Las Defensas del Mar

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Las defensas del mar LAS DEFENSAS DEL MAR

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Una familia italiana es perseguida por criaturas extrañas que habitan el mar. Estas criaturas logran tener posesión de la familia entera y la separan en diferentes mundos. Finalmente es unida de nuevo en la Tierra pero sin un integrante que sería el que traerá todas las desgracias.Una familia italiana es perseguida por criaturas extrañas que habitan el mar. Estas criaturas logran tener posesión de la familia entera y la separan en diferentes mundos. Finalmente es unida de nuevo en la Tierra pero sin un integrante que sería el que traerá todas las desgracias.

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Lo que nadie sabe sobre

el mar

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Capítulo I

George, un hombre nacido en Italia, vivía en Venecia con una

hermosa familia; su hija Violetta, su esposa Alice y su hijo

Matteo.

George trabajaba en un laboratorio de vida marina no identifi-

cada, próximo a ser buzo especializado.

Cada dos meses, George tenía que sumergirse en el agua para

buscar vida marina sin identificar, pero los resultados de su

búsqueda eran fatales porque nunca encontraba nada.

Violetta estudiaba en un colegio en muy buen estado económi-

camente, así como tenía muy buenos amigos, como Antonia,

Callisto, Carlo y Lauretta, tenía muy malos enemigos, como

Eva, Romeo, Susana, Sabrina y Filippo, sus demás compañeros

no le daban importancia a Violetta.

Matteo, un niño con muy buenos pensamientos futuros, quería

ser muy grande cuando fuera adulto, igual a su padre. Matteo

no tenía muchos amigos, pero especialmente, solo tenía uno,

Martino, su amigo desde que estaban muy pequeños. Era un

niño con pocos amigos, solo su amigo Matteo. Matteo y Mar-

tino siempre se decían sus secretos, por más íntimos que fue-

ran. Matteo cuando fuera adulto, quería trabajar en lo mismo

que trabaja su padre.

Alice, una mujer que le gustaba mucho la zoología y la biolo-

gía, nunca estaba en su casa, puesto que siempre estaba hacien-

do experimentos con animales, como por ejemplo el que un día

de verano hizo. La historia es así:

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Un día de verano, el jefe de laboratorio de Alice, llamado Giu-

liano llamó por teléfono a Alice para informarle que un animal

muy extraño estaba en los bosques de la isla de Lampedusa

impactando a la gente de aquella isla. Dicen que aquel animal

daña todas las cosechas de la gente y hace un ruido muy extra-

ño. También dicen, que aquel animal, siempre que tiene miedo

se esconde en el mar y allí puede durar aproximadamente una

hora.

─Alice, debes ayudarnos a buscar a ese animal y proceder a

investigarlo. ─Dijo Giuliano.

─Muy bien. Ahora mismo voy. ─Dijo Alice.

Violetta y Matteo estaban estudiando, y George estaba traba-

jando, así que Alice se fue sin ninguna preocupación, afortuna-

damente, en el trabajo de Alice, cada trabajador de laboratorio

tenía derecho a un helicóptero y Alice viajó.

Cuando llegó aquella isla, escuchaba unos ruidos muy extraños,

tan extraños que era imposible describirlos. Alice siguió el

sonido hasta llegar a una cueva subterránea. Entró y encontró a

aquel animal. El jefe de Alice, le informó datos sobre el ani-

mal a través de un móvil gracias a una página web, puesto que

Alice no sabía nada sobre él:

Cuando un Malgache camina de noche por la selva húmeda y

frondosa y escucha una especie de grito desgarrador que corta

de raíz la tranquilidad reinante en la isla, sabe sin necesidad de

verlo que está cerca, muy cerca de un ejemplar perteneciente al

género Uroplatus que gracias a su dominio del mimetismo ni

siquiera con la luz de la luna como aliada es posible localizarlo

en las cuevas subterráneas.

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Este género es una especie endémica de Madagascar habitando

las diferentes alturas de los árboles desde varios metros hasta a

ras del suelo pudiendo denominarlos como especie arborícola y

por las horas que activa sus instintos cazadores, nocturna.

El nombre que recibe el género en inglés es el de "gecko de cola

de hoja", haciendo alusión a la forma que adopta cuando pende

la cola estando en reposo imitando a la perfección una hoja seca

pareciendo el conjunto un vegetal más que un animal.

Los Uroplatus se encuentran cada vez más amenazados debido

a la masiva tala de árboles de su medio natural y la imagen "ne-

gativa" que tienen en su lugar de origen debido a mitos que

circulan sobre ellos.

A la hora de sexar los Uroplatus y genéricamente hablando, nos

fijaremos en los poros femorales que poseen los machos y ca-

recen las hembras y del abultamiento que tienen los machos en

la base de la cola para proteger y guardar los hemipenes y que

en las hembras esta parte del cuerpo aparece sin abultamientos

es decir lisa. Entonces no sabemos por qué se encuentra en esta

isla, sabiendo que el animal es de Madagascar. Suerte Alice. -

Dijo Giuliano

El animal quiso salir de la cueva y entrar al mar, pero Alice lo

encerró en una jaula y lo llevó a Venecia al laboratorio. Le

hicieron un estudio, pero el animal no sobrevivió.

Esta fue la historia más impactante de Alice en sus 17 años de

zoología.

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Capitulo II

Precisamente, George tenía que ir al Mar Mediterráneo en ocho

días a buscar algún animal, pues recordando, tenía que bucear

cada dos meses.

Mientras tanto Consalvo su jefe, preparaba el barco, llamado

“Le Bon Navigateur”. En aquel barco había muchos laborato-

rios en los que se estudiaban los animales marinos no identifi-

cados, pero luego del tiempo requerido para estudiarlos, los

biólogos los dejaban libres. En el barco, también había acuarios

de todo tipo y de diferentes tamaños. Luego de unas horas de

estudio, los biólogos podían descansar en uno de los ocho res-

taurantes del barco; los biólogos podían comer todo lo que se

les antojara. En la noche, podían descansar en las piscinas del

barco, o simplemente ir a la cama a descansar hasta el otro día.

Violetta, estaba con su amigo Carlo, un niño muy apasionado

por la mitología griega. En ese instante, llegó Eva, una niña

vanidosa y envidiosa que tenía todo lo que quería tener.

─Ay, ahí están los mocosos y bobos, Violetta y Carlo. ¡Quí-

tense! ─Dijo Eva empujando a los chicos.

─Sí. Claro, que en lugar de Eva, eres Medusa, y si no sabes

quién es Medusa, diles a tus padres que te compren un libro

sobre mitología griega, para que aprendas aunque sea una cosa,

niña mimada, o tal vez… ─Dijo Carlo.

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─ Ya, silencio Carlo, ¡Déjala!, gente como esa, sobra. Y no

debemos distraernos con esa gente, en lugar de estar haciendo

algo productivo. ─Dijo Violetta.

Eva se fue en su auto con su chofer, mientras que Violetta y

Carlo iban al hogar del chico. Era una casa muy grande con un

balcón para ver la ciudad, también tenía un acuario muy gran-

de en la entrada de su casa. George iría por Violetta en la no-

che.

Matteo estaba en su casa, llegó su padre y les contó todo sobre

la investigación en el Mar Mediterráneo.

─Papá, ¿Puedo ir contigo? ─Preguntó Matteo.

─No, hijo. Ese viaje es solo para investigadores. ─Dijo Geor-

ge.

Matteo se enfureció y fue a su cuarto. A Matteo se le ocurrió

la idea de escabullirse en el barco sin que alguna persona lo

supiera.

Alice, estaba sentada en su sillón investigando en internet. Su

teléfono móvil sonó.

─Hola, ¿Quién habla? ─Contesto Alice.

─Hola Alice, soy yo, Giuliano, te llamó para informarte que

mañana a primera hora es una reunión urgente para saber quién

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es el próximo en ir a las islas Canarias, pues como tú sabes, sin

previo aviso podemos informar un viaje.

─Muy bien, adiós ─Dijo Alice colgando la llamada.

Alice, miró su computadora de nuevo, y aparecieron imágenes

de animales mitad de uno y mitad de otro. Como un animal

mitad elefante y mitad pez.

─Patrañas. ─Dijo Alice apagando su computadora.

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Capitulo III

George esperaba con ansias ese día importante laboralmente,

puesto que nunca se había sentido tan ansioso en un viaje así.

A George se le ocurrió una idea. Fue a buscar su libro de re-

cuerdos fotográficos en la marina. Encontró muchas fotos que

cada una le recordaba algo muy bueno en su vida, por ejemplo

esa foto de su primera investigación en el Mar Mediterráneo.

Esta, le recordaba el primer animal no investigado que él en-

contró en el Mar Negro. Muchas fotos eran muy especiales

para él. Y recordó que tenía que ir por Violetta. Guardó todo y

se fue.

Violetta y Carlo jugaban en el computador de Carlo, un juego

llamado Angry Birds. Debajo del juego, apareció una publici-

dad, que decía: ¿Será el día del juicio? Mucha gente cree que sí

¿Por qué? Muchos científicos dicen, que hay seres muy anor-

males, puesto que han encontrado muchas “sirenas” en el mar,

grabadas en video, capturadas en fotos o simplemente relatados

¿mito? o ¿verdad? También dicen, que antes del día del terre-

moto peruano, la gente vio una bola extraña cayendo al mar, y

minutos después, sucedió el desastre ¿mito? o ¿verdad? Mu-

chos extraterrestres fotografiados y hasta en video conmocio-

nan el mundo real y el mundo del internet ¿mito? o ¿verdad?

También han comentado que la gente tiene fotografías de su-

puestas hadas y hasta grabadas ¿mito? o ¿verdad? Han comen-

tado también, que han visto una cruz en el cielo de China,

creen que es una bendición de Dios ¿mito? o ¿verdad? Tam-

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bién en China dicen haber visto dos soles, esto está grabado en

video rodeando todo el internet ¿mito? o ¿verdad? Han visto

ángeles grabados y fotografiados ¿mito? o ¿verdad?

