La oij que queremos

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La OIJ que queremos Acerca del fortalecimiento institucional de la Organización Iberoamericana de Juventud para los años 2015 – 2020. 1. Introducción. Transcurridos 20 años desde el surgimiento de la OIJ, los pro- fundos cambios ocurridos en Iberoamérica, han obligado a una reflexión de fondo acerca del rol y la identidad del or ganis- mo. En términos generales, las políticas públicas de juventud también han experimentado un desarrollo particular, un avance notable en cuanto a su enfoque y alcance, así como a sus vías de implementación. Hace casi una década, cuando se aprobó la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes en Badajoz, España, el escenario era muy otro. Partíamos de unas políticas que agotaron sus posibilidades entre los instrumentos típicos como planes, consejos de juventud y leyes marco, con enfoques muchas veces restrictivos y llevadas adelante por or- ganismos carentes en términos presupuestarios, técnicos y de articulación. En esta década se han registrados muchos avances –no siem- pre suficientes– pero de enorme importancia: en primer lugar, se experimenta una gran conciencia de los actores públicos respecto del denominado bono demográfico y la necesidad de invertir más y mejor en las personas jóvenes; en segundo término, muchos países han procesado sendas reformas insti- tucionales de cara a la concreción de organismos nacionales de juventud más enfocados en la mirada transversal de juventud y potenciando un rol articulador. Un camino que recién se inicia y promete ser largo pero en la dirección correcta; en tercer término, la mayoría de los países iberoamericanos emprend- ieron reformas programáticas profundas, encarando iniciativas originales, generando acuerdos interministeriales y potencian- do el papel del territorio en las políticas de juventud.

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“La OIJ que queremos” es un documento elaborado del camino institucional de la OIJ tras los consensos surgidos del Grupo de Trabajo creado en la Conferencia Extraordinaria de Ministros de Juventud, realizada en septiembre de 2013 en Cusco (Perú), y que fue parte de los documentos compartidos durante la XVII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud en Burgós, (España)

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La OIJ que queremosAcerca del fortalecimiento institucional de la Organización

Iberoamericana de Juventud para los años 2015 – 2020.

1. Introducción.

Transcurridos 20 años desde el surgimiento de la OIJ, los pro-fundos cambios ocurridos en Iberoamérica, han obligado a una reflexión de fondo acerca del rol y la identidad del or ganis-mo. En términos generales, las políticas públicas de juventud también han experimentado un desarrollo particular, un avance notable en cuanto a su enfoque y alcance, así como a sus vías de implementación. Hace casi una década, cuando se aprobó la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes en Badajoz, España, el escenario era muy otro. Partíamos de unas políticas que agotaron sus posibilidades entre los instrumentos típicos como planes, consejos de juventud y leyes marco, con enfoques muchas veces restrictivos y llevadas adelante por or-ganismos carentes en términos presupuestarios, técnicos y de articulación.

En esta década se han registrados muchos avances –no siem-pre suficientes– pero de enorme importancia: en primer lugar, se experimenta una gran conciencia de los actores públicos respecto del denominado bono demográfico y la necesidad de invertir más y mejor en las personas jóvenes; en segundo término, muchos países han procesado sendas reformas insti-tucionales de cara a la concreción de organismos nacionales de juventud más enfocados en la mirada transversal de juventud y potenciando un rol articulador. Un camino que recién se inicia y promete ser largo pero en la dirección correcta; en tercer término, la mayoría de los países iberoamericanos emprend-ieron reformas programáticas profundas, encarando iniciativas originales, generando acuerdos interministeriales y potencian-do el papel del territorio en las políticas de juventud.

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Este escenario, sin embargo, presenta nuevos desafíos: en esta década se han desarrollado grandes programas de juventud en la región, grandes por su alcance y su impacto concreto en los diferentes países1, muchas de esas iniciativas parten de un enfoque de riesgo que no es el enfoque general de los organismos nacionales de juventud, y abordan temáticas concretas como empleo y educación que no son tampoco materias o competencia exclusiva de estos organismos; muchas reformas que no son “de juventud” como la de los sistemas previsionales o los sistemas de salud, también impactan en las juventudes y la opinión de los organismos nacionales de juventud o de las organizaciones y movimientos juveniles, suele ser muy débil en estos debates.

