LAS LAGUNAS DEL ALTO LERMA y LOS PROYECTOS FALLIDOS … · Lerma. El Alto río Lerma forma parte...

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LASLAGUNASDELALTO LERMAy LOSPROYECTOS FALLIDOS PARASU DESECACiÓN 1850-1910 GloriaCamachoPichardo1 Introducción En este artículo pretendo abordar los diversos pro- yectos encaminados a la desecación de las lagunas del Alto Lerma entre 1850 y 1910. Las iniciativas de de- secar las lagunas datan de 1850. Los planes de dese- cación que estudio están inmerso s en los grandes proyectos del Estado que trataron de modificar a la sociedad en su conjunto. Estos proyectos son los de desamortización, el proceso de consolidación del Estado mexicano, la Revolución Mexicana y, final- mente, la reforma agraria. Sin duda, esta investiga- ción no pretende abordar todos estos procesos, pero sí apuntar los proyectos de desecación y las respues- tas que generó en los habitantes. Para entender cómo era la relación de los pueblos con el recurso hay que señalar que hasta mediados del siglo XIXlos pueblos indígenas de México mantuvie- ron bajo su control el derecho eminente sobre los re- cursos naturales, como la tierra y el agua, que se les había otorgado corporativamente durante la etapa colonial, aunque había casos en los que resultaban despojados. En la segunda mitad del siglo XIX,con la primera emisión de leyes federales de 1856, se trató de asegurar la intromisión de los gobiernos estatales y federal a través la desamortización de los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas. Es necesario aclarar que la política privatizadora de las tierras de las corporaciones no era nueva, ya desde la primera mitad del siglo XIXhabía sido aplicada en algunos es- tados, lo que contravenía el neocorporativismo asumi- do por los ayuntamientos, al recaer en ellos el control de los principales recursos de las comunidades. 2La po- 1 Universidad Autónoma del Estado de México 2 Algunos de los estados en los que se expidieron este tipo de leyes anticomunales en la primera mitad del siglo XIXfueron: Jalisco, Chihuahua, Veracruz, Michoacán, Puebla y México. Véase Antonio Escobar y Frans J. Schyrer, "Las sociedades agra- rias en el norte de Hidalgo, 1856-1900", en Mexican Studiesl Estudios Mexicanos. vol. 8, núm. 1, 1992, p. 4. lítica desamortizadora buscaba dos cosas. Una, fa- vorecer el desarrollo de la propiedad privada como un derecho inherente al hombre; y dos, afectar y mo- dificar la propiedad territorial inalienable (o en ma- nos muertas) y el carácter de sus poseedores origi- nales. La aplicación de estas leyes se podía hacer de dos formas: una directa y otra indirecta. La primera se realizaba mediante la emisión de decretos y circulares para que las corporaciones declararan "libremente" cuáles eran las propiedades que podían estar sujetas a la aplicación de la ley de desamortización.3 La se- gunda se llevaba a cabo por iniciativa del gobierno estatal o federal, al poner en marcha un proyecto de construcción de una obra pública o privada y se "descu- bría" que la tierra afectada mantenía su vieja condi- ción de inalienable. En el segundo caso, los poseedores originales de la tierra presentaban una actitud más renuente a la afectación de sus propiedades. Hay que insistir en que a pesar de la emisión de estas leyes anticorporativas, entre 1856 y 1880 en varios esta- dos la privatización fue lenta y caótica.4 El objetivo central de este trabajo consiste en analizar la forma en que diferentes grupos sociales conciben, usan y se organizan para distribuir, mante- ner o modificar los recursos acuíferos de su medio ambiente inmediato. El problema medular se define a partir de la importancia de distinguir los distintos 3 Escobar y Schyrer, "Las sociedades", p. 1. 4 Raymond Buve, "Caciques, vecinos, autoridades y la privati- zación de los terrenos comunales: un hierro candente en el México de la República Restaurada y el Porfiriato", en Los pueblos campesinos de las Américas. Etnicidad, cultura e historia en el siglo XIX, ENAH,México, 1994, p. 32. Además véase Escobar y Schyrer, "Las sociedades", p. 6 y Margarita Menegus, "La desamortización de bienes comunales y municipales en el valle de Toluca (1800-1854)", en Siglo XXI. Cuadernos de Historia, núm. 12, mayo-agosto, 1995, pp. 7-27. 5

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LAS LAGUNASDELALTO LERMAy LOSPROYECTOSFALLIDOSPARASU DESECACiÓN1850-1910

GloriaCamachoPichardo1

Introducción

En este artículo pretendo abordar los diversos pro-yectos encaminados a la desecación de las lagunas delAlto Lerma entre 1850 y 1910. Las iniciativas de de-secar las lagunas datan de 1850. Los planes de dese-cación que estudio están inmerso s en los grandesproyectos del Estado que trataron de modificar a lasociedad en su conjunto. Estos proyectos son los dedesamortización, el proceso de consolidación delEstado mexicano, la Revolución Mexicana y, final-mente, la reforma agraria. Sin duda, esta investiga-ción no pretende abordar todos estos procesos, perosí apuntar los proyectos de desecación y las respues-tas que generó en los habitantes.

Para entender cómo era la relación de los puebloscon el recurso hay que señalar que hasta mediados delsiglo XIXlos pueblos indígenas de México mantuvie-ron bajo su control el derecho eminente sobre los re-cursos naturales, como la tierra y el agua, que se leshabía otorgado corporativamente durante la etapacolonial, aunque había casos en los que resultabandespojados. En la segunda mitad del siglo XIX,con laprimera emisión de leyes federales de 1856, se tratóde asegurar la intromisión de los gobiernos estatales yfederal a través la desamortización de los bienes delas corporaciones civiles y eclesiásticas. Es necesarioaclarar que la política privatizadora de las tierras delas corporaciones no era nueva, ya desde la primeramitad del siglo XIXhabía sido aplicada en algunos es-tados, lo que contravenía el neocorporativismo asumi-do por los ayuntamientos, al recaer en ellos el controlde los principales recursos de las comunidades. 2La po-

1Universidad Autónoma del Estado de México

2 Algunos de los estados en los que se expidieron este tipo deleyes anticomunales en la primera mitad del siglo XIXfueron:Jalisco, Chihuahua, Veracruz, Michoacán, Puebla y México.Véase Antonio Escobar y Frans J. Schyrer, "Las sociedades agra-rias en el norte de Hidalgo, 1856-1900", en Mexican StudieslEstudios Mexicanos. vol. 8, núm. 1, 1992, p. 4.

lítica desamortizadora buscaba dos cosas. Una, fa-vorecer el desarrollo de la propiedad privada comoun derecho inherente al hombre; y dos, afectar y mo-dificar la propiedad territorial inalienable (o en ma-nos muertas) y el carácter de sus poseedores origi-nales.

La aplicación de estas leyes se podía hacer de dosformas: una directa y otra indirecta. La primera serealizaba mediante la emisión de decretos y circularespara que las corporaciones declararan "libremente"cuáles eran las propiedades que podían estar sujetasa la aplicación de la ley de desamortización.3 La se-gunda se llevaba a cabo por iniciativa del gobiernoestatal o federal, al poner en marcha un proyecto deconstrucción de una obra pública oprivada y se "descu-bría" que la tierra afectada mantenía su vieja condi-ción de inalienable. En el segundo caso, los poseedoresoriginales de la tierra presentaban una actitud másrenuente a la afectación de sus propiedades. Hay queinsistir en que a pesar de la emisión de estas leyesanticorporativas, entre 1856 y 1880 en varios esta-dos la privatización fue lenta y caótica.4

El objetivo central de este trabajo consiste enanalizar la forma en que diferentes grupos socialesconciben, usan y se organizan para distribuir, mante-ner o modificar los recursos acuíferos de su medioambiente inmediato. El problema medular se definea partir de la importancia de distinguir los distintos

3 Escobar y Schyrer, "Las sociedades", p. 1.4 Raymond Buve, "Caciques, vecinos, autoridades y la privati-zación de los terrenos comunales: un hierro candente en el Méxicode la República Restaurada y el Porfiriato", en Los puebloscampesinos de las Américas. Etnicidad, cultura e historia en elsiglo XIX, ENAH,México, 1994, p. 32. Además véase Escobar ySchyrer, "Las sociedades", p. 6 y Margarita Menegus, "Ladesamortización de bienes comunales y municipales en el vallede Toluca (1800-1854)", en Siglo XXI. Cuadernos de Historia,núm. 12, mayo-agosto, 1995, pp. 7-27.

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usos que hacían de las lagunas los pueblos y lashaciendas localizadas en el Alto Lerma. Frente aestos usos sociales diferenciados por parte de losvecinos, tenemos la realización de obras hidráuli-cas, que tenían diferentes objetivos: obtener mástierras para el desarrollo agrícola de la zona, el usode energía eléctrica y satisfacer las necesidades deagua de la sedienta ciudad de México. Obras impul-sadas en un primer momento por el gobierno estatal,posteriormente por iniciativas particulares y, final-mente, por el mismo gobierno federal.

