Letra Viva Viernes 27-02-2009

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Del Cumarebo aquel... viernes 27 de febrero de 2009 Año 2 Nº 138 Coro-Punto Fijo /2 / 4 /6 Nuevas voces de la poesía La primera escuela II Concurso Literario

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Letra Viva Viernes 27-02-2009

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Del Cumarebo aquel...

viernes 27 de febrero de 2009Año 2 Nº 138 Coro-Punto Fijo

/2 / 4 /6Nuevas voces de la poesíaLa primera escuelaII Concurso Literario

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Riera Lugo, eminente prelado, con-sagró toda una vida al servicio de la feligresía católica zamorana; y asis-tíamos a aquellas inolvidables misas de aguinaldos, con nuestras humare-das de sueños y anhelos juveniles, intentando encontrar sus caminos… (3)

Era aquel Cumarebo, tranquilo y placentero donde uno podía asis-tir sin sobresaltos a contemplar los juegos de béisbol, que excelentes peloteros como José Ramón (Mon ) Álvarez, Domingo Vargas, Félix Ho-yer, Alejandro Hernández, Caudino Lugo, Pedro (Negro) Reyes, Ventura García, Bruno Peña, y muchos otros que la memoria no alcanza a preci-sar, realizaban en el pomposamente llamado Estadio del Cerro, donde por cierto, tuve la oportunidad y el asombro de ver jugar a luminarias de fama nacional como Luis Aparicio, padre, Francisco (Tarzán) Contreras, Balbino Fuenmayor, y Juan Fran-cisco ( Gatica) Hernández.

Pueblo alegre y fiestero donde se celebraba y se bailaba con conjuntos en los cuales los nombres de Tránsi-to Matheus, Pedro José Juliao, Vic-toriano Salgueiro, José Rosario Me-dina, y otros músicos famosos eran admirados. Era posible disfrutar de los excelentes guitarristas como Ce-sar Colina Villa, Rafael Blanco, Ben-jamin (Minche) Blanco, que además de buen profesional de la zapatería, se constituyó en muy buen interpre-te de las melodías y especialmente el tango, o de Justo Leonidas (Paché)

Las primeras letras las apren-dí en la riberas del río Coro,

cuando ya había cumplido los nue-ve años de edad; los dos primeros años de la primaria, en la Escuela Nº 250, en el Sector el Cerro de Puer-to Cumarebo, que era una escuela trashumante que cambiaba de local cada año, y era regentada por Doña Ángela Cecilia (Chiche) Henríquez de Caldera. Era aquel Cumarebo “pe-queño, bello y limpio como el pañue-lo de batista de una reina .Tranquilo y alegre. Se vivía feliz”. (1)

En aquel Cumarebode la adolescencia

A los trece años ingreso en el ámbito mágico de la Escuela Fe-deral Graduada Padre Román, de la cual era director el Maestro Ma-nuel Vicente Cuervo (Chento) ; no aquel Chento “jovencísimo, pelado al rape, barbilampiño, rostro aniña-do”, como describe Mario Jacobo, al joven que sustituye al Bachiller Ángel S Domínguez en la Dirección de la Escuela Nº 61, en 1926, sino el considerado “el más grande maes-tro venezolano”; el precursor de las

Presidente: Ing. Oswaldo GarcíaVicepresidente: Ing. Aída GómezDirectora de Información: Isvelys Bracho Directora de Mercadeo: Maribel OlivaresDirectora de Información Adjunta: Zuly Jimé-nez

Coordinador: Guillermo de León CallesDiseño: Juan Bravo

Diagramación: Zoraida Zárraga Colaboran en este número:

Zuly Jiménez Orlando Yores

Otilio Rojas Anavid Quevedo Raúl Zavala Rigoberto López Antonio Túa Maite Ramos Robert Flores DIRECCIONESCoro: Calle Falcón, diagonal a CANTV Telefax: 0158 - 268 - 2530821 Punto Fijo: Calle Comercio, C.C. Richani Telefax: 0158 - 269 - 2469268

Tanto los artículos como las columnas de opinión y análisis publicados en este diario son de la absoluta responsabilidad de sus autores. Las personas interesadas en escribir pueden consignar sus propuestas ante la Dirección de Información del periódico, en extensión no mayor de 3.000 ca-racteres en programa Word, a la dirección: [email protected]

2Coro - Punto Fijo

Viernes 27 de febrerode 2009

Viejo dia

matemáticas modernas al utilizar el concepto de conjunto y subconjun-tos( montón y montoncitos); el crea-dor de la Semana del Buen Lector, durante la cual, utilizando lecturas escogidas de los grandes escritores y poetas universales, estimulaba el in-terés de sus alumnos por las ciencias humanísticas. El sabio maestro, que utilizando la narración oral en su ac-tividad educativa, puede considerar-se precursor de la moderna técnica del Cuentacuentos, como método de enseñanza y educación; así mismo al instalar su escuela primigenia con alumnos de diferentes edades, im-partiendo a todos las mismas ense-ñanzas, el maestro se erige como el precursor de la estimulación precoz, tan alabada en los últimos años para el desarrollo de la inteligencia. El maestro Chento siguiendo las teorías educativas de Don Simón Rodríguez, estableció lo que llamaba “Clases de Cosas”, por ejemplo, llevaba a sus alumnos al mar y allí les explicaba el origen de las mareas; aprovechan-do el farallón de la costa, explicaba la formación de las capas terrestres, etc.