De ahí que otro desafío “nuevo” esté en la recalificación del factor de colaboración intergeneracional para el avance de las políti-cas sociales en general y el desarrollo. En definitiva, también comparecen en este escenario la lucha contra la desigualdad, el gran flagelo de América Latina, y consecuentemente la expansión de los derechos como instrumento de la equidad y de la ciudadanía, y muy particularmente, de la ciudadanía juvenil.

Con todo, se han desentrañado transformaciones en la región que no pueden atenderse con la introducción de cambios mera-mente cosméticos. La OIJ no puede seguir siendo exactamente la misma. Se trata de asumir nuevos desafíos en los actuales contextos, de reformular el organismo desde su especificidad y en la búsqueda de un rol institucional adecuado a los mismos.

Este ejercicio ha partido del entendimiento de que la OIJ no es un fin en sí mismo sino un instrumento, una herramienta cuya uti-lidad se revela en las demandas de los Países Miembro, los cambios en los contextos y, sobre todo, la irrupción de un amplísimo contingente de personas jóvenes en la región, transidas por una enorme diversidad.

Por lo tanto la OIJ deberá ser más que la suma de sus partes.

2. Carácter único, especificidad en contexto de la cooperación internacional.

La OIJ es un organismo nuevo, porque apenas dos décadas jalonan su existencia. Y es un organismo único porque ningún mecanis-mo regional de integración, ni el sistema de Naciones Unidas, cuenta con una institución especializada en políticas de juventud. Se trata, además, de un organismo multigubernamental, de carácter público, que congrega gobiernos a través de los órganos nacionales con competencia en juventud.

Este carácter le confiere dinamismo, pero también acota su rol a una especificidad única y necesaria. Es curioso como en el desar-rollo histórico del sistema iberoamericano, no surgió un organismo relativo a las mujeres y muchos aspectos programáticos en esta materia fueron asumidos por otros organismos del sistema o desde la propia la SEGIB, a partir de 2005.

La OIJ es, por tanto, un organismo internacional cuyos cometidos están continentados por esa especificidad que señalamos y, en contexto de una perspectiva integradora y transversal de juventud, es notorio su papel como articulador de la perspectiva de juventud en las políticas públicas. Sin embargo, este carácter no siempre ha sido asumido por la OIJ, su papel en la agenda global y la iberoamericana, sus posibilidades de articular iniciativas regionales y la superación del iter de asistencias técnicas ha consti-tuido y constituye su gran desafío. La OIJ no es la voz de los jóvenes en la región; es un mecanismo regional de cooperación, una plataforma de gobiernos y un instrumento que sirve al desarrollo, la profundización y la visibilidad de las agendas y las políticas de juventudes.

Se ha repetido hasta el cansancio que la OIJ no representa a los jóvenes, pero que debe velar por representar sus intereses.

3. Nuevos contextos, nuevos desafíos.

Señalados los cambios que hacen parte del nuevo escenario en que se desenvuelve nuestro organismo, importa destacar algunos de los contextos existentes. Se trata de interrogarnos sobre el ámbito de experiencia del organismo, las instancias adonde se desarrolla su accionar y qué incide en su rol e identidad institucional.

a) En el plano global. La existencia de un debate global sobre el desarrollo, en cuyo seno se necesita precisar un capítulo de juventud, nos encuentra en las definiciones de la Agenda de Desarrollo Post 2015. Asimismo, la iniciativa y la presión de diversos países y actores sociales han llevado a colocar la temática de juventud en buena parte de los debates internacionales. Es evidente que el margen de concreción de políticas o iniciativas en el plano global es muy menor, pero se advierten aspectos novedosos como la realización de foros específicos o la creación de un Enviado Especial del Secretario General de las Naciones Unidas, lo que aumenta la capacidad de definir agenda hacia los temas de juventud.

