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LA ORDEN MILITAR DE SAN JUAN EN CASTILLA Y LEÓN. LOS HOSPITALARIOS AL NORTE DEL SISTEMA CENTRAL (SIGLOS XII-XIV)' CARLOS DE AYALA MARTÍNEZ Universidad Autónoma de Madrid 1. PLANTEAMIENTO El subtítulo de nuestro estudio aclara las dos cuestiones que cabría plan- tearse a partir del enunciado general del encabezamiento. Como es obvio, nuestra atención no se va a centrar en el conjunto de la realidad espacial que encierra el amplio concepto de «monarquía castellano-leonesa»; de él excluimos el transerrano reino de Toledo, el de Murcia y la actual región andaluza. Por otra parte, no va a ser «toda» la Edad Media objeto de nuestra atención. Nos centra- remos únicamente en el período comprendido entre las primeras décadas del siglo XII y las primeras del XIV. En esta ocasión, como veremos más adelante, razones de lógica inherente al propio desarrollo histórico de la orden, se con- jugan con un criterio de selectividad modesto a la hora de considerar un objeto de estudio abarcable. No conviene olvidar la relativa importancia de la biblio- grafía de que disponemos ni, sobre todo, el extraordinario volumen de documen- tación que hubiera sido necesario consultar para ofrecer una visión panorámica que excedería con mucho la intención de esta mera exposición de síntesis qué aquí presentamos. Realizadas estas aclaraciones, conviene que volvamos nuevamente a fijarnos en la delimitación geográfica propuesta —la orden al norte del Sistema Central— para plantearnos precisamente la viabilidad de su estudio desde el punto de vista de un coherente análisis histórico; en otras palabras, ¿hasta qué punto es científicamente asumible el tratamiento específico y de manera unitaria de la presencia sanjuanista en un tan vasto y heterogéneo territorio como el que se extiende entre Galicia y el Sistema Ibérico y desde las Asturias a las Extremaduras leonesa y castellana? Vamos a iniciar esta exposición atendiendo a este primer problema, para el que adelantamos una solución afirmativa. Una vez delimitado y justificado insti- 1. El presente estudio corresponde básicamente al texto de la intervención en el ciclo de conferen- cias sobre la Orden de San Juan en la Península Ibérica. Edad Media, organizado por el Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, en abril de 1994. Dado el tiempo transcurrido, hemos procurado actualizarlo incorporando datos y enfoques contenidos en las más recientes investigaciones sobre el particular. Deseamos, en este sentido, destacar de modo muy parti- cular la importantísima Tesis Doctoral de D. Carlos Barquero Goñi (Hospitalarios en Castilla y León, siglos XII y XIII. Señoríos de la Orden de San Juan), defendida en el Departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática de la Universidad Autónoma de Madrid en diciembre de 1994; el completo panorama que nos ofrece en ella, ha sido íntegramente publicado en microficha (Universidad Autónoma de Madrid, 1995) y parcialmente en «Los hospitalarios en el reino de León (siglos XII y XIII)», El Reino de León en la Alta Edad Media, IX, León, 1997, 219-634.

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  • LA ORDEN MILITAR DE SAN JUAN EN CASTILLA Y LEN.LOS HOSPITALARIOS AL NORTE DEL SISTEMA CENTRAL

    (SIGLOS XII-XIV)'

    CARLOS DE AYALA MARTNEZUniversidad Autnoma de Madrid

    1. PLANTEAMIENTO

    El subttulo de nuestro estudio aclara las dos cuestiones que cabra plan-tearse a partir del enunciado general del encabezamiento. Como es obvio,nuestra atencin no se va a centrar en el conjunto de la realidad espacial queencierra el amplio concepto de monarqua castellano-leonesa; de l excluimosel transerrano reino de Toledo, el de Murcia y la actual regin andaluza. Por otraparte, no va a ser toda la Edad Media objeto de nuestra atencin. Nos centra-remos nicamente en el perodo comprendido entre las primeras dcadas delsiglo XII y las primeras del XIV. En esta ocasin, como veremos ms adelante,razones de lgica inherente al propio desarrollo histrico de la orden, se con-jugan con un criterio de selectividad modesto a la hora de considerar un objetode estudio abarcable. No conviene olvidar la relativa importancia de la biblio-grafa de que disponemos ni, sobre todo, el extraordinario volumen de documen-tacin que hubiera sido necesario consultar para ofrecer una visin panormicaque excedera con mucho la intencin de esta mera exposicin de sntesis quaqu presentamos.

    Realizadas estas aclaraciones, conviene que volvamos nuevamente afijarnos en la delimitacin geogrfica propuesta la orden al norte del SistemaCentral para plantearnos precisamente la viabilidad de su estudio desde elpunto de vista de un coherente anlisis histrico; en otras palabras, hasta qupunto es cientficamente asumible el tratamiento especfico y de manera unitariade la presencia sanjuanista en un tan vasto y heterogneo territorio como el quese extiende entre Galicia y el Sistema Ibrico y desde las Asturias a lasExtremaduras leonesa y castellana?

    Vamos a iniciar esta exposicin atendiendo a este primer problema, para elque adelantamos una solucin afirmativa. Una vez delimitado y justificado insti-

    1. El presente estudio corresponde bsicamente al texto de la intervencin en el ciclo de conferen-cias sobre la Orden de San Juan en la Pennsula Ibrica. Edad Media, organizado por elDepartamento de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, en abril de 1994. Dado el tiempotranscurrido, hemos procurado actualizarlo incorporando datos y enfoques contenidos en las msrecientes investigaciones sobre el particular. Deseamos, en este sentido, destacar de modo muy parti-cular la importantsima Tesis Doctoral de D. Carlos Barquero Goi (Hospitalarios en Castilla yLen, siglos XII y XIII. Seoros de la Orden de San Juan), defendida en el Departamento de HistoriaAntigua, Medieval, Paleografa y Diplomtica de la Universidad Autnoma de Madrid en diciembrede 1994; el completo panorama que nos ofrece en ella, ha sido ntegramente publicado en microficha(Universidad Autnoma de Madrid, 1995) y parcialmente en Los hospitalarios en el reino de Len(siglos XII y XIII), El Reino de Len en la Alta Edad Media, IX, Len, 1997, 219-634.

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    tucionalmente nuestro marco de atencin jurisdiccional, procederemos en unsegundo momento a un repaso de la realidad patrimonial de la orden en estevasto territorio, para pasar finalmente a valorar su presencia y evolucin en elmarco de las relaciones de poder de la poca, su cuota de responsabilidad en eldesarrollo de la actividad econmica del conjunto de la monarqua, y su papel,en suma, en la vertebracin .y maduracin del modelo social en que nace, delque es expresin y, en alguna medida, garanta de permanencia.

    2. HISPANIZACIN DE LA ORDEN Y ORGENES DEL PRIORATOCASTELLANO-LEONS

    Resulta ya un manido tpico historiogrfico aludir a la temprana presenciade los hospitalarios en la Pennsula Ibrica. Como es sabido, en 1113, el mismoao que el papa Pascual II asuma la proteccin del hospital de peregrinos quelos amalfitanos haban levantado medio siglo antes junto al Santo Sepulcro deJerusaln, el mismo ario tambin en que recomendaba a los obispos hispanosque facilitaran la labor de un colector de limosnas llamado Palaicum, que venaen representacin de Gerardo, institutor de aquel hospital de peregrinos 2, esemismo ario la reina Urraca entregaba a los hermanos del santo hospital deJerusaln una aldea prxima a Salamanca'. No es nuestra intencin entrar aquen las frecuentemente estriles discusiones sobre primacas cronolgicas. Slonos interesa destacar el hecho de la tempransima presencia de intereses hospita-larios en la Pennsula y de su dependencia respecto a la pionera casa francesa deSaint Gilles.

    Ahora bien, cundo se produce el fenmeno de hispanizacin de laOrden, entendiendo por tal el proceso de institucionalizacin autnoma de loshospitalarios peninsulares y su desligamiento de Saint Gilles? Sin duda, steconstitua el paso previo a una delimitacin jurisdiccional de competencias queslo muy poco a poco se ir adecuando a la parcelada realidad del mapa polticopeninsular. El proceso fue gradual, desarrollndose en las dcadas centrales delsiglo XII. Si nos atenemos a la documentacin castellano-leonesa, podramosdelimitarlo cronolgicamente entre los aos 1135, en que documentamos alprior Martn, sin referencia territorial alguna'', y el 1161 en que vemos a otroprior, Villano, al que se atribuye un territorio de jurisdiccin definida:

    2. J. DELAVILLE LE ROULX, Cartulaire Gnral de l'Ordre des Hospitaliers de S. Jean deJrusalem, I, Paris, 1894, does. 30 y31.

    3. Publ. C. de AYALA MARTNEZ (ed.), Libro de Privilegios de la Orden de San Juan deJerusaln en Castilla y Len (siglos XII-XV), Madrid, 1995, doc. 1; C. MONTERDE ALBIAC,Diplomatario de la reina Urraca de Castilla y Len (1109-1126), Zaragoza, 1996, doc. 60.

    4. 1135, noviembre, 25. Saldaa. Alfonso VII dona a la orden de San Juan la villa de Castriel deFerruz (despoblado de Castil de la Vega, Catronuevo de Esgueva, Valladolid), en el alfoz deCabezn (de Pisuerga). AYALA, Libro de Privilegios, doc. 35.

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    Hispania5 . Parece claro que, a mediados de siglo, la figura de prior, institucio-nalmente representativa pero ajena en principio a una dimensin jurdico-territo-rial concreta', acaba perfilando sus contornos en el plano de la realidad territo-rial que conocemos como Hispania7.

    Muy diversas son la circunstancias que contribuyen a consumar este pro-ceso de hispanizacin de la orden:

    a) En primer lugar, y la ms obvia, la creciente complejidad administrativaderivada del incremento patrimonial que se opera por aquellos aos.

    b) La segunda circunstancia la constituye la compleja situacin de TierraSanta. Los turcos selycidas inician una amenazadora ofensiva que tiene desas-trosa incidencia en el panorama cristiano del Prximo Oriente: la prdida deEdesa (1144) es el comienzo de una cadena de fracasos que no pudieron sercontenidos por la desastrosa cruzada franco-germnica de 1148 la segundacruzada y que acabarn con la estemecedora prdida de Jerusaln en 1187. Tandelicada situacin obligara, sin duda, a las autoridades hospitalarias a concen-trar su atencin en Oriente y a atender quiz ciertas demandas de autonoma enla gestin administrativa de sus dominios occidentales, que permitieran garan-tizar un ms fluido apoyo econmico.

    c) No debemos olvidar, en tercer lugar, la propia coyuntura militar hisp-nica que, al tiempo que forzaba una reorientacin de los hospitalarios peninsu-lares hacia posturas ms belicosas, reclamaba por parte de sus responsables unamayor agilidad y capacidad de respuesta: la ofensiva almohade se convertira enmucho ms que una amenaza a partir de 1157.

    d) Por ltimo, aunque no en importancia, debemos mencionar los propiosprocesos de institucionalizacin poltica de los reinos hispnicos que fuerontolerando cada vez menos grados de interferencia por parte de jurisdicciones

    5. [1161], diciembre, 30. La condesa Teresa Fernndez dona a la orden de San Juan la heredad deVillacevala, en el Valderaduey, cerca de Villamayor y Villa de Fallaves (AYALA, Libro dePrivilegios, doc. 86). Por si pudiera quedar alguna duda al respecto, dados los problemas que suscitala cronologa del documento, vid, la referencia a Villano, eiusdem Hospitalis obedientia servata inHispania priori, contenida en el documento de donacin del castillo de Ucls a la orden de 12 deseptiembre de 1163 (Ibid., doc. 91).

    6. S.A. GARCA LARRAGUETA, El Gran Priorado de Navarra de la Orden de San Juan deJerusaln, Pamplona, 1957, I, 60.

    7. Sorprende, sin embargo, que en los estatutos hositalarios de 1182, en los que encontramos unarelacin de prioratos occidentales, no figure el de Hispania. DELAVILLE, Cartulaire, I, doc. 627.

