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la conquista indigena de mesoamericaEl caso de Don Gonzalo Mazatzin Moctezuma

Coedicin: Secretara de Cultura del Estado de Puebla Universidad de las Amricas Puebla Instituto Nacional de Antropologa e Historia

la conquista indigena de mesoamericaEl caso de Don Gonzalo Mazatzin Moctezuma

Michel Oudijk Mathew Restall

GOBIERNO DEL ESTADO DE PUEBLA Mario Marn TorresGOBERNADOR CONSTITUCIONAL DEL ESTADO

Benito Adolfo Taibo MahojoCOORDINADOR NACIONAL DE DIFUSIN

Primera edicin 2008 ISBN: 978-607-7525-00-4 D.R. Universidad de las Amricas Puebla Sta. Catarina Mrtir, Cholula 72820 Puebla, Mxico www.udlap.mx Secretara de Cultura / Gobierno del Estado de Puebla 3 Oriente 209 Centro Histrico Puebla, Puebla. C.P 72000 . Instituto Nacional de Antropologa e Historia Crdoba 45, Col. Roma C.P 06700 . Mxico, D.F. [email protected]

Vctor Hugo Valencia VarelaDIRECTOR CENTRO INAH-PUEBLA

SECRETARA DE CULTURA Alejandro Montiel BonillaSECRETARIO DE CULTURA

UNIVERSIDAD DE LAS AMRICAS PUEBLA Luis Ernesto DerbezRECTOR

Jaime Mesa CastelnSUBDIRECTOR DE EDICIONES

Jos LoyolaVICERRECTOR ACADMICO

INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA Emb. Alfonso de Maria y Campos CastelloDIRECTOR GENERAL

Diana Isabel JaramilloJEFE DE PUBLICACIONES

Rafael Prez MirandaSECRETARIO TCNICO

Cuidado de la edicin Mara Elsa Arce Cote Diseo Editorial Roco Corona Palacios Fotografa de portada por cortesa de Fototeca Nacional / INAH

Jos Enrique Ortiz LanzCOORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONES

Impreso y hecho en Mxico Printed and made in Mexico

presentacion

Uno de los objetivos ms importantes para la Secretara de Cultura es apoyar los trabajos de divulgacin que permitan que el pblico erudito y el no especializado, conozcan los nuevos resultados que se obtienen de la investigacin seria que estudiosos de todas partes del mundo realizan sobre el pasado indgena de nuestro pas. Es por eso que nos dimos a la tarea de editar el libro La conquista indgena de Amrica. El caso de don Gonzalo Mazatzin Moctezuma, del Dr. Michel Oudijk y del Dr. Matthew Restall. El Dr. Oudijk obtuvo su maestra y doctorado en el Programa de Arqueologa e Historia Cultural de Amrica Indgena en la Universidad de Leiden, Holanda y ahora es uno de los ms reconocidos miembros del Instituto de Investigaciones Filolgicas de la UNAM, en tanto que el Dr. Restall es un connotado historiador que se ha interesado por la historia de Latinoamrica, los estudios sobre las mujeres y la antropologa y actualmente es profesor de la Universidad de Pennsylvania. Su amplia trayectoria como investigadores de los pueblos indgenas aseguran la calidad de su trabajo acadmico, tal como el que nos ocupa en esta ocasin. Los mritos de este libro son varios, puesto que ponen de manifiesto el papel tan destacado que tuvieron los indgenas en los procesos de conquista en Mesoamrica dejando en claro que la Conquista no haba sido realizada completamente por los espaoles que venan bajo el mando de Hernn Corts. Gracias a un detallado anlisis historiogrfico, basado en fuentes documentales, pictogrficas y bibliogrficas ambos investigadores destacan la participacin de los pueblos indgenas de diversas zonas geogrficas, los cuales se integraron al ejrcito espaol, no slo como combatientes, sino como cargadores, proveedores de alimentos, guas e intrpretes que hicieron ms fcil el recorrido a lo largo y ancho de Mesoamrica.[9]

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Michel Oudijk asienta en su introduccin que los pueblos indgenas fueron actores importantes en este proceso que le otorg un nuevo orden y sentido al mundo mesoamericano. Su participacin fue activa, decidida y con objetivos muy claros, tal como lo asienta la segunda parte del libro, al convidarnos a ser testigo de las acciones que realiz Don Gonzalo Mazatzin Moctezuma, del pueblo de Tepexi de la Seda, para probar que sus antepasados haban apoyado a Hernn Corts para lograr la conquista de MxicoTenochtitln as como de otros seoros. Tal como veremos a lo largo del esta segunda parte, los beneficios que los indgenas esperaban obtener desde los primeros momentos de la conquista abarcaban varios aspectos, pues pedan para s y sus descendientes tierras o exenciones de tributos. Por lo tanto, es motivo de la mayor satisfaccin presentar una obra que permitir a sus lectores tener una nueva mirada para observar el desarrollo de los pueblos mesoamericanos; este es el fin que persiguen los autores, revalorar y apreciar en su justa medida la actuacin de estas comunidades, que sin duda reivindica otro aspecto de la historia de nuestro nacin.

Alejandro Montiel Bonilla Secretario de Cultura

introduccion La historia nica no existe. Tenemos, por un lado, lo que pas en el pasado y, por el otro, la historia como est escrita por historiadores. Este ltimo es lo que muchas veces se confunde con el primero. Pero no debemos engaarnos, la historia escrita, tambin llamada la historiografa, es solamente una visin particular a ciertos eventos que han ocurrido en el pasado. Esta caracterstica tiene como consecuencia que la historia puede cambiar segn el objetivo de los historiadores. Todo comienza con la eleccin del objetivo. Por qu los historiadores eligen investigar un momento o una cadena de momentos del pasado? En muchas ocasiones la razn es clara. En Cuba el momento clave es la entrada de los revolucionarios en La Habana; para los pases europeos un momento similar es la Segunda Guerra Mundial y la (re)instalacin de las democracias modernas; para Mxico, durante todo el siglo XX, el punto determinante era la Revolucin; y los EE.UU. tienen su clave en la independencia de Inglaterra (y tal vez en la guerra de Vietnam). Todos esos momentos (o procesos) legitiman el sistema poltico y social vigente y el estudio histrico representa la visin de los que han vencido. Muy pocas veces conocemos las voces de los vencidos, aunque hoy da en el mundo pluriforme del siglo XXI tenemos mucho ms acceso a stas. Contrario a lo que nos hace pensar el gran maestro Miguel Len-Portilla, la visin de los vencidos no es una historia de pena, ni es una historia de gente que no pueden manejar los procesos histricos en que estn involucrados. La historia de los vencidos es una historia de gente que no tienen voz porque no estn arriba en las escalas polticas y/o econmicas de su sociedad, o representan una voz que la sociedad no quiere escuchar por ciertas razones. As que es la voz de las mujeres en pases islmicos, es la voz de los disidentes polticos en pases como China o Cuba, o es la voz de los indgenas en Amrica[11]

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Latina. Desde la conquista de Mesoamrica o lo que hoy da es Mxico, Belice, Guatemala y El Salvador, los indgenas han sufrido la discriminacin y privacin que ha desembocado en su lamentable situacin actual. El papel de estos indgenas en la historia de Mxico se ha reducido a uno de las masas que solamente tienen utilidad cuando los dirigentes las necesitan. Entonces vemos que los indgenas participaron en la conquista espaola, pero nunca tomaron decisiones. Corrieron detrs de los Miguel Hidalgo, los Pancho Villa o los Emiliano Zapata, pero siempre sin tomar las riendas o llevar adelante los grandes e importantes procesos histricos. La razn de ese papel invisible en la historia es porque ningn poltico ni gobierno necesita o ha necesitado una legitimacin basada en el papel histrico indgena. Ahora bien, la invisibilidad de los pueblos indgenas en la historia mesoamericana obviamente no quiere decir que no tuvieron importancia en la misma. En un libro recin publicado por uno de los autores de esta obra (Matthew & Oudijk, 2007), se demuestra que la conquista espaola en verdad era un proceso mucho ms complejo en el cual los indgenas tuvieron un papel crucial igual o ms importante al de los espaoles. En las siguientes pginas se puede leer otro fuerte testimonio del mismo punto. Estamos de acuerdo en que la llegada de los espaoles a la costa de lo que hoy es Mxico fue el inicio de un proceso que termin con la instalacin de un sistema colonial. Pero ese proceso no era ajeno a Mesoamrica, sino que fue una continuacin de muchos procesos indgenas que ya existieron y que simplemente continuaron despus de 1519 aunque en algunos casos con un ritmo acelerado. El documento que publicamos ahora representa una visin de la conquista, que nos hace dudar fuertemente de la historia como est escrita hasta ahora.1 La presencia de los espaoles casi se reduce a algo anecdtico y el papel de los indgenas es lo que rige. Es una versin de lo que sucedi en el pasado, pero es una que no hemos escuchado y que sin embargo merece ser oda. Representa la voz de lo que hoy en da llamamos los vencidos, pero resulta ser un trmino intil para definirlos ya que fueron los conquistadores indgenas quienes se convirtieron en vencedores. Son agentes en una historia grande; toman decisiones y actan para mejorar su situacin. Con el mismo orgullo1. Para lograr este cometido se ha analizado el caso de una probanza que gestion Don Gonzalo Mazatzin Moctezuma, para el cual se ha realizado una transcripcin de dicho documento en el que se han seguido algunas reglas que pueden ser consultadas al final del libro para que se tenga mayor claridad en la manera en cmo se trabaj dicho documento.

Introduccin

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y las mismas frustraciones que sus compaeros, los conquistadores espaoles, estos indgenas nos cuentan su historia. Una historia que ya no podemos ignorar. Una historia que ya es parte de la historia mesoamericana.

la conquista indigena de mesoamericaMichel R. Oudijk Instituto de Investigaciones Filolgicas, UNAM Matthew Restall Pennsylvania State University

[] y en esto que escribe es por sublimar a Corts y abatir a nosotros los que con l pasamos, y sepan que hemos tenido por cierto los conquistadores verdaderos que esto vemos escrito [] porque en todas las batallas o reencuentros ramos los que sostenamos a Corts, y ahora nos aniquila en lo que dice este cronista (Daz del Castillo, 1955:265-266).