El Alto río Lerma hacia 1850: la geografía

Parte del valle de Toluca era considerado durante laprimera mitad siglo XXcomo zona lacustre, por la pre-sencia de sus lagunas, las que permitían a algunosde sus pobladores realizar actividades propias de unaeconomía lacustre.5 En esta zona tenía su origen elrío Lerma que era fundamental para el desarrollode las actividades agrícolas, ganaderas, la caza y lapesca. Las dos últimas dependían de las lagunasformadas en gran parte de los manantiales del ríoLerma. El Alto río Lerma forma parte del valle deToluca, el cual desde la época colonial se destacó porsu densidad de población. En cuanto a la orografía,el valle de Toluca está limitado al oriente por la sierradelAjusco, que presenta una altitud de 3 952 metrossobre el nivel del mar; al noroeste por el cerro deSan Miguel, la Sierra de las Cruces y Monte Alto; alsur por los montes de Jalatlaco y los lomeríos deTenango; al suroeste por el volcán Xinantecatl o Ne-vado de Toluca (4578 metros sobre el nivel del mar)y al occidente por los lomeríos y montes de Calimaya.Este sistema montañoso ha permitido un alto índi-ce de lluvias en la región, que favorece la creaciónde manantiales, arroyos y ríos, todos ellos afluentesdel mismo río Lerma o río Grande. La formacióngeohidrológica del valle de Toluca es propicia paraque exista un alto índice de permeabilidad en sussuelos, como una consecuencia de la acumulaciónde cenizas y aluviones propios del terciario. Por talescondiciones, estos terrenos se constituyeron en zo-nas pantanosas oanegadas, formando así las lagunaslocalizadas en la región.6 El clima de la región, debi-

5Albores menciona que toda esta zona lacustre era entonces uncuerpo cenagoso que las poblaciones ribereñas han denominadolagunas. Véase Albores Zárate, "El complejo relaciona!", 117.6 Beatriz Andrea Albores Zárate, Tules y sirenas, El impacto

ecológico y cultura de la industrialización en el Alto Lerma, ElColegio Mexiquense, México, 1995, pp. 67-69.

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do a su altura, es de los más húmedos dentro de losclimas templados. La temperatura media anual esde 13 grados centígrados. La precipitación mediaanual oscila entre 600 y 1 000 mm, en tiempo de llu-vias, que comprende de junio a septiembre.7

En esta zona del Alto río Lerma tenemos la for-mación de los tres vasos o lagunas.8 El primero deellos se encontraba donde tiene su origen el ríoLerma; se le conocía como la laguna de Chigna-huapan o Almoloyita. Los principales usuarios deesta laguna eran los siguientes pueblos: Jajalpa,Techuchulco, San Lorenzo, San Mateo Texcaliacac,Almoloya del Río, Santa Cruz Atizapán y la hacien-da de Ateneo. Al segundo vaso se le denominabaChimalipan oAteneo. Los pueblos propietarios de lalaguna eran: San Pedro Tlaltizapán, Capulhuac,Santiago Tianguistenco, San Pedro Tultepec, Oco-yoacac, San Pedro Cholula, San Mateo Ateneo y lashaciendas de Atizapán y Texcaltenco. El tercer vasoera el que tenía por nombre Lerma. A diferencia delas lagunas anteriores, sus propietarios eran, en sumayoría, los dueños de las haciendas de San Antoniode Padua (alias Doña Rosa) y el Cerrillo, San NicolásPeralta y sus anexos, Santa Catarina y Cocoapan yMayorazgo. También se localizaban algunos ranchoscomo el de Alta Empresa (propiedad de la haciendaDoña Rosa), Amomolulco y Santa Teresa. La munici-palidad de Lerma incluyó algunos de los lugaresanteriores, además de los pueblos de Atarasquillo,San MateoAtarasquillo y Lerma, también propieta-rios de la laguna.

Pueblos, ayuntamientos y haciendas:usos distintos de las lagunas

En el Alto Lerma se pueden distinguir dos zonasdependiendo de sus características económicas ysociales. Las lagunas de Chignahuapan oAlmoloyitay la de Chimalipan oAtenco, que conforma la primerazona y la de Lerma, que es nuestra segunda zona.Uno de los principales factores que distinguía a estasdos zonas era que enAlmoloyita-Atenco se localizabaun mayor número de pueblos. En Lerma, en cambio,predominaban las haciendas; por lo tanto, las acti-vidades en ambas áreas eran distintas. Almoloyita-Ateneo se caracterizaba por la conflictividad entrelos pueblos que explotaban las lagunas. Las principa-

7Albores, Tules, pp. 70-71.8 Archivo Histórico del Estado de México en adelante AHEM,

Gobierno, vol. 150, exp. 16, Proyecto de desagüe de las lagunasde Lerma, abril de 1857.

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les actividades que realizaban estos pueblos a me-diados del siglo XIXexplican, en gran medida, losenfrentamientos entre ellos. En el informe que pre-sentó Joaquín Noriega al Ministerio de Fomento,describió que los vecinos de los pueblos localizadoscerca de las lagunas de Lerma practicaban una im-portante actividad lacustre puesto que las lagunasrepresentaban un medio de subsistencia.9 Sólo paraejemplificar la importancia de la actividad lacustrepara los pueblos ribereños vamos a ver el caso deAlmoloya del Río. En este pueblo las tierras no erantan adecuadas para la agricultura por el declive desus suelos. Por esa razón sus habitantes se dedicabana ella en menor escala, cultivando sólo maíz, haba,cebada y frijol, productos que vendían en los merca-dos de Tianguistenco, Tenancingo y Tenango. Losmedios comunes de subsistencia de esta municipali-dad eran la arriería, la fabricación de petates de tuleque cortaban en la laguna, la caza y la pesca. 10En lahacienda de Atenco, ubicada también en esta zonadeAlmoloyita-Atenco, las actividades preponderan-tes eran la ganadería, el comercio y la agricultura.Además, en la parte que le correspondía de lagunase obtenía el pescado blanco de mejor calidad de lazona, y se vendía en la plaza de Toluca y en los pue-blos inmediatos como Santiago Tianguistenco.

De esta manera, la zona de Almoloyita-Atenco secaracterizaba porque los pueblos más cercanos a laslagunas mantenían una relación muy estrecha conellas, pues de las ciénegas obtenían los recursos parasu subsistencia y, los productos lacustre s, además deservirles para alimentarse, eran aprovechados paracomerciar con las plazas principales. No resulta ex-traño, entonces, que la zona de Almoloyita-Atencohaya sido un lugar de constante conflicto entre lospueblos por mantener el control de una porción im-portante de ciénega o laguna. Los pueblos de la zonade Almoloyita-Atenco gozaban en común el uso delas lagunas.

La otra zona la conformaba el tercer vaso o ciénega

9 Joaquín Noriega, Estadística del Departamento de México,Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, México, 1980,pp. 171-178, 212-231.10Noriega, Estadística, pp. 219-221. En el cuestionario realizadopor el Ministerio de Gobernación del Imperio Mexicano en 1865,el alcalde municipal de Almoloya del Río, decía que la base de laalimentación de estos pueblos era el maíz y los productos queobtenían de la pesca en la laguna. Brígida Von Mentz señala losiguiente "Los documentos referentes a Almoloya del Río y SantaCruz Atizapán muestran que son pueblos que conservan econo-mías lacustres". Brigida Von Mentz, Pueblos en el siglo XIX através de sus documentos. La prefectura de Cuernavaca 1850.Pueblos al pie del Nevado de Toluca 1865, CIESAS,cuadernos dela Casa Chata núm. 130, México, 1986, pp. 91,121-122.

llamada de Lerma. Se formaba a partir de la ciudadde Lerma hasta el puente de San Bartolo. Esta lagu-na cubría los terrenos de las haciendas de San Nico-lás Peralta y sus anexos Cocoapan y Santa Catarina;Doña Rosa y sus anexos, el Cerrillo y el Rancho deAlta Empresa; Buenavista, Mayorazgo y La "Y".Estos hacendados usaban la ciénega como área depastoreo de los numerosos ganados que mantenían.Los vecinos de los pueblos cercanos a la zona de Ler-ma, como era el caso de San Pedro Totoltepec, Lermay San Mateo Atarasquillo, practicaban la pesca, lacaza y el corte de tule con arrendamientos y permi-sos. Los dueños de las haciendas les concedían li-cencias a los vecinos para practicar estas actividades.Ejemplo de ello fue el convenio celebrado entre Ma-nuel González de Salceda, dueño de la hacienda deDoña Rosa y el pueblo de San Pedro Totoltepec, paraque éstos entraran a sus tierras a sacar leña y a laciénega a cortar tule para hacer petates. u

Otra de las haciendas importantes de la zona fuela de San Nicolás Peralta, en la que se cultivaba eltrigo, aunque predominaba la siembra del maíz y sepracticaba la ganadería. 12En el año de 1888, en losinformes que el presidente municipal de Lerma di-rigió al gobierno del Estado de México, manifestabaque San Nicolás era una hacienda de labor y de críade ganado, así como también la de Doña Rosa.13 Enresumen, en la zona de Lerma la agricultura y laganadería eran consideradas por los hacendadoscomo las empresas más importantes, en tanto quelas otras actividades locales como la pesca y la cazaeran vistas como de muy poca "productividad." En lazona de Lerma, los dueños de las haciendas eran lospropietarios de la laguna y el área era fundamental-mente agrícola y ganadera, mientras que en la zonade Almoloyita-Atenco el dominio común de las lagu-nas era de los pueblos de indios que habían manteni-do toda una tradición lacustre. Los ayuntamientosa veces recurrían al arrendamiento a particulares,con la condición de que no se perjudicara a los veci-nos en el aprovechamiento de la caza, pesca y cortede tul e que realizaban en las lagunas. Por su parte,los hacendados, como ya mencionamos, otorgaban

11Citado en Carlos Javier Maya Ambia, ''Doña Rosa" en 7ensayossobre la hacienda mexicana 1780-1880, INAH-Departamento deInvestigaciones Históricas, colección científica núm. 55, Historia,México, 1977, p. 58.12María Teresa Huerta, "Isidoro de la Torre: el caso de un empre-sario azucarero, 1844-1881", en Formación de la burguesía enMéxico siglo XIX, Siglo XXI, México, 1978, p. 181.13Archivo Municipal de Lerma, en adelante AML,Presidencia,caja 25, noticia relativa a las fincas rústicas que existen en esedistrito, 1888-1889.

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licencias o arrendaban la laguna a los vecinos de lospueblos, con la condición de que trabajaran de peo-nes en sus haciendas, sobre todo en la temporada decosecha.

