Le Journal, Enero 2013

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AÑO 4, N°18 - ENERO 2013 Bicentenario nacimiento Juan Pablo Duarte

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Boletín Informativo Mensual de los estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Catolica Madre y Maestra. Santiago Republica Dominicana.

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Año 4, N°18 - ENEro 2013

Bicentenario nacimiento Juan Pablo Duarte

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Contenido de edición

Jeremy JiménezEstudiante de Derecho PUCMM-CSTA

“Juan Pablo Duarte, “eterno servidor de la patria” Pág.1

Dr. Luciano Firpo Dr. en Educacion, Profesor de humanidades, PUCMM, Santiago.

“Panorama educativo: Duarte y la juventud” Pág.4

Rafael F. AcostaEstudiante de Derecho PUCMM-CSTA

“Aumento de las penas a los menores de edad, muchos ven la forma y pocos analizan el fondo del caso”

Pág.6

Lic. Fantino Polanco Abogado y Profesor de Derecho Comercial Internacional, PUCMM, Santiago

“La Ley Australiana sobre Empaquetado Genérico de Productos del Tabaco y sus implicaciones de cara a las exportaciones

dominicanas” Pág. 8

Lic. Orlando ZacaríasLicenciado en Derecho, Magna Cum Laude, PUCMM 2010. Magíster en Proce- dimiento Civil, PUCMM, 2013. Presidente Directiva ADER - PUCMM, 2009.

“La comparecencia personal de las partes en materia civil” Pág. 10

Carlos A. TaverasEstudiante de Derecho PUCMM-CSTI

“Venezuela, Justicia Comprometida, Legalidad a la Basura” Pág. 13

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Editorial-Carta a los lectores-

Se dice que los grandes hombres, esos que adornamos con laureles y vestimos con flores de liz, son aquellos cuyas acciones casi se in-visten de imposibilidad y es tarea de los siglos recordarlas. Les con-sideramos gigantes y si, por ventura o desdicha, sus ojos se llegaran a cruzar con los nuestros, nos empequeñecemos y, tal como su-cediera en sueños, les vemos adentrarse en mareas altas y alejarse de nuestras costas como si ellas resultaran indignas de acunar sus huellas. Entra pues, en la eternidad que concede el género humano, una amplia gama de conductas que extreman en la probidad o bien se apropian de la más pura ambición y el más refinado egoísmo. Bástale a la Historia un dejo de distinción, un soplo de elevamien-to, y se apresta a escribir con celeridad sus páginas porque el éxito se deja confundir fácilmente con el mérito.

¿En qué consiste el éxito? Fama y fortuna, amigos nuestros. Es esto todo lo que la sociedad demanda para otorgar los más eleva-dos honores. Fama y fortuna ¡cuán deshonesto puede ser su ori-gen a veces! Y aun así ¡cuán valorada es su consecución! Los más conspicuos pueden ser los más patanes y viceversa. Sin embargo, sólo para las mentes estrechas es válida tal realidad; los espíritus excelsos, ya sea por don natural o por obsequio de los libros, no se dejan engañar por estas nimiedades e identifican la verdadera gran-deza, aun en el desconocimiento, aun en los harapos. En el marco de estas reflexiones, les presentamos, estimados lectores, nuestra primera edición del 2013, que esperamos acojan gratamente como placentero ha sido para nosotros, Le Journal, emprender nuestra labores nueva vez.

Comité Editorial

Leonte M. Read

Paloma Núñez Daylin Méndez

Henry M. Herrera

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¿Interesado en escribir?

Pueden enviar sus escritos a nuestra dirección electrónica: [email protected] O contar-nos en facebook y Twitter: @LeJournalSTI; Le Journal STI.

Los artículos deberán cumplir con los siguientes requisitos:

Temas: Los tópicos analizados deben estar relacionados con el derecho, en cualquiera de sus formas, o deben referirse a problemáticas sociales de momento.

Extensión: Los artículos contarán con una extensión máxima de 5 páginas o 3000 caracteres; en letras Times New Roman, tamaño 12, interlineado simple.

Referencias bibliográficas: Las fuentes utilizadas en la redacción de los artículos, deberán ser citadas conforme a lo establecido por el modelo de la APA.

Autor: La semblanza y una fotografía del autor deberán ser incluidas junto con el material del artículo.

Anexos: Los artículos pueden acompañarse de material anexo que contribuya a una mayor comprensión por parte de los lectores. Ejemplos: fotos, mapas, gráficos, etc. Las fuentes de donde se extrajeron los anexos deberán ser citadas.

Importante: Los artículos presentados deberán ser fruto de las reflexiones y conside- raciones originales del autor. El plagio, en cualquiera de sus vertientes, es responsabili-dad exclusiva de los redactores.

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Le JournalVisión:

Convertirnos en el espacio predilecto para la difusión de las ideas e inquietudes que el Derecho, tanto en sus bases teóricas como en su relación directa con el acontecer social, pueda generar en el estudiante que a él dedica sus esfuerzos por obtener un grado universitario.

Misión:

Contribuir a la formación de ciudadanos conscientes del entorno político-social que les rodea, junto a su correspondiente entramado legal, a través de la publicación de artículos que susciten el pensa-miento crítico en los estudiantes de Derecho, y les faciliten información útil para la aprehensión de los conocimientos que demanda la Ciencia Jurídica y el ejercicio integral de los oficios que habrán de desempeñar como futuros profesionales.

Valores:

Criticidad: Capacidad de analizar situaciones y conceptos de manera racional y sistematizada para emitir juicios ponderados y certeros.

Credibilidad: Cualidad que ostenta todo lo veraz, es decir, aquello cuyas valoraciones se adecúan fielmente a la realidad imperante.

Originalidad: Facultad de concebir ideas y lineamientos propios, surgidos en el seno de la reflex-ión constante.

Profesionalismo: Cualidad de ser eficaz y eficiente en la realización de las tareas, logrando man-tener la pulcritud y la ética.