Cuando funda la Escuela Noctur-na para Obreros, se convierte en pre-cursor de la Escuela para el Trabajo, antecedente del actual INCES (2). Precisamente fue en esa Escuela Nocturna, donde realicé el cuarto grado de la primaria, con él como profesor.

Era aquel Cumarebo amable y sonriente, donde un José Tomas

Vargas, músico, compositor y el me-jor interprete de la música rioplaten-se nacido en esta tierra falconiana.

Era el Cumarebo donde, bajo la frondosa experiencia educativa del maestro Chento, una pléyade de jó-venes transitaban los infimitos ca-minos del conocimiento humano, para darle al país lo mejor de sus esfuerzos, y allí resaltan los nom-bres de Mario Jacobo Penso, Marino Colina Leones, Jorge Colina L, Pablo M.Perozo Vargas, Ramón Daniel Medina, Ismael González Sirit, Ra-fael González Sirit, Misael Salazar Leidenz, Juan Calatayud, Juan Gon-zález Pérez, Juan Agustín Perozo Vargas, Elías Thielen, Humberto Pe-ñaloza, y muchos otros que harían esta crónica interminable.

Era el Cumarebo en el cual todos los jóvenes acudían a las barberías de Transito Matheus, Santiago Ve-lazquez o don Pablo González, para acicalarse y pavonearse ante el in-menso ejército de mujeres bellas, que eran el orgullo del pueblo.

Y finalmente era el Cumarebo donde un niño de once años, con la inocencia propia de su edad, le pe-día a su madre un huevo de gallina, para ir a la bodega de Juan Blanco, y apelando al resucitado método co-mercial del trueque, le exigía al co-merciante: “Déme un templón por el huevo” por que ese templón (gofio), era su merienda que llevaría a la es-cuela Nº 250 del Cerro.

Era “El Cumarebo bello y limpio como el pañuelo de batista de una reina…”

¡Que tiempos aquellos Don Si-món!

Bibliografía:

Cumarebo en 50 Crónicas- Ma-rio Jacobo Penso

(2) Maestro MANUEL VICENTE CUERVO (CHENTO)- Pablo Perozo V- Patricio Naveda (Recopilación).

(3.) Poliantea del Distrito Zamora- Drs.Isamael y Rafael Gon-

zález Sirit

Patricio Naveda G.

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Coro - Punto FijoViernes 27 de febrero

de 2009

3Claroscuro envejecido entregrietas amargadas

Divino detrimento que enredas

las masas que trajiste la guerra,

juguete silencioso que no purga

las penas de los abandonados,

dolorosas cadenas de pequeños

angelitos bélicos trasciendes con

armas para dibujar con sangre co-

razones partidos, hermosa pros-

tituta que juegas con muñecas.

¿Cómo duermes en la noche des-

pués de tu larga treta?, entender

quiero a los mortales de blanco

que proclaman la paz con palo-

mas en sus manos invisibles para

los humanos, me pierdo entre la

inmensidad del cielo entre unos

ojos bellos, me duermo entre la

paz de la oscuridad que satisface

el sueño de los cansados de los

derrotados, claroscuro es el cielo

que no puede más, una princesa a

lo lejos recoge los pedazos que han

hecho las grietas, grietas forzadas

que ya no resisten la hambruna, la

muerte, la guerra, me duermo en

los brazos de un hombre que amo,

sueño despierta en un mundo que

no codicio, acerba es la vida de

los contrariados, atormentadas

las grietas que dejan las batallas,

claroscuro envejecido entre grie-

tas amargadas se dibujan desde el

cielo, sólo cierro los ojos y espero

el momento sólo calmo mi angus-

tia, sólo sueño, sueño hermoso,

hermoso sueño.

Besos iracundos

No más allá de la tarde, vi las

nubes rociarse de agua bendita,

no más allá de mi ventana vi las

rosas gritar de calma, más allá de

mi puerta vi tus pies temblorosos,

el barro está frio, la lluvia congela

tus manos febriles, mi vestido se

mueve tras el viento traicionero, yo

espero de espaldas tus movimien-

tos calientes, el calor se apodera

de un corazón vacío, yo extiendo

mi mano esperando el olvido, te

sigo en la sombra pero tu aura no

miro, la luz no distingo entre grises

nubes, mis ojos se pierden en un

frío ardiente mis manos persiguen

unos labios calientes, el camino

está cercado de espinas sonrien-

tes que cortan mi paso, mi piel se

enrojece, tus labios no consigo, tus

labios se van ausente, la lluvia hu-

medece la calma que merezco de

vivir tantos años en un cuerpo bi-

zarro, lentamente voy entrando en

una mina oscura, mis ojos cerra-

dos me demuestran la alcurnia de

mi valentía, tantos años besando

unos labios extraviados, labios que

se esconden, labios que no besan,

cedo ante la penumbra de tu hos-

tilidad, desaforo mis penas con tu

crueldad, atas mis manos con años

bisiestos.

No más allá de mi puerta sigo sen-

tada, esperando un beso sosegado

que siga elevando mi condena a tu

lado, un beso tonto, un beso más

que tu guerra no da.

