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los 50 mejores discos de la musica chilena rolling stone, abril de 2008 27 Produccion Periodistica SebaStian Garay, emma alonSo / textos Guillermo tupper, SebaStian Garay, CriStobal Dumay, pablo marquez, FranCiSCo orteGa, mariSol GarCia, FreDDy StoCk, DaviD ponCe, Gonzalo planet, Javier SanFeliu, JorGe lira, JorGe leiva, patriCio urzua, patriCio Jara. ilustracion marCelo perez enfrentar la tarea de elegir los 50 mejores discos de la historia de la música chilena suena ambicioso. Fueron más de tres meses de investigación y recopilación de material gráfico y periodístico. Además, claro, de cientos de llamados telefónicos y mails para invitar a los músicos a votar. Al ver el resultado, no cabe duda de que el tiempo y la energía invertida no fue en vano. Más que generar discusiones respecto a quién debió quedarse con el oro, la plata o el bronce, el objetivo de todo esto es reconocer y valorar el trabajo de muchos artistas que, estamos seguros, no han tenido todo el espacio que se merecen. Este es un ajuste de cuentas. El saldo de una deuda pendiente con aquellos que, en muchos casos, han dejado todo por hacer música. Para elaborar esta lista, rolling stone hizo un lla- mado transversal, convocando a músicos de distintas generaciones y estilos, cuidando mantener una gama de votantes lo más amplia y variada posible, con la in- tención de que entregaran una lista con los cinco discos que ellos consideran los más esenciales. Un total de 50 artis- tas nacionales se animaron a contestar el teléfono o a responder un mail con sus preferencias. Desde Cecilia hasta Nea Ducci de CHC, pasando por Jorge Coulon de Inti- Illimani, Claudio Narea de Los Prisioneros, Luis Dimas, la soprano Cristina Gallardo-Domas y Alvaro España de Fiskales Ad Hok, entre otros. Por eso, gracias. De verdad. Violeta Parra se alzó por lejos en el primer lugar con su disco Las últimas composiciones. También hubo sorpresas. Ser humano!!, de Tiro de Gracia, confirmó su estatus de hito. A su vez, desde la oscuridad emergieron nombres como Supersordo y Pentagram, para instalar- se entre Los Mac’s, Blops, Lucho Gatica y La Ley. Pero las miradas no sólo fueron retrospectivas. Tam- bién aparecen sonidos frescos en la escena, como Leo Quinteros, Manuel García y Gepe, al lado de referentes históricos como Mauricio Redolés, Víctor Jara y el gran Buddy Richard. Pero este ranking no pretende ser absolutista. Para nada. Tan sólo aspira a ser un aporte bibliográfico para la historia de la música nacional, la que se escribe cada vez con más fuerza.

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los 50 mejores discos de la musica chilena

rolling stone, abril de 2008 27

Produccion Periodistica SebaStian Garay, emma alonSo / textos Guillermo tupper, SebaStian Garay, CriStobal Dumay, pablo marquez, FranCiSCo orteGa, mariSol GarCia, FreDDy StoCk, DaviD ponCe, Gonzalo planet, Javier SanFeliu, JorGe lira, JorGe leiva, patriCio urzua, patriCio Jara. ilustracion marCelo perez

enfrentar la tarea de elegir los 50 mejores discos de la historia de la música chilena suena ambicioso. Fueron más de tres meses de investigación y recopilación de material gráfico y periodístico. Además, claro, de cientos de llamados telefónicos y mails para invitar a los músicos a votar. Al ver el resultado, no cabe duda de que el tiempo y la energía invertida no fue en vano.

Más que generar discusiones respecto a quién debió quedarse con el oro, la plata o el bronce, el objetivo de todo esto es reconocer y valorar el trabajo de muchos artistas que, estamos seguros, no han tenido todo el espacio que se merecen. Este es un ajuste de cuentas. El saldo de una deuda pendiente con aquellos que, en muchos casos, han dejado todo por hacer música.

Para elaborar esta lista, rolling stone hizo un lla-mado transversal, convocando a músicos de distintas generaciones y estilos, cuidando mantener una gama de votantes lo más amplia y variada posible, con la in-tención de que entregaran una lista con los cinco discos que ellos consideran los más esenciales.

Un total de 50 artis-tas nacionales se animaron a

contestar el teléfono o a responder un mail con sus preferencias. Desde Cecilia hasta

Nea Ducci de CHC, pasando por Jorge Coulon de Inti-Illimani, Claudio Narea de Los Prisioneros, Luis Dimas, la soprano Cristina Gallardo-Domas y Alvaro España de Fiskales Ad Hok, entre otros. Por eso, gracias. De verdad.

Violeta Parra se alzó por lejos en el primer lugar con su disco Las últimas composiciones. También hubo sorpresas. Ser humano!!, de Tiro de Gracia, confirmó su estatus de hito. A su vez, desde la oscuridad emergieron nombres como Supersordo y Pentagram, para instalar-se entre Los Mac’s, Blops, Lucho Gatica y La Ley.

Pero las miradas no sólo fueron retrospectivas. Tam-bién aparecen sonidos frescos en la escena, como Leo Quinteros, Manuel García y Gepe, al lado de referentes históricos como Mauricio Redolés, Víctor Jara y el gran Buddy Richard. Pero este ranking no pretende ser absolutista. Para nada. Tan sólo aspira a ser un aporte bibliográfico para la historia de la música nacional, la que se escribe cada vez con más fuerza.

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28 rolling stone, abril de 2008

Sobre esa aparente contradicción se ha escrito ya suficiente: que sarcasmo desen-cantado, que lucidez extrema previa a la despedida, que ejercicio último de gene-rosidad de parte de un alma excepcional. Qué puede agregar uno sobre esos versos categóricos, los más universales en salir jamás de una mente chilena.

Esa Violeta humilde, mística y emocio-nada –la misma de “Volver a los 17”– pulió en su composición más famosa las aspere-zas pero también la gracia con que en los demás títulos nos muestra su mundo de afectos y de dolores, así como de pistas sobre sus investigaciones: “Rin del ange-lito” se vale de la práctica campesina para saludar también a su propia hija muerta; “La cueca de los poetas” deja en claro su jerarquía personal de lecturas (“Pablo de Rokha es bueno, pero Vicente / vale el doble y el triple”) y “De cuerpo entero” vuelve a recordarnos que las mejores can-ciones de amor son siempre sencillas. Sus descubrimientos musicales en el centro y sur del país se acomodan, en tanto, en “Cantores que reflexionan" y “El guilla-tún", ambas con saludos respectivos al Canto a lo divino y el pueblo mapuche.

En el subgénero de canción política, "Mazúrquica modérnica" ha terminado siendo un referente amplísimo, citado hasta por Chico Buarque como inspira-ción para su “Construcción”, otro clásico de la reflexión social en esdrújulas. Y así como Violeta llora la partida de Gilbert

a Bolivia en “Run run se fue pa'l norte”, también se resigna con gracia ante un amor que no puede retenerse en “Pastele-ro a tus pasteles”. La desazón de “Maldigo del alto cielo” –tanta es su amargura, que puede dejar al auditor físicamente cansa-do– no alcanza para teñir de oscuro un disco que se nos acomoda en la memoria con paz y calidez. 49 años de vida le ha-

bían dejado a Violeta la lección de que una vida emocional honesta se nutre, precisa-mente, de contrastes.

Hoy que los discos exigen elaboradas estrategias de promoción y singles es-pecialmente producidos para radios, el golpe de Las últimas composiciones nos devuelve a la conciencia de que las cancio-nes que nos cambian la vida se graban de una vez y sin distracciones. Es un álbum obligado no sólo para los interesados en las cumbres de la música chilena, sino tam-bién como recurso de consulta política, filosófica, creativa.

No existe mejor autobiografía musical de Violeta Parra ni más elevada vara de medida para nuestra canción. ¿No será ésta una antología de grandes éxitos?, sos-pecha uno cuando se enfrenta por prime-ra vez a su seguidilla de títulos brillantes. Pues no: estamos ante un álbum hecho y derecho, pero grabado en condiciones espirituales únicas. Aquí el talento se ha vertido sin medida, desde un interior ascendido, que ya no piensa demasiado en este mundo. También uno se eleva al escucharlo.

marisol garcia

violeta parra sabia muy bien que este sería su último disco. Antes de grabarlo ha-bía intentado quitarse la vida por primera vez; se ha escrito que agobiada por el fin de su relación con el suizo Gilbert Fauvre y la tibia recepción que encontró en Chile al regresar de Europa. Una opción, por lo tanto, es buscar en él claves de fatalidad y desencanto, que las hay. Pero parece más certero reconocer que la chilena concibió su mejor álbum con una decisión de tras-cendencia, apostando al fin por combinar la austeridad del sonido –aparte de las vo-ces de Violeta y Alberto Zapicán, aquí sólo suenan guitarras, bombo y cuatro– con una articulación de ideas de intensidad radical, que obligan a una atención absoluta. Nun-ca antes en su discografía Violeta había

intrincado tan estrechamente creación y autobiografía, música y humanismo, el balance de sus certezas y sus desazones. Cuatro meses después de su edición, una bala en su sien disparaba al cielo los pájaros azules de su cabeza (la descripción es de Atahualpa Yupanqui) y dejaba al mundo intrigado sobre qué podría haber querido decirnos con ese balazo quien días antes ha-bía mostrado en La Peña de los Parra una “canción nueva" llamada “Gracias a la vida".

1 Las últimas composicionesVioleta Parra

rca victor 1966

No existe vara de medida

más elevada para nuestra

canción.

Guitarrista de Las Ultimas Com-posiciones de Violeta Parra:

Vía mail desde París, Francia, su hijo Angel nos contó algunos detalles de la grabación de este importante disco.

¿Cuánto les tomó terminar el disco?Desde el comienzo de nuestras carre-

ras seguimos el ejemplo de Violeta, llegar al estudio con el material listo, ensayado y no perder tiempo. Jamás más allá de tres días.

¿Grabaron las canciones en vivo o por separado?Todo en vivo, sin ningún artificio.¿Cómo era el ambiente y la relación entre los músicos en el estudio?Se puede decir que el ambiente era

el de una familia que trabaja junta, con una jefa natural y con el respeto que ello supone.

¿Cómo era el ánimo de violeta en esa época? ¿en qué estado se encontraba su creatividad? Mi madre era una mujer de un humor

muy desarrollado y espontáneo, pero cuando trabajaba era terriblemente seria y profesional. En cuanto a su creatividad, estaba en su punto máximo, lo prueba este magnífico disco con sus más bellas canciones.

¿qué es lo que más recuerdas de las grabaciones? Tal vez lo que más recuerdo fue su pre-

ocupación por la calidad del sonido.¿Cuál es el concepto o la idea que atraviesa el disco? Las canciones son mucho más que

cantos, son declaraciones de principios; no son para nada egocéntricas, hablan del ser humano y sus dolores, sus alegrías e infortunios, y es por eso que hoy son universales.

¿Cuál crees tú que ha sido el aporte de “las últimas composiciones” a la música popular en Chile?Si las nuevas generaciones se inspiran,

escuchan y aprenden reflexionando en la temática de cada canción, ya sería un gran aporte. Si estas canciones se siguen escuchando es porque la gente las nece-sita y dan alegría, consuelo y sentido de pertenencia.

¿qué significa para ti este disco?Mucho más de lo que pudiera decir en

tres palabras. Una obra de arte.

angel parra 

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1959 ó 1960, el fotógrafo no

recuerda la fecha exacta. violeta en

su casa de la reina.

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30 rolling stone, abril de 2008

hay algo estatuario en alturas de ma-chu Picchu. Algo monumental, música pé-trea, piedra sobre piedra. Algo que empieza en la música, pasa por la obra de Neruda, nada alrededor de la propia urbe incaica y termina en las pinturas de René Olivares, usadas tanto en la edición original de 1982, como en sus posteriores reediciones.

Alturas de Machu Picchu es un concepto que va más allá de su evidente estructura de disco conceptual, constituye el paso más ele-vado y ambicioso de la mayor banda de rock de la historia musical chilena. Un grupo que es un paréntesis, un punto aparte en la historia glo-bal de rock. Folclore latinoamericano, música espacial, sicodelia y rock progresivo que pro-gresó, se atrevió a ir más allá (y con ello escapó a la maldición del “rock regresivo”, que acabó achacando a sus contemporáneos europeos como Yes, Jethro Tull, e incluso Pink Floyd).