    8. Sobre el problema de la progresiva militarizacin de los hospitalarios se ha debatido mucho, enespecial desde que el profesor britnico A. Forey llamara la atencin sobre el particular en suestudio sobre The Militarisation of the Hospital of St. John, Studia Monastica, 27 (1984), 75-89(reed. Variorum, 1994, IX). Carlos Barquero Goi ha resumido los datos de que disponemos en rela-cin a los hospitalarios castellano-leoneses: El carcter militar de la Orden de San Juan en Castillay Len (siglos XIII-XIV), Revista de Historia Militar, 73 (1992), 53-80.

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    forneas. El Imperio Hispnico de Alfonso VII prepar el camino, pero losCinco Reinos que le sucedieron no fueron ms permeables que aqul a lasmediatizadoras injerencias de una fuerte jurisdiccin extrapeninsular.

    Precisamente este ltimo factor contribuir de manera muy decisiva a laaparicin de fragmentarios poderes territoriales de la orden, de manera balbu-ciente y a veces interrumpida, y, en cualquier caso, paralela a la progresiva con-solidacin del priorato hispnico. El temprano caso de Portugal resulta especial-mente significativo. La orden del Hospital avalaba la conquista de su recienteindependencia, sancionando la confirmacin de bienes que Alfonso I le dispen-saba en marzo de 1140, mediante la figura de un tal Arias, PortugalensiumGallicianorumque fratrum priori9. Apenas unos arios despus, en 1149, apareceya un prior in Aragone et in Barchinona i , interpretable como signo de latodava precaria unin dinstica del reino de Aragn y del condado deBarcelona a travs del matrimonio de Ramn Berenguer IV con Petronila. Ypara que no quedaran dudas de la distancia poltica que separaba al indepen-diente reino de Navarra de la nueva unin catalano-aragonesa, los hospitalariosde aquel reino acabarn navarrizando un priorato desgajado del catalano-ara-gons, desde que en 1154 se creara la castellana de Amposta".

    En estas circunstancias, el priorato hispnico, amputado por maniobras deajuste poltico, acab expresando, fruto de este proceso de exclusin, la realidadjurisdiccional de los hospitalarios castellano-leoneses. Y an as, tampoco pormucho tiempo. Segn Aguirre, el priorato de Hispania quedara dividido en dostras la muerte de Alfonso VII", pero de ello no contamos con testimonios docu-mentales claros hasta comienzos del siglo XIII. S sabemos, en cambio, que elpriorato qued de facto y muy probablemente de iure dividido en dos, mspor razones geogrficas que polticas, poco despus de 1180. La donacin deConsuegra a la orden, en 1183, marca un hito decisivo": desde 1185, por lomenos, documentamos la existencia de un captulo de la orden integrado por lasencomiendas situadas al sur del Sistema Central, presidido por el comendadorde Consuegra. En junio de 1185 tenemos documentado a Rodrigo Rodrguez,comendator, una cum universo capitulo Hospitali citra serram", y dos aosdespus, en mayo de 1187, Melendo Daz, comendador de Consuegra, e todo elconvento de aquende sierra, establece un nuevo censo para los pobladores de

    9. DELAVILLE, Cartulaire, doc. 134.10. J.Ma LACARRA, Documentos para el estudio de la reconquista y repoblacin del valle del

    Ebro, II, Zaragoza, 1985, doc. 360.11. Sobre las vicisitudes de la formacin del priorato de Navarra no nacido propiamente hasta

    1172 y su vinculacin inicial a Aragn, vid. GARCA LARRAGUETA, El Gran Priorado, I, enespecial 63-64.

    12. D. AGUIRRE, El Gran Priorato de San Juan de Jerusaln en Consuegra, en 1769, Toledo,1973, 185.

    13. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 144.14. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 156. Meses antes, en febrero del mismo ao aparece un

    Fernando Daz, comendator citra serram, en un documento de autorizacin para la construccin deun molino en Villamiel, otorgado por el prior Pedro de las Eras (Ibid., doc. 155).

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    Villamie1 15 . La dependencia respecto al priorato de Hispania, es decir de Castillay Len, contina, pero por razones operativas se estaba generando una nuevajurisdiccin, no por dependiente menos efectiva: la del futuro priorato man-chego.

    Llegados a este punto es de justicia reconocer la viabilidad y coherenciaincluso desde una perspectiva legitimada por la propia conformacin institu-cional de la orden del tratamiento especfico de su presencia al norte delSistema Central: los dominios sanjuanistas de ultra serram, que nunca reci-bieron tal denominacin por ser ellos la base misma de la superior jerarqua delpriorato castellano-leons.

    3. EL PATRIMONIO DE LA ORDEN AL NORTE DEL SISTEMA CENTRAL

    No pretendemos en esta breve exposicin verificar una sistemtica relacincronolgico-espacial del progresivo incremento del patrimonio de la orden en elterritorio objeto de nuestro anlisis. Sealaremos nicamente las pautas por lasque discurre dicho proceso a travs, eso s, de una propuesta de periodizacincronolgica muy simple, pero que estimamos suficientemente operativa.

    Como es obvio, el proceso de acumulacin patrimonial no se puededesligar de otro fenmeno inevitablemente paralelo: la progresiva institucionali-zacin de una red administrativa capaz de integrar de modo orgnicamente ren-table el disperso seoro de la orden. Teniendo en cuenta estos dos elementosprocederemos a una periodizacin cuyo tope final situamos en las dcadascentrales del siglo XIV. Para entonces, el patrimonio sanjuanista est casi defi-nitivamente constituido, y la orden, como el conjunto de la sociedad seorialcastellano-leonesa, emprende un nuevo viraje en su evolucin, mediatizado porcoyunturales circunstancias que acabarn transformando en buena medida, yalo haban hecho su propia naturaleza.

    La periodizacin a la que aludimos viene jalonada por dos hitos referen-ciales de suma importancia, que nos permitirn establecer, a su vez, tres fases dedesarrollo cronolgico perfectamente diferenciables. Son aqullos, dos hechosde naturaleza muy distinta y de calado historiogrfico absolutamente desigual.El uno hace referencia a la evolucin concreta de la orden, desde luego no des-vinculable del contexto mucho ms amplio en que se produce, y el otro alude agraves cuestiones de transformacin estructural que afectan al conjunto delreino, y por consiguiente tambin a la propia orden. Ambos hechos, sinembargo, tienen a los efectos que nos interesan un denominador comn: los dosafectan de manera muy directa a los presupuestos de acumulacin patrimo-nial/dinmica de institucionalizacin a los que aludamos con anterioridad.

    El primero de ellos, el ms concreto, es el de la aparicin de la estructuracomendataria que, para los territorios septentrionales de Castilla y Len, no es

    15. lbid., doc. 158.

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    anterior a finales del siglo XII 16. El hecho pone de manifiesto la complejidad dela base seorial alcanzada por la orden en ese momento, as como su necesidadde estructuracin orgnica, fruto de su consolidacin y eficaz protagonismosocial. En cualquier caso, la propia estructura comendataria y su inherentedimensin jerarquizadora muy pronto se traducen en la regular convocatoria decaptulos provinciales, el primero de los cuales parece ser el de Castronuo de1191 17 . Tras una primera fase de acumulacin ms o menos asistemtica debienes races y derechos y privilegios bsicamente relacionados con la dimen-sin territorial de su dominio expresin de un generalizado dinamismo de lasociedad feudal de la plena Edad Media, se abre, en torno a 1200, una segundafase desarrollada a lo largo de casi toda la nueva centuria, una fase caracterizadapor la institucionalizacin administrativa y una ms racionalizada organizacinde los recursos disponibles.

    Llegamos as a finales del siglo XIII, y con l al momento en que la situa-cin general del reino entra en una profunda coyuntura de transformacin. Lacrisis abierta que es ms expresin de crecimiento desacompasado que de con-traccin econmica anuncia un nuevo marco para el desarrollo de las rela-ciones de poder que sacude a todos los sectores dominantes de la sociedadfeudal, entre ellos a los propios dirigentes sanjuanistas. La crisis es, en ciertomodo, el reflejo de la maduracin, sin duda traumtica, de todo un sistema derelaciones en que el abandono de ciertos factores tradicionales y la incorpora-cin de otros nuevos, incrementa los recursos del reino, al tiempo que abreinsospechadas posibilidades a su clase dirigente: de su ubicacin ms o menosprivilegiada en la cada vez ms compleja maquinaria integradora y dispensadorade rentas y beneficios jurisdiccionales en que se convierte la monarqua, depen-

    16. Todava en 1182 documentamos un comendador sin concreta adscripcin territorial en unadonacin a la orden de heredades situadas en Galicia (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp.574, n 12), pero ya dos aos despus, en 1184, sabemos de la existencia de comendadores en SantaMara de Toro y La Bveda (AYALA, Libro de Privilegios, docs. 147 y 153); ahora bien, no serhasta los primeros aos del siglo XIII .

    cuando empiecen a aparecer con documentada regularidadalgunos comendadores: el de Benavente en 1201 (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 575,n 20), el de San Miguel de Posada en 1203 (ibd., n 22) o el de Salamanca, probablemente en lamisma fecha (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 194). Para una detallada cronologa de las dis-tintas encomiendas y de sus titulares, remitimos a los imprescindibles trabajos de Carlos Barquero,citados en la nota 1.

    17. El 3 de junio de 1191 el comendador de Quintanilla y Atapuerca, Martn Pinto, venda por200 ureos una heredad en la villa de Bonel al abad de Cardea; en la data del documento, segntranscripcin conservada del padre Berganza, se lee textualmente: H. Non. lunii apud Castrum Nuniiin prima, videlicet, celebratione communis Fratrum Capituli. era M. CCXXVIIII (F. de BER-GANZA, Antigedades de Espaa, II, Madrid, 1721, 470-471). Ser, de todos modos, a partir decomienzos del siglo XIII cuando las distintas celebraciones capitulares se sucedan con regularidad,concretamente a partir del captulo convocado en Fresno Viejo en junio de 1208 (R.A. FLETCHER,The Episcopate in the Kingdom of Len in the twelfth centuty, Oxford, 1978, 263-264). A partir deese momento, tenemos documentados los de Castronuo de 1212 (AYALA, Libro de Privilegios,doc. 208), Bamba en 1216 (Ibid., doc. 218), Medina del Campo en 1219 (A.C. Toledo, 0.2.C.1.60),Armezislo en 1227 (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 575, n 26), en 1228, 1229 y 1237(AYALA, Libro de Privilegios, does. 247, 249 y 267), en Fresno Viejo en 1238 (Ibid., doc. 270), etc...

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    der el futuro tanto de su titular, el rey, como el de los sectores que junto con rcomparten el poder poltico y econmico. A ese juego de nuevas relaciones depoder cuya clave consiste en una u otra redistribucin de los recursos econ-micos del reino, segn modelos tericos de ordenacin poltica, algunos repu-tados historiadores le han dado el nombre de pugna nobleza-monarqua",aunque los ms renovadores representantes de la historia poltica prefieren lla-marle gnesis del futuro Estado moderno' 9, una gnesis que tiene firmes yseguras referencias iniciales, para Castilla, en las ltimas dcadas del siglo XIII.

    Este es el segundo hito referencial al que aludamos. A diferencia del ante-rior, como ya apuntbamos, posee un alcance generalizador y no intrnseca-mente vinculado al desarrollo de la propia orden, ni siquiera aparentemente rela-cionado con su proceso de acumulacin patrimonial e institucionalizacinadministrativa, pero sin duda posee implicaciones reordenadoras de significa-tivas consecuencias en lo tocante al binomio apuntado. En efecto, desde finalesdel siglo XIII, y a lo largo de la primera mitad del XIV, constatamos una crticacoyuntura en el desarrollo de la orden, slo muy lentamente remontada, y queobligar a sus responsables a adoptar medidas de reordenacin patrimonial einstitucional de cierto alcance. Por lo pronto, y como ocurre con tantas otrasorganizaciones seoriales, el proceso de acumulacin patrimonial se detiene, nopudiendo reanimarlo ni siquiera la disolucin del Temple, que tantas perspec-tivas esperanzadoras haba generado para los sanjuanistas. En cualquier caso, apartir de 1350 la orden de San Juan, debilitada y en buena medida desnaturali-zada, se nos muestra como una institucin muy alejada del espritu y de los pre-supuestos poltico-ideolgicos y socio-econmicos que animaron su fundacin.