Mi romance con tu mirada

Esa tarde las rosas cayeron despa-

voridas a un precipico infinito de

encantos que revivió tu remanso

de voces libertinas, engalanando la

tarde, mi vestido brioso se desplo-

mó a sus anchas, mis cabellos

brillaron de felicidad, un aliento

sublime se durmió en el recove-

co de unos ojos divinos, mi ena-

jenación fue atando cada trayec-

to de mi rostro a mis labios, de

mi labios a tu pecho, tú ausente

de todo, volteaste a mirarme yo

deseosa esperando tu éxtasis, in-

visible hacia ti, seguiste buscan-

do lo desconocido entre tantas

carnes entre la marea, entre el

océano bravío, que me revolcó

de la impresión al pestañar ante

tus sortilegios, ahogándome en

el agua me di cuenta que podía

respirar, que podía arrumbar en-

tre las olas mas fuertes, las mon-

tañas que nos separaban alardea-

ban incesantes por mi cobardía

de no hablarte, me viré muchas

veces esquivando lo que pude

encontrar, fui entendiendo que

si te amaba podría perderte, mi

conciencia maliciosa me envol-

vió en su manto, mis escarmien-

tos me cosieron el alma de una

sola pena, si te amaba, si te to-

caba, desaparecería lo que tanto

anhelas, me fui llevando por la

marea a los lejos para sentarme

entre los corales y seguir obser-

vando tu mirada, enamorándo-

me de ella, de tu mirada mansa, un romace infinito, mi romance con tu mirada.

Maglys A. Noguera

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No sé de donde viene el estoicismo,

solo se que es un dolor envuelto en lo

espiritual, que nace con el sentimiento

humano: dominio de la propia sensibi-

lidad.

Así nos hemos encontrado con una

poesía, que no es solo premonitoria,

o estoica, del dolor, como los versos

desgarradores de Cruz María Salmerón

Acosta, el poeta mártir, como lo llamó

Andrés Eloy Blanco. Sino que también

son intimista. Este poemario de Víctor

Hugo Bolívar de pequeño formato en

cuyas portadas anverso y reverso van

unidos dos libros en uno:

“Urbe Propia” y “Yodo Ra-

diactivo”; este último de

señales presagiosas de dolor

que van a terminar en un fi-

nal feliz. Su autor se pasea con soltura

y delicadeza por su vida íntima y em-

pieza a hilvanar recuerdos y desatar su

pensamiento con gemidos de dolor: “La

muerte es implacable y tenaz” “Benig-

no –maligno – o lo que seas – llegastes

como mujer solitaria – a perturbar mi

existencia” “ya el espejo había enviado

sus señales”- “Esos garabatos diagrama-

dos que solicitó el galeno, tambalean

mis pasos” y así el poeta Bolívar sigue

discurriendo entre alegrías de vida y

sinsabores de muerte: “Extirpar, cortar,

rastrear…A veces me pregunto si algún

día podré amputar tu recuerdo”.

Combinar el dolor con el amor no

es fácil, lograrlo es de almas altruistas

que se ven en la vida golpeadas por

esos zarpazos y que logran flotar aún

después de la tempestad. Nada hay más

noble, nada hay más digno de contener

las lágrimas arrancadas por el dolor

que el ánfora cancelada del verso.

Daniel Dupuy

En esta casa ubicada en la calle

Páez, cuando apenas todo era

una sugerencia urbana, funcionó la

primera escuela, que con el nombre

de Federal Unitaria, estuvo codificada

con el número 3.309. En su interior,

definido por unas paredes y un techo

correspondientes a lo que el léxico

sencillo de la gente de entonces lla-

maba mediagua, confluían alumnos

de distintas edades, sin que se hubie-

ra establecido ninguna delimitación

para quienes cursaban el primer o el

tercer grados.

Intuitiva por lo vocacional y dili-

gente por sus conocimientos, debió

ser la actuación de la maestra Olga

Díaz de Díaz, que para el momento

recibía la distinción de preceptora, al

tener que impartir distintos progra-

mas dentro de un mismo espacio, así

como por mantener una disciplina in-

alterable en un auditorio conformado

por niños y adolescentes, que además

de la condición natural de la diferen-

cia de edades, exhibían modos de ser

diferentes, producto de las diferentes

culturas que comenzaban a estable-

cerse en la antigua Cerro Arriba.

La Maestra Olga Díaz Aldama úni-

camente para 1938, debió debatirse

entre libros Mantilla y Geografías de

Hugo Ruán para poder cumplir con

las exigencias académicas de aque-

lla primera escuela, en relación con

la relativa ausencia de supervisiones

oficiales, pero con algo supremo que

la vigilaba aún más: su conciencia.

Coro - Punto FijoViernes 27 de febrero

de 2009

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Yodo radiactivo de Víctor Hugo Bolívar

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“No se me muera tocayo, que

están pintando los gallos”. A los 24

años de la siembra del cantor, lo re-

cordamos trayendo a esta Pinacoteca

a uno de nuestros valores plásticos

con su nombre, sólo que éste canta

con el pincel envuelto en el arco iris

de los colores de su paleta. Me refiero

a Alí González, artista paraguanero,

de quien sé pintaba las carteleras de

su escuela y liceo, pues el máximo

creador lo dotó con un talento nato

para el dibujo. Las primeras técnicas

de arte las obtuvo en los espacios del

viejo ateneo, bajo la tutela de Wilmer

Yajure, luego lo estuvo asesorando

Omero Mota, eso fue al principio de

su caminar por el mundo de la plás-

tica.

