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libros Luis Villoro: El proceso ideológico de la Revolu- ción de Independencia. Universidad Nacional Au- tónoma de México, Coor- dinación de Humanidades. México, 1967 (segunda edición) . 250 pp. (Em- pastado. 14 x 22 cm.) Por segunda vez las prensas universitarias edifan este li- bro, que hasta ahora ya ha ayudado no poco a penetrar en el fondo del espíritu del movimiento mexicano de independencia. El libro es el mismo, aunque el título ha sido modificado. El de la primero edición era La Re- volución de Independencia, al cual ha,lló el autor el de- fecto de que parecía ofrecer un panorama histórico total del movimiento al que hace mención; lo que acaso con- fundiera al lector. El nuevo título, más restringido, efec- tivamente corresponde con más exactitud al contenido real del estudio. Éste toma por punto de partida un análisis de la si- tuación de las clases sociales, según el cual lo que llama- mos "Revolución de Inde- pendencia" es el resultado de un complejo de movimientos que divergen considerable- mente entre sí, y tienen su asiento en distintas capas de la sociedad. Las interpreta- ciones suelen oscilar entre dos puntos de vista opuestos; desde el cual la J1evolución aparece como una reacción tradicionalista contra las in- novaciones liberales de la Península, y otro desde el que como una de las que surgte como una de l'as manifestaciones de la con- moción de alcance mundial provocado por la "Ilustra- ción" y la revolución fran- cesa. Luis Villoro considera que La Revolución de Indepen- dencia comprende, en reali- dad, ambos aspectos antagó- nicos, a ninguno de los cuales puede reducírsela exclusiva- mente; y, en consecuencia se propuso la tarea de des- integrarla en sus diversos elementos, a fin de explicar- la a partir de las distintas fuerzas que la componen. La situación de las distintas cla- ses sociales en vísperas de ini- ciarse el movimiento de inde- pendencia, los componentes de las particulares situacio- nes, vienen a ser clave de las "actitudes históricas" que lue- go habrían de manifestarse. Las clases de los adminis- tradores y los se sentían indisolublemente ligadas a la metrópoli. Su "actitud histórica" no era más que una exigencia de orden administrativo eficaz. El alto clero, los grandes pro- pietarios y el ejército, se ha- llaban unidos bajo un signo común: el sentido ambiguo de su dependencia de la Co- rona. El alto clero recibía de la Corona sus nombra- mientos, pero su influencia económica y sus intereses fi- nancieros estaban en la Co- lonia. La situación del ejér- cito era semejante: sus nom- bramientos le venían también de la metrópoli, o del go- bierno virreinal, y de tal manera, que la mayoría de los jefes y los oficiales sup('- riores eran europeos. Por otra parte, la minería se ha- llaba casi totalmente en ma- nos de criollos; y la nobleza americana era dueña, tam- bién, de gran cantidad de feudos rurales y de las más de las nacientes industrias. Por su situación ambigua, estas clases poderosas des- arrollarían una actitud varia- ble: ya a favor del régimen colonial, ya en su contra. Por último, las clases tra- bajadoras. Fueran indios, ne- gros o castas, los trabajado- res de la Colonia carecían de conciencia de clase; pero en cambio participaban de la misma opresión. Su impulso contenido no estaHaría mien- tras no lo pusiera en movi- miento la intelligentsia crio- lla. La luz que estas páginas arrojan sobre el mecanismo que funciona entre la situa- ción de cada una de estas clases y su particular "acti- tud histórica", muestra cómo la coexistencia de dos fuerzas antagónicas en la Revolución de Independencia, es un he- cho incontrastable sin el cual no es fácil explicarla. Alberto Bonifaz Nuño Le Chal!; Del feudalismo 'al socialismo: La economía de Vietnam del Norte. Tra- ducción de Nicole Blanc. 4-20 pp, Editorial Siglo XXI; México, 1967 El trabajo del economista vietnamita Le Chau es un mi- nucioso análisis del desarrollo económico, social y cultural del Vietnam del Norte, país esencialmente agrícola, en donde el cultivo del arroz des- cuella sobre todos los demás. Situado en la zona tropical, se halla sometido al rég'men asiático de los monzones. Dos cadenas de montañas domi- nan la parte posterior del país y contribuyen a causar grandes inundaciones de ma- yo a noviembre. Hace treinta años los 5 millones de hectá- reas sembradas de arroz sola- mente representaban el 15% de la superficie total del país, estimada en 328 mil kilóme- tros cuadrados. Emancipado del Imperio Chino en el siglo x, Vietnam logró importantes avances en su desarrollo agrícola, habien- do comprendido en el siglo XIV dos reformas agrarias: la primera asignó a cada cam- pesino contribuyente una par- cela de tierra de acuerdo con las posibilidades de cada po- blado. Con la segunda, efec- tuada en 1397, se limitó la propiedad a 4 hectá- reas y el expropió al- gunos latifundios pero sin to- car las vastas propiedades que el emperador, cien años antes, había entregado a los wa n - des nobles. Los campesinos, por tanto, continuaron sopor- tando el peso de las exaccio- nes feudales, las requisas, el servicio militar y los impues- tos. Las guerras civiles, las sequías y las rebeliones obliga- ron a los campes·nos a vender sus tierras y a emi¡{rar como artesanos o asalariados. La concentración de la tierra se acrecentó al mismo tiempo que aumentaba el número de campesinos sin tierra. De 1407 a 1427 los chinos nueva- mente ocuparon Vietnam pe- ro los campesinos expulsarlos bajo el mando del emperador Le Loi que decre- tó, un año más tarde, la re- forma awaria ¡{eneral repar- tiendo la tierra tanto cultiva- da como abandonada de acuerdo con el número de personas que debían ser ali- mentadas, independientemen- te de su clase social. Se pro- hibió el abandono de las tie- rras, la venta de las parcelas asif.{Oadas y la creación de ¡{randes propiedades privadas. Desaparecida la dinastía de los Le en el ,siglo XVI, los no- tables y mandarines se apode- raron de las tierras públicas y se anexaron las pequeñas pro- piedades privadas, convirtién- dose los campesinos en siervos de los latifundios. El arrenda-

