Las Habilidades
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LAS HABILIDADES
He escuchado, en algunas ocasiones, como entrenadores hablan de la habilidad en estos términos:
“es un niño muy hábil, ojalá encontrara uno así”, “es un jugador hábil, nació hábil”, “es muy
talentoso, habilidoso”. Hablan de la habilidad como si fuera innata, genética, como si cada uno
naciera con un stock de habilidades donadas por la madre naturaleza.
Pero este concepto está muy lejos de la verdad y es necesario aclararlo para que entrenadores y
jugadores se vean beneficiados con una terminología que mejorará la calidad de los entrenamientos.
La habilidad motora es una capacidad adquirida por aprendizaje y se define
según un objetivo a alcanzar.
Esta definición tiene una importancia capital para la formulación y selección de los medios de
entrenamiento que serán utilizados en la planificación deportiva de un tenimesista determinado.
Como es sabido, nuestro deporte conlleva un 30% de actividad física y un 70% de actividad mental
(aproximadamente claro está) lo que indica que nuestros entrenamientos “deberían” estar orientados,
en primer lugar, a desarrollar y fortalecer el aspecto mental de nuestro deporte para luego ocuparse
de otros aspectos, como el motor propiamente tal.
Distinguimos en la definición de habilidad dos aspectos que son: la dirección intencional objetiva y
el aspecto motor propiamente tal. En deportes en que el “modelo” debe ser imitado, como la
gimnasia, los saltos ornamentales, en que todo se basa en reproducir un patrón, la habilidad se puede
definir como dicho patrón, es decir, es más hábil quien imita mejor el modelo. Pero en deportes
como el tenis de mesa, donde el modelo no es lo que decide todo, sino la capacidad de imponer su
propio juego sobre un rival, es la dirección intencional objetiva la que define quien gana y quien
pierde, es decir el otro aspecto de la habilidad.
Por ejemplo si una habilidad que se desea entrenar es “colocar la bola en la esquina de la mesa”
(objetivo), un jugador puede lanzar la bola muy alta y tocar en la esquina, cumpliendo el objetivo,
pero para la realidad del juego no será útil, por esta razón debemos exigir ciertas condiciones, como
por ejemplo: “con una velocidad X y con un arco bajo, utilizando el golpe de derecho” , de esta
forma limitamos las acciones poco eficientes y conducimos al jugador para que descubra “su
solución”, guiándolo por un camino más propio y con resultados más permanentes y estables.
Aquí surge un conflicto muy interesante: si el objetivo y las condiciones regulan estas acciones,
donde queda el entrenamiento de la técnica??? . Esta pregunta abre el camino hacia una gran
discusión que ha generado toda una corriente de nuevas metodologías de enseñanza de los deportes.
Para alcanzar un objetivo (“colocar la bola en la esquina de la mesa”) ¿es necesario aprender una
configuración de movimientos específicos, una técnica, un gesto “ideal”? Esta técnica solo tiene
relevancia en la medida en que nos permite alcanzar el objetivo deseado, en ciertas condiciones.
Existe un estudio acerca del tiro al blanco, en que varios sujetos lanzan a la diana y aciertan, pero al
analizar sus movimientos todos eran diferentes entre ellos, incluso varios aciertos de un jugador
daban en el blanco pero eran diferentes configuraciones motrices. Esta capacidad de alcanzar el
objetivo con movimientos diferentes, es la esencia de la habilidad motora, ya que los movimientos
se crean cada vez que se realizan y no se sacan de un almacén o bodega mental. Entonces surge la
pregunta: ¿Cuándo entrenamos a nuestros jugadores que debemos exigirle? ¿Que cumpla con una
técnica igual a la de tal o cual campeón? ¿Qué golpee y se mueva como Waldner? O que sea capaz
de cumplir un objetivo respetando ciertas condiciones, de acuerdo a su capacidad física, a su
personalidad, a su estilo de juego y al nivel de habilidad que posee en ese minuto.
Cuando se realizan entrenamientos de repetición de una técnica determinada, se fijan ciertas
relaciones que después serán utilizadas, pero no es el movimiento completo que queda almacenado.
Es muy interesante conocer y dominar estos temas acerca de las habilidades, ya que identificar el
nivel de habilidad de mi deportista me permitirá planificar de acuerdo a su necesidad y asignar tareas
que sean adecuadas para lograr mejorías en ellos y no se detenga su avance por desconocimiento de
alguno de estos relevantes temas.
Cada atleta es diferente y requiere entrenamientos diferentes, conocerlos a fondo nos permitirá
mejorar las condiciones en que son entrenados y así intentar acceder a niveles más altos de
desarrollo en nuestro deporte.
LEO CRUZ