En su andar ha encontrado un

lenguaje propio, un lenguaje que lo

diferencia de los demás, el que se

consigue en el caminar, el que se en-

cuentra cuando se busca sin buscar-

lo, como la vida misma, como las eta-

pas del hombre, que cumple su ciclo

sólo si permanece vivo, y Alí transita

este camino. He trabajado con él ha-

ciendo murales, puedo dar fe de su

talento creativo de su capacidad de

trabajo y de su solidaridad.

Alí cuenta con una trayectoria de

más de 25 años, ha participado en

infinidad de colectivas a nivel local,

regional y nacional, sobre todo las

organizadas por la AVAP Paraguaná,

la última donde estuvo representado

fue en la que realizó la Universidad

Nacional Abierta. Es excelente dibu-

jante y buen colorista, sus temas van

desde el retrato, la figura, el paisaje y

los bodegones.

Es letrista, muralista, trabaja con

diferentes medios, pero su preferido

es el óleo, en pequeño y grande for-

mato, no es de mi conocimiento que

haya realizado su primera exposición

individual, y es que el arte como ofi-

cio no es tan fácil, más cuando se

está en esta mágica península como

lo es mi Paraguaná, que nos arropa

con su cariño y no nos deja salir de

sus fronteras. A veces se emplea en

el Complejo Refinador, por supues-

to, como pintor de primera, donde

ha estado ejerciendo ese oficio en las

altas torres de la refinería, o sea que

a la hora de pintar un mural, para él

la altura no es ningún problema.

La obra presentada es un retrato

de Alí, titulado “Remembranzas del

Cantor” del año 2008, en una tela

con un formato de 76 por 62, elabo-

rada en óleo al pincel.

Angel Ventura

Coro - Punto FijoViernes 27 de febrero

de 2009

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Pinacoteca

Mucho antes del primer latido de vida nos conoce y muestra el colosal universo de palabras y visiones que determinarán futuras histo-rias del hombre.Tal vez nuca descifremos tanta inmensi-dad,aunque la vida puede ser profundamente fecundacon sólo acercarse al conocimiento del espíritu.Algunos nacen con ese saber de vida, otros tenemos que recorrer los años para lograr asir un fragmento de él,afianzar algo de su esplendor.Y unos pocos mueren sin saber que lo poseían,simplemente su esencia es saber relacio-narnos con lo que nos rodea.En ocasiones se da a través de la experi-mentación,o en el corazón, por medio del sufrimiento,de aprendizaje de aquello que nos resulta extraordinario,como el mismo Dios.Conocer está en lo poético, sin razoneses querer sin pretenderlo, sin que sea utilizadoen la maldad,es necesario para amar.A veces se busca desesperadamente, como si de él dependierael éxito,la senectud tranquila,la vida plena.Y todo ello pasa por una incesante agonía entre libros,escuelas,programas,nuevos softwarey reflexiones.La verdad es que siempre estuviste ahí, tranquilo, esperando a que te buscaran donde siempre has estado:En el café pardo de la abuela, en los conse-jos de mamá,en los ojos tristes del viejo que se fuey en la vida que falta por vivir y dice que no se te busque más,que estás sobre la hierba y en la piel. Realmente lo que primero debemos conoceres a nosotros mismos,adentrarnos en lo profundo de nuestra alma,recorrer con sumo cuidado nuestros miedospasiones, sentimientos.Enfrentar la racionalidad con la incons-ciencia,pues ser inteligentes no nos hace sabios,y estar enterado no es tener conocimiento.

Autores: personal Nuevo Día

Contratiempo para una anécdotaMe reconforta pensar que

según Crevel: “ningún atrevi-

miento es fatal”. Tal condición

surrealista me permite visitar en

contratiempo el plano convexo

de un amigo cóncavo. Claro

está, en una instancia armóni-

ca escrita en el pentagrama, eso

sería como escuchar al Charlie

Parker en su gusto trascendente

por el jazz, una cueva acústico

semántica por donde se mete

la oreja y la vida como esencia

generadora de todas nuestras

preguntas. Morín lo dice de ma-

nera perfecta: “La antropología

que envía la vida a la vida pri-

vada es una antropología priva-

da de vida”. De manera que la

relación entre el personaje y su

auto es definitiva, porque sólo

él conoce la textura de su silen-

cio.

Mientras tanto, del otro lado

de la orilla estamos los mortales

que vivimos bajo el flujo sutil

de su volcán totémico, de sus

códigos inmortales y ese senti-

do del barullo que todo parro-

quiano lleva como anexo gené-

tico de su condición humana.

Somos pigmeos en un fastuoso

universo, con una gloria par-

lanchina única, repleta de epi-

sodios anecdóticos que elevan

al máximo el parloteo, ese ve-

hículo que nos hace encontrar

al solitario viajero que llevamos

por dentro.

Somos una sociedad no pro-

porcional a lo que piensa. En los

sesenta mientras estaba en mi

escuela, estaban escribiendo los

mejores pensadores de esta épo-

ca, algunos de ellos recién falle-

cidos y otros en el esplendor de

sus ideas; gurúes ahora de lo

que identificamos como futuro.