    4. EL SIGLO XII: LA ACUMULACIN PATRIMONIAL

    a) Proceso y ritmo en la creacin del mapa hospitalario

    Cuando en noviembre de 1156, apenas un ao antes de su muerte, AlfonsoVII decretaba la total inmunidad de los bienes y dominios sanjuanistas en susreinos, la exclusiva ligazn seorial de sus hombres respecto a la orden y la libe-racin de los moradores de sus tierras de toda servidumbre ab omni servitutisvel iunioritatis, 2 lo haca probablemente convencido de que se haba cumplidouna primera fase, y no poco importante, de la instalacin de los sanjuanistas enCastilla y Len. En efecto, desde nuestra perspectiva, el activo proceso de acu-mulacin patrimonial hospitalaria que caracteriza todo el siglo XII, puede clara-mente ser dividido, a su vez, en dos fases cuyo gozne lo constituye la muerte de

    18. L. SUREZ FERNNDEZ, Nobleza y monarqua. Puntos de vista sobre historia poltica deCastilla en el siglo XV, Valladolid, 19752.

    19. J.M. NIETO SORIA, Iglesia y gnesis del Estado moderno en Castilla (1369-1480), Madrid,1993, 17-18 y, en general, sus reflexiones para un marco interpretativo, 17-36.

    20. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 71.

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    Alfonso VII y la escisin de la monarqua en sus dos reinos constitutivos:Castilla y Len. De hecho, si echamos una ojeada al mapa de las posesionessanjuanistas a los 40 arios de su instalacin en territorios castellano-leoneses,constatamos la evidencia de un primer dato: el elevado ndice de concentra-cin patrimonial en torno a una lnea ligeramente quebrada compuesta por elcurso medio-bajo del ro Valderaduey, afluente norte del Duero, y el valledel Guareria, afluente sur del mismo ro, con Toro como centro de referencianuclear. Ms del 90 por ciento de las propiedades de origen real o particularque recibe la orden en este perodo se concentran en este mbito cerealero dela zamorana Tierra de Campos y en su prolongacin meridional de la actualTierra del Vino y de la Armua salmantina n . Apenas una breve extensinpor el este a la vallisoletana tierra de los Montes de Torozos n, al Pramoleons por el norten, y algunos enclaves aislados en Burgos 24 , Palencia25,

    21. La primera donacin documentada es la de la extremea aldea de Paradinas, entre Salamancay Arvalo, donada por la reina Urraca en julio de 1113, y probablemente confirmada en noviembrede 1115 (AYALA, Libro de Privilegios, docs. 1 y 5). La misma reina fue la creadora del primerncleo territorial sanjuanista en la zona, al aadir a la primera donacin, en 1116, la de la heredad deLa Bveda de Toro con sus aldeas dependientes (Ibid., doc. 6) y la de la aldea de Fresno Viejo(Ibid., docs. 7 y 11); aos despus, en 1125, Alfonso VII confirmara la donacin de La Bveda ysus aldeas (Ibid., doc. 17). Al abrigo de estas generosas y decisivas iniciativas reales, La Bveda deToro y Fresno, ms que Paradinas, comenzaron a atraer donaciones particulares, consolidando en sutorno un significativo dominio territorial en muy pocos aos: en 1121 los prelados de las dicesiscolindantes de Salamanca, vila y Zamora concedan a la orden las tercias de Fresno Viejo (Ibid.,doc. 14), y entre 1130 y 1155 tenemos documentadas, al menos, cinco donaciones a favor del res-ponsable de los intereses sanjuanistas en La Bveda y el valle del Guarea (Ibid., docs. 30, 50, 52,61 y 67). Al norte del Duero, y en torno al Valderaduey, la orden empieza a adquirir intereses tam-bin desde muy pronto: heredades rils o menos dispersas en Molledes (Ibid., doc. 13), Villafrechs(Ibid., doc. 16), en diversos puntos del territorio de Salnellas (San Vicente de Lomba, ibid., doc. 18;Villardefallaves, ibid., docs. 15, 23, 31, 36, 60; Gebres, ibid., doc. 26) y de La Lampreana(Vidayanes, ibid., doc. 24), Villavellid (Ibid., doc. 29), Malva (Ibid., doc. 53), Quintanilla Seca yPrado (Ibid., doc. 54), Santa Mara de Almaraz (Ibid., doc. 70), Villarmenter y Pozuelo (Ibid., doc.74), etc... En Toro propiamente dicho, los intereses hospitalarios, de la mano de la infanta doaSancha, no son anteriores a 1141 (Ibid., doc. 46), y en el cercano Castronuo, no se detecta pre-sencia, con toda seguridad, hasta 1157 (Ibid., doc. 72).

    22. Los dominios sanjuanistas de los Montes de Torozos, estudiados por C.M. REGLERO DE LAFUENTE (Los Seoros de los Montes de Torozos. De la repoblacin al Becerro de Behetras,siglos X-XIV, Universidad de Valladolid, 1993, 199-204), se articularon inicialmente en torno almonasterio de Santa Mara de Bamba, donado a la orden por la infanta doa Sancha en 1140(AYALA, Libro de Privilegios, doc. 41), quien tambin entregara la iglesia de Santa Mara deOlmedo a los sanjuanistas en 1148 (Ibid., doc. 55). Las importantes donaciones reales de Castriel deFerruz (Castrillo de Vega) y San Miguel de Malvavisco (San Miguel del Pino) completan el prime-rizo panorama vallisoletano de la orden de San Juan (lbid., docs. 35 y 68).

    23. En torno a la temprana fecha de 1130, la orden posea ya dos tercios del monasterio de SantaMara de Requejo, junto al rbigo, y alguna explotacin en Valdefuentes y Nora (Ibid., docs. 27,28y 32).

    24. En 1126 Alfonso VII entregaba la villa de Atapuerca a la orden y 12 aos despus la dotabade fuero. Vid. C. de AYALA MARTNEZ, Orgenes de la Orden del Hospital en Castilla y Len(1113-1157), Hispania Sacra, 43 (1991), 781-783.

    25. La villa de Poblacin, ncleo de la importante baila posterior, fue donada a la orden porAlfonso VII en 1140 (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 44), el mismo ao que le entregaba igual-

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  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    Galicia" y Asturias", componen el cuadro de posesiones sanjuanistas, alnorte del Sistema Central, con anterioridad a 1157.

    Despus de 1157 el panorama cambia sensiblemente. Es cierto que losncleos iniciales de atraccin patrimonial mantienen vivo su magnetismo.Toro" y los focos meridionales de Castronurio y La Bveda", Fresno yParadinas" siguen siendo objeto de atencin real y particular. Lo es asimismo eleje vallisoletano de Bamba-Olmedo31 , como tambin, y muy principalmente, lazona terracampina limitada por el tringulo Benavente-Castroverde yVillalpando 32 . Pero la segunda mitad del siglo XII contempla, adems, un

    mente la villa de Torre, que iacet inter Villafrades el Ferrino, el inter Gatonem et Populationem(Ibid., doc. 42).

    26. En 1142 Alfonso VII entregaba a los hospitalarios lucenses de Mirallos todos los derechosque la Corona posea sobre el casal de Froila, territorio de Sarria, y sobre la iglesia de Ferreiros(Reg. DELAVILLE, Cartulaire, I, 116; cfr. AYALA, Orgenes, 785-786). Por otra parte, en 1151un particular, Miguel Prez, donaba una heredad y otros bienes en la orensana (?) Carballeda a lossanjuanistas (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 62).

    27. En 1156 la infanta doa Sancha, hermana de Alfonso VII, entregaba a la Orden de San Juansu heredad de Arenas, en Asturias (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 69).

    28. Algo ms que a Toro, tambin a su amplio trmino, afectan tres cuantiosas y detalladas dona-ciones particulares fechadas en 1184, distintas pero conteniendo llamativas coincidencias en los res-pectivos documentos (lbid., docs. 147, 149 y 150).

    29. Hacia 1170 Alfonso VIII dona a la orden la aldea de Requejo, junto a Castronuo (Ibid., doc.108), y entre 1174 y 1177, Miguel de Peleas, responsable de la orden en Castronuo y seor delValle de Guarea, gestionaba mediante compra la obtencin de distintas heredades en Requejo, elpropio Castronuo y algunas aldeas del valle (lbid., docs. 118, 119, 122, 128 y 130). Poco despus,en 1184, se documenta la autodonacin con bienes a la orden de un matrimonio de La Bveda (Ibid.,doc. 153). Por las mismas fechas, varias heredades situadas en la aldea de Fuentelapea entran tam-bin en poder de la orden (Ibid., docs. 122 y 146).

    30. El inters que posee para la orden el control sobre ambas villas y su estratgica ubicacin entierras fronterizas castellano-leonesas, son la causa de una doble y muy interesante confirmacin queefectuaron Alfonso VIII y Alfonso IX en diciembre de 1193, y sobre la que habremos de volver(Ibid., does. 178y 179).

    31. Dicho eje articula el extenssimo Infantazgo de doa Sancha, incorporado a la monarqua leo-nesa en 1160, y no recuperado por Castilla hasta comienzos de 1181. Precisamente en dicha recupe-racin la actitud mediadora del prior de San Juan, que tantos intereses posea en la zona, debi serdecisiva (J. GONZLEZ, El reino de Castilla en la poca de Alfonso VIII, Madrid, 1960, I, 694).Ello fue la causa de que el 20 de mayo de aquel mismo ao, despus de tan complejo perodo, el reyAlfonso VIII restituyera a la orden el Infantazgo, confirmando una por una todas las posesiones queall le correspondan (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 134). La relacin de posesiones coincidecasi exactamente con la contenida en la donacin inicial del monasterio de Santa Mara de Bamba ala orden en 1140 (Ibid., doc. 41); entre las coincidentes sealaremos la propia Bamba, Castroveza, lacercana aldea de Poblacin, San Miguel de Posada, Armezisclo, Santa Mara de la Vega de Olmedoy San Felices de Burgos, entre otras. Algunas de ellas, como Armezisclo, sern ulterior objeto deconfirmacin individualizada (lbid., doc. 138). Cfr. REGLERO DE LA FUENTE, Los seoros delos Montes de Torozos, 200.

    32. Son abundantsimas las alusiones documentales a lugares e intereses de la orden en esta zonaterracampina: entre 1160 y 1190 los sanjuanistas obtienen heredades en Villaveza del Agua yVillalobos (AYALA, Libro de Privilegios, does. 84, 88 y 89), la villa de Valdejunco (Ibid., doc. 98),la iglesia de San Salvador de Cortedera, cerca de Villalobos (Ibid., doc. 107), Villacev al oCastroceval (Ibid., does. 86 y 121), aceas en Torrejn y Prado (Ibid., doc. 99), heredades en

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  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    notable fenmeno de ampliacin patrimonial sanjuanista: antes de 1200 laimplantacin de la orden era ms que significativa en Galicia, relativamentefuerte en la zona salmantina de Ciudad Rodrigo, y se refuerza considerable-mente en el flanco oriental del reino, de manera especial en tierras sorianas.

    El reino de Galicia fue, en efecto, uno de los mbitos espaciales de lamonarqua castellano-leonesa ms ajenos a la presencia sanjuanista con anterio-ridad a 1157. Es verdad que documentamos establecimientos ciertos con ante-rioridad al fallecimiento de Alfonso VII", y que el propio Emperador habadonado a la orden la mitad del realengo en que se ubicaba el monasterio dePortomarn", pero ser la cesin de este ltimo por Fernando II en 1158 la querealmente inaugure una etapa de cierto protagonismo sanjuanista en Galicia, enel contexto de ampliacin patrimonial que preside, en especial, la segunda mitaddel siglo XII.

