La Sana Doctrina Sana...La Sana Doctrina 5 ta, porque somos criaturas del tiempo y del espacio....

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    La Sana DoctrinaLa Sana DoctrinaMarzo-Abril 2020

  • 2 La Sana Doctrina

    ContenidoArtículos:

    3 La Doctrina de Cristo (35)Samuel Rojas

    6 Una Mujer (8)Gelson Villegas

    8 Diferencias entre nuestra Posición y nuestra CondiciónAndrew Turkington

    10 ¿Cuál es la Diferencia? (3)Bernardo Chirinos

    12 El Antídoto contra el Veneno de SerpienteAntídotos Espirituales (2)

    Rubén Mendoza

    17 La Rutinaria Jornada LaboralLa Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XX)A. J. Higgins

    22 Lo que Preguntan

    24 Página Evangelística:

    El Reinado del CoronavirusAndrew Turkington

    Portada: De: Pixabay.com

    La Sana Doctrina

    Revista bimestral publicada por asam-bleas congregadas en el Nombre del

    Señor Jesucristo en Venezuela

    Año LIX Nº 366Marzo-Abril 2020

    Redactores:Guillermo Williams (Fundador: 1958-61)Santiago Saword (1961-76)Santiago Walmsley (1976-1993)Andrew Turkington

    Tlf. (0416) 4373780 E-mail: [email protected]

    Suscripciones: Joseph Steven Turkington Teléfono: (0416) 3020889 E-mail: [email protected]

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    La Doctrina de Cristo (35)Samuel Rojas

    ejor es creerlo que encontrár-selo después! ¡Mejor es huirleque experimentarle para siem-

    pre! No es aniquilamiento; no es purgato-rio; no es simbólico; no es ‘Nirvana’(fundirse en lo eterno de los budistas yotros). Es el lago que arde con fuego yazufre: nunca se va a extinguir; siempreva a causar tormento. Hubo grados deresponsabilidad en el juicio; pero todosserán atormentados en el mismo lugar ycon la misma intensidad. El fuego del In-fierno (Gehenna) tiene las propiedadespreservativas de la sal; el Señor dijo, “to-dos serán salados con fuego” (Mar. 9:49a,43-48). Este fuego no consume, sino pre-serva los cuerpos de los perdidos. La Pa-labra no habla de transformar los cuerposresucitados de los perdidos; no es necesa-rio, pues el fuego eterno los preservará enla misma condición en la cual vivieron ymurieron. ¡Algo más para añadir tormen-to y producir “crujir de dientes”!

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    El Libro de la VidaAunque Dios no tiene la obligación de

    dar explicaciones de lo que hace a loshombres, sin embargo Él es cuidadoso envindicar, aun ante los ojos de los culpa-bles, la justicia y la rectitud de todos Susactos de juicio. El “libro de la vida delCordero” contiene los nombres de todosaquellos que, desde el principio de los

    tiempos hasta el final, fueron salvadospor la fe en Cristo. El Libro es vasto, por-que los nombres son muchos. Toda na-ción y época, pueblo o parentela, lenguao dialecto, cada estrato de la sociedad,cada cultura y cada clima están represen-tados en ese libro. Contiene los nombresde pecadores sin esperanza que confiaronen el Hijo de Dios y fueron salvados de laira a través de Él. También, los nombresde aquellos engañados por la religión fal-sa quienes finalmente se volvieron a Cris-to para ser salvos solo por Él. Contienelos nombres de los salvados en los tiernosaños de la infancia y también de salvadoscuando ya exhalaban el aliento final de lavida. Permítasenos preguntar al que lee,¿está escrito su nombre allí? ¡Eso es loimportante!

    ¿Para qué, pues, se usará el libro de lavida en el Juicio Final? Para demostrarque cada uno de los juzgados despreció elamor redentor y salvador de Dios; quepudo haber inscrito su nombre allí si sehubiese vuelto en sincero arrepentimientoa Dios, antes de morir físicamente. Nuncaaceptaron el don de Dios, la vida eternaen Cristo Jesús Señor nuestro. Rechaza-ron la oportunidad que Dios les dio de sersalvados de la perdición por el sacrificiopropiciatorio de Cristo. “Y el que no sehalló inscrito en el libro de la vida fuelanzado al lago de fuego”. ¡Qué terrible y

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    espantosa sentencia! Este es el bautismoen fuego el cual dará el Señor a los peca-dores irredentos. La Biblia lo deja así. Nohay una descripción impactante de loshorrores de los condenados, ni dibujosaterradores anexados a la página; solo lanarración básica, la dura y llana senten-cia. La eternidad misma completará elresto.

    “Luego el fin”, 1 Cor.15:24Esta es la victoria completa de Cristo,

    descrita como “el fin”. Cristo no solo esel Creador. No solo es, además, el Reden-tor. ÉL será el Conquistador. Su ReinoMilenario sólo será el adelanto de SuReino Eterno. Después de Apoc. 20:10-15, ÉL va a retornar, o devolver, a Dios elPadre todo en plena sujeción a Dios y, encondiciones aún más esplendorosas y enmayor gloria. ÉL no va a dejar de reinar,de seguir siendo la Cabeza de todo. Sí vaa llevar a feliz término la voluntad deDios como Siervo (Esclavo) de Dios, la“forma” que ÉL tomó al encarnarse(Fil.2:6-7). Administrativamente, ÉL es elDoulos (Esclavo) de Dios, y por eso sedice que claramente EL que LE sujetó aÉL todas las cosas está exceptuado deesta sujeción y, que, el Cristo Mismo en-tonces Se sujetará (manteniendo así “laforma de Siervo”) AL que LE sujetó a ÉLtodas las cosas. Empero, esencialmente,ÉL es Dios, Co-Igual con el Padre y conel Espíritu Santo. A estas alturas del desa-rrollo del programa de Dios, pues, entra-mos al Día de Dios, cuando ¡Dios (elPadre, y el Hijo, y el Espíritu Santo)será el todo en todos! Literalmente, “El(‘o’) Dios (‘Teos’) Todo (‘pas’) en (‘en’)Todo (‘pas’)”. Esto tiene que ser muy

    maravilloso. Entonces será lo que se hallamado ‘el Estado Eterno’.

    El Estado Eterno En la narrativa del Apocalipsis el

    apóstol Juan nos habla inmediatamentede una nueva visión: “Vi un cielo nuevo yuna tierra nueva, porque el primer cielo yla primera tierra pasaron”(21:1). Y, así,nos introduce en el Estado Eterno. Llamapoderosamente la atención que, mientrasla Escritura da muchos y precisos detallessobre las condiciones milenarias, compa-rativamente parecieran pocos los versícu-los sobre el Estado Eterno. Normalmentese consideran cuatro pasajes bíblicosdonde hay referencia al Estado Eterno,pero acá añadimos otro. Estos se encuen-tran en 1 Corintios 15:28; Efesios 3:21;Hebreos 12:27,28,29; 2 Pedro 3:13; y, allíen Apocalipsis 21:1-8: 14 versículos y341 palabras (en Español / 297 palabrasen el Texto Griego).

    Hallamos, pues, solo afirmaciones ge-nerales sin dar detalles específicos que al-gunos quisiesen encontrar. ¿Por qué seráasí? Alguno ha escrito que, probablemen-te, se debe a que las condiciones que re-girán la vida en la nueva tierra y, másaún, la vida en el cielo mismo, serán tandiferentes de lo que se experimenta aho-ra, y nuestras mentes finitas no tienen lacapacidad de comprenderlas hoy. O, quehoy no hay lenguaje humano con el poderpara describir en detalle las maravillasque Dios tiene reservadas para Sus redi-midos en este Día de la Eternidad. Tene-mos que reconocer, y no podemosolvidar, que concebir la Eternidad estámás allá de nuestra mente humana y fini-

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    ta, porque somos criaturas del tiempo ydel espacio. ¿Acaso no nos hemos pre-guntado dónde se pondrán de pie losmuertos a ser juzgados ante el Gran Tro-no Blanco, si el cielo y la tierra huyen yno se halla ningún lugar para ellos? LaEternidad es demasiado para nuestro inte-lecto limitado.

    Es verdad, también, que en la expe-riencia del apóstol Pablo hay el caso de‘un hombre’ (creemos que es el mismoapóstol Pablo) quien fue arrebatado alTercer Cielo, al Paraíso, “donde oyó pala-bras inefables que no le es dado al hom-bre expresar” (2 Cor. 12:2-4). Esto esrevelación (dada al apóstol) sin inspira-ción (a él no le guía el Espíritu Santo atransmitirla, ni oral ni por escrito). Empe-ro, en 1 Corintios cap.2 el apóstol men-ciona que Dios ha revelado las cosasmaravillosas que ÉL ha preparado paranosotros (v.9). Las reveló a los apóstolesy profetas del Nuevo Testamento por elEspíritu Santo. Ellos la pusieron por es-crito usando las palabras que el MismoEspíritu de Dios les dio para usar, “aco-modando lo espiritual a lo espiritual”. Esdecir, la revelación y la inscripción (o laacción de poner por escrito) de las Escri-turas son exactamente iguales porque elEspíritu Santo inspiró a los escritores.