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Juan Pablo Duarte fue un ser humano que vivió y luchó por sacros ideales, patriota que debido a esto ha sido considerado por todos los dominicanos como un gigante en semblantes éticos y morales, ya que todavía después de más de un siglo, continúa sirviendo a la pa-tria con su ejemplo de honorabi-lidad, valía y respeto, dejando en nuestros corazones la frase que reza: “Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor”, y a quien se le ha otorgado el reconocimiento de ser un coloso de la libertad, por haber ideado con audacia el movimiento separatista nacional que instaura la independencia de la República Do-minicana, el 27 de febrero de 1844. La manifestación de su quehacer político, revelado en la creación de las sociedades secretas la Trinitaria y la Filantrópica, además del dis-currir de sus valores humanísticos a

través de todos los actos de su vida, denota la grandeza de Juan Pablo Duarte, primer dominicano autén-tico, utópico, soñador, valiente y sacrificado, quien, como joven de adulta conciencia, rompió con los esquemas de la época, logrando así reformar el rumbo de toda una nación, el de la nación dominicana. La figura de Duarte, el Patri-cio, debe ser el principal símbolo de referencia del patriotismo nacio-nal dominicano, pues durante toda su vida se identificó con la promo-ción de una causa justa y noble, mejor conocida como la libertad de su pueblo. Juan Pablo Duarte construyó un credo, edificado en tres pilares supremos Dios, Patria y Li- bertad, y con esto contagió a los que carecían de un sueño, alcanzando de este modo, luego de muchas pugnas y derroteros, su mayor aspiración, el nacimiento de una república libre e independente. Las ideas que Duarte tenía de nuestro país, antes de su for-mación como Estado soberano, eran las propias de todo un republicano, liberal, anticolonialista y progresista.

Tras esto, osadamente debo introducir una frase a tan impac-tantes lineamientos, los cuales re-posan sobre la savia y el vigor de un hombre que, para la historia de todos los dominicanos, significó un antes y un después, dicha expre-sión pertenece a la Madre Teresa de Calcuta e implora lo siguiente:

“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Lo anterior es traído a colación, a fin de hacer un para-lelismo con la vida de servicio que tuvo Duarte a favor de la patria, de-clarándose como un servidor eterno de la nación dominicana, por vivir por ella y para ella y por extenderse en el tiempo con sus ideales, valores y pensamientos como un ejemplo a seguir por todos los dominicanos. A través de la lucha por un ideal de liberación, Juan Pablo Duarte nos enseñó una lección invaluable, que la vida tiene un propósito y sin importar cual fuere, debemos dar todo lo que esté dentro de nuestro alcance para concretizarlo e inclinarlo al servicio de los demás. La persona humana tiene por valor primordial la existencia, es decir, la vida, la cual quedará satisfecha a la respuesta de: ¿para qué existo? Duarte existió para independizar nuestra nación. En cuanto a no-sotros, hay algo que podría ayudar-nos a encontrar la respuesta si tomáramos conciencia, de manera honesta, de los valores, experiencias, capacidades y potencialidades que tenemos, y si descubriéramos qué tan grandes, valiosos y maravillosos somos, todos y cada uno de nosotros, los seres humanos naturalmente.

Saber que se es especial, único e irrepetible es algo grande, pero ¿de qué sirve? Pues sirve de-finitivamente, si yo sirvo, si así lo

Juan Pablo Duarte, “eterno servidor de la patria”

Por: Jeremy Jiménez

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decido. Servir es ayudar, donar, compartir y participar de lo que soy con los demás. De forma que, si lográramos comprender lo que so-mos en realidad, podríamos llegar a obtener un ramillete intachable de íntegros valores y de firmes ide-ales, lo cual concebiría en nosotros mismos, bajo tales conceptos y sin lugar a dudas, posturas y compor-tamientos que han sido admirados y copiados por grandes hombres, como lo hizo el patricio Duarte, seguramente inspirado en doctri-nas liberales de la época luminaria del siglo XVIII, causante principal de la Revolución francesa de 1789.

De esta reflexión combinada de servicio, ideal y propósito, debería salir una pasión dirigida al deleite de extravagancias filántropas, orien-tadas al rejuego de la solidaridad y del altruismo, elementos que son y han sido claves, que se mantendrán presentes en la labor de aquel que se llega a conocer como ente servicial y dispuesto, tal cual lo fuere el liberta-dor Juan Pablo Duarte, quien en-tregó sus recursos y su vida a la lu-cha por la libertad y la justicia social. Hay quienes, tras una vida de servicios, sostienen cristaliza-das perspectivas con respecto a las flaquezas de sus allegados; para-digmas que se extienden a quienes logran comprender qué deben hacer para superar sus debilidades, porque la existencia de quien se entrega a otros será una lucha constante por recuperar las espe-ranzas de quienes las han extravia-do. Esto así, pues a las ilusiones las desvanecen las atrocidades y acon-tecimientos banales que se incrustan dentro de la mente de la gente, como un rechazo inexorable a todo refer-ente de compromiso y servicio hacia el prójimo, lo cual es lamentable. Le

sucedió a Duarte después de 1844, quien fue olvidado y desterrado de la tierra a la que consagró sus mejo-res esfuerzos. Mantengamos viva la llama de la independencia y recor-demos la labor de nuestros héroes.

Nuestros hechos hablarán por sí solos, así como los hechos de Duarte hablaron por él, nues-tra categórica presencia moviliza los pensamientos menos optimis-tas y hace recapacitar al pesimista, otorgando luz a los que, agrupa-dos en filas, están a la expectativa de un completo cambio de visión. Duarte realizó lo que muchos es-peraban con ansias, pero que nin-guno se atrevió a concretizar. El corazón del que sirve con bondad y sin esperar nada a cambio siempre vence los obstáculos y adversidades. Duarte es ejemplo fiel de esto. Dejar un legado es el fin de aquel que sirve a otros. Tener un ideal intachable que perdure y prevalezca será su meta, ya que todo el que se ha dedicado a servir ha perseguido sus objetivos y ha perseverado en su búsqueda. Por tanto, hoy por hoy, la figura del “ser-vidor eterno de la patria”, Juan Pablo Duarte, debe estremecer conciencias y su concepto de apoyo social debe acompañar a las presentes genera-ciones y jamás apartarse de ellas, porque la batalla continúa, ya sea en lo político, porque el político está lla-mado a servir, ya sea en lo cultural, porque el que escribe, pinta o canta también debe servir a los demás.

