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La Sana Doctrina 1

Septiembre-Octubre 2019

La Sana DoctrinaLa Sana Doctrina

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2 La Sana Doctrina

ContenidoArtículos:

3 La Doctrina de Cristo (32)

Samuel Rojas

7 Una Mujer (5)

Gelson Villegas

8 Distinción entre el Culto del Antiguo Testamento y el Culto del Nuevo Testamento

Andrew Turkington

11 La Oración (2)

David Gilliland

14 La Importancia de Leer

Bernardo Chirinos

15 La Madre Naturaleza

La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XVII)A. J. Higgins

20 Un Remedio para el Desaliento

Believer's Magazine

22 Lo que Preguntan

24 Página Evangelística:

La Angustia de Luisa

Portada: De: Pixabay.com

LA SANA DOCTRINA

Revista bimestral publicada por asambleascongregadas en el Nombre del Señor Jesucristo

en Venezuela.

Año LVIII Nº 363Septiembre-Octubre 2019

Redactores:Guillermo Williams (Fundador: 1958-61)Santiago Saword (1961-76)Santiago WalmsleyAndrew Turkington (Redactor)

Tlf. (0416) 4373780 E-mail: [email protected]

Suscripciones: Joseph Steven Turkington a/c Carrera 6ª Nº12-61, San Carlos, Cojedes, Venezuela. Teléfono: (0416) 3020889 E-mail: [email protected]

Suscripciones para 2019

Para Venezuela: La suscripción es anual (seisrevistas), y se paga en dos cuotas: 1. Bs. 6.000,00 para las tres primeras revistas2. Los Bs. equivalentes a $1,50 al cambio del día.

Las suscripciones se hacen por asamblea, ypueden cancelarse mediante un depósito otransferencia a la cuenta de ahorros No. 0105-0101-61-0101-10778-1 del Banco Mercantil anombre de Joseph Steven Turkington, C.I.17.890.560. Avisar por teléfono o utilizar el códigoexplicado en el Directorio de asambleas. Para el exterior: Se puede suscribir gratuitamente a la revista electrónica en la página web:

www.sanadoctrina.netY se le enviará un correo electrónico cada vez quese carga una nueva revista en la página.

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La Sana Doctrina 3

La Doctrina de Cristo (32)Samuel Rojas

esde la antepenúltima entrega deesta serie hemos estado conside-rando el quinto y último encabe-

zado del último tema principal (SuSegunda Venida y Su Reino Eterno) deesta ya larga serie, es decir, 5) El Predo-minio del Hijo del Hombre por mil añosen la tierra y por la Eternidad.

D

Ya lo hemos expresado, el Reino denuestro Amado Señor es eterno. Los milaños de gobierno aquí en la Tierra soloserán el inicio de tal reinado, porque Sureino “no tendrá fin”, como lo afirma cla-ramente la Escritura. “El día de Jehová”del A.T. es el mismo “día del Señor” delN.T. (1 Tes. 5:2; 2 Tes. 2:2; 2 Ped. 3:10– hemera Kuriou = día del Señor en estastres Escrituras no es igual al “día del Se-ñor” = Kuriake hemera = día Señorial, deAp. 1:11). Ese Día termina con la disolu-ción final de los cielos, después del ReinoMilenario. Entonces, empezará el Día deDios, o el Día de la Eternidad. Empero,antes de considerar estas cosas y los efec-tos que estas consideraciones deben pro-ducir en nosotros, volvamos una vez másnuestra mirada a: primero, tres palabrasde las usadas por el Espíritu Santo paraconfirmar detalles característicos del Rei-no Milenario y terrenal; y, segundo, a la“Jerusalén” terrenal en los días Milena-rios.

Las tres palabras a que nos referimosson: (1) “la Regeneración” en Mat.19:28; (2) Tiempos de “refrigerio” enHch. 3:19; y, (3) la “restauración” de to-das las cosas en Hch. 3:21. Las tres pala-bras pueden tomarse como sinónimasporque se refieren al mismo Período detiempo especial. “Regeneración” (palig-genesía), tiene las ideas de re-nacimiento,renovación, restauración, re-creación. Lasegunda, “Refrigerio” (anápsuxis), ‘unrefrescante’; implica recuperación delaliento, avivamiento. Y la tercera, “Res-tauración” (apokatástasis), ‘reconstitu-ción de una cosa a su condiciónanterior’.

Que la primera tiene que ver con elReino Milenario se demuestra en la frasesiguiente expresada por el Señor: “...cuando el Hijo del Hombre Se siente enel trono de Su gloria...”. Sin duda, se tratade esa Era en la Tierra. En cuanto a la se-gunda, inmediatamente el apóstol Pedrodijo “y Él (refiriéndose a Dios, v.18) osenvíe a Jesucristo, que os fue antes anun-ciado” (Hch. 3:20). Esos “tiempos de re-frigerio” no se cumplieron en el pueblode Israel plenamente en el tiempo de losApóstoles porque la Nación siguió recha-zando al Señor Jesucristo y a Su Evange-lio predicado por los Apóstoles. Solocuando el Señor Jesucristo baje del cielohasta el Monte de Los Olivos, en Su ve-

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nida en gloria, será cuando se den esostiempos. Y, la tercera, sin dudas, señala aeste mismo tiempo, porque dice clara-mente “a Quien (Jesucristo) de cierto esnecesario que el cielo reciba hasta lostiempos de la restauración de todas lascosas...”.

1. Regeneración. Dios va a haceruna re-creación, va a hacer un nuevo Es-tado de cosas en todas las esferas, comose viene diciendo desde el inicio de esteaparte. Esta primera palabra solo apareceallí en Mat.19:28 y en Tito 3:5 (dondedescribe el cambio externo, en todos losaspectos de la vida, que trae la salvaciónpor gracia en el creyente). No habrá niuna sola esfera en aquel tiempo del Rei-nado del Señor que sea ‘más de lo mis-mo’; todo será regenerado. ¿Cómo sesentirán, entonces, las personas y los ani-males?

2. Refrigerio. ¡Qué paz, descanso,reposo, bendición, traerá el reinado delSeñor! La misma Creación actualmenteestá anhelando la manifestación de los hi-jos de Dios, la libertad gloriosa de los hi-jos de Dios. Entonces, todos sus gemidoshabrán concluido. Todos los que entren alReino al comienzo serán salvados, ten-drán el Espíritu Santo. Las “aguas” quedescenderán por el lado sur del altar delsacrificio en el Templo en Jerusalén (Ez.47:1-5) y aquel “río limpio de agua devida” en la Nueva Jerusalén (Ap. 22:1)nos hacen pensar en el refrescamiento yla vitalidad que produce el Espíritu deDios en la vida del que Le permite llenar-le.

3. Restauración. En ese tiempo lavida será restaurada a los cuerpos muer-tos (la resurrección de vida); la imagende Dios en el ser humano, la cual fue des-figurada y deformada por la caída deAdán en el pecado, será renovada perfec-tamente en justicia. El reconocimiento deDios como un sabio y justo Regente delos asuntos de los hombres, de Su poder yde su justicia, será restaurado también.Los hombres reconocerán que Sus pre-dicciones son verdaderas y eran firmes(no como ahora, 2 Ped. 3:2-3). ¡Cuántadiferencia a las cosas hoy se disfrutaráaquel día!

No hemos abundado en la construc-ción de Jerusalén la terrenal en aqueltiempo ni en la repartición de la tierra. Enese entonces, Jerusalén será reconstruidaa una escala superior, nueva y magnífica:“y la ciudad será edificada sobre su coli-na” (Jer.30:18). Y, no solo la ciudad, sinoel Templo también será edificado, segúnel modelo mostrado al profeta Ezequiel(Ez.40,44). Habrá una nueva planifica-ción urbanística al repartir la tierra enterade Israel a las doce tribus (Ez.48). Israely Judá ya no serán reinos separados sinoun solo pueblo, una sola Nación: “Así hadicho Jehová el Señor: He aquí, Yo tomoel palo de José que está en la mano deEfraín, y a las tribus de Israel sus compa-ñeros, y los pondré con el palo de Judá, ylos haré un solo palo y serán uno en Mimano...los haré una nación en la tierra, enlos montes de Israel, y un rey será a todosellos por rey; y nunca más serán dos na-ciones, ni nunca más serán divididos endos reinos.” (Ez.37:19,22). “Efraín no

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tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá aEfraín” (Is.11:13).