La economía lacustre en los pueblosdel Alto Lerma

En las primeras décadas del siglo XIX,en el Estadode México, la agricultura, la ganadería y la mineríaeran las actividades más desarrolladas, mientras queotras resultaban pequeñas y poco productivas. Entrelas últimas se cuenta la pesca realizada en los valles;la curtiduría y los telares de algodón, en Tenango yTenancingo. 14La historiografía mexiquense se halimitado a deducir las actividades lacustre s de lospueblos, sin tomar en cuenta que el dominio de unpedazo de laguna resultaba un factor muy importan-te entre los pueblos, para el desarrollo de su economíainterna. Las actividades lacustres en la zona del Altorío Lerma eran la pesca, la caza y la recolección deflora y de fauna de la laguna, las cuales se practica-ban, en forma paralela o alternativa, principalmentejunto con las labores agrícolas, ganaderas, artesa-nales, manufactureras y con el pequeño comercio. 15De la producción de las haciendas tenemos noticiagracias a los viajeros extranjeros como la marquesaCalderón de la Barca, quien hacía la siguiente des-cripción de una de las principales haciendas:

La hacienda de San Nicolás Peralta, cuyo dueño es el

sr. Mier y Terán, fue lo único digno de mención que seofreció a nuestros ojos antes que llegáramos a Toluca

[...] abunda en ella los grandes campos de maguey y demaíz y un hermoso río pasa a través de esta hacienda,una de las más productivas de la República.16

Había otras haciendas de igual importancia en laregión, como la de Ateneo y la de Doña Rosa, produc-toras ambas de excelente ganado y maíz. Pero, vea-mos un ejemplo de cómo se organizaban los grupossociales en la zona de Lerma para explotar los recur-sos acuíferos y cómo obtenían beneficios tanto lospueblos, como las haciendas y el mismo fondo muni-cipal. Víctor Méndez, integrante de la comisión de

14 Charles W. Macune, El Estado de México y la federación mexi-

cana, FCE, México, 1978, p. 12.

15Albores, Tules, p. 223.16 Francisca Calderón de la Barca, La vida en México durante una

residencia de dos años en este país, POITÚa, México, 1974, p. 125.

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Hacienda del ayuntamiento, dirigió un ocurso alayuntamiento de Lerma para reglamentar el uso quehacían de la ciénega los habitantes de ese lugar:

si bien es cierto que con la totalidad de los ganados delos ciudadanos de Lerma se mantienen con los productos

de la ciénega [oo.]también lo es que aquellos puedenservir para mantener triple número de ganado del queexiste en esta ciudad [.oo]y por lo mismo debe sacarsedel residuo de pastos todo el bien posible que se pueda,que a persona alguna se le sigue perjuicio y recibe unnuevo impulso la caja municipal con cuyo productopuede hermosearse esta ciudad.17

Al parecer la ganadería era muy redituable paralos vecinos de la ciudad de Lerma. Esta actividadresultaba favorecida por la presencia de la ciénega, dedonde se extraían los pastos para alimentar al ga-nado, así como la humedad de sus suelos para prac-ticar la agricultura. Los vecinos de Lerma buscaronque el ayuntamiento reglamentara las cuotas dearrendamiento para que de esta manera salierabeneficiado el fondo municipal, y evitar así que losdueños de la hacienda abusaran en los cobros. 18En1865 el presidente municipal de Almoloya del Ríoseñaló que los principales productos que comercia-ban con otros pueblos de los alrededores eran maíz,cebada, haba y pescado; este último era el que másse obtenía en esta zona por la explotación de la lagu-na.19 Favián Flores, alcalde municipal de Almoloyadel Río, en respuesta a las siguientes preguntas ¿cuá-les eran los artículos de consumo? y ¿cuáles eran losque se vendían en esta población?, argumentó:

El principal artículo de consumo es el maíz y poco lacarne de res pues por lo regular se hace uso de los anima-les que se pescan en la laguna propiedad común [oo.]No hay ramos industriales pues se ha indicado ya cuálesson los pueblos con quien éste hace su comercio y ésteconsta de los productos que sacan de la agua, como sonpescados, ajolotes, ranas y en ciertas temporadas delaño, pato y el tule con que hacen los petates.20

17AML,Presidencia, caja 2. Víctor Méndez, miembro de la comi-sión de Hacienda, ante el ayuntamiento de Lerma, en la sesiónde cabildo, 16 de junio de 1857.18AML,Presidencia, caja 2. Propuesta al ayuntamiento de Lerma,16 de junio de 1857.19Mentz, Pueblos, pp. 121-131, 138-147.20Citado en Mentz, Pueblos, p. 122 (noticia que da la prefecturamunicipal de Almoloya del Río en relación con el interrogatorioque se refiere a la circular número 45 del Ministerio de Gober-nación, 9 de noviembre de 1865).

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Además de los beneficios alimenticios también seobtenían ganancias con la comercialización de losproductos lacustres. El arrendamiento de las lagu-nas por parte de los ayuntamientos fue un mecanis-mo eficiente que favoreció a los fondos municipales.En estas transacciones resalta el hecho de que losayuntamientos al celebrar los remates de arrenda-miento especificaban ciertas restricciones en el usode la laguna, las que debían respetar tanto el arren-datario como los lugareños, quienes gozaban del de-recho de explotar la laguna en común. Por ejemplo,el primero tenía prohibida la pesca, el corte de tuleo la caza del pato en ciertas épocas del año. En cam-bio, los segundos contaban con el derecho de cortartule, pescar o recolectar todas las especies vegetalesque requirieran para su subsistencia durante todoel año. Para la zona deAlmoloyita-Atenco he conside-rado como ejemplo al pueblo de Almoloya del Río.La laguna de "Almoloyita oAgua Blanca" era admi-nistrada por el ayuntamiento de Almoloya del Río.Esta laguna ya había estado arrendada en los añosde 1855, 1856, 1857 y 1858-1860. En esos arrenda-mientos se establecieron algunas bases en las queel arrendatario se comprometía a que los vecinos deAlmoloya usaran con libertad la laguna para practi-car la pesca y el corte de tul e y zacate, considerandoque los vecinos de este lugar se mantenían única yexclusivamente de esos productos. Así, también eranecesario que el arrendatario fuera de la munici-palidad para evitar conflictos posteriores.21 Sin duda,el hecho de establecer condiciones para arrendar lalaguna de Almoloyita oAgua Blanca fue la tenden-cia que establecieron los ayuntamientos. Por ejemplo,en 1865 se llevó a cabo el remate de arrendamientode la laguna de Almoloyita o Agua Blanca. Las ba-ses del arrendamiento consistieron en convocar apostores para el arrendamiento de la laguna, así comoen rentar la laguna durante cinco años para el uso ex-clusivo de caza y pesca. Una de las condiciones quedebía seguir el que resultara beneficiado con el rema-te de arrendamiento, consistió en no impedir a losvecinos del pueblo de Almoloya el uso que hacían dela laguna, como era la extracción de tule y zacate, enlos meses de mayo, junio, julio y agosto, el resto de losmeses era para que el arrendatario se aprovecharflexclusivamente de la caza del pato y la pesca.22

21AHEM,Hacienda, vol. 3, exp. 15, ff. 2.4. Oficio referente a lasbases formuladas para el arrendamiento de la laguna deAlmoloyita o Agua Blanca, presidente municipal de Almoloyadel Río, Guadalupe Pichardo, 26 de febrero de 1858.22Archivo General de Notarías del Estado de México, Notaría 1 deToluca, en adelante AGNEM-NlT, escrítura núm. 476, ff. 422-424.Remate de la laguna de Almoloyita, escribano José de Jesús Piña,

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Los pueblos de la zona de Almoloyita-Atenco, ade-más de arrendar parte de la laguna que era de supropiedad y obtener el tule de la misma, se dedicabana comerciar este producto con otros pueblos ubicadosen la misma zona. El tule lo comerciaban o inter-cambiaban los vecinos deAlmoloya del Río y de SantaCruz Atizapán por las maderas que les proporciona-ban los naturales de los pueblos de J alatlaco yTexcaliacac.23 El intercambio de productos entreestos pueblos era manifiesto. Los pueblos que teníanbosques llevaban leña a los mercados para cambiarlapor pescado u otros productos lacustres.24

¿Para qué desecar lagunas?

Los proyectos de desecación de lagos y lagunas, enla medida en que tienden a transformar el modo devida de una población, traen consigo implicacionesdiversas para los grupos sociales involucrados en laexplotación de esos cuerpos de agua. El pretexto pararealizar estas obras fue la noción de que las aguasestancadas eran causa de enfermedades por los mias-mas y microorganismos que emanaban de ellas. A-demás se consideraba que la conservación de unalaguna no aportaba ningún beneficio económico; encambio, su desecación posibilitaría la obtención denuevos terrenos para el cultivo, dando como resulta-do una fuente de vida y de riqueza en un lugar que"no ha sido hasta entonces [sino fuente] de insalu-

24 de noviembre de 1865. El arrendamiento era entonces unapráctica común en la zona de Almoloyita-Atenco. En 1872, SixtoNorberto, vecino del pueblo de San Pedro Tlaltizapán, solicitó alpresidente municipal de Santa Cruz Atizapán la renovación delcontrato de arrendamiento para que continuara haciendo usodel tiradero de patos localizado en la ciénega perteneciente a esemunicipio. El arrendamiento era para practicar la pesca y lacaza de patos, con excepción de la extracción de zacate y el tule,según consta en las actas de cabildo del día 12 de enero de 1872.

23AMSCA,Presidencia, vol. 2, exp. 13. Petición dirigida al presi-dente municipal de Santa Cruz Atizapán por parte del presidentemunicipal de Jalatlaco Manuel Almonte González, 11 de juniode 1873.

