Lo cómico
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Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Licenciatura: Arte y Patrimonio cultural Plantel: Centro Histórico
Materia: Estética: introducción a los problemas de la estética y el arte.
Delgado Velasco, Perla Susana. Matricula: 10-011-0592
Certificación por trabajo. Segundo periodo de certificación 2012-II
Lo cómico.
El presente texto tiene por objetivo realizar una reflexión en torno a la naturaleza
de la categoría estética de lo cómico, sin embargo consideramos pertinente
aclarar que aunque abordaremos cuestiones como ¿qué es lo cómico?, ¿por qué
se produce?, ¿cuáles son sus elementos?, ¿cuál es su utilidad? y ¿por qué
merece el rango de categoría estética?, no pretendemos aquí dar definiciones
inamovibles o totalmente determinantes, pues la definición del fenómeno cómico
es tarea ya antes abordada por los más grandes genios y filósofos de la historia y
pese a ello aún inacabada. Por otro lado, pero aún en este sentido, cabe recordar
lo que menciona Marcos Victoria en su Ensayo preliminar sobre lo cómico
respecto a un comentario hecho por Jean Paul, importante autor romántico: “El
famoso romántico decía que: “las definiciones de lo cómico tienen, en general, el
merito y la gracia de ser todas cómicas y producir aquel sentimiento estético y
aquel resultado que en vano tratan de precisar lógicamente” “ (1941, p.11)
El sustento teórico para este tema tan aparentemente poco serio estará
apoyado en Aristóteles, Adolfo Sánchez Vázquez, Marcos Victoria y Henry
Bergson; todos ellos, autores que han abordado el tema con gran compromiso y
gozan de reconocimiento, en este caso, de instituciones que son consideradas
serias por su labor en diferentes campos.
En cuanto al orden a seguir iniciaremos con una muy breve explicación
sobre que es la estética, cual es su objeto de estudio, qué y cuáles son las
categorías estéticas, para entrar propiamente en el estudio de la categoría estética
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de lo cómico, finalmente incluiremos algunas conclusiones personales alrededor
del fenómeno cómico.
Consideraciones generales sobre la estética.
Según Sánchez Vázquez (1992) fue el filosofo alemán Alexander Baumgarten
quien realizó la primera teoría estética sistematizada, así, definió la estética como
una teoría del saber sensible, entendiendo el saber sensible siempre como un
conocimiento inferior al saber racional. Menciona así mismo, que desde Platón y
Aristóteles se ha reflexionado en torno a lo bello y que hasta el siglo XVIII las
concepciones estéticas se han centrado precisamente en la teoría general de la
belleza. Durante el siglo XVIII, aunque lo bello se desplaza de las características
de objeto (a saber: proporción, simetría, extensión, medida, forma integración) al
sujeto, es decir, a la percepción, en la actitud del sujeto ante el objeto, lo estético
aun se vincula íntimamente al concepto de belleza.
Actualmente el Gran Diccionario Universal Larousse (2008) define estética
como: “Teoría de la belleza en general y del sentimiento que despierta en el
hombre.”. Por su parte el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia
Española (2001) menciona que es la: “Ciencia que trata de la belleza y de la
teoría fundamental y filosófica del arte.”. De este modo, como bien apunta
Sánchez Vázquez (1992) al mencionar ambos conceptos de estética,
comprobamos que estas definiciones pese a ser contemporáneas son limitativas
pues lo bello es el centro de éstas, y pese a que en la segunda, se intenta limitar
la importancia de lo bello incluyendo el termino arte, se conserva como punto
fundamental la relación entre lo artístico y lo bello. De lo anterior y de todos los
problemas suscitados en la definición del término estética a lo largo de su historia
Sánchez Vázquez (1992) considera que una correcta definición debe incluir la
diferenciación entre lo artístico y lo estético, debe considerar su significado
etimológico original: (aisthesis) sensible, debe extenderse a objetos, procesos y
actos, sean o no artísticos (como objetos hechos con una finalidad puramente
utilitaria, por ejemplo) que bajo determinadas circunstancias muestren cualidades
estéticas y debe también considerar lo artístico tomando en cuenta elementos
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extraestéticos, como por ejemplo su origen histórico. Así este autor propone la
siguiente definición: “la Estética es la ciencia de un modo específico de
apropiación de la realidad, vinculado con otros modos de apropiación humana del
mundo y con las condiciones históricas, sociales y culturales en que se da.”
