La prensa. (San Antonio, Tex.). 1921-08-14 [p 9].

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CORTE/ A CONQUISTA D:. :a hecho sJprioso de la histori; tie Espaa, «it la iiisioria lie Mexico, y de la de la civilización ; de la hamanidad. Los mexicanos debemos estar orgullosos d las dos razas que tomaron parte en aquella formidable contien da er. que lucharon, no dos pueblos, s:no dos civilizac ones, co rrespondiendo el triunfo, como era natural, a la ms adelantada "De"la ra/a espaola y de la mexicana, antagonistas en aquella uch: de semidioses. descendemos los actuales mexicanos. Nuestros apellido: denuncian nuestra procedencia ibera, as como el color de nuestros ros tros indea que también llevamos en nuestras venas sangre india. indios y espaoles escribieron en la epopeya de a conquista p juinas gloriosas que debemos leer y recordar con veneración. Cuauhtémo< no es inferior a Cortes. Cuitlahuac resiste la comparación con Pedro d< Alvaradu. Doa Marina por su abnegación y su contanc:a supera h'stó ricamente a Doa Catalina de Jurez y a Doa Juana de Zuiga, primen y segunda esposas del conquistador de México. Cierto que la conquista es ur. cuadro de muerte, desolación y lgri- mas, pero lo envuelve una atmósfera de resplandores, porque ias dos ra- zas que en él aparecen tenan un aboiengo ilustre y ambas se mostraron dignas de la gloria y de remembranza eterna en la bora inevitable de] choque entre una y otra. Porque la civilización es esencialmente agresiva y conquistadora y ra a conquistar el tiempo y el espacio. Es nna tVi»*-»·* —— UUt a los pueblos, centuplica sus fuerzas, multiplica su actividad y hace po: si misma que aj cabo de aos o siglos encuentren reducido el espacio qui ocupan, sobre el territorio nacional y busquen nuevas tierras para el au- Tf\ 0nf/\ ra en o \* « ««« r ** Heredera la raza azteca de la civi- lización lolteca. la ms adelantada de las que florecieron ea el suelo me- xicano en ia «poca precolombiana. y siendo por lo mismo, la ms culta, desuc el da en que se vió la simbó- lica guiia sobre el nopal el 13 de julio de 1325, que le sealaba el término <le su peregrinación secular y el lugar en que deban de edificar su ciudad y poner los cimienios de su grandeza, de su poder y de su glo- ria. sintió la fuerza irresistible de avasallar a todos los pueblos de* Va- De, de extender sus dominios hasta las playas de uno y otro mar y lle- var esa guila, vencedora del rep- til, hasta la remota Guatemala. Y con un tes. digno de la raza india se ded carón con ahinco a la gran empresa. El ugar donde se po- el guila era un islote rido que se alzaba en medio del lago de Tex- coco, sin terrenos para sembrar y casi ni para edificar. Aquello pare- ca ms bien una burla sangrienta de su dios Huitzilopocht:, pero ios aztecas no lo creyeron asi. Levanta- ron inmediatamente un oratorio im- provisado a sn dios y comenzaron a poner estacadas al rededor del is- lote, en los lugares en que el agua era menos profunda, las rellenaron con piedras y tierra y as fueron en- sanchando lentamente su c.udad. hasta convertirla en dos siglos en la Venecia el Nuevo Mundo, en una po fr i blac ón que por su originalidad y su I beleza amó la atención de los mis- mos conquistadores. COMO ERA LA GRAN TEXOXTI- TLAN Tres grandes calzadas de piedra y tier-a sobre la laguna, ponan en comunicación a la ciudad con los de-ms pueblo? del Valle de México. La de Itztapalriram, por donde entró Hernn Cortés e! S de noviembre de 1519. con su ejército de 500 espao- les. tena dos leguas de Urgo y su anchura permita el paso de diez gi- r.etes de frente. La de Tacuba, ha- cia el poniente, era de tres cuartos de legua, y la que conduca al Te pt-yac, ce una legua. Esas calzadas, verdaderas obar de arte, estaban cor tadas de trecho en trecho, para que las aguas del lago puderan circu- lar libremente y hacer cr.?i inexpug- nable la ciudad, en caso de ser ata- cada, para lo cual se podan qaitar fcilmente los puentes que unan ios diferentes tramos de las calzadas. Lis calles eran rectas y anchas, la mitad de agua y la otra m.Ud de tierra, y siempre estaban cubiertas Je canoas y chalupas, cargadas de mercancas de todas ciases > de tran- sentes. La superficie de la ciudad »»ra de ms de tres leguas y el misero de I k *-*.