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libros

Luis Villoro: El procesoideológico de la Revolu­ción de Independencia.Universidad Nacional Au­tónoma de México, Coor­dinación de Humanidades.México, 1967 (segundaedición) . 250 pp. (Em­pastado. 14 x 22 cm.)

Por segunda vez las prensasuniversitarias edifan este li­bro, que hasta ahora ya haayudado no poco a penetraren el fondo del espíritu delmovimiento mexicano deindependencia. El libro es elmismo, aunque el título hasido modificado. El de laprimero edición era La Re­volución de Independencia,al cual ha,lló el autor el de­fecto de que parecía ofrecerun panorama histórico totaldel movimiento al que hacemención; lo que acaso con­fundiera al lector. El nuevotítulo, más restringido, efec­tivamente corresponde conmás exactitud al contenidoreal del estudio.

Éste toma por punto departida un análisis de la si­tuación de las clases sociales,según el cual lo que llama­mos "Revolución de Inde­pendencia" es el resultado deun complejo de movimientosque divergen considerable­mente entre sí, y tienen suasiento en distintas capas dela sociedad. Las interpreta­ciones suelen oscilar entre dospuntos de vista opuestos;desde el cual la J1evoluciónaparece como una reaccióntradicionalista contra las in­novaciones liberales de laPenínsula, y otro desde elque sur~e como una de las

que surgte como una de l'asmanifestaciones de la con­moción de alcance mundialprovocado por la "Ilustra­ción" y la revolución fran­cesa.

Luis Villoro considera queLa Revolución de Indepen­dencia comprende, en reali­dad, ambos aspectos antagó­nicos, a ninguno de los cualespuede reducírsela exclusiva­mente; y, en consecuenciase propuso la tarea de des­integrarla en sus diversoselementos, a fin de explicar­la a partir de las distintasfuerzas que la componen. Lasituación de las distintas cla­ses sociales en vísperas de ini­ciarse el movimiento de inde­pendencia, los componentesde las particulares situacio­nes, vienen a ser clave de las"actitudes históricas" que lue­go habrían de manifestarse.