La red cuántica que enlaza las

afinidades entre los terrestres,

viene dada por una esencia fí-

sica menos comedida que el

tiempo con el cual se hilvanan

las corrientes de pensamiento

en el planeta. La aldea plane-

taria va y viene sobre palabras,

hechos, circunstancias, ideales

no siempre claros, pero esa es la

razón de existir. Para muchos,

estamos en medio de una cri-

sis. ¿Cuál crisis?, todo sigue su

curso, la verdadera crisis no se

ve, estamos divididos en medio

de una discusión estéril. Está

pasando lo que todos sabíamos

iba a ocurrir hace treinta años,

la incertidumbre emerge por-

que siempre sentimos miedo

de no lograr el pleno desarrollo

de nuestros argumentos perso-

nales.

En atención a lo anterior

no estamos en medio de un

caos, estamos en medio de lo

que hicimos mal y no lo que no

hicimos, la equidad, la moral y

la ética del cómo se hacen, es

resultado del esquema mental

bajo el cual, cada quien funcio-

na. Cada quien es responsable

de hacer o no hacer, el revolu-

cionario será responsable del

compromiso, en macro es un

reto interesante, en micro pu-

diera ser un chichero, pero es-

timo que como la era del hielo

ya terminó, las ideas se renue-

ven, porque en ambos bandos

-como han decidido llamarse-

existen elementos inconclusos.

Los muestra Rigoberto Lanz en

algunos de sus textos. Deberá

sustituirse el relincho por un

trabajo serio, no esos grupos de

grupos con líderes miméticos,

que no generan sino que repro-

ducen lo mismo de antes. Esa

labor es terrible porque no todo

el mundo es capaz de mirarse

dentro y decir: hice mal esto

o aquello, porque la gorra y la

franela es de fácil postura, imi-

tar que se es, sin serlo también,

pero vivir sin ser lo que anuncia

el aviso, es fatal.

Esa labor la requiere la base

social que siempre es la menos

contaminada, el pensamiento

formalito es menos idóneo si se

quiere y más acartonado. Hay

gente que suma, otra que resta,

otros que eliminan, otros que

ciertamente crecen y expanden

su radio de acción en las masas,

a eso no puede llamársele crisis,

es una respuesta a procesos que

desencadenan. Pancho margi-

nal es ahora Foncho fortaleza,

lo crucial es que los intelectua-

les que no tenían piso hecho

en la calle o el barrio asuman

y despierten en sus castillos.

La masa insomne y sin sendero

les necesita, aquellos que aho-

ra son agentes de algún cambio

son etno-teóricos de algo que

no tienen como herramienta de

praxis, porque hay muchos que

se ufanan de cosas que jamás

hicieron y, quizá jamás culmi-

nen.

Es por ello que la anécdota

no sirve de mucho en el esce-

nario de recrear modelos para

esta instancia del bucle. Los

conflictos que aún faltan por

remediar, develarán miles de

resquicios relacionados con su

pasado particular, eso ocurre

en todo el mundo, de maneras

diferentes, no es un fenómeno

nuevo, lo nuevo sería que real-

mente la organización de la so-

ciedad planetaria no sea ficción

ideológica sino hacer colectivo,

la libertad no nace con apelli-

dos, se edifica con acciones. De

modo que en cada lugar del pla-

neta, el cambio social necesita

ser identatario de cada cultura

y plenamente ético, no un repe-

tidor caduco.

Sin lugar a dudas, asisti-

mos a un tiempo de reacomodo,

agudeza y profundidad, nues-

tra sensopercepción sustituirá

sin lugar a dudas la paja por el

resultado y la suma de volunta-

des por la praxis, espero ami-

gos míos que el contratiempo

valga la pena cuando se piensa

en una sociedad humana como

continuo de la vida y no como

anécdota del yo newtoniano.

Egli Dorantes

[email protected]

Los hombres y su tiempo

“Si me hubieran hecho objeto sería objetivo,

pero me hicieron sujeto”José Bergamín

Conocimiento sin palabras

Page 6: Letra Viva Viernes 27-02-2009

Este oficial francés de nacimien-

to, ve la primera luz en Montélimar

el día 14 de septiembre de 1780, y

alcanza el grado de General de Bri-

gada en los ejércitos de Venezuela y

Colombia, durante nuestra guerra de

independencia.

Su verdadero nombre era Louis

Gabiel Jean de la Croix Peru.

En su juventud, fue soldado en

las tropas de Napoleón Bonaparte.

Prestó servicios en Nápoles durante

el reinado de Murat.

El regreso de los Borbones al

trono Francés, lo obliga a emigrar

a América, esto ocurre en 1815. En

las Antillas se une al corsario fran-

cés Luis Aury, y empieza una vida

de aventuras corsarias bajo el pabe-

llón de Buenos Aires, llega a ocupar

el cargo de Secretario de Estado en

el Gobierno de las islas de Providen-

cia, Santa Catalina y San Andrés, las

cuales son ocupadas por su jefe Luis

Aury.

En 1821 pasa Barranquilla y de

allí a Bogotá, donde traiciona a su

jefe y ofrece sus servicios al gobierno

colombiano, para contrarrestar un

ataque de Luis Aury a lo que hoy es

Panamá.

A la muerte de Aury, se enemis-

ta con el sucesor de éste, el corsario

haitiano Svero Courtois, con quien

sostiene el primer pleito judicial de

imprenta que se ventila en la Gran

Colombia.

Se incorporó al Ejército Liberta-

dor y trabajó en la sección del Estado

Mayor con el grado de Coronel. En

1825 contrae matrimonio con la co-

lombiana Dolores Mutis.