- *!· ^c'a üe'Ta có; ijuisia. e- e 120,000, p~r !o mends III R'imtr.·» de c-sas se calcula en... * 20.00'), acorns .las con t.orr-3s y ai menas. y ep.iradas entre si .por e *tgua, teniendo cada una un puent levadizo, para dar paso o quitadlo , sf^rn ia voluntad de los moradores Pintorescos canales cruzaban en to- das dirccc ones la ciudad Los edifi- cios de las personas de elevada posi- ción eran de piedra y cal, general- mente de dos pisos, con aposentos ;; sala-· bien dispuestos; con dos espa- cioos patios, paredes blanquadas y bruidas; amplio terrado; tor.es, cer- cados de almenas, an gracioso paxdin y estanques y dos salidas, una he- cha hacia la calle, que era la princi- pal y otra hac a el canal. i Entre los edi icios sobresalan por ' su bellota y capacidad los de ios grandes seores de las diversas pro- vincias conquistadas, que en seal de vasallaje tenan que vivir una par- te dei ao en la ciudad de co. Esos palacios tenan varios salones grandes, pat os ventilados, anchos co- rredores, lujosos baos y jardines de belfas flores. Alg as de las pie- zas de esos edificios eran de bóve- da. El morcado de Tla'telolco era el ms notable de la ciudad. All se reu *an diariamene 600,000 personas, entre vendedores y compradores. bia departamento para la vena *ie pavos, tórtolas, perdices, ratos, lo- ros. palomas y en general, toda oa- se de aves. En otro se vendan todas las frutas del pais: un tercero era el destinado para los herbolarios; a su lado se hallaba el departamento de medicinas, er. que abundaban los unguentos y emplastos. Y asi uce- sivamer.te, haba departamentos para vtnta de pieles adobadas, o con pelo, de leones, tigres- etc. para los verde- dore*; de oro. plata, perlas y piedras preciosas; para :os de te'as de algo- dón las catas de pluma. Liquidambar y resinas aromticas, mie'es de abe- ja. ceras, agua miel, sandal as. cone- i jos. liebres, venados; loza. ir.at j chia, rasteles de aves, empanadas de; pescado, tamules, atole, cacao, etc. EL PALACIO DE MOCTECUH- ZOMA En el mismo sitio en que hoy se encuetra el Palacio Nacional de - xico se haünba el Palacio de Mocte cuhc-ma, qui* era tan vasto que ua de lo? conqu studies dice· "\o entr ms de cuatro \eces a uno tie lo palacios del gran seor, sin ms ob jeto.que ver.o y siempre andaba tai to que me. cansaba y nunca acabi i'e ver todo." El imperia! edificio tena 20 espa ciosas puertas que daban a a pa za y a las calles contiguas. Haba ei el interior'tres patios muy extenso: y beüos. En el centro del pato prin· cipal se vean tina ftiente artsc'ci con millares de peces de diversos co lores, circundada de fragantes y de iicades plantas de flores odorferas Espaciosas pezis. con techos de olo- rosas. maderas, tapisadas con fina tela? de aigodon. abran sus puerta a ese patio. Casi todos los gTande salor.es del palacio estaban cubiertos de finas esteras de palma; en las puertas haba vistosas cortinas de br'lantes plumas, y Tas paredes es- tab.