    ‘Inspiración’ es, pues, el control divi-no y soberano de lo que vino de la plumadel escritor usado por el Espíritu Santo.De modo que, a medida que la tinta se se-caba sobre el papiro o el pergamino, que-daba lo que Dios desea que los sereshumanos escuchemos. Cuando se escri-bió el Apocalipsis se completó la plena

    revelación de Dios y ya no se necesita denuevas revelaciones (1 Cor. 13:8-10;Apoc. 22:18-19). Por lo tanto, estamosfelices en entender que estas Escriturasson suficientes para conocer sobre el Díade la Eternidad.

    Cielo nuevo (kainos) y tierra nueva(kainos)

    Esto es lo primero que ve el apóstolJuan. ¡Un Mundo, un Universo nuevo!Tan distinto al mundo anterior que se nosdice que “el primer cielo y la primera tie-rra pasaron, y el mar ya no existía más”:¡no tenemos nada que nos dé idea sobreesto!

    El verbo “pasaron” es el mismo usadopor el Señor en el Discurso Profético delMonte de Los Olivos: “El cielo y la tierrapasarán, pero Mis palabras no pasarán”(v.35). Se cumplen aquí las palabras deHeb. 1:11-12: la tierra y los cielos “pere-cerán”. Esta palabra es normalmente tra-ducida como “destruir”. Es ‘apollumi’, dedonde viene el nombre propio ‘Apolión’(Apoc. 9:11). Significa ‘destrucción, rui-na’. Se usa también la figura de un vesti-do que envejece, se vuelve obsoleto;entonces se quita, se envuelve y se cam-bia. Dios hará eso: destruirá la tierra y elcielo que existen ahora, y los hará nue-vos. Estamos hablando, pues, de la desa-parición completa de la tierra y los cielos(el atmosférico y el sideral). La Palabrade Dios los ha reservado para el fuego,“en el cual los cielos pasarán con grandeestruendo, y los elementos ardiendo serándeshechos, y la tierra y las obras que enella hay serán quemadas” (2Ped.3:10).Esto no admite discusión.

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    Pero se ha hecho notar que la palabra“nuevo” que el Espíritu usa no es ‘nuevo’de recién hecho (Gr., ‘neo’, en edad) sino‘kainos’, nuevo en calidad, en frescura.Es la misma usada también en 2 Ped.3:13, “cielos nuevos y tierranueva”. Además, el lenguaje usado por elapóstol Pedro en 2 Pedro 3:7,10-12 comoque da la idea de Dios licuando los ele-mentos, purificando todo, y haciendoalgo nuevo en frescura y calidad. Tén-gannos paciencia al apartar un espaciopara considerar la porción, favor.

    El apóstol Pedro alude a la tierra entres Períodos de su historia claramentedefinidos y distinguidos. Habla, en pri-mer lugar, de la tierra primitiva o pre-di-luviana, “en el tiempo antiguo fueron

    hechos por la palabra de Dios los cielos,y también la tierra, que proviene del aguay por el agua subsiste, por lo cual elmundo de entonces pereció anegado enagua” (2 Ped. 3:5-6). En seguida, de latierra presente o post-diluviana, cuandodice, “pero los cielos y la tierra que exis-ten ahora”, v.7. Por último, de la tierraprofética o prospectiva, “esperamos, se-gún Sus promesas, cielos nuevos y tierranueva, en los cuales mora la justicia”(v.13). Esta es la tierra nueva de Apoc.21:1, la cual, a diferencia de la tierra enel Reino Milenario cuando la justicia re-girá la tierra, en esta ¡la justicia “mora”(como en su casa, permanentemente)!

    (a continuar, D.M)

    Una Mujer (8) Gelson Villegas

    “Una mujer, de las mujeres de los hi-jos de los profetas…” (2 Rey. 4:1).

    La escena que aquí se nos presenta esdramática y conmovedora: Una mujerviuda, pobre, endeudada y a punto de vera sus hijos siendo llevados para una vidade esclavitud. No obstante, por este caso,Dios va a demostrar una vez más que Éles “Padre de huérfanos y defensor de viu-das… en su santa morada” (Sal. 68:5).Seguramente, lo más doloroso para ellatenía que ver con la sombra terrible delacreedor llegando en algún momento

    para hacer efectiva la esclavitud de loshijos. Los padres creyentes hemos de cla-mar diariamente al Señor acerca del peli-gro que nuestros hijos corren. El enemigobusca llevarlos lejos de la piedad del ho-gar paterno y esclavizarlos en una vidade pecado y de maldad.

    La mujer clama al profeta (v.1) porconsiderar que aquel varón es el canalque Dios está usando en la nación parasocorrer a los suyos. Seguramente, ellaconocía los hechos del Dios de Israel y sudisposición para oír el clamor de los ne-

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    cesitados: “En ti esperaron nuestros pa-dres; esperaron, y tú los libraste. Clama-ron a ti, y fueron librados; confiaron enti, y no fueron avergonzados” (Sal.22:4,5).

    El profeta le dijo: “¿Qué te haré yo?Declárame qué tienes en casa. Y elladijo: Tu sierva ninguna cosa tiene encasa, sino una vasija de aceite” (v.2). Pa-reciera que lo que el profeta pudiera ha-cer está atado íntimamente a lo que lamujer pudiera tener. Si ello es así, nosencontramos nuevamente con el hecho deque el Dios que puede obrar a partir de lanada, a menudo le gusta echar mano a loque el necesitado tenga, aun cuando seamuy poco. Son cosas de la soberana yperfecta sabiduría del Dios quien noscreó y salvó.

    Luego el profeta le dice a la mujer:“Ve y pide para ti vasijas prestadas de to-dos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas”(v.3), lo cual evidentemente así sucedió,demostrando a la vez las buenas relacio-nes vecinales de las cuales aquella mujergozaba. En cuanto al testimonio delevangelio este es un hecho determinante,pues cuando los creyentes son un evan-gelio viviente en medio de los no salva-dos, éstos son movidos más fácilmente aoír y a creer. Hemos oído de casos cuan-do se predica en algún lugar y los incon-versos no asisten por causa del carácter yla mala fama de los que habitan el lugarde reunión.

    La madre encerrada con sus hijos encasa viendo el poder de Dios obrar depuertas adentro, es un cuadro maravilloso

    de lo que Dios puede hacer en lo secretodel hogar con la familia. Una cosa es hi-jos sueltos y callejeros sin ningún con-trol, y otra cosa hijos recibiendo lainstrucción del Libro en la intimidad delhogar. Creemos que ese fue el ambienteen el cual se levantó Timoteo bajo losauspicios de una abuela y una madre pia-dosas.

    Aparte de otros detalles, admiramos lafe de esta mujer al salir por el vecindarioy pedir en préstamo todas las vasijas po-sibles. Llegó el momento cuando todaslas vasijas estaban llenas de aceite, peroella no lo sabía, por eso es que pidió auno de sus hijos: “Tráeme aún otras va-sijas” (v.6). Ella llegó a creer que Diospodía seguir proveyendo aceite sin lími-te. Es la fe de una mujer débil en un Diosfuerte, fe que nunca ha sido defraudadacuando los santos miran a él confiandoplenamente en la fidelidad de sus prome-sas.

    La piedad está ligada a la justicia, a laresponsabilidad. Finalmente, el profetadice a la mujer: “Ve y vende el aceite, ypaga a tus acreedores; y tú y tus hijosvivid de lo que quede” (v.7). Ningún ver-dadero creyente podría vivir tranquila-mente de la provisión de Dios sabiendoque tiene deudas pendientes. El profeta leindica a aquella mujer tan favorecida porla mano del Dios proveedor que el cami-no es pagar primero, lo cual es concor-dante con la clara enseñanza del NuevoTestamento: “No debáis a nadie nada,sino el amaros unos a otros” (Rom. 13:8).

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    ucha confusión puede existiren nuestro entendimiento delas Escrituras y aun dudas en

    nuestra mente, si no vemos claramente ladiferencia entre nuestra posición y nues-tra condición. Sencillamente, nuestra po-sición es lo que somos en Cristo, ynuestra condición es cómo estamos espi-ritualmente.

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    Nuestra posición es donde Dios noscolocó en el momento de creer. Estando“sin Cristo”, nos puso “en Cristo” (Ef.2:12; 1:3). Estábamos “condenados”,pero ahora “ninguna condenación haypara los que están en Cristo Jesús” (Jn.3;18; Rom. 8:1). Estando “muertos ennuestros delitos y pecados”, “nos diovida juntamente con Cristo” (Ef. 2:1,5).“Nos ha librado de la potestad de las ti-nieblas, y trasladado al reino de Su Ama-do Hijo” (Col. 1:13). “Siendo enemigos,fuimos reconciliados con Dios” (Rom.5:10).