(Sánchez Vázquez, 1992, p. 57).
De acuerdo a la definición que acabamos de mencionar podemos
comprobar que el campo de estudio de la estética es vasto, tanto, que es
imposible efectuarlo sin dividirlo en segmentos, así se ha intentado organizar ese
amplio universo (el universo estético) en diferentes grupos los cuales se conocen
como categorías estéticas.
El origen de la palabra categoría se remonta a la Grecia clásica, y según la
tradición aristotélica el significado del término categorías es el siguiente: “[…] son
los conceptos más generales acerca de un grupo de objetos o fenómenos, así
como de sus vínculos internos y relaciones externas.” (Ibíd., p. 145). Por su parte
Hegel las define como abreviaturas de los innumerables de la realidad y Mar, más
tarde, como abstracciones de la realidad que definen cierto sector de la realidad.
(Ibídem). Por lo tanto, entendemos categorías estéticas, como “determinaciones
generales y esenciales del universo real que llamamos estético” (Ibídem).
Lo cómico
Dentro de las categorías estéticas encontramos el grupo de objetos, fenómenos,
acciones o hechos que se han denominado como lo cómico.
No existe una definición única y completamente exacta sobre lo que
significa lo cómico, diversos teóricos a lo largo de la historia han analizado el
fenómeno y han aportado diversos datos sobre éste atribuyéndole distintos
orígenes, causas y características. En el presente escrito se considera que todos
han logrado generar una explicación correcta, aunque casi siempre incompleta,
pues el fenómeno en sí mismo resulta altamente complejo. Debido a lo anterior,
con el objetivo de formarnos una idea más completa sobre dicha categoría
estética, intentamos acercarnos a ésta a través de los aportes de varios de ellos,
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tomando en cuenta una característica fundamental, aunque lo cómico surge de
una gran multiplicidad de objetos y situaciones siempre provoca el mismo efecto:
la risa, desde la más leve sonrisa hasta la carcajada más estruendosa.1
Aristóteles
La primera categoría estética que se conforma dentro de la tradición occidental es
la de lo bello en los días de la antigua Grecia, está fue la única de las categorías
estéticas que hoy conocemos aceptada durante largo tiempo, es Aristóteles quien
incluye las categorías de lo trágico y de lo cómico, y es por esto también el primer
autor del que tenemos noticias en proporcionar una definición de la comedia
(aunque únicamente en el ámbito de la poesía) y por extensión de lo cómico. En
La Poética, dedicada a las artes imitativas, en especial, como ya mencionamos, a
la poesía, define las bases de la tragedia y en contra posición nos refiere
elementos de la comedia.
Según se cree se han perdido fragmentos importantes de sus escritos en
los que abundaba sobre el tema, García Bacca en la introducción técnica que
hace de la obra nos menciona las razones que nos llevan a pensar que el
documento está incompleto: “La obra está incompleta, porque a) no llena el
programa fijado en el comienzo del capítulo I; b) no se encuentra el estudio
correspondiente a la comedia, prometido al comienzo del capítulo VI; c) tampoco
se halla una exposición de los o cosas del reír, que en dos pasajes
de la Retórica […] se dice formar parte de la Poética.” (Aristóteles, 1999, pp. 109 y
110). Pese a lo anterior, con los elementos que han quedado esbozados sobre la
naturaleza de la comedia basta para darnos una idea clara de las bases que
fundan lo que más tarde seria clasificado por la estética como lo cómico.
Aristóteles menciona que al ser la comedia un género chico sus orígenes no
se conocían muy bien, pues era un tema que poco se había estudiado.