    Carlos Barquero ha estudiado de manera monogrfica y documentalmentedetallada el fenmeno de creacin del seoro hospitalario en Galicia", que yaen el siglo XII se extenda, aunque de manera fragmentaria y bastante discon-tnua, por todas las provincias de la actual comunidad gallega. Las tierraslucenses contemplaron un especial desarrollo de su presencia en torno al pionerofoco de Portomarn y a la cercana villa de Pramo, en el alto Mio".Monasterios e iglesias sirvieron tambin de ncleos de articulacin seorial enla zona del Ribeiro y en el sur de la actual provincia de Orense", al igual que lofue San Pedro de Bugallido en el rea coruesa ms cercana a Santiago". ElCamino de Santiago fue tambin, en s mismo, un mecanismo de atraccin san-juanista: el caso del burgo corus de Mellid resulta, junto con el del propioPortomarn, un ejemplo tpico". Y, por ltimo, la imprecisa regin histrica del

    Palazuelo de Vedija, Cerecinos, Villagonzalo y Castrillo, en las proximidades de Villalpandodocs. 90, 115, 139, 159, 168 y 172), bienes en la villa de San Esteban, junto al Cea, en territorio deBenavente (Ibid., doc. 174), etc...

    33. Vid. supra nota 26.34. AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 578, n 1.35. Contamos al respecto con su completo estudio monogrfico, an indito, La Orden de San

    Juan en Galicia (aos 1158-1351).36. Varios documentos testimonian el alto grado de concentracin de la propiedad hospitalaria a

    finales del siglo XII en el actual ayuntamiento de Pramo. Vid., entre otros, AHN, 00MM, ndice121, fol. 18r.

    37. En 1172 Fernando II donaba a la orden la iglesia de Santa Mara de Castrillo de Vega, quecreemos poder identificar con la de Santa Mara de Castrelo de Mio, partido judicial de Ribadavia(AYALA, Libro de Privilegios, doc. 109), tibien slo se mantuvo en poder de los sanjuanistas hasta1194 en que, por decisin de Alfonso IX, pas a poder de la corona con el fin de levantar all uncillero (Ibid., doc. 181). Por otra parte, el monasterio de San Lorenzo, concedido en 1187 a la ordenpor iniciativa particular, es razonablemente identificado por Carlos Barquero con San Lorenzo deLimia, baila de la orden a comienzos del siglo XIV (Al-IN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp.580, n 2 y 3).

    38. Sobre su identificacin y su relativamente complejo proceso de incorporacin a la orden con-sumado con anterioridad a 1190, vid. BARQUERO, art. cit.

    39. En 1201 Alfonso IX tomaba bajo su proteccin, enfranquecindola de todo fuero y facendera,la casa hospitalaria de burgo de Melidi. Real Academia Espaola, ms. 384, n 3.

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    Toronjo, concretamente la de la costa noroccidental gallega, fue objeto tambinde pronta instalacin hospitalaria en torno a la ra de Betanzos y su hinterlandnatural la tierra de Pruzos, y tambin en la zona de Cedeira40 . A partir de todosestos ncleos, y de los que no dejaran de ir surgiendo en el siglo XIII, asistimosa un rpido aunque disperso afianzamiento de la orden en Galicia.

    Un rea casi indita para la presencia hospitalaria con anterioridad a lamuerte de Alfonso VII, la constitua la franja meridional de la Extremadura leo-nesa, el territorio que desde Salamanca se extiende hasta Sierra de Gata". Dehecho, la primera mencin que conocemos de los sanjuanistas en CiudadRodrigo, concretamente, no es anterior a 116542, aunque a partir de esa fecha nodejarn de sucederse alusiones a intereses hospitalarios en su trmino y di-cesis'''. Ledesma44, bastante ms al norte, y la propia Salamanca45, constituyenotros tantos ncleos de referencia de la orden en la zona.

    Para finalizar este breve repaso por las distintas reas de extensin patri-monial de la orden en la segunda mitad del siglo XII, aludiremos con brevedad alas posiciones orientales que, dbilmente, adquieren los sanjuanistas en tierrassorianas y quiz tambin riojanas. Si exceptuamos una inicial y aislada mercedde Alfonso VII fechada en 1127 por la que entregaba terrenos y casa para laconstruccin y mantenimiento de un hospital en la ribera soriana del Duero46, laprimera referencia de que disponemos es la donacin de la iglesia de SantaMara de Hortezuela, junto a Berlanga, que en 1158 realiza Sancho III, y antesde que finalizara el siglo, Alfonso VIII confirmara las posesiones de la casade Soria"; ya para entonces los hospitalarios tendran en su poder la iglesia deSan Juan de Acre de Almazn 49 . De la casa de Soria muy probablementedependera la iglesia de San Martn, situada a la entrada de San Romn deDanber", si es que es correcta la identificacin que proponemos de ella con lalocalidad actual de San Romn de Cameros, al este de Torrecilla.

    40. Cedeira, in Toronium, fue cedida a la orden por la reina Urraca en 1176 (AYALA, Libro dePrivilegios, doc. 127). Una donacin particular fechada en 1182 pona a disposicin de los hospita-larios bienes en tierra de Pruzos y algunos ms en Cedeira (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln,carp. 574, n 12 y 13).

    41. Si bien, no parece descartable la temprana presencia de sanjuanistas en la serrana Trevejo,cerca de Villamiel, lugar este ltimo donde, por otra parte, los hospitalarios se instalaran en 1170(AYALA, Libro de Privilegios, does. 75 y 105).

    42. /bid., doc. 94.43. Ibid., docs. 117, 137, 182 y 188.44. Ibid., doc. 117.45. No estamos seguros de cundo data el inicio de la presencia sanjuanista en Salamanca, pero

    sabemos que al iniciarse el siglo XIII la orden ya posea all un comendador (Ibid., doc. 194).46. AYALA, Orgenes, 783-784.47. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 78.48. 'bid., doc. 170.49. Vid. O. PREZ MONZN, Presencia sanjuanista en la provincia de Soria, en Celtiberia,

    76 (1988), 216.50. AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 574, n 6.

  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    Despus de estas breves notas no cabe dudar del incremento extensivo delseoro sanjuanista en la segunda mitad del siglo XII; de l tambin nos dan tes-timonio algunas generalizadoras donaciones como la del conde don Pedro deAsturias que, en 1173, se entregaba a la orden junto con todas sus heredades enGalicia y Asturias, en tierras de Len, de Campos y de Castilla, de Avia y deAsturias de Santillana hasta Njera 51 . Mucho menos generalizadora, aunquequiz ms eficaz, fue la donacin de bienes, tambin muy dispersos, que pocodespus, en 1176, la reina Urraca realizaba a favor de los hospitalarios: lesentregaba Castroverde de Campos, Mansilla de Len, Salas y San Andrs enAsturias y Cedeira en el Toroo52.

    b) Concentracin y expansin de la propiedad: factores explicativos

    Antes de seguir adelante, conviene que nos detengamos en la considera-cin de dos cuestiones que afectan a este primer gran perodo de presencia san-juanista al norte del Sistema Central. En primer lugar cabe preguntarse por lascausas del elevado ndice de concentracin de la propiedad que distingue sus 40primeros arios, frente al relativo contraste que supone la expansin iniciada apartir de 1158. En segundo lugar, y aunque resulte evidente la primaca del ele-mento acumulativo sobre el organizativo a lo largo de todo este perodo, nodebemos pasar por alto los primitivos esquemas o mecanismos de que se vali laorden para proceder a la articulacin y consecuente explotacin de su inicialdominio.

    Las tempranas fechas de las primeras donaciones reales a favor de la ordenverificadas en la Extremadura leonesa, descartan cualquier interpretacin quehaga de la lucha reconquistadora un factor explicativo. Para entonces los sanjua-nistas no tenan bien definida su potencial funcionalidad militar. Tampoco cabepensar en la creacin de un asptico seoro desvinculado de tradicionales inte-reses castellanos o leoneses que sirviera de poltica plataforma de cohesin entrelos dos reinos en tan estratgica zona de soldadura como era la Tierra deCampos occidental y la comarca de los Montes de Torozos. A fin de cuentas enesos primeros cuarenta arios de vida hospitalaria en la Pennsula no resulta apro-piado hablar de fontera castellano-leonesa, y aunque una prudente o previsoraactuacin al respecto pudiera entonces haber sido razonable, es obvio que lascaractersticas del inicial patrimonio sanjuanista, todava de no mucha enverga-dura, no le hubieran permitido jugar un papel mnimamente eficazg.

    51. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 111. Aos despus, en 1178, su viuda la condesa doaSancha se entregaba tambin a la orden, comprometindose a tomar el hbito hospitalario o adonarle cuantas heredades en Galicia, Asturias, Len y Castilla haba recibido en arras de su maridoel conde Pedro Alfonso (Ibid., doc. 131).

    52. 'bid., doc. 127.53. Cfr. J. GONZLEZ, Fijacin de la frontera castellano-leonesa en el siglo XII, En la

    Espaa Medieval, II: Estudios en memoria del profesor don Salvador de Mox, I, 1982, 411-423, yG. MARTNEZ DEZ, Los condados de Carrin y Monzn: sus fronteras, Actas del I Congresode Historia de Palencia, Palencia, 1987, II, 245-274.

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    La explicacin es, probablemente, ms sencilla que todo eso, y, en cual-quier caso, no debera disociarse del contexto general de influjo ultrapirenaicoque preside el reinado de doa Urraca. Hija y nieta de los principales responsa-bles de la introduccin del benedictinismo cluniacense en Castilla y Len, ymujer de Raimundo de Borgoa, la reina no hizo sino confiar a una orden deorigen extrapeninsular, dependiente entonces de la casa francesa de Saint Gilles,unos pequeos enclaves de las todava muy desarticuladas riberas del Duero.Varias circunstancias posteriores no haran ms que facilitar los positivosefectos de este ensayo, entre ellas la buena acogida inicial de la jerarqua ecle-sistica, dispuesta a compartir beneficios con los recin instalados 54, y el patro-cinio de la familia real en su conjunto que, con amplios intereses fundiarios enla zona, no dej de contribuir decisivamente a la primitiva fijacin del patri-monio sanjuanista". Todo ello aceler un proceso de incentivacin de dona-ciones particulares que obviamente incidieron en este mismo ncleo-base, sinque las tentativas de Alfonso VII de interesar a la orden en el eje viario jacobeodonaciones de Atapuerca, Poblacin y realengo de Portamarn fueran sufi-cientes en este primer momento para contrarrestar la inercia centrpeta del pri-mitivo proceso de acumulacin patrimonial.

    La separacin de los reinos de Castilla y Len por decisin testamentariade Alfonso VII va acompaada del fenmeno de una mayor dilatacin expan-siva del patrimonio sanjuanista, fenmeno en el que, en buena medida, se adi-vina la intencionalidad poltica de los respectivos sucesores, leons y castellano,del Emperador. Ellos son los responsables de acelerar el proceso de acumula-cin centrfuga del patrimonio de la orden, y no nos resistimos a interpretar estehecho como el profundo deseo poltico mostrado tanto por Fernando II yAlfonso IX como por Sancho III y Alfonso VIII de integrar en sus respectivosreinos, alejndolo de la frontera, el potencial de una orden que ya para entoncesera un importante titular de jurisdiccin y que, adems, ahora s, poseaun carcter inequvocamente militar. En efecto, detrs de las primeras deci-siones que afianzaban la presencia sanjuanista en Galicia, Ciudad Rodrigo oSoria aparece la figura motora del rey, pero incluso cuando su actuacin secentra en el mbito sanjuanista estrictamente fronterizo, no es difcil descubriren ella un deseo de delimitar jurisdicciones y neutralizar la ambivalente posicindel seoro hospitalario, a caballo entre los dos reinos. La confirmacin restitu-toria del Infantazgo a favor de la orden que Alfonso VIII realiza en mayo de1181, a raz mismo de las paces castellano-leonesas de Medina de Rioseco fir-

    54. Es muy temprana la fecha 1121 en que los obispos de Salamanca, vila y Zamoraacuerdan conceder a la orden de San Juan las tercias de Fresno Viejo (AYALA, Libro de Privilegios,doc. 14).