-^n adornadas con delicadas telas en que estaban pintados varios pai- sajes histólccs. En el palacio haba mas de cien piezas de gran tamao; gran nme- ro de baos; amplios departamentos que formaban el serrallo del empera- dor; numeros piezas para las muje- rer, para las esclavas y los criados, jardines, e-tanques miradores , etc. En el ja'rdin babia de las ms de- ! cadas y fragantes flores, plantas medie nales, grandes estanques; pac- tions y enramadas gloriettas, baos, fuentes y arroyuolos que corran aca I riciundo 'as raices de copudos rbo- I es, en cuyas ramas cantaban ale- gremente el clarn del bosque, el zen zontle y la pintada calandria. EL TEOCALLI S^gn Hernn Cortés no haba lengua humana que pudiera explicar !a magnificencia y esplendor del "teocali" o templo mayor, dedicado al dios de la guerra. Estaba rodeado de ur. gran nmero de patios den- tro del espacioso recinto de aquel so- berbio templo se encontraba rodeado de un sóI'.go muro de cal y canto, de echo pies de altura, donde hubiera pedido caber muy bier. un3 población de· quinientos vecinos, escribe Her- n Cortés en su segunda carta al emperador Carlos Qu:nto. El pavi- mento del espacioso alrio .;ue haba dentro de la murralia, en el centro vi cual se levantaba el templo del dio de la guerra, era de tersas y blancas lozas que brilaban como cla- ros espejos." todo muy limpio que no hallaran ni una paja, ni polvo ei j u>jo él." afirma JSernal Daz de , <Jastil!o en su "Historia de la Con s qiiUta de la Nueva Espaa. " El templo era cuadrangular y maci- g, de lozas iguales y cuadradas, d< ' cinco cuerpos casi iguales en altu- ra, pero no en longitud, pues la su- pcr.cie haba disminuido en cada cuerpo del edificio. El primer cuer- 1 po, que vera a ser la base de toda i la fabrica tena 117 varas de orien- te a poniente, y 10-1 de norte a sur. El segundo cuerpo tena 7 piez me- nos de largo y menos de ancho: en todos los dems cuerpos se etrecha- j ba la proporción. De ésta manera vena a quedar en cada cuerpo, un an cho espacio por todos lados, que per- mita andar con facilidad a cuatro hombres de fuente. Sólo el ltimo cufrpo tena una plazoleta cuadri- longa que med.a 104 varas de largo y 79 de ancho, y su pavimento era de lozas blanca© y tersas, iguales a las del atno interior. En la extremidad oriental del atrio superior haba dos pr morosa toares, perfectamente labradas que tenan una altura do 19 varas y constaban j de tres cuerpos. En una de esas to- rros £e vea un inmenso tambor he- cbo de "pieles de grandes animales, cuyo sonido melancólico y aterrador. \ asegura Berna! Diaz, que se escucha- j ba a dos leguas de d stancia. Cuarenta torres de notable altura coronaban otros tantos "teucaliis" de menores d mcr.siones, que se ha- laban entre el sólido muro y el tem- plo mayor. EL SITIO DE MEXICO j Después de la terrible derrota que sufrieron los espaoles la Noche Trste. el 30 de junio de 1520 y de la victoria que ob uvieron das después en Oiumba, se dirigió Cortés a Tlax- cala. donde fue bien recibido. All se aumentó su ejército con cerca de 200 espaoles que haban llegado a Verr cruz, por diversos motivos reu- nió 50,000 aliados indios y empren- dió la conquista de var as poblacio- nes mexicanas colindantes con la re- pblica de Tlaxcala. De preferencia se ocupó en Tlax- '•a1a en construir unos bergantines para emprender el sitio de la ciu- dad de México por agua y por tie- rra. El 26 de diciembre pasó revista a su tropas y vió que contaba con 550 espaoles de infantera, con 80 ballestas y escopetas, 40 ginetes, 9 caones y 150,000 aliados de las pro- vincias de Tlaxcala, Cempoala, Cho- 11 luh y Hucjotzingo. y dos das des L pué·? salió con su ejército para Tex coco. All recibió la sumisión d< otros pueblos. En febrero de 1521 recibió la no : ticia de q' estaban para ser concluido) los bergantines que se construan ei Tiaxcala, bajo la dirección de Mar· to López. Después de haber proba do su eficacia en el rio Zahuapam fueron desarmados para poder llevai lot a Texcoco. ocupndose en la con- ducción S,000 indios, que llevaror en hom' js la madera labrada de bancos, el velamen, etc. A principios de marzo salió Cor- tés on 350 espaoles y todos los aliados a practicar un reconocimien- to y a procurar ur.a entrevista con el emperador Cuauhtémoc o con algu no de l'is principales de la