1 Ver 20 Buenas Prácticas en Políticas Públicas de Juventud. http://bit.ly/1lWjH3e

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b) En el plano regional. Es importante señalar dos grandes cambios en la región: primero, la existencia de una crisis europea que es la mayor desde la posguerra; segundo, un importante crecimiento de los países latinoamericanos. Este aspecto obliga a repensar los papeles dinamizadores de los mecanismos regionales de cooperación y a colocar en agenda los cambios producidos. América Latina ha crecido a la vez que ha desarrollado notables avances en equidad y derechos, esto supone nuevos paradigmas en materia de políticas de juventud y también nuevas expectativas de las juventudes, nuevos derechos y la expansión de la ciudadanía juvenil.

c) En el plano de la integración. En la última década, se han insertado en el acontecer regional nuevos organismos de inte-gración como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados de Latinoamericanos y Cari-beños (CELAC), sumados a los existentes como el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el MERCOSUR y Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Esta pluralidad de instancias supranacionales constituye una enorme riqueza, sería reprochable si no logramos, desde los mecanismos existentes, potenciar la agenda de juventudes y avanzar. En el Mercosur existe una importante experiencia a través de la Reunión Especializada de Juventud (REJ) y el Programa JuvenSur; se ha creado un área de juventud en el SICA y se han registrado avances en la Comunidad Andina, siendo todos estos ejemplos acompañados desde la OIJ con auxilio técnico, logístico y financiero. Este escenario, para no suponer una duplicación de esfuerzos, necesita un mayor impulso y un destacadísimo papel de los estados, actores principales del diálogo intergubernamental.

d) En el plano iberoamericano. Por último, en términos de contexto es importante anotar que el sistema iberoamericano también se interroga sobre su papel y su futuro. Ha demostrado una enorme capacidad e iniciativa; readecuar sus estruc-turas y profundizar el papel articulador de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) aparecen como dos grandes desafíos en pleno proceso. Muchas veces se han logrado coordinaciones de fondo con grandes resultados, muchas otras se ha percibido la necesidad de mejorar el trabajo. Los organismos iberoamericanos son muy diversos en cuanto a su peso específico, sus posibilidades financieras y tamaño organizacional. Nacieron en épocas diferentes y articulan redes también muy diferentes. El principal desafío está en señalar su dinamismo con una riqueza de contenidos que trasciende muchas veces lo visible de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno. En este proceso de reflexión también la OIJ ha manifestado su opinión y asume los desafíos del sistema con convicción y realismo, teniendo en claro que el nuevo tiempo de la SEGIB abre nuevas e inmensas oportunidades.

4. Algunos cambios en la propia OIJ.

Cuando en marzo de 2011 asumía un nuevo Secretario General, se contaba con algunos derroteros particulares, nacidos del análisis de los Países Miembro, de la plataforma de trabajo de la candidatura del propio secretario, así como de la experiencia acumulada por los propios trabajadores/as del organismo. Tanto la Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud como el Consejo Directivo, han cumplido un destacado papel a la hora de establecer avances puntuales tanto en el plano institucional como programático.

El primer elemento nuevo introducido a partir de 2011 fue la consulta permanente a los países. Se instauró una consulta general, con una entrevista en profundidad que permitiera obtener tres miradas fundamentales: primero, una suerte de estado del arte de las políticas de juventud en el país, un breve recuento de programas e iniciativas así como en enfoque general de ese país sobre las personas jóvenes; segundo, una opinión sobre la cooperación internacional en juventud, los socios y actores relevantes así como el papel de la propia OIJ; y, tercero, una mirada sobre el horizonte programático del organismo.

¿Qué hace la OIJ en concreto? ¿Por qué y para qué? Esta ha sido la gran preocupación y el mayor desafío de estos años, instalar un debate y unas acciones específicas en materia de contenidos, servir a una “intención programática” regional que se refleja en aspectos puntuales en tornos de ejes temáticos como la producción de conocimiento en materia de juventud o el fortalecimiento de los mecanismos nacionales de juventud.