La humildad es la base de los juicios elevados, cosa inher-ente al servidor. El interés primor-dial del que ayuda es observar lasatisfacción en el rostro de las per-sonas, sin distinción alguna, por haber recibido un servicio grato,

sin magnificar la remuneración. Los valores son la urdimbre de la conciencia moral, pero ésta no sólo se crea, sino que se transfor-ma en el deber de servir. Y es así porque los ideales de servicio, como decíamos, abarcan una serie de va-lores que quisiéramos se plasmaran en el mundo que nos rodea. Toda idea del bien se orienta hacia un ideal, y todo ideal resume una idea del bien. Como Duarte, el servidor debe ser una figura insaciable de justicia, que se incline a otorgar a cada quien lo que le corresponde; debe ser un paradigma y promotor de ideales que se alejen de los intereses o privilegios particulares y de las injusticias en-frascadas en una sociedad desigual. Democracia, patriotismo, nacionalismo, humildad, valentía y respeto, son algunos de los valores que conlleva el ideal de servicio, los cuales deben de ser una carac-terística común del joven actual. El ideal de por sí es vida, porque sin él, los caminos nos sobraran pero realmente no sabríamos cual de todos tomar. No obstante, si perse-veramos en la materialización del bien, seguramente nuestro tribu-to será, a largo o mediano plazo, recompensado y si así lo aceptamos, haremos de la idea una planificación equilibrada del servicio. Así pues, a los jóvenes servidores, visionarios, futuristas y patrióticos, les exhorto a que tengan el coraje y la decisión de hacer sus sueños realidad, como lo hizo Juan Pablo Duarte, porque ahora el turno nos toca a nosotros. Sirvamos sin desgano y trabajemos sin descanso por una patria más humana, equitativa, libre y justa.

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Por: Dr. Luciano Firpo

La construcción y desa- rrollo de los hechos socio-históricos de un pueblo, es el resultado de la combinación de factores y sectores sociales que se conjugan para ha-cer posible la dialéctica y dinámica social. En los últimos sesenta años, existe una preocupación historio-gráfica por la recuperación, exposi-ción, análisis y crítica de los fenó-menos históricos. Se ha sometido a juicio de los historiadores modernos y postmodernos los grandes relatos y los meta-relatos, caracterizados por excluyentes y porque muchas veces rayan en el determinismo y el mecanicismo.

El positivismo histórico y el materialismo histórico, supuesta-mente posiciones antagónicas, han sido los dos grandes paradigmas que

se han disputado analizar el devenir histórico. En el nuevo escenario social se ha estado reconstruyendo una disciplina histórica preocupada por el rol que juegan las minorías, los excluidos, los sin voz, es lo que se ha llamado nueva historia o his-toria social. La escuela de los anales en Francia contribuye a dar sus-tento teórico a esta nueva visión historio-geográfica, la cual se auxi-lia de disciplinas sociales como la Antropología, Sociología, Economía, entre otras. Desde la perspectiva de la historia social, se recupera el papel de Juan Pablo Duarte y los jó-venes en el desarrollo de los proce-sos históricos que han contribuido a configurar la identidad dominicana y la patria. Consuetudinariamente, las sociedades han observado un proceso de adulto-concentrismo o concentración de la toma de deci-siones mayores, obviando el rol de la juventud.

La historia dominicana, marcada por procesos parricidas donde grupos han hipotecado la do-minicanidad, también ha contado con la presencia de jóvenes que se han involucrado en las causas más nobles de este anómico pueblo. A Juan Pablo Duarte le correspondió organizar, concienciar y empujar la primera oleada juvenil, los trini-tarios, quienes asumieran la gran tarea de configurar e independizar la patria. En la historia de la huma-nidad, todos aquellos que han asu-mido decir la verdad y defender la

justicia han sido vilipendiados, per-seguidos, ultrajados; aun después de muertos se busca proscribir su nombre, borrar su memoria, extin-guir su legado. Duarte no fue ajeno a esta situación, fue tildado de loco, agitador, traidor y cobarde.

La segunda oleada juvenil será movida por el mulato Gregorio Luperón, quien, con edad similar a los trinitarios y contando con menos bagaje cultural que Duarte, aunque sí con el mismo grado de patriotis-mo y nacionalismo, se involucra en la ciclópea labor de enfrentar al ejé-rcito colonial español, que se resistía a perder sus últimos terruños colo-niales en el Caribe (Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo), para eman-cipar el territorio oprimido política-mente. Tanto en la Independencia como en la Restauración se observa la anomia como categoría histórica; trinitarios y restauradores serán perseguidos, ultrajados y conde-nados al ostracismo, mientras los anexionistas y apátridas negocian con el destino del país.

Eugenio María de Hostos, quien consideraba la Restauración como la verdadera independencia, se enfocó en promover la educación como una vía de conciencia social que contribuiría a superar la bar-barie y el marasmo por el que dis-curría la sociedad dominicana de finales del siglo XIX. Se formó una hueste hostosiana que marcaría la

Panorama educativo: Duarte y la juventud

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época del cambio y la conciencia del dominicano. Siguiendo el mismo orden de ideas, ante la primera in-tervención militar norteamericana descuellan jóvenes como Gregorio Urbano Gilbert, Cayo Báez, Ercilia Pepín.

