La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar · Mª Encarnación Martínez Santos, ctsj...

28
Nº16 Año 8 Marzo 2016 La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Transcript of La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar · Mª Encarnación Martínez Santos, ctsj...

Nº16Año

8

Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Sumario

Portada: Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj (Abidjan) 1

Editorial 3

Pizarra Artística La Misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Ana Rita Revez Lafayette, ctsj (España) 4

Las Fundadoras Hoy La Misericordia de Dios en nuestras Madres Fundadoras Hna. Mª Encarnación Martínez Santos, ctsj (España) 5

Hemos Visto y oído Experiencia de la misericordia en el colegio El Carmen de Tarragona en sus 100 años de existencia. Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj (España) 8

Al habla con... La Hna. Lizeth Paola Soler López Hna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj (España) 10

Clamor de vida para la misión Carmelitas Teresas de San José de corazón fiel, pobre y contemplativo. Hna. Cecilia Barreda Merino, ctsj (México) 12

Desde Nuestro Derecho La misericordia, sello de familia. Hna. Rosalía Fuertes Fuertes, ctsj (España) 14

Mirando Nuestro Mundo La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar desde una entrega sencilla y generosa en tierra Holguinera. Hna. Leocadia Duran Santiago, ctsj (Cuba) 16

Al aire de los místicos Santa Teresita del Niño Jesús, el rostro de la Misericordia. Hna. Teresa Jiménez Fernández, ctsj (República Dominicana) 18

Ecos de la Iglesia Invitaciones a la vida religiosa desde la Bula Misericordiae Vultus del Papa. Hna. Elisa Herrera Balboa, ctsj (Chile) 20

Punto de vista Y tú, ¿qué piensas? Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj (España) 22

Lee, ríe, juega Puede interesarte 25

Humor Hna. Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj (Costa de Marfil) 26

Pasatiempo Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj (Rep. Dominicana) 27

Revista: CarmelitasTsj Año 8 Número 16 Marzo 2016Edita: UndanetDiseño y maquetación: Desiderio Guerra© Hermanas Carmelitas Teresas de San José

3

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Editorial

Vale la pena pregun-tarnos de qué clase de amor estamos ha-blando cuando nos

planteamos el tema de la mi-sericordia. José Luis Perales en su canción sin límites, nos trae a la memoria inmediatamente el texto de primera Corintios en el capítulo 13 y nos pone de cara al amor que responde a una experiencia de misericordia inédita, porque sobrepasa la ló-gica humana y nos adentra en el misterio de Dios, el único que ama sin límites.

El documento de Nuestra Mi-sión afirma que “en el origen de cada Carmelita Teresa de San José, como sujeto misionero, existe una experiencia personal de la misericordia del Señor”. Las Carmelitas Teresas de San José somos testigos de la infi-nita compasión de Dios. Cada una, con nombre propio, ha experimentado en sí misma, de manera singular, que su miseria humana ha sido pasada por el corazón de Dios.

Es posible que por la novedad del año jubilar de la misericordia, propuesto por el Papa Francis-co, la palabra misericordia se haga repetitiva y sobre ella rea-licemos muchas reflexiones, sin embargo necesitamos precisar una clave que le dará profundi-dad y sentido vital a nuestras vertientes carismáticas.

Esa clave consiste en ponernos de cara a Dios y sentirnos sus cria-turas para identificar aquello en lo que, por su gran misericordia, hemos sido sanadas, salvadas, perdonadas, redimidas… sólo entonces nuestra vida adquiere el carácter de testigos del amor sin límite de nuestro Dios que es Padre-Madre.

Ser testigo por experiencia del perdón, del abrazo cálido, de la fiesta por el regreso, etc, es reconocer con el corazón quebrantado y humillado por encima de cualquier situación, la que sea, que es criatura y esta condición le permite volverse de cara a su Creador y sentir que aún habiéndose alejado del Amor, es profundamente amado, sin condiciones. Amado sólo por ser hijo/a en el Hijo.

En cada Carmelita Teresa de San José acontece el misterio de la encarnación de Jesús como en cada uno de sus seguidores. Esta experiencia que le da un giro incalculable a la propia vida, genera una convulsión tal que le lleva a arder en pasión por Jesús y su Reino.

El amor entre Dios y cada Car-melita Teresa de San José lanza a ir, con disponibilidad, a cual-quier parte del mundo para empujar la acción de Dios des-de la misión encomendada, no habrá preferencia de lugares, ni

personas, ni acciones, en donde sea y sin distinción de personas, realizará el proyecto de Dios.

Es esta la misericordia que mo-viliza nuestro amor. ¡Sí! Dios ha pasado por su corazón, es decir por su Hijo Jesucristo, nuestra mi-seria: todo tipo de muros, vallas y obstáculos caen para dar rienda suelta al abandono, la confianza y la presencia cálida, acogedora, liberadora, incluyente, hacia los demás, los más cercanos y los desconocidos, a todos.

Si dejamos a Dios que sondee nuestro corazón encontrará de parte nuestra una respuesta pa-recida a la de Pablo, el Apóstol por excelencia: Juzgo que todo es pérdida con tal de vivir arraigada en Jesucristo por quien lo hemos dejado todo, para ganarlo todo.

Ya podría yo tocar el sol y vaciar el mar. O inventar un lugar al sur para la libertad. Conocer el principio y fin de cada estrella.

Y si me falta el amor, ya ves. Yo no soy nada.

“Sin límites”, José Luis Perales

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

4 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Pizarra artísticaLa Misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hna. Ana Rita Revez Lafayette, ctsj

5Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

En las Constituciones de 1883, capítulo I, artícu-lo 1º escriben Nuestras Madres: “La asocia-

ción se dedicará a las obras de caridad y beneficencia, entre la cuales se cuenta de modo espe-cial o particular, la acogida a las niñas que quedaren huérfanas en tiempo de guerra o calami-dades públicas”

Nuestras Madres Teresa Toda y Teresa Guasch acogieron en su vida el amor misericordioso de Dios manifestado en Nuestro Señor Jesucristo anonadado y obediente hasta la muerte y una muerte en Cruz. (Cfr. Flp. 2). A ellas y a la abuela Mag-dalena el Espíritu Santo las colmó de sus dones porque las encontró plenamente disponi-bles para ir descubriendo la Voluntad de Dios en su historia personal y en la realidad social en que vivieron.

Maravillosamente Dios se complace en estas sus hijas que descubren su amor misericor-dioso en los acontecimientos dolorosos de su vida. Este amor

divino es tan copioso que fluye hacia los hermanos que en-cuentran en el camino; para ellas las niñas huérfanas de aquella atormentada sociedad del siglo XIX.

En las Constituciones de 1883, que ya he citado, en la frase: “La asociación se dedicará a las obras de caridad y beneficen-cia…” descubro que el amor, -la caridad- está inseparablemente

Hna. Mª Encarnación Martínez Santos ctsj

La Misericordia de Dios en nuestras Madres Fundadoras

Las Fundadoras Hoy

“… y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación…” (Lc. 1, 50)

“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia.” (Mt. 5, 7)

“Misericordia es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona

cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida”. MV, 2

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 20166

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amarLas Fundadoras Hoy

La Misericordia de Dios en nuestras Madres FundadorasHna. Mª Encarnación Martínez Santos ctsj

unido a hacer el bien, “bene-ficencia” y para esto vivieron nuestras Fundadoras y nos lo han trasmitido a nosotras sus hijas. Desde los orígenes de nuestra Congregación hemos vivido esta hermosa herencia según las necesidades que la so-ciedad nos ha exigido.

Riudecanyes, Tarragona y Barcelona son espacios sa-grados donde Teresa Toda y Teresa Guasch iluminadas por el Espíritu Santo, apoya-das por la abuela Magdalena y sus directores espirituales, experimentaron el amor mise-ricordioso de Dios que las acogía y la enviaba a ser miseri-cordia con las niñas huérfanas y pobres. ¿Cómo explicar sino

el milagro de convertir el des-precio y la humillación en misericordia hacia la niñez desamparada y dilatarla a toda persona que encontraban en su vida: hermanas de Congrega-ción, laicos pobres y allí donde descubrían, como el buen sa-maritano del evangelio, a un hermano necesitado de ayuda espiritual o material?

El Papa Francisco nos llama, en el nº 15 de la Bula MV, a redescubrir las obras de misericordia corporales y es-pirituales, que Jesús predicó y vivió y que seremos desde ellas juzgados. (cfr Mt. 25, 31-45). Nuestras Madres las llevaron en su vida y en su servicio ge-neroso y gratuito siguiendo a

Jesús el Buen Samaritano por excelencia. ¡Qué nosotras sus hijas, en este Año Santo de la Misericordia, vivamos como ellas este hermoso y práctico programa de vida!