Para ampliar un poco más la diferen-cia entre las “tres Jerusalén” menciona-das en la Escritura, permítasenos lalicencia de citar completamente algo es-crito por Thomas Newberry (“Salomon’sTemple and its Teaching”) en el Siglo pa-sado:

“Es necesario para un correctoentendimiento de la Escritura el dis-tinguir entre el lenguaje figurativo yel lenguaje emblemático, o simbóli-co. El lenguaje usado por el apóstolen Heb.11:10 y 12:22 es figurativo,mientras que la estructura del Librodel Apocalipsis es emblemática. Laverdad se da a conocer, como se nosdice en Ap. 1:1, mediante signos osímbolos.”

“La ciudad que Abraham busca-ba, y la cual nosotros también espe-ramos, es una representaciónfigurativa de una Habitación celes-tial fija, en contraste con la condi-ción del peregrino en la tierra.”

“La Santa Jerusalén de Apocalip-sis 21, es un emblema de la Despo-sada, la Esposa del Cordero. Elcuerpo de resurrección de los santosse compara con ‘una casa no he-cha de manos, eterna, en los cielos’.Una ciudad es una colección de ca-sas; y como los muchos miembrosde Cristo forman un Cuerpo, ¿quéemblema más apropiado de la Des-

posada, la Esposa del Cordero, po-dríamos concebir que el que aquí seemplea, cuando cada miembro indi-vidual estará vestido de su casa delcielo?”

“La ciudad descrita en Ezequieles la Jerusalén terrenal, la metrópolide la nación de Israel, cuando seapuesta en posesión de la tierra, du-rante el Milenio. Esta ciudad es lite-ral, y no simbólica, como la ciudadde Apocalipsis 21.”

“El Templo en Ezequiel está si-tuado en el medio de la porción delos Sacerdotes, la cual es distinta dela ciudad; mientras que de la SantaJerusalén se dice: ‘Y no vi en ellatemplo; porque el Señor Dios Todo-poderoso es el templo de ella, y elCordero’. Los redimidos en gloriamoran en Dios, y Dios mora enellos.” (pp.109-110).

Comentemos ahora sobre la distribu-ción de la tierra de Israel, claramentemencionada en el libro de Ezequiel. EnEz. 45:1 dice así: “Cuando repartáis porsuerte la tierra en heredad, apartaréis unaporción para Jehová, que Le consagraréisen la tierra, de longitud de veinticinco milcañas y diez mil de ancho; esto será santi-ficado en todo su territorio alrededor”.Según nos dicen, ‘una caña’ era igual a ‘6codos’ aproximadamente. Para usar unamedida para ‘un codo’ escogimos unamedida central entre ‘un codo corto’ y‘un codo largo’ (pues Israel y Babilonia,

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donde estaba Ezequiel al tener las visio-nes de su libro, manejaban dos diferentescodos). Tomemos a ‘un codo’ como de 50cm y procuremos llevarlo todo a kilóme-tros para tener una mejor idea de estasmedidas. Esta porción santa, al Norte dela porción de los Levitas, de unos 75 km.de largo y unos 30 km. de ancho, “serápara los sacerdotes, ministros del santua-rio, que se acercan para ministrar a Jeho-vá; y servirá de lugar para sus casas, ycomo recinto sagrado para el santuario”(45:2-4). En todo el centro de esta por-ción, en un cuadrado de más de 1,5 km.por lado, estará el santuario y el lugarsantísimo; es decir, el templo en Jerusa-lén del tiempo Milenario.

Junto a la anterior porción estará la de“los levitas ministros de la casa” (v.5),también como de 75 x 30 km. Hacia elsur, inmediato a la porción de los Levitas,estará la posesión de la Ciudad de unos15 km. de ancho y unos 75 km. de largo.Con sus ejidos, la Ciudad se alargará a uncuadrado de cinco mil “cañas”.

La porción de terreno para el Príncipevirrey quedará a cada lado de las porcio-nes de los Sacerdotes, los Levitas y de laCiudad, por el este y el oeste, extendién-dose hasta las porciones de las tribus. Suresidencia probablemente será en la ‘Ciu-dad de David’, donde Salomón tuvo supalacio real, ya que este Príncipe será elrepresentante terrenal del Mesías Rey.Por allí, pues, estará el sitio sede de Go-bierno en la Ciudad metrópoli. Miqueas4:2 expresa a su manera que el MonteSion, en Jerusalén, será el centro de go-

bierno y autoridad: “Vendrán muchas na-ciones, y dirán: Venid, y subamos almonte de Jehová, y a la casa del Dios deJacob; y nos enseñará en Sus caminos, yandaremos por Sus veredas; porque deSion saldrá la ley, y de Jerusalén la pala-bra de Jehová”.

En cuanto a las Puertas de la ciudad senos dice que serán llamadas por los nom-bres de las doce tribus de Israel. Habrátres puertas por el lado Norte, tres por ellado Este, tres por el lado Sur y tres porel lado Occidental. Esta ciudad es literal,como ya se ha dicho, pero es necesariomencionar la similitud con la ciudad sim-bólica del Apocalipsis, la Nueva Jerusa-lén, el emblema de la Iglesia (AsambleaDispensacional) en gloria de la resurrec-ción. La ciudad es un cuadrado de cuatromil quinientas “cañas”. La Ciudad delApocalipsis es un cubo, pues su longitud,y su anchura, y su altura, son iguales.

En la división de la tierra, la tribu deLeví no tiene una parte porque la tendráen la porción santa dada a Jehová. Por elNorte de la Porción Santa, 7 tribus ten-drán su porción: desde el más retiradohasta el inmediato, Dan, Aser, Neftalí,Manasés, Efraín (“José tendrá dospartes”, Ez.47:13, en sus dos hijos), Ru-bén y Judá. Por el Sur, desde el más cer-cano hasta el más alejado, Benjamín,Simeón, Isacar, Zabulón y Gad. Así queel Santuario quedará exactamente en elcentro mismo de la Tierra de Israel. Vea-mos.

(a continuar, D.M)

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“He aquí yo he dado orden allí a unamujer viuda que te sustente”. (1 Reyes17:9)

Por la porción que encabeza este es-crito sabemos, entonces, que la historiade la viuda extranjera y pobre que ali-mentó al profeta de Dios no fue una meraobra de caridad humana ni, menos, unaacción fruto de la casualidad. Claramenteel Dios del cielo emitió una orden. Y, se-guramente había en Sarepta personas encondiciones mejores que esta viuda quepudiesen alimentar a Elías, pero la ordenfue dada a una persona con la más evi-dente muestra de la precariedad. Es que,como alguien ha dicho: “Él se complaceen hacer que la pobreza ministre las ines-crutables riquezas de Cristo”. Sin duda,en ello el débil canal es honrado y nues-tro Dios es glorificado.

De parte de aquella mujer, podemosdecir que su obediencia fue sacrificial.Tenía muy poco y se estaba preparandopara “raspar la olla” para la última comi-da para ella y su hijo. Pero atendió la vozdel profeta de prepararle a él primerobajo el principio de Dios primero. Tal ab-negación no escapa al ojo y la generosi-dad del Dios galardonador, pues estamujer disfrutó durante todo el tiempo desequía y crisis de una tinaja y una vasijapródigas en harina y aceite (17:14,16).

El mismo Señor Jesucristo hace men-ción de esta viuda extranjera (Lucas 4:25,26) para poner en evidencia el descuidode la nación de Israel tocante a la causade Dios en los días de Elías. También es-taba señalando claramente que, en losdías cuando Él visitó aquella nación, tam-bién hubo ese descuido. Además, el ejem-plo también sirvió a la vez para mostrarque, cuando el pueblo de Dios declina sufervor y responsabilidad, Dios nunca sequeda sin recursos.

De parte de Elías, es notoria su sensi-bilidad y compasión con la viuda comocorresponde, necesariamente, a un verda-dero siervo de Dios. En consecuencia,pide a la viuda “un poco de agua”, “unbocado de pan” y “una pequeña torta co-cida” (17:10,11,13). En esto, la conductadel hombre de Dios contrasta con la rapa-cidad de los líderes religiosos de siempre.En el libro del profeta Ezequiel, Dioscondena a los líderes de la nación porquecomían la grosura, vestían de la lana ydegollaban la engordada (Ez. 34:3). Peroen los días de la Iglesia de la presentedispensación, también el apóstol Pedroadvierte: “Y por avaricia harán mercade-ría de vosotros con palabras fingidas”. Depaso, él indica que los tales son sólo reli-giosos no salvados, pues “sobre los talesya de largo tiempo la condenación no setarda, y su perdición no se duerme” (2Ped. 2:3).