Asimismo, bajo la noche lar-ga de la satrapía trujillista miles de jóvenes buscaron el sol de la libertad y honraron la patria con su sangre. Para esa época, el país se constituyó en un feudo propiedad de Trujillo, donde se pensaba y actuaba en fun-ción de sus caprichos y veleidades. Mauricio Báez, Pablo Mirabal, las hermanas Mirabal, Tunti Cáceres, Manolo Tavares, Leandro Guzmán, por mencionar algunos, se enfren-taron a la dictadura a pesar de la inocencia que conceden los pocos años. Más allá de la muerte del ti-rano, tras el golpe de estado de 1963, serán dos jóvenes de ascendencia

militar quienes organizan un movi-miento para restituir la institucio-nalidad: Caamaño Deñó y Fernán-dez Domínguez. En el fragor de la guerra patria de 1965 contra la segunda intervención de EE UU, es la juventud quien abraza el civismo y el patriotismo para enfrentar al invasor.

En conclusión, no obstante la existencia de una juventud etérea, light, sin compromiso, se observa una franja juvenil con elevado ci-vismo y con la capacidad de movili-zarse en aras de construir una patria más inclusiva, real y justa, como lo fuera el sueño de Juan Pablo Duarte, quien siempre tenía esperanza en el torrente de fuerza que significa ser joven.

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Novedades de la SupremaLa ausencia de motivación cierta y valedera convierte la sentencia en un acto infun-dado e inexistente, que impide la función nomofiláctica de esta Sala Civil. Casación

de oficio por violación al artículo 141 del Codigo de Procedimiento Civil.

Tomado de: http://boquechivo.diariolibre.com/blog/ 29/01/2013

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Desde hace unos meses, hemos podido apreciar, a través de diversos medios de comuni-cación, que nuestros legisladores aprobaron el aumento de las penas privativas de libertad a los menores de edad que actúen en actos delicti-vos, modificando así la Ley 136-03 y por vía de consecuencia, el Código de Protección de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes en sus artículos 223, 224, 279, 291, 296, 340 y 380, con el fin de establecer penas máximas de 3 a 10 años de reclusión para los menores que delinquen con edades entre los 13 y 15 años, y la máxima de 5 a 15 años de reclusión a los que delinquen con edades en-tre 16 y 18 años. Asimismo, tam-bién se dispone el aumento al plazo de investigación del imputado de 10 a 30 días y se obliga a que se le realicen pruebas óseas para deter-minar su edad. Los congresistas presentaron esta decisión como una

solución inmediata al problema de la delincuencia y como un alivio al clima de inseguridad ciudadana del que a diario somos víctimas, sin embargo, esta es una medida irresponsable y populista por el simple hecho de que literalmente pretenden tapar el sol con un dedo. Si se analiza a fondo el problema de la delincuencia juve-nil, nos damos cuenta de que las principales causas que llevan a los jóvenes a enlistarse en las maca-bras filas del crimen son: en primer lugar, el no tener acceso a una edu-cación de calidad, consecuencia de un sistema educativo desfasado, carente de recursos y excluyente con los más necesitados; y en segundo lugar, por una mala distribución del Estado al momento de realizar las políticas públicas, cuyo fin debe de ser el de beneficiar a los sectores marginados en su mayor alcance, porque estos jóvenes crecen en una sociedad que les exige mucho y les brinda muy poco para su desarrollo.

Un aumento de las penas produciría un incremento del gas-to público, debido a que una per-sona que se encuentre privada de su derecho a la libertad no tiene posibilidades de trabajar para sus-tentarse, por lo cual es obligación del Estado mantenerlo mientras se encuentre cumpliendo condena. En este punto, es menester tomar en cuenta nuestro paupérrimo sistema

penitenciario, en el que los reclusos deben sobrevivir en condiciones infrahumanas, sin brindárseles los medios suficientes para que cuando cumplan la pena puedan convertirse en entes de carácter productivo para la sociedad. Es necesario además, analizar el artículo 40 numeral 17 de nuestra Constitución, que dice lo siguiente: “Las penas privativas de libertad y las medidas de se-guridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social de la persona condenada y no po-drán consistir en trabajos forzados.”

El artículo citado en el párrafo anterior, nos dice con qué fin el Estado puede hacer uso de su potestad sancionadora y, dicho esto, no podemos promover el au-mento de las penas a los menores de edad que recién inician su etapa útil frente a la sociedad, a jóvenes que en su mayoría no poseen el discernimiento suficiente para de-terminar la magnitud de los hechos en los que incurren y que son coaccionados a efectuar dichos actos por adultos que buscan desligarse de los mismos y sacarles beneficios, estos jóvenes no piensan en las con-secuencias que acarrea delinquir, mucho menos les interesan las penas que podrían cumplir si son hallados culpables. En países como Costa Rica se determinó que el aumento de las penas provocó un crecimiento de la población carcelaria y un alto nivel de hacinamiento en los centros

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Por: Rafael Acosta Amador

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Aumento de las penas a los menores de edad, muchos ven la forma y pocos analizan el fondo del caso

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penitenciarios de dicha nación, no hubo una disminución significativa de la criminalidad y esto demuestra claramente que el aumento de las penas no garantiza una solución in-mediata a tan acuciante problema.

La solución consiste en im-plementar una política criminal de prevención y no de represión, donde el ciudadano común no sienta temor de salir a la calle y que haga que el trabajo interinstitucional provea re-sultados satisfactorios. Lograr una educación integral y de calidad para todos, sin distinción, y promover actividades de carácter deportivo y cultural entre los jóvenes para alejar-los de la delincuencia, reorientando el alcance de las políticas públicas en base a su extensión y eficacia, ésta es la mejor forma de luchar contra la ola de criminalidad que nos ha veni-do afectando en los últimos años y no, tomando medidas populistas promovidas por ciertos sectores de la sociedad e influidas por una pre-sión mediática que sólo ve la forma y no aúna esfuerzos por conocer el fondo del caso. Sólo de esta mane-ra podremos construir una nación donde los jóvenes vean la educación como el medio ideal para su de-sarrollo, y no como una obligación.