-Sirenas

-Bolas raras en el cielo cayendo al mar

-Extraterrestres

-Cruces en el cielo

-Hadas

-Dos soles

-Ángeles

-El mito de Pie Grande

-El monstruo del lago Ness

Simplemente en la viña del señor, todo es posible.

Violetta estaba muy sorprendida por lo que acaba de leer, llegó

su padre y Violetta se fue a su casa y se acostó a dormir con

esto en su mente.

Matteo ideaba y planeaba cómo escabullirse en el barco sin que

su padre lo supiera y pensó en entrar en una maleta. El sueño lo

invadió y se acostó a dormir. Soñó que era el día del viaje y él

entraba en una maleta. El viaje había terminado pero Matteo no

podía salir de aquella maleta, gritaba a su padre para que lo

ayudara pero su padre lo miró y se empezó a reír, no lo ayudó.

El barco se movió hacia un lado y la maleta salió al mar, Mat-

teo se ahogaba.

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Alice se acostó a dormir temprano, puesto que tenía una

reunión urgente, a las 04:00 am.

Alice se despertó por unos sonidos muy raros en el cuarto del

Matteo. Era Matteo que hacía como si se ahogara. Alice pre-

sionó el pecho de su hijo y de su boca salió agua pero Matteo

no respondió. Todos se fueron a llevar a Matteo al hospital;

pero Alice estaba muy preocupada por su reunión urgente.

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Capitulo lV

Al otro día, George fue a su trabajo en la empresa, tenía mu-

chos documentos que llenar. Encendió su computador y vio un

video en una página web llamada “wetube” en la que aparecía

un documental sobre sirenas, George, se quedó dos horas vien-

do el video, hasta que llego su jefe.

Violetta estaba traumatizada con lo que vio, mientras esperaba

en el hospital sintió una mano fría que la tocaba. Violetta miró

y veía la mano, subía su mirada y vio la cara de la persona que

la tocaba. Violetta relata lo que vio “Era una cara roja, con

unos ojos azules y muy grandes, tenía llagas en su costado y su

boca eran dos líneas” Dijo Violetta. Violetta se asustó y gritó

muy fuerte, pero lo demás no lo relató.

Matteo despertó en el hospital, se sentía muy bien, los doctores

le dieron de alta y Matteo, Alice y Violetta se fueron a su casa.

Mientras caminaban hacia su casa, Matteo escuchaba cantos

muy hermosos “¿Mamá, escuchas esos cantos?” “No hijo, no

escucho nada” Dijo Alice. Y siguieron su rumbo.

Alice y sus hijos llegaron a casa. Giuliano, había llamado tres

veces a Alice para que fuera a esa reunión tan urgente. Final-

mente Alice llegó a esa reunión.

─Miren la imagen que está rodando por el internet ─Dijo Giu-

liano mostrando la imagen de un monstruo marino que nadaba.

Su forma era como el supuesto monstruo del lago Ness, sino

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que mucho más grande y con rasgos faciales parecidos a los de

los cocodrilos.

Alice se sorprendió mucho.

─Necesitamos que alguno de ustedes se sumerja en el mar a

buscarlo. ─Dijo Giuliano. ─Alice, tú vas a ir.

─ ¿Cuándo? ─Dijo Alice.

─En 8 días señora Alice.

─ ¡¿Qué?! ─Dijo Alice recordando que su esposo tenía que ir

ese mismo día al Mar Mediterráneo.

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Capítulo V

Cuando llegó el jefe, el cual se llamaba Consalvo, le dijo a

George:

─ ¿Ya están los documentos para la embarcación?

─No, no señor, en un momento se los entregaré ─Dijo George.

Consalvo se fue de la oficina, y George siguió en el compu-

tador haciendo sus documentos en Excel. Cuando hubo termi-

nado, George se levantó de su silla para entregar sus papeles.

No supo que detrás de él había una sombra, muy rara.

Cuando Violetta gritó, la gente se asustó y fueron a ver qué

pasaba.

─Niña, ¿Qué te pasó? ─Preguntó una anciana.

─No, tranquila solo estaba soñando.

Violetta se quedó profundamente dormida en ese instante,

mientras soñaba: Violetta soñaba que estaba en el fondo del

mar. Inexplicablemente, podía respirar. Ella nadaba muy feliz y

dichosa. Escuchó una voz que le decía, “Violetta, síguenos”,

Violetta siguió la voz hasta llegar a un arrecife. Cuando llegó,

había tres personas flotando recibiéndola. “Violetta, únete a

nosotros” decían. “Pero, ¿Quiénes son ustedes?” Dijo Violetta.

Las tres personas se quitaron un manto de sus piernas rápida-

mente, hasta salir una cola de pez. Violetta se asustó mucho y

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despertó. Cuando despertó tenía una hoja de papel en la mano,

que decía: “No creas que escapaste”. “¡Violetta!” Grito su ma-

má. Y se fueron a casa.

Alice tuvo que aceptar que tenía que ir. Al llegar a casa, Alice

comenzó a buscar niñeras en un directorio. Llamó a casi todas,

pero estaban ocupadas ese mismo día. Pero faltaba una, se lla-

maba Ágata. Alice la llamó y sí estaba disponible. Cerró su

directorio, y vio en el periódico una foto principal sobre extra-

ñas criaturas descubiertas en el mar. Alice la estaba viendo con

mucha atención, hasta que sintió un ruido extraño en la cocina.

Ella fue a ver. Alice pudo ver que el sonido venía del desagüe,

era un sonido como si estuviera debajo del agua, con otro soni-

do en el fondo. Alice puso el oído dentro del desagüe para es-

cucharlo mejor, hasta que sintió algo detrás suyo. Ella se giraba

lentamente...

─ ¿Mama? –Preguntó Alice en un susurro.

Cuando Matteo llegó a su casa, lo único que quería era tomar

agua. Bebió muchos vasos de agua y se acostó a dormir. Soñó

que estaba en el mar y una voz le dijo: “Y sin saber quién, tú lo

has hecho bien.” Y Matteo despertó sobresaltado, al despertar,

vio una imagen de una mujer plasmada en el techo, cerró sus

ojos y los abrió, ya no estaba.

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Capítulo VI

Cuando George giró, vio una sombra muy rara, el relata que

era en forma de pluma. George se quedó quieto mirando la

sombra y aterrado, pero siguió su camino. Al llegar donde el

Sr. Consalvo, él le preguntó:

─ ¿Por qué se demoró tanto?

─Es que se dañó el sistema y se demoró para llegar. ─Mintió

George.

─Muy bien, mañana partiremos.

Violetta le contó a su mamá lo que había soñado. Ella no le

creyó.

─Ve a dormir y deja de estar diciendo mentiras ─Dijo Alice.

Violetta se fue a dormir con una cara de frustración. Se quedó

profundamente dormida y en el sueño, soñó que estaba en un

avión sobre el mar. Lentamente le salía una grieta al mar. Vio-

letta gritó muy fuerte y despertó. Cuando despertó, vio una

sombra detrás de la cortina de su ventana. Violetta se levantó.

Lentamente abría la cortina y Violetta gritó muy fuerte cuando

la vio.

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Alice se giró y vio detrás suyo a su mamá, “¿Mamá?” Dijo

Alice. Pero su madre no decía nada. Alice le tocó el antebrazo

y su mamá se desvaneció y se convirtió en pequeñas partículas

que volaban. Estas se iban por el desagüe. Alice se quedó con-

mocionada y se fue a dormir.

En el colegio, Matteo les contó a todos sus compañeros lo que

le sucedió. Sus compañeros no le creían, pero Martino sí le

creyó.

En el recreo, Matteo fue al baño, cuando se estaba lavando las

manos, el agua salió disparada y formó un remolino, el cual se

llevó a Matteo.

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Capitulo VII

George volvió a su oficina, cuando llegó, no había nada, no

estaba la sombra. Él se sentó en su escritorio, comenzó a hacer

algunos trabajos y escuchaba unas voces detrás suyo, pero

George no les prestaba atención. George, escuchó un fuerte

estruendo fuera de la oficina, era un estruendo muy grande, él

se asustó y salió de su oficina.

─ ¿Sucede algo señor George? ─Dijo una secretaria que pasaba

por allí.

─No, nada. Creí haber oído un estruendo fuera de la compañía

pero no es nada de qué preocuparse. Seguiré en mi oficina.

Cuando George llegó, su computador se apagó. George lo en-

cendió pero este en lugar de encenderse, disparó mucha agua

de su interior. George estaba conmocionado.

Violetta, abría lentamente la cortina y gritó muy fuerte cuando

vio a una silueta de una mujer, esta se esfumo, en forma de

aves muy bonitas, las cuales volaban por toda la casa hasta

escapar.

Violetta agarró un ave, y ésta se convirtió en una mujer de ves-

tido blanco muy bonito y le dijo a Violetta: “Ven, Violetta

sígueme” y se fue. Violetta se quedó en un sueño profundo.

Cuando Alice se acostó a dormir, escuchó los gritos de Violet-

ta, Alice se fue corriendo a la habitación de Violetta pero cuan-

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do llegó, encontró a la niña dormida. Alice se fue a dormir de

nuevo y soñó que estaba caminando en un bosque, pero sentía

que alguien la perseguía. Alice buscaba quién la perseguía y la

sorprendió un antílope, el cual se des evolucionaba hasta con-

vertirse en una pequeña partícula, luego muchas partículas se le

pegaban a Alice, hasta que Alice escuchó una voz que decía

“Ven, sálvate Alice” Y Alice se despertó muy asustada.