1 Es importante mencionar que si bien el fenómeno de lo cómico siempre nos lleva al mismo resultado, a la risa, esta llega a producirse por factores que en nada se relaciona con la categoría estética aquí estudiada, por ejemplo, aquella que se produce por nerviosismo ante una situación que provoca temor o sufrimiento.
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Nos dice también que la comedia forma parte de las obras que son
reproducciones por imitación, así, los imitadores reproducen hombres en acción,
los cuales pueden ser esforzados y buenos, como en la tragedia, o viles y malos,
como en este caso. En las propias palabras de Aristóteles la comedia “[…] es
reproducción imitativa de hombres viles o malos, y no de los que lo sean en
cualquier especie de maldad, sino en la de maldad fea, que es, dentro de la
maldad, la parte correspondiente a lo ridículo. Y es lo ridículo una cierta falla y
fealdad sin dolor y sin grave perjuicio […]” (Aristóteles, 1999, p.137).
De lo anterior podemos rescatar dos características importantes de la
categoría: independientemente de que sea una obra plástica, musical o literaria,
en lo cómico se muestran los actos que resultan ridículos de los hombres, y esos
actos, esas fallas, no producen un gran daño ni un sufrimiento fuerte, pues de ser
así ya no podríamos reír en torno al suceso, cosa, o acto.
Henry Bergson
En su libro La risa (2009) reúne tres ensayos en los que reflexiona sobre lo
cómico, sobre su naturaleza y describe algunas estructuras comunes a su
producción, con lo que aporta bases y elementos que se pueden considerar
generales sobre este fenómeno.
Para Bergson, no existe nada cómico que no se encuentre dentro del
ámbito humano, si algo en la naturaleza nos provoca risa se debe a que logramos
asociarlo con un recuerdo sobre lo humano, así pues, al ser un fenómeno
propiamente humano es también producto de la inteligencia, con lo que, siguiendo
la tendencia de su tiempo, la opone al sentimiento: “[…] lo cómico exige algo así
como una momentánea anestesia del corazón, para dirigirse a la inteligencia
pura.” (Bergson, 2009, p.65)
Menciona también que la risa se produce siempre gracias a la relación con
otros seres humanos, pues la mayor parte de los efectos cómicos se producen
sobre un prejuicio acerca de las ideas o costumbres de una sociedad particular, a
la cual le encontramos alguna distracción en su proceder, algún error, alguna
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mecanización. Este autor, en realidad, funda el origen de lo cómico en el hecho de
que se perciba cierta rigidez, cierta tensión y mecanización en los actos, palabras
o ideas humanas. Dicha rigidez mecánica puede estar dada desde un nivel
corporal (como es el caso de las comedias donde vemos accidentes físicos tales
como caídas) hasta un nivel moral (como las comedias de Moliere que critican
fallas morales de la sociedad francesa).
Con base en lo anterior realiza una descripción de tres mecanismos
diferentes gracias a los cuales se logra el efecto cómico: la caja de sorpresa,
donde hay dos fuerzas en pugna una mecánica y otra, la fuerza de la vida misma,
que evidencia lo falso de la primera; el mecanismo de títeres, donde un personaje
cree actuar a voluntad, pero en realidad está siendo manipulado por otro; y
finalmente el mecanismo de la bola de nieve, en el cual se da un desequilibrio
entre la causa y el efecto en una situación. Menciona también que en el teatro
cómico la risa se produce en virtud de un mecanismo de inversión en las
situaciones o actos de los personajes, o cuando una misma situación genera
confusión pues se interpreta de modo diferente (a este mecanismo lo llama
interferencia de series) o cuando se da una repetición en los sucesos.
Finalmente, resulta pertinente aclarar, que Bergson indica que aunque todo
lo cómico tiene su origen en la contradicción entre la vida y lo mecánico, la
mecanización de hechos, ideas, actos, o palabras siempre deben parecernos
naturales, en tanto más naturales se nos presenten, más grande será el efecto
cómico producido.