En la sptima pintura de la serie Kislak sobre la Conquista de Mxico, pintada alrededor de 1680, la cada de Tenochtitlan est representada como una batalla pica entre las tropas espaolas y los defensores mexicas. Intitulada Conquista de Mxico por Corts, la imagen promueve el papel de los lderes espaoles y sus principales capitanes tres de los cuales son mencionados en la leyenda del cuadro-, enfatiza la habilidad militar de los conquistadores, ignora completamente la presencia de los soldados negros y margina el papel de los tlaxcaltecas y otros grupos indgenas aliados de los invasores. No omite del todo a los tlaxcaltecas, pero los presenta en la retaguardia vestidos de blanco sobre las calzadas que se ven al fondo del cuadro, llegando detrs de los espaoles cuando las batallas ya han terminado y Pedro de[15]

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Alvarado ha alzado ya la bandera de Su Majestad encima de la pirmide de Guichilobos.2 Las pinturas de Kislak nos remiten de inmediato a las interpretaciones y al nfasis de la Historia de la Conquista de Mxico publicada por Antonio de Sols y Rivadeneira en 1684, a tal grado que podramos pensar que estuvieron influenciadas por ella. Aunque el relato de Sols est basado en narrativas ms antiguas, tanto el texto como las pinturas de Kislak presentan una visin de la Conquista de Mxico y Per fundada en los escritos de los propios espaoles, la cual se reforz durante la Colonia a travs de la obra de William Prescott durante el XIX y a lo largo del siglo XX se perpetu de varias maneras. Cmo fueron posibles tan asombrosas hazaas? es la pregunta clave de la que parte esta visin. Desde el siglo XVI hasta el presente, ste ha sido el planteamiento que en repetidas ocasiones les ha funcionado de maravilla a cronistas e historiadores como un gancho irresistible para meter al lector en la historia y, al mismo tiempo, brindar una elaborada explicacin de la Conquista. Esta visin hace hincapi sobre todo con relacin al centro de Mxico, pero tambin se refiere al resto de Mesoamrica en varios factores: en el genio de Corts; en la superioridad de los recursos militares espaoles; en la intervencin providencial de Dios; en la decadencia poltica y moral del imperio mexica en el momento de la invasin; en la debilidad estructural de ese imperio; en la falta de unidad entre los pueblos mesoamericanos; en el impacto de las enfermedades epidmicas; as como en las fallas de Moctezuma y en su supuesta creencia de que Corts era Quetzalcatl. No nos debe sorprender que en el siglo XX la popularidad de las explicaciones religiosas (la Conquista como milagro) disminuy en favor de razonamientos ms seculares (tecnologas militares relativas) y el nfasis en los grandes hombres fue reemplazado por el de las estructuras y los patrones. Por ejemplo, en su libro Los siete mitos de la conquista espaola, Restall (2003:140-144) argumenta que las conquistas espaolas en Amrica se pueden explicar sobre todo por la combinacin de tres factores simultneos: enfermedades epidmicas, micropatriotismo o falta de unidad indgena y armas de metal aunque no necesariamente rifles y caballos.

2. Las pinturas annimas conocidas anteriormente como la serie Strickland fueron compradas por la Fundacin Jay I. Kislak en 1999. Para apreciar una buena reproduccin de estas pinturas, vase Vargaslugo (2005:42-61). La segunda pintura fue reproducida y comentada brevemente en Restall (2003:30-31).

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La visin tradicional de la Conquista, basada en el enfoque de los propios conquistadores espaoles, no est tan atrincherada como antes. Por un lado, el libro de Restall nos presenta esos mitos en el sentido de ideas falsas y opiniones errneas que son credas totalmente que estn tan enraizados que persisten de una u otra forma hasta hoy da; y por el otro lado, la propia existencia de ese texto muestra que hay un nmero creciente de voces revisionistas y presentaciones de pruebas que desacreditan dichos mitos. Es ms, el aspecto ms conocido y aceptado sobre la visin revisionista de la Conquista es la existencia de los aliados indgenas.3 Ejemplo irrefutable de ello es el hecho de que Tlaxcala proporcion grandes cantidades de guerreros a los espaoles para ayudarlos a sitiar y destruir Tenochtitlan. Esto ya no es una observacin revisionista, ya que ningn historiador moderno argumentara que la marginalizacin de los tlaxcaltecas en las pinturas de Kislak refleja de manera exacta su papel en la destruccin del imperio mexica. Sin embargo, lo que es mucho menos conocido es el origen del apoyo indgena y el grado de influencia que ste tuvo sobre la actividad militar espaola en Mesoamrica de 1519 a finales del siglo XVI. En este captulo, el papel de los indgenas durante la Conquista se tratar mediante cuatro categoras, que van de lo ms conocido a sugerencias novedosas sobre patrones y posibilidades de conquista. Las categoras son las siguientes: 1. El nmero de auxiliares indgenas. 2. La ubicacin de los aliados nativos ms all de los ejemplos conocidos de la guerra entre espaoles y mexicas de 1519 a 1521. 3. El papel crucial de los auxiliares no-combativos (guas, espas, intrpretes, cocineras, tamemes, etctera). 4. La posibilidad de que la Conquista espaola haya imitado patrones indgenas de conquista y comercio, hasta el grado de haberse basado en las conquistas que formaron al imperio mexica. Nuestros datos provienen de una combinacin de fuentes secundarias y documentos de archivos (principalmente de peticiones de conquistadores mesoamericanos mandadas a Espaa durante el siglo XVI).

3. Parcialmente, esta es la razn por la cual el tema de los aliados nativos est presente en Restall (2003:44-63), en el contexto ms amplio, respecto a la asistencia que los espaoles recibieron de guerreros indgenas y africanos (vase tambin Restall, 2000).

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Una gran cantidad de indios amigos[] e vio que al tiempo que vinieron a ayudar a la conquista della mucha cantidad de yndios amigos naturales de taxcala e mexicanos y naturales de chulula e apotecas e mistecas e yopes e de guacachula todos amygos de los espaoles los quales despues de venidos a esta tierra bio este testigo que en serviio de dios nuestro seor y de su mag[estad] se hallaron en todas las vatallas e rrecuentros [] y servieron muy bien con sus personas e armas padesiendo mucho cansanio e hanbres e neseidades y muchas heridas muchos aos hasta que se conquisto e paifico la tierra y se puso so el dominio de su mag[estad] [] (AGI-J 291,1:239r).

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Al llamar a la guerra entre espaoles y mexicas Conquista de Mxico o Conquista espaola sea con aliados indgenas o con asistencia indgena se corre el riesgo de otorgarles a los aliados nativos un papel secundario en esta lucha, en lugar del de protagonistas. Es difcil evitar el uso de estos trminos y, por otro lado, tampoco debemos olvidar el papel de los espaoles como iniciadores y ltimos beneficiarios de esta guerra. Sin embargo, si slo tomramos en cuenta el balance demogrfico entre las fuerzas aliadas el gran nmero de guerreros indgenas luchando contra los mexicas entre 1519 y 1521 y despus contra otros altpetl y seoros, veramos ms claramente cmo se elimin la subordinacin nominal de las fuerzas indgenas al liderazgo espaol, pues los espaoles dependan por completo de los guerreros indgenas, que conformaban la mayora de sus tropas. An antes de empezar la guerra entre espaoles y mexicas, cuando los invasores todava estaban en la regin de Cempoala, Corts y sus hombres fueron superados en nmero cinco a uno por una fuerza indgena aliada de dos mil soldados. Desde entonces, esa proporcin se hizo cada vez mayor, pues conforme pasaba la caravana espaola-indgena es decir, los aliados por los pueblos, los gobernantes sumaban soldados locales para participar en las tropas espaolas. Sin duda, el clculo numrico es bastante impreciso, ya que muy pocas de las fuentes histricas indgenas proporcionan cantidades precisas y las espaolas, por lo general, simplemente prescinden de los aliados nativos. Por ejemplo, Pedro de Alvarado, en su primera carta dirigida a Corts, escrita durante su estancia en Guatemala, no menciona ni a los mexicas ni a los tlaxcaltecas ni a otros grupos nativos que le acompaaban. Sin embargo, gracias a otras fuentes sabemos que estuvo rodeado de indgenas aliados, adems de que el mismo Alvarado declara en su segunda carta a Cor-

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ts, que sus tropas consistan en 250 espaoles y cerca de cinco o seis mil indios amigos (Alvarado, 1924:80).4 El clculo de la proporcin de indgenas en las tropas espaolas se complica an ms debido a que las referencias a los ejrcitos siempre se relatan en trminos de capitanes. Por ejemplo, Cempoala dio cuarenta capitanes, mientras Xalacingo dio veinte. Informacin de la expedicin de Alvarado en Guatemala sugiere que esos mismos capitanes mandaron unidades llamadas cuadrillas por los espaoles conformadas por hombres de la comunidad o el Barrio de origen de cada capitn.5 Dichas cuadrillas incluan 200 o 400 soldados (Hassig, 1988:56), lo que significa que el clculo del nmero total puede estar equivocado hasta en un 50 por ciento. No obstante, considerando la cantidad ms baja 200 por cuadrilla, la contribucin de Cempoala a los aliados podra estimarse en un impresionante ejrcito de ocho mil hombres, que ms tarde, cuando se estableci la Nueva Alianza, se empequeecera al lado de la contribucin de soldados de Tlaxcala. Segn Bernal Daz del Castillo, Xicotncatl, el gobernante principal de Tlaxcala, insisti en que 10 mil soldados acompaaran a los espaoles a Cholula. Posteriormente, durante el sitio de Tenochtitlan, el nmero de espaoles haba aumentado a 500 hombres, mientras que el de los aliados indgenas sumaba por lo menos 24 mil, cifra que podra ser mayor, pues existen referencias que sealan que los soldados nativos que participaron en la expedicin a Ixtapalapa sumaban 40 mil (Daz del Castillo, captulos 81 y 159; Corts, 3a carta). Despus de 1521, es menos probable que los ejrcitos de indios amigos superaran decenas de miles debido a la enorme cantidad de muertos durante la guerra entre espaoles y mexicas, as como por los primeros impactos de las epidemias que comenzaron en los primeros veinte aos del siglo XVI. No obstante, an era normal que los espaoles emprendieran sus expediciones hacia cualquier parte de Mesoamrica acompaados de miles de nahuas del centro de Mxico u otros guerreros indgenas. En la prxima seccin veremos que ste fue un hecho constante durante gran parte del siglo XVI.4. Otro ejemplo que prueba la existencia de estos aliados, adems del reporte de Alvarado, son los documentos procedentes de la peticin de 1564, citada anteriormente, en la cual descendientes de los conquistadores indgenas reclaman su derecho a tierras y el privilegio de no pagar tributo (vase AGI-J 291, Exp. 1). 5. AGI-J 291,1:96v: ...al tiempo que el d[ic]ho don pedro de alvarado passo con los d[ic]hos espaoles e yndios capitanes de suso declarados vido que trayan consigo muchos yndios de sus tierras que dezian que heran sus deudos e maeguales y quel t[iem]po que este testigo anduvo en la guerra vido que los d[ic]hos capitanes hizieron sus cuadrillas cada uno por su orden.

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En cada una de estas provincias y ciudadese despues de conquistada e ganada esta tierra los d[ic]hos yndios conquistadores de la nueva espaa muchos dellos se quedaron poblados en la iudad bieja de almolonga ques erca de guatimala donde agora estan y biven ellos e sus hijos y desendientes y asimismo este testigo sabe e bio que muchos espaoles capitanes salieron desta iudad de guatimala con mucha gente a conquistar e poblar las provinias de cuzcatlan que agora se llama entre espaoles san salvador e la provinia de honduras e la provinia de la verapaz e la de chiapa con los quales d[ic]hos capitanes este testigo vio que ffueron muchos yndios de los d[ic]hos conquistadores mexicanos y taxcaltecas e apotecas e chulutecas e mistecas e otras naiones [] (AGI-J 291,1:47r-v).

