Literatura caníbal

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Literatura caníbal Published on Centro Onelio (http://www.centronelio.cult.cu) Literatura caníbal Entrevista al escritor mexicano Adrián Curiel, jurado de novela Adrián Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) publicó el año pasado con éxito Paraíso en casa, bajo el sello Alfaguara; sus ensayos, cuentos y novelas son un corpus en el que hay que sumergirse con todas las antenas abiertas, expectantes… Por: Eugenia Montalván Colón Tomado de: La Ventana, Casa de las Américas 24 de enero de 2019 A aquel que esté en el 60 Aniversario del Premio Casa de las Américas como testigo fehaciente, en vivo y en directo, toda mi admiración. ¡Sí, señor! No tengo porqué ocultar o negar mi envidia. ¡Ya quisiera estar en esa Sala Che Guevara brindando a la salud de los afortunados ganadores, aunque estén ausentes, total, ya forman parte de la historia! Es así. ¡Sin vuelta de hoja! La literatura en América Latina respira con dificultad, obviamente, y Cuba, sin embargo, ¡está de fiesta! El mundo está en decadencia. México sobrevive un cambio de régimen. Hoy estamos aquí, juntos, unidos. Son 60 años de convocar, reunir y con-celebrar la incontenible locura que es esta América nuestra. Escribo —en Mérida, Yucatán— en función de mi filiación carnal-espiritual con la Isla. Escribo aquí porque el Premio Casa le dio sentido a mi vida académica, y no es necesario argumentar el porqué, eso ya fue, ahí quedó. Más de diez años han pasado desde que me enamoré del Premio Casa. Hoy vuelvo a él gracias a que un paisano mío —cien por ciento mexicano y de mi generación – que será jurado en el género de novela. Se trata de Adrián Curiel Rivera, escritor al que he seguido de cerca, al punto de pasar de lectora a amiga y confidente. ¡Ni hablar! ¡La vida es así! Adrián Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) publicó el año pasado con éxito Paraíso en casa, bajo el sello Alfaguara; sus ensayos, cuentos y novelas son un corpus en el que hay que sumergirse con todas las antenas abiertas, expectantes… Confianza, cercanía, amistad o lo que sea, nada importan al momento de empezar esta entrevista. Acciono mi grabadora en plan de reportera, mi auténtica vocación, y vamos de principio a fin sin parar. En su novela Blanco Trópico (Alfaguara, 2014), Juan Ramírez Gallardo —el protagonista— recibe un premio, y el hecho en sí, por supuesto, ¡es todo un acontecimiento! ¿Magia, suerte, destino? ¿Qué hay detrás de un premio? En mi opinión, para que alguien obtenga un premio literario se deben conjuntar diversos factores, integrados a su vez, podríamos decir, tanto por elementos que podríamos calificar como objetivos. Por ejemplo, los textos mismos sometidos a evaluación, el entorno donde tiene lugar el certamen, etcétera, como por otros más vagos y difíciles de medir y cuantificar: la coincidencia en el gusto de los miembros del jurado, la afinidad ideológica (que a veces surge de manera inconsciente) y simpatía que despierta en los evaluadores determinados temas o posturas o, por el contrario, el rechazo y la censura a otros tópicos, perspectivas o tendencias estéticas y estilísticas. Hay también, a mi parecer, un indiscutible ingrediente de azar o suerte, pues si al tribunal deliberativo llegan tres o cuatro buenas novelas, siempre quedará flotando la duda —en mayor o menor medida— de si no hubiera merecido ganar mejor alguna de las que no resultaron vencedoras. Los evaluadores deben de hacer su mejor esfuerzo, pero es imposible que controlen absolutamente todo. Creo que la responsabilidad última de cada uno de los miembros del jurado es pronunciarse de la manera más honesta por el texto de su preferencia, y encontrar los mejores argumentos para sustentar su parecer, casi como si fuera un texto de su propia autoría. ¿Usted se ha ganado un premio? El único premio que yo he ganado es el mismo que obtuvo Juan Ramírez Gallardo, el protagonista de mi novela Blanco Trópico: un monedero electrónico de una tienda departamental, con puntos intercambiables por mercancía. Sin embargo, por alguna razón ha querido el destino que me hayan invitado varias veces a que yo decida, junto con otros, a quién hay que entregar un premio literario. Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba. Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera . © Todos los derechos reservados. 2015. deneme Page 1 of 3

