La Puntualidad Se Enseña Desde La Niñez

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LA PUNTUALIDAD SE ENSEÑA DESDE LA NIÑEZ Tamaño de letra: Enseñarles a cumplir con sus horarios les ayudará a esquematizar su día a día.. La puntualidad no es una de las características principales de los ecuatorianos. Para nosotros la llamada 'hora ecuatoriana', que no es más que llegar tarde a una cita, es casi correcta y nuestra sociedad se mueve bajo esos parámetros. Pero para muchos resulta molestoso, porque se preocupan de cumplir con lo pactado. Resulta que este tipo de comportamientos no aparecieron de inmediato, de un momento a otro, estos hábitos se forman en la niñez, según avanza el desarrollo de los pequeños. Crear este hábito es fácil, pero requiere constancia y mucha paciencia. Los niños no pueden hacerlo de la noche a la mañana y dependerá de cómo se les vaya inculcando el sentido de la puntualidad. Cuando son bebés, para ellos solo existe el ahora, su vida se compone de momentos e instantes, no hay una percepción del pasado o del futuro. Pero conforme van creciendo, los niños expanden sus horizontes mentales e incluyen las nociones de ayer y mañana y empiezan a entender el concepto de minutos, horas, días, meses y años. El tiempo es un concepto que adquiere un significado. De repente, los niños hablan de las cosas que sucedieron ayer, para referirse a todo lo que hicieron en el pasado. Dirán que ayer visitaron a sus abuelos, cuando en realidad lo hicieron hace unas semanas. Aunque el futuro todavía le

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LA PUNTUALIDAD SE ENSEÑA DESDE LA NIÑEZ

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Enseñarles a cumplir con sus horarios les ayudará a esquematizar su día a día..

La puntualidad no es una de las características principales de los ecuatorianos. Para nosotros la llamada 'hora ecuatoriana', que no es más que llegar tarde a una cita, es casi correcta y nuestra sociedad se mueve bajo esos parámetros. Pero para muchos resulta molestoso, porque se preocupan de cumplir con lo pactado.

Resulta que este tipo de comportamientos no aparecieron de inmediato, de un momento a otro, estos hábitos se forman en la niñez, según avanza el desarrollo de los pequeños.

Crear este hábito es fácil, pero requiere constancia y mucha paciencia. Los niños no pueden hacerlo de la noche a la mañana y dependerá de cómo se les vaya inculcando el sentido de la puntualidad.

Cuando son bebés, para ellos solo existe el ahora, su vida se compone de momentos e instantes, no hay una percepción del pasado o del futuro. Pero conforme van creciendo, los niños expanden sus horizontes mentales e incluyen las nociones de ayer y mañana y empiezan a entender el concepto de minutos, horas, días, meses y años. El tiempo es un concepto que adquiere un significado.

De repente, los niños hablan de las cosas que sucedieron ayer, para referirse a todo lo que hicieron en el pasado. Dirán que ayer visitaron a sus abuelos, cuando en realidad lo hicieron hace unas semanas. Aunque el futuro todavía le resulta un tanto complicado de comprender, sabe cómo va la línea continua del tiempo.

Hasta ahora se sabía que la noción de tiempo aparece conforme avanza la edad, pero un estudio demostró que los bebés nacen con un sentido primario del correr del tiempo. Incluso, los usan para determinar el orden de las actividades cuando tienen su rutina definida: despertar, tomar el biberón, bañarse, dormir...

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Para probar la teoría de este sentido del tiempo, un grupo de investigadores puso a bebés de un mes de nacidos en la oscuridad y cada 20 segundos, una luz se encendía durante cuatro segundos, lo que provocaba que las pupilas de los pequeños se dilataran. Luego de que aprendieron los patrones, los ojos de los bebés empezaron a anticipar la luz, las pupilas se dilataban solas cada 20 segundos, incluso cuando la luz no aparecía.

Luego, entre los 3 y los 5 años, los niños están más alertas sobre el paso del tiempo, vinculado principalmente con las actividades diarias. A los 7 años es cuando han desarrollado un sentido más sofisticado del tiempo y pueden hablar de un período específico o de una fecha en especial. Desde allí se fortalecerá el sentido del tiempo, por lo que es cuando los padres deben incidir directamente en cuanto a la puntualidad y a cumplir las tareas a tiempo.

Es decir, si se le dice a un niño que tiene 30 minutos para limpiar su dormitorio, el pequeño deberá saber que no podrá pasarse de ese tiempo y tratará de cumplir con lo demandado. Claro se deben poner metas claras y accesibles para los pequeños, para evitar que se sientan presionados, en función de la velocidad y la edad que tengan.

Los niños deben aprender el valor que tiene la puntualidad y para ello lo mejor es el ejemplo. Los niños harán lo que aprenderán de sus padres. Para inculcarles este valor, lo mejor será enseñarles por qué deben llegar temprano y la falta de respeto que implica el que lleguen tarde o que no cumplan con lo que deben en los plazos demandados.

Lo importante es hacer de la puntualidad un hábito, y ello demandará una repetición. A esto se sumará la importancia de crear horarios para que los niños hagan sus tareas y tengan un cronograma definido, que ellos puedan respetar.

Ellos deben entender que en el futuro nadie les contratará si llegan 20 minutos tarde a una entrevista o se atrasan cada día 5 minutos. Se trata de un compromiso con otras personas.