    55. En 1129 fue la infanta Elvira la que haca una pequea donacin a la orden en el estratgicoterritorio de Salnelas, junto a la va zamorana, pero sera sobre todo la infanta doa Sancha Ja gran-patrocinadora de la orden a partir de la cesin del monasterio de Bamba y su Infantazgo en 1140(Ibid., does. 26 y 41).

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    madas dos meses antes, es suficientemente indicativa", como tambin lo es queel mismo monarca quisiera incrementar en alguna medida su presencia en elInfantazgo a costa de los seores que lo controlaban: en agosto de aquel mismoario de 1181 recobraba de la orden de San Juan las propiedades de sta enMatallana, entre Villalba, Montealegre y Villaverde de Alcor, a cambio de unaposicin ms alejada de la zona, Alcubilla, en el valle del Esgueva57.

    De hecho, la incontrastable posicin de la orden en el Infantazgo, y engeneral en el rea fronteriza castellano-leonesa al norte y sur del Duero, consti-tua un problema que no ayudaba a la definitiva pacificacin entre los dosreinos". Cuando nuevamente la tensin entre ellos, previa al tratado arbitral deTordehumos de 1194, pareca volver a estallar, el papa Celestino III se vea obli-gado a ordenar a los sanjuanistas que no se interviniesen en las contiendas queenfrentaban a los monarcas cristianos". Y es que la posesin de seoros fronte-rizos era una importante baza en manos de la orden para el afianzamiento priva-tizador de su jurisdiccin frente a la monarqua. Con una diferencia de das,poseemos dos documentos fechados en diciembre de 1193 enormente significa-tivos. Por el primero, sabemos que el prior Martn Prez obtena de Alfonso VIIIconfirmacin y seguridad para sus villas de Fresno Viejo y Paradinas, exencinfiscal, compromiso regio de no erigir fortalezas y prohibicin para sus collazosde que se vieran favorecidos por la natural atraccin del realengo. Por elsegundo documento, el mismo prior consegua de Alfonso IX confirmacin delas aludidas villas que se declaraban jurisdiccin leonesa, y se comprometa arespetar fonsadera y moneda a cambio de la mitad del pedido real y de la totaldisponibilidad sanjuanista de los castillos que all pudieran ser erigidos 60. Unaambivalente y peligrosa poltica que, sin duda, explica con claridad el deseo delos respectivos monarcas de alejar a la orden de los disputados territorios fronte-rizos, y de profundizar en el afianzamiento de la misma en el interior de susreinos.

    Pero naturalmente no slo fueron razones de ndole poltica, ajenas enbuena medida a la voluntad de la orden, las que explican su expansin patrimo-nial especialmente activa a partir de 1158. La segunda mitad del siglo XII cons-tituye un marco de coyuntura expansiva para el conjunto de Occidente, y por lotanto tambin para los reinos de Castilla y Len. Varios factores dinamizadoresse convierten en los cauces ordenadores del crecimiento. Destacaremos nica-mente dos de los que afectan al norte peninsular, y que fueron polo de atencin

    56. Ibid., doc. 134.57. Vid. J. GONZLEZ, Alfonso VIII, I, 696; publ. ID., ibid., II, doc. 377, pp. 654-656.58. En 1190 Alfonso VIII decide poner fin a un contencioso que haba mantenido con la orden a

    propsito de la villa fronteriza de Castronuo; el rey reciba a cambio 8.500 maravedes (AYALA,Libro de Privilegios, doc. 171).

    59. 1193, noviembre, 4. Publ. P. KEHR, Papsturkunden in Rom, en Nachrichisten von derKniglischen Gesellschaft der Wissenschaften zu Gttingen (1900), n 200. Cit. J. GONZLEZ,Alfonso VIII, I, 712.

    60. AYALA, Libro de Privilegios, docs. 178 y 179.

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  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    para la orden de San Juan: el Camino de Santiago, y el potencial ganadero de lasExtremaduras, y en especial del sector meridional de la leonesa.

    Como hemos tenido ocasin de ver, la vinculacin de la orden de San Juancon el Camino de Santiago data del reinado de Alfonso VII, y supone la mate-rializacin de uno de sus ms inequvocos objetivos fundacionales: el ejerciciode la hospitalidad. El ao 1126 seala, en este sentido, un hito de referenciainexcusable, el de la donacin de Atapuerca por parte del monarca; la villa,entre los territorios de Burgos y Oca, se hallaba in medio Camini Sanctifacobi61 . El Emperador se ocup de confirmar a los hospitalarios la propiedadsobre la villa y la dot de fuero, pero sera tras su fallecimiento, en la segundamitad del siglo XII, cuando los sanjuanistas organizaran de manera efectiva esteimportante enclave que, a finales de la centuria, era, junto con Quintanilla,cabeza de encomienda62 . Tambin desde el siglo XII encontramos instalados alos sanjuanistas en Burgos, constituyendo la iglesia de San Felices, junto a LasHuelgas, su ncleo de referencia. La iglesia perteneca al Infantazgo de doaSancha entregado a los sanjuanistas en 1140, y al menos la mitad de dichaiglesia figura en la confirmacin de bienes de que es objeto la orden por AlfonsoVIII en 1181 63 . Varios testimonios documentales del siglo XIII nos hablan de laspropiedades sanjuanistas generadas en su torno, y siempre a la vera delCaminom. De la segunda mitad del siglo XII data tambin el primitivo hospitalsanjuanista de Puente Itero, de tan estratgica ubicacin a la entrada misma deTierra de Campos. Haba sido fundacin de la casa de Lara, y sus condes mantu-vieron con l relacin de patronazgo durante toda la centuria65 . Pero no fuePuente Itero el nico hito terracampino sanjuanista vinculado al Camino. Unamuy antigua relacin con la orden mantuvieron Alberguera 66 y Tmara67, peroser sobre todo Poblacin el ncleo ms destacable. En poder de la orden desde

    61 bid., doc. 20.62 En 1191 figura como tal. Vid. J.V. MATELLANES MERCHN y E. RODRGUEZ-

    PICAVEA MATILLA, Las rdenes militares en las etapas castellanas del Camino de Santiago,en El Camino de Santiago, la hospitalidad monstica y las peregrinaciones, en H. Santiago-Otero(ed.), Junta de Castilla y Len, 1992, 345.

    63 AYALA, Libro de Privilegios, docs. 41 y 134.64. J.M. LIZOAIN, Documentacin del monasterio de las Huelgas de Burgos (1116-1230),

    Burgos, 1985, 152-154, doc. 365. Cfr. O. PREZ MONZN, La iglesia sanjuanista de San Pedro ySan Felices (Burgos), en Boletn de la Institucin Fernn Gonzlez, LXV (1993), 81-89.

    65. Fechado en la era de 1195, aunque sin duda mucho ms tardo principios del siglo XIIIse conserva una copia del acuerdo entre Fernando Nez de Lara, hijo del fundador, y la orden queincluye cuantiosa dotacin y normas para el funcionamiento de la institucin (RAH, ColeccinSalazar, M-59, fols. 164-166). Vid. MATELLANES y RODRGUEZ-PICAVEA, art. cit., 347.

    66. Sobre las complejas circunstancias de la primitiva vinculacin de Alberguera con la orden deSan Juan, vid. AYALA, Orgenes, 794-795.

    67. En 1152 Alfonso VII confirmaba la donacin efectuada el mismo ao por doa MaraAlmenara a la orden de San Juan de todos sus bienes en Tmara con destino a las obras de construc-cin de la iglesia de San Hiplito, sita en dicha localidad. El documento, que sin duda recoge unanoticia autntica, podra presentar algunos problemas de autenticidad (cfr. AYALA, Orgenes,788, n. 54).

    [15] 15

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    1140", Poblacin se erigir poco a poco en cabeza de lo que ser una impor-tante y codiciable baila ya en el siglo XIII69 . Por lo pronto, y a lo largo de lasegunda mitad del siglo XII, comenzara a ejercer un importante magnetismojerarquizador sobre enclaves del entorno", que muy bien pudo afectar ya porentonces a las localidades de Villagonzalo y Castrillo de Villavega, donadas a laorden por Alfonso VIII en 1174 y 1176 respectivamente'''.

    Tambin de la segunda mitad del siglo XII datan los primeros enclavessanjuanistas destacables, vinculados al Camino de Santiago, en tierras del reinode Len. En el Bierzo, Villabuena dej de pertenecer a la orden en 1188 pordecisin real", pero antes de acabar el siglo, los hospitalarios disponan de uncomendador de la domus Hospitalis in Beriz", No hace falta insistir, por otraparte, en la importancia de los ncleos gallegos de Portomarn-Pramo y Mellid,igualmente activos con anterioridad al siglo XIII'''.

    Que el Camino de Santiago fue factor de dinamizacin de la vida econ-mica de los reinos hispnicos a lo largo del siglo XII, resulta para nosotros unaevidencia que sin duda compartieron los sanjuanistas al protagonizar el impor-tante despliegue que llevaron a cabo a lo largo del mismo, especialmente a partirde la segunda mitad de la centuria. Pero no fue ste el nico incentivo que lesdesplaz de su base nuclear de ambas mrgenes del Duero. Hablbamos msarriba de la ganadera, y del importante impulso que, a raz de la puesta enmarcha de los grandes circuitos trahumantes, recibi desde mediados del sigloXII. La verdad es que, sobre este particular, no poseemos demasiada informa-cin en lo que respecta a nuestra rea de estudio, y que es ms lo que sabemos, oincluso suponemos, por la va indirecta de los conocimientos analgicos, que loque realmente se desprende de la documentacin manejada. De todas formas, nohace falta mucha imaginacin para conceder a los bienes orientales de Soria o alos occidentales de Salamanca y Ciudad Rodrigo una dimensin, por lo menosen cierta medida, ganadera. Aparte de un generalizador documento de AlfonsoVIII de 1170 tomando bajo su proteccin ganados y cabaas de la orden", uninteresantsimo documento de 1174 da alguna pista positiva al respecto. Aquelario Fernando Rodrguez y su hijo Pedro Fernndez entregaban a la orden de

    68. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 44.69. M. REVUELTA GONZLEZ, La baila de Poblacin de la Orden de San Juan de

    Jerusaln, en Publicaciones de la Institucin Tello Tllez de Meneses, 32 (1971), 203-23870. Es el caso de Tmara y San Cebrin, posiblemente a iniciativa propia. Vid. REVUELTA, art.

    cit., pp. 209-210.71. MATELLANES y RODRGUEZ-PICAVEA, art. cit. p. 349.72. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 162.73. Ibid., doc. 186.74. Muchos ms datos de los aqu recogidos en relacin a la presencia hospitalaria en el Camino

    de Santiago en el siglo XII, pueden verse en el trabajo monogrfico de C. BARQUERO sobre elparticular: Los hospitalarios castellano-leoneses y el Camino de Santiago en el siglo XII, en elCongreso Internacional sobre Cluny y el Camino de Santiago en Espaa en los siglos XI-XII,Sahagn, 1993 (en prensa).