nobleza. Er. Xaltocan tuvo que sostener un terrible combate en que estuvo a punto de ser aniquilado su ejército, que róio se salvó porque· un traidor mostró a los espaoles el lugar por donde era vadeable la laguna. Qui- so entrar en Tenoxtitlan y estuvo en peligro de sufrir un descalabro, por- que 'os aztecas dejaron entrar al enemigo, para acometerlo luego con brio. All murieron cinco espaoles y quedaron heridos todo? los dems. El 5 de abril volvió a salir Cortés de Texcoco para arrojar a los azte- cas de Chalco, someter a los tlahui- cas y dar la vuelta al derredor de México para compietar el reconoci- miento. El 22 volr.ó a Texcoco y se encontró con una conspiración para darle muerte. Los conjurados, desa- lentados por el indomable valor de los aztecas haban decidido car muer te a Cortés y a sus caftanes ms adictos, apoderarse de todos los té- seos y volver a Cuba. El conquis- tador no puliendo castigar a todos los conspiradores, por ser muchos, se limitó a mandar ahorcar al promo- j vedor de Ja conspiración. Uno de los conjurados traicionó a sus cóm-' pl'ces y asi se salvó D. Hernn de la muerte. Das antes los xochmilcas lo hibierno prisionero en un comba- te, no dndole muerte en el acto pa- ra llevarlo v.vo a la piedra de los sacrificios, lo cual dió lugar a que io libertara Cristóbal de Olea. El 20 do mayo de 1521 todo el! ejército emprendió la marcha para sitiar a la gran Tenoxtitlan. Para ello dividió Cortés sus tropas en tres divisiones. La primera a Las órdenes de Pedro de Alvarado. se compona do 150 infantes, 18 ballesteros, 30. jinetes, ms de 25,000 aliados y dos i r .v. - caones. Esa división estableció sa . cuartel general en Tacaba. ; La secunda división se compona de 160 infantes, 18 ballesteros, 33 . gineies. 20.000 aliados y dos piezas . de artillera. Estaba a las ordenes de | Cristóbal de Olid y debera situis· en Coyoacn. La tercera división, a las órde- nes Gonzalo ue andoval consta» . ba de 150 soldados de infantera, 24 ginets, 17 escopeteros, 2 caones y 120,000 auxiliares, debiendo fijar sa j cuartel general en Itztapalapam. La armada quedó a las inmediatas I órdenes de Cortés y se compona de 13 bergantines, con un caón cada uno e innumerables canoas de in- dios auxiliares. Ese mismo <a comenzó el sitio ri- guroso de la ciudad de México. Loe capitane? de Cortés se instalaron en sos respectivos puntos y se demolió el acueducto que conduca de Cha- pultepec a la ciudad el agua potable. Ese mismo da se apoderó Cortés, per sonalmente. del Peón Viejo, desde donde observaban los mexicanos to- dos los movimientos (Te los sitiadores y los comunicaban a los sitiados por medio de humaredas. Como aquel punto era importantsimo para la de- fensa de la ciudad, los mexicanos es- tuvieron dorante una semana inten- sando recuperarlo por medio de ata- ! qt'es diaros, sin haberlo logrado. ! En una entrada que hizo Cortés en la ciudad, los aztecas procuraron cortarlp la retirada, por lo que sa- lió de ella inmediatamente. Tres das después volvió a entrar el conqu stador en Tenoxtiln, lle- gando otra vez hasta la plaza, ocu- pndose todo e! da en destruir las trincheras y cegar los fosos y se apo deró del teocali mayor. Por espacio de veinte das prosi- guieron los combates. Durante el da los sitiadores destruan los parape- tos y las ca-sas, y por !a noche los sitiados volvan a levantar las trin- cheras y reparaban sus caas en cnanto podan. En una entrada que / hizo Alvarudo. fue derrotado com- pletamente por no haber cegado los fosos que dejaba atrs. Cinco espa- oles fueron sacrificados poco des- pués a la vista de sus compaeros. También eran frecuentes los en- cuentros navales. El 2S de junio ordenó Cortés un asalto general, siendo derrotados los ?spaolcs. Cortés recibió una herida sn una pierna y fue hecho prisionero. Lo llevaban ya al sacrificio (Pasa a la . 10) ;

