Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos...

413
Episodios Nacionales Los Cien Mil Hijos de San Luis Benito Pérez Galdós Obra reproducida sin responsabilidad editorial

Transcript of Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos...

Page 1: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Episodios NacionalesLos Cien Mil Hijos de San Luis

Benito Pérez Galdós

Obr

a re

prod

ucid

a si

n re

spon

sabi

lidad

edi

toria

l

Page 2: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Advertencia de Luarna Ediciones

Este es un libro de dominio público en tantoque los derechos de autor, según la legislaciónespañola han caducado.

Luarna lo presenta aquí como un obsequio asus clientes, dejando claro que:

1) La edición no está supervisada pornuestro departamento editorial, de for-ma que no nos responsabilizamos de lafidelidad del contenido del mismo.

2) Luarna sólo ha adaptado la obra paraque pueda ser fácilmente visible en loshabituales readers de seis pulgadas.

3) A todos los efectos no debe considerarsecomo un libro editado por Luarna.

www.luarna.com

Page 3: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Para la composición de este libro cuenta elautor con materiales muy preciosos. Ademásde las noticias verbales, que casi son el princi-pal fundamento de la presente obra, posee unmanuscrito que le ayudará admirablemente enla narración de la parte o tratado que lleva portítulo Los cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razónbien se comprende que será dos veces intere-sante, y lo sería más aún si estuviese completo.¡Lástima grande que la negligencia de los pri-meros poseedores de él dejara perder una delas partes más curiosas y necesarias que locomponen! Sólo dos fragmentos, sin enlaceentre sí, llegaron a nuestras manos. Hemoshecho toda suerte de laboriosas indagacionespara allegar lo que falta, pero inútilmente, loque en verdad es muy lamentable, porque nosveremos obligados a llenar con relatos de nues-tra propia cosecha el gran vacío que entre am-bas piezas del manuscrito femenil resulta.

Page 4: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Este tiene la forma de . Su primer fragmentolleva por epígrafe De Madrid a Urgel, y empiezaasí:

-I-En Bayona, donde busqué refugio tranquilo

al separarme de mi esposo, conocí al generalEguía. Iba a visitarme con frecuencia, y comoera tan indiscreto y vanidoso, me revelaba susplanes de conspiración, regocijándose en misorpresa y riendo conmigo del gran chubascoque amenazaba a los franc-masones. Por él su-pe en el verano del 21 que Su Majestad, nuestrocatólico Rey D. Fernando (Q. D. G.), anhelandodeshacerse de los revolucionarios por cualquiermedio y a toda costa, tenía dos comisionadosen Francia, los cuales eran:

Page 5: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

l.º El mismo general D. Francisco Eguía, cu-ya alta misión era promover desde la fronterael levantamiento de partidas realistas.

2.º D. José Morejón, oficial de la secretaría dela Guerra y después secretario reservado de SuMajestad, con ejercicio de decretos, el cual teníael encargo de gestionar en París con el Gobier-no francés los medios de arrancar a España elcauterio de la Constitución gaditana, susti-tuyéndole con una cataplasma anodina hechaen la misma farmacia de donde salió la Cartade Luis XVIII.

Yo alababa estas cosas por no reñir con elanciano general, que era muy galante y atentoconmigo; pero en mi interior deploraba, comoamante muy fiel del régimen absoluto, que co-sas tan graves se emprendieran por la media-ción de personas de tan dudoso valer. No co-nocía yo en aquellos tiempos a Morejón; peromis noticias eran que no había sido inventor dela pólvora. En cuanto a Eguía, debo decir con

Page 6: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

mi franqueza habitual que era uno de los hom-bres más pobres de ingenio que en mi vida hevisto.

Aún gastaba la coleta que le hizo tan famosoen 1814, y con la coleta el mismo humor atrabi-liario, despótico, voluble y regañón. Pero enBayona no infundía miedo como en Madrid, yde él se reían todos. No es exagerado cuanto seha dicho de la astuta pastelera que llegó a do-minarle. Yo la conocí, y puedo atestiguar que elagente de nuestro egregio Soberano compro-metía lamentablemente su dignidad y aun ladignidad de la Corona, poniendo en manos deaquella infame mujer negocios tan delicados.Ella asistía la tal a las conferencias, administra-ba gran parte de los fondos, se entendía direc-tamente con los partidarios que un día y otropasaban la frontera, y parecía en todo ser ellamisma la organizadora del levantamiento y elprincipal apoderado de nuestro querido Rey.

Page 7: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Después de esto he vivido muchas veces enBayona y he visto la vergonzosa conducta dealgunos españoles que sin cesar conspiran enaquel pueblo, verdadera antesala de nuestrasrevolucione, pero nunca he visto degradación ytorpeza semejantes a las del tiempo de Eguía.Yo escribía entonces a D. Víctor Sáez, residenteen Madrid, y le decía: «Felicite usted a losfranc-masones, porque mientras la salvación deSu Majestad siga confiada a las manos que poraquí tocan el pandero, ellos están de enhora-buena».

En el invierno del mismo año se realizaronlas predicciones que yo, por no poder darleconsejos, había hecho al mismo Eguía, y fueque habiendo convocado de orden del Rey aotros personajes absolutistas para trabajar encomunidad, se desavinieron de tal modo, queaquello, más que junta parecía la dispersión delas gentes. Cada cual pensaba de distinto modo,y ninguno cedía en su terca opinión. A esta

Page 8: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

variedad en los pareceres y terquedad parasostenerlos llamo yo enjaezar los entendimien-tos a la calesera, es decir, a la española. El mar-qués de Mataflorida, proponía el establecimien-to del absolutismo puro; Balmaseda, comisio-nado por el Gobierno francés para tratar esteasunto, también estaba por lo despótico, aun-que no en grado tan furioso; Morejón se abra-zaba a la Carta francesa; Eguía sostenía el vetoabsoluto y las dos Cámaras a pesar de no saberlo que eran una cosa y otra, y Saldaña, nom-brado como una especie de quinto en discordia,no se resolvía ni por la tiranía entera ni por latiranía a media miel.

Entretanto el Gobierno francés concedió aEguía algunos millones, de los cuales podríadar cuenta si viviese la hermosa pastelera. Diosme perdone el mal juicio; pero casi podría jurarque de aquel dinero, sólo algunas sumas insig-nificantes pasaron a manos de los pobres gue-rrilleros tan bravos como desinteresados, que

Page 9: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

desnudos, descalzos y hambrientos, levantabanel glorioso estandarte de la fe y de la monarqu-ía en las montañas de Navarra o de Cataluña.

Las bajezas, la ineptitud y el despilfarro delos comisionados secretos de Su Majestad, nocesaron hasta que apareció en Bayona, tambiéncon poderes reales, el gran pájaro de cuentallamado D. Antonio Ugarte, a quien no vaciloen designar como el hombre más listo de suépoca.

Yo le había tratado en Madrid el año 19. Élme estimaba en gran manera, y, como Eguía,me visitaba a menudo; pero sin revelarme im-prudentemente sus planes. Desde que se en-cargó de manejar la conspiración, seguíala yocon marcado interés, segura de su éxito, aun-que sin sospechar que le prestaría mi concursoactivo en término muy breve. Un día Ugarte medijo:

Page 10: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-No se encuentra un solo hombre que sirvapara asuntos delicados. Todos son indiscretos,soplones y venales. ¿Ve usted lo que trabajoaquí por orden de Su Majestad? Pues es nadaen comparación de lo que me dan que hacer lasintrigas y torpezas de mis propios colegas deconspiración. No me fío de ninguno, y en el díade hoy, teniendo que enviar a Madrid un men-saje muy importante, estoy, como Diógenes,buscando un hombre sin poder encontrarlo.

-Pues busque usted bien, Sr. D. Antonio -lerespondí-, y quizás encuentre una mujer.

Ugarte no daba crédito a mi determinación;pero tanto le encarecí mis deseos de ser útil a lacausa del Rey y de la Religión, que al fin convi-no en fiarme sus secretos.

-Efectivamente, Jenara -me dijo-, una damapodrá desempeñar mejor que cualquier hombretan delicado encargo si reúne a la belleza y ga-

Page 11: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

llarda compostura de su persona un valor atoda prueba.

En seguida me reveló que en Madrid se pre-paraba un esfuerzo político, es decir, un pro-nunciamiento, en el cual tomaría parte la Guar-dia real con toda la tropa de línea que se pudie-se comprometer; pero añadió que desconfiabadel éxito si no se hacían con mucho pulso lostrabajos, tratando de combinar el movimientocortesano con una ruidosa algarada de las par-tidas del Norte. Discurriendo sobre este nego-cio, me mostró su grandísima perspicacia ycolosal ingenio para conspirar, y después meinstruyó prolijamente de lo que yo debía haceren Madrid, del arte con que debía tratar a cadauna de las personas para quienes llevaba deli-cados mensajes, con otras muchas particulari-dades que no son de este momento. Casi todami comisión era enteramente confidencial ypersonal, quiero decir que el conspirador meentregó muy poco papel escrito; pero, en cam-

Page 12: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

bio, me repitió varias veces sus instruccionespara que, reteniéndolas en la memoria, obrasecon desembarazo y seguridad en las difícilesocasiones que me aguardaban.

Partí para Madrid en Febrero del 22.

-II-Emprendí estos manejos con entusiasmo y

con placer; con entusiasmo porque adoraba enaquellos días la causa de la Iglesia y el Trono,con placer porque la ociosidad entristecía misdías en Bayona. La soledad de mi existencia meabrumaba tanto como el peso de las desgraciasque a otros afligen y que yo no conocía aún.Con separarme de mi esposo, cuyo salvajecarácter y feroz suspicacia me hubieran quitadola vida, adquirí libertad suma y un sosiego quedespués de saboreado por algún tiempo, llegó aser para mí algo fastidioso. Poseía bienes de

Page 13: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

fortuna suficientes para no inquietarme de lasmaterialidades de la vida; de modo que miociosidad era absoluta. Me refiero a la holganzadel espíritu que es la más penosa, pues la de lasmanos, yo, que no carezco de habilidades,jamás la he conocido.

A estos motivos de tristeza debo añadir elgran vacío de mi corazón, que estaba ha tiempocomo casa deshabitada, lleno tan sólo de som-bras y de ecos. Después de la muerte de miabuelo, ningún afecto de familia podía intere-sarme, pues los Baraonas que subsistían, o eranmuy lejanos parientes o no me querían bien. Demi infelicísimo casamiento sólo saqué amargu-ras y pesadumbres, y para que todo fuese mal-dito en aquella unión, no tuve hijos. Sin dudaDios no quería que en el mundo quedase me-moria de tan grande error.

Fácilmente se comprenderá que en tal situa-ción de espíritu me gustaría lanzarme a esasocupaciones febriles que han sido siempre el

Page 14: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

principal gozo de mi vida. Ninguna cosa llanay natural ha cautivado jamás mi corazón, ni meembelesó, como a otros, lo que llaman dulcecorriente de la vida. Antes bien yo la quierotortuosa y rápida, que me ofrezca sorpresas acada instante y aun peligros; que se interne porpasos misteriosos, después de los cuales des-lumbre más la claridad del día; que caiga comoel Piedra en cataratas llenas de ruido y colores,o se oculte como el Guadiana, sin que nadiesepa dónde ha ido.

Yo sentía además en mi alma la atracción dela Corte, no pudiendo descifrar claramente cuálobjeto o persona me llamaban en ella, ni expli-carme las anticipadas emociones que por elcamino sentía mi corazón, como el derrochadorque principia a gastar su fortuna antes de here-dada. Mi fantasía enviaba delante de sí, en elcamino de Madrid, maravillosos sueños e infi-nitos goces del alma, peligros vencidos y ama-bles ideales realizados. Caminando de este mo-

Page 15: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

do y con los fines que llevaba, iba yo por mipropio y verdadero camino.

Desde que llegué me puse en comunicacióncon los personajes para quienes llevaba cartas orecados verbales. Tuve noticias de la rebeliónde los Guardias que se preparaba; hice lo queUgarte me había mandado en sus minuciosasinstrucciones, y hallé ocasión de advertir elmucho atolondramiento y ningún concierto conque eran llevados en Madrid los arduos trámi-tes de la conspiración.

Lo mejor y más importante de mi comisiónestaba en Palacio, adonde me llevó D. VíctorSáez, confesor de Su Majestad. Muchos deseostenía yo de ver de cerca y conocer por mí mis-ma al Rey de España y toda su real familia, yentonces quedó satisfecho mi anhelo. Hice unrápido estudio de todos los habitantes de Pala-cio, particularmente de las mujeres, la ReinaAmalia, D.ª Francisca, esposa de don Carlos, yD.ª Carlota, del Infante D. Francisco. La segun-

Page 16: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

da me pareció desde luego mujer a propósitopara revolver toda la Corte. De los hombres, D.Carlos me pareció muy sesudo, dotado de cier-to fondo de honradez preciosísima, con lo cualcompensaba su escasez de luces, y a Fernandole diputé por muy astuto y conocedor de loshombres, apto para engañarles a todos, si bienprivado del valor necesario para sacar partidode las flaquezas ajenas. La Reina pasaba su vidarezando y desmayándose; pero la varonil D.ªFrancisca de Braganza ponía su alma entera enlas cosas políticas, y llena de ambición, tratabade ser el brazo derecho de la Corte. D.ª Carlota,que entonces estaba embarazada del que luegofue Rey consorte, tampoco se dormía en esto.

Los palaciegos, tan aborrecidos entonces porla muchedumbre constitucional, Infantado,Montijo, Sarriá y demás aristócratas, no servíanen realidad de gran cosa. Sus planes, faltos deseso y travesura, tenían por objeto algo en quese destacase con preferencia la personalidad de

Page 17: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ellos mismos. Ninguno valía para maldita lacosa, y así nada se habría perdido con quitarlestoda participación en la conjura. Los individuosde la Congregación Apostólica, que era unaespecie de masonería absolutista, tampoco hac-ían nada de provecho, como no fuera allegarplebe y disponer de la gente fanática para unmomento propicio. En los jefes de la Guardiahabía más presunción que verdadera aptitudpara un golpe difícil, y el clero se precipitabagritando en los púlpitos, cuando la situaciónrequería prudencia y habilidad sumas. Los libe-rales masones o comuneros vendidos al absolu-tismo y que al pronunciar sus discursos violen-tos se entusiasmaban por cuenta de este, esta-ban muy mal dirigidos, porque con su exagera-ción ponían diariamente en guardia a los cons-titucionales de buena fe. He examinado unopor uno los elementos que formaban la conspi-ración absolutista del año 22 para que cuandola refiera se explique en cierto modo el lamen-table aborto y total ruina de ella.

Page 18: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

NOTA DEL AUTOR. A continuación refiere laseñora los sucesos del 7de Julio. Aunque su narra-ción es superior a la nuestra, principalmente a causade la graciosa sencillez y verdad con que toda ellaestá hecha, la suprimimos por no repetir, ni aunmejorándolo, lo que ya apareció en otro volumen.

-III-Después de los aciagos días de Julio, mi si-

tuación que hasta entonces había sido franca ysegura, fue comprometidísima. No es fácil daruna idea de la presteza con que se ocultarontodos aquellos hombres que pocos días antesconspiraban descaradamente. Desaparecieroncomo caterva de menudos ratoncillos, cuandolos sorprende en sus audaces rapiñas el hombresin poder perseguirlos, ni aun conocer los agu-jeros por donde se han metido. A mí me mara-villaba que D. Víctor Sáez, hombre de una obe-

Page 19: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

sidad respetable, pudiese estar escondido sinque al punto se descubriese su guarida. Lospalaciegos se filtraron también, y los que noestaban muy evidentemente comprometidos,como por ejemplo, Pipaón, dieron vivas a laConstitución vencedora, uniéndose a los libera-les.

Tuve además la desgracia de perder variospapeles en casa de un pobre maestro de escueladonde nos reuníamos, y esto me causó granzozobra; pero al fin los encontré no sin trabajo,exponiéndome a los mayores peligros. La segu-ridad de mi persona corrió también no pocoriesgo, y en los días 9 y 10 de Julio no tuve uninstante de respiro, pues por milagro no mearrastraron a la cárcel los milicianos, borrachosde vino y de patriotería. Gracias a Dios, vino enmi amparo un joven paisano y antiguo amigomío, el cual, en otras ocasiones, había ejercidoen mi vida influencia muy decisiva, semejante a

Page 20: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

la de las estrellas en la antigua cábala de losastrólogos.

Pasados los primeros días pude introducir-me en Palacio a pesar de la formidable y espesamuralla liberalesca que lo defendía. Encontré aSu Majestad lleno de consternación y amargu-ra, principalmente por verse obligado a ponersemblante lisonjero a sus enemigos y aun a dar-les abrazos, lo cual era muy del gusto de ellos,en su mayoría gente inocentona y crédula. Nome agradaba ver en nuestro Soberano tan pococorazón; pero si en él hubiera concordado elvalor con las travesuras y agudezas del enten-dimiento, ningún tirano antiguo ni moderno lehabría igualado. Su desaliento y desesperaciónno le impidieron que se enamorase de mí, por-que en todas las ocasiones de su vida, bajo lasdistintas máscaras que se quitaba y se ponía,aparecía siempre el sátiro.

Temerosa de ciertas brutalidades, quise huir.Brindeme entonces a desempeñar una comisión

Page 21: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

difícil, para lo cual Fernando no se fiaba deningún mensajero; y aunque él no quiso que yome encargase de ella, porque no me alejara dela Corte, tanto insté y con tales muestras deverdad prometí volver, que se me dieron lospasaportes.

El mes anterior había salido para Francia D.José Villar Frontín, uno de los intrigantes mássutiles del año 14, aunque como salido de laacademia del cuarto del Infante D. Antonio, noera hombre de gran iniciativa, sino muy plega-dizo y servicial en bajas urdimbres. Llevabaórdenes para que el marqués de Matafloridaformase una Regencia absolutista en cualquierpunto de la frontera conquistado por los guerri-lleros. Estas instrucciones eran conformes alplan del Gobierno francés, que deseaba la in-troducción de la Carta en España y un absolu-tismo templado; pero Fernando, que hacía tan-tos papeles a la vez, deseaba que sus comisio-nados, afectando ser partidarios de la Carta,

Page 22: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

trabajasen por el absolutismo limpio. Esto exig-ía frecuentes rectificaciones en los despachosque se enviaban y avisos contradictorios, traba-jo no escaso para quien había de ocultar de susministros todos estos y aun otros inverosímileslíos.

Yo me comprometí a hacer entender a Mata-florida y a Ugarte lo que se quería, transmi-tiéndoles verbalmente algunas preciosas ideasdel Monarca, que no podían fiarse al papel, ni asigno ni cifra alguna. Ya por aquellos días sesupo que la Seo de Urgel había sido ganada alGobierno por el bravo Trapense, y se esperabaque en la agreste plaza se constituyera la salva-dora Regencia. A la Seo, pues, debía yo diri-girme.

La partida y el viaje no eran problemas fáci-les. Esto me preocupó durante algunos días, ytraté de sobornar, para que me acompañase, alamigo de quien antes he hablado. A él no lefaltaban en verdad ganas de ir conmigo al ex-

Page 23: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tremo del mundo; pero le contenía el amor desu madre anciana. Mucho luché para decidirle,empleando razonamientos y seducciones diver-sas; mas a pesar de la propensión de su caráctera ciertas locuras y del considerable prestigioque yo empezaba a ejercer sobre él, se resistíatenazmente, alegando motivos poderosos, cuyafuerza no me era desconocida. Al fin tanto pu-do una mujer llorando, que él abandonó todo,su madre y su casa, aunque por poco tiempo ycon la sana intención de volver cuando me de-jase en parajes donde no existiese peligro algu-no. El infeliz presagiaba sin duda su desdicha-da suerte en aquella expedición, porque luchógrandemente consigo mismo para decidirse, yhasta el último momento estuvo vacilante.

Aquel hombre había sido enemigo mío, omás propiamente, de mi esposo. Desde la niñeznos conocimos; fue mi novio en la edad en quese tiene novio. Sucesos lamentables que meafligen al venir a la memoria, caprichos y vani-

Page 24: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dades mías me separaron de él, yo creí que pa-ra siempre; pero Dios lo dispuso de otro modo.Durante mucho tiempo estuve creyendo que leodiaba; pero el sentimiento que en mí había eramás que rencor una antipatía arbitraria y vo-luntariosa. Por causa de ella, siempre le tenía enla memoria y en el pensamiento. Circunstanciasfunestas le pusieron en contacto conmigo dife-rentes veces, y siempre que ocurría algo graveen la vida de él o en la mía tropezábamos pro-videncialmente el uno con el otro, como si elalma de cada cual viéndose en peligro pidieseauxilio a su compañera.

En mí se verificó una crisis singular. Por ra-zones que no son de este sitio, yo llegué a abo-rrecer todo lo que mi esposo amaba y a amartodo lo que él aborrecía. Al mismo tiempo miantiguo novio mostraba hacia mí sentimientostan vivos de menosprecio y desdén, que estoinclinó mi corazón a estimarle. Yo soy así, y meparece que no soy el único ejemplar. Desde la

Page 25: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ocasión en que le arranqué de las furibundasmanos de mi marido no debí de ser tampocopara él muy aborrecible.

Cuando nos encontramos en Madrid, y des-de que hablamos un poco, caímos en la cuentade que ambos estábamos muy solos. Y no sólohabía semejanza en nuestra soledad, sino ennuestros caracteres, principal origen quizás deaquella. Hicimos propósito de echar a la espal-da aquel trágico aborrecimiento que antes nosteníamos, el cual se fundaba en veleidades ycaprichosas monomanías del espíritu, y no tar-damos mucho tiempo en conseguirlo. Ambosreconocimos las grandes y ya irremediablesequivocaciones de nuestra primera juventud, ynos maravillábamos de hallar tan extraordina-ria fraternidad en nuestras almas.¡Ser de estemodo, haber nacido el uno para el otro, y sinembargo haber estado dándonos golpes en lastinieblas durante tanto tiempo! ¡Qué fatalidad!Hasta parece que no somos responsables de

Page 26: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ciertas faltas, y que estas, por lo que tienen deplacentero, pueden tolerarse como compensa-ción de pasados dolores y de un error deplora-ble y fatal, dependiente de voluntades sobre-humanas.

Pero no: no quiero eximirme de la responsa-bilidad de mi culpa y de haber faltado clara-mente, impulsada por móviles irresistibles, a laley de Dios. No: nada me disculpa; ni las atro-cidades de mi marido, ni la espantosa soledaden que yo estaba, ni los mil escollos de la vidaen la Corte, ni las grandes seducciones moralesy físicas de mi paisano y dulce compañero de laniñez. Reconozco mi falta, y atenta sólo a queeste papel reciba un escrupuloso retrato de miconciencia y de mis acciones, la escribo aquí,venciendo la vergüenza que confesión tan pe-nosa me causa.

Salimos de Madrid en una hermosa nochede Julio. Cuando dejamos de oír el rugido de laMilicia victoriosa, me pareció que entraba en el

Page 27: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cielo. Íbamos cómodamente en una silla de pos-tas con buenos caballos y un hábil mayoral dePalacio. Yo había tomado un nombre supuesto,diciéndome marquesa de Berceo y él era nadamenos que mi esposo, una especie de marquésde Berceo. Mucho nos reímos con esta inven-ción, que a cada paso daba lugar a picantescomentarios y agudezas. No recuerdo días másplacenteros que los de aquel viaje.

¡Cuántas veces bajamos del coche para an-dar largos trechos a pie, recreándonos en lahermosura de las incomparables noches deCastilla! ¡Cómo se agrandaba todo ante nues-tros ojos, principalmente las cosas inmateriales!Nos parecía que aquella dulce vagancia no aca-baría nunca, y que los días venideros seríansiempre como aquel cielo que veíamos, dilata-dos, serenos y sin nubes. En tales horas ohablábamos poco o vertíamos el alma del unoen la del otro alternativamente por medio deobservaciones y preguntas acordes con el her-

Page 28: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

moso espectáculo que veíamos fuera y dentrode nosotros, pues de mi alma puede decirseque estaba tan llena de estrellas como el firma-mento.

Han pasado muchos años: entonces tenía yoveintisiete, y ahora... no lo quiero decir por noespantarme; pero creo que he traspasado elmedio siglo. Entonces mis cabellos eran de oro,ahora son de plata, sin que ni una sola hebra deellos conserve su primitivo color. Mis ojos ten-ían el brillo que es reflejo de la inteligencia des-pierta y de los sentimientos bullidores; ahorano son más que dos empañadas cuentas azules,de las cuales se escapa alguna vez fugitivo ra-yo. Mi cara entonces respiraba alegría, salud, yel alma rielaba sobre mis facciones como la luzsobre la superficie de las temblorosas aguas;ahora es una máscara que me sirve para disi-mular los pensamientos y que a muchos dejaver todavía huellas claras de la gran hermosuraque hubo en ella. Entonces era muy hermosa;

Page 29: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ahora soy una vieja que debió haber sido guapa,aunque, si he de creer a don Toribio, el canóni-go de Tortosa, todavía puedo volver loco acualquiera. En suma; todo ha pasado, mudán-dose considerablemente, e infinitas personashan pasado a ser recuerdos. Lo que siempreestá lo mismo es mi país, que no deja de lucharun momento por la misma causa y con lasmismas armas, y si no con las mismas personas,con los mismos tipos de guerreros y políticos.Mi país sigue siempre a la calesera.

Pues bien: en todo el tiempo transcurridoentre estas dos épocas, no he visto pasar díascomo aquellos. Fueron de los pocos que tienecada mortal como un regalo del cielo para todala existencia, y que en vano se aguardan des-pués, porque no vuelven. Estos aguinaldos dela vida no se reciben más que una vez. Salvadorera menos feliz que yo, a causa de los deberes ylas afecciones que había dejado atrás. Yo procu-raba hacerle olvidar todo lo que no fuese noso-

Page 30: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tros mismos; mas resultaba esto muy difícil, porser él menos dueño de sus acciones que yo, yaun, si se quiere, menos egoísta. Íbamos depueblo en pueblo, sin apresurarnos ni detener-nos mucho. Aquel vivir entre todo el mundo yal mismo tiempo sin testigo, era mi mayor deli-cia. Los diversos pueblos por donde pasábamosno tenían sin duda noticia de la felicidad de losmarqueses de Berceo, pues si la tuvieran, nocreo que nos dejaran seguir sin quitarnos algode ella.

-IV-Gracias a nuestro dinero y a nuestro buen

porte podíamos disfrutar de todas las comodi-dades posibles en las posadas. El calor nosobligaba a detenernos durante el día, caminan-do por las noches, y ni en Castilla ni en Aragóntuvimos ningún mal encuentro, como recelá-

Page 31: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

bamos, con milicianos, ladrones o espías delGobierno.

Más allá de Zaragoza empezamos a temerque nos salieran al paso las tropas de Torrijos ode Manso. Por eso en vez de tomar directamen-te el camino de Cataluña subimos hacia Hues-ca, Salvador, cuya antipatía a los facciosos yguerrilleros era violentísima, se mostró disgus-tado al considerarse cerca de ellos. Entoncestuve un momento de súbita tristeza, oyéndoledecir:

-Cuando lleguemos a un lugar seguro oestés entre tus amigos, me volveré a Madrid.

Yo deseaba que no llegasen ni el lugar segu-ro ni tampoco mis amigos. Pero aunque mi tris-teza fue grande desde aquel instante, apo-derándose de mi corazón como un presagio dedesventuras, estaba muy lejos de sospechar elespantoso golpe que nos amenazaba, conse-cuencia providencial de nuestra falta y de mi

Page 32: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

criminal ligereza. ¡Ay!, piensa el malo que susalegrías han de ser perpetuas, y la misma gratacorriente de ellas le lleva ciego a lo que yo lla-mo la sucursal del infierno en la tierra, que es ladesgracia y el anticipado castigo de los delitos.

De Huesca nos dirigimos a Barbastro, si-guiendo por un detestable camino hasta Bena-barre, donde entramos al anochecer. Detuvie-ron nuestro coche algunos hombres, y al verles,exclamé:

-Los guerrilleros. Ya estamos en casa.

Salvador mostró gran disgusto, y cuandofuimos interrogados, dio algunas contestacio-nes que debieron de sonar muy mal en los oí-dos de los soldados de la fe. Yo tenía confianzaen mi gente y la seguridad de no ser detenida;pero no fue posible evitar ciertas molestias. Noshicieron bajar del coche antes de llegar a la po-sada y presentarnos a un rústico capitán queestaba en la venta del camino bebiendo vino

Page 33: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

juntamente con otro guerrillero, al modo defrailazo, armado de pistolas y con dos o tresindividuos de malísima catadura.

Sus maneras no eran en verdad nada corte-ses, a pesar de defender causa tan sagrada co-mo es la del Altar y el Trono; pero con dos otres palabras dichas enérgicamente y en tono dedignidad, me hice respetar al punto. Yo mos-traba al que parecía jefe mis papeles, cuandoobservé que uno de los hombres allí presentesmiraba a mi compañero de viaje con expresiónpoco tranquilizadora. Llegose a él, y poniéndo-le la mano en el hombro le dijo con brutal modoy expresión de venganza:

-¿Me conoces? ¿Sabes quién soy?

-Sí -le respondió Monsalud, pálido y coléri-co-. Ya sé que eres un hombre vil; tu nombre esRegato.

Page 34: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

El desconocido se abalanzó en ademán hostilhacia mi amigo, pero este supo recibirle contanta valentía, que le hizo rodar por el suelo,bañado el rostro en sangre. Quedeme sin alien-to al ver la furia de aquella gente ante el maltrato dado a uno de los suyos. Milagro de Diosfue que no pereciésemos allí; pero el capitánparecía hombre prudente, y haciendo salir de laventa al agraviado, nos notificó que estábamospresos hasta que el jefe decidiera lo que se hab-ía de hacer con nosotros.

Afectando serenidad le dije que mirara bienlo que hacía, por ser yo persona de gran poderen la frontera y en Palacio; pero encogiéndosede hombros, tan sólo me permitió después delargas discusiones hablar al que ellos llamabancoronel. Salí desalada de la venta, dejando enella la mitad de mi alma, pues allí quedó guar-dado por dos hombres mi ultrajado amigo, yme presenté al coronel, que era un capuchinode Cervera. Acababa de despachar un bodrio y

Page 35: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dos azumbres que le habían puesto para quecenase, y su paternidad, después del pienso, notenía al parecer la cabeza muy serena. Sin em-bargo, no me trató mal. Díjome que el Sr. Rega-to le había informado ya de quién era mi acom-pañante, y que en vista de sus antecedentes ycircunstancias, no podía ser puesto en libertad.Púseme furiosa; yo me creí capaz de destrozarsólo con mis uñas a aquel tremendo fraile coro-nel cuyas barbas y salvaje apostura poníanmiedo en el corazón más esforzado. Sin mira-miento alguno le increpé, diciéndole cuantasatrocidades me vinieron a la boca y amenazán-dole con pedir su cabeza al Rey; pero ni aun asílogré ablandar aquella roca en figura de bestia.Oyome el bárbaro con paciencia, sin duda porser más fraile que guerrero, y resumió sus reso-luciones diciéndome:

-Usted, señora, puede ir libremente a dondele acomode; pero ese hombre no me sale deaquí.

Page 36: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

¡Ay!, si yo hubiera tenido a mis órdenes diezhombres armados habría atacado al batallón,cuadrilla o lo que fuera, segura de destrozarlo,que tanto puede el furor de una hembra ofen-dida. Volví a la venta, resuelta a sacar de ella aSalvador con mis propias manos, desafiandolas armas de sus guardianes; pero cuandoentré, mi compañero de viaje, mi adorado ami-go, mi pobre marqués de Berceo, había desapa-recido. Le llamé con la voz ronca de tanto gri-tar; le llamé con toda mi alma, pero no me res-pondió. Una mujer andrajosa, que parecía tansalvaje y feroz como los hombres que en aquelpueblo vi, salió conmigo al camino y señalandoa un punto en la oscuridad del espacio negro,dijo sordamente:

-Allí.

Y mirando hacia donde su dedo me indica-ba, vi unas grandes sombras que parecían mu-rallones almenados y como ruinas hendidos.

Page 37: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Pregunté qué sitio era aquel y la desconocidame contestó:

-El castillo.

La mujer llevando una cesta con provisiones,marchó en dirección del castillo. Yo la seguí.No tardamos en llegar, y por una poterna des-vencijada que se abría en la muralla, despuésde pasado el foso sin agua, penetramos en unpatio lleno de escombros y de yerba.

-¡Aquí, aquí le han encerrado! -exclamé mi-rando a todos lados como quien ha perdido eljuicio.

La mujer se detuvo ante mí, y señalando elsuelo dijo con voz muy lúgubre:

-¡Abajo!

Yo creí volverme loca. Los ojos de la horriblepersona que me daba tan tremendas noticiasbrillaban con claridad verdosa, como los de

Page 38: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

animal felino. Quise seguirla cuando subió laescalerilla que conducía a las habitaciones prac-ticables entre tanta ruina; pero un centinela meechó fuera brutalmente, amenazándome conarrojarme al foso si no me retiraba más prontoque la vista. Estas fueron sus propias palabras.

Corrí hacia el pueblo, resuelta a ver de nue-vo al coronel capuchino de Cervera. Pero tantaagitación agotó al fin mis fuerzas, y tuve quesentarme en una gran piedra del camino, fati-gada y abatida, porque a mi primera furia susti-tuyó una aflicción profundísima que me hizollorar. No recuerdo haber derramado nuncamás lágrimas en menos tiempo. Al fin, sobre-poniéndome a mi dolor, seguí adelante, juran-do no continuar el viaje sin llevar en mi com-pañía al infeliz cuanto adorado amigo de miniñez. Desperté al capuchino, que ya roncaba,el cual de muy mal talante, repitió su fiera sen-tencia, diciendo:

Page 39: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Usted, señora, puede continuar su viaje; pe-ro el otro no saldrá de aquí sin orden superior.Yo sé lo que me digo. ¡Pisto!, que ya me cansode sermonear. Vaya usted con Dios y déjenosen paz.

Despreciando su barbarie, insistí y amenacé,y al cabo me dio algunas esperanzas con estaspalabras:

-El jefe de nuestra partida acaba de llegar.Háblele usted a él, y si consiente...

-¿Quién es el jefe?

-D. Saturnino Albuín -me contestó.

Al oír este nombre vi el cielo abierto. Yo hab-ía conocido en Bayona al célebre Manco, y re-cordé que aunque muy bárbaro, hacía alarde degenerosidad e hidalguía en todas las ocasionesque se le presentaban. No quise detenerme niun instante, y al punto me informé de que D.

Page 40: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Saturnino estaba en una casa situada junto alcamino a la salida del pueblo en dirección aTremp. Desde la plaza se veían dos lucecillas enlas ventanas de la vivienda. Corrí allá guiadapor la simpática claridad de aquellas luces se-mejantes a dos ojos y que eran para mí fanalesde esperanza. Llegué sin aliento, agitada por lafatiga y un dulce presagio de buen éxito queme llenaba el corazón.

El centinela me dijo que no se podía pasar;pero apelando a mis bolsillos, pasé. En la esca-lera, en el pasillo alto, fui repetidas veces dete-nida; pero con el mismo talismán abríame paso.

-Ahí está -me dijo un hombre señalando unapuerta detrás de la cual se oían alteradas vocesen disputa. Sin reparar más que en mi afán em-pujé la puerta y entré.

Albuín, que estaba en pie, se volvió al sentirel ruido de la puerta, y me interrogó con susojos, que expresaban sorpresa y cólera por mi

Page 41: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

brusca entrada. Otro guerrillero estaba junto ala mesa con los codos sobre ella, encendiendoun cigarro en la luz del velón de cobre quealumbraba la estancia.

-¿Qué se le ofrece a usted, señora? -me dijoAlbuín moviendo con gesto de impaciencia suúnica mano.

Yo no había dado cuatro pasos dentro de lahabitación, cuando observé que más allá de lamesa había otro hombre, apoltronado en unsillón, con los pies extendidos sobre una ban-queta, inclinada la cabeza sobre el hombro ydurmiendo tranquilamente con ese sueño delguerrillero cansado que acaba de recorrer dosprovincias y marear a dos ejércitos. Al verle¡Santo Dios!, me quedé yerta, muda, como esta-tua; no pude pronunciar una palabra, ni dar unpaso, ni respirar, ni huir, ni gritar. El terror mearrancó súbitamente del pensamiento mis an-gustias de aquella noche.

Page 42: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Aquel hombre era mi marido.

-¿Qué se le ofrece a usted, señora? -volvió apreguntarme el Manco.

Pasado el primer instante de terror, en mí nohubo otra idea que la idea de huir, de desapa-recer, de desvanecerme como el humo o comola palabra vana que se lleva el viento.

-Pero, ¿qué se le ofrece a usted, demonio?-repitió el guerrillero.

-¡Nada! -contesté, y a toda prisa salí de lahabitación.

Yo creo que ni un relámpago corre como yocorrí fuera de la casa. No veía más que el cami-no, y mi veloz carrera nunca me parecía bastan-te apresurada para llegar al centro del pueblodonde había dejado mi coche.

A lo lejos, detrás de mí, sentí voces burlonasque decían:

Page 43: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡La mujer loca, la mujer loca!

Eran los bravos a quienes yo había dado tan-to dinero para que me dejasen pasar. A cadainstante volvía la cabeza por ver si mi maridovenía corriendo detrás de mí.

Llegué medio muerta a donde estaba mi co-che, y tirando del brazo del cochero para quedespertase, grité:

-¡Francisco, Francisco, vuela, vuela fuera deeste horrible pueblo!

Y me metí en el coche.

-¿Adónde vamos, señora? -me preguntó elpobre hombre sacudiendo la pereza.

-¿Estás sordo? Te he dicho que vueles...¿Hablo yo en griego?, que vueles, hombre. Ma-ta los caballos, pero ponme a muchas leguas deaquí.

Page 44: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿A dónde vamos, señora? ¿Hacia la Seo?

-Hacia el infierno si quieres, con tal que mesaques de aquí.

Mi coche partió a escape, y siguiendo el ca-mino en dirección a Tremp, pasé junto a lamalhadada casa donde había visto a mi esposo.Entonces los bárbaros reunidos junto a la puer-ta me aclamaron otra vez, arrojando algunaspiedras a mi coche. Su grito era:

-¡La mujer loca, la mujer loca!

En efecto, lo estaba. ¡Ah! ¡Benabarre, Bena-barre, maldito seas! En ti acabó mi felicidad; enlas espinas de tu camino dejé clavado mi co-razón chorreando sangre. Fuiste mi calvario yla piedra resbaladiza de mal agüero donde caípara siempre, cuando más orgullosa marchaba.Fuiste el tajo donde el cielo puso mi cabezapara asegurar el golpe de su cuchilla; pero conser obra del cielo mi castigo, ¡te odio, execrable

Page 45: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

pueblo de bandidos! ¡Sepulcro de mi edad feliz,no puedo verte sin espanto, y mientras tengalengua, te maldeciré!

-V-Llegué a la Seo el 14 de Agosto. ¡Qué viaje el

de Benabarre a la Seo! Si antes todo se adaptabaal lisonjero estado de mi alma, después todoslos caballos eran malos, todos los caminos in-transitables, todas las posadas insufribles, to-dos los días calorosos, y las noches todas tristescomo los pensamientos del desterrado. Mi almasin consuelo, mientras más gente veía, más solase encontraba. Mi pensamiento no podía apar-tarse de aquel lugar siniestro donde habíanquedado mi amor y mi suplicio, mi falta y miconciencia, representados cada una en un hom-bre.

Page 46: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Casi antes de desempeñar mi comisión tratéde ocuparme de salvar al infeliz que había que-dado cautivo en Benabarre; pero Matafloridame dijo sonriendo:

-Luego, luego, mi querida señora, tratare-mos de ese asunto. Infórmeme usted de lo quetrae, pues no hay tiempo que perder. Hoymismo constituiremos la Regencia.

Más de dos horas estuvimos departiendo. Él,como hombre muy ambicioso y que gustaba deser el primero en todo, recibió con gusto lasinstrucciones reservadísimas que le daban gransuperioridad entre sus compañeros de Regen-cia. Eran estos el barón de Eroles y don JaimeCreux, arzobispo de Tarragona, ambos, lomismo que Mataflorida, de clase humildísima,sacados de su oscuridad por los tiempos revo-lucionarios, lo cual no era un argumento muyfuerte en pro del absolutismo. Una Regenciadestinada a restablecer el Trono y el Altar, de-bió constituirse con gente de raza. Pero la edad

Page 47: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

revuelta que corríamos los exigía de otro modo,y hasta el absolutismo alistaba su gente en laplebe. Este hecho, que ya venía observándosedesde el siglo pasado, lo expresaba Luis XVdiciendo que la nobleza necesitaba estercolarsepara ser fecundada.

De los tres regentes, el más simpático eraMataflorida y también el de más entendimien-to; el más tolerante Eroles, y el más malo y an-tipático, D. Jaime Creux. No puede decirse deestos hombres que habían marchado con lenti-tud en sus brillantes carreras. Eroles era estu-diante en 1808 y en 1816 teniente general. Elotro de clérigo oscuro pasó a obispo, en premiode su traición en las Cortes del año 14.

Yo no tenía mi espíritu en disposición deatender a las ceremonias con que quisieron ce-lebrar los triunviros el establecimiento de laRegencia. Después de publicar su célebre mani-fiesto, proclamaron solemnemente al Monarca,restituyéndole a la plenitud de sus derechos, según

Page 48: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

decíamos entonces. Levantóse en la plaza de laSeo un tablado, sobre el que un sacristán vesti-do de rey de armas gritó: «¡España por Fernan-do VII!» y luego dieron al viento una banderaen la cual las monjas habían bordado una cruzy aquellas palabras latinas que quieren decir:por este signo vencerás. Los altos castillos quecoronan los montes en cuyo centro está sepul-tada la Seo hicieron salvas, y aquello en verdadparecía una proclamación en toda regla.

Después de la ceremonia política hubo jubi-leo por las calles y rogativa pública, a que con-currió el obispo con todo el clero armado y elcabildo sin armas. Era un espectáculo edificantey al mismo tiempo horroroso. Daba idea de lainmensa fuerza que tenían en nuestro país lasdos clases reunidas, clero y plebe; pero los frai-les armados de pistolas y los guerrilleros convela en la mano, el general con crucifijo y elarcediano con espuelas, movían a risa y a odiojuntamente. El ejército de la fe, uniformado sólo

Page 49: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

con el gorro catalán habría parecido un ejércitode pavos, si no estuviera bien probado su in-domable valor.

Yo veía aquella procesión chabacana, horri-ble parodia del levantamiento nacional de 1808,y aquellas espantosas figuras de curas confun-didas con guerreros, como se ven las ficcioneshorrendas de una pesadilla. Tal espectáculo eraexcesivamente desagradable a mi espíritu, y labulla del pueblo me ponía los nervios en el máslastimoso desorden. Semejante Carnaval enUrgel, que es sin disputa el pueblo más feo detodo el mundo, era para enfermar y aun enlo-quecer a cualquiera. Mi privilegiada naturalezame salvó.

Y pasaban días sin que me fuera posiblehacer nada de provecho por mi amado prisio-nero de Benabarre. Obtenía, sí, promesas y aunórdenes de la Regencia; pero como no podíatrasladarme yo misma al lugar del conflicto, eramuy difícil que tuviesen cumplimiento. Antes

Page 50: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

me dejara morir que encaminarme a paraje al-guno donde hubiese probabilidades de encon-trar la persona o siquiera las huellas de mi es-poso; y según mis averiguaciones, este no habíaabandonado el bajo Aragón.

Al fin supe que mi cara mitad, uniéndose aJeps dels Estanys, había pasado a la alta Cata-luña. Llena de esperanza entonces corrí a Bena-barre, cargada de órdenes de Mataflorida y delmismo Eroles que acababa de ponerse a la ca-beza de la insurrección catalana. Ningún obstá-culo podían oponerme ya los guerrilleros; maspor mi desgracia, cuando llegué al funestopueblo de Aragón ni un solo partidario del rea-lismo quedaba en su recinto; el castillo habíasido volado, y el mísero cautivo, según me dije-ron, trasladado a otro punto.