    75. AYALA, Libro de Privilegios, doc. 106.

    16 [16]

  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    San Juan cuantos bienes posean en Ciudad Rodrigo y Ledesma, que junto conotros que, a su vez, la orden les ceda vitaliciamente, deban ser explotados amedias por donantes y hospitalarios. A lo largo del texto del acuerdo se habla delas cabaas ovinas que los sanjuanistas posean en Ciudad Rodrigo, Ledesma yParadinas, y aunque no se aluda a cantidades importantes de cabezas 500, 100y 100 respectivamente, el dato nos puede proporcionar una idea aproximada dela regular implantacin de la explotacin pecuaria en la zona, ariculada en tornoa cilleros los zerelizos nostros de istas hereditates, en los que se criaba tam-bin ganado para la labor del campo se mencionan 40 iugos de boyes alaborar, as como para usos alimentarios y comerciales igualmente se hablade 40 vacas, 40 cerdas, 40 colmenas y 10 yeguas bravas-76.

    c) La organizacin inicial del dominio sanjuanista

    Finalmente, para concluir con este primer gran perodo de presencia hospi-talaria al norte del Sistema Central, coincidente con el siglo XII, nos deten-dremos muy brevemente en la segunda de las cuestiones que plantebamos msarriba en relacin al perodo en su conjunto: los esquemas o mecanismos utili-zados por la orden para proceder a la articulacin y consiguiente explotacin delinicial dominio acumulado. Como qued dicho al comienzo de estas lneas, nohay rastro de una regular organizacin comendataria hasta muy finales del sigloXII. Los primeros testimonios al respecto aluden a amplias realidades geogr-ficas que tienen el sabor de la especfica delegacin territorial del prior caste-llano-leons para el tratamiento de asuntos ms o menos especficos. As, porejemplo, en 1174 contamos con Arias Bermdez, comendador del prior Pedrode Areis pro Galleciam constituto, interviniente en la definitiva resolucin de unpleito abierto entre hospitalarios y cistercienses de Osera por la posesin delrealengo de Marn". A partir de la dcada de los 80 las referencias a comenda-dores de ncleos concretos empiezan a ser habituales: Santa Mara de la Vegade Toro", La Bveda", Portomarn m, Reinoso [del Cerrator, Benavente",Salamanca", San Miguel de Posada", etc...

    Pero hasta que esta realidad jerrquico-administrativa se impone, sobrequ bases descansa la organizacin del territorio y la vertebracin de su jurisdic-

    76. AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 574, n 9; AYALA, Libro de Privilegios, doc.117.

    77. Publ. M. ROMAN MARTNEZ, Coleccion Diplomatica do mosteiro cisterciense de Sta.Maria de Oseira (Ourense), 1025-1310, Santiago de Compostela, 1989, I, doc. 53.

    78. 1184: AYALA, Libro de Privilegios, doc. 147.79. 1184: !bid., doc. 153.80. 1188: AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 574, n 16.81. 1201: AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, leg. 7.643, n 2, fol. 188.82. 1201: AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 575, n20.83. [1203]: AYALA, Libro de Privilegios, doc. 194.84. 1203: AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 575, n22.

    [17] 17

  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    cin?, cules son las referencias articuladoras del espacio, de los hombres y delas rentas que generan?

    Hasta bien entrado el siglo XII la organizacin de la orden se fundamenten seoros ms o menos extensos organizados en torno a iglesias o monasteriosy, en menor medida, a albergueras o pequeos hospitales. Uno de esos primerosseoros, llamado a tener especial importancia en el transcurso de las primerasdcadas de la presencia hospitalaria en Castilla y Len, es el de La Bveda, enel valle del Guarea, concedido con un importante conjunto de aldeas, depen-dientes todas ellas de una heredad jerrquicamente superior. Ahora bien, la con-cesin de ese seoro, en 1116, no se verific ex nihilo; probablemente la ordendispona ya en La Bveda de un pequeo templo la basilica fehacientementedocumentada en 1145", a cuyo frente hallamos, inicialmente, a dos responsa-bles, Martn y Pedro, vicariis Sancti lohanes de Boveta m. Con todo, no fue steun caso tpico. Acabamos de ver cmo un seoro, ya organizado, incluso org-nicamente jerarquizado, se entregaba a unos representantes de la orden, proba-blemente residentes en una iglesia, y por tanto no se generaba en su torno o apartir de ella, segn los normalizados esquemas de los prioratos benedictinos.ste ltimo sera el supuesto ms frecuente. En efecto, en los primeros tiemposson muchos los testimonios de adquisicin de iglesias o monasterios que servi-ran de base a ulteriores seoros, o eran ya el centro de ellos: monasterio de SanMartn de Taniol y San Mams", iglesia de San Vicente de Villar", SantaMarina de Requejo", Santa Mara de Bamba", Santa Mara de Toro'', SantaMara de Olmedo", Santa Mara de Almaraz", Santa Mara de Hortezuela 94, San

    85. ...dono atque concedo ad illo hospital Sancti Johanes Baptiste, cuius basilicam est in illaBoveta... (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 52).

    86. Aparecen documentados entre 1116 y 1125: AYALA, Libro de Privilegios, docs. 6 y 17.87. Ibid., doc. 12. Sobre las reservas que sugiere su autenticidad, vid. AYALA, Orgenes, 793.88. En 1123 Pedro Gutirrez donaba a la orden la iglesia de San Vicente de Villar (AYALA,

    Libro de Privilegios, doc. 15), y siete aos despus eran Velasco Muiz y su mujer los donantes afavor de la orden del monasterio de San Vicente de Villar, entre Villamayor y Falafes (Ibid., doc.31). Pese a la doble donacin, pensamos que se trata de la misma realidad, cuya original propiedadpodra haber sido compartida como parece sugerir el segundo de los documentos: ...illam quod nobispartem hereditatem habuimus

    89. Son dos partes del monasterio lo que recibe la orden en 1130 (Ibid., doc. 27).90. Bamba constitua ya un priorato perfectamente organizado en 1140, fecha de la donacin.

    Posea un gran nmero de heredades y monasterios organizados de los que dependan, a su vez,pequeos ncleos hbitat organizados en torno a iglesias (Ibid., doc. 41).

    91. Ibid., doc. 47.92. Se trata, como en los dos casos anteriores, de una donacin efectuada por la infanta doa

    Sancha, en este caso en 1148 (Ibid., doc. 55).93. En 1156 Aldonza Prez donaba a Santa Mara de Almaraz y a la orden de San Juan una alber-

    guera, junto a otros bienes (Ibid., doc. 70).94. /bid., doc. 78.

    18 [18]

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    Justo de Villela", iglesia de Medina", San Salvador de Villalobos 97 , SanSalvador de Cortedera", etc...

    Obviamente no todas las adquisiciones patrimoniales efectuadas por lossanjuanistas en este primer momento fueron, ni mucho menos, iglesias, peropensamos que aquellas adquisiciones, en un elevado porcentaje, quedaran ads-critas a determinados ncleos religiosos, a veces ni siquiera regentados porfreires hospitalarios, o por lo menos no nicamente; a esos responsables debienes sanjuanistas se les recompensara con el aprovechamiento vitalicio de losmismos. Quiz pudiera servir de significativo ejemplo la donacin que ElviraAlfonso realiza a la orden en 1125 de una heredad situada en San Vicente deLomba: la heredad era entregada a la orden pero la disfrutara vitaliciamente elpresbtero Garca cum fratribus de Iherusalem".

    A veces, el ncleo articulador de bienes no era propiamente una iglesiasino una alberguera u hospital. Es el caso de la villa de Atapuerca, concedidapor Alfonso VII a la orden con la condicin de que se levantara en ella unaalberguera m; no hace falta insistir en la importancia que adquirira este enclavedel Camino de Santiago. En cualquier caso, las connotaciones religiosas de estetipo de establecimientos, mxime cuando eran regentados por una comunidadhospitalaria, no los separaban del todo de la realidad misma de los recintos ecle-sisticos, aunque, en ocasiones, se documenta lo que deba ser ms frecuente: laexistencia de ambos elementos, iglesia y hospital, como factor de organizacindplice de un determinado ncleo sanjuanista: podra ser el caso del hospital deVillar y el monasterio de San Vivente'' o el de la alberguera de Almaraz y laiglesia de Santa Mara'2.

    Incluso en casos en que no nos aparece muy clara la presencia de la iglesiacomo factor de ordenacin, la alusin a percepcin diezmal y, en general, la pre-dominante tributacin eclesistica de que se beneficiaban los hospitalarios, con-firma, en parte, la realidad de que venimos hablando. Cuando la reina Urracadonaba Paradinas a la orden en 1113 y especificaba que sus vecinos se conver-tan en vasallos de la nueva institucin propietaria, titular de todo derecho, seconcreta que aqullos dent fideliter suas decimas, primicias et oblationes atque

    95. En 1160 la condesa Elvira dona a la orden de San Juan la iglesia de San Justo de Villela, consu cementerio y heredad (Ibid., doc. 83).

    96. Los vecinos de Medina de Rioseco, de acuerdo con los condes don Lope y doa Aldonza,donan a la orden de San Juan la iglesia de Santa Mara, en 1162 (Ibid., doc. 87). Segn C.M.Reglero, esta iglesia de Medina sera probablente la de Santa Mara de Posada, sita en el trmino deMedina de Rioseco (Los seoros de los Montes de Torozos, 200).

    97. En 1163 Ciprin Prez donaba a la Orden de San Juan un tercio de la iglesia de San Salvadorde Villalobos y otro tercio in pignus (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 89).

    98. Pelayo y Alvar Rodrigo donaban a la orden en 1170 la iglesia de San Salvador de Cortedera,cerca de Villalobos, con toda su heredad (Ibid., doc. 107).

    99. Ibid., doc. 18.100. !bid., doc. 19.101. lbid., does. 15, 16,31 y 82.102. /bid., doc. 70.

    [191 19

  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    alia jura eclesiastica prefato Hospitale". Lo mismo ocurra con Fresno donde,como en el caso de Paradinas, slo a la orden corresponda la ereccin de igle-sias, monopolio asegurador de una exhaustiva percepcin tributaria".

    Es cierto que la orden, al poseer enfranquecimiento e inmunidad enmuchos de los lugares de concesin real, contaba con la percepcin de con-ceptos tributarios de origen secular que nada tenan que ver con el diezmo ecle-sistico. Conocemos bien esos conceptos en el caso de Atapuerca, de la que senos ha trasmitido un completo fuero concedido por el Emperador en 1138:pechas, maeras, botillas y caloas". Por otra parte, tanto en Fresno como enParadinas, adems de la comentada referencia a derechos eclesisticos, las cartasde donacin contemplan que sus vecinos habeant tale forum et faciant tale ser-vicium a la orden, como los que tienen y hacen los vecinos de Salamanca yMedina del Campo respectivamente, en alusin clara a la dimensin feudal de ladependencia materializada en renta, una renta consistente, entre otras cosas, enfumazgos, tal y como nos aclara en relacin a Paradinas un tardo documento definales de siglo".

    Sin embargo, y aunque podramos seguir aduciendo testimonios de la evi-dente fiscalidad seorial, es a lo largo de todo el siglo XII la tributacin diezmalel ms perfecto mecanismo de adquisicin de renta, y tambin el ms justifica-damente adecuado a una orden religiosa que centra en la posesin de iglesiasuna parcela considerable de su protagonismo social. A falta de mecanismoshacendsticos ms evolucionados, la iglesia se presenta como un indispensableelemento generador de dependencias vasallticas, como insustituible factorfeudal de jerarquizacin en torno al que se ordena el patrimonio sanjuanista, yello se hace especialmente patente cuando son las comunidades concejiles,cohesionadas en torno a su advocacin de referencia, las que deciden entregarese indirecto cauce de control de sus bienes a la orden. Conocemos ya el caso deMedina de Rioseco, podemos tambin aducir el de Simancas, y el de una partede los vecinos de Torrelobatn que ceden al Hospital la mitad de la iglesia deSanta Mara'7.