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Los altos nmeros citados en las fuentes sobre la guerra entre espaoles y mexicas, de 1519 a 1521, tambin aparecen con regularidad en muchas de las peticiones y reclamaciones enviadas a la Audiencia Real y al emperador durante el siglo XVI. Dichos documentos corresponden al periodo antes sealado, pero continuaron envindose a lo largo de los aos que duraron las guerras de conquista posteriores a la cada de Tenochtitlan. Todos los espaoles que participaron en el proceso de exploracin, descubrimiento, conquista y colonizacin de las Amricas tenan la obligacin de entregar a los oficiales reales reportes que iban dirigidos al rey. Estos reportes que contaban en detalle lo que los espaoles hacan y encontraban escritos en forma de cartas, relaciones u otras variantes eran llamados probanza de mrito. La entrega de estos reportes significaba para los espaoles que haban participado en una conquista, la posibilidad de conseguir compensaciones como ttulos oficiales, privilegios y otros beneficios. As pues, al principio, las probanzas provenan de soldados espaoles que pedan se les otorgaran pensiones, encomiendas y oficios en la administracin colonial, pero al cabo de un tiempo los conquistadores negros comenzaron a exigir las mismas compensaciones que incluan la exencin de tributo y el derecho a un lote de casa dentro de la traza de una ciudad colonial. 6 As mismo, la lite indgena y comunidades enteras (representadas por el cabildo), tambin entregaron sus peticiones, cuyo estilo era un hbrido entre una probanza espaola y una peticin mesoamericana (Restall, 1997). Particularmente, durante la segunda mitad del siglo XVI, varios grupos in6. Para el tema sobre el gnero de las probanzas y su papel en el desarrollo de los mitos de conquista, vase Restall (2003:11-18, 37). Existen ejemplos de probanzas de conquistadores negros en AGI-M 204 y 2999, 2 (vase tambin Restall, 2003:54-63).

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dgenas mandaron cartas reclamando derechos y privilegios basados en su participacin en la Conquista. Como una manera de ofrecer mayores argumentos, en cada peticin se haca referencia al nmero de personas que haban estado involucradas en las expediciones militares (Restall, 1998; Wood, 2003; Sousa y Terraciano, 2003). Aunque estas cantidades pueden haberse exagerado para obtener mayores beneficios, si las comparamos con las que aparecen en las fuentes espaolas podemos darnos una buena idea de cuntas tropas nativas participaron realmente en ciertas campaas. Por ejemplo, en un documento de Xochimilco se afirma que 12 mil xochimilcas participaron en el sitio de Tenochtitlan y que dos mil 500 acompaaron a Pedro de Alvarado a Guatemala y Honduras. En una carta de 1547, se dice que mil soldados de comunidades de Tlaxcala fueron a la misma campaa a Guatemala, y en otra carta de 1567, se menciona que 20 mil tlaxcaltecas de ese altpetl participaron en las conquistas en toda Mesoamrica. Don Juan Corts, el gobernante indgena de Tehuantepec, supuestamente mand dos mil guerreros con Pedro de Alvarado para la conquista de Chiapas y Guatemala, mientras que Pedro Gonzlez Njera, residente espaol en Guatemala y conquistador de la regin, dice que siete mil aliados indgenas participaron en las conquistas. Finalmente, en 1527 Jorge de Alvarado llev entre cinco y seis mil auxiliares nativos a Guatemala.7 Al igual que los invasores espaoles, los conquistadores mesoamericanos se refieren a los sufrimientos de la guerra y las bajas de esas expediciones con datos que confirman que muchas veces las victorias se obtuvieron a costa de los indgenas. En una expedicin a San Salvador, que dur aproximadamente 100 das, salieron 300 soldados indgenas y slo regresaron 140. Otros testimonios de estos viajes al sur de Mesoamrica no especifican el nmero de muertos, pero todos dicen que fueron muchos. As mismo, se sabe que en algunos casos los sobrevivientes de estas expediciones terminaron por establecerse como colonos; por ejemplo, en una carta al rey, las autoridades de Xochimilco reclaman que ms de mil 100 guerreros salieron rumbo a Pnuco, Guatemala, Honduras y Jalisco, y que ninguno regres.8

7. AGI-P 245; AGI-G 52:77r-78r; AGI-M 94,9; AGI-E 160b,1:285r. AGI-J 291,1:239r. Sobre la expedicin de Jorge de Alvarado a Guatemala, vase Asselbergs (2004). 8. AGI-J 291,1:88v; AGI-P 184,50 publicados en Prez-Rocha y Tena (2000:281-286). Tal vez algunos de estos conquistadores no murieron, ms bien no regresaron a sus comunidades originales porque se establecieron en las regiones recin conquistadas.

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Hay evidencias de que la contribucin indgena fue ms all de la cooperacin y la alianza. En 1584, don Joaqun de San Francisco, cacique de Tepexi de la Seda, del cual se hablar en la segunda parte de este libro pidi que se le exentara del pago de los tributos por los mritos y servicios que su abuelo, don Gonzalo Mazatzin Moctezuma, haba otorgado al rey de Espaa.9 En un testimonio asombroso, avalado por las declaraciones de al menos 30 testigos, don Joaqun reclamaba que cuando Hernn Corts estaba en Tlaxcala, su abuelo haba mandado embajadores con valiosos regalos para jurar lealtad al nuevo emperador. Una ceremonia similar se repiti tiempo despus luego de la Noche Triste cuando Corts y sus tropas ya haban conquistado Tepeaca, lugar del cual haba salido hacia Tepexi. En esa ltima ocasin, don Gonzalo recibi a Corts y ste le obsequi una lanza y una espada, acordando que sera l quien conquistara la provincia de la Mixteca y Oaxaca y que por ello recibira el ttulo de capitn en nombre del rey de Espaa. Mientras Corts volva al norte camino a la reconquista y como castigo a Tenochtitlan por su rebelda, don Gonzalo se fue al sur y, antes de que la capital mexica cayera, conquist hasta 20 pueblos en la Mixteca Baja y Alta. Es tentador descartar este documento como fraudulento en cuanto a sus reclamaciones, o por lo menos en cuanto al momento en el que supuestamente tuvieron lugar las hazaas de los guerreros de Tepexi. Al fin y al cabo, sta no sera la nica fuente colonial en la cual se inventa o exagera el papel de los indgenas en la Conquista.10 Adems, ni Corts ni Daz del Castillo ni ningn otro cronista se refiere a la alianza con Tepexi o las conquistas de Mazatzin. Sin embargo, se puede esgrimir un fuerte argumento a favor de la veracidad de la versin de don Gonzalo. El Lienzo de Tlaxcala muestra la misma secuencia de eventos descritos por don Joaqun y sus testigos: la Noche Triste; la llegada a Tlaxcala; las conquistas de varios pueblos del sur de Puebla (incluyendo a Tepexi),11 y la conquista de Tenochtitlan (Acua,9. Don Joaqun reclama que su abuelo, don Gonzalo, era nieto del gobernante mexica Moctezuma Xocoyotzin, supuesto padre de doa Mara, madre de don Gonzalo. Sin embargo, por razones histricas y cronolgicas, es ms probable que don Gonzalo fuera nieto de Moctezuma Ilhuicamina (1440-1468), como se afirma en la Crnica mexicayotl (1992: seccin 200; Anderson y Schroeder, 1997:132-33) y relatan varios testigos (AGI-P 245, R. 10:4v, 12r, 14r, 17r, 19v). Jcklein (1978) que si se acept la pretensin de don Joaqun. 10. Vanse, por ejemplo, los relatos contrarios de los mixtecos y nahuas en el valle de Oaxaca (Sousa y Terraciano, 2003) y el caso de la apropiacin creativa, en el mapa de Cuauhtlanzinco (Wood, 2003:77106). 11. Vase Oudijk (2002a:95-131), para ms informacin sobre el concepto de conquista en Mesoamrica.

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1984: lm.60-66), aunque eso podra explicarse porque los conquistadores tenan mucho que ganar al no mencionar la alianza con Tepexi. En primer lugar, en sus cartas al rey, Corts quiso demostrar que l slo haba dirigido la Conquista, a pesar de la oposicin de fuerzas formidables. En segundo lugar y esto quiz sea ms importante, cuando don Gonzalo recibi a Corts y sus hombres, para reafirmar su amistad y lealtad, le regal piedras preciosas y valiosos presentes de oro y plata, que si hubieran sido mencionados, el rey habra reclamado su parte (el quinto real). Existen muchas referencias a este tipo de obsequios; muchos de ellos se mandaban a Espaa, pero seguramente otro tanto se esconda para hacer ms provechosas las conquistas, sobre todo despus de haber perdido en la Noche Triste el gran botn de Tenochtitlan. Adems de lo arriba mencionado, existen muchos testimonios de personas de los pueblos conquistados por don Gonzalo que dan credibilidad notable al documento de Tepexi. Obviamente, seis de los veinte pueblos que segn don Joaqun haban sido conquistados por don Gonzalo eran tambin tributarios de la Triple Alianza que sostuvo el imperio mexica (Berdan et al., 1996; Berdan y Anawalt, 1997:102-103). Esto significa que todava quedaban catorce pueblos que pudieron haber sido conquistado por don Gonzalo, lo cual explicara por si mismo un dato curioso de las conquistas: segn varios testigos, algunos pueblos fueron sometidos por buenas palabras a lagunas12 y a otros por guerra (AGI-P 245, R. 10, ff. 10r). S algunos de estos pueblos ya haban sido conquistados por la Triple Alianza a cuya cabeza estaba el emperador azteca, es lgico pensar que ellos pudieran haber estado ms dispuestos a aceptar estas nuevas conquistas. Finalmente, el 8 de julio de 1588, don Joaqun recibi la merced que le exent del pago de tributo (AGI, Mxico, vol. 110) lo cual significara que el Consejo de Indias tambin acept sus argumentos. Finalmente, otro aspecto sobre la participacin de aliados nativos durante la Conquista el cual casi no ha sido revisado por los investigadores es el hecho de que los espaoles se llevaron a guerreros indgenas en sus expediciones militares fuera de Mesoamrica. Ya que por lo general una conquista serva de plataforma para la siguiente y considerando que los espaoles llegaron a Per una dcada despus de Mesoamrica, no nos debe sorprender que guerreros mesoamericanos hayan peleado en Los Andes. Tales soldados no

12. La expresin buenas palabras a lagunas quiere decir lagunas de buenas palabras, o sea don Gonzalo utiliz muchsimas palabras para convencer a los pueblos que era mejor rendirse.