Así, se desarrollaron medidas puntuales en torno de la institucionalidad y el perfil programático del organismo. Se cambió por completo la web y el desarrollo comunicacional de la OIJ, se creó una revista iberoamericana de juventud, se modificó el perfil de la Oficina Regional en Buenos Aires, ampliando su radio de actuación del Cono Sur a América del Sur, a la vez que se formalizó su situación, contando hoy con un Convenio de Sede con la República Argentina, teniendo personería jurídica y aptitud para actuar en términos regionales. En esta línea, se anunció la creación de una oficina regional en Centroamérica, histórico anhelo de los países de dicho espacio.

Es importante destacar que en 2012, la OIJ sufrió una de las mayores crisis financieras de su historia, con una reducción de su presupuesto entre deudas acumuladas y aportes de países que significó casi dos tercios del presupuesto de 2010 y 2011. Hubo que adoptar medidas de austeridad reduciendo gastos, congelando y reduciendo salarios sin pérdida de los beneficios sociales del personal, reducir las misiones oficiales acotadas a aspectos programáticos, reducir el número de consultores y sus honorarios y un largo etcétera de medidas que se mantienen como adecuación a la nueva situación financiera del organismo.

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En el plano programático se llevó a cabo la 1ª Encuesta Iberoamericana de Juventudes y se construyó el Índice de Expectativas Juveniles, instrumentos que permitieron tomar el pulso de las opiniones y expectativas de las juventudes de la región. Se avanzó además en torno de la Agenda de Inversión y Desarrollo en Juventud, una iniciativa que establece una guía de políticas y acciones imprescindibles para avanzar en el desarrollo de nuestros países y construir una ciudadanía juvenil inclusiva, en el marco de los debates de la Agenda de Desarrollo Post 2015. Estos dos procesos (encuesta y agenda) significaron un salto mayúsculo y sin precedentes de la OIJ hacia el vínculo con la cooperación internacional.

La OIJ ha aumentado de manera exponencial su legitimidad en el contexto de la cooperación internacional. Partiendo de una vin-culación muy reducida y casi nula en 2010, hoy por hoy se cuenta con una interacción y diálogo con las Naciones Unidas (PNUD, UNFPA, UNESCO, CEPAL, OIT) y los bancos de desarrollo regional (CAF y BID) que convierten a la OIJ en una referencia concreta sobre las juventudes de la región.

Sin embargo, en paralelo a la consolidación del vínculo con la cooperación internacional, se logró asimismo un mayor compro-miso e involucramiento de países. El promedio histórico de contribuciones económicas oscilaba entre 9 y 11 países, con un peso específico de España, como sede del organismo, que abarcaba el 70% de los ingresos de la OIJ provenientes de las contribuciones voluntarias. Hoy por hoy tienen su cuota al día 20 de los 21 países que integran el organismo, y muchos de ellos han ampliados voluntariamente su aportación al doble o triple. Más allá del trabajo regional y global, es fundamental fortalecer el carácter mul-tigubernamental de la OIJ, y ese ha sido un Norte extremadamente claro de los últimos cuatro años.

No obstante, la consolidación de los vínculos con socios externos (que en 2010 eran 3 y en un 98% de fondos españoles, y hoy son 13 y con un 75% de fondos no españoles) le permitió a la OIJ una mayor sustentabilidad no sólo política sino también programática y, sobre todo, económico-financiera.

A los vínculos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), con quienes se desarrolló la 1ª encuesta, se deben sumar trabajos técnicos y de cooperación con el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) o la Organización Internacional del Trabajo (OIJ). Además, el vínculo con el sector privado con empresas como Microsoft, JP sá Couto o la Fundación Ford, y los gobiernos locales, como es el caso de los estados mexicanos de Veracruz y Puebla.