Si la obra de Neruda en que se basa es un extenso poema en prosa, suerte de viaje

iniciático y místico a los orígenes america-nos, el disco coge, se apropia y extiende esa moral de la misión a través del sonido. Si la música es en parte condensar el tiempo, Alturas… es un salto cuántico a través de un agujero negro.

En lo musical, se trata de una placa re-donda, síntesis en poco más de media hora de todas las obsesiones, ideas y conceptos musicales que Los Jaivas venían buscando desde sus inicios, a fines de los sesenta. El disco es desde todas las miradas el punto no-dal en la discografía del Gato Alquinta y sus compañeros, su Sgt. Pepper’s, su Dark Side of the Moon, su coloso sin parangón. Y allí está el detalle que aparta a esta obra de otros discos: no hay, ni se ha hecho nada igual en ninguna otra parte.

No es casual que Prograchives.com, la mayor fuente de art rock del planeta, haya elegido hace sólo unos meses la edición en DVD del disco como el sexto mejor de rock progresivo en la historia del género, por enci-ma de toda la discografía audiovisual de King Crimson, Peter Gabriel y Rush, dos puestos por encima de Live at Pompeii de Pink Floyd, obra con la que suele ser comparada, por sus obvias “similitudes arqueológicas”.

La nave cósmica de Los Jaivas despega con “Del aire al aire”, una poderosa introducción en viento y teclados que abre las puertas al resto del trayecto, mezclando en su lectura atmosférica lo acústico con lo eléctrico, la tierra con el espacio. “La poderosa muerte” es el corte más extenso del disco y suerte de génesis de esta biblia ancestral construida con versos nerudianos. El tema extiende

las atmósferas de la obertura instrumental hasta desencadenar el exquisito desorden de percusión y ritmos tribales que componen “Amor americano”.

“Águila sideral” es una pieza más cercana al rock cósmico, conformando con “Antigua América” una dupla que define la arquitectu-ra musical de la banda y el leitmotiv del disco entero. El puente intermedio entre ambos es un retorno a “Del aire al aire”, impulsado ahora por el poderoso piano de Claudio Parra sumando texturas sobre el mini moog de Eduardo.

“Antigua América” es el instante de mayor lucimiento para Gabriel Parra, quien azota sus baterías y percusiones, abriendo en este ritmo la puerta al momento más popular de la obra, “Sube a nacer conmigo hermano”, clímax festivo y lúdico que desencadena al desenlace del opus con los dos minutos y medio de “Final”, coda en que regresan, a una velocidad menor, los mismos acordes de “Del aire al aire”: la serpiente se enreda en si misma, el tema retorna a su punto de partida para volver a despegar.

Alturas de Machu Picchu es pétreo en su concepto global, del disco a la puesta en escena, del ya mencionado óleo de cubierta a la película presentada por Vargas Llosa y filmada en las mismas ruinas andinas. De la alquimia ancestral entre las líricas de Neruda y el trabajo instrumental y vocal de Alquinta, Mutis y los tres Parra, a la devoción que entre sus fanáticos arrastra. Un disco eterno que debe oírse como una ceremonia, como un ri-tual, como un templo atrevido de la más pura santidad e idolatría. francisco ortega

Charly en nueva york, en 1982, donde grabó

el álbum que inaugura la era moderna del

rock nacional.Alturas de Machu PicchuLos Jaivas cBS/Sony 19812

mario mutis 

Bajista de Los Jaivas:

El músico y fundador de Los Jaivas y una narración de pormenores ligados a Alturas de Machu Picchu.

¿ustedes conocían los poemas de neruda antes de involucrarse en el pro-yecto?

Ninguno los conocía, ni siquiera las ruinas de Machu Picchu. Era un desafío tremendo hacer con dos cosas absoluta-mente desconocidas una obra musical.

¿Cómo nació la idea de musicalizar esta obra?Daniel Camino, nuestro amigo y

productor peruano, nos propuso ha-cer una obra, una cantata sudamerica-na en Machu Picchu que involucraba a muchas estrellas latinoamericanas, y la parte instrumental iba a estar a car-go de Los Jaivas. Era una magna idea, pero muy complicada de producir. Por eso después derivó en la musicaliza-ción de los poemas de Pablo Neruda. Finalmente, Daniel consiguió que pu-diéramos grabar el video en las ruinas y necesitaba mostrar algo del material para los permisos.

¿qué fue lo primero que le mandaron?Los primeros temas que se hicieron

fueron “Sube a nacer conmigo her-mano”, que la grabamos en Alemania estando de gira, y “Del aire al aire”, un tema que nos dejó Alberto Ledo, nuestro charanguista cuando volvió de Europa. La grabación que uno escucha en el disco es la que él grabó en su casa, no fue hecha en estudio.

¿Cómo era la vida durante las grabaciones?Había sesiones larguísimas, hasta altas

horas de la madrugada porque a veces se producía un momento especial que no había que romperlo. Un ambiente mis-terioso, una cosa que se absorbe por la piel. Es un momento creativo particular donde puedes tocar distinto, percibes las cosas de una manera distinta.

¿Cómo fue la primera presentación de la obra?Hicimos una temporada en al teatro

parisino Palace de Glass. Era toda una osadía, porque en París era poca la gente que nos conocía. Yo diría que en términos generales nos fue bien, en económicos no tanto. Lo importante es que apareció en todas las revistas de espectáculos de París y en todas las carteleras.

¿por qué crees que alturas de machu picchu se convirtió en un disco tan trascendente?Por los temas que involucra: Macchu

Picchu y toda la cultura que eso significa. Pablo Neruda, premio Nobel, tremendo poeta. Y además, la música de Los Jaivas que no se quedó atrás respecto a esas dos cosas tremendas. Estos tres ejes fueron importantes en el éxito de este disco.

los Jaivas en las alturas; la cumbre conquistada con la musicalización de los poemas de neruda.

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rolling stone, abril de 2008 31

“renegamos de cualquier pa-trón: se llame religión, se llame na-cionalidad”. Uno escucha esta can-ción y todavía se le revuelve algo en el pecho, algún germen de furia impermeable, algún desosiego que el tiempo no ha sabido oxidar.

Los años pasan pero “No nece-sitamos banderas”, en particular, y La voz de los 80, en general, sigue

oliendo a espíritu adolescente. Está en el mejor de sus nirvanas, descansa en la atemporalidad de lo que siempre se escuchó crudo y sincero, o tal vez en las arenas de lo que alguna vez pudo ser o en el espacio siempre encendido de las utopías.

Con su presencia incorrupti-ble, La voz de los 80 es el más importante de los discos del rock chileno. Del rock entendido como fenómeno de masas. Que me per-donen todos los demás pero es así de simple. Y me atrevo a asegu-rarlo por un hecho concreto: es el primer álbum en nuestra historia musical que mezcló la ruptura so-cial con la fuerza del rock.

Cuando salió a las calles, en 1984, Chile se comenzaba a mover como un quiltro lastimado, apenas ladrando, aún con la cola por el

suelo. Las noches eran oscuras y los días también. Las protestas habían comenzado un año antes, Schwenke & Nilo había lanzado recientemente su disco homó-nimo fundamental. En las ferias artesanales y en la calle San Diego, los casetes piratas se pasaban de mano en mano como molotovs musicales que poco a poco irían in-cendiando el sistema. Ahí estaban estilando en bencina la Trova Cu-bana de Silvio; la Nueva Canción Chilena de Violeta, Quila y Víctor Jara; el naciente Canto Nuevo de los Schwenke, Eduardo Peralta o Santiago del Nuevo Extremo.

Pero siempre el puño fue por la vereda de enfrente, por la calle del poncho, de la guitarra acústica o del panfleto. Nunca por el lado salvaje del rock´n roll. Víctor Jara intentó el cruce con Los Blops,

Payo Grondona trabajó algo con Los Mac´s. Pero los bandos fue-ron ideológicamente irreconcilia-bles. Hasta que surgieron Gonzá-lez y sus dos amigos. González, nuestro pequeño Bob Dylan, el que hizo soplar el viento, el pri-mero en ponerle rabia a nuestras guitarras, pulso social a nuestros bajos, a nuestras baterías, al igual que Dylan lo hizo en los 60.

Cada canción del disco es re-sentimiento. Es un álbum agnós-tico en esencia, desconfiado, sim-ple, directo e irónico y, por todo esto, intensamente rocanrolero. Llamó a no ir detrás de un líder ni a creer en la representatividad en dictadura. Vaya osadía. Pero tam-bién disparó contra la cultura de masas (“Mentalidad televisiva”), el amor (“Paramar”), las tribus ju-veniles (“Brigada de negro”), el he-

donismo machista (“Sexo”), o en los chantas acomodados (“Nunca quedas mal con nadie”).

La voz de los 80 sigue dando vueltas como si no hubiese res-pondido sólo a la década que le dio su nombre. Continúa mar-cando con esas letras llenas de ideas capaces de iluminar cual-quier cárcel. La placa se ríe en for-

ma burlona y sin arrugas como lo hacen las grandes obras clásicas. Es fresca y escalofriantemente intacta. Como si aún no supiéra-mos quién mató a Marilyn. Como si se siguieran muriendo varias luchas en las garras de la comer-cialización.

O, qué tontera, como si Lati-noamérica siguiera siendo sólo un pueblo al sur de Estados Unidos.

freddy stock

La voz de los '80Los Prisioneros fuSion 19843

manal en los estudios tnt. Javier martínez, alejandro

medina y Claudio Gabis, padres del blues argentino.

la sola foto ya es historica. Arriba, Rodolfo Parada, Guiller-mo Willy Oddó y Eduardo Ca-rrasco; al centro, Carlos Queza-da, el compositor Luis Advis y el actor y relator Humberto “Pepe” Duvauchelle; abajo, Patricio Cas-tillo y Hernán Gómez. Ese retra-to estuvo desde 1970 en muchas casas chilenas casi como una foto familiar más: son los hombres que grabaron uno de los discos más simbólicos de la música chilena y de paso consignaron la cumbre de popularidad de Quilapayún.

Para la gente iba a ser simple-

mente “la Cantata". Santa María de Iquique es el llamado principal en esa carátula café color desier-to, y abajo está escrito un subtí-tulo elocuente: Cantata popular. El compositor de la obra es Luis Advis, un hombre de formación clásica y mente tan abierta como para acuñar tal invento, adaptó la cantata, forma musical barroca, a los instrumentos latinoamericanos sin perder la relación entre solista y coro ni la estructura formal y dra-mática de la cantanta barroca.

Quilapayún se había formado apenas cinco años antes, en 1965, pero ya habían grabado seis dis-cos, Quilapayún (1967), Cancio-nes folklóricas de América, con Víctor Jara (1968), Por Vietnam (1968), Quilapayún 3 (1969), Bas-ta (1969) y Quilapayún 4 (1970). Eran días de definiciones artísti-cas y políticas con el triunfo de la izquierda en las elecciones de 1970 y la asunción del Presidente Allende, y Quilapayún iba a ser re-cordado como el más comprome-

tido de los conjuntos de la Nueva Canción Chilena, la generación de músicos identificados con ese movimiento.

Para entonces estaba afianzada la recordada formación que el con-junto mantuvo entre 1968 y 1971. Tres barbas, dos bigotes y una cara limpia: Quilapayún formaba con Quezada, Parada, Gómez; Oddó, Castillo; y Carrasco. Ya habían acuñado un repertorio tan lati-noamericanista como combativo, pero la Cantata iba a ser su pri-mera aproximación a la academia. Ninguno de ellos sabía leer música, y los ensayos tuvieron lugar junto al propio Luis Advis en la casa del padre de Willy Oddó en Santiago, la única en la que había un piano.