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participaron en la invasin de Pizarro y Almagro, ya que esa expedicin sali de Panam (con hombres y mujeres nativos trados de Nicaragua), pero en 1534 Pedro de Alvarado llev nahuas y mayas, y ms gente de Nicaragua, al norte de Los Andes. Segn Pedro Cieza de Len (1998:295, 302), muchos de esos guerreros y sirvientes indgenas murieron del mar o de los grandes apuros que sufrieron en la tierra. No hay duda de que algunos de ellos pelearon contra los andinos, ya que el cronista-conquistador afirma que el mismo Alvarado: reported to me that the Indians whom they had brought from Guatemala ate countless native people of these villages [] and afterwards most of them froze in the cold and starved to death (Ibid.). Cieza de Len sugiere que algunos indgenas mayas sufrieron muertes ignominiosas ya que los andinos locales eran sodomitas y los indgenas guatemaltecos eran canbales pecados tan enormes que ellos merecan sufrir lo que sufrieron; en verdad, Dios lo permiti (Ibid.). Los mayas llevados por Alvarado a Los Andes seguramente no fueron los nicos mesoamericanos que murieron en los barcos espaoles en el Pacfico. En la peticin de una pensin que haca un veterano espaol de las conquistas de las Filipinas en 1624, se afirma que en una expedicin efectuada en 1603 contra chinos sanguinarios (es decir, nativos de las Filipinas), las tropas espaolas incluyeron algunos japoneses e indios. Se sugiere en otra carta petitoria del cabildo de Tlaxcala redactada en 1630 y dirigida al rey-, que estos indios tal vez eran mesoamericanos13 as como tambin se hace referencia a que la ciudad haba recibido muchos agravios de la gente de guerra que fueron mandados a las Filipinas y a La Habana, as como de quienes haban participado en la defensa de la Nueva Espaa (AGI, Mxico, vol. 274,1:f. 10r (1624); s/f 1r (1630). Cabe sealar que el problema del cabildo se refera a la conducta de los oficiales espaoles y a los abusos sufridos por los soldados tlaxcaltecas, pero no mencionaba el reclutamiento de hombres de la regin para el servicio real en lugares tan lejanos como las Filipinas. Un siglo despus de la guerra entre espaoles y mexicas, el hecho de que soldados mesoamericanos combatieran al servicio de su majestad era un acto aceptado que formaba parte de la vida cotidiana. Recientemente, los historiadores se han dado cuenta de que los soldados negros y free-colored estuvieron de modo omnipresente en las invasiones espaolas y en las redes

13. Esta carta se encuentra en el mismo volumen del Archivo General de Indias de Sevilla.

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de defensa de la Colonia; ahora bien, no debemos olvidar que los indgenas mesoamericanos tambin tenan un papel significativo tanto geogrfica como cronolgicamente.14 Trepidacin en sus corazones y bolsas en sus espaldasMexicalcinco, que despus se llam Cristbal, descubri a Corts la conjuracin y trato de Cuahutimoccn, mostrndole un papel con las figuras y nombres de los seores que le urdan la muerte. Corts elogi mucho a Mexicalcinco, le prometi grandes mercedes. (Lpez de Gmara, 1987:370).15 elutapech fue matado por los hombres Cehach [] Por esta razn los hombres castellanos continuaron con trepidacin en sus corazones, pero cuando mataron a cinco o seis de los soldados [Cehach] al llegar a Cehach, fueron los hombres Cehach los que limpiaron el camino hasta Tayasal [Ta Ytza].16

Del lado europeo del Atlntico, espaoles y otros soldados del continente conformaban ejrcitos cada vez ms complejos, grandes y, a veces, bien organizados, que dependan de redes de apoyo y abastecimiento. No obstante, este hecho que los historiadores han llamado revolucin militar no tuvo mucha relevancia para las conquistas espaolas mesoamericanas del siglo XVI, aunque s contribuy a la mistificacin de la Conquista. Los soldados invasores espaoles en Mesoamrica no pertenecan a un ejrcito estructurado formalmente, ms bien eran miembros armados de compaas de exploracin, conquista y colonizacin (en caso de xito),17 que esperaban que las actividades militares cedieran lo ms rpido posible para poder establecerse y as permitir la llegada de mercaderes espaoles con sus su-

14. Para ms detalles y ejemplos de mesoamericanos y otros soldados nativos al servicio de las tropas espaolas durante la Colonia sobre todo en Mxico despus del 1550, vanse las secciones The Role of Native Militias y Native Militiamen on the Frontier: Sonora in the 1790s, en Vinson III y Matthew Restall (2005). 15. Para una comparacin de varias fuentes sobre esta supuesta conspiracin, vase Restall (2003: 147-56). 16. El texto original est escrito en chontal maya: Ttulo de Acaln-Tixchel:73r, el cual fue traducido por Restall y puede consultarse en Restall (1998:64): elutapech was killed by the Cehach men [] For this reason, the Castilian men went on with trepidation in their hearts, but as they killed five or six of the [Cehach] soldiers upon arriving in Cehach, it was Cehach men who cleared the way through to Tayasal [Ta Ytza]. 17. Sobre la revolucin militar, vase Parker (1996) , y sobre su relevancia en la Conquista de Mesoamrica y las percepciones equivocadas relacionadas, vase Restall (2003:28-33, 143).

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ministros, esclavos, correspondencia e incluso familiares. Mientras tanto, los colonizadores espaoles dependieron totalmente de las redes indgenas de apoyo y abastecimiento, y ello sum a la aportacin de guerreros nativos a las fuerzas armadas invasoras, el empleo de cargadores, cocineros, guas, espas e intrpretes locales, quienes a menudo desempearon papeles tan cruciales como los de los aliados indgenas armados. Los cargadores o tamemes tambin jugaron un papel relevante e indiscutible en el xito de las empresas militares en Mesoamrica. Despus de todo, las bestias de carga eran desconocidas en la regin y durante los primeros aos los espaoles trajeron consigo relativamente poco caballos, por lo que si no hubiera habido tamemes, los espaoles habran tenido que cargar todo ellos mismos. Despus que el seor de Cempoala otorg 400 a los espaoles, Daz del Castillo suspir con alivio: [] desde que vimos tanto indio de carga nos holgamos, porque antes siempre traamos a cuestas nuestras mochilas [] (Daz del Castillo, 1955: cap. 45). El mismo autor indica que a partir de ese momento siempre los pedan, aunque tal cosa no era necesaria ya que cada gobernante, tena por costumbre e incluso por obligacin, proveer al seor aliado de cargadores. Las fuentes sobre las expediciones en toda Mesoamrica dan cuenta de muchas referencias a tamemes dados a los conquistadores; se dice que hasta un conquistador espaol de bajo rango, quien no pudo permitirse un caballo, tena por lo menos dos cargadores indgenas. De hecho, una de las quejas ms frecuentes de los conquistadores amigos durante la segunda mitad del siglo XVI fue precisamente la de que sus comunidades haban dado a los espaoles un gran nmero de tamemes para que cargaran sus provisiones, armas y comida, y que no haban recibido por ello un reconocimiento o una recompensa adecuada. La misma queja aparece dibujada en los lienzos de Analco y Quauhquechollan (Asselbergs, 2004). Obviamente, no slo los indgenas oficialmente designados como tamemes fueron quienes sirvieron como cargadores, sino que en varias ocasiones los propios conquistadores indgenas se vieron en la necesidad de cargar a espaoles heridos para trasladarlos del campo de batalla a un lugar seguro y, a veces los guerreros tenan que llevar a cuestas a los enfermos y a los heridos durante la marcha (AGI, Justicia 291,1:63r, 89r, 94r, 113v-114r, 124r). La importancia de los indgenas en el suministro de comida tambin es primordial, aunque muchas veces se ignora o subestima este aspecto. Desde el primer momento de la invasin espaola en Mesoamrica, cada vez que los espaoles desembarcaban tenan que buscar y juntar comida. El problema durante esa primera fase de la invasin era que muchos de los pueblos

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ubicados en la costa estaban abandonados o sus habitantes eran abiertamente hostiles. En la isla de Cozumel, Pedro de Alvarado simplemente tom comida de un pueblo abandonado, lo que supuestamente, le vali una reprimenda de Corts, pero poco tiempo despus estableci un acuerdo con los seores locales para que stos proveyeran a sus hombres de los recursos necesarios. Bernal Daz del Castillo (1955: caps. 44, 45, 51, 68 y otros) menciona constantemente que hubieron momentos en los que no tenan comida, as como ocasiones en las que los gobernantes locales les dieron de comer. Desde el momento en que los espaoles llegaron a Cempoala, lugar donde los seores los invitaron a quedarse y desde el cual comenzaron su marcha hacia Tenochtitlan, la comida siempre fue proveda por los indios amigos. Referencias a este servicio fundamental se encuentran tambin con frecuencia en los documentos que tratan las relaciones entre espaoles e indgenas.18 Una de las fuentes ms importantes sobre los mayas de Yucatn, el ttulo primordial de Calkin contiene una detallada descripcin de una presentacin ritual de grandes cantidades de comida ofrecida por los seores de dicho lugar a una fuerza invasora conjunta de espaoles y nahuas. El evento se convirti en un episodio importante de la historia local y, probablemente, tambin dej huella en los invasores hambrientos, pues el relato describe cmo los nahuas corrieron a tomar los huajolotes, maz y miel agarrarlo todo, mientras su capitn los amonestaba por no actuar ms ordenados.19 En casos como este, obsequiarles comida a los espaoles no representaba mayor esfuerzo, lo que s se convirti en un gran problema fue proveer de alimento a los conquistadores una vez que stos salan de su territorio. La situacin empeor debido a las tcticas de la parte opositora, que esconda comida y otros recursos antes de ocultarse en las montaas, dejando tras ellos pueblos vacos y tierras baldas (AGI-J 291,1:149r). En Guatemala, por ejemplo, auxiliares indgenas del centro de Mxico y Oaxaca padesieron muchos trabajos de hambre (Ibd.:93v y siguientes), y durante la expedicin a Honduras, liderada por Corts entre 1525 y 1526, la presin sobre los recursos del reino chontal de Acaln-Tixchel fue tan grande, que a mitad de la estancia espaoles y mayas tuvieron que salir durante varios das para saquear pueblos vecinos en busca de comida y esclavos. De estos ltimos,

18. Vase AGI-G 52:77r-78r (1547); AGI-P 2,2; AGI-J 291,1:69v, 97r, 171r-v, 174r; AGI-E 160b:186-189; Muoz Camargo, 1986: Libro II, cap. IV: 194-209. 19. El ttulo, que forma parte del Chilam Balam de Calkin, y su traduccin fueron publicados en Restall (1998:86-103).