Las clases de los adminis­tradores y los comercian~s

se sentían indisolublementeligadas a la metrópoli. Su"actitud histórica" no eramás que una exigencia deorden administrativo eficaz.El alto clero, los grandes pro­pietarios y el ejército, se ha­llaban unidos bajo un signocomún: el sentido ambiguode su dependencia de la Co­rona. El alto clero recibíade la Corona sus nombra­mientos, pero su influenciaeconómica y sus intereses fi­nancieros estaban en la Co­lonia. La situación del ejér­cito era semejante: sus nom­bramientos le venían tambiénde la metrópoli, o del go­bierno virreinal, y de talmanera, que la mayoría delos jefes y los oficiales sup('­riores eran europeos. Porotra parte, la minería se ha­llaba casi totalmente en ma­nos de criollos; y la noblezaamericana era dueña, tam­bién, de gran cantidad defeudos rurales y de las másde las nacientes industrias.Por su situación ambigua,estas clases poderosas des­arrollarían una actitud varia­ble: ya a favor del régimencolonial, ya en su contra.

Por último, las clases tra­bajadoras. Fueran indios, ne­gros o castas, los trabajado­res de la Colonia carecían deconciencia de clase; pero encambio participaban de lamisma opresión. Su impulsocontenido no estaHaría mien-

tras no lo pusiera en movi­miento la intelligentsia crio­lla.

La luz que estas páginasarrojan sobre el mecanismoque funciona entre la situa­ción de cada una de estasclases y su particular "acti­tud histórica", muestra cómola coexistencia de dos fuerzasantagónicas en la Revoluciónde Independencia, es un he­cho incontrastable sin el cualno es fácil explicarla.

Alberto Bonifaz Nuño

Le Chal!; Del feudalismo 'alsocialismo: La economíade Vietnam del Norte. Tra­ducción de Nicole Blanc.4-20 pp, Editorial SigloXXI; México, 1967

El trabajo del economistavietnamita Le Chau es un mi­nucioso análisis del desarrolloeconómico, social y culturaldel Vietnam del Norte, paísesencialmente agrícola, endonde el cultivo del arroz des­cuella sobre todos los demás.Situado en la zona tropical,se halla sometido al rég'menasiático de los monzones. Doscadenas de montañas domi­nan la parte posterior delpaís y contribuyen a causargrandes inundaciones de ma­yo a noviembre. Hace treintaaños los 5 millones de hectá­reas sembradas de arroz sola­mente representaban el 15%de la superficie total del país,estimada en 328 mil kilóme­tros cuadrados.

Emancipado del ImperioChino en el siglo x, Vietnamlogró importantes avances ensu desarrollo agrícola, habien­do comprendido en el siglo

XIV dos reformas agrarias: laprimera asignó a cada cam­pesino contribuyente una par­cela de tierra de acuerdo conlas posibilidades de cada po­blado. Con la segunda, efec­tuada en 1397, se limitó lapropiedad pr~vada a 4 hectá­reas y el ~stado expropió al­gunos latifundios pero sin to­car las vastas propiedades queel emperador, cien años antes,había entregado a los wan­des nobles. Los campesinos,por tanto, continuaron sopor­tando el peso de las exaccio­nes feudales, las requisas, elservicio militar y los impues­tos. Las guerras civiles, lassequías y las rebeliones obliga­ron a los campes·nos a vendersus tierras y a emi¡{rar comoartesanos o asalariados. Laconcentración de la tierra seacrecentó al mismo tiempoque aumentaba el número decampesinos sin tierra. De1407 a 1427 los chinos nueva­mente ocuparon Vietnam pe­ro los campesinos l~ron

expulsarlos bajo el mando delemperador Le Loi que decre­tó, un año más tarde, la re­forma awaria ¡{eneral repar­tiendo la tierra tanto cultiva­da como abandonada deacuerdo con el número depersonas que debían ser ali­mentadas, independientemen­te de su clase social. Se pro­hibió el abandono de las tie­rras, la venta de las parcelasasif.{Oadas y la creación de¡{randes propiedades privadas.

