Literatura fantástica

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Literatura fantástica: El término literatura fantástica es enormemente confuso debido a la divergencia de criterios respecto a su aplicación. Popularmente, se conoce como literatura fantástica cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la magia o la intervención de criaturas inexistentes. Esta definición resulta ineficaz, debido a que los elementos sobrenaturales están presentes en todos los relatos mitológicos y religiosos y su presencia tiene, en consecuencia, un carácter muy distinto del que posee en la civilización actual. En la ya clásica Introducción a la literatura fantástica, Tzvetan Todorov definió lo fantástico como un momento de duda de un personaje de ficción y del lector implícito de un texto, compartido empáticamente. Los límites de la ficción fantástica estarían marcados, entonces, por el amplio espacio de lo maravilloso, en donde se descarta el funcionamiento racional del mundo, y lo "extraño" o el "fantástico explicado", en el que los elementos perturbadores son reducidos a meros eventos infrecuentes pero explicables. Contra la definición amplia de lo fantástico, esta

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Literatura fantástica en Leopoldo Lugones

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Literatura fantástica:

El término literatura fantástica es enormemente confuso debido a la divergencia de

criterios respecto a su aplicación. Popularmente, se conoce como literatura fantástica

cualquier relato en que participan fenómenos sobrenaturales y extraordinarios, como la

magia o la intervención de criaturas inexistentes. Esta definición resulta

ineficaz, debido a que los elementos sobrenaturales están presentes en todos los relatos

mitológicos y religiosos y su

presencia tiene, en consecuencia, un carácter muy distinto del que posee en la civilización

actual.

En la ya clásica Introducción a la literatura fantástica, Tzvetan Todorov definió lo

fantástico como un momento de

duda de un personaje de ficción y del lector implícito de un texto, compartido

empáticamente. Los límites de la

ficción fantástica estarían marcados, entonces, por el amplio espacio de lo maravilloso, en

donde se descarta el

funcionamiento racional del mundo, y lo "extraño" o el "fantástico explicado", en el que los

elementos perturbadores

son reducidos a meros eventos infrecuentes pero explicables. Contra la definición amplia de

lo fantástico, esta

definición presenta la debilidad de ser demasiado restrictiva. Se han propuesto diferentes

reformulaciones teóricas

que intentan rescatar el núcleo de esta definición con diversas salvedades.[1]

Otra definición posible con criterios históricos sostiene que la literatura fantástica se define

en el seno de una cultura

laica, que no atribuye un origen divino y por tanto sobrenatural a los fenómenos conocidos,

sino que persigue una

explicación racional y científica. En esta situación, el relato fantástico introduce un

elemento sobrenatural,

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discordante con el orden natural, que produce inquietud en el lector. El elemento

sobrenatural no sólo sorprende y

atemoriza por ser desconocido, sino que abre una fisura en todo el sistema epistemológico

de su mundo, susceptible

de dar cabida a toda clase de sucesos insólitos y monstruosos.

Segund Adolfo Bioy Casares, en el prologo a la antología de la literatura fantástica, de

Jorge Luis Borges, las ficciones fantásticas son tan remotas como lo es el miedo. Cree que

quizás los primero especialistas en este genero fueron los chinos pero que en Europa y

America la literatura fantástica aparece en el siglo XIX. Sin embargo afirma que hay

precursores en otras épocas como por ejemplo Quevedo en el siglo XVII y Hoffmann en el

siglo XIX.

Paul Verdevoye plantea en su trabajo “Origenes y trayectoria de la literatura fantástica en el

Rio de la Plata a principios del siglo XX”, que en la época en que se publican alguna obras

del cuentista y novelista alemán Hoffmann fue la época en que aparece el cuento fantástico

en el Rio de la Plata. Sostiene que la primera mención que se hace de “cuento fantástico” es

en 1833, en el diario Gaceta Mercantil. También existieron otros relatos que sin clasificarse

como cuentos literarios pertenecen a este genero. Además en los periódicos se publican otro

tipos de textos relacionados con la literatura fantástica como las leyendas o relatos

tradicionales.