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algunos se incorporaron al cuerpo de tamemes de las expediciones (Restall, 2003:149; Daz del Castillo, 1955: caps. 175-176). Otro aspecto importante sobre la participacin indgena en la Conquista es el papel de los guas, espas y mensajeros nativos, de quienes los espaoles dependan casi por completo cuando entraban en un territorio que no haba sido explorado o que era poco conocido. Durante el trayecto a Tenochtitlan, en varias ocasiones, los guas indgenas advirtieron a los invasores sobre los grandes ejrcitos que les esperaban en el camino. Durante las expediciones posteriores a Guatemala y Honduras, esos guas yvan siempre delante descubriendo tierra e sino fuera por hellos pereieran muchas vezes porque los yndios henemygos les thenyan puestas eladas y muchos hoyos hechos donde el que caya no podia escapar lo qual descubrian los dichos yndios (AGI-J 291,1:98r).20 Los guas solan adems adelantarse en el camino para limpiarlo y abrirle paso a la expedicin. As fue particularmente en el sur de Mesoamrica; varias fuentes mencionan en repetidas ocasiones que los aliados indgenas tenan que abrir el camino no slo porque el terreno era rudo, sino porque despus de 1521 las expediciones de espaoles frecuentemente eran muy grandes: cientos de espaoles y africanos, as como miles de guerreros y cargadores nativos. Guiar y abrir caminos era un trabajo riesgoso, pues los mesoamericanos aliados que eran capturados por los nativos eran ejecutados o sacrificados ritualmente, como los conquistadores indgenas dejan claro en sus testimonios (AGI-J 291,1: 39v, 76r, 82v, 106v y muchos ms). Por ejemplo, cuando la expedicin encabezada por Corts pas por el norte de Guatemala en 1525, los espaoles necesitaron de gente local para atravesar un territorio desconocido y hostil. Para pasar de Acaln-Tixchel al siguiente reino maya grande, el de los Itza, la expedicin tena que cruzar ros y selvas, as como el reino ms pequeo de los mayas, Cehach; para lograrlo, obligaron a una gran cantidad de mayas chontales a construir un puente que los comunicara con esta poblacin. Uno de los capitanes mayas responsables de la operacin, elutapech, fue muerto por guerreros cehachs en un ataque que desconcert a los espaoles, no obstante, una vez que los mayas cehach fueron conquistados, los aliados consiguieron forzarlos a abrir y limpiar el camino a la capital Itza (vase la cita al inicio de esta seccin); el motivo de

20. El lienzo de Quauhquechollan contiene representaciones de una variante de estos hoyos. Vase Asselbergs (2002).

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los cehach para apresurar la expedicin en su territorio es obvio (Restall, 1998:64; Ttulo de Acaln-Tixchel, ff. 72v-73r [Scholes y Roys, 1968]). Los textos originales de la Conquista mencionan con frecuencia a los mensajeros, quienes segn Daz del Castillo (1955:cap. 62), tambin teman perder la vida durante su labor en las expediciones aliadas. Moctezuma Xocoyotzin estableci un sistema de mensajeros en toda la regin bajo su control y posiblemente ms all, de hecho cuando los espaoles pisaron tierra, los mensajeros se encargaron de avisarle al gobernante mexica. Este sistema, que estaba muy bien organizado, fue adoptado rpidamente por los espaoles para poder comunicarse con los grupos enemigos, conquistadores y aliados, lo cual se convirti en un excelente flujo de informacin que fue crucial para el xito de la Conquista. En sus relatos, los conquistadores mencionan a menudo que se mandaban mensajes continuamente entre ellos, aunque no especifican cmo funcionaba este sistema, aunque por Gonzalo de Carvajal sabemos que el sistema de mensajeros indgenas abarc casi toda Mesoamrica y pone como ejemplo que los mensajeros de la ciudad de Mxico llegaban cada mes a la provincia de Yucatn (AGI-J 291,1:17r). En los relatos de la Conquista, el ltimo grupo de mesoamericanos no combatientes que apoy de manera crucial a los espaoles se nombra mucho ms que el de los cargadores y espas (hasta Daz del Castillo hace referencia a ellos), pero de manera algo tergiversada. Nos referimos a los intrpretes, simbolizados por doa Marina, o la Malinche, cuya historia e historiografa es larga y compleja, que se convirti en una leyenda que revela ms sobre la historia mexicana especialmente la poscolonial, que sobre el papel de los intrpretes durante la Conquista. El punto esencial aqu es que durante la segunda mitad del siglo XVI y las primeras dcadas del XVII, hubo muchos intrpretes indgenas cuya mayora parece haber aceptado su misin con bastante desgana. Posteriormente, apareci una generacin de lites mesoamericanas bilinges y biculturales, cuyos integrantes fungieron como intrpretes formales e intermediarios culturales como es el caso de Gaspar Antonio Chi. No obstante, en el periodo intermedio para individuos obligados al servicio, los requerimientos para la sobrevivencia eran flexibilidad, juventud, un intelecto agudo y mucha buena suerte (Karttunen, 2000:215),21

21. for individuals pressed into service, the requirements of survival were flexibility, youth, sharp . intellect, and sheer good luck. Sobre Chi, Malinche y otros intrpretes nativos, vase Karttunen, 1994; Restall, 1998:144-52; 2001 y 2005:23-24, 82-88, 91, 93.

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al igual que el espionaje y la mensajera, la interpretacin tambin era un trabajo arriesgado. Algunas de las fuentes citadas anteriormente incluyen descripciones de espaoles que sufrieron apuros y percances durante los trayectos recorridos. Sin embargo, tomando en cuenta las fuentes en conjunto, queda claro que a lo largo de la Conquista fueron principalmente los mesoamericanos forzados u obligados de una u otra manera quienes cargaron maletas, abrieron caminos, llevaron mensajes y suministraron comida. Expansin precedidaLas ciudades fueron a menudo atacadas secuencialmente, y con los recursos, la informacin y, a veces, hasta con los soldados de la ltima ciudad conquistada, conquistaron la siguiente La expansin azteca, de la que no hay otro precedente, llev a los aztecas a regiones donde no tenan enemigos tradicionales y donde a veces podan explotar los antagonismos locales de un adversario contra otro, al ponerse oportunamente al lado de uno de ellos. Los aztecas tambin libraron campaas de intimidacin contra ciudades a las que no atacaron directamente. Los emisarios iban a aquellas ciudades para pedir que se convirtieran en sujetos del rey azteca, usualmente en trminos razonablemente favorables. Ambas cosas, la proximidad de un gran ejrcito entrenado y obviamente exitoso, as como el ejemplo de otras ciudades ardiendo a su alrededor, caus que muchas ciudades capitularan sin resistencia (Hassig, 1988:21).22

Las estrategias de expansin y mecanismos de conquista aplicados por los espaoles en Mesoamrica durante el siglo XVI han sido explicados tradicionalmente en trminos del genio de Corts y en los precedentes que l cre. En fechas recientes, algunos historiadores han sealado que los patrones de la Conquista tienen sus races en la experiencia castellana en Espaa, las Canarias y las islas del Caribe, ocurrida dcadas, incluso siglos antes de la invasin a Mxico. Restall ha argumentado que estos patrones son resultado de una serie de procedimientos de conquista estndares, que

22. Cities were often attacked sequentially, with the resources, intelligence, and, sometimes, the . soldiers of the latest conquest aided in the next one The Aztecs unprecedented expansion took them to regions where they had no traditional enemies but where they were sometimes able to exploit local antagonisms by siding opportunistically with one adversary against another. They also waged campaigns of intimidation against cities they did not attack directly. Emmissaries went to such cities to ask that they become subjects of the Aztec kingusually on reasonably favorable terms. Both the proximity of a large, trained, and obviously successful army and the object lessons burning around them led many cities to capitulate peacefully.

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posteriormente implementaron los conquistadores espaoles antes y despus de Corts, y que son evidentes en la conquista de toda Amrica. Segn este argumento, ninguno de estos procedimientos tiene su origen en los procesos o patrones indgenas de conquista (Restall, 2005:18-26). No obstante, queremos sealar que la historia de la conquista espaola de Mesoamrica est marcada por estrategias y mecanismos similares a los que fueron utilizados en la poca prehispnica, y que dicha similitud, o imitacin, puede atribuirse al papel extensivo que tuvieron los aliados indgenas en estas conquistas. Algunas de estas estrategias fueron la formacin de alianzas de varios seoros, la bsqueda de conquistas secuenciales, el uso continuo de las rutas comerciales y el otorgamiento de seoros y tierras para forzar o motivar la participacin de las comunidades nativas en las alianzas. Esta interpretacin puede rebatirse argumentando que las estrategias arriba mencionadas tambin fueron aplicadas en las tradiciones de guerra y alianzas en Europa occidental. Sin embargo, la cuestin no es tanto lo que era costumbre en Europa en ese tiempo, sino lo que estaba dispuesta a aceptar la poblacin indgena.23 Basndose en sus experiencias y tradiciones, los espaoles esperaban implementar muchas cosas en cuanto tocaron tierra en Mesoamrica, pero la realidad era que las probabilidades de xito seran muy pocas si la poblacin local no cooperaba; al menos durante los primeros aos de la Conquista, pues los espaoles todava no tenan los medios de coaccin coloniales que desarrollaron despus. Adems, en el contexto colonial ms amplio, la entera estructura de asentamientos y explotacin econmica espaola en Amrica se basaba en la respuesta de los recursos indgenas, tal y como lo afirma James Lockhart en su frase las lneas de tronco y de alimentacin del desarrollo colonial (Lockhart, 1991). A continuacin, dividiremos la presentacin de nuestro argumento sobre los patrones espaoles o mesoamericanos de conquista en cuatro temas: alianzas, conquistas secuenciales (o el patrn trampoln), rutas comerciales y otorgamientos de seoros y tierras.23. Esta interpretacin al revs tiene un papel dominante en la historiografa mesoamericana y consiste en considerar europeos esos elementos iconogrficos, histricos y culturales que ocurrieron en Mesoamrica durante la poca colonial y que tienen su contraparte en Europa. Aunque pocos autores lo formulan tan claramente, es una interpretacin casi automtica y, por tanto, no explcita en la literatura histrica. Este mtodo, en nuestra opinin obviamente equivocado, es muy peligroso por el hecho de que la historiografa no est en manos de indgenas y tiene en sus races aspectos de discriminacin y etnocentrismo que hoy da no se pueden aceptar.

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Alianzas La coaccin colonial tuvo sus races en un sistema de administracin y de gobierno que dependi de la colaboracin de la lite local. Desde el siglo XVI, un tema popular en la historiografa ha sido la supuesta reputacin de los espaoles como guerreros invencibles y hasta dioses, aunque las evidencias de aquel periodo sugieren que este mito fue creado despus de la Conquista, adems de que los relatos apoteticos de aquellos invasores son apcrifos (Restall, 2005:108-120).24 La historia verdadera radica en cmo la lite local se inspir en las tradiciones mesoamericanas de formacin de alianzas para abordar la invasin espaola. Segn Ross Hassig las alianzas de varias ciudades estaban constituidas por ciudades-estados aliados o estados de mltiples ciudades con intereses comunes -incluyendo el deseo de seguridad ante las amenazas militares externas- y, por tanto, su tamao era considerable. Estas alianzas, cuyos miembros no se regan por ningn centro, no compartan identidad tnica, ni territorios

24. En relacin con el centro de Mxico, este malentendido o mito se bas en gran parte en el uso del trmino nahua teotl como una referencia a los invasores espaoles. Daz del Castillo (1955: cap. 61) explica que este trmino est relacionado con los dolos o sus dioses o cosas malas. Los nahuas probablemente se refirieron al ltimo de estos conceptos semnticos cuando llamaron a los espaoles teules. La naturaleza aparentemente contradictoria de dichas definiciones est arraigada en el sistema de creencias mesoamericano en el que las deidades sagradas posean un mana, es decir, un poder (vase Lpez Austin, 1990: caps. 10-12, para ahondar el tema de la naturaleza de los dioses mesoamericanos). Que la intencin de los nahuas era llamar a los invasores cosas malas y no dioses queda confirmada en una de las acciones de Corts al inicio de la Conquista. Para impresionar a la guarnicin mexica en Tizapancingo, Corts mand a Heredia El viejo, un conquistador que tena mala catadura en la cara, y la barba grande y la cara medio acuchillada, y un ojo tuerto, y cojo de una pierna (Daz del Castillo, 1955: cap. 49:83), y le orden disparar varios tiros al aire para que los indgenas pensarn que era un teul. Cuando uno lee las descripciones relatadas en fuentes indgenas donde se expresa el respeto, el temor y el miedo que sentan los habitantes locales hacia ciertos espaoles, es evidente que dichas tcticas funcionaban (vase, por ejemplo, la segunda pgina del Libro de los guardianes y gobernadores de Cuauhtinchan, 1519-1640 [1995] o las descripciones en AGI-P 245, R. 10). Sin embargo, el miedo no impidi a los guerreros mesoamericanos pelear contra los espaoles y sus caballos y matarlos. Al contrario, es posible que vieran a los espaoles como los ixiptlatli de los teteuh, o sea, como representantes o imitadores de los teteuh y, como tales, tenan que ser tratados con respeto, pero tambin podan aniquilarse. De hecho, en la vida ritual mesoamericana haba que matar a los ixiptlatli, como varias fuentes corroboran (sobre el concepto de ixiptlatli, vase Hvidfeldt, 1958, y sobre rituales mexicas, vase particularmente Sahagn, 2000). La cuestin de los espaoles como teteuh (o ixiptlatli) sugiere fuertemente que ambos lados buscaban puntos de encuentro o aspectos familiares en la cultura del otro, para crear una base sobre la cual pudieran comunicarse y trabajar juntos: el inicio del sincretismo (vase Oudijk, 2002a, en especial la nota 8, para ms informacin acerca del proceso de sincretismo y las tradiciones coloniales mesoamericanas).