Matteo despertó en un lugar muy bonito, era grande, sus plan-

tas eran azules y verdes, había cascadas y era muy fantástico.

─Hola Matteo, bienvenido a Aracletus, en este mundo puedes

hacer cosas in imaginables como volar. Puedes volar cuando

quieras, pues tienes alas. ─Dijo una voz femenina.

Matteo se sintió a gusto, pero a la vez extrañaba su familia.

─Ven te muestro el mundo. ─Dijo una mujer con alas.

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Capitulo VIII

George se mojó sus prendas. Se levantó y se secó con un trapo

de su oficina. Él, tomó su computador y lo secaba, mientras

escuchaba cantos hermosos que salían de su computadora, has-

ta que George cayó en un sueño profundo. Cuando George

dormía, soñaba que estaba caminando en Lodomeria, un esta-

do fundado en 1772, y desaparecido el 14 de noviembre de

1918. George caminaba, y veía gente normal, caminando, pero

cuando George miró al cielo, una gran bola azul cayó al mar, al

poco tiempo de caer la bola, se formó un terremoto en Lodo-

meria y George se lanzó al mar para poder salvarse.

Violetta soñaba que estaba en el mar entre tres personas. Desde

luego, Violetta podía respirar bajo el agua. Estas tres personas

eran una mujer, un hombre y un niño. Aquellas personas le

decían a Violetta: “Violetta, no sufras más y ven con nosotros”

Dijo la mujer ofreciéndole la mano a Violetta, Violetta le dio la

mano a la mujer. El hombre, la mujer, el niño y Violetta se

fueron por una corriente submarina.

Cuando Alice despertó muy asustada, bajó a la cocina y tomó

un vaso de agua, pero miró el vaso lleno de agua, y vio la cara

de Violetta que le decía: “Mamá, estoy en un lugar mejor, re-

cuerda que siempre te voy a amar”. Alice soltó el vaso y se

giró. Vio a Matteo y Violetta que le decían: “Adiós mama”,

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mientras cada uno se iba por separado. Matteo cogido de la

mano con una mujer con alas, y Violetta, se iba tomada de la

mano con una mujer desnuda y empapada. Alice sintió mucho

miedo y fue a ver a sus hijos, y se dio cuenta que ninguno esta-

ba.

Matteo volaba y no caminaba, veía los ríos, las cascadas, la

naturaleza y la gente. Luego de mucho tiempo de recorrido, se

detuvieron. La mujer con alas le dijo a Matteo: “Matteo, en

este mundo eres libre de hacer lo que quieras, pero, no puedes

por nada del mundo, llorar, puesto que si dejas caer una lagri-

ma en el suelo, este se deteriorara, además si lloras, te puede

castigar el rey Aracleto. Bueno, vamos a conocerlo” Dijo la

mujer.

Matteo y la mujer fueron donde el rey Aracleto, este era muy

grande con alas blancas y dijo: “Toma esta corona, simboliza la

felicidad y la alegría en este mundo” Dijo Aracleto a Matteo,

ofreciéndole la corona y Matteo se la colocó.

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Capitulo IX

Cuando George cayó al mar, vio una gran roca gigante abajo,

donde salían animales muy raros nunca antes vistos como la

estrella de mar de puntas rojas o el labrido del mar azul. A

George se le acababa el aire, estaba ascendiendo para respirar,

y ascendió. Cuando estaba respirando, miró detrás suyo y vio

una gran ola que venía hacia él. George se dio cuenta de que

era un maremoto. George nadaba hasta la orilla pero era dema-

siado tarde, y cayó a la arena impulsado por la ola. Abrió los

ojos y estaba en la silla de su oficina, se levantó, miró su reloj,

era de noche. George se levantó rápido y fue a la salida, pero

ya estaba cerrada la empresa. Justo cuando tocó la puerta de

salida, se apagaron las luces.

Violetta, el niño, el hombre y la mujer viajaban por la corriente

submarina, la mujer se veía muy feliz y le decía a Violetta:

“Violetta, te va a encantar nuestro mundo” y Violetta decía:

“Ojala”. Cuando llegaron a ese mundo submarino, Violetta

veía que era como una ciudad pero submarina. “Bienvenida,

Violetta, esto se llama La Atlántida, mucha gente ha querido

llegar pero no lo han logrado. Los que llegan, los dejamos aquí

para que no vayan a exponer nuestra ciudad al mundo exterior.

Como tú lo ves, La Atlántida está situada en el Triángulo de las

Bermudas, y los que llegan aquí, las sirenas los embrujan y los

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traen hasta aquí, donde son elegidos para llevarlos a otros nue-

vos mundos. Aquí abundan las sirenas y algunos animales ma-

rinos extintos de los que el hombre del mundo exterior no pue-

de ver. Sígueme Violetta, y te presento a La Atlántida”. Dijo la

mujer, mientras el hombre y el niño se alejaban.

Alice cuando se dio cuenta de que sus hijos no estaban, cayó

rendida en el suelo y comenzó a llorar. “Hijos míos, vengan,

los amo y no quiero perderlos”. Decía Alice llamando a George

al teléfono móvil.

─ ¿Alice, qué pasa, por qué lloras? ─Dijo George.

─George, ven rápido, nuestros hijos no están, y ¿tú dónde es-

tás? ─Dijo Alice.

─Alice, estoy en… ─Colgó George.

Se cortó la llamada. Alice lloraba mucho, y escuchó cosas en el

primer piso, Alice bajó y vio un hombre con mucha tierra en-

cima y con grietas en su cuerpo que le decía a Alice: “Alice,

vamos a que veas a tus hijos”. Alice se asustó, y subía las esca-

leras lo más rápido posible para escapar del gran hombre, pero

las escaleras y todo a su alrededor se convertía en tierra y se

derrumbaba, quedando Alice en un mundo hecho de tierra.

Cuando Matteo se colocó la corona, se convirtió en un pobla-

dor de Aracletus, y salió del palacio del rey Aracleto. Cuando

salió, comenzó a volar, y entró a un rio, para verlo, pero del rio

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salían partículas negras, que flotaban. Matteo tomó una y la

guardó. Matteo, se fue volando a una cueva debajo de una

montaña azul. En ella se hospedó, y colocó una hoja gigante

azul simulando una puerta.

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Capitulo X

─Oh no, ¿Cómo voy a salir de aquí? ─Dijo George. ─Tengo

una idea, buscaré las llaves de la empresa, creo que están en la

oficina del gerente de administración. George corría hacia la

puerta, llegó a ella y trató de abrirla pero estaba con llave.

─Entonces la llave está en la oficina del jefe. ─George se fue

corriendo a la oficina del jefe y entró, tomó la llave e intentó

salir pero la puerta se cerró “sola”. ─ ¿Quién cerró la puerta?,

Déjenme salir. ─Decía mientras golpeaba la puerta. George vio

una gran espiral de color morado y azul detrás suyo.

─George, entra, no tengas miedo. ─Decía una voz muy dulce

dentro del espiral. George ignoraba eso, y seguía golpeando la

puerta, hasta que alguien abrió la puerta desde afuera y empezó

a correr para no dejarse ver.

─¿Quién es usted? –Decía George mientras lo perseguía lo más

rápido posible. Esa criatura que corría entró a una puerta,

George escuchó su celular timbrar. Contestó y era Alice:

“¿Alice que pasa, por qué lloras? –Dijo George. “George ven

rápido, nuestros hijos no están, y ¿tú dónde estás?” –Dijo Ali-

ce. “Alice, estoy en…” ─Dijo George abriendo la puerta donde

la criatura entró pero George tiró su celular al suelo cuando

vio la gran espiral. Una gran mano salió de ella y se llevó a

George.

La Atlántida era muy hermosa, había peces muy bonitos que

Violetta nunca había visto, como por ejemplo, había muchos

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animales raros como ese pez que Violetta aún recuerda que era

blanco y muy hermoso. Para ella, ese animal que vio, era muy

similar a una sirena.

─Violetta, ven a conocer a nuestra líder, se llama Nereida.

─Dijo la mujer.

Violetta conoció a Nereida.

─Bienvenida a La Atlántida, compórtate bien Violetta para no

tener problemas contigo. Sé feliz —Dijo Nereida.

—¿Dónde estoy? —Decía Alice mientras estaba en un bosque.

En aquel bosque había duendecitos verdes que tomaron a Alice

y la llevaron a un palacio muy adentro del bosque.

—¿Qué pasa aquí, quién es ella? –Decía una gran voz.

—La encontramos en el bosque. —Dijo un duende.

—Tranquila, mujer. Te haré parte de nuestro bosque. —Dijo un

hombre.

Y la convirtió en una mujer del bosque.

Esa noche Matteo dormía en su cueva, pero la partícula empe-

zó a moverse en su bolsillo, “Oh, ¿Qué pasa?” Dijo Matteo

tomando la partícula de su bolsillo.

—Matteo, soy yo, Violetta. Estoy en el fondo del mar, en La

Atlántida, por aquí nos podemos comunicar. —Dijo Violetta

desde la partícula.

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Matteo lo pensó porque no sabía si era permitido en su mundo.

—Sí, hermanita, por aquí nos podemos comunicar. —Dijo

Matteo.

Matteo salió de su cueva y fue al rio a coger más partículas.

Allí estaba una mujer sentada.

—Señorita, señorita me podría decir si está permitido….

Matteo paró de hablar puesto que la mujer se dio la vuelta y era

hermosa para él.

—¿Estás recogiendo partículas? —Preguntó el chico.

—Am, no ¿tú sí? –Preguntó la mujer. Era una mujer tan blanca

como una hoja de papel. Su cabello castaño, y sus ojos color

miel, eran los rasgos más hermosos que Matteo había visto en

su vida.

—No, ya me iba. —Matteo emprendió el vuelo.

—¡espera! —Dijo la mujer.

Matteo se dio la vuelta y la miró.