    De todo ello se infiere tambin que, desde muy temprano, surjan conflictospor razn de jurisdiccin eclesistica. Hacia 1160 los hospitalarios mantienen yaun pleito con el obispo de vila por razn de la iglesia de Santa Mara deOlmedo y otras de Arvalo"; en 1186 llegaban a un acuerdo con el obispo deZamora sobre las iglesias de Castronuo y del valle de Guarea", y en 1195hacan lo propio con el de Ciudad Rodrigo por razn de las iglesias sanjuanistas

    103. Ibid., doc. 1.104. Ibid., doc. 7.105. Un breve anlisis del contenido del fuero en AYALA, Orgenes, 782-783.106. En 1195 la orden de San Juan ceda al concejo de Paradinas la tercera parte de las rentas y

    fumazgos prescritos en su fuero (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 183).107. Vid. REGLERO, Los seoros de los Montes de Torozos, 200.108. A.C. Toledo, X.4.C.11.109. A.C. Zamora, Tumbo Negro, fols. 30v-31r.

    20 RO]

  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    de la dicesis". Los contenciosos se extendan tambin a importantes estableci-mientos monsticos como el de Sahagn, con el que los hospitalarios sostu-vieron un largo pleito por razn de diezmos que no fue zanjado hasta 1212", ocomo el de San Romn de Hornija con el que los hospitalarios llegan a unacuerdo sobre trminos y rentas igualmente a principios del X111'12.

    No sabemos cul era la proporcin de todos estos tributos y rentas que sedestinaban a la razn ltima de su propia existencia: el Hospital de pobres yperegrinos de Jerusaln. Lo cierto es que su percepcin dependa de unos senci-llos mecanismos que acabarn cristalizando en la malla comendataria. Hasta laaparicin del priorato hispnico en los arios 30 del siglo XII, los receptores senos muestran siempre por parejas, y su misin de vicara localizada, como pudoser la de Martn y Pedro en San Juan de La Bveda en 1116" 3, o generalizadacomo se nos muestra la de Pelayo Arulfiz y Juan Sebastin tambin en 1116, ode Pelayo y Pedro en 1121"4, evoca la transitoriedad de quien acta en nombrede los seniores de illo Hospitale de Iherusalemm.

    La situacin cambia a partir de la aparicin de la figura del prior, y esdesde entonces cuando l mismo aparece como receptor y gestor de bienes, osencillamente no aparece nadie, es decir, es el momento a partir del cual se frac-ciona la realidad patrimonial y son los responsables de las iglesias, los tenentesdestacados de algn ncleo organizado, cuando no los seores de una zona, losque, actuando en nombre de la orden, gestionan su administracin. De todo elloposeemos ejemplos en el complejo panorama que antecede a la generalizacinde la figura de los comendadores. En la temprana fecha de 1125 veamos alpresbtero Garca, junto cum fratribus de Iherusalem, recibiendo una heredad demanos de Elvira Alfonso"6. Ms adelante, en 1147, ser un tal Pelayo Prezquien obtenga para la orden la heredad que en Malva posean Rodrigo Ibez ysu mujer Monia" 7. En 1159 Pedro Surez, probablente responsable o represen-tante del hospital sanjuanista de Villar, es el encargado de recibir una donacinde manos de un particular'. Pero es sin duda el atpico caso de La Bvedadonde el proceso de personalizacin del poder seorial hospitalario muestracotas ms elevadas y persistentes de desvertebramiento institucional: en 1130aparece Suario Gonzlez como sennor de ipsa casa de Boveda et de ipso Valle,adems de confrate et serviente del Hospital de Jerusaln" 9; en 1143 es Miguel

    110.AYALA, Libro de Privilegios, doc. 182.111.Publ. J.A. FERNNDEZ FLREZ, Coleccin diplomtica del monasterio de Sahagn (857-

    1300), V(1200-1300), Len, 1994, doc. 1.584.112. [1203]: AYALA, Libro de Privilegios, doc. 194.113. Ibid., doc. 6.114. !bid., docs. 7, 8 y 13. Pelayo y Juan reciben el apelativo de seniores de illo ad continente, y

    Pelayo y Pedro aparecen como Iherosolimitani Xenodochii legatione fungentes.115.Ibid., doc. 16.116. Ibid., doc. 18.117.Ibid., doc. 53.118.!bid., doc. 82.119.Ibid., doc. 30.

    [21] 21

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    Gonzlez quien dominatur in Boveda et in tota Valle de Garona'"; en 1150 y1155 aparece frey Gonzalo como dominus in La Boveda 121 ; entre 1174 y 1177los documentos nos hablan de Miguel Peleas definindolo como mandante enCastronuo, en Fuentelapea y Castronuo o simplemente como seor del Valledel Guarea 122. Por fin, en 1184 se habla de los fratres de la Boveda et nostrocomendador domino Roderico Pelaiz'23.

    De la responsabilidad personalizada del seor a la responsabilidad institu-cionalizada del comendador hay un largo trecho bien ejemplificado en el casode La Bveda, un caso que pone de relieve la progresiva conformacin de enti-dades no tanto territoriales como meramente administrativas. Y ello no era sloel fruto de la ampliacin y complejidad de un patrimonio creciente, sino el signode una progresiva abstraccin del poder feudal que convierte la jurisdiccin ensinnimo de renta, a la encomienda en un mero marco para su obtencin y alcomendador en despersonalizado instrumento que debe garantizar el proceso depercepcin. Todava en 1174 se piensa en escoger un freire para que sea comen-dador et sennor sobre un conjunto de propiedades' 24, pero a finales de siglo yase documentan bailas bajo la responsabilidad de un mero tenente m . Este ltimoes el significado real de la palabra comendador.

    5. EL SIGLO XIII: LA NORMALIZACIN INSTITUCIONAL

    Dentro de las grandes fases de desarrollo establecidas al comienzo de estaspginas, la segunda, correspondiente a la mayor parte del siglo XIII, la caracteri-zbamos como perodo de normalizacin institucional. Finalizada la etapa msactiva de la acumulacin seorial, se inicia a raz del 1200 una fase reestructura-dora en que se abandonan frmulas ms o menos espontneas de organizacin yse asumen los criterios ms uniformes y secularizantes de la red comendataria,implantada a partir de 1180 y plenamente consolidada en las primeras dcadasdel siglo XIII. Abordaremos dentro de esta nueva etapa tres aspectos fundamen-tales. En primer lugar, no debemos marginar los problemas derivados del nuncaacabado proceso de conformacin patrimonial, ocupndonos de su amortiguadoritmo de crecimiento, as como de las caractersticas que ahora adopta. Ensegundo lugar, repasaremos el mapa de encomiendas que queda dibujado apartir de este momento y analizaremos los aspectos que, de l derivados, puedanincidir en la propia marcha de la orden. En tercer lugar, pasaremos a describirlas caractersticas inherentes al funcionamiento del consolidado dominio sanjua-

    120. /bid., doc. 50.121. 'bid., docs. 61 y 67.122.!bid., docs. 118, 119, 122, 128 y 130.123. 'bid., doc. 153.124. Ibid., doc. 117.125. Fernandus Martini, tenens ballivam de Villar et de Villa Cevala (Ibid., doc. 172).

    22 [22]

  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    nista, menos desde el punto de vista de las relaciones sociales de produccin quedesde el de las manifestaciones jurisdiccionales de su poder y de la conflicti-vidad, real o potencial, en ellas contenida. Cerraremos esta breve panormicacon alguna alusin al proceso crtico que viven Castilla y Len en su conjunto afinales del siglo, y lo haremos en la medida que dicho proceso afecta de maneradirecta a la orden de San Juan abriendo, desde nuestra perspectiva, un nuevoperodo de anlisis en su evolucin.

    a) Disminucin del proceso acumulativoConforme avanza el siglo XIII, y muy especialmente a partir de 1230, la

    plataforma seorial de la orden al norte del Sistema Central deja de recibiraportes en la cuanta y con la intensidad de etapas anteriores. El fenmeno tieneuna explicacin evidente que afecta, en general, a todos los seoros de lameseta septentrional, una explicacin que hace referencia a la propia dinmicadel sistema feudal y a la cota de equilibrio jurisdiccional alcanzada ya por aque-llas fechas en las viejas tierras del norte, pero que alude tambin, sobre todo, alevidente desplazamiento que sufre la actividad econmica y social del conjuntode la monarqua hacia las tierras de la Transierra y los prometedores valles delGuadiana y del Guadalquivir. En el caso de la orden de San Juan el fenmeno esespecialmente evidente: las encomiendas transerranas y meridionales desplazancon decisin el eje de la actividad y el foco nuclear de la institucin sanjuanistaa los campos manchegos y a su encomienda mayor de Consuegra. Comomuestra significativa de tal evidencia, no habra ms que revisar rpidamente,comparndolos, los volmenes de documentacin que conservamos en relacina uno y otro lado del Sistema Central despus de 1230.

    Con todo, y especialmente hasta esa fecha, son todava abundantes lasdonaciones no condicionadas y, en apariencia, espontneas que recibe la orden.Hagamos un breve repaso. Los primitivos ncleos del Valderaduey 126,Infantazgo' 27 y Fresno ' 28 continan siendo objeto de atencin aunque, engeneral, no muy sustanciosa por parte fundamentalmente de particulares, salvoen el caso de la donacin real de Villaruz. Las tierras asturianas' 29, las astor-ganas del rbigo y del Bierzo' 30, las palentinas del Cerrato y las meridionales de

    126.En 1211 la orden recibe ciertas heredades en Cerecinos (Ibid., doc. 206).127. No se puede decir que la heredad que los hermanos Muoz entregan a la orden en Adalia en

    1208 fuera exactamente una donacin espontnea: mantenan un contencioso sobre ella, y a cambiode cierta cantidad, la dejaron en manos de los sanjuanistas (Ibid., doc. 199).

    128. En 1229 Alfonso IX donaba la villa de Villaruz, cerca de Fresno Viejo, a la orden (Ibid., doc.250).

    129. En 1201 Alfonso IX entregaba a la orden la villa asturiana de Bocines (Fondo indito de laColecci Mars de la Biblioteca de Catalunya).

    130. En 1224 don Fernando Gonzlez de Villalobos donaba a la orden de San Juan cuantos bienesposea en las villulas de Maire y Fresno, que describe con sus villares antiguos (AYALA, Libro dePrivilegios, doc. 240). En 1230 era el propio rey Alfonso IX el que entregaba a los hospitalarios unacasa en Villafranca (Ibid., doc. 254).

    [23] 23

  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    Ciudad Rodrigo y de la ribera del Ca l31 , tambin contemplan algunas dona-ciones. De todas ellas, quisiramos destacar la concesin por parte de FernandoIII en 1220 de la bodega real de Civico, con sus casas y capilla, licencia paracortar lea con destino a la casa hospitalaria de Santa Mara, y libertad de trn-sito para su ganado l ". Aunque la localizacin de Civico no deja de plantearalgunos problemas, nos inclinamos a pensar que se trata de Cevico de laTorre'". Pero lo realmente importante radica en la naturaleza del bien cedido.No era, ni mucho menos, la primera vez que la orden reciba rentas y no patri-monio territorial, pero la significacin de un bien como la bodega real, marca elcomienzo de un cambio en la poltica de adquisiciones hospitalarias, menos cen-trada en lo dominical y ms en lo jurisdiccional, que no har sino acentuarse a lolargo del siglo.

    Pero ser sobre todo Galicia la zona cuantitativamente ms afectada por lasdonaciones efectuadas a la orden. La encomienda de Portomarn va a ser la msbeneficiada' 34 . Los hospitalarios obtienen asimismo bienes en Limia y Tribes'"y, antes de 1218, les era donado el monasterio lucense de San Flix de Incio porGutierre Rodrguez y su mujer, la condesa Elvira Osorio, con la pretensin deque todos los dominios sanjuanistas del territorio de Lemos ubicados entre losros Lor y Mio conformaran una nica baila junto con Inciol".

    Al tiempo que las donaciones espontneas disminuyen en nmero, seincrementan, como resulta habitual, las adquisiciones controladas: compras,permutas y prestimonios son las frmulas habituales de este tipo de operaciones,fruto de la planificacin, que tienden a completar o dar coherencia a espacios dedominio seorial como ya ocurriera con el seoro de La Guarea en la

    131. En 1224 la orden reciba la aldea de La Lavida (Ibid., does. 239 y 241). Poco despus eraautorizada a adquirir posesiones en Sabugal (lbid., docs. 252 y 263), y en 1248 obtena un hereda-miento en Alfaiates (Ibid., doc. 304).

