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La Semana Santa en Cúa. Procesión del Nazareno en Cúa año 1937 Foto: Manuel V. Monasterios Fonseca.

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La Semana Santa en Cúa.

Procesión del Nazareno en Cúa año 1937

Foto: Manuel V. Monasterios Fonseca.

La Navidad, el Carnaval, la Cuaresma, la Semana Mayor, Corpus y las Fiestas

Patronales forman parte fundamental del calendario oficial de fiestas populares y

religiosas, dentro de lo que podríamos llamar la cultura tradicional del venezolano. Con

el paso del tiempo se perdió el carácter centrado en una sociedad típicamente rural y

entramos directamente en una búsqueda desesperada de inserción en el llamado mundo

urbano globalizado. Es realmente una agonía, entendiendo el término como lucha, eso

de: “Querer ser ciudad, sin poder dejar de ser pueblo.”

El citadino y también mucha gente que vive en éste gran dormitorio del Tuy,

aprovechan cualquier festividad para abandonar masivamente el agite de la rutina diaria,

no en la búsqueda de tranquilidad pueblerina que perdieron éstos valles, sino en el

hacinamiento en una playa cualquiera Se cambia el trajín diario la autopista del Tuy a

Caracas, por la cola kilométrica a la playa. Toda la ciudad, incluido el Tuy, sale en

masa; no al cumplimiento de los preceptos establecidos por de la religión católica, sino

en la búsqueda de más “stress” como se dice hoy, de más zaperoco, inseguridad y altos

precios. En muchos casos se combina peligrosamente la gasolina y el alcohol, con sus

nefastas consecuencias.

La Semana Santa, la fecha de recogimiento espiritual, para muchos, dejó de ser santa;

solo se trata cambiar la aplastante rutina del día a día, aunque solo sea cambiando de

paisaje y se tenga que pasar la mayor parte del tiempo en una cola de automóviles

distinta a la de la autopista regional del centro. Aunque en la playa no se tenga agua

potable, ni electricidad, ni aire acondicionado y los precios de la comida y estadía estén

por las nubes. Los racionamientos de servicios públicos, entre otras menudencias que

padecemos, hacen de las ciudades lugares obstinantes de muy baja calidad de vida y sus

habitantes siempre que tienen la oportunidad huyen.

Sin embargo, en éstos pueblos del Tuy se lucha por preservar la tradición, todavía se

conservan ancestrales creencias y se practican algunas sanas costumbres. Muchos

tuyeros que viven en otras regiones aprovechan la Semana Santa para visitar sus

pueblos, reencontrarse con familiares y amigos, cumplir la tradicional promesa, asistir a

las procesiones, ir al templo y de paso, tal vez rememorando el ayer, se coman su

pescadito salado guisado acompañado con plátanos maduros, un buen sancocho de

pescado, un arroz con coco y papelón. De paso enseñan a sus hijos volar un papagayo o

cometa, juegan unos cocos con los amigos y el Domingo de Resurrección “Quiebran la

olla” y participan en la organización de la quema de Judas.

La Semana Mayor hasta hace unos 40 años era una de las conmemoraciones más

solemnes y llenas de simbolismo religioso. La preparación se iniciaba con el miércoles

de ceniza, donde se nos recordaba lo fugaz que es nuestra existencia, cuarenta días de

recogimiento. Cada viernes de cuaresma, se aplicaba con cierta rigurosidad la

abstinencia de carne, (No comer carnes, solo pescado) el asistir a misa y comulgar. Al

llegar la fecha indicada para la celebración, la cual se rige por el calendario lunar y

corresponde al mes de nisán del calendario judío, (pascua judía).Unas veces en marzo y

otras en abril. Las imágenes de los santos del templo eran tapados con telas de color

morado, como señal de luto y recogimiento. Creo que todavía se mantiene vigente este

precepto.

El viernes del Concilio, todavía hoy sale el primer paso o procesión, La Virgen de Los

Dolores y San Juan Evangelista, tiene su sociedad presidida por Jesús Ramos, la

siempre oportuna colaboración de Don Trino Leiceaga, fundador y promotor con su

comunidad de la Capilla de Nuestra Señora de los Dolores (Pueblo Nuevo).Los

feligreses acompañan a los Santos, recorriendo las calles, con sus velas encendidas y

con el mayor recogimiento.

Siempre en todos los pasos se cuenta con el acompañamiento de una Banda.

Antiguamente La Banda “El Rosario”, fundada en 1914, por el Padre Yumar, dirigida

por décadas por el Maestro Don Lope Díaz Milano y reforzada para la ocasión

solemne, con músicos cueños como los hermanos Ramos Rangel, Alejandro Díaz

Milano y otros.