    Nuestra condición es la medida enque estamos viviendo a la altura de nues-tra posición. En los tres primeros capítu-los de su carta a los Efesios, el apóstolPablo expone la posición tan privilegiadaque tenemos en Cristo. Al comenzar lasegunda parte de la epístola, donde nosenseña en cuanto a nuestra condición, él

    exhorta: “Yo pues, preso en el Señor, osruego que andéis como es digno de la vo-cación con que fuisteis llamados” (Ef.4:1). El andar del creyente tiene que vercon su condición; la vocación tiene quever con su posición. Pablo ruega al cre-yente que su condición sea como su po-sición, es decir que viva a la altura de loque es en Cristo.

    Estas son algunas maneras en quenuestra posición difiere de nuestra condi-ción:

    Nuestra posición depende de laobra perfecta de Cristo en la cruz. Peronuestra condición depende de nosotros yde nuestro ejercicio en mantener nuestracomunión con el Señor (por supuesto,necesitamos la ayuda del Señor paraesto)

    Nuestra posición es perfecta; so-mos “aceptos en el Amado” (Ef. 1:6), esdecir, Dios nos ve en Él, y Él es perfecto.Pero nuestra condición está lejos de serperfecta, de lo que debe ser.

    Nuestra posición es invariable,nunca cambia. Pero nuestra condición esmuy variable: podemos estar muy bienespiritualmente o lejos del Señor.

    Diferencias entre nuestra Posición y nuestra Condición

    Andrew Turkington

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    Mi condición espiritual puede sermuy deficiente, pero esto nunca puede al-terar mi posición en Cristo.

    Es mi posición en Cristo que meda entrada al cielo; pero la recompensaque recibiré, estando allá en el cielo, va adepender de cómo era mi condición du-rante mi vida terrenal.

    Nuestra posición en Cristo es igualpara todo creyente; pero la condición deun creyente puede ser muy diferente de lade otro creyente.

    Cuando venga el Señor y nos llevea Su presencia, entonces nuestra condi-ción corresponderá exactamente a nues-tra posición.

    Es importante distinguir estos dos as-pectos, nuestra posición y nuestra condi-ción, cuando consideramos las grandesdoctrinas del Nuevo Testamento: 1. Hemos sido justificados por la fe

    (Rom. 5:1) –esa es nuestra posicióndelante de Dios. En el momento de po-ner nuestra fe en Cristo, el trono deDios nos absolvió de toda culpa y nosdeclaró justos. Pero la Biblia nos man-da a vivir sobria, justa y piadosamenteen este siglo (Tit. 2:12) –esa es nuestracondición.

    2. Hemos sido santificados (1 Cor. 6:11),somos santos (Ef. 1:1) –esa es nuestraposición. Pero la Biblia nos manda aser santos: “Sed santos, porque yo soysanto” (1 Ped. 1:16). Es decir, debe-mos ser lo que somos; nuestra condi-ción de santidad práctica (separacióndel pecado) debe corresponder a nues-tra posición como santos.

    3. Hemos sido “lavados”, al creer en elSeñor (1 Cor. 6:11) –esa es nuestra po-sición. Pero la Biblia nos manda: “lim-piémonos de toda contaminación” (2Cor. 7:1) –eso tiene que ver con nues-tra condición. El Señor enseñó a susdiscípulos esta lección en el aposentoalto. “El que está lavado, no necesitasino lavarse los pies” (Jn. 13:10). Fui-mos lavados una vez para siempre enel momento de creer; pero cada día de-bemos juzgar el pecado en nosotros y“lavar nuestros pies” con el agua de laPalabra de Dios.

    4. Hemos sido perdonados en base al pre-cio de la sangre de Cristo (Ef. 1:7) –esa es nuestra posición. Pero la Bibliatambién dice (al creyente): “Si confe-samos nuestros pecados, Él es fiel yjusto para perdonar nuestros pecados,y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn.1:9). Esto tiene que ver con nuestracondición.

    5. Habiendo sido justificados, “tenemospaz para con Dios” (Rom. 5:1) –esa esnuestra posición. Pero, para disfrutarla paz de Dios, que sobrepasa todo en-tendimiento, el creyente debe hacerconocer sus peticiones delante de Diosen toda oración y ruego, no estandoafanosos por nada (Fil. 4:6,7) –esto serelaciona con nuestra condición.

    6. Hemos sido sellados con el EspírituSanto en el mismo momento de creer(Ef. 1:13) –eso tiene que ver con nues-tra posición. Pero la Biblia nos mandaa ser llenos del Espíritu (Ef. 5:18) –esadebe ser nuestra condición.

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    7. Hemos muerto con Cristo (Col. 2:20)–esa es nuestra posición. Pero la Pala-bra nos manda: “Haced morir, pues, loterrenal en vosotros…” (Col. 3:5) –esotiene que ver con nuestra condición. En conclusión, hermanos, no debe de-

    jar de maravillarnos la posición tan subli-me y privilegiada que tenemos en Cristo.Esto es por pura gracia, jamás lo podría-mos haber alcanzado por méritos pro-pios. Es solamente por el sacrificio de

    Cristo, que ha satisfecho perfectamente lajusticia de Dios en relación con nuestrospecados, que hemos sido colocados enesa posición tan especial.

    Pero ¿cómo está nuestra condición es-piritual en este momento? ¿Estamos dis-frutando de comunión con el Señor,leyendo con avidez Su Palabra, orandofervientemente, viviendo en separacióndel pecado y gozando de las cosas del Se-ñor?

    ¿Cuál es la Diferencia? (3) Los Adventistas

    Bernardo Chirinos

    “…me ha sido necesario escribirosexhortándoos que contendáis ardiente-mente por la fe que ha sido una vez dadaa los santos”, Judas 1:3. Estas palabrasde Judas expresan la misma preocupacióncompartida por los apóstoles Pablo y Pe-dro acerca del peligro de falsas doctrinasy la importancia para el creyente de tenerclaridad en cuanto a la verdad.

    Uno de los grupos numerosos que te-nemos en el día de hoy son los llamadosAdventistas del Séptimo Día. Existencomo una organización desde el primerode mayo de 1863. Aunque debemos reco-nocer las obras sociales que han desarro-llado en el terreno de la salud y laeducación, no podemos pasar por alto loserrores que tienen cuando los examina-mos a la luz de la Palabra de Dios.

    El error en cuanto a sus prediccionesLa palabra “Adventista” se deriva de

    la palabra Advenimiento que quiere decir“aparición” o “llegada”. En cuanto a esteacontecimiento, es muy claro que la Bi-blia no revela “el día ni la hora” de la Ve-nida del Señor. Ese evento tiene unafecha desconocida para el creyente y ha-ríamos mal en tratar de predecir algo queDios no ha revelado. Eso lo expresa elSeñor en Deuteronomio 29:29 – “Las co-sas secretas pertenecen a Jehová nuestroDios; mas las reveladas son para nosotrosy para nuestros hijos para siempre”. Sinembargo, este error se nota desde el mis-mo principio cuando William Miller,quien es considerado como el fundador

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    de los Adventistas, hizo cálculos de la fe-cha del retorno de Cristo fijándola para elaño 1843, pasando por alto Marcos 13:32– “Pero de aquel día y de la hora nadiesabe, ni aun los ángeles que están en elcielo, ni el Hijo, sino el Padre”. Luego lacambió a 1844. Su sucesor enseño que lavenida de Cristo fue espiritual al cielopara terminar de efectuar la purificación.Ante el evidente fracaso de estas predic-ciones trataron de darle distintas explica-ciones. Pero lo cierto es que La Bibliadice: “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómoconoceremos la palabra que Jehová no hahablado?; si el profeta hablare en nombrede Jehová, y no se cumpliere lo que dijo,ni aconteciere, es palabra que Jehová noha hablado; con presunción la habló el talprofeta; no tengas temor de él” (Deutero-nomio 18:21,22). El error en cuanto a sus profetas