Desaparecida la dinastía delos Le en el ,siglo XVI, los no­tables y mandarines se apode­raron de las tierras públicas yse anexaron las pequeñas pro­piedades privadas, convirtién­dose los campesinos en siervosde los latifundios. El arrenda-

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miento y la aparcería fuerondesde entonces las formas clá­sicas de la tenencia de la tie­rra. Francia en una lucha queduró de 1847 a 1884, logróadueñarse del país, creandodespués la Unión Indochina,fonnada por el Nam Viet(Cochinchina), el TrungViet (Annam), el Bac Viet(Tonkín), el Reino Khmer(Camboya) y el Reino Lao(Laos). La lucha contra la

.ocupación no se hizo esperar,sobresaliendo el movimientocampesino su~ido en 1930 enel Trung Viet. La segundaGuerra Mundial y la ocupa­ción japonesa permitieron alFrente de Liberación, funda­do en 1941, tomar el poderel 19 de agosto de 1945 y pro­clamar poco después la inde­pendencia de la RepúblicaDemocrática del Vietnam. Laresistencia general duró hastalos Acuerdos de Ginebra, fir­mados el 20 de Julio de 1954,poco después de la famosabatalla de Dien-Bien-Phu, enla cual las tropas francesas su­frieron una desastrosa derrota.Vietnam quedó dividído endos zonas al nivel del paralelo17: la zona norte se convir­tió en la República Democrá­tica del Vietnam, presididapor Ho-Chi-Min, y optó porel sistema socialista. Y la zonasur, que se constituyó en Re­pública de Vietnam por refe­réndum realizado a fines de1955.

En la República Democrá­tica del Vietnam son impor­tantes, además del arroz, laexportación del caucho y laextracción minera (hulla. car­bón, estaño, zinc, mangane­so). La agricultura aportabaen 1931 el 65% de la produc­ción nacional bruta; la indus­tria el 16%; el artesanado el6% y los servicios el 13% res­tante. El 90% de la pobla­ción se dedicaba al cultivo decereales y a las artesanías, ge­nerando solamente el 41 % dela producción interna bruta.El ingreso per cápita que co­rrespondía a cada vietnamitaera 16 veces inferior al ingre­so anual recibido por un fran­cés y 32 veces al de un norte­americano. Los efectos de lascrisis económicas, las destruc­ciones causadas por las gue­rras, el crecimiento demográ­fico y la disminución del ren­dimiento de las tierras agra­varon de 1931 a 1954 la si­tuación económica y social del

país, en e! que claramente seobservan dos grandes secto­res: uno, formado por la in­dustria moderna, el comercio,las empresas financieras y detransporte y las plantacionesindustriales en manos princí­palmente de extranjeros. Lasutilidades obtenidas por estesector moderno fueron a pa­rar, en su mayor parte, a lametrópoli. Se calcula que de1896 a 1940 el monto total delas inversiones públicas y pri­vadas en Indochina ascendióa 1.2 billones de francos (aprecios de 1954) de los cua­les un 45% provenía de capi­tales privados franceses, un30% de autofinanciamientoy el 25% restante de emprés­titos em:tidos en la metrópolipara financiar las inversionespúblicas, una parte de lascuales ya se había amortiza­do. En tres grupos financierosse hallaban concentrados másdel 85% de los capitales pri­vados. La burguesía vietna­mita, que desempeñó siempreun papel en la vida económi­ca de! país, poseía apenas un5%. El 10% restante estabaen manos de pequeñas socie­dades. En sólo diez años -de1934 a 1944- el grupo máspoderoso (el del Banco deIndochina) obtuvo 550 millo­nos de francos de utilidadesbrutas y acumuló más de 160millones de reservas. El sectormoderno se dedicaba a la ex­tracción y transformación delos productos mineros y a loscultivos industriales. Comoactividades anexas e indispen­sables a la política colonialcontaba con un sisteII\..a finan­ciero, un aparato comercialy una red de comunicacionesque facilitaba el transportede los productos del país a lospuertos de exportación. Di­cha red es para algunos laúnica aportación de los colo­nizadores (3 400 kilómetros devías férreas y 27 500 de ca­rreteras) si bien la poblaciónpagó el costo de estas infraes­tructuras destinadas a hacerprosperar a las empresas ex­tranjeras, y que resultarondestruidas casi en su totali­dad durante la guerra del Pa­cífico y el conflicto indochi­no.