En 1828, de abril a junio, vive en

el círculo íntimo de El Libertador en

Bucaramanga; de esta fecha datan las

notas, recuerdos y conversaciones

con Bolívar, la cuales fueron publi-

cadas en París en 1870, bajo el titulo

de Diario de Bucaramanga.

En 1830 fue ascendido al grado

de General de Brigada por el General

en Jefe Rafael Urdaneta.

A la muerte del Libertador, deja

en Bogotá a su esposa e hijos y emi-

gra a las Antillas y Nueva York. Para

1833, se encuentra en Caracas prote-

gido por el Marqués Del Toro y Diego

Ibarra. En 1835, es expulsado de Ve-

nezuela y regresa a Francia, donde

vive en un lamentable estado econó-

mico, muy cercano a la miseria.

A fines del mes de enero o prin-

cipios de febrero de 1837 se suicida,

habiendo dejado como legado, al

diario El Siglo, numerosos manus-

critos que se perdieron en la capital

francesa.

Juan B. Medina C.

Luis Peru de Lacroix

6Coro - Punto Fijo

Viernes 27 de febrero de 2009

Nuestro encarte cultural Letra Viva, con motivo del III aniversario de su apari-ción en este órgano periodístico, convoca a los creadores que aún no hayan trascen-dido su obra a través de publicaciones formales, a un concurso de poesía, para lo cual quedan establecidas las presentes bases:

conianos o residenciados en nuestra re-gión, que para la fecha de convocatoria del presente certamen, estén considerados como inéditos, bien a través de sus pro-pios nombres o de la utilización de seu-dónimos.

doble espacio.

viadas tres (3) copias, hasta el 15 de abril del presente año, suscrito por un lema o seudónimo; y en sobre aparte, debidamen-

del autor, con las indicaciones de numero de cédula, dirección, correo electrónico, si lo hubiere, y teléfonos particulares.

atención concurso literario “Letra Viva”,

Fijo.

lico de 4.000 bolívares.

te, queda facultado para declarar desierto este concurso, en caso de que lo considere necesario.

mayo del presente año, en acto especial por la celebración del 3er aniversario de Letra Viva.

Vivimos con la paradoja de ser

gregarios y a la par tener que sopor-

tarnos los unos a los otros… a unos

les amarga el vallenato destemplado,

el reggaeton iracundo, la changa pro-

miscua, a otros las bolsas de plástico

que se estrellan a perpetuidad contra

las mallas de ciclón, o los cercos elec-

trificados que me pregunto si junto

con toda sensación de optimismo,

también serán capaces de matar a los

pájaros; no olvidemos que en medio

de la manada hay (muchos) a quienes

definitivamente nada les importa.

Buscamos afuera a los autores de

los desafueros que nos descomponen,

a los que desenmascaran su abalco-

nada indolencia y recuestan la silla a

la descolorida pared de la desgana…

Buscamos afuera a los que no pueden

escribir un párrafo que no contenga

mas de cinco palabras con “d” y que

nos colocan en la posición de adap-

tarle una banda sonora a la desdicha.

“En la posada del fracaso,donde no hay consuelo ni ascensor,el desamparo y la humedadcomparten colchóny cuando por la callepasa la vida como un huracán,el hombre del traje gris saca un sucio calendario delbolsillo y grita¿quién me ha robado el mes de abril?”

J. Sabina.Mandamos al cipote a cualquier

Galileo que se atreva a hacernos mi-

rar a los lados y si lo hacemos es en

la búsqueda de algún espejo. Recon-

centramos nuestras fuerzas en ajustar

nuestra cotidianidad al giro de los

planetas. Buscamos razones en las

nubes del cosmos, para descifrar los

números ganadores del angustiado

premio de nuestra certeza. Univer-

salizamos nuestro ombligo, nuestros

apetitos, nuestros gustos éticos, polí-

ticos y estéticos; dogmatizamos nues-

tro confort por la rabia de no tenerla

ya, o por la rabia de haberla obtenido

y el miedo a perderla… las ventanas

que abrimos sólo dan a un patio in-

terior en el que ponemos a secar los

hábitos y olvidamos a veces que al-

guien, en el piso de arriba o en el

de abajo, está haciendo ruidos, abre

una ventana, respira como nosotros

un mismo aire compartido y a veces

intuye como nosotros, que gran parte

de los homínidos se hermanan en el

ritual humilde de doblar el espinazo

para amarrarse los cordones y salir

a la calle sintiendo que la morada la

podemos hacer tan pequeña como

nuestra mezquindad o tan grande

como un país.

Sinópsis:

Isla de Jersey, Canal de la Man-

cha 1945. La II Guerra Mundial ha

terminado, pero el marido de Grace

no vuelve. Sola en un aislado caserón

victoriano, educa a sus hijos dentro

de severas y amenazantes normas re-

ligiosas. Los niños sufren una extraña

enfermedad: no pueden recibir direc-

tamente la luz del día.

Plantilla actoral: Los Otros (The

Others) 2001. Nicole Kidman, Fion-

nula Flanagan, Christopher Eccles-

ton, Alakina Mann, James Bentley,

Eric Sykes, Elaine Cassidy.

Director: Alejandro Amenabar.