—¿Cómo te llamas? —Preguntó ella.

—Matteo ¿y tú?

—Me llamo Genoveva.

Juntos volaron por Aracletus en la noche.

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Capitulo XI

George abrió sus ojos y estaba en un mundo totalmente amari-

llo, pero él estaba enjaulado. George veía a la gente caminar.

—Era rara esa gente, tenía manos y pies como cualquier ser

humano, pero todo su cuerpo estaba cubierto de fuego. Cada

vez que pasaban por mi lado botaban humo y las aves también

eran así —Describía George.

—George, bienvenido a Hefestania, te hablo yo, señor del fue-

go ¡Hefesto! Ahora serás sometido a ser uno de nosotros. –Dijo

una gran voz desde un lugar donde George no sabía.

Lentamente George se iba convirtiendo en un hombre de fuego

y poblador de Hefestania.

Violetta se convirtió en una sirena, y llena de alegría se fue a su

hogar en una cueva subterránea de La Atlántida. Violetta en-

contró una partícula negra, la tomó y escuchó la voz de Matteo

y comenzaron a hablar pero Matteo se fue y terminó la charla.

—¿Matteo?-Insistió la niña.

Matteo ya no estaba. Violetta escuchó un ruido fuera de su

hogar, eran cantos. Salió de su cueva y vio a muchas sirenas

embrujando a los marineros con sus hermosos cantos y otras

convertidas en gaviotas. Violetta se quiso unir.

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Alice era una mujer hecha de tierra, con grietas en su cuerpo y

caminaba por el bosque.

—¿Por dónde puedo salir de aquí? —Decía Alice corriendo por

el bosque, hasta que Alice vio un antílope al frente suyo que se

esfumaba con muchas mariposas. —Oh como mi sueño. —

Alice tomó una mariposa y la guardó.

—Alice ¿Dónde estás? –Decía la gran voz y Alice tuvo que

volver a su hogar.

Matteo estaba totalmente enamorado de Genoveva. Los dos

volaban juntos.

—¿Por qué estás aquí? —Preguntó Genoveva.

—Es una larga historia. Ya hasta se me olvidó, y tú ¿Por qué

estás aquí?

—Porque mamá era una mujer muy pobre que tenía que soste-

nernos a mí y a mi hermano. Un día una gran sombra llegó y

nos llevó a todos junto con mamá a otros lugares por separado

y llegué hasta aquí.

—¿Te muestro algo? Mira esta partícula, es para comunicar-

nos con otros mundos, toma. Te regalo una. Y los dos se besa-

ron amorosamente. Hasta que cada uno se fue a su casa.

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-Genoveva tomó la partícula en su mano, con gesto sorprendi-

do.

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Capitulo XII

Era muy inexplicable lo que George sentía. Era tan raro que

George no lo podía describir. —Sentía una temperatura en mi

cuerpo como si tuviera un hielo en la mano y la pusiera en el

fuego —Explicaba George.

—Muy bien George, tendrás que trabajar para poder sostenerte

y no creas que aquí la vida es como en la Tierra, aquí tienes

que trabajar y nunca parar y de recompensa no se te otorgará

nada porque así como sufres para poder cumplir tu trabajo, así

nosotros sufrimos cuando alguien entra a ser parte de nosotros.

—Decía Hefesto.

—Pero… Pero… No creo que esto sea justo, usted no puede

hacerme esto y si usted no me recompensa por trabajar, yo no

trabajo aquí y me voy a alguna otra parte. —Dijo George.

—Nadie te está obligando a estar aquí, si quieres te puedes ir.

—Dijo Hefesto.

George caminaba sin rumbo fijo muy furioso y a la vez triste

por no tener a su familia a su lado. Encontró un lago muy boni-

to en la mitad de un bosque amarillo donde el lago era total-

mente azul. George miró su reflejo en el agua y veía un rostro

muy amarillo y con fuego

—¿Qué es esto? Parezco al diablo. —Refunfuñó.

Cuando George se miraba su rostro, vio algo que emergía del

agua

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—¿Qué es esto? –Decía George acercándose a su reflejo, hasta

que se cayó al agua. —¡Auxilio! —Decía George mientras el

fuego de su cuerpo se apagaba y algo salió del agua y se lo

llevó hasta el fondo.

Violetta emergía del agua pero otra sirena la alcanzó y le dijo:

“¿Quieres embrujar marineros?”

—Sí, sí quiero. —Dijo Violetta.

—Pues para eso hay que prepararse. Primero debes ir a otro

mundo por un agujero de gusano marino, luego atrapa algo de

ese otro mundo y tráelo. Por último ofrécelo a nuestro rey a

cambio de que te deje emerger a embrujar marineros y listo.

—Muy bien.

Violetta comenzó su viaje y entró a un agujero de gusano, de-

jándose guiar por la corriente. Cuando Violetta iba nadando

muy rápido, veía que el agujero de gusano marino se convertía

en un túnel muy colorido hasta que llego al fondo de un océano

muy extraño. Era totalmente azul pero sin ningún ser viviente.

—Muy bien. Ahora voy a emerger para llevar algo.

Cuando Violetta emergía, veía algo amarillo.

—Fue fácil. —Dijo la chica.

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La criatura que Violetta veía cayó al agua. Ella escuchaba que

la criatura gritaba con un lenguaje muy raro.

—¿A-u-xi-lio? ¿Qué quiere decir esto? Bueno, solo lo tomaré y

lo llevaré.

Violetta lo tomó muy rápido y lo bajó. Ella lo miraba y tenía el

rostro negro y la criatura la miraba. Cuando entraron al agujero

de gusano marino, la criatura se soltó y cayó al fondo del

océano

—¡No! Esto no me puede estar pasando a mí.

Violetta bajó al fondo del agua y trató de buscarlo pero no lo

encontró. Ella seguía adelante. Violetta sintió algo detrás suyo,

era un delfín que la miraba amigablemente que le decía: Hola

estoy perdido y no sé dónde vivo yo, ¿Me podrías ayudar?

—Sí, claro ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Sowy

—Hola Sowy me llamo Violetta, Necesito también tu ayuda,

¿Podrías ayudarme a llegar al fondo del mar para buscar una

criatura?

—Sí, claro.

Violetta se montó en Sowy y los dos siguieron su rumbo. Se

preguntarán por qué Violetta podía hablar con Sowy. Ella

puede hablar con él porque las sirenas pueden hablar con los

delfines. Esto esta descubierto desde el año 2002 y revelado a

la gente como nosotros en el año 2010.

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—Trataba de salir de aquí. —Dijo Alice

—¿Por qué te querías ir? —Preguntó la gran voz

—Porque no me siento bien aquí

—Alice, acércate.

Alice se acercó, y su memoria se desvaneció.

—¿Te quieres ir Alice? —Dijo la gran voz.

—No, señor, quiero quedarme en mi hogar. —Dijo Alice en-

trando a un hueco en un árbol. Se recostó en una gran hoja de

árbol, cayó en un sueño profundo.

Al otro día, Alice despertó. Cuando todos despertaron, se

reunieron en frente de un árbol gigante a escuchar a la gran

voz.

—Lo que quiero que hagan hoy es buscar ramas, muchas ramas

para mí.

—Pero ¿para qué quiere usted ramas, mi señor rey? —Dijo

Alice.

—Quiero ramas para poder hacer algo por ustedes.

Y todos fueron por ramas. Alice corría por el bosque en busca

de ramas pero no encontraba ninguna rama, hasta que la halló.

Alice tiraba de la rama pero no se salía del arbusto. Ella tiró

muy fuerte de la rama y salió un cuerno de un antílope y Alice

recordando todo, gritó.

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Matteo llegó a su casa y estaba muy feliz pero a la vez estaba

muy triste porque Violetta ya no contestaba la partícula. Matteo

se acostó a dormir. Al otro día, Matteo despertó y vio al rey

Aracleto mirándolo y preguntándole: ¿Matteo por qué estás tan

feliz?

—Porque me he acostumbrado mucho a este mundo.

—Pero eso no fue lo que me dijo Genoveva. Genoveva me dijo

que tú y ella tenían amoríos, ¿Es eso cierto?

—Sí, señor. Es cierto.

—Mira Matteo. En Aracletus un humano y un nativo no pue-

den tener amoríos.

—Pero ¿Genoveva no es terrícola?

—¿Eso te dijo? Es mentira, ella es de aquí, y si un humano se

multiplica con un Aracletusido, su hijo no se podrá criar aquí.

Matteo se preocupó.

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Capitulo XIII

Cuando a George lo atrapó esa criatura marina, lo llevaba hala-

do de una soga y estaba encerrado en una red. Cuando George

miró a la criatura, se le hizo familiar pero no la reconocía. En-

traron a una corriente submarina. George se soltó y cayó al

fondo del mar, cuando caía veía los arrecifes y todo el fondo

del mar, pero la presión era muy alta y George no la podía re-

sistir. George tomó la red y trataba de salir pero no podía. La

haló muy fuertemente y la rompió hasta poder salir. Cuando

salió, nadó hacia la superficie y vio que estaba en mar abierto.

—¡Auxilio!, ¡Auxilio! —Gritaba George mientras alzaba sus

manos y las balanceaba. —Nadie me quiere ayudar estoy solo.

George vio un barco muy grande a lo lejos que se acercaba a él.

—¡Por aquí! —Gritaba George otra vez balanceando sus ma-

nos arriba. El barco seguía acercándose cada vez más y más, y

George seguía gritando para que lo encontraran. Pasaron 30

minutos, hasta que el barco se acercó tanto a George que ya

podían reconocerlo. George vio el barco que se llamaba “LE

BON NAVIGATEUR” Todos los recuerdos a George se le

hacían muy visibles y ya podía recordarlo todo.

—¿Sr. Consalvo? —Dijo George que veía al señor Consalvo en

el barco.