Es en el periódico la Gaceta Mercantil que la prensa nos ofrece una serie de elementos a

tener en cuenta, como por ejemplo sueño-pesadilla, muerte violenta, magia negra, episodios

históricos con hechos extraños y misteriosos, que hacen a la literatura fantástica y que con

el tiempo se iran acentuando en este genero. El espiritismo quizás sea la influencia mas

destacada en la literatura de la época en la producción de estas obras como una tematica

constante, tematica que seguirá influenciando las producciones venideras de varios autores.

Verdevoye destaca una idea de la profesora argentina Rosalva Campra acerca de la

naturaleza de la literatura fantástica, que es que la esencia de este genero es la idea de

“transgrecion” entendiéndose esta como un “trastorno del oren natural de las cosas”. Este

seria el concepto que atraviesa toda la literatura fantástica hasta nuestros días.

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Lo fantástico no solo se restringe a la tematica que abordan las obras sino también a un uso

especial del lenguaje. En la escritura se destaca el uso de adjetivos que sumergen al lector

en una atmosfera alejada de lo cotidiano, rodeada de misterio y sucesos extraños. De la

misma manera que la presencia de un narrador testigo, en primera persona como para

reforzar la idea de verdad en el relato (verosimilitud)

Bioy Casares clasifica los cuentos fantásticos de tres formas:

1. Los que se explican por la agencia de un ser o de un hecho sobrenatural.

2. Los que tienen explicación fantástica pero no sobrenatural.

3. Los que se explican por la intervención de un ser o de un hecho sobrenatural, pero

insinúan, también la posibilidad de una explicación natural.

Según Pedro Luis Barcia un segundo criterio de distinción es el tematico; pero esto no es

posible porque los temas son indefinidos, su tratamiento es el que los caracteriza. Un tercer

criterio habla de motivos fantásticos y no fantásticos, pero también es erróneo por

asimilarse a la clasificación por temas. Otro criterio sostiene que es fantástico el cuento que

produce tal efecto determinado, bien sea solo en el personaje del cuento o como en éste y

en el lector simultáneamente. Los efectos básicos que suelen mencionarse son dos: El

miedo, o el terror y la perplejidad o incertidumbre. Por esto podemos decir que no hay ni

temas ni motivos fantásticos, lo que hay son situaciones fantásticas en que esos temas se

encarnan o esos motivos juegan; y esas situaciones son las que producen perplejidad o

miedo al protagonista o lector.

En el cuento fantástico supone – pone base- el mundo cotidiano, con sus sabidas e iterativas

leyes y sus realidades previstas. En ese mundo habitual hara su entrada la presencia, en

cualquiera e las formas que elija (visible, invisible, fantasmal, fuerza insolita, etc) esa

entrada puede ser una irrupción violenta, agresiva, o una graduada penetración,

imperceptible en su avance de mancha aceitosa, que sin producir manifiesto escándalo, va

afirmando sus penetración pertubadora. Cualesquiera, de las dos maneras de intromisión,

provocan consternación en el protagonista, al producir la quiebra de una legalidad, ruptura

de un orden, un subversión de niveles, y al timpo, una confrontación de dos ámbitos de

distinta naturaleza. Entre uno y otro ámbito no se da el trazado nítido de una línea de

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frontera; mas bien la relación es una franja de indecisión, una tierra de nadie, sobre las que

crecen o decrecen las fuerzas en juego. Porque lo fantástico pareciera una forma de visión

ambigua (Todorov). La vacilación se suele dar entre dos polos: a) ¿se trata de una ilusión o

una alucinación, de un episodio psicológico producido por el sueño, el cansancio, el

alcohol, las drogas, la locura, el espejismo, la hipnosis, un desequilibrio psicopatológico?, o

bien b) ¿ se trata de una evidente realidad objetiva? Todorov acude con esta propuesta: si el

hecho insolito admite una explicación racional o científica, es una situación extraña; si

admite explicación sobrenatural, es maravillosa y si hay dubitación, es fantástica. La

tripartición es orientadora, pero los casos concretos son más complejos que esta tríada.