-¿Vivo? -pregunté.

-Vivo y cargado de cadenas -me contestó lamisma mujer de aquella horrenda noche de

Page 51: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Agosto-. Se iba muriendo por el camino; pero ledaban comida y bebida para que no acabase depadecer.

No tuve tiempo para entregarme a inútileslamentaciones, porque corrió por todo el pue-blo esta horrible voz: ¡los liberales!, ¡que vienenlos liberales!, y tuve que huir. Con mucho traba-jo y gastando bastante dinero pude escapar aFrancia por Canfranc.

NOTA DEL AUTOR. Aquí concluye el primerfragmento de las curiosas Memorias. Como el se-gundo se refiere a sucesos ocurridos en la primaveradel 23, resultando una interrupción de siete meses,nos vemos en la necesidad de llenar tan lamentablevacío con relaciones propias, que abreviaremos todolo posible para que no se echen de menos por muchotiempo las aventuras de la dama viajera, contadaspor ella misma.

Page 52: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-VI-La primera determinación del Gobierno po-

pular que sucedió al de Martínez de la Rosa,después de las jornadas de Julio, fue nombrargeneral del ejército del Norte al rayo de lasguerrillas, al Napoleón navarro, D. FranciscoEspoz y Mina. En medio de su atolondramien-to, los siete Ministros, a quienes la Corte llama-ba los Siete niños de Écija, no carecían de inicia-tiva y de cierta arrogancia emprendedora quepor algún tiempo les permitió sostenerse en elpoder con prestigio. El nombramiento de Minay aquella orden que le dieron de hacer tablarasa de las provincias rebeldes no pudieron sermás acertados.

El gran guerrillero no necesitaba muy vivasexcitaciones para sentar su pesada mano a lospueblos. Navarros y catalanes le conocían. Peroantaño había hecho la guerra con ellos, y ahoradebía hacerla contra ellos, lo cual era muy dis-

Page 53: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tinto. Antes se batía contra tropas regulares yahora con ellas perseguía las partidas. Bien seve que el coloso de las guerrillas estaba fuerade su natural esfera y asiento. Iba a hacer elpapel del enemigo durante la guerra de la In-dependencia.

A pesar de esta desventaja empezó con muybuen pie su campaña. No podía decirse pro-piamente que había partidas en el Norte, sinoque todo el Norte desde Gerona hasta Guipúz-coa, y desde el Pirineo hasta las inmediacionesdel Ebro, ardía con horrible llamarada absolu-tista. Quesada, a cuyo lado despuntaba un pre-coz muchacho llamado Zumalacárregui, domi-naba en Navarra, juntamente con Guergué y D.Santos Ladrón; Albuín y Cuevillas y Merino,asolaban la tierra de Burgos; Capapé, elAragón; Jeps dels Estanys, el Trapense, Roma-gosa y Caragol, a Cataluña, donde el barón deEroles trataba de formar un ejército regular conlas desperdigadas gavillas de la fe. Muchos

Page 54: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

frailes del país, empezando por los aguerridoscapuchinos de Cervera que habían escapadodel furor de las tropas liberales, y concluyendopor los monjes de Poblet que tanto trabajaronen la conspiración, formaban en las filas delManco, o de Capapé o de Misas.

Mina tomó el mando de las tropas de Cata-luña, y al poco tiempo el aspecto de la campañaprincipió a mudarse favorablemente a nuestrasarmas. En 24 de Octubre, después de obligar alos facciosos a levantar el sitio de Cervera,arrasó a Castellfollit, poniendo sobre sus ruinasel célebre cartel que decía: «Aquí existió Cas-tellfollit. Pueblos, tomad ejemplo, y no deisabrigo a los enemigos de la patria».

En Noviembre tomó a Balaguer. En el mis-mo mes obligó a muchos facciosos a pasar lafrontera en presencia del cordón sanitario conque nos amenazaban los franceses. En 20 deEnero, uno de los suyos, el brigadier Rotten,jefe de la cuarta división del ejército de Catalu-

Page 55: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ña, hacía sufrir a San Llorens de Morunys eltremendo castigo de que había sido víctimaCastellfollit, diciendo a las tropas en la ordendel día: «La villa esencialmente rebelde llamadaSan Llorens de Morunys será borrada del mapa».

Aquel destructor de ciudades señalaba a ca-da regimiento las calles que debía saquear antesde dar principio a la operación de borrar delmapa. No de otra manera procedió Hoche en laVendée; pero este sistema de borrar del mapa esalgo expuesto, sobre todo en España.

El 8 de Diciembre puso Mina sitio a la Seo deUrgel, mientras Rotten iba convenciendo a losrebeldes catalanes con las suaves razones queindicamos, y en uno de los pueblos demolidosy arrasados, precisamente en aquel mismo SanLlorens de Morunys, llamado también Piteus,ocurrió un suceso digno de mencionarse y quecausó maravilla y emoción muy viva en toda latropa.

Page 56: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Fue de la manera siguiente: Para que el sa-queo se hiciera con orden, Rotten dispuso queel batallón de Murcia trabajase en las calles deArañas y Balldelfred; el de Canarias, en las ca-lles de Frecsures y Segories; el de Córdoba, enla de Ferronised y Ascervalds, dejando losarrabales para el destacamento de la Constitu-ción y la caballería. Lo mismo en la orden desaqueo que en la de incendio, que le siguió,fueron exceptuadas doce casas que pertenecíana otros tantos patriotas.

El regimiento de Córdoba funcionaba en lacalle de Ferronised, entre la consternación delos aterrados habitantes, cuando unos soldadosdescubrieron un hondo sótano o mazmorra, yregistrándolo, por si en él había provisionesalmacenadas para los facciosos, vieron a unhombre aherrojado, o más propiamente dicho,un cadáver viviente, cuya miserable postracióny estado les causaron espanto. No vacilaron enprestarle auxilio cristianamente sacándole de

Page 57: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

allí en hombros, después de quitarle con nopoco trabajo las cadenas; y cuando el cautivovio la luz se desmayó, pronunciando inco-herentes palabras, que más bien expresabandemencia que alegría.

Rodeáronle todos, siendo objeto de gran cu-riosidad por parte de oficiales y soldados, queno cesaban de denostar a los facciosos por lacrueldad usada con aquel infeliz. Este parecíahaber permanecido bajo tierra mucho tiempo,según estaba de lívido y exangüe, y sin duda,era víctima del furor de las hordas absolutistas,y más que criminal castigado por sus delitos,un buen patriota condenado por su amor a laConstitución.

Un capitán ayudante de Rotten, llamado D.Rafael Seudoquis, se interesó vivamente por elcautivo, y después de mandar que se le dieratoda clase de socorros, le apremió para quehablase. El hombre sacado del fondo de la tie-rra parecía joven, a pesar de lo que le abrumaba

Page 58: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

su padecer, y se sorprendió muy agradable-mente de ver los uniformes de la tropa. Lasprimeras palabras que pronunció fueron:

-¿En dónde están?

-¿Los facciosos? -dijo Seudoquis riendo-. Meparece que no les veremos en mucho tiempo,según la prisa que llevan... Ahora, buen amigo,díganos cómo se llama usted y quién es.

El cautivo hacía esfuerzos para recordar.

-¿En qué año estamos? -preguntó al fin mi-rando a todos con extraviados ojos.

-En el de 1823, que parece será el peor añodel siglo, según como empieza.

-¿Y en qué mes?

-En Enero y a 15, día de San Pablo ermitaño.Si usted recuerda cuándo le empaquetaron

Page 59: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

puede hacer la cuenta del tiempo que ha estadoen conserva.

-He estado preso -dijo el hombre después deuna larga pausa-, seis meses y algunos días.

-Pues no es mucho, otros han estado más.No le habrán tratado a usted muy bien: eso eslo malo; pero descuide usted, que ahora las vana pagar todas juntas. El pueblo será incendiadoy arrasado.

-¡Incendiado y arrasado! -exclamó el cautivocon pena-. ¡Qué lástima que no sea Benabarre!

-Sin duda, el cautiverio de usted -dijo Seu-doquis, intimando más con el desgraciado-,empezó en ese horrible pueblo aragonés.

-Sí señor, de allí me trajeron a Tremp y deTremp a Masbrú y de Masbrú aquí.

Page 60: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Oh!, ¡buen viaje ha sido! ¡Y seis meses deencierro, bajo el poder de esa canalla! No sécómo no le fusilaron a usted seiscientas veces.

-Eran demasiado inhumanos para hacerlo.

Lleváronle fuera del pueblo en una camilla ya presencia del brigadier, que le interrogó.Desde el cuartel general vio las llamas que de-voraban San Llorens, y entonces dijo:

-Arde lo inocente, las guaridas y los perver-sos lobos están en el monte.

El bravo y generoso Seudoquis fue encarga-do por el brigadier de vestirle, pues los andra-jos que cubrían el cuerpo del cautivo se caían apedazos. Al día siguiente de su maravillosaredención, hallose muy repuesto por la influen-cia del aire sano y de los alimentos que le die-ron, y aunque le era imposible dar un paso,podía hablar sin acongojarse como el primerdía por falta de aliento.

Page 61: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Qué ha pasado en todo este tiempo?-preguntó con voz débil y temblorosa al quecontinuamente le daba pruebas de generosidade interés-. ¿Sigue reinando Fernando VII?

-Hombre, sí, todavía le tenemos encima -dijoSeudoquis atizando la hoguera, alrededor de lacual vivaqueaban juntamente con el cautivocuatro o cinco oficiales-. Gotosillo sigue nuestrohombre; pero aún nos está embromando y nosembromará por mucho tiempo.

-¿Y la Constitución, subsiste?

-También está gotosa, o mejor dicho, acata-rrada. Me parece que de esta fecha enterramosa la señora.

-¿Y hay Cortes?

-Cortes y recortes. Pero me parece que pron-to no quedarán más que los de los sastres.

-Y qué, ¿hay revolución en España?

Page 62: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Nada: estamos en una balsa de aceite.

-¿Qué Ministerio tenemos?

-El de los Siete niños de Écija. ¿Pues qué, va-mos a estar mudando de niños todos los días?

-¿Y ha vuelto la Milicia a sacudir el polvo ala Guardia Real?

-Ahora nos ocupamos todos en cazar frailesy guerrilleros, siempre que ellos no nos cacen anosotros.

-¿Y Riego?

-Ha ido a Andalucía.

-¿Hay agitación allá?

-Lo que hay es mucha sangre vertida en to-das partes.

-Revolución completa. ¿Dónde hay partidas?

Page 63: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pregunte usted que dónde hay españoles.

-Toda Cataluña parece estar en armas contrael Gobierno.

-Y casi todo Aragón y Navarra y Vizcaya yBurgos y León y mucha parte de Guadalajara,Cuenca, Ávila, Toledo, Cáceres. Hay faccioneshasta en Andalucía, que es como decir que has-ta las ranas han criado pelo.

-¡Qué horrible sueño el mío -dijo lúgubre-mente el cautivo-, y qué triste despertar!

-Esto es un volcán, amigo mío.

-¿Pero qué quieren?

-Confites. Piden Inquisición y cadenas.

-¿Y quién los dirige?

-El Rey y en su real nombre la Regencia deUrgel.

Page 64: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Una Regencia...

-Que tiene su Gobierno regular, sus embaja-dores en las Cortes de Europa y ha contratadohace poco un gran empréstito. ¡Si no hay paísninguno como este! Espanta el ver cómo faltadinero para todo menos para conspirar.

-¿Y qué hace el Gobierno?

-¿Qué ha de hacer? Boberías. Trasladar loscuras de una parroquia a otra, declarar vacan-tes las sillas de los obispos que están en la fac-ción, fomentar las sociedades patrióticas, su-primir los conventos que están en despoblado yotras grandes medidas salvadoras.

-¿No ha cerrado el Gobierno las sociedadespatrióticas?

-Ha abierto la Landaburiana, para que los li-berales tengan una buena plazuela donde insul-tarse.

Page 65: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Siguen los discursos?

-Sí; pero abundan más los cachetes.

-¿Y qué generales mandan los ejércitos deoperaciones?

-Aquí Mina, en Castilla la Nueva O'Daly,Quiroga en Galicia, en Aragón Torrijos.

-¿Y vencen?

-Cuando pueden.

-Es una delicia lo que encuentro a mi vueltadel otro mundo.

-Si casi era mejor que se hubiese usted que-dado por allá. Así al menos no sufriría la ver-güenza de la intervención extranjera.

-¿Intervención?

Page 66: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Y se asusta! ¿Pues hay nada más natural?Según parece, allá por el mundo civilizado co-rre el rumor de que esto que aquí pasa es unescándalo.

-Sí que lo es.

-Los Reyes temen que a sus Naciones respec-tivas les entre este maleficio de las Constitucio-nes, de las sociedades Landaburianas, de laspartidas de la Fe, de los frailes con pistolas, ynos van a quitar todos estos motivos de distrac-ción. Lejos del mundo ha estado usted, y muydentro de tierra cuando no han llegado a susoídos las célebres notas.

-¿Qué notas?

-El re mi fa de las Potencias. Las notas hansido tres, todas muy desafinadas, y las poten-cias que las han dado, tres también como lasdel alma: Rusia, Prusia y Austria.

Page 67: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Y qué pedían?

-No puedo decírselo a usted claramenteporque los embajadores no me las han leído;pero si sé que la contestación del Gobierno es-pañol ha sido retumbante y guerrera como unredoble de tambor.

-Es decir que desafía a Europa.

-Sí señor, la desafiamos. Ahora se recuerdamucho la guerra de la Independencia; pero yodigo, como Cervantes, que nunca segundas par-tes fueron buenas.

-¿De modo que tendremos otra vez extranje-ros?

-Franceses. Ahí tiene usted en lo que ha ve-nido a parar el ejército de observación. Entre elcordón sanitario y el de San Francisco, nos vana dar que hacer... Digo... y los diputados el díaen que aprobaron la contestación a las notas

Page 68: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

fueron aclamados por el pueblo. Yo estaba enMadrid esa noche, y como vivo frente al coro-nel San Miguel, las murgas no me dejarondormir en toda la noche. Por todas partes no seoyen más que mueras a la Santa Alianza, a lasPotencias del Norte, a Francia y a la Regenciade Urgel. Ahora se dice también como entonces«dejarles que se internen»; pero la tropa no estámuy entusiasmada que digamos. Con todo, sientran los interventores no les recibiremos conlas manos en los bolsillos.

-Tremendos días vienen -dijo el cautivo-. Silos absolutistas vencen, no podremos viviraquí. O ellos o nosotros. Hay que exterminarlespara que no nos exterminen.

-Diga usted que si hubiera muchos brigadie-res Rotten, pronto se acababa esa casta maligna.Fusilamos realistas por docenas, sin distinciónde sexo ni edad, ni formalidades de juicio... ¡Aydel que cae en nuestras manos! Nuestro briga-dier dice que no hay otro remedio, ni entienden

Page 69: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

más razón que el arcabuzazo. Ayer hicimoscatorce prisioneros en San Llorens. Hay de todacasta de gentes: mujeres, hombres, dos clérigos,un jesuita que usa gafas, un escribano de seten-ta años, una mujer pública, dos guerrillerosinválidos; en fin, un muestrario completo. Eljefe les ha sentenciado ya; pero como esto no sepuede decir así, se hace la comedia de enviarlesa la cárcel de Solsona, y por el camino cuandoviene la noche y se llega a un sitio convenien-te... pim, pam, se les despacha en un santiamén,y a otra.

-Si no me engaño -dijo el cautivo-, aquellospaisanos que por allí se ven, son los prisionerosde San Llorens.

En una loma cercana, a distancia de dos tirosde fusil se veía un grupo de personas, custo-diadas por la tropa. Parecía un rebaño que sehabía detenido a sestear.

Page 70: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Cabalmente -dijo Seudoquis-, aquellos son.Dentro de una hora se pondrán en camino parala eternidad. ¡Y están tan tranquilos!... Comoque no han probado aún las recetas del briga-dier Rotten...

-Ojo por ojo y diente por diente -dijo el cau-tivo contemplando el grupo de prisioneros-.¡Ah, gran canalla!, no se entierran hombres im-punemente durante seis meses, no se baila en-cima de su sepultura para atormentarle, no seles insulta por la reja, no se les arroja saliva einmundicia, sin sentir más tarde o más tempra-no la mano justiciera que baja del cielo.

Después callaron todos. No se oía más que elrasgueo de la pluma con que uno de los oficia-les escribía, teniendo el papel sobre una carteray esta sobre sus rodillas. Cuando hubo conclui-do, el cautivo rogó que se le diese lo necesariopara escribir una carta a su madre, anunciándo-le que vivía, pues, según dijo, en todo el tiempo

Page 71: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de su ya concluida cautividad no había podidodar noticia de su existencia a los que le amaban.

-¿Vivirán como yo -dijo tristemente-, o afli-gidos por mi desaparición habrán muerto?

-Dispénseme usted -manifestó Seudoquis-,pero a medida que hablamos, me ha parecidoreconocer en usted a una persona con quienhace algunos años tuve relaciones.

-Sí, Sr. Seudoquis -dijo el cautivo sonriendo-.El mismo soy. Conspiramos juntos el año 19 y aprincipios del año 20.

-Señor Monsalud -exclamó el oficialabrazándole-, buen hallazgo hemos hechosacándole a usted de aquella mazmorra. ¡Ya seve! ¿Cómo podría conocerle, si está usted hechoun esqueleto?... Además en estos tiempos seolvida pronto. ¡He visto tanta gente desdeaquellos felices días!... porque eran felices, sí.Aunque sea entre peligros, el conspirar es

Page 72: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

siempre muy agradable, sobre todo si se tienefe.

-Entonces tenía yo mucha fe.

-¡Ah! Y yo también. Me hubiera dejado des-cuartizar por la libertad.

-¡Con qué afán trabajábamos!

-Sí; ¡con qué afán!

-¡Nos parecía que de nuestras manos iba asalir acabada y completa la más liberal y almismo tiempo la más feliz Nación de la tierra!

-Sí, ¡qué ilusiones!... Si no estoy trascordado,también nos hallamos juntos en la logia de lacalle de las Tres Cruces.

-Sí; allí estuve yo algún tiempo. En aquellonunca tuve mucha fe.

Page 73: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Yo sí; pero la he perdido completamente.Vea usted en qué han venido a parar aquellasdetestables misas masónicas.

-Nunca tuve ilusiones respecto a la Orden dela Viuda.

-Pues nosotros -dijo Seudoquis riendo-, tu-vimos hasta hace poco en el regimiento nuestracaverna de Adorinam. Pero apenas funcionabaya. ¡Cuánta ruina, amigo mío!... ¡Cómo se hadesmoronado aquel fantástico edificio que le-vantamos!... Yo he sido de los que con más ga-na, con más convicción y hasta con verdaderaferocidad han gritado: ¡Constitución o muerte!Hábleme usted con franqueza, Salvador, ¿tieneusted fe?

-Ninguna -repuso el cautivo-, pero tengoodio, y por el odio que siento contra mis carce-leros, estoy dispuesto a todo, a morir matandofacciosos, si el general Mina quiere hacerme unhueco entre sus soldados.

Page 74: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pues yo -manifestó Seudoquis con frialdad-,no tengo fe; tampoco tengo odio muy vivo;pero el deber militar suplirá en mí la falta deestas dos poderosas fuerzas guerreras. Piensobatirme con lealtad y llevar la bandera de laConstitución hasta donde se pueda.

-Eso no basta -dijo Monsalud moviendo lacabeza-. Para este conflicto nacional se necesitaalgo más... En fin, Dios dirá.

Y empezó a escribir a su madre.

-VII-Después de dar noticia de su estupenda libe-

ración, exponiendo con brevedad los padeci-mientos del largo cautiverio que había sufrido,escribió las frases más cariñosas y una patéticadeclaración de arrepentimiento por su desnatu-ralizada conducta y la impía fuga que tan du-ramente había castigado Dios. Manifestando

Page 75: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

después su falta de recursos y que más que unviaje a Madrid le convenía su permanencia enel ejército de Cataluña, rogaba a su madre quevendiese cuanto había en la casa, y juntamentecon Solita, se trasladase a la Puebla de Ar-ganzón, donde pasaría a verlas, pidiendo unalicencia. Concluía indicando la dirección quedebía darse a las cartas de respuesta, y pedíaque esta fuera inmediata para calmar la incerti-dumbre y afán de su alma.

Aquella misma tarde habló con el brigadierRotten, el cual era un hombre muy rudo y fiero,bastante parecido en genio y modos a don Car-los España. Aconsejole este que viera al generalMina, en cuyo ejército había varias partidas decontraguerrilleros, organizadas disciplinaria-mente; añadió que él (el brigadier Rotten) sehabía propuesto hacer la guerra de exterminio,quemando, arrasando y fusilando, en la seguri-dad de que la supresión de la humanidad traer-ía infaliblemente el fin del absolutismo, y con-

Page 76: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cluyó diciendo que pasaba a la provincia deTarragona con todas las fuerzas de su mando,excepción hecha del batallón de Murcia, que lehabía sido reclamado por el general en jefe parareforzar el sitio de la Seo. Monsalud, sin vacilaren su elección, optó por seguir a los de Murciaque iban hacia la Seo.

Salió, pues, Murcia al día siguiente muytemprano en dirección a Castellar, llevando eltriste encargo de conducir a los catorce prisio-neros de San Llorens de Morunys. Seudoquisno ocultó a Salvador su disgusto por comisióntan execrable; pero ni él ni sus compañerospodían desobedecer al bárbaro Rotten. Púsoseen marcha el regimiento, que más bien parecíacortejo fúnebre, y en uno de sus últimos carrosiba Monsalud, viendo delante de sí a los infeli-ces cautivos atraillados, algunos medio desnu-dos, y todos abatidos y llorosos por su misera-ble destino, aunque no se creían condenados amuerte, sino tan sólo a denigrante esclavitud.

Page 77: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Camino más triste no se había visto jamás.Lleno de fango el suelo; cargada de neblina laatmósfera, y enfriada por un remusguillo hela-do que del Pirineo descendía, todo era tristezafuera y dentro del alma de los soldados. No seoían ni las canciones alegres con que estos sue-len hacer menos pesadas las largas marchas, nilos diálogos picantes, ni más que el lúgubrecompás de los pasos en el cieno y el crujir delos lentos carros y los suspiros de los acongoja-dos prisioneros. El día se acabó muy pronto acausa de la niebla que, al modo de envidia, loempañaba; y al llegar a un ángulo del camino,en cierto sitio llamado los tres Roures (los tresrobles), el regimiento se detuvo. Tomaba alien-to, porque lo que iba a hacer era grave.

Salvador sintió un súbito impulso en su al-ma cristiana. Eran los sentimientos de humani-dad que se sobreponían al odio pasajero y alrecuerdo de tantas penas. Cuando vio que lahorrible sentencia iba a cumplirse, hundió la

Page 78: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cabeza sepultándola entre los sacos y mantasque llenaban el carro, y oró en silencio. Losayes lastimeros y los tiros que pusieron fin a losayes, le hicieron estremecer y sacudirse, comosi resonaran en la cavidad de su propio co-razón. Cuando todo quedó en lúgubre silencio,alzando su angustiada cabeza, dijo así:

-¡Qué cobarde soy! El estado de mi cuerpo,que parece de vidrio, me hace débil y pusilá-nime como una mujer... No debo tenerles lásti-ma, porque me sepultaron durante seis meses,porque bailaron sobre mi calabozo y me inju-riaron y escupieron, porque ni aun tuvieron lacaridad de darme muerte, sino por el contrario,me dejaban vivir para mortificarme más.

El regimiento siguió adelante, y al pasar jun-to al lugar de la carnicería, Salvador sintió re-nacer su congoja.

Page 79: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Es preciso ser hombre -pensó-. La guerra esguerra, y exige estas crueldades. Es preciso serverdugo que víctima. O ellos o nosotros.

Seudoquis se acercó entonces para informar-se de su estado de salud. Estaba el buen capitántan pálido como los muertos, y su mano, ar-diente y nerviosa temblaba como la del asesinoque acaba de arrojar el arma para no ser descu-bierto.

-¿Qué dice usted, amigo mío? -le preguntóSalvador.

-Digo -repuso el militar tristemente-, que laConstitución será vencida.

-VIII-Hasta el 25 de Enero no llegaron a Canyellas

donde Mina tenía su cuartel general, frente a laSeo de Urgel. Habían pasado más de sesenta

Page 80: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

días desde que puso sitio a la plaza, y aunquela Regencia se había puesto en salvo llevándoseel dinero y los papeles, los testarudos catalanesy aragoneses se sostenían fieramente en la po-blación, en los castillos y en la formidable ciu-dadela.

Mina, hombre de mucha impaciencia, teníaen aquellos días un humor de mil demonios.Sus soldados estaban medio desnudos, sinningún abrigo y con menos ardor guerrero quehambre. A los cuarenta y seis cañones queguarnecían las fortalezas de la Seo, el héroenavarro no podía oponer ni una sola pieza deartillería. El país en que operaba era tan pobre ydesolado, que no había medios de que sobre él,como es costumbre, vivieran las tropas. Porcarecer estas de todo, hasta carecían de fana-tismo, y el grito de Constitución o muerte hacíaya muy poco efecto. Era como los cumplimien-tos, que todo el mundo los dice y nadie cree enellos. Un invierno frío y crudo completaba la

Page 81: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

situación, derramando nieves, escarchas, hielosy lluvia sobre los sitiadores, no menos desabri-gados que aburridos.

Delante de la miserable casilla que le servíade alojamiento solía pasearse D. Francisco porlas tardes con las manos en los bolsillos de sucapote, y pisando fuerte para que entraran encalor las entumecidas piernas. Era hombre decuarenta y dos años, recio y avellanado, desemblante rudo, en que se pintaba una granenergía, y todo su aspecto revelaba al guerrea-dor castellano, más ágil que forzudo. En susojos, sombreados por cejas muy espesas, brilla-ba la astuta mirada del guerrillero que sabeorganizar las emboscadas y las dispersiones.Tenía cortas patillas, que empezaban a emblan-quecer, y una piel bronca; las mandíbulas, asícomo la parte inferior de la cara, muy pronun-ciadas; la cabeza cabelluda y no como la deNapoleón, sino piriforme y amelonada a loguerrillero. No carecía de cierta zandunga su

Page 82: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

especial modo de sonreír, y su hablar era comosu estilo, conciso y claro, si bien no muy elegan-te; pero si no escribía como Julio César, solíaguerrear como él.

No le educaron sus mayores sino los meno-res de su familia, y tuvo por maestro a su so-brino, un seminarista calaverón que empezó sucarrera persiguiendo franceses y la acabó fusi-lado en América. Se hizo general como otrosmuchos, y con mejores motivos que la mayorparte, educándose en la guerra de la Indepen-dencia, sirviendo bien y con lealtad, ganandocada grado con veinte batallas y defendiendouna idea política con perseverancia y buena fe.Su destreza militar era extraordinaria, y fue sindisputa el primero entre los caudillos de parti-das, pues tenía la osadía de Merino, el brutalarrojo del Empecinado, la astucia de Albuín yla ligereza del Royo. Sus crueldades, de quetanto se ha hablado, no salían, como las de Rot-ten, de las perversidades de un corazón duro,

Page 83: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

sino de los cálculos de su activo cerebro, yconstituían un plan como cualquier otro plande guerra. Supo hacerse amar de los suyos has-ta el delirio, y también sojuzgar a los que se lerebelaron como el Malcarado.

Poseía el genio navarro en toda su grandeza,siendo guerrero en cuerpo y alma, no muyamante de la disciplina, caminante audaz, ca-zador de hombres, enemigo de la lisonja, va-liente por amor a la gloria, terco y caprichudoen los combates. Ganó batallas que equivalían aromper una muralla con la cabeza, y fueronobras maestras de la terquedad, que a vecessustituye al genio. En sus crueldades jamáscometió viles represalias, ni se ensañó, comootros, en criaturas débiles. Peleando contraZumalacárregui, ambos caudillos cambiaroncartas muy tiernas a propósito de una niña dequince meses que el guipuzcoano tenía en po-der del navarro. Fuera de la guerra, era hombrecortés y fino, desmintiendo así la humildad de

Page 84: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

su origen, al contrario de otros muchos, comoD. Juan Martín, por ejemplo, que, aun siendogeneral, nunca dejó de ser carbonero.

Salvador Monsalud había conocido a Minaen 1813, durante la conspiración, y después enMadrid. Su amistad no era íntima, pero sí cor-dial y sincera. Oyó el general con mucho interésel relato de las desgracias del pobre cautivo deSan Llorens, y a cada nueva crueldad que esterefería, soltaba el otro alguna enérgica invectivacontra los facciosos.

-Ya tendrá usted ocasión de vengarse, si per-siste en su buen propósito de ingresar en miejército -le dijo, estrechándole la mano-. Yo ten-go aquí varias partidas de contraguerrilleros,compuestas de gentes del país y de compatrio-tas míos que me ayudan como pueden. Desdeluego le doy a usted el mando de una compañ-ía; ¿acepta usted?

Page 85: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Acepto -repuso Salvador-. Nunca fue gran-de mi afición a la carrera militar; pero ahora meseduce la idea de hacer todo el daño posible amis infames verdugos, no asesinándolos, sinovenciéndolos... Este es el sentimiento de quehan nacido todas las guerras. Además yo notengo nada que hacer en Madrid. El duque delParque no se acordará ya de mí y habrá puestoa otro en mi lugar. He rogado a mi madre quevenda todo y se traslade a la Puebla con mihermana. No quiero Corte por ahora. Las cir-cunstancias, y una inclinación irresistible quehay dentro de mí desde que me sacaron deaquel horrible sepulcro, me impulsan a ser gue-rrillero.

-Eso no es más que vocación de general -dijoMina riendo.

Después convidó a Monsalud a su frugalmesa, y hablaron largo rato de la campaña y delsitio emprendido, que según las prediccionesdel general, tocaba ya a su fin.

Page 86: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Si para el día de la Candelaria no he entra-do en esa cueva de ladrones -dijo-, rompo mibastón de mando... Daría todos mis grados porpodérselo romper en las costillas a Mataflorida.

-O al arzobispo de Creux.

-Ese se pone siempre fuera de tiro. Yamarchó a Francia por miedo a la chamusquinaque les espera. ¡Ah! Sr. Monsalud, si no es us-ted hombre de corazón, no venga con nosotros.Cuando entremos en la Seo, no pienso perdo-nar ni a las moscas. El Trapense, al tomar estaplaza, pasó a cuchillo la guarnición. Yo piensohacer lo mismo.

-¿A qué cuerpo me destina mi general?

-A la contraguerrilla del Cojo de Lumbier. Esun puñado de valientes que vale todo el oro delmundo.

-¿En dónde está?

Page 87: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Hacia Fornals, vigilando siempre la Ciuda-dela. Los contraguerrilleros del Cojo han juradomorir todos o entrar en la Ciudadela antes de laCandelaria. Me inspiran tal confianza, que leshe dicho: «no tenéis que poneros delante de mísino para decirme que la Ciudadela es nuestra».

-Entrarán, entraremos de seguro -dijo Mon-salud con entusiasmo.

-Y ya les he leído muy bien la cartilla-añadió Mina-. Ya les he cantado muy claro queno tienen que hacerme prisioneros. No doycuartel a nadie, absolutamente a nadie. Esa tur-ba de sacristantes y salteadores no merece nin-guna consideración militar.

-Es decir...

-Que me haréis el favor de pasarme a cuchi-llo a toda esa gavilla de tunantes... Amigo mío,la experiencia me ha demostrado que esta gue-

Page 88: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

rra no se sofoca sino con la ley del exterminiollevada a su último extremo.

Salvador, oyendo esto, se estremeció, y porlargo rato no pudo apartar de su pensamientola lúgubre fase que tomaba la guerra desde queél imaginó poner su mano en ella.

Mina encargó al novel guerrillero que pro-curara restablecerse dándose la mejor vida po-sible en el campamento, pues tiempo había desobra para entrar en lucha, si continuaba laguerra, como era creíble en vista del estado delpaís y de los amagos de intervención. Otrosamigos, además del general, encontró Salvadoren Canyellas y pueblos inmediatos; relacioneshechas la mayor parte en la conspiración y fo-mentadas después en las logias y en los caféspatrióticos.

Page 89: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-IX-La Seo de Urgel está situada en la confluen-

cia de dos ríos que allí son torrentes: el Segre,originario de Puigcerdá, y el Balira, un bullicio-so y atronador joven enviado a España por laRepública de Andorra. Enormes montañas lacercan por todas partes y tres gargantas estre-chas le dan entrada por caminos que entoncessólo eran a propósito para la segura planta delmulo. Sobre la misma villa se eleva la Ciudade-la; más al Norte el CASTILLO; entre estas dosfortalezas, el escarpado arrabal de Castel-Ciudad, y en dirección a Andorra la torre deSolsona. La imponente altura de estas posicio-nes hace muy difícil su expugnación, es precisoandar a gatas para llegar hasta ellas.

El 29 Mina dispuso que se atacara a Castel-Ciudad. El éxito fue desgraciado; pero el 1.º deFebrero, operando simultáneamente todas lastropas contra Castel-Ciudad, Solsona y el Casti-

Page 90: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

llo, se logró poner avanzadas en puntos cuyaconquista hacía muy peligrosa la resistencia delos sitiados. Por último, el día 3 de Febrero, alas doce de la mañana, las contraguerrillas delCojo y el regimiento de Murcia penetraban en laCiudadela, defendida por seiscientos hombresal mando de Romagosa.

Aunque no se hallaba totalmente restableci-do, Salvador Monsalud volvía tan rápidamentea su estado normal, que creyó de su deber dar-se de alta en los críticos días 1.º y 2.º de Febrero.Además de que se sentía regularmente ágil yfuerte, le mortificaba la idea de que se le supu-siera más encariñado con la convalecencia quecon las balas. Tomó, pues, el mando de sucompañía de contraguerrillas, a las órdenes delvaliente Cojo de Lumbier, y fue de los primerosque tuvieron la gloria de penetrar en la Ciuda-dela. Sin saber cómo, sintiose dominado por larabiosa exaltación guerrera que animaba a sugente. Vio los raudales de sangre y oyó los sal-

Page 91: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

vajes gritos, todo ello muy acorde con su exci-tado espíritu.

Cuando la turba vencedora cayó como unavenganza celeste sobre los vencidos, sintió, sí,pasajero temblor; pero sobreponiéndose a sussentimientos, recordó las instrucciones de Minay supo transmitir las órdenes de degüello, contanta firmeza como el cirujano que ordena laamputación. Vio pasar a cuchillo a más de dos-cientos hombres en la Ciudadela y no pestañeó;pero no pudo vencer una tristeza más hondaque todas las tristezas imaginables, cuandoSeudoquis, acercándose a él sobre charcos desangre y entre los destrozados cuerpos palpi-tantes, le dijo con la misma expresión lúgubrede la tarde de los tres Roures:

-Me confirmo en mi idea, amigo Monsalud.La Constitución será vencida.

Page 92: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Al día siguiente bajó a la villa de la Seo, quele pareció un sepulcro del cual se acabara desacar el cuerpo putrefacto. Su estrechez lóbregay húmeda, así como su suciedad hacían pensaren los gusanos insaciables, y no se podía entraren ella con ánimo sereno. Como oyera decir queen los claustros de la catedral, convertidos enhospital, había no pocas personas de Madrid, sedirigió allá creyendo encontrar algún amigo delos muchos y diversos que tenía. Grande era elnúmero de heridos y enfermos; mas no vioningún semblante conocido. En el palacio arzo-bispal estaban sólo los enfermos de más cate-goría. Dirigiose allá y apenas había dado algu-nos pasos en la primera sala, cuando se sintióllamado enérgicamente.

Miró y dos nombres sonaron.

-¡Salvador!

-¡Pipaón!

Page 93: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Los dos amigos de la niñez, los dos colegasde la conspiración del 19, los dos hermanos,aunque no bien avenidos de la logia de las TresCruces, se abrazaron con cariño. El buen Bra-gas, que poco antes, viendo malparada la causaconstitucional, había corrido a la Seo a ponersea las órdenes de la Regencia, cual hombre pre-visor, padecía de un persistente reúma que leimpidió absolutamente huir a la aproximaciónde las tropas liberales. Confiaba el pobrecito enlas infinitas trazas de su sutilísimo ingenio paraconseguir que no se le causara daño, y comotuvo siempre por norte hacerse amigos, aunquefuera en el infierno, muy mal habían de venirlas cosas para que no saliese alguno entre lossoldados de Mina. A pesar de todo, estuvo conel alma en un hilo hasta que vio aparecer lafigura por demás simpática de su antiguo ca-marada, y entonces no pudiendo contener laalegría, le llamó y después de estrecharle en susbrazos con la frenética alegría del condenadoque logra salvarse, le dijo:

Page 94: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Qué bonita campaña habéis hecho!... Hab-éis tomado la Seo como quien coge un nido depájaros... Si he de ser franco contigo, me ale-gro... no se podía vivir aquí con esa canalla deRegencia... Yo vine por cuenta del Gobiernoconstitucional a vigilar... ya tú me entiendes; yme marchaba, cuando... ¡Qué desgraciado soy!Pero supongo que no me harán daño alguno,¿eh?... ¿Tienes influencia con Mina?... Dile quepodré ponerle en autos de algunas picardíasque proyectan los Regentes. Te juro que dierano sé qué por ver colgado de la torre al arzo-bispo.

Monsalud después de tranquilizarle pidiolenoticias de Madrid y de su familia.

Pipaón permaneció indeciso breve rato, ydespués añadió con su habitual ligereza de len-guaje:

-¿Pero dónde te has metido? ¿Te secuestra-ron los facciosos? Ya me lo suponía, y así lo dije

Page 95: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

a tu pobre madre cuando estuvo en mi casa apreguntarme por ti. La buena señora no teníaconsuelo. Se comprende. ¡No saber de ti en tan-to tiempo!...

¿Vive mi madre? -preguntó Salvador-. ¿Estábuena?

-Hace algunos días que falto de Madrid y note puedo contestar -dijo Bragas mascullando laspalabras-, pero si recibieses alguna mala noticiano debes sorprenderte. Tu ausencia durantetantos meses y la horrible incertidumbre en queha vivido tu buena madre, no son ciertamentegarantías de larga vida para ella.

-Pipaón, por Dios -dijo Monsalud con amar-gura-, tú me ocultas algo; tú, por caridad noquieres decirme todo lo que sabes. ¿Vive mimadre?

-No puedo afirmar que sí ni que no.

Page 96: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Cuándo la has visto?

-Hace cuatro meses.

-¿Y entonces estaba buena?

-Así, así...

-¿Y Sola estaba buena?

-Así, así. Las dos parecían tan apesadum-bradas, que daba pena verlas.

-¿Seguían viviendo en el Prado, donde yo lasdejé?

-No, volvieron a la calle de Coloreros...Comprendo tu ansiedad. Si no hubiera huidocon la Regencia una persona que se toma in-terés por ti, que te nombra con frecuencia, yque hace poco ha llegado de Madrid...

-¿Quién?

Page 97: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Jenara.

-¿Ha estado aquí?... No me dices nada queno me abrume, Pipaón.

-Marchó con el arzobispo y Mataflorida.¡Qué guapa está! Y conspira que es un primor.Sólo ella se atrevería a meterse en Madrid, lle-vando mensajes de esta gente de la frontera,como hizo en la primavera pasada, y volverlocos a los Ministros y a la camarilla... Pero tehas puesto pálido al oír su nombre... Ya, ya séque os queréis bien. Ella misma ha dejadocomprender ciertas cosas... ¡Cuánto ha padeci-do por arrancar de la facción a un hombre se-cuestrado en Benabarre! Ese hombre eres tú.Bien claro me lo ha dado a entender ella consus suspiros siempre que te nombraba, y tú conesa palidez teatral que tienes desde que habla-mos de ella. Amiguito, bien, bravo; mozas detal calidad bien valen seis meses de prisión. Adoce me condenaría yo por haber gustado esamiel hiblea.

Page 98: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Y prorrumpió en alegres risas, sin que elotro participase de su jovialidad. Reclinado enla cama del enfermo, la cabeza apoyada en lamano, Monsalud parecía la imagen de la medi-tación. Después de larga pausa, volvió a anudarel hilo del interrumpido coloquio, diciendo:

-¿Conque ha estado aquí hace poco?

-Sí; ¿ves esta cinta encarnada que tengo en elbrazo?... Ella me la puso para sujetarme lamanga que me molestaba. Si quieres este re-cuerdo suyo te lo puedo ceder en cambio de laprotección que me dispensas ahora.

Salvador miró la cinta, pero no hizo movi-miento alguno para tomarla, ni dijo nada sobreaquel amoroso tema.

-¿Y dices que hizo esfuerzos por rescatarme?-preguntó.

Page 99: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sí... ¡pobre mujer! Se me figura que te amógrandemente; pero acá para entre los dos, nocreo que la primera virtud de Jenara sea laconstancia... Si tanto empeño tenía por salvarte,¿por qué no te salvó, siendo, como era, amigade Mataflorida, del arzobispo y del barón? Contomar una orden de la Regencia y dirigirse alinterior del país dominado por los arcángelesde la fe... Pero no había quien la decidiera a dareste paso, y antes que meterse entre guerrille-ros, me dijo una vez que prefería morir.

-Y ¿crees tú que ella podría darme noticiasde mi familia?

-Se me figura que sí -dijo Pipaón poniendosemblante compungido-. Yo le oí ciertas cosas...No será malo, querido amigo, que te dispongasa recibir alguna mala noticia.

-Dímela de una vez, y no me atormentes contus medias palabras -manifestó Salvador llenode ansiedad.

Page 100: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-De este mundo miserable -añadió Bragascon una gravedad que no le sentaba bien-, ¿quépuede esperarse más que penas?

-¡Ya lo sé! Jamás he esperado otra cosa.

-Pues bien... Yo supongo que tú eres unhombre valiente... ¿Para qué andar con rodeosy palabrillas?

-Es verdad.

-Si al fin había de suceder; si al fin habías deapurar este cáliz de amargura... ¡Ah, mi queri-do amigo, siento ser mensajero de esta tristísi-ma nueva!

-¡Oh, Dios mío, lo comprendo todo!...-exclamó Salvador ocultando su rostro entre lastemblorosas manos.

-¡Tu madre ha muerto! -dijo Pipaón.

Page 101: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Oh, bien me lo decía el corazón! -balbucióel huérfano traspasado de dolor-. ¡Madre que-rida!, ¡yo te he matado!

Durante largo rato estuvo llorando amarga-mente.

-X-Creyendo ahora conveniente el autor no trabajar

más por cuenta propia, vuelve a utilizar el manus-crito de la señora en su segunda pieza, que concuer-da cronológicamente con el punto en que se ha sus-pendido la anterior relación.

Los lectores perdonarán esta larga incrustaciónripiosa, tan inferior a lo escrito por la hermosa manoy pensado por el agudo entendimiento de la señora.Pero como la seguridad del edificio de esta historia lohacía necesario, el autor ha metido su tosco ladrilloentre el fino mármol de la gentil dama alavesa. El

Page 102: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

segundo fragmento lleva por título: DE PARÍS ACÁDIZ, y a la letra dice así:

A fines de Diciembre del 22, tuve que huirprecipitadamente de la Seo, que amenazaba elcabecilla Mina. No es fácil salir con pena de laSeo. Aquel pueblo es horrible, y todo el quevive dentro de él se siente amortajado. Mataflo-rida salió antes que nadie, trémulo y lleno dezozobra. No podré olvidar nunca la figura delarzobispo, montando a mujeriegas en un mulo,apoyando una mano en el arzón delantero yotra en el de atrás, y con la canaleja sujeta conun pañuelo para que no se la arrancase el fuerteviento que soplaba. Es sensible que no puedauna dejar de reírse en circunstancias tristes yluctuosas, y que a veces las personas más dig-nas de veneración por su estado religioso, exci-ten la hilaridad. Conozco que es pecado y loconfieso; pero ello es que yo no podía tener larisa.