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—Muchachos ¡Miren esa criatura negra chillando!—Decía

Consalvo mientras miraba a George. —Atrapémoslo y llevé-

moslo para hacerle estudios biológicos.

Rápidamente los marineros recogieron a George y lo encerra-

ron en una pecera muy grande. Todos lo miraban.

—Amigos soy yo, George.

Pero lastimosamente para los demás, esto sonaba como chilli-

dos de ratón.

Cuando Violetta bajaba con el delfín, vio una criatura negra

emergiendo rápidamente. Violetta no le prestó atención y se-

guía sumergiéndose. En un coral, Violetta vio la red vacía y

rota.

—¡La red está rota! Entonces la criatura negra que subía…

Violetta emergió rápidamente y cuando llegó, vio a la criatura

negra subiéndose a un barco. Violetta se enfureció y trató de

seguir al barco. Ella le gritó al barco muy fuerte pero esto no

fue lo suficiente. Violetta se rindió y se fue a la Atlántida muy

triste. Cuando llegó, Nereida estaba muy preocupada buscando

a Violetta, temía que le sucediera algo malo, ya que todos los

de la Atlántida, eran como sus hijos.

—¿Dónde has estado Violetta?

—Estaba buscando una criatura para traerla y poder embrujar

marineros.

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—Violetta, pero para poder hacerlo, necesitas experiencia y

práctica. No puedes embrujar marineros de un día para otro.

—Pero es mi sueño y lo quiero cumplir.

—Mira Violetta, aquí nadie se queda con las manos cruzadas.

Cada grupo de sirenas está ordenada para una tarea en general.

Nuestra vida no solo es de embrujar, pero tampoco es desorde-

nada como la de los humanos que cada quien tiene una tarea

que le gusta y en la que no es bueno. Violetta creo que serías

especial para una tarea muy buena que es llamar la atención de

los humanos, ya sea en las orillas o donde quieran.

—Pero ¿Cómo lo hago?

—Mira, hace mucho tiempo, una sirena fue atrapada en una red

por los humanos. Esta sirena, sacó su mano de la red y todos la

vieron y la grabaron, ahora muchos humanos han visto el video

y tienen mucha curiosidad con nuestra vida.

—Sí señora, voy a hacer algo que la sorprenderá, y mire, este

es Sowy —Dijo Violetta mostrándole el delfín a Nereida.

—Gracias por presentármelo, Violetta, me diste muy buenas

ideas, ahora solo dedícate a cuidar y aprovechar a Sowy.

—¡Quiero salir de aquí! Tengo que correr. —Dijo Alice.

Alice corría sin rumbo fijo por un bosque oscuro y tenebroso.

Ella vio a lo último del bosque un gran lago. Alice se sumergió

en él y nadaba y nadaba sin mirar atrás, ella cada vez más se

sentía rara. Alice vio tierra firme, y llegó. Cuando llegó, Alice

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estaba en un terreno muy pequeño con dos palmeras. Ella se

acostó sobre la arena y durmió.

—¿Dónde está Alice? —Dijo la gran voz.

—No sabemos, gran señor —Dijo un duende verde.

—Búsquenla por todas partes.

Todos los duendecitos se fueron a buscarla. Uno de ellos, en-

contró un cuerno de alce, lo tomó y se lo llevó a la gran voz.

—Señor ¿Esto no le parece extraño? —Dijo el duendecito.

—Ponla en tu oído y veras lo que pasa. —Dijo la gran voz.

El duendecito se puso el cuerno en el oído y lentamente se

convertía en mariposas verdes muy hermosas que se esfumaban

dejando el cuerno de alce donde se encontraba desde el princi-

pio. La gran voz se reía a carcajadas.

Mientras tanto, Alice seguía durmiendo.

—¿Por qué te preocupas? -Le preguntó Aracleto a Matteo.

—Por nada, señor.

Aracleto se fue. Matteo se fue volando donde Genoveva pero

Genoveva ya no estaba. Y por más que la buscaba, no la encon-

traba. Cuando Matteo volvió a su casa, Genoveva estaba allí.

—¿Genoveva tú no eres terrícola?

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—¡Sí lo soy! —Dijo Genoveva muy sorprendida.

—Pero Aracleto me dijo que tú eras de aquí.

—Pues vamos a hablar con él.

Cuando los dos llegaron donde Aracleto y le preguntaron; Ara-

cleto les conto la verdad. Hace mucho tiempo un niño nació de

una sirena, Nereida lo cuidó y lo amó como si fuera su hijo.

Pero luego de varios días, meses, incluso años, llegaron unas

partículas blancas que no podemos ver a simple vista pero que

están con nosotros y especialmente con los humanos y que

funcionan solo cuando se está dormido. Ellas entran en el oído

humano en las noches, generando lo que se llama “sueño”.

Estas partículas blancas, sobrecargaron mucho al niño de sue-

ños que lo pusieron a vivir solo de fantasías y no de la verdad

por cruda que sea. El niño no se comportaba normal por lo que

él mismo se puso su nombre Aracleto. Cuando el niño salió a la

superficie por primera vez, quiso crear debajo de una ciudad,

otra ciudad llamada Aracletus. El niño quería su ciudad más y

más grande hasta que la ciudad superior a la de él se destruyó

por completo y cayó al mar. Aracletus bajó hasta más allá del

fondo del mar convirtiéndose en otro mundo

—¿Cómo se convirtió en otro mundo? —Preguntó Matteo.

—Las partículas blancas la poblaron y se convirtió en un sueño

hecho realidad, pero llegaron las partículas negras que son las

encargadas de trasportar la comunicación, y sacaron a las blan-

cas. Si alguien de aquí tiene una de ellas, esta se apoderará de

sus sueños. Cuando estas partículas negras llegaron a aquí,

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trajeron una niña muy bonita llamada Genoveva y lo que no

entiendo es ¿De dónde vienes Genoveva?

—Bueno, creo que también voy a contar mi verdad. —Dijo

Genoveva.

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Capitulo XIV

Los tripulantes del barco creían que George era una especie

marina pero no era así, porque aunque no lo crean era una es-

pecie de fuego o algo parecido. En fin, George no podía sopor-

tar mucho tiempo el agua, el tiempo se agotaba y George no

podía respirar más, hasta que por fin tomó fuerzas de donde no

se hallaban y salió de la pecera. Casi dos minutos después de

que George saliera de la pecera, su fuego comenzó a encender-

se de nuevo y nadie estaba allí para informarlo. George salió de

esa parte del barco y entró a la cabina donde se guardaban las

especies marinas curiosas. Luego de que George entrara, vio

muchos animales muy raros como la hoy llamada gota marina

o algo así. George tomó todas esas especies y las devolvió al

mar por una ventanilla redonda de esa cabina. George lo hacía

porque ese mismo día supo lo que se sentía ser capturado en

una pecera o jaula. Cuando caían, George sentía cada vez más

frio, y cuando terminó con todas las especies, George vio que

era como antes; un humano normal. —Sentía mucho frio. —

Contaba George. —Y cuando terminé de liberar todas las espe-

cies, volví a ser normal, y hoy en día no sé todavía porque su-

cedió esto cuando liberé a las especies.

George subió a la última parte del barco, donde estaban todos

sus compañeros de trabajo y los vio.

—¡George! ¿Dónde has estado? ¿Qué te sucedió? —Decían sus

compañeros muy asombrados y felices.

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—O más bien ¿Por qué no ha vuelto a la empresa, señor Geor-

ge? —Dijo enfurecido el señor Consalvo.

George le contó todo lo sucedido al señor Consalvo, pero este

no le creyó en lo absoluto.

—¿Sabe qué, señor George? Dese por despedido en la empre-

sa, lo llevaré en el barco hasta Venecia y recoge sus cosas. —

Dijo Consalvo.

—Pero señor, usted no puede hacerme esto, yo le estoy dicien-

do la verdad ¡Créame!

Pero Consalvo se negaba a creer una fantasía como esas.

—Señor George, no empeore las cosas y quédese callado. —

Dijo Consalvo.

—¡George, mira la criatura que encontramos y mira las demás!

—Dijo su amigo más íntimo en la empresa llamado Piero.

—¡No! —Dijo George asustado por los peces que tiró al agua,

no quería que se enteraran.

—¿Por qué no?

—Porque… Recordé que si bajo por unas escaleras en un bar-

co, me mareo y si me mareo ya sabes que pasa

—¿Migraña?

—Sí, migraña. —Dijo George. — ¿Por qué no vamos y me

cuentas como te ha ido en el viaje?

—¡Sí, vamos! –Dijo Piero señalando el borde del barco.

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—Uf. De la que me salvé. —Pensó George.

Nereida tuvo la idea de que cada sirena tuviera su propio delfín

para poder transportarse mucho más rápido. Nereida llamó a un

grupo de sirenas para que fueran a traer delfines lo más pronto

posible. En fin, continuemos con la historia de Violetta. Violet-

ta se fue muy ansiosa a llamar la atención de algún humano.

Fue al mar Jónico y no vio a nadie en las playas ni en barco;

estaba muy solo. Luego fue con Sowy al mar Tirreno y tampo-

co vio nada ni a nadie. Violetta ya estaba cansada pero seguía

adelante. Pasó rápidamente sin encontrar rastro de humanos

por Cerdeña, Baleares, España y Portugal, pero en Francia sí

vio a mucha gente en sus playas. Esta vez estaba en el mar

Cantábrico y mucha gente y muchos niños estaban en él.

—Bueno, Sowy. Es nuestra oportunidad.

Violetta y Sowy saltaron por fuera del mar, pero nadie los vio;

al menos eso pensó Violetta.

—Sowy, tenemos que hacerlo de nuevo ¿Vale? —Dijo Violet-

ta. —Uno, due, tre.