24"Esta antiquísima forma de intercambio se practica aún en laactualidad en el mercado de leña de los martes, en SantiagoTianguistenco y Capulhuac. Estos intercambios, que en el pasadoeran vitales, han ido perdiendo importancia". Soledad GonzálezMontes, "Las comunidades campesinas del área nahua del Vallede Toluca en el siglo xx", en Manuel Miño Grijalva (coord.),Mundo rural, ciudades y población del Estado de México, ElColegio Mexiquense-Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca,1990, pp. 191-218, Soledad González Montes, "Las comunidadescampesinas del área nahua del Valle de Toluca en el siglo xx",en Manuel Miño Grijalva (coord.), Mundo rural, ciudades y pobla-ción del Estado de México, El Colegio Mexiquense-InstitutoMexiquense de Cultura, Toluca, 1990, p. 196.

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bridad y de miseria". 25Las lagunas eran vistas comoun obstáculo para el desarrollo agrícola.

Chapala es un buen ejemplo de estas iniciativasde desecación. Cuando se propuso desecar la ciéne-ga de Chapala se pensó que dejaría al descubiertoterrenos muy fértiles para obtener excelentes cose-chas. Estos terrenos pronto llegaron a ser una fuentede conflicto entre los ribereños, sobre todo por parte delos hacendados que tenían propiedades en la ciénegao cerca de ella. 26Otro caso con características simila-res fue el proyecto de desecación del lago de Chalco,con una superficie total de 10 000 hectáreas, que serealizó a finales del siglo XIX.El distrito de Chalcoera uno de los más productivos del Estado de México,sobre todo las haciendas productoras de maíz y trigo.Los pueblos contaban con una pobre agricultura, quecomplementaban con actividades como la caza, pescay arriería. Ahora bien, el proyecto de desecar el lagode Chalco consideraba que el agua no era necesaria,ya que se seguía creyendo que contribuían al malolor y a la insalubridad general. Tortolero hace unanálisis muy interesante sobre el peso de la economíalacustre en la zona de Chalco. Las fuentes oficialesal parecer pretendían demostrar que esta actividadno era importante, sobre todo si resultaban perjudi-cados los pueblos con tradición lacustre.27

Otros ejemplos que dan muestra de esta tendenciapor desecar lagunas para el desarrollo agrícola delpaís son los de Veracruz y Zacapu. En Veracruz, lasiniciativas de desecar lagunas cercanas al río Papa-loa pan comenzaron en las tres últimas décadas delsiglo XIX.La extensión desecada fue de 800 hectá-reas, que se aprovecharon para el cultivo de la cañade azúcar. Situación similar fue la de la ciénega deZacapu, de la que se decía: "antes de la obra de dese-cación era un foco de paludismo, carente de todo ele-mento de explotación". Ruiz de Velasco considerabaque las tierras desecadas eran útiles a la agricultu-ra, debido a la humedad, el rendimiento anual erauniforme tanto en los años de escasez como en los deabundancia de lluvia.28

25Pedro González Quijano, El problema del agua. Breves nocionesde hidráulica agrícola, Bailli-Boilliere, Madrid, 1906, pp. 132-133.26 Tesis Jalisco, Sobre el problema de la desecación del Lago deChapala, Guadalajara. Junta Auxiliar Jaliscience de la SociedadMexicana de Geografia y Estadística, 8.27Alejandro Tortolero, "Haciendas, pueblos y gobierno porfirista:los conflictos por el agua en la región de Chalco", en CarmenViqueira Landa y Lydia 'lbrre Medina Mora, Sistemas hidráuli-cos, modernización de la agricultura y migración, El ColegioMexiquense, México, 1994, p. 389.28Ruiz de Velasco, Felipe, Historia de las evoluciones del cultivode la caña y de la industria azucarera en México hasta el año de1910, Publicaciones del Azúcar, México, 1937, pp. 63-68.

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Iniciativas decimonónicas de desecaciónde las lagunas del Alto río Lerma

El 25 de junio de 1856 se promulgó la ley Lerdo,también conocida como ''Ley de Desamortización delos bienes de las Corporaciones Civiles y Eclesiásti-cas", esta ley permitió llevar a la práctica la políticaliberal en cuanto a la propiedad de la tierra. Los libe-rales de esta época creían conveniente promulgar yaplicar la ley debido a que estos bienes representa-ban el mayor obstáculo a la prosperidad y riquezadel país.29 Esta ley establecía la circulación de lasfincas rústicas y urbanas, propiedad de estas corpo-raciones, que debían pasar a la propiedad de los quelas arrendaban a otros postores. La individualizacióny privatización de la tierra a los indígenas fue laprincipal preocupación de los reformista s de 1856.

No debe olvidarse que entre 1850-1875 el discur-so político de los diferentes gobiernos de los estadosdel país se enfocó en darle un impulso al desarrollo dela agricultura, pues se consideraba la principal fuen-te del progreso. En esos términos se pensaba queera necesario terminar con el estancamiento en elque se encontraba esta actividad, situación que com-partía con el comercio, la minería y la industria. Estose manifestaba en las memorias de gobierno de al-gunos estados de la República Mexicana. 30El Estadode México presentó la misma tendencia a promovera la actividad agrícola como principal fuente econó-mica del país.31

29Jesús Reyes Heroles, El liberalismo mexicano. Integración delas ideas, t. 3, FCE,México, 1974, pp. 193-194.30Memoria del Ministerio de Fomento 1866, p. 43.31 AMC,Gaceta de Gobierno, El Progresista, 1 de noviembre de1871. En este periódico se expuso la importancia que tenía estaactividad para el gobernador Riva Palacio. Éste decía que laagricultura progresaría sólo si se formaban sociedades agrícolasen gran escala. "Riva Palacio, siempre empeñoso en la prosperi-dad del estado reunió en lo particular y en su casa a los principa-les agricultores de este distrito de 'lbluca [oo.]en plan de que seorganizaran en sociedad para mejorar la condición de la agricul-tura. El sr. Riva Palacio [oo.]manifestó la influencia de la agri-cultura en todos los ramos de la riqueza pública, la parte activaque debían tomar los agricultores en el perfeccionamiento delas instituciones y hasta en la conservación de la paz y el ordenpúblico. La junta declaró por unanimidad que estaba decidida aconstituirse en sociedad de agricultores para proteger los intere-ses en este ramo en el Estado de México. [oo.]es preciso volverde ese ramo [la agricultura] el más importante de la riquezapública, y el más necesario procurar el progreso y adelanto de laagricultura promoviendo cuanto conduzca al fomento y mejorade sus diversos ramos [...] porque lo que necesitamos el día dehoy, son canales, cañerías, telégrafos y, sobre todo, hombres ycapitales: no importa la tierra de que puedan llegar, que las haganfructuosas.

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El proyecto agrario liberal en cuanto a la propiedadde la tierra se centró en el rechazo a la propiedad delas corporaciones, tanto civiles como eclesiásticas,para fomentar la propiedad privada. En este marconos centramos en la iniciativa del gobernador MarianoRiva Palacio y de un grupo importante de empresa-rios (hacendados, comerciantes e inversionistas)influidos por las ideas liberales de "progreso" y"pro-piedad", se dieron a la tarea de "desecar" toda la zonalagunera por considerar que era, por un lado un terri-torio que debía entrar más activamente en sus pla-nes económicos; y por el otro, era una fuente de malesepidémicos. La obra de desecación fue planteada porprimera vez en 1857 y posteriormente en 1870, pe-riodo en el que se promulgó y se aplicó la famosa leyde desamortización. Una vez que los liberales toma-ron el poder en 1856, pusieron en marcha su políticade desamortización de los bienes de las corporacio-nes civiles y eclesiásticas, el fomento de las mejorasmateriales y la búsqueda del "progreso" de la agricul-tura. Estos elementos estaban presentes en el pro-yecto de desecación de 1857, expresados en el interésdel gobernador Riva Palacio por impulsar "las me-joras" a que daría lugar la desecación, en particular,la incorporación de nuevos terrenos al cultivo y porconsiguiente repartirlos entre los involucrados parafomentar la pequeña propiedad.

Algunos historiadores consideran que a media-dos del siglo XIXfueron promovidas varias obrasmateriales con la intención de abatir el atraso econó-mico en que se encontraba el país. Después de laguerra con los Estados Unidos, se brindaron estímu-los a los productores por parte de los gobiernos.32 Laobra del desagüe de las lagunas de Lerma fue uncaso elocuente de esta política nacional. Como ya seseñaló, este proyecto fue una iniciativa del goberna-dor del estado, Mariano Riva Palacio. La trayectoriapolítica de Mariano Riva Palacio había sido muyamplia. Fue regidor del ayuntamiento de la capitalde la República, miembro del Congreso de la Unión en1833, 1834 y 1856, ministro de Hacienda en el gabine-te del presidente José Joaquín Herrera en 1848, a-demás gobernador del Estado de México en 1849,1857 Y 1869. También se decía que este gobernadorpromovió proyectos para agrandar la riqueza públicadel Estado. Una obra que cumplía con dicho objetivofue la construcción de la vía férrea de Toluca a lacapital de la República. Riva Palacio pensaba quelas mejoras materiales se efectuarían siempre ycuando se formaran sociedades o grupos que parti-