El artesanado y la agricultu­ra formaban el otro sector. To"davía hoy el 80% de la po­blación se dedica a las laboresdel campo. El círculo viciosode la agricultura tradicionaL

de Vietnam trajo como con­secuencia una descomposiciónestructural y coyuntural dela economía campesina: de1930 a 1944 la superficie détierra cultivada por habitan­te rural disminuyó en 38%y el rendimiento por hectáreaen un 12%. Además, de 1930a 1954 la relación de preciosde intercambio así como elvolumen de las exportacionesvietnamitas (el país ocupabael tercer lugar entre los ex­portadores mundiales dearroz) fueron afectados seria­mente.

Las consecuencias fuerondesastrosas ya que, por unaparte, la economía no estabao~anizada en ese entoncescomo economía nacional, sinoen función de las necesida­des de la metrópoli y, por laotra, la preparación y el des­arrollo de la guerra revolucio­naria provocaron graves pro­blemas estructurales. Oscuroera, pues, el panorama que seobservaba al nacimiento de laRepública Democrática deVietnam en septiembre de1945. Baste citar que en 1944y 1945 el hambre y las epi­demias cobraron dos millonesde víctimas; que la disponibi­lidad de cereales apenas al­canzaba a cubrir la demandadurante escasos dos meses;que el comercio con el exte­rior estaba paralizado y elerario público en franca ban­carrota. Además, la presiónmilitar proveniente del exte­rior era tan constante que ladefensa militar absorbió la to­talidad de las fuerzas produc­tivas en la agricultura.

Las condiciones objetivas ysubjetivas requeridas para sos­tener la república eran otrasmuy distintas de las que sepresentaban antes de la se:­gunda Guerra Mundial. Portanto, la fuerza principal dela revolución debía radicar enlas masas campesinas y no enlos cuadros urbanos, si bienéstos asumían la dirección dela revolución. El marxismo,nueva doctrina· del Estado,"debía integrarse a las carac­terísticasde la nación.y adop­tar una forma nacional per­fectamente definida antes depoder utilizarse: no pudién­dose aplicar subjetivamentecomo una fórmula". La de­fensa nacional tuvo prioridaden 1945 sobre la lucha contrael semifeudalismo. La agricul­tura, y en general la econo­mía, estaban desarticuladas yparalizadas. Para liberar alcampesinado de sus explota­dores se hacía necesario pro­mover previamente una trans­formación radical de lasestructuras sociales que per­mitiera a los campesinos ex­plotados romper el círculovicioso en el cual estaban en­cerrados.

En materia económica laresistencia asumió dos formas:una negativa, consistente enel sabotaje de la economía delenemigo, y otra positiva, laconstrucción de una economíanacional apoyada principal­mente en la agricultura y elartesanado, en el comercio or­ganizado y controlado, y enla industria de bienes de con­sumo, de fabricación de ar­mamentos y de extracción mi­nera.