Violetta y Sowy saltaron y no sabían que una red esperaba

sobre un barco por ellos, y los capturaron. —Lo primero que

vi cuando salté con Sowy fueron palabras o letras japonesas.

—Relataba Violetta. De manera que Violetta supo que el bar-

co se dirigía a Japón.

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Alice estaba durmiendo profundamente mientras una mariposa

verde se dirigía a ella. Cuando la mariposa llegó, vio a Alice y

se posó sobre ella, La mariposa caminaba sobre su cara hasta

que se introdujo en el oído de Alice y Alice se convirtió en un

alce. —Creo que esto sucedió porque la mariposa liberó su

ADN sobre mi cuerpo y los dos conceptos se combinaron for-

mando así un alce. —Argumentaba Alice.

Luego de que Alice se convirtiera en alce, quería salir de allí

pero no se atrevía a entrar al mar. Su valentía la impulsó a en-

trar al agua. El alce o Alice nadaba y nadaba por el mar con un

frio muy intenso pero seguía. Alice vio una ballena a lo lejos,

por lo que se asustó y se devolvió. Pero lo que Alice vio no era

una ballena sino Nereida. Alice nadaba al otro lado lo más

rápido que podía, pero Nereida salió del mar y la vio.

—Eres un alce ¿no? —Dijo Nereida.

—¡No! Yo soy Alice.

—¿Alice? Oh ahora los alces tienen nombre.

—¡No!. Alice le contó todo a Nereida.

—…Y después se llevaron a mi hija Violetta, mi hijo Matteo…

—Mi hija también se llama Violetta; Bueno vallamos al grano,

¿te ayudo a llegar a tierra firme en Venecia?

—¡Sí! —Dijo Alice.

—Muy bien primero que todo yo no te puedo convertir en hu-

mana, pero sí puedo hacer que te conviertas; mira, primero

busca sobre el mar un barco con letras japonesas, entra allí y

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busca la única cosa que te va a asombrar muchísimo. Luego de

que lo encuentres, lo lanzas al mar y tu sola haces lo demás.

Alice aceptó y Nereida se fue.

Genoveva nació de una partícula negra, esto quería decir que

Genoveva era una partícula negra. Genoveva estaba muy feliz,

pero un día tuvieron que ir a la tierra. Cuando Genoveva llegó,

vio a una niña muy feliz jugando con sus muñecas de juguete.

Genoveva quería ser como esa niña pero obviamente no podía

serlo. Genoveva estaba tan triste que no pudo transferir la co-

municación de aquella niña. La niña habló pero se oyó como

un susurro. La niña se tocó la garganta y volvió a hablar y sí

pudo. Genoveva salió de esa casa y se reunió con otras partícu-

las; les contó y las demás se pusieron de acuerdo con Genove-

va e idearon un plan. Las partículas de aquel grupo, se unieron

y formaron a la niña. Las demás partículas lo vieron todo y se

enfurecieron dándole de castigo quedarse sola en otro mundo.

En este caso Aracletus.

—Esa es mi historia, mentí para poder estar contigo Matteo. —

Dijo Genoveva esfumándose en forma de miles de partículas

negras.

Matteo se entristeció y recordó su partícula. La tomó en su

mano y lentamente se fue a la tierra en Italia.

—Adiós Matteo. —Dijo Aracleto triste.

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Capitulo XV

Piero y George hablaban en un apartado borde del barco.

Mira Piero —Dijo George. —Te voy a decir la verdad. La his-

toria que yo le conté al señor Consalvo es verdadera pero luego

de eso, cuando ustedes me encontraron y me recogieron, yo salí

de la pecera y liberé a todos los peces que ustedes tenían abajo.

—¿Qué? —Dijo Piero. —George ¿Cómo vas a hacer eso? ¿Sa-

bes que te va a pasar cuando lleguemos a Venecia?

—¡Sí, yo lo sé perfectamente! —Dijo George. —Igual me van

a despedir de la empresa ¿no? Y además yo sé que hice lo co-

rrecto. —Dijo George con una sonrisa burlona.

—¡Voy a ir a mirar, George! —Piero bajó al laboratorio y no

vio a los animales que habían capturado para estudios científi-

cos. Piero se asomó por la ventanilla redonda de la cabina y no

vio nada. Si George liberó a los animales… —Dijo Piero. —

Entonces prácticamente la empresa se iría a la quiebra ¿no? Y

todo por culpa de… George. No creo que todos tengamos que

pagar por las fantasías que le ocurrieron a George. Si es que es

verdad lo que tanto habla. ¡George es un holgazán! Y sé que

George no fue a trabajar porque no quiso.

De repente una serpiente blanca con rayas negras entró por la

ventanilla. Lentamente la serpiente se arrastraba hacia Piero,

pero Piero no se daba cuenta. La serpiente se arrastraba y se

arrastraba sin parar hasta que por fin se fue por la otra ventani-

lla. Cuando la serpiente salió por la otra ventanilla, un alga

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entró disparada por allí y golpeó a Piero. Piero se giró y vio el

rastro que dejó la serpiente, pero obviamente Piero no sabía

que había estado una serpiente en la cabina. El rastro que la

serpiente dejó era una llama de fuego. Piero se asustó y subió

rápidamente donde George y George estaba leyendo una revis-

ta. Piero le vio la portada. Aquella portada tenía una noticia

que decía “Agua por todas partes” y salía la imagen de una

gota de agua. Piero se asustó aún más y se dirigió rápidamente

donde el señor Consalvo. Consalvo gritó “Tierra firme” y Piero

se asustó más y más y el señor Consalvo dijo “fuego, tierra y

agua”

—¿Qué me quisieron decir? —Dijo Piero

Las personas que tenían capturados a Sowy y a Violetta se

reían mucho y los lanzaron a una piscina muy grande. Violetta

se asustó muchísimo y Sowy también. Luego de dos minutos

de tristezas y de planes para salir, el barco partió. Violetta que-

ría morir porque eso que estaba viviendo nunca lo había vivido.

El barco paró de golpe muy fuertemente.

—¿Qué pasó? —Dijo Violetta.

Pero no obtuvo respuesta. Violetta vio un alce entrando a la

cabina de la piscina. El alce se agachó un poco y Violetta se

sostuvo fuertemente de él. El alce comenzó a correr buscando

salida.

—Pero ¿y Sowy? —Dijo Violetta triste viendo a su amigo ale-

jándose en la piscina.

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El alce no decía nada. Violetta miró a Sowy y vio que tenía una

lágrima por el ojo izquierdo. El alce corría muy rápido y los

tripulantes los perseguían. El alce iba a subir pero el capitán del

barco siguió su rumbo rápidamente y el alce no logro subir y

cayó; cuando cayó, una red los esperaba abajo. Luego de cinco

segundos de que el alce y Violetta cayeron a la red, varias al-

mejas comenzaron a llover, de manera que las almejas les caían

encima a los tripulantes pero la cabina del capitán estaba cu-

bierta y ninguna almeja lo alcanzaba a tocar. Alice nadaba y

nadaba pero estaba muy lenta, por lo cual se cansó.

Luego de varios minutos, una ballena saltó muy alto y llegó

rápidamente al barco con letras japonesas. La ballena cayó al

mar otra vez y con su cola empujó al alce al barco. Cuando la

ballena cayó, el barco se detuvo fuertemente y el alce entró al

barco. Cuando Alice entró al barco, corrió rápidamente por

todos lados y escuchó “¿Qué pasó?” Cuando Alice escuchó

esto, se dirigió al sonido, tomó a Violetta y la llevó. Alice es-

cucho que Violetta dijo algo pero no le prestó atención. Alice

corría muy rápido y los tripulantes la perseguían. Alice iba a

subir pero el capitán del barco siguió su rumbo rápidamente y

Alice no logró subir y cayó. Pero una red la esperaba abajo.

Cuando empezaron a caer almejas, Alice trató de salir pero no

podía. Junto a las almejas, un pez globo entró a la red y la rom-

pió con sus púas. Alice y Violetta lograron salir de la red pero

no encontraban la salida. Pero al fin y al cabo, Alice recono-

ció a Violetta.

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Matteo volvió a su hogar en Venecia con su forma original de

humano. Su hogar estaba solo y muy sucio. ¿Mamá? ¿Papá?

¿Violetta? Pero nadie respondía. Matteo se entristeció y se

puso a llorar. Alguien tocó a la puerta; era Martino.

—Hola Matteo. —Dijo Martino. — ¿Dónde has estado?

—Más adelante te cuento, por ahora ayúdame a encontrar a mi

familia.

Y los dos idearon un plan. Se preguntarán ¿Por qué Matteo

volvió a Venecia? Cuando Matteo tomó la partícula negra, sus

sueños y fantasías se eliminaron y Matteo volvió a la realidad.

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Capitulo XVI

Piero bajó de nuevo al laboratorio y estaban todos los peces en

sus respectivas peceras.

—¿Qué pasó? —Dijo Piero. —Pero si hace un rato no había

peces en las peceras.

Piero miró por la ventanilla y había muchos peces muertos y

una cola de ballena gigante sumergiéndose en el agua.

—Dios mío, ¡cuántos peces muertos!

Piero miró la cola sumergiéndose y todo quedó en calma. El

mar estaba tranquilo y quieto. El barco se detuvo y dio un gran

golpe; en ese gran golpe, saltó un hombre gigante del mar que

quería atrapar a Piero. Piero se movió un poco al ver esa criatu-

ra gigante que no alcanzó a tomarlo y cayó de nuevo al mar.