Sin perder el hilo de mi reflexión, veo en la Venerable Madre Te-resa Toda su gran preocupación por la formación cristiana y hu-mana de su pequeña hija y para completar las enseñanzas que recibe en el hogar, matricula a la pequeña Teresa en el Colegio de las religiosas de La Enseñan-za de Tarragona. En su corazón misericordioso presiente la ne-cesidad de educar a su hija para que se pueda realizar el gran reto de “educar cristianamente a las niñas huérfanas y pobres”.

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 7

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Las Fundadoras Hoy

La Misericordia de Dios en nuestras Madres FundadorasHna. Mª Encarnación Martínez Santos ctsj

En la penumbra de la fe no tiene claro “el cómo” pero con-fía plenamente en Dios que la llevará por el camino del aban-dono total en su misericordia a la meta que en sus designios amorosos le tiene marcada.

El Señor nunca defrauda a los que ponen en El su confianza. La Madre Teresa Guasch culmi-nará su formación académica y llena del amor compasivo que ha vivido en su hogar podrá jun-to a su madre abrir un colegio

para niñas huérfanas y abando-nadas por cualquier causa en la industrial Barcelona.

No me extiendo aquí en ir aplicando a la vida y obra de nuestras Madres una a una las obras de misericordia, noso-tras las podemos “redescubrir” conocedoras como somos del carisma y misión que nos deja-ron en herencia y las veremos brillar en cada una de las eta-pas de su vida.

Las palabras del salmista: “El Señor sana los corazones afligi-dos y les venda sus heridas…” (salmo147, 3) fueron bálsamo medicinal para ellas que tantas heridas recibieron en su vida de esposa, madre e hija y que en los orígenes de su deseada misión de misericordia obsta-culizaron su acción benéfica. Pero por encima de todo esta-ba el convencimiento de que la misericordia de Dios es eterna y nadie ni nada es capaz de detener los designios divinos. En medio de este camino lleno de sinsabores recibían el con-suelo de la Palabra de Dios: “dichoso el que cuida del dé-bil y del pobre” (salmo 41,2). Felices, bienaventuradas, di-chosas nuestras Fundadoras que pudieron, llenas del amor misericordioso de Dios , lle-var el consuelo, la protección y el cariño a las niñas huérfa-nas y pobres y que hoy somos nosotras sus continuadoras, si como ellas, dejamos que la mi-sericordia de Dios conmueva nuestras entrañas ante tantos hermanos que sufren en el cuerpo y en el espíritu.

8 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

En este Año Jubilar de la Misericordia y bajo el Lema: “Misericor-diosos como el Padre”

podemos muy bien encuadrar toda la misión realizada en el colegio El Carmen desde sus orígenes hasta hoy y con pers-pectivas de futuro.

El Papa Francisco en sus escri-tos y en la Bula “Misericordiae vultus” nos anima a abrir las puertas de nuestro corazón, al amor misericordioso. Porque la auténtica misericordia es tener el corazón vinculado y adherido a quien vive la miseria o se sien-te diferente y pobre. A Jesús se le revolvían las entrañas ante el desgarro del hermano sufriente, ante la injusticia o la explota-ción. Quien es misericordioso se rebela ante el odio, el egoísmo, la guerra, la pobreza, el abuso, la marginación. Por eso lucha por la dignidad de los seres huma-

nos de este mundo tocados por el misterio del mal.

Nuestras Madres Teresa Toda y Teresa Guasch miraban con ojos misericordiosos a su querida Ta-rragona, sabían que por aquellos años había mucha necesidad de acogida y formación de la niñez y juventud, esta es la razón prin-cipal por la que lucharon hasta conseguirlo el fundar aquí un Colegio-Asilo para todas las ni-ñas que lo necesitaban.

Estamos a punto de iniciar la celebración del centenario del Colegio. Son momentos para celebrar, agradecer y recordar a tantas personas que han hecho posible la vida de este Centro y darle un nuevo impulso.

Como sabemos Tarragona es la última fundación en vida de la Madre Teresa Guasch. Desde el año 1912 dio los pasos adecua-dos para implantar su obra en la ciudad en que se había criado y formado. Pero las dificultades

para hacerlo fueron muy grandes, se oponían por diferentes motivos tanto las autoridades religiosas como civiles, se consideraba que ya había muchos centros en la ciudad, pero nada arredró a estas mujeres de profunda fe y com-prometidas con la causa de los pequeños e indefensos.

Por fin, después de diferentes so-licitudes y actuaciones, el día 4 de marzo de 1916 se firmó el decreto de erección de la Casa-Asilo, en la zona extrema de la parroquia de San Juan y cerca del barrio de pescadores del Serrallo, en la par-te baja de la ciudad.

Esta zona en aquel tiempo se consideraba de muy bajo nivel moral, cuentan las crónicas que las personas decentes apenas podían transitar por las calles a determinadas horas. Las herma-nas descubrieron rápidamente que sólo con un corazón lleno de misericordia podían iniciar su misión. Así lo hicieron. Salie-ron en busca de las niñas que

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj

Experiencia de la misericordia en el colegio El Carmen de Tarragona en sus 100 años de existencia.

Hemos visto y oído

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 9

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

merodeaban por las calles y muy pronto se llenaron las dos aulas con las que iniciaron el curso en el mes de septiembre de 1916. Más tarde llegaron las primeras huérfanas al pequeño internado. Aquí las hermanas practicaron todas las obras de misericordia con gran sencillez y derrochando amor.

El Papa Francisco nos dice en la Bula Misericordiae vultus (El rostro de la misericordia) “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mi-rada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mis-mos signo eficaz del obrar del Padre” Las primeras hermanas fundadoras de este centro fue-ron expertas en misericordia, supieron mirar el mundo con los ojos del Dios misericordio-so, fueron verdaderas madres, maestras y amigas para las niñas que más necesitaban ser atendi-das. Tenían el corazón adherido a las que vivían en las cunetas de la vida, sin ilusión ni sentido en medio de la marginación, y así, con su acogida y misericordia lucharon hasta lograr formar mujeres de bien y unas buenas cristianas. Así lo reconocieron los mismos prelados que tantas trabas les pusieron para fundar.

El colegio El Carmen siempre se ha distinguido por esas actitudes de acogida y sencillez en el nu-meroso internado de huérfanas o con familias complicadas an-tes de la guerra y después. Más tarde por los años 1970 acogió a las hijas de familias sencillas

de los barrios populares, pe-riféricos de Tarragona como Buenavista, Torreforta etc. que deseaban educar a sus hijas en centros religiosos, se les facilitó para que ellos también tuvieran acceso, poniendo transporte.

Los alumnos de este Centro se han caracterizado por ser muy sencillos, de trato amable, bue-nos estudiantes, disciplinados etc. Los directores de diversos institutos donde siguen los es-tudios superiores así nos lo han manifestado, nos dicen ellos, que nuestros alumnos tienen una manera de ser muy posi-tiva, que los distingue de los demás colegios. Damos por ello gracias a Dios.

Hoy como hace 100 años quere-mos mirar la vida y las personas con la misma mirada que lo hace el Padre, continuamos vi-viendo en el mismo lugar que existió el primer centro, aunque las estructuras están comple-tamente nuevas, modernas y acogedoras. El barrio también está muy mejorado en todos los sentidos. Pero necesitamos seguir ejerciendo la misericor-

dia a manos llenas. Somos una escuela inclusiva. Tenemos en nuestras aulas alumnos de toda clase y condición, unos cuan-tos con diferentes pobrezas, hijos de familias desestructu-radas, inmigrantes, con muy poca formación religiosa, etc. También hay varios con defi-ciencias psicológicas y diversos síndromes que necesitan un trato muy especial, de mucha atención y paciencia. General-mente los que más necesitados están de misericordia suelen ser difíciles en el trato, incómo-dos, distintos, etc. Pero somos conscientes, que ellos deben ser nuestros preferidos como lo fueron para Jesús y para tantas hermanas y laicos que entrega-ron con ilusión lo mejor de sus vidas a favor de la educación y por un mundo mejor.

Y como dice el himno del centenario compuesto para la ocasión: “Tarragona fue elegida para seguir viviendo entre nosotras. Gracias Madres Fundadoras por fundar este co-legio. Os tendremos siempre en nuestra memoria y en nuestro sentimiento”

Hemos visto y oído

Experiencia de la misericordia en el colegio el Carmen de Tarragona en sus 100 años de existencia.