Una Mujer (5) Gelson Villegas

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8 La Sana Doctrina

ualquiera que lee la Biblia tieneque darse cuenta de las grandesdiferencias entre el Antiguo Tes-

tamento (AT) y el Nuevo Testamento(NT). El AT tiene que ver principalmentecon Israel, el NT con la Iglesia; en el ATse destaca la ley, en el NT la gracia. Deigual manera el culto que se rinde a Diosen el NT es diferente en su forma que ladel AT. Muchos no han visto claramenteesta diferencia, resultando en que siguenutilizando en su culto a Dios, elementosque eran propios del AT, pero que no ca-ben dentro de los principios del culto delNT.

C La palabra traducida “culto” en el NTsignifica el tributo, servicio o adoraciónque se rinde a Dios o a otros objetos. Enun sentido equivocado, se habla de cultoa los ángeles (Col. 2:18), al ejército delcielo (Hch. 7:42), a las criaturas antesque al Creador (Rom. 1:25), y todo loque es objeto de culto (2 Tes. 2:4). Se uti-liza la palabra con relación a los israelitasa quienes pertenecía “el culto” (Rom.9:4), y el servicio a Dios en el tabernácu-lo, que tenía “ordenanzas de culto” y“oficios del culto”, y se habla de los que“practican ese culto” y “tributan ese cul-to” (Heb. 9:1,6,9; 10:2).

Diferencias entre

El Culto del Antiguo Testamento y el Culto del Nuevo Testamento

Andrew Turkington

De parte de Dios, su promesa fue fir-me, pues “la harina de la tinaja no esca-seó, ni el aceite de la vasija menguó,conforme a la palabra que Jehová habíadicho por Elías”. Y esto fue hasta que Je-hová hizo llover sobre la faz de la tierra(17:14,16). Así, pues, en días de hambrey sequía hubo una mujer que tuvo perma-nente provisión de harina y aceite suplidapor el Dios dador de todas las cosas.Aplicativamente, en medio de un mundohambriento y sediento hay un pueblo quese nutre, hasta que el Señor venga, de laharina de su palabra y de la suministra-ción del Espíritu Santo (el aceite).

Ahora, la presente situación económi-ca de Venezuela nos presenta el reto de siestamos dispuesto a dar a nuestro Diosprimero. ¿Estamos dispuestos a confiarsin reservas en Aquel a Quien perteneceel mundo y su plenitud (Sal. 24:1) yQuien ha dicho: “Mía es la plata, y míoes el oro” (Hageo 2:8)? Él jamás faltará asus promesas y a su fidelidad, pues “elque da semilla al que siembra, y pan alque come, proveerá y multiplicará vues-tra sementera, y aumentará los frutos devuestra justicia” (2 Cor. 9:10)

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Hablando de presentar nuestros cuer-pos en sacrificio vivo, santo, agradable aDios, Romanos 12:1 dice que es “nuestroculto racional”. El verbo se traduce “ser-vir” en varias ocasiones, por ej. “testigome es Dios, a quien sirvo en mi espírituen el evangelio de su Hijo” (Rom. 1:9;Hch. 27:23; Fil. 3:3; Heb. 12:28). Enton-ces, el “culto” es el servicio que le rendi-mos a Dios.

El culto del AT estaba orientado hacialos sentidos: la vista, el oído, el tacto, elolfato, el gusto. Pero el culto del NT eseminentemente espiritual. Solamente hay5 cosas tangibles, que el mismo Señor haordenado: el bautismo, el pan y la copaen la Cena del Señor, la cubierta de lamujer y la cabeza descubierta del varónen las reuniones de la iglesia.

Vamos a notar siete aspectos donde elculto del NT se diferencia del culto delAT:

El edificio

El culto del AT giraba alrededor deuna construcción física, primero el taber-náculo hecho de madera de acacia, oro,plata, etc., y luego el templo, hecho depiedras, madera, oro, etc. Pero el cultodel NT está relacionado con una edifica-ción espiritual. “Vosotros también, comopiedras vivas, sed (sois) edificados comocasa espiritual…” (1 Ped. 2:5); “¿No sa-béis que sois templo de Dios…?” (1 Cor.3:16, es decir la asamblea en Corinto).Los judíos y los samaritanos disputabansi el lugar de adoración era ese monte oen Jerusalén. Pero el Señor le dijo a lamujer samaritana que “ni es este monteni en Jerusalén adoraréis al Padre…los

verdaderos adoradores adorarán al Padreen espíritu y en verdad” (Jn. 4:20-24). Unedificio o local es útil para protegernosde la intemperie cuando nos reunimos,pero no es la “iglesia”.

La presencia de Dios

En el AT la realidad de la presencia deDios en el tabernáculo o en el templo eraalgo visible en aquella nube que llenóambos edificios cuando fueron inaugura-dos. En el NT la presencia del Señor enmedio de Su pueblo no es visible, perono es menos real. Él ha prometido: “don-de están dos o tres congregados en MiNombre, allí estoy Yo en medio de ellos”(Mt. 18:20). Si en verdad cumplimos conla condición de estar congregados en Sunombre, es decir, haciendo todo como Éllo manda en Su Palabra, podemos estarseguros de que Él cumplirá Su promesa,y podremos cantar: “Aunque tu rostro nose ve, sabemos que Tú estás aquí”.

Los sacrificios

En el AT, los judíos ofrecían sacrifi-cios de becerros, machos cabríos, ovejas,aves y flor de harina, etc. Todos estos sa-crificios eran solamente sombras y figu-ras de aquel único sacrificio suficiente deCristo hecho una vez y para siempre. Enel NT los creyentes ofrecen “sacrificiosespirituales aceptables a Dios por mediode Jesucristo” (1 Ped. 2:5). También pre-sentan su propio cuerpo en sacrificio vivo(Rom. 12:1), y sus bienes como sacrificioacepto, agradable a Dios (Fil 4:18). Aunla ayuda mutua y hacer bien son llama-dos “sacrificios” de que Dios se agrada(Heb. 13:16).

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El Incienso

En el AT el incienso era parte integraldel culto de los judíos. Al quemarse, su-bía una fragancia a Dios que se podíapercibir con el olfato. En el NT la fragan-cia es espiritual, como fue la vida deCristo (“Este es mi Hijo amado, en quientengo complacencia”), y también Sumuerte: “Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrifi-cio a Dios en olor fragante” (Mt. 3:17;Ef. 5:2). De la misma manera Dios perci-be un olor fragante de los sacrificios es-pirituales de los creyentes (Fil. 4:18).

La Purificación

En el AT Dios inculcó en Su pueblouna apreciación de Su santidad, con laexigencia de una purificación física cere-monial para poder acercase a Él. En elNT la purificación es espiritual y moral,mediante la aplicación de la Palabra deDios a nuestras vidas (“Ya vosotros estáislimpios por la Palabra que os he hablado”Jn. 15:3), y por la confesión de nuestrospecados (“Si confesamos nuestros peca-dos, él es fiel y justo para perdonar nues-tros pecados, y limpiarnos de todamaldad” 1 Jn. 1:9). Aun cuando el Señorlavó físicamente los pies de Sus discípu-los, lo hizo para enseñarles la necesidadde la limpieza espiritual (porque cuandodijo: “y vosotros limpios estáis, aunqueno todos”, se refería a que Judas no erasalvo, no que estaba sucio físicamente,Jn. 13:10,11).

El Alimento

Muchas de las instrucciones dadas enel AT tenían que ver con el alimento físi-co de Israel: animales limpios e inmun-

dos, panes sin levadura, la carne de lossacrificios, no comer sangre, etc. En elNT todas esas instrucciones tienen suaplicación en relación con la alimenta-ción espiritual del creyente. Por ej: “Tra-bajad, no por la comida que perece, sinopor la comida que a vida eterna permane-ce, la cual el Hijo del Hombre os dará”(Jn. 6:27), y “Celebremos la fiesta… conpanes sin levadura” (1 Cor. 5:8).

Instrumentos musicales

En relación con el culto del templo enel AT, se utilizaban instrumentos musica-les y el cántico era el privilegio de loscantores. Es muy significativo que enninguna parte del NT se habla de instru-mentos musicales ni de una coral en rela-ción con el culto de la iglesia. El cantares un privilegio de todos los creyentes yel acompañamiento es “en vuestros cora-zones” (Ef. 5:19).