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Poco después de la victoriade 1954 se inició realmentela reconstrucción económica,habiéndose consagrado en1958 un primer Plan Trienalpara la transformación socia­lista de la economía. En ma­teria agrícola, la propiedadsemifeudal desaparec:ó, dan­do lugar, primero, a la pro­piedad individual, y después,a la forma colectiva de ex­plotación. A pesar de contarcon recurs::Js internos limita­dos y un bajo ingreso de lapoblación, se logró una sensi­ble mejoría del nivel de vida,un elevado aumento del ma­terial productivo y palpablesmejoras sociales. Baste citarque después del cese de hosti­lidades existía un médico porcada 220 mil habitantes, unenfermo por cada 68 mil, unacama de hospital por cada3 400. En 1959 había un mé­dico por cada 50 mil habitan­tes, un cuadro asistencial (en­fermero y médico) por cada7 800 habitantes y una camade hospital por cada 800 per­sonas. Mientras que la morta­lidad infantil era en 1939 del40%, veinte años más tardeera solamente del 5%. En1945 el porcentaje de anal­fabetismo ascendía al 90%del total de la población. De20 millones de habitantes so­lamente 480 mil alumnos ha­bían recibido enseñanza pri­maria y secundar:a, y apenas600 asistían a la Universidad.Actualmente sólo un 16% dela población no ha sido alfa­betizada. En 1959 había en elpaís un estudiante por cadados mil habitantes, frente auno por cada cien mil en1939.

Al final de su trabajo LeChau analiza algunos aspec­tos relacionados con la apli­cación de las ciencias econó­micas en las viejas sociedades,y particularmente en los paí­ses agrícolas subdesarrolladosde estructura social rígidas,teniendo en cuenta la expe­riencia vietnamita:

10. Puede decirse que lascondiciones requeridas parala aplicación de las leyes eco­nómicas en los países subdes­arrollados exigen primeramen­te una revolución social o unatransformación radical de lasviejas estructuras sociales yagrarias.

20. Paralelamente se hace

necesaria una revolución o re­novación técnica y cultural.

30. Se impone, de acuer­do con las condiciones socia­les y económicas, la elabora­ción y ejecución de planes dedesarrollo a mediano y largoplazo, mismos que deben cu­brir todos los aspectos de lavida política, económica, so­cial cultural, técnica y cien­tífica del país; coordinar lasactividades emprendidas enestos sectores y movilizar lasfuerzas productivas y los me­dios de producción para crearuna nueva organización so­cial. Será posible, entonces,elevar simultáneamente la ta­sa de inversión con relaciónal ingreso nacional y el coefi­ciente de rendimiento de lasinversiones realizadas. El pro­ceso de crecimiento se inicia­rá sin graves obstáculos au­me n t á n dose decididamente,por consiguiente, la producti­vidad del trabajo y el nivel devida.-Iván Restrepo Fernández

Jaime Sabines: Yuria, Joa­quín Mortiz, México, 1967

Yuria -título del más recien­te libro de Jaime Sabines-,como él mismo señala, "noquiere decir nada", pero tam­bién "es todo: es el amor, esel viento, es la noche, es elamanecer". y puede ser "unpaís" o una "enfermedad".

Al parecer, Sabines ha que­rido decir que Yuria es "lapoesía". Quizás. En todo ca­so, eso nos adentraría en elterreno de lo indefinible y,con mayor razón, de lo inca­lificable.

Esto, si consideramos laraíz poética que nutre todala obra de Sabines, no es nue­va: él ha significado -y loreitera ahora el desorden den­tro de una actitud esencial­mente ordenada, "profesiona:lísima", equil;brada y casi es­tática, como lo es la de lapoesía mexicana.

Así, no es difícil encontrarentre los jóvenes poetas ac­tuales de México una granmadurez técnica, una incues­tionable facilidad para el do­minio de un lenguaje poético.No se dan grandes poetas, escierto, pero sí muchos buenospoetas: el excelente manejode cierta "mecánica" de poe­tizar sustituye, en la generali-

dad de los casos, a la capaci­dad o disposición para el des­cubrimiento.

Sabines es un fenómenoaparte. Por eso, Yuria es asi­mismo el desorden, la irregu­laridad, los altibajos, encon­trándose entre sus poemas losque se nutren de una ternurasin apelaciones, hasta aquelloscuyo contenido se sitúa en elcinismo y a veces, incluso, enla obviedad.