Dos guitarras, un charango, dos quenas, un bombo y seis voces de barítonos y tenores eran los mate-riales de Quilapayún, y para esos recursos Advis escribió la obra. Con la masacre obrera de 1907 en Iquique como tema, el composi-tor obtuvo lo mejor del conjunto

en canciones entrañables. Tan parcos son sus títulos como emo-cionante es su contenido, entre la tristeza de la “Canción II" (la célebre Vamos mujer, partamos a la ciudad…"), la urgencia fatídica de la “Canción III" (“Soy obrero pampino y soy / tan reviejo como el que más…") y un final majestuo-so e inquietante. “Es Chile un país tan largo / mil cosas pueden pasar / si es que no nos preparamos / dispuestos para luchar", advierten Advis y Quilapayún en esas líneas finales, apenas dos años y unos meses antes del golpe de Estado con que Pinochet inauguró en 1973 diecisiete años de dictadura. Quilapayún se quedó en el exilio y la Cantata Santa María pasó a la clandestinidad, pero permane-ció escondido, en muchas de esas casa chilenas y sobre todo en la memoria, para emerger después como un disco fundamental de la historia, hermoso y dramático al mismo tiempo.

david ponce

Santa María de IquiqueQuilapayún y Luis Advis dicap 19704

eduardo carrasco 

Miembro fundador de Quilapayún:

Historias de un LP que que con lo años se transfor-mó en un hito criollo.

¿Cómo fueron las graba-ciones?Grabamos en IRT. En esa

época, se grababa todo en di-recto. Los relatos se grabaron seguidos y luego se pegaban con scotch. De repente se nos perdió esa parte que dice “Lo juramos, compañero”. No la podíamos encontrar. Hasta que la encontramos, estaba en un tarro de basura. Terminamos de grabar muy tarde, y nos fuimos a celebrar con Cola de Mono.

¿pensaron que la Cantata se convertiría en la cumbre de la nueva Canción Chilena? Nunca sospechamos la signi-

ficación que iba a tomar, porque muchas veces se ha visto refren-dado la verdad de su mensaje. Rápidamente se transformó en símbolo de la Unidad Popular. Fue interpretada inmediata-mente como una obra que re-presentaba esa tendencia. En-tonces el mensaje más fuerte de la Cantata era la unidad.

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la renovacion del folclore empren-dida por la Nueva Canción Chilena no habría alcanzado tantas cumbres sin el fundamental aporte de Víctor Jara. Su obra trasciende con creces el mito que lo identi-fica como el mártir de la canción protesta, y aunque definitivamente fue un hombre comprometido con su tiempo y su historia, también se elevó como un intérprete y compositor superior e inquieto.

Hacia 1969, cuando se publica Pongo en tus manos abiertas..., Jara contaba con una contundente experiencia: su paso por el

conjunto Cuncumén, su labor como direc-tor para el Instituto de Teatro de la Univer-sidad de Chile, giras a la Unión Soviética y Europa, asesorías a Quilapayún, y su activi-dad como solista en discos y en vivo.

Pongo en tus manos abiertas... parece ser la consagración de un talento multidiscipli-nario que eligió el canto para colaborar en la vía chilena al socialismo. Es además una especie de declaración de principios, par-tiendo por las sufridas manos campesinas que ilustran su impresionante carátula.

En el álbum, las relecturas para can-ciones de autores americanos parecieran llamar a la integración regional, como en “A desalambrar” y la sobrecogedora “Cruz de luz”, en memoria del abatido sacerdote y guerrillero colombiano Camilo Torres Restrepo, ambas originales del uruguayo Daniel Viglietti. De Atahualpa Yupanqui canta “Duerme, duerme, negrito”, mientras que el toque mexicano aparece en el corri-do “Juan sin tierra” y “Zamba del Che”, que Víctor se animara a registrar tras escuchar-las en 1968 en una grabación del grupo Los Folkloristas.

De la obra Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, con música de Sergio Ortega

y letra de Pablo Neruda, Víctor toma “Ya parte el galgo terrible”. “If I had a hammer”, del gran referente folk estado-unidense Pete Seeger, se convierte en “El martillo” con las inconfundibles voces introductorias de Quilapayún, quienes lo acompañan en, prácticamente, todo el disco. Su apoyo es notorio en las iróni-cas y divertidas “Movil Oil Special”, “A Cochabamba me voy”, y de manera más sobria en el homenaje “A Luis Emilio Re-cabarren”, las tres escritas por Jara.

“Preguntas por Puerto Montt” es la rabiosa denuncia al violento desalojo de una toma en esa localidad durante 1969, que a manos de carabineros dejó a ocho pobladores muertos. La voz de Víctor suda indignación y acusa como responsable de la matanza al Ministro del Interior de la épo-ca, Edmundo Pérez Zujovic. Más tarde, el cantautor la interpretaría en el colegio Saint George, donde estudiaba uno de los hijos de Pérez Zujovic, causando una batahola que lo obligaría a abandonar el escenario con resguardo especial.

Pero la madurez en la composición se expresa a cabalidad en el inmortal vals “Te recuerdo Amanda”, que Víctor escribiera

en 1968 en un hotel durante una invita-ción a Inglaterra del British Council, como director teatral. Es, sin duda, la canción más universal de Víctor, una síntesis única entre música y texto –la trágica y conmove-dora historia de una pareja trabajadora que protagonizan Amanda y Manuel, mismos nombres de sus padres–, con decenas de versiones alrededor del mundo.

En los días en que el sello Dicap publi-caba Pongo en tus manos abiertas..., Víctor Jara había decidido congelar sus labores teatrales en favor del canto, priorizando su llegada a las masas para la campaña presidencial de Salvador Allende. Sería el último álbum junto a Quilapayún, unión que finalizó poco después con la edición del soberbio tema “Plegaria a un labrador”, que ganó el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena.

Más adelante, Víctor indicaría a Pongo en tus manos abiertas... como su trabajo más logrado, que, a su vez, simboliza el triunfo de sus ideales con la asunción de Allende al poder en septiembre de 1970, cuando el sueño por un Chile socialista y democrático no sólo se hacía realidad, sino que parecía imparable.

Pongo en tus manos abiertas...Víctor Jara dicap 19695

pongo en tus manos abiertas..., la muestra de que la música de víctorJara trasciende el mito.

32 rolling stone, abril de 2008

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el asunto no podia ser mas claro. Después de la debacle de un par de años antes, cuando la multinacional EMI tiró por la ventana más de un millón de

dólares de la época en un ambi-cioso y frustrado proyecto para convertir Santiago en Londres, la orden fue que cada una de las contrataciones de nuevas bandas ya no podía ser más una apuesta a ciegas. Algo tenía que haber detrás de cada firma y, bueno, el hip hop criollo estaba por esos días asomando la nariz en un viaje transversal.

Y nada más atractivo, prin-cipalmente para los medios, que una dupla de adolescentes curtidos en los rigores del lado más marginal de la ciudad que, a punta de samples y fraseos pe-

gajosos, era capaz de tomarse las radios con un estilo amable, di-recto, controladamente callejero y, por sobre todo, sustancioso.

Porque Ser humano!!, el debut de Juan Sativo (Juan Salazar) y Lengua Dura (Fabián Sánchez) bajo la chapa de Tiro de Gracia, tenía un discurso que ofrecer y el contenido nos llegó a todos fuerte y claro, directamente desde Puen-te Alto y Santa Rosa, las respecti-vas trincheras de la dupla.

Tan efectivo fue el mensaje, que, con la sabia distancia que entrega el tiempo, hoy no puede parecer más ingenua y obvia la

herramienta de marketing que la discográfica utilizó para la di-fusión del disco: introducir un clavo del 4 a un costado de la caja del CD, como queriendo decir que lo que venía adentro era un producto urbano, nacido del cemento y de la dureza de las calles… La crisis de los sellos ya se empezaba a adivinar.

Hubo voces que, en su mo-mento, criticaron la tibieza de Tiro de Gracia para tratar cier-tos temas. Por su origen pobla-cional, tal vez se esperaba de ellos barricadas y miguelitos a la hora de hablar sobre las de-sigualdades sociales en un país que a cada segundo aumentaba la brecha económica entre ricos y muy pobres.

Pero no. Lo suyo no era el charango lila ni los puños en alto, sino las zapatillas con caña y la marca deportiva del resto de su ropa bien visible. Junto a Los Tetas, pero desde una vereda diferente, Juan Sativo y Lengua Dura (sumado a Zaturno, un rapero incluso más joven que ofició de invitado permanen-te) hablaban a los suyos de los temas que le importaban a una nueva generación de músicos en movimiento: el Sida y el emba-razo adolescente que avanzaba sin pudor por la periferia de la capital (“Viaje sin rumbo”); de la marihuana que mantenía los estómagos y las almas quietas en los jóvenes que se sentaban a ver pasar el día en las esquinas (“Cor-sario”); y del perdedor frustrado del barrio que en algún momento olvidó que comenzó a tomar para olvidar (“Bebedor”).

Bajo la producción de Cami-lo Cintolesi y Patricio Loaiza, junto a la colaboración de varios invitados (Pedro Foncea, Qui-que Neira, Joe Vasconcellos), Ser humano!! tuvo un éxito ex-plosivo. La calidez melódica que apaciguaba la dureza del fraseo en “El juego verdadero”, primer single promocional, resultó todo lo atractivo que se esperaba y las radios se volcaron al fenómeno: más de 60 mil copias vendidas en algo más de un año (¿se acuerdan que antes se compraban discos chilenos?), un cómic con his-torietas basadas en los músi-cos, giras internacionales y un sostenido crecimiento musical que dio pie a otros discos, pero, claro, ninguno con la fuerza ni la importancia de aquel que cerró el año 97.

Los sospechosos de siempre por fin estaban ganando y, bue-no, con eso todos nos sentimos un poco mejor.

juan sativo 

MC de Tiro de Gracia:

El disco más moderno que en-tró a este top ten. La historia de un hito del hip hop criollo.

¿Cuándo empezó a gestarse Ser humano!!?Por el año 1993 aproximada-

mente. Ya teníamos algo claro pero no teníamos la posibili-dad de plasmarlo en un disco. Y cuando se dio, tiramos toda la carne a la parrilla, no nos pre-guntamos si eso iba a vender o si le iba a gustar a la gente. Lo hicimos porque realmente queríamos grabar un disco de hip hop original.

¿Cómo se plantearon en un comienzo al disco en cuanto a su sonido?Nunca tuvimos prejuicios

con las bases musicales o con sonar orquestados, si bien el disco es un par de bases y las voces. Sólo nos preocupamos de que sonara fresco. Y por el hecho de haber invitado a mu-chos amigos músicos, ese disco es un catálogo de artistas. Por eso tuvo el resultado que tuvo, ese sello propio de originalidad.

¿es este el disco más importante de tiro de Gracia?Después de Ser humano!! ya

se había hecho todo, los otros discos fueron un acierto para nosotros, no para el mercado. Tratamos de recuperar un poco la frescura con Retorno de mi-sericordia. Pero Ser humano!! fue un buen momento, se ven-dió mucho en casete.

¿qué significa para ti este disco?Renacimiento, el poder res-

catar el hip hop. Creo que Ser humano!! llegó a eso, cuando el movimiento estaba de capa caída. Fue el debut en mi carrera y es por eso que hoy sigo traba-jando en lo mismo. Ha sido una de las mejores experiencias de las que he vivido hasta ahora en el cuento de la música.

¿por qué crees que Ser humano!! marcó época?El disco trajo a un público

más ABC1 a escuchar el rap. Fue un fenómeno cultural que explotó. Hizo que otra gente escuchara otro tipo de música, más jazz o más soul. Que hu-biésemos hecho un disco que fue fenómeno de ventas, fue como un balde de agua fría para nosotros, pero más para nues-tro público, que veía cómo Tiro de Gracia crecía.

Ser humano!!Tiro de Gracia emi 19976

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pablo marquez

lengua Dura, Juan Sativo y zaturno: 3 amigos que llevaron al

hip hop de paseo al barrio alto.

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las estremecedoras canciones de amor, cantadas por la impresionante voz de Ger-maín de la Fuente, bastan para que Y volveré se alce como uno de los discos imprescindi-bles de la música popular chilena. Canciones como “El rey y yo”, “Como quisiera decirte”, “Murió la flor” o el mismo “Y volveré”, que permanecen hasta hoy acuñadas en el imagi-nario popular de todo el continente, han sido reversionadas por decenas de músicos y sus propios intérpretes las siguen cantando por el mundo, despertando una euforia que, a casi 40 años de haber grabado este disco, les impide dejar los escenarios.