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CORTE/

A CONQUISTA D:. :a hecho sJprioso de la histori; tie Espaa, «it la iiisioria lie Mexico, y de la de la civilización ; de la hamanidad. Los mexicanos debemos estar orgullosos d las dos razas que tomaron parte en aquella formidable contien da er. que lucharon, no dos pueblos, s:no dos civilizac ones, co rrespondiendo el triunfo, como era natural, a la ms adelantada

"De"la ra/a espaola y de la mexicana, antagonistas en aquella uch: de semidioses. descendemos los actuales mexicanos. Nuestros apellido: denuncian nuestra procedencia ibera, as como el color de nuestros ros tros indea que también llevamos en nuestras venas sangre india.

indios y espaoles escribieron en la epopeya de a conquista p juinas gloriosas que debemos leer y recordar con veneración. Cuauhtémo< no es inferior a Cortes. Cuitlahuac resiste la comparación con Pedro d< Alvaradu. Doa Marina por su abnegación y su contanc:a supera h'stó ricamente a Doa Catalina de Jurez y a Doa Juana de Zuiga, primen y segunda esposas del conquistador de México.

Cierto que la conquista es ur. cuadro de muerte, desolación y lgri- mas, pero lo envuelve una atmósfera de resplandores, porque ias dos ra- zas que en él aparecen tenan un aboiengo ilustre y ambas se mostraron dignas de la gloria y de remembranza eterna en la bora inevitable de] choque entre una y otra.

Porque la civilización es esencialmente agresiva y conquistadora y ra a conquistar el tiempo y el espacio. Es nna tVi»*-»·*

—— UUt a los pueblos, centuplica sus fuerzas, multiplica su actividad y hace po: si misma que aj cabo de aos o siglos encuentren reducido el espacio qui ocupan, sobre el territorio nacional y busquen nuevas tierras para el au- Tf\ 0nf/\ ra en o \* « ««« r **

Heredera la raza azteca de la civi- lización lolteca. la ms adelantada de las que florecieron ea el suelo me- xicano en ia «poca precolombiana. y siendo por lo mismo, la ms culta, desuc el da en que se vió la simbó- lica guiia sobre el nopal el 13 de julio de 1325, que le sealaba el término <le su peregrinación secular y el lugar en que deban de edificar su ciudad y poner los cimienios de su grandeza, de su poder y de su glo- ria. sintió la fuerza irresistible de avasallar a todos los pueblos de* Va- De, de extender sus dominios hasta las playas de uno y otro mar y lle- var esa guila, vencedora del rep- til, hasta la remota Guatemala. Y con un tes. digno de la raza

india se ded carón con ahinco a la gran empresa. El ugar donde se po- só el guila era un islote rido que se alzaba en medio del lago de Tex- coco, sin terrenos para sembrar y casi ni para edificar. Aquello pare- ca ms bien una burla sangrienta de su dios Huitzilopocht:, pero ios aztecas no lo creyeron asi. Levanta- ron inmediatamente un oratorio im- provisado a sn dios y comenzaron a

poner estacadas al rededor del is- lote, en los lugares en que el agua era menos profunda, las rellenaron con piedras y tierra y as fueron en- sanchando lentamente su c.udad. hasta convertirla en dos siglos en la Venecia el Nuevo Mundo, en una po

fr i blac ón que por su originalidad y su

I beleza amó la atención de los mis- mos conquistadores.

COMO ERA LA GRAN TEXOXTI- TLAN

Tres grandes calzadas de piedra y tier-a sobre la laguna, ponan en comunicación a la ciudad con los de-ms pueblo? del Valle de México. La de Itztapalriram, por donde entró Hernn Cortés e! S de noviembre de 1519. con su ejército de 500 espao- les. tena dos leguas de Urgo y su anchura permita el paso de diez gi- r.etes de frente. La de Tacuba, ha- cia el poniente, era de tres cuartos de legua, y la que conduca al Te pt-yac, ce una legua. Esas calzadas, verdaderas obar de arte, estaban cor tadas de trecho en trecho, para que las aguas del lago puderan circu- lar libremente y hacer cr.?i inexpug- nable la ciudad, en caso de ser ata- cada, para lo cual se podan qaitar fcilmente los puentes que unan ios diferentes tramos de las calzadas.