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Actividades: “El Proyecto de Constitución de Duarte”

El pasado 23 de enero fue presentado en nuestra universidad un conversatorio sobre el proyecto de Constitución o Ley de Duarte, el cual contó con la participación del Licenciado Edwin Espinal y el Doctor Flavio Aníbal Espinal; quienes imparten también docencia en las aulas de esta alta casa de estudio en Santiago y Santo Domingo, respectivamente. En un primer momento Edwin desarrolló aspectos de la vida del patricio, más concreta-mente sus viajes, que según el expositor, lo llevaron a idear un proyecto de Constitución inspirado en el liberalismo democrático de la época y las influencias de Rousseau, Montesquieu, Locke y Suarez. Estas vivencias produjeron en Duarte concepciones nacionalistas y un espíritu revolucionario que no solo sustentó su proyecto independentista, sino también el constitucional. Este texto inacabado de Constitución duartiana se sirvió de algunos documentos como la Constitución de Cataluña, la Constitución venezolana y el Manifiesto del 16 de enero de 1844. Edwin E. explicaba además, que Duarte pretendía someter el proyecto fi-nal a una asamblea constituyente; sin embargo debido a su pos-terior expulsión nunca pudo completar dicho objetivo. Asimismo, tras concluida la intervención del profesor Edwin, el Doctor Flavio Aníbal prosiguió el tema conversando sobre la formación de Duarte, y este proyecto de Ley fundamental basado en 8 ejes que eran los siguientes:

1. La ley como fundamento de la autoridad.2. Independencia nacional como Ley Suprema del pueblo.3. La Nación dominicana debe ser siempre libre e independiente.4. La contemplación de la forma de gobierno independiente, popular, representativo, republicano y responsable.5. La concepción cuadripartita del poder en municipal, legislativo, ejecutivo y Judicial.6. La limitación del poder.7. La protección de los derechos individuales8.El catolicismo y libertad religiosa (siendo la predominante la católica, pero contemplando la libertad de cultos).

Flavio dividió su exponencia en estos 8 ejes que él mismo fue ampliando de manera tal que pudiese entenderse la congruen-cia de la Constitución ideada por nuestro padre de la patria y la visión estratégica y clara de la estructura política que quería éste para el país y que, plasmándolo dentro de su proyecto constitu-cional, pretendía hacer realidad.

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Con el propósito de hacer menos atractivos los empaques y desestimular su compra y bajo el ar-gumento de la protección a la salud de los consumidores, Australia, a partir de diciembre de 2012, dispu-so que todas las cajetillas o envases de productos de tabaco que se co-mercialicen en su territorio tengan un empaque genérico. El nuevo em-paque debe ser de color marrón opa-co; el nombre y/o marca del produc-to debe ajustarse a un determinado tamaño, color, posición, estilo y tipo de letra y sólo debe aparecer una vez en las superficies exteriores fron-tal, superior e inferior del paquete, asimismo, los empaques no deben contener ningún logotipo y las ad-vertencias de salud ahora ocupan el 75 % de la cara frontal y el 90 % de la cara posterior del envase o cajetilla.

Lejos de pretender analizar las razones de carácter sanitarias en las que Australia fundamenta su medida, y bajo el entendido de que esta opinión no busca discutir sobre las consecuencias del con-sumo de productos del tabaco en la salud humana, sino que lo que se pretende es reflexionar sobre la importancia para la República Dominicana de continuar expor-tando productos del tabaco y otros alimentos y bebidas, consideramos prudente analizar la compatibilidad

de la medida australiana con las reglas del comercio internacional.

La Organización Mundial del Comercio (OMC), de la que Australia, la República Dominicana y otras 154 naciones son miem-bros, dispone de un ordenamiento jurídico mundial compuesto por acuerdos internacionales que regu-lan el comercio internacional entre sus miembros. Todos los miembros de la OMC están obligados a respe-tar las normas convenidas y a no dificultar el comercio internacio-nal, sino, en cambio, a hacerlo más previsible, transparente y fluido.

En este caso particular, la medida australiana está siendo es-tudiada en todo el mundo, espe-cialmente por dos temas: primero, en cuanto a si la misma es una bar-rera al comercio justificada según lo dispone el “Acuerdo de Obstáculos Técnicos al Comercio” de la OMC; y segundo, en cuanto a si la ley aus-traliana infringe los derechos de marcas de las compañías de tabaco de cara a lo dispuesto por el “Acuer-do de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacio-nados con el Comercio” de la OMC.

A la fecha, Honduras, Ucra-nia y la República Dominicana han reclamado formalmente a Austra-

lia ante el Órgano de Solución de Disputas de la OMC. A estas con-troversias se han sumado como

“terceros” interesados en la disputa: Brasil, Nicaragua, Uruguay, Gua-temala, Nueva Zelandia, Zimba-bue, la Unión Europea y Canadá.

Se destaca la reclamación del gobierno de la República Domini-cana contra la medida australiana, porque, de Australia no demostrar la justificación técnica de su me-dida y mantenerla en vigencia, este caso podría constituir un peligroso precedente en vista de que pudiera ser replicado por otros países del mundo como medida de protec-ción, y no sólo para los productos

La Ley Australiana sobre Empaquetado Genérico de Productos del Tabaco y sus implicaciones de cara a las exportaciones dominicanas

Por: Lic. Fantino Polanco

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¿Pueden los países obligar el uso de un empaquetado genérico de productos que se venden previa y legalmente?

¿Realmente un empaquetado genérico desestimula el consumo de un producto?