En los alrededores de la Plaza Zamora se destacaban los vendedores de dulces típicos,

como los besitos, los almidoncitos, majarete, guargueritos y conservas. Los vendedores

de comida, recordamos las ventas de arepas rellenas de queso blanco y cubiertas con

huevo y harina las llamaban “Tostadas” su precio era de un real o medio bolívar. Se

vendían como algo muy especial y solo en Semana Santa las llamadas “Lapas”, no era

el animal de cacería, sino unas enormes arepas de maíz rellenas con salmón enlatado, el

cual era importado de Canadá, las cuales se aderezaban con cebolla, limón, tomate, sal y

pimienta a un costo de real y medio, acompañadas del guarapo de papelón, de concha

de piña o el carato de acupe. Todos estos ventorrillos ocupaban los alrededores del

templo, compitiendo con los vendedores de imágenes y recuerditos religiosos.

No podían faltar los fotógrafos, con aquellas enormes cámaras de madera, montadas en

trípode, llamadas popularmente “Fotomatón”, tal vez por lo mal que se veían quienes se

tomaban esas tradicionales fotos, con su respectivo caballo, su sombrero mexicano y un

telón con un paisaje de aire europeo. Cada año se cumplía el rito religioso y la

consabida foto. En tiempos más cercanos le apareció la competencia con los fotógrafos

de las cámaras instantáneas de marca “Polaroid”. Nada tenían que ver con la cerveza

Polar, la media Jarra y el botellón.

El jueves y el viernes eran fechas sagradas, estaba prohibido realizar cualquier tipo de

trabajo, incluso en las casas, ni se pasaba la escoba, no se cocinaba, Ya las hallaquita y

los condumios estaban elaborados con anterioridad. Mucha gente tenía temor a bañarse

en esos días pues podían transformarse en un encanto, si lo hacían en un río, o un

pajarraco negro si lo hacían en la casa. Las emisoras de radio durante esos dos días solo

trasmitían música sacra, en el cine se proyectaban las viejas películas de la Pasión, igual

ocurrió en los primeros años de la televisión. Sin embargo recuerdo que los bares como

el Demócrata de los hermanos Delgado, el Continental de Don Luciano García y el de

Don Miguel Borrajo se mantenían llenos de parroquianos, refrescando con cerveza o

con el malojillo, la fruta e burro, el torco, la guarapita, el berro y el zamurito. Eso si las

“Rockolas” o “Sinfonolas” estaban de luto, por años 50 con una manto, como los santos

del templo, posteriormente simplemente apagadas. Era la existencia de un respeto

colectivo por las formas, cuando la procesión pasaba frente al bar se trancaban las

puertas, el que no salía a acompañar, guardaba silencio. Hoy es imposible que esto

ocurra, es un cambio radical de los paradigmas de comportamiento social. Juzgue usted

si para bien o para mal.

Las campanas del templo dejaban de repicar el jueves y eran sustituidas por unas tablas

con aldabones, llamadas matracas, con un ruido seco salían los monaguillos y Don

Eladio el Sacristán por las calles del pueblo anunciando la procesión. La matraca más

famosa del Tuy era la matraca de Yare. Pues hasta un refrán le inventaron:”Mas

fastidiosa que la matraca de Yare”. Hoy la palabra matraca tiene connotación de

corrupción y “matraquero” es el corrupto. Un venezolanismo equivalente a la “mordida”

mexicana, o al “serrucho” colombiano

La Matraca

En Cúa existió la represa de Marín, construida en el año 37, era un sabroso balneario

donde se daban cita pobladores y visitantes, allí se podía comer el sabroso y nutritivo

sancocho de corronchos, (En los pueblos del oriente del país le llaman guaragüara). El

sancocho de corroncho era el plato típico de Cúa, propio de la semana Santa. Se llevaba

la verdura y la olla pues los corronchos los ponía el río. Esta tradición murió. También

se sacaban sardinas enormes y se comían fritas acompañadas de arepas de maíz pilado o

hallaquitas. Estos productos los obsequiaba el Tuy, en aquellas aguas transparentes y

abundantes, las cuales también encerraban peligros, pues fueron muchos por

imprudentes, los que perecieron ahogados en la represa.

El rio Tuy era en la zona de Marín un sitio de recreo colectivo por más de 40 años. En

Semana Santa era la represa espacio de romería, donde se podía ir con la familia, nadie

era capaz de faltar el respeto, no existía la droga, no había malandraje. No es que uno

añore épocas pasadas, pero indudablemente las nuevas generaciones no se imaginan lo

hermoso que era El Tuy, hoy es una cloaca putrefacta y todavía somos capaces de decir

que hemos progresado….

