ARQUITECTURA

La Trufa pone a la Costa da Morte en la vanguardia Antón García-Abril construyó una especie de cueva para invitados utilizando paja, hormigón y tierra

Cristina Viu Carballo. 30/6/2010

Se llama La Trufa porque surgió de la tierra y ha puesto la Costa da Morte en la vanguardia de la arquitectura. Se trata de un pequeño experimento de Antón García-Abril, uno de los tres españoles invitados a la Bienal de Venecia, que ha despertado el interés de las más prestigiosas publicaciones del sector y que ha servido de maqueta para una iglesia que el estudio construye en Valencia.

Lo más curioso de La Trufa es el proceso de construcción, en el que se emplearon paja, hormigón y tierra. La casita, que es una habitación de invitados, nació de un gran hoyo que sirvió de molde. Ese agujero se rellenó con balas de paja y hormigón. La tierra fue creciendo en altura al mismo tiempo

Miércoles 30 de junio del 2010

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que la masa de cereal y cemento, aunque en la última fase la parte central se cubrió con un plástico para que las pacas quedaran sueltas y sirvieran de encofrado.

Una vez que el hormigón fraguó en el molde, la tierra se retiró y se procedió a abrir huecos mediante cortes con maquinaria de cantera.

A través de esas aberturas salieron los 50 metros cúbicos de paja que dejaron espacio a la habitación, en la que hay un baño, con ducha, y una chimenea, además de la cama, desde la que se ve el mar a través del ventanal.

«Paulina»

La parte poética del proyecto la pone Paulina , una ternera rubia de Cabana que, según Antón García-Abril, vivió un año de la paja y gracias a eso engordó trescientos kilos.

Para el arquitecto madrileño, La Trufa ha sido un juego que ha tenido tanta repercusión que le ha hecho exigir el anonimato en cuanto a la ubicación exacta de la casita de invitados. El técnico señala: «Conozco como opera el mercado y no quiero encontrarme un montón de coreanos haciendo fotos».

García-Abril reconoce que para su obra gallega, entre la que están la sede de la SGAE y la Escuela de Altos Estudios Musicales, se basa en lo que ha visto y vivido en la Costa da Morte. Destaca especialmente el dolmen de Dombate, en Cabana, y la Pedra da Serpe, en Ponteceso, como principales elementos inspiradores, además del mar y el misterio que envuelve la zona.

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