda igual que la que el niño había tragado--.

El niño, toma la moneda muy contento, se la traga y le dice:

“--¡otra vez”!….!!!!?!?!?!? Jajaja. Un abrazo

compañeros de ruta. ¡Que tengas un buen día.!!!!

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Música: Anton

Dvorak B.P. Largo

Vistas: Fondos de bebes de Google.

Diseño: Santos L.C.