La diferencia existente entre fantástico y maravilloso es que, mientras lo fantástico se crea

entre dos planos, el normal y el anormal, lo maravilloso remite permanentemente a un

mundo irreal.

El período de luchas y de divergencias políticas que siguió a la derrota de Rosas llegó a su

término el 21 de setiembre de 1880, cuando un congreso en minoría, reunido en el pueblo

de Belgrano, sancionó una ley que declaraba a la cercana ciudad de Buenos Aires capital de

la República Argentina. Había llegado a su fin un viejo pleito entre porteños y provincianos

y se iniciaba una nueva época en nuestra evolución histórica, con grandes cambios en el

panorama material y cultural. Ese mismo año ocupó la presidencia el joven militar Julio

Argentino Roca que dispuso asentar al país sobre nuevas bases. Desde esa época el

crecimiento de Buenos Aires fue asombroso. En la década comprendida entre 1880 y 1890,

la población de la capital aumentó en un 84 por ciento, mientras que en el resto del país,

sólo creció en un 29 por ciento. La gran ciudad absorbió riquezas y derechos en perjucio de

las provincias y dio origen a un desequilibrio que es visible en la época actual. Las

sucesivas oleadas de inmigrantes se detuvieron en Buenos Aires,mientras que sólo en

escasa proporción esos europeos avanzaron sobre la desolada campaña para poblarla.

El gobierno y los cargos públicos de importancia fueron ocupados por una minoría con

capacidad ejecutiva y mentalidad semejante al antiguo despotismo ilustrado, que se propuso

engrandecer al país sin que el pueblo participara con sus decisiones. De ideología liberal y

progresista, partidaria de la cultura europea, la minoría dirigente emprendió su labor con el

lema de paz y administración para fomentar el desarrollo en todas sus manifestaciones,

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desde la conquista del desierto en poder de los indios y el trazado de vías férreas, hasta la

radicacióndecapitalesextranjeros.

En torno a la epoca de la federalización de Buenos Aires, un grupo de escritores se destaca

en este período de la nación organizada, al lado de las personalidades sobrevivientes de la

proscripción. Casi todos ellos participaron en política por medio de la pluma o en

importantes cargos públicos y otras veces, su actividad literaria fue un mero pasatiempo. Se

los conoce como integrantes de la generación del 80 porque sus principales figuras

alcanzaron la madurez a partir de ese año de profundos cambios, que convirtieron a la "gran

aldea" de Buenos Aires, en una ciudad cosmopolita.

Las obras de Lugones se desarrollan durante el modernismo (1880-1914). En este periodo

se produce una gran renovación en las prácticas literarias y en las corrientes estéticas, cuyo

principal escenario es Buenos Aires, que aceleradamente comienza a introducir los ritmos

de la ciudad moderna. Momento de grandes cambios políticos, culturales y sociales que,

originados en gran medida por las olas inmigratorias, producen un proceso de creciente

urbanización y alfabetización, un desarrollo comercial y administrativo, y varias formas de

democratización que van creando las bases del moderno público masivo. La existencia de

este público, nacido de las campañas de alfabetización, se articula con el surgimiento de la

prensa popular, cuyas primeras manifestaciones son el aumento decisivo de la oferta

periodística y la proliferación de revistas. En esta expansión de la prensa se ubica el

nacimiento de la revista Caras y caretas (1898), dirigida por José Sixto Alvarez   (1858-

1903). El modernismo fue, sobretodo, un movimiento de tendencias literarias, con carácter

francamente esteticista. Algunas de las caracterisiticas del modernismo, reflejadas en

Lugones, son: el rechazo a la vulgaridad, el escritor esta por ensima de la realidad cotidiana

y tiene una actitud abierta hacia todo lo nuevo, se toman temas como las mitlogias de grecia

antigua y de oriente y se rechaza al mundo real.