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del tabaco. Como es de conocimien-to de todos, el tabaco, las cervezas, el ron, entre otros, son nuestros grandes productos de exportación y son industrias que generan miles de empleos, divisas y bienestar so-cial. Según informaciones publica-das por INTABACO, en el año 2011 las exportaciones de cigarros al-canzaron un total de 1,099 millones de unidades; las exportaciones de cigarros y tabaco en rama lograron un valor total de US$444 millones; existen 5,500 productores de tabaco que emplean alrededor de 45,000 obreros agrícolas; cerca de 118,000 empleos directos, de lo cual se mantienen unas 350,000 personas. En esta etapa inicial del caso, Aus-tralia alega que su medida es jus-tificada y que supuestamente con-stituye un “Obstáculo Técnico al Comercio” válido y conforme con la OMC, porque se fundamenta en una supuesta investigación cientí-fica que sostiene que el empaqueta-do genérico hace que las personas compren menos tabaco. En cuanto a este tema, debemos resaltar que la OMC sólo considera como váli-das y conforme a los Obstáculos Técnicos al Comercio, aquellas me-didas basadas en una justificación científica y estrechamente vincula-das a la protección de la salud y se-guridad de las personas, animales, vegetales y del medio ambiente.

Habría que ver en el curso de este caso, cómo Australia sos-tiene y demuestra sus fundamentos;

aunque desde ahora nos pregunta-mos si los países tienen la facultad de obligar al uso de un empaqu-etado genérico de productos que es-tén previa y legalmente disponibles y que las personas compran a sa-biendas de los efectos nocivos a su salud, y además nos inquieta la racionabilidad y lógica del fun-damento de la medida que lo que busca es desestimular el consumo, no prohibirlo del todo, por lo que sus efectos de protección a la salud, en principio, se visualizan con un alcance parcial, lo que no es típico en los casos de los Obstáculos Téc-nicos al Comercio que son de na-turaleza erga omnes y de orden público; pero insistimos en que el caso es aún muy reciente y para fijar posiciones técnicas debemos espe-rar a ver su evolución y desarrollo.

En cuanto al tema de vio-lación de los derechos de marcas de las empresas del tabaco, el gobierno australiano no se ha pronunciado oficialmente a la fecha. Con referen-cia a este punto, desde ya se visu-alizan ciertos aspectos de la nueva regla australiana que podrían in-fringir el elemento esencial y básico de las marcas, que es su “distintivi-dad”. Bajo las estrictas condiciones de forma del empaquetado pro-puesto por la ley australiana, será muy difícil que los consumidores distingan la marca de su preferencia. Asimismo, la medida prohíbe el uso de imágenes, colores, logotipos y mensajes o textos promocionales de

la marca, lo que, sin lugar a dudas, afecta los derechos de las empresas de usar sus marcas en el comercio.

Este caso apenas está en su etapa inicial, aún es muy tem-prano para hacer afirmaciones y fijar posiciones, sobre todo por lo técnico de su asunto. El argumento de la protección a la salud es tan fuerte, importante y sensible como el argumento de la fluidez y la no discriminación en el comercio in-ternacional. Nos mantendremos atentos al desenvolvimiento de esta nueva controversia mundial que sin dudas constituirá un precedente, esperemos no sea negativo, porque ya el libre comercio enfrenta ac-tualmente, en todo el mundo, una ola de proteccionismo que al final va en contra de todos los consumi-dores y del bienestar de la gente.

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La comparecencia personal de las partes es una medida de in-strucción, en virtud de la cual el juez tiene la oportunidad de escuchar personalmente los alegatos de las partes envueltas en la litis. Dicha medida de instrucción se encuen-tra regulada por los artículos del 60 al 72 de la Ley No.834 de 1978.

El artículo 60 de la Ley No.834 dispone:

“El juez puede, en toda materia, hacer comparecer personalmente a las partes o a una de ellas”.

Las condiciones de la comparecen-cia personal de las partes son las siguientes1:

a. Puede ser ordenada en toda materia.

b. La medida puede ordenarse de oficio. Ahora bien, aunque el artículo 60 no lo establece expresa-mente, las partes pueden solicitar la medida y el juez ordenarla. La petición se realiza ante el juez por medio de conclusiones en audiencia.

c. La medida puede ser solicita-da y ordenada en todo estado de cau-sa, aun en apelación. Esta situación no se encuentra regulada de manera expresa en la ley, en Francia sí ha sido establecida en el artículo 144 del nue-vo Código de Procedimiento Civil.

Esta medida permanece prácticamente intacta en el Proyecto de Código de Procedimiento Civil de la República Dominicana, el cual dedica los artículos del 408 al 421 a la descripción y regulación de la misma.

En torno a esta figura gira un asunto que ha creado un de-bate en la doctrina nacional, y es el hecho de si la comparecencia personal de las partes es una me-dida cuya solicitud puede ser re-chazada por el tribunal apoderado.

Nuestra Suprema Corte de Justicia sostiene el criterio de que la solicitud de comparecencia

personal de las partes no debe ser siempre acogida, sino, que orde-narla o rechazarla es facultad del juez que conoce el caso. Esto se demuestra cuando, por medio de la jurisprudencia, ha expresado en más de una ocasión lo siguiente:

“(…) jueces de fondo no están obliga-dos a ordenar la comparecencia per-sonal de las partes siempre que se les solicite, sino cuando ellos determinen que dicha medida es necesaria para la mejor sustanciación del proceso, no constituyendo ninguna violación a la ley el rechazo de ese pedimento (…)”2.

A pesar de esto, y con todo el respeto que se merece nuestro Tribunal Supremo, disentimos de dicha postura, por los argumentos que presentaremos en lo adelante.

De entrada, dicha juris-prudencia violenta de manera evidente uno de los principios rectores de todo proceso: el derecho de audiencia o a ser oído.

El derecho de audiencia o derecho a ser oído, se encuentra es-trechamente vinculado al derecho de acceso a la justicia, según el cual: “toda persona tiene el derecho a re-currir a los tribunales u órganos jurisdiccionales, sin limitaciones o discriminación de ninguna espe-

La comparecencia personaL de Las partes en materia civiL

Por: Lic. Orlando Zacarías

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_________________________________________________________________________________________ 1PÉREZ MÉNDEZ, Artagnan, “Procedimiento civil, los incidentes del procedimiento”, p. 20. 2Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana, sentencia No.79 del 22 de febrero de 1998, B.J. No.1052, p. 1021.