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geogrficos, funcionaron como instituciones que se preocupaban por satisfacer las necesidades comunes. Hassig, 1988:23).25 No es una coincidencia que la descripcin de Hassig sobre la organizacin poltica y la estrategia imperial en el centro de Mxico as como la oposicin a ella pueda aplicarse perfectamente a las estrategias espaolas en Mesoamrica despus de 1519. En ese ao, el llamado Cacique Gordo de Cempoala respondi a la llegada de Hernn Corts y sus hombres con una propuesta de alianza con Tlaxcala, Huexotzingo y otras ciudades-estados para conquistar Tenochtitlan (Lpez de Gmara, 1987: cap. 34).26 Antes de la Conquista, estas alianzas entre ciudades se crearon con propsitos defensivos y ofensivos, y se convirtieron en mecanismos polticos fundamentales para las culturas de las ciudades-estados mesoamericanas (Herman Hansen, 2000, 2002).27 La llamada Triple Alianza una confederacin entre Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan fue desarrollada y utilizada por los mexicas como una mquina de conquista que sirvi para incorporar gran parte de Mesoamrica a su imperio al momento de la invasin espaola. La Triple Alianza sucedi a otra confederacin entre Azcapotzalco, Culhuacan y Coatlinchan, la cual a su vez precedi a la alianza entre Culhuacan, Tula y Otumba (Chimalpain, 1991:7, 15). La base ideolgica de estas alianzas era anteponerse a las reglas tirnicas de otro poder. se fue el motivo de la creacin de la Triple Alianza y, un siglo despus, de la alianza propuesta por el Cacique Gordo. Naturalmente, ese tipo de motivacin, que cruzaba fronteras polticas, tambin poda ser usado en contra de los intereses espaoles y, como tal, nos ayudara a explicar tanto los obstculos que enfrent la expansin espaola en regiones como Yucatn, como el xito que obtuvo en otras regiones.25. [m]ulti-city alliances were composed of allied city-states or multi-city states drawn together by . mutually perceived interests, including security from external military threats, and they could thus be of considerable size. The members of such alliances were not centrally controlled, nor did they share a common ethnic identity. But, being less bound by geographical limitations, they essentially functioned as special-purpose institutions, arising from perceived needs and persisting as long as needs were satisfied. 26. Daz del Castillo (1955: cap. 45:77) niega que tal alianza fue propuesta en este momento: Aqu es donde dice el coronista [sic] Gmara que estuvo Corts muchos das en Cempoal, y que se concert la rebelin y liga contra Montezuma: no le informaron bien, porque, como he dicho, otro da por la maana salimos de all. Segn Daz del Castillo (1955: cap. 47:79-81) la rebelin contra Moctezuma comenz cuando Corts forz a que en Cempoala se tomaran prisioneros a los colectores de tributo de Moctezuma y a que se negaran a pagarle tributo a nadie ms que al rey de Espaa. 27. Vanse estos dos volmenes para las contribuciones sobre las culturas de ciudades-estados mayas, mixtecas, mexicas y zapotecas de Nikolai Grube, Michael Lind, Michael Smith y Michel Oudijk, respectivamente.

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Un elemento muy importante en la construccin de alianzas en Mesoamrica antes y durante la invasin espaola era el intercambio de mujeres para el matrimonio. Por ejemplo, los cdices mixtecos presentan complejas genealogas que muestran la relacin entre las casas gobernantes a travs de intercambios matrimoniales. Fuentes del centro de Mxico como la Crnica mexicayotl, los Anales de Cuauhtitlan y los escritos de Diego Durn no presentan linajes tan largos, pero s muestran las historias de las casas gobernantes y sus relaciones de intercambios maritales. Mientras ms tiempo duraba una relacin o alianza entre dos casas, ms matrimonios se consolidaban y, por tanto, la relacin entre ellas se haca cada vez ms fuerte y cercana. Este patrn de intercambios matrimoniales continu durante el periodo colonial temprano (Oudijk, 2000; Prez-Rocha y Tena, 1989; Gillespie, 1989), y es el que frecuentemente se menciona en las fuentes en referencia a los espaoles. En Cempoala y Tlaxcala, los espaoles recibieron a las hijas de los gobernantes para hacer generacin o engendrar (Daz del Castillo, 1955: caps. 51, 76).28 El caso ms famoso al respecto es el de doa Isabel Moctezuma, hija de Moctezuma Xocoyotzin, quien estaba casada con tres gobernantes de la preconquista su to Altixcatzin, Cuitlhuac y Cuauhtmoc (los dos ltimos fueron emperadores en Tenochtitlan durante la guerra entre los espaoles y los mexicas). Despus de la Conquista, doa Isabel form parte de la casa de Corts y dio a luz a una hija de ste, pero nunca se cas con l. Sin embargo, despus contrajo matrimonio, sucesivamente, con otros tres espaoles: Alonso de Grado, Pedro Gallego y Juan Cano (AGI-M 762).29 Desde la perspectiva indgena, los gobernantes masculinos buscaron construir alianzas permanentes con espaoles prominentes a travs de la sangre, aunque en el caso de doa Isabel, miembro de la nobleza, tenemos que reconocer que tuvo un papel muy activo en su historia marital. Tal como lo reflejan las ilustraciones de los cdices mixtecos, este sistema poltico de construir alianzas no era exclusivo del centro de Mxico. A lo largo del periodo posclsico (1000-1521 A. D.), seores de la Mixteca Alta

28. Probablemente no tenemos que entender generacin como la relacin entre padres e hijos, sino en el sentido de linaje. En nhuatl y en zapoteco, linaje y generacin se expresan con la misma palabra: tlacamecayotl and tija, respectivamente. 29. Vase Prez-Rocha y Tena (2000) y Prez-Rocha (1998), para el tema de doa Isabel y las transcripciones de unos documentos relacionados con las batallas legales por privilegios. Vase tambin Chipman (2005).

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cambiaron y ajustaron alianzas continuamente, creando una compleja red de lazos polticos. Entre mediados del siglo XIV y 1450 muchas ciudades estados del valle de Oaxaca y la Mixteca Alta formaron una confederacin para invadir el Istmo de Tehuantepec y tomar el control de la ruta comercial a Xoconusco y Coatzacualco (Oudijk, 2000, 2002b). Coixtlahuaca probablemente se haba aliado con Cholula, Huexotzingo y Tlaxcala, entre otros (Pohl, 2003), pero una vez que fall esta alianza, Coixtlahuaca se incorpor al imperio tributario de la Triple Alianza. Cuando Corts y sus hombres conocieron al llamado Cacique Gordo quien les ofreci comida y hospedaje, y sugiri la alianza contra Moctezuma mencionada anteriormente escucharon con mucha atencin (hasta donde las barreras lingsticas lo permitieron, claro) la oferta del gobernante de Cempoala. Durante los meses previos a ese encuentro, los espaoles se haban topado con pueblos desiertos y con ataques de guerreros indgenas que haban dejado heridos a muchos espaoles y caballos.30 En este encuentro por dems hospitalario, Corts y sus hombres se enteraron de que Cempoala estaba dispuesta a rebelarse contra Moctezuma y aliarse con ellos, pero tambin supieron que Cempoala haba sido conquistada en dos ocasiones por un imperio de tamao y fuerza considerables: primero fue sometido por Moctezuma Ilhuicamina, quien gobern de 1440 a 1486, y luego por Axayacatl y Moctezuma Xocoyotzin (Durn, 1995: caps. 19-20; Tezozomoc, 1987: caps. 49-50, Daz del Castillo, 1955:45-47; Hassig, 1988:328:n. 8; Berdan et al., 1996:286-287). Aun si aceptramos la declaracin de Daz el Castillo de que no haba un claro acuerdo entre Corts y el Cacique Gordo, el relato del mismo Daz deja claro que Cempoala fue el sitio donde Corts y sus hombres se involucraron en los modelos socio-polticos mesoamericanos, muchas veces sin darse cuenta de ello. Por ejemplo, no fue Corts sino los seores y guas de Cempoala quienes decidieron que el camino a Tenochtitlan pasara por Tlaxcala. Despus de que los espaoles y sus aliados fueron recibidos como amigos por Olintetl gobernante de Iztacamaxtitlan sometido a Moctezuma, quien les aconsej pasar por Cholula en su camino a Tenochtitlan, Corts prefiri

30. En Cozumel, los espaoles encontraron pueblos vacos porque las poblaciones huyeron a los montes y, como consecuencia, los invasores se quedaron sin comida y sin agua. En un pueblo a las orillas del Ro Grijalva, bajo amenaza de guerra, recibieron un poco de comida. Al da siguiente tuvo lugar una batalla y la gente abandon el pueblo, pero la batalla sigui varios das ms (Corts, 1992: 1a carta; Daz del Castillo, 1955: cap. 25-44).