    Unido a sus falsas predicciones tene-mos a sus falsos profetas. Uno de ellosfue William Miller. Otro es la Sra. Elenade White, una de sus más respetadas pro-fetisas. Su libro “El Conflicto de los Si-glos” es su obra distinguida. Allí escribióque “El sello de la ley de Dios se encuen-tra en el cuarto mandamiento de Dios”.En otro escrito dice que tuvo una visióndonde entró al Lugar Santísimo y vio lastablas de la ley en donde “el cuarto man-damiento brillaba más que todos los de-más”. Pablo dice en 1 Corintios 13:8-10.“las profecías se acabarán, y cesarán laslenguas… cuando venga lo perfecto”. Ylo perfecto vino al escribirse el últimoversículo de Apocalipsis. Después de esoDios no ha dado nuevas revelaciones. Nonos olvidemos de 2 Pedro 2:1 “Pero hubo

    también falsos profetas entre el pueblo,como habrá entre vosotros falsos maes-tros, que introducirán encubiertamenteherejías destructoras”. El error en cuanto a guardar el

    sábadoLa Sra. Elena de White, falsa profeti-

    sa, fue una de las propulsoras de la nece-sidad de guardar el sábado enseñando quees “el sello del Dios vivo” mencionadoen Apocalipsis 7:2. Pero en el Nuevo Tes-tamento no encontramos ninguna exhor-tación a guardarlo. Mas bien Pabloreprende a los Gálatas diciéndoles:“Guardáis los días, los meses, los tiem-pos y los años. Me temo de vosotros, quehaya trabajado en vano con vosotros”(Gálatas 4:10,11). Y a los Colosenses lesenseña: “Por tanto, nadie os juzgue en co-mida o en bebida, o en cuanto a días defiesta, luna nueva o días de reposo, todolo cual es sombra de lo que ha de venir;pero el cuerpo es de Cristo” (Colosenses2:16,17).El error en cuanto a la muerte

    Ellos enseñan que el creyente al morirno va al cielo, sino que el alma entra enun estado de sueño en la tumba. Pero esoestá en clara contradicción con las pala-bras de Pablo en Filipenses 1:23 “tenien-do deseo de partir y estar con Cristo, locual es muchísimo mejor”. También enApocalipsis 6:9,10 leemos, “Cuandoabrió el quinto sello, vi bajo el altar lasalmas de los que habían sido muertos porcausa de la palabra de Dios y por el testi-monio que tenían. Y clamaban a granvoz, diciendo…”. Ud. puede considerarademás 2 Corintios 5:8 y Lucas 16:22,23.

  • 12 La Sana Doctrina

    El error en cuanto a las comidasSi bien es cierto, que debemos tener

    cuidado con lo que comemos, los adven-tistas, le han atribuido a la dieta el carác-ter ceremonial de Levítico 11:1-47.Mantienen, por ejemplo, la prohibiciónde comer cerdo. Pero todo eso se desplo-ma al leer Hechos 10:11-15 “y vio el cie-lo abierto, y que descendía algosemejante a un gran lienzo, que atado delas cuatro puntas era bajado a la tierra; enel cual había de todos los cuadrúpedosterrestres y reptiles y aves del cielo. Y levino una voz: Levántate, Pedro, mata ycome… Volvió la voz a él la segunda

    vez: Lo que Dios limpió, no lo llames túcomún”. Esto debemos unirlo a Colosen-ses 2:16,17 y a Romanos 14:14-17 y con-cluir con las palabras de Pablo en 1Timoteo 4:1 “Pero el Espíritu dice clara-mente que en los postreros tiempos algu-nos apostatarán de la fe, escuchando aespíritus engañadores y a doctrinas dedemonios… y mandarán abstenerse dealimentos que Dios creó para que con ac-ción de gracias participasen de ellos loscreyentes y los que han conocido la ver-dad”. Estos son solo algunos de sus erro-res, pero suficientes para reconocer “cuales la diferencia”.

    El Antídoto Contra el Veneno de Serpiente Antídotos Espirituales (2)

    Rubén Mendoza

    l veneno de serpiente es salivamezclada con una variedad desustancias tóxicas, producidas por

    ellas mismas. Algunas toxinas afectan elsistema nervioso, causando que la vícti-ma se quede paralizada. Otras toxinasmatan cualquier célula que tocan, lo queprovoca lesiones horribles como la gan-grena que incluso puede llevar a la ampu-tación de algún miembro. También haytoxinas que desencadenan hemorragiasincontrolables o hacen que la sangre secoagule dentro del cuerpo. Estos venenostambién pueden ser increíblemente dolo-rosos y en casos severos hacen que el co-razón y los pulmones dejen de funcionar.Según la Organización Mundial de la Sa-lud más de 100.000 personas mueren al

    E año producto de la mordedura de estosreptiles.Ahora bien, deseamos mirar en las Es-crituras un acontecimiento en el que mu-chos del pueblo de Israel murieronmordidos por serpientes venenosas(Núm. 21:4-9). Siempre es un estudio in-teresante y aleccionador la travesía deeste pueblo de Egipto a Canaán, sus jor-nadas en el desierto están llenas de lec-ciones, como lo expresó el apóstol Pablo“Mas estas cosas sucedieron como ejem-plos para nosotros” (1 Cor. 10:6). Es porello que al leer estos pasajes no debemosconsiderarlos solo como relatos históri-cos nada más, sino como un contenido deinstrucciones de mucha importancia, paranuestro peregrinaje acá en la tierra.

  • La Sana Doctrina 13

    El pueblo de Israel estaba llegando ala frontera de la tierra prometida, al finalde su largo viaje por el desierto, en estaúltima etapa se presentan nuevas dificul-tades. El rey Arad peleó contra Israel ytomó algunos prisioneros, ellos hacen unvoto a Dios y Él escucha su voz, entre-gando al cananeo, destruyendo a estos y asus ciudades.

    Pero a continuación encontramos unsuceso dividido en dos partes. Primerovemos una historia de pecado y luego unahistoria de gracia para un pueblo rebelde.Este es uno de los cuadros acerca de lapersona y obra del sacrificio de nuestroSeñor en la cruz. Es el único tipo del An-tiguo Testamento que el mismo Señormencionó a Nicodemo, en aquella con-versación memorable en Juan 3. Se apre-cian de una manera gráfica las verdadesdel evangelio. Dios provee libremente elúnico antídoto para el pecado del hombrey sólo puede ser recibido por fe.

    Veamos algunas lecciones de cómo elcreyente lidia contra el pecado en su vida,a la luz de este episodio. La Historia de Pecado. v.4-6

    El pasaje comienza con la palabra“Después”. Como ya mencionamos, des-pués de la experiencia en Horma, despuésde aquella victoria aplastante, lo lógico espensar que ellos deberían ir de un triunfoa otro. Han apreciado nuevamente la bue-na mano de Dios con ellos, pero triste-mente la historia se repite. El pueblodespués de este gran éxito experimentaun gran fracaso. Tantísimas veces nos su-cede así, nos dejamos llevar por el gozo yalegría de una batalla ganada y abandona-mos la actitud vigilante que debemos te-ner en todo tiempo (Ef. 6:13).

    Veamos esta sección bajo tres encabe-zados:

    1. El Desánimo: “se desanimó elpueblo por el camino” v.4.

    El rey de Edom no quiso que Israelpasara por su dominio, por ello debieronrodear la tierra de Edom. El pueblo cayópresa del desánimo: la palabra da tambiénla idea de impaciencia y angustia. El cre-yente en su peregrinaje por este mundopuede ser invadido de este mal. Caer en eldesánimo o en el desaliento es caer en elterreno al que el maligno desea llevarnos.Es por ello que reiteradamente el Señoren su palabra alienta a sus hijos al ánimo,a no desmayar, a ser esforzados y valien-tes. Las causas del desaliento no las pode-mos precisar, pero sí inferimos algunas deellas por varios pasajes de la escritura:

    Porque el camino era a través de undesierto. No había ningún atractivo, nadaplacentero, nada con que pudieran sentir-se cómodos. Quizás este ambiente produ-jo en ellos el desaliento y la impaciencia.No debemos sentirnos cómodos y com-placidos en este mundo, nuestra convic-ción es que andamos de paso y el mundono es nuestro hogar sino un desierto. So-mos peregrinos y extranjeros.

    Porque el camino era difícil: “anduvi-mos todo aquel grande y terrible desierto”(Dt. 1:19). El camino que tomaron no fuefácil. Según los historiadores, el viajedesde el monte Hor probablemente co-menzó, según nuestro calendario, entrelos meses de agosto y septiembre, de serasí sería la parte más calurosa y seca delaño; además el camino era rocoso, erauna ruta difícil. Usualmente el Señor noelige caminos fáciles para su pueblo; suobjetivo es probarnos. En el caso de losnuevos convertidos, en su primer fervor

  • 14 La Sana Doctrina

    pueden pasar por alto las pruebas y ad-versidades que enfrenta todo creyente, yen algunas ocasiones esto puede traer de-sánimo. El Señor en el aposento les ad-virtió a sus discípulos “Estas cosas os hehablado para que en mí tengáis paz. En elmundo tendréis aflicción; pero confiad,yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

    Porque el camino estaba lleno de pe-ligros y enemigos: “lleno de serpientes ar-dientes, y de escorpiones” (Dt. 8:15). Elcreyente pronto se entera que en su pere-grinaje está envuelto en una lucha tenazcon enemigos poderosos. El mundo, lacarne y el diablo, estos tres amenazannuestra integridad espiritual, y unidosbuscarán la forma de impedir nuestro de-sarrollo. Es por ello que se nos ha provis-to de todo el equipo necesario paravencerlos. En el fragor de esta lucha, po-demos ser invadidos del miedo comoaquellos veintidós mil que se devolvierona sus casas, ante el ejército numeroso delos Madianitas en los días de Gedeón(Jue. 7:3)

    Porque algunos de la multitud se de-sanimaron. El desánimo es comparablecon el virus actual (Covid-19), ambos sonaltamente contagiosos. Probablemente al-gunos comenzaron a propagar ese senti-miento a los demás; eso lo vemos másadelante, en Núm. 32:7. En el contexto deesta porción, las tribus de Rubén y Gaddecidieron no entrar en la tierra prometi-da; eligieron establecerse en el este delrío Jordán. Como resultado, a Moisés lepreocupaba que su acción desmotivara alresto de las tribus. Les recuerda lo quehabía sucedido antes con los diez espíasque trajeron un informe desalentador.Cuántas veces con nuestras quejas, críti-cas y murmuraciones contaminamos aotros creyentes.