Page 103: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Nos reunimos todos en Tolosa de Francia.Yo resolví entonces no mezclarme más en asun-tos de la Regencia. Jamás he visto un descon-cierto semejante. Muchos españoles emigrados,viendo cercana la intervención (precipitada porlas altaneras contestaciones de San Miguel),temblaban ante la idea de que se establecieseun absolutismo fanático y vengador, y suspira-ban por una transacción, interpretando el pen-samiento de Luis XVIII. Pero no había quienapease a Mataflorida de su borrica, o sea de suidea de restablecer las cosas en el propio ser yestado que tuvieron desde el 10 de Mayo de 1814hasta el 7 de Marzo de 1820. Balmaseda le apo-yaba, y D. Jaime Creux (el gran jinete de quienantes he hablado) era partidario también delabsolutismo puro y sin mancha alguna deCámaras ni camarines; pero el barón de Erolesy Eguía se oponían furiosamente a esta salutífe-ra idea de sus compañeros.

Page 104: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Mi amigo, el general de la coleta (ya separa-do de la pastelera de Bayona) quería destituir ala Regencia y prender a Mataflorida y al arzo-bispo. Mataflorida, fuerte con las instruccionesreservadísimas de Su Majestad, que yo y otrosemisarios le habíamos traído, seguía en sustrece. La Junta de Cataluña, los apostólicos deGalicia, la Junta de Navarra, los obispos emi-grados enviaban representaciones a Luis XVIIIpara que reconociese a la Regencia de Urgel,mientras la Regencia misma, echándosela desoberana, enviaba una especie de plenipoten-ciarios de figurón a los Soberanos de Europa.

Nada de esto hizo efecto, y la Corte de Fran-cia, conforme con Eguía y el barón de Eroles,puso a la Regencia cara de hereje. Por desgraciapara la causa real Ugarte había sido quitado dela escena política, y todo el negocio, como pue-de suponerse, andaba en manos muy ineptas.Allí era de ver la rabia de Mataflorida, que ale-gaba en su favor las órdenes terminantes del

Page 105: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Rey; pero nada de esto valía, porque los otrostambién mostraban cartas y mandatos reales.Fernando jugaba con todos los dados a la vez.¿Su voluntad quién podía saberla?

Entretanto todo se volvía recados misterio-sos de Tolosa a París y a Madrid y a Verona.Eguía se carteaba con el duque de Montmoren-cy, ministro de Estado en Francia, y Mataflori-da con Chateaubriand. Cuando este sustituyó aMontmorency en el Ministerio, nuestro mar-qués vio el cielo abierto, por ser el vizconde delos que con más ahínco habían sostenido enVerona la necesidad de volver del revés lasinstituciones españolas. Necesitando negociarcon él y no queriendo apartarse de la fronterade España por temor a las intrigas de Eguía ydel barón de Eroles, me rogó que le sirviese demensajero, a lo que accedí gustosa, porque meagradaban, ¿a qué negarlo?, aquellos graciososmanejos de la diplomacia menuda, y el conti-nuo zarandeo y el trabar relaciones con perso-

Page 106: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

najes eminentes, Príncipes y hasta soberanosreinantes. Yo, dicho sea sin perjuicio de la mo-destia, había mostrado regular destreza paratales tratos, así como para componer hábilmen-te una intriga; y el hábito de ocuparme en ellohabía despertado en mí lo que puede llamarseel amor al arte. Mi belleza, y cierta magia que,según dicen, tuve, contribuían no poco enton-ces al éxito de lo que yo nombraba plenipoten-cias de abanico.

Tomé, pues, mis credenciales y partí paraParís con mi doncella y dos criados excelentesque me proporcionó Mataflorida. Estaba en misglorias. Felizmente yo hablaba el francés conbastante soltura, y tenía en tan alto grado lafacultad de adaptación, que a medida que pa-saba de Tolosa a Agen, de Agen a Poitiers, dePoitiers a Tours y a París, parecíame que me ibavolviendo francesa en maneras, en traje, enfigura y hasta en el modo de pensar.

Page 107: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Llegué a la gran ciudad ya muy adelantadoFebrero. Tomé habitación en la calle del Bac, ydespués de destinar dos días a recorrer lastiendas del Palais Royal y a entablar algunasrelaciones con modistas y joyeros, pedí unaaudiencia al señor Ministro de Negocios Exte-riores. Él, que ya tenía noticia de mi llegada,enviome uno de sus secretarios, dignándose almismo tiempo ofrecerme un billete para pre-senciar la apertura de las tareas legislativas enel Louvre.

Mucho me holgué de esto, y dispúseme aasistir a tan brillante ceremonia, en la cual deb-ía leer su discurso el Rey Luis XVIII y presen-tarse de corte todos los grandes dignatarios deaquella fastuosa Monarquía. Confieso quejamás he visto ceremonia que más me impre-sionase. ¡Qué solemnidad, qué grandeza y lujo!El puesto en que me colocaron los ujieres no erael más cómodo; pero vi perfectamente todo, y

Page 108: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

la admiración y arrobamiento de mi espíritu nome permitían atender a las molestias.

La presencia del anciano Rey me causó lasensación más viva. Aclamáronle ruidosamentecuando apareció en el gran salón, y en realidad,inspiraba afecto y entusiasmo. Bien puede de-cirse que pocos reyes han existido más simpáti-cos ni más dignos de ser amados. Luis XVIIItomó asiento en un trono sombreado con ricodosel de terciopelo carmesí. Los altos dignata-rios se colocaron en pie en los escaños alfom-brados. No se verá en parte alguna nada másgrave ni más suntuoso ni más imponente.

Su Majestad Cristianísima empezó a leer.¡Qué voz tan dulce, qué acento tan patético! Acada párrafo era interrumpido por vivas ex-clamaciones. Yo lloraba y atendía con toda mialma. Se me grabaron profundamente en lamemoria aquellas célebres palabras: «He man-dado retirar mi embajador. Cien mil franceses,mandados por un Príncipe de mi familia, por

Page 109: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

aquel a quien mi corazón se complace en llamarhijo, están a punto de marchar invocando alDios de San Luis para conservar el trono deEspaña a un descendiente de Enrique IV, paralibrar a aquel hermoso reino de su ruina y re-conciliarlo con Europa».

Ruidosos y entusiastas vítores manifestaroncuánto entusiasmaba a todos los franceses allípresentes la intervención. Yo, aunque española,comprendía la justicia y necesidad de esta me-dida. Así es que dije para mí, pensando en mispaisanos:

-Ahora veréis, brutos, cómo os harán andarderechos».

Pero el bondadoso Luis XVIII siguió dicien-do cosas altamente patrióticas sólo bajo el pun-to de vista francés, y ya aquello no me gustabatanto; porque, en fin, empecé a comprender quenos trataban como a un hato de carneros. Hesido siempre de una volubilidad extraordinaria

Page 110: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

en mis ideas, las cuales varían al compás de lossentimientos que agitan hondamente mi alma.Así es que de pronto, y sin saber cómo se enfrióun poco mi entusiasmo; y cuando Luis dijo conaltanero acento y entre atronadores aplausosaquello de Somos franceses, señores, sentí opri-mido mi corazón; sentí que corría por mis ve-nas rápido fuego, y pensando en la interven-ción, dije para mí:

-No hay que echar mucha facha todavía,amiguitos. Somos españoles, señores.

Pero no puedo negar que la pompa de aque-lla Corte, la seriedad y grandeza de aquellaAsamblea, acorde con su Rey, y existente con élsin estorbarse el uno a la otra, hicieron grandeimpresión en mi espíritu. Me acordaba de lasdiscordias infecundas de mi país, y entoncessentía pena.

-Allá -pensé-, tenemos demasiadas Cortespara el Rey y demasiado Rey para las Cortes.

Page 111: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

El día siguiente, 1.º de Marzo, era el señala-do por Chateaubriand para recibirme. Yo teníavivísimos deseos de verle, por dos motivos: pormi comisión y porque había leído la Atala pocoantes, hallando en su lectura profundo deleite.No sé por qué me figuraba al vizconde comouna especie de triste Chactas, de tal modo queno podía pensar en él sin traer a la memoria lacélebre canción.

Pero todo cambió cuando entré en el Minis-terio y en el despacho del célebre escritor quellenaba el mundo con su nombre y había divul-gado la manía de los bosques de América elsentimentalismo católico y las tristezas que-jumbrosas a lo René. Vestía de gran uniforme.Su semblante pálido y hermoso no tenía másdefecto que el estudiado desorden de los cabe-llos, que asemejaban su cabeza a una de esastestas de aldeano en cuya selvática espesurajamás ha entrado el peine. En sus ojos había unmirar tan vivo y penetrante, que me obligaba a

Page 112: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

bajar los míos. Estaba bastante decaído, aunquesu edad no pasara entonces de los cincuenta ydos años. Su exquisita urbanidad era algo fin-chada y fría. Sonreía ligeramente y pocas veces,contrayendo los casi imperceptibles pliegues desu boca de mármol; pero fruncía con frecuenciael ceño, como una maña adquirida por la cos-tumbre de creer que cuanto veía era inferior ala majestad de su persona.

Pareciome que la presencia de la diplomáti-ca española le había causado sorpresa. Sin dudacreía ver en mí una maja de esas que, conformeél dice en uno de sus libros, se alimentan conuna bellota, una aceituna o un higo. Debió ad-mirarle mi intachable vestido francés y la faltade aquella gravedad española que consiste,según ellos, en hablar campanudamente y conaltanería. En sus miradas creí sorprender unaobservación algo impropia de hombre tan fino.Pareciome que miraba si había yo llevado elrosario para rezar en su presencia, o alguna

Page 113: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

guitarra para tocar y cantar mientras durase ellargo plazo de la antesala. En sus primeras pa-labras advertí marcado deseo de llevarme alterreno literario, porque empezó hablando delo mucho que admiraba a mi país y del Roman-cero del Cid, asunto que no vino muy de moldeen aquella ocasión.

Yo, viéndole en tan buen terreno, y conside-rando cuánto debía agradarle la lisonja, meafirmé en el terreno literario y le hablé de suuniversal fama, así como del gran eco de Cha-teaubriand por todo el orbe. Él me contestó confrases de modestia tan ingeniosas y bien perfi-ladas, que la misma modestia no las hubieraconocido por suyas. Preguntome si había leídoel Genio del Cristianismo, y le contesté al puntoque sí y que me entusiasmaba, aunque la ver-dad es que hasta entonces no había ni siquierahojeado tal libro; mas recordando algunos pa-sajes de los Mártires, le hablé de esta obra y dela gran impresión que en mí produjera. Él pare-

Page 114: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ció maravillado de que una dama española su-piera leer, y me dirigió varias galanterías delmás delicado gusto. Por mi belleza y mis gra-cias materiales, yo no debía de ser de palo parael vizconde. Después supe que con cincuenta ydos años a la espalda aún se creía bastante jo-ven para el galanteo, y amaba a cierta artistainglesa con el furor de un colegial.

-XI-Entrando de lleno en nuestro asunto, el triste

Chactas me dijo:

-Ya oiría usted ayer el discurso de Su Majes-tad. La guerra es inevitable. Yo la creo conve-niente para las dos Naciones, y he tenido elhonor de sostener esta opinión en el Congresode Verona y en el Ministerio, contra muchoshombres eminentes que la juzgaban peligrosa.En cuanto a la cuestión principal, que es la clase

Page 115: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de Gobierno que debe darse a España, no creoen la posibilidad de sostener el absolutismopuro. Esto es un absurdo, aun en España, y lasluces del siglo lo rechazan.

Yo le hice una pintura todo lo fiel que mefue posible del estado de nuestras costumbres yde las clases sociales en nuestro país, así comode los personajes eminentes que en él había,haciendo notar de paso, conforme a mi propósi-to, que un solo hombre grande existía en todala redondez de las Españas. Este hombre era elmarqués de Mataflorida.

-Reconozco las altas dotes del señor Mar-qués -me dijo Chateaubriand con finísima son-risa-. Pero la conducta de la Regencia de Urgelha sido poco prudente. Su manifiesto del 15 deAgosto y sus propósitos de conservar el absolu-tismo puro no pueden hallar eco en la Europacivilizada.

Page 116: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Yo dije entonces, usando las frases más deli-cadas, que no era fácil juzgar de los sucesos deUrgel por lo que afirmaran hombres tan co-rrompidos como Eguía y el barón de Eroles, alos cuales, con buenas palabras, puse de oro yazul. Concluí mi perorata afirmando que lavoluntad de Fernando era favorable a los pla-nes de Mataflorida.

-Para nosotros -dijo-, no hay otra expresiónde la voluntad del Rey de España, que la con-tenida en la carta que Su Majestad Católica di-rigió a nuestro Soberano.

El pícaro me iba batiendo en todos misatrincheramientos y me desconcertó completa-mente cuando me dijo:

-El Gobierno francés ha acordado nombraruna Junta provisional en la frontera, hasta quelas tropas francesas entren en España.

-¿Y la Regencia?

Page 117: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-La Regencia dejará de existir; mejor dicho,ha dejado de existir ya.

-Pero Fernando no le ha retirado sus pode-res, antes bien, se los confirma secretamente undía y otro.

Al oír esto el insigne escritor y diplomáticono contestó nada. Conocí que se veía en la al-ternativa de desmentir mi aserto o de hablarmal de Fernando, y que como hombre de inta-chable cortesía no quería hacer lo primero, nicomo Ministro de un Borbón lo segundo. Vién-dole suspenso insistí, y entonces me dijo:

-Indudablemente aquí hay algo que ahorano se puede comprender; pero que andando eltiempo se ha de ver con claridad.

Después, deseando mostrarme el más fi-lantrópico interés por la ventura de nuestropaís, afirmó que él había trabajado porque sedeclarara la guerra, sosteniendo para esto pe-

Page 118: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

nosas luchas con Mr. de Villéle y sus demáscolegas; que la resistencia de Inglaterra y deWellington habían exigido de su parte grandesesfuerzos y constancia, y por último, que aúnnecesitaba de no poca energía para vencer laoposición a la guerra que las Cámaras mostrar-ían desde el primer día de sus sesiones.

-Muchos -añadió Chactas-, me consideran lo-co. Otros me tienen lástima. Algunos, y entreellos los envidiosos, preguntan si podré yo con-seguir lo que no fue dado a Napoleón. Pero yofío al tiempo la consagración de este granhecho, tan necesario a la seguridad del orden yla justicia en los pueblos de Occidente.

Habló también de las sociedades secretas yde los carbonarios, a quienes parecía tenermuchísimo miedo; y yo empecé a comprenderque el objeto de la intervención no era ponerpaz entre nosotros, ni hacernos felices, ni aunsiquiera consolidar el vacilante trono de unBorbón, sino aterrar a los revolucionarios fran-

Page 119: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ceses e italianos que bullían sin cesar en lostenebrosos fondos de la sociedad francesa,jamás reposada ni tranquila.

Prometió contestar a Mataflorida, mas sinmostrarse muy entusiasta de las altas prendasde mi amigo, ni indicar nada que trascendiese apropósitos de acceder a su petición. Bajo susfrases corteses yo creía descubrir cierto menos-precio de los individuos de la Regencia, y aunde todos los que mangoneaban en la conspira-ción. De un solo español me habló con acentoque indicaba respeto y casi admiración, deMartínez de la Rosa. Atribuí esto a mera sim-patía del poeta.

Despedime de él, deplorando el mal éxito demi embajada, y aquí fue donde se deshizo encumplidos, buscando y hallando en su finahabilidad cortesana ocasión para deslizar dos otres galanterías con discretos elogios de mihermosura y del país donde florece el naranjo. Me

Page 120: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

había tomado por andaluza y yo le dejé en estacreencia.

A los dos días fue a pagarme la visita a mialojamiento de la calle del Bac, y en su breveentrevista me pareció que huía de mencionarlos oscuros asuntos de la siempre oscura Espa-ña. En los días sucesivos visité a otras personas,entre ellas al Ministro de lo Interior, Mr. deCorbiere, y a algunos señores del partido delconde de Artois, como el príncipe de Polignac yMr. de la Bourdonnais. También tuve ocasiónde tratar a dos o tres viejas aristócratas del ba-rrio de San Germán, ardientes partidarias de laguerra de España y no muy bien quistas con elRey filósofo y tolerante que gobernaba a laFrancia, convaleciente aún de la Revolución ydel Imperio. De mis conversaciones con todaaquella gente pude sacar en limpio el siguientejuicio, que creo seguro y verdadero. Las perso-nas influyentes de la Restauración deseabanpara Francia una Monarquía templada y consti-

Page 121: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tucional fundada en el orden, y para España elabsolutismo puro. Con tal que en Franciahubiera tolerancia y filosofía, no les importabaque en España tuviéramos frailes e inquisición.Todo iría bien, siempre que en ninguna de lasdos Naciones hubiese franc-masones, carbona-rios y demagogos.

Tenían de nuestro país una idea muy falsa.Cuando Chateaubriand, que era el genio de laRestauración, decía de España: allí el matar escosa natural, ya sea por amor, ya sea por odio, pue-de juzgarse lo que pensarían todas aquellaspersonas que no supieron escribir el Genio delCristianismo. Nos consideraban como un pue-blo heroico y salvaje, dominado por pasionesviolentas y por un fanatismo religioso semejan-te al del antiguo Egipto.

La princesa de la Tremouille se asombrabade que yo supiera escribir, y me presentó en sutertulia como un objeto curioso, aunque sin dara conocer ningún sentimiento ni idea que me

Page 122: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

mortificasen. Yo creo que ni uno solo de susamigos dejó de enamorarse de mí, ilusionadoscon la idea de mi sentimentalismo andaluz y demi gravedad calderoniana, y de la mezcla quesuponían en mí de maja y de gran señora, deDulcinea y de gitana. El más rendido se supon-ía expuesto a morir asesinado por mí en unarrebato de celos, pues tal idea tenían de lasespañolas, que en cada una de ellas se habíande hallar comprendidas dos personas, a saber:la cantaora de Sevilla y doña Jimena, la toreraque gasta navaja, y la dama ideal de los roman-ces moriscos. Yo me reía con esto y llevaba ade-lante la broma.

Volviendo al asunto de la guerra de España,diré que al salir de París no tenía duda algunaacerca del pensamiento de los franceses en estacuestión. Ellos no hacían la guerra por nuestrobien ni por el de Fernando. Poco se les impor-taba que después de vencido el constituciona-lismo, estableciésemos la Carta o el despotismo

Page 123: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

neto. Allá nos entenderíamos después con losfrailes y los guerrilleros victoriosos. Su objeto,su bello ideal era aterrar a los revolucionariosfranceses, harto entusiasmados con las demen-cias de nuestros bobos liberales, y además dar ala dinastía restaurada el prestigio militar queno tenía.

El principal enemigo de los Borbones enFrancia era el recuerdo de Bonaparte, y el dejode aquel dulce licor de la gloria, con cuya em-briaguez se habían enviciado los franceses. UnaMonarquía que no daba batallas de Austerlitz,que no satisfacía de ningún modo el ardor gue-rrero de la Nación y que no tocaba el tambor encualquier parte de Europa, no podía ser amadade aquel pueblo, en quien la vanidad iguala a laverdadera grandeza y que tiene tanta presun-ción como genio. Era preciso armarla, comodecimos en nuestro país; era necesario que laRestauración tuviera su epopeya chica o gran-de, aunque esta epopeya fuese de mentirijillas;

Page 124: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

era indispensable vencer a alguien, para poderponer el grito en el cielo y regresar a París conla bambolla de las conquistas. Dios permitióque el anima vili de este experimento fuésemosnosotros, y que la desgraciada España, cuyafiereza libró a Europa de Bonaparte, fuese lavíctima escogida para proporcionar a Francia eldesahoguillo marcial que debía poner en olvidoa aquel mismo Bonaparte tan execrado.

Mi viaje a París modificó mucho mis ideasabsolutistas en principio, si bien pensando enEspaña no podía admitir ciertas cosas que enFrancia me parecían bien. Toda la vida me hecongratulado de haber visto y hablado a mon-sieur de Chateaubriand, el escritor más grandede su tiempo. Aunque su fama se eclipsó bas-tante después de la revolución del 30, lo cualindica que había en su genio mucho tomado alas circunstancias, no puede negarse que susobras deleitan y enamoran principalmente porla galanura de su imaginación y la magia de su

Page 125: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

estilo; y aún deleitarían más si en todas ellas nohablase tanto de sí mismo. Tengo muy presentesu persona, por demás agradable, y su rostrosimpático y lleno de aquella expresión senti-mental que se puso de moda, haciendo quetodos los hombres pareciesen enamorados yenfermos. Me parece que le estoy mirando, yahora como entonces me dan ganas de llevarun peine en el bolsillo y sacarlo y dárselo di-ciendo: «Caballero, hágame usted el favor depeinarse».

-XII-Ahora hablemos, ¿por qué no?, de la vio-

lentísima pasión que inspiré a un francés. Eraeste el conde de Montguyon, coronel del 3.º dehúsares. Yo le había conocido en Tolosa,habiendo tenido la desgracia de que mi personahiciera profunda impresión en él, trastornandolas tres potencias de su alma. Era soltero, de

Page 126: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

treinta y ocho años, bien parecido y atento yfinísimo como todos los franceses. Persiguiomehasta París, donde me asediaba como esos con-quistadores jóvenes e impacientes que han oídola célebre frase de César y quieren imitarla. Alprincipio me mortificaban sus obsequios; lerechazaba hasta con menosprecio y altanería;pero al fin, sin corresponder a su amor de nin-guna manera, admití la parte superficial de susgalanterías. Esto le dio esperanza; pero siempreme trataba con el mayor respeto. Deseando, sinduda, identificarse con las ideas que suponía enmi tierra, se había hecho una especie de D. Qui-jote, cuya Dulcinea era yo. A veces me parecíapor demás empalagoso; pero después de mu-chos meses de indiferencia absoluta, empecé aestimarle, reconociendo sus nobles prendas.Cuando me disponía a volver a mi país, se mepresentó rebosando alegría, y me dijo:

-Acabo de conseguir que me destinen a laguerra de España. De este modo consigo tres

Page 127: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

grandes objetos que interesan igualmente a micorazón: guerrear por la Francia, visitar la her-mosa tierra de España y estar cerca de usted.

Él pretendía que me detuviese para partirjuntos; pero a esto no accedí, y me marchédejándole atrás, aunque deseosa ¿a qué negar-lo?, de que no me siguiese a mucha distancia,pues a causa del fastidio de viaje tan largo,Francia, con ser tan bella, empezaba a aburrir-me de lo lindo.

¿Se creerá que yo había olvidado a mi pobrecautivo de Benabarre? ¡Ah!, no, y hasta el últi-mo momento que estuve en la Seo de Urgel meocupé de su desgraciada suerte. Cada vez quevenía a mi pensamiento la idea de sus penas,me estremecía de dolor, y toda alegría se disi-paba en mi espíritu. Pero este tiene en sí mismouna energía restauradora, no menos poderosaque la del cuerpo, y sabe curarse de todos susmales siempre que le ayude el mejor de los Es-culapios, que es el tiempo.

Page 128: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Voltaire, que no por impío y blasfemo dejóde tener mucho talento, escribió una historietatitulada Los dos consolados, en la cual pone derelieve las admirables curas de aquel charlatán,el único cuyos específicos son infalibles. Yo heleído esa novelita, así como otras del célebreescritor sacrílego, y esta debilidad mía, imper-donable quizás en una dama tan acérrima de-fensora de la religión, la confieso aquí contri-tamente, rogando a mis lectores que no revelena ningún cura de mi país tan feo secreto,ocultándolo principalmente al señor canónigode Tortosa, mi director espiritual, el cual seenfurecerá si le hablan de las novelas de Voltai-re, aunque a mí me consta que él también las haleído.

Pues bien, el tiempo fue cicatrizando misheridas sin curarlas. Yo también podía erigiruna estatua con la inscripción A celui qui console,pues la ausencia indefinida y los días que pasa-ban rápidamente habían calmado aquel insa-

Page 129: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ciable afán de mi alma. En mí reinaba la tran-quilidad, pero no el taciturno y seco olvido; yuna aparición repentina del ser amado podíamuy bien en brevísimo instante, destruir losefectos del tiempo renovando mi mal y aunagravándolo.

Desde París a la frontera no cesaba el movi-miento de tropas. Por todas partes convoyes,cuerpos de ejército y oficiales que iban a incor-porarse a sus regimientos. Francia podía creer-se aún en los días del gran soldado. Hasta Bur-deos no tuve noticias ciertas de mi querida Re-gencia y de mi ilustre mandatario el marquésde Mataflorida. ¡Ay! La suerte de este insignehombre de Estado no podía ser más miserable.Eguía había triunfado, a pesar de las furiosasprotestas del regente de Urgel; y para colmo dedesdicha, como aún quisiera este llevar adelan-te sus locas pretensiones, el duque de Angule-ma le mandó prender juntamente con el arzo-bispo, confinándoles a Tours. Así acabaron las

Page 130: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

glorias de aquellos dos ambiciosos. Yo llegué atiempo para verles, y cuando manifesté al mar-qués las poco lisonjeras disposiciones del tristeChactas, el atroz Regente, desairado, llamó aChateaubriand intrigante, enredador, mal poetay franchute. Esta fue la venganza del coloso.

Bayona era un campamento cuando yo lle-gué. El número de españoles casi superaba alde franceses, y en todos reinaba grande alegría.Reanudé entonces mis buenas relaciones con elbarón de Eroles, haciéndole ver que mi viaje aParís había tenido por causa asuntos particula-res, y entre risas y bromas me reconcilié conEguía, el cual, por razón del mismo gozo y em-bobamiento del triunfo, estaba muy dispuesto aperdonar. En cuanto a las negociaciones, yo notenía humor de seguir ocupándome de ellas, ydeseaba retirarme a descansar sobre mis laure-les diplomáticos, no sólo porque mi entusiasmoabsolutista se había enfriado mucho, sino por-que desde algún tiempo las conspiraciones y

Page 131: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los manejos políticos me causaban hastío. Ya hedicho que siempre fui muy inclinada a la mu-danza en mis ocupaciones. Mi espíritu se avie-ne poco con la monotonía, y si hubo un día enque me sedujeron las embajadas, otro llegó enque me repugnaron. ¡Mágico efecto del tiempo,cuya misión es renovar, creando las estacionescon los admirables círculos del universo! Tam-bién el alma humana ve en sí la alterada suce-sión de las primaveras e inviernos en sus dila-taciones y recogimientos.

Yo deseaba entrar en España, y tenía propó-sito de reanudar las diligencias para averiguarel paradero de mi cautivo de Benabarre. EnBayona, una familia francesa legitimista, conquien yo tenía antigua amistad, me convidó apasar unos días en su casa de campo inmediataa Behobia, y unos parientes míos invitáronme aque les acompañase a Irún un par de semanas.A ambos ofrecimientos accedí, empezando porel de Behobia, aunque la frontera no me parecía

Page 132: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

el punto más a propósito para residir en losmomentos en que principiaba la guerra. Pero lagente de aquel país estaba segura de que Angu-lema atravesaría fácilmente el Pirineo, por sermuy adicto al absolutismo todo el país vasco-navarro.

Todavía no había pasado Su Alteza la raya,cuando se rompió el fuego junto al mismopuente internacional. Los carbonarios extranje-ros que andaban por España, unidos a otrosperdidos de nuestro país, habían formado unalegión con objeto de hacer frente a las tropasfrancesas. Constaba aquélla de doscientoshombres, tristes desechos de la ley demagógicade Italia, de Francia y de España; y para seducira los cien mil hijos de San Luis, se habían vesti-do a la usanza imperial, y ondeando la banderatricolor, gritaban en la orilla española del Bida-soa: «¡Viva Napoleón II!»

Su objeto era fascinar a los artilleros france-ses con este mágico grito; mas tuvieron la des-

Page 133: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dicha de que tales aclamaciones fueran contes-tadas a cañonazos, y con sus banderas y susenormes morriones huyeron a San Sebastián.Pasma la inocente credulidad de los carbona-rios extranjeros y de los masones españoles. Oídecir en Behobia que los liberales francesesLafayette, Manuel, Benjamín, Constant y otrosfiaban mucho en los doscientos legionariosmandados por el republicano emigrado coronelFabvier. ¡Qué desvaríos engendra el furor departido! Corría esto parejas con la necia con-fianza del Gobierno español, que, aun despuésde declarada la guerra, no había tomado dispo-siciones de ninguna clase, hallándose sus tro-pas sin más recursos ni elementos que el parler-ío de los milicianos y el gárrulo charlatanismode los clubs.

Page 134: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-XIII-Hacia los primeros días de abril vi pasar a

los generales de división Bourdessoulle, duquede Reggio, y Molitor, que entraron en Españapor Behobia. Después pasó Su Alteza el sobrinode Luis XVIII, con todo su Estado Mayor, en elcual iba Carlos Alberto, príncipe de Carignan.No se puede imaginar cortejo más lucido. Yono había visto nada tan magnífico y deslum-brador, como no fuera la comitiva de José Bo-naparte antes de darse la batalla de Vitoria elaño 13, feliz para la causa española, pero demuy malos recuerdos para mí, porque en élperdí la batalla de mi juventud, casándomecomo me casé.

También vi pasar a mi amigo Eguía remoza-do por la emoción y tan vanaglorioso del papelque iba a representar que no se le podía resistir,como no fuera tomando a broma sus bravatas.Iban con él D. Juan Bautista Erro y Gómez Cal-

Page 135: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

derón, aquel a quien el mordaz Gallardo llama-ba Caldo pútrido. El barón de Eroles, que con losanteriores tipos debía formar la Junta al ampa-ro del Gobierno francés, entró por Cataluña conel mariscal Moncey.

No recibieron a los franceses las bayonetasni la artillería del Gobierno constitucional, sinouna nube de guerrilleros, que les abrieron susfraternales brazos, ofreciéndose a ayudarles entodo y a marchar a la vanguardia, abriéndolesel camino. Tal apoyo era de grandísimo benefi-cio para la causa, porque los partidarios realis-tas ascendían a 35.000 ¡Ay de los franceses sihubieran tenido en contra a aquella gente! Peroles tenían a su favor, y esto sólo ¡qué fenóme-no!, ponía al buen Angulema por encima deNapoleón. El absolutismo español no podíahacer al hijo de San Luis mejor presente queaquellos 35.000 salvajes, entre los cuales (¡cuán-to han variado mis ideas, Dios mío!) tengo elsentimiento de decir que estaba mi marido. ¡Y

Page 136: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

yo le había admirado, yo le había aceptado poresposo diez años antes sólo por ser guerrille-ro!... Cuando se hacen ciertas cosas, ya que noes posible que el porvenir se anticipe para avi-sar el desengaño, debiera caer un rayo y aniqui-larnos.

-XIII-El conde de España mandaba las partidas de

Navarra, Quesada las de las Provincias Vas-congadas y Eroles las de Cataluña. ¡Cómo fra-ternizaron las partidas con los franceses, quehabían sido origen de su nacimiento en 1808!Era todo lo que me quedaba por ver. Se abraza-ban, dando vivas a San Luis, a San Fernando, ala religión, a los Borbones, al Rey, a la VirgenMaría, a San Miguel arcángel y a los Sermos.Infantes. Yo no lo vi, porque no quise pasar lafrontera. Me repugnaban estas cosas, y los sol-

Page 137: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dados de la fe habían llegado poco a poco aserme muy antipáticos.

Largamente hablé de esto con el conde deMontguyon, que me perseguía tenazmente,permaneciendo en Behobia todo el tiempo quele fue posible. Él elogiaba a los guerrilleros,diciendo que, a pesar de sus defectos, eran ti-pos de heroísmo y de aquella independenciacaballeresca que tanto había enaltecido el nom-bre español en otros tiempos. También le se-ducían por ser, como los frailes, gente muy pin-toresca. Mi Don Quijote era una especie de ar-tista, y gustaba de hacer monigotes en un libro,dibujando arcos viejos, mendigos, casuchas,una fila de chopos, carros, lanchas pescadoras yotras menudencias de que estaba muy envane-cido.

Debía ser próximamente el 9 de Abril cuan-do me trasladé a Irún para vivir con la familiade Sodupe-Monasterio, gente muy hidalga, máscatólica que el Papa, realista hasta el martirio y

Page 138: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de afabilísimo trato. Frecuentaban la casa (queera más bien palacio con hermosos prados yhuerta) todos los españoles que el gran sucesode la intervención traía y llevaba de una Nacióna otra, y muchos oficiales franceses, de cuyasvisitas se holgaban mucho los Sodupe-Monasterio, porque oían hablar sin cesar deexterminio de liberales, del trono de San Fer-nando y de nuestra preciosísima fe católica.

Allí Montguyon no me dejaba a sol ni asombra, pintándome su amor con colores tanextremados, que me daba lástima verle y oírle.Su acendrado y respetuoso galanteo merecía,en efecto, alguna misericordia. Le permití besarmi mano; pero no pudo arrancarme la promesade seguirle al interior de España. Cada vezsentía yo más deseos de quedarme en Irún y enaquella apacible vivienda, donde, sin que falta-ra sosiego, había bastantes elementos paracombatir el fastidio. Con esta resolución, mi D.Quijote, que ya parecía querer dejar de serlo en

Page 139: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

la pureza de sus ensueños amorosos, estabadesesperado. Despidiose de mí muy enterneci-do y besándome con ardor las manos, volup-tuosidad inocente de que nunca se hartaba.¡Cuán lejos estaba el llagado amante de que nopasarían dos horas sin que cambiara diame-tralmente mi determinación!

Pasó del modo siguiente. Al saber que yo es-taba en Irún, fue a visitarme un individuo, queaún no podía llamarse personaje, y al cual co-nocí en Madrid el año anterior, y también el 19.Se llamaba D. Francisco Tadeo Calomarde, yera de la mejor pasta de servil que podía hallar-se por aquellos tiempos. Hijo del Ministro deGracia y Justicia, se había criado en los cartapa-cios y en el papel de pleitos: los legajos fueronsu cuna y las reales cédulas sus juguetes. Sujurisprudencia llena de pedantería me inspira-ba aversión. Tenía fama de muy adulador delos poderosos, y según se decía, compró el pri-mer destino con su mano, casándose con una

Page 140: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

muchacha muy fea a quien dio malísimos tra-tos.

Los que le han juzgado tonto se equivocan,porque era listísimo, y su ingenio, más biensocarrón que brillante, antes agudo que esclare-cido, era maestro en el arte de tratar a las per-sonas y de sacar partido de todo. Habíasehecho amigo de D. Víctor Sáez, y aun del mis-mo Rey y del Infante D. Carlos, por sus bajaslisonjas y lo bien que les servía siempre queencontraba ocasión para ello.

Entonces tenía cincuenta años, y acababa desalir del encierro voluntario a que le redujo elrégimen liberal. Había ido a la frontera parallevar no sé qué recados a los señores de la Jun-ta. Me lo dijo, y como no me importaban yagran cosa los dimes y diretes de los realistas,que no por estar tan cerca de la victoria dejabande andar a la greña, fijeme poco en ello, y lo heolvidado. Calomarde no era mal parecido nicarecía de urbanidad, aunque muy hueca y

Page 141: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

afectada, como la del que la tiene más bienaprendida que ingénita. La humildad de suorigen se traslucía bastante.

Hablamos de los sucesos de Madrid que élhabía presenciado y prolijamente me informóde todo.

-Siento que usted no hubiera estado por allá-me dijo-; habría visto cómo se iba desbaratan-do el constitucionalismo, sólo con el anuncio dela intervención. Si no podía ser de otra mane-ra... Ahora están que no les llega la camisa alcuerpo, y en ninguna parte se creen seguros.Después que ultrajaron a Su Majestad, le hanarrastrado a Andalucía con el dogal al cuello,como el mártir a quien se lleva al sacrificio.

-No tanto, Sr. D. Tadeo -le dije-, Su Majestadhabrá ido como siempre, en carroza, y muchoserá que los mozos de los pueblos no hayantirado de ella.

Page 142: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Eso se deja para la vuelta -indicó Calomar-de riendo-. Ahora los franc-masones han sedu-cido a la plebe, y Su Majestad, por donde quie-ra que va, no oye más que denuestos. El 19 deFebrero, cuando se alborotaron los masones ycomuneros porque estos querían sustituir aaquellos en el Ministerio, los chisperos borra-chos y los asesinos del Rastro daban mueras alRey y a la Reina. Un diputado muy conocidoapareció en la Plaza Mayor mostrando unacuerda con la cual proponía ahorcar a Su Ma-jestad y arrastrarle después. La canalla penetróhasta la Cámara real. ¡Escándalo de los escán-dalos! Parecía que estábamos en Francia y enlos sangrientos días de 1792. El mismo Rey meha dicho que los Ministros entraban en laCámara cantando el himno de Riego.

-¡Oh, no tanto, por Dios! -repetí, ofendida delas exageraciones de mis amigos-. Poco mal ybien quejado.

Page 143: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Me parece que usted, con sus viajes a Fran-cia y sus relaciones con los Ministros del liberaly filósofo Luis XVIII, se nos está volviendofranc-masona -dijo D. Tadeo entre bromas yveras-. ¿Hay en la historia desacato comparablecon el de obligar al Rey a partir para Andaluc-ía?

-¡Oh, Dios nos tenga de su mano!... ¡quédesacato!, ¡qué ignominia!... -exclamé, reme-dando sus aspavientos-. Es preciso considerarque un Gobierno, cualquiera que sea, está en elcaso de defenderse, si es atacado.

-Según mi modo de ver, un Gobierno de pi-llos no merece más que el decreto que ha demandar a Ceuta a todos sus individuos. ¡Ah,señora mía, y cómo se ha entibiado el fervor deusted! Bien dicen que los aires de esa Francialoca son tan nocivos... -Creo lo mismo que cre-ía; pero mi absolutismo se ha civilizado, mien-tras el de ustedes continúa en estado salvaje. Elmío se viste como la gente y el de ustedes sigue

Page 144: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

con taparrabo y plumas. Si el Gobierno de pi-llos ha resuelto refugiarse en Andalucía,llevándose a la Corte, ha sido para no estar bajola amenaza de los batallones franceses.

-Ha sido -dijo Calomarde riendo brutalmen-te-, porque sabían que Madrid no tiene defensaposible; que los ejércitos de Ballesteros y de LaBisbal son dos fantasmas; que cuatro soldadosy un cabo de los del Serenísimo Sr. Duque deAngulema, podían cualquier mañanita sor-prender a la Villa y a los Siete Niños y al Con-greso entero y al Ayuntamiento soberano y atoda la comunidad masónica y Landaburiana.Esta es la pura verdad. ¡Y qué bonito espectácu-lo han dado al mundo! En presencia de la in-tervención armada, ¿cómo se preparan esosmentecatos para conjurar la tormenta? Llaman-do a las armas a treinta mil hombres y dispo-niendo (esto es lo más salado) que con los mili-cianos que quieran seguir al Congreso se for-men algunos batallones, recibiendo cada indi-

Page 145: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

viduo cinco reales diarios. ¡Se salvó la patria,señora!

-El Gobierno -repuse prontamente-, creyósin duda que los franceses eran como los Guar-dias del 7 de Julio, es decir, simples juguetes demiliciano.

-¡Ya se lo diremos de misas! -dijo frotándoselas manos-. Ya pagarán su alevosía. Sólo por elhecho de obligar a nuestro Soberano a un viajeque no le agradaba, merecerían todos ellos lamuerte.

-Hasta los Reyes están en el caso de haceralguna vez lo que no les agrada.

-Incluso viajar con un ataque de gota, ¿eh?¡Crueles y sanguinarios, más sanguinarios ycrueles que Nerón y Calígula! Ni a un perrovagabundo de las calles se le trata peor.

Page 146: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Si el Rey no tenía en aquellos días ataque degota -repliqué complaciéndome en contradecir-le-. Si estaba bueno y sano. La prueba es quedespués de clamorear tanto por su enfermedad,anduvo algunas leguas a pie el primer día deviaje.

-Bueno, concedo que Su Majestad estaba tanbueno como yo. ¿Y si no quería partir?

-Que hubiera dicho «no parto».

-¿Y si le amenazaban?

-Haberles ametrallado.

-¿Y si no tenía metralla?

-Haberse dejado llevar por la fuerza.

-¿Y si le mataban?

-Haberse dejado matar. Todo lo admito me-nos la cobardía.

Page 147: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Amiguita, usted se nos ha franc-masoneado-me dijo el astuto intrigante dando cariñosapalmada en mi mano-. A pesar de esto, siemprela queremos mucho y la serviremos en lo quepodamos. Yo estoy siempre a las órdenes deusted.

Inflado de vanidad, el amigo del Rey hizoelogios de sí mismo, y después añadió:

-He tenido el honor de ser indicado para se-cretario de la Junta que se va a formar en lafrontera.

-¡Oh, amigo mío, doy a usted la enhorabue-na! -manifesté sumamente complacida y deplo-rando entonces haber estado algo dura con Ca-lomarde-. No se podía haber pensado en unapersona más idónea para puesto tan delicado.

-¿Se le ofrece a usted algo? -dijo D. Tadeocomprendiendo al punto mi cuarto de conver-sión.

Page 148: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sí; pero yo acostumbro dirigirme siempre ala cabeza -afirmé resueltamente-. Ya sabe ustedque soy muy amiga del general Eguía, Presi-dente de la Junta.

-¡Ah!, entonces...

-Sin embargo. No puedo molestar a Su Exce-lencia con ciertas menudencias tales como pe-dir noticias de personas, averiguar alguna cosi-lla de poca monta...

-Para esto es más propio un secretario tanbien informado como yo de todos los pormeno-res de la causa.

-Exactamente. Dígame usted, si lo sabe, endónde está ahora un pícaro de mala estofa, quese emplea en bajas cábalas del Rey y tiene pornombre José Manuel Regato.

Page 149: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Ah! ¡Regato!... Debe de andar por Andaluc-ía con la Corte. No es de mi negociado ese caba-llero... ¿Qué? ¿Hay ganas de sentarle la mano?

-Por sentarle la derecha daría la izquierda.

-Pocas noticias puedo dar a usted del señorRegato. Tengo con él muy pocas relaciones.Quizás Pipaón, que conoce a todo el mundo,pueda indicar dónde se halla y el modo de sen-tarle, no una mano, sino las dos, siempre quesea preciso.

-Y Pipaón, ¿dónde está?

-Aquí.

-¡Aquí! ¡Pipaón!... -exclamé con gozo-. Yo ledejé en la Seo muy enfermo y creí que habíacaído en poder de Mina.

-En efecto cayó; pero él... ya usted le cono-ce... con su destreza y habilidad parece queencontró por allí amigos que le favorecieron.

Page 150: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Quiero verle, quiero verle al punto -dije conla mayor impaciencia-. Deseo mucho tener no-ticias de la Seo y de las facciones de Cataluña.

Y entonces se realizó aquel proverbio quedice: «En nombrando al ruin de Roma...».

Por la vidriera que daba a la huerta de la ca-sa viose la mofletuda cara y el pequeño cuerpode Pipaón, que habiendo tenido noticia de miresidencia en Irún iba también a verme. Muchonos alegramos ambos de hallarnos juntos, ynuestras primeras palabras después de los cor-diales saludos fueron para recordar los tristesdías de la Seo, su enfermedad y mi abatimiento,y luego por el enlace propio de los recuerdos,que van de lo triste a lo placentero, hablamosdel miedo del arzobispo, de las casacas queusaba Mataflorida y de otras cosas frívolas ychistosas, de esas que ocurren siempre en losdías trágicos y nunca faltan en los duelos. Des-pués de estos desahogos, Pipaón, tomando

Page 151: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

aquel tono burlesco que unas veces le sentababien y otras le hacía muy insoportable, me dijo:

-Le traigo a usted noticias muy buenas deuna persona que le interesa, y con las noticiasuna cartita.