Continuando con los actos de la Semana Santa, el recorrido de los santos en procesión

era desde tempranas horas de la mañana, desde la casa del santo hasta el templo. En

Cúa los santos tenían su casa. Quien no recuerda, de aquellas generaciones pasadas,

Domingo de Ramos corresponde a Jesús en el Huerto, vinculado desde épocas

coloniales a la Hacienda Macaguita, lugar de donde se traían las palmas para la

bendición, todo el mundo buscaba su palma para hacer una cruz y colocarla detrás de la

puerta, acompañada de la mata de zábila para evitar que entraran los males al hogar.

Hoy el santo lo resguarda la Sociedad que fue presidida por Don Luís Sáez (f), hoy bajo

la Presidencia de Doña Isidra Sáez y parte la procesión del sector Cujicito.

Jesús en el Huerto. Domingo de Ramos. Plaza Zamora.

El lunes Santo corresponde al paso Jesús atado en la Columna, según la tradición

perteneció a la Hacienda Marín y fue encargado a Sevilla por el Primer Marqués del

Toro Don Bernardo Rodríguez (f), a este santo le corresponde por tradición llegar hasta

donde funcionaba la Comandancia de Policía, hoy la Alcaldía, diagonal a la plaza y se

procede todavía hoy, a la liberación de los “Promeseros presos”. Hoy la imagen del

Santo está bajo la responsabilidad de su respectiva sociedad presidida en años pasados

por Don Tomás Isturiz (f), Luís Magín Guevara (f), Mario Alejandro Quintero (f) y hoy

presidida por el joven cueño Hugo Peña.

Banda El Rosario 1980 Plaza Zamora.

Jesús Atado a la Columna.

El martes Santo recuerdo los arreglos que le hacían a La Humildad y Paciencia en el

enorme portón de la casa de Don Carmelo Arteaga (f), al pie del centenario Olivo. Hoy

es la sede de Banesco. Por iniciativa de la Sociedad y con el apoyo de la Municipalidad

tiene su propia capilla, junto al Puente Gómez, en los terrenos donde estuvo la casa de

Doña María Mirabal (f) y su hija Ana Teresa (f). Esta Sociedad está dirigida desde hace

muchos años por un diligente cueño Juan Benigno Díaz Blanco, hijo de Don Juan

Rafael Díaz quien también la presidió por muchos años (f).

La Humildad y Paciencia

El miércoles Santo corresponde El Nazareno de Lecumberry, desde 1725, cuando el

pueblo estaba en Marín, forma parte integral con la historia y la tradición de la vieja

casona de la Hacienda Lecumberry. Tal vez el único santo en Venezuela que se

mantiene en la casa de una hacienda cacaotera, desde la colonia hasta nuestros días y

cada miércoles santo durante más de trescientos años recorre sus calles. La única vez

que no hizo su santificante recorrido fue en 1878, por el terremoto. La fe en esta imagen

milagrosa es inmensa, reúne gente de todo el país, especialmente los cueños vienen cada

año a rendirle culto y a pagar promesa vestidos con la túnica morada y descalzos. Por

varias generaciones está la venerada imagen bajo la custodia de la familia Acosta

Quiroba.

El Nazareno de Lecumberry.

El Jueves Santo, es un día solemne, tradicionalmente se hace en el templo con la

presencia de las autoridades locales el “Lavatorios de los pies” se rememora la Última

Cena, el paso corresponde al Cristo Crucificado, hermosa imagen de origen sevillano,

en épocas lejanas estaba bajo responsabilidad de Don Luís Ricardo Ramos (f), en años

recientes la Sociedad la presidía Don Jesús Caraballo (f) y en la actualidad por el Señor

Don Williams Ríos

El Cristo del Jueves Santo

El Viernes Santo, el día más solemne del año, recogimiento absoluto y se oye en las

iglesias de Venezuela la famosa pieza sacra de José Ángel Lamas (f) “Popule Meus”. A

las tres de la tarde , la hora nona de la pasión , empieza la obra maestra de la oratoria

sacra “Las siete palabras”, en Cúa se inició el más famoso orador sacro de todos los

tiempos: Monseñor Jesús María Pellín. Ese día corresponde al paso del Santo Sepulcro,

desde la época colonial vinculado a la hacienda cacaotera del Conde de Tovar, hoy Las

Mercedes de Cúa. La familia Vegas y todos los nativos del antiguo caserío de

Paratebueno, tuvieron su sede en Cúa, en la calle Chupulún, de donde salía el Santo,

hoy se encuentra en la calle La Vega de esta población, bajo la responsabilidad de su

Sociedad presidida por el Profesor Dagoberto Castro.