    2. El DescontentoA pesar de lo duro de la jornada, ellos

    tenían más motivos para confiar en el Se-ñor que para desalentarse. Pero no todoquedó como un sentimiento que reinó enel corazón de muchos, sino que se tradujoen pecar, quejándose y murmurando. Vea-mos ahora contra quién y de qué se queja-ban.

    Se quejaron de Dios: “Y habló el pue-blo contra Dios” v.5a. Sus corazones in-crédulos hallaron expresión en unlenguaje que manifestaba ingratitud ydesconfianza. Cuán pronto olvidaroncómo Dios les había cuidado durante todosu viaje. Es una solemne lección para no-sotros; podemos quejarnos como ellos lohicieron. En los últimos tiempos las cir-cunstancias han sido adversas y hemosvivido con algunas carencias. Esto traeconsigo la tentación de pecar con nuestralengua. El patriarca Job es un ejemplodigno a imitar: “¿Recibiremos de Dios elbien, y el mal no lo recibiremos? En todoesto no pecó Job con sus labios” (Job2:10)

    Se quejaron del Profeta de Dios. “ycontra Moisés” v.5b. Sin temor hablaronen contra del Señor, por ello fue muy fá-cil hablar en contra del líder del Pueblodel Señor. En múltiples ocasiones Moisésexperimentó la murmuración de los israe-litas (Ex. 15:24; 16:2; 17:3; Nm. 12:1;14:2). ¡Qué seamos librados de esa tenta-ción frecuente, de hablar mal de los guíasde la grey de Dios! Si se percibe fallas ydebilidades en los ministerios, lo mejorsiempre será orar por ellos.

    Se quejaron de la Promesa de Dios.“¿Por qué nos hiciste subir de Egipto paraque muramos en este desierto?” v.5c. Fre-cuentemente lidiaron con el pecado de la

  • La Sana Doctrina 15

    duda e incredulidad, no confiaban plena-mente en un Dios que había mostrado supoder y fidelidad a lo largo de su peregri-naje. Fue ese pecado que privó a muchossu entrada a la tierra prometida: “Y ve-mos que no pudieron entrar a causa de in-credulidad” (Heb. 3:19). Actualmente selevantan las voces de expertos que pro-nostican un panorama nada esperanzadoren diferentes ámbitos, especialmente enlo económico. Nuevamente es probadanuestra confianza en un Dios Fiel, cuyapalabra es segura y sus promesas confia-bles “porque Él dijo: No te desampararé,ni te dejaré” (Heb. 13:5).

    Se quejaron de la Provisión de Dios:“y nuestra alma tiene fastidio de este pantan liviano” v.5d. Dios en su palabramenciona el valor y la dignidad delmaná. El salmista expresa: “E hizo lloversobre ellos maná para que comiesen, Yles dio trigo de los cielos. Pan de noblescomió el hombre; Les envió comida hastasaciarles” (Sal. 78:25). Pero el pueblo deIsrael menospreció el Maná. Lo califica-ron como “pan liviano”; la palabra impli-ca como algo insustancial, insípido, vano.La VM traduce “pan detestable”; era unapalabra de escarnio. El maná es otro sím-bolo precioso del Señor y, por extensión,también representa la Palabra de Dioscomo alimento del alma. Estamos llama-dos a alimentarnos diariamente si aspira-mos ser vencedores en nuestraperegrinación (Mt. 4:4). La forma en quetratamos su Palabra al comienzo de cadadía revela si nos rendimos o no a Él y de-seamos obedecerlo. Dios denuncia el pe-cado de su pueblo hacia su palabra y dice“Le escribí las grandezas de mi ley, yfueron tenidas por cosa extraña” (Os.8:12)

    3. La Disciplina - “Y Jehová envióentre el pueblo serpientes ardien-tes, que mordían al pueblo” v.6a.

    La disciplina del Señor es una res-puesta de su amor por nosotros y su de-seo de que cada uno sea transformado asu semejanza. La corrección del Señor esevidencia de que realmente somos sus hi-jos (Heb. 12:8). Algunas veces la disci-plina del Señor viene en la forma de unareprensión por su palabra o por las cir-cunstancias adversas y difíciles. Otras ve-ces nos permite pasar por algúnsufrimiento físico. Cualquiera que sea laexperiencia, podemos descansar en susbuenos y sabios tratos. Alguien señalóacertadamente: “la mano que castiga estácontrolada por un corazón de amor”. Ladisciplina administrada por el Señor pro-duce resultados positivos (Heb. 12:11).Ahora veamos sus efectos benéficos. La Historia de Gracia vv.7-9

    El apóstol Pablo expresó: “más cuan-do el pecado abundó, sobreabundó la gra-cia” (Rom. 5:20). Esto es precisamente loque tenemos delante de nosotros: hemosvisto una historia de pecado pero a conti-nuación apreciamos una historia de Gra-cia.

    1. El Arrepentimiento La palabra implica un cambio de pen-

    sar y de actitud. Podemos decir de Israello que el apóstol expresó de Corinto:“fuisteis contristados para arrepentimien-to” 2 Cor. 7:9 Observemos algunas carac-terísticas del arrepentimiento a la luz deesta porción.

    Acercamiento: “Entonces el pueblovino a Moisés” v.7a. El pecado les habíaalejado de Dios y de Moisés, ahora hayun cambio de rumbo. No importa cuán

  • 16 La Sana Doctrina

    lejos el pecado nos haya llevado, siemprehay un camino de vuelta hacia el Señor“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vo-sotros. Pecadores, limpiad las manos; yvosotros los de doble ánimo, purificadvuestros corazones” Stg.4:8.

    Confesión: “y dijo” v.7b. Confesar dala idea, entre otras palabras, de declarar,informar, decir abiertamente. Ellos noocultaron su pecado, hacen lo que dijoDavid “Mi pecado te declaré, y no encu-brí mi iniquidad. Dije: Confesaré mistransgresiones a Jehová; Y tú perdonastela maldad de mi pecado” Sal. 32:5.

    Aceptación: “Hemos pecado… contraJehová” “y contra ti” v.7c. En su confe-sión reconocen su pecado, no lo disimu-lan, no echan la culpa a otros, ni loexcusan por las circunstancias. Nunca ha-brá una genuina restauración en un cora-zón que no admite su culpa. Citamosnuevamente a David “Contra ti, contra tisolo he pecado, Y he hecho lo malo de-lante de tus ojos” (Sal. 51:4).

    Identificación: “por haber hablado”v.7d. Ellos señalan claramente cuál fue lafalta que cometieron, fue uno de los pe-cados de la lengua. Por ello encontramosen las Escrituras tantas advertencias conrelación a este tipo de pecados y el con-trol que debemos ejercer sobre la misma.“Guarda tu lengua del mal, y tus labiosde hablar engaño” (Sal. 34:13).

    Humillación: “ruega a Jehová quequite de nosotros estas serpientes” v.7e.Están quebrantados por el castigo y, hu-millados, claman por el auxilio divino. ElSeñor desea llevarnos a este punto, yaque nuestras caídas responden a un cora-zón altivo y soberbio. “Bueno me es ha-

    ber sido humillado, para que aprenda tusestatutos”. (Sal. 119:71)

    2. El Abogado: “ruega a Jehová…YMoisés oró por el pueblo” v. 7f.

    La palabra “ruega” y “oró” es la mis-ma palabra y significa orar, mediar, juz-gar, interceder. Eso fue lo queprecisamente hizo Moisés, intercedió porel pueblo ante Dios, fue para ellos comoun abogado. Nosotros los creyentes nosregocijamos porque tenemos un Media-dor superior que Moisés. El apóstol Juannos enseña en 1 Juan 2:1 la actividad delSeñor como Abogado. El Señor es nues-tro representante y nos defiende ante eltrono del Padre. Esto es justamente loque el Señor hace por nosotros cuandopecamos, Él asume nuestra causa pararestaurarnos a la comunión con Él. La di-ferencia entre abogado y sacerdote es do-ble: como Abogado es para con el Padre,como Sacerdote es para con Dios; comoAbogado trata con el pecado y como Sa-cerdote trata con nuestras debilidades(Heb. 4:15).