-XIV-Yo me puse pálida. Comprendí de quién

hablaba Pipaón, pero no me atreví a decir unapalabra, por hallarse delante el entrometido ycurioso Calomarde, gran coleccionador de debi-lidades ajenas. Varié de conversación, aguar-dando, para saciar mi afanosa curiosidad, a queD. Tadeo se marchase; pero el pícaro había co-nocido en mi semblante la turbación y ansiedadque me dominaban, y no se quería retirar. Pa-recía que le habían clavado en la silla. ¡Ay quégusto tan grande poder coger un palo y rom-

Page 152: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

perle con él la cabeza!... ¡Qué pachorra de hom-bre!

Quise arrojarle con mi silencio; pero él eratan poco delicado que conociendo mi mortifica-ción, se arrellanaba en el blando asiento comosi pensara pasar allí el día y la noche. Pipaóncon su expresivo semblante me decía mil cosas,que no podía yo comprender claramente, peroque me deleitaban como avisos o presentimien-tos lisonjeros. Llegó un momento en que lostres nos callamos, y callados estuvimos más deun cuarto de hora. Calomarde tocaba una espe-cie de paso doble con su bastón en la pata de lamesa cercana. El grosero y pegajoso cortesanohabía resuelto quemarme la sangre u obligar-nos a Pipaón y a mí a que hablásemos en supresencia.

Resistí todo el tiempo que pude. Mi carácterfogoso no puede ir más allá de cierto grado depaciencia, pasado el cual, estalla y se sobreponea todo, atropellando amistades, conveniencias y

Page 153: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

hasta las leyes de la caridad. Nunca he podidocorregir este defecto, y la estrechez de los lími-tes de mi paciencia me ha proporcionado enesta vida muchos disgustos. Forzando la volun-tad puedo a veces aguantar más de lo que per-mite la extraordinaria fuerza de dilatación demi espíritu; pero entonces estallo con más vio-lencia, rompo mis ligaduras a la manera deSansón y derribo el templo. Vino por fin elmomento en que se me subió la mostaza a lanariz, como dicen las majas madrileñas, y po-niéndome en pie súbitamente, miré a Calomar-de con enojo. Señalándole la puerta, exclamé:

-Sr. D. Tadeo, tengo que hablar con Pipaón:le suplico a usted que nos deje solos.

Debían de ser muy terribles mi expresión ymi gesto, porque Calomarde se levantó tem-blando, y con voz turbada me dijo:

-Señora, manos blancas no ofenden.

Page 154: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

¡Manos blancas no ofenden! Diez años despuésCalomarde debía pronunciar esta frase al reci-bir un desaire más violento que el mío, la céle-bre bofetada de la Infanta Carlota, una Princesaque, como yo, tenía muy limitado el tesoro desu paciencia y estallaba con tempestuosas cóle-ras, cuando la bajeza y solapada intriga de losCalomardes se interponían en su camino.

Pipaón y yo nos quedamos solos. En pocaspalabras me refirió que había visto a SalvadorMonsalud sano y salvo en la Seo de Urgel. Aloír esto el corazón dio un salto dentro de mícomo una cosa muerta que torna a la vida, co-mo un Lázaro que resucita por sobrehumanoimpulso.

-Mina le salvó en San Llorens de Morunys -me dijo-, y desde que se restableció se puso amandar una compañía de contraguerrilleros.

Al decir esto, Pipaón me alargó una carta,que abrí con presteza febril, queriendo leerla

Page 155: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

antes de abrirla. Al mismo tiempo, y de unasola ojeada leí el fin y el principio y el medio.Era la carta pequeña y fría. Decíame en ella queestaba en libertad y que no pensaba salir enmucho tiempo del lugar donde estaba fechada,que era Urgel. Sentí mi corazón inundado deun torrente de sangre glacial al ver que no con-tenía la carta expresiones de ardiente cariño.

-¿De modo que sigue en Cataluña?-pregunté a D. Juan.

-No señora. A estas horas va camino de Ma-drid.

-Pues ¿cómo dice en su carta que no piensasalir de la Seo?

-Esa carta me la dio cuando nos separamos,el día 30 de Marzo, pero dos días después supe,por nuestro común amigo el capitán Seudoquis,que Mina había encargado a Salvador que fuese

Page 156: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

a Madrid a llevar un mensaje reservadísimo aSan Miguel y a otras personas.

-¿De modo que está?...

-Sobre Madrid, como se dice en los partesmilitares.

-Pero eso ¿es cierto?

-Tan cierto como que estoy hablando conuna dama hermosa.

-¿Y salió?...

-Según mis noticias, el 10 de este mes. Nosabía qué camino tomar; pero, según me dijoSeudoquis, estaba decidido a ir por Zaragozaque es el más derecho, aunque no el menospeligroso.

-¿Sabe la muerte de su madre?

-Yo le di la mala noticia.

Page 157: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pero ¿qué va a hacer ese hombre en Ma-drid? -dije sintiendo una tempestad en mi cere-bro-. Si allí no hay ya Gobierno ni nada.

-Pero está en Madrid el gran Consejo de lafranc-masonería. Mina es de la Orden de laAcacia, señora. Ahora se trata de que la Viudahaga un esfuerzo supremo.

En mi espíritu notaba yo aquella poderosafuerza de dilatación de que antes he hablado.Unas cuantas palabras habían trastornado todomi ser; mi pulso latía con violencia; asaltáron-me ideas mil, y el ardoroso afán de movimientoque ha sido siempre una de las fórmulas máspatentes de mi carácter se apoderó de mí. Sinnecesidad de que yo le despidiese, dejome Pi-paón, que iba en busca de Eguía para solicitarun puesto en la Junta, y después de pasada miturbación, pude sondear aquel revuelto piélagode mi espíritu y mirar con serenidad lo que enel fondo de él había.

Page 158: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

¡Cuán grande había sido mi engaño al creermoribunda la afición aquella que tantas dulzu-ras dio a mi alma en el verano del 22! La ausen-cia habíala escondido entre las cenizas que di-ariamente depositan los sucesos de cada instan-te, esa multitud de ascuas de la vida que vanpasando sin interrupción y apagándose horatras hora. Pero aquella ascua del verano del 22era demasiado grande y quemadora para pasary extinguirse como las demás.

Bastó que oyera pronunciar su nombre, queme le anunciaran vivo para que se verificase enmí un brusco retroceso a los días de mi felici-dad y de mi desgracia. El tiempo volvió atrás;las figuras veladas perdieron la sombra que lasencubría; las apagadas palabras que sólo eranya ecos confusos, volvieron a sonar comocuando eran la música a cuyo compás danzabacon la embriaguez de la pasión mi alma. ¡Cuán-to me había engañado y qué juicios tan erróne-os hacemos de nuestros propios sentimientos y

Page 159: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de todo aquello que está lejos! Nos pasa lomismo que al ver las lontananzas de la tierra,cuando confundimos con las vanas y pasajerasnubes los montes sólidos e inmutables que nin-guna fuerza humana puede arrancar de susseculares asientos.

Fue aquello como una vuelta, como unángulo brusco en el camino de la vida. Desdeentonces vi nuevos horizontes, paisaje nuevo, yotra gente y otros caminos. ¡Y yo había creídopoder olvidarle y aun poner en su altar vacío alconde de Montguyon! ¡Qué delirio!... ¡Lo quepueden la ausencia, la distancia, la ignorancia!El tiempo que me había consolado, hiriome denuevo, y un día, un instante marcado en mivida por cuatro palabras como cuatro estrellasresplandecientes, había destruido la obra lentade tantos meses.

Con la presteza que Dios me ha dado formémi plan de viaje. Tengo algo del genio de Na-poleón para esto de los grandes movimientos.

Page 160: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Para mí la facultad de trasportar todo el interésde la vida de un punto a otro del mundo es otraprenda muy principal de mi carácter, y al mis-mo tiempo una necesidad a la que muy difícil-mente puedo resistir. El destino me ha presen-tado siempre los sucesos a propósito para talesjuegos de estrategia sublime.

Aquella misma tarde dispuse todo, y por lanoche sorprendí a mi D. Quijote con la noticiade mi viaje. Aficionada a jugar con los corazo-nes que caen en mis manos (a excepción de unosolo), como juega el gatito con el ovillo querueda por el suelo, dije al conde de Montguyon:

-Me he asustado de la soledad en que voy aquedar después que usted se marche, y voy aMadrid. De esta manera podré vigilar a ciertocaballero francés por si anda en malos pasos.

Él se puso tan contento, que olvidó aquellanoche hablarme de la guerra y de los laurelesque iban a recoger. Parecía un loco hablando de

Page 161: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los alcázares de Granada, de los romances mo-riscos, de las ricas hembras, de las boleras, delos frailes que protegían los amores de losgrandes, de las volcánicas pasiones españolas yde las mujeres enamoradas que eran capacesdel martirio o del asesinato. Él se creía héroe demil aventuras románticas e interesantes caba-llerías, tales como se las había imaginado le-yendo obras francesas sobre España. Empleo lapalabra románticas porque si bien no estaba enmoda todavía, es la más propia. El romanticis-mo existía ya, aunque no había sido bautizado.Excuso decir que Montguyon me juró amoreterno y una fidelidad inquebrantable como ladel Cid por D.ª Jimena.

Yo necesitaba de él para mi viaje, por lo cualme guardé muy bien de arrancar una sola hojaa la naciente flor de sus ilusiones. Era muy difí-cil viajar entonces porque casi todos los vehícu-los del país habían sido intervenidos por ambosejércitos. Montguyon me prometió una silla de

Page 162: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

postas. Y cumplió su oferta, poniéndola a midisposición al día siguiente.

Con el primer movimiento del ejércitofrancés, coincidió mi marcha sobre Madrid,como una conquistadora. El estrépito guerreroque en derredor mío sonara, despertaba en mimente ideas de Semíramis.

-XV-Pasé por Vitoria y por la Puebla de Ar-

ganzón, como los días felices por la vida delhombre, a escape. No miraba a ningún lado,por miedo a mis malos recuerdos, que salían adetenerme.

En los pueblos todos del Norte la interven-ción vencía sin batallas, y antes de que asomarael morrión del primer francés de la vanguardia,la Constitución estaba humillada. Los mozostodos comprendidos en la quinta ordenada por

Page 163: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

el Gobierno, se unían a las facciones, y eranmuy pocos los milicianos que se aventuraban aseguir a los liberales. No he visto una propaga-ción más rápida de las ideas absolutistas. Eraaquello como un incendio que de punta a puntase desarrolla rápidamente y todo lo devora. Enmedio de las plazas los frailes predicaban ma-ñana y tarde, con pretexto de la Cuaresma, pre-sentando a los franceses como enviados deDios, y a los liberales como alumnos de Satanásque debían ser exterminados.

El general Ballesteros mandaba el ejércitoque debía operar en el Norte y línea del Ebropara alejar a los franceses. No viendo yo a di-cho ejército por ninguna parte, sino inmensasplagas de partidas, pregunté por él, y me dije-ron en Bribiesca que Ballesteros, convencido deno poder hacer nada de provecho, se había reti-rado nada menos que a Valencia. Movimientotan disparatado no podía explicarse en circuns-tancias normales; pero entonces todo lo que

Page 164: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

fuera desastres y yerros del liberalismo teníaexplicación.

Al ver cómo crecía en los pueblos la aversióna las Cortes y al Gobierno, el ejército perdía elentusiasmo. A su paso, como se levanta polvodel camino, levantábanse nubes de facciososque al instante eran soldados aguerridos. Así seexplica que el ejército de Ballesteros, compuestode diez y seis mil hombres, se retirara sin com-batir emprendiendo la inverosímil marcha aValencia, donde podía adquirir algún prestigioderrotando a Sempere, al Locho y al carreteroChambó, tres nuevos generales o arcángelesguerreros que le habían salido a la fe.

En Dueñas me adelanté, dejando atrás a losfranceses; tenía tanta prisa como ellos y menosestorbos en el camino, aunque los suyos noeran tampoco grandes. ¡Cuánto deseaba yo vertropas regulares españolas por alguna parte! Enverdad, me daba vergüenza que los hijos deSan Luis, a pesar de que nos traían orden y ca-

Page 165: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tolicismo, se internaran en España tan fácilmen-te. Con todo mi absolutismo yo habría visto congusto una batalla en que aquellos liberales tanaborrecidos dieran una buena tunda a los queyo llamaba entonces mis aliados. Española an-tes que todo, distaba mucho de parecerme a losseñores frailes y sacristanes que en 1808 llama-ban judíos a los franceses y ahora ministros deDios.

En Somosierra encontré tropas. Eran las delejército de La Bisbal, destinado por las Cortes acerrar el paso del Guadarrama, amparando deeste modo a Madrid. Mis dudas acerca del éxitode aquella empresa fueron grandes. Yo conocíaa La Bisbal. ¿Cómo no había de conocerle si leconocía todo el mundo? Fue el que el año 14 sepresentó al Rey llevando dos discursos en elbolsillo, uno en sentido realista y otro en senti-do liberal, para pronunciar el que mejor cua-drase a las circunstancias. Fue el que en 1820hizo también el doble papel de ordenancista y

Page 166: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de sedicioso. La inseguridad de sus opinioneshabía llegado a ser proverbial. Era hombre al-tamente penetrado del axioma italiano ma pertroppo variar natura e bella. Yo no comprendía enqué estaba pensando el Gobierno cuando lenombró. Si los Ministros se hubieran propuestoelegir para mandar el ejército más importanteal hombre más a propósito para perderlo, nohabrían elegido a otro que a La Bisbal.

Pasé con tristeza por entre su ejército. Aque-llos soldados, capaces del más grande heroís-mo, me inspiraban lástima, porque estabandestinados a desempeñar un papel irrisorio,como leones a quienes se obliga a bailar. Sentíayo impulsos de arengarles, diciéndoles: «¡Queos engañan, pobres muchachos! No dejéis lasarmas sin combatir. Si os hablan de capitula-ción, degollad a vuestros generales».

En Madrid hallé un abatimiento superior alo que esperaba. Se hablaba allí de capitularcomo de la cosa más natural del mundo. Sólo

Page 167: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tenían entusiasmo algunos infelices que noservían para nada, el cuerpo de coros de losclubs y de las sociedades secretas, la gente gri-tona y también muchos de los que habían tira-do del coche de Fernando VII cuando volvió deFrancia el año 14. Los absolutistas creían conrazón ganada la partida y afectaban cierta ge-nerosidad magnánima. ¡Pobre gente! Algunosde estos pajarracos vinieron a visitarme, entreellos D. Víctor Sáez, y tuve el gusto de mortifi-carles asegurándoles que Angulema traía ordende obsequiarnos con las dos Cámaras y un ab-solutismo templado, suavísimo emoliente paranuestra anarquía. Esto ponía a mis buenos ami-gotes más furiosos que las bravatas de los libe-rales, pues aún había liberales con alma bastan-te para echar bravatas.

Pero yo me ocupaba poco de tales cosas. Miprimer cuidado fue hacer algunas averiguacio-nes concernientes a la entrañable política de miherido corazón. Felizmente a la casa donde yo

Page 168: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

vivía, que era honradísimo albergue de unanoble familia alavesa, iba a menudo un talCampos, hombre muy intrigante, director deCorreos, si no recuerdo mal, gran maestre de laOrden masónica, o por lo menos principalísimodignatario de ella, amigo íntimo de los liberalesde más viso y también de algunos absolutistas,como hombre que sabe el modo de comer a doscarrillos.

Yo le había tratado el año anterior, y char-lando juntos, me reía mucho de los masones, locual a él no le enojaba. Entre bromas y verassolía enterarme de algunas cosas reservadas,porque no era hombre de extraordinaria discre-ción ni tampoco de una incorruptibilidad abso-luta. En los días de mi llegada de Irún, que eranlos de mediados de Mayo del 23, le pregunté siesperaban los masones algún mensaje reserva-do de Mina. Negolo; mas yo, asegurándolo conel mayor descaro y nombrando al mensajero, lehice confesar que esperaban órdenes de Mina

Page 169: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de un día a otro. Él, lo mismo que su secretariocuyo nombre no recuerdo, me aseguraron nohaber visto todavía en Madrid a Salvador Mon-salud ni tener noticia alguna de él.

-No ha llegado aún -dije-. Mucho tarda.

Sin reparar en nada fui a su casa. Un porte-ro, tan locuaz como pedante, liberal muy fa-rolón, de aquellos a quienes yo llamo sepulture-ros de la libertad, porque son los que la han ente-rrado, me informó de que el Sr. Monsalud fal-taba de Madrid desde el mes de agosto del añoanterior.

-Puede que la Sra. Dª. Solita sepa algo -medijo-. Pero no es fácil, porque anoche lloraba...Como no llorase de placer, que también estosucede a menudo...

-¿De modo que la casa subsiste? -le pre-gunté.

Page 170: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Subsiste, sí señora; pero no subsistirá mu-cho tiempo si el Sr. D. Salvador no vuelve delotro mundo.

-Pues qué, ¿ha muerto?

-Así lo creo yo. Pero esa joven sentimentalsiempre tiene esperanzas, y cada vez que el solsale por el horizonte esparciendo sus rayos deoro... ¿me entiende usted?

-Sí; acabe de una vez el Sr. Sarmiento.

-Quiero decir, que siempre que amanece, locual pasa todos los días, la Sra. Dª. Solita dice:«¡Hoy vendrá!». Tal es la naturaleza humana,señora, que de todo se cansa menos de esperar.Y yo digo: ¿qué sería del hombre sin esperan-za?... Dispénseme la señora; pero si piensa su-bir, tengo el sentimiento de no poder acompa-ñarla, porque como mi hijo es miliciano...

-¿Y qué?

Page 171: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Como es miliciano y el honor le ordena de-rramar hasta la última gota de su sangre endefensa de la dulce patria y de la libertad pre-ciosísima del género humano...

-¿Y qué más? -dije complaciéndome en oírlas graciosas pedanterías de aquel hombre.

-Que impulsado por su ardoroso corazón,capaz del heroísmo, y por mi paternal manda-to, ha ido a Cádiz con las Cortes; y como ha idoa Cádiz con las Cortes y no volverá hasta dejarconfundida a la facción y a los cien mil y qui-nientos hijos, nietos o tataranietos del calzona-zos de Luis XVIII... Por vida de la chilindrainay con cien mil pares de docenas de chilindro-nes, que si yo tuviera veinte años menos!... Puesdigo que como Lucas ha ido a Cádiz... y es unleón mi hijo, un verdadero león... resulta queme es forzoso estar al cuidado de la puerta, ¿meentiende la señora?

-Está bien -le dije riendo-. Puedo subir sola.

Page 172: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Quise darle una limosna, porque su aspectome pareció muy miserable; pero la rechazó condignidad y cierto rubor decoroso, propio de lasgrandezas caídas.

Subí a la casa. Mi corazón subía antes queyo.

-XVI-En seguida que llamé salieron a abrir. Se co-

nocía que en la casa reinaba la impaciencia.Una mujer descorrió con presteza el cerrojo yme rogó que entrase. Era ella. Yo recordabahaberla visto en alguna parte.

Carecía de verdadera hermosura, pero al re-conocerlo así con gozo, no pude dejar de con-cederle una atracción singular en toda su per-sona, un encanto que habría establecido al ins-tante entre ella y yo profunda simpatía, si enmedio de las dos no existiese, como infran-

Page 173: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

queable abismo, la persona de un hombre.Vestía de luto, y la delgadez de su rostro anun-ciaba el paso de grandes penas. Cuando me vioalterose tanto y su turbación fue tan grande,que no podía dirigirme la palabra. Por mi partela miré con serenidad y altanería, como de su-perior a inferior, haciendo todo lo posible paraque ella se creyese muy honrada con mi visita.

Yo había oído hablar a Salvador con cariño yadmiración que me ofendían, de aquella singu-lar hermana suya que no era tal hermana, niaun pariente y que muy bien podía ser otracosa. Nunca creí en la fraternidad honrada ycariñosa de que él me había hablado, porqueconozco un poco el corazón del hombre, y ad-mito sólo los sentimientos cardinales y funda-mentales, y no esas mixturas y composicionessutiles que no sirven más que para disfrazaralguna pasión ilícita... Deseaba conocer por mímisma a la dichosa hermana tan ponderada porél y ver si tenía fundamento el secreto odio que

Page 174: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

mi alma hacia ella sentía. Desde que la vi, apesar de que me fue muy patente su inferiori-dad personal con respecto a la nieta de miabuela, me pareció tener delante a una rivaltemible, más peligrosa cuanto más humilde enapariencia. Al instante traté de buscar en ellaun defecto grande, de esos que afean espanto-samente a la mujer. Mi ingenioso rencor en-contró al punto aquel defecto, y dije en mi in-terior.

-Esta muchacha debe de ser una hipocritona.No hay más remedio sino que lo es.

Mi juicio fue rápido, como la inspiración,como la improvisación. Desde la puerta a lasala, a donde me condujo, hice mil observacio-nes, entre ellas una que no debo pasar en silen-cio. La casa estaba tan perfectamente arregladaque no parecía vivienda sin dueño. Todo sehallaba en su sitio, sin el más ligero desorden,en perfecto estado de limpieza, descubriéndoseen cada cosa el esmero peregrino que anuncia

Page 175: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

la mano de una mujer poseedora del geniodoméstico. Creeríase que el amo era esperadode un momento a otro y que todo se acababa dedisponer para agradarle cuando entrara.

Al sentarme reconcentré mis ideas acerca delplan que había formado y le dije:

-Sé que usted padece mucho por saber el pa-radero del amo de esta casa, y como tengo noti-cias de él, vengo a tranquilizarla.

-¡Oh!, ¡señora!, ¡cuánta bondad! -exclamócon repentina alegría-. De modo que usted sabedónde está y por qué no viene... ¿Le han vueltoa coger los facciosos?

-No señora. Está libre y bueno.

-Entonces no tiene perdón de Dios -dijo aba-tiendo el vuelo de su alma que tanto se habíaelevado con las alas de la alegría-. No, no tieneperdón de Dios.

Page 176: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Usted le ha escrito?

-Muchas veces. Dirijo las cartas al ejército deMina, con la esperanza de que alguna llegue asus manos... pero no recibo contestación. Esuna iniquidad de mi hermano. Por poco que seacuerde de mí, por muy grande que sea su ol-vido, ¿será tal que no me haya escrito una solavez?

-Los que están en armas -dije sonriendo- nose acuerdan de las pobres mujeres que lloran.

-Yo creo que me ha escrito. Él es muy buenoy me considera mucho. No es capaz de tenermeen esta incertidumbre por su voluntad.

-¿Pero usted no ha recibido ninguna carta?

-En Febrero vinieron dos; pero después nin-guna. Quizás se hayan perdido.

-Podría ser.

Page 177: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-A veces me figuro que no me escribe por-que viene. Todos los días creo que va a llegar, ydesde que siento pasos en la escalera, corro aver si es él. Todo lo tengo preparado, y si viene,nada encontrará fuera de su sitio.

-Sí, ya lo veo. Es usted una alhaja. El pobreSalvador debe de estar muy satisfecho de suhermana. Él la aprecia a usted mucho. Me lo hadicho.

-¡Se lo ha dicho a usted! -exclamó tan viva-mente conmovida que casi estuvo a punto dellorar.

-Me lo ha dicho, sí. Él me cuenta todo. Paramí nunca ha tenido secretos.

Sola me miró de hito en hito durante unmomento, que me pareció demasiado largo.¿Qué había en la expresión de su semblante alcontemplar el mío? ¿Envidia? No podía ser otracosa; pero la apariencia indicaba más bien una

Page 178: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

resignación dolorosa. Le habría tenido muchalástima si no hubiera estado convencida de queera una hipócrita.

-Muchas veces me ha hablado de usted-proseguí-, elogiándome sus bellas cualidadespara el gobierno de una casa. Vea usted de quémanera ha venido a encontrarse sola al frentede este hogar vacío, conservándole tan bienpara cuando él vuelva.

-La pobre D.ª Fermina -dijo-, que murió depesadumbre por la pérdida de su hijo, me en-cargó todo al morir, poniendo en mi manocuanto tenía y ordenándome que lo guardase yconservase hasta que pareciera Salvador.

-¿Entonces ella no le creía muerto?

-Dudaba. Siempre tenía esperanza-manifestó Solita dando un suspiro-. Yo lehablaba a todas horas de la vuelta de su hijo, y,la verdad, siempre tuve esperanza de verle en-

Page 179: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

trar en la casa, porque una voz secreta de micorazón me decía que volvería. El día antes defallecer D.ª Fermina, escribió una larga carta asu hijo... ¡Cuántas lágrimas derramó la pobre!Yo habría dado con gusto mi vida, porque lainfeliz madre viera a su hijo antes de morir.Pero Dios no lo quiso así.

-¿Y esa carta...? -pregunté deseosa de cono-cer aquel detalle.

-Esa carta la depositó en mí D.ª Fermina,mandándome que la entregase a Salvador en supropia mano, si parecía.

-¿Y si no parecía?

-Doña Fermina me mandó que le buscasepor todos los medios posibles, y que si teníanoticias de él y no venía a Madrid, fuese a bus-carle aunque tuviera que ir muy lejos.

Page 180: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pero ¿cómo podrá usted emprender esosviajes?, ¡pobrecilla! -exclamé mostrando unacompasión que estaba muy lejos de sentir.

-Eso sería lo de menos. No me faltan ánimospara ponerme en camino, ni tampoco recursoscon que emprender un largo viaje, porque D.ªFermina me entregó todos sus ahorros para quelos destinase a buscar a su hijo.

-¡Ah!, entonces... Y para el caso de no encon-trarlo ¿qué dispuso esa señora?

-Que esperase, y le volviera a buscar des-pués.

-¿Y para el caso de que fuera evidente sumuerte?

-Que echase al fuego la carta sin leerla. ¡Hasido desgraciada suerte la nuestra! -prosiguió lahuérfana con abatimiento-. Un mes después dehaber subido al cielo aquella buena señora, vi-

Page 181: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

no la carta de Salvador anunciando que estabalibre. ¡Ay!, en mi vida he tenido mayor alegríani mayor tristeza, juntas tristeza y alegría sinque pudiesen ser separadas. Yo le contesté di-ciéndole lo que pasaba y rogándole que viniese.Desde aquel día le estoy esperando. Han pasa-do tres meses, y no ha venido ni me ha escrito.

-Pues ha llegado la ocasión de que ustedcumpla la última voluntad de la pobre señoradifunta, partiendo en busca de ese hijo desna-turalizado.

-¡Si no sé dónde está!... Un amigo que lee to-dos los papeles públicos y sabe por dónde an-dan los ejércitos, las guerrillas y las contrague-rrillas, me ha dicho que las tropas de Mina sehan disuelto. Otro que vino del Norte, me ase-guró que Salvador había emigrado a Francia.Yo, a pesar de estas noticias, le espero, tengoconfianza en que ha de venir, y he resueltoaguardar lo que resta de mes. Sigo mis averi-guaciones, y si en todo Mayo no ha venido ni

Page 182: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

me ha escrito, pienso ponerme en camino ybuscarle con la ayuda de Dios.

-Siento quitarle a usted una ilusión -dijeadoptando definitivamente mi diabólico plan, yresolviéndome a ponerlo en ejecución-. Salva-dor no vendrá por ahora, no puede venir.

-¿Lo sabe usted de cierto? -me preguntó vi-vamente turbada y con algo de incredulidad ensus hermosos ojos.

-¿Duda usted de mí? -dije poniendo en misemblante esa naturalidad inefable que es unode mis más preciosos resortes para expresar loque quiero-. Precisamente no he venido a otracosa que a decirle a usted su paradero, despuésde tranquilizarla, por si le creía enfermo omuerto.

-¿Y dónde está?

Page 183: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Habiendo reñido con Mina por una cues-tión de amor propio, pasó a las contraguerrillasque siguen al general Ballesteros.

-¿Entonces sigue en el Norte?

-No señora. Ya sabe usted que el ejército deBallesteros se ha retirado a Valencia.

-A Valencia, sí. Efectivamente, lo oí decir.¿De modo que Salvador está en Valencia?

-Sí: y estos informes no son vagos ni funda-dos en conjeturas, porque yo misma...

Al llegar aquí di un suspiro afectando ciertaemoción. Después acabé así la frase:

-Yo misma me separé de él en Onteniente el20 de Abril.

-¿Es cierto, señora, lo que usted me dice?-me preguntó con gran agitación.

Page 184: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sí; pero no creo que haga usted el disparatede ponerse en camino para Levante -indiquécon objeto de que no conociera mi verdaderaidea.

-¿Pues qué, vendrá?

-Venir no. No vendrá en mucho tiempo, ma-yormente si de hoy a mañana capitula la Corte,y se establece el absolutismo. Yo creo que severá obligado a emigrar, embarcándose encualquier puerto de la costa.

-¡Embarcarse! -exclamó con desaliento-. Noseñora, no; eso no puede ser. Corro allá al mo-mento.

Se levantó como si de un vuelo pudiera tras-ladarse a Valencia.

-¿Y será usted capaz de emprender un viajetan largo?... ¿Tendrá usted valor?... -manifestécon fingida admiración.

Page 185: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Yo tengo valor para todo, señora -me res-pondió.

Después del primer movimiento de creduli-dad, la vi como abatida y vacilante. Dudaba.

-Puede usted escribirle -le dije-, con la direc-ción que yo le dé, y cuando reciba la contesta-ción de él, ponerse en camino... Lo malo seráque en ese tiempo tome la guerra otro aspecto yllegue usted tarde.

-Eso sería terrible. Yo creo que si voy debo irhoy mismo... ¿Y de él se separó usted el 20 deAbril?

Dudaba todavía. Al llegar a este punto, lavoz de la conciencia, que aún me detenía, fueacallada por mis celos, y no pensé más que enel éxito completo del plan que me había pro-puesto. No vacilé más, y pensé en la carta queme había traído Pipaón.

Page 186: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Me separé de él el 20 de Abril -afirmé-; perodespués de eso, hallándome en Aranjuez, recibíuna carta suya.

Con avidez fijó Solita sus ojos en mí. Porgrande que fuera mi serenidad, mi corazónpalpitaba, porque ni aun los criminales máscriminales hacen ciertas cosas sin algo de pro-cesión por dentro. Confesaré ahora la fealdadtoda de mi acción para que se comprenda bienla importancia de aquella escena y mi perversopapel.

-Si me quisiera mostrar usted la carta de Sal-vador -me dijo en tono suplicante-, al menospara saber con fijeza el punto en que se halla...

-No la he traído -repuse con el mayor aplo-mo-, pero volveré a mi casa, que está a dos pa-sos y la traeré, para que tenga usted ese consue-lo y una seguridad que no pueden darle mispalabras.

Page 187: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Oh!, no señora; yo creo...

-No... estas cosas son delicadas. Al instantetraeré a usted la carta que me escribió y que noestá fechada en Onteniente, sino en otro pueblodel reino de Valencia, pues como usted puedesuponer, el ejército se mueve casi todos losdías.

Diciendo esto me levanté. Ella me daba lasgracias por mi bondad en cariñosas y vehemen-tes palabras. Brindose a ir conmigo porque yono me molestase en volver; pero esto no meconvenía y salí rápidamente. ¡Miserable de mí,y cuánto me cegaba la pasión y aquel detestableafán de hacer daño a la que aborrecía!... Con-taré esto con la mayor brevedad posible, por-que me mortifica tan desagradable recuerdo, yen verdad que si pudiera escribir estas vergon-zosas líneas cerrando los ojos, lo haría para nover lo que traza mi propia pluma.

Page 188: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-XVII-Corrí a mi casa, tomé la carta de Salvador, y

con ese golpe de vista del genio criminal com-prendí que lo previsto por mí momentos antespodía realizarse fácilmente. La data Urgel esta-ba escrita en letra ancha y mala. La palabrapodía ser variada por una mano hábil, y la mía,fuerza es decirlo, lo era, aunque nunca hastaentonces se había empleado en tan infamesproezas.

Yo tenía muy presente a un primo mío quehabía comerciado años antes en un pueblo deAlicante llamado Vergel, en las inmediacionesde Denia, a orillas del río Bolana. Esta palabraera el puñal del asesinato proyectado por mí.La tomé con la fiebre del rencor. ¡Qué admira-blemente servía para mi objeto! ¡Qué bien dis-puestas estaban sus letras para una obra satáni-ca! No podía pedirse más, no. Tenía delante demí una de esas infernales coincidencias que

Page 189: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

deciden a los criminales vacilantes, y a veceshasta a los justos les impulsan a escandalosos yhorribles pecados.

Tomé la pluma, y con mano segura, rego-cijándome interiormente en la perfección de miobra, convertí la palabra Urgel en Vergel. Lafecha era fácil de mudar también. Salvador hab-ía puesto Marzo en abreviatura. Yo convertí elMarzo en Mayo, dejando el día que era el 3, lomismo que estaba... ¡Oh, cuando no se me cayóla mano entonces, creo que tendré manos paratoda mi vida!

Del texto de la carta podía mostrarse la pri-mera plana, donde decía entre otras cosas in-significantes: «no pienso en muchos días salirde este pueblo».

Corrí allá con mi puñal. Las trágicas figurasantiguas a quienes pintan alborotadas y arro-gantes con un hierro en la mano, no frunciríanel ceño más fieramente que yo, al blandir mi

Page 190: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

carta homicida. Subí a la casa. Sola me esperabaen la puerta. Entramos: me senté al punto por-que estaba muy cansada.

-Vea usted -le dije-; el pueblo donde ahoraestá es Vergel. He pasado por él.

Solita devoraba con los ojos la carta.

-Vergel -añadí mostrándole la carta-, está en-tre Pego y Denia, sobre un riachuelo que lla-man Bolana. Si va usted a Onteniente le serámuy fácil llegar a Vergel.

Ella seguía leyendo.

-Asegura que por ahora no piensa moversede ese pueblo -dijo meditabunda-. Mejor; coneso tendré la certeza de encontrarle.

-¿Pero de veras insiste usted en ir?... El restode la carta no se lo enseño a usted porque nopuede interesarle -indiqué, afectando la mayor

Page 191: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

naturalidad y guardando mi arma-. No puedocreer que haga usted la locura de...

-Iré, iré -dijo con una resolución briosa queinundó mi alma de los frenéticos goces del éxi-to criminal.

Después de manifestar así su propósito,frunció el ceño y me dijo:

-Cuando usted se separó de Salvador, ¿élsabía que venía usted a Madrid?

-Lo sabía.

-¿Y cómo no le rogó que me viese y me tran-quilizara?

-Porque sabe -repuse con dignidad-, que yono sirvo para hacer las veces de correo. Si hevenido a esta casa, ha sido por... se lo diré austed con entera franqueza; no quiero fingirmóviles que no tuve al venir aquí, aunque des-

Page 192: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

pués que nos hemos tratado hayan sido distin-tas mis ideas.

Solita atendía a mis palabras como al Evan-gelio. Yo le tomé una mano y poniéndome apunto de llorar, me expresé así:

-Señora D.ª Solita; dije a usted al entrar quevenía con el simple objeto de tranquilizarladándole informes de Salvador.

-Así fue, señora, lo que usted me dijo.

-Pues bien; falté a la verdad: quise encubrirmi verdadero objeto con una fórmula común.Pero yo no puedo fingir, no puedo ocultar laverdad. Mi carácter peca de excesivamentefranco, natural y expansivo. Mis pasiones y misdefectos, la verdad toda de mi alma, buena omala, se me sale por los ojos y por la palabracuando más quiero disimular. Usted me hainspirado simpatías; usted me ha revelado unapureza de sentimientos que merece el mayor

Page 193: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

respeto. Quiero ser como usted, y hablarle conla noble veracidad que se debe a los verdaderosamigos. ¿No es usted hermana para él?, puesquiero que lo sea también para mí.

Solita al oír esto se apartó lentamente de milado. Noté en ella cierta aversión contenida porel respeto.

-Querida amiga -proseguí forzando mi arte-.No he venido aquí sino por un egoísmo queusted no comprenderá tal vez. He venido porver su casa, por conocer lo único que guardaMadrid de esa amada persona, este asilo dondeél ha vivido, donde murió su madre, y por elcual parecen vagar aún sus miradas. Quería yodar a mis ojos el gusto de ver estos objetos, es-tos muebles donde tantas veces se han fijadolos ojos suyos... Nada más, ningún otro objetome trajo aquí. He tenido además el placer deconocerla a usted, y ahora, deseándole quehalle pronto a su hermano, me retiro.

Page 194: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Levanteme resueltamente. Solita había pro-rrumpido en amargo llanto.

-¡Oh! ¡Gracias, gracias, señora! -exclamó se-cando sus lágrimas-. Le diré que debo a ustedeste inmenso favor.

-No, no, por Dios -repliqué vivamente-.Ruego a usted que no me nombre para nada.Vería en mí una debilidad que no quiero confe-sarle, mediando, como median en uno y otro,los propósitos de separación eterna.

-Pues callaré, señora, callaré. ¿De modo queusted no le verá más?

Al decir esto había tanto afán en su mirada,que me causó indignación. La habría abofetea-do, si mi papel no hubiera exigido gran pru-dencia y circunspección.

-No señora, no le veré más -le dije fijandomás sobre mi semblante la máscara que se caía-

Page 195: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

. Después de lo que ha pasado... Pero no puedorevelarle a usted ciertas cosas. Si usted le cono-ce bien, conocerá su inconstancia. Yo le heamado con fidelidad y nobleza. Él... no quierorebajarle delante de una persona que le estima.Adiós, señora, adiós. ¿Se va usted al fin hoy?

Esto lo dije en pie, estrechando aquella manoque habría deseado ver cortada.

-Sí señora, iré a buscarle, puesto que él noquiere venir.

-¿Pero se atreve usted, sola, sin compañía,por esos caminos...? -indiqué deseando que meconfirmase su resolución.

-Dios irá conmigo -repuso la hipocritona conel acento de los que tienen verdadera fe-. Elordinario de Valencia que sale esta noche, eraamigo de D.ª Fermina. Con él iré. Tengo con-fianza en Dios y estoy segura de que no me

Page 196: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

pasará nada... Ahora, tomada esta determina-ción, estoy más tranquila.

-La felicidad le retoza a usted en el rostro -afirmé con cruel sarcasmo-. Bien se conoce quees usted feliz. Yo me congratulo de haber pro-porcionado a usted un cambio tan dichoso ensu espíritu.

Cuando pronuncié estas palabras debiósecárseme la lengua, lo confieso.

Poco más hablamos. Hícele ofrecimientoscorteses y salí de la casa. Cuando bajaba la esca-lera sentí impulsos de volver a subir y llamarlay decirle: «no crea usted nada de lo que he di-cho; soy una embustera»; pero el egoísmo pudomás que aquel pasajero y débil sentimiento derectitud, y seguí bajando. Del mismo modo ibabajando mi alma, escalón tras escalón, a losabismos de la iniquidad. Razoné como los per-versos, diciéndome que la víctima de mi intrigaera una mujer hipócrita y que las maquinacio-

Page 197: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

nes de mal género, tan dignas de censura cuan-do recaen en personas inocentes, son más tole-rables si recaen en quien las merece y es capazde urdirlas peores. Pero estos sofismas no aca-llaban mi remordimiento, que empezó a crecerdesde que salí de la casa y ha llegado después,por su mucha grandeza y pesadumbre, a morti-ficarme en gran manera.

-XVIII-Verdaderamente mi acción no pudo ser más

indigna. ¡Precipitar a una desamparada e infe-liz mujer a resolución tan loca, obligarla pormedio de vil engaño a emprender un viaje lar-go, dispendioso, arriesgado y sobre todo in-útil!... Al mirar esto desde tan distante fecha,me espanto de mi acción, de mi lengua, y de lahorrible travesura y astucia de mi entendimien-to.

Page 198: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

En aquellos días la pasión que me dominabay más que la pasión, el envidioso afán que meproducía la simple sospecha de que alguien merobase lo que yo juzgaba exclusivamente mío,no me permitieron ver claramente mi concien-cia ni la infamia de la denigrante acción quehabía cometido; pero cuando todo se fue en-friando y oscureciendo, he podido mirarme talcual era en aquel día, y declaro aquí que, segúnme veo, no hay fealdad de demonio del infier-no que a la mía se parezca.

¡Y sigue uno viviendo después de hacer talescosas! ¡Y parece que no ha pasado nada, yvuelve la felicidad, y aun se da el caso de olvi-dar completamente la perversa y villana ac-ción!... Yo no vacilo en escribirla aquí, porqueme he propuesto que este papel sea mi confe-sonario, y una vez puesta la mano sobre él, nohe de ocultar ni lo bueno ni lo malo. La seguri-dad de que esto no lo ha de ver nadie hasta queyo no me encuentre tan lejos de las censuras de

Page 199: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

este mundo como lo están los astros de las agi-taciones de la tierra, da valor a mi espíritu paraescribir tales cosas. Yo digo: «que todo el mun-do escriba con absoluta verdad su vida entera,y entonces ¡cuánto disminuirá el número de losque pasan por buenos! Las cuatro quintas par-tes de las grandes reputaciones morales no sig-nifican otra cosa que falta de datos para conocera los individuos que se pavonean con ellas fa-tuamente, como los cómicos cuando se vistende reyes».

Aquella tarde torné a pasar por allí, y en-tablé conversación con Sarmiento; pero me fueimposible averiguar por él si Solita insistía enpartir.

Yo tenía gran desasosiego hasta no saberlode cierto, y para salir de mi incertidumbre qui-se averiguarlo por mí misma. Soy así: lo quepuedo hacer no lo confío a los demás. Me fati-gan las dilaciones y la torpeza de los que sirvenpor dinero, y carezco de paciencia para aguar-

Page 200: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dar a que me vengan a decir lo que yo puedover por mis propios ojos. Al llegar la noche y lahora en que solían partir los coches, sillas depostas y galeras, mi criada y yo nos vestimosmanolescamente, con pañolón y basquiña, ynos encaminamos al parador del Fúcar, dedonde, según mis noticias, salía el ordinario deValencia.

No tuve que esperar mucho para satisfacermi curiosidad. Allí estaba. Solita partía irremi-siblemente. Ya no me quedaba duda. La vi de-ntro del coche que salía, y no pude sofocar enmí un sentimiento de profundísima lástima,forma indirecta que tomaba entonces mi con-ciencia para presentarme ante los ojos la ima-gen de mi crimen. Pero el coche partió; ella sefue con su engaño y yo me quedé con mi lásti-ma.

No se había extinguido el rumor de las rue-das del carro de Valencia, cuando sonó másvivo estrépito de ruedas y caballerías. Un gran

Page 201: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

coche de colleras entró en el parador. Mi criaday yo nos detuvimos por curiosidad.

-Es el coche de Alcalá -dijeron a nuestro la-do-. Esta noche viene lleno de gente.

Por una de las portezuelas vi la cara de unhombre. El corazón parecía hacérseme pedazos.Me volví loca de alegría. No pude contenerme.Era él. Mis exclamaciones cariñosas le obliga-ron a bajar del coche, y entonces me arrojé llo-rando en sus brazos.

-XIX-Al día siguiente le aguardaba en mi casa y

no fue hasta muy tarde, cuando ya anochecía.Estaba muy fatigado, triste y abatido. Lo pri-mero de que me habló fue del vacío que habíadejado en su casa la muerte de su madre, de lapartida de su hermana, a quien creía encontraren Madrid, y del brevísimo espacio que un per-

Page 202: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

verso destino había puesto entre la marcha deella y la llegada de él.

-Castigo de Dios es esto -dijo-, por mi des-cuido en escribirle y mi desnaturalizado proce-der.

Después pasó de la tristeza a la furia. Yoprocuraba arrancarle tan lúgubres ideas, re-cordándole nuestro placentero viaje del veranoanterior y la catástrofe de su cautiverio; hacíalemil preguntas sobre sus padecimientos, eman-cipación, campaña de Cataluña y toma de laSeo; pero sólo me contestaba con monosílabos ysecamente. Escaso interés mostraba por las co-sas pasadas, y aun yo misma, que era un pre-sente digno a mi parecer de alguna estima,apenas podía obtener de él atención insegura ycasi forzada. Su pensamiento estaba fijo en lafugitiva hermana, y mis sutiles zalamerías nopodían apartarle de allí. No cesaba de discurrirsobre los móviles de aquel viaje, y yo, sintiendorevivir y agitarse en mí lo que siempre tuve de

Page 203: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

serpiente, estuve a punto de indicarle que Sole-dad habría partido arrastrada por algún hom-bre; pero en el momento en que desplegaba loslabios para sugerir esta idea, me contuve.Aquella vez había vencido mi conciencia, yhallándome con fuerzas para las mayorescrueldades, no las tuve para la calumnia.