Pero Y volveré no es sólo eso. No es un puñado de buenas canciones o una muestra extrema de la balada romántica latinoameri-cana, esa que en Chile llaman despectivamen-te “cebollera”. El disco grabado en 1969 en los estudios de EMI de la calle San Antonio,

encierra la secreta ecuación musical de Los Angeles Negros, aquella que hoy suena tan cotidiana, y que junta en un misma banda a un cantante de boleros con una banda de rock: guitarra, bajo, batería y teclado.

Antes de Los Angeles Negros esto nunca se ha-bía hecho. Los cantantes románticos tocaban con orquestas, como Lucho Gatica, o con trío de guita-rras, como Los Panchos. La banda chilena, nacida en el pueblo de San Car-los, concibió la fórmula distinta. Por casua-lidad: un provinciano concurso radial, una banda de rock en busca de un vocalista para participar, un cantante testarudo no dispues-

to a cantar otra cosa que no fueran temas de amor. Así, en 1968, Los Angeles Negros comenzaron su historia.

Un apurado disco para EMI fue la antesala de Y volveré, que tuvo un segundo ingredien-te para su sello final. Tres nuevos músicos se sumaron al cantante y al guitarrista de la banda de San Carlos. Tres músicos profesio-nales, recién llegados de una larga estancia en Canadá y obsesionados con James Brown. Ellos le dieron un escondido componente de funk a las canciones que terminaron de dibujarlas como inmortales.

El bajista Nano Concha recolectó las canciones entre los com-positores de entonces. Se acercó a Orlando Sali-nas y le pidió que hiciera un tema” muy parecido” a “Porque te quiero”, el hit anterior de Los An-geles Negros. Así nació “Como quisiera decirte”. Le pidió un tema suave a Scottie Scott, que aportó con “Mi niña”. Arregló la versión original de “El

rey y yo”, de Osvaldo Geldres, (“que parecía tema para niños”) para convertirlo en esa explosión rítmica que, 25 años después, fue sampleada por los Beastie Boys bajo el argu-

mento de que “tenía mucho funk”.Completaron 11 canciones. Querían cerrar

la lista con “Emporte moi” (llévame, en fran-cés), una balada del galo Alain Barreire que los tres nuevos músicos tocaban en Canadá, pero Germaín de la Fuente se negaba a cantar. Su gusto era el sello del grupo, y fue, también, el germen de su quiebre pocos años después. Sólo la posibilidad de hacer una nueva letra lo convenció. Así, nació la más legendaria canción de Los Angeles Negros: “Y volveré”, el puntal del fenómeno que desató este disco a comienzos de los 70.

Casi todos los temas llegaron a los ran-kings de América Latina, incluso dos o tres al mismo tiempo. Una vorágine que nunca se detuvo. Las canciones han sido toma-das luego por nombres como Celia Cruz, Antonio Ríos, Raphael, José José. En Chile por Los Bunkers, Los Tetas, Los Tres, y por decenas de baladistas: desde Douglas a Luis Jara y de María José Quintanilla, a casi toda la factoría Rojo.

Los Angeles Negros se encumbran como inventores de un sonido en América Latina. Fundadores de una fórmula musical. Crea-dores de estremecedoras canciones de amor. Y volveré lo condensa todo. Disco inmortal. Por eso, aunque esta historia tenga ya casi 40 años, ni su sonido, ni sus canciones, ni sus músicos han dejado de sonar.

Y volveréLos Angeles Negros emi 19697

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jorge leiva

bolero y rock&roll, la mezcla perfecta cultivada por los angeles negros.

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lanzado como disco homonimo, pero conocido como “El indio” por el arte de su carátula (primer trabajo de René Oli-vares, el artista tras varias de las portadas del grupo), este elepé marcó un punto trascendente en el camino que venían siguiendo Los Jaivas en los años previos a 1975: el paulatino abandono de las impro-visaciones por obras más elaboradas y con estructuras más reconocibles.

Ya radicados en Argentina y luego de trabajos, como el soundtrack de la película Palomita blanca, de Raúl Ruiz (editado en 1992), y la colaboración con el músico brasileño Manduka, que dio como resul-tado el álbum Los sueños de América, Los Jaivas se embarcan en el disco que es con-siderado por muchos de sus seguidores como el mejor de su carrera.

Lo progresivo aparece aquí con mayor fuerza, la sicodelia de los primeros años

se mantiene, y si este trabajo no es la cumbre compositiva de la banda, lo que sí es seguro es que funciona como una bola de cristal donde se puede ver con nitidez todo lo que vendría después.

Con Mario Mutis de regreso en Chile, la alineación se completa con el músico viñamarino Julio Anderson en el bajo, un hombre con una marcada tendencia hacia el rock. Los Jaivas despachan así seis tracks de perfecta armonía entre el folclore latino-americano, el rock progresivo, la psicodelia de Santana y una buena dosis de instru-mentos de vientos, creando un paisaje rico en colores sonoros y detalles que no aca-ban de aparecer por uno y otro lado. Un álbum donde la identidad musi-cal de Los Jaivas tomaría su forma definitiva.

El Indio contiene el famoso canto universal al amor que solía abrir los shows del quinteto, “Pregón para iluminarse”, y aparece el lado clásico de Claudio Parra, en una interesante introducción junto a la guitarra acústica de Gato Alquinta en “Guajira cós-mica”. Un docto epílogo que logra fusionar-se con una guajira cubana sabrosona, donde uno de los principales protagonistas es un teclado distorsionado totalmente sicodélico que nos lleva derechito a Woodstock o qui-zás más directamente a Piedra roja.

Pero hay un elemento sumamente im-

portante que hace de El Indio un disco esencial y obligado: es el recipiente de “La conquistada”, una de las canciones más tristes y desgarradoras que jamás hayan es-crito Los Jaivas, así como una composición compleja y de estructura melódica de suma belleza. Y no podría haber sido de otra for-ma, ya que la canción está armada sobre el poema de desesperanza que Eduardo Parra escribió inspirado en los acontecimientos posteriores al golpe militar de 1973. Un canto sentido del Chile que se extraña en el extranjero, convertido en uno de los grandes himnos de la banda.

La canción es una cueca lenta, profunda, con un magistral trabajo de piano y con la voz de un Gato Alquinta totalmente inspirado. La siguen los dos tracks eminen-temente folclóricos del disco: “Un mar de gente” y “Un día de tus días”. Y el final del disco es simplemente demoledor: “Tarka y ocarina”, una suite de más de 12 minutos, es una cascada sonora dividida en tres secciones que comienza con una diablada donde Alquinta despliega toda su destreza

en la guitarra (quizás el solo más rockero que se le haya escuchado en toda su carrera), Gabriel Parra deja en claro su dominio sobre las percusiones y ritmos tanto latinoame-ricanos como en la po-tencia del rock, y el piano de Claudio Parra llega a sonar desquiciado en al-gunos pasajes.

Todo un éxito en ventas y uno de los discos con más ediciones a nivel interna-cional, El indio definitivamente marca un antes y un después en la carrera de Los Jaivas. El paisaje musical se amplía y la capacidad compositiva de los viñamari-nos va en alza, convirtiéndose en uno de los hitos trascendentes dentro de la gran mitología de la banda.

El piano de Claudio Parra suena desqui-ciado en algu-nos pasajes.

mi top five 

sebastian garay

Los JaivasLos Jaivas emi odeon 19758

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bernardo guayanadirector filarmonica de chile

QuilaPayun Cantata Santa maria De iquique

Victor Jara ponGo en tuS manoS abiertaS

los Prisioneros la voz De loS '80

los angeles negros y volvere

los JaiVas alturaS De maChu piCChu

eduardo gattilos JaiVas toDoS JuntoS

congreso terra inCoGnita

los BloPs loComotora

Vidrios QueBrados FiCtionS

Pedro greene Cormoran

luis dimasantonio Prieto la novia

luis dimas el Show De luiS DimaS y SuS twiSterS

the ramBlers the ramblerS

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

Buddy richard miS maS GranDeS exitoS

nicole

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

los JaiVas aConCaGua

los Prisioneros la voz De loS '80

los tres loS treS

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claudio narea

los JaiVas alturaS De maChu piCChu

congreso paJaroS De arCilla

los Bunkers viDa De perroS

tiro de gracia Ser humano!!

Banda 69 banDa 69

los Jaivas en pleno, cimentando el camino hacia el sonido que los definiría como banda.

los Jaivas tocando desenchufados en parís, Francia.

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si bien no fue un album cocinado en dictadura, Corazones, de Los Prisioneros, es una bomba lacrimógena en sí mismo. Lle-gaba la democracia, se acababan los martes de Merino, los caceroleos y las protestas, y Jorge González no recorre la realidad social, sino más bien, su mundo más íntimo. Era hora de mirar hacia adentro. Todos quedan consternados con la propuesta, pero las ra-

dios no tardan en apañar éxitos como “Tren al sur”, “Amiga mía” y, la arrolladora, “Cora-zones rojos”. Y el álbum se transforma en un fenómeno que supera por varios cuerpos a los discos anteriores.

Corazones es un álbum introvertido, emo-cional, a ratos cebolla, pero de esa que se pica fina. Ya sin el rock and roll que incorporaba Narea (y que desarrolló sólidamente en su banda Profetas y Frenéticos), la banda conver-tida en dúo se deja llevar por el sonido synth pop sin pudor, esto, debido a la atracción que sentían por bandas como Depeche Mode.

Cuenta la leyenda que el líder de la banda partió solo a Los Angeles porque Miguel Tapia tuvo problemas con su visa. En esa soledad, la dupla de González fue un hombre que dio que hablar en las mejores produccio-nes latinas de los años noventa y el dos mil, el señor Gustavo Santaolalla. Productor de dis-cos tan grandes como el RE, de Café Tacuba, o el Donde jugarán las niñas, de Molotov.

Hoy, a dieciocho años de su debut, hay que decir que los videos de los principales

éxitos del disco han crecido en importancia. Parecieran ser parte del imaginario de la na-ciente democracia escenas como una pareja que viaja en camión y pelea a muerte en la pla-ya; González y Tapia en el andén de una esta-ción de trenes o mirando por la ventana del vagón un paisaje sureño, o esos niños cantando el feroz coro de “Corazones rojos”. Imágenes que son casi imposibles de sepa-rar de algunas escenas de la campaña del No, que nos remiten a esos años en que empezaba la comisión Rettig y Pa-tricio Aylwin hablaba en cadena nacional.

Y, estos últimos, no son datos caprichosos ni una asociación gra-tuita: con la distancia que da el tiempo, pode-mos afirmar que Los Prisioneros se hicieron carne de nuestra historia, pero Corazones es, quiéranlo o no, la democracia, tanto la

del país como la íntima de todos nosotros. Esa por la cual muchos tuvimos que luchar por obtener cuando éramos unos pendejos que se sentían libres, aunque no lo fuéramos tanto. Probablemente fue el primer destape emocional de la década del arcoiris o los primeros años sin más enemigo que uno mismo. Aunque el otro, el de verdad, se haya quedado más tiempo del que pensábamos, la lucha era por nuestros propios derechos y la recuperación de una libertad que nunca llegó del todo.

Es cierto que los Prisioneros son una de nuestras bandas más honestas, pero también lo es que Corazones es el más profundo de sus discos. Aquí hay pop, en el amplio

sentido de la palabra. La búsqueda de González esta vez fue por los surcos de nuestra intimidad, esa donde residen por ejemplo lugares tan oscuros y pan-tanosos como el machis-mo y el clasismo. Dos de nuestros rasgos que hasta la fecha no hemos podido solucionar y que son esto que somos como país: co-razones que deambulan

sin rumbo en la postmodernidad. Maldita sea. Pero es lo que somos y Los Prisioneros lo cantaron hace dieciocho años y lo seguirán haciendo por muchos más, ya que al parecer, no tenemos vuelta.

Corazones es una verdadera bomba lacri-mógena en sí

mismo.

CorazonesLos Prisioneros emi odeon 19909

javier sanfeliu

en el Festival de viña de 1991, los prisioneros ya eran dos. narea se había alejado de sus antiguos compañeros.