Hna. Lucía Huerta Huerta, ctsj

10 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Al habla con..

Nació el 29 de abril de 1991 en Bogotá (Co-lombia). Fue consa-grada el 15 de Julio

de 2012. En su vida ha vivido en lugares tan diversos como: Me-dellín, Cúcuta y Bogotá. Se ha dedicado a buscar en todo amar y servir desde la Pastoral Juvenil, Catequesis y Educación tanto en Preescolar como Bachillerato.• Un color: Azul.• Una película: El último regalo.• Una flor: Lirios.• Una cita bíblica: Jn 15, 9: Os amo como el Padre me ama a mí; permaneced, pues, en el amor que os tengo.• Un sueño: Formalizar una escuela Rural con atenciones educativa y médica. • Un paisaje: El atardecer en la Playa o la tranquilidad de las montañas Antioqueñas.• Una comida: Los Espaguetis.• Una obra de misericordia: Perdonar al que nos ofende.• Una preocupación: La injusti-cia de nuestra sociedad.- En este año jubilar de la Mise-ricordia el tema elegido para este número de nuestra revista es: “La misericordia moviliza nuestra ca-pacidad de amar” en un primer momento ¿qué te evoca?Evoca en mí una profunda sintonía con las raíces de nuestro Carisma. El experimentarme convocada a ser

expresión de ternura y misericordia en los diversos contextos y con los diversos rostros e historias, me per-mite descubrir que el amar cuando es eficaz es transformador. Muchos de los nuestros necesitan el bálsamo de la ternura y la misericordia que aliviane la carga de sus vidas y les sumerja en la vitalidad del corazón de Dios que ama y espera con gozo una respuesta generosa del hombre.La misericordia me pone y nos pone en camino de descifrar el corazón del prójimo y permitirme ser para él lo que este más necesita: acogida, paciencia, escucha, cercanía, amor. De esta forma el amor concreto y dedicado especialmente a cada uno, no solo alivia sus dolores o alimenta su esperanza sino que es transformador. -¿En qué pasaje de la vida de Jesús se expone nítidamente el significado de la misericordia del Padre: en una parábola, en algún acontecimiento de su vida, en al-guna de sus palabras?Más allá de las parábolas conocidas de la misericordia ubicadas en el capítulo 15 de San Lucas, creo que la versión del joven rico de Marcos contiene un sumo grado de miseri-cordia. En este pasaje la expresión literal dice que “Jesús le miro con amor”. Imagino lo cargada que esta-ba la mirada de Jesús, pues aunque el joven no deja sus posesiones, ni cumple con lo que pedía Jesús, este no se siente juzgado por no hacer-lo. La mirada de Jesús le confronta con su miseria personal. Quizá más adelante el joven se arrepintió y re-conoció el valor real de las cosas, pero en ese instante siente cómo Jesús mira su fragilidad, no la juzga y no

solo la comprende sino que la hace suya para redimirla con su amor.-La misericordia, en la Biblia, nos hace conocer a un Dios ‘emotivo’. ¿Descubrir un Dios que se conmue-ve y se enternece por el hombre puede cambiar también nuestra ac-titud hacia nuestro mundo?Si, quizá muchas veces no somos capaces de ofrecer lo mejor de noso-tros porque no lo hemos recibido de otros. Constatar que en la dureza y frialdad de nuestro mundo Dios se enternece con nosotros, que ama nuestros logros como nuestros fraca-sos, nos ayuda a caer en la cuenta que el amor va más allá. El amor está en la praxis, es estilo de vida. Reconocer que Dios se experimenta enamorado de cada ser humano y que acompaña nuestras luchas y búsquedas por el bien, sintoniza mi corazón a hacer lo mismo con los hermanos. Me compromete a multi-plicar lo que he recibido. La ternura es sanadora, el amor, la acogida… somos seres afectivos y en la medi-da que nos reconocernos amados y valorados por otro nuestra actitud ante los demás y ante el mundo se concibe distinta. - Afirma el Papa Francisco: “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debe-ría estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyen-tes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo pue-de carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor mise-ricordioso y compasivo”. (MV 10) ¿Cómo crees que hay que caminar para que esto se haga

La Hna. Lizeth Paola Soler LópezHna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 11

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Al habla con ...

La Hna. Lizeth Paola Soler López Hna. Judith Blanco Rodríguez, ctsj

realidad en la vida de nuestra Iglesia y en nuestra forma de evangelizar? ¿Qué pasos piensas hay que dar?Siento que es necesario reconocernos como Iglesia que es ante todo comu-nidad de fe y escuela de discipulado. Bajar la mirada para los excluidos del hoy, mujeres, pobres, comunidad LGTB, afro descendientes… y seguir en la construcción de estructuras más justas, igualitarias y humanas para todos. Compadecernos y actuar para que estas realidades de margi-nación se superen hacen de nosotros Iglesia creíble, actuante y en diálogo con el mundo de hoy. En muchas partes del mundo hay cristianos y cristianas que hacen muchísimo bien y podemos cada vez más ser muchos más los que nos unimos a esta causa noble y buena noticia del Evangelio para TODOS. - Y tú, ¿qué le dirías al Papa so-bre la misericordia?La misericordia es el antídoto para nuestro mundo frio, hostil e indife-rente. Es medicina de Dios desde su corazón para nuestro corazón. - Catorce son las obras de miseri-cordia: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visi-tar a los presos y enterrar a los difuntos; enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo nece-sita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, con-solar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo y rezar a Dios por los vivos y por los di-funtos, ¿cuáles crees que es más necesario practicar en nuestro mundo? (elige dos o tres).Creo que en nuestro mundo cual-quier acción cargada de amor genera cambios. En relación con las obras y la elección para hacer, creo que visitar a los enfermos y visitar

a los presos son dos obras de mise-ricordia que me permiten acoger la fragilidad del ser humano en un grado sumo. La enfermedad y la vida en la cárcel son escenarios en que ayudamos a levantar al otro cuando quizá más lo necesita, cuan-to está más solo, juzgado y olvidado. Creo que vivir estas obras de mise-ricordia redimensiona el mundo de esos hermanos. También perdonar al que nos ha ofendido. Esta obra de misericordia la comparo mucho con dar segundas oportunidades. No siempre es fácil hacerlo y más si nos han lastimado, herido, y la confianza ha decaído. Es un acto de fe y de gratuidad, perdonarle, darle otra oportunidad reconociendo su fallo pero también su capacidad de ser mejor persona, eso sí alimenta la vida interior no solo de aquel a quien le doy mi perdón sino la pro-pia ruta espiritual. - ¿En qué crees que ha cambiado la forma de entender y de vivir la misericordia para los cristianos? Creo que la forma de entenderla no. Siento que logramos reconocer-la en las acciones emancipadoras y profundas de Jesús, otra cosa es que lo olvidamos o desviamos por el rit-mo de la vida, porque se ponen ante nuestros ojos nuevos modelos socia-les o perdemos el campo de acción. Quizá si han cambiado y seguirán cambiando los nuevos escenarios para hacerla vida dado el desarro-llo de los pueblos. Siempre es tiempo bueno. Donde Dios nos ha colocado podemos florecer.- ¿Qué experiencia o experien-cias de misericordia recuerdas que tengamos como Hermanas Carmelitas Teresas de San José, como familia religiosa? Creo que como Familia Religiosa y como legado propio el corazón se va movilizando a reconocer en lo cotidiano de la vida acciones

de misericordia. El corregirnos con amor, el amarnos en medio de la enfermedad, los defectos y desacier-tos, el reconocernos perdonadas y enviadas por el Padre a sanar con ternura, el ser mujeres para el Reino con nuestros destinatarios, sus histo-rias y vidas…- Es famoso el ‘discurso a la luna’ del Papa Juan XXIII, cuando, una tarde, saludó a los fieles di-ciendo: ‘Den una caricia a sus niños’. Esa imagen se convierte en un icono de la Iglesia de la ternura. ¿En qué modo el tema de la misericordia podrá ayudar a nuestras comunidades a reno-varse y revitalizarse?En el modo de que es herencia carismática. Nuestras Teresas ex-perimentan en una totalidad abrumadora la misericordia y el paso y permanencia amorosa de Dios en sus vidas. Reconocer que nuestro Carisma se manifiesta en la reproducción de Jesucristo como misericordia del Padre, en el pesebre y la cruz, revitaliza nuestro com-promiso con el evangelio y nuestra acción emancipadora con nuestros destinatarios. En el modo de ha-cerla cotidiana, propia, presente en cada momento.-¿Qué importancia ha tenido en tu camino de religiosa la mise-ricordia divina? ¿Recuerdas en particular algún momento en el que has sentido de manera trans-parente la mirada misericordiosa del Señor en tu vida?En todo tiempo y lugar cobra vital importancia. Me he experimentado amada y acogida con mi luz y os-curidad por Dios, sobre todo en los momentos de noche oscura, de dolor y de tibieza. Dios me ha permitido reconocer su mirada cargada de vida, bondad y perdón. Muchas gracias por tu atención