Sánchez Vázquez
Este autor, en el capítulo dedicado a lo cómico de su libro Introducción a la
estética (1992), enumera algunas de las características que ha encontrado a
través del estudio de diversos teóricos de esta categoría estética.
Así, como primer punto, nos comenta que lo cómico tiene como
característica fundamental la contradicción, sea la que surge de una gran
expectativa que se resuelve en una nimiedad; la que se da cuando algo se
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presenta como valioso pero no lo es; la que se da entre la esencia o contenido de
un hecho, fenómeno o persona y su manera de manifestarse en una situación
dada; o la existente cuando un hecho, fenómeno, objeto o persona se presenta
fuera de su contexto habitual.
Considera también que lo cómico es un medio de crítica social, ya que
entraña un juicio, en el cual, se da la desvalorización de los valores imperantes en
una sociedad determinada, es decir, muestra el valor real frente a la pretensión de
valor. “Así pues, la comicidad de un fenómeno, dado su carácter social, en
diferentes sociedades o épocas distintas, e incluso en una misma sociedad,
dependerá del criterio valorativo, ideológico, con que se juzgue el fenómeno.”
(Sánchez Vázquez, 1992, p. 232).
Lo cómico, según apunta, es un fenómeno propiamente humano y puede
surgir en el cotidiano o en el arte. Aclara que en el primer caso, el fenómeno
cómico carece de la dimensión estética, pues los fenómenos estéticos, para ser
tales, deben incluir en sí mismos un proceso de contemplación que en la vida
común no puede darse porque el efecto, es decir, la risa, corta esa posibilidad. Sin
embargo, en el arte, pese a generar el mismo efecto, la dimensión estética se
produce, y al hacerlo incluye tres características. La primera de ellas es que
presenta la realidad sin idealizarla como sucede en otras categorías, es decir,
representa lo real de manera realista, sin rebuscamientos o sentimentalismos. La
segunda característica es que su efecto hilarante es más sosegado, menos
explosivo que en la vida ordinaria, pues en ésta se produce por algún hecho no
planeado y en el caso de la experiencia estética su efecto responde a un estimulo
creado conscientemente. La tercera característica es que el efecto estético de lo
cómico se halla siempre acompañado del placer peculiar que provoca. En suma, lo
cómico en la experiencia estética presenta la contemplación del objeto o hecho
mismo y la del efecto que ocasiona.
Finalmente, el autor analiza tres variedades de lo cómico: el humor, la sátira
y la ironía, y aclara sus características. En el humor, el objeto es criticado y
desvalorizado, pero al mismo tiempo es salvado en alguna de sus partes creando
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en nosotros una ligera compasión, una especie de simpatía, y así genera una risa
contenida que nos invita a comprender y a tolerar. En el caso de la sátira se pierde
toda simpatía, el objeto es criticado de forma directa y radical hasta el punto en
que no merece subsistir pues se muestra como algo negativo. La ironía entraña
una crítica velada, se muestra el defecto encubierto de virtud, y así, se evidencia
su verdadera naturaleza. “En la ironía la critica permanece oculta tras la
exaltación, el elogio o la felicitación”. (Ibíd., p.241). Las diferencias entre el humor,
la sátira y la ironía se deben al grado de contradicción que presentan, a la
intensidad de risa que provocan y al nivel de desvalorización que muestran sobre
el hecho u objeto, y con esto al mayor o menor grado de crítica que suscitan.
Marcos Victoria.
En su Ensayo preliminar sobre lo cómico (1941) Victoria hace un detallado análisis
sobre el origen del fenómeno cómico, sus características, las diferentes
definiciones que se han hecho de él y, desde luego, aporta sus propias
conclusiones.
Victoria inicia comentando que el fenómeno cómico surge de una
multiplicidad de objetos, los cuales, en otros momentos nos podrían dejarnos
indiferentes, es así como se plantea, y nos invita a cuestionarnos nuevamente, si
“¿es posible distinguir […] la trama común, la sustancia propia e invariable de lo
cómico?” (Victoria, p.13).