Como resumen, vale decir que la OIJ ha pasado de tener 13 aportantes en 2010 a contar con 33 en 2014. Este proceso, que se expresa en imágenes en el anuario 20132 de la OIJ, ha significado un viraje que debe ser consolidado en los próximos años. Esto significa ampliar los vínculos con la cooperación internacional y los socios externos, manteniendo firme y consolidado el carácter multigubernamental de la organización.

5. Reflexión entre conferencias.

A partir de la XVI Conferencia Iberoamericana de Ministros de Juventud celebrada en Brasilia, Brasil, a finales de 2012, comienza un importante período de reflexión que culminará en Burgos, España, en septiembre del año en curso. Los debates y diálogos sobre la OIJ son permanentes, no obstante en estos dos años han sido potentes, ricos y en una dirección clara, que fue impresa sin lugar a dudas por la presidencia brasileña del Consejo Directivo de la organización.

Durante el proceso se recibieron aportes de todos los Países Miembro y se llevó adelante en Cusco, Perú, una Conferencia Ex-traordinaria que abordó un profundo análisis institucional. Es de destacar la amplitud del debate que se extendió desde explorar las posibilidades de internacionalizar el organismo hasta el establecimiento de mecanismos de interlocución con las organi-zaciones y movimientos sociales juveniles.

Este amplio debate dejó diversos insumos que fueron objeto de estudio por parte del Consejo Directivo y el Grupo de Trabajo creado a los efectos de analizar los diferentes escenarios planteados por los Países Miembro.

6. Grupo de Trabajo instituido por la Conferencia Extraordinaria.

La Conferencia Extraordinaria de Ministros y Responsables de Juventud celebrada en Cusco, Perú, el 13 de septiembre de 2013, constituyó un grupo especial de trabajo (GT) a los efectos de concretar un proceso de reflexión y diálogo entre los Países Miem-bro a fin de acercar posiciones y puntos de vista sobre el fortalecimiento del organismo.

El GT cumplió un programa de labor con reuniones presenciales en México y República Dominicana, abordando una serie de im-portantes conclusiones que serán objeto de consideración en Burgos y hacen materia del presente documento.

2 Ver Anuario 2013. http://bit.ly/1kMKT7q

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El documento final del Grupo de Trabajo establece un conjunto de conclusiones de gran significado político, institucional y pro-gramático. En dicho trabajo, por ejemplo, puede leerse que:

• El GT concluyó una mirada integradora que permite identificar áreas específicas de trabajo. Estos aspectos suponen introducir cambios y correcciones, así como sistematizar los avances que se registran en el organismo.

Asimismo, sistematizando los avances, se analiza también el rol del organismo por su especificidad y contenido:

• Se propone, por tanto, la recalificación programática, tendiendo al mismo tiempo a una mayor incidencia regional y un mayor acompañamiento a los procesos nacionales de los Países Miembro. En ese entendido, el GT señala la convergencia de iniciativas y propuestas que atraviesan los diferentes escenarios.

• El GT sugiere avanzar en una construcción institucional y programática que, a partir de la identidad iberoameri-cana, procure la incidencia en la Agenda Global y vincule nuevos países en calidad de observadores permitiendo una mayor riqueza de miradas y, sobre todo, promoviendo mecanismos de interacción en clave de cooperación técnica y financiera.

• Pero además, se señalan tareas puntuales, algunas más orientadas al enfoque del trabajo y otras al rol que el organismo puede jugar en términos concretos:

• Estimular la cooperación en materia de juventud constituye un claro desafío; el GT señaló algunos puntos impor-tantes, como la participación juvenil y el enfoque de derechos, dos claves enraizadas en la reformulación de las políticas públicas de juventud en la región.

• Asimismo, se entiende que estrechar los lazos tanto con el sistema iberoamericano –en primer lugar– y con la nueva institucionalidad de la integración en América Latina, así como con el sistema de las Naciones Unidas y otros mecanismos regionales, permitirá un mayor fortalecimiento de la OIJ y, sobre todo, una mayor visibilidad de la agenda de juventud.