y aporte. Hasta la próxima

12 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Clamor de vida para la MisiónCarmelitas Teresas de San José

de corazón fiel, pobre y contemplativoHna. Cecilia Barreda Merino, ctsj

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

“En el origen de cada Carme-lita Teresa de San José, como sujeto misionero, existe una experiencia personal de la

misericordia del Señor. Cada una de nosotras ha constatado y pode-mos constatar siempre, en mil mo-dalidades, este amor desbordante con que nos previene y acompaña el Señor, esa opción preferencial por nuestras pobrezas personales más profundas”. Él se ha fiado de cada una de nosotras, fuere cual fuere nuestra historia, desbordándola y constituyéndonos en el ministerio de dar testimonio de ese desborda-miento, para que esa misericordia sirva de ejemplo a los que han de creer en Él” (IINM 2.2).

Así de simple y así de sublime. Nos lo reveló el Dios misericor-dioso y fiel a través de nuestra II Asamblea General: Ser signo y don de la misericordia de Dios en nuestro mundo, es nuestra vocación – misión.

Y ¿cómo vivirlo hoy? Tenemos la respuesta en nuestra iden-tidad de mujeres consagradas bellamente dibujada en nues-tra Constitución Fundamental. Identidad labrada en nuestro corazón por el Espíritu, antes de ser don de servicio, “pues somos testigos no por proclamación verbal, sino por configuración de la propia persona con Aquel de quienes somos testigos” (Cf RM 23; IINM 2.1).

Somos signo, don y cauce de la misericordia de Dios, hoy, en nuestro mundo, si en la escuela de Jesús, y al estilo de nuestras Teresas, nuestro corazón es cada día más fiel, más pobre y más contemplativo.

Corazón fiel. Como el de Jesús y el de María. Todo comienza en nuestra historia cuando decimos sí a Dios. Un sí consciente y se-guro, radical y definitivo. Un sí dado en la fe, que nos lanza al abismo de Dios, abrazadas a su voluntad adorable, a su plan de amor sobre cada una de noso-tras.

Afirmadas en una única y tri-ple certeza: Que Dios nos ama con amor de predilección, que nos pide un sí incondicional a su llamada, y que para Él nada es imposible. Desde esta cer-teza podemos darle el sí de la fidelidad a Dios, aún en lo hu-manamente difícil, muy difícil, en ocasiones.

Fidelidad tejida de pobreza, confianza y disponibilidad, pues sólo quien conoce, comprende y acepta sus límites, se abandona en el Dios y le ofrece su sí in-condicional. Un sí que es preciso renovar cada día pues cada día es una expresión nueva de la vo-luntad del Padre.

“Esta fidelidad que Jesús rostro vivo de la misericordia del Padre testifica en sí mismo, nos enseña y encarga reproducir, es nuestra primera responsabilidad ante la Iglesia y ante todo ser humano” (II NM 2.5).

Corazón pobre. Es imposible caminar con libertad los caminos que Dios va tranzando en nues-tra vida, si no vamos ligeras de equipaje. Estar en camino, en actitud de éxodo, nos exige, per-manentemente, desprendimiento de personas y de cosas. Supone arrancarnos y tender hacia ade-lante, sin perder tiempo ni mirar atrás. ¡Cuántas cosas hemos te-nido que dejar en nuestra vida! ¡Cuántas personas, a las que que-ríamos con toda el alma, hemos tenido que ir dejando, en nues-tro camino, para encontrarlas y asumirlas de otra manera! Las seguimos guardando en nuestro corazón y ellas siguen sintiendo la fecundidad de nuestro amor hecho silencio y desprendimiento.

Sólo un corazón pobre puede ser misericordioso, pues tie-ne capacidad ilimitada para

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 13

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Clamor de vida para la Misión

Carmelitas Teresas de San José de corazón fiel, pobre y contemplativo

Hna. Cecilia Barreda Merino, ctsj

abrirse constantemente a nuevas relaciones, en total gratuidad y en actitud de acogida incondi-cional y de no juicio. Desde la aceptación serena de nuestros propios límites, con confianza inquebrantable en Aquel para quien nada es imposible, y en desprendimiento radical de toda cosa y de toda seguridad huma-na. Porque pobre es aquel capaz de apoyarse exclusivamente en el Señor y esperarlo todo de su misericordia. Misericordia que configura nuestras personas en lo más hondo, haciéndonos ser fieles a todo ser humano y defensoras de su dignidad de personas y de hijos; y nos capa-cita para descubrir y colaborar en la acción que el Espíritu obra en ellos. (Cf IINM 2.7).

Corazón contemplativo. Co- mo el de María, en quien la contemplación es obra del Es-píritu que ha engendrado en Ella la Palabra. Por eso, des-de la profundidad serena de la contemplación, María percibe simultáneamente la presencia de Dios en ella y las urgencias del servicio a los hermanos. Con-templa el mundo y sus cosas, el rostro sufriente de los hombres que esperan “la consolación de Israel”, el ritmo confuso de la historia llena de pecado y de gracia, de sufrimiento y esperan-za, de infidelidad y de respuesta comprometida. (Cf Lc 2, 25).

La contemplación nos lleva a la unidad interior, al reposo en el Dios de la fidelidad y al com-promiso con nuestros hermanos, singularmente con los más dete-riorados, con la convicción de

que el Espíritu habita y actúa en cada uno de ellos, “portadores de semillas del verbo”, germi-nadas ya o capaces de germinar, que la misericordia detecta, ayu-da y hace crecer. (IINM 2.8).

Un signo de la verdadera con-templación es el equilibrio y la alegría; la apertura a los demás, y al mundo. Quien contempla a Dios en la intimidad de su cora-zón, lo busca incansablemente y lo encuentra en cada rostro, en cada circunstancia y en cada rin-cón de su camino.

La contemplación auténtica nos hace realistas con el rea-lismo esencial de un Dios que nos cambia porque nos ubica fundamentalmente en Él, que “amó tanto al mundo hasta

darle su propio hijo” (Jn. 3). La contemplación auténtica, fruto del Espíritu Santo en nuestras almas fieles, pobres y disponi-bles, nos hace vivir radicalmente para Dios en el servicio gozoso a nuestros hermanos. Nos hace misericordia, o mejor, cauce de la misericordia de Dios

Sólo un corazón contemplativo puede ser misericordioso, a partir del conocimiento contemplativo de Jesús, e inseparablemen-te, desde la contemplación de nuestro mundo al que el egoísmo humano ha hecho profundamente inmisericorde, y rechazador de misericor-dia, más aún, profanador de misericordia en sus imágenes vivientes, las de innumerables seres humanos. (Cf IINM 1.4)

14 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Desde nuestro derecho

En el Año Santo que es-tamos viviendo el Papa urge a los cristianos a “vivir, en la vida de cada

día, la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros”, porque “la Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios”.

Para nosotras este momento eclesial puede ser fiesta y llama-da. Fiesta porque nos recuerda el amor incondicional de nuestro Dios, y llamada a comprobar si en verdad vivimos las palabras de Jesús que nos invitan a ser misericordiosas como el Padre. Nuestra manera de lograr este horizonte es, bien lo sabemos, fijando los ojos en Jesús hasta llegar a configurarnos con Él en su cercanía misericordiosa, pues quien lo ve a Él, ve al Padre. (cf Jn 14,9) Y para esto, en nues-tra condición de consagradas, con el carisma de Teresa Toda y Teresa Guasch, encontramos verdadero apoyo y estímulo en nuestro Derecho.

Así pues, para responder a la llamada del Papa y ser hijas fieles de la iglesia, debemos de-jarnos interpelar, una vez más, por nuestro propio carisma que desde diversos ángulos nos mueve a actuar y sobre todo a vivir la misericordia en noso-tras y hacia los demás.