Al fin, creí prudente no decirle una palabrasobre aquella cuestión.

-Bastaba que yo viniese con deseo de verla-dijo hiriendo violentamente el suelo con el pie-para que ella huyese de mí. Así son todas miscosas. Lo bueno existe mientras yo lo deseo.Pero lo toco, y adiós.

Estas amargas palabras eran un desaire paramí, y por lo visto yo no estaba comprendida enel número de las cosas buenas; pero sofoqué miresentimiento y seguí escuchándole.

Page 204: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Desde que el deseo de venganza y mi odioal absolutismo -añadió-, me inclinaron a tomarlas armas, tuve el presentimiento de que lacampaña se echaría a perder, y así ha sido. Yatienes a la plaza de Figueras en poder de losfranceses; a Mina vagabundo sin saber qué par-tido tomar, y todo el ejército desconcertado ysin esperanza de vencer. ¡Gran milagro habríasido que donde yo estoy hubiese victorias! De-sastres y nada más que desastres. La sombraque yo echo sobre la tierra, destruye.

-¡Qué necio eres! ¿Crees acaso en las estrellasfatales y en el sino?

-No debiera creer; pero todo me manda quecrea... Ya ves. Me envía Mina a Madrid con unacomisión en que funda grandes esperanzas, ydesde que llego aquí pierdo las pocas esperan-zas que traía, porque no hallo sino desanima-ción y flojedad. Al mismo tiempo, la ilusiónmás querida de este viaje se ha desvanecidocomo el humo. Yo tenía una hermana, más que

Page 205: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

hermana amiga, con una amistad pura y entra-ñable que nadie puede comprender sino ella yyo; una amistad que tiene todo lo santo de lafraternidad y todo lo bueno del amor, sin lastenebrosas ansias de este. En mi hermana veíayo todo lo que me queda de familia, lo únicoque me resta de hogar; en ella veía a mi madrey una representación de todos los goces de micasa, la paz del alma, dichas muy grandes sinmezcla de martirio alguno. Pues bien: llego ymi casa está desierta. Jamás pensé en perderla.Ella, el único ser de quien estaba seguro, vuelatambién lejos de mí, y se va. ¡Ay, Jenara! ¡Nopuedo decirte cuán sola estaba mi casa! Figúra-te todo el universo vacío y sin vida. Ni mi ma-dre, ni Soledad... ¡Qué sepulcro, Dios mío! Asíse va quedando mi corazón lo mismo que unagran fosa, todo lleno de muertos... Tú no pue-des entender esto, Jenara. En ti todo vive. Tucarácter hace resucitar las cosas y eres un serprivilegiado para quien el mundo se disponesiempre del modo más favorable; pero yo...

Page 206: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Cúlpate a ti mismo -le dije-, y no hables deldestino. Te quejas de que tu hermana te hayaabandonado, y no recuerdas que has estadomucho tiempo sin escribirle, sin darle noticiasde ti, sin decirle ni siquiera: «estoy vivo».

-Es verdad; pero se amparó de mí el estúpi-do delirio de la guerra. Me sedujo la idea glo-riosa que representaba nuestro ejército al per-seguir a los realistas. Sólo veía lo que estabadelante de mis ojos y dentro de mí: el enemigoy los torbellinos de mi cerebro, un ideal de glo-riosas victorias que dieran a mi país lo que notiene. Ya sabes que yo me equivoco siempre. Loextraño es que conociendo mi torpeza me em-peñe en andar hacia adelante como los demáshombres, en vez de estarme quieto como lasestatuas... Ahora todo lo veo destrozado, caídoy hecho pedazos por mis propias manos, comoel que entrando en un cuarto oscuro y lleno depreciosidades y a ciegas tropieza y lo rompetodo. En Cataluña, desengaños, en Madrid más

Page 207: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

desengaños todavía; un gran vacío del enten-dimiento y otro más grande del corazón. Pareceque la realidad de mis ideas es un ave que seasusta de mis pasos y levanta el vuelo cuandome acerco a ella. ¡Maldita persona la mía!

Debía enojarme de tales palabras, porque,según ellas, yo no era nada. Pero no me mostréofendida y solamente dije:

-Si al llegar encuentras todo solo y vacío, noes porque las cosas vuelen antes de tiempo,sino porque tú llegas siempre tarde.

-También es verdad. Llego siempre tarde. Yaves lo que me ha pasado ahora -dijo con el ma-yor desaliento-. Se le antoja al general Minaenviarme aquí cuando todo está perdido. Peroél no contaba con la rapidez de este desmoro-namiento, no contaba con la retirada de Balles-teros, sin combatir, ni con la defección de LaBisbal. Mina tiene la desgracia de creer quetodos son valientes y leales como él.

Page 208: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿La defección de La Bisbal? De modo queya... No creí que fuera tan pronto. El condeacostumbra preparar con cierto arte sus arre-pentimientos.

-No se dice públicamente; pero es seguroque ya está en tratos con los franceses para ca-pitular. Me lo ha dicho Campos, que olfatea lossucesos. De mañana a pasado el aborrecidoestandarte negro ondeará en Madrid. ¿A qué hevenido yo? No parece sino que ha venido aizarlo yo mismo.

-Pues no hagas caso de los masones, ni de laguerra, ni de la Constitución -le dije-. ¿Para quéte empeñas en cosas imposibles? ¿Por qué des-precias lo que tienes y buscas fantasmas vanos?

Él me miró comprendiendo mi intención. Sumirada no indicaba desafecto; pero me era im-posible vencer su tristeza. Acompañome a ce-nar, y mis alardes de humor festivo, mi chácha-ra y las delicadas atenciones que con él tuve no

Page 209: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

lograron disipar las nubes sombrías que enne-grecían su alma. También la mía se encapotabalentamente, cayendo en hondas tristezas, por-que acostumbrada a verse señora de los senti-mientos de aquel hombre, padecía mucho alconsiderar perdido su amoroso dominio y esatiranía dulcísima que al mismo tiempo embele-sa al amo y al esclavo.

Pero aún conservaba yo gran parte de miprestigio. Vencí, aunque sin poder conseguir latranquilidad que acompaña a los triunfos com-pletos; porque descubrí en su complacenciaalgo de violento y forzado. Parecía que al co-rresponder a mi leal cariño, lo hacía más bienpor delicadeza y por deber que por verdaderainclinación. Esto me atormentó toda la noche,quitándome el sueño. Cuando pude dormir, laimagen de la pobre huérfana que recorría me-dia España buscando a su hermano, a su aman-te o lo que fuera, se me presentó para atormen-

Page 210: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tarme más. ¡Ay!, ¡qué terrible es una gran faltasin éxito!

La visión de la mujer errante no se quitabade mi imaginación. Pero yo entonces, creyén-dome menos amada de lo que mi frenética am-bición de amor exigía; pensando que me habíanvencido ajenos recuerdos y vaguedades senti-mentales referentes a otra persona, me gozabacon fiera crueldad en la desolación de la her-mana viajera.

-¡Bien -le decía-, corre tras él, corre hoy ymañana y siempre, para no encontrarle al fin!...Muy bien, hipocritona, ¡¡me alegro, me alegro!!

-XX-Al día siguiente muy temprano entró Cam-

pos en casa. Ya he dicho que este masón eraamigo muy constante de la familia con quien yovivía, un matrimonio alavés, de edad madura y

Page 211: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

sin hijos, extraño por lo general a las pasionespolíticas, aunque la señora, como buena vas-congada, se inclinaba al absolutismo. Camposentró gritando:

-¡Ya nos la ha pegado ese tunante!

Al punto comprendí lo que quería expresar.

-La Bisbal ha capitulado ¿no es eso? -le dije-.¡Qué noticia! Ya lo suponíamos.

-Pero al menos, señora, al menos...-manifestó Campos con afán-. Las formas, espreciso guardar ciertas formas... Todos estamosdispuestos a capitular, porque no es posiblevivir en lucha con la general corriente, ni con laEuropa entera; pero... pero...

-¿Y qué ha hecho La Bisbal?

-Dar un manifiesto...

Page 212: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Ya lo suponía: es el hombre de los manifies-tos.

-Un manifiesto en que dice que sí y que no, yque tira y afloja, y que blanco y que negro... Enfin, un manifiesto de La Bisbal. Después haentregado el mando al marqués de Castelldos-rius y ha desaparecido. El ejército está desmo-ralizado. La mayor parte de los soldados se vana donde les da la gana, y aquí nos tiene usted,como el 3 de Diciembre de 1808, en poder delos franceses... ¿Vamos a ver, qué hace ahora unhombre honrado como yo? ¿Qué hacen ahoralos hombres que no se han metido en nada, quedesde su campo defendieron siempre el ordeny las conveniencias?...

Yo hacía esfuerzos para contener la risa. Lazozobra del masón en momentos de tanto apu-ro y su afán por presentarse como hombre deorden ofrecían un cuadro tan gracioso comoinstructivo.

Page 213: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿De modo que ya se acabó la Constitución?-dijo la señora de Saracha, elevando majestuo-samente las manos al cielo, como en acción degracias-. Pues ahora habrá perdón general. Sereconciliarán todos los españoles, dándose fra-ternales abrazos y amparándose bajo el mantoamoroso del Rey.

Yo me eché a reír.

-No es mal perdón el que nos aguarda -dijoCampos con detestable humor-. ¡Bonito mantonos amparará! Ya se ha alborotado la gentuzade los barrios bajos, y las caras siniestras, lasmanos negras y rapaces, los trabucos y las na-vajas van apareciendo. Nada, nada. Tendremosescenas de luto y de ignominia, otro 10 de Ma-yo de 1814.

-¿Será posible? Pues me parece que efecti-vamente hay algo de alboroto en la calle -dijomi amiga asomándose al balcón.

Page 214: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Vivíamos en la calle de Toledo, que es la ar-teria por donde la emponzoñada sangre sube alcerebro de la villa de Madrid en los días defiebre. Cruzaban la calle gentes del pueblo enactitud poco tranquilizadora. Al poco rato oí-mos gritar: «¡viva la religión!», «¡vivan la cae-nas!». Fue aquella la primera vez de mi vidaque oí tal grito, y confieso que me horrorizó.

Campos no quiso asomarse porque le enfu-recían los desahogos de la plebe (mayormentecuando chillaba en contra de los liberales) yseguía diciendo:

-Veremos cómo tratan ahora a los hombreshonrados que han defendido el orden, que hanprocurado siempre contener al democratismo ya la demagogia.

No pude vencer mi natural inclinación a lasburlas y le dije:

Page 215: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sr. Campos, no doy cuatro cuartos por supellejo de usted.

-Ni yo tampoco -me respondió riendo.

Él, en medio de su descontento, esperaba fi-losóficamente el fin, seguro de sobrenadar tar-de o temprano en el piélago absolutista. Eraademás hombre de tanto valor como osadía.

La gente de los barrios bajos siguió alboro-tando todo el día. Moviose la tropa para man-tener el orden, y el general Zayas, que mandabaen Madrid y había firmado la capitulaciónaquella misma mañana con los franceses, parec-ía dispuesto a ametrallar sin compasión a lacanalla. En gran zozobra vivíamos todos losvecinos de la Villa, porque se hablaba de sa-queo y de la aproximación de las partidas deBessières, el infante aventurero, que defen-diendo el despotismo quería lograr lo que nopudo conseguir combatiendo por la República.

Page 216: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Pero la principal causa de mi inquietud erano ver a mi lado a la persona que más me inte-resaba en aquellos días. Le esperé toda la ma-ñana y toda la tarde, y como a ninguna horaparecía y había hecho promesa de visitarme,creí que le pasaba algo desagradable. Por lanoche no pude refrenar mi ardorosa impacien-cia y volé a su casa. Tampoco estaba en ella, y elanciano portero y maestro de escuela, armadode fusil en medio de la portería, furioso y exal-tado cual si acabara de escaparse de un mani-comio, me inspiró tanto miedo que no quiseesperar allí.

Pasé la noche en un estado de angustiahorrible. Corrían rumores de que al día siguien-te habría saqueo, prisiones, muertes y escanda-losas escenas. Se decía que los liberales másseñalados eran perseguidos por las calles comoperros rabiosos y apedreadas sus casas. Yo nopodía vivir. Al amanecer del otro día, que era el20 de Mayo, busqué a Salvador en diversos

Page 217: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

puntos, y tampoco le pude encontrar. Antes devolver a casa vi movimiento de tropas en laPuerta del Sol y me dijeron que Bessières habíaaparecido con sus cuadrillas que yo llamaba deasesinos de la Fe, por detrás del Retiro, amena-zando entrar en Madrid. La plebe de los barriosbajos se le había reunido, y como hambrientosperros, aullaban mirando a la Corte, con ansiasde devorarla. Todo Madrid estaba aterrado, yyo más que nadie, no por el temor del saqueo,sino por la sospecha de que la persona más caraa mi corazón hubiera sido víctima del furor dela plebe.

Esperé también todo aquel día. Camposentró a darnos noticias de lo que pasaba. Oía-mos cañonazos lejanos, y a cada instante creía-mos ver llegar y difundirse por las calles a ladesenfrenada turba salvaje ebria de sangre y depillaje. Pero Dios no quiso que en aquel díatriunfaran los malvados. El general Zayas des-trozó a los asesinos de la Fe, acuchillando a los

Page 218: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

chisperos y mujerzuelas que graznaban entreellos. La plebe aterrada volvió a sus oscurasguaridas, y mucha gente mala huyó a los cam-pos, aguardando a poder entrar con los france-ses. Desde que supimos el gran peligro a quehabíamos estado expuestos los habitantes deMadrid, todos deseábamos que llegasen de unavez los cien mil hijos de San Luis, para que es-tableciendo un Gobierno regular, contuvieran ala canalla azuzada por los realistas furibundos.

Al fin salí de la angustia que me atormenta-ba. En la mañana del día 21, el prófugo, porquien yo había derramado tantas lágrimas, sepresentó delante de mí en estado bastante las-timoso, desencajado y lleno de contusiones, conlos ojos encendidos, seca la boca, cubierta desudor la hermosa frente, rotos y llenos de polvolos vestidos.

Al punto comprendí que había sido maltra-tado por las feroces bestias populares. No ledije nada, y me apresuré a cuidarle, propor-

Page 219: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cionándole alimento y reposo. Él me mirabacon extraviados ojos. Apretando los puños ex-clamó:

-¿Has visto a la canalla?

Necesitaba sosiego, y por todos los mediosprocuré tranquilizarle.

-No pienses más en eso -le dije-, y regocíjateahora en la paz de mi compañía y en esta dulcesoledad en que estamos.

-¡No puedo, no puedo! -exclamó con granagitación.

Y después repetía:

-¿Has visto a la canalla? ¡Pero qué canalla esla canalla!

Más tarde me contó que se había visto engran peligro, porque al salir de un sitio en queestaban reunidas varias personas contrarias al

Page 220: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

despotismo, fue acometido, pudiendo salvar aduras penas la vida gracias a su energía y alcoraje con que se defendió.

Su estado febril inspirome bastante ansiedadaquella noche que pasó en mi casa; pero a lamañana siguiente su prodigiosa naturalezahabía triunfado de la ebullición de la sangreirritada.

-No puedo ir a mi casa -me dijo-, y aun serápeligroso que salga a la calle; pero yo necesitodisponer mi viaje.

-¿Vuelves al Norte?

-No; tengo que ir a Sevilla, donde está lo quequeda de Gobierno liberal. No tengo ya ni unresto siquiera de esperanza; pero es preciso quecumpla fielmente la comisión del general Mina,y vaya hasta las últimas extremidades, para queme quede al menos el consuelo de haberlo in-tentado todo y para que se pueda decir esta

Page 221: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

verdad terrible: «No hubo un solo liberal enEspaña que supiera cumplir con su deber».

-Pues si vas a Andalucía, iré contigo -dijecon mucho gozo, regocijándome ya con la ideade acompañarle y huir de Madrid, pueblo quetanto alarmaba a mi conciencia.

-El viaje no será fácil -respondió sin demos-trar grande entusiasmo por mi compañía-, ma-yormente para una señora.

-Para mí todo es fácil.

-No se encontrarán carruajes.

-Como ruede el dinero, rodarán los coches.

-La policía vigilará la salida de los liberales.

-No importa.

Sin pérdida de tiempo empecé mis diligen-cias para nuestro viaje. Las dificultades eran

Page 222: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

grandes. Ningún propietario de coches queríaarriesgar su material y sus caballerías, porquelos facciosos se apoderaban de ellas. No meacobardé, sin embargo, y seguí mis pesquisas.Campos también deseaba proporcionar a miamigo fácil escapatoria.

La entrada de los franceses, que se verificó eldía 23, me dio alguna esperanza; mas por des-gracia entre las fuerzas de vanguardia no veníael conde de Montguyon. Vi en cambio muchosguerrilleros del Norte, de fiero aspecto, ytemblé de pavor, deseando entonces más viva-mente huir de la Corte.

¡Y qué desorden en los primeros momentosde aquel día! Por mucha prisa que se dieron losfranceses a establecerse, no lograron impedirmil excesos.

Hombres cuyo furor había sido pagado corr-ían por las calles celebrando entre borracherasel horrible carnaval del despotismo. Rompían a

Page 223: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

pedradas los cristales, trazaban cruces en laspuertas de las casas donde vivían liberales, co-mo señal de futuras matanzas; escarnecían atodo el que no era conocido por su exaltaciónabsolutista; gritaban como locos, maldiciendola libertad y la Nación. No escapaban de susgroserías las personas indiferentes a la política,porque era preciso haber sido perro de presadel absolutismo para obtener perdón. Algunosfrailes de los que más habían escandalizado enel púlpito con sus sermones sanguinarios eranllevados en triunfo.

Yo salía de misa de San Isidro, y me vi insul-tada y seguida por una turba de mujerzuelasferoces, sólo porque llevaba un lazo verde. Elcolor verde era ya el color de la ignominia, co-mo emblema del liberalismo, que tantas veceshabía escrito sobre él Constitución o muerte. Vimaltratar a un joven de buen porte, sólo porqueusaba bigote, y desde aquel día el tal adorno de

Page 224: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

las varoniles caras fue señal de franc-masonismo y de extranjería filosófica.

Quien vio una vez tales escenas no puedeolvidarlas. Mis ideas habían cambiado muchodesde mi viaje a Francia. Conservando el mis-mo respeto al Trono y al Gobierno fuerte, habíaperdido el entusiasmo realista. Pero en aqueldía tristísimo se desvanecieron en mi cabeza nopocos fantasmas, y aunque seguí creyendo queuno solo gobierna mejor que doscientos, el ab-solutismo popular me inspiró aversión y re-pugnancia indecibles.

No había concluido de referir en mi casa elgran peligro que había corrido por llevar unlazo verde, cuando entró Campos. Traía sem-blante muy alegre.

-Ya está resuelta la cuestión de tu viaje -dijoa Salvador-. Esta noche puedes marchar, siquieres.

Page 225: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Cómo? -preguntamos él y yo.

-De un modo tan sencillo como seguro. Elmarqués de Falfán de los Godos había pensadomarchar a Andalucía... Como la pobre Andreaestá tan delicada... En fin, se han decidido asalir esta noche. Tienen silla de postas propia.Al punto me he acordado de ti, Falfán de losGodos tiene gusto en llevarte y se alegra muchode tu compañía.

-Eso no puede ser -dije vivamente, saliendoal encuentro de aquella proposición con verda-dera furia que trataba de disimular.

-¿Por qué no ha de poder ser, señora mía?-dijo Campos-. En la silla de postas irán cómo-da y seguramente el Marqués, mi sobrina consu hijo, la doncella y dos criados que seremosnosotros, Salvador y yo. Perfectísimamente.

El taimado masón se restregaba las manosen señal de regocijo.

Page 226: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Me parece una excelente idea -dijo Monsa-lud mirándome-. ¿No crees tú lo mismo?

Yo no contesté nada. Estaba furiosa. Él debiócomprender en mis ojos la tempestad que sehabía desatado en mi corazón, mas no por co-nocerlo se apresuró a conjurarla. Antes bien,ocupose de disponer su viaje con una calma,con una indiferencia hacia mí que me irritaronmás. Mi dignidad me impedía pedir un puestoen aquel coche que se iba a llevar la mitad demi alma. La misma dignidad me impedía re-cordarle nuestro dulce propósito de ir juntos.Encerreme breve rato en mi cuarto, para quenadie conociese la alteración nerviosa que mesacudía, y con los dientes hice pedazos un pa-ñuelo inocente. Mis ojos secos e inflamados nopodían dar salida a la angustia de mi corazón,derramando una sola lágrima.

Cuando me presenté de nuevo, mi aparien-cia no podía ser más tranquila. Afectaba natu-ralidad y hasta alegría; tanta era la fuerza de mi

Page 227: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

disimulo, cuando yo llamaba todas las fuerzasde la voluntad para forjar la máscara de hierro,bajo la cual escondía mi verdadero semblante,lleno de luto y consternación. ¡Qué padecimien-to tan grande! ¿Cómo no, si Salvador mismome había contado toda la historia de sus rela-ciones con Andrea Campos, después marquesade Falfán de los Godos? Yo la había tratadobastante después de ser marquesa. La admira-ble hermosura de la americanilla, representán-dose en mi imaginación, me la quemaba comoun hierro abrasado.

Tuve valor para verles partir. Vi a la sobrinade Campos subir al coche, haciéndose la intere-sante con su languidez de dama enfermita; vi alviejo Marqués engomado y lustroso, como unmuñeco que acaba de salir del taller de jugue-tes; vi a Salvador tomando en brazos y besandocon el mayor gusto al niño de la Marquesa... noquise ver más. ¡El coche partió!... ¡Se fueron!...

Page 228: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-XXI-Se fueron y yo me quedé. Las lágrimas que

antes no habían querido salir de mis ojos brota-ron a raudales, abrasándome las mejillas. Nopodía dejar de pensar en la hipocritona, quecorría por los campos desiertos, lanzada por míal interminable viaje de la desesperación; perolejos de tenerle lástima, aquel recuerdo avivabami hondo furor, haciéndome exclamar: -¡Mealegro, mil veces me alegro!

¡Cuán grande había sido mi castigo! Paraque este fuera más evidente, fui condenada porDios al mismo suplicio de viajar buscando auna persona amada, al martirio indescriptiblede correr un día y otro día como el que huye desu sombra, siempre impaciente, siempre an-helante, precipitada siempre de la esperanza aldesengaño y del desengaño a una nueva espe-ranza. Porque sí, yo emprendí también el viajea Andalucía tres días después. Estaba en la al-

Page 229: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ternativa de morir de despecho o correr tam-bién. Hubo en mí desde aquel día algo de lamaldición espantosa que pesaba sobre el judíoerrante, y me sentí como arrastrada por la fuer-za de un huracán.

¡Ay!, el huracán estaba dentro de mí misma,en mi despecho, en mis celos, en un loco afánde no hallarme lejos de dos personas, cuyaimagen ni un solo instante se apartaba de mipensamiento. Si mis lectores me han conocidoya por lo que va contado de mi borrascosa vida,comprenderán que yo no podía quedarme enMadrid. Mi carácter me lanzaba fuera, como lapólvora lanza la bala.

Partí... Pero antes debo decir cómo pudeconseguir los medios para ello. Mi primer pasofue recurrir a Eguía; mas desde la entrada delos franceses le habían arrinconado como trastoviejo, y una Regencia fresca y lozana funciona-ba en su lugar. Nombrola Angulema de acuer-do con el Consejo de Estado, y la componían

Page 230: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los duques del Infantado y de Montemart, elbarón de Eroles, el obispo de Osma y don An-tonio Gómez Calderón. Secretario de ella era elvenenoso Calomarde, al cual me dirigí solici-tando un pase y licencia para el uso de coche-posta. Recibiome tan fríamente y con tanta so-berbia e hinchazón, que no pude menos de re-cordar al Don Soplado del poeta sainetero D.Ramón de la Cruz.

Le desprecié como merecía y recurrí a donVíctor Sáez, nombrado Ministro de Estado; pe-ro este me recordó a la rana, cuando quiso pa-recerse al buey. Tuvo el mal gusto de echarmeen cara mi supuesta conversión al constitucio-nalismo y a la Carta francesa, diciendo mil ne-cedades presuntuosas y aun amenazándome.Su fatuidad, semejante a la del pavo cuando sesopla y arrastra las alas para meter ruido, mehizo reír en sus propias barbas. El único que seme mostró algo propicio fue Erro, hombre hon-rado y modesto. Pero nada positivo saqué de la

Page 231: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

flamante situación, que daba pruebas de suagudeza política volviendo las cosas al propioser y estado que tenían en 7 de Marzo de 1810, res-tableciendo los antiguos Consejos y la Sala deAlcaldes de Casa y Corte. Era esto volver a lostontillos, al guarda-infante y al pelo empolva-do.

Por mi ventura llegó a Madrid el conde deMontguyon. Le vi; hízome la centésima decla-ración de amor y luego con semblante doloridome dijo:

-Soy muy desgraciado, señora, en no poderestar cerca de vos. Tengo que partir con el ge-neral Bourdesoulle para esa poética región quellaman la Mancha, idealizada por las aventurasdel gran caballero.

Entonces le manifesté que si me proporcio-naba los medios de hacer el viaje, poniendo yopor mi cuenta todos los gastos, le seguiría aaquel encantado país que hizo célebre el gran

Page 232: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

caballero. Al oír esto se volvió todo obsequios,y tres días después tenía yo a mi disposiciónuna silla de postas con caballos del cuartel ge-neral de Bourdesoulle y un pase que me asegu-raba el respeto de las turbas por todo el tránsitoque iba a recorrer.

Salí al fin de Madrid acompañada de midoncella. Salí como el agua de una esclusacuando se le abren las compuertas que la suje-tan. Yo no veía bastante llanura por donde co-rrer; en ningún momento me parecía que anda-ba bastante mi coche; enfadábame el cansanciode las mulas, la pesadez de los mesoneros y laflema del mayoral, que se ponía siempre departe de las caballerías en mi febril contiendacon el tiempo y la distancia.

En los pueblos por donde rápidamente pa-saba, vi escenas que me causaron tanta indig-nación como vergüenza. En Ocaña habían qui-tado las imágenes que adornaban el ángulo dealgunas calles, poniendo en su lugar el retrato

Page 233: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de Fernando, entre cirios y ramos de flores, ydebajo la piadosa inscripción: «¡Vivan las cae-nas!». En Tembleque presencié el acto solemnede arrojar al pilón donde bebían las mulas, ados o tres liberales y otros tantos milicianos. EnMadridejos tuve miedo, porque una turba queinvadía el camino cantando coplas tan dispara-tadas como obscenas quiso detenerme, fundadaen que el mayoral había tocado con su látigo elestandarte realista que llevaba un fraile. Nece-sité mostrar mucha serenidad y aun derramaralgún dinero para que no me causasen daño;pero no pude seguir hasta que no llegaron aaquel ilustrado pueblo las avanzadas de la ca-ballería francesa.

En Puerto Lápice se rompió una ballesta demi coche, ocasionándome una detención de dosdías. Las horas eran siglos para mí. Me quema-ba la tierra bajo los pies. Yo hubiera deseadoposeer la autoridad de una reina asiática paravencer tantas dificultades, atando a los hom-

Page 234: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

bres al pescante de mi coche. La desproporciónenorme entre mi impetuoso anhelo y los me-dios materiales de que disponía, me llevaron aun lamentable estado nervioso que de ningúnmodo podía calmar. Únicamente logré un pocode alivio a aquel penoso hervor de mi carácterempleando un medio bastante pueril, pero queno parecerá muy absurdo a las mujeres que seme asemejan. Consistía en tomar el látigo delmayoral y ponerme a descargar furiosos latiga-zos sobre los robles del camino en Sierra More-na y sobre los olivos de Andalucía.

En Sierra Morena hallé nuevos obstáculos.Allí había una especie de ejército español,mandado por una especie de general, que teníael encargo de hacer una especie de resistencia alas tropas de Bourdesoulle. Dios había decididoque no hubiese otro Bailén en la historia, y losinocentes que creían en un nuevo 19 de Julio de1808 se llevaron gran chasco. ¡Parece mentira!Quince años después, los papeles de aquel

Page 235: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

drama habían cambiado. Los personajes eranlos mismos. Creeríase que habían resucitado losmuertos de la gloriosa época, pero que al ves-tirse se habían equivocado de uniforme.

En pocas horas fue desbaratado Plasencia(que así se llamaba el general que defendía lapuerta de Andalucía) y los franceses pisaron elglorioso campo de las Navas de Tolosa, deMenjíbar y de Bailén. Menos afortunada yo, fuiotra vez detenida; y ahora el conde de Montgu-yon, a quien Bourdesoulle mandó situarse enGuarromán, mostró muy poco interés porqueyo siguiera adelante. Con todo, tales artes usépara sacar partido de su caballería andante, queme libré de él muy lindamente. Por fin, el 6 deJunio entré en Córdoba, donde no me detuvemás que lo preciso.

El 9 por la tarde vi a lo lejos una inmensamole rojiza que iluminaban los rayos del mori-bundo sol. Ante mí se extendían hermosas lla-nadas de trigo, como un campo de oro, cuya

Page 236: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

reverberación amarilla ofendía a los ojos. Yo nohabía visto un cielo más alegre, ni un ambientemás respirable y que más embelesase los senti-dos, ni un crepúsculo más delicioso. La enormetorre que se destacaba a lo lejos sobre apretadocaserío, y entre otras mil torres pequeñas, ibacreciendo a medida que yo me acercaba y pa-recía venir a mi encuentro con gigantesco paso.La torre era la Giralda y la ciudad Sevilla.

-XXII-¡Sevilla! ¡De qué manera tan grata hería mi

imaginación este nombre! ¡Qué idealismo tanplacentero despertaba en mí! No creo que nadiehaya entrado en aquel pueblo con indiferencia,y desde luego aseguro que el que entre en Sevi-lla como si entrara en Pinto es un bruto. ¡El Bur-lador, D. Pedro el Cruel, Murillo! Bastan estastres figuras para poblar el inmenso recinto quees en todas sus partes teatro de la novela y el

Page 237: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

drama, lienzo y marco de la pintura. ¡Y hastalas pinturas sagradas son allí voluptuosas! Paraque nada le falte, hasta tiene a ManolitoGázquez, cuyas hipérboles graciosas han dadola vuelta a España, y parece que forman la basede la riqueza anecdótica nacional.

En Sevilla la noche y el día se disputan acuál es más bello; pero cuando llega el rigor delverano, vence irremisiblemente la noche, asu-miendo todos los encantos de la naturaleza yde la poesía. Para ella son los delicados aromasde jazmines y rosas; para ella el picante rumorde las conversaciones amorosas; para ella ladulce tibieza de un ambiente que recrea y ena-mora, las quejumbrosas guitarras que expresantodo aquello a que no pueden alcanzar las len-guas. Cuando yo llegué se dejaba sentir bastan-te el calor, sin ser insoportable; pero las nocheseran deliciosas, un paraíso en el cual no seechaba de menos el sol.

Page 238: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Me alojé en una hermosa posada de la callede Génova, y desde la noche de mi llegada vi amuchos diputados que moraban allí y a otrosque iban a visitarles. Aquello era un herviderode gente habladora, una olla puesta al fuego.Sus agitadas disputas, sus gestos, sus furoresindicaban la gravedad de la situación.

Vivían conmigo Argüelles, Canga Argüelles,Salvato, Flórez Calderón, el canónigo Villanue-va y D. Cayetano Valdés el almirante. Iban avisitar a estos Galiano, Istúriz, Beltrán de Lis,D. Ángel de Saavedra, después duque de Rivas,y otros. Con algunos de ellos tenía yo amistad.Oyéndoles supe que se había descubierto unaconspiración tramada por cierto general inglésllamado Downie, el mismo que había organi-zado una partida de combatientes en la guerrade la Independencia. La conspiración debió deser muy inocente como todas las modas deaquel tiempo, y todo en ella fue de sainete, has-ta el descubrimiento, hecho por un cirujano.

Page 239: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Tan sólo descansé en la noche de mi llegada,y el día siguiente, que era el 10 de Junio, diprincipio a mis investigaciones, saliendo ahacer algunas visitas. Al pasar por las callesmás principales experimentaba profunda emo-ción creyendo ver semblantes conocidos. Yo nosé qué había en aquella fisonomía de la multi-tud para turbarme tanto; pero esto pasa cuandolo que amamos se pierde en las oleadas delgentío, al cual presta su rostro y su personatoda.

Aprovechando bien el día pude ver a mu-chas personas y dar con alguna que me indicóel domicilio de los marqueses de Falfán. Esteera el principal objeto de mis impacientes an-sias. Pero en aquel día 10 de Junio, precursor deuna de las fechas más célebres de nuestra histo-ria, nadie hablaba de otra cosa que de política,de la resistencia del Rey a trasladarse a Cádiz ydel empeño de los Ministros en llevárselo degrado o por fuerza. Advertí entonces que no

Page 240: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

era Sevilla población muy liberal, y que en lacontienda entablada, la mayoría de los paisanosde Manolito Gázquez se ponían de parte delRey. Por un fenómeno extraño, la aristocraciaaparecía más enemiga del absolutismo que elpueblo; pero esto no me causaba sorpresa, porhaber observado el mismo contrasentido enMadrid.

No pudiendo refrenar mi impaciencia, aque-lla misma noche fui a casa del marqués deFalfán. Las visitas de noche son sumamenteagradables en verano y en aquel país, contribu-yendo a ello los frescos patios trocados en salo-nes de tertulia. Nadie puede, sin haber vistoestos agradables recintos, formar idea de ellos ydel hermoso conjunto que presentan las plan-tas, la fuente de mármol con su murmurantesurtidor, los espejos, los cuadros al mismotiempo iluminados por las bujías y por el rayode luna que penetra burlando el toldo, la dulcecháchara de las conversaciones, más dulce a

Page 241: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

causa del gracioso ceceo bético, y por último,las lindas andaluzas que alegrarían un cemen-terio, cuanto más un patio de Sevilla.

Había pocas personas en casa de Falfán. En-contré a la Marquesa muy desmejorada y tristeen gran manera, lo cual no sé si me causó penao alegría. Creo que ambas cosas a la vez. Yojustifiqué mi viaje a Sevilla, suponiendo asun-tos de intereses, y no me atreví a preguntar porél ni siquiera a nombrarle para que mi afectadaindiferencia alejara todo recelo. Tenía esperan-za de verle entrar en el patio cuando menos lopensase, y me preparaba para no turbarme enel momento de su aparición. Cualquier ruidode la puerta me hacía temblar, dándome losescalofríos propios de la pasión en acecho.

Sin que me esté mal el decirlo, y poniendo laverdad por delante de todo, aun de la modes-tia, yo estaba guapísima aquella noche, vestidaal estilo de París con una elegancia superior acuanto veían mis ojos. Harto me lo probaban

Page 242: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los de los caballeros allí presentes, que no seapartaban de mí, causando envidia a todas.Como los andaluces no son cortos de genio,aquella noche recibí galanterías y donaires parael año entero.

Mi afán consistía en sacar alguna luz, algúndato, alguna noticia, de mi conversación con lamarquesa de Falfán; pero fuese discreción su-ma o ignorancia de la hermosa dama, ello esque nada dejó comprender. Hablaba lo menosposible, y con sus miradas lo mismo que con elsentido de sus palabras sólo una cosa me decíaclaramente, es a saber: que me aborrecía detodo corazón. Yo, maestra consumada, disimu-laba mejor que ella.

El marqués de Falfán de los Godos, hablán-dome de política, me distrajo de esta batallaque yo daba a la taciturna reserva de Andrea.Las aficiones que yo había mostrado en Madrida las cosas públicas me perdieron entonces,porque el buen señor me atacó con verdadera

Page 243: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ferocidad de charlatanismo, deseando saber miopinión sobre sucesos y personas. Mi fastidiosointerlocutor era liberal templado, partidario deun justo medio, muy justamente mediano, y delas dos Cámaras y del veto absoluto. Habíatenido sus repulgos de masón, repetía los di-chos de Martínez de la Rosa y era bastante vol-teriano en asuntos religiosos. Defendía al clerocomo fuerza política; pero se burlaba de loscuras, del Papa y aun del dogma mismo, sinque esto fuera obstáculo para creer en la con-veniencia de que hubiese muchos clérigos, mu-chos obispos, muchísimas misas y hasta Inqui-sición. En suma: las ideas del Marqués eran elcapullo de donde, corriendo días, salió la mari-posa del partido moderado.

Decir cuánto me mareó aquella noche fueraimposible. Tuve que saber cosas que a la ver-dad me interesaban poco; por ejemplo: queCalatrava, a la sazón presidente del Ministerio,no era hombre apropiado a las circunstancias;

Page 244: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

que los masones primitivos o descalzos estabanen gran pugna con los secundarios o calzados yambos con los comuneros y carbonarios; quelos partidarios de San Miguel trabajaban porecharlo todo a perder más de lo que estaba, yque cuando ocurrió el cambio de Ministerioque había llevado al poder a los amigos de Ca-latrava, se habían visto cosas muy feas.Exaltándose a medida que entraba en materia,me dijo que él (el marqués de Falfán de los Go-dos) habría sido ministro si hubiera querido,cuando se negó a serlo Flores Estrada; pero queno quiso meterse en danzas; que él (el propioMarqués) había previsto los terribles sucesosque ya estaban cerca, y que la ruina del pobresistema era ya inminente y segura. Apoyábanleen esto todos los presentes, mientras yo meaburría a mis anchas oyéndole. Era para morir.

Habiendo dicho uno de los tertulios que SuMajestad se negaría resueltamente a salir deSevilla, el Marqués habló así:

Page 245: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pues el Gobierno insiste en llevárselo aCádiz, ¡qué tontería!... y como el Rey insiste enno ir, el Gobierno piensa declararle loco... ¡LocoSu Majestad, señores, el hombre más cuerdo detoda España, el único español que sabe a dóndeva y por dónde ha de ir!

Luego, dirigiéndose a mí y como quienhabla en secreto, me dijo que Calatrava era unhombre atolondrado; Yandiola, Ministro deHacienda, una nulidad, y el de la Guerra,Sánchez Salvador, un insensato.

Yo estaba nerviosa a más no poder. Las pa-labras se me venían a la boca para contestarlede este modo:

-¿Y a mí qué me cuenta usted de todo esoseñor Marqués? ¿Qué me importa a mí queCalatrava sea un majadero, Yandiola y SánchezSalvador dos majaderos y usted más majaderoque todos ellos?

Page 246: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Pero con no poco trabajo me contenía. Obli-gada a decir algo a causa de mi pícara reputa-ción, me complacía en contradecirle, de modoque todo lo que para él era blanco, yo lo veíanegro. A cuantos el Marqués denigró yo lessupuse talentos desmedidos. En lo relativo adeclarar loco a Su Majestad, dije que me parecíael acto más cuerdo y acertado del mundo.

-Pero, señora -me dijo el Marqués-, estoequivale a destronar a Su Majestad, porque si ledeclaran incapacitado para reinar...

-Justamente, señor Marqués -repuse-. Ledestronan y luego le vuelven a entronizar; lequitan y le ponen, según conviene a las circuns-tancias. ¿Hay cosa más natural? ¿El Rey no abrey cierra las Cortes? Pues las Cortes abren o cie-rran al Rey cuando les acomoda.

Tomaron a risa, como lo merecían, mis ob-servaciones; pero no por verme tan inclinada alas burlas, cejó Falfán en su fastidioso disertar.

Page 247: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Entonces entró el príncipe de Anglona, per-sonaje distinguido de la fracción de Martínezde la Rosa y el duque del Parque, cuya vista mecausó grande alegría. El Príncipe dijo que al díasiguiente habría sesión muy interesante paradiscutir lo que debiera hacerse en virtud de lanegativa del Rey a salir de Sevilla. Yo le pedíuna papeleta de tribuna al duque del Parque yofreció mandármela. Anglona se brindó a lle-varme a Palacio. Formando mi plan para el díasiguiente, determiné ver a Su Majestad y asistira la sesión de las Cortes, encendiendo de estemodo una vela a San Miguel y otra al diablo.

El duque del Parque, cuando no podían oírlolos demás, me dijo con malignidad:

-Mi secretario, a quien usted conoce, le lle-vará mañana la papeleta para la galería reser-vada de las Cortes.

Al oír esto parece que se abrieron delante demí los cielos. Mi alma se llenó de alegría, que a

Page 248: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

no ser por el gran disimulo que eché sobre ella,como se echa hipocresía sobre un pecado,hubiera sido advertida por la concurrencia.Desde aquel momento todo se transformó a misojos. Cuanto dijo el marqués de Falfán de losGodos lo encontré discreto y agudo y sus maja-derías me parecieron prodigios de ingenio yperspicacia política. A todo le contesté, desple-gando verbosidad abundante como en mis me-jores tiempos de Madrid, emitiendo juicios pi-carescos y sentenciosos, juzgando a los perso-najes con graciosa malevolencia y retratándolescon breves rasgos de caricatura. Desde aquelmomento tuve lo que me había faltado en todala noche, ingenio. Respondí a las galanterías,supe marear a más de cuatro, mortifiqué a laMarquesa, alegré la reunión. Al retirarme nodejaba más que tristezas y presentimientosdetrás de mí. Yo me llevaba todas las alegrías.

Page 249: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-XXIII-Desde muy temprano me levanté, pues poco

dormí aquella noche. Las noches de Sevilla noparece que son, como las de otras partes, paradormir. Son para soñar en vela... Le aguardabacon tanta impaciencia, que a cada instante salíaal balcón, esperando verle entre la multitud quepasaba por la calle de Génova. De repente meanunciaron una visita. Creí verle entrar; salícorriendo; pero mi corazón dio un vuelcoquedándose frío y quieto, cual si hubiera trope-zado en una pared. Tenía delante al príncipe deAnglona, un señor muy bueno, un caballeromuy simpático, muy atento, pero cuya presen-cia me contrariaba extraordinariamente enaquel instante.

Venía para llevarme al Alcázar.

-Su Majestad -me dijo-, recibe ahora muytemprano. Anoche le manifesté que estaba us-

Page 250: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ted aquí y me rogó que la llevase a su presenciahoy mismo.

Yo quise hacer objeciones, pretextando lainusitada hora, pues no habían dado las once;pero nada me valió. Érame imposible resistir aaquella majadería insoportable que revestía lasformas de la más delicada atención. Tampocopodía defenderme con dolor de cabeza, vaporesu otros recursos que tenemos para tales trances.Humillé la frente como víctima expiatoria delas conveniencias sociales, y después de arre-glarme me dispuse a aceptar un puesto en lacarroza del Príncipe, no sin dejar antes a micriada instrucciones muy prolijas para que de-tuviera hasta mi vuelta al que forzosamentehabía de venir. Partí resuelta a hacer a Su Ma-jestad visita de médico. En aquella ocasión de-ploré por primera vez que existieran Reyes enel mundo.

Poca es la distancia que hay de la calle deGénova al Alcázar. Antes de las doce estaba yo

Page 251: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

en la Cámara de Su Majestad y salía gozoso asaludarme el descendiente de cien Reyes, pe-gado a su regia nariz. No parecía nada conten-to; pero mostró mucho placer en verme,dándome a besar su mano y rogándome queme sentase a su lado. Tanta bondad que a cual-quiera habría ensoberbecido, a mí me hizo muypoca gracia, y menos cuando con sus preguntasdaba a entender que la visita sería larga.

Fernando quiso saber por mí algunas parti-cularidades de la entrada de los franceses enMadrid, de la defección de La Bisbal en Somo-sierra y de la derrota de Plasencia en Despeña-perros. Yo contesté a todo, cuidando de la bre-vedad más que de otra cosa, y fingiéndomeignorante de varios hechos que sabía perfecta-mente; pero ninguna de estas estratagemas mevalía, porque Fernando VII, que en el preguntarhabía sido siempre absoluto, no se hartaba deoír contar cada paso del ejército francés; y comoademás de mis palabras, le recreaba bastante,

Page 252: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

como he dicho en otra ocasión, la boca que lasdecía, de aquí que no llevara camino de saciaren muchas horas la curiosidad de su entendi-miento y la concupiscencia de sus voraces ojos.