“Era un hombre con cara muy grande y con barba blanca” –

Contaba Piero. Piero se asustó muchísimo y corrió hacia la

cabina principal sin darse cuenta que en diez peceras había una

llena de sangre, otra llena de ranas y renacuajos, en otra pecera

había piojos, otra llena de moscas, otra con pestes de vacas y

caballos, otra llena de cenizas convirtiéndose en salpullidos,

otra tenía granizo mezclado con fuego, otra tenía langostas,

otra tenia tinieblas, y la otra no revelaba lo que había. Todos

los tripulantes estaban bajando, incluso George que se fue co-

rriendo a su casa. Piero salió del barco y se fue corriendo sin

saber a dónde ir.

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Alice no podía continuar más, pero Violetta sí, puesto que era

una sirena. Nereida llegó rápidamente y tomó a Violetta y la

llevó a la Atlántida. Pasaron por un barco que tenía palabras

francesas, de tal modo que a Nereida solo se le veía su cola.

Alice no podía continuar más y se rindió. El agua se convirtió

en sangre y Alice se hundía en el agua. Violetta le contó todo a

Nereida y Nereida le dijo: “Mira, Violetta el alce es tu mamá”

—Pero mi mamá eres tú.

Nereida sonrió y le preguntó a Violetta: “¿Y dónde está Sowy?

Y Violetta se entristeció.

Una voz le dijo a Alice que siguiera y que no se rindiera y Ali-

ce se convirtió en humana de nuevo y emergió del agua o de la

sangre. Alice se dio cuenta que el agua era sangre y se asustó.

Nadaba y nadaba sin un rumbo fijo por más de tres horas. La

sangre del mar, atraía mosquitos que a su vez picaban a Alice;

Alice se rascaba las picaduras y emanaba sangre que a la vez

atrajo a un animal que no emergió pero empujó a Alice hasta la

orilla. Alice gritó en todo el trayecto hasta la orilla. La gente

miraba a Alice muy asustados pero más asustados por lo que se

avecinaba. Una estampida de ranas, renacuajos y un maremo-

to. Alice los vio y se fue corriendo muy asustada a su casa.

Matteo le contó todo a su amigo y Martino le creyó todo al pie

de la letra.

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—Pero bueno. —Preguntó Martino — ¿No te ibas a escabullir

en el barco de tu padre? Sí, pero no pude por lo que ya te conté.

Y Martino se fue a su casa muy feliz por ver a Matteo.

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Capitulo XVII

Piero salió del barco corrió sin rumbo fijo. “tengo que cal-

marme” decía Piero. “Tengo que calmarme e ir a casa. O me-

jor, ir a casa de George” Piero fue a casa de George.

Mientras tanto en LE BON NAVIGATEUR, la sangre se esta-

ba derramando y caía sobre el mar, haciendo que este se con-

virtiera todo en sangre. La sangre hacía que los tiburones se

comieran a todo ser vivo que estuviese en el mar por el olor de

la sangre. Esto hacía que los pescadores no tuviesen peces para

comer ni vender. Gracias a esto, la economía en Italia se bajó

mucho. La gente no tenía alimento ni dinero. Puesto que el

hambre no los dejaba trabajar muy bien. La sangre de este mar

se dispersó por todo el mundo, haciendo que el mundo fuese

una crisis muy grande.

Cuando Violetta llegó a la Atlántida pensó mucho en el Alce y

dijo “iré a ayudarla, después de todo si Nereida lo dice, el alce

es mi madre y no dejare que le suceda nada malo, y también iré

a ayudar a Sowy”. Violetta emprendió su viaje por el mar, y

entro a LE BON NAVIGATEUR por una escalera que estaba

allí colgada, sin saber que en ese barco no estaba Sowy.

“¿Sowy, donde estás?” —Repetía Violetta. Al fondo del barco

había una puerta que decía “laboratorio”, Violetta entró y vio

diez peceras con cosas asquerosas. Ella vio la de sangre y la

lanzó al suelo, dejando así que la sangre se derramara y convir-

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tiera el mar en sangre. “Oh no” decía Violetta puesto que ella

sabía lo que iba a pasar. “Oh no, mi mamá está perdida en el

mar y los tiburones…” Violetta emprendió su viaje por el mar

de sangre, empujó al Alce hasta la orilla. Violetta se devolvió,

y los tiburones la atraparon. “Oh no, suéltenme” Ella trataba de

escapar pero no podía. De repente una gran bola de fuego cayó

al mar como en el sueño de George en Lodomeria. Cuando

esta gran bola cayó al mar, los tiburones soltaron a Violetta y

esta partió rápidamente a la Atlántida. Mientras tanto, un gran

maremoto se avecinaba en Italia.

Alice corría hacia su casa. En una iglesia cercana Alice escu-

chó: “Dios nos revela con este hecho terrible en el mar que es

la primera plaga, la que fue la de la sangre. Dios dio instruc-

ciones a Moisés para que le dijera a Aarón que levantara su

báculo sobre el río Nilo. Como consecuencia, toda el agua se

convirtió en sangre, matando todos los peces del río y llenando

Egipto de un olor nauseabundo, esto durante siete días. Los

hechiceros de Faraón demostraron entonces que también ellos

podían convertir el agua en sangre, y el faraón, por lo tanto, no

cedió ante las demandas de Moisés.” Alice se asustó y se dio

cuenta de por qué venían esas ranas y renacuajos. Ella siguió

corriendo hacia su casa y de repente llegó el maremoto y las

ranas.

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Matteo entró a su casa y la comenzó a limpiar, ya que sentía un

olor terrible. Encendió su televisor y vio que había muchas

noticias de que el mar se había convertido en sangre. Matteo se

conmocionó y encendió su computadora para ver lo que suce-

día. Salía la imagen del mar de sangre y una descripción que

decía: “se cree que esto se refiere a las diez plagas de Dios,

ahora preparémonos para las ranas. Por otro lado, en Italia aca-

ba de caer una gran bola extraña del cielo sobre el mar, algunos

dicen que se trata de un extraterrestre o un gran asteroide”.

Matteo se conmocionó aún más y decidió irse a su dormitorio.

Mientras tanto, George llegó a casa.

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Capitulo XVIII

Mientras tanto en Italia, ya la gente estaba muy asustada por lo

ocurrido, por tanto ya sabían lo que iba a pasar. Todo el mundo

estaba conmocionado por la sangre en el mar y la gran bola de

fuego. Algunas especies de animales se estaban extinguiendo

en todo el mundo y la hambruna llegó a su punto más alto.

Piero estaba a punto de llegar a casa de George, y un gran ma-

remoto estaba sobre Italia. El mar de sangre consumió a toda

Italia. Piero al ver esto, se conmociono y decidió correr por su

vida. Entró a un carro convertible y se fue rápidamente a cual-

quier lado para escapar del maremoto.

George entró a su casa y se sintió a gusto, miró por la ventana

y vio a Alice corriendo para que no la alcanzara el maremoto.

George salió rápidamente y rescató a Alice.

Violetta llegó a la Atlántida y al poco tiempo de llegar, vio

toda el agua agitada. Cuando menos pensó, estaba sobre Italia.

Violetta se varó sobre el techo de una casa. Trataba de saltar

sobre el techo para caer al agua pero sus intentos eran inútiles.

En ese instante, Matteo subió, vio a Violetta y la reconoció

pero ella e él no. “Violetta ¿qué haces aquí?” Preguntó Matteo.

Cuando Violetta escuchó la voz de su hermano, lo reconoció

perfectamente y sus rasgos de sirena desaparecieron al instante.

Matteo la tomó en sus brazos y la llevó al interior de la casa.

Violetta estaba mal emocionalmente y prefirió tomar una sies-

ta.

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Alice vio aquel maremoto y comenzó a correr por su vida. El

mar la alcanzaba pero ella seguía corriendo. Alice vio a Piero

subirse a un automóvil. Ella lo iba a seguir pero prefirió irse a

su casa. George la encontró y la llevó a casa. “Mamá” Dijo

Matteo. Alice lo tomó en sus brazos muy fuertes y los tres se

dieron un gran abrazo.

Matteo estaba en su dormitorio, cuando escuchó la puerta so-

nando. Él se asustó y se introdujo en sus cobijas. En ese instan-

te, escuchó un gran golpe sobre el techo. Matteo subió y vio a

Violetta, la tomó y la llevó a su dormitorio y esta se quedó

dormida. Al poco tiempo, volvió a sonar la puerta. Matteo fue

fuerte y miró. Era su mamá y su padre. Matteo, George y Alice

se dieron un gran abrazo.

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Capitulo XIX

Italia ya estaba inundada en el mar de sangre. En ese instante el

mar ya no era sangre, y debajo de este había muchas ranas y

renacuajos. La gente de todo el mundo, al ver esto se conmo-

cionó y algunos preferían matarlas, y otros al ver tanta ham-

bruna, se las comían. George subió al cuarto de Violetta y ella

se encontraba dormida. “¡Violetta estas aquí!”. Violetta tomó a

su padre y le dio un gran abrazo. Se levantaron de la cama y se

fueron a darle la gran noticia a Alice.

Violetta se quedó profundamente dormida. Soñaba que estaba

en la Atlántida de nuevo, pero que todos se alejaban de ella.

“¡Violetta cree, cree, cree!”. En ese instante George despertó a

Violetta, y esta le dio un gran abrazo. Bajaron y Violetta vio a

su madre llorando por lo que le ocurría al mundo, pero al ver a

Violetta de nuevo, su miedo y su oscuridad desapareció.

Cuando Alice regresó a su casa, se sintió tranquila y feliz de

que su familia estaba unida de nuevo. Matteo subió rápidamen-

te y George también lo hizo. Alice cuando vio toda la calle sin

agua sobre ellos, se sintió satisfecha “Cariño, el caos desapare-

ció, por fin estamos a salvo” –Le dijo a George que estaba en la

planta superior. Pero cuando vio las ranas y renacuajos debajo

del agua, y entrándose a su casa, Alice supo que el caos acaba-

ba de empezar, por lo que decidió llorar. Cuando ella vio a

Violetta, el caos dentro de ella se acabó.