Sin duda nuestras Fundadoras oyeron en su corazón, como al-dabonazo que las dejó inquietas, el mandato bíblico: “Conso-lad, consolad a mi pueblo” (Is 40,1), y como Teresa de Jesús decidieron hacer aquello po-quito que estaba en ellas, y que tradujeron en acoger, enseñar, catequizar... a niñas desprotegi-das. Ya en las Constituciones de 1883 dejan claro que las Her-manas se dedicarán a las obras de misericordia, y es que, como nos recuerda el Papa Francisco en la Bula del Jubileo, en base a estas obras seremos juzgados. O, en palabras de san Juan de la Cruz, “Al aterdecer de la vida te exminarán de amor”. El Papa las reivindica como forma pal-pable de nuestra compasión.

Dar una mirada escrutadora y comprometida a nuestro Dere-cho nos lleva, indudablemente, a vivir el año de la Misericordia con sello propio.

• Así la Constitución Funda-mental indica que nuestro fin propio es, extender y conso-lidar el Reino mediante la evangelización y la práctica de diversas obras de miseri-

cordia; como el Señor, que predicó la inminencia del Rei-no y se compadeció de toda dolencia: moral, psicológica, física... involucrándose eficaz-mente. (C 65)

• A nosotras se nos pide que actuemos impulsadas por el mandato de Jesús, confortan-do y ayudando a los débiles, especialmente niños y jóvenes huérfanos, porque “lo que hicisteis con estos hermanos míos tan pequeños, conmigo lo hicisteis”. (C 67)

• En el ejercicio de nuestro tra-bajo y cercanía con los más necesitados debemos estar disponibles hasta el perfecto holocausto, y esto porque son hijos de Dios, hermanos nues-tros y miembros del Salvador. El apoyo, fruto de nuestras entrañas de misericordia no se ciñe a lo material, que tam-bién, pero además debemos ofrecer consuelo, cariño, in-terés por sus cosas, cuidado atento, ayuda, amistad... En definitiva, que seamos apoyo y luz. (cf. C75)

El perfil de CTSJ sólo se manten-drá desde la oración intensa y fortaleciendo nuestra capacidad de abnegación y sacrificio. Por otro lado, el conocimiento pro-pio es recurso eficaz, más bien imprescindible para ayudarnos “a juzgar favorablemente al prójimo, perdonar sus ofensas e incomprensiones y prestar-les, en cambio, las atenciones y

La misericordia, sello de familiaHna. Rosalía Fuertes Fuertes, ctsj

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 15

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Desde nuestro derecho

La misericordia, sello de familiaHna. Rosalía Fuertes Fuertes, ctsj

servicios que necesiten.” (C 63). Del mismo modo, otras formas de autocontrol están enfocadas a superar aquellos movimientos negativos que nos impidan ser acogedoras y misericordiosas en el ejercicio de nuestro apos-tolado. (cf. C 64, 65)

En realidad, la misericordia es nuclear en nuestro carisma, y su alcance para nosotras está desarrollado en diversos docu-mentos congregacionales. Así, en “Volver a lo esencial con Teresa Toda y Teresa Guasch” tenemos páginas preciosas en las que encontramos al Dios Padre-Madre expresado en Je-sucristo, quien al revelarnos el amor misericordioso exige que, a su vez, nosotras canalicemos hacia los demás el don recibi-do. Esta dimensión la vivieron fuertemente nuestras Fundado-ras quienes, experimentando en sus vidas la bondad, la pro-yectaron con entusiasmo hacia las niñas, haciendo realidad en ellas el amor y misericordia del Padre.

También en “Nuestra Misión”, documento de la II Asamblea General, precisamente en el apartado 2: “Sed misericordio-sas como vuestro Padre”, se nos recuerda que: La experiencia de nuestras debilidades nos capaci-ta para poder ser compasivas y fieles; que la misericordia movi-liza nuestra capacidad de amar; que en nuestro trabajo extende-mos y consolidamos el Reino, no por la tarea que hacemos, sino por la misericordia con que la hacemos; y, sobre todo, que la misericordia nos hace mirar al mundo con los ojos de Dios.

Es un gozo reconocer que nues-tro derecho nos ofrece el camino para que nuestra misión-miseri-cordia trasmita la alegría de ser amados de Dios siendo testigos de su misericordia. Por nuestra parte, recojamos la indicación de S. Pablo:“El que practique misericordia, que lo haga con alegría. (Rm. 12,8)

El mirar de Dios es amar, y sólo mirando con los ojos de Dios

viviremos en verdad la miseri-cordia. Y hasta ahí llegaremos únicamente dejándonos mirar, dejándonos amar en el contacto diario con el Señor. Surgirá así el agradecimiento y la alabanza a un Dios que no sólo perdo-na, sino que olvida y blanquea nuestras culpas. Podemos hacer nuestras e interiorizar estas pa-labras de santa Teresa al sentirse sobrepasada por la bondad de Dios en ella: “Muchas veces he pensado espantada de la gran bondad de Dios, y regaládose mi alma de ver su gran magnificen-cia y misericordia. Sea bendito por todo, que he visto claro no deja sin pagarme, aun en esta vida, ningún deseo bueno. Por ruines e imperfectas que fuesen mis obras, este Señor mío las iba mejorando y perfeccionan-do y dando valor, y los males y pecados luego escondía; aun en los ojos de quien los ha visto, permite su Majestad se cieguen y los quita de su memoria. Dora las culpas; hace que resplan-dezca una virtud que el mismo Señor pone en mí, casi haciéndo-me fuerza para que la tenga. Sea bendito por siempre, que tanto me ha sufrido” (V 4,10)

Finalmente un recuerdo para la Madre, la gran fiel y canto-ra de las misericordias de Dios; la que se fija también en las penas del diario vivir de sus hi-jos – no tienen vino-. Nuestro pensamiento se hace oración uniéndonos a todos los que ce-lebramos el Año Jubilar de la Misericordia: Madre, ruega por nosotros y haznos dignos de contemplar el rostro de la mise-ricordia, su Hijo.

16 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

“Que el amor anime siem-pre nuestras vidas” Que frase tan iluminadora nos hace profundizar nuestra

querida madre Teresa Toda, que con tanta ternura se dio por en-tero al Plan Salvífico de Dios en su vida; dejándonos a todas sus hijas este maravilloso regalo nuestro Carisma: “La real con-figuración con Cristo en el mis-terio de su infancia espiritual y de su anonadamiento”. Como todas sabemos es una experien-cia del Espíritu de Dios vivida por nuestras Fundadoras y que hoy se nos invita a cada una en el lugar donde estamos, des-de la alegría de Aquel primer amor, a vivirlo con entrega, pa-sión, sencillez, humildad, gozo y madurez.

Hacer de nuestra vida cotidia-na una alabanza al Dios de la vida, consciente, de estos dos grandes misterios Infancia espi-ritual-Anonadamiento, es una llamada constante a vivir como Carmelitas Teresas de San José abandonadas en las manos Dios con toda generosidad, abiertas a su querer en el acontecer de cada día, buscando en todo momento lo que le agrada a Dios.

El Señor se hace cercano, se hace sentir, se deja ver ¡qué alegría! poder reafirmar el paso amoroso de Dios en nuestra comunidad, en nuestra misión aquí en Hol-guín-Cuba. Bendito y alabado seas, Señor, por tu amor miseri-

cordioso, porque eres Tú quien nos pone en movimiento hacién-donos descubrir la novedad que nos trae el día.

El amor de Dios y su misericor-dia nos anima a mantenernos en constante búsqueda buscar, bus-car, buscar la comida, buscar el pan como todo cubano y en ese caminar Dios se hace cercano en la sonrisa del hermano, en el saludo de aquel que espera ser escuchado. Una simple mirada nos hace transformar nuestra mirada, una simple sonrisa nos hace volver a sonreír y a caer en la cuenta de Aquel que anima siempre nuestras vidas. “Es el Señor” (Jn. 21,7)

El Señor se hace sentir, se deja ver a cada momento de nuestras vi-das, su misterio es inmenso y a la vez gratificante. Basta mantener una disponibilidad sincera y la vida en tierra holguinera se hace más bella y comprometida. El movimiento parroquial nos ayu-da a vivir mejor la fraternidad, el tener un espacio comunitario para preparar cada semana la tarea encomendada nos anima a vivir la unidad, a enriquecernos mutuamente con nuestras ideas, creatividad y sobre todo con la experiencia de fe que cada una va compartiendo en el contacto sencillo y cercano en cada grupo que acompañamos.

