Lo que cabe dentro de un bolso

¡Hay que ver cuántas cosas podemos llevar de-

ntro de un bolso! Yo no solo llevo tiritas, pañue-

los, el monedero, las llaves, clips, bolígrafo...

También llevo trozos de papel, los escribo algu-

nas veces mientras espero a que José A. termine

su tratamiento; siempre ha habido alguna con-

versación en el camino que ha dado lugar a que

escriba.

He pensado que bien

vendría una limpie-

za, así que aquí dejo

algunos de esos pen-

samientos que me

acompañaban du-

rante las horas de es-

pera, como un diálo-

go callado con mi

conciencia. Cuántas

veces, la palabra, aun

siendo callada, acompaña con su silencio.

Mamá, ¿tú no sueñas?

Claro que sí.

Entonces, déjame soñar a mí;

y que sea la vida

la que me muestre

lo que puedo conseguir.

Mamá, no llores, no sufras por mí.

Atrás quedaron mis quejas y llantos,

Que soy diferente ya lo entendí

¿No ves que, aun así, soy feliz?

¿Puedes decirme lo mismo de ti?

Tu alegría es mi gozo;

tu tristeza, mi pesar;

tu dolor, mi agonía;

tu luz, la que me guía

como faro en el mar.

María Inmaculada Sánchez, Ceutí