• El GT subrayó que la evaluación y el monitoreo regulares de las acciones emprendidas pueden arrojar impor-tantes conclusiones sobre la pertinencia y oportunidad de los cambios, de las acciones y programas tanto regio-nales como nacionales. Se sugiere explorar, por lo tanto, la posibilidad de que la OIJ actúe en la certificación de las políticas públicas de juventud a través de mecanismos de buenas prácticas, reorientando las asistencias técni-cas no sólo hacia el diseño sino también hacia el acompañamiento y la evaluación de las políticas.

En resumen, el Grupo de Trabajo (conformado oficialmente por Brasil, España, Portugal, Uruguay, Perú, Colombia, Guatemala, República Dominicana y México, pero que contó con los aportes de Ecuador, Chile y Costa Rica, entre otros) deja líneas y perspec-tivas claras para el fortalecimiento de la OIJ.

7. Propuestas específicas y su desarrollo.

A través de los ejes programáticos que hacen parte de la estrategia de la OIJ, sumado a nuevos items que sirvan a una mayor articulacion de esa estrategia, el Grupo de Trabajo propuso un conjunto de medidas concretas, que pueden agruparse en ejes.

a) Desarrollo institucional. Se ha entendido necesario profundizar el arraigo de la OIJ en la región y establecer nuevos me-canismos de comunicación con los diferentes actores de las políticas de juventud, en particular con los gobiernos. La OIJ debe hacer primar la cercanía a través de cambios institucionales que estimulen el mayor intercambio de información. Esto significará:

• Sumar a aquellos países que lo deseen como observadores o asociados, de acuerdo a los Estatutos actuales de la OIJ. Regiones como el Caribe y la Unión Europea o espacios como la CPLP, serán prioritarias. Se ha entendido que asumiendo las coordenadas de países observadores o asociados, contemplando incluso la realidad de otros organ-ismos iberoamericanos y de la propia SEGIB, es posible ampliar el radio de países y la trascendencia institucional del organismo.

• Evaluar la instalación de oficinas regionales de la OIJ, particularmente en Centroamérica y/o Mesoamérica3. Unido a lo anterior, se trata de hacer plausible la cercanía geográfica pero también política e institucional a las subre-giones.

3 Este punto fue acordado ya entre la Secretaría General y los países centroamericanos. Ver declaratoria de OIJ y países en http://bit.ly/1oJEZFV Tendrá durante 2015 su concreción, restando únicamente la definición de su alcance territorial.

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• Mejorar los procesos de comunicación institucional desde la Secretaría General hacia los Países Miembro, incluy-endo información sobre los debates del Consejo Directivo y otras reuniones de trabajo y debate a los 21 Países Miembro.

• Organizar desde la Secretaría General en los años sin Conferencia Iberoamericana de Ministros (años impares) reuniones subregionales con las debidas formalidades, a los efectos no sólo de tomar decisiones concretas y de relevancia política sino también de dar seguimiento a los acuerdos alcanzados.

• Replantear el baremo de contribuciones de los países a la OIJ, en función de las nuevas coordenadas regionales, las posibilidades reales y la voluntad política de cada uno de los países.

b) Rol internacional. Fortalecer la capacidad de gestión y, al mismo tiempo, el vínculo con las Naciones Unidas y otros espacios de cooperación, son los ejes centrales de este punto, que ponen de manifiesto que la OIJ puede y debe asumir las responsabilidades de jugar un rol global.

• Evaluar la incorporación de diplomáticos de los distintos Países Miembro a la Secretaría General para fortalecer su capacidad de trabajo y cumplimentar debidamente los mandatos emanados tanto de la Conferencia y de los Consejos Directivos como del actual Grupo de Trabajo.

• Realizar un exhaustivo análisis sobre lo actuado por las Naciones Unidas en materia de juventud, a los efectos de profundizar y mejorar el vínculo de la OIJ (Secretaría General y Países Miembro) con las distintas agencias de la ONU y en particular con el Enviado Especial para la Juventud del Secretario General de la ONU.