El NT aclara el carácter simbólico detodos aquellos elementos físicos y mate-riales del culto en el AT. “Lo cual es sím-bolo para el tiempo presente” (Heb. 9:9).También indica el carácter temporal deesas ordenanzas: “ese culto… que consis-te sólo de comidas y bebidas, de diversasabluciones, y ordenanzas acerca de lacarne, impuestas hasta el tiempo de re-formar las cosas” (Heb. 9:10). Ahora,“estando ya presente Cristo”, todo aquelculto del AT, orientado a los sentidos,queda atrás.

Hablando de los sacrificios del AT, yde la venida de Cristo para hacer la vo-luntad de Dios en la cruz, el escritor a losHebreos declara enfáticamente que Dios

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3. El Patrón de la Oración

El Señor dio algunos detalles al res-ponder a uno de sus discípulos que le ha-bía pedido a enseñarles a orar. De modoque la oración es algo que se puede ense-ñar.

Se abre aquí una ventanita preciosa enla vida de Juan el Bautista, que no tene-mos en ninguna otra parte de las Escritu-ras. El discípulo presentó su pregunta así:“Señor, enséñanos a orar, como tambiénJuan enseñó a sus discípulos”. Sabemospor otros pasajes que Juan era un granpredicador. Este versículo nos muestraque también era un gran hombre de ora-

ción. Enseñó a sus discípulos la impor-tancia de la oración.

Entonces, puede ser enseñado. Pero sivamos a aprender, tendremos que estardispuestos a ser enseñados. Hay algunosque no les gusta ser enseñados. Otrospiensan que lo saben todo, y son los másdifíciles de ayudar. Si vamos a progresaren las cosas del Señor tenemos queaprender lecciones como esta. El discípu-lo pidió ayuda, y cuando el Señor vio quequería aprender, comenzó un pequeñocurso de enseñanza.

Le dio el patrón o el modelo. Es bienconocido. También conocemos cuánto hasido abusado en la historia y casi vaciadode su significado.

La Oración (2)Transcripción de mensaje

David Gilliland

“quita lo primero, para establecer esto úl-timo” (Heb. 10:8-10). La muerte de Cris-to, “habiendo ofrecido una vez parasiempre un solo sacrificio por los peca-dos”, introduce un nuevo culto, eminen-temente espiritual. Ahora tenemos el granprivilegio y libertad de “entrar en el Lu-gar Santísimo por la sangre deJesucristo”.

¡Pero cuánto cuesta al hombre dejarese culto sensorial del AT! Las religionesasí llamadas cristianas han tratado de per-petuar el culto antiguo con sus suntuosos

templos, vestidos sacerdotales, quemarincienso, ritos de purificación, reglas encuanto a la comida, instrumentos musica-les, coros entrenados, etc. etc.

Hermanos, dejemos todo aquello queestá relacionado al culto del AT, y bus-quemos en el NT (especialmente en lasepístolas dirigidas a las iglesias) los ele-mentos y principios que deben regularnuestro culto a Dios en esta dispensaciónde la iglesia.

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12 La Sana Doctrina

Es una oración de familia, dirigido anuestro Padre en el cielo, y el diseño dela oración es importante.

a. La pluralidad de la oración. Comien-za: “Padre nuestro que estás en los cie-los”. ¿Por qué no oramos “Mi Padre”? Élles enseñó a decir: “dánoslo…perdóna-nos…líbranos”. ¿Por qué no decimos:“Dame… perdóname… líbrame”? Estaoración es para personas que han nacidoen la familia de Dios. No sólo nos dirigi-mos a Dios como Padre de esa manerapersonal, sino que recordamos que Él tie-ne la misma asociación con incontablesotros en la misma familia. Esto da unaamplitud a nuestras oraciones. En un sen-tido, ¡no estamos orando solos!

Aunque nunca decimos “Padre mío”,sí podemos decir “Dios mío”. Solamenteuna Persona en la tierra podía decir “MiPadre” –el mismo Hijo de Dios. Nosotrospodemos decir “Mi Dios”, ¡porque todosdebemos conocer a nuestro Dios perso-nalmente! ¿Conocemos a Dios personal-mente o dependemos de las experienciasde otras personas? Es muy bueno apren-der de las experiencias de creyentes ma-yores. Tal vez la mayor parte de nuestroaprendizaje la hemos obtenido así, demodo que debemos estar agradecidos deellos. Mire su ejemplo, y disfrute sucompañía, y reciba todo el beneficio po-sible de ellos. Pero recuerde que necesi-tas llegar a conocer a Dios por ti mismo.Tienes que martillar tu propia devociónespiritual sobre el yunque de tu propiaexperiencia. Házlo en la presencia deDios. Lee tu propia Biblia, y ora a tu pro-pio Dios. Conozca a Dios en esa manera

personal, y eso te dará convicción en tupropia alma. ¡Que todos avancemos eneste asunto! El conocimiento que tieneotro creyente de Dios no te lo puedetransferir a ti.

b. Las peticiones en la oración. Consi-deremos brevemente las 6 peticiones quehay en la oración. Tienen que ver con:

i. La pureza de Dios. “Santificado seaTu nombre”. El nombre del Padre debeser santificado, y reverenciado.

ii. El poder de Dios: “Venga Tu reino”.Debemos pedir con ardor que se esta-blezca el gobierno personal de Dios.

iii. El propósito de Dios: “Hágase Tuvoluntad, como en el cielo, así tambiénen la tierra”. ¡Nos regocijamos que Suvoluntad se hace en el cielo! Esa realidades una animación especial para orar quesea hecha en la tierra –¡primeramente eny a través de nosotros!

iv. Nuestras provisiones. “El pan nues-tro de cada día, dánoslo hoy”. Esto real-mente cubre todo lo que tiene que vercon la salud y el hogar. ¡También debe-mos darle gracias si nuestra nevera estállena! Tal vez no vemos la cosa así, peroen nuestro mundo moderno debemos re-cordar que es Dios que nos llena la neve-ra de alimentos. Marta no tenía unanevera (Lc. 10:38-42).

v. Nuestro perdón. “Y perdónanosnuestros pecados, porque también noso-tros perdonamos a todos los que nos de-ben.” Cada día debemos confesarnuestros pecados. ¡Y no tiene mucho va-lor pedir a Dios que nos perdone nuestros

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pecados, si no tenemos un espíritu perdo-nador!

¿No creemos que todos nuestros pecadosfueron perdonados el momento que fui-mos salvos? Creemos en perdón judicial,sí; y también en perdón paternal. Paradisfrutar comunión con Dios necesitamosconfesar nuestros pecados todos los días.Y debemos tener un espíritu perdonador.Perdonamos a todos los que han acumula-do una deuda con nosotros. ¡No decimosque no les vamos a perdonar porque nosdebe una disculpa! ¿Has oído alguien de-cir eso alguna vez? Cuando pides a Diosque te perdone tus pecados, ¡asegúrate dehaber borrado primero todas las deudasen contra tuya! Algunos guardan cuentasviejas, y como resultado, sus espíritus es-tán marchitados. Sus almas están llenasde ácido. Recuerde, si estás mezclandoácidos en el laboratorio de tu alma, nuncaharás progreso espiritual. ¡Qué si Diosfuera mezquino en mostrarnos Su gracia!No es que merecemos ser perdonadosporque perdonamos a otros. Debemos re-cordar que los rencores que guardamosunos contra otros son muy, muy pequeñoscomparados con el tamaño de nuestrospecados contra Dios. Es verdad que secomenten faltas unos contra otros, pero aveces se exageran desproporcionalmente.Nosotros vinimos a Dios como pecadoresdignos del infierno con montañas de pe-cados en nuestra contra, y en base a loque hizo Su Hijo en el Calvario, Él can-celó completamente la deuda. En vista deesto, ¿cómo podemos nosotros seguirmanteniendo por años nuestros pequeñosrencores?

vi. Nuestra protección. “Y no nos metasen tentación, más líbranos del mal”. ¡To-dos debemos orar así!

c. Las prioridades en la oración. Las 3primeras peticiones tienen que ver con lascosas de Dios, y al llegar a la 4ta peticióncomenzamos con las cosas nuestras.