Pero ¿Qué hace una comuni-dad de Hermanas Carmelitas

Teresas de San José en Cuba? Dice la Palabra de Dios: Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me ha enviado y llevar a cabo su obra”. (Jn4, 34) “Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte en cruz”. (Fil 2, 7-8) Tratamos de vivir y hacer vida estas palabras del Señor que refleja claramen-te lo que desea vivir y recrear cada Carmelita Teresa de San José con simplicidad de corazón ganar para Dios los tesoros que nos ha confiado sin perdernos del Faro que nos guía para se-guir llevando a cabo la obra de su amor misericordioso.

Una comunidad de Hermanas Carmelitas Teresas de San José en Cuba: vive la experiencia del acompañamiento, se deja formar por la inocencia de los niños en la catequesis y Grupos de Desarrollo Humano, busca llevar el Evangelio a aquellos que aun tienen miedo de ex-presar su fe en esta realidad, se nutre de la alegría de los jóvenes de Vista Alegre y San Buenaventura que con júbi-lo, cantan para Dios y desean formarse para la vida, vive la experiencia del encuentro con el grupo de Oración y Vida que todos los viernes nos acerca más a Dios, sale al encuentro de los hermanos acompañando a los enfermos, los que están postrados, vive la gracia de

Mirando nuestro mundo desde...La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar desde

una entrega sencilla y generosa en tierra HolguineraHna. Leocadia Duran Santiago, ctsj

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 17

caminar como Iglesia que com-parte experiencia y se nutre con los diferentes carismas que tie-ne la Diócesis, pero sobre todo es presencia.

El Señor nos pide desde la Pa-labra diaria ser testimonio con nuestras actitudes, con todo nuestro ser en esta realidad donde tantos viven la tristeza, el desaliento, el impulso diario de salir a otras tierras buscando nuevos horizontes, una mejor economía y es ahí donde junto a otros religiosos misioneros se nos llama a acompañar al pue-blo, a servir, a amar, dándolo todo por Amor.

Es una riqueza nuestra comuni-dad en este lugar, así lo expresa la gente de nuestro barrio. Gra-cias, Señor por esta oportunidad

de estar aquí, de poder adorarte y bendecirte en este lugar.

El estar aquí hermanas nos mueve constantemente a salir de nosotras mismas, a despojar-nos, a abajarnos, a desvivirnos por la causa del Reino desde lo sencillo, desde las cosas peque-ñas, desde el abrir la puerta de la casa para recibir aquel niño, aquel joven, aquel anciano, aquel hombre, aquella mujer que tocan nuestra puerta en busca de apoyo y acogida, con el deseo de que les hablen de Dios. Qué bueno es Dios que se nos muestra con tanta delica-deza, porque ellos vienen y sus vidas son para nosotras un im-pulso que nos lleva a salir a las calles con entusiasmo, dispues-tas a dar y recibir las caricias del Dios de la esperanza que

sale al encuentro, para hacer de la propia vida un himno de alabanza.

“Yo soy la servidora del Se-ñor, hágase en mi tal como has dicho”. (Lc1, 38) Nos consa-gramos para Dios, como María proclamamos las grandezas del Señor y esto nos exige sacrifico, entrega, docilidad de espíritu. María hizo de su vida donación total a Dios a nosotras hoy nos pide el Señor darnos por entero en las pequeñas cosas y hacer de ellas grandes cosas para Dios y amor a los hermanos.

Para vivir la alegría Pascual hay que vivir el despojo total de sí mismo y revestirnos nuevamente de la bondad de Dios, sin miedo a perderlo todo, abiertas a la gra-cia del Espíritu de Dios que nos indica el camino para volver a revitalizar los deseos profundos de nuestro ser, alimentándonos siempre de la fuente de agua viva: la oración. La que es esencial en esta misión cuidar, compartir y enriquecer junto al pueblo.

Dios me sorprende cada día y siento con deseos profundos la invitación de permanecer con la mirada atenta, para saber mirar el acontecer de Dios en cada per-sona; saber inclinar el oído para escuchar la voz suave del amado que llama a mi casa interior, y me lleva a escuchar el misterio de la otra persona con toda deli-cadeza y profundidad espiritual.

Vamos de camino, vamos en búsqueda respetando y acogien-do lo diferente. Gracias, Señor, en tus manos nos confiamos.

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Mirando nuestro mundo desde...

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar desde una entrega sencilla y generosa en tierra Holguinera

Hna. Leocadia Duran Santiago, ctsj

18 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Entrar en el año de la misericordia es acer-carse a Jesús el rostro misericordioso del Pa-

dre y nos permite con alegría hacer referencia a personas concretas que han sido ejemplo de este valor. En este caso me voy a referir a una Santa muy nuestra, la pequeña Teresa del Niño Jesús, quien se hizo mi-sericordia viva, ya que se dejó amar y tocar por la Misericor-dia y quiso ser faz, rostro de la Misericordia, de ahí su nombre.

El mismo Benedicto XVI en su Audiencia General del 6 de abril de 2011, escribe de mane-ra profunda y sencilla los rasgos de la espiritualidad de esta gran mujer enfocándola en clave de misericordia y pone de ejemplo una de sus vivencias que ejer-ce con un pecador, orando y ofreciendo su vida por él, esto lo define como su experiencia de maternidad espiritual, resal-ta que ella se hace Ofrenda al Amor misericordioso, en la fies-ta de la Santísima Trinidad de 1895. Su vida consagrada en la fraternidad del Monasterio del Carmelo es una ofrenda diaria viviendo el amor más grande en las cosas más pequeñas, reali-zando en plenitud su vocación de ser el Amor en el corazón de la Iglesia.

Ella que de naturaleza era frá-gil y temerosa, se hace fuerte y deja todo temor y dice confia-da: «Yo no puedo tener miedo

a un Dios que se ha hecho tan pequeño por mí ¡Yo lo amo! Pues él es sólo amor y miseri-cordia» (Carta 266). Es que la misericordia despliega lo me-jor de sí mismo y hace que una autoestima dañada y frágil se fortalezca.

Se ofrece en total donación al amor misericordioso y en su acto de consagración dice: “Me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro amor misericordioso… y a cada lati-do de mi corazón, renovar esta ofrenda un número infinito de

veces, hasta que las sombras se hayan desvanecido y pueda repetiros mi amor en un cara a cara eterno”

En el Evangelio descubre la mi-sericordia de Jesús y no teme sus pecados y llega a decir: “Si, estoy segura de que, aunque tu-viera sobre la conciencia todos los pecados que puedan come-terse, iría, con el corazón roto al arrepentimiento, a echarme en brazo de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuel-ve a él”. Esto nos lo confirma la reciente Bula Misericordiae

El aire de los místicosSanta Teresita del Niño Jesús,

el Rostro de la misericordiaHna. Teresa Jiménez Fernández, ctsj

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 19

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar El aire de los místicos

Santa Teresita del Niño Jesús, el Rostro de la misericordiaHna. Teresa Jiménez Fernández, ctsj

Vultus del Papa Francisco “Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia será siempre más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona”.

La pequeña Teresa se hace mi-sionera de la misericordia y quiere abrazar todas las voca-ciones, es tan grande lo que ha hallado que todo le parece poco y sin salir del Carmelo, en el si-lencio del claustro quiere ser apóstol, sacerdote, misionero, mártir y doctora, ya que encon-tró la razón de su vida, de su vocación, “Por fin he encontra-do mi vocación, mi vocación es el amor”.

Ella dice con decisión clara y toda esplendida: “Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y en el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado”. Es que su pequeñez la hizo ambiciosa, el ser pequeña le hizo grande, porque sus ojos estaban fijos en Jesucristo rostro de la miseri-cordia del Padre.

Como la Santa de Lisieux de-jémonos sorprender por Dios y descubramos las periferias existenciales, que abundan en nuestros ambientes de dolor, marginación, desigualdades y toquemos las llagas del Cruci-ficado, para que nos alcance la misericordia y seamos manos para curar las heridas, ya que al amor hace que se potencie lo mejor de nosotros mismas.

Para concluir hagamos nuestra una de sus frases para iluminar el itinerario de nuestro plan es-tratégico de pastoral, en el plano de la misericordia “Comprendí que el amor encierra todas las vocaciones, que el amor lo es

todo, que el amor abarca todos los tiempos y todos los lugares, en una palabra, que el amor es eterno”. Ella es maestra para acompañarnos en este año de la Misericordia.