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Entrevista al escritor mexicano Adrián Curiel, jurado de novelaAdrián Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) publicó el año pasado con éxito Paraíso en casa, bajoel sello Alfaguara; sus ensayos, cuentos y novelas son un corpus en el que hay que sumergirse contodas las antenas abiertas, expectantes…Por: Eugenia Montalván ColónTomado de: La Ventana, Casa de las Américas24 de enero de 2019

A aquel que esté en el 60 Aniversario del Premio Casa de las Américas como testigo fehaciente, envivo y en directo, toda mi admiración. ¡Sí, señor! No tengo porqué ocultar o negar mi envidia. ¡Yaquisiera estar en esa Sala Che Guevara brindando a la salud de los afortunados ganadores, aunqueestén ausentes, total, ya forman parte de la historia! Es así. ¡Sin vuelta de hoja!

La literatura en América Latina respira con dificultad, obviamente, y Cuba, sin embargo, ¡está defiesta! El mundo está en decadencia. México sobrevive un cambio de régimen. Hoy estamos aquí,juntos, unidos. Son 60 años de convocar, reunir y con-celebrar la incontenible locura que es estaAmérica nuestra. Escribo —en Mérida, Yucatán— en función de mi filiación carnal-espiritual con laIsla. Escribo aquí porque el Premio Casa le dio sentido a mi vida académica, y no es necesarioargumentar el porqué, eso ya fue, ahí quedó. Más de diez años han pasado desde que me enamorédel Premio Casa. Hoy vuelvo a él gracias a que un paisano mío —cien por ciento mexicano y de migeneración – que será jurado en el género de novela. Se trata de Adrián Curiel Rivera, escritor al quehe seguido de cerca, al punto de pasar de lectora a amiga y confidente. ¡Ni hablar! ¡La vida es así!Adrián Curiel Rivera (Ciudad de México, 1969) publicó el año pasado con éxito Paraíso en casa, bajoel sello Alfaguara; sus ensayos, cuentos y novelas son un corpus en el que hay que sumergirse contodas las antenas abiertas, expectantes… Confianza, cercanía, amistad o lo que sea, nada importanal momento de empezar esta entrevista. Acciono mi grabadora en plan de reportera, mi auténticavocación, y vamos de principio a fin sin parar.

En su novela Blanco Trópico (Alfaguara, 2014), Juan Ramírez Gallardo —el protagonista—recibe un premio, y el hecho en sí, por supuesto, ¡es todo un acontecimiento! ¿Magia,suerte, destino? ¿Qué hay detrás de un premio?

En mi opinión, para que alguien obtenga un premio literario se deben conjuntar diversos factores,integrados a su vez, podríamos decir, tanto por elementos que podríamos calificar como objetivos.Por ejemplo, los textos mismos sometidos a evaluación, el entorno donde tiene lugar el certamen,etcétera, como por otros más vagos y difíciles de medir y cuantificar: la coincidencia en el gusto delos miembros del jurado, la afinidad ideológica (que a veces surge de manera inconsciente) ysimpatía que despierta en los evaluadores determinados temas o posturas o, por el contrario, elrechazo y la censura a otros tópicos, perspectivas o tendencias estéticas y estilísticas. Hay también,a mi parecer, un indiscutible ingrediente de azar o suerte, pues si al tribunal deliberativo llegan treso cuatro buenas novelas, siempre quedará flotando la duda —en mayor o menor medida— de si nohubiera merecido ganar mejor alguna de las que no resultaron vencedoras. Los evaluadores debende hacer su mejor esfuerzo, pero es imposible que controlen absolutamente todo. Creo que laresponsabilidad última de cada uno de los miembros del jurado es pronunciarse de la manera máshonesta por el texto de su preferencia, y encontrar los mejores argumentos para sustentar suparecer, casi como si fuera un texto de su propia autoría.

¿Usted se ha ganado un premio?

El único premio que yo he ganado es el mismo que obtuvo Juan Ramírez Gallardo, el protagonista demi novela Blanco Trópico: un monedero electrónico de una tienda departamental, con puntosintercambiables por mercancía. Sin embargo, por alguna razón ha querido el destino que me hayaninvitado varias veces a que yo decida, junto con otros, a quién hay que entregar un premio literario.Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba.Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera. © Todos los derechos reservados. 2015.

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Debo confesar que no suelo participar como autor en certámenes literarios.

¿Qué sería de la literatura sin los premios literarios?