Lis calles eran rectas y anchas, la mitad de agua y la otra m.Ud de tierra, y siempre estaban cubiertas Je canoas y chalupas, cargadas de mercancas de todas ciases > de tran- sentes.

La superficie de la ciudad »»ra de ms de tres leguas y el misero de

I

k — *-*.- — *!· ^c'a üe'Ta có; ijuisia. e- e 120,000, p~r !o mends III R'imtr.·» de c-sas se calcula en...

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20.00'), acorns .las con t.orr-3s y ai menas. y ep.iradas entre si .por e

*tgua, teniendo cada una un puent • levadizo, para dar paso o quitadlo , sf^rn ia voluntad de los moradores Pintorescos canales cruzaban en to- das dirccc ones la ciudad Los edifi- cios de las personas de elevada posi- ción eran de piedra y cal, general- mente de dos pisos, con aposentos ;; sala-· bien dispuestos; con dos espa- cioos patios, paredes blanquadas y bruidas; amplio terrado; tor.es, cer- cados de almenas, an gracioso paxdin y estanques y dos salidas, una he- cha hacia la calle, que era la princi- pal y otra hac a el canal.

i Entre los edi icios sobresalan por ' su bellota y capacidad los de ios grandes seores de las diversas pro- vincias conquistadas, que en seal de vasallaje tenan que vivir una par- te dei ao en la ciudad de co. Esos palacios tenan varios salones grandes, pat os ventilados, anchos co- rredores, lujosos baos y jardines de belfas flores. Alg as de las pie- zas de esos edificios eran de bóve- da.

El morcado de Tla'telolco era el ms notable de la ciudad. All se reu *an diariamene 600,000 personas, entre vendedores y compradores. bia departamento para la vena *ie pavos, tórtolas, perdices, ratos, lo- ros. palomas y en general, toda oa- se de aves. En otro se vendan todas las frutas del pais: un tercero era

el destinado para los herbolarios; a su lado se hallaba el departamento de medicinas, er. que abundaban los unguentos y emplastos. Y asi uce- sivamer.te, haba departamentos para vtnta de pieles adobadas, o con pelo, de leones, tigres- etc. para los verde- dore*; de oro. plata, perlas y piedras preciosas; para :os de te'as de algo- dón las catas de pluma. Liquidambar y resinas aromticas, mie'es de abe- ja. ceras, agua miel, sandal as. cone- i jos. liebres, venados; loza. ir.at j chia, rasteles de aves, empanadas de; pescado, tamules, atole, cacao, etc.

EL PALACIO DE MOCTECUH- ZOMA

En el mismo sitio en que hoy se encuetra el Palacio Nacional de -

xico se haünba el Palacio de Mocte cuhc-ma, qui* era tan vasto que ua de lo? conqu studies dice· "\o entr ms de cuatro \eces a uno tie lo

palacios del gran seor, sin ms ob jeto.que ver.o y siempre andaba tai

to que me. cansaba y nunca acabi i'e ver todo."

El imperia! edificio tena 20 espa ciosas puertas que daban a a pa za y a las calles contiguas. Haba ei el interior'tres patios muy extenso: y beüos. En el centro del pato prin· cipal se vean tina ftiente artsc'ci con millares de peces de diversos co lores, circundada de fragantes y de iicades plantas de flores odorferas

Espaciosas pezis. con techos de olo- rosas. maderas, tapisadas con fina tela? de aigodon. abran sus puerta a ese patio. Casi todos los gTande salor.es del palacio estaban cubiertos de finas esteras de palma; en las

puertas haba vistosas cortinas de br'lantes plumas, y Tas paredes es-

tab.-^n adornadas con delicadas telas en que estaban pintados varios pai- sajes histólccs. En el palacio haba mas de cien

piezas de gran tamao; gran nme- ro de baos; amplios departamentos que formaban el serrallo del empera- dor; numeros piezas para las muje- rer, para las esclavas y los criados, jardines, e-tanques miradores , etc. En el ja'rdin babia de las ms de-

! cadas y fragantes flores, plantas medie nales, grandes estanques; pac- tions y enramadas gloriettas, baos, fuentes y arroyuolos que corran aca

I riciundo 'as raices de copudos rbo- I es, en cuyas ramas cantaban ale- gremente el clarn del bosque, el zen zontle y la pintada calandria.