El recorrido de los Santos en procesión en la noche era desde la Iglesia hasta la Cruz

Verde, en ese sitio tradicional al pie de la cuatricentenaria Ceiba “El santo descansaba”

y los cargadores aprovechaban para refrescar la garganta, en algunas ocasiones se

tardaban más de lo previsto. Este retardo traía problemas con los curas de la parroquia,

pues a veces el Santo llegaba al templo casi a la media noche.

Estas costumbres han desaparecido por razones obvias, la inseguridad se ha hecho

dueña de todos los espacios y en la noche son los amos absolutos. En Cúa, en los

últimos años, algunas procesiones han terminado en medio de balaceras. Situaciones

que no se vieron ni las épocas de las guerras civiles. Siempre se tuvo un respeto por las

cosas sagradas. Hoy no se conoce la palabra respeto y nada es sagrado.

La noche del sábado se hacía la llamada “Misa de gallo”, o de Resurrección, a media

noche. Cabe destacar que todos los asistentes llevan su botella de agua para recibir la

bendición, pero algunos se quedaban dormidos y se quebraban las botellas, en aquellos

años no existían las botellas de plástico. El agua bendita es uno de los sacramentales

más importantes del catolicismo, aunque popularmente se cree que el agua bendita tiene

propiedades casi mágicas.

La Semana Santa termina el Domingo de Resurrección. La pasión de Cristo, es el

Sacrificio del Hijo de Dios para redimir los pecados del mundo, ofrendando su vida,

pero señalándonos la esperanza de la Resurrección en la Fe. Ese es el misterio más

grande de nuestra Fe Católica. En nuestro pueblo se festeja sanamente y recientemente

se ha creado la Sociedad de Jesús Resucitado, presidida por el Profesor Roberto

Izquierdo T. Una nueva tradición para decirnos que lo importante de la Semana Mayor

es la Resurrección. Y con esa alegría se cierra el ciclo iniciado el miércoles de ceniza.

El pueblo celebra de muchas maneras pero en nuestro pueblo la Quema de Judas, es

una tradición que nos llegó en la colonia, acto simbólico donde se quema un monigote

que simboliza el mal. Judas el discípulo traidor, quien entregó a Cristo por 30 monedas.

Casi siempre se representa a un personaje en desgracia o mal visto por el pueblo. Los

poetas populares de la Cúa de ayer hacían un testamento en verso, con una narración

jocosa de la vida cotidiana de destacados habitantes de la población. A quienes el Judas

antes de morir quemado le va dejando objetos y cosas, lo cual produce hilaridad en los

oyentes. A veces se disgustaban los aludidos y las cosas podían terminar a garrote.

Famosos por los años 30 los Judas elaborados por Francisco García (f), José Rafael

Álvarez (El Catire)(f), Felipe González (La Justanera)(f), Luís García(f) el cual

quemaban en el terreno donde hoy está el Palacio Municipal, conocido en aquellos años

como el plan de San José. En años recientes fueron famosos los judas quemados en la

Cruz Verde, colgados de la Ceiba, regados con el “Zamurito de Don Oscar Paz (f)”,

bebida tradicional de Cúa. Los Judas eran elaborados por los hermanos Díaz Piñango

con su respectivo testamento.

La Semana Santa en Cúa, especialmente la de ayer, además del contenido religioso tenía

elementos de gran valor cultural para la comunidad. Hemos tratado de recordar con la

mayor fidelidad aquellos lejanos años, estoy seguro que mi memoria ya no da para

tanto, por las fallas cometidas pido disculpas. Espero que esta crónica sirva para que las

nuevas generaciones conozcan un pasado que no volverá. Tal vez sea necesario

potenciar lo bueno que tenemos, renovar introduciendo nuevas tradiciones como el

Jesús Resucitado y hacer de la Semana Santa Cueña además de una costumbre

católica, un gran atractivo de turismo religioso, unido al Santuario de Betania. Es saber

aprovechar nuestras ventajas competitivas, el Nazareno de Lecumberry está considerado

dentro de la trilogía nacional conjuntamente al Nazareno de Achaguas en Apure y el de

San Pablo en Caracas. Pero muchos habitantes del Tuy lo desconocen.

La Dolorosa

Nuestra Señora de los Dolores.

La Dolorosa, la Verónica y San Juan Evangelistas, santos que acompañan los Pasos

de la Semana Mayor en Cúa (Fotos Gladys Zambrano 2009)