Una de las razones por las cualesnuestras oraciones desvanecen es porquea menudo no vemos a nadie sino a noso-tros mismos. Para mejorar nuestras ora-ciones podría ser de valor considerar lasiguiente sugerencia, que aumentará laamplitud de nuestro ejercicio espiritual:

Cuando venimos a pasar algún tiempoen oración, si, primeramente, pasamos 5minutos considerando el nombre de Dios,entonces 5 minutos ocupados con Su Rei-no (pidiéndole que introduzca el gloriosoreinado milenial de Su Hijo), y luego 5minutos orando en cuanto a Su voluntad.Cuando hemos pasado 15 minutos orandoen cuanto a las cosas de Dios, entoncespodemos comenzar a mencionar algoacerca de nosotros, nuestras necesidades,nuestros familiares y nuestros amigos.Esto es muy diferente a la manera en quesolemos orar. Cuando repetimos la mismafórmula cada día, casi nos hastiamos depronunciarlo, y llega a ser formal y sinvida. Es igual que repetir el “Padre nues-tro” como lo hacen muchos. Ha llegado aser una práctica religiosa hipócrita. ¿Porqué? Porque nuestras oraciones estáncentradas en nosotros mismos. Cierta-mente debemos orar por nosotros, perodebemos tener más consideración por losintereses de Dios que los nuestros pro-pios, y siempre ponerlos de primero.

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14 La Sana Doctrina

También debemos ampliar nuestrasoraciones no incluyendo solamente loshijos de padres creyentes, y los que vivencerca de nosotros. Dios amó al mundo, ynosotros debemos amarlo también, y orarpor él.

Si al orar ponemos de primero el ca-rácter de Dios, Su santidad, Su Hijo, Su

voluntad, Su asamblea, Sus intereses, en-tonces sin duda nuestras oraciones ten-drán una mayor amplitud. Entoncespodemos llegar a nuestras necesidadespersonales, diarias, y estar seguros de queDios está interesado en todos los asuntosde cada individuo.

La Importancia de Leer Bernardo Chirinos

lguien ha dicho que “para viajarlejos, no hay mejor nave que unlibro”. Esta verdad se aplica de

manera muy particular a los cristianos.La Palabra de Dios escrita es el vehículoque nos permite entrar en los tesoros dela sabiduría divina.

AHay quienes han recomendado 100 li-

bros que toda persona debería leer en suvida. Pero en la Biblia tenemos 66 librosque todo creyente debería leer y releerpara su propio provecho y el de otros.

¡Qué bendición tuvieron algunoshombres cuando leyeron Las Escrituras!Daniel recibió entendimiento para enten-der las Profecías, Daniel 9:2. Josías reo-rientó su vida y su reinado después deleer Las Escrituras, 2 Reyes 22:10-20.Muchos cristianos somos flojos para leer,pero hay una bendición para el que lee:“Bienaventurado el que lee”, Apocalipsis

1:3. Todo creyente debe interesarse enleer. La lectura está llena de beneficios.Veamos algunos de ellos:

Primero, mejora nuestra ortografía yla manera de pronunciar las palabras,además enriquece nuestro vocabulario.

Segundo, nos hace recordar, conocer yaprender. 2 Pedro 1:15

Tercero, mejora las funciones cerebra-les. Es un ejercicio que fortalece la men-te.

Cuarto, la lectura nos permite ver lascosas a través del ojo de otra persona, enparticular del ojo de Dios cuando leemosla Biblia.

Quinto, leer es algo que podemos ha-cer en cualquier parte.

Sexto, aunque leer la Biblia es la prio-ridad, leer lo escrito por otros creyentestambién tiene su provecho. La revista La

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La Sana Doctrina 15

Sana Doctrina, la serie de ComentariosLa Biblia Enseña, escritos de hombressantos y fieles como William Kelly, Gui-llermo Williams, Santiago Saword, San-tiago Walmsley, José Naranjo, EduardoFairfield, Ernesto Moore, W.E. Vine, Wi-lliam MacDonald, Alcímides Velasco ymuchos otros, son herramientas útiles enel estudio de Las Sagradas Escrituras.

Séptimo, hay libros seculares quetambién pueden ser útiles en nuestra for-mación. Libros que hablan de historia,arte, música o poesía pueden ayudarnos aexpresar lo que queremos enseñar. Pabloapeló a lo dicho por Epiménides en Tito1:12 y a un poeta llamado Arato cuandopredicó en Atenas en Hechos 17:28. En elAntiguo Testamento también se animabaa leer lo que escribió Samuel, Natán,

Gad, Semaías, Iddo (1 Crónicas 29:29; 2Crónicas 12:15).

Es una responsabilidad de cada cre-yente “ocuparse en la lectura”, 1 Timoteo4:13.

Mientras leemos la Palabra de Dios,estamos siendo enseñados, redargüidos,corregidos e instruidos, 2 Timoteo 3:16.

El leer la Biblia responsablemente nosmantendrá alejados del pecado, pero elpecado nos mantendrá alejados de ella.Salmo 119:11.

Leer Las Escrituras será como una es-cuela, un templo, un hospital: porque nosenseña, nos acerca a Dios y repone nues-tra salud espiritual.

OCUPEMONOS, PUES, EN EL SANTOHABITO DE LA LECTURA

robablemente todos hemos sidoculpables de usar la expresión “lamadre naturaleza” en una u otra

ocasión al referirnos a la creación quenos rodea. Pero no lo hagamos más. Lablasfemia de nuestra sociedad ha trazadouna línea que no debemos cruzar. Elmundo material no tiene una “madre”.Tiene un Creador: benigno, benévolo yomnipotente. Toda honra y gloria por lamagnificencia y grandeza de la creaciónle pertenece a Él. Referirse a “la madre

P naturaleza” no es precisamente la mismacosa que permitirles a nuestros hijos creeren el Ratón Pérez. Es algo de mucha másimportancia. Nunca debemos contribuirpor nuestro lenguaje poco cuidadoso amarginar o eliminar a Dios de su crea-ción.

Nada sintetiza la cosmovisión denuestra sociedad secular como lo hace suamor por “la madre naturaleza”. Seancompletos materialistas, ateos o panteís-tas, se han rebajado a la adoración de la

La Perspectiva Cristiana de Nuestra Sociedad (XVII)

La Madre Naturaleza A J Higgins / Trad. D R Alves

Truth & Tidings, Worldview

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criatura y de la creación en vez de al Cre-ador, Romanos 1.25. Si consideramos elespecismo de Peter Singer, los ‘abra-za-árboles’ del movimiento ambiental, olos “ecosexuales” que facilitan ceremo-nias en las cuales se animan a humanos acasarse con el océano, todos son adorado-res de la creación y no del Creador. Sinembargo, ¡es difícil abrazar a los océanoso los árboles frente a la chimenea en unanoche fría de invierno!

Un artículo de Michael Penfold enesta serie sobre la cosmovisión trató eltema del posmodernismo. Estoy comple-tamente de acuerdo con lo que él ha es-crito. Pero también se puede argumentarque casi nos hemos revertido a la era pre-cristiana de la idolatría, el animismo y elpanteísmo. Nos estamos volviendo a Co-rinto en el año 55 aproximadamente, yprobablemente tengamos que disculpar-nos con Corinto por sobrepasar la deca-dencia de ellos.

Nada de esto debe ser entendido comouna negación del valor de la naturaleza.Somos mayordomos del ambiente. Diosle dio a Adán la responsabilidad de“guardar” el Huerto y representarlo a Élen su creación. Pero lo que da valor a lanaturaleza no es que Dios esté en todo ár-bol y planta, sino que Él creó todo árboly planta. Él está lado afuera de la natura-leza y es mayor que ella. Un reconocidoarquitecto antiguo comentó: “El aguanunca puede subir a una altura mayor quesu fuente. Todo lo que el hombre logreconstruir nunca podrá reflejar más de loque él era”. En otras palabras, por grande

que sea la creación, el Creador debe sermayor que su creación.

El panteísmo

Mucha de la adoración a la naturalezaencuentra sus raíces en el panteísmo, osea, en la creencia de que Dios es todos ytodo. Sea un árbol, una montaña, el uni-verso, o usted, todo esto es Dios. El pan-teísmo se encuentra en muchas religiones“naturalistas” y es profesado por muchosseguidores de la Nueva Era.

En cambio, la Palabra de Dios revelaa un Dios que está fuera de su creación ya la vez íntimamente ocupado en ella. Élla creó, la trasciende y la controla. La na-turaleza tiene valor porque refleja la glo-ria de Dios, no porque es Dios. Podemosver a Dios por la naturaleza, por el mun-do que Él hizo. Él la percibía como unavoz a la humanidad entera, Salmo 19.Pero Dios no es la naturaleza y la natura-leza no es Dios. El resultado de pensarque la naturaleza es Dios y todo hombreuna parte de lo divino, es que los hom-bres adoran a la naturaleza y a la humani-dad, atribuyéndoles un valor y honor quele corresponde tan sólo a Dios.