    3. El Antídoto vv.7,8Dios respondió a la oración de Moi-

    sés; les dio una garantía de salvación ver-bal y visual, en lo que dijo y en lo quemandó a hacer. “Y Jehová dijo a Moisés:Hazte una serpiente ardiente, y ponla so-bre una asta.” Ya se ha indicado que estaserpiente de bronce nos habla elocuente-mente del Señor y su obra. Hay variosdetalles de esa preciosa verdad, pero de-seamos enfocarnos en el método para al-canzar la sanidad que sin duda era por fe,con sólo mirar. En ello se manifestaba laconfianza en la palabra de Dios, precisa-mente lo que le faltó a ese pueblo, cuan-

  • La Sana Doctrina 17

    do hablaron mal contra Dios y Moisés.Pero el milagro de salvación ocurríacuando alguno era mordido “miraba a laserpiente de bronce, y vivía”. Nuestravida cristiana: a) comienza con una mira-da de fe, porque mirar significa confiar:“Mirad a mí, y sed salvos” (Isa. 45:22.)b) continúa mirándolo a Él, ya que Él esla mayor protección y garantía de éxitoen nuestro peregrinaje: “puestos los ojosen Jesús, el autor y consumador de la fe”(Heb.12:2); y c) culmina mirándole a Él:

    “pero sabemos que cuando Él se mani-fieste, seremos semejantes a Él, porque leveremos tal como Él es” (1 Jn. 3:2).

    Debemos enfocar nuestra mirada ex-clusivamente en el Señor, ocupar nues-tros pensamientos en Su Persona y en SuPalabra; no caer en la tentación de quitarnuestra visión de Él. Como Pedro, pode-mos dudar y dejar de mirarle, y es en esemomento cuando empezamos a hundir-nos (Mat. 14:22-23).

    La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XX)

    La Rutinaria Jornada Laboral A J Higgins / Trad. D R Alves

    Truth & Tidings, Worldview

    l tener que trabajar todos los díasno es divertido! La culpa la tieneAdán. Si él no hubiera pecado, es-

    taríamos disfrutando días de campo envez de vernos obligados a trabajar. ¿Escierto eso? ¿Trabajar provechosamente, ya veces con desagrado, es un castigo porlo que hizo Adán? ¿Él estaba simplemen-te paseando en Edén cada día, disfrutan-do de la naturaleza?

    E

    En realidad, la obligación de trabajarcomenzó antes de la caída. A Adán se leasignó un lugar de trabajo: el huerto deEdén. La descripción de su cargo era la-brar y guardar el huerto, Génesis 2.15.Tenía un Supervisor a quien tenía querendirle cuentas. Había políticas laboralesestablecidas: “De todo árbol del huertopodrás comer; mas del árbol de la cien-

    cia...”, vv 16,17. Y tenía un día libre cadasemana: el sábado.

    Lo que fue introducido con la caídano fue el concepto de trabajar cada día,sino un aumento en la dificultad asociadacon ese trabajo. Cuando Adán cayó, Diosle dijo que la tierra que Él había maldeci-do produciría “espinos y cardos”, 3.18,haciendo que su labor fuera más intensa ydifícil. Dios había destinado que los hu-manos trabajaran desde el inicio de lacreación.

    En su trabajo en el Huerto Adán en-contraría oportunidades para su propiacreatividad, satisfacción y apreciación. Elhuerto que el Señor había plantado erasolamente un pequeño espacio “al orien-te”, 2.8. Muy posiblemente, una mayor-domía fiel hubiera permitido que esascondiciones se extendieran más allá de

  • 18 La Sana Doctrina

    ese jardín a la tierra entera sobre la cualDios había planeado que Adán tuvieradominio, 1.28. Es muy probable que elhuerto haya sido una escuela de forma-ción, una preparación para ejercer su ad-ministración en una esfera mayor.

    Así que, el trabajo no es una interrup-ción en el curso de la vida. Tiene una ra-zón de ser más allá de costear los gastosy hacer posible adquirir los bienes mate-riales de la vida. De diversas maneras (talvez difíciles de apreciar para la mayoríade nosotros) el trabajo es una bendiciónde parte de Dios. Considere ahora apenasunas pocas:

    Estar al tanto Muy poca gente ha trabajado por más

    de veinte años sin comenzar a pensar enla jubilación y soñar con ella. La expecta-tiva de más tiempo libre, la oportunidadde ocuparse de otros intereses, el aliviode la presión agotadora y el estrés del lu-gar de trabajo … todo esto es tan atracti-vo. Y, reconozcámoslo, son beneficiosreales de la jubilación.

    Pero muchos de los jubilados han en-contrado que este estado trae consigo ungran desmérito: la pérdida de contactocon otros en el ambiente de trabajo, y lapérdida de contacto con “el mundo real”.Para algunos esto tal vez no suene comoalgo tan negativo si sus compañeros detrabajo son profanos e irrespetuosos delNombre de Dios en su conversación.

    Sin embargo, es en nuestras diversasrelaciones que crecemos y alcanzamosnuestro pleno potencial. Es demasiadocomún la escena del jubilado merodean-do su antiguo lugar de trabajo, sólo para

    saludar a sus antiguos compañeros de tra-bajo. Es al interactuar con otros que desa-rrollamos gracia, agudizamos sensibilida-des y encontramos algo de nuestra signi-ficatividad. A esto agréguele el hecho deque con la jubilación, ya no es tan fácilestablecer contactos para invitar gente alas reuniones o compartir el evangeliocon ellos. Una legión de creyentes hasido salvada por el testimonio de un com-pañero de trabajo.

    Los responsables por el liderazgo enla asamblea también se encuentran ahoraante una desventaja enorme. La mayoríade las personas en la asamblea están vi-viendo todavía el estrés de la rutina detrabajo, la presión del ambiente laboral,la burla de compañeros de trabajo por sutestimonio y la dificultad de complacer asupervisores exigentes. Pero usted está asalvo de todo esto. Nadie le persigue porestar en casa frente a su computadora. Espoca la presión cuando sale a almorzarcon su esposa, o al irse de vacaciones derepente. Usted ha perdido contacto conlos problemas que enfrenta la mayoría delos creyentes. En realidad, ya no está “altanto”. Si no hace un esfuerzo serio paramantenerse al corriente de la realidad, nova a saber qué está sucediendo; puedevolverse ajeno a las necesidades de laasamblea, y su función de pastor sufrirácomo consecuencia.

    Su testimonioEs relativamente fácil ser un cristiano

    el Día del Señor con los creyentes o enuna conferencia. Nadie usa lenguaje obs-ceno ni se oyen chistes groseros o co-mentarios de doble sentido. Usted estárodeado de gente que conoce y a quienes

  • La Sana Doctrina 19

    estima y ama. El apoyo abunda. ¡Ustedsabe qué decir y cómo comportarse paraser un “buen cristiano”!

    Pero eso no es realmente su testimo-nio; es su reputación entre el pueblo deDios. Su testimonio es lo que usted escuando no hay creyentes presentes. Es loque usted es en casa y en el taller. Si so-mos consecuentes, deberíamos ser lomismo en el hogar y en el local. Si somosgenuinos, nos conduciríamos entre elpueblo de Dios como lo hacemos ennuestro trabajo. Pero todos sabemos y de-bemos confesar que las imágenes nosiempre se sobreponen. Puede ocurriruna divergencia penosa de confesar.

    Para aquellos que trabajan, sean her-manos o hermanas, la oficina, la fábrica uotro lugar de trabajo es donde se pone aprueba nuestro testimonio. Yo tengo elmás profundo respeto por nuestras her-manas. Ellas enfrentan grandes dificulta-des en el trabajo. La diferencia en suapariencia, vestimenta, lenguaje y com-portamiento es tan obvia y divergente deotras que inmediatamente son objeto deun montón de preguntas. ¿Por qué el ca-bello largo? ¿Por qué tanta modestia?¿Por qué no coqueteas y procuras ganarteel favor de algunos de los hombres? ¿Yesa ausencia de capas de maquillaje y jo-yas en abundancia?

    Para nosotros los varones es relativa-mente fácil. Nuestras hermanas llevanmayor reproche solo por su aspecto. Se-ría fácil sucumbir a la presión, ceder unpoco y conformarse hasta cierto punto alas demás. Algunos empresarios permitenla informalidad cada viernes; ¿no seríaésta la oportunidad para adaptarse al esti-

    lo de las otras mujeres? Pero el testimo-nio está en juego.