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por esos dias de marzo de 1995, angel Parra decía que había demasiados grupos “haciendo lo mismo”. El guitarrista de Los Tres se refería a los grupos de guitarra, bajo, batería, voz y mucha distorsión. Por eso, La espada & la pared, el tercer disco de la banda de Concepción, es una definición en si mismo para la época. Por el sonido. Porque hasta ese momento, nadie había tomado los mismos instrumentos y los había llevado a un estado esencial, pensando en hacer un disco de rock.

Definitivamente, fue una placa que marcó

una evolución en la música de Los Tres. Hasta ese momento, lo más cercano a lo que se puede llamar “el sonido propio”. Con La espada & la pared, las influencias con nombre y apellido quedaron atrás. Matices hubo para regalar. Paseos por el rock&roll, el blues, el jazz y el funk. También hubo baladas, canciones en medio tempo y otros más apuraditos. Incluso, bailables.

Conocidos por su arro-gancia –si es que enten-demos por arrogante al que quiere llegar lejos, y lo dice– Los Tres emprenden con este disco el salto definitivo hacia el futuro esplendor que luego los aguardó. Aunque en el campo internacional la repercusión haya sido menor a la presupuestada.

Sin embargo, el legado de este disco va más allá del sonido pulcro y la consistencia musi-cal. Acá comienza el rescate de algo que tal vez muchos ni siquiera imaginaban que existió: el sonido chileno. La espada y la pared tal vez sea

el primer disco de rock que rescata el sonido chileno en los noventa, incluso, con referen-tes reconocibles. Y no sólo porque se haya incluido, dicen que a última hora, un cóver

del gran Buddy Richard, “Tu cariño se me va”, sino porque el inédito proceso de identificación que tuvo el público con el disco, un fenómeno transversal.

Por otro lado la elegan-cia. Sólo unos arrogantes como Los Tres podían salir al escenario de terno. Sí, de terno y uniformados. Casi siempre en teatros. No en galpones ni en discotecas.

En teatros. Conciertos de rock pero con el público sentado en butacas, al menos casi siempre. Otra desmarcación que ubicó a estos ya no tan “chicos” de Concepción un peldaño más arriba en la escala del renaciente rock na-cional y que, por cierto, marcarían a toda una generación de chilenos que recién terminaban de abrir los ojos y así creer lo importante que una banda criolla podía llegar a ser.

Para los fanáticos, quedarán las reflexiones que el experimental hermetismo lírico de Alvaro Henríquez puso sobre la mesa y que sin ningún pudor depositó en La espada & la pared en los planos más variados. La crítica velada y directa en sus letras: “servicio militar, muerte cerebral”. En fin, el fundamentalismo y la roncha. Y como corolario de esta actitud, el tema que abre el disco, “Déjate caer”. Una monumental muestra de versatilidad musical. Una canción que parte con el coro. Que ade-lanta el punteo de guitarra. Que deconstruye estructuras e igual se transforma en hit.

Ni hablar del pelo rojo de Alvaro Henrí-quez, un supuesto e irónico homenaje a Pedro Carcuro, como explicaba el vocalista, y el lan-zamiento del disco en la capilla de un fundo en Colina. En resumen, una provocación.

Los singles extraídos de este disco se quedaron para siempre en sus repertorios posteriores: “Tu cariño se me va”, “Déjate caer”, “La espada y la pared”, “Hojas de té”, “Tírate”. Y de los que no lo fueron, es “Moizefala”, tal vez, una de las más bellas canciones de desamor que se hayan escrito en el rock chileno.

La historia ya comienza a juzgar y por el lado que sea, Los Tres son un capítulo fundamental para entender lo que vino después en materia musical en este lado de la cordillera. Auges y caídas. Muertes y resurrecciones. La espada y la pared, es un capítulo de los lindos. Los demás, serán parte de otra crónica.

La espada & la pared dejó

las influencias con nombre y

apellido.

La espada & la paredLos Tres Sony muSic 199510

jorge lira

Somos tontos, no pesados: los tres en el momento

de su salto al futuro esplendor.

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a muchos les puede resultar extraño la aparición de este disco en lo más alto del ránking. Incluso, a algunos el nombre de esta ban-da no les dice nada. Es que este cuarteto formado a principios de los noventa por ex integrantes de bandas fundacionales –Necrosis, Caos–, siempre trabajó a la sombra de los medios de comunicación. Al margen de cualquier etiqueta musical, esquivando cualquier tipo de encasillamiento en algún género. Al margen de todo.

A pesar de esto último, inevitable resulta no ligarlos a la movida punk. En los noventa fueron los encarga-dos de abrir cada concierto que da-ban los Fiskales Ad Hok, poniendo a prueba a un público conocido por

su poca tolerancia, con canciones más bien experimentales, las que muchas veces cruzaban el umbral de los diez minutos en vivo como “Mi padre” y “6 Tan”.

Supersórdido se comenzó a gra-bar en plena Semana Santa de 1992 en el estudio El Rancho, propiedad de Archie Frugone (Viena, Anache-na). El disco debut de Supersordo fue lo primero que se grabó en este lugar y el primero que registraban sus integrantes de manera “profe-sional”. Quizás, por estas razones, el sonido es tan precario y artesanal, casi tanto como el trato que hicieron con Frugone: luego de la venta de las copias –únicamente editadas en casete– se pagaría el servicio. “Eso jamás ocurrió. Nos cobraba como seiscientos mil pesos de la época. A todo reventar sacamos 300 copias. Era imposible”, recuerda el bajista del grupo, Miguel Angel “Come-gato” Montenegro. “Cuando gra-bamos el Supersórdido teníamos precarios conocimientos musica-les. Incluso el Giorgio (baterista) se aprendió las canciones una semana antes de grabarlas”, recuerda. Cla-ro, porque antes que él, la batería la

tocaba Claudio Fernández, a la vez que cantaba.

El disco es disperso y adelantado para la época. A pesar de las radicales influencias bajo las que se habían criado los integrantes del grupo, Su-persórdido aborda diversos pasajes musicales, tomando tanto sonidos del indie –que, por esos años, len-tamente decantaba desde América del norte– de bandas como Fugazi en “Rompe el hielo”, o las guitarras más Sonic Youth que hace Kata-fú en “Come, trabaja, duerme”. El rock clásico y más stoner, a lo Black Sabbath, aparece en “Represión es-pacial”; incluso, hay líneas melódicas rapeadas por Claudio Fernández en “Ismo”, las que quizás provienen de las influencias de su hermano Jimmy, MC y líder de La Pozze Latina.

Se recuerda como uno de los hi-tos más importantes en la carrera, la noche en que Supersordo actuó como apertura al concierto de Fuga-zi, en 1997, en la discoteca Laberin-to. Una noche en que las canciones del disco Supersórdido sonaron desde los mismos parlantes que una de sus máximas influencias.

cristobal dumay

hacia finales de 1969, buddy Richard era uno de los pocos rostros de la Nueva Ola que ha-bía trascendido en el tiempo con un repertorio propio y de marca personal. Sin embargo, su popu-laridad recién se consagró con Buddy Richard en el Astor, un álbum grabado en vivo el 28 de noviembre de ese año y que pasó a la historia por ser uno de los primeros registros en directo en la industria discográfica chilena.

Inspirado en los shows televi-sivos de los artistas norteamerica-nos que lo inspiraron en su ado-lescencia (Tom Jones, Paul Anka, Buddy Holly), Buddy Richard en el Astor reunió en escena a una orquesta de 38 músicos de etique-

ta, dirigidos por el entonces nóvel Horacio Saavedra, y su repertorio operó como una suerte de gran-des éxitos que se transformó en un inmediato suceso de ventas. Inolvidables son los medleys de sus tempraneros hits (“Cielo”, “Se dulcemente”, “Despídete con un beso”), como también su adapta-ción de clásicos contemporáneos de la música anglo como “Hey Jude" de los Beatles y “Eloise" de Barry Ryan.

A cuarenta años de su salida, Buddy Richard en el Astor sigue sonando como uno de los mejores en su género en Chile y marcó un referente ineludible para los de su generación: tiempo después, el ejemplo fue seguido por Gloria Simonetti y José Alfredo Fuentes, quienes hicieron sendos registros en vivo en el teatro Astor.

guillermo tupper

congreso se metio de lleno en la música latinoamericana y los ritmos folclóricos en éste, su segundo disco, aparecido cuatro años después de El congreso, su debut discográfico. En este últi-mo, si bien existen elementos e instrumentos característicos de la música popular, en Terra incógni-ta es lo que abunda.

La banda hizo su aparición con un estilo más cercano al de

Los Blops, con muchas guitarras eléctricas y un beat rockero de batería, donde la voz de Francisco Sazo todavía no consolidaba su registro inconfundible, lo que sí sucede en esta colección de can-ciones dulces y melodiosas.

“Dónde estarás” y “Canción de la Verónica” son las cancio-nes de mayor belleza, pero el grupo se la juega con estilos más festivos como el trote de “El torito” y la experimentación de “Los maldadosos”.

Charango, flauta, violonche-lo, zampoña y tarca acompañan exploración, en el juego con las melodías y con los recursos, en un trabajo donde perfectamente podemos reconocer lo que es hoy Congreso, las raíces que perdu-rarían con ellos durante toda su trayectoria.

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Terra incógnitaCongresoemi odeon 197513

Buddy Richard en el AstorBuddy Richardrca victor 196912

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SupersórdidoSupersordoautoproduccion 199311

Supersordo: imcomprendidos en su momento, reconocidos con el tiempo.

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Congreso en sesión: la banda en los tiempos que

comenzaba su exploración musical con los recursos

latinoamericanos.

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en 1986, la actitud del gobierno podia parecer más laxa, pero la música de Los Pri-sioneros todavía sonaba a algo transgresor y pro-hibido. Y, de alguna ma-nera, las radios tocaban “Muevan las industrias”. Criticar el modelo econó-mico, la injusticia social y el vacío que deja la moral del consumo nunca ha-bía sido tan bailable. El suyo era, más que nunca, un sonido subversivo, mezcla de punk y pop sintético, que, dado el ímpetu del rock en español en esos años, parecía haber burlado a la censura.

Lo más llamativo del disco era el sonido electrónico que insinuaba “Estar solo” o los ladridos sampleados de “El baile de los que sobran”. En ciertos círculos, esto acarreó comparaciones inmediatas con Depeche Mode. Más allá de esta novedad que para entonces era cegadora, las guitarras seguían mandando en el sonido del trío: el riff de

“Quieren dinero” no desentonaría en la banda sonora de un spaghetti western, lo

que de nuevo habla de la inteligencia de la banda. Para una canción sobre bandidos, nada mejor que el sonido de los bandidos de la matiné.

Pateando piedras tam-bién es un disco que está lleno de su propia historia: el chiste que el trío se per-mite en “Independencia cultural”, a propósito de que en la radio Concierto

de aquel entonces se habían negado a pasar su música; el tono confesional y dolido del “Baile de los que sobran”; y la frustración de dormitorio de “Exijo ser un héroe”. En ese acento más personal, menos cínico, pero igualmente aguerrido, está la gran diferencia entre Pateando piedras y La voz de los '80: este es el sonido de una banda que se da cuenta de su propio poder y es capaz de cantar de lo que ocurre en su ciudad, en su barrio o en su pieza.

fictions, de los vi-drios Quebrados, nos recuerda que, afortu-nadamente, no todo era Nueva Ola en el pop nacional de los años sesenta. Su eléctrica carga de beat, folk rock y arpegios barrocos impactó a sus pares, al igual que las agudas re-flexiones de sus letras

en un Chile aún latifundista.Juan Mateo O’Brien, Héctor Sepúlveda, Juan Enrique

Garcés y Cristián Larraín se atrevieron, hace cuarenta años, a defender la opción homosexual del escritor Oscar Wilde en su tema homónimo. También a aludir a la into-cable imagen de Jesús para defenderse de la intolerancia, en “Cómo Jesucristo usó el suyo”, y a proclamarse líderes de una era de cambios en el verdadero himno que es “Se oyen los pasos”.

