La Teología Moral y Su Tarea

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LA TEOLOGÍA MORAL Y SU TAREA El creyente indaga en la fe revelada una respuesta para su conducta moral. En esa búsqueda situamos la teología moral. No es que no sea válida la ética civil o filosófica, pero es insuficiente para un cristiano, que ante la necesidad de respuestas sobre el sentido y estilo de vida, desea algo más referencial para su vida cristiana. La teología moral sería aquella parte de la teología que estudia el misterio cristiano a fin de aplicarlo a las cuestiones éticas. La teología moral que elaboremos partirá de las fuentes de Revelación: Sagrada Escritura y tradición, y tendrá además la obligación de ir dirigida a la comunidad eclesial y a sus necesidades. La teología moral no debería ser un estudio sobre principios y normas morales, no debemos someter la moral a una casuística sin más, a una lista de soluciones a los problemas morales; sino que tiene la función de construir la comunidad creyente y al hombre en su camino hacia Dios. La tarea de la teología moral debe partir, como hemos indicado, de la lectura que hagamos de la Biblia. Esta lectura tendremos que hacerla a la luz de la Revelación en su conjunto, con Cristo a la cabeza. Así nuestra moral será "teocéntrica" y "cristocéntrica". Nuestro modelo y referente moral será Jesús. A menudo, cuando se buscan respuestas para la moral, la Biblia nos ofrece textos que leídos sesgadamente conducen a un fundamentalismo ético. También aquí hacemos la lectura bíblica aplicando los métodos histórico-críticos que ya indicamos en el apartado de Sagrada Escritura. En cuestiones de fe y de moral, la Tradición y el Magisterio tienen como función asegurar la fe y ser vínculo de unidad. En esta línea, la Encíclica "Veritatis Splendor" dice que la unidad de la Iglesia es herida también cuando se rechazan falsean y desconocen las obligaciones morales. No sólo se rompe la unidad por las ideas dogmáticas, también por la cuestión moral. La tarea del teólogo moralista será indagar, interpretar, actualizar y trabajar los textos bíblicos, desde una

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LA TEOLOGÍA MORAL Y SU TAREA

El creyente indaga en la fe revelada una respuesta para su conducta moral. En esa búsqueda situamos la teología moral. No es que no sea válida la ética civil o filosófica, pero es insuficiente para un cristiano, que ante la necesidad de respuestas sobre el sentido y estilo de vida, desea algo más referencial para su vida cristiana.

La teología moral sería aquella parte de la teología que estudia el misterio cristiano a fin de aplicarlo a las cuestiones éticas. La teología moral que elaboremos partirá de las fuentes de Revelación: Sagrada Escritura y tradición, y tendrá además la obligación de ir dirigida a la comunidad eclesial y a sus necesidades. La teología moral no debería ser un estudio sobre principios y normas morales, no debemos someter la moral a una casuística sin más, a una lista de soluciones a los problemas morales; sino que tiene la función de construir la comunidad creyente y al hombre en su camino hacia Dios.

La tarea de la teología moral debe partir, como hemos indicado, de la lectura que hagamos de la Biblia. Esta lectura tendremos que hacerla a la luz de la Revelación en su conjunto, con Cristo a la cabeza. Así nuestra moral será "teocéntrica" y "cristocéntrica". Nuestro modelo y referente moral será Jesús. A menudo, cuando se buscan respuestas para la moral, la Biblia nos ofrece textos que leídos sesgadamente conducen a un fundamentalismo ético. También aquí hacemos la lectura bíblica aplicando los métodos histórico-críticos que ya indicamos en el apartado de Sagrada Escritura.

En cuestiones de fe y de moral, la Tradición y el Magisterio tienen como función asegurar la fe y ser vínculo de unidad. En esta línea, la Encíclica "Veritatis Splendor" dice que la unidad de la Iglesia es herida también cuando se rechazan falsean y desconocen las obligaciones morales. No sólo se rompe la unidad por las ideas dogmáticas, también por la cuestión moral.