    Las hermanas no son diferentes sim-plemente para ser diferentes. No se vistenmodestamente simplemente para mandarun mensaje. Pero sí le envía un mensaje aotros. Sin duda la enseñanza de 1 Timo-teo 2 permite que una mujer se vista bien.Puede vestirse atractivamente, ¡pero nose viste para atraer!

    Usted no va a estar mucho tiempo ensu lugar de trabajo antes que se le pre-gunte algo como: “¿Qué hizo para diver-tirse el fin de semana?” Su respuesta leshará saber sus prioridades e intereses. Si“divertirse” es su meta en la vida, enton-ces le será difícil formular palabras paradecir que asistió a una conferencia bíbli-ca o algo parecido. Pero si es fiel, prontoellos se darán cuenta de que está vivien-do para otro mundo y con otras aspiracio-nes. El empleo y los otros trabajadores lopondrán a usted y su testimonio a prueba.

    La escuela de formación de DiosSu empleo puede ser también un lugar

    de evaluación y formación. Como ya semencionó, el Huerto de Edén fue una es-cuela para Adán. ¿Sería capaz de asumirla responsabilidad? ¿Su liderazgo basta-ría para la tarea? ¿Sería fiel en la mayor-domía que le fue asignada? Todossabemos cómo terminó la historia paraAdán.

    Pero hay otros en la Escritura queilustran la lección mucho más exitosa-mente. José fue fiel en su empleo. Prime-ro, cuidó las ovejas, Génesis 27.2. Luegoadministró bien la casa de Potifar, 39.3.La malicia de una mujer impía lo puso en

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    la cárcel, pero una vez más él hizo biensu trabajo, 39.21 a 23. Cada esfera deempleo preparó a José para la próxima, yfinalmente para el cargo de administradordel reino de Faraón.

    Moisés sabía lo que era cuidar ovejaspor cuarenta años en un lugar desértico.Había aprendido la topografía de un árearemota y el cuidado de ovejas, y habíaconocido la soledad del desierto. Llegaríael día cuando aquellos conocimientos,junto con la preparación recibida en lacorte de Faraón en su juventud, daríancomo resultado un poderoso líder paraDios. El hombre que antes pastoreabaovejas ahora pastorearía a una nación. Elque vivió la soledad del desierto iba a ex-perimentar la soledad del liderazgo alconducir por cuarenta largos y solitariosaños a un pueblo quejumbroso y mala-gradecido.

    En su primera ocupación, el pastorci-llo David fue instruido para el futuro. Seenfrentó a solas al león y al oso antes deenfrentarse a Goliat. Fue preparado enprivado. Aparentemente pocos sabían quehabía matado aquellos animales, pero ensu trabajo Dios estaba capacitándolo parauna obra mayor. Jacob cuidando ovejas,Mardoqueo sentado a la puerta, Aarónsoportando los latigazos egipcios (sí, al-gunos trabajadores han sufrido más queusted), Mateo sirviendo a un reino impe-rial y otros, todos refuerzan la lección deque su empleo puede ser un peldaño ha-cia una mayor utilidad.

    No todo líder en su lugar de empleollega a ser líder en la asamblea de Dios.Sin embargo, posiblemente el Señor utili-

    ce lo primero para desarrollar lo segundo,y así bendecir al pueblo de Dios.

    Lugar de pruebaSubyacente a mucho de lo que hemos

    escrito está la realidad de que su empleopuede ser también un lugar de prueba. Amenudo la fidelidad en el lugar de trabajoes muy costosa. ¿Usted miente para com-placer al jefe? ¿Engaña o hace otras co-sas deshonestas porque el patrón se loexige? Posiblemente su empleo esté enjuego. ¿Qué hay de malo en unas pocasmentiritas blancas? Usted tiene que cos-tear los gastos y poner comida en lamesa. Las “mentiritas blancas” son men-tiras, y una consciencia adormecida essusceptible a cosas peores.

    El trabajo fue un verdadero desafíopara Daniel. A pesar de su posición en elgobierno, con sus oportunidades de co-rrupción y beneficio propio, los goberna-dores “no podían hallar ocasión alguna ofalta, porque era fiel”, Daniel 6.4. Su tes-timonio fue notable, no obstante la inves-tigación rigurosa de parte de los sátrapascarentes de ética de aquel entonces. En elcapítulo 1 fue puesta a prueba la dieta deDaniel, en el capítulo 2 su confianza enDios y ahora en el capítulo 6 su devocióny oración. Él aprobó cada examen conbuenas calificaciones.

    Booz fue probado en su trabajo.Cuando llegó la hambruna, los otros hu-yeron, pero Booz se quedó y emergiócomo un “hombre rico”, a saber, un hom-bre de virtud. Usted puede alegar que éltrabajaba por cuenta propia, y tiene ra-zón. Pero los creyentes con su propio ne-gocio enfrentan muchas pruebas por lacompetitividad y la deshonestidad que les

  • La Sana Doctrina 21

    rodea. La fidelidad a los principios divi-nos del trabajo, Efesios 6.9, Colosenses4.1, puede incidir en la utilidad neta delnegocio. Muchas y nefastas son las estra-tegias que los trabajadores independien-tes y los propietarios de negociosemplean para maximizar las ganancias yminimizar los impuestos. Un creyentejusto evitará tales prácticas por causa dela consciencia.

    José, mencionado anteriormente, fueprobado moralmente cuando estaba en sutrabajo, Génesis 39. Su manera de res-ponder determinaría toda su utilidad futu-ra para Dios. Si hubiera buscado unasalida fácil, hoy sería a lo sumo un deta-lle sin importancia en la historia. Huboreyes cuyo poder y prestigio en ese cargolos hizo orgullosos y los llevaron a untriste fin. Hubo consejeros, tales comoHusai, que se mostraron fieles a David enun día difícil. José de Arimatea fue “va-

    rón bueno y justo”, Lucas 22.50, y“miembro noble del concilio”, Marcos15.43, un hombre que hacía bien su tra-bajo. Fue “ascendido” a una tarea aúnmás importante: la sepultura del Señor.Filemón afrontó la mayor prueba de suvida como patrón al tratar con Onésimo.Esto le dio también el mayor privilegiode su vida: el de manifestar la clementegracia de Dios.

    Aquel supervisor problemático en eltrabajo, aquel colega contencioso y aque-llos clientes difíciles de complacer sontodos oportunidades para que ustedmuestre el carácter de Dios en el lugar detrabajo. Así que, no vea su empleo comouna intrusión indeseable en su vida. Es elescenario que Dios ha escogido para suservicio y testimonio, el horno para mol-dearlo, y el sitio en que Él se centra paradesarrollarlo.

    Lo que preguntan Gelson Villegas

    ¿Cómo se explica la diferencia entrela actuación de Esdras y la de Nehemíasfrente a la misma situación, cuando al-gunos del pueblo de Israel se habíanmezclado con los pueblos de la tierra(Esd. 9:1-3; Neh. 13:23-28)?

    Leyendo las Escrituras citadas, obser-vamos que, al oír que el pueblo de Israelno se había separado de los pueblos delas tierras, sino que habían tomado de las

    hijas de ellos para sí y para sus hijos, y ellinaje santo había sido mezclado con lospueblos de las tierras, Esdras rasgó suvestido y su manto y arrancó pelo de sucabeza y de su barba, y se sentó angustia-do en extremo. Pero Nehemías ante estamisma situación vergonzosa, riñó con losque habían cometido este pecado de yugodesigual, hirió a algunos de ellos y arran-có cabellos, no de su propia cabeza comoEsdras, sino de la de ellos. ¿Será que Es-

  • 22 La Sana Doctrina

    dras actuó como hombre espiritual y Ne-hemías actuó según la carne?

    Esa no parece ser la explicación. Másbien podemos pensar que Dios conoce elcorazón de los hombres, y tiene Sus cana-les preparados de acuerdo con las cir-cunstancias y según las tareas que lesencomienda. Tomemos el ejemplo de unafamilia de varios hijos con diferentes for-mas de pensar y actuar, y diferentes acti-tudes hacia la autoridad paterna ymaterna. Para algunos hijos, el saber quesu padre o madre está angustiado y su-friendo a causa de su mala conducta, essuficiente para causar en ellos una seriareprensión, y llevarlos a la humillación ya la obediencia. Pero otros hijos necesitanel látigo, la mano dura de la autoridadamorosa del padre, la disciplina severa.

    En el caso de Esdras, cuando él expre-só esa profunda aflicción, sin duda quefue suficiente para alcanzar el corazón deaquellos desobedientes. En el segundocaso estaban otros que necesitaban la re-prensión severa y la mano dura de aquelcanal llamado Nehemías, levantado en elmomento de Dios y hecho según la made-ra y la medida de lo que Dios quería ha-cer por medio de él.

    El Salmo 21:3 dice: “Porque le hassalido al encuentro con bendiciones debien”. ¿Puede haber una bendición queno sea de bien?