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cie, con el fin de obtener la tutela y protección de sus derechos, en tanto que son el motivo de un proceso”3.

Esta prerrogativa se encuen-tra consagrada en el numeral 2 del artículo 69 de la Constitución de la República Dominicana, cuando establece, como parte del debido proceso, que toda persona posee:

“El derecho a ser oída, dentro de un plazo razonable y por una ju-risdicción competente, indepen-diente e imparcial, establecida con anterioridad por la ley”4.

Del mismo modo, este derecho es reconocido en diver-sos convenios internacionales, los cuales forman parte del bloque de constitucionalidad por versar so-bre derechos humanos, tal es el caso del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, que en su artículo 14 numeral 1 establece:

“Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las de-bidas garantías por un tribunalcompetente, independiente e im-parcial, establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal, for-mulada contra ella o para la de-terminación de sus derechos u obligaciones de carácter civil”.

En este sentido, vemos cómo nuestra Carta Magna, así como tratados internacionales, de los cuales nuestro país es signatario, consagran el derecho de audiencia, por lo que podemos afirmar a viva voz que el derecho de las partes a ser escuchadas en un proceso no puede serles negado por ningún juez, de-

bido a que se incurriría en una vio-lación de un derecho fundamental.

Del mismo modo, un par-te de la doctrina entiende que el derecho a ser oído es ejercido a través de los abogados y por lo tanto no es necesaria la presencia de las partes. A nuestro juicio, realizar dicha afir-mación es negar cuál es la finalidad de todo proceso judicial. Dicha fi-nalidad es dirimir un conflicto, pero esto se logra a través de la averigua-ción de la verdad formal, y tal verdad no puede encontrarse de otra mane-ra que no sea agotando uno y cada uno de los medios que hagan que en el magistrado nazca la convicción de qué fue lo que sucedió realmente, y de esa manera pueda rendir una sentencia que se encuentre lo más apegada al concepto de justicia.

También, se establece que los documentos hablan por sí solos y son irrebatibles, so-bre el particular el maestro Chiovenda expone magistralmente:

“(…) en la viva voz, habla también el rostro, los ojos, el color, el movimien-to, el tono de la voz, la manera de decir y tantas otras diversas peque-ñas circunstancias que modifican y desarrollan el sentido de las palabras. La lengua muda es la elocuencia del cuerpo, valiéndose de la frase de Tu-lio como más interesante, es tam-bién más verídica que las palabras, y puede ocultar menos la verdad. To-dos los signos percibidos se pierden en la escritura muda y faltan al juez los argumentos más claros y ciertos”5.

Es decir, que una verdadera inmediación se configura cuan-do el juez tiene la oportunidad de

tener frente a sí a las partes, es-cuchar sus alegatos, ver sus gestos, sus reacciones y de esa manera con-frontar lo sucedido en la compare-cencia con los documentos o demás pruebas que pudieren existir, para de esa manera arribar a una ver-dadera conclusión de lo sucedido.

Finalmente, nos encontra-mos con el argumento de que la comparecencia personal de las par-tes, en ciertos casos, se convierte en una pérdida de tiempo y violenta el principio de economía procesal. Se afirma que con la gran mora judicial que tenemos hoy en día, resulta fas-tidioso y una verdadera pérdida de tiempo disponer de una audiencia (y muchas veces de varias) para que las partes asistan al tribunal a realizar su deposición sobre los hechos acae-cidos y que dieron origen a la litis en cuestión, o peor aún que el tribunal deba trasladarse a donde se encuen-tre una de las partes a celebrar di-cha medida. Quienes así se expresan entienden que esto es una verdadera ruptura con el principio de economía procesal, el cual establece que todo proceso debe ser llevado a cabo en el menor tiempo posible y con la menor cantidad de actos procesales.

Se hace referencia al caso de la prueba en materia de actos jurídicos, donde el artículo 1341 de nuestro Código Civil establece:

“Debe extenderse acta ante notar-io o bajo firma privada, de todas las cosas cuya suma o valor exceda de treinta pesos, aun por depósitos voluntarios; y no se recibirá prueba alguna de testigos en contra o fuera de lo contenido en las actas, ni so-bre lo que se alegue haberse dicho

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_________________________________________________________________________________________3SURIEL, Juan Fantino, “Material Teoría del Proceso Civil”, p. 38.4 Constitución de la República Dominicana, 20105 GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, “Elementos de Derecho Procesal Civil”, pp. 144-145

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antes, en, o después de aquellas, aunque se trate de una suma o valor menor de treinta pesos. Todo esto, sin perjuicio de lo que se prescribe en las leyes relativas al comercio”.

Dicho argumento pu-ede ser refutado con la lectura del propio Código Civil, el cual en su artículo 1347 dispone:

“Las reglas antedichas tienen excep-ción cuando existe un principio de prueba por escrito. Se llama de esta manera, todo acto por escrito que emane de aquel contra quien se hace la demanda, o de quien lo represente, y que hace verosímil el hecho alegado”.

Y al mismo tiempo, con-frontarlo con el artículo 72 de la Ley No.834 de 1978, el cual reza de la siguiente manera:

“El juez puede sacar cualquier conse-

cuencia de derecho, de las declaracio-nes de las partes, de la ausencia o de la negativa a responder de una de ellas y considerar ésta como equivalente a un principio de prueba por escrito”.

Luego de analizar ambas disposiciones legales, podemos lle-gar a la conclusión de que como de la comparecencia personal de las par-tes puede ser deducido un principio de prueba por escrito, y que en caso de que haya un principio de prueba por escrito en materia de actos ju-rídicos, se abrirían todos los medios de prueba, pues negar la referida medida a quien la solicita es cer-rarle la eventual posibilidad de pro-bar por todos los medios sus alega-tos, incluso cuando todos sabemos que de la celebración de la misma pudiera desprenderse, no solamente un principio de prueba por escrito, sino incluso una eventual confesión.