La tarea del teólogo moralista será indagar, interpretar, actualizar y trabajar los textos bíblicos, desde una comunidad cristiana depositaria de la fe y de las costumbres, y desde ahí, responder a los interrogantes de los creyentes de hoy, que con su presencia en el mundo tratarán de hacer germinar una sociedad más solidaria, justa, auténtica o libre.

¿Qué diferentes formas hay de hacer teología moral? A lo largo de la historia ha habido maneras distintas de plantear la teología moral, esta evolución también la apreciábamos en la teología dogmática. En los primeros siglos, los Padres de la Iglesia encontraban en los Evangelios y en la Biblia las pautas de vida moral. Cristo era modelo indiscutible de hombre y de vida moral. También ahondaron y estudiaron las virtudes en los grandes personajes bíblicos, concebían el amor como motor de la vida práctica, subrayaban el seguimiento y la imitación de Cristo, como propuesta ética.

Pero a partir de la Alta Edad Media, hacia el siglo VIII, la forma de elaborar la teología moral fue cambiando. La tendencia era subrayar cuestiones como la conciencia, la penitencia, el valor de la cruz, el sufrimiento o la mortificación. Frente a la creciente amnesia por la Escritura, fueron apareciendo tratados sobre la conciencia, la norma, los sistemas morales, o libros de penitencias. Se fue extendiendo la idea que concebía la moral como una cuestión exacta y casi matemática, con su pena prevista y medida. Por ejemplo, mantener relaciones con una mujer casada implicaba un castigo exacto, de "X"

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días de penitencia. Si era soltera eran otros "X" días de penitencia. En el fondo hay una influencia notable del derecho en la concepción de la moral.

En el fondo, el planteamiento teológico de la moral tuvo el mismo error que el método dogmático: partir de la conclusión, para luego encajarlo con la Escritura. Además la influencia del derecho fue en progreso. Recordemos que se produce un nuevo auge del derecho romano en el XII, la Universidad retorna a sus fuentes jurídicas, cosa que impregnó todo el occidente cultural. La estructura del problema moral, su norma de aplicación y las deducciones lógicas de las compilaciones, funcionaban de manera semejante en lo moral y lo jurídico. Irá apareciendo una casuística moral muy identificada con la labor de una codificación jurídica, con un carácter "cuasi-mágico" de la sanción moral en muchos casos. Los libros de moral decían objetivamente qué era lo malo y lo bueno, y el castigo se era automático. La estructura moral se identificará con los juegos de la lógica aristotélica, dato que funcionará igual que el derecho. De una trasgresión de la norma moral o jurídica por "menganito", puesto que la norma dice que la sanción es "X", se deduce que "menganito debe ser castigado con X".

Un tratamiento distinto recibió la cuestión de la conciencia. También muy influenciada por la psicología Aristóteles y con una aportación profundísima de Santo Tomás de Aquino. En los siglos siguientes apareció un debate profundo, entre Jesuitas y Dominicos, sobre las relaciones de la conciencia frente a la norma. Cito por ser maestro de la moral, al autor de un cierto equilibrio en las cuestiones de conciencia y norma moral, me refiero a S. Alfonso María Ligorio del s. XVIII. En el siglo XIX y XX asistimos a un proceso de secularización cultural muy fuerte en Europa que lleva consigo el deterioro del valor de la moral, quizás por haber estado muy cerca de lo religioso. La moral teológica a su vez, va a ir acercándose, tal vez demasiado, a posturas subjetivistas y relativistas.

¿Cómo planteamos la teología moral hoy día? En el siglo XX recuperamos la clave irrenunciable de retornar a un cristocentrismo bíblico. Es la vuelta a una visión del hombre más articulada en una antropología cristiana, donde Cristo es también modelo de vida ética. La articulación de la moral supera el antiguo individualismo moral perfeccionista, basado en la casuística y en la meta celestial. Hoy la teología moral se encuadra en una órbita eclesial y comunitaria, es toda la comunidad cristiana la que busca respuestas y abre los interrogantes de su vida cristiana. En nuestra sociedad además, no caben planteamientos de moral individualista. Aceptamos que la moral tiene una función social importante, esa obligación en el cristiano es inexcusable a fin de construir una sociedad más justa y libre.