El primer punto que destaca es que lo cómico siempre incluye la
acumulación de tensión la cual es liberada mediante la risa, a mayor grado de
tensión mayor será la intensidad y duración de la respuesta, que además, es
inmediata. De acuerdo a lo anterior menciona que es posible distinguir tres tipos
de comicidad: lo cómico de breve duración, propio en su mayoría de lo grosero e
inculto; lo cómico simultáneo y lo cómico de larga duración, como es el caso de
una comedia de tres actos, sin embargo explica que la brevedad del fenómeno es
una característica importante que se cumple aún en el tercer caso. Resulta
importantísimo hacer la aclaración de que en esta tensión no se comprometen los
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intereses básicos del ser, pues de hacerlo, lo cómico desaparecería provocando
displacer, dolor, angustia o compasión. “Para reír es necesario estar libre de
conmociones espirituales profundas. […] Aunque parezca contradictorio, lo cómico
requiere desinterés; en cierto modo, insensibilidad de parte de quien lo percibe.”
(Ibíd., p.25).
Distingue también entre la comicidad burda, que descarga una enorme e
intensa tensión de modo explosivo, y cuya presentación de la negación de un valor
es directa, franca, intensa, y la comicidad fina, la cual no niega directamente un
valor, sino que introduce una duda sobre el mismo, por lo que la tensión en este
tipo de comicidad dura mayor tiempo, pero se libera en menor cantidad.
A continuación cita diferentes definiciones que sobre el fenómeno se han
realizado y las contrapone. Por un lado encontramos aquellas en las que el
fenómeno se presenta como un proceso conceptual, estas definiciones ven un
rasgo de la comicidad en la conciencia, en la inteligencia, en el juicio, el cual hace
resaltar el contraste entre lo común y lo ridículo y muestra la incongruencia entre
un objeto y la idea que se tiene de él. Por otro lado cita también definiciones que
se oponen a lo anterior, pues consideran que la vivencia cómica no puede
suscitarse en la conciencia como un mero proceso lógico o conceptual gracias a la
brusquedad de su descarga. Estas ideas, con las que él se muestra más en
acuerdo, nos hacen ver que el proceso crítico, lógico, conceptual se da en el
recuerdo, cuando la tensión ha sido liberada y se reflexiona sobre lo ocurrido, así
lo cómico “Se nos revela en el recuerdo, en la experiencia, en el análisis a
posteriori de las representaciones que han sido mentadas, en el placer que deja.”
(Ibíd., p.21).
Para Victoria, lo cómico no es juicio, no es la exaltación de nuestro
sentimiento de superioridad, no es la contradicción de hechos o ideas, no es
solamente una tensión liberada o una espera decepcionada. Para Victoria lo
cómico, aunque puede incluir lo anterior, es ante todo una toma de posición ante
algo, una actitud que se adquiere no solamente gracias a la inteligencia, sino con
todo nuestro ser anímico. “Lo cómico es esencialmente una toma de posición, ante
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una valorización negativa del ser, con respecto a un objeto ideal o real.” (Ibíd.,
p.61). Entendemos valoración negativa como un no tomar algo en serio. Es un
cambio de plano mental en el que se adquiere un principio lúdico, el cual
subordina la inteligencia y la búsqueda de la verdad a la búsqueda de la
satisfacción, así al llevar una realidad al plano del juego se le resta el valor que ha
pretendido tener, pero no mediante el juzgar, pensar o representar
conceptualmente, sino mediante una actitud afectiva de la conciencia. El juicio y la
crítica que lo cómico provoca se dan ulteriormente, pues la desvalorización es
relativa y el juicio intelectual independiente al acto de valoración, de ahí que lo
cómico provoque en un primer momento sensaciones placenteras y más tarde
sirva como medio para la crítica, ya que es un medio para contrastar y evidenciar
valores humanos.
Conclusiones.