    El lenguaje parece ser redundante,pero sí creemos que pueden existir bendi-ciones que no sean “de bien”. Dios en Susoberanía y sabiduría perfecta utiliza los

    métodos que más cuadran con Su volun-tad y Sus propósitos. Cuando se habla de“bendiciones de bien”, significa que Diosha favorecido al creyente con beneficiosque evidentemente, según el criterio hu-mano, son bienes. Por ejemplo, si alguienen estos tiempos tan difíciles para viajarestá esperando transporte, y de repentepasa muy inesperadamente alguien que leconoce y ofrece llevarle a su destino. Lapersona tendrá que reconocer que fue unenorme bien de parte de Dios en Su be-nignidad para con él. Por otro lado, sidespués de mucho esperar nadie se com-padece de él, y tiene que regresar a lacasa, esto le parece un mal. Pero supon-gamos que, llegando a la casa, ve salirhumo y se da cuenta que acaba de comen-zar un incendio que podría haber conver-tido la casa en cenizas. Entonces tendráque reconocer que lo que pareció un mal,fue en realidad una bendición de parte deDios.

    Esto nos recuerda Rom. 8:28: “Y sa-bemos que a los que aman a Dios, todaslas cosas les ayudan a bien, esto es, a losque conforme a su propósito son llama-dos”. Aun aquellas cosas que nos parecenadversas, males que Dios permite, van aayudar para que al fin recibamos una ben-dición, aun cuando vino a través de unmal.

    El Salmo 23 termina diciendo que:“Ciertamente el bien y la misericordia meseguirán todos los días de mi vida”. Peroel salmo menciona dos cosas aflictivas: el“valle de sombra de muerte” y “mis an-gustiadores”. Es que Dios no solamenteusa las cosas agradables para nuestra ben-

  • La Sana Doctrina 23

    El Reinado del Coronavirus(viene de la última página)

    dición, sino también aquellas que nos cau-san lágrimas y aflicción. De manera quetenemos que dar gracias al Señor no sola-mente por los acontecimientos que nos pa-recen agradables, sino también por las queparecen negativas, pero coadyuvan paranuestro bien.

    cias a Dios, las buenas noticias del Evangelioanuncian que sí hay un remedio cien porciento efectivo para curar la enfermedad espi-ritual causada por el virus del Pecado. Ya noes necesario sufrir las consecuencias eternasdel Pecado en el Lago de Fuego que es lamuerte segunda. “Palabra fiel y digna de serrecibida por todos: que Cristo Jesús vino almundo para salvar a los pecadores” (1 Timo-teo 1:15).

    Este remedio para el virus mortal del Pe-cado ha sido provisto por el mismo Dios,quien “no escatimó ni a Su propio Hijo, sinoque lo entregó por todos nosotros” (Romanos8:32). “Él herido fue por nuestras rebeliones,molido por nuestros pecados; el castigo denuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fui-mos nosotros curados” (Isaías 53:5). El costode proveer este infalible remedio fue infinita-mente alto: “no con cosas corruptibles, comooro o plata, sino con la sangre preciosa deCristo” (1 Pedro 1:18,19). “La sangre de Je-sucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado”(1 Juna 1:7). Pero el remedio no se vende,sino que se ofrece “gratuitamente por Su gra-cia” (Romanos 3:24).

    Ahora, por medio de la muerte del SeñorJesucristo en la cruz, hay otro reinado muy

    diferente en el mundo. “Cuando el pecadoabundó, sobreabundó la gracia; para que asícomo el pecado reinó para muerte, así tam-bién la gracia reine por la justicia para vidaeterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”(Romanos 5;20,21). El terrible virus del Pe-cado ha reinado y todavía reina para muer-te. Pero ahora la gracia reina para vidaeterna. “La gracia de Dios se ha manifesta-do para salvación a todos los hombres”(Tito 2:11). Pero ¿cómo puede reinar la gra-cia? ¿Cómo puede un Dios tan santo mos-trar Su favor inmerecido para con elpecador? Es “por la justicia”. La justicia deDios, que demanda castigo por nuestros pe-cados, fue satisfecha completamente allí enel Calvario. Dios “cargó en Él, (en Cristo)el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6).Ahora, sin pasar por alto Su justicia, Diosofrece un perdón completo a todo el queacepta a Su Hijo como Salvador. “La graciareina por la justicia para vida eterna”.

    Como todos sabemos, un remedio puedeser muy bueno, pero si no se saca del bo-tiquín de medicinas y se administra al pa-ciente, no hace ningún efecto. Así también,apreciado amigo, si ya has entendido queestás infectado por el virus mortal del Peca-do, no dudes en tomar el remedio inmedia-tamente. “Arrepentíos y convertíos, paraque sean borrados vuestros pecados” (He-chos 3:19). “Cree en Señor Jesucristo y se-rás salvo” (Hechos 16:31). “El que cree enel Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsacreer en el Hijo no verá la vida, sino que laira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

    Al aceptar este remedio, serás librado dela potestad de las tinieblas y trasladado alreino de Su amado Hijo (Colosenses 1:13).Y aunque todavía podrías ser contagiadocon el Coronavirus, nunca sufrirás las terri-bles y eternas consecuencias del virus delPecado. Andrew Turkington

  • 24 La Sana Doctrina

    El Reinado del Coronavirus

    s tan pequeño que solamente se puedever mediante un potente microscopioelectrónico, pero está reinando como

    un rey. El nombre de este virus, el Coronavi-rus, se debe a su apariencia como una corona,pero refleja muy exactamente el dominio queha alcanzado sobre el mundo. Casi no haypaís que no ha sucumbido ante su poder. Yason millones los que han tenido que doble-garse ante esta corona. El Coronavirus estáreinando para muerte, y miles ya han pereci-do en sus garras.

    E

    Pero hay otra corona que ha dominado enel mundo por milenios. Se llama el Pecado.“El Pecado entró en el mundo por un hombre,y por el pecado la muerte, así la muerte pasóa todos los hombres, por cuanto todos peca-ron” (Romanos 5:12). Muchísimo peor que elCoronavirus, el Pecado ha estado reinandopara muerte (Romanos 5:21), desde que entróen el huerto del Edén, convirtiendo la tierraen un inmenso cementerio. “Porque la pagadel pecado es muerte…” (Romanos 6:23).

    Algunos logran evitar el contagio del Co-ronavirus, manteniendo el distanciamientosocial y usando tapaboca, etc. Pero nadie hapodido evitar el contagio del Pecado, porquecomo dijo David: “He aquí, en maldad hesido formado, y en pecado me concibió mimadre” (Salmo 51:5). “Porque no hay dife-

    rencia, por cuanto todos pecaron, y están des-tituidos de la gloria de Dios” (Romanos3:22,23). Hay una sola y notable excepciónen toda la historia de la humanidad: el SeñorJesucristo, el Hijo de Dios: “no hay pecadoen Él” (1 Juan 3:5).

    Aunque se han desarrollado pruebas paraconfirmar la presencia del Coronavirus, nosiempre dan resultados confiables. Pero hayuna prueba cien por ciento confiable paraconfirmar la presencia del virus del Pecadoen el ser humano: es la Ley de Dios. Esa san-ta Ley entregada por Dios al pueblo de Israel,no era un remedio para el Pecado, sino un‘test’ para confirmar la presencia del Pecadoen todo ser humano. “Sabemos que todo loque la ley dice, lo dice a los que están bajo laley, para que toda boca se cierre y todo elmundo quede bajo el juicio de Dios… por-que por medio de la ley es el conocimientodel pecado” (Romanos 3:19,20).

    No todos los que se contagian con el Co-ronavirus manifiestan los mismos síntomas.Asimismo, el virus del Pecado se manifiestade muchas diferentes maneras. El Médico Di-vino nos dio esta lista de síntomas: “Porquede dentro, del corazón de los hombres, salenlos malos pensamientos, los adulterios, lasfornicaciones, los homicidios, los hurtos, lasavaricias, las maldades, el engaño, la lascivia,la envidia, la maledicencia, la soberbia, la in-sensatez. Todas estas maldades de dentro sa-len, y contaminan al hombre” (Marcos 7:21-23). Esta lista está complementada por mu-chas otras en el Manual de ese Médico porexcelencia (véase: Romanos 1:29-32; Gálatas5:19-21; 1 Corintios 6:9,10; 2 Timoteo 3:2-5;etc.). Querido lector, si examinas estas listasde síntomas, sin duda que llegarás a la terri-ble conclusión que ¡tú también tienes este vi-rus mortal del Pecado!

    Al momento de escribir este tratado, no seha encontrado un remedio verdaderamenteeficaz para curar el Coronavirus. Pero, gra-

    (continúa en la pág. 23)

    El error en cuanto a sus prediccionesEl error en cuanto a sus profetasEl error en cuanto a guardar el sábadoEl error en cuanto a la muerteEl error en cuanto a las comidasLa Historia de Pecado. v.4-6La Historia de Gracia vv.7-9