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Cuando se terminaron de dar el gran abrazo de familia, Matteo

subió al techo de su casa y vio que había muchas ranas afuera.

Matteo decidió tomar una y conservarla, pero no sabía lo que

pasaría después. Matteo bajó a su cuarto y la guardo. Lenta-

mente la rana guardada en un cajón, se convertía en moscas y

zancudos. Solo faltaba que alguien abriera ese cajón para que

la tercera plaga naciera sobre Italia.

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Capitulo XX

George veía como se daban ese gran abrazo madre e hija, por

lo que decidió encender el televisor. La señal estaba muy mala,

es decir, no había señal. “Alice, no hay señal de televisión”

Dijo George. “Cariño revisa en la señal telefónica”. George

revisó el teléfono pero tampoco había señal. No había señal ni

en televisores, ni en celulares, ni en el teléfono, incluso no

había internet. “Qué raro, iré a revisar la antena televisiva”.

Replicó George. En ese instante, George subió al techo de su

casa. Había ranas saltando por todas partes, incluso sobre

George. George trataba de espantarlas pero era inútil por lo que

aparecían más y más. Al ver esto, decidió bajar de nuevo.

Violetta terminó de abrazarse con su mamá, su padre subió a

revisar la antena televisiva. Ella subió a su cuarto a revisar su

habitación. Todo estaba en orden pero lentamente, a Violetta le

comenzó a dar hambre. Bajó a la cocina pero no había nada

para comer. “Mamá tengo hambre”. Replicó Violetta. “Hija no

hay nada, mira el mundo como está”. Violetta decidió aguan-

tarse su hambre, pero no sabía que solo podía aguantar por

menos de dos horas.

Matteo bajó rápidamente a contarle a su mamá que tenía una

mascota. Le contó y juntos subieron rápidamente a verla. Mat-

teo abrió el cajón en donde esta se encontraba y la rana no se

encontraba, solo salían y salían mosquitos. “¡Matteo mira este

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montón de mosquitos! ¿Qué guardaste allí?” “Mamá era una

rana. La tomé del techo de la casa” Los dos corrieron al primer

piso de la casa, y lentamente el agua se secaba en Italia y las

ranas desaparecían. Pero los mosquitos comenzaban a consu-

mirse el mundo entero. Todos los mosquitos salían de la casa

de George. Pero algunos decidieron quedarse en casa. La gente

corría por toda la calle y los mosquitos los seguían en cada

instante. En casa picaban a toda la familia. Al menos, los peces

volvieron a los mares y océanos del mundo y las ranas volvían

a su cantidad normal. El mundo ya tenía alimento para comer y

peces para consumir. Pero los mosquitos atacaban a los gana-

dos y plantas del mundo, por lo que la gente estaba obligada a

comer solamente pescado. Los mosquitos dejaban huevos en

las cabezas de las personas, haciendo que automáticamente

nacieran piojos de ellos. Los piojos atacaron a toda la gente del

mundo. No había nada que los combatiera. Los mosquitos se-

guían en su trabajo de picar a todo ser vivo que se encontraran,

haciendo que los ganados tuvieran pestes y la gente salpullidos

severos. La gente estaba muy enferma y los hospitales estaban

llenos de personas. De la nada comenzaron a salir langostas,

que la gente atrapaba para poder comer y sobrevivir a las pes-

tes y salpullidos. Violetta y su familia estaban llenos de salpu-

llidos y aun así vivían como si nada estuviera pasando. Violetta

estaba en su cuarto estudiando español. Puesto que a ella le

gustaban mucho los idiomas. Miró por la ventana y vio que en

el cielo había una cruz muy luminosa como un sol en forma de

cruz. Violetta fue rápidamente a mostrarle a su hermano. Él

estaba jugando videojuegos. “Matteo una cruz apareció en el

cielo ¡Tienes que verla!”. Matteo y Violetta fueron a verla. La

cruz se dividía lentamente convirtiéndose en dos soles, uno

grande y uno pequeño. Matteo se alteró y fue a contarles a sus

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padres, los cuales no le creyeron y no quisieron ir a verla por-

que les interesaba más el libro y los estudios que estaban ha-

ciendo. Matteo y Violetta se quedaron perplejos mirando los

dos soles cuando su mamá subió. “Muy bien ¿Qué es eso tan

raro que me quieren mostrar?”. Matteo le dijo a su mamá que

mirara por la ventana. Ella miró pero los soles se estaban ocul-

tando y Alice no pudo verlos y prefirió bajar de nuevo a sus

labores. “¿Qué era cariño?” preguntó George. “Nada, solo es-

tán jugando. Me pica mucho la cabeza. No aguanto más estos

piojos” replicaba Alice. “Cariño pronto terminará esta tortura,

te lo prometo” Dijo George abrazando a Alice. Lentamente

anocheció y Matteo y Violetta esperaban a ver que sucedía

pero la luz se fue por todo el mundo. Matteo le dijo a Violetta

que mirara rápido por la ventana ya que había una figura en el

cielo. Era la osa mayor la que Matteo veía y Violetta no le

prestó mucha atención pero a causa de la oscuridad, no veían

todos esos zancudos que los atacaban. Matteo y Violetta baja-

ron rápidamente a donde sus padres pero justo al final de la

escalera, Violetta sintió un fuerte dolor en el pecho, sus huesos

se debilitaban y cayó al suelo. “¡Mamá, Violetta está muy mal,

cayó por un fuerte dolor de pecho!” Dijo Matteo. Alice tomó a

Violetta y la recostó muy preocupada por lo que tenía su hija.

Toda la familia se recostó a dormir, menos Alice que cuidaba

la noche de su hija. Alice no pudo resistir el sueño y se dur-

mió. Al otro día Alice despertó y vio que su hija estaba muerta.

“¡Violetta no, no me hagas esto, tienes que vivir Violetta no me

dejes sola, despierta!” Gritaba Alice llorando y tratando de

despertar a su hija. “¡Qué pasa!” Gritó Matteo y George. Alice

les contó y toda la familia no dudó en llorar por el fallecimien-

to de Violetta. Días después enterraron a Violetta. Asistió mu-

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cha gente con salpullidos que conocía a Violetta y ahora la

familia de Violetta estaba de luto.

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Capitulo XXI

En aquel entierro, asistieron también Antonia y Carlo, quienes

lloraban mucho por la muerte de su hija. La noche nacía de

nuevo y la gente tuvo que volver a casa. Pero Alice quería que-

darse con su hija todos los días. George tuvo que abrazar y

tranquilizar a Alice para que juntos volvieran a casa. Y lo hi-

cieron. Mientras tanto en el ataúd de Violetta, había pequeñas

partículas blancas quienes se introdujeron en la boca de Violet-

ta. Su organismo estaba lleno de estas partículas y su cuerpo se

explotó transformándose en otras pequeñas partículas. Ahora

en su ataúd no había nada. Las raíces de los árboles se introdu-

cían en aquel ataúd y lo destrozaban convirtiéndolo en pedazos.

Y la tumba quedó vacía. Las partículas se fueron rápidamente a

casa de Violetta y estas se unieron para dar la forma de Violetta

en el cuarto de esta. Al momento de que estas partículas hubie-

ran hecho a Violetta, esta se derrumbó en el suelo y comenzó a

regurgitar agua. Y volvió a la vida. En casa, había un sacerdote

rezando por el descanso de Violetta. Violetta bajó a la sala de

su casa y todos se espantaron pensando que era un espanto. El

sacerdote comenzó a rosearle agua bendita, pero no surgía nin-

gún efecto sobre Violetta. “Mamá estoy viva” le dijo Violetta a

Alice. Alice le dio un gran abrazo a su hija pero el sacerdote

afirmó que ella volvió a la vida sin la autorización del señor.

Alice le dio las gracias al sacerdote pero lo sacó de su casa. El

sacerdote al ver este terrible episodio en su vida, regresó a su

iglesia a contarle todo al obispo. Este obispo se conmocionó y

convocó a muchos religiosos a ir a sacrificar a Violetta. La

gente fue a golpear la puerta de su casa pero nadie abría. Vio-

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letta se escondió en su cuarto y la gente entró a su casa gracias

a que Alice abriera la puerta. Violetta comenzó a rezar por su

vida, tomó la biblia y la comenzó a leer. En un versículo decía:

“Y así, Dios concluyó toda la agonía en Egipto. Ahora Egipto

estaba libre de gente pecadora”. Violetta no pudo leer más

puesto que una persona la tomó del brazo y la llevó a la sala.

“Mírenla, la encontré. Sacrifiquémosla” Dijo Piero mostrando

a la niña. George, Alice y Matteo trataban de quitarles a Violet-

ta pero era inútil. Había mucha gente contra ellos. Violetta fue

llevada a una cruz con fuego y allí la debían quemar. Las partí-

culas blancas se introdujeron en las nubes e hicieron llover

muy fuerte. Esta lluvia apagó el fuego y quitó la crisis sobre el

mundo. Violetta corrió a abrazar a su familia y escapó de la

multitud. La gente no le presto mucha atención a eso, solo le

prestó atención a que los salpullidos se estaban quitando de sus

cuerpos y la peste había desaparecido. Violetta y su familia

fueron rápidamente a las autoridades. Un general de la policía

los sentó a todos en una silla con una luz blanca y la familia

contó lo sucedido. Todas sus aventuras y conflictos fueron

escritos. La familia regresó tranquilamente a casa y la pesadilla

había terminado.

Dios llamó a todos sus ángeles y les ofreció las gracias por

hacerse pasar por supuestos dioses de otros mundos. “Gracias,

ahora esta familia aprendió a amar el terreno donde habita. Y

gracias a las plagas por limpiar el mundo de todo pecador. Por-

que ahora solo tienen que aprender que en cualquier mundo

solo habrá un solo Dios”. Y la pesadilla terminó.

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