20 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

Primero decir, que gra-cias a la invitación que se me ha hecho de co-laborar con la Revista,

me di el tiempo para reflexionar esta Bula del Papa que de hecho había oído y leído parte de su contenido, pero que en fin no suscitaba nada nuevo en mí… Sin embargo, tengo que recono-cer mi torpeza porque proponer un Año Santo desde la Miseri-cordia en estos tiempos no es nada fácil, por las múltiples si-tuaciones que vive nuestro mun-do y nuestra Iglesia que prefiere usar la medicina de la misericor-dia y no empuñar las armar de la severidad, con tal de servir al hombre en todas sus condicio-nes, en todas sus debilidades y en todas sus necesidades.

Hablar del misterio que encie-rra la misericordia, como fuente de alegría, serenidad y paz y que además, es una condición indispensable para obtener la salvación requiere detenerse y repensar nuestra vida e historia personal y social, en todo tiem-po y lugar.

Me gustó como define el Santo Padre Francisco lo que es la Mi-sericordia. Dice que es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuen-tro y en otras palabras, que “es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida”.

LLAMADAS QUE DESCUBRO PARA NUESTRA VIDA RELI-GIOSA DE CTSJ:

• 1. Expresa el Papa: “Es pro-pio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se ma-nifiesta su omnipotencia”. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Descubro que el ser de Dios está lleno de bondad, amor y ternura y que además, muchos textos de la Biblia nos hablan de eso, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento. Aquí descubro una linda invitación para nuestra Vida: que desde lo que vivimos y hacemos seamos signos de la ternura y la bondad de Dios. Que nuestra vida refleje a Aquel

Ecos de la IglesiaInvitaciones a la vida religiosa desde la

Bula Misericordiae Vultus del PapaHna. Elisa Herrera Balboa, ctsj

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 21

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Ecos de la Iglesia

Invitaciones a la vida religiosa desde la Bula Misericordiae Vultus del PapaHna. Elisa Herrera Balboa, ctsj

que habita en nuestro corazón y que seamos capaces de com-partir las maravillas que realiza y sigue obrando en nosotras como lo hizo María.

• 2. El Papa dice que Jesús vivió su pasión y muerte, consciente del gran misterio del amor de Dios que se habría de cumplir en la cruz. Reconocer esta ex-periencia de fe en Jesús nos lleva también a nosotras, como consagradas a vivir en esa mis-ma dinámica de misericordia y gratuidad… es decir acep-tando las experiencias gratas e ingratas que van surgiendo en nuestra vida, confiando que a pesar de nuestras debilidades y torpezas, Él sigue contando con nosotras.

• 3. En otro apartado el San-to Padre expresa, que también la vocación de Mateo se coloca en el horizonte de la Misericor-dia… y cada una de nuestras vocaciones creo yo, porque Dios Padre, tiene una manera úni-ca de conquistar el corazón de hombres y mujeres, ama, mira e invita y en todo ese proceso de vida nueva; acoge, integra, per-dona, consuela y actúa siempre con misericordia.

• 4. La palabra de Jesús seña-la la misericordia como ideal de vida y como criterio de cre-dibilidad de nuestra fe. (Cfr. Mt. 5,7) “Dichosos los miseri-cordiosos porque encontraran misericordia”. Creo que la pri-mera vía para evangelizar es nuestro testimonio de mujeres consagradas y mejor aún, si logramos ser, en palabras del

Papa Francisco, un oasis de misericordia para los demás, o como lo expresa tan acerta-damente nuestro documento congregacional de Nuestra Mi-sión, estamos llamadas a ser cauces de misericordia, siendo servidoras compasivas y fieles, fomentando en lo que hacemos la vida de nuestros hermanos y hermanas.

• 5. La llamada que nos hace el Santo Padre en este intere-sante documento, es reiterar la vigencia del Evangelio en nosotras: “ser misericordiosos como el Padre vuestro es mise-ricordioso”. (Lc 6,36) Esto es un programa de vida que com-promete, enriquece y alegra el corazón. Para generar esta experiencia en nuestra vida necesitamos dejar a Dios ser Dios en nosotras, regalándonos tiempo para escuchar su Pala-bra desde el silencio y vivir las

obras de misericordia siguen siendo un buen referente para el peregrinaje de todo cristiano.

• 6. Y por último una llamada a hacer uso de las nuevas tecno-logías también en nuestra Vida Religiosa para motivar nues-tra vida con documentos de nuestra Iglesia actuales. Digo esto por propia experiencia, que muchas veces esperamos que nuestras comunidades adquieran dichos documen-tos eclesiales y si nunca llegan pasamos de largo y no nos ha-cemos ni el tiempo ni el espacio para leerlos y así tener una ma-nera nueva y renovada de ver y vivir nuestra vida Religiosa. En esta ocasión dada la necesidad de responder con un escrito de esta Bula Misericordiae Vultus, no me quedo otra que bajarla de internet y una vez impresa leerla, subrayarla, reflexionarla y ponerme a escribir…

22 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Punto de vista

Estamos todos invitados por nues-tro Papa Francisco a vivir este año la misericordia de una manera intensa y especial, ser conscien-tes de que cada uno debemos ser cauce de la misericordia de Dios. Desde mi propia experiencia, sien-to la necesidad de encontrarme con el rostro misericordioso de Dios, ese rostro lleno de bondad que me invita a ser cauce y expresión de “palabras” y “acciones” de su infini-ta misericordia. Y, esa misericordia la experimento, cuando veo a mi propio padre al lado de mi madre, ahora enferma, cómo la acompa-

ña y la cuida, con un amor tan profundo, que sólo puede venir de Dios; la veo en mis hijos, que se des-prenden de juguetes, ropa o dinero de su hucha para compartirlo con los más necesitados, la veo en mi marido, que está a mi lado en todo momento; en mis alumnos, cómo se ayudan y consuelan cuando se ha-cen daño; y en mis compañeras de trabajo, cuando nos aconsejamos y animamos a seguir avanzando en nuestra tarea educativa y pastoral.

Hoy, más que nunca, necesitamos todos vivir y compartir la miseri-cordia, seguir evangelizando desde la ternura y la compasión, nece-sitamos un mundo que abra su corazón a la experiencia de amar y sentirse amado. Lo dice muy bien el Santo Padre: “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre”. Le pido a Dios que así sea.

Con alegría y gratitud quiero com-partirles la manera como he ido experimentando la misericordia de Dios en mi vida. Dios ha estado grande conmigo y me ha permitido vivir desde actitudes que considero son fundamentales para ser cauce de misericordia: Sencillez, disposi-ción interior para impregnarme de su presencia, comunicación asertiva y capacidad de escucha para poner-me en los zapatos del otro/a, para evitar estar juzgando y condenan-do, al igual que la gratitud hacia personas que han ido pasando por mi vida dejando huellas: Familia,

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

El Papa Francisco nos invita a vivir el año 2016 como Año de la Misericordia. Por ello, las distintas diócesis están organizando su planificación pastoral teniendo en cuenta esta llamada. Si acogemos esta invitación, a cada uno de nosotros/as nos corresponde ser cauce de misericordia, es decir, hacer que nuestros pensamientos,

palabras y acciones sean expresión de la misericordia que el Señor tiene con cada uno.

Desde tu experiencia, ¿qué actitudes crees que son necesarias para ser cauce de misericordia? ¿Qué experien-cia personal tienes sobre esto? ¿Cómo crees que puede favorecernos el hecho de compartir en el seno de la

Iglesia la celebración del Año de la Misericordia?

~

Mª del Carmen Trapero Hidalgo

Profesora del colegio El Carmelo Teresiano-Madrid

Olga Regina Benítez Restrepo

Fraternidad Israel, Medellín-Colombia

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016 23

~

~

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar Punto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

Hermanas Carmelitas Teresas de San José, Hermanas Teresianas, Es-tudiantes, compañeros/as de labor diaria, Fraternidad Carmelitana etc.

Retomando las palabras del Papa Francisco “La misericordia puede sanar las heridas y puede cambiar la historia”, descubro que Dios ha pasado por mi historia personal, sanando heridas, fortaleciéndome en momentos de dolor, soledad, in-certidumbre hacia el futuro y vacío interior, llenándome de paz y de la sana alegría que nace del corazón. Es así como el compartir el año de la misericordia en el seno de la iglesia me ha llevado a tomar con-ciencia de cada uno de los gestos de misericordia de Dios para conmigo.