EL TEOCALLI

S^gn Hernn Cortés no haba lengua humana que pudiera explicar !a magnificencia y esplendor del "teocali" o templo mayor, dedicado al dios de la guerra. Estaba rodeado de ur. gran nmero de patios den- tro del espacioso recinto de aquel so- berbio templo se encontraba rodeado de un sóI'.go muro de cal y canto, de echo pies de altura, donde hubiera pedido caber muy bier. un3 población de· quinientos vecinos, escribe Her- n Cortés en su segunda carta al

emperador Carlos Qu:nto. El pavi- mento del espacioso alrio .;ue haba dentro de la murralia, en el centro vi cual se levantaba el templo del dio de la guerra, era de tersas y blancas lozas que brilaban como cla- ros espejos." todo muy limpio que

no hallaran ni una paja, ni polvo ei

j u>jo él." afirma JSernal Daz de , <Jastil!o en su "Historia de la Con

s qiiUta de la Nueva Espaa. "

El templo era cuadrangular y maci- • g, de lozas iguales y cuadradas, d< ' cinco cuerpos casi iguales en altu-

ra, pero no en longitud, pues la su-

pcr.cie haba disminuido en cada

cuerpo del edificio. El primer cuer- 1 po, que vera a ser la base de toda i la fabrica tena 117 varas de orien-

te a poniente, y 10-1 de norte a sur. El segundo cuerpo tena 7 piez me- nos de largo y menos de ancho: en todos los dems cuerpos se etrecha-

j ba la proporción. De ésta manera

vena a quedar en cada cuerpo, un an cho espacio por todos lados, que per- mita andar con facilidad a cuatro

hombres de fuente. Sólo el ltimo

cufrpo tena una plazoleta cuadri-

longa que med.a 104 varas de largo y 79 de ancho, y su pavimento era de lozas blanca© y tersas, iguales a

las del atno interior. En la extremidad oriental del atrio

superior haba dos pr morosa toares, perfectamente labradas que tenan una altura do 19 varas y constaban

j de tres cuerpos. En una de esas to- rros £e vea un inmenso tambor he- cbo de "pieles de grandes animales, cuyo sonido melancólico y aterrador.

\ asegura Berna! Diaz, que se escucha- j ba a dos leguas de d stancia.

Cuarenta torres de notable altura coronaban otros tantos "teucaliis" de menores d mcr.siones, que se ha- laban entre el sólido muro y el tem- plo mayor.

EL SITIO DE MEXICO j Después de la terrible derrota que

sufrieron los espaoles la Noche Trste. el 30 de junio de 1520 y de la victoria que ob uvieron das después en Oiumba, se dirigió Cortés a Tlax- cala. donde fue bien recibido. All se aumentó su ejército con cerca de 200 espaoles que haban llegado a Verr cruz, por diversos motivos reu- nió 50,000 aliados indios y empren- dió la conquista de var as poblacio- nes mexicanas colindantes con la re- pblica de Tlaxcala. De preferencia se ocupó en Tlax-

'•a1a en construir unos bergantines para emprender el sitio de la ciu- dad de México por agua y por tie- rra. El 26 de diciembre pasó revista a su tropas y vió que contaba con

550 espaoles de infantera, con 80 ballestas y escopetas, 40 ginetes, 9

caones y 150,000 aliados de las pro- vincias de Tlaxcala, Cempoala, Cho-

11 luh y Hucjotzingo. y dos das des L pué·? salió con su ejército para Tex coco. All recibió la sumisión d< otros pueblos. En febrero de 1521 recibió la no

: ticia de q' estaban para ser concluido) los bergantines que se construan ei Tiaxcala, bajo la dirección de Mar· to López. Después de haber proba do su eficacia en el rio Zahuapam fueron desarmados para poder llevai lot a Texcoco. ocupndose en la con- ducción S,000 indios, que llevaror en hom' js la madera labrada de bancos, el velamen, etc. A principios de marzo salió Cor-

tés on 350 espaoles y todos los aliados a practicar un reconocimien- to y a procurar ur.a entrevista con el emperador Cuauhtémoc o con algu no de l'is principales de la nobleza. Er. Xaltocan tuvo que sostener un

terrible combate en que estuvo a

punto de ser aniquilado su ejército, que róio se salvó porque· un traidor mostró a los espaoles el lugar por donde era vadeable la laguna. Qui- so entrar en Tenoxtitlan y estuvo en peligro de sufrir un descalabro, por- que 'os aztecas dejaron entrar al enemigo, para acometerlo luego con brio. All murieron cinco espaoles y quedaron heridos todo? los dems.