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seguir el consejo de los seores de Cempoala y continu rumbo a Tlaxcala, Cholula era otra de las ciudades dominadas por el imperio mexica, por lo que muy probablemente Corts y sus hombres se habran encontrado una considerable, si no decisiva, resistencia; en cambio, Tlaxcala era un aliado en potencia contra la poderosa Triple Alianza. No existen pruebas directas de que ese haya sido el motivo detrs del consejo del seor de Cempoala, pero es claro que ni Corts ni sus capitanes habran tomado solos esa decisin sin la pericia y los argumentos presentados por los seores aliados mesoamericanos, y esto aplica no slo para el caso de la marcha a Tenochtitlan, sino para el resto de las expediciones espaolas realizadas en Mesoamrica a partir de 1519. Conquistas secuenciales Otra vez, la descripcin de Hassig sobre los modelos nahuas nos proporciona un patrn que puede aplicarse a las actividades espaolas del siglo XVI. Este autor describe la estrategia secuencial de la expansin mexica utilizada posteriormente por los espaoles y seala que los mexicas usaban el territorio que recin haban conquistado, incluyendo gente y recursos, como un trampoln para la siguiente conquista. A este mecanismo se aadan las estrategias de explotar antagonismos locales y librar campaas de intimidacin, durante las cuales se invitaba a las comunidades a rendirse pacficamente mientras tenan los ejemplos de otras ciudades ardiendo a su alrededor (Hassig, 1988:21). Este patrn de conquistas escalonadas es muy similar al de los espaoles y sus aliados en Mesoamrica, que la mayora de las frases escritas por Hassig podran aplicarse al modelo de conquista espaol sin cambiar alguna. Uno de los ejemplos ms obvios al respecto es el de Tlaxcala, ya que en general, los tlaxcaltecas se presentan como aliados voluntarios de los espaoles, pero al inicio ese no fue el caso. En tres ocasiones diferentes Corts y sus hombres enfrentaron la feroz resistencia del ejrcito ms grande que Tlaxcala pudo formar. Despus de oponerse a la Triple Alianza durante dcadas, los tlaxcaltecas sencillamente no estaban listos para dejar su independencia a causa de esos nuevos invasores. Adems, mientras el Cacique Gordo vio la oportunidad de beneficiarse mediante una alianza con los espaoles despus de unas victorias en la costa del Golfo, los tlaxcaltecas no quedaron muy impresionados con la rendicin de esos relativamente pequeos seoros. Despus de todo, junto con Tenochtitlan y Texcoco,

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Tlaxcala era una de las entidades polticas ms grandes y ms poderosas del centro de Mxico. Sin embargo, luego de las tres batallas, la situacin cambi considerablemente. Incapaces de derrotar a los espaoles, los tlaxcaltecas se vieron obligados a considerar una alianza con ellos, y este hecho, aunque significaba una derrota, tena un lado potencialmente positivo para los tlaxcaltecas. Esto les brindaba la posibilidad de que los espaoles los ayudaran a derrotar a los mexicas, lo que a su vez, abra la puerta a una expansin imperial tlaxcalteca (una expansin que, a fin de cuentas, tuvo lugar con los guerreros tlaxcaltecas, slo que en un contexto de ramificaciones imperiales un tanto diferentes). Adems, en caso de que esta alianza no tuviera el xito que ellos esperaban, la opcin de seguir oponindose a la Triple Alianza, como siempre lo haban hecho, seguira siendo factible. Aunque algunas facciones tlaxcaltecas queran continuar la batalla contra los espaoles y probablemente los hubieran derrotado y forzado a irse hacia la costa, se form una alianza que se convirti en el punto decisivo de la guerra entre 1519 y 1521. Los tlaxcaltecas, despus de haber peleado tan ferozmente, ahora formaban parte del enorme ejrcito invasor constituido por espaoles e indgenas aliados. Como los cempoaltecas antes de ellos, los guerreros tlaxcaltecas se incorporaron a este ejrcito, pero se mantuvieron como una seccin semi-autnoma, cada seccin tena su propio lder militar, su propio estandarte y su propia organizacin interna, y representaba a su comunidad o barrio. Como comentamos anteriormente, este patrn se repiti en toda Mesoamrica durante las siguientes dcadas: luego de la cada de Tenochtitlan, guerreros mexicas participaron en las expediciones a Guatemala y Honduras; otros nahuas se fueron a Yucatn, mientras gente de Chiapas se traslad hasta Cuzcatlan; as mismo, en Guatemala hubo tropas locales que incursionaron a Honduras y a El Salvador, entre otros lugares (por ejemplo, AGI-J 291,1:86r-91v, 118v, 127v, 131r-v y 148r). Un caso fascinante a este respecto es el de Mazatzin Moctezuma, registrado en el documento de Tepexi de la Seda que ser analizado en las siguientes lneas, pues no slo confirma el patrn normal de conquista arriba descrito, sino que adems est lleno de detalles extraordinarios. Cuando lleg la noticia del arribo de Corts y sus aliados a la regin, varios nobles originarios de poblaciones sometidas del sur de Puebla y del norte de Oaxaca se hallaban en Tepexi al servicio personal del tlatoani Mazatzin Moctezuma, celebrando un ritual para reconocer su autoridad. Al escuchar la noticia, la ceremonia se suspendi y la ocasin se convirti en una oportunidad para discutir

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la inminente invasin. Mazatzin decidi no pelear con los espaoles y sus aliados, sino llegar al mismo acuerdo que el de los tlaxcaltecas. Los nobles de los pueblos dominados por Mazatzin Moctezuma que estaban presentes en el momento de dicha decisin tomaron parte en las expediciones de conquista al sur de Puebla y la Mixteca. Lo curioso de esta historia es que esos nobles hayan participado en las (supuestamente) violentas conquistas de sus propios pueblos. La mayora de los territorios sometidos por Mazatzin ya le haban pagado con tributo y servicio personal. Por qu entonces los conquist otra vez? Estaba engaando a los mexicas o, tal vez, a los espaoles? Aunque el documento de Tepexi no da respuesta a ninguna de estas preguntas, creemos que Mazatzin o su padre Xochiztin o Tozancoztli particip en la conquista de la Mixteca bajo el mando de Ahuizotl o Moctezuma Xocoyotzin (Berdan y Anawalt, 1997:22-25), y por su apoyo militar, Mazatzin recibi el derecho de tributo y servicios personales de algunos de los barrios de los pueblos mixtecos o chochones, aunque obviamente el grueso del tributo era para la Triple Alianza. En 1520, con el arribo de los espaoles, Mazatzin tuvo la oportunidad de mejorar su situacin a travs de la reconquista o mejor dicho la conquista de los pueblos dominados por la Triple Alianza, y de esta manera recibi todo el tributo en lugar de slo una parte. As pues, el engao fue para los mexicas y tambin para los espaoles: un ejemplo impresionante de manipulacin de las complejas polticas de poder en Mesoamrica a principios del siglo XVI. Por otro lado, no debemos olvidar la ambivalencia en la naturaleza de las alianzas y las facilidades que stas brindan para la manipulacin historiogrfica. Despus de llegar a un acuerdo pacfico, ambas partes podan reclamar la victoria porque ninguno haba sido derrotado por el otro. Esto es evidente en la alianza entre los tlaxcaltecas y espaoles, pero tambin ocurra antes de la Conquista. Segn varias fuentes mexicas, Tehuantepec fue conquistado por Ahuizotl, pero las opiniones sobre si Tehuantepec pag tributo o no estn divididas. Subsecuentemente, el matrimonio entre Cocijoeza, el gobernante zapoteco de Tehuantepec, y una hija de Moctezuma Xocoyotzin sellaron la paz entre los dos seoros. No obstante, fuentes oaxaqueas resaltan que Cocijoeza y Moctezuma pelearon en una larga y cansada batalla que termin cuando Moctezuma hizo una propuesta de paz, que tambin fue sellada con el matrimonio ya mencionado. Obviamente, esas fuentes oaxaqueas niegan que los zapotecas tuvieran la obligacin de pagar tributo a Tenochtitlan. El acuerdo entre estos dos seores

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ha sido interpretado de dos diferentes maneras por los historiadores: unos le otorgan el beneficio de la duda al primero y otros al segundo. 31 As pues, aunque el patrn mesoamericano de conquistas secuenciales obviamente fue utilizado por Corts y sus compaeros capitanes contra los mexicas y despus en otras expediciones militares, las conquistas de Mazatzin en nombre del rey de Espaa contra sus propia gente, ya sometida, sugiere que haba otros patrones prehispnicos detrs. Esos otros modelos o mecanismos de conquista persistieron igual que el de las conquistas escalonadas. Rutas comerciales Cuando los espaoles llegaron a Mesoamrica, sta estaba conformada por una gran cantidad de ciudades-estados interconectadas a travs de una compleja red de relaciones sociales, polticas y econmicas. Segn Michael Smith y Frances Berdan, estas ciudades-estados podran dividirse en tres diferentes zonas nucleares (aunque algunas de ellas coincidan slo parcialmente), de produccin abundante y de extraccin de recursos (Smith y Berdan, 2003b). Dentro de cada zona y entre ellas existan relaciones comerciales, de intercambio de regalos y de tributo. Considerando que durante las expediciones militares los espaoles fueron, en gran parte, guiados por gobernantes y guas locales, podemos suponer que stos siguieron las rutas existentes. Una simple comparacin entre las zonas propuestas por Smith y Berdan y las rutas de las primeras expediciones de conquista, revela que efectivamente eso fue lo que pas, tal como est ilustrado en el Mapa 1. En este mapa los crculos sealan las zonas de produccin abundante y de extraccin de recursos de Smith y Berdan, y las lneas indican las primeras expediciones de conquista, efectuadas de 1521 a 1545. Las exploraciones al norte y oeste fueron encabezadas (de norte a sur) por Nuo de Guzmn (1529-1536), Francisco Corts de Buenaventura (1524) y Cristbal de Olid (1522). Hacia Oaxaca, Xoconusco y Guatemala, por Francisco Orozco (1521), Lus Marn (1521-1524) y Pedro de Alvarado (1523); mientras Gonzalo de Sandoval fue quien invadi Coatzacualco (1521).

31. Vase Oudijk (2000: cap. 2) para obtener informacin ms completa sobre el asunto. Pero hasta las conquistas son ambivalentes ya que hay diferentes tipos: e que alg[un]os dellos fueron conquistados y allanados por fuera de armas y otros por rruegos y amonestaiones (AGI-P 245:R.10:294r). Vase Oudijk (2000a) para ms informacin sobre el concepto mesoamericano de conquista.

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En la pennsula yucateca hubo tres tropas de los Montejo: dos comandadas por Francisco de Montejo el viejo (entre 1527 y 1529, la primera, y de 1529 a 1535, la segunda), y la de su hijo (entre 1535 y 1545). Las rutas comerciales prehispnicas y las de conquista, aunque no son exactamente las mismas, son muy semejantes; adems, hay que tomar en cuenta que debido a la falta de datos, el mapa no incluye ni todas las rutas comerciales, ni las zonas relacionadas, ni las rutas de todas las expediciones. Por ejemplo, Corts y Daz del Castillo nos informan que Pedro de Alvarado se fue a Tututepec, Oaxaca, para acabar con una rebelin, pero no proporcionan informacin sobre la ruta que tom. Lo mismo pasa con Zacatula, se sabe que era una ciudad-estado tributario de la Triple Alianza, pero no existen datos sobre cmo llegaba ese tributo al centro de Mxico (Berdan et al., 1996:277-278).

Francisco de Orozco (1521) Luis Martn (1521-24) Pedro de Alvarado (1523) Gonzalo de Sandoval (1521) C. de Olid (1522) Francisco Corts de Buenaventura (1524) Nuo de Guzmn (1529-36) Francisco de Montejo el Viejo (1527-29) The three Montejos (1529-35) Francisco de Montejo el Mozo (1535-45)

Mapa 1 La correlacin entre las rutas comerciales prehispnicas y las rutas de las expediciones de conquista.