El animismo

¿Por qué hay el deseo de atribuirle lacreación a “la madre naturaleza”? No esmeramente pensamiento evolucionario,sino más bien una negación de los dere-chos, la trascendencia, la sabiduría, laomnipotencia y la gloria de Dios. Básica-mente lo quita a Él de su propia creación.

El animismo es la creencia de que losanimales, las plantas, los ríos, las monta-ñas y la naturaleza poseen una dimensión

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espiritual. La forma que toma el animis-mo varía según la geografía, el trasfondoreligioso, el trasfondo cultural y la cos-movisión de un grupo en particular. Seencuentra en expresiones de hechicería yneopaganismo, como también en otras es-piritualidades.

La raíz del término animismo es‘alma’ o ‘vida’. Está relacionado con pa-labras como ‘animal’ y ‘animado’ (o ‘ina-nimado’). La gente que practica elanimismo cree que el mundo espiritual yel mundo físico están estrechamente liga-dos. Cree que existen espíritus o almas, ytambién que los animales, las piedras, elviento y la lluvia tienen espíritus o almas.

El animismo es en realidad una cos-movisión acerca del universo y la gente.Muchas tribus indígenas americanas tie-nen creencias similares al animismo; cre-en en el espíritu de la tierra y que lasalmas de sus seres queridos difuntos ocu-pan la tierra. Estrechamente vinculado aesto se encuentra el hechicero que invocaal mundo de los espíritus al entrar en untrance. Aquellos que abrazan esta creen-cia opinan que los hechiceros, o chama-nes, tienen la capacidad de comunicarsecon los espíritus de los difuntos. Posible-mente acuden a ellos cuando sucede undesastre en la comunidad, para invocar elespíritu del suelo o de la lluvia u otrosfactores agrícolas para revertir la crisis.

La creación y el Dios que ella revela

Quizás no podamos parar o ni siquierademorar el descenso al paganismo queestá en boga en el mundo occidental, aun-que sus formas sean más sofisticadas. Sin

embargo, nuestras palabras y accionespueden testificar del Dios de la creación.“Los cielos cuentan la gloria de Dios”,Salmo 19.1, y podemos contemplar algodel universo que Él ha hecho.

La voz de la inmensidad

Ahora, ¿cuán grande es nuestro uni-verso? Existimos en una galaxia que co-nocemos como la Vía Láctea. Para tenerun concepto de cuán grande es nuestrouniverso, considere lo siguiente. Apartedel Sol, la estrella más cercana a la Tierraes Próxima Centauri. Imagínese que va abordo de una nave espacial que viaja a96.500 kilómetros por hora. Tenga pa-ciencia, porque la travesía tomará 46.000años para alcanzar la estrella. Atravesarnuestra galaxia en un avión, a casi mil ki-lómetros por hora, sería cuestión de 650millones de años. Es más, somos apenasuna galaxia entre las cien millones quelos astrónomos estiman que existen – oposiblemente mil millones – y no somosni siquiera la más grande de ellas.

La inmensidad del universo creadotestifica de la grandeza de Dios. Esta in-mensidad que se aproxima a la infinidadproclama un Dios que no tan sólo seaproxima a la infinidad, sino que es infi-nito en su persona y su poder. El Creadorsiempre debe ser mayor que su creación.No nos sorprende que tan a menudo elsalmista tocó su arpa para cantar alaban-zas al Dios de la creación.

El estudio de las estrellas

La galaxia Vía Láctea se compone deapenas 200 millones de estrellas. “Hizotambién las estrellas”, Génesis 1.16, debe

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ser la subestimación más grande jamásexpresada. Ahora, asuma (usando su cal-culadora, si quiere) que existen apenas100 millones de galaxias, cada una com-puesta de millones o billones de estrellas.Dios las hizo todas. Más que esto, Él lla-ma cada una por su nombre, Isaías 40.26.Si Dios conoce los nombres de billones ybillones de estrellas, y al pasar lista en elanochecer todas ellas se presentan, ¿po-demos acaso pensar que Él se olvida denosotros o que desconoce nuestro andar(Isaías 40.27)?

Si la inmensidad del universo procla-ma a gritos a la humanidad entera el ex-traordinario poder de Dios, el cantoentonado por las estrellas da testimoniode su sabiduría. Este Dios de sabiduría ypoder infinitos es nuestro Padre. Esta sa-biduría y poder están dirigidos no sola-mente a la creación sino que estándisponibles para nosotros también. En suoración en Efesios 1.15 a 21, Pablo oróque el Espíritu de sabiduría nos alumbra-ra y que supiéramos la supereminentegrandeza de su poder. Él señala un poderaún mayor que el de la creación; es el po-der que fue ejercido al resucitar a su Hijode entre los muertos, vv 19,20. De nuevo,en Colosenses 2.2,3 se encuentran enCristo todos los tesoros de la sabiduría ydel conocimiento.

Los sermones del sol

La elocuencia del sol compite con lade cualquier evangelista o maestro. Tieneun público mayor, pues abarca toda la po-blación de la tierra, Salmo 19.3. Tiene unmensaje diverso que narra la gloria deDios, su fidelidad y sus promesas. No re-

quiere intérprete para que su lenguaje seaentendido. Al trazar su circuito en los cie-los, “el gigante que corre su carrera” pre-gona su mensaje al globo entero.

El sol cuenta la gloria de Dios. Su bri-llo alumbra y calienta la tierra, dandovida a todo lo que toca, como recuerdo dela amabilidad y curación que vienencuando el rostro de Dios resplandece so-bre su pueblo. Esta fue la oración delSumo Sacerdote expresada en Números6.25 y que es repetida seis veces en Sal-mos y luego en la oración conmovedorade Daniel por su pueblo en 9.17: “Jehováhaga resplandecer su rostro sobre ti, ytenga de ti misericordia; Jehová alce so-bre ti su rostro, y ponga en ti paz”.

El sol proclama la fidelidad de Dios.El Señor Jesús habló del sol que por or-den divino sale sobre los malos y los bue-nos, Mateo 5.45. Cada día, el sol queDios creó emite calor y derrama bendi-ciones sobre hombres que lo desafían, loniegan y se burlan de Él. Con todo, Él si-gue mostrándoles bondad y misericordia.Sobre los hombres que cierran los puñosen desafío blasfemo contra Él, ese mismoDios derrama a diario los beneficios desu creación.

El sol proclama también la certeza delas promesas de Dios. En Malaquías 4.2Dios concluye su mensaje a la nación conuna promesa emocionante: “A vosotroslos que teméis mi nombre, nacerá el Solde justicia, y en sus alas traerásalvación”. El simbolismo es elocuente yestá lleno de verdad. Ciertamente su ve-nida traerá salud a las naciones y miseri-cordia para curar la tierra perturbada. Sin

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embargo, puede haber un pensamientoadicional en la metáfora del sol. El rema-nente de Israel, al levantarse cada maña-na, mirando al este y observando elamanecer, sabría que tal como el sol salióaquella mañana, así también amaneceráotra mañana cuando el Sol de Justiciaaparecerá. Tan puntualmente como apare-ció el sol, así el Sol de Justicia vendrápor su pueblo en el tiempo establecidopor Dios. Ha debido ser un consuelo alpequeño remanente en los días de Ma-laquías, y será un consuelo aún mayor aun remanente asediado en un día futuro.

La creación y los pactos

En maravillosa condescendencia ygracia, Dios se ha dignado hacer pactoscon sus criaturas. Tres pactos se relacio-nan claramente con la tierra: los que hizocon Noé, con Abraham y con David. Otropacto, el Nuevo, concede bendiciones aun pueblo celestial aun ahora y sus con-diciones para bendición serán concedidasa la nación de Israel en un día venidero.

Todos estos pactos hechos específica-mente con miras a la tierra están vincula-dos con una señal visible en el cielo.

Dios hizo un pacto con Noé en el cualle aseguró que nunca habría otro diluviodestructivo y mundial. Como garantía ledio la señal de un arco en las nubes. Elarco se convirtió en una evidencia de quela tierra nunca sería destruida.

Cuando Dios hizo un pacto con Abra-ham, le dio la promesa no sólo de la tie-rra sino también del linaje. Su pueblosería como las estrellas en el cielo: “Asíserá tu descendencia”, Génesis 15.5. A unvarón estéril y anciano, Dios le hizo unapromesa y por medio de una señal en el

cielo le dio la certeza de su cumplimien-to. Muy recientemente los científicos hanestimado (y es un pensamiento impactan-te) ¡que hay tantas estrellas en el cielocomo granos de arena en la playa!