32 Ernesto Lemoine Villicaña, El desagüe del valle de Méxicodurante la época independiente, UNAM,México, 1978, p. 52.

ciparan activamente en el fomento de esas mejoras.Este fin lo creyó conveniente para los dos proyectosligados al progreso del estado.33 Su participacióncomo presidente de la "Junta Menor" del desagüedel valle de México 1856, es el antecedente más im-portante de Riva Palacio en cuanto a obras de estanaturaleza. Cuando fue gobernador del estado en1857 llevó consigo la idea de realizar una obra seme-jante a la del valle de México pero ahora en el vallede Toluca. En este último caso, el objetivo principalera desecar las aguas estancadas en la zona cenagosadel río Lerma para propiciar un mayor potencial a-grícola en el valle con la utilización de los terrenos"incultos" ocupados por la ciénega. Dos eran los obje-tivos que justificaban el proyecto: el primero consistíaen desecar la laguna para reforzar el mejoramientode la salud, es decir, se buscaba eliminar las aguasalmacenadas de la zona cenagosa para que dejarande producir miasmas, porque se decía que daña-ban la salud de los pobladores. El segundo objetivoeran los beneficios que acarrearía para el desarrollode la agricultura y la ganadería, pues los terrenosdesecados proporcionarían suelos fértiles, que a suvez producirían "buenos pastos y abundantes cose-chas" .34

Todo lo anterior se enfocaba y argumentaba a fa-vor de un interés económico, que se justificaba en eldiscurso político en el que se planteaba mejorar lascondiciones económicas de los pueblos, al mismotiempo continuar con la tendencia liberal de fomen-tar el desarrollo y progreso del estado. Es decir, laszonas pantanosas o anegadas de los valles centra-les mexicanos eran vistas como un obstáculo que li-mitaba la economía de los pueblos, pero sobre todo,de las élites. De esta manera, se pueden percibir losintereses inmediatos al proyecto de desecación; porun lado se buscaba "el bienestar" de los pueblos dela zona, porque el proyecto de Riva Palacio incluía lacreación de pequeños propietarios con el reparto delos terrenos libres de las aguas estancadas; y, por elotro, los beneficios económicos que obtendrían las

33La Ley, 12 de agosto de 1870.34 AHEM,Ramo Gobierno, caja 152, exp. 2, f. 1. Circular quemandó el prefecto de Toluca a los síndicos, regidores y alcaldesde los ayuntamientos de las municipalidades y pueblosinvolucrados en el proyecto de desecación, 3 de marzo de 1857.En esta circular se mencionaban los beneficios que se obtendríansi se llevaba a cabo la desecación de las lagunas: "Esta obra esde gran provecho tanto para la salubridad como para la agricultu-ra, pues los terrenos ocupados hoy por el agua dejarán de ser undepósito de donde salen miasmas que dañan la salud y produci-rán a causa de la lama que contienen buenos pastos o abundantescosechas."

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élites al ampliar los terrenos de cultivo que se man-tenían improductivos en sus propiedades.

En el proyecto de 1857 se incluyó una lista depueblos, haciendas y ranchos que se veían afectadospor las inundaciones. En el partido de Tenango senombraban ocho pueblos: Jajalpa, San Pedro Techu-chuIco, San Mateo Texcaliacac, Almoloya del Río,Santa Cruz Atizapán, Capulhuac, Ocoyoacac y ba-rrios, y San Pedro Tultepec, mientras que sólo semencionaban dos haciendas, Texcaltenco y Atenco.Del partido de Toluca estaban involucrados trespueblos: Lerma, San Miguel Ameyalco y San MateoAtenco. Se consideraban también tres haciendas:San Nicolás Peralta, Doña Rosa yAtizapán, ademásde dos ranchos, Amomolulco yAlta empresa. Los indi-viduos que asistieron en representación de los pue-blos y las haciendas para tratar el proyecto de ladesecación de las lagunas del Alto Lerma, represen-taban intereses muy particulares en la zona, debidoa que algunos tenían propiedades en el área. Otrossólo contaban con cargos políticos o, en su defecto,eran importantes comerciantes de Toluca. Los resul-tados obtenidos en esta primera reunión ratificaronel objetivo de desecar la laguna. Sólo se presentó unapostura de desacuerdo por parte de dos pueblos. Enel argumento de éstos se destacaban los cambiosdesfavorables que traería consigo dicho proyecto.

Los representantes de San Pedro Tultepec y Almoloyaexpusieron que se mantienen los vecinos de dichospueblos de la pesca, tule y otros productos de la lagunay que hacían esta manifestación para que se tuvierapresente el perjuicio que resultaba de la desecación.35

Sin duda, las razones que expusieron los repre-sentantes de los pueblos de San Pedro Tultepec yAlmoloya fue una respuesta de su inconformidad porlos escasos beneficios que se podrían obtener con eldesarrollo de una economía de la que se considerabanajenos (la agricultura capitalista), dado que sus acti-vidades económicas estaban relacionadas con el cortede tule y la pesca en la laguna. E18 de marzo de 1857se llevó a cabo una reunión en la que se nombró unaJunta General, compuesta por los representantesde los pueblos y las haciendas antes mencionados,para que en ella se trataran todos los asuntos rela-tivos a la desecación de las lagunas de Lerma. Enesta sesión el gobernador expuso dos posibles varian-

35AHEM,ramo Gobierno, vol. 152, exp. 2, ff. 5-5v. Acta celebradaentre el gobernador del estado y los representantes de los pue-blos y haciendas involucrados en el proyecto de desecación, 8 demarzo de 1857.

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tes con respecto a la repartición de los terrenos de-secados, las que se expusieron en los siguientes tér-mInos:

1.- Que ocupados los terrenos circundados por el gobier-no, por causa de utilidad pública y previa la indemniza-ción correspondiente según el valor actual de dichosterrenos, se procediera a la desecación por cuenta delestado, el que sería después de realizada la obra dueñode los terrenos desecados, los que serían vendidos enutilidad del estado.

2.- De realizar la desecación era que cada pueblo y ha-cienda interesado, contribuyera a la desecación del lagoproporcionalmente a la parte del terreno que poseía,quedando dueño después de desecado el terreno.36

De estas dos variantes la segunda fue la que apro-bó la Junta General reunida en marzo de 1857. Sinduda, la pérdida de los terrenos no era negociabletanto para los vecinos de los pueblos como para lospropietarios de las haciendas. Además, la junta acor-dó que cada uno de los propietarios de los terrenos adesecar contribuyeran para la obra con seis pesospor cada caballería.37 Ahora bien, las élites de la zonaconsideraban esta obra como una de las mejorasmateriales más importantes. Se esperaban benefi-cios para la municipalidad de Lerma, para los pro-pietarios de su comprensión y,en general, para todoel distrito de Toluca. Resulta comprensible esta ac-titud debido a que en la municipalidad de Lerma, seencontraban ubicadas las principales haciendas dela región: San Nicolás Peralta, Doña Rosa, Paté, Ma-yorazgo, Buenavista y algunos pueblos como Amo-moluco, Xonacatlán y San Lorenzo de las Ollas. Loshabitantantes de estos pueblos se dedicaban, en sumayoría, a trabajar en las haciendas y practicabanlas actividades lacustre s de manera complementa-ria, lo que no sucedía en la zona de Almoloyita-Atencodonde los pobladores prácticamente vivían de lo queobtenían de las lagunas. Ahora bien, para la zona deAlmoloyita-Atenco había 17 pueblos y tres haciendas,es decir, aquí predominaban los pueblos involucradosen el proyecto de desecación. Mientras que en la zonade Lerma participaron cuatro pueblos, cinco ha-ciendas y un rancho, por lo que aquí se manifestabaun predominio de los intereses de los particulares

36 La ley, núm. 104, 28 de diciembre de 1869. La fecha de estareferencia se explica porque el discurso fue pronunciado por elgobernador en el año de 1869, cuando los pueblos y haciendasfueron reunidos para hacerles saber cómo se había tratado elasunto de la desecación en el año de 1857.37La caballería equivale a 42 795 hectáreas.

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por encima de los posibles beneficios que obtendríanlos pueblos de indios que subsistían de los productosque obtenían de las lagunas.

Sin embargo, el proyecto quedó interrumpido porlos conflictos internos que sufrió el país; la guerrade Reforma de 1858-1861, la guerra con Francia de1861-1864 y el establecimiento del segundo imperiomexicano de Maximiliano de Habsburgo de 1864-1867.No fue sino hasta 1869 cuando el proyecto se planteóde nueva cuenta con el mismo Mariano Riva Palacio.El 26 de diciembre de 1869 se citó nuevamente auna Junta General, compuesta por los representan-tes de los pueblos y las haciendas. En esta reuniónse discutió, en primer lugar, el asunto de cómo sellevaría a cabo la desecación de las lagunas. Paraello se retornó la postura de 1857 en la que se propu-sieron dos variantes, la primera se refería a que cadaquien cubriera los gastos del proyecto de desecaciónde acuerdo con el terreno que fuera de su propiedad,y la segunda consideraba que los trabajos de la obrase realizaran por cuenta del gobierno. La primerade estas variantes fue la aceptada, como ocurrió en1857. Ese día, el proyecto de desagüe fue aprobadopor la Junta General. El objetivo principal de la obraera canalizar 109 caballerías38 de tierras anegadas,pertenecientes a los pueblos y a las haciendas. Las109 caballerías equivalen a 4 665 hectáreas, lo queindica la magnitud del proyecto. En esta etapa senombró a la Junta Menor Directiva. Ésta estuvointegrada por el gobernador del estado como presi-dente, por los jefes políticos de Toluca, Lerma yTenango como vicepresidentes y por otros cinco vo-cales.39 En esta junta los integrantes -resultaron se-rlos propietarios de las haciendas con el apoyo delgobernador del estado, quien vio disminuido su pa-pel en esta obra por la autoridad de los hacendados,quienes contaron con más recursos económicos parafinanciar la obra.

Las razones u objetivos del proyecto de 1870 sólose concretaron, pues los promotores de la obra conti-nuaron siendo los mismos: gobierno y hacendados,por lo que es más específico el fin que perseguíancon la obra. Para este momento, mejorar las condicio-nes higiénicas de la población de la zona lacustredelAlto Lerma ya no era uno de los principales objeti-vos, tal como se había propuesto en 1857. El interés

38Es preciso indicar que en las memorias de gobierno del Estadode México en 1870 y 1871 difiere la cantidad de terrenos para de-secar. Mientras que en 1870 se hace mención de 309 caballerías,en 1871 se mencionan sólo 109.