De las ideas aportadas por los diversos autores analizados para la elaboración del
presente escrito, la primera característica del fenómeno cómico que podemos
admitir es que se presenta de modos tan variados y a raíz de orígenes tan
distintos que no es posible en realidad dar una definición exacta y única sobre el
fenómeno, como ya habíamos mencionado en algún momento. Sin embargo,
podemos mencionar que lo cómico presenta generalmente ciertos elementos
como la contradicción, la acumulación de tensión de dos fuerzas en pugna que
preceden al estallido de la risa, la crítica al error humano sea producto de la
torpeza física o producto de una falla moral, la brevedad, y la necesidad de que el
espectador que presencia el hecho cómico se encuentre en un estado emocional
lejano a la compasión, pues el sentimentalismo, el miedo o el dolor alejan la
posibilidad del placer que provoca lo cómico.
Para afinar el tema que nos ocupa, nos gustaría mencionar algunos
ejemplos de este fenómeno, los cuales podrían dar una clara imagen de lo
expuesto anteriormente.
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El primer ejemplo de lo cómico lo tenemos en un personaje universal como
el payaso, que puede provocar la risa recurriendo a elementos físicos como
morales.
En otro ámbito encontramos a los grandes clásicos de la literatura
dramática como Moliere, que con sus innumerables comedias mostraba las
contradicciones y errores de la sociedad francesa de su tiempo.
Un ejemplo más actual lo tenemos en muchas de las películas de
Hollywood, como es el caso del film Something's Gotta Give (Alguien tiene que
ceder) realizada en 2003 y dirigida por Nancy Meyers en la que vemos la crítica a
los individuos que se niegan a envejecer en el personaje representado por Jack
Nicholson, el cual tras sufrir un infarto descubre que el tiempo ha pasado y su vida
no es la misma. Otro ejemplo de comicidad fundada en la crítica social lo
encontramos en Les luthiers una agrupación musical que representa espectáculos
en los cuales hacen mofa de los errores de la sociedad actual como el fanatismo,
lo que podemos apreciar en el sketch en el que un pastor habla de las maravillas
de Worren, el ídolo en cuestión, hasta que descubrimos que éste huye de la
policía internacional.
Finalmente mencionaremos un ejemplo aun más cercano, el cual está en el
programa televisivo Los Simpson que desde su aparición en los años 90
mostraron los desequilibrios y contradicciones de la sociedad estadounidense.
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Obras consultadas.
Acebo García, S. y Vicién Mañé, E. (Eds.). (2008). Gran Diccionario Universal
Larousse: Vol. 5 .Chile: Ediciones Larousse.
Aristóteles. (1999). La Poética. Versión de García Bacca. México: Editores
Mexicanos Unidos.
Bergson, H. (2009). La risa. México: Porrúa.
Cuevas Romo, A. y Méndez Valencia, S. Introducción al estilo APA para citas y
referencias (lineamientos de la 3ª edición). Universidad de Celaya e IPN.
Recuperado de
http://www.udec.edu.mx/i2012/investigacion/manual_APA3a_Edicion.pdf
Les Luthiers. (Junio de 2002). “El Sendero de Warren Sánchez.
(Salmos sectarios).” Versión teatral. En Las obras de ayer. Recuperado de
http://www.peseatodo.com.ar/espectaculos/loda/obras/lodaa.htm
Meyers, N. (Directora). (2003) Something's Gotta Give (Alguien tiene que ceder).
[Cinta cinematográfica]. Estados Unidos: Columbia Pictures y Warner Bros
Pictures.
Morales, T. (2009). El arte del clown y del payaso. México: Escenología.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22ª Ed.)
Recuperado de http://buscon.rae.es/drae/?
type=3&val=estetica&val_aux=&origen=REDRAE Consultado el: 29 de
diciembre de 2012.
Salvat, M. (Ed.). (1973). El humorismo. Barcelona: Salvat Editores
Sánchez Vázquez, A. (1992). Invitación a la estética. México: Grijalbo.
Victoria, M. (1941). Ensayo preliminar sobre lo cómico. Buenos Aires: Losada.