Siglos después, durante uno de lostiempos más sombríos de la historia deIsrael, cuando las huestes babilónicas si-tiaban la ciudad, Dios reiteró su promesapor medio de Jeremías: “Así ha dicho Je-hová, que da el sol para luz del día, lasleyes de la luna y de las estrellas para luzde la noche... si faltaren estas leyes de-lante de mí… también la descendencia deIsrael faltará”, 31.35,36.

Más de un milenio después de su pac-to con Abraham, Dios confirmó un pactocon David. Esta vez no era la tierra ni ellinaje, no el lugar ni el pueblo, sino queDios prometió una línea y un príncipeque ocuparía el trono de David, 2 Samuel7.12. Una vez más, en los días sombríosde Jeremías, cuando un príncipe sobre eltrono estaba por ser depuesto y deportadoa Babilonia, Dios volvió a señalar a loscielos: “Si pudiereis invalidar mi pactocon el día y con la noche … podrá tam-bién invalidarse mi pacto con mi siervoDavid”, 33.20 a 22.

Bien podemos adorar al Dios de lacreación, viendo los atributos de la obrade sus manos que nos cuentan su gloria.Él es el Dios de sabiduría y poder infini-tos, de bondad y benevolencia, de fideli-dad y certeza. Seamos cuidadosos deatribuir la creación al Dios de la creaciónen toda oportunidad. La creación no tuvouna “madre” que la diera a luz: ¡tiene unDios omnipotente y bueno cuya palabrahablada la hizo existir!

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20 La Sana Doctrina

a perplejidad en cuanto a losacontecimientos, los problemas ydudas en cuanto a los principios

morales y las actividades inexplicables anivel mundial, pueden llevarnos incons-cientemente al desaliento o aun al deses-pero. Ya hemos notado que Habacucestaba preocupado porque Dios no inter-venía de los asuntos mundiales. Ese si-lencio divino parecía contradecir cadaprincipio establecido por Dios para el go-bierno de Su criatura, el hombre. PeroHabacuc echó su queja sobre el trasfondode su conocimiento de Dios. Su espíritude disputa desapareció y triunfó su fe,porque ese conocimiento aguantó la prue-ba de la experiencia. Encontró una rocairrefutable en donde poner sus pies, y allíse paró, firme, inconmovible, y casi desa-fiante.

L

¿De dónde emanó la confianza delprofeta? Él se animó en el Nombre de suDios: y ese “Nombre” no consiste en unamera combinación de letras, sino en elsignificado que tiene. El conocimiento deese Nombre genera confianza. Y no esalgo meramente teórico o inactivo; es ro-busto, activo, dinámico, atrevido. No solotiene la capacidad de perseverar con no-bleza, sino también de demostrar conenergía, porque “el pueblo que conoce asu Dios se esforzará y actuará” (Dn.11:32).

Fue el carácter eterno de Dios quearrestó, enervó, y animó el profeta en me-dio de la confusión de eventos inexplica-bles. Los hechos de los hombres no eransino episodios en un mundo donde el pro-pósito divino estaba desarrollándose lentapero inexorablemente. La realidad de queDios era desde el principio dio la seguri-dad a Habacuc de que Él tenía conoci-miento de todo el plan. Los horizonteslimitados del hombre no le permitían verel propósito de lo que parecía una contra-dicción de los caminos de Dios y un re-vés a la causa de la justicia. Pero ahora,en el concepto que tiene Habacuc del uni-verso, los hombres eran simplemente ac-tores en el escenario del tiempo. Dios erael controlador soberano de la acción y lacontra-acción. El desenlace final llegaría,y la justicia no sería derrotada. Este Diosno muere (así dice la versión judía deHab. 1:12). Naciones como los antiguoscaldeos y su numerosa descendencia,pueden levantarse en su soberbia y arro-gancia y desafiar a Dios y Sus principiosde justicia. Pueden aparentemente retar-dar o aun destruir el propósito del Omni-potente. Pero, a pesar de sus éxitos, Élsigue viviendo, cuando ellos se han vuel-to pedazos y sus imperios han perecidoen el polvo. Habacuc, firme ante la cerca-na amenaza a la prosperidad nacional eindividual, vio a Dios velando sobre losSuyos.

Un remedio para el desaliento(Believer's Magazine, Sept., 1940)

Habacuc

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La Sana Doctrina 21

Su confianza no se fundaba en un abs-tracto filosófico, en una Deidad desinte-resada, en el invento de un cerebroreligioso. Su Dios no era uno que estabadesconectado de la experiencia personal.Él era “Jehová, Dios mío, Santo mío”.Este era una Persona cuya fidelidad a lasrelaciones pactadas con Su criatura habíaengendrado una confianza, que no vacila-ba cuando era probada por la presión deeventos inexplicables. El peso del testi-monio acumulado de siglos de historia(preservado para el profeta en el AntiguoTestamento), fue echado en la balanza afavor del hombre que estaba dispuesto acreer, a pesar de que las apariencias pare-cían contradecir su argumento. Jehová nopodía sino permanecer fiel a Su carácter,no podía negarse a Sí mismo.

Habacuc conocía a Dios de una mane-ra aun más íntima, más personal. Diosera más que el Jehová de la historia. Erael Dios personal del profeta. Las pala-bras: “Dios mío” revelan la conviccióndel hombre, producto de su experiencia.Él podía enfrentar la crisis de una situa-ción difícil con el conocimiento que ha-bía obtenido de su experiencia cotidianade comunión con Dios. En los días tran-quilos de su vida pasada, Habacuc habíaestado atesorando en su espíritu una con-ciencia de Dios, que ahora controlaba suactitud y sostenía su fe. Conocía a Diosen la crisis, porque había caminado conÉl en los días fáciles cuando normalmen-te el corazón se descuida en cuanto a lasrealidades divinas. Dichoso el hombreque puede volverse al Dios en quien haaprendido a confiar cuando el sol estababrillando en su senda.

La fe de Habacuc se resume magnífi-camente en las palabras de Karl Barth:“La gracia…da certeza a lo que el cre-yente hace, certeza en medio de mil erro-res, debilidades y vanidades…certeza enmedio de grandes incertidumbres. La feen Dios… tiene las mismas característi-cas de la libertad, inmutabilidad y auto-suficiencia de Dios mismo.”

Un hombre de feJorge Muller (1806-1898) fue un hombre deDios conocido por haber fundado variosorfanatos y acogido a miles de niños querondaban en los barrios más pobres de lagran ciudad de Londres. Personalmente, nodisponía de ningún recurso: su fe contabacon los dones que Dios le enviaría en elmomento apropiado, en respuesta a susoraciones.

Cierta mañana, en uno de los orfanatos noquedaba dinero en la caja, y en la cocina sehabían terminado los víveres. Pese a todo,Muller bajó al comedor confiado: “Losniños estaban sentados en sus respectivoslugares –anotó él en su cuaderno–, losplatos y los tazones estaban sobre lasmesas, pero vacíos”.

De pie en medio de los niños, agradeció aDios por lo que tuviera a bien otorgarles.Hacia el final de la oración, oyeron quellamaban a la puerta: era el panaderovecino; no había conseguido el sueñodurante la noche, pensando que loshuérfanos podrían necesitar pan; por esose lo traía. Apenas se hubo marchado, vinoel lechero, diciendo: –El eje de mi carro dereparto acaba de romperse justo delantede su casa. Es necesario que lo descarguepara hacerlo reparar. ¿Pueden ustedesutilizar esta leche?

Así fue recompensada la fe de todos,cumpliéndose la siguiente promesa:“Ciertamente ninguno de cuantos esperanen ti será confundido” (Sal. 25:3).

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22 La Sana Doctrina

Lo que preguntanGelson Villegas

Supimos de un caso donde un creyentemetió la mano en la ofrenda de una asam-blea y, según él, la razón fue que tuvo unanecesidad extrema y su intención fue repo-ner ese dinero en la brevedad posible. Enefecto, una vez que se descubrió el hurto,este creyente pagó todo. Estos detalles,¿no pueden ser considerados como ate-nuantes? ¿Necesariamente él tenía que serpuesto fuera de comunión?