-¡Ay!, ¡qué felices son las repúblicas! -pensé-.Al menos, en ellas no hay Reyes pesados y pre-guntones que quieran saber noticias de la gue-rra a costa de la felicidad de sus súbditos.

Yo le miraba haciendo esfuerzos heroicospara disimular mi descontento. Al responderle,decía en mi interior:

-Me alegraría de que te encerraran en unajaula como loco rematado.

Él entonces, sin indicios de conocer mi can-sancio, hablome así con cierto tono de confian-za:

-Se empeñan en que me han de llevar aCádiz, y yo me empeño en no salir de Sevilla.

Page 253: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Veremos si se atreven a llevarme a la fuerza o siyo cedo al fin.

-No se atreverán, señor.

-Ellos saben -continuó-; que en Cádiz hayuna terrible epidemia; pero eso no les importa.¡A Cádiz de cabeza! ¿Nada importa, señoresdiputados, que yo y toda la real familia nosexpongamos a perecer?... Veremos lo que deci-de el Consejo...

-Decidirá lo más conveniente.

-Yo les digo a esos señores: ¿Creen ustedesposible resistir a los franceses? No. Pues si al finse ha de capitular, ¿no es mejor hacerlo en Sevi-lla?

-Admirable raciocinio, señor.

-Nada, a Cádiz, a Cádiz, y entretanto ni co-ches para el viaje, ni recursos...

Page 254: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Parecía mortificado por dos o tres ideas fijasque agitadamente se sucedían en su mente y seenlazaban formando esa dolorosa serie de vi-brantes círculos cerebrales que, si no producenla locura, la imitan. Me fue preciso en vista detanta pesadez, fingirme enferma y pedirle per-miso para retirarme. Él entonces, ¡oh fiero ydescomunal tirano!, se empeñó en que me que-dase en el Alcázar, donde se me prepararíahabitación conveniente.

-Te comprendo, déspota -dije para mí sofo-cando mi cólera.

No había más remedio que ser huraña ydescortés, rehusando los obsequios y tapandomis oídos a preguntillas que empezaban a dejarde ser políticas. Al retirarme, Su Majestad medijo:

-No saldré de Sevilla, no saldré... Veremos sise atreven.

Page 255: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-No se atreverán, señor -le respondí-. Vues-tra Majestad podrá, con una firme voluntad,desbaratar las maquinaciones de los pérfidos.

Estas vulgaridades palaciegas le agradaban.Le dejé entregado a sus febriles inquietudes ycorrí a calmar las mías. Por el camino iba con-tando el tiempo transcurrido, que me parecíalargo, como todo lo que precede a la felicidadque se espera. Llegué a mi casa, subí precipita-damente, creyendo que él saldría a recibirmecon los brazos abiertos; pero en mis habitacio-nes hallé un silencio y un vacío tristísimos... Noestaba. Mi primer impulso fue de ira contra élpor la audacia inaudita, por la infame crueldadde no estar allí; pero luego tornáronse contra elRey mis furores, cuando Mariana, mi fiel cria-da, me dijo que el caballero se había cansado deesperar.

-¿Luego ha estado aquí?

Page 256: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sí señora; ha estado más de hora y media.No haría diez minutos que usted había salido,cuando entró...

-¿Y no dijo que volvería?

-No dijo nada más sino que tenía que ir a lasCortes.

-Yo también tengo que ir a las Cortes -dijesintiéndome como una máquina loca que mue-ve a la vez, con precipitada carrera todas susruedas-. Vamos, vístete, Mariana, que no quieroperder esa gran sesión.

Por no ir sola, yo llevaba siempre conmigo ami leal criada, vestida de señora, imitando enesto la usanza francesa de las señoritas de com-pañía. Esto era sumamente cómodo para mí,porque me libraba de la necesidad de admitiren muchos casos la compañía de hombres im-portunos o antipáticos. En poco tiempo,haciendo yo de sirviente y Mariana de señora,

Page 257: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

quedó vestida, no tan bien que se desconociesesu inferioridad con respecto a mí; pero con su-ficiente elegancia para poder ir al lado mío.Muchos la creían hermana soltera o parientapobre.

-XXIV-Fuimos a las Cortes, que estaban en San

Hermenegildo, en la calle de La Palma, frente aSan Miguel. Difícil hallamos la entrada a causade la mucha gente que llenaba la calle agolpán-dose en las puertas del edificio como las apiña-das lapas en la roca. Mujeres menos resueltasque nosotras habrían vuelto la espalda; peroMariana y yo sabíamos romper las cortezas delvulgo y al fin nos abrimos paso, y entrando condesenfado y pie ligero subimos a la galería.Desde antes de entrar en ella oímos la voz de

Page 258: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

un orador que resonaba en medio del más im-ponente silencio.

Mucho hubimos de bregar para encontrarasiento, pero al fin pidiendo mil veces perdón yoyendo murmullos de descontento a un lado yotro logramos acomodarnos. Mi primer cuida-do no fue atender a lo que aquel gran oradordecía, cosas sin duda altamente dignas deaplauso; mi primer cuidado fue registrar conlos ojos toda la galería reservada por ver si es-taba allí quien me cautivaba más que los dis-cursos. Pero ni a derecha ni a izquierda, ni de-lante ni detrás le vi, con lo cual la gran piezaoratoria que se estaba pronunciando empezó aserme muy fastidiosa.

-¿Quién habla? -pregunté a una señora viejaque estaba junto a mí.

-Alcalá Galiano, el gran orador -repuso entono de extrañeza por mi ignorancia.

Page 259: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Y de qué habla? -pregunté sin temor deque la señora vieja me creyera cerril.

-¿De qué ha de hablar? Del suceso del día.

La señora volvió el rostro hacia el salón, de-mostrando más interés por el discurso que pormis preguntas. Yo no quise molestar más, ytraté de atender también. El orador hablaba dela patria, del inminente peligro de la patria, yde la salvación de la patria y de la gloria de lapatria. Es el gran tema de todos los oradores,incluso los buenos. No he conocido a ningúnpolítico que no estropeara la palabra patriotis-mo hasta dejarla inservible, y en esto se meparecen a los malos poetas, que al nombrarconstantemente en sus versos la inspiración, lalira, el estro, la musa ardiente, la fantasía,hablan de lo que no conocen.

Alcalá Galiano era tan feo y tan elocuentecomo Mirabeau. Su figura, bien poco académicay su cara no semejante a la de Antinoo, se em-

Page 260: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

bellecían con la virtud de un talismán prodigio-so, la palabra. Le pasaba lo contrario que a mu-chas personas de admirable hermosura, lascuales se vuelven feas desde que abren la boca.Aquel día, el joven diputado andaluz habíatomado por su cuenta el llevar adelante lahazaña más revolucionaria que registran nues-tros anales.

Los españoles sentían la comezón de destro-nar algo, y el afán de probar la embriaguez re-volucionaria que sin duda embelesa a los pue-blos de Occidente como a los chinos el opio, ydijeron: «hagamos temblar a los Reyes, puesque ha llegado la hora de que los reyes tiem-blen delante del pueblo...». Mas era aquí la gen-te demasiado bondadosa para una calaveradasangrienta. En otra parte al ver al Rey sistemá-ticamente contrario a la Representación nacio-nal, le hubieran cortado la cabeza; aquí le pri-varon del uso de la razón temporalmente, di-ciendo: «Señor, vuestro deseo de esperar aquí a

Page 261: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los franceses nos prueba que estáis loco. Conarreglo a la Constitución declaramos que soisdigno de un manicomio y de perder la autori-dad real. Vámonos a Cádiz, y cuando estemosallí, os adornaremos de nuevo con vuestra ca-bal razón, y seguiremos partiendo un confitecomo hasta aquí».

Admirable recurso habría sido este a mi pa-recer, desde el punto de vista liberal, teniendoun gran ejército para reforzar el argumento enlos campos de batalla. Sin fuerza, aquel hechoprobaba que los diputados estaban más locosque el Rey, y así se lo dije a Falfán de los Go-dos. Con esto se comprende que el Marquéshabía entrado en la galería, colocándose detrásde mí. Él ponía mucha más atención que yo aldiscurso y aun a los rumores que sonaban arri-ba y abajo.

-Han llenado de gentuza la tribuna pública-me dijo en voz baja-, para que aplauda lasatrocidades que habla ese hombre.

Page 262: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

No sé si era o no gente pagada, pero es locierto que a cada párrafo coruscante, terminadoen la salvación de la patria o en el afrentoso yugo deesta Nación heroica, la galería pública mugía co-mo una tempestad cercana. ¡Qué rugidos, quégestos de bárbaro entusiasmo, qué manera deapostrofar! Algunas señoras tuvieron miedo yse retiraron, lo cual me agradó en extremo,porque la tribuna se quedó muy holgada.

-¿Piensa usted seguir hasta el fin? -me dijo elmarqués de Falfán endulzando su mirada hastaun extremo empalagoso.

-Estaré algún tiempo más -le dije-. No me hecansado todavía.

Y miraba a diestra y siniestra esperando ver-le y no viéndole nunca. Los que me conocencomprenderán mi aburrimiento y pena. No haytormento peor que tener ocupada la mente poruna idea fija que no puede ser desechada. Esuna espina clavada en el cerebro, una acerada

Page 263: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

punta que hiere, y que sin embargo no se pue-de ni se quiere arrancar. Yo procuraba distra-erme de aquel a manera de dolor agudísimo,charlando con Falfán; pero no conseguí nada.La locura del Rey, declarada por una votaciónque iba a verificarse, la exaltación revoluciona-ria de los diputados, la elocuencia fascinadorade Galiano, no bastaban a dar otra dirección alas fuerzas de mi espíritu.

-¿Y usted qué cree? -me preguntó el Mar-qués.

-Yo no creo nada -respondí con el mayorhastío-. Si he de hablar con franqueza, nada deesto me importa gran cosa.

-¡Que declaren loco a Su Majestad!...

-Lo mismo que si lo declararan cuerdo... Yosoy así... Parece que se cansan -añadí reparandoque se suspendían los discursos.

Page 264: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Es que ahora va una comisión de las Cortesal Alcázar a intimar al Rey. Si no se resigna asalir...

-¿Habrá más discursos?

-Las Cortes están en sesión permanente.Después vendrá lo más interesante, lo másdramático; yo no pienso moverme de aquí.

-Su Majestad ha de responder que no sale deSevilla. Me lo ha dicho esta mañana, y aunqueno tengo gran fe en su palabra, parece que poresta vez va a cumplir lo que dice.

-Lo mismo creo, señora. En ese caso, las Cor-tes, después de este respiro que ahora se dan,están dispuestas a poner en ejecución el artículo187 de la Constitución...

-¿Y qué dice ese artículo?...

En el momento de formular esta preguntame estremecí toda, y me pasó por delante de

Page 265: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los ojos una claridad relampagueante. Le vi:había entrado en la tribuna inmediata y volvíasus ojos en todas direcciones, como buscándo-me. Desde aquel instante las palabras del Mar-qués no fueron para mí sino un zumbido demoscardón... Por fin sus ojos se encontraroncon los míos.

-¡Gracias a Dios! -le dije, empleando tan sóloel lenguaje de las pupilas.

El Marqués seguía hablando. Para que nodescubriese mi turbación, ni se enojase al ver-me tan distraída, le pregunté de nuevo:

-¿Y qué dice ese artículo?

-Si se lo he explicado a usted -repuso-. Sinduda no me presta atención. Es usted muy dis-traída.

-¡Ah!, sí... estaba pensando en ese pobre Fer-nando.

Page 266: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-El mejor procedimiento, a mi modo de ver -manifestó Falfán de los Godos gravemente-sería...

-¡Que le cortaran la cabeza! -indiquémostrándome, sin cuidarme de ello, tan revolu-cionaria como Robespierre.

-¡Qué cosas tiene usted! -exclamó el Mar-qués, riendo.

Y siguió hablándome, hablándome, es decir,zumbando como un abejorro. Pasados diezminutos, creí conveniente dirigirle otra vez lapalabra, y repetí mi preguntilla.

-¿Y qué dice ese artículo?

-Por tercera vez se lo diré a usted.

Entonces me fue forzoso dedicarle un peda-cito de atención.

Page 267: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-El artículo 187 dice poco más o menos quecuando se considere a Su Majestad imposibili-tado moralmente para ejercer las funciones delpoder ejecutivo, se nombre una Regencia...

-¿Cómo la de Urgel?

-Una Regencia constitucional, señora, quedesempeñe aquellas funciones...

-¡Oh!, señor Marqués, en todo soy de lamisma opinión de usted -exclamé con artificio-sa admiración-. En pocos hombres he visto unjuicio tan claro para hacerse cargo de los suce-sos.

Miré a Salvador. Pareciome que con los ex-presivos ojos me decía: «Salgamos». Y al mismotiempo salía.

-Yo me retiro, señor Marqués -dije de im-proviso levantándome.

Page 268: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Señora: ¡se marcha usted en el momentocrítico! -exclamó con asombro y pena-. Se van areanudar estas interesantes discusiones. ¡Quédiscursos vamos a oír!

-Estoy fatigada. Hace mucho calor.

-Sin embargo...

Mientras en el salón resonaba un rumor sor-do como el anuncio de furibunda tempestadparlamentaria, Mariana y yo nos dispusimos asalir; pero en el mismo instante, ¡oh contrarie-dad imprevista!, multitud de caballeros y seño-ras entraron en la tribuna. Eran los que habíansalido durante el período de descanso, que re-gresaban a sus puestos para disfrutar de la par-te dramática de la sesión. Además, numerosogentío recién venido se apiñaba en la puerta.No era posible salir.

Page 269: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Señora -me dijo el Marqués-, ya ve ustedque no es fácil la salida. No pierda usted suasiento. Esto acabará pronto.

No tuve más remedio que quedarme. Caí enmi asiento como un reo en su banquillo demuerte. Lo que principalmente me apenaba eraque entre la multitud había desaparecido el quebastaba a alegrar o entristecer mi situación. Enla muralla de rostros humanos, ávidos de cu-riosidad, no estaba su rostro ni otro ningunoque se le pareciese.

-Sin duda me aguarda fuera -pensé-. ¡Quédesesperación! ¡Cuándo acabará esta farsa!...

-XXV--La comisión que fue con el mensaje a Pala-

cio -dijo el Marqués alargando su rostro paraabarcar con una mirada todo el salón-, ha vuel-

Page 270: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

to y va a manifestar la respuesta de Su Majes-tad.

-Que le maten de una vez -indiqué en vozbaja-. ¿Dice usted, señor Marqués, que estoacabará pronto?

-Quizás no. Me parece que tendremos paraun rato. Cosas tan graves no se despachan enun credo.

Pensé que se me caía el cielo encima. El pro-fundo silencio que reinó durante un rato enaquel recinto, obligome a atender brevemente alo que abajo pasaba. Un diputado en quien re-conocí al almirante Valdés, tomó la palabra.

Pudimos oír claramente las palabras del ma-rino al decir: «Manifesté a Su Majestad que suconciencia quedaba salva, pues aunque comohombre podía errar, como Rey constitucionalno tenía responsabilidad alguna; que escuchasela voz de sus consejeros y de los representantes

Page 271: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

del pueblo, a quienes incumbía la salvación dela patria. Su Majestad respondió: He dicho, yvolvió la espalda.

Cuando estas últimas palabras resonaron enel salón, un rumor de olas agitadas se oyó enlas tribunas, olas de patriótico frenesí que fue-ron encrespándose y mugiendo poco a pocohasta llegar a un estruendo intolerable.

-Todos esos que gritan están pagados -medijo el Marqués.

Entonces miré hacia atrás, pues no podíavencer el hábito adquirido de explorar a cadainstante la muchedumbre, y le vi. Estaba en lapostrera fila: apenas se distinguía su rostro.

-¡Ah! -exclamé para mí con gozo-. ¡No mehas abandonado! Gracias, querido amigo.

Advertí que desde el apartado sitio donde seencontraba atendía a la sesión con toda su al-

Page 272: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ma. Mi pensamiento debía de estar donde esta-ba el suyo, y atendí también. Segura de tenerlecerca; segura de que fiel y cariñoso me aguar-daba, pude tranquilamente fijar mi espíritu enaquella turbulenta parte de la sesión, y en elorador que hablaba. Era otra vez Galiano. Sudiscurso que en otra ocasión me hubiera fasti-diado, entonces me pareció elocuente y arreba-tador.

¡Qué modo de hablar, qué elegancia de frase,qué fuerza de pensamiento y de estilo, quéademán tan vigoroso, qué voz tan conmovedo-ra! Siendo mis ideas tan contrarias a las suyasentonces, no pude resistir al deseo de aplaudir-le, enojando mucho al Marqués con mi llama-rada de entusiasmo.

-¡Oh, señor Marqués! -le dije-. ¡Qué lástimaque este hombre no hable mal! ¡Cuánto creceríael prestigio del realismo si sus enemigos care-cieran de talento!...

Page 273: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Los argumentos del orador eran incontesta-bles dentro de la situación y del artículo 187que intentaban aplicar. «No queriendo Su Ma-jestad, decía, ponerse en salvo, y pareciendo aprimera vista que Su Majestad quiere ser presade los enemigos de la patria, Su Majestad nopuede estar en el pleno uso de su razón. Es pre-ciso, pues, considerarle en un estado de deliriomomentáneo, en una especie de letargo pasaje-ro...

Estas palabras compendiaban todo el plande las Cortes. Un Rey constitucional que quiereentregarse al extranjero está forzosamente loco.La Nación lo declara así y se pasa sin Rey du-rante el tiempo que necesita para obrar conlibertad. ¡Singular decapitación aquella! Haydistintas maneras de cortar la cabeza, y es for-zoso confesar que la adoptada por los liberalesespañoles tiene cierta grandeza moral y filosó-fica digna de admiración. «Antes que arrancarde los hombros una cabeza que no se puede

Page 274: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

volver a poner en ellos, dijeron, arranquémosleel juicio, y tomándonos la autoridad real, lapersona jurídica, podremos devolverlas cuandonos hagan falta».

Yo miraba a cada rato a mi adorado amigo, ycon los ojos le decía:

-¿Qué piensas tú de estos enredos? Luegohablaremos y se ajustarán las cuentas, caballeri-to.

No duró mucho el discurso de Galiano, por-que aquello era como lo muy bueno, corto, yhabían llegado los momentos en que la eco-nomía de palabras era una gran necesidad.Cuando concluyó, las tribunas prorrumpieronen locos aplausos. Entre las palmadas, semejan-tes por su horrible chasquido a una lluvia depiedras, se oían estas voces: «¡A nombrar laRegencia! ¡A nombrar la Regencia!».

Page 275: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Señora -me dijo el Marqués horrorizado-,estamos en la Convención francesa. Oiga ustedesos gritos salvajes, esa coacción bestial de lagente de las galerías.

-Van a nombrar la Regencia.

-Antes votarán la proposición de Galiano.¡Atentado sacrílego, señora! Me parece queasisto a la votación de la muerte de Luis XVI.

-¡Qué exageración!

-Señora -añadió con solemne acento-. Esta-mos presenciando un regicidio.

Yo me eché a reír. Falfán, enfureciéndosepor el regicidio que se perpetraba a sus ojos, eincrepando en voz baja a la plebe de las galer-ías, era soberanamente ridículo.

-Lo que más me indigna -exclamó pálido deira-, es que no dejen hablar a los que opinanque Su Majestad no debe ser destronado.

Page 276: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

En efecto: con los gritos de ¡fuera!, ¡que se ca-lle!, ¡a votar!, ahogaban la voz de los pocos queabrazaron la causa del Rey. La Presidencia y lamayoría, interesadas en que las tribunas grita-sen, no ponían veto a las demostraciones. Veía-se al alborotado público agitando sus cien ca-bezas y vociferando con sus cien bocas. En laprimera fila los brazos gesticulaban señalandoo amenazando, o golpeaban el antepecho conlas bárbaras manos que más bien parecían pa-tas. Muchas señoras de la tribuna reservada seacobardaron y diose principio al solemne actode los desmayos. Esto fue circunstancia feliz,porque la tribuna empezó a despejarse un poco,haciendo menos difícil la salida.

-Señor Marqués -dije tomando la resoluciónde marcharme-. Me parece que es bastante ya.

-¿Se va usted? Si falta lo mejor, señora.

-Para mí lo mejor está fuera. Aquí no se res-pira. Adiós.

Page 277: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Que van a votar. Que vamos a ver quiénesson los que se atreven a sancionar con su nom-bre este horrible atentado.

-Ahí tiene usted una cosa que a mí no meimporta mucho. ¿Qué quiere usted?, yo soy así.Dormiré muy bien esta noche sin saber losnombres de los que dicen sí.

-Pues yo no me voy sin saberlo. Quiero verhasta lo último; quiero ver remachar los clavoscon que la Monarquía acaba de ser crucificada.

-Pues que le aproveche a usted, señor Mar-qués... Veo que ya se puede salir. Adiós, tantascosas a la Marquesa. Ya sabe que la quiero.

No hice muy larga la despedida por temor aque tuviese la deplorable ocurrencia de acom-pañarme. Salí. ¡Ay!, aquella libertad me supo agloria. ¡Con qué placentero desahogo respiraba!Al fin iba a satisfacer mi deseo, la sed de misojos y de mi alma, que ha tiempo no vivían sino

Page 278: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

a medias. Desde que salí a los pasillos le vi allálejos esperándome. Hízome una seña y ambosprocuramos acercarnos el uno al otro, cortandoel apretado gentío que salía. Pero cuando esta-ba a seis pasos de él, sentí detrás de mí la áspe-ra voz de Falfán, la cual me hizo el efecto de unlatigazo. Volvime y vi su sonrisa y sus engo-mados bigotes que yo creía haber perdido devista por muchos días.

-Señora, no se me escape usted -me dijo,ofreciéndome su brazo-. He salido porque lavotación no es nominal. Esos pícaros han vota-do levantándose de su asiento... ¡qué escánda-lo!... ¡Votar así un acuerdo tan grave!... ¡Tienenvergüenza y miedo!... ya se ve... Tome usted mibrazo, señora.

La importuna presencia del estafermo medejó fría. No tuve otro remedio que apoyar mimano en su brazo y salir con él. Frente a noso-tros vi a Salvador, que me pareció no menoscontrariado que yo.

Page 279: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Querido Monsalud -le dijo el Marqués-, ¿havisto usted la sesión? ¡Gran escena de teatro!Me parece que correrá sangre.

No recuerdo lo que ambos hablaron mien-tras bajamos a la calle. Me daban ganas dedesasirme del brazo del Marqués, y empujarlecon todas mis fuerzas para que fuera rodandopor la escalera abajo, que era bastante pendien-te. Pero me fue forzoso tener paciencia y espe-rar, fiando en que el insoportable intruso nosdejaría solos al llegar a la calle. ¡Vana ilusión!Sin duda se habían conjurado contra mí todaslas potencias infernales. El marqués de Falfán,empleando su relamido tono, que a mí me so-naba a esquilón rajado, me dijo:

-Ahora, dígnese usted aceptar mi coche y lallevaré a su casa.

-Si yo no voy a mi casa -repuse vivamente-.Voy a visitar a una amiga... o quizás como ya es

Page 280: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

tarde y no hace calor, daremos Mariana y yo unpaseo.

-Bien, a donde quiera usted que vaya laacompañaré -dijo el Marqués con la inexorableresolución de un hado funesto-. Y usted, Salva-dor, ¿a dónde va?

-Tengo que ver a un amigo junto a San Tel-mo.

-Entonces no digo nada. Si va usted en esadirección no puedo llevarle. Y usted, Jenara, ¿adónde quiere que la lleve?

-Mil gracias, un millón de gracias, señorMarqués -repuse-. El movimiento del coche memarea un poco. Me duele la cabeza y necesitorespirar libremente y hacer algo de ejercicio.Mariana y yo nos iremos a dar una vuelta porla orilla del río.

Page 281: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Bien sabía yo que el señor Marqués no gus-taba de pasear a pie y que en aquellos días es-taba medianamente gotoso. Yo no quería quede ningún modo sospechase Falfán que Salva-dor y yo necesitábamos estar solos. Al indicaryo que iría a pasear por la orilla del río, clara-mente decía a mi amado: -Ve allá y espérame,que voy corriendo, luego que me sacuda esteabejón.

Comprendiéndome al instante, por la cos-tumbre que tenía de estudiar sus lecciones en elhermoso libro de mis ojos, se despidió. Bienclaro leí yo también en los suyos esta respuesta:«Allá te espero: no tardes».

Luego que nos quedamos solos, el Marquésreiteró sus ofrecimientos. Parecía que no roda-ba en el mundo más carruaje que el suyo segúnla oficiosidad con que lo ponía a mi disposi-ción.

Page 282: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-La tarde está hermosa. Deseo pasear un po-co a pie, repetí, como quien ahuyenta una mos-ca.

-Pues entonces -me contestó estrechándomela mano-, no quiero alejarme de aquí; aún debepasar algo importante. A los pies de usted, se-ñora.

Al fin... al fin me soltó aquel gavilán de susimpías garras... Mariana y yo nos dirigimosapresuradamente a la margen del Guadalqui-vir.

-¡Ahora si que no te me escapas, amor!-pensaba yo.

-XXVI-Cuán largo me pareció el camino. Mariana y

yo íbamos con más prisa de la que a dos seño-ras como nosotras convenía. Pero aun cono-

Page 283: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ciendo que parecíamos gente de poco más omenos, cuando vi la Torre del Oro, los palos delos barcos y los árboles que adornan la orilla,avivé más el paso. No faltaba gente en aquellosdeliciosos sitios; mas esto me importaba poco.

-Vamos hacia San Telmo -dije a Mariana-.Creo que es aquel edificio que se ve más abajoentre los árboles.

-Aquel es.

-Mira tú hacia la izquierda y yo miraré haciaadelante para que no se nos escape. Dijo queme esperaría en San Telmo.

-Ya le veo, señora. Allí está.

Mariana le distinguió a regular distancia yyo también le vi. Me aguardaba puntualmente.

-¡Ah, bribón, ya eres mío! -pensé, deteniendoel paso, segura al fin de que no se me escaparía.

Page 284: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Él miraba hacia la puerta de Jerez, como sinos aguardara por allí. Avanzamos Mariana yyo, dando un pequeño rodeo para acercarnos aél por detrás, y sorprenderle, sacudiéndole elpolvo de los hombros con nuestros abanicos.Yo sonreía.

Distábamos de él unos diez pasos, cuandosentí que me llamaban.

-¡Jenara, Jenara! -oí detrás de mí, sin poderprecisar en el primer instante a quién pertenec-ía aquella horrible e importuna voz.

Volvime y el coraje me clavó los pies en elsuelo. Era el marqués de Falfán de los Godos,que venía hacia mí sonriendo y cojeando. Tanconfundida estaba que no le pude decir nada nicontestar a sus empalagosos cumplidos.

-Vaya que ha corrido usted, amiguita -me di-jo-. Yo acabo de llegar en coche... Es que en el

Page 285: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

momento de separarnos se me ocurrió una co-sa...

-¿Qué cosa?

-Padecí un gran olvido -dijo relamiéndose-.Dispénseme usted. Como usted dijo que veníaa pasear a este sitio...

-¿Y qué?... ¿qué?... ¿qué?

Según me dijo después Mariana, yo echabafuego por los ojos.

-Que olvidé ofrecerme a usted para una cosaque, sin duda, le será muy agradable.

-Señor Marqués, usted se burla de mí.

-¡Burlarme! No, hija mía: al punto que nosseparamos, dije para mí: «¡Qué desatento hesido!». Puesto que va al río, debí brindarme aacompañarla para ver el vapor y mostrarle eseprodigio de la industria del hombre.

Page 286: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Usted está loco, sin duda! -afirmé ocultan-do todo lo posible mi despecho-; ¿qué es esodel vapor? No entiendo una palabra.

-¡El vapor, señora! Es lo que más llama laatención de todo Sevilla en estos días.

-¿Y qué me importa? -dije bruscamente si-guiendo mi camino.

-Dispénseme usted si la he ofendido -añadióel Marqués siguiéndome-; pero como veníausted a pasear al río, y como yo tengo entradalibre siempre que quiero en esa prodigiosamáquina, creí que la complacería a usted apre-surándome a mostrársela.

-¿Qué máquina es esa? -le pregunté dete-niéndome.

Al decir esto había perdido de vista al imánde mi vida.

Page 287: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Mire usted hacia allá junto a la Torre delOro.

Miré, y en efecto vi un buque de forma ex-traña, con una gran chimenea que arrojaba ne-gro y espeso humo. Sus palos eran pequeños ysobre el casco sobresalía una armazón bastanteparecida a una balanza.

-¿Qué es eso? -pregunté al Marqués.

-El vapor, una invención maravillosa, seño-ra. Esos ingleses son el Demonio. Ya sabe ustedque hay unas máquinas que llaman de vapor,porque se mueven por medio de cierto humoblanquecino que va enredando de tubo en tu-bo...

-Ya sé...

-Pues los ingleses han aplicado esta máquinaa la navegación, y ahí tiene usted un barco conruedas que corre más que el viento y contra el

Page 288: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

viento. Esto cambiará la faz del mundo. Yo lohe predicho y no me equivocaré.

Mirando hacia la máquina prodigiosa, vi aSalvador que se dirigía hacia la Torre del Oro.Veámoslo de cerca, señor Marqués -dije mar-chando hacia allá-. Verdaderamente, ese barcocon ruedas es una maravilla.

-Creo que ahora va a dar un par de vueltaspor el río, para que lo vean Sus Altezas Realesque están, si no me engaño, en la Torre del Oro.

-Corramos.

-¡Va toda la gente hacia allá! Descuide usted,podremos entrar, si usted quiere. El capitán esmuy amigo mío y los consignatarios son misbanqueros.

-¿De quién es esa máquina?

-De una sociedad inglesa. De veras hubierasentido mucho no mostrársela a usted esta tar-

Page 289: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de. Cuando me acordé, faltábame tiempo paraacudir a reparar mi grosería.

-Gracias, señor Marqués.

Dejé de ver entonces la luz de mi vida. Micorazón se llenó de angustia.

-Yo estaba seguro de agradar a usted -me di-jo Falfán-. Es un asombro ese buque.

-Un asombro, sí: apresuremos el paso.

-Si no se nos ha de marchar.

-¡Que se nos pierde de vista, que se nos va! -exclamé yo sin saber lo que decía.

-Señora, si está anclado... Podemos verlo contoda calma.

Nos acercamos a la Torre del Oro, junto a lacual estaba la nave maravillosa. Tenía dos rue-das como las de un batán, resguardadas por

Page 290: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

grandes cajones de madera pintados de blanco,con chimenea negra y alta en cuyo centro esta-ba la máquina, toda grasienta y ahumada comouna cocina de hierro, y el resto no ofrecía nadade particular. De sus entrañas negras salía unaespecie de aliento ardoroso y retumbante, cuyovaho causaba vértigos. De repente daba unossilbidos tan fuertes que era preciso taparse losoídos. En verdad aquella máquina infundíamiedo. Yo no lo tuve porque no podía fijar enella resueltamente la atención.

-¿Se atreve usted a entrar? -me dijo el Mar-qués.

Yo miré a todos lados y vi reaparecer a miamor perdido, saliendo de entre la muchedum-bre, como el sol de entre las nubes.

-No señor, yo me mareo sólo de ver un barco-respondí a Falfán-. Estoy satisfecha con admi-rar desde fuera esta hermosa invención, y ledoy a usted las gracias.

Page 291: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Yo hubiera dado no sé qué porque el vaporechase a andar hacia la eternidad llevándosedentro al marqués de Falfán de los Godos.

-¡Oh! -exclamó él-, embarquémonos. Yo legarantizo a usted que no se marea. Daremos unpaseo hasta Aznalfarache. Vea usted cuántaspersonas entran.

-Pues yo no me decido. Pero no se prive us-ted por mí del gusto de embarcarse. Adentro,señor mío. Yo me voy a mi casa.

-¡Ah!, no consiento yo que usted vaya sola asu casa -dijo con una galantería cruel que measesinaba-. Yo la acompañaré.

-Gracias, gracias... no necesito compañía.

-Es que yo no puedo permitir...

De buena gana habría cogido al Marquéspor el pescuezo como se coge a un pollo desti-

Page 292: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

nado a la cazuela, y le hubiera estranguladocon mis propias manos; ¡tal era mi rabia!

-Al menos -añadió-, ya que lo hemos vistopor la popa, vamos a verlo también por la proa.

Al decir esto el Marqués dirigió sus miradashacia la Maestranza, y sus ideas variaron desúbito.

-Vamos: por allí viene mi señora esposa -dijoseñalando-. ¿La ve usted? Por último se haatrevido a salir a paseo, aunque no está bien desalud.

Miré y vi a la marquesa de Falfán que veníacon otra señora. También ellas, atraídas por lacuriosidad, se dirigían hacia la Torre del Oro.

-Aguardemos aquí -me dijo el Marqués son-riendo-. Veremos si pasa sin notar que estamosaquí.

Page 293: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Andrea y su amiga estaban ya cerca de noso-tros, cuando Salvador pasó junto a ellas, se de-tuvo, las saludó y continuó andando a su lado.Nos reunimos los cinco.

-¿También tú vienes a ver el vapor?-exclamó Falfán riendo-. Ya te dije que era unamaravilla. Y usted, Sra. Dª María Antonia,¿también viene a ver el vaporcito? Y usted Sal-vador no quiere ser menos. El que desee entrarque lo diga, y nos embarcaremos.

-¿Yo?... -dijo la Marquesa después de salu-darme-. Tengo miedo. Dicen que revienta lacaldera cuando menos se piensa.

-¿De modo que eso tiene una caldera, comolas fábricas de jabón? -preguntó D.ª María An-tonia llevando a sus ojos el lente que usaba.

-¿Entran ustedes, sí o no? -dijo el Marquésempeñado siempre en reclutar gente.

Page 294: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Yo no entraré -repuso la Marquesa condesdén-: me mareo sólo de ver ese horrible apa-rato. Además, tengo que hacer.

-¿A dónde vas ahora? -preguntó Falfán demal talante.

-A las tiendas de la calle de Francos. Ya sa-bes que necesito comprar varias cosillas.

-Pero si no has paseado aún...

-¿Que no? Sra. D.ª María Antonia, dice queno hemos paseado... Si hace más de hora y me-dia que estamos aquí dando vueltas. Ya nosíbamos cuando te vimos, y volví atrás para ro-garte que nos acompañes.

-¡Yo! -indicó el Marqués con mucho disgus-to-. Ya sabes que no me agrada ir a tiendas.

-Y a mí no me gusta ir sola.

-D.ª María Antonia...

Page 295: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Es señora, y para ir a las tiendas conviene lacompañía de un caballero. Mira, hijito, no teapures por eso, Salvador nos acompañará.

-Con mil amores -dijo mi amigo inclinándo-se-. Tengo mucho honor en ello.

Cuando allí mismo no abofeteé a mi amante,a la Marquesa, al Marqués, a D.ª María Antoniay a mí misma, de seguro queda demostradoque soy una oveja por lo humilde.

-Sí, amigo Monsalud -manifestó Falfán-;acompáñelas usted, se lo suplico. Jenara y yonos embarcaremos.

¡Se marcharon! ¡Ay!, no sé cómo lo escribo.Se marcharon sin que yo les estrangulase. De-ntro de mí había un volcán mal sofocado pormi disimulo. El Marqués me hablaba sin que yopudiese responderle, porque estaba furiosa-mente absorta y embrutecida por el despechoque llenaba mi alma.

Page 296: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Nos embarcaremos -me dijo Falfán rela-miéndose como un gato a quien ponen plato desu gusto.

-¡Ah!, señor Marqués -dije de improvisoapoderándome de una idea feliz-. Ahora meacuerdo de una cosa... ¡qué memoria la mía!

-¿Qué, señora?

-Que yo también tengo que comprar algunascosillas. ¿No es verdad, Mariana?

-¿De modo que va usted...?

-Sí señor, ahora mismo... Son cosas que ne-cesito esta misma noche.

-¿Y hacia dónde piensa dirigirse usted?

-Hacia la calle de las Sierpes... o la de Fran-cos. Son las únicas que conozco.

-Pues la acompañaré a usted.

Page 297: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Hizo señas a su cochero para que acercase elcoche.

-Mi mujer -añadió-, se va a enfadar conmigoporque no quise acompañarla y la acompaño austed.

No hice caso de sus cumplidos ni de sus ex-cusas.

-Vamos, vamos pronto -dije subiendo al co-che.

Este nos dejó en la plaza de San Francisco.Nos dirigimos a las tiendas, recorrimos variascalles; pero ¡ay!, estábamos dejados de la manode Dios. No les encontramos; no les vimos porninguna parte.

En mi cerebro se fijaba con letras de fuegoesta horrible pregunta: «¿a dónde irían?».

Cuando el Marqués me dejó en mi casa yaavanzada la noche, yo tenía calentura. Retireme

Page 298: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

a pensar y a recordar y a formar proyectos parael día siguiente; pero mi cerebro ardía comouna lámpara; no pude dormir; hablaba a solassin poder olvidar un solo momento el angustio-so tema de mi vida en aquellos días. Por últi-mo, mis nervios se aplacaron un tanto, y meconsolé pensando y hablando de este modo:

-¡Mañana, mañana no se me escapará!

-XXVII-Al levantarme con la cabeza llena de bru-

mas, pensé en la extraña ley de las casualidadesque a veces gobiernan la vida. En aquella épocacreía yo aún en las casualidades, en la buena omala suerte y en el destino, fuerzas misteriosasque ciegamente, según mi modo de ver, causa-ban nuestra felicidad o nuestra desgracia. Des-pués han variado mucho mis ideas y tengo po-ca fe en el dogma de las casualidades.

Page 299: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Mi cerebro estaba aquella mañana, como hedicho, cargado de neblinas. Pero el día no podíahaber amanecido más hermoso, y para ser 12de Junio en Andalucía, no era fuerte el calor.Sevilla sonreía convidando a las dulces pláticasamorosas, a las divagaciones de la imaginacióny a exhalar con suspiros los aromas del almaque van desprendiéndose y saliendo, ya gi-miendo ya cantando entre vagas sensacionesque son a la manera de una pena deliciosa.

Pero yo continuaba con mi idea fija y la con-trariedad que me atormentaba. A ratos de-teníame a analizar aquel singular estado mío yme asombraba de verme tan dominada por unvano capricho. Es verdad que yo le amaba; pero¿no había sabido consolarme honradamente desu ausencia después de Benabarre? ¿Por qué enSevilla ponía tanto empeño en tenerle a mi la-do? ¿Acaso no podía vivir sin él? Meditando enesto, me creía muy capaz de prescindir de él enla totalidad de la vida; pero en aquel caso mi

Page 300: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

corazón había soltado prendas, habíase fatiga-do mucho, había, digámoslo así, adelantadoimaginariamente gran parte de sus goces; demodo que padecía horriblemente al verse des-airado. Aquel suplicio de Tántalo a que habíaestado sujeto, irritábale más, y ya se sabe quelas ambiciones más ardientes son las del co-razón, y que en él residen los caprichos y laterrible ley satánica que ordena desear másaquello que más resueltamente nos es negado.Así se explica la indecorosa persecución de unhombre en que yo, sin poder dominarme, esta-ba empeñada.

Ordené a Mariana que se preparase para sa-lir conmigo. Mientras yo me peinaba y vestía,díjome que había oído hablar de la partida deSu Majestad aquel mismo día y que Sevilla es-taba muy alborotada. Poco me interesaba estetema y le mandé callar; pero después me contócosas muy desagradables. En la noche anteriory por la mañana, dos diputados residentes en la

Page 301: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

misma casa y que traían entre manos la con-quista de mi criada, le habían hecho con respec-to a mí, indicaciones maliciosas. Según me dijo,eran conocidas y comentadas mis relacionescon el secretario del duque del Parque. ¡Malditasociedad! Nada en ella puede tenerse secreto.Es un sol que todo lo alumbra, y en vano inten-ta el amor hallar bajo él un poco de sombra. Adonde quiera que se esconda vendrá a buscarlela impertinente claridad del mundo, de modoque por mucho que os acurruquéis, a lo mejoros veis inundados por los rayos de la intrusalinterna que va buscando faltas. El único reme-dio contra esto es arrojar mucha, muchísima luzsobre las debilidades ajenas, para que las pro-pias resulten ligeramente oscurecidas. No sépor qué desde que Mariana vino a mí con aque-llos chismes me figuré que mi difamación pro-cedía de los labios de la marquesa de Falfán.-¡Ah, bribona! -dije para mí-, si yo hablara...

Page 302: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Las hablillas no me acobardaron. Siendoculpable, hice lo que corresponde a la inocen-cia: despreciar las murmuraciones.

Cuando manifesté a Mariana que pensaba ira buscarle a su propia casa, hízome algunasobservaciones que me desagradaron, sin quepor ellas desistiera yo de mi propósito.

-¿No averiguaste ayer la casa donde vive?

-Sí señora, en la calle del Oeste. Pero ustedno repara que en la misma casa viven tambiénotras personas de Madrid que conocen a la se-ñora...

Ninguna consideración me detenía. Escribíuna carta para dejarla en la casa si no le encon-traba, y salimos. Mariana conocía bien Sevilla, ypronto me llevó a la calle del Oeste, que estáhacia la Alameda Vieja junto a la Inquisición.Salvador no estaba. Dejé mi carta, y corrimos acasa porque al punto sospeché que mientras yo

Page 303: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

le buscaba en su vivienda me buscaba él en lamía. Así me lo decía el corazón impaciente.

-Me aguardará de seguro -pensé-. Ahora,ahora sí que no se me escapa.

En mi casa no había nadie; pero sí una es-quela. Salvador estuvo a visitarme durante miausencia, y no pudiendo esperar, a causa de susmuchas ocupaciones, dejome también una cartaen que así lo manifestaba, añadiendo entre ex-presiones cariñosas que por la tarde a las cuatroen punto me aguardaba en la catedral. Despuésde indicar la conveniencia de no volver a micasa, me suplicaba que no faltase a la cita en lagran basílica y en su hermoso patio de los na-ranjos. Tenía preparado un coche en la puertade Jerez para irnos de paseo hacia Tablada.

-¡Gracias a Dios! -exclamé-. Esta tarde...

Tomando mis precauciones para que nadieme importunase y poder estar completamente

Page 304: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

libre en la hora de la cita, consagré algunas aldescanso. Pero la ocasión no era la más apropósito, y a las tres ya estaba yo en la cate-dral. Era la hora del coro y los canónigos entra-ban uno tras otro por la puerta del Perdón. Al-gunos se detenían a echar un parrafito en elpatio de los naranjos paseando junto al púlpitode San Vicente Ferrer.

Al verme dentro de la iglesia, la mayor queyo había visto, sentí una violenta invasión deideas religiosas en mi espíritu. ¡Maravillosoefecto del arte que consigue lo que no es dadoalcanzar a veces ni aun a la misma religión! Yomiraba aquel recinto grandioso que me parecíauna representación del universo mundo. Aquelalto firmamento de piedra, así como las haci-nadas palmas que lo sustentan y el eminentetabernáculo, que es cual una escala de santosque sube hasta Dios, dilataban mi alma hacién-dola divagar por la esfera infinita. La suaveoscuridad del templo hace que brillen más las

Page 305: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ventanas, cuyas vidrieras parecen un fantásticomuro de piedras preciosas. Las vagas manchasluminosas de azul y rosa que las ventanas arro-jan sobre el suelo se me figuraban huellas deángeles que habían huido al sentir nuestrospasos.

Mi mente se sentía abrumada de ideas. Sen-teme en un banco porque sentía la necesidad demeditar. Delante de mis pies, a manera de al-fombra de luces, se extendía la transparencia deuna ventana. Alzando los ojos veía las grandio-sas bóvedas. Zumbaba en mis oídos el gravecanto del coro, y a intervalos una chorretada deórgano, cuyas maravillosas armonías me hacíanestremecer de emoción, poniendo mis nervioscomo alambres. A poca distancia de mí, a laizquierda, estaba la capilla de San Antonio todallena de luces por ser 12 de Junio, víspera delsanto, y de hermosos búcaros con azucenas yrosas. Volviendo ligeramente la cabeza veía elcuadro de Murillo y su espléndido altar.