Lo planteado no quiere de­cir que, en lo personal, creayo que la línea seguida por Sa­bines sea la correcta. Intentosimplemente mostrar cómo,dentro de la poesía mexicana,existe un término medio noexplotado, y que lo definitivoes: se es poeta "correcto" o"incorrecto"; se es "cerebral","mecánico", o se es "senti­mental", "anárquico"; se res­ponde a una "mecánica" delhacer poético o se es "impul-. "SIVO •

Sabemos, naturalmente, quecada quien contesta, por so­bre todo, a su temperamento;pero no hay que olvidar quesi bien "la literatura es undon", es también "una difi­cultad adquirida": de la fu­sión del don y la dificultadsurgen los grandes creadores.A mi parecer, Sabines tiene eldon -un don violento, pro­fundamente humano, cálido,tropical-, pero no ha queri­do (no le ha dado la gana, talvez) dominar por completo ladificultad.

Esto se manifiesta, espe­cialmente, en la variabilidadde su temperamento y en lamanera como responde a losestímulos externos. Por ello,Sabines escribe como le da lagana y en el momento en quele da la gana. Y allí está Y u­ria para demostrarlo: contie­ne poemas descriptivos, polí­ticos, irónicos, sardónicos, in­fluidos por la versificación es­pañola, por el largo versofrancés, ternísimos, obvios yhasta cursis. Total: hay detodo.

Sin embargo, el gran poetaque existe en Sabines no pue­de mostrarse sino en chispa­zos relampagueantes, a vecesa través de un poema y otrasen partes de un poema, en es­trofas o en simples versos. Yasí, tenemos poemas comple­tamente logrados como "Cuba65" -cuyas partes una y tresson excepcionalmente be­llas), y otros que rompen la-

mentablemente su ritmo, co­mo "Autonecrología", que co­mienza con un lúcido absur­do de la mejor ley ("miau"es la expresión más tierna delamor, ¿cuál hormiga SOy yode éstas que piso?, ando bus­cando quién me regala un río,etcétera), y que termina enla más pobre versificación es­pañola: No me hables, siquieres, no me toques, / nome conozcas más, yo ya noexisto: / Yo soy sólo la vidaque te acosa I y tú eres lamuerte que resisto; con rimay todo.

De la misma manera, juntoa logros poéticos verdadera­mente altos (Guardo el brazocon que amé tu cintura, elamor se llora como un muer­to, etcétera) hay lugares co­munes y obviedades como és­tos: El amor dura sólo un ins­tante, donde se duerme unagua de amapolas, Amor mío,mi amor, amor hallado, Nohay paz, no hay paz, hay et­tertores, / odios violentos co­mo un látigo, / lamentosinauditos, / etcétera.

En mi opinión, y hablandoen términos más concretos,Yuria contiene dos poemasespecialmente interesantes:"Cuba 65" y "Autonecrolo­gía", así como algunos debuena factura: "Espero curar­me de ti", "Qué costumbretan salvaje",·Abajo, viene elviento furioso", y unos cuan­tos muy malos: "Me dueles","Canonicemos a las putas",Cantemos al dinero", en loscuales, ni la ternura, en elcaso del primero, ni lo sar­dónico, en los dos restantes,logran tomar una forma quelos justifique.

Cabe anotar, por otra par­te, que Sabines --en todas lasreacciones dentro del libro­funciona "sentimentalmente".Hasta sus razonamientos sonsentimentales: y sus elucu­braciones metafísicas, cuandoquiere intentarlas ("¿Cuán­do nos olvidaremos de contarlos días. de nombrarlos?"),también lo son. De esta ma­nera, Sabines opera a travésde intuiciones, y por eso ensu poema de amor -"Cuba65", por ejemplo, que es ungran poema' de amor- esdonde mejor se realiza.

Sin embargo, creo con élque y ur:ia "no quiere decirnada", que es apenas una se­ñal, una especie de anuncio.

-Miguel Donoso Pareja

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