    132.!bid., doc. 229.133.En realidad, tenemos pocos testimonios seguros de la presencia hospitalaria en Cevico de la

    Torre; entre ellos la autorizacin que Fernando III concedi en 1221 a la orden para adquirir allhasta 20 aranzadas de via (Ibid., doc. 232), y la concesin como prestimonio vitalicio de la casahospitalaria all existente a favor de don Juan Alfonso de Alburquerque en 1285 (AHN, OOMM,San Juan de Jerusaln, carp. 575, n 34). Muy pocos aos despus, en 1292, la cancillera real con-signaba que Juan Alfonso de Alburquerque posea Cevico por concesin del monarca para manteni-miento de su casa, devengando 1.610 maravedes de la moneda de la guerra (F.J. HERNNDEZ,Las Rentas del Rey. Sociedad y fisco en el reino castellano del siglo XIII, Madrid, 1993, I, 17). Msadelante, en el Becerro de Behetras no hay tampoco rastro de la orden en la villa (G. MARTNEZDEZ, Libro Becerro de las Behetras. Estudio y texto crtico, Len, 1981, I, 136).

    134. Recibir, entre otros muchos bienes, el hospital de Mirallos y la iglesia de Santa Mara deConstantin (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 578, n 10, y 575, n25, 27 y 28; vid. BAR-QUERO, La Orden de San Juan en Galicia).

    135.AYALA, Libro de Privilegios, docs. 238 y 245.136. Ibid., doc. 225. Cfr. J.M. GONZLEZ SNCHEZ, Las rdenes militares y la labor asis-

    tencial en el Camino de Santiago: hospital de San Pedro Flix de Incio, en H. Santiago-Otero (ed.),El Camino de Santiago, la hospitalidad monstica y las peregrinaciones, Junta de Castilla y Len,1992, 241-248.

    24 [24]

  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    segunda mitad del siglo XII o sencillamente a adquirir enclaves o bienes deespecial inters desde el punto de vista estratgico o de la rentabilidad. Algunasde las compras de que tenemos noticia en la primera mitad del siglo XIIIafectan, entre otras reas, a la de Montes de Torozos'", al Valle del Guarea'",a la zona salmantina de Ciudad Rodrigo'", al Cerrato' 40, a Poblacin' 4 ' y a laBureba burgalesa 142 . Las compras adoptan las ms variadas frmulas: desde lafalsa donacin a la condicionada retencin de usufructo. En esto tampoco vemosgrandes novedades respecto a etapas anteriores, salvo en lo que se refiere aaspectos cuantitativos. Por su parte, las adquisiciones en tierras gallegas adoptancon frecuencia la frmula de la concesin prestimonial: un interesante meca-nismo generador de dependencias vasallticas que, al tiempo que asegurabadurante prefijados perodos de tiempo la explotacin de determinados bienescedidos por la orden, acarreaba en contrapartida la incorporacin a su patri-monio de otros, propiedad del cesionario. Carlos Barquero las ha estudiado condetenimiento y atendiendo a su variada morfologa' 43, aunque, por supuesto, noslo fueron privativas de Galicia ni de este momento!".

    Desde mediados del siglo XIII y prcticamente hasta finales de la centuriase detecta un claro detenimiento en el proceso de adquisicin patrimonial plani-ficada por parte de la orden, o al menos disponemos de muy poca documenta-

    137. En 1203 el comendador de San Miguel de Posada obtena de los hijos de Nuo Nariz laheredad de Fuenteungrillo por un roboramento de 80 maravedes (AHN, OOMM, San Juan deJerusaln, carp. 575, n 22). Vid. J. VALDEN BARUQUE, Un despoblado castellano del sigloXIV: Fuenteungrillo, en En la Espaa Medieval, III. Estudios en memoria del profesor D. Salvadorde Mox, Madrid, 1982, 705-716.

    138. En 1209 Pedro Fernndez de Toro vende al comendador sanjuanista de Castronuo cuantaheredad posea en esta villa por 62 maravedes (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 204).

    139. Entre otras cosas, Fernando Prez acuerda con el prior sanjuanista de Len la venta deValdespino por 200 ureos en 1217 (lbid., doc. 223).

    140. Como ya hemos mencionado, en 1221 Fernando III autorizaba a la orden a adquirir hasta 20aranzadas de via en Cevico de la Torre (lbid., doc. 232).

    141. En 1233 el matrimonio formado por Gonzalo Gonzlez y Teresa Arias protagonizaba unaimportante venta de bienes a favor del comendador de Poblacin por un total de 3.500 maravedes yel disfrute vitalicio de ciertas posesiones hospitalarias (AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp.575, n 27bis).

    142. En 1246 Fernando Garca venda al comendador sanjuanista de San Miguel del Pino todassus heredades, en buena parte situadas en la Bureba, a cambio de una renta anual de 800 maravedesy la tenencia de las mismas (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 298).

    143. Se trata, en general, de operaciones que afectan sobre todo a la encomienda de Portomarn(BARQUERO, La Orden de San Juan en Galicia).

    144. Citemos, a ttulo de ejemplo, el caso de don Abril Garca y doa Teresa Fernndez que en1227 entregaban a la orden la villa de Rioseco, junto a San Nicols del Camino, con retencin deusufructo, y a cambio de la cesin vitalicia de ciertos bienes en la Transierra (AHN, OOMM, SanJuan de Jerusaln, carp. 575, n 26). Ms adelante, en 1254, eran Garca Prez de Villanueva y sufamilia quienes reciban de la orden los bienes que sta posea en Almaraz, Villavellid y otrosenclaves, a cambio de recuperarlos tras su muerte junto con los bienes patrimoniales de la familia enAlmaraz (lbid., n 32).

    [25] 25

  • CARLOS DE AYALA MARTNEZ

    cin al respecto' 45 . Es como si toda la energa de la orden hubiera quedado con-centrada en esa larga operacin de permuta que se gener en torno a las forta-lezas de Serpa, Moura y Mouro entre 1271 y 1281. Se trataba de enclavesmeridionales sujetos a viejas disputas jurisdiccionales, y que Alfonso X, des-pus de reconocerlos como hospitalarios, los reclamaba ahora, a cambio, eso s,de un importante conjunto de bienes que, en casi su totalidad, se hallaban ubi-cados al norte del Sistema CentraP 46. La orden obtena, adems de bienessituados en las plazas cedidas de Serpa y Moura, la villa y castillo de Cubillasde Duero con todas sus rentas y derechos, incluidos la administracin de justiciay la percepcin de portazgos, que se estimaban en ms de 500 maravedes de labone et antique moflete; la iglesia orensana de Castrelo de Mio (Santa Marade Castril de Vega) con todos sus derechos, con su patronazgo y exencin deyantar, que igualmente se valoraban en ms de 500 maravedes; el portazgo ytodos los derechos que la monarqua posea en Quiroga, excepto moneda yprandio, estimados en ms de 300 maravedes; las martiniegas y bestias perte-necientes al rey en las bailas sanjuanistas del valle del Guarea, Fresno yParadinas; y finalmente 300 maravedes en las martiniegas de los vasallos hospi-talarios de las bailas de Puente de rbigo, Cerecinos, Santa Mara de Horta,Vidayanes, Len, San Vicente de la Lomba y Quintanilla, Mayorga, Benavente,San Gil, en Zamora, y Santa Mara de la Vega de Toro, as como de los lugaresde Villadecanes, San Martn de Montes y de la honor de Morones' 47 . Se trata deun interesante elenco de rentas cuyo valor podemos precisar con ms exactitudgracias a la magnfica edicin de los registros fiscales de 1290 y 1292 quedebemos al profesor Francisco J. Hemndez" 8, un conjunto de rentas de origenreal que, adems de subrayar la tendencia del seoro sanjuanista a alcanzar ele-vadas cotas de jurisdiccin, viene a compensar la relativa inactividad econmicaque se detecta, a partir de mediados del XIII, en su solar estrictamente domi-nical. No se trata ciertamente de un volumen de beneficios demasiado elevado,pero s seguro y, en cualquier caso significativo, como lo demuestra el hecho de

    145. Tambin a ttulo de mero ejemplo, recordaremos que en este momento, concretamente en1262, se produce la significativa compra de la villa de Torre, cerca de Carrin, en la que la ordeninvirti 3.500 maravedes (AYALA, Libro de Privilegios, doc. 339).

    146. Personalmente me he ocupado del tema en dos trabajos distintos: Alfonso X y la Orden deSan Juan de Jerusaln, en Estudios de Historia Medieval en homenaje a Luis Surez Fernndez,Universidad de Valladolid, 1991, 29-50, y Alfonso X, el Algarve y Andaluca. El destino de Serpa,Moura y Mourao, en II Congreso de Historia de Andaluca. Historia Medieval I, Crdoba, 1994,289-304.

    147. AYALA, Libro de Privilegios, docs. 345, 352-357, 361 y 363. La informacin se comple-menta en AHN, OOMM, San Juan de Jerusaln, carp. 569, n23.

    148. En la merindad de Valladolid con el Infantazgo, la orden perciba 500 maravedes de lamoneda nueva que hacan 3.000 de los de la guerra, al igual que ocurra con las bailas del valle delGuarea. En la baila de Santa Mara de Horta se recaudaban 288 maravedes de la guerra, 462 enBenavente y 600 tanto en Puente rbigo y honor de Villana como en Vega, Antoana y Quintanilla.Vid. F.J. HERNNDEZ, Las rentas del rey, I, 124, 188-189, 192-193, 200-201, 207, 209, 228, 275,324, 331 y 337-328.

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  • La Orden Militar de San Juan en Castilla y Len. Los Hospitalarios al norte del Sistema Central...

    que, para conseguirlo, los tenaces interlocutores hospitalarios llegaron a forzarla negociacin hasta el punto de exigir contrapartidas compensatorias a imposi-bles reclamaciones como la de la villa fronteriza de Elj as149.

    b) El mapa comendatario

    Donaciones, compras, permutas y contratos prestimoniales poco a pocovan dibujando los contornos de un dominio que, antes de finalizar el siglo XIII,se nos presenta ya como prcticamente definitivo, al menos en lo que se refierea los territorios situados al norte del Sistema Central. Hasta ese momento, hastaque la crisis de 1282 y el contexto poltico y econmico en que se desarrollapongan de manifiesto contradicciones fundamentales entre los intereses de lamonarqua y los responsables de la orden, aqulla haba apoyado siempre demanera casi incondicional el proceso constituyente de su seoro 150 . Las circuns-tancias cambiaran, al menos momentneamente, a finales de siglo, aunque ellono afectara de manera sustantiva a la organizacin institucional del dominio san-juanista, pero en qu consista esa organizacin institucional?; en otras pala-bras, cul era el mapa de distribucin comendataria de sus seoros antes definalizar el siglo XIII?

    La documentacin de que disponemos, y de manera muy especial la rela-cin de asistentes a los captulos provinciales del siglo XIII, convocados concierta regularidad desde aproximadamente el 1200, nos aseguran una nmina decasi 40 titulares de encomiendas sanjuanistas para el mbito septentrional de lamonarqua castellano-leonesa. Obviamente su importancia vara, y con ella laconsistencia de su propia continuidad documental. Razones de ndole histrico-geogrfica nos inducen a establecer un total de seis reas de distribucin de lared comendataria, que vamos brevemente a repasar'''.

    1. El primer ncleo lo constituyen las encomiendas situadas en el viejo ejeoriginario del Guarea-Valderaduey. Aproximadamente un tercio del conjunto

    149. Concretamente por no obtenerla, la orden consigui 300 maravedes o quiz ms en lasmartiniegas reales de distintas bailas hospitalarias.

    150. A lo largo del siglo XIII lo hemos visto ya resulta patente el papel de la monarqua comofactor ms que significativo en la conformacin del