Page 306: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Yo pensaba en cosas religiosas; pero miegoísmo las asociaba al amoroso afán que meposeía. Pensaba en la santidad de la unión san-cionada por la Iglesia y de los lazos matrimo-niales cuando son acertados. Consideraba lofeliz que hubiera sido yo no equivocándomecomo equivoqué, en la elección de marido.También pasó por mi mente, aunque con granrapidez, el recuerdo de la infeliz joven a quiencon mis engaños precipité en los azares de unviaje absurdo; pero esto duró poco y ademásme apresuré a sofocar tan triste memoria, diri-giendo el pensamiento a otra cosa.

La imagen que tan cerca estaba atrajo miatención. Aquel santo tan bueno, tan humilde,tan buen compañero y amigo de los pobres es,según dicen, el abogado de los amores y de losobjetos perdidos. Ocurriome rezarle y le recécon fervor de labios y aun de corazón, porqueen aquel instante me sentía piadosa. No sólo lepedí como enamorada, sino como quien busca

Page 307: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

y no encuentra cosas de gran valor; y mientrasmás le rezaba, más me sentía encendida en de-voción y llena de esperanza. Concluí adqui-riendo la seguridad de que mi afán se calmaríaaquella misma tarde; y juzgando que mi entra-da en la catedral a causa de la cita era obra pro-videncial, mi alma se alivió, y aquella tensióndolorosa en que estaba fue cesando poco a po-co.

¿Cómo no esperar si aquel santo era tanbueno, tan complaciente que mereció siempreel amor y la veneración de todos los enamora-dos? No pude estar allí todo el tiempo quehabría deseado porque me causaba vértigo elolor de las azucenas y también porque la horade la cita se acercaba. Cuando salí al patio y enel momento de pasar bajo el cocodrilo que sim-boliza la prudencia, la alta campana de la Gi-ralda dio las cuatro.

No habíamos llegado al púlpito de San Vi-cente Ferrer, cuando Mariana y yo nos miramos

Page 308: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

aterradas. Sentíamos un ruido semejante al delas olas del mar. Al mismo tiempo mucha genteentraba corriendo en el patio de los naranjos.

-¡Revolución, señora, revolución! -gritó Ma-riana temblando-. No salgamos.

La curiosidad, venciendo el miedo, me llevócon más presteza hacia la puerta. Vi regulargentío que llenaba todo el sitio llamado Gradasde la Catedral, y parecía extenderse por delantedel palacio arzobispal y la Lonja hasta el Alcá-zar. Pero la actitud de la muchedumbre erapacífica y más parecía de curiosos que de albo-rotadores. Al punto comprendí que la salida dela Corte motivaba tal reunión de gente, y secalmaron mis súbitas inquietudes. Esperaba verde un momento a otro a la persona por quienhabía ido a la catedral, y mis ojos la buscaronentre la multitud.

-Aguardaremos un poco -pensé dando unsuspiro.

Page 309: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

La muchedumbre se agitó de repente, mur-murando. Por entre ella trataba de abrirse pasoun regimiento de caballería que apareció por lacalle de Génova. Entrad la mano en un vasolleno de agua y esta se desbordará; introducidun regimiento de caballería en una calle llenade curiosos y veréis lo que pasa. Por la puertadel Perdón penetró un chorro que salpicabadicharachos y apóstrofes andaluces contra latropa, y tal era su ímpetu que los que allí está-bamos tuvimos que retroceder hasta el centrodel patio. Entonces un sacristán y un hombreforzudo y corpulento de esos que desempeñanen toda iglesia las bajas funciones del trasportede altares, facistoles o bancos, o las altísimas detocar las campanas y recorrer el tejado cuandohay goteras, se acercaron a la puerta y despuésde arrojar fuera toda la gente que pudieron,cerraron con estruendo las pesadas maderas.Corrí a protestar contra un encierro que meparecía muy importuno; mas el sacristán al-zando el dedo, arqueando las cejas y ahuecan-

Page 310: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

do la voz como si estuviera en el púlpito, dijolacónicamente:

-De orden del señor Deán.

-XXVIII-Mucho me irritó la orden del señor Deán,

que sin duda no esperaba a una persona ama-da, y entré en la iglesia consolándome de aquelpercance con la idea de que en edificio tan vas-to no faltarían puertas por donde salir. Pasa-mos al otro lado; pero en la puerta que da a laplaza de la Lonja, otro ratón de iglesia me salióal encuentro después de echar los pesados ce-rrojos, y también me dijo:

-De orden del señor Deán.

-¡Malditos sean todos los deanes! -exclamépara mí, dirigiéndome a la puerta que da a lafachada. Allí, un viejo con gafas, sotana y so-

Page 311: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

brepelliz, se restregaba las manos gruñendoestas palabras:

-Ahora, ahora va a ser ella. Señores liberales,nos veremos las caras.

Yo fui derecha a levantar el picaporte; perotambién aquella puerta estaba cerrada y el sa-cristán viejo al ver mi cólera que no podía con-tener, alzó los hombros disculpándose con laorden de la primera autoridad capitular. El delas gafas añadió:

-Hasta que no pase la gresca no se abriránlas puertas.

-¿Qué gresca?

-La que han armado con la salida del Rey lo-co. Mi opinión, señora, es que ahora va a serella, porque hay un complot que no lo sabenmás de cuatro.

Page 312: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Volvió a restregarse las manos fuertemente,guiñando un ojo.

-¿Y a qué hora sale Su Majestad?

-A las seis, según dicen; pero antes ha de co-rrer la sangre por las calles de Sevilla comocuando la inundación de hace veinte años, lacual fue tan atroz, señora, que por poco fonde-an los barcos dentro de la catedral.

-¡De modo que estaré encerrada aquí hastalas seis! -exclamé llena de furor-. Esto no sepuede sufrir, es un abuso, un escándalo. Mequejaré a las autoridades, al Rey.

-El Rey está loco -dijo el viejo con horribleironía.

-Al Gobierno; me quejaré al Arzobispo. Ome dejan salir o gritaré dentro de la iglesia,reclamando mi derecho.

Page 313: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Discurrí con agitación indecible por la igle-sia, nave arriba, nave abajo, saliendo de unacapilla y entrando en otra, pasando del patio altemplo y del templo al patio. Miraba a los ne-gros muros buscando un resquicio por dondeevadirme, y enfurecida contra el autor de ordentan inicua, me preguntaba para qué existíandeanes en el mundo.

Los canónigos dejaban el coro y se reuníanen su camarín, marchando de dos en dos o detres en tres, charlando sobre los graves sucesos.Los sochantres y el fagotista se dirigían piporroen mano a la capilla de música, y los inocentesy graciosos niños de coro, al ser puestos en li-bertad iban saltando, con gorjeos y risas, a ju-gar a la sombra de los naranjos.

Varias veces en las repetidas vueltas que dipor toda la iglesia, pasé por la capilla de SanAntonio. Sin que pueda decir que me domina-ban sentimientos de irreverencia, ello es que micompungida devoción al santo había desapare-

Page 314: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cido. No le miré con aversión, pero sí con ciertoenojo respetuoso, y en mi interior le decía:

-¿Es esto lo que yo tenía derecho a esperar?¿Qué modo de tratar a los fieles es este?

Mi egoísmo había llegado al horrible extre-mo de pedir cuenta a la Divinidad de los de-saires que me hacía. Irritábame contra el Cieloporque no satisfacía mis caprichos.

Pero, ¡maldita hora!, quien a mí me irritabaverdaderamente era el Deán tirano que manda-ba encerrar a la gente porque se le antojaba.Desde que le vi salir del coro en compañía delArcediano, moviéndose muy lentamente a cau-sa del peso de su descomunal panza, le tuvepor un realistón furibundo, sin que por esto mefuese menos antipático. ¿Por qué habían cerra-do las puertas? Por poner el sagrado recinto asalvo de una invasión plebeya, e impedir que elbullicio de los vivas y mueras turbase la santapaz de la casa de Dios. A pesar de su celo no

Page 315: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

pudo el señor Deán conseguirlo, y desde el pa-tio oíamos claramente los gritos de la muche-dumbre y el paso de la caballería. La Giraldacantó las cinco, cantó las seis, y aquella deplo-rable situación no cambiaba ni las puertas seabrían, ni se desvanecía el rumor del pueblo.Yo creo que si aquello se prolonga demasiado,me atrevo a decir dos palabras al buen canóni-go encerrador. Por fin no era yo sola la impa-ciente: otras muchas personas, encerradas comoyo, se quejaban igualmente, y todos nos dirig-íamos en alarmante grupo al sacristán; pero sinconseguir nada.

-Cuando Su Majestad haya salido de Sevilla-nos respondía-, o se arma la de San Quintín, otodo quedará tranquilo.

Por fin, después de las siete, la puerta delPerdón se abrió y vimos las Gradas y la genteque iba y venía sin tumulto. Yo me arrojé a lacalle como se arrojaría en el agua aquel cuyosvestidos ardieran. Miraba a un lado y otro; me

Page 316: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

comía con los ojos a cuantos pasaban; caminéapresuradamente hacia la Lonja y hasta elAlcázar; mi cabeza se movía sin cesar, dirigien-do la vista a todo semblante humano. ¡Afáninútil!... Yo buscaba y rebuscaba, y mi hombreno aparecía en ninguna parte... Ya se ve... ¡Lassiete de la tarde! Se cansaría de aguardarme...tendría que hacer...

Volví de nuevo a la catedral, recorrila toda,salí, di la vuelta por la Lonja; pero ¡ay!, si dierala vuelta a toda la tierra, creo que tampoco leencontrara; ¡tal era la horrible insistencia de midesgracia! Y sin embargo, hasta en las baldosasdel piso, en el aire y en el sonido, hallaba no séqué indicio misterioso de que él me habíaaguardado allí largas horas. Esto era para mo-rir.

Después de mucho correr, senteme en unbanco de piedra junto a la Lonja. Tanto me en-fadaba la gente que veía regresar del Alcázar yde la puerta de San Fernando, que si las llamas

Page 317: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de furor que abrasaban mi pecho fueran mate-riales, de buena gana hubiera vomitado fuegosobre los que pasaban ante mí. Venían de verpartir al Rey loco. Muchos se lamentaban deque se tratase de tal suerte al Soberano de Cas-tilla. ¡Menguados!, ¿por qué no tomaban lasarmas? Sí, ¿por qué no las tomaban? Me habríagustado ver a todos los habitantes de Sevilladestrozándose unos a otros.

La Giralda cantó otra hora, no sé cuál, y en-tonces me decidí a tomar nueva resolución.

-Vamos a su casa -dije a Mariana.

-Es de noche, señora -repuso.

La infeliz no quería alejarse mucho de la ca-sa. Pero no le contesté y nos pusimos en caminopara la calle del Oeste.

-¿Y si no está? -indicó mi criada-. Porque esmuy posible que con estas cosas...

Page 318: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Qué cosas?

-Estas revoluciones, señora.

-Si no hay nada.

-Pues... como se han llevado al Rey despuésde volverle loco... En el patio de la catedral de-cía uno que tendremos revolución mañana,cuando se marche el Gobierno; porque el Go-bierno se marchará.

-Déjalo ir: no nos hace falta. Date prisa.

-Pues yo creo que nos llevaremos otro chas-co.

-Si no está en su casa le esperaré.

-¿Y si no vuelve hasta muy tarde?

-¡Hasta muy tarde le esperaré!

-¿Y si no vuelve hasta mañana?

Page 319: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Hasta mañana le esperaré. No me muevo desu casa hasta que le vea. Ahora, ahora sí que nose me escapa, ¿concibes tú que se me puedaescapar?

-XXIX-Al decir esto, mi corazón, oprimido por tan-

tos desengaños, se ensanchaba llenándose otravez de esperanza, de ese don del cielo quejamás se agota y que a nadie puede faltar.

-Pues no veo yo muy tranquila esta noche laciudad de Sevilla -indicó Mariana-. Si, comodicen, se ha marchado toda la tropa, puede quenos despertemos mañana en un charco de san-gre.

Echeme a reír, burlándome de sus ridículostemores, y seguimos avanzando con bastantepresteza hacia la calle del Oeste. Detúvemeantes de llamar en su casa, para que un breve

Page 320: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

descanso disimulara mi sofocación y se amorti-guasen las llamaradas de mis mejillas.

-Sentémonos -dije a Mariana-, al amparo deeste árbol. Ahora no hay gran prisa. Ya le tengocogido. Estoy tranquila. Él ha de venir a su ca-sa. Ahora, ahora sí que le tengo en mi mano.

Cuando llamamos en la reja que daba entra-da al patio, una mujer nos dijo que el señorMonsalud no estaba en casa.

-Pues tengo que hablarle precisamente estanoche y le esperaré -dije resueltamente.

Yo no reparaba en conveniencia alguna so-cial. En el estado de mi espíritu, nada teníafuerza para contenerme. Importábame ya muypoco que me vieran, que me conocieran, queme señalasen con el dedo, ni que el vulgo sus-picaz y murmurador me hiciera objeto de bur-las y comentarios deshonrosos.

Page 321: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Al principio vacilaba en dejarme entrar lamujer que me abrió la puerta; pero tanto insté ycon tan arrogante autoridad me expresaba, queal fin me llevó a una sala baja. Allí estaba unviejecillo, que a la débil claridad de un velón decobre, arreglaba baúles y cajas, poniendo enellos libros, ropa y papeles. Era un tal Barto-lomé Canencia. Él no debía de conocerme; perose apresuró a saludarme con extremadas urba-nidades. Cual si comprendiera las ansias queyo padecía aquella noche, me dijo:

-No está en casa, ni puedo asegurar quevenga pronto; pero sí que vendrá. Necesitamosarreglar todo para nuestra partida.

¿Cuándo?

-Mañana. Nos vamos con el Gobierno.¿Quién se atreverá a quedarse aquí despuésque marchen los ministros? Esto es un volcánrealista. En cuanto desaparezca el Gobierno queobstruye el cráter, se agitará con fuego y vapo-

Page 322: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

res vomitando horrores. ¡Pobre Sevilla!, no haquerido oír mis consejos, los consejos de la ex-periencia, señora, y hela aquí en poder del rea-lismo más brutal. Este pueblo, tan célebre porsu riqueza y por su gracia como por sus proce-siones, está infestado de curas; y aquí los curasson ricos. No hay más que decir.

Yo me fastidiaba esta conversación, y así conla mayor habilidad la desvié de la políticahaciéndola recaer sobre mi objeto. Canenciacontestó a mis preguntas de una manera ca-tegórica.

-Esta tarde salimos juntos -me dijo-. Él sequedó en las Gradas de la Catedral, donde ten-ía una cita, y yo seguí hacia el Alcázar paraasistir a la salida de Su Majestad... Luego nosencontramos de nuevo a eso de las siete; parec-ía disgustado, sin duda porque la cita no pudoverificarse. Entramos en casa y después él saliópara ver a Calatrava. Díjome que volvería aarreglar su equipaje, y aquí me tiene usted

Page 323: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

arreglando el mío, señora, para lo que se leofrezca mandar. De modo que si usted deseaalgo en Cádiz, puede dar sus órdenes con todafranqueza.

-Yo también pienso ir a Cádiz -repuse.

-¡Usted también! Bueno es que vayan todos -dijo con ironía maliciosa-, para que se haga contoda solemnidad el entierro de la Constitución.Allí nació, señora, y allí le pondremos la morta-ja; que todo lo que nace ha de perecer... Si sehubieran seguido mis consejos, señora...; perolos hombres se han dejado enloquecer por laambición y la vanidad. Ya no existen aquellosrepúblicos austeros, aquellos filósofos inco-rruptibles, aquellos sectarios de la honradezmás estricta y de la sabiduría ateniense, hom-bres que con un pedazo de pan, un vaso deagua y un buen libro se pasaban la mayor partede la vida. Ahora todo es comer a dos carrillos,pedir destinos, figurar... en una palabra, señora,ya no hay virtudes cívicas.

Page 324: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Y es seguro que el Gobierno marcha ma-ñana? -le pregunte para desviarle de su fasti-diosa disertación.

-Segurísimo. No puede ser de otra manera.

-¿Por tierra?

-Por agua, señora. Los ministros y diputadosmarchan en el vapor.

-¿Y usted y Salvador van también en el va-por?

-Iremos donde podamos, señora, aunque seaen globo por los aires.

Él siguió arreglando sus maletas y yo meabrumé en mis pensamientos. En la sala habíaun reloj de cucú con su impertinente pájaro, deesos que asoman al dar la hora y nos hacentantas cortesías como campanadas tiene aque-lla. Nunca he visto un animalejo que más meenfadase, y cada vez que aparecía y me saluda-

Page 325: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ba mirándome con sus ojillos negros y cantan-do el cucú, sentía ganas de retorcerle el pescue-zo para que no me hiciera más cortesías. Elpájaro cantó las nueve y las diez y las once, ycon su insolente movimiento y su desagradablesonido parecía decirme: -¿Qué tal, señora, seaburre Vd. mucho?

Todo el que ha esperado comprenderá miagonía. Aquel resbalar del tiempo, aquella ve-loz corrida de los minutos que pasan de nuestrafrente a nuestra espalda, amontonándose atrásel tiempo que estaba delante, es para enloque-cer a cualquiera. Cuando no hay un reloj quelleve la cuenta exacta de la cantidad de espe-ranza que se desvanece y de la paciencia que segasta grano a grano, menos mal; pero cuandohay reloj y este reloj tiene un pájaro que hacereverencias cada sesenta minutos y dice cucú,no hay espíritu bastante fuerte para sobrepo-nerse a la pena. Ya cerca de las doce me decíayo: «¿Si no vendrá?»

Page 326: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Habiendo manifestado mis dudas al viejoCanencia que parecía algo molesto por la dura-ción de mi visita, me dijo:

-Puede que venga y puede que no venga.Seguramente estará ahora en el café del Turco oen casa del duque del Parque. Ya es mediano-che. Dentro de unas cuantas horas será de díay... ¡en marcha todo el mundo para Cádiz!

Mariana bostezaba, siendo imitada por Ca-nencia. Yo me sostenía intrépida, sin sueño nicansancio, resuelta a estar un año en aquel sitio,si un año tardaba en venir mi hombre.

-De todas maneras -dije a Canencia-, si semarcha mañana, ha de venir a arreglar su equi-paje.

-Es muy posible, señora -me contestó seca-mente-. En caso de que quiera Vd. retirarse,puede con toda confianza dejar el recado verbal

Page 327: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

que guste. Yo se lo trasmitiré puntualmente ycon la fidelidad de un verdadero amigo.

-Gracias.

-Le diré que ha estado aquí... Aunque ustedno me ha dicho su nombre, yo creo conocer a lapersona con quien tengo el honor de hablar,por haberla visto en Madrid algunas veces...¿No es usted la señora marquesa de Falfán?

Esta pregunta me hizo estremecer en mi in-terior, como si un rayo pasara por mí. Perodominándome con soberano esfuerzo, repusegravemente y con afectada vergüenza:

-Sí señor, soy la marquesa de Falfán. Fiadaen la discreción de usted, me he aventurado aesperar aquí en hora tan impropia.

-Señora, yo soy un sepulcro, y además unamigo fiel de ese excelente joven, y como ledebo muchos beneficios, a la amistad se une la

Page 328: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

gratitud. Puede usted con toda libertad con-fiarme lo que quiera. Es muy posible que él nopueda verla a usted esta noche. Estará muyocupado y sin duda el viaje de mañana trastor-na sus planes, porque, si no recuerdo mal, hoyme dijo que pensaba despedirse de usted, porla noche, en casa de D.ª María Antonia.

Al oír esto me quedé como mármol y ense-guida me llené de ascuas. Desplegué los labiospara preguntar: «¿dónde vive esa D.ª MaríaAntonia?» pero me contuve a tiempo compren-diendo la gran torpeza que iba a cometer. Evo-cando toda mi destreza de cómica, dije:

-Así pensábamos; pero no ha podido ser.

El infame pájaro se asomó a su nicho yburlándose de mí cantó la una. Yo me ahogaba,porque a mis primeras fatigas se unía desdeque habló aquel hombre, la inmensa sofocaciónde un despecho volcánico de los celos que memataban. En mi cerebro se encajaba una corona

Page 329: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de brasas resplandecientes y mi corazón cho-rreaba sangre, herido por mil púas venenosas.Mi afán, mi deseo más vivo era morder a al-guien.

Esperé más. Canencia seguía bostezando yMariana dormitaba. Yo sentía en mis oídos unzumbido extraño, el zumbido del silencio noc-turno que es como un eco de mares lejanos, ydeshaciéndome esperaba. Habría dado mi vidaentera por verle entrar, por poder hablarle asolas un momento, arrojando sobre él las pala-bras, la furia, la hiel que se desbordaban en mí.A ratos balbucía terribles injurias que siendotan infames, a mí me parecían rosas.

El vil pajarraco volvió a chancearse conmigoy haciendo la reverencia más pronunciada y elcanto más fuerte, anunció las dos.

-¡Las dos!... ¡pronto será de día! -exclamé.

Page 330: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Fijamente no viene ya, señora. Es que seembarca con los diputados -dijo Canencia dan-do a entender con sus bostezos que de buenagana dormiría un rato.

-¿Y a qué hora se embarcan los diputados?

-Al rayar el día: así se dijo anoche en el salóndel Congreso, cuando se levantó la sesión queha durado treinta y tres horas.

Estuve largo rato dudando lo que debíahacer. Delante de mi pensamiento daba vueltasun círculo de fuego que alternativamente, en sulenta rotación, mostrábame dos preguntas;primera: ¿Y si viene después que yo me vaya? Se-gunda: ¿Y si se embarca en el muelle mientras yoestoy aquí?

Yo veía pasar una pregunta, después otra.La segunda sustituía a la primera y la primera ala segunda en órbita infinita. Ambas teníanigual claridad, ambas me deslumbraban y me

Page 331: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

enloquecían de la misma manera. Yo, que porlo general me decido pronto, entonces dudaba.Cuando la voluntad se iba inclinando de unlado el pensamiento llamábame del otro, y asícontrabalanceados los dos, ponían a mi alma enestado de terrible ansiedad. Largo rato perma-necí en esta dolorosa incertidumbre. Los minu-tos volaban, y acercándose aquel en que erapreciso resolver definitivamente, el silenciomismo llegó a impresionar mi cerebro como unbramido intolerable, formado por mil voces.Oía el latir de mi corazón como se oye un secre-to que nos dicen al oído; mi sangre ardía, y porfin, aquella misma palpitación de mi alborota-do seno fue como una voz que hablaba dicién-dome: «anda, anda».

El pájaro, riendo como un demonio burlón,me saludó tres veces con su cortesía y su infer-nal cucú. Eran las tres.

-Va a ser de día -dijo Canencia, dejando caersobre el pecho su cabeza venerable.

Page 332: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Levanteme. Estaba decidida. Pareciome queD. Bartolomé, al verme dispuesta a partir, vio elcielo abierto. Despedime de él bruscamente ysalimos.

-¿A dónde vamos, señora? -me dijo Mariana-¿No es hora de retirarnos ya a descansar?

-Todavía no.

-¡Señora, señora, por Dios!... Está amane-ciendo. No hemos cenado, no hemos dormido...

-Calla, imbécil -le dije clavando mis dedosen su brazo-. ¡Calla, o te ahogo!

-XXX-Amanecía, y multitud de hombres de mal

aspecto vagaban por la calle. Veíanse gitanosdesarrapados, y muchos guapos de la Macare-na y de Triana. Mi criada tuvo miedo; pero yo

Page 333: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

no. Repetidas veces nos vimos obligadas a va-riar de rumbo para evitar el encuentro de algu-nos grupos en que se oía el ronco estruendo de¡vivan las caenas!, ¡muera la nación!

Llegamos por fin al río. Ya el día había acla-rado bastante, y desde la puerta de Triana vi-mos la chimenea del vapor que despedía humo.

-Si esos barcos de nueva invención humeanal andar -dije-, el vapor se marcha ya.

Desde la puerta de Triana a la Torre del Orose extendía un cordón de soldados de artillería.En la puerta de Jerez había cañones. Nada deesto me arredraba, porque mi exaltación meinfundía grandes alientos, y hablando al oficialde artillería logré pasar hasta la orilla, dondealgunas tablas sostenidas sobre pilotes servíande muelle. El vapor bufaba como animal impa-ciente que quiere romper sus ligaduras y huir.Multitud de personas se dirigían al embarcade-ro. Reconocí a Canga-Argüelles, a Calatrava, a

Page 334: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Beltrán de Lis, a Salvato, a Galiano y a otrosmuchos que no eran diputados.

-Él se irá también -pensé-. Vendrá aquí deseguro... Pero no, no creo que se me pueda es-capar.

Una idea grandiosa cruzó por mi mente, unade esas ideas napoleónicas que yo tengo enmomentos de gravedad suma. Ocurriome em-barcarme también en el vapor, si le veía partir.No tenía equipaje; ¿pero qué me importaba?Mariana se quedaría para llevarlo después.

Acerqueme a Calatrava, que se asombrómucho de verme.

-Quiero un puesto en el vapor -le dije.

-¿También usted se marcha...? ¿De modoque...?

Page 335: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Temo ser perseguida. Estoy muerta de mie-do desde ayer. Me han amenazado con anóni-mos atroces.

-¿Ha preparado usted su equipaje?

-He preparado lo más preciso: el viaje es cor-to. Mi criada se queda para arreglar lo que dejoaquí.

-También nosotros dejamos nuestros equipa-jes porque no caben en el vapor. Irán en aquellagoleta.

-¿Me hace usted un sitio, sí o no?

-¿Un sitio? Sí señora. Dejando el equipaje...El Gobierno ha fletado el buque. Puede ustedvenir.

Esto se llama proceder pronto y con energ-ía... Pero observé a todos los que llegaban, y nole vi. A cada instante creía verle aparecer.

Page 336: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-No puede tardar -dije, después que di misórdenes a Mariana-. Ahora sí que es mío.

Mariana hacía objeciones muy juiciosas; pe-ro yo a nada atendía. Estaba ciega, loca.

-¿Y si no se embarca? -me dijo mi criada-.Todavía no ha venido...

-Pero ha de venir... A ver si está por ahí elduque del Parque.

Miramos las dos en todos los grupos y novimos al Duque.

-¿El señor duque del Parque no va a Cádiz?-pregunté a Salvato.

-El señor Duque no se ha atrevido a votar eldestronamiento.

-¿Y qué?

Page 337: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Que los que no votaron no se creen en peli-gro y seguirán en Sevilla.

-De modo que Su Excelencia...

-No tengo noticia de que se embarque connosotros.

-Venga usted -me dijo Calatrava alargándo-me la mano para llevarme a la cubierta del bu-que.

-Entre usted, amigo, entre usted, que aúntengo que decir algo a mi criada.

-Parece que vacila usted...

-En efecto... sí... no estoy decidida aún.

No, no podía entrar en aquel horrible bajelque iba a partir, silbando y espumarajeando,sin llevar al que turbaba mi vida. Yo les vi en-trar uno tras otro, les conté; ni uno solo escapóa mi observación, y ¡él no estaba! ¡Siempre au-

Page 338: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

sente, siempre lejos de mí, siempre en direccióndiametralmente opuesta a la dirección de misideas y de mi apasionada voluntad! Esto erapara enloquecer completamente, y digo com-pletamente, porque yo estaba ya bastante loca.Mi desvarío insensato aumentaba como la fie-bre galopante del enfermo solicitado por lamuerte.

Se embarcaron ¡ay!, vi al horrendo vapor se-pararse del muelle, vi moverse las paletas desus ruedas, machacando y rizando el agua, le oísilbar y mugir echando humo, hasta que em-prendió su marcha majestuosa río abajo.

No yendo él, no podía causarme aflicciónquedarme en tierra. Él estaba también en Sevi-lla.

-Ahora -dije-, ahora no es posible que lepierda otra vez. Si tengo actividad e ingenio,pronto saldré de esta angustiosa situación.

Page 339: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

No quise detenerme como el vulgo que seextasiaba contemplando el humo del vapor queconducía hacia el postrer rincón de España elúltimo resto del liberalismo. Como aquel humoen los aires, así se desvanecía en el tiempo laConstitución... Pero en mi mente no podíanfijarse ni por un instante estas ideas.

Me era forzoso pensar en otras cosas y en larealidad de mi ya insoportable desdicha. ¿Adónde debía ir? En los primeros momentosdespués del embarque no pude determinarlo, yvagué breve rato por la ribera, hasta que meobligaron a huir los excesos de la salvaje mu-chedumbre, que se precipitó sobre los equipajesde los diputados, apoderándose de ellos y sa-queándolos en presencia de la poca tropa quehabía quedado en el muelle.

Al mismo tiempo sentí el clamor de las cam-panas echadas a vuelo en señal de que Sevillahabía dejado de pertenecer al Gobierno consti-tucional, y en cuerpo y alma pertenecía ya al

Page 340: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

absolutismo. ¡Cambio tan rápido como espan-toso! El pronunciamiento se hizo entre berridossalvajes, en medio del saqueo y del escándalo,al grito de ¡muera la Nación! La verdad es quelos alborotadores hacían poco daño a las perso-nas; pero sí robaban cuanto podían. Al entrarpor la puerta de Jerez, procuré apartarme lomás posible de la turbulenta oleada que mar-chaba hacia el corazón de Sevilla, con objeto,según oí, de destrozar el salón de sesiones y elcafé del Turco, donde se reunían los patriotas.

Lejos de desmayar yo con las muchas con-trariedades, el insomnio y el continuo movi-miento, parecía que la misma fatiga me dabaprodigiosos alientos. No sentía el más ligerocansancio, y mi cerebro, como una llama cadavez más viva, hallábase en ese maravilloso es-tado de actividad que es para los poetas, paralos criminales y para los que se ven en peligrola rápida inspiración del momento. Yo sentía enmí un estro grandioso, avivado por mis contra-

Page 341: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

riadas pasiones, mi rencor y mi despecho. Ten-ía la penetrante vista del genio y había llegadoa ese momento sublime en que los más profun-dos secretos de nuestro destino se nos mues-tran con claridad espantosa. Mi pensamiento,como la aguja magnética de una brújula, seña-laba con insistencia la casa del marqués deFalfán.

-¡Oh, allí, allí... he de encontrar la soluciónde este horrible problema!

-XXXI-Y corriendo hacia la casa, soñaba no ya con

las delicias de un encuentro feliz y de una ama-ble reconciliación, sino con proporcionar a mialma el inefable, el celestial, el infinito regocijode un escándalo, de una escena, de una de esasvenganzas de mujer que son la Ilíada del co-razón femenino. No sé si me equivocaré juz-

Page 342: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

gando por mí de todas las mujeres; pero piensofirmemente que ninguna, por muy tímida quesea, deja de sentir en momentos dados, y cuan-do se discuten asuntos del corazón, el poderosoinstinto de la majeza. La maja, digan lo quequieran, no es más que lo femenino puro. Demí puedo asegurar que en aquel instante mesentía verdulera.

-Tengo la seguridad -decía-, de que le encon-traré allí. El corazón me lo dice... Es precisa-mente lo que necesito; es la satisfacción máspreciosa y agradable de mi inmenso afán, eldesahogo de mi pecho, semejante a un volcánsin cráter, el consuelo de todas mis penas.Hablaré, gritaré, vomitaré injurias, ¿qué digoinjurias?, verdades. Diré todo lo que sé; abrirélos ojos de un marido crédulo y bonachón;arrancaré la máscara a una hipócrita; confun-diré a un ingrato... en suma, estaré en mi ele-mento... ¡¡Ahora, Santo Dios de las venganzas,ahora sí que no se me puede escapar!!

Page 343: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Al dirigirme a la plaza de la Magdalena,donde vivía el Marqués, vi a dos o tres patrio-tas que eran llevados presos por el pueblo conuna cuerda al cuello. ¡Pobre gente! Entre ellosvi a Canencia, que me dirigió al pasar una mi-rada suplicante; pero no hice caso y seguí. Casiarrastrando a Mariana que apenas podía se-guirme de puro cansada y soñolienta, llegué acasa de Falfán.

En el patio encontré al Marqués, que al pun-to que me vio asombrose mucho de la altera-ción de mi semblante, creyendo que ocurríaalgún grave accidente.

-Señora -me dijo ofreciéndome una silla-, noextraño que esa gente mal educada... Se estáncometiendo toda clase de excesos en la desgra-ciada Sevilla.

-No es eso, no -repuse-. Si no me ha pasadonada.

Page 344: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Señora, su rostro de usted me indica grandesasosiego y agitación.

-Es verdad -dije-, pero...

-Está usted muy intranquila.

-Intranquila no, estoy furiosa.

Después de decir esto y de romper en seispedazos mi abanico, que ya lo estaba en cuatro,procuré tomar una actitud aparentemente sere-na, pues el caso requería en mí la grave majes-tad del que condena, no la atolondrada cólera ypueril turbación del condenado.

-¿Y por qué está usted furiosa? -me preguntóel Marqués, confundido-. ¿En qué puedo servira usted?

-¡Yo sé que está aquí!!... -dije mirando alMarqués de un modo que le aterró.

-¿Quién?

Page 345: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Oh!, ¿quién?... será preciso que yo hable,que lo diga todo...

-Señora, no comprendo una palabra.

-Llame usted a la señora Marquesa, y quizásella me comprenda -repuse con amargo sar-casmo.

-Andrea no está en casa.

Al oír esto sentí un sacudimiento. Nuevo ymás doloroso cambio en mis ideas, en mi vo-luntad, en mi cólera, en mis planes; nuevo mo-vimiento de la aguja magnética que brujuleabaen mi corazón, marcándome el derrotero enmedio de la tempestad... El Marqués no podíatener interés en negarme a su esposa. Así locomprendí al momento, y sin vacilar un instan-te, dije:

-¿Ha ido a la casa de D.ª María Antonia?

Page 346: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Precisamente, allí está -manifestó Falfán entono de confianza honrada y tranquila quehubiera cautivado a otra persona más irritadaque yo-. La Sra. D.ª María Antonia se puso ano-che mala y mi esposa fue a acompañarla unratito. A las diez estaba de vuelta.

-¿A las diez?

-Pero sin duda la Sra. D.ª María Antonia seha agravado hoy, porque al rayar el día vinie-ron a buscar a Andrea y allá está. ¿Encuentrausted en esto algo de extraño?

-No señor, nada -dije levantándome-. ¿Ydónde vive esa D.ª Antonia?

-En la calle que sale a la puerta de Carmona,número 26. ¿Pero se va usted sin explicarme elmotivo de su visita, su agitación...?

-Sí señor, me voy.

-Pero...

Page 347: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Adiós, señor Marqués.

Quiso detenerme; pero rápida como un pája-ro fugitivo, le dejé y salí de la casa.

-A la calle que sale a la puerta de Carmona,número 26 -dije a Mariana que me seguía dur-miendo.

-Ahora -decía para mí, en el horroroso vérti-go que formaban mis pensamientos y mi mar-cha-, ahora sí que de ningún modo se me puedeescapar.

Yo saboreaba de antemano las horribles de-licias del escándalo que iba a dar, de la vengan-za que tomaría, de las palabras que saldrían demi boca, como el humo y la lava de un volcánen erupción. Me deleitaba con aquella copa deamarguras que se convertía en copa llena dedelicioso licor de la venganza. Había llegado alextremo de recrearme en el veneno de mi almay de hallar delicioso el fuego que respiraba.

Page 348: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Seguía teniendo las mismas ganas de morder aalguien, y creo que mi linda boca tan codiciada,habría sido un áspid, si en carne humanahubiera posado sus secos labios.

Mariana, que conocía a Sevilla, me llevóhacia la puerta de Carmona, yo no sé pordónde ni en cuánto tiempo. Había yo perdidola noción de la distancia y del tiempo. Vi unacalle larga y solitaria, con muchas rejas verdesllenas de tiestos de albahaca. Vi una fila de ca-sas de fachada blanca iluminadas por el sol yotra línea de casas en la sombra. Yo buscaba elnúmero 26, cuando sentí pisadas de caballos.Delante de mí, como a cuarenta pasos, abrioseuna gran puerta y salieron tres hombres a caba-llo. ¡Era él!

Corrí, corrí... Iba vestido con el traje popularandaluz, y su figura era la más hermosa quepuede imaginarse. Los otros dos vestían lomismo. Caracolearon un instante los corcelesdelante de la casa, y en seguida emprendieron

Page 349: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

precipitadamente la carrera en dirección a lapuerta de Carmona.

Yo corría, corría, y al mismo tiempo gritaba.Mariana, que no había perdido el juicio, medetuvo enlazando con sus dos brazos mi talle.Mi furor estalló con un grito salvaje, con unaconvulsión horrible y este apóstrofe inexplica-ble: -¡Ladrones! ¡Ladrones!

En el mismo momento en que yo rugía deeste modo, dos mujeres se asomaban a la ven-tana de la casa y saludaban a los jinetes con susabanicos. Él miró repetidas veces hacia atrás ysaludaba también sonriendo. Vi brillar el lentede D.ª María Antonia, vi los negros ojos de An-drea... ¡Oh Satanás, Satanás!

Yo seguí hasta ponerme debajo de la venta-na; pero esta se cerró. Seguí corriendo un pocomás. Un grupo de hombres feroces apareciópor una boca-calle. Su aspecto infundía pavor;pero yo me adelanté hacia ellos y señalando a

Page 350: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

los tres jinetes que huían a escape fuera de lapuerta entre nubes de polvo, grité con toda lafuerza de mis pulmones:

-¡Que se escapan!... corred... corred trasellos... ¡Que se escapan!... los patriotas, los másmalos de todos, los ateos, blasfemos, los repu-blicanos, los masones, los regicidas, los enemi-gos del Rey... ¡los que querían matarle...! Co-rred y cogedles... Yo tengo dinero... Mil durosal que les coja... ¡En nombre de la religión!... ¡Ennombre de las caenas!... Vamos, vamos trasellos... ¡Que se escapan!

A medida que hablaba, iba desapareciendoen mi espíritu la noción de lo externo, y mesentía envuelta en tinieblas o en llamas, no séen qué; me sentía caer en un hondo infiernolleno de demonios; sumergirme en abismo denegro delirio, de fiebre, de sueño o muerte;pues no puedo expresar bien lo que era aquello.

Perdí el conocimiento.

Page 351: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-XXXII-Mi dolorosa enfermedad que me puso al

borde del sepulcro duró cuarenta días, de loscuales no sé cuántos pasé en terrible crisis, sinconciencia de las cosas, atormentada por la fie-bre. Mi sangre enardecida había descompuestoen tales términos las funciones de mi cerebro,que en aquellos angustiosos días no vivía conmi vida propia, sino con el mismo fuego mortí-fero de la enfermedad. Asistiome uno de losprimeros médicos de Sevilla.

Cuando salí del peligro y hubo esperanzasde que aún podría seguir mi persona fatigandoal mundo con su peso, halleme en tristísimoestado, sin memoria, sin fuerzas, sin belleza.Mas empecé a recobrar muy lentamente estostesoros perdidos, y con ellos volvían mis pasio-nes y mis rencores a aposentarse en mi seno,como después de una inundación, y cuando lasaguas se retiran, aparece lentamente la tierra,

Page 352: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

dibujándose primero los altos collados, luegolas suaves pendientes y por último el llano. Así,pasada aquella avenida de sangre que envolviómi pensamiento en turbias olas venenosas, fueapareciendo poco a poco todo lo existente antesdel 13 de Junio.

Una imagen descollaba sobre todas las queme perseguían, cuando mi fantasía, como unborracho que recobra la claridad de sus senti-dos, empezó a presentarme lo pasado. Estaimagen era la de la huérfana, a quien supusecorriendo sin cesar por campos y ciudades,buscando lo que no había de encontrar. ¿Acasoel tormento de ella no era tan grande o quizásmayor que el mío? Pero yo no me hacía cargode esto, y lejos de sentir lástima de mi víctima,echaba leña a la hoguera de mis rencores, dis-curriendo mil defectos y fealdades en el carác-ter de la hermana de Salvador, para deducirque sus angustias le estaban muy bien mereci-das. ¡Qué desatinos tan horribles pensé con este

Page 353: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

motivo! Parece mentira que la exaltación de miánimo me llevara hasta los últimos desvaríos,hasta el sacrilegio y la blasfemia.

-Es muy posible -decía yo-, que mis horriblesangustias hayan sido causadas por las maldi-ciones de esa mujer. Al verse engañada habrápedido a Dios mi castigo, y Dios, no hay duda,hace caso de los hipócritas... ¡Ah, los hipócri-tas!, ¡perversa raza! Son capaces con sus fingi-das lágrimas de engañar al mismo Dios y com-pelerle a castigar a los buenos.

A estos horrorosos pensamientos hijos deuna turbada razón, añadía otros quizás mássacrílegos. Mi enfermedad, que parecía un avi-so del cielo, no me había corregido, antes bien,cuando resucité estaba más intolerante, mássoberbia, y proyectaba nuevos planes para ven-cer la tenaz contrariedad de mi destino. Lejosde desconfiar de mis fuerzas y de acobardarme,tenía fe mayor en ellas y me vanagloriaba, su-poniendo una inmediata victoria.

Page 354: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Me han ocurrido tantos desastres -decía-,porque he sido una tonta. Pero ahora... ¡Oh!,ahora yo me juro a mí misma que moriré o le hede atrapar... Iré a Cádiz.

Cuando esto decía, finalizaba Julio y la tem-peratura de Sevilla era irresistible. El médicome ordenó que buscase en la costa aires mástemplados.

Los franceses se habían establecido ya enSevilla, donde reinaba un orden perfecto. Entoda España, y principalmente en algunos pun-tos privilegiados de la tragedia, como Manresay la Coruña, corría la sangre a raudales. Losdos furibundos partidos se herían mutuamentecon impía crueldad. Pero los ejércitos de ambasNaciones no habían empeñado ninguna luchaverdaderamente marcial y grandiosa. El nues-tro se desbandaba como un rebaño sin pastoresy el francés iba ocupando las ciudades des-guarnecidas y dominando todo el país sin tra-bajo y sin heroísmo, sin sangre y sin gloria. Sus

Page 355: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

victorias eran ramplonas y honradas, su proce-der dentro de los pueblos, noble y templado.Era aquel ejército como su jefe, leal y sin genio,un ejército apreciable, compuesto de cien milbuenos sujetos que no conocían el saqueo, perotampoco la gloria. ¡Detestable suerte la de Es-paña!... ¡Haber hecho temblar al coloso y su-cumbir ante un hijo del conde de Artois, anteun pobre emigrado de Gante!

¡A Cádiz, a Cádiz! Estas palabras compen-diaban todo mi pensamiento en aquellos días.Empecé a disponer mi viaje con gran prisa, y aprincipios de Agosto nada tenía que hacer yaen Sevilla.

Mi belleza recobraba al fin su esplendor. Yno era esto poco triunfo, porque la verdad esque me había quedado como un espectro. ¡Concuánto alborozo veía yo despuntar de día endía la animación, la gracia, la frescura, la vive-za, todos los encantos de mi fisonomía, queiban mostrándose, como flores que se abren al

Page 356: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

cariñoso amor del sol! Yo no cesaba de mirarmeal espejo para observar los progresos de mirestauración, y casi casi estoy por decir que meencontraba más guapa que antes de mi enfer-medad. Perdóneseme este orgullo vano; pero siDios me hizo así, si me dio hermosura y gra-cias, ¿por qué no lo he de decir para que lo se-pan los que no tuvieron la dicha de conocerme?

El conde de Montguyon se me presentó en elmomento de partir para Cádiz. ¡Oh, feliz en-cuentro! Mi D. Quijote, que había sido ascendi-do a jefe de brigada, me acompañó en casi todoel camino de Sevilla a la costa, mostrándose enextremo orgulloso por creer próximo el mo-mento de mi definitiva conquista, y yo cuidabano poco de confirmarle en esta creencia, porquequería tenerle muy dispuesto a servirme ennegocios difíciles. Hablamos también de políti-ca y de la Ordenanza de Andújar, en que SuAlteza recomendaba la mayor templanza a losabsolutistas, habiéndoles disgustado por esto.