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No obstante, algunas de las rutas comerciales estn muy bien documentadas. La ruta de Tenochtitlan a Guatemala es una de ellas: pasaba por Chalco, Cholula, Izcar, Acatlan, Huajuapan, Coixtlahuaca, Nochixtlan, Huajolotitln, Zaachila, Cuilapan, Tlacolula, Mitla, Nexapa, Tehuantepec, Tonal, Xoconusco, Zapotitlan, Quetzaltenango, y las sierras guatemaltecas. Obviamente, haba rutas alternativas en diferentes puntos del camino, por ejemplo, despus de Cholula, uno poda ir a Tecamachalco, Tehuacn, Teotitlan y Cuicatlan, y volver a conectar con la ruta principal en Huajolotitln. Mientras que si se quera evitar Cholula, se poda pasar por Amecameca y Cuautla antes de llegar a Izcar, adems en varios puntos se podan tomar caminos a otros lugares. Teotitlan tambin era un importante cruce hacia Tuxtepec, va Huauhtla, en las montaas mazatecas, en tanto que en Tlacolula haba un camino hacia el norte que pasaba por la sierra zapoteca y conectaba otra vez con Tuxtepec, o se poda ir un poco ms adelante hasta Mitla y luego girar al norte hacia Coatzacualco. Otra alternativa era ir a Coatzacualco va Tehuantepec, y de ah a Xicalango y Tixchel, de donde se poda cruzar la pennsula yucateca hasta Caye Coco y Santa Rita, en el norte de Belice. As mismo, si se segua la costa va Champotn se poda llegar a Mayapn o Chikinchel, ciudades-estados del norte de Yucatn (Lee y Navarrete, 1978; Smith y Berdan, 2003a: caps. 22, 31, 33-35; Gutirrez Mendoza et al., 2000:1120; Oudijk, 2000: cap. 2). Comparando la ruta comercial a Guatemala con la que fue seguida por los conquistadores, es claro que en efecto, fue la misma. La ltima parte del trayecto de los espaoles fue descrita por Daz del Castillo y Lpez de Gmara, en referencia a la expedicin de Pedro de Alvarado a Guatemala en 1523, la cual pas por Tehuantepec, Xoconusco, Zapotitlan, Quetzaltenango y Utatln (Lpez de Gmara, 1987:338-341; Daz del Castillo, 1955: cap. 164). Aunque no existen fuentes histricas que confirmen la ruta exacta de los conquistadores desde el valle de Oaxaca al Istmo de Tehuantepec, la nica manera prctica era pasando por el valle de Nexapa. Adems, en el valle de Oaxaca casi no hay una alternativa entre Huajolotitln y Mitla. Finalmente, la ruta que siguieron los conquistadores por Puebla y la Mixteca qued ampliamente documentada por don Joaqun de San Francisco de Tepexi de la Seda. Sin duda, los espaoles recorrieron la misma ruta que haba sido pacificada o conquistada por Mazatzin Moctezuma. De acuerdo con los testimonios, la expedicin de Mazatzin se puede dividir en dos partes: primero su ejrcito se fue al suroeste de Tepexi y conquist localidades hasta el valle de Oaxaca, y despus regres al norte, donde someti ms pueblos. La

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lista de los lugares dominados durante la primera parte es un poco confusa porque no parece existir un patrn claro en su distribucin: Chinantla, Igualtepec, Tlachinola, Acatlan, Ecatepec y Huajolotitln.32 Aparte de Acatlan y Huajolotitln, el motivo para la conquista de estos pueblos parece haber sido el control de centros de extraccin de materiales bsicos, pues no estn localizados en ninguna ruta comercial. Sin embargo, Tlachinola era un cabecera de una provincia dedicada a la produccin de oro, mientras que Igualtepec, Acatlan y Chinantla eran centros de produccin de sal.33 Aunque los testigos dicen que Huajolotitln es el mismo pueblo situado a la entrada del valle de Oaxaca y que hoy da lo llaman Huitzo, el contexto de las otras conquistas dejan claro que eso es simplemente imposible. En ningna fuente se explica cmo fue que el ejrcito de Mazatzin llegara tan al sur y, por lo tanto, no es claro cmo explicar estos testimonios. La identificacin de Huajolotitln como el pueblo con ese mismo nombre en el actual estado de Puebla resulta ms probable si se toman en cuenta las siguientes conquistas: Chila Te[qui]cistepec Acatepec Zapotitlan Tehuacan Chiapulco Coxcatln Teposcolula Teotitlan Tecomauacn Quiotepec Cuicatlan Coixtlahuaca Texupan Tamazulapa

32. La presencia de Chinantla en esta lista confunde un poco porque normalmente se asocia a la regin chinanteca en el norte de Oaxaca. Sin embargo, en este contexto parece referirse al nombre del pueblo que est justo al lado de Piaztla (Gerhard, 1986:44). Igualmente, Tlachinola es o se convirti en un Barrio de Tlapa y a veces se usa como un nombre alternativo del mismo (Ibid.:333, Carrasco, 1999: 276-279). No hemos podido identificar el pueblo de Ecatepec. Vase tambin Jcklein (1978) para un reconocimiento de estos pueblos. 33. Vase el Cdice Mendoza ff. 39r para la provincia de Tlapa y Berdan et al. (1996:273, 284) para ms informacin sobre las provincias de Chiauhtlan y Acatlan.

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Mapa 2 La correlacin entre las rutas comerciales y las conquistas de Mazatzin de 1520.

De la distribucin de estos pueblos se deduce claramente que Mazatzin tom las dos principales rutas comerciales entre el valle de Mxico y el sur de Mesoamrica, y adems se asegur de cruzar Tuxtepec y la costa mixteca cuando conquist Teotitlan y Teposcolula. A simple vista, sus conquistas parecen un intento oportunista por conseguir ms poder, pero este anlisis de la geografa de su expedicin demuestra que Mazatzin estaba orquestando una expedicin militar totalmente calculada para controlar una de las lneas econmicas fundamentales para Mesoamrica, as como una importante zona de extraccin de recursos. Las conquistas demuestran la existencia y

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la importancia de las rutas comerciales que conectaron el centro de Mxico con la costa del Golfo, desde donde se poda llegar a Yucatn o a la regin de Oaxaca, y de ah a Xoconusco y Guatemala. Al tomar el sur de Puebla y la Mixteca, Mazatzin no solamente se enriqueci y se hizo ms poderoso, sino tambin prepar el camino para las intrusiones espaolas hacia el valle de Oaxaca, la provincia de Tututepec y el sur de Mesoamrica. Esto explica por qu ninguno de los conquistadores o cronistas menciona alguna conquista militar en estas regiones en particular; efectivamente, Mazatzin ya haba incorporado esos pueblos a lo que iba a ser la Nueva Espaa.34 Se dieron mismas situaciones cuando se habl sobre la expedicin a Honduras bajo el mando de Corts (entre 1525-1526), se dijo que pas por caminos existentes. Algunos de esos caminos, como la ruta que pasaba por la capital chontal maya de Itzamkanac y la que lleva al territorio Itza, probablemente ya tenan varios siglos y quiz fueron recorridos a lo largo de las expediciones teotihuacanas a Tikal durante el periodo Clsico (Restall, 1998:62-65; Izquierdo, 1997; Pia Chan, 1978). Seoros y otorgamiento de tierras Uno de los aspectos ms intrigantes de la Conquista es la cuestin de la motivacin. Qu motiv a las tropas indgenas a aliarse con los espaoles? La explicacin ms comn hasta ahora ha sido que deseaban liberarse del control militar y tributario mexica, pero esta razn slo explica una parte de la historia. Como ya mencionamos anteriormente, la participacin indgena no termin despus de la destruccin de Tenochtitlan, sino que continu durante muchas dcadas ms. El proceso de la Conquista se desarroll sobre la marcha y los objetivos de sta fueron cambiando continuamente, al igual que los de los indgenas aliados. Como ejemplo podemos citar el caso del Cacique Gordo, quien desde el primer momento se quej por tener que pagar tributo y rendir servicios a Moctezuma, as como por la obligacin de tener que entregarle a su gente para los sacrificios en honor a los dioses mexicas. Llama la atencin que cuando Corts mand una tropa contra el pueblo vecino de Tizapancingo, Cempoala junt un gran ejrcito de dos mil guerreros para acompaar a las34. Cuando los espaoles estaban en Tepeaca despus de la llamada Noche Triste, Corts recibi a embajadores de Coixtlahuaca y a ocho representantes de pueblos de esa regin, quienes prometieron lealtad al rey de Espaa (Corts, 1992:2a carta:94; Lpez de Gmara, 1987: cap. 117).

Presentacin

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las tropas espaolas. Segn el Cacique Gordo, Tizapancingo estaba lleno de guerreros mexicas que destruan las milpas y agredan a la gente de los pueblos dominados por Cempoala. No obstante, cuando el ejrcito de Corts y sus nuevos aliados llegaron en Tizapancingo result que el Cacique Gordo se aprovechaba de los espaoles para ajustar cuentas con su vecino (Daz del Castillo, 1955: caps. 49, 51). Este ejemplo demuestra que muchas veces la toma de decisiones dependa de las circunstancias y de las motivaciones de ese momento. Las razones de los indgenas para participar en la Conquista suelen parecer oportunistas y a corto plazo. Entonces, qu se imaginaban los gobernantes que iba a pasar a largo plazo? sa es una pregunta difcil de contestar ya que no existen fuentes indgenas de las dos primeras dcadas del siglo XVI, que puedan iluminarnos al respecto.35 Sin embargo, podemos determinar prcticas prehispnicas en relacin a la Conquista y sus consecuencias as como tambin es viable analizar las ya mencionadas cartas que los gobernantes indgenas mandaban al emperador o a la audiencia, pues los reclamos y las frustraciones que en ellas se expresan nos revelan algunos datos interesantes al respecto. Obviamente, estas cartas pueden considerarse reportes inflados de grupos nativos que entendieron y supieron cmo manipular el sistema legal espaol. Sin embargo, demuestran la continuidad de las prcticas de conquista desde las dcadas prehispnicas hasta las de la Colonia temprana, y tambin revelan que, en verdad, las reclamaciones de los conquistadores indgenas se basaban en esas prcticas, entonces tenemos que aceptar que dichas cartas son ms que simples manipulaciones y exageraciones. Un aspecto tpico de las prcticas de conquista antes de la invasin espaola era la divisin de tierra por un lder militar o religioso, o un seor supremo, entre sus capitanes, quienes probablemente eran lderes de grupos cohesionados por algn tipo de relacin (consangunea, tnica, geogrfica, etctera). Un ejemplo muy claro de este patrn fue descrito por el cronista Fernando de Alva Ixtlilxochitl en relacin a las tempranas conquistas nahuas de Xolotl, quien mand a sus cuatro capitanes rumbo a los cuatro puntos cardinales para que se aduearon del territorio. Xolotl entonces dividi la tierra entre sus seores y les asign gente que los sirviera (Ixtlilxochitl, 1975:I:296).

35. Vase Gruzinski (1993) para un anlisis de las adaptaciones y los cambios de la cosmovisin y psique indgenas como consecuencia del arribo de los espaoles y del establecimiento de la sociedad colonial.

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As mismo, en otras regiones, como en el Istmo de Tehuantepec, se tiene conocimiento de que alrededor de 1375 d.C. Cosijoeza I fund varios pueblos como baluartes en la ruta comercial hacia el Xoconusco (AGI-E 160b; Oudijk, 2000). A mediados del siglo XV, cuando Cocijopi mand tropas al Istmo, esas localidades fueron invadidas militarmente y sufrieron una migracin a gran escala. Se establecieron nuevos pueblos y los lderes militares recibieron el ttulo de pichana o xoana, que son c