Los Otros

II Concurso Literario

Page 7: Letra Viva Viernes 27-02-2009

Durante las primeras sema-

nas en que me iniciaba con

el grupo Tiquiba, me tocó participar

en el encuentro Presencia Puntual de

los Amigos, organizado por un con-

junto de jóvenes de la comunidad de

Pueblo Nuevo bajo la dirección de

Isaac López. Entre las labores asumi-

das en esa oportunidad, tuve la tarea

de entregar invitaciones en la ciudad

de Coro a los agentes de la cultura,

el Ateneo, Incudef, emisoras, escri-

tores, pintores, etc. Yo apenas empe-

zaba mis estudios en la Universidad

Francisco de Miranda en el área de

educación. Por ese entonces casi no

conocía a nadie del mundo cultural

de esta ciudad, a excepción del poe-

ta César Seco, José Barroso, tal vez

Wolfang Garvett; el hecho es que

buscaba direcciones de algunos per-

sonajes para que se dieran cita en la

fiesta de la amistad. Entre los poetas

que recuerdo invitar estaban Rafael

J. Álvarez, Marvella Correa, Ramón

Miranda, Secundino Urbina, la Sra.

Olga Elena de Curiel, Humberto

Clark, Nicasio Duno y Hugo Fernán-

dez Oviol, entre otros. Las circuns-

tancias me llevaron a caminar por

diversas calles de la capital coriana

preguntando por las casas de los in-

vitados. Al llegar al mercado viejo,

antigua sede del Incudef, me dirijo a

la oficina de César Seco, para consul-

tarle sobre ciertas direcciones, me da

algunas junto a los teléfonos de otros,

entre éstas estaba la del poeta Hugo

Fernández Oviol, del que César co-

menta que le llaman vikingo por su

aspecto “rojo” y su barba particular.

Por avatares del destino olvidé,

o se había traspapelado, la carta de

Oviol. Un poco cansado por la ruta,

espero entregársela para marcharme

a Pueblo Nuevo, a seguir con el tra-

bajo allá. Regreso al centro a ubicar-

me entre las polvorosas calles y doy

con la Libertad antes de llegar a la

oficina de Eleoccidente, pregunto

por Hugo Fernández a un transeúnte

y no me da razón, hasta que por fin

llego a la casa. Me encuentro con un

lugar mágico con un alto techo sem-

brado de tejas, de paredes gruesas y

largas como columnas, la puerta no

es menos ostentosa, con su acabado

barnizado posee un anillo de bronce

con el que tocar para no machucarse

los dedos, tan grande como si se en-

trase a un viejo castillo salido de un

cuento de hadas, una casona coriana

de hechizo extraño; una mujer abre

los goznes e inmediatamente le digo

que busco al vate Hugo Fernández,

me lleva a él por un amplio patio de

matojos y arbustos, un perro grande

nos mira con cansancio y descon-

fianza, las columnas de la casa se

asoman apenas, todo está dispuesto

en cada lugar de manera ordenada

y limpia, cuadros de pintores de la

región se entremezclan con los li-

bros de las vitrinas y el olor a comi-

da casera invade el pasillo. Espero

mientras aparece él, sale de pronto

con su gran cuerpo moviéndose con

un poco de dificultad pero sonriente

y de buen humor. Le digo que está

invitado al aniversario del grupo Ti-

quiba que se celebrará en agosto, y

le hago entrega de la carta, aún me

faltaba contactar algunas personas,

pero el poeta comienza a llamar por

teléfono a los contactos que yo tenía

en mi lista, y resuelve que yo se las

deje para que los otros pasen a reco-

gerlas. Al momento de marcharme

me llama, -¿papa, adónde vas?, es

mediodía, ¿qué vas a hacer por ahí a

esta hora?-. El poeta Hugo Fernández

Oviol terminó invitándome a comer

junto a él en su mesa. Así comencé a

conocerlo, extendiéndome su mano

solidaria, su amistad; no le importa-

ba de dónde venía aquel que nece-

sitaba ayuda, su desprendimiento de

sí mismo, de las cosas materiales, su

bondad, generosidad, eran las cartas

de presentación que le acompañaron

siempre. Más tarde compartiríamos

en la misma mesa pasapalos, alco-

holes, charlas, humos y poesía, en

la tertulia poética que lleva su nom-

bre y con otros que están inevitable-

mente ligados al poeta como Ella De

Petit, Emilis González, Omar Pirona,

Jailyng Chirinos, Yarelys Achique,

Fayito Petit, Abelardo Coronado, Ma-

ylen Sosa, José Barroso, Ramón Mi-

randa, Emiro Lobo, Marvella Correa,

Rafael José Alfonzo, Pedro Cuartín,

Wafi Salih, César Seco, Argelia Malaver y los que fueron llegan-do posteriormente, sumándose al compartir de la palabra y de la amena conversación sobre los poetas de la región y otros allende las fronteras geográficas, así como de la exposición de los problemas culturales de la región. Compartir con Hugo “el vikingo”, era todo aprender, conocer, disfrutar de los coloquios de tantos alrededor de esa mesa que abrigó amigos, cono-cidos y algunos que sólo estaban de paso por esta tierra de calores. Hugo Fernández Oviol recibía a todos sin distingos o egoísmos, en su casa la discusión formaba parte de la mesa, no se juzgaba a nadie por su condición o militan-cia. La casa de Hugo Fernández era un espacio para el diálogo, la palabra, la poesía, del buen trato para todos. Y por encima de esto, de los versos que las paredes cobi-jarán como suaves aleteos de ma-riposas llevadas por el resonar de una guitarra, de la custodia a los poemas que se entregarán al eco del tiempo, guardián de este gran poeta rojo que vivirá cantándole a los arenales de Coro.