39La Ley, núm. 104, 28 de diciembre de 1869.

estaba más centrado ahora en aumentar la riquezaterritorial del valle, al dejar suelos libres de aguasque impedían el desarrollo agrícola.

En 1870 la Junta Menor, encabezada por el go-bernador, determinó que una de las prioridades eracircular la propiedad en esta zona, de tal manera quefueran creados pequeños propietarios, sobre todo por-que la mayor parte de los terrenos anegados eranpropiedad de los pueblos. La diferencia entre la pro-puesta de 1870 con respecto a la de 1857, radicó enque en este momento la Junta Menor acordó las ba-ses de la desecación para que se llevara a cabo elrepartimiento, por lo que con este proyecto se preten-día aplicar la ley del 25 de junio de 1856 sobre ladesamortización de los bienes de las corporacionesciviles. Esta iniciativa relativa a la desecación toma-ba en consideración los beneficios sociales que ocasio-naría el repartimiento de los terrenos desecados, queeran vistos como "incultos". Desecar esta zona haríael lugar más accesible para el desarrollo del comercio,pues se agilizaría el intercambio de productos entrelos comerciantes capitalinos con los pueblos del valle,hacendados y los habitantes de Toluca. Todo ello porla apertura del canal y,además con la puesta en mar-cha del ferrocarril México- Toluca, que también tuvosu auge en este periodo.

Detrás de esto se encuentra la idea de privati-zar la propiedad comunal en esta zona, una vez quelos terrenos quedaran libres de aguas estancadas,el aumento de las áreas de cultivo sería la conse-cuencia inmediata y el desarrollo de una agricultu-ra comercial. Los propietarios de las fincas rústicasfue-ron los más lnte-resados en generar el auge agrí-cola del valle y en promover este proyecto. No obs-tante, en el proyecto se dejaba de lado o se ignorabael gran uso que hacían los pobladores de los produc-tos que les ofrecía la zona cenagosa desde siglosanteriores. Sin duda, estaban más preocupados porla revolución agrícola encaminada al progreso delestado, que por el medio de vida lacustre de los pue-blos, el cual era considerado como improductivo.En este sentido, el obstáculo inmediato para los ha-cendados era la existencia de una gran cantidad depueblos ubicados en la zona de desecación, cuyosfondos estaban sujetos a las ordenanzas munici-pales, sin capacidad de obtener terrenos conformea las leyes promulgadas, porque eran parte de losbienes de los pueblos y, por lo tanto, los gozaban encomún los vecinos, a pesar de que ya había sidopromulgada el 25 de junio de 1856 la ley de des-amortización de los bienes de las corporaciones civi-les. Ahora bien, la Junta Menor comprobó que unagran cantidad de terrenos inundados y,por lo tanto,

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"improductivos" pertenecían a los pueblos.4o La Jun-ta Menor no dejaba de insistir en que los terrenosque ocupaban las lagunas eran improductivos paralos mismos vecinos de los pueblos, hecho que con-tradice la exposición que realizamos en el segundoapartado sobre la importancia de las lagunas en lasactividades económicas de los pueblos.

La Junta Menor estaba convencida de que conla subdivisión y privatización de los terrenos inun-dados se compensaría a los pueblos, de tal maneraque los haría propietarios de una determinada ex-tensión de terreno. Se les compensaba de esta formaporque los integrantes de la junta creían, que losvecinos de los pueblos involucrados en el proyectopodrían resultar perjudicados en las actividades querealizaban gracias a la existencia de las lagunas.41 Sinembargo, la obra no podría ser benéfica para todos,aun con la propuesta de hacer propietarios de terre-nos a los indígenas, debido a que las actividadeslacustres que realizaban en las lagunas eran para sub-sistencia diaria desde tiempos inmemoriales. No eratan fácil aceptar una medida que los reduciría ajornaleros de las haciendas porque les faltarían recur-sos para el desarrollo de la agricultura. En conclu-sión, quedaba clara la posición de los integrantes dela junta, que en su mayoría eran los dueños de lashaciendas: las "industrias mezquinas" (caza, pesca yel corte de tule) no tenían importancia para ellos.

Fueron muchas las dificultades que se le presenta-ron a la Junta Menor para llevar a cabo el proyecto dedesecación. Entre ellas destacan la falta de recur-sos económicos y el hecho de que la mayor parte de losterrenos inundados estuviera en manos de los pueblos.El presupuesto total de la obra, elaborado por el inge-niero Garay, arrojaba un total de 256 080 pesos, sumaque en ese momento no era posible cubrir. En 1871,con las primeras obras realizadas sólo gastaron 25 000pesos. Sin duda, el retraso de las obras se debía a lafalta de pago por parte de los accionistas. Tal pareceque sólo los propietarios de las haciendas de Doña Rosay de San Nicolás Peralta contribuían de manera regu-lar. Los dueños de estas haciendas apresuraban paraque se adelantaran los trabajos, incluso no ocultabansu disgusto por la lentitud de las obras.42

40Menegus indica que varios pueblos del valle de Toluca a media-dos del siglo XIXconservaban tierras d~ propios, tierras comuna-les pertenecientes a los ayuntamientos y que se aprovechabanincluso para el sostenimiento de la misma corporación. Menegus,"La desamortización", pp. 18-20.41 La Ley, núm. 9, 1 de febrero de 1870.42AGN-CNLB-MGG,rollo 90, ficha 8781. Informe del secretario dela Junta Menor Directiva, Valentín Gómez Tagle, dirigido al go-

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Asimismo, la falta de trabajadores era un factorque frenaba el rápido avance de la obra. De esta ma-nera, la Junta Menor explicó que una razón por laque los trabajadores no se presentaban a realizarsus faenas en el canal era que se encontraban cose-chando.43 En los primeros meses de mayo a octubrede 1870, los trabajos realizados en el proyecto de des-agüe de las lagunas de Lerma no dieron los resul-tados que se esperaban. El informe emitido por laJunta Menor Directiva señalaba como un gran obstá-culo para la obra la falta de los pagos mensuales quedeberían haber sido cubiertos a la Junta Administra-tiva, tanto por parte de los pueblos como de las ha-ciendas. Esta junta informó que los propietariosparticulares sí hicieron sus pagos con regularidad.Por parte de los pueblos no sucedió lo mismo, debidoa que manifestaron no tener dinero para pagar lascuotas. Quizá este retraso se debió al poco interés delos pueblos en la realización de las obras. Se tratabaentonces de una especie de resistencia u oposiciónpasiva ante el proyecto, sobre todo en la zona deAlmoloyita-Atenco. No era necesario llegar al conflic-to armado para evitar la realización de una obra de talmagnitud. La oposición pasiva de los pueblos fue unrecurso, el otro fue el de los ayuntamientos, que igno-raron lo que se había establecido en la Junta Generalpara llevar a cabo el proyecto de desecación.44 Unade las respuestas obtenidas por parte de los pueblosfue el caso' muy particular de los vecinos del pueblode San Pedro Tultepec. En cuanto se les notificó lasuma que tenían que pagar por cuota, sus pobladoresdijeron al señor Dionisio Dávila, auxiliar del pueblode Tultepec, que por el momento no podrían pagar.Luego hicieron la siguiente declaración:

Que para que lo resuelvan primero han de pensar cómoy de qué manera lo han de hacer, por el momento nopodrán por razón de que ha habido muchos meses esca-,sos y segundo porque en la actualidad como es públicoy notorio que ahora están juntando tule como cada añolo hacen para hacerla en tiempo de secas, con que cubrensus necesidades cuando no hay trabajo porque si dejande cortar les hará falta en tiempo de necesidades.45

bernador Riva Palacio, sobre los trabajos de la desecación de las

lagunas de Lerma, 3 de mayo de 1870.43AGN-CNLB-MGG,rollo 90, ficha 8920. Carta de José María LópezMonroy, representante del hacendado Isidoro de la Torre, dirigidaal gobernador Riva Palacio, 27 de octubre de 1870.44 Buve, "Caciques", p. 35.45 AML,Presidencia, caja 9, oficio del auxiliar del pueblo deTultepec, Dionisio Dávila, enviado al jefe político de Lerma, 16de agosto de 1870.

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Estos vecinos no colaboraban en el proyecto ni conlas cuotas ni con su trabajo personal, porque se de-dicaban a hacer petates del tule que obtenían de lalaguna, lo que les ayudaba a cubrir las necesidadesde sus familias. Además de la resistencia, tambiénse trataba de razones más prácticas, como las desubsistencia. El 7 de octubre de 1870, Isidoro de laTorre, dueño de la hacienda de San Nicolás, contra-tó la parte más importante de todo el desagüe. Isidorode la Torre, natural del puerto de Santa María, cerca-no a Cádiz, procedía del grupo de comerciantes quehicieron su fortuna a finales del siglo XVIII.Entre lasactividades económicas más importantes que desem-peñó tenemos el comercio, la minería y el préstamo.A partir de 1856, este hacendado comenzó a invertiren otras empresas, como la agrícola y el sector co-mercial. 46Este hacendado fue socio de la empresadel ferrocarril México-Tqluca -Cuautitlán. El fomentoque proporcionó al desarrollo de la agricultura resul-ta importante para comprender su participación tanactiva en el proyecto de desecación, como lo muestrala contratación del primer tramo del canal, donderesultarían beneficiadas sus propiedades. El contra-to de la obra especificaba que la extensión del tramoque se desecaría era de 13 660 metros, que compren-día desde el Vado hasta el puente de Paté. Este contra-to garantizaba al hacendado una vez logrado el pri-mer tramo del canal, el derecho de dejar libres susterrenos de las aguas estancadas y así aumentarsus áreas de cultivo.