Quizás cantar en inglés conspiró para que esta notable colección de canciones no lograra gran repercusión en los medios de comunicacón, pero, ciertamente, Los Vidrios Quebrados lograron en Fictions un álbum memorable. Hecho con toda la confianza de quienes no temen desafiar los convencionalismos y las fórmulas, y con la certeza de saber que el futuro estaría siempre de su lado.

gonzalo planet

14 FictionsVidrios QuebradosueS produccioneS / rca 1967

finalizando su etapa radicados en Argentina y a punto de emigrar a Eu-ropa, Los Jaivas editan este set de siete tracks donde lo progresivo continúa solidificándose como el sello de identidad del quinteto viñamarino. Hay también un nuevo cambio en la alineación: entra Carlos “Pajarito” Can-zani en el bajo, y hace su aparición el sexto jaiva, Alberto Ledo, a cargo de los diferentes instrumentos de cuer-das y vientos.

Inspirados en las nuevas culturas y es-cenarios que recorren en sus extensas giras, teniendo como base de operaciones la ciudad de Buenos Aires, Los Jaivas siguen en la senda de su ante-rior trabajo, el disco homónimo conoci-do como El indio. Canción del sur deja un poco de lado las atmósferas cósmicas y perfecciona el sentido más sinfónico de las composiciones. La dimensión melódi-

ca gana protagonismo y ya se escuchan muchos de los sonidos que después cae-rían a raudales en discos como Alturas de Machu Picchu o Composiciones de Violeta Parra.

El disco abre con la emocional “La vida mágica, ¡ay, si!”, el canto apologé-

tico a la vida en gira. La sicodelia de la gui-tarra de Gato Alquin-ta desaparece dando paso a solos más sen-t idos y melódicos. Los instrumentales se perfeccionan, como el progresivo “Danza”, o el eminentemente folclórico “Frescura antigua”. En “Canción

del sur”, inspirada en los parajes patagó-nicos argentinos, hace su aparición por primera vez el Minimoog, sintetizador que a estas alturas es imposible sepa-rar del sonido jaiva, que en este álbum comienza a moldearse con mayor clari-dad. sebastian garay

15 Pateando piedrasLos Prisionerosemi 1986

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16 Canción del surLos Jaivasemi odeon 1977

interludio de ensayo en una casona de la calle Cienfuegos. Circa 1966.

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victor jara ya se habia iniciado como autor a tiempo completo en su primer LP de 1965, había grabado Canciones folclóricas de América con Quilapayún y se había aproximado al rock con dos surcos de sonido colérico en su álbum

El derecho de vivir en paz, pero en La población emprendió un nuevo expe-rimento: un disco concebido en torno al tema unitario de la vida en las pobla-ciones callampas chilenas, fiel al ideario de izquierda propio de la canción de su época. Jara se trasladó a poblaciones como Los Nogales y Herminda de La Victoria y elaboró una obra en la que hay grabaciones reales de mujeres y niños, canciones con los grupos invita-dos Huamarí y Cantamaranto, arengas como la de “El hombre es un creador" y melodías inmortales como las de "Lu-chín", aparte de una de las cumbres de su repertorio: "Lo único que tengo", una canción que en la voz siempre conmovedora de Isabel Parra no puede estar en mejores manos.

ya con algunas giras internacionales en el cuerpo y tres discos editados, en 1971 Inti-Illimani enfrenta la tarea de versionar canciones de algunos de los músicos popu-lares más importantes que ha engendrado Chile. Junto con este disco, la banda abre sus

fronteras sonoras, que hasta ese momento se inscribían principalmente en el folclor e andino, abriendo los espacios para la música más concentrada en nuestro país.

El lanzamiento de este álbum también marca el compromiso definitivo de la ban-da con su carrera musical, luego de que la Universidad Técnica del Estado, institución donde nació “el Inti”, les ofreciera un sueldo estable por un número de presentaciones al año, como parte del plantel de artistas.

Autores chilenos contiene, además de la sentida versión de “Run Run se fue pa’l nor-te” de Violeta Parra y una de las revisiones más reconocibles de “El aparecido” de Víc-tor Jara, el primer éxito radial del grupo, “Lo que más quiero” y la famosísima versión para “La exiliada del sur”, con la mano de Patricio Manns y Luis Advis en la composición y los arreglos. sebastian garay

18 Autores chilenosInti-Illimanidicap 197117 La población

Víctor Jaradicap 1972

david ponce

inti-illimani y su tributo a los grandes de la música

popular chilena: el compromiso definitivo con su carrera musical.

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los 50 mejores discos de la musica chilena

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Violeta ParraCanciones reencontradas en Parísdicap 1971

el primer disco editado tras la muerte de Violeta reunió graba-ciones suyas desperdigadas en se-siones parisinas de grabación entre los años 1961 y 1963. Podríamos lla-marlas "rarezas" sino fuese porque el desorden discográfico de la chilena es, en sí mismo, una anomalía. Su le-gado carga hasta hoy con un manejo discográfico lamentable, que permi-te encontrar apenas dos álbumes suyos en CD (aparte de Carpa de La Reina y Las últimas composiciones, todo el resto son antologías) y ha dejado sin las debidas regalías a sus herederos. Desde esa perspectiva, este álbum es una más de las deudas en el debido reacondicionamiento que se precisa con urgencia en su legado.Desde la distancia, Violeta no pien-sa acomodarse en el confort euro-peo. El grueso de estas grabaciones miran a Chile con rabia y vehemen-cia, y exigen el trato adecuado para el pueblo mapuche (“Arauco tiene una pena") y los pescadores chilotes, eleva la voz contra las “sanguijuelas" del abuso jerárquico (“Hasta cuando está") y saluda a los próceres del co-munismo en la hermosa “Rodríguez y Recabarren" (también conocida como “Un río de sangre"). Se ha establecido que “La carta" es, proba-blemente, la primera composición política del cancionero de Violeta, un alegato motivado por la deten-ción de su hermano Roberto en una protesta sindical y que legó un verso comúnmente citado (“tengo nueve hermanos ... / los nueve son comu-nistas, con el favor de mi Dios"), tan contradictorio con las rigideces ideológicas, como comprensible a la luz de los fervores locales de la época. Más que política, la agitación de Violeta nacía de una auténtica preocupación por el prójimo, y eso le ha impedido oxidarse. “Ayúdame, Valentina" podría cantarse con gus-to frente a la televisión actual: “Qué vamos a ser con tantos, y tantos pre-dicadores...". Destacan, también, “Santiago, penando estás" y "En los jardines humanos (Es una barca de amores)".

Los TresLos Tresalerce 1991

tras el declive del nuevo pop chileno durante los últimos días de la dictadura, los años noventa parecían volcarse al pop de re-miniscencias ochenteras tras el explosivo éxito de La Ley. Parecía difícil que este debut tuviera ma-yor eco con su rockabilly y foxtrot a la antigua, algo de jazz y esas áci-das letras que aún tocaban puntos sensibles para la recién llegada de-mocracia. No obstante, este álbum contenía varias canciones que se convertirían en clásicos, como “He barrido el sol”, “Somos tontos no pesados”, “Un amor violento” y “La primera vez”, que revelaban un gran talento instrumental y carácter en la composición.

La LeyDoble opuestopolygram 1990

en el ocaso del fenomeno del rock chileno de los 80, La Ley irrumpió con su pop radial que dejó atrás toda la temática política que era bandera de lucha de bandas como Los Prisioneros o Upa! Con melodías bien cuidadas, el entonces quinteto logra llamar la atención de Polygram con Desiertos, convir-tiendo a Doble opuesto en su pri-mera grabación con presupuesto profesional. Sin Rodrigo Aboitiz y con Andrés Bobe como motor en la composición, La Ley despachó un álbum de canciones pegotes y con un excelente manejo de los recur-sos sonoros, que dejaron al cuar-teto por siempre en los oídos de la naciente generación noventera.

GepeGepintoQuemaSucaBeza 2005

¿hay algo mas pop que el fol-clor? Hace cuatro décadas Dylan lo entendió así y cimentó una carrera que nos voló la cabeza. Víctor Jara y Violeta Parra también lo visionaron y Gepe reformateó la idea en códigos del nuevo siglo. Canciones buenas, pero buenas de bondad. Guitarras de palo, voz cansada y electrónica. Con Gepinto, Gepe no sólo se nos vino encima como el cantautor más lúcido de su generación, sino como un latigazo sobre cómo debíamos entender y sentir la música de la tierra en esta época de neón. Tal vez Hungría, el segundo viaje del ex Taller Dejao haya ganado puntos en riesgo y apuesta, pero los dados de Gepe fueron tirados con Gepinto.

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mi top five 5

alvaro henriquezlas cuecas del tio roBerto

Con anGel parra

los JaiVas alturaS De maChu piCChu

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

Buddy richard en el aStor

electrodomesticos ¡viva Chile!

yogui alvaradoemociones clandestinas

Violeta Parra CanCioneS reenContraDaS en pariS

Varios artistas urban Symphony

los Prisioneros la voz De loS ´80

atr el Corazon eSta aqui

los JaiVas alturaS De maChu piCChu

alvaro españafiskales ad hok

suPersordo SuperSorDiDo

los Prisioneros pateanDo pieDraS

tiro de gracia Ser humano

emociones clandestinas abaJo en la CoStanera

señor coconut el baile aleman

nea duccichc

Purdy rocks roCk my aSS

los Prisioneros la Cultura De la baSura

maestro fake antholoGy

tiro de gracia Ser humano

Panico Subliminal kill

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bobe y Cuevas, en pleno despegue de la ley a comienzos de los 90.

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Gepe en control: la renovación del folk desde

la mirada del naciente siglo xxi.

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los 50 mejores discos de la musica chilena

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Vivo Joe Vasconcellosemi oden 1999

solo un musico tan patiperro como Joe Vasconcellos podía lograr un disco tan coloriento como Vivo. Luego de diez años de carrera como solista, el músico llegó al clímax de su popularidad con este álbum gra-bado durante dos presentaciones en el Teatro Providencia en 1999. Vasconcellos y su banda llenaron el aire de esas noches con timbres y ritmos latinos, con su manito de pop y algo de rock. El resultado: el disco más vendido de su carrera. La calidad del sonido, más la fideli-dad de su público, hicieron de Vivo todo un fenómeno y un excelente documento donde quedó registrada toda la creatividad de un músico que supo gastar las suelas de sus zapatos para llegar adonde está.

Vida de perros Los Bunkersla oreja 2005

el cuarto disco de la banda penquista es también el más fuerte de su discografía. Una declaración en que los hermanos Durán son valiente al lanzar todas sus influen-cias. Aún hay gotas de Los Tres, pero también una moral a lo Elvis Costello que suena exquisita sobre un sonido barroco que funde a los Beatles con ELO. Y hay que tener cojones para no escapar de las re-ferencias y al mismo tiempo sonar originales. El quinteto tiene rabia, escupe letras inteligentes sobre el eterno dilema de perder a la chica y enamorarse de la persona equivo-cada. Este disco no es una historia optimista, pero se escucha como una de las mejores colecciones de himnos con vocación pop.

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Antología Violeta ParraWarner muSic 1999

la discografia de violeta parra, aún después de cuarenta años de su muerte, sigue siendo esquiva. Esta antología doble, la única autorizada por la familia Parra, resulta ser un buen mapa para entender el legado y el arte de la mejor folclorista que ha aparecido por estos lados, además de mostrar parte de su vida debido a la fuerte carga autobiográfica que abunda en casi todo su material. Así, canciones como “Arauco tiene una pena” y “Run Run se fue p’al norte”, logran armar parte del com-plejo puzzle que fue Violeta, con los desgarros de su vida y el cariño por su tierra. Antología no llena el vacío que existe con la obra de la folcloris-ta, pero es un buen vaso de agua fría en medio de la escasez.

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La cueca centrina Los Chilenerosemi odeon 1967

aqui esta la biblia de donde aprendieron los cuequeros urbanos de fines de los 90 en adelante. La cueca brava se llamó su segundo LP, pero las de La cueca centrina, sobre matarifes y rotos chilenos, ya son bravas. Los Chileneros eran más que un grupo: cuatro caudillos. Eduardo Lalo Mesías era matarife y cantor. Raúl Lizama había hecho el bachillerato tocando en la casa de la Carlina, célebre cabaret chileno. Luis Hernán Araneda era matarife y cantor de todo género popular. Y Nano Núñez es también un autor mayor de la música chilena. La cue-ca centrina fue su primer registro. Antes de eso ya tenían una vida consagrada a la cueca.