7Coro - Punto Fijo

Viernes 27 de febrerode 2009

Crónica de poeta

En forma reiterada

se realiza la consul-

ta acerca de por qué

se celebra el Día de

Punto Fijo cada 27 de

Febrero. La respuesta

está dada, porque en

esa ocasión de 1970

se estableció la Junta

Administradora del

nuevo Distrito Cariru-

bana, cuya creación

fue consecuencia de la

aprobación de la refor-

ma de la Ley de Divi-

sión Político Territo-

rial de nuestra región,

por parte de la Asam-

blea Legislativa de en-

tonces, que creara al

Distrito Carirubana,

capital Punto Fijo.

La aclaración es

válida en forma co-

rriente, ya que, a di-

ferencia de otras ciu-

dades, a Punto Fijo no

se le celebra el día de

su fundación, porque

no hay los elemen-

tos documentales que

respalden este hecho,

que de acuerdo con la

apropiada versión de

su fundador, Rafael

González Estaba ocu-

rrió en el año 1924,

con motivo de la ins-

talación de la primera

operadora petrolera, la

Venezuela Gulf Com-

pany. González Estaba

también sostenía que

su misión fue cumplida

por la acción de varios

de sus compañeros de

la época y que ya exis-

tía en el llamado Cerro

Arriba la casa de Pedro

Yagua, que todavía se

conserva en una de las

calles más antiguas de

la ciudad, la Páez.

Desde aquí felici-

tamos a todos quienes

conviven en Punto

Fijo, conformada des-

de siempre por gente

venida de la misma

Paraguaná, de otras

regiones del país y de

migraciones prove-

nientes de diferentes

partes del mundo.

TORRE DE BABEL

En aquellos tiempos en que hubo alianzas políticas

determinadas por el denominado Pacto de Punto Fijo,

hubo un encuentro en Charaima entre el dirigente urre-

dista Rafael Primera y el dirigente de la Federación de

Trabajadores Petroleros, Raúl Estrella Henríquez. Am-

bos ya no están, pero quedan los recuerdos de quienes,

por cada una de sus acciones, aportaron en su momen-

to un relevante grano de arena a las luchas de carácter

social.

Anthony Alvarado

Page 8: Letra Viva Viernes 27-02-2009

Hace apenas una semana que

la vida le volvió a sonreír,

como será por muchos años, a Ra-

mona González de Arévalo. En su

casa de la calle Comercio está res-

guardada por cuanto recuerdo pro-

viene de Rafael González y Leocadia

Pulgar, quienes después de haber

sido los creadores del nombre de

Punto Fijo, también le reiteraban,

desde muy temprana edad, que ella

había sido la primera niña que nació

en el aquel entonces semidesierto.

¿Y qué recuerda oír de ese tiem-

po?

Poco a poco fueron naciendo

otras niñas y con ellas jugaba con

lo que podía, pero le digo la verdad,

casi no había nada ni nadie.

¿Y el primer varón que nació en

lo que ahora es una ciudad gran-

dota?

No fue ninguno de mis herma-

nos. El primer niño se llamó Gui-

llermo Zavala.

Monchita, como cariñosamente

le decimos a Ramona de Arévalo, tie-

ne en su haber un mundo documen-

tal, mira hacia los lados y describe

cómo era la casa en sus comienzos y

estira la mirada hacia lo que en los

momentos es un congestionamien-

to de ruidos y gritería y confirma

luego que todo era monte y silbido

del viento. En sus manos se revela

una fotografía que corresponde al

primer matrimonio que se celebró

en la Iglesia Nuestra Señora de Co-

romoto, y en donde ellos -Cheche y

Monchita- están prestos a la bendi-

ción nupcial. Un desparramamiento

de cornetas desplaza la quietud de

sus primeros años y hay que esperar

a que la compasión de la serenidad

nos regale unos minutos.

¿Qué emociones se concentran

en una mujer paraguanera que

ocupa el lugar privilegiado de ha-

ber sido la primera niña que vio la

luz en Punto Fijo?

En realidad es un honor para mí,

mis hermanos y mis hijos. Imagí-

nese usted que por mis venas corre

el mar, porque soy de la península,

como mi madre, y porque mi padre

era margariteño.

¿Qué le agradaría que ocurrie-

ra el Día de Punto Fijo, como lo es

hoy?

Que se conserve siempre el re-

cuerdo de su principal fundador, a

través del mantenimiento perma-

nente de su plaza, de sus bustos, de

sus retratos y que se sepa siempre

que fuimos una familia llena de va-

lores y dedicada al fomento y a la

práctica del deporte.

Monchita González de Aréva-

lo casi está

lista para

entrar a su

iglesia y pa-

sar por su

plaza des-

pués que

se oficie la

misa de las

6:00. Con

bastante di-

namismo cruza el pequeño espacio

que separa a la Nuestra Señora de

Coromoto de su casa que “cuando

en mis tiempos -sostiene- no tenía

rejas, porque lo único distinto a no-

sotros que entraba por su puerta,

siempre abierta, era la brisa”. No en-

contramos qué regalarle en nuestro

día a la que fue su primer amanecer

humano, hasta que al fin nos con-

vencemos de que por medio de ella,

al desearle felicidades, también se

la estamos deseando a nuestra Ciu-

dad del Viento.

Guillermo de León Calles

8Coro - Punto Fijo

Viernes 27 de febrerode 2009

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