Eso: literatura. Los premios pueden ser de enorme utilidad para descubrir un nuevo valor, comoocurrió con Mario Vargas Llosa cuando ganó el Biblioteca Breve con La ciudad y los perros (la novelase publicó al año siguiente); para visibilizar más una carrera consolidada, como ocurrió con Borges alcompartir el Formentor con Samuel Beckett a principios de la década de los 60; para revelar un textoy un autor formidables, como sucedió con el propio premio Casa de las Américas concedido a RafaelPinedo por Plop en 2002. Pero los premios, por sí solos, no sustituyen a la literatura. Muchaspersonas —incluidos numerosos autores— confunden los premios con certificados de calidadindustrial, con títulos nobiliarios o constancias de pedigrí. Con frecuencia, los premios y la calidad delas obras premiadas guardan perfecta armonía; con frecuencia son meros arreglos comerciales entreel editor, el autor y las agencias literarias; con frecuencia también son un autentico fiasco.

El Premio Nadal otorgó 18 mil euros, en su 75 edición, este mes, ¿qué le parece?Traducida la suma a pesos mexicanos, tenemos medio millón: ¿de algo sirve ser escritor?

Creo que la literatura, el ejercicio y la disciplina de la creación literaria, conllevan un valor artístico,cultural y simbólico que trasciende los accidentes del absolutismo del espectáculo en que vivimosinmersos desde hace mucho tiempo. Una de las motivaciones para escribir puede ser la fama, elpoder, el ascenso social, por qué no, pero si un escritor centra todas sus energías para alcanzar lameta de enriquecerse, sinceramente pienso que erró de profesión y de vocación. Además, bajo lalógica misma de la banalización de los productos culturales a que lleva la sociedad del espectáculo,todo es relativo. A un escritor mexicano —o al argentino Guillermo Martínez, quien obtuvo el premioa que haces referencia—18 mil euros le pueden parecer un tesoro similar al que transportaba la Naode China. Para cualquier futbolista de moda de una liga europea representa una suma insignificante.

¿Qué perspectivas tiene de su inminente viaje a Cuba?

Estuve en Cuba hace muchos años, la mayor parte del tiempo en un campamento internacional enVaradero. Entraba apenas en la adolescencia. Fue una experiencia inolvidable, de la que surgió elrelato “El lugar donde encallan los barcos”, incluido en mi libro de cuentos Unos niños inundaron lacasa (1999). He viajado a muchos sitios y residido en distintos lugares desde entonces, pero nuncahe vuelto. Sin embargo, Cuba siempre es noticia, y de alguna manera siento que esa distanciatemporal en realidad no ha sido tan grande. Para mí este nuevo viaje tiene no sólo un componenteprofesional sino también uno sentimental muy importante: el de un esperado reencuentro.

La Revolución cubana cumple 60 años, el mismo número de ediciones de su famosoPremio Casa de las Américas aún en forma, vigente, prestigioso. Usted ahora formaráparte de él como jurado, ¿qué significado tiene esto para usted?

Pues, en primer lugar, me siento muy contento. Hay premios que, pese a su éxito internacional, nodejan de ser meros sistemas de autorreproducción de los intereses de un grupo. Pienso, por ejemplo,en uno muy famoso que se concede en la Ciudad Condal. Hasta hace poco, el editor responsable delpremio formaba parte del jurado y casi todos los premiados casualmente ya figuraban en el catálogode la editorial al momento de ser reconocidos. Percibo que el Casa de las Américas es distinto,apuesta por la calidad de los textos y no privilegia la oportunidad comercial. Además, ha sobrevividoa los embates del tiempo y de los avatares políticos y sociales, a situaciones muy adversas. Me damucho gusto colaborar para que así siga siendo.

Sé que a los jurados del Premio los llevan al Hotel Jagua, en la provincia de Cienfuegos, aleer, leer y leer las obras concursantes, ¿está preparado para esta hazaña? Usted que estan dado a llevar a sus personajes a hazañas extraordinarias…

Bueno, una hazaña pero también un privilegio. La literatura es bastante caníbal en algún sentido, sealimenta de vida pero también, en gran medida, de la propia literatura. Así que, imagínese, volver aCuba después de tantos años con el cometido de leer los trabajos inéditos de otros colegasescritores. Disciplina y trabajo, sí, pero también una gozada, un lujo.Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba.Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera. © Todos los derechos reservados. 2015.

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