Las actividades lacustre s que realizaban los veci-nos de los pueblos durante este periodo, tuvieronalerta roja debido a las serias implicaciones que re-sultarían si era llevada a cabo la magna obra. Eltriunfo consistió entonces en los mecanismos de re-sistencia empleados por parte de los pueblos, quienesno asumieron una actitud pasiva ante la magnitudde un proyecto que tenía como finalidad acabar conlas prácticas lacustre s de sus pobladores, con la pro-puesta de fomentar la ocupación de los terrenosdesecados a través de crear pequeños propietarios. Sinduda, la fuerte injerencia de los ayuntamientos entorno a este recurso fue superior a la del gobiernoestatal. La negativa a que no se realizara el canalen la zona de Almoloyita-Atenco permitió la conti-nuidad de estas actividades y la administración de

46 De 1855 a 1881 se hizo de varias propiedades, sólo por men-cionar algunas tenemos las siguientes: Tepetitlán, Enyegé, SanJosé del Río, San Pedro Nose, San Nicolás Peralta, todas ellaslocalizadas en el Estado de México. Además contaba con propie-dades en el estado de Morelos. Sus haciendas eran trigueras yazucareras.

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"Toma de Agua", 1930, Temascaltepec, Estado de México,AHA,Aprovechamientos Superficiales, c. 263, exp. 6335.

sus bienes corporativos a través de los ayuntamien-tos. Pero, además, la falta de una verdadera empre-sa capitalista como la que se presentó en Chalco,pues la obra difícilmente contó con recursos econó-micos notables que permitieran la conclusión delproyecto.

Los proyectos de desecación porfirianos

A finales del siglo XIXla desecación de las lagunasdel Alto Lerma había sido tema de gran interés parahacendados y políticos. A nivel nacional, prevalecíauna opinión favorable sobre la desecación de lagos ylagunas, sin que se formularan demasiados cuestio-namientos.47 El principal beneficio de la desecación

47Clifton B. Kroeber, El hombre la tierra y el agua. Las políticasen torno a la irrigación en la agricultura de México, 1885-1911,CIESAS-IMTA,México, 1994, p. 165.

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eran las nuevas áreas de cultivo, aunque en ocasio-nes se hablaba de mejorar las condiciones de saludde los lugares aledaños. Un aspecto importante esque a finales del siglo XIXesos proyectos afectaban azonas muy limitadas. No existía una visión de cuen-ca, es decir, no se pensaba si las obras realizadas enun punto podían perjudicar al conjunto de usuariosribereños. Como se verá, es hasta el siglo XXcuandocomenzó a surgir una perspectiva de cuenca a raízdel inicio de proyectos que implicaban el uso de gi-gantescos volúmenes de agua. La desecación de laslagunas durante el Porfiriato fue sólo uno de los re-sultados de la política de centralización del manejode las aguas por parte del gobierno federal. A partirde la ley del 5 de junio de 1888, comenzó un procesode centralización del manejo de los recursos hidráu-licos que pretendió favorecer al gobierno federal,pues le otorgaba facultades para regular las víasgenerales de comunicación, entre las que se conta-ban "los esteras y lagunas, los canales construidospor la federación, los lagos y los ríos interiores, los ríosy lagos que sirven de límite a la república o a dos omás estados de la Unión".48 La ley del 6 de junio de1894, por su parte, facultaba al ejecutivo federal aotorgar concesiones a particulares y a compañíaspara aprovechar las aguas federales en el riego ycomo fuerza motriz.

En este contexto centralizador del recurso acuí-fero por parte del gobierno federal, se planteó nue-vamente en 1906 la desecación de las lagunas deLerma, con características muy similares a los pro-yectos promovidos en Chapala y Chalco. La solici-tud fue presentada por el licenciado GumesindoEnríquez, quien no contaba con propiedades en lazona, como en los casos de los hacendados de Chapalay Chalco, sino que tenía su domicilio en la ciudad deMéxico. Enríquez presentó su solicitud ante el go-bierno federal para llevar a cabo la desecación delas lagunas de Lerma. Por decreto del presidentePorfirio Díaz, se aprobó el contrato respectivo cele-brado e15 de septiembre de 1906. En dicho contratose le autorizaba a realizar todas las obras hidráulicasnecesarias para desecar las lagunas y para utilizarlas aguas en el riego de los terrenos que quedaran aldescubierto. Se explicaba que las obras mejoraríanlas condiciones higiénicas de las poblaciones ribere-ñas y que, por ello, se declaraban de utilidad pública.En el contrato se estipulaba que, por la construcción

48Sánchez Rodríguez, Martín, "La herencía del pasado. La cen-tralización de los recursos acuíferos durante el Porfiriato 1888-

1910", en Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, núm. 7(enero-marzo 1993), p. 55.

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de las obras, el empresario recibiría como compensa-ción los terrenos de la nación que quedaran al descu-bierto. Un punto fundamental en el contrato era queel concesionario quedaba obligado a comprobar, an-tes de iniciar cualquier trabajo, la conformidad de loscolindantes de las lagunas con los trabajos de de-secación. Sin este requisito el contrato quedaba sinvalor.

Para que los vecinos de los pueblos conocieran lasventajas y desventajas del proyecto, los ayuntamien-tos, los auxiliares de los pueblos y los propietariosde las haciendas se reunieron y discutieron amplia-mente sobre el tema para establecer ciertas basesque les permitieran no salir tan perjudicados. Ellosacordaron que si se desecaban las lagunas los te-rrenos debían pasar a beneficio de ellos como susantiguos poseedores. Los pueblos y propietarios secomprometían a entregar las tierras hasta la termi-nación de las obras de desecación. Mientras ello noocurriera, el uso y explotación de las lagunas quedabaa beneficio de los antiguos propietarios. En las basestambién se propuso que la empresa debía garantizarpor 25 años la desecación plena de las lagunas. Paraello, los terrenos que adquiriera el concesionarioquedaban hipotecados, en caso de que las obras em-prendidas fracasaran. Por otro lado, los propietariosribereños también requerían agua para sus ganados;en lo sucesivo, el agua debían adquirirla en los cana-les que construyera la empresa. Enríquez conside-raba que esta obra sería benéfica porque elevaría lariqueza agrícola del estado. Este punto es muy im-portante, dada la política del gobierno porfirista,interesado en procurar el desarrollo de la agriculturaa través de la promoción de obras de esta naturaleza.

En 1912, Enríquez traspasó la concesión de 1906a la Compañía Agrícola del Lago de Lerma, represen-tada por Luis G. Zaldívar, quien en 1907 había soli-citado al gobierno federal una concesión para utilizarlas aguas de las lagunas en la generación de fuerzamotriz y en el riego. De este aprovechamiento reque-ría usar la cantidad de 5 000 litros por segundo. Zal-dívar se comprometía a comprobar la existencia libredel caudal; además tenía que demostrar que con elaprovechamiento de esas aguas no se afectaría a ter-ceros. Ahora bien, lo interesante de esta solicitudera que Zaldívar aseguraba que si le otorgaban laconcesión se lograría la desecación de las lagunasde Lerma, obra que el ejecutivo consideraba de granutilidad pública. Como las dos solicitudes iban enca-minadas a lograr la desecación de las lagunas,Zaldívar había conseguido que Enríquez le traspa-sara su concesión de 1906. El proyecto de Zaldívarconsistía en derivar las aguas situadas en el punto

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de origen del río Lerma, lugar donde se hallaban lospueblos de Almoloya del Río, Jajalpa, San MiguelTexcaliacac y San Pedro Techuchulco. Ante esa soli-citud, la Secretaría de Comunicaciones y ObrasPúblicas se dirigió al secretario de Fomento parainformarle que no había inconveniente en aceptarla solicitud de Zaldívar.

Kroeber asegura que, a fines del siglo XIX,la reali-zación de proyectos hidráulicos sólo se refería apropuestas aisladas que tenían impacto en zonaslimitadas, sin embargo, algunos propietarios se opu-sieron rotundamente. El asunto comenzó a mostrarlos daños que sufrirían los usuarios de una buena par-te de la cuenca del río Lerma, quienes alegaban quela cantidad de agua que solicitaba Zaldívar provoca-ría escasez entre los usuarios de aguas abajo. Laspropuestas e impugnaciones aplazaron el trámitede la concesión. Ante la solicitud de Zaldívar hubo

diversas manifestaciones de oposición, sobre todo porparte de los propietarios de tierras situados aguasabajo, cosa que no había ocurrido con la solicitud yla concesión otorgada a Enríquez.

Hay que insistir en que la solicitud de Zaldívarexpresaba un cambio en el sentido de los usos delagua de la zona: de los aprovechamientos limitadosa una zona específica se pasaba a gigantescos apro-vechamientos que podían afectar al conjunto deusuarios de la cuenca. Ese cambio se muestra níti-damente en las protestas y oposiciones formuladaspor usuarios situados tan lejos como Querétaro,Guanajuato y Michoacán. El perjuicio ya no era sólopara los pueblos y haciendas de la zona lacustre delAlto Lerma, sino también para todos los ribereñosde la cuenca del río. Por lo visto, la diferencia era laenorme cantidad de agua solicitada por Zaldívar. Elpunto central de la oposición eran los 5 000 litrospor segundo. El problema con Zaldívar era que es-taba pidiendo ni más ni menos que las aguas en elnacimiento del río, es decir, aguas arriba del restode usuarios. Por ello, no extraña el gran desconten-to. Los usuarios de aguas abajo del río Lerma notardaron en manifestar nuevamente su inconfor-midad. Repitieron los argumentos sobre las gravesrepercusiones que tendría el uso de semejante canti-dad de agua, lo cual agravaría la escasez en tiemposde secas, cuando el caudal era insuficiente inclusopara los que se encontraban río arriba. Además, ale-gaban que los únicos que tenían derecho sobre estaagua eran los mercedados de la época virreinal. Porlo tanto, no estaban de acuerdo en que se otorgarannuevas concesiones porque "toda concesión viene, ano dudar, como un elemento perturbador de los inte-reses creados".