El 5 de abril volvió a salir Cortés de Texcoco para arrojar a los azte- cas de Chalco, someter a los tlahui- cas y dar la vuelta al derredor de México para compietar el reconoci- miento. El 22 volr.ó a Texcoco y se

encontró con una conspiración para darle muerte. Los conjurados, desa- lentados por el indomable valor de los aztecas haban decidido car muer te a Cortés y a sus caftanes ms adictos, apoderarse de todos los té-

seos y volver a Cuba. El conquis- tador no puliendo castigar a todos los conspiradores, por ser muchos, se limitó a mandar ahorcar al promo- j vedor de Ja conspiración. Uno de los conjurados traicionó a sus cóm-' pl'ces y asi se salvó D. Hernn de la muerte. Das antes los xochmilcas lo hibierno prisionero en un comba- te, no dndole muerte en el acto pa- ra llevarlo v.vo a la piedra de los sacrificios, lo cual dió lugar a que io libertara Cristóbal de Olea.

El 20 do mayo de 1521 todo el! ejército emprendió la marcha para sitiar a la gran Tenoxtitlan. Para ello dividió Cortés sus tropas en tres divisiones. La primera a Las órdenes de Pedro de Alvarado. se compona do 150 infantes, 18 ballesteros, 30.

jinetes, ms de 25,000 aliados y dos i r .v.

- caones. Esa división estableció sa . cuartel general en Tacaba. ; La secunda división se compona de 160 infantes, 18 ballesteros, 33

. gineies. 20.000 aliados y dos piezas

. de artillera. Estaba a las ordenes de

| Cristóbal de Olid y debera situis· en Coyoacn. La tercera división, a las órde-

nes d® Gonzalo ue andoval consta» . ba de 150 soldados de infantera, 24 ginets, 17 escopeteros, 2 caones y 120,000 auxiliares, debiendo fijar sa j cuartel general en Itztapalapam.

La armada quedó a las inmediatas I órdenes de Cortés y se compona de 13 bergantines, con un caón cada uno e innumerables canoas de in- dios auxiliares.

Ese mismo <a comenzó el sitio ri- guroso de la ciudad de México. Loe capitane? de Cortés se instalaron en sos respectivos puntos y se demolió el acueducto que conduca de Cha- pultepec a la ciudad el agua potable. Ese mismo da se apoderó Cortés, per sonalmente. del Peón Viejo, desde donde observaban los mexicanos to- dos los movimientos (Te los sitiadores y los comunicaban a los sitiados por medio de humaredas. Como aquel punto era importantsimo para la de- fensa de la ciudad, los mexicanos es- tuvieron dorante una semana inten-

sando recuperarlo por medio de ata- ! qt'es diaros, sin haberlo logrado. ! En una entrada que hizo Cortés en la ciudad, los aztecas procuraron cortarlp la retirada, por lo que sa- lió de ella inmediatamente.

Tres das después volvió a entrar el conqu stador en Tenoxtiln, lle- gando otra vez hasta la plaza, ocu- pndose todo e! da en destruir las trincheras y cegar los fosos y se apo deró del teocali mayor.

Por espacio de veinte das prosi- guieron los combates. Durante el da los sitiadores destruan los parape- tos y las ca-sas, y por !a noche los sitiados volvan a levantar las trin- cheras y reparaban sus caas en

cnanto podan. En una entrada que /

hizo Alvarudo. fue derrotado com- pletamente por no haber cegado los

fosos que dejaba atrs. Cinco espa- oles fueron sacrificados poco des- pués a la vista de sus compaeros. También eran frecuentes los en-

cuentros navales.

El 2S de junio ordenó Cortés un asalto general, siendo derrotados los ?spaolcs. Cortés recibió una herida sn una pierna y fue hecho prisionero. Lo llevaban ya al sacrificio

(Pasa a la . 10) ;