Leopoldo Lugones (n. Villa de María, Córdoba, Argentina, 13 de junio de 1874 - † Tigre, Buenos Aires, Argentina,

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18 de febrero de 1938) fue un poeta, ensayista, periodista y político argentino. Su variada

actuación política lo llevo a pasar primero por el socialismo (fue uno de sus iniciadores) y

luego por el liberalismo, conservadurismo hasta terminar en 1924 en el fascismo .

Como poeta se inicia en 1897 con “Las Montañas del oro”, “Los crepúsculos del Jardin”

(1905), entre otros; y como cuentista escribe “Las fuerzas extrañas” (1906) y “Cuentos

fatales” (1926) que son parte del legado de la literatura fantástica en nuestro país. Dentro de

las obras de Lugones debemos recordar su novela “El ángel de la sombra” de 1926.

Según Pedro Barcia Las fuerzas extrañas consta de dos partes: la primera, constituida por doce cuentos, y la segunda, por un “Ensayo de cosmogonía en diez lecciones”. Las ficciones fueron compuestas entre 1897 —“El milagro de San Wilfrido”, de ese año, es la más antigua— y el año de publicación del volumen, “La fuerza Omega” es de 1906.1

El título hace referencia a un campo semántico vasto y complejo. Lo de fuerzas alude a virtudes, eficacias o potencias que los seres o los objetos reservan en sí y que actualizan o liberan en determinados momentos. El adjetivo extrañas se orienta hacia el ámbito de lo infrecuente, insólito, inexplicable, desconocido, raro, inverosímil, sorprendente, anormal o excepcional. En todas las piezas del libro están presentes, manifiestas por su poder de acción y sus efectos, potencias provocadoras de alteraciones o cambios, que se revelan para sorpresa, admiración, maravilla u horror de los testigos o protagonistas.

También podríamos clasificarlos por temas: 1) Cuentos de ficción científica o de ciencia ficción: “La fuerza Omega”, “La metamúsica”, “Viola acherontia”, “Yzur” y “El psychon”. 2) Cuentos metapsíquicos, parapsicológicos o paranormales: “Un fenómeno inexplicable” y “El origen del diluvio”, y 3) Cuentos legendarios: “El milagro de San Wilfrido” (leyenda cristiana), “La estatua de sal” y “La lluvia de fuego” (leyendas bíblicas), “Los caballos de Abdera” (leyenda mítica griega) y “El escuerzo” (leyenda folklórica).

Si aplicáramos el criterio diferenciador de Todorov estableceríamos que son: extraños, o sea con explicación racional o natural de los hechos, todos los de ficción científica; maravillosos, es decir con explicación sobrenatural, “La lluvia de fuego”, “La estatua de sal”, “El milagro de San Wilfrido” y “Los caballos de Abdera”; y fantásticos, si no se atina a dar explicación valedera, natural o sobrenatural, “El escuerzo”, “Un fenómeno inexplicable” y “El origen del diluvio”.2

1

2 Podría ensayarse la clasificación a partir de las observaciones que Ana María Barrenecea hace a propósito del criterio de Todorov. Véase de la autora citada:

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Se analizarán:

Cinteificios: “Viola Acherontia”, “Yzur” y “El Psichon” Históricos: “Los caballos de Abdera” y “La estatua de sal” Tradicional: “El escuerzo”

"Ensayo de una tipología de la literatura fantástica", en Textos hispanoamericanos. De Sarmiento a Sarduy. Buenos Aires, Monte Avila editores, 1978, pp. 87103.