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El proyecto de Zaldívar para aprovechar las aguasincluía la perforación de un túnel de ocho kilóme-tros y la apertura de un canal de aproximadamenteveinte, que serviría para reunir las aguas de las la-gunas y posibilitar su desecación. El costo de esasobras era de dos millones de pesos yel de la maqui-naria y el material eléctrico de cuatro millones.49Para el año de 1923 todavía no daba inicio la obra.Zaldívar sólo había logrado obtener prórrogas paraevitar la cancelación del contrato. El secretario deAgricultura le informaba que los vecinos de los pue-blos de la zona de las lagunas contaban con la op-ción de adquirir terrenos desecados.5o En razón deque no se había llevado a cabo la obra, en 1930 sedecretó insubsistente el contrato de Zaldívar de 1907.Ante esa decisión, Zaldívar recurrió al amparo antela Suprema Corte de Justicia, que dio su resoluciónhasta febrero de 1939 en el sentido de negar el re-curso al quejoso. También se le hacía saber que, conbase en la legislación sobre aguas, las concesionescaducaban por "la falta de uso y aprovechamientode las aguas por un periodo de tres años consecuti-vos o de tres dentro decinco".51 Fue hasta 1942 cuan-do se logró resolver la caducidad del contrato de 1907.Para entonces, el gobierno federal tenía otros propó-sitos en relación con las aguas del Lerma. Los proyec-tos encaminados a la desecación de las lagunas deLerma, tanto el iniciado en 1857 y 1870 como los delperiodo porfiriano, fracasaron a pesar de que estosúltimos contaban con el apoyo del gobierno federal.Como se vio, el proyecto de Zaldívar, en particular,desató una enorme oposición, en vista de los perjui-cios que podía causar al conjunto de usuarios de lacuenca. Esa oposición, el estallido revolucionario yla sostenida demanda de los pueblos por conservarsus lagunas o las tierras descubiertas, imposibilita-

49Archivo Histórico del Agua (ARA),Aprovechamientos Superfi-ciales, caja 769, exp. 11146, f. 86. Informe presentado por Luis G.Zaldívar al secretario de Fomento, 28 de diciembre de 1911.50AHA,Aprovechamientos Superficiales, caja 769, exp. 11146,f. 162, memorando del secretario de Agricultura y Fomentodirigido a Luis G. Zaldívar, 22 de junio de 1923. Los puebloscon derecho al fraccionamiento eran Atarasquillo con sus ba-rrios Ameyalco y Ana1co; Lerma, San Mateo Ateneo y sus barriosGuadalupe y San Gaspar; Tultepec, Cholula, San PedroTlaltizapán, Santa CruzAtizapán,Almoloya del Río, Texcaliacac,San Pedro Techuchu1co, Jajalpa, Santa María Rayón, San LucasTepemajalco y San Antonio la Isla.51AHA,Aprovechamientos Superficiales, caja 769, exp. 11146, f.196. Informe del oficial primero Salvador cuevas, 22 de febrerode 1939; f. 202, oficio del abogado consultor Rafael Llamosa aljefe de Departamento Consultivo y de Legislación, 11 de mayode 1942.

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ron la realización de esas iniciativas de tiemposporfirianos.

El abasto de agua a la ciudad de México

Nuevos objetivos y necesidades provocaron la deseca-ción de las lagunas de Lerma. El gobierno federaltenía que cubrir las necesidades de agua potable dela ciudad de México, las cuales eran cada vez mayo-res en virtud del aumento de la población. Para ellose habían impulsado varios proyectos. En 1900, elregidor de aguas, Gilberto Montiel Estrada, contratóal ingeniero Manuel Marroquín y Rivera para ela-borar un estudio sobre el aprovechamiento de lasaguas de Xochimilco. Junto con este proyecto se pre-sentó la primera iniciativa de llevar agua de losmanantiales del Alto Lerma. Sin embargo, estas ini-ciativas se quedaron en ello hasta que en 1925 elpresidente Plutarco Elías Calles acordó suspenderel otorgamiento de concesiones de los manantialesque daban origen al río Lerma. Este acuerdo obedecíaal interés que existía por utilizar esta agua para elabasto de la ciudad de México "se faculta a la Secreta-ría de Agricultura y Fomento para que no otorgue aparticulares ninguna concesión de las aguas de losmanantiales que constituyen el origen del río Lerma[...] sino que las reserve para precisar en su oportuni-dad si conviene conducirlas a esta capital". Se presen-taron algunas iniciativas de particulares como la deBenjamín Hill y Miguel Gómez en 1920 y la deAndrewMacken, para utilizar 2 100 litros por segundo elprimero, y 3 000 litros el segundo de las aguas de losmanantiales de Almoloya del Río, con el objetivocomún de cubrir las necesidades domésticas y públi-cas de los habitantes de la ciudad de México. Sin duda,el ejecutivo federal no estaba dispuesto a ceder elabasto de agua de la ciudad a un particular. En 1930,por conducto de la Dirección de Aguas, Tierras y Colo-nización, la Secretaría de Agricultura y Fomento con-cedió permiso a los ingenieros Juan D. Villarello yRafael Orozco para que estudiaran la posibilidad deutilizar los manantiales de Almoloya del Río para elabasto de la ciudad de México.52En 1931 se publicóen el Diario Oficial la solicitud de Villarello y Orozcopara aprovechar las aguas de los manantiales deAlmoloya del Río para la generación de energía eléctri-

52AHEM,Fomento, vol. 13, exp. 19, f. 2. La Junta Directiva de laProvisión de Aguas Potables del Distrito Federal ya había comi-sionado a Alfonso Bonilla, para realizar algunos trabajos en lazona comprendida entre el municipio de Almoloya del Río y laciudad de México, 29 de septiembre de 1930.

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ca. Solicitaban un volumen de 15 000 litros por segun-do de las aguas de todos los manantiales que dabanorigen al río Lerma. No sobra decir aquí que esa canti-dad resultaba tres veces mayor que el volumen con-cedido a Zaldívar en el contrato de 1907. No hay dudaque en este caso hubo una total preferencia por darsolución a la escasez de agua que tenía la ciudad deMéxico, sin importar los perjuicios que generaría atodos los usuarios de las aguas del río Lerma. Estasaguas se emplearían en servicios públicos y usosdomésticos por medio de una caída artificial de aproxi-madamente 200 metros. 53Sin embargo, el proyectono alcanzó los resultados esperados, pues existía laveda de 1925 para no otorgar nuevas concesiones deaguas del río Lerma y tributarios. En 1941, a causadel agotamiento de los pozos que surtían a la ciudad deMéxico, se aprobó el proyecto de Guillermo Terrés parael aprovechamiento de las aguas del río Lerma basadoen la propuesta formulada por V1l1arelloy Orozco en1930.54Las ventajas que proporcionaba este proyec-to, que incluía los manantiales de Almoloya del Río,Texcaltenco,Alta Empresa yAmeyalco, eran: "la con-ducción por gravedad aprovechando las circunstan-cias de que el valle de Toluca [...] está 273 metros másalto que el de México; cuatro caídas de agua que sepodían aprovechar para la generación de energía eléc-trica; además de ser agua subterránea, potable, queno necesitaba tratamiento". 55Las obras iniciaron en1942 y concluyeron diez años después, dejando unasecuela doble: mayor cantidad de agua para la capi-tal del país, pero también la desecación de las lagu-nas. Dos son los perjuicios fundamentales, el prime-ro afectó el desarrollo agrícola de una parte del vallede Toluca e Ixtlahuaca, así como para la región delBajío, una de las más importantes zonas agrícolas.El segundo perjuicio fue para los pueblos de tradi-ción lacustre. Además de los conflictos que se susci-taron por la propiedad de los terrenos desecados. Ter-mino este análisis con el mensaje que dirigió elpresidente municipal de Santa Cruz Atizapán al go-bernador del estado:

La desecación de la laguna de Lerma nos ha colocado alborde de la miseria, pues vivíamos tan bien y en porcen-taje muy amplio, con la pesca de peces y ranas, del mosco,

53 AHEM,Fomento, vol. 14, exp. 31, f. 2, solicitud de concesiónpresentada por Juan D. Villarello y Rafael Orozco, 30 de sep-tiembre de 1931.54Bribiesca, José Luis, El agua potable en la República Mexica-na, Cuarta parte, Ingeniería Hidráulica en México, México, 1958,91-92.55Bribiesca, José Luis, El agua potable en México, Talleres Grá-ficos de la Nación, México, 1959, p. 92.

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de las plantas de tule, de bandadas de patos que llegabany de todos aquellos productos acuáticos, que desaparecie-ron con la desecación para entubar las aguas destinadasa la ciudad de México.56

Las lagunas sólo fueron desecadas hasta un siglodespués pero con el objetivo de llevar agua a la ciu-dad de México, en 1951, cuando se inauguró el siste-ma de bombeo de agua del Alto Lerma. Para 1870 sepuede decir que fue un éxito rotundo de los pueblos el

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que no se desecaran las lagunas. Factores muy im-portantes en el fracaso de este proyecto fueron: la faltade un estado fuerte que contara con los recursos fi-nancieros para emprender obras de esta naturaleza,así como la falta de control de sus recursos hidráulicos.Las estrategias de resistencia puestas en marcha porlos vecinos fueron también mecanismos excelentesque les permitieron continuar con el uso común de esterecurso. No sucedió así con las iniciativas de media-dos del siglo xx.

"Construcción que resguarda un generador eléctrico",1930, Temascaltepec, Estado de México, ARA,

Aprovechamientos Superficiales, c. 263, exp. 6335.

56 El Guerrero, núm. 89, diciembre de 1972.

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