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Abajo en la costanera Emociones Clandestinasemi odeon 1987

sin duda, este es uno de los dis-cos fundamentales de la década de los ochenta. El primer bombazo de las bandas de Concepción en la capital fue coordinado por Jorge “Yogui” Alvarado y sus secuaces, quienes dejaron la puerta junta para que con los años entraran Los Tres, Santos Dumont y Los Bunkers. Abajo en la costanera es un disco que contiene canciones que han envejecido tan bien como un integrante de los Rolling Stones. El incombustible “Nuevo baile”, “Te tengo atrapada” y “Malditas ca-jitas rectangulares” aun suenan vi-gentes. Y en ese momento sonaron mejor aún, cuando combinaron el new wave, el punk y el reggae.

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Fome Los TresSony muSic 1997

despues del exito avasallador de Unplugged (1996), Los Tres en-frentaban su primera crisis pro-ducto de la creciente exposición mediática y el incómodo mote de “restauradores de la cultura nacio-nal”. Contra todo pronóstico, su respuesta sería el que, para muchos, es el mejor disco de su trayectoria. Los catorce tracks de Fome des-tilaban fiera electricidad y versos crípticos sobre fama, rupturas amo-rosas y hastío. El álbum se publicó en cuatro formatos: además de CD y casete, hubo un tiraje limitado de CD de lujo y vinilos. Aunque sus ventas estuvieron lejos de La espa-da y la pared, Henríquez hasta hoy reconoce que es el trabajo del cual se siente “más orgulloso”.

Aerolíneas Makiza MakizaSony 1999

cuatro amigos. cuatro hijos de padres exiliados. En gran parte, por eso se entiende el contenido lírico de este disco. Por eso también se puede deducir el nombre de este redondo debut: Aerolíneas Makiza. Basta escuchar “La chupaya 99” para en-tender el punto de vista desde el que miran la realidad país. O “La rosa de los vientos”, canción que los llevó a viajar a lo largo de Chile, al dial FM y llegar a lo más alto de los ránking musicales del país. Con los MC’s CO2 y Anita Tijoux, las bases y los scratch de DJ Squat y Cenzi, lograron plasmar un disco de hip hop que trascendió más allá de una tribu urbana, imponiéndose como una obra redonda.

mi top five 5

carlos cabezaslos JaiVas loS JaivaS

los angeles negros y volvere

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

la huamBaly 100 exitoS inolviDableS De la huambaly

antonio Prieto 20 meJoreS

¡Viva Chile! Electrodomésticosemi 1986

cuando sus compañeros de ge-neración musical se encargaban de hacer bailar al público con pegajo-sas canciones, Electrodomésticos se convirtió en el grupo experi-mental que mayor reconocimiento ha logrado en la escena nacional. Para cocinar sus composiciones no usaban más que primitivas bases programadas, sobre las que el trío grababa guitarras y bases de bajo. Sobre todo esto montaban voces grabadas de la televisión o la radio. Grabaciones provenientes de un mundo tan freak como pop. ¡Viva Chile! logró cierto reconocimiento gracias a “Yo la quería”, canción que fue inmortalizada, en parte, gracias al gran video clip que hizo el cineas-ta Pepe Maldonado.

macha asenjolafloriPondio

fiskales ad-hok FieSta

los JaiVas alturaS De maChu piCChu

electrodomesticos Carrera De exitoS

de kiruza De kiruza

Victor Jara Canto libre

francisco sazocongreso

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

los BloPs blopS

los JaiVas CanCion Del Sur

Joe Vasconcellos vivo

Victor Jara la poblaCión

mario rojasex de kiruza

Violeta Parra CanCioneSreenContraDaS en pariS

los chileneros la CueCa Centrina

los JaiVas CanCion Del Sur

QuilaPayun Cantata Santa maria De iquique

los tres la eSpaDa y la pareD

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1989. ultima formación y la mejor de emociones

Clandestinas. mauricio melo, Francisco muñoz, yogui alvarado e iván molina.

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los 50 mejores discos de la musica chilenapappo en 1972,

durante sus primeros shows al frente de

pappo's blues.

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¿Quién mató a Gaete?Mauricio RedolésSony muSic 1996

mauricio redoles trascendio el estatus de artista de culto para instalarse en el imaginario masivo con su aparición en el programa El desjueves, donde leyó una des-lenguada versión de un poema de Nicanor Parra. Pero ¿Quién mató a Gaete? fue el disco que captó el zeitgeist del Chile post-dictadura y lo consagró como el anti-cantautor por excelencia. Producido por Al-varo Henríquez, este álbum es un pastiche genérico enclavado en las preocupaciones populares y que incluía historias de narcotraficantes y sátira social. El clímax es la canción que dio el título al disco, la que el propio Redolés definió como “un canto contra la impunidad”.

PánicoManuel GarcíaSello alerce 2005

2005 fue un año prolífico para el surgimiento de una nueva genera-ción de cantautores solistas, gracias a músicos como Leo Quinteros, Gepe y, principalmente, Manuel García. Acostumbrado a la dinámi-ca colectiva de su banda, Mecánica Popular, o a proyectos de raíz lati-noamericana como Curé, García encauzó sus inquietudes personales en canciones nutridas de la escuela de la trova y que marcaron la im-pronta de un debut excepcional. Pánico sorprendió por su sello de cantautoría adulta y por la minucio-sidad de sus arreglos, cortesía del productor cubano Fidel Antonio Orta. Suficiente para ganarse un espacio entre los mejores autores chilenos de este siglo.

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Los accidentes del futuroLeo QuinterosandeS empire 2007

los songwriters eran una espe-cie en extinción cuando Leo Quin-teros irrumpió en la escena indepen-diente post-2000. Tomando como referencia a cantautores de primera línea (Dylan, Reed, Spinetta), sus dos primeros discos fueron joyas que mezclaban letras lúcidas y una sorprendente delicadeza emocional. Pero fue en Los accidentes del futu-ro donde su vocación por la melodía se transformó en marca registrada, con doce temas que iban desde el glam rock hasta el folk más despo-jado. Este disco no sólo es el más conmovedor de Quinteros hasta la fecha, sino el que lo consagró como uno de los mayores referentes de su generación.

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Viene…Congregaciónirt 1972

entre los discos chilenos mas enigmáticos publicados durante la Unidad Popular, Viene… es pro-bablemente el más destacado. Esta suerte de manifiesto espiritual, ba-rrió con el paradigma político parti-dista que en ese entonces mantenía el folk local. El cuestionamiento ideológico con un fuerte tono fi-losófico religioso se potencia en cada canción con un sonido acús-tico muy atmosférico, aletargado y psicodélico, que en la mesiánica voz de Smith subraya un aura de misticismo. Con ilustres invitados como Eduardo y Gabriel Parra, este único álbum de Congrega-ción es la máxima expresión del idealismo hippie, previo al golpe de Estado.

ManifiestoVíctor JaratranSatlantic/Xtra 1974

el primer disco postumo deVíctor Jara no sólo es una colección de canciones teñida con la sangre recién derramada del cantante, ase-sinado después del golpe de Esta-do. Sobre todo es el portaestandar-te de un gran catálogo de discos y reediciones que iban a convertirlo en un símbolo mundial. El álbum original fue publicado en Inglaterra por Transatlantic/XTRA, y contie-ne cuatro canciones inéditas: dos adaptaciones de los poemas “Aquí me quedo", de Pablo Neruda, y “Vientos del pueblo", de Miguel Hernández; la emotiva “Cuando voy al trabajo" y la declaración de principios de “Manifiesto", graba-das meses antes de la muerte del cantor.

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mi top five 5

claudio narealos JaiVas alturas De maChu

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congreso paJaroS De arCilla o 25 añoS en vivo

los Bunkers viDa De perroS

tiro de gracia Ser humano

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Violeta Parra antoloGia

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señor coconut and this orchestra yellow Fever!

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La CosaCHC autoedicion 2007

el rap surgio como una nueva manera de denunciar cantando. Es, quizás, la evolución natural del mis-mísimo blues. Así como en Estados Unidos, en Chile este género sur-gió en los barrios más periféricos. CHC rompió con los estándares al cambiar los discursos políticos y la crítica social, por rimas alegres y reflexiones más internas. Si sus primeros discos se sustentaban en bases pregrabadas, en La Cosa, la banda dibuja sus fraseos sobre bases construidas con instrumentos pro-pios del rock y marca su trabajo más elaborado. Primos de Makiza y Tiro de Gracia, y nietos de Los Panteras Negras y De Kiruza, pero en una versión distinta, que ellos mismos definen como hippy hop.

cristina gallardo-

domassoPrano

Violeta Parra antoloGia

los huasos Quincheros Si vaS para Chile

claudio arrau Chopin waltzeS

cristina gallardo-domas bel SoGno

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pablo ilabaca

chancho en Piedra

QuilaPayun Cantata Santa maria De iquique

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los JaiVas alturaS De maChu piCChu

los chileneros la CueCa Centrina

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mauricio redolés convertido en el anti-cantautor gracias a ¿quién mató a Gaete?

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los 50 mejores discos de la musica chilena

miguel Cantilo (con el dálmata) y sus cófrades en la comuna de Conesa, 1972.

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100 éxitos inolvidables de la Huambaly Orquesta Huambalyemi odeon 2006

el Club de la medianoche, ubicado entre avenida Matta y San Diego, fue el epicentro de las actua-ciones de la Orquesta Huambaly en los años 50, las que la transforma-ron en el grupo más popular de la bohemia capitalina y en el combo más influyente de la música tropical chilena. Durante sus diez años de existencia fueron muchas las graba-ciones que registraron para el sello Odeon, pero ninguna tan completa como la antología cuádruple pu-blicada por EMI hace un par de años. Cien canciones que repasan la evolución desde el repertorio afro-cubano básico hasta las refinadas piezas de jazz latino.

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50 canciones inmortales Lucho Gaticaemi odeon 2002

el genero del bolero nunca volvió a ser lo mismo después de Lucho Gatica, y su catálogo en los’50 y’60 es tan cuantioso que por años resultó imposible condensarlo. La deuda quedó saldada al cumplirse los setenta años de EMI Odeon, con la edición de esta antología doble que repasa lo más granado de su can-cionero. Clásicos como “Contigo en la distancia" y "Bésame mucho" podrán haber sido versionados por José Luis Rodríguez y Luis Miguel, pero nunca con la excelencia de un cantautor que los transformó en éxitos de masas antes que nadie. Este es el repaso definitivo de la mayor leyenda de la música chilena en el mundo.

AguaturbiaAguaturbiaarena 1970

aguaturbia fue mucho mas que sus portadas. Rompieron es-quemas. Se ganaron el desprecio de la sociedad con los desnudos de este disco, y con la crucifixión de Denise en el Volumen 2. Eran unos inmorales. Pero la actitud de rocker no es nada sin buena música que la sostenga. En épocas de la Nueva Canción Chilena, el cuarteto distorsionó sus guitarras y creó paisajes lisérgicos al más puro estilo Hendrix. Denise puso gemidos sexuales sobre una jam volátil (“Erótica”), con un Carlos Corales guitarreando sobre nubes púrpuras, llegando a ser el referen-te sicodélico latinoaméricano. El viaje de Aguaturbia fue corto, pero se elevaron muy alto.

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Blops (Los momentos) Blopsdicap 1970

reducir el disco homonimo de los Blops a su tema más conocido es pecar de injustos con una de las bandas fundamentales del folk rock de fines de los 60. Pero tampoco puede negarse el impacto de “Los Momentos", balada acústica que el tiempo ha convertido en la gran canción de fogata, un clásico para hombres sensibles. Pero este álbum tiene harto más donde escarbar. Puede que “Los momentos" remita al canto nuevo latinoamericano, pero el resto del disco es una continua referencia a bandas como Procol Harum, Jethro Tull o los primeros Genesis, este último grupo se siente más que presente en los tracks finales.