• Avanzar en los trámites formales para establecer a la OIJ como Observador de la Asamblea General de la ONU.

• Mantener y fortalecer el vínculo de la OIJ con las distintas agencias de cooperación, bancos de desarrollo, sector privado, academia y otras instituciones, a los efectos de ampliar su capacidad de acción y conjunto con los Países Miembro.

• Dar seguimiento a la Agenda de Desarrollo Post 2015 y a las negociaciones en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), teniendo muy en cuenta los Compromisos de Veracruz.

c) Gestión del conocimiento. Uno de los mandatos centrales de la Secretaría General de la OIJ es, sin dudas, convertir a la OIJ en la institución que más sepa sobre la realidad de los jóvenes. Por lo tanto, en los próximos años se deberá:

• Ampliar las alianzas con CEPAL, UNAM, PNUD y otras instituciones para avanzar y profundizar estudios innova-dores y que aporten valor a la gestión y desarrollo de políticas públicas de juventud.

• Dar continuidad a la Encuesta Iberoamericana de Juventud, consolidando en 2015 la 2ª edición y repitiéndola cada dos años. Como así también, la serie de Informes Iberoamericanos de Juventud junto a CEPAL y otros socios.

• Posicionar a la OIJ como un actor clave en la certificación y evaluación de las políticas públicas de juventud desar-rolladas por los gobiernos de la región.

• En ese contexto, poner en marcha y consolidar el Observatorio Latinoamericano de Juventud para calificar la im-portancia de la producción de conocimiento específico en materia de juventud y aunar esfuerzos en el ámbito de la cooperación internacional, redes académicas y organizaciones y movimientos sociales4.

d) Desarrollo programático. Ampliar las fronteras de acción de la organización es fundamental, lo que significa abrir espa-cios de innovación y vinculación.

• Fortalecer la perspectiva de derechos, difundiendo y procurando un mayor número de ratificaciones de la Con-vención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes (CIDJ).

• Aumentar los proyectos que puedan significar un mayor vínculo entre la OIJ y el Sector Privado, como puede ser la Tarjeta Joven Iberoamericana u otros asociados al emprendimiento juvenil.

e) Participación juvenil. Mucho se ha dicho y hecho en torno a la participación juvenil en el seno de la OIJ. No obstante procurar espacios de mayor formalidad y continuidad parece ser el desafío central.

• Desarrollar un estado del arte o diagnóstico permanente sobre la participación juvenil en la región.

4 En este punto, la OIJ agradece el apoyo y cooperación del Gobierno de Brasil, al tiempo que considera fundamental su vín-culo con los observatorios de España y Portugal, para reforzar el trabajo iberoamericano.

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• Explorar las vías de incorporación de las organizaciones juveniles de la sociedad civil y de los movimientos socia-les más trascendentes a las principales actividades de la OIJ. Este punto –nacido del debate de la XVI Conferencia celebrada en Brasilia, Brasil, en diciembre de 2012– establece una novedad importante, se trata de calificar el vínculo a las organizaciones y movimientos juveniles, no ya como algo esporádico, sino de manera más orgánica y sostenida. No se trata de caer las “juventudes de la OIJ”, sino de hacer visible la importante contribución de las organizaciones y movimientos juveniles a la consolidación de las políticas5.

8. Conclusiones.

• ¿Hacia qué OIJ avanzamos?

Podríamos resumir la respuesta diciendo que consolidamos un organismo internacional con arraigo en la Comunidad Iberoamer-icana y lo proyectamos hacia la Agenda Global de juventudes; que reafirmando su carácter multigubernamental, potenciamos el vínculo con las organizaciones y movimientos juveniles de la región.

Pero la respuesta tiene múltiples respuestas.

Esto significa también una OIJ más enfocada en el estímulo a la producción de conocimiento específico sobre las juventudes, con aptitud técnica y política para acompañar los avances institucionales, tanto en las realidades nacionales como regionales.