Algunas veces oímos que de buenas in-tenciones está empedrado el camino quelleva al infierno, para indicar, tal vez, quelas mismas no anulan las consecuenciasque los hechos implican. Los hechos sonlos hechos y, por supuesto, Dios en Su pa-labra da instrucciones precisas para juzgar-los según sus criterios de justicia. Leemosen el texto sagrado: “Por cuanto no se eje-cuta luego sentencia sobre la mala obra (loshechos), el corazón de los hijos de loshombres está en ellos dispuesto para hacerel mal” (Ec. 8:11). Por otra parte, pagar lohurtado no anula el delito cometido y quesegún 1 Corintios 5:10,11 amerita que seaexcomulgado del seno de la congregación.Aún según las leyes humanas si, por ejem-plo, alguien secuestra un niño, pero al díasiguiente por compasión lo devuelve a suspadres, lo compasivo de su acción postrerano le exime de pagar por su delito de se-cuestro.

En base a 1 Corintios 14:34 y 1 Timo-teo 2:12 se insiste acerca del silencio de lamujer en la congregación en el sentido deno enseñar públicamente, pero poco oímos

de la expresión “ni ejercer dominio sobreel hombre”, de esta última porción en laprimera a Timoteo, ¿cuál es el sentido deese mandato? ¿Cuál es su alcance?

Es evidente que el contexto de estaprohibición es congregacional y que la mis-ma tiene la jerarquía de “no permito a lamujer enseñar”, lo cual no da pie para queen otros ámbitos la mujer gobierne a sumarido, como alguien expresó: “fulano ensu casa es la cabeza, pero su mujer es elcuello; él es quien lleva los pantalones,pero ella tiene la correa”. Es contrario aesta enseñanza que una mujer quiera inter-venir en las decisiones que los ancianos deuna asamblea local deban tomar, que quieradireccionar el ministerio público de los va-rones o ejercer presión sobre la disciplina aalguno de los miembros de la congrega-ción, por ejemplo. Nos parece que la tra-ducción que tenemos en la Antigua Versiónes muy elocuente: “ni tomar autoridad so-bre el hombre”, es decir, ‘tomar’ en el sen-tido de usurpar una autoridad que no le hasido dada. Más que un desafío a la autori-dad del varón es un desafío a la misma au-toridad de Dios plasmada en su Palabra.Lamentablemente, este mal a veces vienepor otra vertiente: lo que dice o hace unode los ancianos tiene el sello de la “instruc-ción” que una esposa dominante le impone.Esta es también una manera de ejercer do-minio con un brazo largo desde la casa locual, por supuesto, es inaceptable y terri-blemente nocivo para la vida y el sano de-sarrollo de una iglesia local. Cuidado, enTiatira estaba una mujer (si real o simbóli-

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La Sana Doctrina 23

La Angustia de Luisa(viene de la última página)

segura de que perteneces al Señory de tener el perdón de tus peca-dos por la fe en la sangre de Cris-to derramada en el Gólgota. Diospermitió que María fuese deteni-da más de lo esperado en la far-macia, mientras yo estaba en lode un cliente; ella había dejado lapuerta abierta, pues creyó que es-taría afuera sólo por un minuto.En cuanto al portero, si bien hizoun chiste inconveniente, Diostambién lo permitió para llamartela atención acerca de la venidadel Señor.

Por cierto, Luisa no quedótranquila hasta que tuvo la abso-luta seguridad de su salvación, alaceptar a Jesús cual su Salvador.

Y ahora, querido lector, ¿quéle ocurriría a usted si hoy vinierael Señor Jesús? No se engañe;este día vendrá tarde o tempranocon absoluta seguridad. ¿Algunavez se imaginó lo que significaríaser dejado en esta pobre tierra consólo el juicio y la eterna perdicióncomo porvenir? No se exponga atal peligro y acuda al Salvadorhoy mismo. “Por tanto, tambiénvosotros estad preparados; porqueel Hijo del Hombre vendrá a lahora que no pensáis” (Mateo24:44).

De: “La Buena Semilla”

ca no cambia la esencia de la enseñanza) que ha-cía las dos cosas, enseñaba y ejercía dominio:“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tole-ras que esa mujer Jezabel, que se dice profetiza,enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a co-mer cosas sacrificadas a los ídolos” (Ap. 2:20).

Hemos aprendido que el pasaje de Mateo 25:31-46 no tiene nada que ver con los creyentes dela Iglesia, sino con el pueblo judío y personas delas naciones gentiles. Sin embargo, es notorioque la base de salvación allí tiene que ver conobras de bondad hacia los perseguidos creyentesjudíos de ese tiempo y nada se dice de salvaciónpor fe en el Salvador, ¿puede ayudar con estepunto?

La Palabra es categórica al decirnos: “no porobras para que nadie se gloríe” y “por las obrasde la ley nadie será justificado” (Ef. 2:9 y Gál.2:16). Citas como éstas –y muchas otras que pu-dieran mencionarse– constituyen el sentido evi-dente de una verdad o doctrina bíblica y, puestoque en la Palabra de Dios ningún texto contradicea otro, toda otra porción ha de entenderse a la luzde las porciones que claramente enseñan algúntema de la Sagrada Revelación que queramos es-tudiar. Además, en la misma porción sujeta aduda (no porque haya oscuridad en alguna partede la Palabra, sino que la oscuridad siempre esta-rá en nuestra mente –léase Job. 38:2; 42:3) se en-cuentran las claves para entender correctamentela enseñanza plasmada. En este caso, en el verso40 leemos que el benéfico trato dado a los creyen-tes de ese momento tendrá su motivación real enuna identificación con el Señor mismo: “… encuanto lo hiciste a uno de estos mis hermanosmás pequeños, a Mí lo hiciste”, aprendiendo deello que quien se identifica con el pueblo del Se-ñor se identifica primeramente con el Señor deese pueblo. De modo que la porción acerca de lacual se nos pregunta es un ejemplo no de salva-ción por obras, sino de obras o frutos dignos dearrepentimiento evidenciando la salvación.

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24 La Sana Doctrina

currió en una época en que estabamuy viva la verdad de que el Se-ñor Jesús vendría del cielo para

llevarse en un instante a los suyos. O

Entonces vivía un sastre viudo con suhija y una criada. El padre se esforzabapor educar a Luisa en el temor de Dios,leía la Biblia y oraba con ella. Le habíaexplicado que un día se oiría el sonido dela trompeta y entonces todos los muertosque hubiesen creído en el Señor resucita-rían y todos los hijos de Dioscon vida serían transforma-dos y arrebatados en conjun-to. Pero los que norecibieron al Señor cual suRedentor deberían quedar enla tierra para el juicio. ¡Cosaterrible, pues entonces nohabrá ningún medio de sal-vación! Estas palabras habí-an impresionado a Luisa ensu momento, pero poco a poco pasaron alolvido.

Después de haber cursado el colegiocomercial, ella había aceptado un puestoen un importante negocio. Un día, cuandovolvió a su hogar, con sorpresa halló quela casa estaba abierta, aunque no habíanadie, ni tampoco en el taller de su padre.Llamó a la criada, pero no hubo contesta-ción. Luisa se asustó, pues ni María ni elpadre acostumbraban a dejar la casaabierta cuando salían ambos. Intranquilay preocupada, Luisa recordó de repente elhecho de que quizá el Señor había venido

para llevar consigo a los creyentes, y ellahabía quedado sola. Sabía que no estabapreparada y por eso se apoderó de ella ungran susto. ¿Qué debía hacer? Se apresuróa ir a ver a una señora creyente que vivíaen la cercanía. Jadeante, llegó ante lapuerta de la casa. A la entrada encontró alportero, un hombre siempre dispuesto abromear, de modo que, cuando Luisa lepreguntó si la señora estaba en casa, él re-puso: –No, se fue volando, no se sabe lo

que le ha ocurrido.

Luisa dio un fuerte grito y,sin escuchar más, volvió acasa; no podía retener sus lá-grimas. Caminaba cada vezmás despacio, sacudida porlos sollozos, convencida deque estaba irremediablementeperdida. De repente oyó trasella una voz conocida: –Pero,Luisa, ¿qué pasa? ¿Sucedió

una desgracia en tu casa? Al darse vuelta,ella reconoció a un amigo de su padre,también un creyente, quien, de seguro, nohubiera sido dejado. Pero ella estaba tanexcitada y nerviosa que no podía hablar.Su viejo amigo consideró mejor acompa-ñarla primero a casa, donde encontraronal padre preocupado, ya que su hija llega-ba siempre puntualmente. Luisa lo abrazóy le contó lo ocurrido.

Bien –dijo el padre–, tan sólo deseouna cosa; que esta lección, que sin duda tedio el Señor, te sirva para tu salvación.No te quedes tranquila antes de que estés

(Continúa en la pág. 23)

La Angustia de Luisa