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Fiesta Fiskales Ad Hokcfa 1997

dos semanas le tomo a alvaro España, Roli Urzúa y los suyos, grabar su tercer disco en el estu-dio Constantinopla, de la mano del productor y líder de Electrodomés-ticos, Carlos Cabezas. Tan sólo 15 canciones en 28 minutos se logran transformar en un gran combo en la cara. Definitivamente, es el disco más hardcore de su discografía. A pesar de la crudeza y velocidad que caracteriza a este elepé, la versión de “Resistiré”, original del Dúo Diná-mico, llegó a sonar en el dial FM. El dinero recaudado con las ventas de este disco les permitió costear parte de una gira a Europa. En 2002, y con manufactura checa, Fiesta fue reedi-tado, esta vez, en formato vinilo de 10 pulgadas. Un lujo.

De KiruzaDe Kiruzaautoedicion 1988

“suelta la bolsita de neopren / eso no te hace bien”, dice una de las frases de la primera canción del disco debut del proyecto liderado por el vocalista, Pedro Foncea, y el guitarrista, Mario Rojas. No es osado decir que sin De Kiruza no habría Tiro de Gracia o Makiza. Quizás los habría, pero de otra ma-nera. Con este álbum, De Kiruza se ganó el título de pioneros en grabar un disco de rap en Chile y en plena dictadura. Fueron considerados herejes de la cultura nacional por la izquierda y una tribu marginal digna de extirpar por la derecha. En su momento no tuvo gran impacto mediático, pero marcó la ruta para bandas como Panteras Negras y La Pozze Latina.

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Fiskales: alvaro españa y roly urzúa en un ensayo a

principios de los 90.

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los 50 mejores discos de la musica chilena

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Imaginación Inti-Illimanialerce 1984

grabado a comienzos de 1984 en los estudios Forum Recording Studios en Roma, Imaginación es una antología de 16 temas instru-mentales que no sólo es la muestra de la madurez técnica y composi-tiva del grupo luego de 15 años de carrera, si no que además significa el estreno en formato digital de Inti Illimani: fue su primer álbum en ser editado en CD. Concebido como un disco que aprovechara al máximo las nuevas tecnologías, este álbum con-tiene muchas de las melodías que quedaron en el inconsciente colec-tivo y son fácilmente reconocibles, como “San Juanito”, “Longuita”, y la hermosa composición de Horacio Salinas sobre una feria de Roma, “El mercado de Testaccio”.

Go Go /22Los Mac’s rca victor 1966

los mac’s siempre fueron una excepción a la regla dentro de la in-cipiente escena beat chilena. Si bien su debut era una compilación de clásicos de Chuck Berry, los Rolling Stones y los Beatles, fue el primer álbum en recrear la atmósfera de show en vivo, cortesía de los chilli-dos de las compañeras de conser-vatorio de su líder, Willy Morales. En pleno paradigma imitativo de La Nueva Ola, Los Mac’s fueron pioneros en incluir un tema propio, “No te comprendo”, ejemplo que después tomarían bandas como Los Vidrios Quebrados y Aguaturbia. El disco vendió la sorprendente cifra de cuatro mil copias y fue anticipo ideal para Kaleidoscope Man, su propio Sgt. Pepper.

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PentagramPentagramchainSaW murder recordS 1987 /

picoroco recordS 2000

el año de la visita de juan pablo II a Chile fue, también, el año de Pentagram. Además de dos demos, la banda fundada por Anton Reise-negger despertó el interés de Chain-saw Murder Records, un pequeño sello suizo que les ofreció hacer un single de 7 pulgadas. Los dos temas de aquel disco, así como los tres del Demo II, son la muestra más clara de lo que la banda fue capaz de hacer en esos años: velocidad y brutalidad envueltas en un sonido propio y maligno que marcó a toda una generación. Pentagram fue un clásico sin haber grabado jamás un álbum. Una banda que hizo death metal mucho antes que se tuviera plena conciencia del estilo.

Subliminal Kill PánicotigerSuShi 2005

panico parecia vivir en su pro-pia isla mientras estuvieron en Chi-le. Tuvieron que editar este disco en Francia, ganarse el respeto de la prensa y de las bandas de afuera para que aquí, de pronto, fuera evidente que las guitarras y los cencerros podían llevarse bien, que la música que hacían no era una rareza, y que, probablemente, Pánico era tan res-ponsable del sonido que entonces infectaba las radios del mundo como ESG o Gang of Four. Aquí, las ob-sesiones de Pánico se cristalizan en canciones de obsesiva precisión. Y nos recuerda que el rocanrol nació como música para la pista de baile, y que era hora de actualizar esa frase con un sonido brutalmente nuevo.

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Omi Tobías Alcayota(comBo diScoS, 1999)

alguna vez claudio parra de-finió a Tobías Alcayota como “la única banda chilena que te lleva por pasajes misteriosos donde nadie se atreve a entrar". La descripción no era gratuita: desde su irrupción en la incipiente escena punk noventera, el trío santiaguino remitía a la van-guardia de los primeros Jaivas, pero bajo una mirada contemporánea que fusionaba instrumentos autóc-tonos con teclados y máquinas de ritmo. Su segundo disco es un puña-do de composiciones sin un patrón lógico, donde confluyen extensos instrumentales, órganos caseros y textos oníricos. Omi se convirtió en una influencia reconocida por em-blemas de la generación MySpace como Gepe.

Viajar Lucybellemi 1996

peces, el primer lp de lucybell,logró convertir en masivo un sonido y una estética más propia a tribus vampíricas que a festivales al aire libre. Letras y moral noise y oscura, hicieron del más británico de los gru-pos chilenos una marca registrada. Viajar no hizo más que confirmar los buenos presagios, convirtiendo a la banda en una eficiente genera-dora de himnos de estadio. Lucybell hizo del llanto y la depresión, una cancha en la que aprendieron a go-lear. Viajar es un disco conectado con su época, moderno hasta lo insoportable y firma absoluta de la mejor época y formación de una banda, cuya rotación de integrantes se convirtió en tradición.

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Cecilia, la incomparableCecilia emi odeon 1965

1965 marco el ultimo año del reinado de Cecilia Pantoja Levi como la cantante más emblemática de La Nueva Ola, capaz de liderar las listas de ventas y popularidad de la prensa y la radio. Su segundo long play no sólo institucionalizó el mote artístico con que se haría conocida, sino que la confirmó como una de las escasas artistas capaces de tomar la tradición musical latina y europea e imprimirle una identidad propia. ¿Piezas imperdibles? “Esa nube” y “Como una ola”, la versión de la ba-lada de María Angélica Ramírez con que ganó en el Festival de Viña de ese año ante el espanto de muchos por su atrevido “beso de taquito”.

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48 rolling stone, abril de 2008

mi top five 5

anita tijouxgen Gen2

leo Quinteros loS aCCiDenteS Del Futuro

manuel garcia paniCo

solo di medina hembraS De marte

teleradio donoso Gran SantiaGo

mauricio redoles

QuilaPayun Cantata Santa maria De iquique

inti illimani viva Chile

congreso terra inCoGnita

Victor Jara la poblaCion

Violeta Parra laS ultimaS CompoSiCioneS

Invisible La LeyWarner muSic 1994

con nadie dando un peso por ellos luego de la muerte de Andrés Bobe, el líder natural y el cerebro en la composición de la banda, La Ley despacho el disco que los dio a conocer en México, preparando el camino para la internacionalización que traería varios éxitos, incluyendo premios Grammy y varios récords de ventas en Latinoamérica. Con Pedro Frugone reemplazando a Bobe, el retornado Rodrigo Aboitiz y con el liderazgo en manos de Beto Cuevas, la banda tributa al desapa-recido guitarrista con Invisible, el disco que les dio varios de sus hits más importantes, incluyendo “Día 0", que muchos consideran como una de las mejores composiciones de la banda.

samuel maquieira

the ganJas

los JaiVas loS JaivaS

los JaiVas alturaS De maCChu piCChu

tumulto tumulto

suPersordo SuperSorDiDo

hielo negro pataGonia roCk

angelo pierattini

weichafe

la Banda del caPitan corneta perroS DiaS

los tres la eSpaDa y la pareD

Victor Jara maniFieSto

Jorge gonzalez mi DeStino

leo Quinteros loS aCCiDenteS Del Futuro

p. u.

f. o.p. j. g. t.s. g.

s. g.g. t.g. t.

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rolling stone, abril de 2008 49

Foto promocional entregada por rCa victor

a la prensa en 1967. los mac's.

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alvarado, yogui emociones Clandestinasasenjo, aldo la Floripondio y Chico trujillo cabezas, carlos productor y músicocarrasco, eduardo quilapayúncoulon, Jorge inti-illimanicuadra, rodrigo Dorsocuturrufo, cristián músico de la fuente, germaín los angeles negrosdimas, luis Cantante denise músicoducci, nea ChCdumay, Juan guillermo pánicodurán, mauricio los bunkers españa, alvaro músicofoncea, Pedro De kiruzagallardo-domas, cristina Sopranogatti, eduardo músico

gepe músicogonzález, francisco músicogonzález, Juan Pablo Doctor en musicologíaguayana, Bernardo Director de la Filarmónica de Chilehenríquez, alvaro los tresheyne, cristián productor y músicoholman, Pablo kudaiilabaca, Pablo Chancho en piedralagos, sergio músicolindl, titae los tresmalebrán, denisse músicomaquieira, samuel the Ganjasmena, Javiera músiconarea, claudio músiconeira, Quique músiconicole músicoParra, angelmúsico

Parra, colombina los exParra, Javiera músicoPeña, Julián CasanovaPlanet, gonzalo músicoPierattini, angelo weichaferedolés, mauricio músicorojas, luciano Saikorojas, mario músico

sanfuentes, Vicente músico y productorsazo, francisco Congresosilva, sebastián ChCtea time músicotijoux, anita músicougarte, Pablo músicoValenzuela, francisca músicoVasconcellos, Joemúsico

método del rankingLa lista de los 50 mejores discos de la historia de la música popular chilena se confeccionó con el siguiente método: cada uno de los cincuenta músicos contacta-dos eligió cinco discos teniendo que escoger un álbum editado por una banda chilena en cualquier parte del mundo. Incluyendo grabaciones en vivo y antologías, y sin excluir ritmos ni estilos. Cada vez que un disco era nombrado, ganaba un punto.

Quiénes votaron

50 rolling stone, abril de 2008

los 50 mejores discos de la musica chilena

fuera de listaanachena exhibición antonio Prieto 20 mejores antonio Prieto la novia Banda 69 banda 69 carlos cabezas el resplandorc-funk Joya claudio arrau Chopin waltzes de kiruza bakán dorso bajo una luna cámbricaelectrodomésticos Carrera de éxitosernesto holman ñamco fernando alegría, roberto Parada viva Chile mierdagen Gen2 glup Glup gonzalo martínez las cumbias pensanteshielo negro patagonia rock hugo moraga estelas del destinoJorge gonzález el futuro se fueJorge gonzález mi destino

José Vicente asuar tres ambientes sonoros para música electrónica la Banda del capitán corneta perros díasla Banda del Pequeño VicioJuicio final la cuchufleta Punk lencería Finala peña de los Parra volumen 1los ex Caída libre los huasos Quincheros Si vas para Chile los Jaivas aconcagua los Prisioneros Grandes éxitoslos Prisioneros la cultura de la basura los rockets Surf Shake los tetas mama funk los Viking 5 De Coquimbo soylucho gatica los grandes éxitos de lucho Gatica con vicente bianchiluis dimas el show de luis Dimas y

sus twisters maestro esto es maestro mauricio redolés bello barrioPatricio manns arriba en la cordilleraPedro greene Cormorán roberto Bravo beethoven roberto Parra en los tiempos de la negra ester rosario mena perpetua shogun Disco negro solo di medina hembras de martesonia Sonia la única teleradio donoso Gran Santiagothe ganjas laydown the ramblers the ramblerstobías alcayota antimateriatronic ligas mayores tumulto tumulto Valentín trujillo y su orquesta Sáquela a bailarVíctor Jara el derecho de vivir en paz

51 discos y más...

Como una forma de reco-nocimiento a discos que, a pesar de no formar parte de esta selección, son obras muy importantes y de cali-dad, agregamos una peque-ña lista con algunos impor-tantes álbumes nombrados por los votantes pero que no lograron entrar al ranking. Menciones honrosas, que les llaman.