Un mayor desenvolvimiento del arco de alianzas estratégicas permitirá a la OIJ potenciar su trabajo y el cumplimiento de su pa-pel, abrevando a la generación de redes de trabajo y congregando a investigadores, expertos, centros de estudio y a los diversos actores que hacen parte del diseño, implementación y evaluación de las políticas de juventud.

Poner el centro de gravedad en los grandes temas que hacen al acontecer juvenil: participación, trayectorias juveniles, eman-cipación; y en bloques temáticos, educación, trabajo y empleo, emprendedurismo, vivienda, salud, etcétera. Esta tarea sólo es posible consolidando alianzas de trabajo con otros organismos muchas veces dotados de especialidad y con una gran capacidad de movilizar las agendas también específicas.

En ese sentido, el fortalecimiento institucional de la OIJ transita también el avance y la profundización de sus contenidos pro-gramáticos y por una articulación más intensa con los Países Miembro potenciando su carácter articulador y como instrumento de la cooperación internacional en materia de juventudes.

• Desafíos en torno al vínculo con ONU: la necesaria sistematización

El desarrollo de la Agenda Global y el papel del organismo requieren de un desenvolvimiento más amplio del vínculo con el siste-ma de Naciones Unidas. Se tata por consecuencia de sistematizarlo ampliando el radio de acuerdos institucionales, las diferentes hipótesis de colaboración y las sinergias que se han venido articulando en el último período.

En ese sentido, esa sistematización y formalización de este vínculo requiere un mayor involucramiento de los países y la definición de objetivos específicos como lo son concretar el carácter de observador de la OIJ ante la Asamblea General de la ONU, señalado más arriba.

Importa destacar la receptividad encontrada en las agencias y la sensibilización sobre la temática de juventud, aunada a las de-mandas de las naciones que establecen un contexto absolutamente favorable para avanzar en este punto.

9. Agradecimientos.

Este documento, como síntesis de un extenso y rico proceso de debate e intercambio entre los países miembro y entre estos y la Secretaría General, no puede concluir sin un conjunto de señalamientos específicos.

En primer lugar, expresar el agradecimiento al Gobierno del Perú y a su Director Nacional de Juventud, René Galarreta, así como a su equipo de colaboradores. Con enorme diligencia y generosidad, el Perú acogió la Reunión extraordinaria de la Conferencia de Ministros y Ministras de Juventud, en la histórica ciudad del Cusco.

En segundo término agradecer a los gobiernos de México y República Dominicana en las personas del Director de Juventud mexi-cano, José Manuel Romero Coello y el Ministro Jorge Minaya, así como a sus respectivos equipos. Las Ciudades de México y Punta Cana acogieron las reuniones del Grupo de Trabajo y sirvieron de marco a importantes debates y acuerdos.

5 El side event realizado durante la XVII es un buen ejemplo de este tipo de interacciones, que abren la OIJ a otras voces y perspectivas.

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En tercer lugar es importante destacar el rol de la República Federativa del Brasil, del Ministro Gilberto Carvalho, Secretario General de la Presidencia, a quien agradecemos por su diligente contribución hacia la consideración del rol político e institucional de la OIJ; a la Secretaria Nacional de Juventud, Severine Macedo, y a su equipo de colaboradores que asumieron con enorme re-sponsabilidad y compromiso la Presidencia del Consejo Directivo de este organismo en el período 2012-2014.

En cuarto término, señalar el rol de España y su gobierno a la vez que agradecer el permanente apoyo del Instituto Nacional de la Juventud de España, en la persona de su Director, Rubén Urosa. Y particularmente a la Ministra de Sanidad, Ana Mato Adrover, y al Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia Aldaz.

Por último, este conjunto de señalamientos no sería completo si no se señalara a todos aquellos países que de manera expresa participaron del debate, hicieron propuestas, gestaron acuerdos y contribuyeron a una Organización Iberoamericana de Juventud más fuerte y vigorosa.