Creo que las actitudes necesarias para ser cauce de misericordia son las mismas actitudes de Jesús: Aper-tura a todos sin exclusivismo, deseo de reconciliar, tener entrañas de compasión ante las necesidades y el sufrimiento, propios y de los demás. La honestidad con uno mismo, el reconocernos necesitados de Dios y la disponibilidad para trasmitir a otros esa experiencia salvadora de

sentir la misericordia de Dios en nuestra vida. Una contante con-versión de mentalidad para que penetre en mí la Palabra que es Cristo.

Mi vocación nació al descubrir mi capacidad de sentir compasión por el necesitado y hacer algo por él; descubrir en mi mente y en mi corazón lo cierto que es que “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch. 20,35). Los momentos más bellos de mí vida son aquellos en que he practicado la misericordia y las personas se han quedado con la impresión de que fue Dios, a través de mí, quien los ayudó.

He experimentado en la Congrega-ción la misericordia de Dios, solo aquí he descubierto que no era yo la que buscaba a Dios para servir-le, sino que Él me traía aquí para salvarme para recordar mi pasado y sanarlo, cerrar heridas y cicatrizar situaciones que me ataban. He sen-tido que Dios desde el seno materno

me ha protegido y me ha cuidado con un amor entrañable.

He podido experimentar, muy de cerca, esa misericordia en mi vida, sentir que Dios es y ha sido un padre y madre a la vez, que ese sentirme amada, liberada y sana-da por Él, me lleva a ser cauce de su misericordia con aquellos que lo necesitan.

Este año jubilar de misericordia que la Iglesia nos ofrece, nos ayuda a tener mayor conciencia de nuestra vocación misionera misericordiosa, ser la mano de la misericordia de Dios en el mundo. Celebrar un año por celebrarlo no tiene sentido, cele-brarlo con acciones misericordiosas y abriendo espacios para estas ac-ciones, talleres para ayudar a sanar heridas a identificar la pro-pia realidad, eso sí, realmente, seria productivo y quien se siente salvado busca salvar a otros.

Hna. Mª Guadalupe Casas Ramos, ctsj

(México)

Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 201624

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amarPunto de vista

Y tú, ¿qué piensas?Hna. Mercedes Trigo Prunera, ctsj

El Papa Francisco en la bula de convocación al Jubileo Extraordi-nario de la Misericordia nos dice: “Jesucristo es el rostro de la mise-ricordia del Padre”, también, “Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona, revela la misericordia de Dios”.

Partiendo de lo que expresa el Papa, y desde mi pobre experiencia, estoy convencida de que para ser cauce de misericordia es fundamental: cono-

cer en profundidad a Jesús, rostro del Padre, lo que supone dejarme inundar de esta misericordia; y es imprescindible la cercanía con los hermanos, mirarlos con ternura, escucharlos y descubrir en ellos el rostro de Dios, y los hermanos reco-nocen cuándo somos misericordiosos.

Las experiencias de ser misericordio-sa que más han tocado mi corazón, las he vivido en la misión, que por obediencia he realizado en diversos Hogares a lo largo de mi consagra-ción como Carmelita Teresa de San José. En muchas ocasiones, descubrí el rostro de Dios en las niñas huér-fanas, abandonadas, maltratadas, abusadas, niñas inseguras, llenas de miedo y faltas de cariño. A veces corrían a abrazarme en busca de refugio y cariño. El Señor fue tan misericordioso conmigo que en mu-chos momentos me dio entrañas de misericordia para con estas queri-das niñas para las que traté de ser: “Madre, Maestra y Amiga”, como tanto insistían nuestras Madres Fundadoras.

Otra experiencia fue en la misión que realicé con sacerdotes, Her-manas y laicos en San Juan de la Maguana, en el paso del Hura-cán George por dicha población, dejando barrios destruidos, gente desaparecida y otros en la calle sin nada. En este acontecimiento de dolor y destrucción, trabajábamos con los hermanos afectados con alegría y entusiasmo, porque todos sentíamos que la presencia Dios es-taba allí, con los más desvalidos a quienes acompañábamos.

La integración con la comunidad parroquial, al compartir su reali-dad, los fieles expresan la necesidad de entrar en contacto con las reli-giosas. Se acercan a nuestra casa para pedir ayuda tanto material como espiritual; al descubrir perso-nas con grandes necesidades, en la medida de lo posible les aliviamos en sus carencias. Se da a conocer el valor de la Vida Religiosa, como expresión de la ternura, de la mise-ricordia de Dios.

Hna. Felicidad Natal Abella

(República Dominicana)

25Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Reflexiona, ríe, juegaPuede interesarte...

Libro: Contemplad. Carta a los consagrados y consagradas tras las hue-llas de la belleza

Autor: Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Socie-dades de Vida Apostólica.

Es la tercera carta con ocasión del Año de la Vida Consagrada, pretende dirigir la mirada a lo más profundo de nuestra existen-cia, esclarecer el motivo de nuestro peregrinar en busca de Dios e interrogar la dimensión contemplativa de nuestros días, para reco-nocer el misterio de gracia que nos constituye, nos apasiona y nos transfigura.

Recurso para la oración

En la página web http://www.clar.org/ podemos encontrar un link que nos ofrece 5 encuentros orantes con la Palabra y que nos ayu-darán a fortalecer la vivencia de nuestra comunión de vida, como nos lo proponen las Disposiciones del XXV Capítulo General.

Película: The Visitor. Dirigida por Thomas McCarthy

Walter Vale, de sesenta y dos años, camina como sonámbulo por su propia vida. Perdida su pasión por enseñar y escribir, llena su vacío existencial intentando infructuosamente aprender a tocar el piano clásico. Cuando su universidad le envía a Manhattan para asistir a una conferencia, Walter queda sorprendido al descubrir que una joven pareja se ha instalado en su apartamento. Víctimas de una estafa inmobiliaria, Tarek, de nacionalidad siria, y Zainab, su novia senegalesa, no tienen adónde ir. En la primera de una serie de prue-bas para su corazón, Walter permite de mala gana que la pareja se quede con él. http://www.lahiguera.net

26 Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Reflexiona, ríe, juegaHumor: “Para vos nací”

Hna. Alma Lidia Rodríguez Zorrilla, ctsj

27Hermanas Carmelitas Teresas de San José • año 8 • nº16 • Marzo 2016

La misericordia moviliza nuestra capacidad de amar

Reflexiona, ríe, juegaPasatiempo

Hna. Dania Margarita Rodríguez Zorrilla, ctsj

A• De las siguientes palabras o frases del recuadro, -siguiendo la pista de la bula del Papa Misericordiae Vultus y otras alocuciones hechas por su Santidad-, coloca la letra que corresponde a cada oración, en los círculos de la derecha.

Y recuerda: “La misericordia de Dios acaricia las heridas de nuestros pecados…” (P. Francisco)

a. Da credibilidad a la Iglesia - b. Eterna - c. Jesucristo - d. Los pobres - e. Santo Tomás de Aquino - f. Criterio de actuación g. Tener el corazón (cors) con los pobres (miseri), sentir afecto por los pobres… - h. El perdón - i. Juan XXIII - j. San Agustín

k. Dives in misericordia - l. Practicar obras de misericordia.

Soluciones: A.1. (b), 2. (d), 3. (e), 4. (l), 5. (h), 6. (j), 7. (f), 8. (c), 9. (i), 10. (k), 11. (a), 12. (g). · B. Consuelo - perdón - esperanza.

B. las tres palabras (o búscala en la Bula sobre la misericordia, en el N° 3). El Papa Francisco afirma que a través de la Puerta de Misericordia, la Puerta Santa, cualquiera podrá experimentar: el amor de Dios que ofrece…

1. Atributo de la misericordia, que describe reiteradamente el salmo 136

2. En el evangelio son los privilegiados de la misericordia divina.

3. Santo que definió la misericordia de Dios como una cualidad de su Omnipotencia.

4. En la práctica es lo que evidencia si vivimos o no como discípulos de Cristo.

5. Es la expresión más evidente del amor misericordioso, que se convierte en un imperativo para los cristianos.

6. Doctor de la Iglesia de Occidente que experimentó a Dios como fuente de las misericordias.

7. Jesus afirma que la misericordia de Dios no es sólo el obrar del Padre; para sus hijos se debe convertir en….

8. Rostro de la misericordia del Padre.

9. Papa de la segunda mitad del siglo XX para el cual la misericordia es el más Bello nombre de Dios.

10. Segunda encíclica del Papa Juan Pablo II, cuyo tema fue la misericordia.

11. Testimoniar en primera persona la misericordia…

12. La palabra latina misericordia , según su significado originario, quiere decir:

Marzo 2016© Hermanas Carmelitas Teresas de San JoséNº16Año

8