Page 357: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Pero el tema más agradable a mi caballero erael amor.

Según se expresaba, su bello ideal estaba apunto de realizarse. El país ardiente, el territo-rio pintoresco, la dama hermosa; nada faltabapara que la leyenda fuese completa. Pero yo,esmerándome en fomentar sus esperanzas, erasumamente avara de concesiones. Mi ordenan-za de Andújar prescribía también la modera-ción.

Ya me había yo instalado en el Puerto cuan-do, apremiada por el Conde, le revelé la causade mis ardientes deseos de penetrar en Cádiz.

-Un hombre -le dije-, que antes poseía miconfianza, administrando los bienes de mi casa;un mayordomo que supo servirme algún tiem-po con lealtad para engañarme después conmás seguridad, huyó de Madrid, robándomegran cantidad de dinero, muchas alhajas de

Page 358: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

valor y documentos preciosos. Ese hombre estáen Cádiz...

-Pero en Cádiz hay tribunales de justicia,hay autoridades...

-En Cádiz no hay más que un Gobierno ex-pirante que para prolongar su vida entre agon-ías, se rodea de todos los pillos.

-Sin embargo, señora, un ladrón de semejan-te estofa no puede ser patrocinado por nadie.Horribles cosas se ven en las guerras civiles;pero nosotros, nosotros los franceses entrare-mos en Cádiz.

-Esa es mi esperanza.

-¿No tiene usted valimiento con los Minis-tros liberales?

-Ninguno. Mi nombre sólo les sonará a pro-clama realista.

Page 359: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Entonces...

-Cuento con la protección de los jefes delejército francés.

-Y con los servicios de un leal amigo... El ob-jeto principal es detener al ladrón.

-¡Detenerle y amarrarle y arrastrarle!-exclamé con furor-. Mas deseo hacer mi justi-cia a espaldas de los tribunales, porque abo-rrezco la curia y los pleitos, aun cuando losgane.

-¡Oh!, eso es muy español. Se trata, pues, decazar a un hombre; ¿por ventura eso es fáciltodavía?

-Fácil, no.

-Y para una dama...

-Pero yo no estoy sola. Tengo servidores lea-les que sólo esperan una orden mía para...

Page 360: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Para matar...

-No tanto -dije riendo-. Esto le parecerá a us-ted leyenda, novela, romance o lo que quiera;pero no, mis propósitos no son tan trágicoscomo usted se figura.

-Lo supongo... pero siempre serán interesan-tes... ¿Ha dejado usted criados en Sevilla?

-Uno tengo a mis órdenes. Le he enviado pordelante, y ya está en Cádiz.

-Vigilando...

-Acechando.

-Bien: le seguirá de noche, embozado hastalas cejas; espiará sus acciones, se informará desu método de vida. ¿Y ese criado es fiel?

-Como un perro... Examinemos bien mi si-tuación, señor Conde. ¿Se puede entrar enCádiz?

Page 361: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Es muy difícil, señora, sobre todo para losque son sospechosos al Gobierno liberal.

-¿Y por mar?

-Ya sabe usted que en la bahía tenemosnuestra escuadra.

-¿Cuándo tomarán ustedes la plaza?

-Pronto. Esperamos a que venga Su Altezapara forzar el sitio.

-¿Y podrán escaparse los milicianos y el Go-bierno?

-Es difícil saberlo. Ignoramos si habrá capi-tulación; no sabemos el grado de resistenciaque presentarán los insurgentes.

-¡Oh! -exclamé sin saber lo que decía, obce-cada por mis pasiones-. Ustedes los realistas nosirven para esto. Si Napoleón estuviera aquí,amigo mío, mañana, mañana mismo, sí señor,

Page 362: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

mañana, sería tomada por asalto esa ciudadrebelde y pasados a cuchillo los insensatos quela defienden.

-Me parece demasiado pronto -dijo Montgu-yon sonriendo-. En fin, comprendo la impa-ciencia de usted.

-Sí, quien ha sido robada, vilmente estafada,no puede aprobar estas dilaciones que danfuerza al enemigo. Señor Conde, es preciso en-trar en Cádiz.

-Si de mí dependiera, señora, esta tardemandaba dar el asalto -repuso con entusiasmo-.Sorprendería a la guarnición, encarcelaría a losdiputados y a las Cortes y pondría en libertadal Rey.

-Ya eso no me importa tanto -dije en tono deconquistador-. Yo entraría al asalto sorpren-diendo a la guarnición. Dejaría a los diputados

Page 363: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

que hicieran lo que les acomodase, mandaría alRey a paseo...

-Señora...

-Buscaría a mi hombre, revolvería todos losrincones, todos los escondrijos de Cádiz hastaencontrarle... y después que le hallara...

-Después...

-Después, señor Conde... ¡Oh!, mi sangre seabrasa...

-En los divinos ojos de usted, Jenara -me di-jo-, brilla el fuego de la venganza. Parece usteduna Medea.

-No me impulsan los celos -dije serenándo-me.

-Una Judith.

-Ni la idea política.

Page 364: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Una...

-Parezca lo que parezca, señor Conde, ello espreciso entrar en Cádiz.

-Entraremos.

-¿No sirve usted ahora en el Estado Mayordel general Bourmont?

-En él estoy a las órdenes de la que es imánde mi vida -repuso poniendo los ojos en blanco.

-¿Bourmont será nombrado comandante ge-neral de Cádiz, luego que la plaza se rinda?

-Así se dice.

-¿Hará usted prender a mi mayordomo?...

-Le haré fusilar...

-¿Me lo entregará usted atado de pies y ma-nos?

Page 365: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Siempre que no huya antes, sí señora.

-¡Huir! Pues qué, ¿tendrá ese hombre la vile-za de huir, de no esperar?...

-El criminal, amiga mía de mi corazón, ponesu seguridad ante todo.

-¿No dice usted que hay una especie de es-cuadra?

-Una escuadra en toda regla.

-¿Pues de qué sirven esos barcos, señor mío -dije de muy mal talante-, si permiten que seescape... ese?

-Quizás no se escape.

-¿De qué sirve la escuadra? -añadí con lamás viva inquietud-. ¿Quién es el almirante quela manda? Yo quiero ver a ese almirante, quierohablar con él...

Page 366: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Nada más fácil; pero dudo...

-Me ocurre que si hay capitulación, será másfácil atraparle...

-¿Al almirante?

-No; a... a ese.

-Sin duda. En tal caso se quedaría tranquiloen Cádiz, al menos por unos días.

-Bien, muy bien. Si hay capitulación, arreglo,perdón de vidas y libertad para todos... SeñorConde, aconsejaremos al Príncipe que capitu-le... ¡pero qué tonterías digo!

-Está patente en su espíritu de usted la obse-sión de ese asunto.

-¡Oh!, sí; no puedo pensar en otra cosa. Elcaso es grave. Si no consigo apoderarme de esehombre... no sé... creo que me costará la vida.

Page 367: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Yo también le aborrezco... ¡Hombre maldi-to!... Pero le cogeremos, señora. Me pongo alservicio de este gran propósito con la sumisiónde un esclavo. ¿Acepta usted mi cooperación?

Al decir esto me besaba la mano.

-La acepto, sí, hombre generoso y leal, laacepto con gratitud y profundo cariño.

Al decir esto, yo ponía en mi semblante unasensibilidad capaz de conmover a las piedras, yen mis pestañas temblaba una lágrima.

-Y entonces -añadió Montguyon con vozturbada-, cuando nuestro triunfo sea seguro,¿podré esperar que el hueco que se me destinaen ese corazón no sea tan pequeño?

-¿Pequeño?

-Si es evidente, por confesión de él mismo,que ya tengo una parte en sus sublimes afectos,¿no puedo esperar...?

Page 368: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Una parte? ¡Oh, no!; todo, todo.

El inflamado galán abrió sus brazos para es-trecharme en ellos; pero evadí prontamenteaquella prueba de su insensato ardor, y po-niéndome primero seria y después amable, conuna especie de enojo gracioso y virtud toleran-te, le dije que ni Zamora ni yo podíamos serganadas en una hora. Al decir esto violentoscañonazos me hicieron estremecer y corrí albalcón.

-Son los primeros tiros de las baterías que sehan armado para atacar el Trocadero -me dijoel Conde.

-¿Y esas bombas van a Cádiz? -pregunté po-niendo inmenso interés en aquel asunto.

-Van al Trocadero.

-¿Y qué es eso?

Page 369: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Un fuerte que está en medio de las maris-mas.

-¿Y allí están...?

-Los liberales.

-¿Muchos?

-Mil y quinientos hombres.

-¿Paisanos?

-Hay muchos paisanos y milicianos.

-¡Oh!, morirá mucha gente.

-Eso es lo que deseamos. Parece que sienteusted gran pena por ello.

-La verdad -repuse, ocultando los sentimien-tos que bruscamente me asaltaban-, no me gus-ta que muera gente.

-A excepción de su enemigo.

Page 370: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Ese... ¿pero estará en el Trocadero?

-¡Quién sabe!... Está usted aterrada, Jenara.

-¡Oh!, yo quiero ir al Trocadero.

-Señora...

-Quiero ir al Trocadero.

-Eso mismo deseamos nosotros -me dijoriendo-, y para conseguirlo, enviaremos pordelante algunos centenares de bombas.

-¿Dónde está el Trocadero? -pregunté co-rriendo otra vez a la ventana.

-Allí -dijo Montguyon asomándose y alar-gando el brazo.

Hízome explicaciones y descripciones muyprolijas de la bahía y de los fuertes; pero biencomprendí que antes que mostrar sus conoci-mientos, deseaba estar tan cerca de mí como

Page 371: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

estaba, aproximando bastante su cabeza a lamía, y embriagándose con el calor de mi rostroy con el roce de mis cabellos.

-XXXIII-¡Qué aparato desplegaron contra aquellas

fortalezas que se alzan entre charcos salubres yque llevan por nombre el Trocadero! Desde quellegó Su Alteza a mediados de Agosto, nohacían más que disparar bombas y balas contralos fuertes, esperando abrir brecha en sus glo-riosos muros. ¡Figúrese el buen lector mi abu-rrimiento! Considere con cuánta tristeza y tediovería yo pasar día tras día sin más distracciónque oír los disparos y ver por las noches lasmajestuosas curvas de los proyectiles. Me con-sumía en mi casa del Puerto sin tener noticiasdel interior de Cádiz, ni esperanzas de poderpenetrar en la plaza. Ni parecía aquello guerra

Page 372: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

formal y heroica como creía yo que debían serlas guerras y como las que vi en mi niñez y entiempo del Imperio. Casi todo el ejército sitia-dor estaba con los brazos cruzados: los oficialespaseaban fumando; los soldados hacían menospesado el tiempo con bailoteo y cantos.

No debo pasar en silencio que el duque delInfantado que llegó de Madrid en aquellos días,me llevó a visitar a Su Alteza, nuestro salvadory el ángel tutelar de la moribunda España poraquellos días. Luis Antonio era un rubio desa-brido, cuyo semblante respiraba honradez ybuena fe; pero la aureola del genio no circun-daba su frente. Fuera de aquel sitio, lejos deaquella deslumbradora posición y con otronombre, el hijo del conde de Artois habría sidoun joven de buen ver; mas no en tal manera quepor su aspecto descollase entre la muchedum-bre. Para hallar en él lo que realmente le distin-guía era preciso que un trato frecuente hicieseresaltar las perfecciones morales de su alma

Page 373: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

privilegiada, su lealtad sin tacha y aquel levan-tado espíritu caballeresco sin quijotismo que lehacía tan estimable en la Corte de Francia. Eravaliente, humanitario, cortés, afable, puntual yriguroso en el cumplimiento del deber. Si estascualidades no eran suficientes a formar un granguerrero, ¿qué importaba? La pericia militardiéronsela sus prácticos generales y nuestrosdesaciertos, que fueron el principal estro mar-cial de la segunda invasión.

Angulema me recibió con la más fina delica-deza y urbanidad; pero de todas sus cortesaníasla que más me agradó fue la de disponer elasalto del Trocadero. -¡Al fin, al fin -exclamabayo-, será nuestro el horrible fuerte que nosabrirá las puertas de Cádiz!

El 19 abrieron brecha; pero hasta la nochedel 30 no se dio el asalto, habiéndose guardadosecreto sobre esto en los días anteriores, aunqueyo lo supe por el conde de Montguyon, que nome ocultaba nada referente a las operaciones.

Page 374: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

¡Noche terrible la del 30 al 31 de Agosto!, nocheque me pareció día por lo clara y hermosa asícomo por el estrépito guerrero que en ella reso-nara y las acciones heroicas dignas de seralumbradas por el sol!... Apretado fue el lancedel asalto, según oí contar, y Su Alteza y elpríncipe de Carignan, se portaron bravamentecombatiendo como soldados en los sitios máspeligrosos. No fue ciertamente el hecho delTrocadero una de aquellas páginas de epopeyaque ilustraron el Imperio; fue más bien lo quelos dramaturgos franceses llaman Succés d'esti-me, un éxito que no tiene envidiosos. Pero a laRestauración le convenía cacarearlo mucho,ciñendo a la inofensiva frente del Duque loslaureles napoleónicos; y se tocó la trompa sobreeste tema hasta reventar, resultando del entu-siasmo oficial que no hubo en Francia calle niplaza que no llevase el nombre del Trocadero, yhasta el famoso arco de la Estrella, en cuyaspiedras se habían grabado los nombres de Aus-

Page 375: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

terlitz y Wagram, fue durante algún tiempoArco del Trocadero.

Yo me había trasladado a Puerto Real paraestar más cerca. En la mañana del 31, cuando vipasar a los prisioneros hechos en los fuertes, mesentí morir de zozobra. Entre aquellas carasatezadas, a cada instante creía ver la suya. Es-tuvieron pasando mucho tiempo, porque eranmás de mil entre militares y paisanos. Creo queles miré uno por uno; y al fin, cuando ya que-daban pocos, redoblé mi atención. ¡Oh miseri-cordioso Dios, qué estupendas cosas permites!En la última fila, casi solo, más abatido, másquemado del sol, más demacrado, con los ves-tidos más rotos que los demás, pasó él, ¡él mis-mo...!, no podía dudarlo, porque le estabaviendo, viendo, sí, con mis propios ojos arrasa-dos de lágrimas. Llevaba la mano izquierda encabestrillo hecho con un andrajo, y su paso erainseguro y como dolorido, sin duda por tenerlleno de contusiones el cuerpo.

Page 376: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Al verle extendí los brazos y grité con todala fuerza de mi voz. Mi enamorada exclamaciónhizo volver la cabeza a todos los que iban de-lante y a los curiosos que le rodeaban. Él, al-zando los amortiguados ojos, me miró con ex-presión tan triste que sentí partido mi corazóny estuve a punto de desmayarme. Creo quepronunció algunas palabras; pero no oí sino unadiós tan lúgubre como campanada funeral, ymovió la mano en ademán de cariñoso saludo,y pasó, desapareciendo con los demás en unavuelta del camino.

Mi primera intención fue correr tras él; peroen la casa me detuvieron. Cuando serenamenteme hice cargo de la situación, formé mil pro-yectos; pero todos los desechaba al punto pordescabellados. Pensándolo bien, comprendíque no era tan difícil conseguir su libertad. Mecongratulaba de que, al cabo de tantas fatigas,el destino me le presentara prisionero para po-

Page 377: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

der decir con más valor que nunca: -Ahora síque no se me puede escapar.

-XXXIV-Envié recados al conde de Montguyon; pero

no se le podía encontrar por ninguna parte.Unos decían que estaba en el Trocadero, otrosque en el Puerto, otros que había ido a las fra-gatas con una comisión. Por último, averigüécon certeza su paradero y le escribí una cartamuy cariñosa. Mas pasó un día, pasaron dos yyo me moría de impaciencia, sin poder ver alprisionero ni aun saber dónde le habían lleva-do. El Conde, robando, al fin, un rato a susquehaceres, vino a verme el día 4. Yo estabaotra vez medio loca y no tenía humor parahacer papeles, sino que espontáneamente deja-ba que se desbordasen los sentimientos de micorazón.

Page 378: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Oh! Cuánto me alegro de ver a usted -le di-je-. Si usted no viene pronto, señor Conde, mehubiera muerto de pena.

Con estas palabras, que creía dictadas porun vivo interés hacia él, se puso el noble francésun poco chispo, que así denomino yo al embo-bamiento de los hombres enamorados. Se des-hizo en galanterías, a las cuales daba cierto tonode intimidad cargante, y después me dijo:

-Pronto, muy pronto, libertaremos a Su Ma-jestad el Rey de España, y entraremos en Cádiz.El sol de ese día, señora, ¡cuán alegrementebrillará sobre toda España, y especialmentesobre nuestros corazones!

-Mi estimado amigo -indiqué riendo-, no di-ga usted tonterías.

Él se quedó cortado.

Page 379: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Basta de tonterías -añadí-, y óigame usted loque voy a decirle. Ya he encontrado al hombreque buscaba...

-¿Dónde?... ¿cómo?... ¿ese malvado?

-No es malvado.

-¿Cómo no? Me dijo usted que le había ro-bado sus alhajas.

-¡No es ese... por Dios! ¿Cuándo entenderáusted las cosas al derecho?

-Siempre que no se me expliquen al revés.

-He encontrado a ese hombre... Pero en-tendámonos. ¿No dije a usted que había venidodelante de mí un fiel criado de mi casa, el cualentró en Cádiz?...

-¡Ah!, sí... entró para observar los pasos delladrón.

Page 380: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Pues ese fiel criado tiene el defecto de seralgo patriota... ¡debilidades humanas!, y comoes algo patriota se puso a pelear en el Trocade-ro por una causa que no le importaba.

-Ya comprendo, y ha caído prisionero. ¿Leha visto usted?

-Le vi cuando los prisioneros pasaron poraquí, pero no le he visto más; y ahora, señorConde, quiero que usted me le ponga en liber-tad.

-Señora, si Cádiz se rinde pronto, como creo,y todo se arregla, espero conseguir lo que ustedme pide.

-¡Qué gracia! Para eso no necesito yo de laamistad de un jefe de brigada -dije con enfado-.Ha de ser antes, mañana mismo.

-¡Oh! Señora, usted somete mi amor a prue-bas demasiado fuertes.

Page 381: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Quiere usted que dejemos a un lado elamor -le dije poniéndome muy seria-, y quehablemos como amigos?

Montguyon palideció.

-¿Esa persona -me dijo-, interesa a usted tan-to que no puede esperar a que concluya la gue-rra, dando yo mi palabra de que el prisioneroserá bien atendido?

-No basta que sea atendido -afirmé con reso-lución-. No basta nada; quiero su libertad; quie-ro atenderle yo misma, cuidarle, curar sus heri-das, tenerle a mi lado, llevarle a sitio seguro...

Me expresé, al decir esto, con vehemenciasuma, porque me era ya muy difícil contenermi corazón que iba al galope en busca de lasanheladas soluciones. El Conde me oía con cier-to terror.

Page 382: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¿Tanto interesa a usted -repitió-, tanto in-teresa a usted... un criado?

-No es criado.

-¿Tal vez un anciano servidor de la casa?

-No es anciano.

-¿Un joven?... ¿Supongo que no será elladrón?

-¿Qué ladrón?

-El ladrón de quien usted me habló...

-¡Ah! No me acordaba... Ya no me ocupo deeso.

-¿Abandona usted la empresa de detener ycastigar a ese miserable?

-La abandono.

-¡Qué inconstancia!

Page 383: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Yo soy así.

-Pero ese, ese otro... ¿interesa a usted tan-to?...

-Muchísimo.

-¿Es pariente de usted?

-No. Es compañero de la infancia.

-¿Es militar?

-Paisano, señor Conde -dije con el tono desevera autoridad que sé emplear cuando meconviene-. Si se empeña usted en ser catecismo,buscaré otra persona más galante y más gene-rosa que sepa prestar un servicio, economizan-do las preguntas.

-Creo tener algún derecho a ello -repuso congravedad.

Page 384: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-No tiene usted ninguno -afirmé con desen-fado-, porque este derecho yo sola podría darlo,y yo lo niego.

-Entonces, señora -objetó, encubriendo su irabajo formas urbanas-, he padecido una equivo-cación.

-Si cree usted que le amo, sí. La equivoca-ción no puede ser más completa.

Montguyon se levantó. Sus ojos, en los cua-les se leía el furor mezclado con la dignidad,me dirigieron una mirada, que debía ser laúltima. Yo corrí a él y tomándole la mano, lerogué que se sentase a mi lado.

-Usted es un caballero -le dije-. Ningún otroha merecido más que usted mi estimación, lojuro. Dios sabe que al decir esto hablo con elcorazón.

Page 385: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Dios lo sabrá -repuso Montguyon muy afli-gido-; mas para mí, y de aquí en adelante, laspalabras de usted están escritas en el agua.

-Considere usted las que le diga hoy como siestuvieran grabadas en bronce. La que confiesahechos que no le favorecen, ¿no tiene derecho aser creída?

-A veces sí. Confiéseme usted que su con-ducta conmigo no ha sido leal.

-Lo confieso -repliqué bajando los ojos y re-almente avergonzada.

-Confiese usted que yo no merecía servir dejuguete a una mujer voluntariosa.

-También es cierto y lo confieso.

-Declare usted que ama a otro.

-¡Oh!, sí, lo declaro con todo mi corazón, y sicien bocas tuviera con todas lo diría.

Page 386: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

El leal caballero se quedó atónito y espanta-do. Estaba, como ellos dicen, foudroyé. Durantebreve rato no me dijo nada, pero yo comprendísu martirio y le tenía lástima. ¡Oh, qué mala hesido siempre!

-Ese hombre... -murmuró Montguyon-, esehombre...

-Ahora, reconociéndome culpable, recono-ciéndome inferior a usted -dije-, le autorizopara que me abrume a preguntas, si gusta, yaun para que me eche en cara mi ligereza.

-Ese hombre... -prosiguió el francés-. Perdo-ne usted; pero nada es más curioso que la des-gracia. El amor desairado quiere tener miles deojos para sondear las causas de su desdicha.Ese hombre... ¿quién es?

-Un hombre.

-¿De familia ilustre?

Page 387: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-No señor, de origen muy humilde.

-¿Le ama usted hace tiempo?

-Hace mucho tiempo.

-Él... ¿la ama a usted?

-No estoy muy segura de ello.

-¡Oh! ¡Qué iniquidad! -exclamó con furor elConde-. Es un miserable.

-Un ingrato, y es bastante.

-¿Y a pesar de su ingratitud le ama usted?

-Tengo esa debilidad, que no puedo domi-nar.

-Aborrézcale usted.

-Si fuera fácil... Difícil cosa es esa.

Page 388: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Es verdad, difícil cosa! -exclamó Montgu-yon con tristeza-. ¿Y ese hombre?...

-¿Pero hay más preguntas todavía?

-No, ya no más. Me basta lo que sé, y me re-tiro.

-Se conduce usted como un cualquiera -le di-je con verdadero afecto-. Me abandona usted,precisamente cuando mi sinceridad merecealguna recompensa. ¿Será posible que cuandoyo empiezo a tener franqueza, deje usted detener generosidad?

-¡Oh! Señora, toca usted una fibra de mi co-razón que siempre responde, aun cuando lahieran con puñal.

-Sí, sí, amigo mío. Usted es generoso y nobleen gran manera. Para que la diferencia entre losdos sea siempre grande, para que usted seasiempre un caballero y yo una miserable,

Page 389: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

págueme usted como pagan en todas ocasioneslas almas elevadas. Pues yo me he portado mal,pórtese usted bien conmigo. Haga cada cual supapel. Cumpla usted el precepto que mandavolver bien por mal. Así crecerá más a mis ojos;así me abatiré yo más a los suyos; así su gene-rosidad será mayor y mi culpa más grandetambién, y usted tendrá en su vida una páginamás gloriosa que la victoria que acaba de al-canzar frente al enemigo.

-Comprendo lo que usted me dice-murmuró el francés, descansando por breverato su frente en la palma de la mano-. Yo serésiempre digno de mi nombre.

-¡Caballero leal antes, ahora y siempre!-exclamé yo.

-Bien, señora -dijo levantándose y alargán-dome la mano que estreché cordialmente-. Loque usted desea de mí es bastante claro.

Page 390: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Sí.

-Y yo -añadió con manifiesta emoción- em-peño mi palabra de honor...

-¡Oh!, lo esperaba, lo esperaba.

-Doy mi palabra de honor de hacer cuantoesté en mi mano para devolver a usted la felici-dad, entregándole a su amante.

-Gracias, gracias -exclamé derramandolágrimas de admiración y agradecimiento.

El Conde, saludándome ceremoniosamente,se retiró. De buena gana le habría dado unabrazo.

-XXXV-¡Qué días pasaron! Yo contaba las horas, los

minutos, como si de la duración de ellos de-pendiese mi vida. Entre españoles y franceses

Page 391: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

era opinión corriente que la guerra acabaríapronto, que Cádiz expiraba, que las Cortes semorían por momentos. Sin embargo, aún resist-ía el Gobierno liberal y sus secuaces, como labestia herida que no quiere soltar su presamientras tenga un hálito de existencia. Estaconstancia no carecía de mérito, y lo tendríamayor si se empleara en causa menos perdida.¡Qué sacrificio tan inútil! No tenían hombres,porque los alistamientos no producían efecto.No tenían dinero, porque el empréstito quelevantaron en Londres produjo... una libra es-terlina. Yo creo que si mi espíritu hubiera esta-do en disposición de admirar algo, habría ad-mirado la perseverancia de aquel Gobierno queno pudo encontrar en toda Europa quien leprestase más de cinco duros.

Mi deseo era que se rindiese todo el mundo,que el Rey y la Nación arreglasen pronto susdiferencias, aunque las arreglaran devorándosemutuamente. Yo quería tener el campo libre

Page 392: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

para el desenlace de mi campaña amorosa, queveía ya seguro y feliz.

Casi todo Setiembre lo pasaron Angulema ylas Cortes en dimes y diretes. Mil recados atra-vesaban la bahía en un bote; callaban los caño-nes para que hablaran los parlamentarios. Talescomedias me ponían furiosa, porque no se de-cidía la suerte de los infelices prisioneros delTrocadero, que habían sido repartidos entre losDominicos del Puerto y la Cartuja de Jerez.

Montguyon me visitó el 12, para informarmede que había visto al prisionero, cuyo nombre yseñas le había dado yo oportunamente.

-Está sumamente abatido y melancólico -medijo-. Se ha negado a recibir los auxilios pecu-niarios que le ofrecí de parte de usted; pero seha mostrado muy agradecido. Al oír que Jenaratenía gran empeño en conseguir su libertad,pareció muy turbado y conmovido, pronun-

Page 393: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

ciando palabras sueltas cuyo sentido no pudecomprender.

-¿Y no desea verme?

-Parece que lo desea ardientemente.

-¡Oh! ¡Estas dilaciones son horribles! ¿Y quémás dijo?

-Cosas tristes y peregrinas. Afirma que des-ea la libertad para conseguir por ella el destie-rro.

-¡El destierro!

-Dice que aborrece a su país y que la idea deemigración le consuela.

-Le conozco, sí... Esa idea es suya.

Otras cosas me dijo el Conde; pero se refer-ían al trato que se daba a los prisioneros y a lasexcepciones ventajosas que él estableciera en

Page 394: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

beneficio de mi amado. ¡Cuánto le agradecí susdelicadezas! Mientras viva tendré buenos re-cuerdos de hombre tan caballeroso y humanita-rio.

Interrumpidos los tratos por la terquedad delas Cortes, tomó de nuevo la palabra el cañón, yel día 20 fue ganado por los franceses con otrobrioso asalto, el castillo de Santi-Petri. Despuésde este hecho de armas, Angulema habló fuertea los tenaces liberales, pegados como lapas a laroca constitucional, y les amenazó con pasar acuchillo a toda la guarnición de Cádiz, si Fer-nando VII no era puesto inmediatamente enlibertad. El 26 se sublevó contra la Constituciónel batallón de San Marcial, que guarnecía labatería de Urrutia en la costa; y la armada fran-cesa, secundando el fuego de las baterías delTrocadero, arrojaba bombas sobre Cádiz. Noera posible mayor resistencia. Era una tenaci-dad que empezaba a confundirse con elheroísmo, y la Constitución moría como había

Page 395: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

nacido, entre espantosa lluvia de balas, saluda-da en su triste ocaso, como en su dramáticooriente, por las salvas del ejército francés.

Por fin llegaba el anhelado día.

-Habrá perdón general -decía yo para mí-.Todos los prisioneros serán puestos en libertad.Huiremos. ¡Cuán grato es el destierro! Come-remos los dos el dulce pan de la emigración,lejos de indiscretas miradas, libres y felices fue-ra de esta loca patria perturbada donde ni aunlos corazones pueden latir en paz.

Montguyon me trajo el 29 muy malas noti-cias.

-El Duque ha resuelto poner en libertad atodos los prisioneros de guerra. Pero...

-¿Pero qué?

Page 396: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Ha dispuesto que sean entregados a las au-toridades españolas los individuos que enCádiz desempeñaban comisiones políticas.

-¿Él está comprendido?

-Sí señora. Desgraciadamente se tienen de éllas peores noticias. Había recorrido los pueblosalistando gente por orden de Calatrava; habíavenido desde Cataluña con órdenes de Minapara realizar asesinatos de franceses. Habíaorganizado las partidas de gente soez que en eltránsito de Sevilla a Cádiz insultaron a Su Ma-jestad.

-¡Oh, eso es falso, falso, mil veces falso!-exclamé sin poder contener mi indignación.

Y en efecto, tales suposiciones eran infamescalumnias.

Page 397: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Ha llegado al Puerto de Santa María-añadió Montguyon- el Sr. D. Víctor Sáez, secre-tario de Estado, ¿por qué no le ve usted?

-No quiero nada con hombres de ese jaez-repuse con enojo-. Usted me ha dado su pala-bra de honor, usted ha empeñado su nombrede caballero, y con usted solo debo contar. ¡Oh!,señor Conde, si mi prisionero es entregado a labrutalidad de las autoridades españolas, se-dientas hoy de sangre y de venganza, sospe-charé que usted me hace traición.

Palideció el caballero francés. Dirigiéndomeuna mirada desdeñosa, me dijo al despedirse:

-Todavía, señora, no sabe usted quién soyyo.

A pesar de mis propósitos determiné visitara Sáez, porque bueno es tener amigos aunquesea en el infierno. Vencí mis recientes antipat-ías, y tomando un coche me encaminé al Puerto

Page 398: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

de Santa María. Era el 1.º de Octubre, día so-lemne en los fastos españoles.

Hallé al buen canónigo más soplado y pre-suntuoso que nunca, como todo aquel que se veen alturas a donde nunca debió llegar; perocontra lo que yo esperaba, recibiome afable-mente y no me dijo una sola palabra acerca demi conversión al absolutismo. Parecía olvidadode estas pequeñeces, y ocuparse tan sólo, comoJiménez de Cisneros, en los negocios públicosde ambos mundos.

-Hoy es día placentero, señora, día feliz, en-tre todos los días felices de la tierra -me dijo-.Su Majestad D. Fernando, ese ilustre mártir delos excesos revolucionarios es ya libre.

-¿Ya?

-Hoy nos le entregan. Al fin han comprendi-do esos locos que su resistencia les podría co-

Page 399: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

star muy cara, pero muy cara. El Duque tienemalas moscas.

-Felicitémonos, Sr. D. Víctor -dije con afecta-do entusiasmo-, de esta solución lisonjera. Es-paña y el mundo están de enhorabuena. Maspara que se completara la dicha, convendríaque tantas y tan graves heridas no se ensañasencon la venganza y la crueldad del partido ven-cedor, y que un generoso olvido de los errorespasados inaugurase la venturosa era que em-pieza hoy.

-Así será, señora -repuso sonriendo de unmodo que me pareció algo hipócrita-. Su Majes-tad ha dado ayer en Cádiz un manifiesto en queofrece perdonar a todo el mundo y no acordar-se para nada de los que le han ofendido. ¡Cuán-ta magnanimidad! ¡Cuánta nobleza!

-¡Oh!, sí, conducta digna de un descendientede cien Reyes, digna de quien da el perdón ydel pueblo que la recibe. Si Fernando cumple lo

Page 400: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

que promete, será grande entre todos los Reyesde España.

-Lo cumplirá, señora, lo cumplirá.

Aunque no tenía gran confianza en las afir-maciones de Sáez, di crédito a estos propósitospor creerlos inspiración del duque de Angule-ma.

Invitome luego a presenciar el desembarcode Su Majestad, a lo que accedí muy gustosa.Nos trasladamos al muelle, y habiendo sidocolocada por un oficial francés en sitio muyconveniente para ver todo, presencié aquel actoque debía ser uno de los más notables recodos,uno de los más bruscos ángulos de la historiade España en el tortuoso siglo presente.

¡Espectáculo conmovedor! La regia falúa,cuyo timón gobernaba el almirante Valdés, unode los más gloriosos marinos de Trafalgar, seacercaba al muelle. En ella venía toda la familia

Page 401: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

real, la Monarquía histórica secuestrada por elliberalismo. La conciliación ideada por cabezasinsensatas era imposible, y aquellos regios re-henes que la Nación había tomado eran devuel-tos al absolutismo, contra el cual no podíanprevalecer aún los infiernos de la demagogia.En una lancha volvían del purgatorio constitu-cional las ánimas angustiadas del Rey y losPríncipes.

Mientras el victorioso despotismo recobrabasus personas sagradas, allá lejos sobre la glorio-sa peña inundada de luz y ceñida por coronasde blancas olas, los pobres pensadores desespe-rados, los utopistas sin ilusiones, los desenga-ñados patricios lloraban sus errores, y buscan-do hospitalidad en naves extranjeras, se dis-ponían a huir para siempre de la patria a quienno habían podido convencer.

Así acaban los esfuerzos superiores a laenergía humana, las luchas imposibles conmonstruos potentes de terribles brazos, y que

Page 402: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

hunden en el suelo sus patas para estar másseguros, como hunde sus raíces el árbol. Tal erala contienda con el absolutismo. Querían ven-cerle cortándole las ramas, y él retoñaba conmás fuerza. Querían ahogarle, y regándole da-ban jugo a sus raíces. ¡A vosotros, oh veniderosdías del siglo, tocaba atacarlo en lo hondo,arrancándolo de cuajo!... Pero advierto que es-toy hablando la jerga liberal. ¡Qué horror! Ver-dad es que escribo veinte años después deaquellos sucesos; que ya soy vieja, y que a losviejos como a los sabios se les permite mudarde parecer.

Fernando puso el pie en tierra. Dicen que alverse en suelo firme dirigió a Valdés una mira-da terrible, una mirada que era un programapolítico, el programa de la venganza. Yo no lovi; pero debió de ser cierto, porque me lo dijoquien estaba muy cerca. Lo que sí puedo asegu-rar es que Angulema hincando en tierra la rodi-lla besó la mano al Rey, que luego se abrazaron

Page 403: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

todos, que D. Víctor Sáez lloraba como un sim-ple, y que los vivas y las exclamaciones de en-tusiasmo me volvieron loca. Los franceses gri-taban, los españoles gritaban también, cele-brando la feliz resurrección de la Monarquíatradicional y la miserable muerte del impíoconstitucionalismo. El glorioso imperio de lascaenas había empezado. Ya se podía decir contoda el alma: -¡Viva el Rey absoluto! ¡Muera laNación!

-XXXVI-Faltaba la solución mía. Mi corazón estaba

como el reo cuya sentencia no se ha escrito to-davía. El 1.º de Octubre por la tarde y el día 2hice diligencias sin fruto, no siéndome posiblever a Sáez ni a Montguyon, a quien envié fre-cuentes y apremiantes recados. Ninguna noticiapude adquirir tampoco de los prisioneros. Creoque me hubiera repetido el ataque cerebral que

Page 404: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

padecí en Sevilla, si en el momento de mi ma-yor desesperación no apareciese mi generosogalán francés a devolverme la vida. Estabapálido y parecía muy agitado.

-Vengo de Cádiz -me dijo-. Dispénseme us-ted si no he podido servirla más pronto.

-¿Y qué hay? -pregunté con la vida toda ensuspenso.

-Deme usted su mano -dijo Montguyon ce-remoniosamente.

Se la di y la besó con amor.

-Ahora, señora, todo ha acabado entre noso-tros. Mi deber está cumplido, y mi deber esperdonar, pagando las ofensas con beneficios.

Yo me sentía muy conmovida y no pude de-cirle nada.

Page 405: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Ni un momento he dudado de su nobleza ehidalguía -indiqué con acento de pura verdad-.A veces tropezamos en la vida con el bien ypasamos sin verlo. Señor Conde, mi gratitudserá eterna.

-No quiero gratitud -díjome con mucha tris-teza-. Es un sentimiento que no me gusta reci-bido, sino dado. Deseo tan sólo un recuerdobueno y constante.

-¡Y una amistad entrañable, una estimaciónprofunda! -exclamé derramando lágrimas.

-Todo está hecho.

-¿Conforme a mi deseo...? ¡Bendito sea elmomento en que nos conocimos!

-Señora, su prisionero de usted está sano ysalvo a bordo de la corbeta Tisbe que parte estatarde para Gibraltar.

-¿Y cómo?...

Page 406: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Por sus antecedentes debía ser condenado amuerte. Otros menos criminales subirán al ca-dalso, si no se escapan a tiempo. Yo le saquéanoche furtivamente de los Dominicos y le em-barqué esta mañana. Ya no corre peligro algu-no. Está bajo la salvaguardia del noble pabellóninglés.

-¡Oh, gracias, gracias!

-Además del servicio que a usted presto,creo cumplir un deber de conciencia arrancan-do una víctima a los feroces Ministros del Reyde España.

-¿Pues qué -pregunté con asombro-, ¿Su Ma-jestad no ha ofrecido en su Manifiesto de Cádizperdonar a todo el mundo?

-¡Palabras de Rey prisionero! Las palabrasdel déspota libre son las que rigen ahora. SuMajestad ha promulgado otro decreto que es lanegra bandera de las proscripciones, un pro-

Page 407: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

grama de sangre y exterminio. Innumerablespersonas han sido condenadas a muerte.

-Esto es una infamia... pero en fin, ¿él está ensalvo...?

-En salvo.

-Y sabe que me lo debe a mí... sabe que yo...¡Oh!, señor Conde, no extrañe usted mi egoís-mo. Estoy loca de alegría, y puedo repetir contoda mi alma: «ahora sí que no se me puedeescapar».

-Sabe que a usted lo debe todo, y esperaabrazarla pronto.

-¿Cómo?

-Muy fácilmente. Comprendiendo que usteddesea ir en su compañía, he pedido otro pasa-porte para D.ª Jenara de Baraona.

-De modo que yo...

Page 408: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-Puede embarcarse usted esta tarde antes delas cuatro a bordo de la Tisbe.

-¿Es verdad lo que oigo?

-Aquí está la orden firmada por el almiranteinglés. Me la ha dado juntamente con las queponen en salvo a los ex-regentes Císcar yValdés, impíamente condenados a muerte porel Rey.

-¡Oh... soy feliz, y todo lo debo a usted!...¡Qué admirable conducta!

Sin poder contenerme, caí de rodillas, y conmis lágrimas bañé las generosas manos deaquel hombre.

-Así castigo yo -me dijo levantándome-. Pre-párese usted. A las tres y media vengo a bus-carla para conducirla a bordo del bote francésque me han facilitado dos guardias marinos,parientes míos.

Page 409: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

El Conde se retiró recomendándome otravez que estuviera pronta a las tres y media. Erala una.

Ocupeme con febril presteza de preparar miviaje. Estaba resuelta a abandonar todo lo queno nos fuera fácil llevar. Mariana y yo trabaja-mos como locas, sin darnos un segundo de re-poso.

La felicidad se desbordaba en mi alma. Mereía sola... Pero ¡ay!, una idea triste conturbó desúbito mi mente. Acordeme de la pobre huér-fana viajera, y esto produjo en mi espíritu unadetención dolorosa en su raudo y atrevido vue-lo... Pero al mismo tiempo sentía que los renco-res huían de mi corazón siendo reemplazadospor sentimientos dulces y expansivos, los úni-cos dignos de la privilegiada alma de la mujer.

-Perdono a todo el mundo -dije para mí-.Reconozco que hice mal en engañar a aquellapobre muchacha... Todavía le estará buscando...

Page 410: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

Pero yo también le he buscado, yo también hepadecido horriblemente... ¡Oh! ¡Dios mío! Al finme das respiro, al fin me das la felicidad quetanto he buscado y que no pude obtener a cau-sa sin duda de mis atroces faltas... La felicidadhace buenos a los malos, y yo seré buena, serésiempre buena... Esta tarde, cuando le vea, lepediré perdón por lo que hice con su hermana...¡Oh!, ahora me acuerdo de la marquesa deFalfán y torno a ponerme furiosa... No, eso síque no puede perdonarse, ¡no!... Tendrá quedarme cuenta de su vil conducta... Pero al fin leperdonaré. ¡Es tan dulce perdonar!... Benditosea Dios que nos hace felices para que seamosbuenos.

Esto y otras cosas seguía pensando, sin cesarde trabajar en el arreglo de mi equipaje. Mirabaa todas horas el reloj que era también de cucú,como el de aquella horrible noche de Sevilla;pero el pájaro de Puerto Real me era simpático

Page 411: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

y sus saluditos y su canto regocijaban mi espíri-tu.

Dieron las tres. Una mano brutal golpeó mipuerta. No había dado yo la orden de pasaradelante cuando se presentaron cuatro hom-bres, dos paisanos y dos militares. Uno de lospaisanos llevaba bastón de policía. Avanzóhacia mí. ¡Visión horrible!... Yo había visto al talen alguna parte. ¿Dónde? En Benabarre.

Aquel hombre me dijo groseramente:

-Señora D.ª Jenara de Baraona, dese ustedpresa.

En el primer instante no contesté, porque laestupefacción me lo impedía. Después, rugien-do más bien que hablando, exclamé:

-¡Yo presa, yo!... ¿Quién lo manda?

-De orden del excelentísimo Sr. D. VíctorSáez, Ministro universal de Su Majestad.

Page 412: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

-¡Vil! ¡Tan vil tú como Sáez! -grité.

Yo no era mujer, era una leona.

Al ver que se me acercaron dos soldados yasieron mis brazos con sus manos de hierro,corrí por la estancia. No buscaba mi salvaciónen cobarde fuga; buscaba un cuchillo, un hacha,un arma cualquiera... Comprendía el asesinato.Mi furor no tenía comparación con ningún fu-ror de hombre. Era furor de mujer. No encontréninguna arma. ¡Dios vengador! Si la encontrara,aunque fuera un tenedor, creo que habría ma-tado a los cuatro. Un candelabro vino a mismanos; tomelo y al instante la cabeza de uno deellos se rajó... ¡Sangre! ¡Yo quería sangre!

Pero me atenazaron con sus salvajes bra-zos... ¡Presa, presa!... Todos mis afanes, todosmis sentimientos, todos mis deseos se conden-saban en uno solo: tener delante a D. VíctorSáez para lanzarme sobre él, y con mis dedosteñidos de sangre, sacarle los ojos.

Page 413: Los cien mil hijos de San Luis¡sicos en Español... · 2019. 1. 31. · títuloLos cien mil hijos de San Luis. El tal manus-crito es hechura de una señora, por cuya razón bien

No pudiendo hundir mis dedos en ajenosojos, los volví contra los míos... clavelos en micabeza, intentando agujerearme el cráneo ysacarme los sesos. Mi aliento era fuego puro.

Lleváronme... ¿qué sé yo a dónde? Por elcamino... ¡oh Satán mío!, ¡oh demonio injusta-mente arrojado del Paraíso!... sentí el disparode la corbeta inglesa al darse a la vela.

Fin de

LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS

MADRID

Febrero de 1877.