A todo esto, se suma el hecho de que en el Proyecto de Có-digo de Procedimiento Civil, donde se han regularizado muchas situa-ciones creadas por la jurispruden-cia, se mantiene la postura de que de la comparecencia personal de las partes pueda deducirse un prin-cipio de prueba por escrito, por lo que en definitiva, por las razones expuestas, sostenemos que si las partes no son escuchadas en un proceso, debe ser por su propia voluntad e intención y no porque quien está llamado a rendir la decisión del caso, es decir, el juez, se lo impida.

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BIBLIOGRAFÍA

A. Doctrina

• GOZAÍNI,OsvaldoAlfredo,“ElementosdeDerechoProcesalCivil”,SociedadAnónimaEditoraComercial,Indus-trial y Financiera, Buenos Aires, 2005.• PÉREZMÉNDEZ,Artagnan,“Procedimientocivil,losincidentesdelprocedimiento”,tomoII,volumenI,6ªEdición, Santo Domingo, República Dominicana, 2007.• SURIEL,JuanFantino,“MaterialTeoríadelProcesoCivil”,PUCMM,sinedición,SantiagodelosCaballeros,República Dominicana.

B. Códigos y Leyes

• París,Francia,“Nouveaucodedeprocédurecivil”.• SantoDomingo,RepúblicaDominicana,“CódigodeProcedimientoCivil”.• SantoDomingo,RepúblicaDominicana,“ProyectoCódigodeProcedimientoCivil”.• SantoDomingo,RepúblicaDominicana,“ConstitucióndelaRepúblicaDominicana”,2010.

C. Direcciones electrónicas de interés

• http://www.legifrance.gouv.fr/>legislaciónfrancesa.• http://www.suprema.gov.do>SupremaCortedeJusticia.

Page 17: Le Journal, Enero 2013

A pesar de los graves prob-lemas de salud que viene enfrentan-do el presidente Hugo Rafael Chávez Frías desde el verano del 2011, de-cidió, luego de 12 años de gobierno, lanzarse por la reelección. En las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012, con denuncias de múltiples irregularidades, fue re-electo presidente para el periodo 2013-2019. En el mes de noviem-bre de 2012, Chávez pidió un per-miso a la Asamblea Nacional para ausentarse del país por más de 5 días y someterse a una fase del tratamien-to, una “oxigenación hiperbárica”, tal como lo establece la Consti-tución de la República Bolivariana de Venezuela en el artículo 235.

El citado artículo establece que: “El candidato elegido o can-didata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período consti-tucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cual-quier motivo sobrevenido el Presi-dente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia.”

El pasado 8 de enero, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela afirmó que no es necesaria una nueva toma de

posesión del presidente porque “no existe una interrupción en el ejerci-cio del cargo”. Esto representa una gran contradicción, puesto que el artículo 230 de la Constitución es-tipula que: “El periodo presidencial es de seis años (…)”, y es más que evidente que el periodo que Hugo R. Chávez inició el 10 de enero de 2007, culminaba el pasado 10 de Enero del presente año. ¿Significa entonces que en los casos de reelección es válido incumplir los artículos 230 y 231?

El artículo 234 establece que en ocasión de falta temporal del presidente electo, asumirá pro-visionalmente sus funciones el vice-presidente de la República, y que si surge el caso de falta absoluta antes de la toma de posesión, (si después de transcurridos 90 días, así lo determi-na la Asamblea Nacional; o si ocurre alguna de las situaciones planteadas por el artículo 233), se convocarán nuevas elecciones en los siguientes 30 días, encargándose del ejecutivo, mientras dure el proceso, el presi-dente de la Asamblea Nacional. De todo esto, se colige que las circun-stancias debieron ser mejor anali-zadas por este último organismo.

Con la decisión del Tribu-nal Supremo de Justicia muy apega-da a las intenciones chavistas, ladirección del ejecutivo re-cayó en Nicolás Maduro Moros,

ex canciller y recién nombrado vi-cepresidente de Venezuela, ape-nas pocos días antes de la partida de Chávez a Cuba. Todos los fun-cionarios que correspondían al periodo presidencial que culminó constitucionalmente el pasado 10 de enero, continuaron con sus cargos sin ninguna razón jurídica válida,

bajo el alegato de que hay una con-tinuidad del periodo presidencial. Huelga decir que esto es contrario al principio de interpretación es-tricta de la Constitución, que en el caso venezolano ha sido total-mente violentada. Esperemos que los principios democráticos que hoy nos rigen, tengan el peso suficiente para evitar que situaciones similares ocurran en nuestras altas cortes.

Venezuela: Justicia Comprometida, Legalidad a la Basura

Por: Carlos A. Taveras

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¡FELICIDADES A LOS NUEVOS ABOGADOS!

Fausto Rafael González Polanco Pedro Agustín Castillo Veras

Ariel Mayobanex Jáquez JáquezHortensia María Tavarez Calderón

Rosiel Airam Nova CruzNatalie Marie Lizardo Ledesma Ana Margarita Cabrera Vidal

Rosa Antuña PeñaMario De Jesús Plá Bournigal

Stephanie Torres NúñezEduardo José Redondo Hernández

Carmen Esther Tavarez Morel Arianny Abreu Jáquez

Lía María Collado Marmolejos Polibia Esther Hernández Ventura

Juliana Ramia Capellán Francisco Javier Azcona Núñez Laura Nicolle Calderón Sanabia

Elsy Stephanie Acosta Ureña Carlos Alberto Polanco Rodríguez

Katherine Valerio SiméAshley Altagracia Cerda Báez

Rosangel Comas González Gregory Klaus Castillo MolinaJulio Cesar Valdez Rodríguez

Katerina Mella Arias Rainny Del Carmen Tull Rodríguez

Francisbel Yanilsa Jerez Castillo Ana María Martínez Jiménez

Rafaelina Del Carmen Torres GarcíaBelsy Cándida Coste

Wilfredo André Tejada Fernández